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Introducción La historia de la biología molecular implica muchas historias y todas ellas se encuentran entrelazadas. Sería muy compli- cado tratar de describirlas de manera individual y más si se presta atención a todos los acontecimientos que han tenido impacto en esta ciencia. Por ello, en este capítulo sólo se van a considerar algunos de los sucesos que han dejado huella de manera signifi cativa en el desarrollo del área de la biología que hoy se conoce como biología molecular. Charles Darwin Esta historia comienza a principios del siglo xix, cuando Charles Darwin (fi gura 1-1) propuso la teoría del origen de las especies, en la que se plantea la preservación de las características más favorables de un organismo como con- secuencia de un cambio en la secuencia del ADN, lo que en la actualidad se conoce como mutación. Gregor Mendel Posteriormente, en 1865, Johann Gregor Mendel, un monje agustino (fi gura 1-2), publica sus experimentos con plantas híbridas, y llama a los resultados de su investigación “Leyes de la herencia”, por lo que se le considera el padre de la genética. Estos experimentos causaron un gran impacto en la comunidad científi ca, y le permitieron deducir que las características del organismo están determinadas por un par de factores, aportados por cada progenitor. Estas “uni- dades hereditarias” (genes) no se mezclan sino que se transmiten con toda la información, y uno de los factores resulta dominante sobre el otro (recesivo), lo que da origen a la formulación de las leyes fundamentales de la herencia. Sin embargo, nunca se preguntó por la naturaleza química de los genes ni por su localización dentro de las células. Friedrich Miescher Entre 1868 y 1869, el químico suizo Friedrich Miescher (fi gura 1-3), siendo posdoctorado en el laboratorio de Hoppe-Seyler (el acuñador del término biochimie), aisló los núcleos a partir de células presentes en pus de vendajes quirúrgicos, y comprobó que los núcleos contenían una sustancia química homogénea y no proteica a la que deno- minó nucleína (el término ácido nucleico fue acuñado posteriormente, en 1889, por Richard Altman). Según sus palabras, la nucleína es una “sustancia rica en fósforo loca- lizada exclusivamente en el núcleo celular”; así, preparó el camino para la identifi cación de la molécula portadora de la información hereditaria, el ADN. Ese hecho excepcional hizo que Hoppe-Seyler decidiera demorar hasta 1871 la publicación de estos resultados, a la espera de la confi rma- ción defi nitiva. Al principio esta investigación no pareció relevante, hasta que Albrecht Kossel llevó a cabo sus pri- meras investigaciones sobre la estructura química de la nucleína. En 1888, Kossel demostró que la nucleína de Mies- cher contenía proteínas y moléculas básicas ricas en nitróge- no, lo que llevó a la identifi cación de lo que hoy se conoce como bases nitrogenadas. También demostró la presencia de un glúcido de cinco átomos de carbono. Por este trabajo se le otorgó el Premio Nobel de Fisiología en 1910. Su voca- ción investigadora le introdujo en el área de la fi siología celular, donde destacó la importancia de las enzimas e intu- yó el papel de los ácidos nucleicos en la herencia. Thomas Hunt Morgan En 1909, Th omas Hunt Morgan (fi gura 1-4), en la Universi- dad de Columbia, realizó unos experimentos hoy conside- rados clásicos sobre los rasgos genéticos ligados al sexo, lo que le hizo acreedor del Premio Nobel en 1933. Sus contri- buciones científi cas más importantes se centraron en el campo de la genética, y demostró que los cromosomas son Historia de la biología molecular 1. Algunos caracteres se heredan ligados al sexo. 2. El gen responsable del caracter “ojos blancos” está en el cromosoma X. 3. Existe la posibilidad de que otros genes también residan en cromosomas específi cos. Charles Darwin. portadores de los genes, lo que dio lugar a lo que se conoce como la teoría cromosómica de