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406 eStrAteGiAS MeDiOAMBientAleS De lA ArquitecturA VernáculA cOMO FunDAMentO De SOSteniBiliDAD FuturA. neceSiDAD De lA APlicAciÓn De lOS PrinciPiOS cientíFicOS De lA ArquitecturA beniTo sánchez-MonTañés Macías Universidad de Sevilla. España la sostenibilidad es uno de los retos inapelables de nuestra sociedad contemporánea. Por la propia definición del término “sostenibilidad”, la pervi- vencia de la sociedad y cultura que conocemos e incluso probablemente de buena parte de la espe- cie humana como tal, dependerá de que consigamos que cada una de nuestras actividades, como seres individuales y como colectivo, sean sostenibles, es decir, puedan desarrollarse en el tiempo sin agotar los recursos en los que se basan. Los hombres y las sociedades han confiado a la arquitectura la construcción del hábitat artificial del que se rodean. esta disciplina se plantea como pro- blema crítico servir a ese propósito general de sos- tenibilidad, puesto que es responsable de un porcen- taje muy elevado de los impactos que la ponen en peligro. Hay que insistir en un dato crucial del que la sociedad y sus dirigentes no parecen ser conscientes: más de la mitad de la energía que se consume en el planeta está relacionada de una u otra forma con la edificación: sea en fase de producción de materiales, de urbanización y construcción, o de mantenimiento de los inmuebles en acondicionamiento (calor y frío), iluminación, potabilización de aguas y todas las ope- raciones de mantenimiento que, en general los hacen habitables, han sido cifrados en un 53% de de la ener- gía que el ser humano consume sobre la tierra en el desenvolvimiento de sus actividades1. Otras, como la industria y el transporte, parecen llamar más atención en aspectos energéticos; y sin embargo no, es la edi- ficación la principal causante del gasto. Hoy día es un criterio universalmente aceptado, en el terreno de las ciencias ambientales, que el parámetro 1. Fuente: World Watch institute report. 2003. energético funciona eficazmente, además, a modo de indicador ambiental. Podemos afirmar en términos ge- nerales que la cantidad de consumo energético de cier- ta actividad revela el nivel de impacto que la misma tiene, bien sea en su entorno, bien en focos remotos, dependiendo de su naturaleza. Siendo así que pode- mos afirmar, en consecuencia, que la edificación es la actividad humana que, directa o indirectamente, causa el mayor porcentaje de impacto en el planeta. en este panorama, la arquitectura viene desarro- llando un número importante de técnicas y protoco- los que componen un cuerpo de conocimientos en desarrollo (bioclimática, bioconstrucción, reciclaje, reutilización, gestión de residuos…) destinados a encontrar vías en las que la sostenibilidad del há- bitat humano sea posible. lo que, dicho lo dicho, requiere evidentemente un radical cambio de pautas y técnicas en el pensamiento y materialización de los edificios y las ciudades, que reduzcan dramáti- camente los consumos de energía y, en general, el impacto derivado de la actividad. con frecuencia estos conocimientos que persi- guen un mejor comportamiento ambiental, se en- tienden como avances “ex-novo” de la ciencia con- temporánea; sin embargo, están dando respuesta a los problemas fundamentales del habitar humano: protección, bienestar, seguridad, refugio, dominio del espacio físico y simbólico y muchos otros, que son tan antiguos como la especie. Sabemos que esos problemas estaban resueltos con eficacia en las arquitecturas vernáculas, que se construyeron a lo largo de siglos, en épocas caracterizadas por la escasez de la disponibilidad de los recursos, cuyo consumo pone precisamente en peligro la sostenibi- lidad (energía, materiales, agua...) — 407 — estrategias medioambientales de la arquitectura vernácula como fundamento de sostenibilidad futura. necesidad de la aplicación... Si esas arquitecturas se han desarrollado en un mundo en que era imprescindible la meticulosa ges- tión de unos recursos escasísimos y con frecuencia disponibles sólo con gran esfuerzo, es lícito pensar que en la raíz del desarrollo de esas “arquitectu- ras espontáneas”2, hay un buen número de claves que permitirá optimizar el funcionamiento am- biental de la arquitectura actual y, por ende, su sostenibilidad. la contemporaneidad (sólo cronológica) ha pro- ducido gran número de revivals vernáculos, desde el regionalismo crítico, el pintoresquismo, hasta el ecologismo actual. en este panorama, un ejército de epígonos de Fray Antonio de Guevara