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Juego, juguetes y nuevas tecnologías - Carolina Duek

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Juego, juguetes y nuevas tecnologías - Carolina Duek -
Capitulo 1: Infancias contemporáneas: socialización, instituciones y representaciones
1. ¿Que infancias?
Existe un perfil de un niño o niña hegemónico en los medios de comunicación. Este es un niño aparentemente autónomo, capaz de identificar su deseo y su futuro y especialmente con un perfil de consumo sumamente marcado.
Duek nos dice que tenemos que hablar de infancias. Como dice Carli, las infancias nos permiten pensar diferentes trayectorias marcadas por la desigualdad de oportunidades y de horizontes. Imaginar una infancia estática con características determinadas, imposibilita cualquier análisis o reflexión productivos. Y, a la vez, son plurales las infancias. Son infancias que viven su vida cotidiana de maneras diferentes y diversas en función de las condiciones materiales y simbólicas a las que pueden o no acceder. Las infancias que van a protagonizar, con sus juegos, este libro son urbanas y escolarizadas. Y se seleccionaron tres ejes para el análisis: la socialización, las instituciones y las representaciones.
2. Las infancias en relación: la socialización como eje de la vida cotidiana
Hobsbawn identifica la vida en sociedad, con otros, como fundamental para la construcción de los niños en tanto sujetos.
Según Williams, la cultura es un proceso abierto y dinámico en el cual se encuentran rastros de un pasado que ha sido resignificado en el presente por los sujetos que la sostienen.
La infancia es una construcción social, cultural y política en la que se cristalizan las estructuras significativas y los discursos que rodean a esos niños. Carli asegura que la infancia debe ser desbiologizada, es decir, sacada del arco que sostiene que es una etapa del desarrollo de los más chicos y reubicada en los tejidos y entramados que la sostienen como tal. La socialización viene a ser como uno de los mecanismos principales a través der los cuales los más chicos se ubican y construyen permanentemente en relación con los otros.
El pasaje por las instituciones formativas por fuera de la familia supone una integración mas o menos armónica a estructuras preexistentes con objetivos que superan la individualidad de cada uno de sus integrantes. Vivir con otros es vincularse, quererse, pelearse, pro también ver, escuchar, leer y conectarse.
El descubrimiento de la vida cotidiana como un espacio clave para pensar la vida social y cultural ha sido parte del proyecto inicial de los Estudios Culturales Ingleses. 
Lezcano sostiene que la socialización es un proceso continuo en el que los individuos transmiten, aprenden e incorporan aspectos "sustantivos y simbólicos del mundo social que los involucra en un espacio y un tiempo específicos (político, cultural, social e histórico). Estamos frente a un proceso dinámico, cambiante y que no se detiene. Vincular la socialización con la continuidad es jerarquizar a los sujetos que están actuando activamente en dicho proceso. La continuidad y el dinamismo de los procesos de socialización suponen necesariamente sujetos activos, que buscan permanentemente las fonas de su vinculación con otros.
Otra de las palabras clave es "transmisión", dado que implica un vinculo con la historia de ese conjunto social orientado al futuro: transmitir para perdurar, para construir un legado, para resignar el paso, el presente y el futuro. Harold Lasswell sostenía que la transmisión del legado social era una de las funciones cruciales para pensar la vida en la época de la comunicación de masas. Ahora bien, convertir las experiencias en discursos es también darles forma, moldearlas, organizar la memoria y los recuerdos del pasado en el presente. En tanto sujetos sociales vinculados con otros sujetos sociales en diferentes tiempos y espacios de la experiencia contamos y nos contamos nuestro propio pasado y presente en función de la imagen que hemos construido de ellos. En el sentido en el que Goffman habla de facework, del trabajo de la cara en tanto mascara con la cual nos presentamos frente a otros en diferentes espacios de interacción, sostenemos que los relatos del pasado y del presente que se construyen como "legados" a otras generaciones o grupos se conforman en torno a la imagen que de ellos se quiera dar.
