Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
120 PANCREATOLOGÍA EN LA PRÁCTICA CLÍNICA. UNA VISIÓN IBEROAMERICANA | SECCIÓN 4: Pancreatitis crónica minas liposolubles (A, D, K, E) con aparición frecuente de enfermedad ósea metabólica, enfermedad cardiovascular y sarcopenia que se asocian a mayor morbimortalidad. Por ende, el objetivo del trata- miento incluye también, la prevención y manejo de estas complicaciones. La terapia implica: medidas generales, como optar por una adecuada nutrición con aporte ade- cuado de calorías y proteínas para los requerimientos del paciente (25-35 cal/kg/día y 1,2-1,5 g de nitrógeno/kg), con aporte normal de lípidos; cambio de hábitos, como cesación del tabaco y alcohol, ya que ambos factores están implicados en la etiología y progresión de enfermedades pancreáticas. Continuando con la sustitución de enzimas pancreáticas, o PERT por sus siglas en inglés, la que debe considerarse en todos los pacientes con IPE comprobada, independientemente de la enfermedad o el pronóstico subyacente, siendo el tratamiento indicado incluso en el caso de una IPE asintomática comprobada, ya que la malnutrición asociada implica menor sobrevida. A lo largo de los años, se han utilizado distintos preparados con diferentes concentraciones de lipasa y proteasas. La producción normal de enzimas pancreáticas, lipasa por comida, corresponde a 700.000 a 1.000.000 de USP (United States Pharmacopeia Units). Para presentar síntomas, se debe producir menos del 10% de enzimas. La suplementación de 5 a 10%, alrededor de 70.000 a 100.000 USP (90.000 USP equivalen a aproximadamente 30.000 UI), puede controlar la esteatorrea, pero no otras deficiencias nutricionales. La dosis mínima es variable. La dosis dependerá del tipo de comida, del peso del paciente, del grado de insuficiencia pancreática y de la cantidad de grasa ingerida en las comidas. Por lo tanto, la dosis deberá ser ajustada a cada paciente y su eficacia deberá ser controlada no solo clínicamente, sino que también con exámenes de laboratorio. Una vez que la dosis de enzimas pancreáticas está establecida, debemos instruir al paciente en la mejor manera de usarlas. Las reco- mendaciones actuales señalan que el paciente debe tomar la mitad de la dosis correspondiente junto con el primer bocado y la otra mitad al medio de todas las ingestas de alimentos. En el caso de los snack o colaciones, se puede administrar la mitad de la dosis usada en las comidas principales, distri- buida de la misma manera. Con esto se pretende lograr una adecuada mezcla de las enzimas con los alimentos ya en el estómago, que es la condición del efecto óptimo de PERT. Es fácil de comprender que las enzimas pancreáticas tomadas separadas de las comidas no pueden ejercer efecto alguno al no alcanzar ninguna mezcla con los alimentos y no pueden digerirlos. La elección del tipo de fármaco dependerá de la disponibilidad en cada país. Como recomendación se prefieren las formulaciones con cubierta entérica, pH sensibles (que se liberan en duodeno con pH 5,5 o más) y microesferas (< de 1,8-2 mm) o minimicroesferas (< a 1,0-1,2 mm). En el mercado se dispone de varias formulaciones. De no disponer de enzimas con cubierta entérica se recomienda adicionar un antihistamínico tipo H2 o un inhibidor de la secreción de protones con las comidas a fin de mejorar la disponibilidad de enzimas, que son fácilmente inactivadas en presencia de pH ácido. En pacientes con cirugías tipo Billroth II o en pacientes con aclorhidria la administración de enzimas sin cubierta entérica será suficiente para una adecuada suplementación. La suplementación de vitaminas liposolubles, especialmente vitamina D, es necesaria en muchos pacientes con esteatorrea o cuando hay cambios anatómicos que favorecen la malabsorción de ésta o de calcio. Para mejorar la nutrición y aporte de lípidos, en casos excepcionales, podemos administrar tri- glicéridos de cadena media, estos no requieren de la presencia de sales biliares y se necesita menor cantidad de enzimas para su absorción, siendo en muchos casos suficiente con la lipasa gástrica y pancreática residual; también pueden ser absorbidos en ausencia de enzimas pancreáticas por el epitelio del intestino delgado. La Tabla 3 muestra las indicaciones de tratamiento de sustitución con enzimas pancreáticas. Cabe destacar que la IPE también es una complicación del cáncer de páncreas, que recibe poca atención, por consiguiente es poco reconocida y no tratada. Se recomienda en la actualidad hacer estudio rutinario de elastasa fecal (EF-1) tanto en el momento del diagnóstico de un tumor pancreático
Compartir