parecen haber entonado su propio Desprecio de corte y ala- banza de aldea, con el vernáculo como fondo escé- nico, pero su fundamento ha ido de lo meramente cultural o estilístico a, en el mejor de los casos, la constatación de ciertos fenómenos puntuales que se intentaban reproducir. Parece que estas actitudes han considerado la arquitectura espontánea como un cierto “object trouvè” duchampiano, desposeído de su función (y, por tanto, de su funcionamiento), al que exponer a la mera contemplación formal3. Proponemos sin embargo que la sostenibili- dad arquitectónica tiene un patrimonio incalcu- lable en las estrategias medioambientales (apro- vechamiento del medio, el lugar, el clima, los materiales y las circunstancias de muy diversa índole) que durante siglos desarrollaron las ar- quitecturas vernáculas. Y, sobre todo, creemos que el núcleo fundamen- tal de la originalidad de nuestra propuesta radica en que afirmamos que ese “PATRIMONIO AM- BIENTAL” no puede recuperarse ni ponerse al servicio de la edificación en nuestros días sin el uso de los PRINCIPIOS CIENTÍFICOS DE LA ARQUITECTURA; sin recabar para esta tarea todo el rigor de la ciencia, que se fundamenta en sus tres pilares maestros: objetividad, inteligibili- dad y renovación, que permiten la extrapolación y la comunicación de resultados, acciones en las que basamos la difusión de los logros obtenidos4. 2. el debate sobre cual es el término más conveniente: arquitectura “vernácula”, “espontánea”, “sin arquitecto”, etc, tiene vida propia y no vamos a dedicarle espacio en este breve artículo. los intercambiaremos a nuestra comodidad sin mayor rigor en este aspecto. 3. no vamos a decir que este trato lo haya sufrido sólo la ar- quitectura vernácula, evidentemente; pero hoy es nuestro tema. 4. Sobre la influencia determinante de la aproximación científica a la arquitectura en el comportamiento ambiental de Más allá de los lugares comunes que menudean en el acervo arquitectónico de cada cultura, quere- mos hacer en estas notas una propuesta objetiva: el análisis sistemático de los parámetro particu- lares que de cada arquitectura se pueden extraer, con el necesario tejido científico como para poder objetivar los resultados y hacerlos comunicables y extrapolables a las arquitecturas de hoy y del futuro. esta extrapolación necesita caracterizar los fenómenos ambientales del vernáculo y deter- minar de que forma los podemos reproducir con técnicas y medios contemporáneos, para lo cual se hace clave el uso de procedimientos objetivos como el cálculo de modelos y la simulación. con este procedimiento podremos construir un cuerpo ambiental sobre el que basar el desarrollo ambien- tal futuro, como resultado de una evolución fun- damentada en una sabiduría colectiva y un funcio- namiento contrastado. esta propuesta que se acaba de hacer, es claro, prefigura un esfuerzo enorme, que debería consti- tuir el fundamento de un buen número de estudios dedicados a constituir el cuerpo de conocimientos descritos. el número se multiplica puesto que la misma naturaleza del vernáculo, unido íntimamen- te a los factores locales, como clima, orografía, etc, hace que el estudio deba de ser particularizado para cada tipo de arquitectura, extrayendo conclu- siones que, en principio, sólo serán válidas para cada ubicación concreta. el propósito que ahora nos ocupa es mucho más modesto, y se limitará a justificar adecuadamentela pertinencia del estudio y a ejemplificar brevemente algunos casos que nos permiten pensar en las enormes posibilidades de sus conclusiones. Clima y arquitectura vernácula. la arquitectura espontánea ha ejercido siempre una notable fascinación tanto entre los estudiosos de la historia de la arquitectura, como en antropólo- gos y sociólogos. A partir del inicio de los años 70, cuando tuvo lugar la explosión de la crisis energética, otra cate- goría de estudiosos se vio atraída por las obras de ar- quitectura espontánea: la categoría de los promoto- res de una arquitectura de bajo consumo energético; arquitectura que los americanos entonces llamaron la misma, véase “el espíritu de la tragedia”, del profesor cabe- za (V. Bibliografía). — 408 — BenitO SáncHeZ-MOntAñÉS MAcíAS “pasiva” y los europeos, quizá con mejor fortuna, “bioclimática”. Se descubrió de hecho que (como algunos precur- sores tales como rapoport5 u Olgyay6 habían puesto ya en evidencia) la arquitectura sin arquitectos había asumido desde siempre las reglas para construir una envolvente confortable sobre la base un uso cons- ciente del conocimiento de las características