Sutton y Boveri. Gracias a su trabajo, la Drosophila melanogaster se convirtió en uno de los principales modelos en genética. En 1910 descubrió una mosca mutante de ojos blancos entre individuos de estirpe silvestre de ojos rojos. La proge- nie del cruzamiento de un macho de ojos blancos con una hembra de ojos rojos presentó ojos rojos, lo que indicaba que el caracter “ojos blancos” era recesivo. Morgan denomi- nó white al gen correspondiente, e inició así la tradición de nombrar a los genes según el fenotipo causado por sus ale- los. Al cruzar estas moscas entre sí, se percató de que sólo los machos mostraban el caracter “ojos blancos”. De sus expe- rimentos, concluyó que: Friedrich Miescher. Hunt y sus estudiantes analizaron las características de miles de moscas y estudiaron su herencia. Empleando la recombinación de los cromosomas, Morgan y Alfred Stur- tevant prepararon un mapa con la localización de los genes en el cromosoma. Los resultados de sus investigaciones les permitieron escribir el libro El mecanismo de la herencia mendeliana. Morgan también descubrió que algunas enfermedades, como la alcaptonuria, tienen su origen en una enzima defectuosa, fenómeno descrito por el f ísico inglés Archi- bald Garrod, que observó que las personas con ciertas anormalidades genéticas (errores innatos del metabolismo) carecían de ciertas enzimas. Con esta observación se rela- cionó a las proteínas (enzimas) con los cambios genéticos. En 1913, Calvin Bridges demostró que los genes están en los cromosomas; asimismo, Alfred Henry Sturtevant (como Thomas Hunt Morgan. Gregor Mendel. Bridges, alumno de Morgan), demostró que algunos genes tienden a heredarse juntos y dedujo que se localizan en el mismo cromosoma. En 1915 quedaron defi nitivamente establecidas las bases fundamentales de la herencia fenotípica y se publicó el libro El mecanismo de la herencia mendeliana, escrito por Th omas H. Morgan, Alfred Sturtevant, Hermann Muller y Calvin Bridges, en el que se establecían de forma defi nitiva las bases fundamentales de la herencia genotípi- ca, se iniciaba la teoría cromosómica de la herencia y se consolidaba la edad de oro de la genética clásica. ADN como material genético Frederick Griffi th Ofi cial médico y genetista británico. En 1928 realizó lo que se conoce como “experimento de Griffi th”, en el que descubrió el “principio transformante”, que hoy se conoce como ADN. El experimento de Griffi th (fi gura 1-6) tuvo lugar mien- tras investigaba una vacuna para prevenir la neumonía durante la pandemia de gripe que se produjo tras la Primera Guerra Mundial. Para ello usó dos cepas de la bacteria Streptococcus pneumoniae: la cepa S (virulenta), que conte- nía una cápsula de polisacáridos, y la R (no virulenta), que carecía de ella. Cuando se inyectaba a ratones la cepa S cau- saba neumonía y muerte en un día o dos, ya que la cápsula permitía a la bacteria resistir los ataques del sistema inmu- ne del hospedero. Cuando se inyectaba la cepa R no causaba neumonía. Si la cepa S se calentaba para matarla y se inyec- taba en ratones perdía su virulencia y los ratones no desa- rrollaban neumonía. Sin embargo, si se inyectaban bacterias muertas de la cepa S mezcladas con bacterias vivas de la cepa R (S/R), los ratones infectados morían. Al aislar la bacteria en la sangre de estos ratones se des- cubrió que la cepa R, anteriormente avirulenta, presentaba cápsula y se transformaba en S. Así, Griffi th hipotetizó que existía un principio transformante presente en las bacterias muertas de la cepa S que hacía que las bacterias de la cepa R se transformaran en bacterias de tipo S. William Thomas Astbury En 1938, sir William Th omas Astbury (fi gura 1-7) y Floren- ce Bell, de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, al realizar Figura 1-5. Frederick Griffi th. Bacterias virulentas (S) encapsuladas 1 2 Bacterias avirulentas (R) no encapsuladas S1 S1 R S/R S estudios de difracción por rayos X, propusieron que el ADN era