La tercera es "específicos", dado que se planta que es imposible pensar la experiencia, la transmisión y la vida social sin identificar los condicionamientos del momento histórico, espacial y temporal especifico en el que ocurren. Esto nos ubica en un análisis materialista. Lezcano dice que la socialización es un proceso continuo que incluye la transmisión social e intergeneracional de experiencias, practicas y conocimientos y que ocurre en condiciones que la hacen posible (y que la limitan, configuran, ordenan y significan)
Tedesco sostiene que la socialización puede pensarse en dos momentos. Existe una primera instancia en la que la familia opera como vinculo entre el niño y el mundo a través del afecto y de la transmisión de diferentes experiencias. Esta primera etapa de socialización se enraíza en la vida cotidiana, en el repertorio aparentemente invisible de hábitos, rituales y costumbres que incluyen desde la alimentación hasta la vestimenta y los lazos afectivos que se despliegan.
Las formas en las que las relaciones se construyen entre los niños y los adultos que los rodean, son complejas y se vinculan con otras instancias incluidas en la vida social, como el trabajo, los horarios, las obligaciones, etc.
El segundo momento de la socialización, la secundaria, es para Tedesco el espacio en el que el sujeto ya socializado es incorporado a la sociedad en términos de las conductas, expectativas y las formas adaptativas hegemónicas.
Las expectativas, las conductas esperables, las permitidas y las prohibidas se ponen en juego en cada una de las instancias en las que un sujeto interactivo con otros. Socialización, pasamos tiempo con otros, nos construimos como sujetos en esa interacción e incorporamos todo el universo de posibilidades y de restricciones.
Bourdieu menciona que el gusto es una construcción social que nos permite analizar las construcciones de clase y las aspiraciones. A través del gusto nos definimos frente a los otros, al elegir nos ubicamos en un lugar especifico de la oferta, la demanda y las expectativas sociales. Elegir es un acto que opera por lo que se selecciones y lo que se descarta. En cada uno de sus actos, los sujetos configuran su vida social y es en esa configuración en donde radica la clave para analizar las infancias contemporáneas. La socialización se despliega y configura en la vida domestica y en la vida social; en relación con pares y adultos; en las elecciones y descartes: es un proceso que explica, nos explica y ubica en un entramado de relaciones y expectativas, diferencias y continuidades.
Analizar cualquier forma de socialización nos exige y demanda ver a los niños y niñas en sus propias acciones y vínculos.
Bourdieu, en uno de sus textos, realizo entrevistas a chicos y pudimos advertir los siguientes elementos comunes:
· La importancia de definir el vinculo
· El ritmo de la entrevista: la ansiedad del comienzo por hablar primero que el otro, por corregir y por mostrarse "mas" que el otro. Interrumpir, marcar el ritmo y decir algo mas ocurrente que el otro aparecieron como una constante que se vincula con las representaciones. Tener la palabra parecía operar, en así todas las entrevistas, como un espacio de construcción de un poder frente a los pares y el entrevistador.
La vida en sociedad demanda de cada uno de nosotros una toma de posición: elegir tomar la palabra, decidir disputarla o no hacerlo son maneras de posicionarnos frente a los otros. Y es allí donde se ponen en juego las formas que adquiere la socialización primaria, las estructuras que organizan la percepción del mundo de los niños y las niñas, que esta históricamente situada y relacionada con trayectorias sociales, culturales, políticas y económicas de los núcleos familiares en donde los más chicos crecen y se desarrollanSe identifica la palabra de los informantes como una puerta de entrada a su universo de construcciones, representaciones y deseos.
Es en la socialización pares en un lugar de importancia donde se construyen los modos de nombrar los vínculos, las maneras de ubicarse en y con el resto de los pares, pero más que nada, es en la relación con los demás en donde nos construimos dinámicamente como sujetos sociales. Decimos dinámicamente porque los tiempos, espacios, condicionantes y posibilidades de la vida social se modifican por las propias acciones de los sujetos involucrados.
Pensar la socialización entre los más chicos a través de escenas por ellos construidas es una manera de acercarnos al universo en el que los niños y las niñas asignan sentido a su vida cotidiana. Tener la palabra y nombra lo objetos y situaciones nos colocan de un modo en un espacio social.