climá- ticas del lugar de los materiales disponibles. Se descubrió que en localidades que estaban situadas en continentes distintos y habitadas por hombres con culturas profundamente diferentes, que nunca habían tenido contacto, pero que estaban caracterizadas por condiciones climáticas análogas, se había llegado a soluciones arquitectónicas idénti- cas o muy similares. Muchos hablaron de determinismo climático, otros lo negaron pero, sobre todo, se formó una co- rriente cultural que se basaba sobre una sistemática y a menudo acrítica exaltación de la “perfección” de la arquitectura vernácula, desde el punto de vista bioclimático, esto es, de adaptación al clima. toda- vía hoy -después de todo, no hace tanto de esto- la tendencia a exaltar “la sabiduría de los simples” está muy viva. esta actitud tiene mucho de hipérbaton histórico de estirpe romántica, por el que situamos en una “edad de oro” ideal del pasado valores que deberíamos procurar para el futuro7. 5. Ver Bibliografía. 6. Ver Bibliografía. 7. Paradójicamente, esta perversión ha arraigado en esque- mas de pensamiento supuestamente progresistas, como ciertos tipos de ecologismo o regionalismo postmoderno, pese a lo Sin embargo, esta postura cultural se presta a equívocos peligrosos si no viene matizada en la fase de formación de nuevas arquitecturas energética- mente conscientes. De hecho es fácil, y ya ha sucedido, caer en la imitación mimética de soluciones constructivas típi- cas de la arquitectura vernácula, del todo inadapta- das a las exigencias contemporáneas. “lo vernácu- lo funciona” no puede ser aceptado como filosofía, aunque es cierto que muchas de las enseñanzas que se pueden derivar del análisis de esta arquitectura son transferibles, con las debidas adaptaciones, a las metodologías y modelos proyectuales de hoy. Precisamente, esta copia sin análisis ha produ- cido y puede producir gran cantidad de problemas en las arquitecturas que las han sufrido; lo que ha acarreado, a la inversa, cierta desconfianza sobre la validez contemporánea de la arquitectura espontá- nea, más allá del mero pintoresquismo o de la mu- seificación antropológica. El llamamiento que hacemos al rigor científico, como herramienta imprescindible para actualizar los mecanismos de control ambiental del vernácu- lo, viene precisamente a reivindicar su validez y a situar estos mecanismos en la mesa de trabajo del arquitecto, con una carga de operatividad que el fol- clore les había negado. lo que nos sirve, de hecho, es una metodología de proyecto arquitectónico que tenga en cuenta la exigencia de reducir los consumos energéticos man- teniendo (o aumentando) el confort. esta exigencia cual no podemos dejar de constatar sus matices marcadamente reaccionarios. casa Ghirardi. Arq. luis Barragán. México DF. la arquitectura de Barragán alcanza ejemplos notables de integración de los valores tradicionales de la arquitectura mexicana (color, luz, masividad, texturas…) con las necesidades del habitar contemporáneo. Foto del autor. — 409 — estrategias medioambientales de la arquitectura vernácula como fundamento de sostenibilidad futura. necesidad de la aplicación... está viva tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vía de desarrollo: más quizá en estos últimos que en los primeros. Habitación y medio El criterio ecológico usado por Köppen8 para elaborar su clasificación climática, consistente en la adaptación de unidades biológicas a una determinada situación ambiental, parece perfectamente adaptado al análisis bioclimático de la arquitectura vernácula. De hecho, es fácil verificar9 que a los cinco princi- pales grupos biológicos, utilizados para definir otras tantas clases de clima, se pueden asociar cinco tipos principales de arquitecturas vernáculas. cada uno de los tipos edilicios está caracterizado por una notable homogeneidad constructiva y formal y, sobre todo, por una sorprendente homogeneidad funcional. estas homogeneidades (subrayamos: constructiva, formal y funcional) también se entrelazan estrechamente considerando el fuerte vínculo existente entre clima y materiales disponibles en el lugar. Sobrevolando el esquema de relación entre estos climas y sus arquitecturas espontáneas, vamos a re- pasar algunos casos tan conocidos como represen- tativos (esta aparente obviedad demuestra su fuerza probatoria), con algunas consideraciones a su funcio- namiento. ello puede aportar ejemplos de cómo en- tendemos la aproximación que pretendemos al tema: en los climas templados cálidos subtropicales10 los inviernos son breves y templados o