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H em o r ra g ia u t er in a d isfü n c io n a l 79 Jaime Enrique Ruiz S. La hemorragia uterina disfuncional (HUD) se define como el sangrado uterino irregular que ocurre cuando no existe enfermedad ni patología uterina ni sistémica. Es la conse cuencia de la alteración en el patrón ovulatorio y de esti mulación hormonal normal del endometrio. La alteración en el patrón de sangrado de estas pacientes se presenta de diversas maneras y puede caracterizarse por ser excesivo o escaso, por una prolongación del tiempo de sangrado, por polimenorreas o por una presentación errática sin un patrón predecible. Desde el punto de vista clínico es conveniente agregar a esta definición, la de sangrado menstrual excesi vo, que implica la interferencia de este sangrado con los as pectos físicos, emocionales, sociales y de calidad de vida de la mujer y que puede ocurrir aisladamente o acompañado de otros síntomas (1). D ia g n ó s t ic o El primer paso para la sospecha de HUD es la presencia de sangrado anormal en una paciente con examen clínico gine cológico normal. La mayoría de las pacientes con este cua dro clínico son adolescentes o mayores de 40 años. Es im portante tener en cuenta que es frecuente que las pacientes que tienen irregularidades menstruales desde la menarquia tengan mayor probabilidad de tener síndrome de ovario po- liquístico (SOP) y que éste se caracteriza por anovulación u oligoovulación e hiperandrogenismo (2). La evaluación misma de la cantidad de sangrado mens trual presenta desafíos pues la percepción subjetiva del vo lumen de sangrado reportado por las pacientes no siempre se correlaciona de manera adecuada con la evaluación ob jetiva de la misma. Para hacer más precisa esta evaluación se han propuesto métodos como la medición de hematina alcalina (3) en el que la sangre menstrual se recolecta a partir de toallas higiénicas y tampones. Esto hace, sin embargo, inconveniente a este método que además requiere instru mentación y recursos humanos habitualmente encontrados en un hospital. Como alternativa a estos métodos basados en pruebas bioquímicas, se han desarrollado y validado otras pruebas como una escala pictórica que ha demostrado tener una sensibilidad y especificidad mayores al 80% (4), lo que hace de este método una alternativa práctica, barata y relativamente precisa, para estimar la cantidad de sangrado menstrual. Dentro de la evaluación clínica es importante interrogar sobre antecedentes, signos y síntomas que pueden orientar hacia la presencia de enfermedades tales como trastornos de la coagulación, causas iatrogénicas de sangrado como anticoncepción hormonal, terapia de reemplazo hormonal u otros tratamientos hormonales. También es importante in vestigar por evidencia clínica que pueda sugerir la presencia de alteraciones hormonales tales como hipo o hipertiroidis- mo, hiperprolactinemia o defectos enzimáticos adrenales. Dependiendo de la edad y presentación clínica de la pacien te, es necesario ordenar algunos exámenes adicionales (2): 1. Prueba de embarazo 2. Citología cérvico-vaginal, porque existe la posibilidad de que se presente un sangrado vaginal que tenga como causa la patología tumoral del cérvix. 3. TSH, prolactina, pruebas séricas de glicemia y/o de in sulina cuando el cuadro clínico lo amerite. 4. Pruebas de función hepática (de especial importancia en pacientes con antecedentes de alteraciones hepáticas o historia de alcoholismo) y pruebas de coagulación (algunas patologías como la enfermedad de von Wille- brand o la deficiencia del factor IX de la coagulación se suelen manifestar durante la adolescencia, en tanto que otras alteraciones como la trombocitopenia primaria o secundaria pueden ser más frecuentes en la mujer ma dura). 5. Ecografía transvaginal (o pélvica transabdominal si se trata de una paciente que no ha iniciado relaciones sexuales). 