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HIPERTENSIÓN ARTERIAL CRÓNICA EN EL EMBARAZO

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H ip er t e n s ió n a r t er ia l c r ó n ic a en e l 
EMBARAZO. MANEJO
42
La hipertensión arterial crónica afecta el 3% de todos los em­
barazos (15). El incremento de la edad materna, obesidad 
y cambios en el perfil étnico de las pacientes incrementa la 
prevalencia de aquellos factores con impacto en el proceso 
de la enfermedad hipertensiva. De acuerdo a los datos de la 
National Health and Nutrition Examination Survey, en Estados 
Unidos, la prevalencia de hipertensión crónica en el emba­
razo aumenta de un 0,6-2,0% en mujeres entre 18 y 29 años 
a 4,6-22,3% en mujeres entre 30 y 39 años (8). La más baja 
prevalencia es para mujeres de raza blanca, y altas tasas son 
observadas en la raza negra. Dado el aumento de la edad 
materna, se espera que la incidencia de la hipertensión cró­
nica vaya en aumento, y así sus complicaciones.
La hipertensión crónica en el embarazo se asocia con el in­
cremento de las tasas de resultados adversos tanto matemos 
como fetales, a corto y largo plazo. Estos resultados son parti­
cularmente observados en mujeres con hipertensión severa no 
controlada, en aquellas con lesión de órgano blanco y pacientes 
sin adherencia al control prenatal (15). En adición, resultados 
adversos se incrementan de manera circunstancial en mujeres 
con preeclampsia sobreagregada o en abruptio placentae. Las 
mujeres con hipertensión arterial crónica deben ser evaluadas 
antes de la concepción o al momento del primer control pre­
natal. Dependiendo de esta evaluación, pueden ser divididas 
en dos categorías, de alto riesgo y bajo riesgo. El grupo de alto 
riesgo debería recibir terapia antihipertensiva y evaluaciones 
frecuentes del bienestar materno y fetal y recomendaciones 
sobre cambios en el estilo de vida. Son éstas las pacientes con 
aumento de riesgos en el posparto, como edema pulmonar, 
falla renal, encefalopatía hipertensiva (9). Los medicamentos 
antihipertensivos son recomendados y usados de manera am­
plia, mostrando disminución de resultados adversos.
C l a sif ic a c ió n
La hipertensión arterial crónica se define como una presión 
arterial mayor a 140/90 mmHg desde antes del embarazo o 
desarrollada antes de la semana 20 de gestación. Dado que 
la principal causa es la hipertensión esencial, es más fre­
cuente en la raza negra, edad avanzada y obesidad, como 
mencionábamos anteriormente. A continuación, en la tabla
Rodrigo Cifuentes B. • Carlos Andrés García G.
1, comparamos la clasificación de este trastorno, entre el 
séptimo reporte del comité nacional para la prevención, de­
tección, evaluación y tratamiento de hipertensión, en USA 
el JNC - 7 y el NHBPEP BP (National High Blood Pressure 
Education Program Working Group Report on High Blood 
Pressure in Pregnancy) (13).
Tabla 1. Clasificación hipertensión arterial crónica en embarazo.
Clasificación JNC - 7 Clasificación NHBPEP BP
Normal 120/80*
Prehipertensión: 120-139/80-89* 
Hipertensión grado 1:140- 
159/90-99*
Hipertensión grado II: 160- 
179/100-110*
Hipertensión grado III: 180- 
209/110-119*
Normal/aceptable en 
embarazo: 140/90*
Hipertensión moderada: 140- 
150/90-109*
Hipertensión severa: 160/110*
* mmHg
C o m p l ic a c io n e s m a t e r n o - f e t a l e s
Las complicaciones durante el embarazo por hipertensión 
crónica son el incremento del riesgo de una preeclampsia 
sobreagregada y el abruptio placentae. Los reportes en la lite­
ratura acerca de tasas de preeclampsia varían en un rango 
de 10% a 25% (7). La tasa de preeclampsia en mujeres con hi­
pertensión arterial crónica se acerca al 50% (6). Esta tasa de 
preeclampsia sobreagregada es mayor en aquellas mujeres 
con antecedente de hipertensión arterial diagnosticada al 
menos cuatro años antes del embarazo, también en pacien­
tes con antecedente de preeclampsia en embarazos previos 
y cifras tensionales diastólicas entre 100 y 110.