apenas fres- cos y lluviosos, mientras los veranos son calientes y secos; en montaña las excursiones térmicas esta- cionales se incrementan; por último, exagerando sus características, en estas zonas se dan los desiertos del mundo. en estos climas encontramos las viviendas sub- terráneas, ya que disfrutar de la inercia térmica del terreno es el medio más inmediato y eficaz para ate- nuar las excursiones térmicas día-noche y verano- invierno. Existen excavadas en el flanco de una co- lina o perpendicularmente al suelo, en especial si el terreno es llanura. el primer tipo se encuentra en las franjas límite entre la zona cálida-seca desértica y la cálida-templada; es el caso más aproximado a los ejemplos andaluces, como el de Guadix o Setenil de 8. Consideramos que la Clasificación Climática de Wla- dimir Köpen, patrimonio del acervo general de la ciencia, no necesita ser descrita ni referenciada. Para cualquier duda, todo manual básico de Climatología la desarrolla suficientemente. 9. lo ha hecho, entre otos, Federico Butera (v. bibliografía). 10. Köppen: Grupo C. las Bodegas, también presente en muchas islas del mediterráneo (Santorini, Basilicata, Sicilia orien- tal…) y en otros altiplanos de esta zona (túnez, turquía, donde quizá la habitación excavada ha al- canzado el más alto nivel), en la que la función de la habitación en caverna no es sólo la de crear ambien- tes con temperatura próxima a la media noche-día en verano, sino también la de limar las puntas de frío nocturno en invierno. en América la función de defensa de los climas extremos se une a las necesidades defensivas. en el S.Xiii los indios Pueblos se retiraron a las cavi- dades naturales de las paredes rocosas, escogiendo situaciones que garantizasen no sólo defensa de los enemigos, sino también buenas condiciones de con- fort térmico. el pueblo está encastrado en la roca y expuesto al sur; el voladizo natural de roca mantie- ne las viviendas al sol en invierno y en sombra en verano; el apoyo en la roca garantiza el aprovecha- miento de su inercia térmica. estas habitaciones en roca americanas pertene- cen al pasado, pero las de la región del Shensi, en china, todavía se usan.las viviendas excavadas en llanura (con eje ver- tical) podemos clasificarlas según estén parcial o totalmente enterradas y por la presencia de patio. en general pertenecen a climas extremadamente cálidos y secos, fundamentalmente desérticos. las que no tienen patio son formas subterráneas de la cabaña elemental, con una cubierta por lo general vegetal (salvo raros casos megalíticos). las más interesantes arquitectónicamente, con patio central, tienen el ejemplo más conocido en Matmata (túnez), encontrándose también en algu- nas zonas de china (provincia de Honnan). calle en Setenil de las Bodegas (cádiz), donde el carácter de cueva de las casas viene conferido por la singular orografía del enclave. Foto del autor. — 410 — BenitO SáncHeZ-MOntAñÉS MAcíAS la vivienda en caverna, aunque presenta induda- bles ventajas ligadas a su funcionamiento descrito, da lugar a un número igual o mayor de desventajas: escasa ventilación, poca luz, humedad. este hábitat responde de la mejor manera posible a las escasas posibilidades tecnológicas de quien lo ha creado y, tal y como es, no es reproponible hoy día. Sus intrínsecas cualidades de control climático, no obs- tante, han llevado a una reciente revalorización de viviendas parcialmente enterradas. en este proceso es muy amplio el empleo de tecnologías y materia- les más bien sofisticados, al objeto de eliminar la mayor parte del lado negativo de esta arquitectura, aprovechando el positivo. Vale la pena observar que el habitar en caver- na (aunque sea ocasionalmente) fue retomado hace dos o tres siglos por la nobleza siciliana. en mu- chas villas entorno a Palermo, donde los nobles de la ciudad se mudaban en verano, fueron construidas las llamadas “camere dello sciroco” (habitaciones del siroco). Se trata de grandes cámaras excavadas bajo tierra, pero no enteramente, de modo que se pueda disfrutar de la iluminación natural, a menudo atravesadas por el agua de un manantial. estos espa- cios se amueblaban y se hacía crecer la vegetación. cuando soplaba el temido siroco, los dueños y sus huéspedes pasaban las horas más tórridas en aquel ambiente agradable. este es sin duda un ejemplo ya histórico de cómo las virtudes de la arquitectura vernácula pueden ser retomados por una arquitectura culta, tal y como proponemos para nuestro momento. en los climas cálido-secos del Grupo B, las edi- ficaciones en tierra