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2 Neuroética: una guía multifacética 3 4 Neuroética: una guía multifacética Mariel Kalkach Aparicio Coordinación General de Bioética Clínica y Neuroética Anáhuac. Investigador Afiliado a la Cátedra Interdisciplinaria de Bioética Clínica. Facultad de Bioética, Universidad Anáhuac México. Departamento de Neurología, Universidad de Wisconsin-Madison. Research Scholar of UNESCO Chair in Bioethics and Human Rights, Rome, Italy. José Damián Carrillo Ruíz Coordinación General de Bioética Clínica y Neuroética Anáhuac. Dirección de Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Anáhuac México. Dirección de Investigación, Hospital General de México Unidad de Neurología y Neurocirugía, Hospital General de México Sociedad Mexicana de Cirugía Neurológica. Editor Responsable: Lic. Georgina Moreno Zarco Editorial El Manual Moderno 5 Nos interesa su opinión, comuníquese con nosotros: Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V. Av. Sonora 206, Col. Hipódromo, Alcaldía Cuauhtémoc, 06100, Ciudad de México, México (52-55) 52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com Neuroética: una guía multifacética D.R. © 2020 por Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-858-6 versión electrónica Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida sin permiso previo por escrito de la Editorial. Para mayor información sobre Catálogo de producto Novedades Instrumentos de evaluación en línea y más www.manualmoderno.com Director editorial: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora de desarrollo: Lic. Tania Flor García San Juan Diseño de portada: 6 mailto:info@manualmoderno.com mailto:quejas@manuamoderno.com http://www.manualmoderno.com/ D.P. Cynthia Karina Oropeza Heredia 7 8 AGRADECIMIENTOS A nuestras familias y seres queridos por entendernos en tiempos de sacrificios y apoyarnos en lo emprendido; a nuestros estudiantes y colaboradores BINCA, especialmente a Alicia Sarahi Ojeda Yuren y a Mariana Vargas Hoyo por su colaboración en la elaboración de este libro, y a las instituciones que nos respaldan y han apoyado en este proyecto. 9 10 PRÓLOGO Antonio Cabrera Cabrera El análisis de las múltiples interrelaciones existentes en una sociedad global cosmopolita, muestran una realidad donde predominan conflictos multinivel. Las nuevas tecnologías aplicadas al campo de la mente han generado un conflicto ético y médico que no existía hace unas décadas de años. Sin duda, el aumento de la complejidad de las problemáticas está exigiendo un replanteamiento de los procesos de investigación tradicionales. Un camino para ello sería desarrollar una Metodología Interdisciplinaria con una intención aplicativa, es decir, orientada a la resolución de los problemas que aquejan a la Sociedad actual. La interdisciplinariedad surge, por tanto, como una respuesta a las necesidades de la evolución acelerada de la Ciencia, en un intento de dar solución a escenarios complejos y globalizados desde los diferentes campos del conocimiento. La práctica actual de las Neurociencias, Neurotecnologías, Neurotécnicas y Neuroinformación que de éstas se deriva, genera dilemas en escenarios clínicos, legales, políticos, psicológicos sociales y espirituales, entre muchos otros. De entre estos existe un hilo híbrido de consideraciones éticas y filosóficas que ata a dichos escenarios al campo de la Neuroética. Son numerosos los objetos complejos de estudio, de los que se ocupa la Neuroética, y que este libro aborda, entre ellos la conciencia, el libre albedrío, transhumanismo, investigación con seres humanos, la muerte desde diversas perspectivas y la toma de decisiones sobre temas muy selectos y delicados. También las implicaciones religiosas, filosóficas, éticas, legales y sociales, presentadas en esta obra, reclaman un método de carácter interdisciplinario para la Neuroética. Es por ello por lo que la Neuroética se convierte en un campo muy peculiar, donde se puede desarrollar, no sólo desde la teoría y desde la Investigación, sino en los terrenos prácticos de la Enseñanza-Formación y de la Gestión-Acción, un tipo de colaboración que privilegie la aplicación de una Metodología Práctica Interdisciplinaria clave para el abordaje de los problemas y situaciones que se presenta en su campo. 