6. Biopsia de endometrio, cuando la edad de la paciente, el cuadro clínico o las características ecográficas del endometrio lo ameriten. Se consideran factores de ries go para hiperplasia de endometrio la edad mayor de 35 años, la anovulación crónica (y en general cualquier situación que produzca estimulación estrogénica pro longada sin estímulo progestacional), obesidad, hirsu- tismo, diabetes e hipertensión arterial crónica. GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T Un artículo comparó el valor de la histerografía, la histe- rosonografía transvaginal y la histeroscopia en el diagnóstico de pacientes con meno-metrorragias (5) encontrando que el examen más útil para la evaluación de las pacientes con este cuadro clínico era la histerosonografía transvaginal. Este es tudio sugirió que el complemento con doppler puede dismi nuir el número de falsos positivos (5). En la tabla 1 se presenta un cuadro con el resumen de los resultados de este estudio. T ra ta m ien to El manejo de la HUD debe tener en cuenta varias conside raciones acerca de la paciente, como su edad, deseo de em barazo o necesidad de anticoncepción, paridad y evaluación de beneficios y riesgos de cada una de las alternativas posi bles de acuerdo con cada paciente. Una parte fundamental del manejo es la educación de las pacientes, que incluye aspectos tales como el registro ade cuado de la periodicidad y volumen del sangrado en un ca lendario menstrual, la enseñanza acerca de la importancia y prevención de los factores de riesgo, la advertencia sobre signos de alarma y la necesidad de explicar a estas pacientes que es muy posible que el manejo instaurado deba ser utili zado por largos períodos o de forma crónica. Dentro de los tratamientos farmacológicos disponibles se encuentra el uso de antiinflamatorios no esteroideos, estró genos, progestágenos, andrógenos, derivados del ergot, an- tifibrinolíticos y agonistas de la hormona liberadora de go nadotropinas (GnRH) (6). Además del tratamiento médico, existe un grupo de pacientes en quienes se puede considerar el uso de métodos como el dispositivo intrauterino liberador de levonorgestrel o en quienes está indicado el tratamiento quirúrgico, con opciones que incluyen la histerectomía (ab dominal, vaginal o asistida por laparoscopia), y la resección o ablación endometrial (para las que existen varias técnicas). T ra ta m ien to m é d ic o Agen tes antifibrinolíticos Estos agentes farmacológicos actúan inhibiendo a los activa dores del plasminógeno, que es la sustancia que desencade na los procesos de fibrinólisis. La sustancia más utilizada es el ácido trenexámico (ATX). La dosis habitual ha sido de 4 g por día en pacientes con menorragia. Un estudio clínico con asignación aleatoria que incluyó 100 pacientes comparó la utilización de 2 g por día de ácido trenexámico con la utili zación de acetato de medroxiprogesterona (AMP) en forma cíclica a dosis de 10 mg dos veces al día, durante 3 ciclos (7). El estudio demostró una reducción en el volumen de san grado del 60,3% para el grupo tratado con ATX y de 57,7% para el grupo tratado con AMP. Tres pacientes (6,1%) en el grupo de ATX y trece pacientes (28,9%) en el grupo de AMP no respondieron adecuadamente el tratamiento. Se observó recurrencia del cuadro clínico en el 66,7% de las pacientes con ATX y 50% en el grupo de AMP (p=0,155) y una menor frecuencia de histerectomías (p=0,002) en el grupo de ATX (4%) que en el grupo de AMP (17,8%) (7). Otro estudio controlado con asignación aleatoria que inclu yó a 76 mujeres con hemorragia uterina disfuncional comparó la eficacia y aceptabilidad de etamsilato, ácido mefenámico y ácido tranexámico (8). Las pacientes recibieron tratamiento por cinco días a partir del primer día de la menstruación, du rante tres ciclos menstruales. El etamsilato no redujo el san grado menstrual promedio, mientras que el ácido mefenámi co lo redujo en 20% y el ATX lo redujo en 54% (8). En una revisión sistemática del uso de ATX, (9) se encon tró una reducción significativa delpromedio de pérdida sanguínea (-110,2, IC 95% -146,5 a -73,8) cuando se comparó con placebo. En esta misma revisión se encontró una fuerte, aunque no significativa tendencia, a favor del ATX en tér minos de la reducción promedio de la pérdida sanguínea, cuando se le comparó con ácido mefenámico, noretistero na administrada en la fase lútea y etamsilato (Diferencias promedio de -73,0, IC 95% -123,4 a -22,6; -111,0, IC 95% - 178,5 a -43,5; y -100, IC 95% -143,9 a -56,1 respectivamente al comparar ATX con cada uno de los otros tratamientos). Se encontró también una fuerte aunque no significativa ten dencia a favor del ATX en la percepción de las pacientes acerca de la mejoría en el volumen del sangrado. Se observó mejoría significativa en las medidas de calidad de vida, re bosamiento y escape de sangre y vida