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1 Nefrología y urología (332)

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BÁRBARA YOLANDA PADILLA FERNÁNDEZ Y GERARDO ALFONSO MÁRQUEZ SÁNCHEZ
su estadio final en un 30% y 20% de los casos 
respectivamente [18].
Históricamente fueron descritas por primera 
vez en el siglo XVIII por Morgagni y más tarde 
por Langenbeck en 1835. Young en 1912 las vi-
sualizó endoscópicamente y procedió a su clasifi-
cación [20].
Según la clasificación de Hugh Hampton 
Young (la más comúnmente usada) se describen 
3 tipos de válvulas uretrales. Sin embargo, hoy 
día se conoce que sólo la tipo I y III son obstruc-
tivas ya que la tipo II es más bien un doblez no 
obstructivo y ya no se hace referencia a él como 
una válvula [18].
Tipo I (90-95%): Por lo general existe una 
cresta en el piso de la uretra continuo con el colí-
culo seminal en la región de la unión bulbomem-
branosa. Se atribuyen a una inserción-absorción 
anómala del conducto mesonéfrico de Wolff en 
la cloaca fetal primitiva [18].
Tipo III: Se haya en diferentes niveles de la 
uretra posterior en donde la obstrucción está uni-
da a la totalidad de la circunferencia de la uretra, 
con una pequeña abertura en el centro. Se creen 
son debidas a una reabsorción incompleta de la 
membrana cloacal en su porción urogenital [18].
Las consecuencias fisiopatológicas de las vál-
vulas de uretra posterior son múltiples:
A nivel renal es frecuente la displasia como 
consecuencia de la maduración del blastema 
metanéfrico en presencia de altas presiones in-
traluminales. Ello conduce a grados variables de 
insuficiencia renal crónica con disminución del 
filtrado glomerular y afectación tubular que altera 
la capacidad de concentración urinaria predispo-
niendo al neonato o al lactante a desarrollar epi-
sodios severos de deshidratación y desequilibrio 
electrolítico ante cualquier pérdida de líquidos. 
En los casos más severos se produce oligohidram-
nios ya que la mayor parte del líquido amniótico 
es de origen renal [22].
Sobre las vías urinarias superiores se provocan 
fenómenos de ureterohidronefrosis que puede 
tardar mucho tiempo en resolverse a pesar de la 
eliminación de la obstrucción [22].
El reflujo vésico-ureteral ocurre en el 30-50% 
de los casos y es secundario a las altas presiones 
intravesicales con pérdida de la competencia de 
la unión uretero-vesical y se resuelve una vez 
eliminada la obstrucción. Aunque en ocasiones 
el reflujo es primario por anomalía propia de la 
unión uretero-vesical [23].
La disfunción vesical se presenta en la mayoría 
de estos niños por hipertrofia e hiperplasia con 
fibrosis posterior del detrusor. La forma clínica 
de presentación es la incontinencia urinaria. La 
disfunción vesical contribuye al deterioro de la 
función renal, así como el reflujo vésico-ureteral 
[21, 22].
A nivel uretral existe una gran dilatación de la 
uretra posterior entre el cuello vesical y las válvu-
las [21, 22].
Clínicamente, los signos y síntomas son dife-
rentes según el momento del diagnóstico.
En el período prenatal el diagnóstico se realiza 
por medio de las ecografías durante el embarazo 
que muestran una vejiga distendida y de pared 
gruesa, ureterohidronefrosis por obstrucción a 
nivel ureterovesical o por reflujo, oligohidram-
nios predisponiendo al niño a un síndrome de 
Potter e hipoplasia pulmonar [21, 22].
En la fase postnatal en el neonato puede exis-
tir distrés respiratorio por la hipoplasia pulmonar 
(causa de muerte en el 50% de los casos). Sepsis e 
insuficiencia renal con distensión abdominal por 
una vejiga y unos riñones distendidos. Ascitis por 
trasudación de orina a través del peritoneo delga-
do y permeable del neonato y por rotura de los 
fornix caliciales. En casos de niños más mayores 
y con afectación menos severa los síntomas son 
de infecciones urinarias recurrentes, incontinen-
cia, enuresis, polaquiuria, goteo postmiccional, 
chorro urinario fino y débil, retención aguda de 
orina. [20-22].
El diagnóstico específico se establece por 
medio de la cistouretrografía miccional seriada 
(CUMS) mostrando el obstáculo y la importante 
dilatación de la uretra posterior con una vejiga 
de esfuerzo con o sin reflujo vésico-ureteral. Las 
válvulas uretrales son siempre obstructivas desde 
dentro hacia fuera [20].
La urografía intravenosa valora las alteracio-
nes morfológicas y funcionales del aparato urina-
rio superior secundarias a la obstrucción. La eco-
grafía renal valora muestra el grado de dilatación, 
así como el espesor de la cortical renal [20].
El tratamiento en el caso de los neonatos con 
alteraciones severas es proceder a la estabilización 
corrigiendo el distrés respiratorio, la sepsis, la 
deshidratación y las anomalías hidroelectrolíticas.

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