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541 LAPAROSCOPIA Y ROBÓTICA EN UROLOGÍA una menor morbilidad y estancia hospitalaria con respecto a la cirugía renal abierta, así como una convalecencia menor [32]. Las indicaciones comprenden la atrofia hidro- nefrótica que requiera nefrectomía, la hiperten- sión renovascular, la enfermedad renal quística adquirida (diálisis), la poliquistosis renal sinto- mática, la displasia renal multiquística y la dona- ción renal para trasplante renal [33]. La tasa de complicaciones se relaciona con la patología renal subyacente, presentando la patolo- gía renal inflamatoria una tasa de conversión y de complicaciones más alta. La utilización de un acce- so trans o retroperitoneal depende principalmente de la preferencia del cirujano, no habiéndose de- mostrado ninguna ventaja de uno de ellos sobre el otro. Aunque el tiempo quirúrgico parece ser ligeramente menor con el acceso retroperitoneal, las tasas de transfusión, complicaciones, estancia y requerimientos analgésicos son similares [34]. Figura 4. Pieza quirúrgica de nefrectomía radical lapa- roscópica de carcinoma de células claras estadio pT3 (Fuente: Archivo personal Dr. Alejandro Martín Para- da, Urólogo en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca. Salamanca 37007, España). Nefrectomía radical Actualmente la nefrectomía radical es el único tratamiento curativo para el carcinoma de células renales. En muchos centros mundiales la nefrec- tomía radical laparoscópica se ha convertido en la técnica de elección, reemplazando a la cirugía abierta [35]. La indicación de cirugía laparoscópica habi- tualmente se hace en función del tamaño tumo- ral, si bien probablemente sea más importante el estadio clínico, ya que es fundamental tener en cuenta la posible extensión local del tumor, ade- más de su tamaño [35]. En principio, todos los tumores renales en es- tadio T1 o T2 son abordables por laparoscopia incluso con tamaños de hasta 15 cm ya que al estar el tumor cubierto por la fascia de Gerota se evita el contacto directo con el mismo, reducién- dose el riesgo de diseminación [35]. El acceso puede realizarse por vía trans (Figura 5) o retroperitoneal, pero en tumores grandes, ma- yores de siete u ocho cm. es recomendable la vía transperitoneal. Algunos autores recomiendan la vía retroperitoneal en caso de cirugía abdominal pre- via importante. Habitualmente, tanto por vía trans como retroperitoneal, la pieza es extraída intacta a través de una pequeña incisión de 5 ó 6 cm [34]. La existencia de trombo en la vena renal no es una contraindicación formal siendo factible la cirugía laparoscópica. La extensión del trombo a la vena cava incrementa la dificultad técnica del procedimiento, habiéndose descrito la nefrec- tomía videoasistida. En estos casos se realiza la disección del riñón, pedículo y cava laparoscó- picamente, así como el clipado y sección de la arteria renal, tras lo cual mediante una incisión se clampa la cava incluyendo el trombo, se extrae la pieza con el trombo en bloque y se cierra la cava con una sutura continua [36]. La obesidad ya no debe ser considerada una contraindicación, ya que, aunque la cirugía es más complicada en este tipo de pacientes, la tasa de complicaciones, de conversión, así como la estancia y la recuperación son similares a las de los no obesos. De hecho, los pacientes obesos obtienen más beneficios que los delgados de la cirugía laparoscópica, por su menor morbilidad y dolor postoperatorio, al evitarse la realización de las incisiones de mayor tamaño que requeriría la cirugía abierta [37].
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