una fi bra compuesta de bases nitrogenadasapiladas a 0.33 nm unas de otras, perpendiculares al eje de la molécu- la. Astbury siguió trabajando en el estudio de la estructura de proteínas fi brosas, como las queratinas, en lana. Su per- severancia y dedicación lograron que en 1945 consiguiera la primera cátedra de Estructura Biomolecular. Además, fue el primer científi co en autodenominarse biólogo molecular, aprovechando que en 1938, Warren Weaver había acuñado el término biología molecular. El nombramiento de Astbury marcó el nacimiento de la biología molecular como un área de conocimiento independiente. George Wells Beadle y Edward Lawrie Tatum En 1941, George Wells Beadle y Edward Lawrie Tatum (fi gura 1-8), en la Universidad de Stanford, California, encontraron sólidas evidencias de una correlación entre los genes y las enzimas en el hongo Neurospora crassa, median- te el estudio de rutas metabólicas implicadas en la síntesis de los aminoácidos. Sus experimentos consistían en expo- ner a Neurospora crassa a rayos X que causaban mutaciones que originaban cambios en las enzimas implicadas en rutas metabólicas. Sus resultados, publicados en 1941, proponían un vínculo directo entre los genes y las enzimas, conocido como la hipótesis “Un gen, una enzima”. Posteriormente, en 1943, el médico italiano Salvador E. Luria, conocido por el medio de cultivo para E. coli LB (Luria broth), y Max Del- brück demostraron que las mutaciones en E. coli ocurrían de forma espontánea, sin necesidad de exposición a agentes mutagénicos, y que éstas se transmitían siguiendo las leyes de la herencia. Estos autores postularon que las mutaciones son las causantes de la resistencia de las bacterias a fárma- cos. A Luria, Delbrück y Alfred Day Hershey se les otorgó el Premio Nobel de Fisiología en 1963 por sus descubrimien- tos acerca del mecanismo de replicación de los virus y su estructura genética. Oswald Theodore Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty En 1944, Avery, MacLeod y McCarty (fi gura 1-9) demostra- ron que las cepas inocuas de neumococo estudiadas por Griffi th se transformaban en patógenas al adquirir la mo- lécula de ADN y no proteínas, como se creyó en un principio, y demostraron así que el principio transformante era ADN. MacLeod, empleando refi nadas técnicas desarrolladas por él mismo, aisló el principio transformante de muestras de neu- mococos biológicamente activo. Este compuesto se trató con proteasas (enzimas que degradan proteínas), lipasas (enzimas que degradan lípidos) y glucosidasas (enzimas que degradan carbohidratos), con la fi nalidad de conocer su naturaleza química. El tratamiento con estas enzimas no logró inactivar su acción. El análisis permitió suponer que el factor transformante podría estar compuesto por ácidos nucleicos, ya que su peso molecular era alto y se precipitaba en presencia de alcohol. El tratamiento con ribonucleasa (enzima que degrada el ARN), tampoco producía su inacti- vación. Sólo cuando el principio se trataba con desoxirribo- William Thomas Astbury. Figura 1-8. George Wells Beadle y Edward Lawrie Tatum. Oswald Theodore Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty. nucleasa (enzima que degrada el ADN) se perdía su acción. De esta manera se demostró que la naturaleza química del principio transformante era ADN y era el causante de pro- ducir los cambios permanentes heredables. Erwin Chargaff En 1950, Erwin Chargaff (fi gura 1-10) descubre las leyes que rigen la complementariedad de bases de los ácidos nucleicos. Mediante cromatograf ía en papel, Chargaff demostró que el ADN aislado de diferentes organismos contiene la misma proporción de Adeninas y de Timinas, así como de citosinas y de guaninas. Asimismo, demostró que el porcentaje de bases purinas era igual al de bases piri- midinas (véase el capítulo 3). Con estos descubrimientos se fundamentó el principio de complementariedad de las bases de los ácidos nucleicos (fi gura 1-11). Esta regla tuvo