constituyen la más característica aportación de la arquitectura espontánea. el uso de la tierra estabilizada deriva de dos factoras, a me- nudo concatenados: por un lado la naturaleza árida y a menudo arenosa de los lugares, sin árboles de fuste ni canteras de piedra; por otro la incapacidad tecnológica de elaborar la piedra, sobre todo ligado a la escala económica del pequeño pueblo. el clima seco al mismo tiempo permite el tipo de construcción, que se desharía materialmente en un clima más lluvioso. estas arquitecturas han sabido crear ejemplos de una gran belleza, además de estar perfectamente adaptados al clima. Malí, níger y Yemen son paí- ses donde la arquitectura de tierra ha alcanzado su máximo esplendor monumental, pero está presente en toda la franja del Sahel. el notable espesor de las paredes y las reducidas dimensiones de las ventanas, unen las ventajas del habitar bajo tierra, en lo que respecta a la inercia térmica, con las del habitar en superficie, en lo que se refiere a ventilación y (relativamente11) ilumina- ción. es una arquitectura que huye de la luz, ges- tionándola meticulosamente, al tiempo que utiliza la agregación de las construcciones para exponer la menor facción posible de piel a la insolación, lo que podemos verificar tanto en los qsour magrebíes, 11. Decimos “relativamente” porque el conseguir una gran iluminación no es precisamente uno de los objetivos de esta arquitectura, dado el clima; sin embargo tienen la ventaja de poder conseguir los focos de luz, aunque sean pequeños, en el lugar donde sean necesarios, no como en la caverna, que vienen forzados a una única fachada. calle en la medina de Fez (Marruecos), que fuga hacia el cielo, dejando penetrar un mínimo de luz, apenas suficiente para deambular. Foto del autor. — 411 — estrategias medioambientales de la arquitectura vernácula como fundamento de sostenibilidad futura. necesidad de la aplicación... como en los castillos yemeníes o todas las medinas del mundo islámico. Dentro de este grupo climático no podemos ol- vidar, por supuesto, toda la construcción en piedra, que constituye un nivel más elevado de tecnología y complejidad de las estructuras económico-sociales. es característica de las sociedades islámicas más evolucionadas y aunque permite un mayor refina- miento de la arquitectura, ligado a su capacidad de labra y resistencia (estructural y al desgaste), el es- quema de funcionamiento ambiental es muy simi- lar, basado en la inercia térmica de la masa, control de la radiación, reemisión de radiación a la bóveda celeste, y ventilación. La mayor sofisticación lleva igualmente apare- jada una evolución en el conocimiento de técnicas de climatización pasiva, y así aparecen elementos como la mashrabyya (celosía tupida de madera) que aúna ventilación y sombra; la torre de vien- to iraní, que permite ventilar en condiciones de aglomeración urbana y práctica ausencia de vien- to; mecanismos de evaporación, como pequeñas fuentes o complejos sistemas a base de conductos humectados; los techos se elevan, permitiendo una mayor estratificación del aire caliente, que man- tiene el confort en la altura habitable; por último, hay que mencionar la consagración del patio como elemento central de esta arquitectura y su relación con el medio. Aunque evidentemente presente en otras muchas arquitecturas (fundamentalmente del arco mediterráneo), nunca como hasta este mo- mento alcanza su mayor elaboración en esta fun- ción ambiental. En definitiva, el edificio islámico “vive”, respira y transpira como un ser biológico y mantiene a una temperatura aceptable sus órganos internos (los ha- bitantes), exactamente como haría una piel. esta piel es en ocasiones incluso más eficiente y sofisticada, en especial en lo que se refiere a la ventilación. queriendo sintetizar las características de la ar- quitectura islámica tradicional, se puede observar que tiene en cuenta –con increíble maestría- tanto las características del clima en el que se desarrolla (elevadas excursiones térmicas y baja humedad re- lativa), como la respuesta fisiológica del organismo humano a las solicitaciones microambientales. De hecho, los objetivos que se persiguen son tres: Aumento de los intercambios radiantes hom-1. bre-ambiente mediante la reducción de la temperatura media de las paredes, gracia a la inercia térmica de las estructuras, al sombrea- miento de paramentos y a la función de pozo frío del patio. Aumento de los intercambios convectivos y 2. evaporativos hombre-ambiente mediante el au- mento de la velocidad del aire (ventilación). Aumento