La tasa reportada de abruptio placentae en hipertensión 
moderada va de 0,7% a 1,5%, en la severa o de alto riesgo 
entre 5% y 10%. La preeclampsia sobreagregada es el factor 
determinante para este evento (3).
En adición a la preeclampsia y abruptio placentae, las muje­
res con hipertensión arterial crónica de alto riesgo o severa, 
tienen aumento del riesgo de complicaciones maternas tales
GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS 
----------------------------------------- 1 -----------------------------------------
como edema pulmonar, encefalopatía hipertensiva, retino- 
patías, hemorragia cerebral, falla renal aguda. Estos riesgos 
están particularmente incrementados en mujeres con hiper­
tensión severa no controlada, disfunción renal previa al em­
barazo y disfunción ventricular izquierda (1).
Complicaciones fetales y neonatales también están au­
mentadas. El riesgo de mortalidad perinatal se eleva tres a 
cuatro veces comparada con la población obstétrica general 
(OR 3,4 IC 95% 3,0-3,7). La tasa de parto prematuro y de pe­
queños para edad gestacional, llegando a 62%-70% en mu­
jeres con diagnóstico de hipertensión en el primer trimes­
tre para parto prematuro y pequeño para edad gestacional 
31%-40%. Las tasas de hemorragia intraventricular neonatal 
aumentan, con OR 4,5 IC 95% 1,5-14,2 y muerte perinatal 
OR 2,3 IC 95% 1,4-4,8. La presencia de proteinuria en el pri­
mer trimestre es un factor de riesgo independiente para las 
tasas de parto pretérmino con un OR 3,1 IC 95% 1,8-5,3 (3).
E va lu a ció n in icial
Una vez establecido el diagnóstico de hipertensión crónica 
debe evaluarse su etiología y severidad. Evaluar la presen­
cia de otras condiciones médicas, lesión de órgano blanco y 
la historia obstétrica. A continuación observamos el esque­
ma de esta evaluación inicial (15).
O b je t i v o s d e l m a n e jo a n t ih ip e r t e n siv o en 
EL EMBARAZO
En las pacientes no embarazadas, el control de la presión ar­
terial significa u na reducción de las tasas de morbimortalidad 
cardiovascular. Estos beneficios se observan después de al me­
nos cinco años de tratamiento. La hipertensión en el embarazo 
es diferente, porque se utiliza una terapia farmacológica corta, 
los beneficios para la mujer gestante pueden no ser tan obvios 
durante el corto tiempo del tratamiento y la exposición a los 
medicamentos incluye tanto a la mujer como al feto (13).
Los beneficios de la terapia antihipertensiva para la hi­
pertensión de bajo riesgo, o leve a moderada, menor o igual 
a 160/110, no se ha demostrado en ensayos clínicos. Un re­
ciente metanálisis de Cochrane muestra cómo el tratamiento 
antihipertensivo en estas categorías disminuye el riesgo de 
desarrollar su forma severa con tasa de riesgo de 0,50 y un 
número necesario para tratar de 10. Sin embargo, no encon­
traron diferencia en cuanto a preeclampsia, muerte neona­
tal, parto pretérmino y pequeño para edad gestacional (14).
Las guías internacionales para el tratamiento de la hiper­
tensión durante el embarazo, varían respecto al inicio del 
tratamiento, los objetivos del manejo. En Estados Unidos 
recomiendan la terapia farmacológica en presiones arteria­
les mayores o iguales a 160/105; en Canadá, se considera la 
terapia con 140/90 hasta llevar la presión diastólica a 80-90 
mmHg (13).