sexual, al comparar ATX con progestágenos orales (9). Antiinflamatorios no esteroideos Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) actúan dis minuyendo los niveles de prostaglandinas que pueden es tar elevados en mujeres con sangrado menstrual excesivo, a través de de la inhibición de la enzima ciclo-oxigenasa. Algunos estudios han encontrado aumento en los niveles de prostaglandinas E2 y F2 alfa en mujeres con menorragia Tabla 1. Prueba diagnóstica Valor predictivo positivo (VPP) Valor predictivo negativo (VPN) Errores de interpretación Limitaciones de la prueba Histerografía 83% 100% Interpretación de hipertro fia mucosa simple como hiperplasia Posibilidad de alergia al medio de contraste Histerosonografía transvaginal 89% 100% Falsos positivos por di ficultad para diferenciar pólipos de coágulos Posibles dificultades para la cateterización cervical Histeroscopia 81.5% 75% Dificultades para diferen ciar hipertrofia mucosa de hiperplasia Posibles complicaciones inherentes al procedi miento 552 PARTE IV 7 9 / HEMORRAGIA UTERINA DISFUNCIONAL (10). El tratamiento con AINEs puede tener como efecto be néfico adicional la disminución del dolor en pacientes que también tienen dismenorrea. En una revisión sistemática del uso de AINEs se encontró que eran más efectivos que el placebo para reducir el sangra do menstrual abundante pero menos efectivos que el ATX, danazol o el dispositivo intrauterino liberador de levonor gestrel DIU-LNG). El tratamiento con danazol produjo una mayor reducción en la duración de la menstruación pero se acompañó de mayores efectos adversos. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas cuando se com pararon los AINEs con otros tratamientos (progestágenos orales durante la fase lútea, etamsilato o anticonceptivos orales combinados (11). Progestágenos y com binación de estrógenos y progestágenos En general se presume la anovulación como causa de HUD, particularmente cuando ésta se presenta en los dos extre mos de la vida reproductiva. En mujeres en quienes no exis te estímulo progestacional como consecuencia de anovula ción y que sufren de estimulación estrogénica prolongada se puede presentar un crecimiento excesivo del endometrio con sangrados erráticos por disrupción. El uso de progestá genos en la fase lútea en una mujer anovulatoria, pero con adecuada estimulación estrogénica del endometrio, regula riza el sangrado menstrual porque se produce una hemo rragia por supresión de progestágenos luego de terminar su administración. Como ya se mencionó, los progestáge nos fueron menos efectivos que el ATX, el danazol y el DIU liberador de levonorgestrel (DIU-LNG) para disminuir el volumen de sangrado. Así mismo una proporción signifi cativa de pacientes encontró inaceptable el tratamiento con progestágenos cuando se comparó con el DIU-LNG (12). No existen estudios que comparen el uso de progestá genos con el uso de estrógenos y progestágenos o con pla cebo (13). Sólo un estudio comparó el uso de anticoncepti vos orales con otros tratamientos para HUD, encontrando que eran útiles y que no tenían diferencias en efectividad al compararlos con ácido mefenámico, dosis bajas de dana zol o naproxeno (14). A pesar de la notoria falta de estudios que evalúen específicamente el uso de anticonceptivos ora les combinados en el manejo de la HUD, éstos juegan sin embargo un papel importante en el manejo de HUD puesto que producen disminución en el sangrado menstrual y re- gularización del ciclo menstrual, que son particularmente útiles en pacientes jóvenes (y en general de cualquier edad) con HUD que además requieren de anticoncepción. D is p o s it iv o in t r a u t e r in o l ib e r a d o r d e LEVONORGESTREL (D IC I-L N G ) Aunque el DIU-LNG fue desarrollado como un método an ticonceptivo, su uso clínico ha mostrado que es efectivo en el manejo de la HUD. Su funcionamiento se basa en la libe ración local de levonorgestrel en la cavidad uterina, lo que suprime el crecimiento endometrial. La evaluación del DIU- LNG mostró una reducción del sangrado menstrual en mu jeres con menorragia del 86% al cabo de tres meses y de 97% luego de un año de seguimiento (15). También se encontró un aumento en los niveles de ferritina sérica (p<0.001) al cabo de un año de seguimiento (15). Aunque no existe una am plia comparación del DIU-LNG con otros tratamientos para HUD, una revisión sistemática