3. Los espacios y las instituciones de las infancias contemporáneas
Foucault sistematiza las formas en las que las instituciones, el poder y los sujetos se articulan en pos de un gran objetivo vinculado con la adaptación, la normalización y el encauzamiento de todos los que atraviesan por esos espacios. El disciplinamiento es la palabra calve que nos permite pensar nuestra vida en tanto ciudadanos "normalizados", adaptados y ajustables a las expectativas sociales. Los desvíos se perciben como anomalías y son contantemente reorientados para retomar el equilibrio perdido. Los límites del desvío son patológicos y derivados a las instituciones especializadas en aislar a los sujetos peligrosos. 
Las instituciones claves que rodean a la infancia contemporánea son la escuela y la familia. Estos son los espacios en y desde los que los niños reciben de diferentes maneras el legado cultural y las expectativas que sobre ellos se posan. Foucault sostiene que el poder de la normalización se establece como principio de coerción en la enseñanza con la instauración de una educación estandarizada. Alvarez-Uria y Varela afirman que la educación será uno de los elementos clave para naturalizar una sociedad de clases. La infancia esta constituida por diferentes influjos: la acción educadora institucional, la acción de la familia cristiana y la acción educativa difusa. Este niño está sujeto y sujetado a las instituciones y es por esta razón que la formación de la infancia es "parte de un programa político de dominación". En función de esta dominación es que comienza un largo proceso de encierro, de aislamiento, llamado escolarización. El resultado será la construcción de un nuevo tipo de sujeto que será desclasado, dividido, individualizado, esquizoide y que no puede integrarse a grupos dominantes. El objetivo de este sistema era resolver la lucha de clases y eliminar el conflicto que amenazaría a la armonía social. La violencia que no es exclusivamente simbólica se asienta en un pretendido derecho: el derecho a todos a la educación. 
Esta definición de la escolaridad repone otro concepto clave de Foucault. La microfísica del poder atraviesa todas las instituciones y a todos los sujetos que se vinculan con ellas. La imposibilidad de localizar el poder en un lugar aumenta su proyección porque se construye una mirada sobre todos los sujetos que ejerce un control sobre sus cuerpos como si estuvieran siendo constantemente observados.
La escuela es la gran organizadora cotidiana. Y es en la organización cotidiana donde encontramos los matices, las variantes y las continuidades que nos alejan de un supuesto automatismo de los sujetos institucionalizados.
El cuerpo, tal como lo define Foucault, es el espacio en el que se articulan todos los condicionamientos de la disciplina y las normativas de los espacios. La escuela como gran espacio incluye también una relación con los docentes que están a cargo de esos niños organizados. "Seño" es la manera de llamar a alguien que se lo reconoce en su rol de manera afectiva. El pizarrón, junto con los docentes, es otro "sujeto" de la vida cotidiana escolar.
La otra institución que mencionamos es la familia. Este es un espacio clave en la cotidianeidad de las infancias contemporáneas. Por presencia, por ausencia, por negligencia o por una omnipresencia, la configuración de una mirada sobre el mundo que lo rodea proviene , en primer lugar, del espacio en donde el niño pasa el tiempo antes de escolarizarse. Es por ello que, cuando cada niño o niña atraviesa la puerta de la escuela se convierte en alumno, y en conjunción con su familia, la escuela como otra institución central va a formar a ese alumno utilizando todos los recursos disponibles. Ser un alumno implica la incorporación de rutinas escolares, rituales, el respeto por el toro, la necesidad fundamental de compartir, de "no pegar a un compañero", y todo lo que de esto no se cumpla se sanciona. El poder sancionatorio de la escuela se orienta sobre el niño "acusado" y sus padres o tutores quienes parecieran tener siempre la explicación exacta para cada una de las conductas de sus pequeños en la escuela.
El vaivén permanente entre las instituciones que rodena a las infancias contemporáneas se organiza por la información, las formas de aprendizaje y las maneras en las que la familia se articula en torno a la escolaridad de los más chicos. El entorno familiar, el contexto en el que las niñas y los niños crecen, se desarrollan y se encuentran cotidianamente con los discursos que lo rodean es un gran filtro para todo lo que ocurre en los espacios por fuera del familiar. La escuela, los medios de comunicación, los nuevos espacios de formación y de esparcimiento y el resto de las instituciones que rodean a los más chicos van a ser grandes generadores de discursos sobre las infancias. Es en la intervención familiar en donde estos discursos serán puestos en relación con otros y se tensarán con un conjunto diferente de ellos. La intervención de la familia como espacio central de construcción de la subjetividad infantil tendrá un rol crucial en la vida cotidiana y operara sobre la manera en la que esas infancias se convierten en hijos, alumnos, compañeros y amigos.
