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1 Nefrología y urología (537)

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LAPAROSCOPIA Y ROBÓTICA EN UROLOGÍA
una menor morbilidad y estancia hospitalaria 
con respecto a la cirugía renal abierta, así como 
una convalecencia menor [32].
Las indicaciones comprenden la atrofia hidro-
nefrótica que requiera nefrectomía, la hiperten-
sión renovascular, la enfermedad renal quística 
adquirida (diálisis), la poliquistosis renal sinto-
mática, la displasia renal multiquística y la dona-
ción renal para trasplante renal [33].
La tasa de complicaciones se relaciona con la 
patología renal subyacente, presentando la patolo-
gía renal inflamatoria una tasa de conversión y de 
complicaciones más alta. La utilización de un acce-
so trans o retroperitoneal depende principalmente 
de la preferencia del cirujano, no habiéndose de-
mostrado ninguna ventaja de uno de ellos sobre 
el otro. Aunque el tiempo quirúrgico parece ser 
ligeramente menor con el acceso retroperitoneal, 
las tasas de transfusión, complicaciones, estancia y 
requerimientos analgésicos son similares [34].
Figura 4. Pieza quirúrgica de nefrectomía radical lapa-
roscópica de carcinoma de células claras estadio pT3 
(Fuente: Archivo personal Dr. Alejandro Martín Para-
da, Urólogo en el Complejo Asistencial Universitario 
de Salamanca. Salamanca 37007, España).
Nefrectomía radical
Actualmente la nefrectomía radical es el único 
tratamiento curativo para el carcinoma de células 
renales. En muchos centros mundiales la nefrec-
tomía radical laparoscópica se ha convertido en 
la técnica de elección, reemplazando a la cirugía 
abierta [35].
La indicación de cirugía laparoscópica habi-
tualmente se hace en función del tamaño tumo-
ral, si bien probablemente sea más importante el 
estadio clínico, ya que es fundamental tener en 
cuenta la posible extensión local del tumor, ade-
más de su tamaño [35].
En principio, todos los tumores renales en es-
tadio T1 o T2 son abordables por laparoscopia 
incluso con tamaños de hasta 15 cm ya que al 
estar el tumor cubierto por la fascia de Gerota se 
evita el contacto directo con el mismo, reducién-
dose el riesgo de diseminación [35].
El acceso puede realizarse por vía trans (Figura 
5) o retroperitoneal, pero en tumores grandes, ma-
yores de siete u ocho cm. es recomendable la vía 
transperitoneal. Algunos autores recomiendan la vía 
retroperitoneal en caso de cirugía abdominal pre-
via importante. Habitualmente, tanto por vía trans 
como retroperitoneal, la pieza es extraída intacta a 
través de una pequeña incisión de 5 ó 6 cm [34].
La existencia de trombo en la vena renal no 
es una contraindicación formal siendo factible la 
cirugía laparoscópica. La extensión del trombo a 
la vena cava incrementa la dificultad técnica del 
procedimiento, habiéndose descrito la nefrec-
tomía videoasistida. En estos casos se realiza la 
disección del riñón, pedículo y cava laparoscó-
picamente, así como el clipado y sección de la 
arteria renal, tras lo cual mediante una incisión se 
clampa la cava incluyendo el trombo, se extrae la 
pieza con el trombo en bloque y se cierra la cava 
con una sutura continua [36].
La obesidad ya no debe ser considerada una 
contraindicación, ya que, aunque la cirugía es 
más complicada en este tipo de pacientes, la tasa 
de complicaciones, de conversión, así como la 
estancia y la recuperación son similares a las de 
los no obesos. De hecho, los pacientes obesos 
obtienen más beneficios que los delgados de la 
cirugía laparoscópica, por su menor morbilidad y 
dolor postoperatorio, al evitarse la realización de 
las incisiones de mayor tamaño que requeriría la 
cirugía abierta [37].

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