sentido sólo hasta que James Dewey Watson y Francis Harry Compton Crick propusieron su modelo de la estructura del ADN. En ese mismo año, lord Alexander Robertus demostró que los nucleótidos se unían al ADN a través de enlaces fosfodiéster, por lo que propuso una estructura lineal para la cadena de ADN. Alfred Hershey y Martha Chase En 1952, Alfred Hershey y Martha Chase (también conoci- da como Martha C. Epstein; fi gura 1-12), utilizando bacte- riófagos (virus que infectan bacterias) marcados con isótopos radiactivos 35S o 32P (el azufre como elemento quí- mico propio de las proteínas y el fósforo del ADN), demos- traron que cuando un virus infecta a una bacteria solamente penetra el ADN viral. La cápside viral no se introduce a la bacteria y, por lo tanto, no participa en la formación de nuevas partículas virales, y concluyeron que el ADN, y no las proteínas, contiene la información genéti- ca para la síntesis de nuevos viriones. Rosalind Franklin Entre 1950 y 1953, la mayor parte de la comunidad científi - ca comenzaba a admitir que el material genético es el ADN. La quimicof ísica Rosalind Elsie Franklin, mediante estudios de difracción de rayos X, descubrió que el ADN presentaba los grupos fosfato hacia el exterior y podía hallarse de dos formas helicoidales distintas: las que hoy conocemos como ADN-A y ADN-B (véase el capítulo 3). Erwin Chargaff. Martha Chase y Alfred Hershey. Figura 1-11. Reglas de Chargaff. Citosina CH2 CH2 CH2 CH2 CH2 CH2 CH3 HC HC NH NH NH NH NH NH N NH H O CH CH CHN CH CH CH CH CH CO N N H H NH NH NH NH H C O O H Guanina Timina Adenina A B James Dewey Watson y Francis Harry Compton Crick En 1953, el bioquímico estadounidense Watson y el biof ísi- co inglés Crick (fi gura 1-14) elaboraron el famoso modelo de la doble hélice de ADN, que explicaba de manera clara que el ADN podía duplicarse y transmitirse de una célula a otra. Su maqueta representaba al ADN formado por dos cadenas antiparalelas: una que corre en dirección 5´-3´, y la otra que lo hace en la dirección opuesta 3´-5´ (véase el capí- tulo 3). Estas cadenas tienen una estructura de α-hélice y se hallan unidas por dos y tres puentes de hidrógeno entre las bases A-T y G-C, respectivamente. En cambio, hacia la par- te externa de la cadena se localizan las desoxirribosas, uni- das por enlaces fosfodiéster, formando una especie de barandal o pasamanos de una escalera que deja expuestos a los grupos fosfato (fi gura 1-15). Era moderna de la biología molecular El hallazgo de la estructura del ADN es uno de los descubri- mientos esenciales en las ciencias de la vida y marcó el inicio de la biología molecular moderna. En 1955, Crick, siguien- do el modelo de la doble hélice, propuso la existencia de la tautomería y la replicación semiconservadora del ADN, y propuso que para la síntesis de proteínas debe existir una molécula mediadora entre las proteínas y el ADN, función que hoy se sabe realiza el ARN. En ese mismo año, propuso el dogma central de la biología molecular: “El ADN dirige su propia replicación y su trascripción para formar ARN complementario a su secuencia; el ARN es traducido en aminoácidos para formar una proteína” (fi gura 1-16). En 1957 propuso que el código genético debe leerse en triple- tes. Mathew Stanley Meselson y Franklin Stahl En 1958, Mathew Stanley Meselson y Franklin Stahl (fi gura 1-17) confi rmaron la replicación semiconservadora pro- puesta por Crick. En su experimento utilizaron centrifuga- ción con gradientes de soluciones de cloruro de cesio (CsCl). Cultivaron bacterias en un medio que contenía el isótopo 15N (pesado) para marcar las cadenas de ADN pro- genitoras. Después cambiaron el medio por uno que conte- nía 14N (ligero) y se permitió que las células se replicaran Figura 1-13. Rosalind Franklin. Figura 1-15. Modelo de la doble hélice del ADN. James Dewey Watson y Francis Harry Compton Crick. Pares de bases Adenina Guanina Esqueleto de azúcar-fosfatos Citosina Timina una sola vez conla