No existen ensayos clínicos controlados con placebo, para 
examinar los beneficios de la terapia antihipertensiva en 
mujeres con hipertensión arterial crónica severa durante el 
embarazo, dados los potenciales riesgos de una hipertensión 
severa no tratada. La terapia es necesaria para reducir los 
riesgos de hemorragia cerebral, falla cardíaca congestiva, fa­
lla renal. En adición, el control de la hipertensión severa per­
mite una prolongación del embarazo y mejora los resultados 
perinatales. Sin embargo, no existe evidencia que nos mues­
tre que el control de esta hipertensión disminuya las tasas de 
preeclampsia sobreagregada o de abruptio placentae (7).
La evidencia existente, por estudios retrospectivos y ob­
servacionales, muestra que la hipertensión leve a moderada 
no controlada puede exacerbar lesionesen órganos blanco 
durante el embarazo, en mujeres con falla renal, diabetes 
mellitus con compromiso vascular y disfunción ventricular 
izquierda. Algunos autores recomiendan la intervención 
en este grupo de pacientes, dado que se pueden reducir las 
complicaciones cardiovasculares a corto y largo plazo (9).
H ip e r t e n s ió n d e b a jo r ie s g o
Mujeres con hipertensión arterial crónica leve a moderada, 
es decir, de bajo riesgo, deben recibir educación sobre reque­
rimientos nutricionales, ganancia de peso, ingesta de sodio, 
un máximo de 2,4 gramos de sodio al día, consumo de alco­
hol, tabaquismo, actividad física. En los controles prenatales, 
además de esta información, debe hacerse un seguimiento de 
signos tempranos de preeclampsia y de restricción de creci­
miento intrauterino. La decisión de continuar o no la terapia 
antihipertensiva previa debe ser personalizada, teniendo en 
cuenta la historia clínica de la paciente y los factores previa­
mente mencionados, como comorbilidad asociada, raza, peso
280 PARTE III
4 2 / HIPERTENSIÓN ARTERIAL CRÓNICA EN EL EMBARAZO. MANEJO
T
y adherencia al tratamiento. Recordemos que la evidencia 
sugiere que no continuar con terapia no afecta las tasas de 
preeclampsia, abruptio placentae o parto pretérmino.
Bajo estas condiciones, es m ás im portante hacer un 
buen seguim iento, identificar com plicaciones de m anera 
tem prana y lograr una buena adherencia de la paciente 
al control prenatal.
Si la paciente reúne las condiciones para continuar o ini­
ciar terapia antihipertensiva, recordemos que la primera lí­
nea de agentes son la metildopa y el labetalol, como segun­
da línea el nifedipino y los otros de tercera línea.
A continuación, en la tabla 2, enumeramos los fármacos 
para el manejo de hipertensión arterial crónica en el emba­
razo, categorizados por la clase de riesgo de la FDA.
H ip e r t e n s ió n d e a lto r ie s g o
Mujeres con hipertensión arterial crónica severa presentan 
un riesgo aumentado de complicaciones maternas y fetales. 
La frecuencia de éstos depende de la etiología de la hiper­
tensión y a su vez del grado de lesión de los órganos blanco. 
Pacientes con una falla renal significativa (creatinina mayor 
a 1,4 mg/ di), diabetes mellitus con daño vascular, enferme­
dades del colágeno severas, cardiomiopatías, coartación de 
la aorta, deben recibir consejería preconcepcional acerca de 
las potenciales complicaciones durante el embarazo (7).
Deben ser informadas de que el embarazo puede exa­
cerbar su condición y los riesgos de pérdida perinatal y de 
complicaciones neonatales. Todas estas mujeres deben se
Tabla 2. Fármacos para hipertensión arterial crónica en el embarazo.
manejadas idealmente por un subespecialista en medicina 
materno-fetal, en asociación con otras especialidades médi­
cas, cuando sean necesarias. Deben ser observadas y su par­
to atendido en centro de nivel III con adecuadas unidades 
de control materno y neonatal.
En el primer control prenatal debe realizarse una comple­
ta evaluación del estado cardiovascular y renal, regularizar 
la medicación antihipertensiva, prescripción de otros medi­
camentos, por ejemplo, insulina, en una paciente diabética 
y de ser necesario hospitalizar para asegurar que se realicen 
todas estas evaluaciones.
