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377 TUMORES DE RIÑÓN La enfermedad de von Hippel-Lindau Es un trastorno autosómico dominante que se produce por una pérdida de heterocigosidad del gen VHL localizado en el cromosoma 3p25-26, afectando a 1/36000 recién nacidos al año. Se ca- racteriza por la presencia de carcinoma de células renales (sobre todo de la variante de células claras), feocromocitoma, angiomas retinianos y heman- gioblastomas del tronco encefálico, el cerebelo o la médula espinal, aunque también pueden aparecer quistes renales y pancreáticos, tumores del oído interno y cistoadenomas papilares del epidídimo. La penetrancia de estos rasgos no es completa, pudiendo aparecer algunos de ellos agrupados en ciertas familias sin manifestarse otros [15]. Esto se debe a diferentes mutaciones en el área cromo- sómica nombrada, pudiendo distinguir 3 varian- tes: Reno-óculo-cerebral (60-80%), reno-cerebral (asociada a feocromocitoma) y feocromocitoma aislado (10-15%). El gen VHL codifica una pro- teína que se une a las elonginas B, C y CUL-2, formando el complejo E3 ubicuitina-ligasa invo- lucrada en la regulación del HIF-1a e HIF-2a, que a su vez regulan la expresión del factor de creci- miento vascular-endotelial (VEGF) [13]. El carcinoma de células renales se desarrolla en aproximadamente el 50% de los pacientes con esta enfermedad, con una aparición bilateral y multifocal en pacientes jóvenes (entre la tercera y la quinta décadas de vida) [15]. Se recomienda en seguimiento de las masas renales hasta que la mayor alcance los 3 cm de diámetro para reducir el número de intervenciones [7]. 4.4. Clínica Más del 50% de los CCR se diagnostican cuando son asintomáticos (incidentalomas). La triada clásica de dolor en flanco, hematuria ma- croscópica y masa abdominal palpable sólo se encuentra en el 6-10% de los casos y se asocia a enfermedad avanzada. Sin embargo, es frecuente encontrar la presencia de síndromes paraneoplá- sicos (30%), como hipertensión, caquexia, pér- dida ponderal, pirexia, neuromiopatía, amiloi- dosis, elevación de la VSG, anemia, disfunción hepática (síndrome de Stauffer), hipercalcemia, policitemia, etc. Es más rara la aparición como primera manifestación de la enfermedad de sín- tomas derivados de la enfermedad metastásica, como dolor óseo o tos persistente. También es sugestivo de tumor renal la aparición brusca de un varicocele ipsilateral [7]. La exploración física tiene un papel limitado, ya que se asocia a estadios avanzados, pero si se en- cuentra alguno de los siguientes hallazgos debe de realizarse rápidamente una prueba de imagen: masa abdominal palpable, adenopatía cervical palpable, varicocele no reducible y edema bilateral en miem- bros inferiores (sugiere afectación venosa) [7]. Hasta el 30-50% de los pacientes presentan metástasis en el momento del diagnóstico, siendo las localizaciones más frecuentes pulmón, hueso e hígado. La diseminación se produce fundamen- talmente por vía hematógena, pasando desde la vena renal a la vena cava inferior [7]. Estas masas renales suelen diagnosticarse por ecografía, tanto en presencia de los síntomas descritos como al evaluar al paciente por otros motivos (en estos casos, utilizamos el nombre de masas incidentales o incidentalomas). El Gold es- tándar del diagnóstico de extensión del CCR es el TAC helicoidal, con el cual se evalúa el tumor primario, su extensión extrarrenal y proporciona información sobre la afectación venosa, el creci- miento de adenopatías locorregionales, el estado de las glándulas suprarrenales y del hígado, así como del funcionamiento y morfología del riñón contralateral. Debe realizarse cortes antes y des- pués de la administración de contraste intraveno- so para valorar el realce en unidades Hounsfield. La TAC torácica es la prueba más precisa para estatificar el tórax, aunque debe solicitarse al me- nos una radiografía de tórax de manera rutinaria para descartar la presencia de metástasis [7]. La RMN se reserva para los pacientes con enfermedad localmente avanzada, sospecha de afectación venosa, insuficiencia renal o alergia al contraste intravenoso. Si la valoración del trombo tumoral o de la afectación venosa es dudosa me- diante TAC, la RMN también puede ser útil, al igual que la ecografía Doppler y la transesofágica. Otro diagnóstico controvertido en el que la RMN y la ecografía potenciada con contraste pueden aportar más información es en los quistes renales complejos (Bosniak IIF-III), ya que su sensibili- dad y especificidad es mayor que con el TAC [7]. En la tabla 3 se resume la clasificación de los quistes renales según Bosniak, para la cual se tie- nen en cuenta los hallazgos de TAC [16].
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