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11 Enfermedades del pancreas (136)

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CAPÍTULO 20: APROXIMACIÓN CLÍNICO RADIOLÓGICA A LAS LESIONES QUÍSTICAS DEL PÁNCREAS | M. Santamarina R.
endovenoso, pueden dar el aspecto erróneo de una lesión sólida en TC. En RM los numerosos espacios 
quísticos se observan como múltiples focos hiperintensos en las imágenes potenciadas en T2, y realce 
progresivo de los tabiques y de la cicatriz en imágenes más tardías después de la administración del 
medio de contraste endovenoso (Figura 4). Este tipo de presentación es la más frecuente (hasta un 
70%). Se sitúan en cabeza (42%), unión de cuerpo con la cola (48%), cuerpo (7%), y en ocasiones 
pueden ser múltiples, generalmente cuando están asociados a la enfermedad de von Hippel-Lindau 
(< 3%) (Figura 5). No presentan comunicación con el conducto pancreático principal. Estas son le-
siones benignas, de crecimiento lento, que raramente pueden invadir estructuras vecinas y presentar 
síntomas, y muy infrecuentemente pueden malignizar (Figura 6).
Lesiones macroquísticas
Estas lesiones también incluyen quistes multiloculares, pero con espacios quísticos de mayor ta-
maño (generalmente más de 2 cm) y en menor número que las microquísticas. En este grupo están 
incluidos la variedad macroquística del CAS y los tumores mucinosos del páncreas, representados por 
las neoplasias mucinosas quísticas (NQM) y las neoplasias intraductales papilares mucinosas (IPMN), 
estando esta última comunicada con el conducto pancreático principal. La importancia de este grupo 
radica en que los tumores mucinosos tienen un elevado potencial maligno, y se asocian a mayor in-
cidencia de adenocarcinoma de páncreas. La variedad oligoquística o macroquística del CAS (Figura 
7) es una forma de presentación infrecuente (menos del 10%) y el principal diagnóstico diferencial 
es con las neoplasias mucinosas quísticas. Debe sospecharse este tipo de tumor cuando encontramos 
un tumor macroquístico que presenta superficie lobulada, cicatriz y calcificación central, localización 
cefálica y ausencia de invasión local o metástasis. 
Las NQM son muy frecuentes, y representan casi la mitad de las neoplasias quísticas de páncreas. 
Se observan casi exclusivamente en mujeres (99,7%) y la mayor prevalencia es a los 50 años (tumor 
de la madre). Se caracterizan por estar tapizados por un epitelio mucinoso columnar, que puede pre-
sentar todo el espectro de cambios proliferativos (bien diferenciado, atipia, displasia, carcinoma in situ 
e incluso áreas de carcinoma invasor) que frecuentemente pueden coexistir dentro del mismo tumor. 
Presentan un estroma tipo ovárico que forma el componente mesenquimático y es una característica 
patognomónica de estos tumores. Casi la totalidad de estos tumores se localizan en el cuerpo/cola del 
páncreas (casi en un 95% de los casos), probablemente debido a la proximidad de la gónada femeni-
na durante la vida embrionaria, y eventual transferencia de células gonadales a la cola del páncreas. 
Hasta un 36% de los tumores pueden presentar degeneración maligna, por lo que deben ser siem-
pre resecados. Se presenta como una formación quística multilocular y macroquística (con espacios 
quísticos generalmente mayores a 2 cm, habitualmente no más de 6) con delgados tabiques. Puede 
ser redondeada u ovalada. Su superficie es lisa, y está rodeada por una pseudocápsula fibrosa (Figura 
8). No presentan comunicación con el conducto pancreático principal. Con escasa frecuencia pueden 
presentar calcificaciones periféricas (< 20%). En ocasiones pueden presentar contenido heterogéneo, 
en relación a mucina o hemorragia (Figura 9). Los hallazgos sugestivos de degeneración maligna son: 
tamaño (> 4 cm), engrosamiento parietal, presencia de nódulos murales periféricos, septos gruesos 
o irregulares, calcificaciones, atrofia del parénquima vecino con dilatación del conducto pancreático 
principal, infiltración de vísceras vecinas y metástasis a distancia (Figura 10). 
Los IPMN son tumores productores de mucina que pueden originarse a nivel del conducto pan-
creático principal, sus ramas o en ambas (mixto) (Figura 11). Su máxima incidencia se sitúa entre la 
7a y 8a década, con una discreta mayor predominancia en hombres (“tumor del abuelo”). Desde el 
punto de vista histológico, se caracterizan por una proliferación intraductal de células mucinosas 
neoplásicas que pueden formar papilas de tamaño variable, con diferentes grados de displasia, y 
eventualmente algún foco de adenocarcinoma (no invasor o invasor), los cuales pueden coexistir en 
un mismo tumor. Los IPMN presentan diversos subtipos epiteliales, los cuales son: gástrico (es el más

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