Si es necesario un control urgente de las cifras tensiona- 
les, iniciar terapia antihipertensiva siguiendo los siguientes 
principios de tratamiento (tabla 3).
Una vez estabilizada la paciente, continuar con sus con­
troles, recordemos que un temprano y frecuente control pre­
natal es la clave para la prevención de los riesgos ya men­
cionados.
Se necesita una evaluación seriada de proteínas en orina 
de 24 horas, completo perfil hemodinámico y bioquímico, al 
menos una vez por trimestre y recordar siempre los aspec­
tos educativos.
La evaluación fetal incluye ecografías de las semanas 16 a 
20, semana 28 y después hasta cada 3 semanas, incluyendo 
eco doppler fetal, de acuerdo a cada paciente (15).
Si se desarrolla una hipertensión no controlada, pree­
clampsia sobreagregada o evidencia de RCIU, se requiere 
hospitalización, monitoria materna y fetal y considerar la 
evacuación si está entre la semana 34 ó más.
Fármaco (riesgo FDA) Dosis Comentarios
Agente preferido 
Metildopa (B)
Agentes de segunda línea 
Hidralazina (C)
Labetalol (C)
Nifedipino (C)
B Bloqueadores 
Hidroclorotiazida
IECA
0,5 a 3 g/día en 2 dosis
50 a 300 mg/ día
200 a 1200 mg/día, 2 a 3 dosis
30 a 120 mg/ día
De acuerdo al agente específico
12,5 a 25 mg/ día
Droga de elección de la NHBEP.
Trombocitopenia neonatal.
Puede estar asociado a RCIU.
¿RCIU? puede disminuir flujo útero placentario. 
Contracción de volumen, desequilibrio 
electrolítico.
Pérdida fetal en animales, defectos cardíacos, 
oligoamnios, RCIU, agenesia renal, falla renal 
anúrica neonatal.
Tabla 3. Fármacos para control urgente de hipertensión severa crónica en el embarazo.
Fármaco (riesgo FDA) Dosis Comentarios
Labetalol (C)
10-20 mg IV, luego 20-80 mg cada 20 minutos, dosis Evitar en asma bronquial o falla cardíaca
máxima 300 mg, infusión 1-2 mg/ min congestiva
Hidralazina (C)
5 mg IV o IM, luego 5-10 mg cada 20-40 min, una vez Elección de la NHBEP, larga experiencia en
controlada, repetir c/3 horas. Infusión 0,5 a 10 mg/hora seguridad y eficacia
Nifedipino (C) 10 a 30 mg oral, repetir a los 45 min si es necesario Preferir preparaciones de acción prolongada
Diazoxido (C) 30 a 50 mg IV cada 5 a 15 min Uso restringido
Nitropusiato (C - D) Infusión continua 0,25-5 ug/kg por minuto
Ultimo recurso, toxicidad después de 4 horas
por cianidas.
OBSTETRICIA DE ALTO RIESGO 281
GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS
T
S e g u r id a d d e f á r m a c o s a n t ih ip e r t e n s iv o s 
EN EL EMBARAZO
Los potenciales efectos adversos para los medicamentos pres­
critos como agentes antihipertensivos no están bien estableci­
dos, la mayoría de la evidencia se limita a reportes de casos. 
No es fácil interpretar estos reportes, dado que es imposible 
el número exacto de mujeres embarazadas expuestas a estos 
fármacos durante el embarazo. Y estos reportes no estiman 
el número actual de pacientes que presentan los efectos ad­
versos, así como pacientes que no los presentan. Estas limita­
ciones aumentan, si agregamos la condición de no conocer la 
exposición previa al embarazo a estas terapias.
La información acerca de teratogenicidad es limitada y se­
lectiva, limitándose prácticamente a animales de laboratorio.
A pesar de estos datos limitados y la falta de ensayos 
clínicos controlados aleatorizados con placebo, dadas sus 
implicaciones éticas, la literatura sugiere la existencia de 
efectos potencialmente adversos fetales, tales como oligohi­
dramnios y falla renal fetal y neonatal con el uso de los inhi­
bidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y 
efectos similares con los bloqueadores de receptores de an­
giotensina II. Estos agentes deben ser excluidos en lo posible 
en el segundo y tercer trimestre (5).