de su uso, comparándolo con el uso cíclico de un progestágeno oral (noretisterona) mostró una diferencia significativa en la disminución del sangrado, aunque de todas formas de observó una importante disminu ción con ambos tratamientos. Entre las pacientes en manejo con DIU-LNG se observó un mayor deseo de continuar con el tratamiento que con el progestágeno (16). En este mismo estudio se analizó la comparación del uso de DIU-LNG con dos técnicas de ablación endometrial, la resección transcervi cal del endometrio (RTCE) y la ablación endometrial con ba lón. La disminución del sangrado fue mayor con las técnicas de ablación endometrial, pero no se encontraron diferencias significativas en la satisfacción de las pacientes (16). Un solo estudio clínico comparando el DIU-LNG con histerectomia se encontró para evaluación en esta revisión sistemática: no hubo diferencias en las mediciones de calidad de vida de las pacientes, pero los costos del DIU-LNG fueron menores que los de la histerectomia en el seguimiento a uno y cinco años (16). Dentro de las múltiples ventajas del DIU-LNG al com pararlo con otros tratamientos como las técnicas de ablación endometrial se cuentan los menores costos, la preservación de la fertilidad, la posibilidad de realizar el procedimiento en consulta externa y el hecho de que es un procedimiento que puede realizar el ginecólogo general (6). T ra ta m ien to q u ir ú r g ic o Dilatación y curetaje uterino (D y C) La dilatación y curetaje uterino juegan un importante papel en el diagnóstico de las pacientes con HUD como se mencio nó previamente. El hecho de que la reducción en el sangrado menstrual que se produce como producto de esta interven ción, es transitoria, ha llevado a que algunos autores la ca lifiquen de obsoleta (6). Es importante, sin embargo, poner en perspectiva que existen situaciones en las que está plena mente justificado su uso, como en caso de pacientes mayores de 35 años que consultan por menorragia y que pueden pre sentar un cuadro clínico de sangrado severo acompañado de anemia. En esta circunstancia, la D y C uterinos, representan una solución inmediata al problema, con la ventaja de que además proveen una biopsia para el estudio de patología en dometrial. Desde luego es necesario aclarar a la paciente que la D y C es una solución transitoria, que debe ser complemen tada con tratamiento médico o quirúrgico posteriores, depen diendo del resto de la evaluación y asesoría de la paciente. R esección y ablación endometrial Las denominadas técnicas de ablación endometrial de pri mera generación (resección histeroscópica con láser, resec ción transcervical histeroscópica, ablación endometrial uti lizandorollerball) han sido comparadas con histerectomia vaginal o vaginal. Una revisión de estas técnicas señaló que la calidad de vida era mayor con histerectomia abdominal que con la ablación endometrial y que en otro estudio com parando histerectomia vaginal con ablación endometrial no se encontraron diferencias en términos de satisfacción de 1---------------------------------- GINECOLOGÍA 553 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T las pacientes, estado psicológico y función sexual aunque la histerectomía vaginal produjo mayor satisfacción de las pacientes al compararla con resección del endometrio (6). Las técnicas de ablación endometrial de segunda gene ración (ablación endometrial con balón térmico, ablación endometrial a través de la instilación histeroscópica de so lución salina caliente, ablación mediante el uso de microon das, crioablación endometrial ablación endometrial térmica utilizando láser, ablación endometrial utilizando impedan cia bipolar controlada) se consideran en general más segu ras y fáciles de realizar que las de primera generación, lo que se manifiesta en curvas de aprendizaje más cortas (6). Desde el punto de vista económico algunos estudios han señalado que la ablación endometrial es menos costosa que la histerectomía, pero dado que la reintervención es más fre cuente con estas técnicas, los costos tienden a equilibrarse con el tiempo (6). Por otra parte, si el DIU-LNG sigue mos trando una efectividad comparable o mejor que la de las téc nicas de ablación endometrial se convertiría en la primera opción para el manejo de un grupo de pacientes con HUD. H isterecto m ía Desde luego la histerectomía constituye la solución