de los intercambios convectivos y 3. evaporativos hombre-ambiente mediante la disminución de la temperatura del aire (en- friamiento por evaporación). los climas cálido-húmedos12 se caracterizan, más allá de un elevado valor de la humedad rela- tiva y de la temperatura, por una excursión térmica día-noche muy reducida y por elevados valores de la radiación solar difusa. Más allá de este dato, las estaciones se diferencian fundamentalmente por la mayor o menor cantidad de precipitaciones. la vivienda en estas zonas, que se distribuyen en la franja tropical, debe satisfacer por lo tanto dos condiciones: Garantizar un nivel de bienestar térmico su-1. perior al que se tendría en el exterior. Proteger eficientemente de la lluvia.2. Dadas las condiciones, el confort sólo se puede mejorar reduciendo la radiación que penetra en los ambientes vivideros y favoreciendo la ventilación. con estas premisas, la arquitectura espontánea en las zonastropicales se ha estabilizado sobre formas y estructuras óptimas que se encuentran, sustancial- mente idénticas en su funcionalidad, en las más di- versas partes del mundo con el mismo clima. en todos los casos, la vivienda se eleva del suelo y las paredes son total o parcialmente permeables al viento, las cubiertas están muy verticales para favo- recer la evacuación del aguay voladas para proteger de la radiación solar difusa. cuando nos encontramos a cierta altura sobre el nivel del mar, lo que puede aumentar la excursión térmica hacia valores nocturnos más bajos, aparece el empleo de la tierra proveyendo cierta cantidad de masa térmica. Es significativo que en estos climas es normal considerar que la “casa” está constituida por dos es- tructuras separadas: la cabaña, donde se conservan los bienes y se duerme y un espacio abierto pero con un tejado de hojas, donde se desarrolla la acti- vidad diurna. Podemos comparar esta dualidad del espacio exterior-interior, con la de la casa patio, lle- gando a conclusiones sobre la posición de la luz y la necesidad de protección lateral-superior según el clima y las circunstancias. 12. Köppen: Grupo A. — 412 — BenitO SáncHeZ-MOntAñÉS MAcíAS en las áreas climáticas de tipo continental con dominante fría13 sufren inviernos largos con tempe- ratura constantemente baja, escasa excursión térmi- ca y pocas horas de sol. el verano es breve, cálido y húmedo. las estaciones medias frescas y lluviosas. los materiales son madera abundante y piedra. Se puede resumir que la historia de la arquitectura espontánea en estas zonas se centra en la evolución de la dialéctica entre fuente de calor y envolvente del edificio. el fuego como continua fuente de calor, una en- volvente de madera primero y de piedra después (que permite la importantísima aparición de la chi- menea, antes de la cual, el humo llenaba la cabaña y la fuente de calor era el punto radiante de la llama, no todo un muro calentado) y poquísimas ventanas en origen para evitar la dispersión térmica14, cons- tituyen la esencia de esta arquitectura. Su principal tipo de aislamiento es el resistivo, que proporciona la madera o mantos vegetales secos. Se puede concluir que, en general, la vivienda nórdica es una segunda piel defensiva, lo más im- permeable posible a las hostiles condiciones am- bientales, que sólo puede funcionar eficazmente si está dotada de una fuente de energía. el refugio de los pueblos nómadas merece un comentario aparte. Habitualmente viven en climas extremos, que fuerzan su nomadismo, impidiéndo- les un asiento continuo con recursos suficientes. Los esquimales del ártico, los beduinos del Sahara o los mongoles de la tundra, han desarrollado habitacio- nes temporales (el iglú15, la jaima y la yurta), que les permiten vivir en las mejores condiciones posibles, dados los medios disponibles y el clima en el que se desenvuelven. con frecuencia esas condiciones no son de confort, sino simplemente de superviven- cia, pero sólo ese logro es ya notable en un hábitat tan inverosímil como el invierno ártico; podemos afirmar, por tanto, que son pieles excepcionalmente eficaces en la protección frente al medio. Por la misma naturaleza del clima, en estos re- fugios, que podemos considerar con todo derecho 13. Köppen: Templado-frío; Grupo C. 14. la arquitectura nórdica histórica de grandes ventana- les, desde ámsterdam a estocolmo, es ya una arquitectura culta evolucionada, que se basa en una disponibilidad casi ilimitada de combustible para la calefacción y que responde a otros pa- rámetros no ambientales. en cualquier caso, no podemos con- siderarla vernácula. 