El uso del atenolol durante el primer y segundo trimes­
tre de la gestación, se asocia con restricción del crecimiento 
intrauterino y la disminución del crecimiento y el peso de 
la placenta. Estos efectos no se han reportado con otros B 
bloqueadores, tales como metoprolol, pindolol, oxprenolol.
Ensayos prospectivos que estudiaron los efectos de alfa 
metildopa o labetalol no revelaron efectos adversos mater­
nos o complicaciones fetales y neonatales (2).
El uso de las tiazidas no se asocia con incremento de anor­
malidades fetales mayores o eventos fetales y neonatales 
adversos, pero sí con la reducción del volumen plasmático.
Los bloqueadores de canales de calcio, como el nifedi- 
pino, de amplio uso en nuestro m edio, no se asocian con 
aumento en las tasas de anorm alidades fetales y tampoco 
con complicaciones en el neonato, en estudios que han 
demostrado su seguridad hasta 1,5 años de seguimiento 
de estos infantes (2).
E l e c c ió nd e f á r m a c o s a n t ih ip e r t e n s iv o s 
Inhibidores sistem a nervioso sim pático
El alfa metildopa sigue siendo uno de los fármacos de más 
amplio uso para el tratamiento de la hipertensión durante el 
embarazo. Es una prodroga agonista alfa 2 adrenérgico, la 
cual se metaboliza a alfa metil norepinefrina y reemplaza la 
norepinefrina en las vesículas neurosecretoras de las termi­
nales nerviosas adrenérgicas. El control de la presión arte­
rial es gradual debido a su mecanismo indirecto de acción, 
entre 6 y 8 horas. No se ha observado teratogenicidad a lo 
largo de casi 40 años de uso en el embarazo. El tratamiento 
con metildopa reporta la prevención de progresión a una hi­
pertensión severa y no se han evidenciado efectos adversos 
hemodinámicos útero-placentarios o fetales. En estudios de 
seguimiento de 7,5 años de infantes expuestos a metildopa 
in útero, muestran inteligencia y desarrollo neurocognitivo 
similar al grupo de control (3).
Los efectos adversos son consecuencia del agonismo cen­
tral alfa 2 y la disminución del tono simpático periférico. Esta 
droga actúa a nivel cerebral disminuyendo la alerta mental y 
disminuyendo la calidad del sueño, puede inducir depresión 
en pacientes susceptibles a ésta. Puede ocurrir una disminu­
ción de la salivación, llegando incluso a xerostomia. Elevan 
enzimas hepáticas hasta en un 5%, reportando en algunos 
casos, hepatitis y necrosis hepática. Algunos pacientes pue­
den desarrollar anticuerpos antinucleares con el uso crónico 
y ocasionalmente anemia hemolítica es observada.
Clonidina, un agonista alfa 2 selectivo, actúa de manera 
similar, siendo comparable a metildopa en términos de efi­
ciencia y seguridad, es usado como tercera línea, en control 
de hipertensión refractaria; a nivel fetal y neonatal se repor­
tan trastornos del sueño en infantes expuestos a clonidina.
B etabloqueadores
Los betabloqueadores han sido utilizados de manera ex­
tensa durante el embarazo. Ningún betabloqueador se ha 
asociado con teratogenicidad, pequeños estudios han su­
gerido su asociación con infantes de bajo peso. En metaná­
lisis no se han distinguido entre agentes individuales sus 
efectos perinatales, con excepción del atenolol, un pequeño 
estudio entre las semanas 12 y 24 de gestación y como re­
sultado muestra una RCIU significativa y disminución de 
peso placentario, comparado con el placebo. Son conocidas 
las diferencias de liposolubilidad y especificidad de recep­
tores entre los diferentes agentes, pero esos aspectos no han 
sido investigados en el embarazo. El uso parenteral parece 
incrementar el riesgo de bradicardia neonatal, requiriendo 
intervención en uno de seis recién nacidos. El seguimiento 
a un año de los recién nacidos mostró un desarrollo normal 
de los infantes expuestos al atenolol in útero. Los resultados 
maternos con el uso de estos agentes son el control efectivo 
de la presión arterial y la disminución de las tasas de admi­
sión hospitalaria antes de la semana 37 de edad gestacional. 