definiti va a la HUD en las mujeres en quienes está justificado este procedimiento. Respecto de la vía de abordaje para la reali zación de la histerectomía, existe la noción generalizada de que la recuperación postoperatoria es mejor con la histerec tomía laparoscópica que con la histerectomía abdominal. La evaluación de la calidad de vida utilizando la escala RAND- 36 comparando histerectomía por laparoscopia con histerec tomía abdominal en un estudio con asignación aleatoria a uno de los dos procedimientos quirúrgicos en el que parti ciparon 59 pacientes, mostró una diferencia significativa en favor de la histerectomía por laparoscopia en la escala para vitalidad postoperatoria. La histerectomía laparoscópica se desempeñó mejor que la histerectomía abdominal en todos los otros aspectos evaluados por la escala RAND-36 pero las diferencias no fueron significativas (17). Una reciente comparación entre histerectomía asistida por laparoscopia e histerectomía vaginal, no mostró diferencias en la recupera ción a corto plazo entre las dos técnicas (18). Además de las ventajas señaladas existen estudios que han mostrado beneficios adicionales de la histerectomía cuando se compara con otros tratamientos. Es el caso de un estudio reciente que encontró una mejoría en la satisfacción sexual y una disminución en la frecuencia de problemas sexuales al comparar la histerectomía con el DIU-LNG (19). A n á l is is d e l o s e s t u d i o s d i s p o n i b l e s No es posible encontrar evidencia que compare todas las alternativas de manejo para la HUD. Además existen estu dios que demuestran las dificultades cuando se proponen estudios clínicos aleatorizados y controlados para manejar la HUD: un estudio para comparar histerectomía, ablación en dometrial y tratamiento médico que se proponía reclutar 375 pacientes que serían asignadas de manera aleatoria a alguno de estos tratamientos, sólo había podido incluir 5 pacientes luego de 6 meses: médicos y pacientes expresaron frecuente mente su incomodidad con la aleatorización. Luego de reali zar una enmienda al protocolo que cambió el diseño del es tudio a uno de cohorte con tratamiento electivo y un compo nente de aleatorización, los investigadores pudieron incluir 37 pacientes luego de 4 meses (20). A las dificultades para establecer cuál es el mejor tratamiento para esta condición se suma el hecho de que algunos estudios que comparan tra tamientos tienen como desenlaces importantes mediciones económicas que no necesariamente aplican en otros países. Es así como las conclusiones sobre costos, en donde se sitúan algunas de las controversias cuando se comparan tratamien tos como la histerectomía abdominal, vaginal, asistida por laparoscopia, ablación endometrial, uso de dispositivos libe radores de levonorgestrel o tratamientos médicos no aplican en todos los países, porque los esquemas de seguridad social y los diversos entes que pagan por los tratamientos nos los incluyen todos en sus servicios, o los costos de unos y otros no son iguales en los diferentes países. El hecho de que no existe un tratamiento que haya de mostrado una clara superioridad sobre otros tratamientos, sumado a que la presentación clínica es diversa y las pacien tes son heterogéneas, hace necesaria la individualización del tratamiento y la consejería de las pacientes. Dependiendo de factores como la edad, deseo de anticoncepción, deseo o sa tisfacción de la paridad y recurrencia de la sintomatología, es necesario considerar todas las opciones, que incluyen el manejo médico, el uso del DIU liberador de levonorgestrel, la ablación endometrial y la histerectomía. R e f e r e n c i a s 1. National Collaborating Centre for Women's and Children's Heal th. Heavy menstrual bleeding. NICE clinical guideline 2007; 44. 2. Behera M A, Price T M, Queenan J T. Dysfunctional Uterine Blee ding. http://wwwemedicinecom/med/TOPIC2353HTM. 2006. 3. Vasilenko P, Kraicer PF, Kaplan R, deMasi A, Freed N. A new and simple method of measuring menstrual blood loss. J Re prod Med 1988; 33(3): 293-7. 4. Higham JM, O'Brien PM, Shaw RW. Assessment of menstrual blood loss using a pictorial chart Br J Obstet Gynaecol 1990; 97(8): 734-9. 5. Descargues G, Lemercier E, David C, Genevois A, Lemoine JP, Marpeau L. Which initial tests should be performed to evaluate meno-metrorrhagias? 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