15. el iglú es una estructura estable, evidentemente, pero se construye sólo para una estación. en la estación cálida los esquimales se desplazan tras la caza y la pesca, volviendo a instalarse en un nuevo emplazamiento cuando vuelve a llegar la estación más fría. arquitecturas vernáculas pese a su temporalidad, en- contramos los puntos extremos del gradiente de me- canismos de adaptación al medio. Por ello, aunque como se ha dicho las condiciones que consiguen no sean suficientes hoy día, estas arquitecturas son un excelente laboratorio en el que estudiar mecanismos de funcionamiento bioclimático. Habitar vernáculo hoy Por último, no podemos olvidar que las arquitec- turas espontáneas son aún un porcentaje elevadísimo de las viviendas en no pocas partes del mundo, por lo tanto, además de una fuente de inspiración para arqui- tecturas actuales, son una cuestión habitacional viva y presente, que tenemos que considerar como tal. creemos que la arquitectura vernácula constitu- ye (y debe constituir en su pervivencia) un hábitat real, no solo un museo antropológico. Y un hábitat quiere decir un lugar donde desarrollar la vida de sus habitantes con todas las condiciones y expectativas que los modos de vida contemporáneos les permi- ten albergar. entre esas condiciones se encuentran evidentemente las de confort. Y es por ello que las arquitecturas espontáneas se constituyen en objeto de estudio de especial interés, puesto que no pode- mos admitir que queden relegadas a condiciones inadmisibles en virtud de su valor museístico, sino que todo su potencial (que es mucho) debe desarro- llarse con las mejoras que la ciencia arquitectónica contemporánea sea capaz de aportar. Y hablamos de desarrollar potencialidades pro- pias, no de superponer sistemas extraños al funcio- namiento original, para lo cual la primera condición consiste en el análisis y conocimiento de la realidad preexistente. Por tanto, podemos decir para concluir, que el estudio científico de la arquitectura vernácula es, además, imprescindible para su conservación viva, más allá de la museificación y de su uso como base de datos, permitiendo desarrollar sus virtudes hasta niveles de confort asumibles hoy. Conclusiones los ejemplos de arquitectura vernácula son el fruto de un lento proceso de ajuste que ha durado centenares y miles de años, destinado a la creación de condiciones de confort ambiental, utilizando del mejor modo los recursos locales. en algunos casos (véanse las arquitecturas árabes) se han alcanzado — 413 — estrategias medioambientales de la arquitectura vernácula como fundamento de sostenibilidad futura. necesidad de la aplicación... resultados sorprendentes que unen un extremado refinamiento arquitectónico a un sofisticado uso de materiales y principios físicos. este patrimonio, que en gran parte del siglo pasado y hasta hoy está en gran parte abandonado, representa una mina inagotable de información y sugerencias. A pesar de ello hay señales de una tendencia arquitectóni- ca contraria que, aunque aún minoritaria, se inspi- ra en esa sabiduría que ofrece la arquitectura sin arquitectos. en los países industrializados se ha asistido a una recuperación parcial de los principios inspira- dores de defensa del clima y del empleo racional de la radiación solar en el desarrollo de la arquitectura bioclimática (bioregionalismo). Se ha tratado ob- viamente de un uso inteligente de este patrimonio, tomando algunos principios inspiradores y revitali- zándolos en función de la disponibilidad de nuevos materiales y conocimientos, con el fin de garantizar el bienestar térmico con una notable reducción del empleo de combustibles fósiles. Pero en los países en vías de desarrollo, la rique- za de las enseñanzas de la arquitectura espontánea corre el riesgo de disolverse bajo el empuje de una “modernidad” importada irreflexivamente. Y es pre- cisamente en estos países donde una recuperación inteligente de las sugestiones arquitectónicas loca- les, más allá de un indudable valor cultural, puede representar la condición que aúne la creciente nece- sidad de mantener o mejorar la calidad de vida con un uso racional de los escasos recursos disponibles. como ejemplo de un proceso mucho más com- plejo, pensamos en el rapidísima difusión, en las grandes ciudades del tercermundo, de instalacio- nes de climatización. es el resultado del naufragio de una arquitectura que ha abandonado cualquier referencia a la interacción con las condiciones cli- máticas externas, confiando al control térmico a las instalaciones. esta enorme sobrecarga