En un reciente análisis de Cochrane, de 2007, se muestra 
más efectivo en el control de la hipertensión comparado con 
metildopa en diez ensayos (13).
El labetalol, un bloqueador no selectivo, capacidad de 
bloquear receptores vasculares alfa 1, ha ganado una amplia 
aceptación en el embarazo. Al administrarse en mujeres con 
hipertensión crónica, se muestra tan efectivo y seguro como 
la metildopa, aunque se asocia con hipoglucemia neonatal 
con el uso de altas dosis. Su uso parenteral, indicado en pre­
sentaciones severas, tiene una baja incidencia de hipoten­
sión materna y otros efectos adversos, suplanta el uso de la 
hidralazina actualmente.
Los efectos adversos pueden predecirse como conse­
cuencia del bloqueo de los receptores B. Fatiga, letargía, in­
tolerancia al ejercicio, dado los efectos B bloqueantes en la 
vasculatura del músculo esquelético. La vasoconstricción 
periférica, alteraciones del sueño y broncoconstricción pue­
den observarse, sin embargo, su interrupción debida a estos 
efectos es poco común.
A ntagonistas alfa adrenérgicos
Antagonistas alfa adrenérgicos de acción periférica son uti­
lizados como fármacos de segunda línea en adultos regular­
mente. Se indican durante el embarazo, en el manejo de la hi-
282 PARTE III
4 2 / HIPERTENSIÓN ARTERIAL CRÓNICA EN EL EMBARAZO. MANEJO
T
pertensión crónica, cuando se sospecha un feocromocitoma; 
se utilizan prazosin y la fenoxibenzamina, en combinación 
con B bloqueadores. La experiencia es limitada en el embara­
zo, lo que hace que su uso rutinario no sea propugnado (11).
Calcioantagonistas
Ampliamente usados en hipertensión arterial crónica. El uso oral 
de nifedipino y verapamilo no muestra riesgos teratogénicos en 
los fetos expuestos en el primer trimestre. Las investigaciones se 
han centrado en el nifedipino, aunque hay reportes en el uso de 
nicardipina, isradipina, felodipina y verapamilo. El amlodipino 
no ha sido estudiado en la población obstétrica (10).
Los efectos adversos matemos, como efecto del bloqueo de 
canales de calcio incluyen taquicardia, palpitaciones, edema 
periférico, cefalea y flashing facial. La nifedipina no se ha mos­
trado como una causa detectable de disminución del flujo san­
guíneo uterino. Se recomiendan las presentaciones de acción 
prolongada, ya que algunos estudios han reportado hipoten­
sión materna y distrés fetal con los de acción rápida (4).
Diuréticos
Los diuréticos son comúnmente formulados en hipertensión 
esencial previa al embarazo y dada su aparente seguridad 
el National High Blood Pressure Education Program Working 
Group on High Blood Pressure in Pregnancy, en USA, conclu­
yó que pueden seguir siendo usados durante el embarazo, 
disminuyendo su dosis o combinado con otros agentes. La 
contracción del volumen plasmático puede limitar el creci­
miento fetal, pero los datos de estudios recientes no apoyan 
estas preocupaciones.
La espironolactona no se recomienda por sus efectos an- 
tiandrogénicos durante el desarrollo fetal (5).