11 Por su multi e interdisciplinaria consistencia, este libro es de utilidad para cualquier neurocientífico o personas con interés en las neurociencias y para filósofos, abogados, investigadores, bioeticistas. Algunos capítulos son de interés para otras áreas específicas, como el arte, la mercadotecnia y la teología. Otros, se refieren a temas pertenecientes a la filosofía, por lo cual tienen relación con los fundamentos de ética; unos más, son tema de reflexión para la bioética en las neurociencias y neurotecnologías. No obstante, por las novedosas utilidades e implicaciones del campo, el libro está escrito para el investigador, docente, alumno o profesional de cualquier área interesado en todos o algún tema en particular. Los autores que participan en este libro cuentan con una formación específica de base y posgrados o especializaciones en Neurociencias, Medicina, Derecho, Economía, Teología o Psicología, y Bioética. Se presenta la gran oportunidad de que se conviertan en lo que podríamos llamar “Sujetos de Cambio” donde, a través del trabajo en equipo y colaborativo, la flexibilidad y el pensamiento creativo, reflexionen y trabajen como profesionales de diversas disciplinas contribuyendo al establecimiento de una manera nueva e integrativa que podría denominarse Mentalidad Interdisciplinaria, necesaria para la creación de una “Cultura Interdisciplinaria de la Neuroética". Este texto, escrito en español, contribuiría de forma significativa, a esta cultura Interdisciplinaria de la Neuroética construyendo redes, más o menos complejas, en y entre las Instituciones de Educación Superior, de habla hispana, que deseen incursionar en el campo de la Neuroética con esta nueva visión interdisciplinaria. 12 13 INTRODUCCIÓN Mariel Kalkach Aparicio, José Damián Carrillo Ruíz Por encima de la profesión que uno practique, todos, como personas, pacientes, familiares e individuos de alguna sociedad, alguna cultura o algún estado que nos reconoce derechos y obligaciones, vivimos en un siglo que podría considerarse el gestor de la revolución de la información. Aquella, precedida de la revolución científica y, después de muchos años de integrar y procesar información, tal vez seguida de la revolución del conocimiento. Las herramientas que el hombre común de este siglo utiliza a diario en muchos lugares del mundo han pasado de tener únicamente un objetivo mecánico, a ser un objeto por medio del cual se busca información. Por lo tanto, no sorprende que también para los científicos, las tecnologías que, generan, obtienen, almacenan o procesan información, tengan un valor primordial. En dicho contexto, se entiende que las biotecnologías, como las utilizadas en genética y genómica, neurociencia, ciencias de la mente y del comportamiento, tengan un valor especial debido a que confieren varias formas de indagar profundamente sobre la naturaleza biológica humana y de intervenir sobre ella. Este tipo de información es valiosísima para el individuo y para la especie por sus diferentes significados y los usos que se le puede dar. Por una parte, ésta tiene un gran impacto en la investigación médica para la comprensión y tratamiento de enfermedades. Por otra parte, dichos datos constituyen una fuente de conocimiento sobre la constitución y la condición humana, en cuanto a lo que son y lo que deberían o podrían ser. Tal conocimiento arroja preguntas sobre qué factores intervienen o condicionan la procreación, la formación de identidad, el libre albedrío, la consciencia, la conciencia y la toma de decisiones,y acerca de la naturaleza de dichos fenómenos o conceptos. Además, generan dudas sobre sus razones de ser y si éstos pueden cambiarse o manipularse y, de ser así, cuáles deberían de ser los límites de dichas alteraciones o control. Las conclusiones que se deriven de dichas reflexiones son trascendentes en la medida en que esos conceptos forman los pilares de la sociedad en que se vive. Esta obra se sitúa en el contexto anterior al enfocar su atención en el uso de las neurociencias, neuroinformación, neurotecnologías, y neurotécnicas novedosas (neuroCITT); cuyos fines han sobrepasado su relación con el sector de salud. La hiperconectividad y el acercamiento generado por el Internet han abierto la puerta 14 al uso prematuro de las neuroCITT en la población general. Hasta hace poco, el proceso que seguía la ciencia y la tecnología dilataba su disponibilidad para áreas del conocimiento que no eran las que le generaban o estudiaban, así como para áreas comerciales o de estilo de vida. Una forma sencilla de observar dicho traspaso, así como los temores y expectativas reales y potenciales que de éste se desprenden, es a partir de las populares temáticas abordadas por la literatura, el cine y la televisión. A través de la visita de profundos anhelos que han acompañado la curiosidad e imaginación del