El rol de los adultos en la vida de los más chicos es crucial. Desde la elección del nombre hasta la definición de permisos, prohibiciones, elecciones y descartes, la vida de los niños y niñas transcurre en un devenir de adultos que toman decisiones por ellos.
Linn sostiene que habitamos en un contexto en el que los padres deben tomar cada vez mas decisiones en menos tiempo, ya que las horas laborales se encuentran extendidas gracias a los nuevos dispositivos electrónicos y además hay un aumento en la competencia entre adultos. Esto hace que pasen menos tiempo en sus hogares junto a sus niños. La "paternidad culposa" es como llama Linn a esta síntesis de características. Las enormes dificultades de los padres para intervenir, opinar y poner limites estarían en algunos casos limitadas por la culpa que sienten por ausencias reiteradas en el hogar. ¿Como decir no habiendo estado todo el día afuera? Los adultos exhaustos después de su jornada laboral encuentran dificultades en comprender las demandas de los niños y, si económicamente pueden enfrentarlas, hallan, siguiendo a Linn, cada vez más dificultades en negarse a satisfacerlas.
Buckingham sostiene que la forma en la que las infancias contemporáneas son definidas por quienes los rodean está caracterizada por dos posiciones: por un lado, aquellos que sostienen que los niños y niñas son sujetos con derechos y poder de decisión y es por ello que están "empoderados" en el contexto en el que viven; por otro lado, aquellos que afirman que los más chicos son dominados por una cultura de consumo que los define como clientes, pasando por encima de sus padres como posibles interventores de todos los discursos a ellos dirigidos. Entre estas dos posiciones, la clave, parece residir en el rol de los adultos. Están quienes "dejan ser" a sus hijos y quienes los dejan a merced de otros interlocutores que les hablen. Cuando decimos jerarquización nos referimos al convencimiento de que la intervencióndel adulto y su presencia son dos elementos clave para el crecimiento y desarrollo de los niños y niñas.
Ahora bien, intervenir no es controlar. Intervenir es participar, es compartir un momento con los más chicos en el que el vinculo pueda construirse. Se trata de identificar espacios en los que un adulto y un chico puedan compartir un momento, unos instantes en los que esa presencia pueda explicar, transforma, desarmar y discutir aquello que se dice, piensa, observa o lee. En ese momento en el que algo se aclara, en el que un adulto intenta poner en palabras una explicación o una discusión, ya no hay adultos que entregan a sus hijos al mercado ni que ceden a sus hijos como "reyes todopoderosos" que todo lo saben y pueden. Intervenir es poner el cuerpo y las palabras para mediar, para filtrar todos los discursos que rodena la vida cotidiana de los más chicos. Desde la escuela, sus docentes, sus tareas, sus cuadernos y expectativas hasta las maneras de criar y tomar decisiones, la familia como espacio central y crucial desde el que todo ocurre es el lugar desde el que se construyen las infancias contemporáneas, protagonistas de este libro.
Cuando hablamos de la escisión discursiva entre el mundo adulto u el de los niños y las niñas, hablamos de escisión en el sentido en el que la idea de "venir" pareciera deslindar a los adultos de la responsabilidad o, llevado al límite, de las posibilidades de intervención en la vida de los más chicos. Es en el encuentro con la cultura, sus condicionamientos materiales y simbólicos en donde se construye la subjetividad de los recién nacidos. Es a través de la intervención adulta que se construye dinámicamente la subjetividad. 
Los niños y niñas nacen en contextos específicos organizados por las posibilidades y las limitaciones materiales, simbólicas, lingüísticas y espaciales que los construyen en tanto sujetos sociales de formas que no podrían explicarse fuera de estos contextos.
Uno de los espacios desde los que se opera en tensión con el rol adulto en relación con las infancias contemporáneas es el de los medios de comunicación masivos. Kincheloe y Steinbeg han definido un nuevo espacio en el que transcurre la vida cotidiana de los más chicos: el de los medios de comunicación y el del consumo. Ellos llaman "cultura infantil" al cumulo de productos, producciones, objetos y servicios que son creados y ofertados en un mercado en el que los niños y niñas son los principales potenciales consumidores.