Vasodilatadores directos
La hidralazina relaja de manera selectiva el músculo liso 
arteriolar, por mecanismos aún no establecidos. Es de am­
plio uso en el control urgente de la hipertensión severa o 
como agente de tercera línea en el control de hipertensión 
refractaria. Es efectivo, por vía oral, intramuscular e intra­
venosa. La administración parenteral es útil para el rápido 
control de la hipertensión severa. Los efectos adversos se 
deben a la excesiva vasodilatación y la activación simpá­
tica. Incluyen cefalea, palpitaciones, náuseas, flushing. El 
uso crónico conlleva, en raras ocasiones, a polineuropatía 
con respuesta a la piridoxina o a reacciones inmunológi- 
cas, incluyendo lupus inducido por medicamentos. La hi­
dralazina se utiliza en todos los trimestres del embarazo, y 
los estudios no lo asocian a teratogenicidad. Hay reportes 
aislados de trombocitopenia y lupus neonatal (16).
En un metanálisis de Magree (12), en 2003, acerca del uso 
intravenoso de hidralazina en hipertensión severa en el em­
barazo, se concluyó que el labetalol parenteral y la nifedi- 
pina oral son agentes de primera línea preferiblemente y la 
hidralazina agente de segunda línea.
In h ib id o r e s d e l a en z im a c o n v e r t id o r a d e
ANGIOTENSINA Y ANTAGONISTAS DE RECEPTORES 
DE ANGIOTENSINA
Los IECA y los agentes antagonistas de receptores de an- 
giotensina están contraindicados en el segundo y tercer tri­
mestre, dado que su toxicidad se asocia con reducción de 
la perfusión de los riñones fetales, y el uso está asociado a 
fetopatías similares a la observada en el síndrome de Pot­
ter (agenesia renal bilateral), incluyendo disgenesia renal, 
oligohidramnios, resultando en oliguria fetal, hipoplasia 
pulmonar, hipoplasia calvaría, RCIU y falla renal anúrica 
neonatal, llevando a muerte fetal y neonatal. La exposición 
en el primer trimestre a los IECA se asocia a malformaciones 
cardiovasculares y del sistema nervioso central.
Aquellas mujeres queinadvertidamente utilizaron IECA 
en el primer trimestre, el riesgo de defectos congénitos se 
elevó de un 3% a 7%; sin ser una recomendación para la 
terminación del embarazo (5).
M a n e j o p o s p a r t o
En este período, como consecuencia de la expansión fisioló­
gica del volumen plasmático, la presión diastólica puede ex­
ceder los 100 mmHg, con pico máximo en el quinto día pos­
parto. La terapia debe continuarse hasta la primera semana si 
ha sido necesaria, luego continuar o cambiar los fármacos de 
acuerdo a la evolución de la patología durante el embarazo y 
sus complicaciones posteriores. En este momento la elección 
de medicamentos solo está influenciada por la lactancia ma­
terna, pero en términos generales, los medicamentos utiliza­
dos ante parto, pueden seguir siendo utilizados (12).
Uso DE ANTIHIPERTENSIVOS EN LACTANCIA 
MATERNA
No hay estudios bien diseñados para evaluar los efectos 
neonatales de la administración materna de antihipertensi- 
vos. Los principios de farmacocinética que rigen la distri­
bución de fármacos en la leche materna y la exposición al 
recién nacido son bien conocidos. La leche, secretada por las 
células alveolares, es una suspensión de glóbulos lipídicos 
en una solución acuosa rica en proteínas, con un pH menor 
al del plasma materno. Los factores que favorecen el paso de 
los medicamentos a través de la leche materna, son el volu­
men de distribución materna pequeño, alta liposolubilidad, 
entre otros. La exposición depende del volumen ingerido, el 
intervalo entre la administración materna del medicamento 
y la lactancia, la biodisponibilidad oral y la capacidad del 
infante de aclarar el medicamento (2).
En la tabla 4 observamos las recomendaciones de la American 
Academy O f Pediatrics Committee on transfer o f Drugs into Human 
Milk, acerca de agentes antihipertensivos en la lactancia (2).
Tabla 4. Medicamentos antihipertensivos compatibles con lactancia materna.
Captopril Hidralazina Metildopa Nifedipino Timolol
Diltiazem Hidroclorotiazida Minoxidil Oxprenolol Verapamilo
Enalapril Labetalol Nadolol Espironolactona Propanolol
OBSTETRICIA DE ALTO RIESG O 283
GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS
T
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284 PARTE III
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