hombre desde antaño, los medios de comunicación promueven la reflexión y opinión en el público general sobre el uso de las neuroCITT. Con un aire novedoso, se propone a la audiencia que las neuroCITT ofrecen una vía para cumplir dichos sueños. La ciencia ficción plantea que éstas surten su efecto en uno mismo o en otros, con el objetivo de obtener ventaja, control o poder sobre uno mismo o los demás; es decir, suelen ocuparse como armas o medios de manipulación dentro de diversos sectores. Por ejemplo, un(os) individuo(s) puede(n) buscar controlar: la agencia de otros en el sector militar (p. ej. Divergent); la consciencia propia para incrementar la funcionalidad ejecutiva y sobresalir dentro del sector laboral (p. ej. Limitless), o bien, disrumpir la de otros para utilizarle como arma dentro de un sector terrorista (p. ej. Batman Begins); las emociones de los ciudadanos como medio de control social dentro del sector gubernamental (p. ej. Equals); las memorias propias para superar el sufrimiento romántico dentro del sector comercial (p. ej. Eternal Sunshine of a Spotless Mind); el subconsciente de otros para manipular su comportamiento en un sector criminal supremacista (p. ej. Get Out); la experiencia no consciente o sueños de otros en el sector de inteligencia y espionaje (p. ej. Inception) o como forma de psicoterapia en el sector clínico (p. ej. Paprika). Otros temas exploran el uso de las neuroCITT para estudiar o adquirir: experiencias cercanas a la muerte (Flatliners), el deseo de inmortalidad (Black Mirror: I’ll be right back) e, incluso, la resurrección (The Lazarus Effect). Desde la segunda mitad del siglo pasado y a partir del mejor entendimiento de la neurobiología, las ciencias computacionales han sacado provecho y traído promesas que han retornado el interés y la especulación en la construcción de realidades virtuales e inteligencia artificial. A partir de esto, se abre lugar para preguntas sobre cuáles serán el o los uso(s) o categoría(s) que se les dé a las nuevas creaciones a las cuales se les han otorgado capacidades de procesos operacionales basadas en los procesos cerebrales que el hombre posee (p. ej. 2001, A. I., Lucy, Westworld) y la reflexión se vuelve cada vez más compleja al respecto. Por otro lado, con el predominio de posturas materialistas, se generan preguntas sobre las implicaciones de lo anterior para la consciencia humana: ¿existe la posibilidad de transferir la consciencia humana a un dispositivo 15 exógeno? (p. ej. Transcendence; Altered Carbon). Si esto fuera posible, ¿qué implicaciones tendría esto para el concepto y determinación de vida y muerte de una persona? Este libro no habla de ciencia ficción, pero los ejemplos descritos permiten comunicar de modo simple la temática de fondo que abordan las NeuroCITT y la Neuroética. Adicionalmente estos ejemplos son interesantes porque revelan dos cuestiones reales. Primero, éstos recuerdan que, con el avance de la tecnología y las ciencias, las dificultades conceptuales filosóficas y epistemológicas no resueltas hasta ahora, como la definición del inicio y el final de la vida de la persona, sólo se tornarán más complejas. Aún no sabemos en qué consiste la consciencia, o no existe consenso, pero ya se pretende desarrollar una de tipo artificial. Aún no sabemos cómo funciona el cerebro exactamente pero ya se pretende potenciarle con fines de competir contra otros a nivel individual, y nacional. Aún se desconocen las precisas relaciones entre cerebro-pensamiento- conducta, pero se pretende trasladar la completa experiencia subjetiva humana a un chip. Aunado a esto, y lo más importante para la construcción de este libro, es que los escenarios ficticios están basados en increíbles avances reales o propuestas perseguidas actualmente por académicos e investigadores en alguna parte del mundo y con gran apoyo económico. Los temas relacionados con el uso de las neuroCITT pueden generar muchísimas preguntas interesantes; no obstante, mientras que algunos países consolidan comités dedicados a reflexionar sobre algunas de las posibilidades que la ficción ha venido planteando desde el siglo pasado, para muchos países esto permanece como ciencia ficción. Para países sin abundante acceso a la tecnología, las preguntas y la reflexión sobre el uso de las neuroCITT residen en la experiencia clínica del dolor, del sufrimiento, de la continuidad, de los relapsos, de la periodicidad y de las alteraciones en la consciencia y en los parámetros “normales” del comportamiento que presentan los pacientes con enfermedades que afectan al