Sarlo sostiene que no se puede demandar a los medios la responsabilidad ética de las instituciones que tradicionalmente se ocuparon de las infancias dado que son abierta y explícitamente empresas en busca de aumento de ganancias.
Carli observa que, en la actualidad, prevalecen dos grandes figuras de infancia. Por un lado "el niño de la calle" Por un lado “el niño de la calle” como sujeto peligroso o como víctima que es acogido por las políticas estatales o sometido a su ausencia y negligencia. Por otro lado, “el niño consumidor” aparece como una nueva figura en las grandes ciudades vinculada al consumo y al mercado a través de la oferta de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías disponibles. La aparición de esta figura se relaciona con la identificación de la infancia como segmento “redituable” por parte del mercado.
Adorno y Horkheimer identificaban la construcción de deseos y la permanente imposibilidad de satisfacción como característica de la industria cultural, una gran maquinaria productora de deseo y necesidades orientados al consumo y a la distinción por medio de la participación en el mercado.
Promesas de felicidad, de status, de ascenso social; la publicidad y los medios de comunicación construyen permanentemente imágenes que nos prometen muchas cosas. Y en lo que respecta a la infancia, notamos un avance en la equiparación de los niños y consumo y en la invisibilizacion de los adultos como sujetos significativos para los más chicos. Frente a la fuerza de la representación de los adultos como grandes "desconocedores" de la "cultura infantil", el movimiento necesario es el de la reubicación y de rechazo de esa representación. 
La asociación entre ser espectador de un programa y desear algún producto a el vinculado es una de las grandes explicaciones que encontraos en conversaciones con padres y madres. La ecuación que describen Darriba Y Rabello de castro entre "ME GUSTA = SOY" aparece como explicación a todo: si a un/a niño/a le gusta un personaje o programa no alcanza con mirara cada episodio que se emite, sino que esa elección debe ser refrendada por productos que identifiquen a su portador/a como seguidor de ese producto. La determinación de lo insuficiente de ser "solo" un espectador esta también orientada desde el mercado. Es necesario que el espectador quiera tener imágenes, juegos, valijas, etc. del programa. Y es entonces cuando la dimensión del negocio aumenta exponencialmente.
El rol de las instituciones con las que los más chicos se vinculan con pares y con adultos en la vida cotidiana es crucial para la formación de la subjetividad infantil. Pero son también, un espacio de tensión, de disputas de y por el poder en el que las maneras de ocuparlo y las elecciones que en él se toman tiene consecuencias. Consecuencias en el sentido de que pareciera que todo lo que se "decide" tendrá un impacto en las formas en las que los niños y las niñas se vinculan con el mundo. Y es en este sentido, que la intervención adulta, las maneras en las que el mundo se interpreta y procesa son centrales para ubicar los discursos que rodean a los más chicos en un espacio accesible para comprender el entorno y las tensiones que en él se disputan.
4. Representaciones: las promesas de felicidad incumplidas
Según Giroux, representar es una operación política que supone ponerlo en lugar de otra cosa. La representación es una operación política porque implica la toma de decisiones en muchos sentidos. Que decir, que mostrar, que seleccionar, que ocultar, que jerarquizar y que punto de vista asumir son algunas de las dimensiones que se ponen en juego.
En el encuentro entre la imaginación y la práctica de los lectores encontramos la representación como un proceso en el que ponen en juego diferentes dimensiones sociales, culturales, económicas y políticas de y sobre los otros.
La representación supone la disposición de percepciones, informaciones, situaciones y características de maneras variadas en relación con la experiencia social en tanto sujetos sociales con una historia especifica en un momento particular de la vida. Es por ello que, si seguimos a Giroux, llegaremos a la conclusión según la cual no hay acciones sociales que no sean políticas porque todo lo que hacemos y decimos esta permeado por las maneras que hemos transitado este mundo y por los limites con que lo hemos hecho.
Representar es una acción política que involucra sujetos sociales que producen enunciados y discursos sobre aquello que los rodea en función de su propio posicionamiento social, político y económico en el que se ubican dentro de estructuras mayores que los contienen.
