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1 Nefrología y urología (504)

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ANA GÓMEZ GARCÍA, JOSÉ ANTONIO MIRÓN CANELO Y MARÍA FERNANDA LORENZO GÓMEZ
o funcional a la salida de la orina, con un aumen-
to del volumen postmiccional y una vejiga sobre-
distendida o bien por hipoactividad del detrusor 
en relación con la afectación de musculo liso, fi-
brosis, neuropatía [2][3].
Según su duración puede ser [4].
• Transitoria, cuando es limitada en el tiem-
po. (delirium, drogas, inflamación, infección, 
impactación fecal)
• Establecida si no desaparece antes de las 4 
semanas desde su inicio, una vez actuado sobre 
sus posibles causas
En cuanto a su intensidad puede ser [4].
• Leve (pérdida < 600 ml/día)
• Moderada (600-900 ml/día)
• Grave (> de 900 ml/día). En el caso de las 
mujeres la más prevalente es la IUE
2. IMPACTO SANITARIO
La IU ha sido históricamente minusvalorada, a 
pesar de ser un problema médico y sociosanitario 
de primer orden que afecta a más de 200 millones 
de pacientes en el mundo. Hasta el año 1998 no 
fue reconocida como enfermedad por la OMS [5].
Es una condición molesta, que se asocia a una 
morbilidad significativa, afectando a la calidad 
de vida social y ocupacional, con repercusión en 
la salud psicológica, física y sexual: Aislamiento 
social, soledad, alteraciones de la actividad de la 
vida diaria, así como relaciones sexuales y trastor-
nos del sueño. Se asocia con frecuencia a ciertas 
condiciones, como son las infecciones por hongos 
tipo Cándida, irritación cutánea local, celulitis, 
infección urinaria . En nuestro país está consi-
derada una de las principales causas de ingresos 
prematuros en instituciones de la tercera edad [6].
3. EPIDEMIOLOGÍA
La IU sigue siendo una patología poco con-
sultada en los servicios sanitarios, ya que muchas 
personas la atribuyen al envejecimiento o simple-
mente, se avergüenzan de hablar de ella.
La IU afecta al 25% de la población mundial 
y este porcentaje llega a alcanzar el 45% para la 
población femenina en algunos países [7]. En 
el hombre la prevalencia oscila entre 1%-39%. 
Debido a las diferencias en la anatomía y fisiopa-
tología entre ambos sexos, hay variaciones en la 
distribución de los distintos subtipos de inconti-
nencia: En el hombre, el subtipo predominante es 
la IUU (40-80%), seguido por la IUM en sus di-
ferentes formas (10-30%) y la IUE (<10%). Ade-
más la prevalencia de la IU en los hombres se ve 
muy influenciada por la asociación de patologías 
de la próstata y de sus tratamientos [8].
El amplio rango de prevalencia se debe a las 
diferencias en la definición, metodología y demo-
grafía de los diversos estudios. Algún estudio en 
gemelos apunta a la existencia de un componente 
genético en la IUE [9].
Troko et al.5 llevaron a cabo una revisión sis-
temática con el objetivo de identificar los factores 
de riesgo relacionados con la IU y concluyeron 
que los factores de riesgo conocidos para su de-
sarrollo son muy variados: la edad, el índice de 
masa corporal (IMC) excesivo, antecedentes de 
traumatismos e infecciones perineales, la falta 
de actividad física (AF) y la presencia de déficits 
cognitivos, diabetes o enfermedades pulmonares, 
entre otros. Además, indican la falta de solidez en 
las investigaciones que señalan factores de riesgo 
modificables como la práctica de AF. Esta laguna 
de conocimiento se incrementa en estudios rela-
cionados con los hombres [10].
4. ETIOLOGÍA
Factores de riesgo de las mujeres
Se ha publicado que existe mayor relación 
del parto con esta patología si el parto es vagi-
nal, instrumentalizado y el feto es macrosómico. 
Mientras que unos estudios comunican que la 
IUE después del embarazo depende de la edad 
de la mujer, de que el parto haya sido prolongado 
y vía vaginal [11], otros no encuentran ninguna 
relación entre el parto y la prevalencia de IU [12]. 
En un estudio realizado en mujeres primíparas, 
se encontró 13% de IU en el primer año tras un 
parto vaginal en comparación con 0% de IU des-
pués de una cesárea. Se consiguió un seguimiento 
en el 91% de estas mujeres a 5 años y se encon-
tró que hasta el 30% de las mismas presentaban 
IU [13]. La cesárea podría «proteger» de padecer 
IU en comparación con el parto vaginal [14]. Si 
después de un parto, la IU se mantiene 3 meses, 
existe más riesgo de la paciente sea incontinente 
a largo plazo. La paridad, el embarazo en edades 
tardías, el peso elevado del feto al nacer y el uso 
	UROLOGÍA 
	CAPÍTULO 16. INCONTINENCIA URINARIA 
	2. IMPACTO SANITARIO 
	3. EPIDEMIOLOGÍA 
	4. ETIOLOGÍA

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