fi nalidad de que el ADN recién replicado incorporara este nitrógeno. Si la replicación del ADN con- templaba la separación de las dos cadenas, era posible pre- decir la densidad de las moléculas de ADN después de una replicación. Si la replicación fuera semiconservadora, des- pués de una replicación, todas las moléculas de ADN resul- tantes tendrían que contener una cadena pesada y una ligera, y en consecuencia su densidad sería intermedia. Este resultado fue observado por Meselson y Stahl. Después de dos replicaciones en 14N la mitad de las moléculas de ADN eran ligeras y la otra mitad, híbridas, es decir, con densidad intermedia, justo como lo predice la replicación semicon- servadora. De esta manera se demostró que la replicación del ADN es semiconservadora y el nuevo ADN preserva una de las cadenas originales y se sintetiza una de novo (fi gura 1-18). Hamilton Smith, Daniel Nathans, Werner Arber En 1968, Steward Lynn y Werner Arber (fi gura 1-19) descu- brieron los sistemas de restricción de las bacterias. Hamilton Smith, a principios de la década de 1960, en la Universidad de Ginebra, Suiza, descubrió que las bacterias infectadas por virus liberaban unas enzimas (enzimas de restricción), que los inactivan al cortar sus secuencias de ADN. Simultáneamente a este ataque molecular, la bac- teria libera otra enzima que modifi ca químicamente las bases de su propio ADN evitando que la enzima de restric- ción lo corte, produciendo su autodestrucción. Este proceso en dos pasos se denomina “sistema controlado de restric- ción-modifi cación” del hospedero. En 1970, se aísla la pri- mera enzima de restricción Hind II, a partir de Haemophilus infl uenzae (véase el capítulo 13). El enorme potencial del empleo de las enzimas de res- tricción quedó demostrado por un colega de Smith, Daniel Nathans, de la Universidad Johns-Hopkins, que logró cor- tar el ADN del virus SV40 (que induce la formación de tumores cancerosos en los simios) a 11 fragmentos. Nathans describió sus genes específi cos y, lo que es más importante, las funciones que desempeñan. En 1971, Nathans elaboró el primer mapa de restricción del ADN que detallaba los genes de una molécula de ADN. Un año más tarde, en 1972, Janet Mertz y Ron Davis demostraron que un fragmento de res- tricción podía insertarse y ligarse a otro ADN cortado por la misma enzima. Por las excepcionales contribuciones al nacimiento de las técnicas de la ingeniería genética, Arber, Smith y Nathans recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medici- na en 1978. Howard Martin Temin y David Baltimore En 1970, Howard Martin Temin, de la Universidad de Wis- consin-Madison, y David Baltimore, del Instituto de Tecno- logía de Massachusetts (MIT), de manera independiente descubrieron una nueva enzima denominada transcriptasa inversa o retrotranscriptasa, con función de ADN polime- rasa dependiente de ARN. Temin y Baltimore (fi gura 1-20) demostraron que el genoma de ARN de los retrovirus era copiado a una molécula de ADN de doble cadena por la acción de la transcriptasa inversa, durante la infección de Figura 1-17. Mathew Stanley Meselson y Franklin Stahl. Figura 1-16. Flujo de la información genética. REPLICACIÓN ADN polimerasa TRADUCCIÓN ARNm, ARNt y ARNm TRANSCRIPCIÓN ARN polimerasa RETROTRANSCRIPCIÓN Retrotranscriptasa ADN ADN ARN cADN PROTEÍNA estos virus. Temin y Baltimore, junto con Dulbecco, fueron galardonados con el Premio Nobel de Fisiología en 1975. El principal cuestionamiento acerca de los virus de ARN era si el genoma de estos virus pasaba de padres a hijos como ARN o se integraba al ADN de la célula huésped en alguna etapa de su ciclo viral. Las pruebas de infección y de transformación indicaban que estos virus requerían de la síntesis de ADN. Temin sugirió que la replicación de los virus de ARN ocurría mediante una molécula intermediaria de ADN (un provirus) que servía como molde para la sínte- sis de ARN viral. Sin embargo, este molde necesita de una ADN