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543 LAPAROSCOPIA Y ROBÓTICA EN UROLOGÍA Aunque en un principio se realizó sin control vascular del pedículo, lo que limitaba la técnica a tumores exofíticos menores de 2 cm., actualmen- te es posible realizarla duplicando los principios de la cirugía abierta, con tiempos de isquemia menores de 30 minutos [39]. El control del pedículo permite abordar tumo- res de mayor tamaño y, además, acorta el tiempo quirúrgico y disminuye la pérdida sanguínea. Las opciones más utilizadas son el clampaje en blo- que con un clamp de Satinsky laparoscópico, el clampaje por separado con bull-dogs o con un torniquete de Rummel [40]. En cuanto a la alteración de la función renal con la isquemia caliente, no se han encontrado diferencias entre los casos no sometidos a isque- mia, y los expuestos a un tiempo de isquemia en- tre 0 y 30 minutos, y a un tiempo de isquemia entre 30 y 60 minutos [40]. En el momento actual la nefrectomía parcial abierta debe ser considerada todavía la técnica de elección para la cirugía conservadora renal, aunque sin duda en un futuro próximo la cirugía laparoscópica podría ser considerada de elección frente a la cirugía abierta [25]. Nefrectomía en el donante vivo El principal factor que limita el número de trasplantes renales es la falta de órganos dispo- nibles. El número de riñones procedentes de do- nante cadáver varía considerablemente entre paí- ses, pero parece encontrarse estabilizado. Por ello, actualmente el único recurso disponible para aumentar el número de trasplantes es la utiliza- ción de órganos procedentes de donantes vivos. Además, los riñones procedentes de cadáver son cada vez de peor calidad, al utilizarse riñones pro- cedentes de donantes cada vez con mayor edad y, por tanto, con más patologías concomitantes. Por todo ello, la donación de vivo cada vez está adquiriendo más importancia. La mayoría de los países occidentales tienen programas de trasplan- te de donante vivo, si bien el porcentaje sobre el total que suponen estos oscila desde el 3 % en Es- paña hasta el 50 % en Escandinavia. En EEUU el 30-40 % de los riñones proceden de donantes vivos [28]. El trasplante con riñón de donante vivo apor- ta varias ventajas al receptor. Por un lado, le evita la permanencia en una lista de espera y por otro la función del injerto es inmediata y con mejor evolución a largo plazo [28]. Hasta 1995 la nefrectomía de donante vivo se realizaba por vía abierta, mediante una incisión en el flanco. En 1995 se realiza la primera nefrec- tomía laparoscópica de donante vivo, alcanzan- do la técnica gran popularidad en estos últimos años. Entre las ventajas de este abordaje destacan un postoperatorio más corto, con menor necesi- dad de analgesia, menor morbilidad, mejor resul- tado cosmético y una reincorporación al trabajo más rápida [41]. Es muy importante el hecho de que la dismi- nución de la morbilidad quirúrgica parece au- mentar la tasa de donaciones. Actualmente más de 200 centros en todo el mundo han publicado series de nefrectomía de donante laparoscópica [28]. Entre los inconvenientes de la técnica laparos- cópica se ha descrito un mayor riesgo quirúrgi- co, un mayor tiempo operatorio, mayores costes, así como la dificultad de la curva de aprendizaje [28]. Varios estudios han comparado la función del injerto con la técnica abierta y aunque el tiem- po de isquemia caliente es mayor con la técnica laparoscópica, no se demostraron diferencias en las tasas de «función retrasada en el injerto», en las necesidades de diálisis en el postoperatorio inmediato, ni en la función del injerto al año, medida por los valores de creatinina sérica y de aclaramiento de creatinina. Tampoco se han de- mostrado diferencias en la supervivencia de pa- ciente e injerto al año entre la técnica abierta y laparoscópica [28]. Las tasas de conversión publicadas oscilan entre 0 y 13 %, siendo las principales causas el sangrado, las lesiones vasculares, la inadecuada exposición, el fallo de endograpadora y la pérdida de neumoperitoneo [28]. El tiempo quirúrgico para el procedimiento laparoscópico puro es variable según las series, oscilando entre 145 y 340 minutos [28]. La nefrectomía manoasistida permite combi- nar las ventajas de la cirugía abierta (sensación táctil, mayor capacidad de resolución de posibles complicaciones intraoperatorias, menor curva de aprendizaje y menor tiempo operatorio), con las de la cirugía laparoscópica (Figura 6) (posto- peratorio más corto y recuperación más rápida).
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