cerebro y, o la mente. La comprensión de éstos y la generación de tratamientos adecuados son las cuestiones que ocupan a los países sin un acceso a las neuroCITT que primero satisfaga los requerimientos básicos de salud. Los avances en el tratamiento para las patologías estudiadas por la neurología, la neurocirugía, la psiquiatría, la neuropsicología, y otras áreas de las neurociencias clínicas y del comportamiento, se benefician del aumento en el conocimiento del sistema nervioso, así como de la generación avances biotecnológicos y la invención de técnicas novedosas de abordaje. Los dilemas y consideraciones éticos en estos escenarios existen a nivel de sistemas de salud (p.ej. conflictos entre beneficio para la salud pública y políticas sociales), a nivel institucional (p.ej. distribución de recursos) y a nivel de 16 la práctica clínica individual (p.ej. conflicto entre paternalismo y respeto de autonomía). Ya la literatura y los medios de comunicación habían capturado desde hace mucho también el interés de la población general por dilemas clínicos como las patologías de la consciencia (p. ej. Le Scaphandre et le Papillon y Coma), uso de tratamientos novedosos (p. ej. Awakenings o Gifted Hands) y la experiencia subjetiva en la enfermedad (p. ej. My Stroke of Insight o A leg to stand on). No obstante, más allá del entretenimiento, el involucro social en estos temas por parte de la comunidad latinoamericana también se ha manifestado recientemente por medio de la participación en políticas de salud pública sobre las neuroCITT. En México, como en otros países los tratamientos novedosos como son el uso de neurodrogas, la neuromodulación o la estimulación cerebral profunda han generado interés y reflexión general. Por ejemplo, el uso del cannabis para el control de algunos padecimientos como dolor crónico o la epilepsia refractaria en pacientes pediátricos han sido controvertidos, frente a las asociaciones sociales de la sustancia y complicada situación política nacional; la selección de pacientes para estimulación cerebral profunda en el tratamiento de Enfermedad de Parkinson frente a la escasez de recursos;el tratamiento de pacientes agresivos a partir de psicocirugías ante el riesgo de afectar su “identidad”; y el uso de neuroestimulantes como medio para generar o incrementar la “concentración” y, o desempeño entre profesionales y estudiantes de alto rendimiento. Como es de esperarse, cualquier aplicación de sustancias, intervenciones, etc. conlleva ciertos efectos adversos. De tal forma que, al tratarse del sistema nervioso, el cual controla la recepción y el procesamiento de información con el entorno y con nosotros mismos, los efectos adversos de cualquier intervención en éste serán más notables y en esa medida, más importantes para la vida de la persona. Por ejemplo, el análisis del caso de un paciente al que se propone someter al procedimiento de estimulación cerebral profunda debe contemplar los potenciales cambios en lo que el médico, el paciente y la sociedad perciben como identidad, agencia, consciencia, conciencia, voluntad, etc. No se tiene que tomar una posición necesariamente reduccionista para reconocer que existe un sistema neurobiológico que forma parte del sustento de dichos conceptos filosóficos, psicológicos y legales. Y es esta acepción y la forma en cómo se entienda, yacen, por un lado, la importancia del tema para múltiples disciplinas y, por otro, el acalorado sobre la naturaleza de la persona. Con estos tipos de problemas en mente se confirma de sobra el zeitgeist de la neuro-era a la que nos adentramos. No es absurdo ni coincidencia que los países más importantes del mundo estén realizando importantes inversiones en este campo en este preciso momento. Un representante de la enorme atención que los gobiernos están prestando al campo 17 en la Unión Europea es el denominado Human Brain Project (HBP), el cual, por ser uno de los proyectos Flagships, está siendo financiado con aproximadamente 1 billón de euros durante 10 años. A éste lo caracteriza la enorme participación de 116 instituciones en 19 países de Europa y otros lugares del mundo. Por su parte, el análogo del HBP en los Estados Unidos, el proyecto Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies o BRAIN Initiative, fue lanzado en el 2013 por el gobierno estadounidense para descifrar “los secretos del cerebro”. Con éste, el entonces presidente Barack Obama llamó a los científicos a descubrir una imagen dinámica cerebral del cómo pensamos, aprendemos y recordamos. Dicho proyecto cuenta con la colaboración