polimerasa dependiente de ARN que nunca se había encontrado en ningún tipo de células. Por su parte, Balti- more examinó los viriones (partículas virales maduras) de virus de ARN. Incubó el virus en condiciones en que se indujera la actividad del ADN polimerasa y los cuatro dNTP (ATP, CTP, GTP, TTP), uno de los cuales (TTP) era radiactivo. El producto resultante fue una molécula insolu- ble en ácido, que mostraba las propiedades del ADN. Este producto era degradado por una DNasa pero no se afectó por la RNasa ni por hidrólisis alcalina (a la cual es sensible el ARN). Sin embargo, si los viriones se trataban con RNasa antes de la reacción, la molécula molde se degradaba. Se observó, también, que la enzima que sintetizaba el ADN se sedimentaba junto con las partículas virales maduras, lo que sugiere que era parte del virus y no de la célula huésped. Estos resultados reforzaron la idea de que el ARN viral se copiaba a una molécula de ADN de doble cadena, que a su vez servía como molde para la síntesis del ARN viral nece- sario para la infección y la transformación. Estos experi- mentos no sólo sugirieron que la transformación celular por los virus de ARN ocurría a través de un intermediario Figura 1-18. Replicación semiconservadora del ADN. Hamilton Smith, Daniel Nathans, Werner Arber. Howard Martin Temin y David Baltimore. de ADN sino que también contradijeron el antiguo concep- to del dogma de la biología molecular propuesto por Fran- cis Crick, que postulaba que la información de una célula fl uía del ADN al ARN y a la proteína. Kary Mullis Kary Banks Mullis (fi gura 1-21) desarrolló una técnica inno- vadora que revolucionó la investigación en biología molecu- lar: la reacción en cadena de la polimerasa (polymerase chain reaction, PCR). En 1985, mientras trabajaba en la compañía Cetus, desarrolló la PCR, que permite la amplifi cación de una secuencia específi ca de ADN mediante nucleótidos tri- fosfatados y un ADN polimerasa. La idea de multiplicar una hebra de ADN millones de veces le surgió en 1983 pero no convenció a sus colegas de la compañía, por lo que tuvo que desarrollarla solo. La versión de la técnica propuesta inicial- mente por Mullis, aunque efectiva, era poco efi ciente, hasta que se le ocurrió emplear ADN polimerasas termoestables, extraídas de microorganismos termof ílicos, como la Taq polimerasa procedente de Th ermus aquaticus (véase el capí- tulo 16, sobre PCR) (fi gura 1-22). Por esta invención, de gran valor en biotecnología y como herramienta de investigación científi ca y forense, en 1993 recibió el Premio Japón y el Premio Nobel de Quími- ca, compartido con el canadiense Michael Smith. Cetus, la compañía en que trabajaba Mullis, le dio una recompensa de 10 000 dólares por la invención de la PCR y luego vendió la patente por 300 millones de dólares a Roche Molecular Systems. La PCR tiene múltiples aplicaciones, como la identifi cación de individuos a partir de muestras de sangre o saliva (utilizada en ciencia forense) y la secuenciación de genes de todo tipo de organismos. La secuenciación genéti- ca era, hasta entonces, un proceso muy complicado, aplica- ble sólo cuando se podían obtener de manera natural muchas copias del mismo ADN. La PCR convirtió en una rutina la secuenciación génica y permitió la lectura comple- ta del genoma humano, así como de muchos organismos que se toman como modelos de problemas biológicos en la investigación. La técnica ha permitido también investigar la fi logenia (historia evolutiva), mediante la comparación de las secuencias genéticas de distintas especies. Figura 1-21. Kary Mullis. PRIMER CICLO 94ºC CICLO 35 = 235 MOLÉCULAS Reacción en cadena de la polimerasa (PCR). SEGUNDO CICLO 60ºC 72ºC 94ºC 60ºC 72ºC Primer tratamiento de terapia génica con éxito en niños (1989) En la década de 1980 se propició el advenimiento de la tera- pia génica, el uso de genes para el tratamiento de enferme- dades. Esta estrategia terapéutica se consolidóen 1989, cuando se llevó a cabo el primer protocolo clínico. El síndrome de inmunodefi ciencia combinada grave por défi cit de la enzima adenosín deaminasa (ADA) fue la pri- mera enfermedad tratada con terapia génica. Las razones de su elección para este tratamiento son las siguientes: 1. La defi ciencia de ADA es la enfermedad congénita de inmunodefi ciencia más estudiada, ya que la secuencia del ARNm y del gen que codifi ca para ADA se identifi - caron tempranamente (1983). 