en la deman- da eléctrica está provocando un colapso de las redes energéticas de estos países, que constituye uno de los más graves lastres a su precaria situación eco- nómica y social; los cortes de suministro energético son constantes y durante ellos, estas nuevas arqui- tecturas, que precisamente han provocado la crisis, son absolutamente inhabitables frente a las viejas casas tradicionales, que subsisten razonablemente sin la climatización que nunca tuvieron, en una pa- radoja sobre el progreso de la que deberíamos sacar no pocas enseñanzas. este panorama ya no nos permite pensar en un progreso ilimitado e inconsciente, como finalmen- te parece que todas las autoridades mundiales han reconocido16. la necesidad de tomar un nuevo rumbo hacia la sostenibilidad, encuentra un aliado de enor- me capacidad en la sabiduría inmemorial acumulada en las arquitecturas tradicionales; un patrimonio que no podemos abandonar ni menospreciar a menos que queramos volver a inventar la rueda; y esta es una estupidez que no tenemos tiempo de permitirnos, porque la estabilidad del planeta que nos sustenta no va a mantenernos el tiempo suficiente. urge por tanto avanzar en un modo sostenible y, para ello, no podemos abandonar en el camino ninguna buena práctica que ya tengamos aprendida, como son las de las arquitecturas vernáculas. Pero este conocimiento acumulado no es opera- tivo sin una correcta transposición a las necesidades y técnicas contemporáneas y, lo que es más comple- jo, a una operativa que permita su pervivencia en escenarios futuros. es por tanto imprescindible un conocimiento objetivo y comunicable (esto es, cien- tífico) de los parámetros que caracterizan las arqui- tecturas vernáculas, en relación con todos aquellos aspectos que incidan en la sostenibilidad de nuestro hábitat construido. esos parámetros deben obtenerse por medios y con protocolos científicos adecuados, de forma que determinen invariantes extrapolables al acervo ar- quitectónico general, y no dependan de una forma o un material concreto, sino que constituyan objetivos precisos y principios físicos generalizables. un ejemplo: si en los climas cálidos secos se cons- truye tradicionalmente con gruesos muros de piedra o adobe, este dato no es la enseñanza que nos intere- sa, nos importará sin embargo saber que esos muros tienen una alta difusibilidad por la que consiguen una elevada inercia térmica, que en combinación con una adecuada ventilación selectiva, permite disipar los excedentes de calor diurnos, manteniendo medias de temperatura dentro de los límites de confort. Por supuesto que no podemos aspirar a seguir construyendo con adobe todos los edificios contem- poráneos en esos climas (aunque para algunos de ellos siga siendo una magnífica solución que se ha desechado demasiado fácilmente), pero si tenemos el dato anterior y sabemos manejarlo17, podremos 16. Solo estamos esperando que se decidan a tomar medi- das proporcionadas a la gravedad de la situación, y que reúnan el valor suficiente para llevarlas a cabo. Paciencia. 17. es hora ya de que los arquitectos entonemos un” mea culpa ambiental”, porque buena parte de la inercia contra la sostenibilidad que muestra nuestra arquitectura es debida sim- plemente a la iGnOrAnciA de muchos compañeros que se niegan a asimilar los conocimientos necesarios para integrar estos parámetros en sus proyectos. — 414 — BenitO SáncHeZ-MOntAñÉS MAcíAS conseguir un efecto idéntico con materiales y proce- sos adecuados a la economía y medios contemporá- neos. Y también, como antes decíamos, será un dato físico, objetivo e intemporal, que en el futuro podrá igualmente perseguirse y conseguirse con medios técnicos y materiales totalmente distintos. Se trata de un ejemplo absolutamente puntual en un mar de conocimientos, tan vasto como diversos son los climas, las culturas y las geografías. la tarea es esta y, en consecuencia, ingente. urge acometerla e implementar los procesos que permitan que co- mience a dar frutos, en beneficio de la conservación del patrimonio, material e inmaterial, que constitu- ye la arquitectura vernácula y en beneficio de todos los que habitamos este planeta. Bibliografía y referencias AleXAnDer, christofer: Timeless way of building. londres: Gay Books, 1974. BlAncO lÓPeZ, José ignacio: “calefacción y clima- tización de los edificios por las energías naturales. Sistemas pasivos en climas mediterráneos”; Actas de la Conferencia internacional sobre la conservación de la energía, Pugno chiuso (italia), 1979. 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