de organismos federales, no federales y los Institutos y los Centros de Salud Nacionales (NIH Institutes and Centers). Aun siendo capaces de estimar las cantidades de poblaciones y conexiones neuronales, el misterio sobre el funcionamiento del cerebro continúa. Esto dice el proyecto BRAIN, sin embargo, no parece que el mero deseo por conocimiento fisiológico sea razón suficiente para justificar semejantes esfuerzos y conmoción. Más bien, se pone de manifiesto que las motivaciones para avanzar en este campo son diversas, poderosas y no del todo claras. Al respecto se puede señalar que el proyecto estadounidense enlista un plan de acciones claramente articulado sobre los objetivos de las diversas líneas y proyectos de investigación, en su Reporte al Comité Asesor del director del NIH 2025. Por su parte el BHP a pesar de haber sido criticado por ser menos claro o abierto con respecto a sus avances, objetivos y administración de proyectos, se reconoce como un lugar en el que se deposita el desarrollo de conocimiento y tecnología y que interconecta los avances en el área de las neurociencias. No obstante, nadie es ingenuo sobre el poder que puede conferir el tener conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro. El uso de neuroCITT para la comprensión de la toma de decisiones ha generado el área de neuroeconomía, y de ésta se ha aventajado la neuromercadotecnia. Al poder indagar qué ocasionan ciertos estímulos en el cerebro, los expertos en ventas pueden presentar al consumidor, de todas las edades (niños, ancianos, personas con depresión), cualquier producto (incluyendo aquellos nocivos para la salud) y de cualquier calidad y ponerle en más predisposición para comprarle. Esto lleva a preguntar por derechos que aún no son estipulados por políticas de muchos países, y que tienen un impacto en la salud pública y bienestar social y económico de sus individuos. Por ejemplo, ¿debería de haber un derecho a la no invasión en la toma de decisiones del consumidor en el mercado, especialmente mediante herramientas invisibles, ¿podría esto considerarse el uso de una neuroarma contra el consumidor? Estos son potenciales temas para la neuroética y el neuroderecho y aún no profundamente explorados. El avance de las neuroCITT ha progresado a diferentes sectores y ello pone de manifiesto su utilidad para diversos contextos profesionales. Por ejemplo, la 18 neutroantropología, el neuroderecho, la neuroestética, la neuroeducación, la neuropolítica, el área militar y la neuroeconomía entre otras han mostrado hasta dónde puede llegar y explotarse el interés por las neuroCITT. No obstante, dicho avance viene acompañado de la Neuroética. Desde el nacimiento formal de la Neuroética en el 2002, y durante ya 18 años, se han retroalimentado de manera innovadora los campos de la filosofía y de las neurociencias por medio del puente interdisciplinario que este campo constituye. Es así como se entiende la relación que tiene la neuroética cada uno de los temas y dilemas anteriormente mencionados. Por un lado, un ámbito, realiza preguntas sobre las implicaciones éticas, legales y sociales del desarrollo y uso de las neuroCITT, y acompaña al discernimiento clínico ante los problemas relacionados con el sistema nervioso. Por otro lado, en el otro ámbito se realizan preguntas, reflexiones y modelos sobre temas de conciencia, identidad, toma de decisiones morales, libre albedrío, a la luz de los hallazgos provenientes de neuroCITT. Ambos son abordados en la obra. Las metodologías trans, multi- e interdisciplinarias son utilizadas en la Neuroética. Éstas dan lugar a correlaciones complejas que, por cierto, que parece la única forma aceptable para comprender al cerebro y los fenómenos que de éste se desprenden en una forma más cercana a la realidad. Se necesita del esfuerzo multidisciplinario de las neurociencias moleculares, celulares, electrofisiológicas y del comportamiento, tal y como lo dice el proyecto BRAIN. No obstante, para lograr la solución de problemas, el siguiente paso es el diálogo interdisciplinario y multinivel. La integración de información mediante el diálogo y la reflexión entre profesionales, a nivel conceptual, de investigación y práctico es necesaria para el abordaje de los problemas y conceptos que están en el corazón de la Neuroética. De tal modo que este libro contiene información, reflexiones y propuestas sobre temas variados pero relacionados entre ellos, y articula en los capítulos: filosofía y clínica, ciencias y arte, método científico y reflexión espiritual. Algunos capítulos han sido escritos