2. La función de la enzima está perfectamente dilucidada. 3. La producción de tan sólo el 10% de los niveles normales de la enzima ADA es sufi ciente para establecer una fun- ción inmune en el paciente. Por el otro lado, la sobrepro- ducción de ADA superior a 50 veces los valores normales sólo ocasiona una ligera anemia hemolítica. 4. Se ha demostrado que las células genéticamente corre- gidas tienen una ventaja selectiva en cuanto al creci- miento frente a las células no modifi cadas. En este estudio se incluyó a dos pacientes, uno de cuatro años y otro de nueve. Antes de incluirse en el ensayo se había demostrado que estos niños tenían una respuesta incompleta al tratamiento con reemplazamiento enzimáti- co y no había ningún donante de médula ósea compatible. Se les realizó una extracción de sangre y se aislaron por aféresis los linfocitos T periféricos, que se estimularon con interleucina-2 (IL-2) y anticuerpos anti-CD3 durante 72 h y se transdujeron con un vector retroviral que contenía el gen ADA. Se cultivaron durante 9 a 12 días y posteriormente se reincorporaron al paciente (véase capítulo de terapia génica). Los pacientes recibieron 10 a 12 infusiones durante dos años. Como resultado, la función inmunológica de ambos llegó a niveles mucho más altos que durante el periodo de trata- miento con sustitución enzimática, y se mantuvieron estables dos años después del último tratamiento. Ambos pacientes tuvieron una respuesta variable a los antígenos, mantuvieron un crecimiento normal de linfocitos T y tuvieron el mismo tipo de infecciones que los demás niños de su edad. Los efec- tos adversos asociados a esta terapia fueron mínimos. Proyecto del Genoma Humano (1990) El Proyecto del Genoma Humano (PGH) fue un proyecto internacional de investigación científi ca con el objetivo fun- damental de determinar la secuencia de pares de bases que componen el ADN e identifi car los aproximadamente 30 000 genes del genoma humano, desde un punto de vista f ísico y funcional. El debate público que suscitó la idea captó la aten- ción de los responsables políticos de muchos países, no sólo porque el PGH suponía un gran reto técnico-científi co, sino también por las tecnologías de vanguardia que podían surgir, así como porque el conocimiento obtenido podría asegurar la superioridad tecnológica y comercial del país que lo desa- rrollara. Se nombró responsable del proyecto a James D. Watson (uno de los dos investigadores que propusieron el modelo de la doble hélice del ADN en 1953). En 1990 se inau- guró defi nitivamente el PGH y se calcularon 15 años de tra- bajo. En una primera etapa, la elaboración de mapas genéticos exigió el desarrollo de nuevas técnicas de secuenciación para poder abordar todo el genoma. Para su desarrollo se destinó un presupuesto de 3000 millones de dólares y se calculó que iba a terminar en 2005. En 2001 se elaboró y publicó el primer borrador del geno- ma. En abril de 2003 se publicó la secuencia completa del genoma humano, dos años antes de lo previsto. Las conclusio- nes obtenidas al fi nalizar este proyecto fueron las siguientes: • El genoma humano está constituido por 3000 millones de pares de bases. • Existen 25000 genes codifi cantes. • La homología en la secuencia de ADN entre individuos es del 99.99%. • La especie más cercana fi logenéticamente al ser huma- no es el chimpancé, con 99.9% de homología en su secuencia de ADN. Clonación del primer mamífero (1997) La oveja Dolly, que vivió del 5 de junio de 1996 al 2 de enero de 