Uno de los principales generadores de representaciones sociales son los sistemas de medios de comunicación que consolidan formas de representar el mundo social en función de sus líneas ideológicas y políticas. Hay construcciones de algo que se llama realidad porque no hay manera de ser "objetivo2 cuando es un sujeto quien se posiciona es un espacio y tiempo para proferir enunciados y construir discursos. 
Cotidianamente nos enfrentamos a representaciones sobre lo que ocurre a nuestro alrededor.
Representar es seleccionar, elegir, jerarquizar y, en consecuencia, ocultar, recortar y descartar. No hay, en este esquema, espacio alguno para pensar en transparencia, reflejo o verdad: es la experiencia en el mundo social la que va a organizar las maneras en las que percibimos, pensamos y analizamos el mundo. Y esta experiencia esta hoy muy vinculada a los medios de comulación masivos.
Una de las grandes formas que tenemos deconocer el mundo que nos rodea es a través de las imágenes que la televisión tiene para ofrecernos. Las formas en las que la oferta se construye están orientadas, principalmente, a la fragmentación de las audiencias y a la multiplicación de los aparatos de televisión en el hogar.
La oferta de la televisión se ha diversificado en cantidad para "cubrir" todos los segmentos de publico posible.
La expansión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han supuesto, en los últimos años, un cambio significativo en los hábitos sociales de quienes acceden a ellas, pero también en las representaciones.
Las representaciones de la posesión y del uso de las nuevas tecnologías y dispositivos está muy relacionada con las publicidades y con las maneras en las que socialmente se valora una posesión. Promesas de estatus, de asensos sociales mágicos solo por tener ese objeto o dispositivo. Se trata de representaciones de status y de pertenencia a determinados grupos por el mero hecho de tener ese objeto que actuaría como puente hacia la felicidad.
Rabello de Castro sostiene que la felicidad es la gran promesa, que, auxiliada por los medios de comunicación y los dispositivos electrónicos, se formula día a día. Ser feliz pareciera estar vinculado con los actos de consumo. Y esos actos son, siempre y definitivamente, insuficientes. 
Felicidad, consumo y status: tres palabras claves pata pensar las representaciones que nos rodean cotidianamente en y desde los medios de comunicación. Y estas representaciones lo que hacen es construir miradas, puntos de vita. 
Representar es un conjunto de decisiones que tiene como resultado inexorable una selección, un recorte que construye una mirada, pero que también descarta otras posibles. Al menso por un tiempo y en un espacio, esas representaciones circulan, se hacen visibles y se convierten, en algunos casos, en "naturales". La necesidad de la incorporación a los diseños curriculares de herramientas que permitan desarmar las representaciones naturalizadas en la vida cotidiana es cada vez mayor.
Vivimos en un mundo en el que las expectativas sobre nosotros en tanto sujetos "disciplinados" se multiplica exponencialmente día a día. Interrumpir, analizar, reflexionar, son tres grandes herramientas que van a contribuir a la desnaturalización de las representaciones sobre el consumo, el status y la pertenencia.
5. Pequeños poderosos, adultos titubeantes.
Una de las claves de las representaciones contemporáneas de los niños y niñas realizadas en y por los medios de comunicación masivos se vincula con una serie de características que aparecen comunes e invariantes: los más chicos son independientes, autónomos y saben lo que quieren. Estas tres características son reforzadas constantemente por parte de las publicidades, los programas, los juegos electrónicos, los dueños de los salones de cumpleaños, los docentes y los padres. Pareciera que el mundo de las infancias contemporáneas escapa a la comprensión de los adultos que las rodean. Las imágenes hegemónicas de los adultos suelen mostrarlos ridiculizados o incapaces de comprender la importancia o la necesidad de las demandas de los más chicos.
Por acción o por omisión, todo aquello que ocurre durante los primeros años y el crecimiento de los niños y niñas interviene en la constitución de su subjetividad y en las formas en las que se relacionan con el mundo.
Discutir una representación es enfrentarse cotidianamente a los estereotipos, a las estrategias que desplazan e invisibilizan lo crucial que es para todo niño o niña el rol de los adultos en el día a día de su cotidianeidad.

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