2003, fue el primer mamífero clonado a partir de una célu- la adulta. Sus creadores fueron Ian Wilmut y Keith Campbell, científi cos del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia). Dolly fue una oveja resultado de una transferencia nuclear desde una célula donante diferenciada (de glándula mamaria) a un óvulo no fecundado y anucleado. Cinco meses después nacía Dolly, la única cría resultante de 277 fusiones de óvulos anu- cleados con núcleos de células mamarias. Dolly vivió siempre en el Instituto Roslin, donde fue estudiada conforme envejecía. Demostró ser fértil y tuvo crías en tres ocasiones. A los cinco años de edad, Dolly desarrolló enfermedades crónico-degenerativas propias de individuos seniles, como artritis (fi gura 1-23). A pesar de que la expectativa de vida de la raza Finn Dorset, a la que pertenecía Dolly, es de 11 a 12 años, tuvo que ser sacrifi cada debido a una enfermedad progresiva pul- monar a los ocho años de edad. La necropsia demostró que tenía cáncer de pulmón, causado por un retrovirus. Los téc- nicos de Roslin no han podido certifi car si hubo conexión entre su muerte prematura y el hecho de ser un clon, pues otras ovejas del mismo rebaño sufrieron la misma enferme- dad y murieron a causa de ella. Sin embargo, algunos autores han especulado que había un factor agravante en la muerte de Dolly: al nacer tenía una edad genética de seis años, la misma edad de la oveja de la cual fue clonada. Esta asevera- ción se sustenta en el hallazgo de que los telómeros de su ADN eran cortos, característica presente en células viejas. Figura 1-23. Clonación de la oveja Dolly. 1. Complete la información que corresponde en los recuadros vacíos. Nombre Aporte (experimento) Características Año Gregor Mendel Leyes fundamentales de la herencia. 1865 Temin y Baltimore Se demuestra cómo los virus con ARN como genoma sintetizan ADN y se replican. Principio transformante. Explica cómo una cepa avirulenta puede transformar- se en una virulenta. Erwin Chargaff 1950 Watson y Crick Elaboran el modelo de la doble hélice de ADN. Desarrolla la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Permite la amplifi cación de una secuencia específi ca de ADN mediante nucleótidos trifosfatados y un ADN polimerasa termoestable. Con el uso de 14N y 15N comprueban que el ADN se replica de manera semiconservadora. 1958 Ejercicios de integración Implantación en madre sustituta oveja Scottish (cara negra) Embrión con caracteres de la oveja donante Remoción del núcleo del ovocito Ovocito (n) de otra célula adulta Dolly con fenotipo de la oveja de donde se obtuvo la célula mamaria Oveja donante del óvulo Scottish (cara negra) Oveja donante del tejido mamario Finn Dorset Núcleo donante (2n) Fusión mediada por shock eléctrico Formación del embrión 2. De acuerdo con los experimentos del principio transformante de Griffi th, complete la información que corresponde en los recuadros vacíos. Cepa Experimento Resultado Cepa S El ratón muere. Inyectada al ratón. El ratón vive. Cepa S Tratada con calor e inyectada al ratón. Cepa S Tratada con calor, incubada con cepa R e inyectada al ratón. Griffi th F. Th e signifi cance of pneumococcal types. J Hyg, 1928;27:113-159. Karp G. Biología celular y molecular, conceptos y experimentos, 4ª ed. México, DF: McGraw-Hill, 2006. Luque J., Herráez A. Texto ilustrado de Biología Molecular e Ingenie- ría Genética, 1ª ed. Madrid: Elsevier, 2001. Meselson M, Stahl F.W. Th e replication of DNA in Escherichia coli. Proc Natl Acad Sci, 1958;44:671-682. Mullis K.B. Reacción en cadena de la polimerasa. Investigación y Ciencia. 1990;165:30-37. Venter J.C., Adams M.D., Myer E.W,. et al. Th e sequence of the human genome. Science, 2001;291:1304-1351. Watson J.D. Biología Molecular del gen, 5ª ed. Madrid: Médica Pana- mericana, 2006:7-46. Watson J.D, Crick F.H.C. A structure for deoxyribose nucleics acids. Nature, 1953;171:737-738. Bibliografía
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