por profesionales con formación en diversas áreas, por lo cual integran propuestas interdisciplinarias. Otros, representan colaboraciones en equipos de diálogo para generar sus ideas interdisciplinarias. Todos pretenden comunicarse con una audiencia que trasciende barreras disciplinarias. Por esto, se propone una metodología de comunicación y orientación para que quien es nuevo en la Neuroética pueda situarse en ella. Al mismo tiempo, dicha metodología sirve como una guía para que aquellos que publican sus trabajos en este campo, comuniquen concreta y sistemáticamente los aspectos relevantes para otros, tal vez ajenos a su especialidad. Falta crecimiento en términos de validez científica para que la consolidación de los modelos neurocientíficos relevantes para otros campos como el Derecho. No 19 obstante, la ciencia continúa y los intentos por consolidar esa integración interdisciplinaria requieren de reflexión actual no en cinco años. El invitar a tiempo a la filosofía, la ética y la bioética a acompañarel crecimiento de las neurociencias sienta precedente en la historia humana. Este hecho es testimonio de la humanización en las ciencias y de la apertura científica en las humanidades, a las que hemos llegado. Si este acompañamiento perdura, la tecnología estará siendo puesta al servicio del hombre íntegramente, con el objetivo y en un marco de auto-entendimiento profundo, ad hoc para la continuación de su existencia. Estas reflexiones, a más de 15 años del nacimiento de la Neuroética, buscan continuar a) consolidándole como una “Tercera Cultura” dentro de la propuesta de C. P. Snow, un nicho en el que el desarrollo de las actividades interdisciplinarias es necesario y constitutivo, y b) propulsarle teniendo las palabras de Nikola Tesla en mente: “El día que la ciencia comience a estudiar fenómenos no-físicos, hará más progreso en una década que en todos los previos siglos de su existencia”. 20 21 COLABORADORES José Carlos Abellán Salort Facultad de CC. Jurídicas y Sociales, Universidad Rey Juan Carlos jose.abellan@urjc.es Capítulo 9, 16 María Teresa Araiza Hoyos Facultad de Psicología, Universidad Anáhuac México, Campus Norte. mtaraiza@anahuac.mx Capítulo 19, 24 Chiara Ariano Faculta de Filosofía en Istituto Pastorale Redemptor Hominis Pontificia Università Lateranense. ariano@pul.it Capítulo 26 Alberto Carrara Facultad de Filosofía, Universidad Regina Apostolorum. Facultad de Psicología, Università Europea di Roma. Fellow of UNESCO Chair of Bioethics and Human Rights, Rome, Italy. acarrara@legionaries.org Capítulo 3 Luis Alberto Carrillo Reid Investigador en Laboratorio de reprogramación de circuitos funcionales, Instituto de Neurobiología. UNAM, Campus Juriquilla. carrillo.reid@comunidad.unam.mx Capítulo 2 José Alberto Castilla Barajas Facultad de Ciencias de la Salud. Coordinador de Programa de Liderazgo en Medicina, Alpha. Universidad Anáhuac México, Campus Norte. alberto.castilla@anahuac.mx Capítulo 1, 4, 22 Antonia Cervantes Barrios Servicio de Rehabilitación, Hospital General de México. ance1960@live.com.mx Capítulo 23 Enrique Chávez León Facultad de Psicología, Universidad Anáhuac México, Campus Norte. Asociación Psiquiátrica de América Latina y Asociación Psiquiátrica Mexicana. ecleon@anahuac.mx Capítulo 18 María Elizabeth de los Ríos Uriarte Facultad de Bioética, Cátedra de Bioética Clínica Gerardo del Valle Toca, Universidad Anáhuac México, Campus 22 Norte. elizabeth.delosrios@anahuac.mx Capítulo 6 Alberto García Gómez Chairholder de UNESCO Chair in Bioethics and Human Rights, Ateneo Pontificio Regina Apostolorum- Università Europea di Roma (Chair). agarcia@unescobiochair.org Capítulo 9, 16, 26 Luis García Muñoz Servicio de Neurocirugía Funcional, Hospital General de México drlgmnc@gmail.com Capítulo 1, 4, 22 Nicéforo Guerrero Espinosa Facultad de Derecho, Universidad Anáhuac México. niceforo.guerreroe@anahuac.mx Capítulo 17 Manuel Hernández Salazar Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”. Presidente del Colegio Mexicano de Neuroética. neuroetica.mexico@gmail.com Capítulo 13 Fiacro Jiménez Ponce Subdirección de Regulación y Atención Hospitalaria, ISSSTE. fiacrojimenez@yahoo.com Capítulo 15 Diego Alberto Manjarrez Garduño Facultad de Psicología, UNAM, Campus CU. Investigación y atención clínica en el Departamento de Neuropsicología y Neurociencias Cognitivas, Hospital General de México. diego.manjarrez@enp.unam.mx Capítulo 11 Luis Gabriel Méndez Mondragón Posgrados Empresariales Universidad Panamericana lgmendez@avastama.site Capítulo 20 J. Tomás Moncada Habib Coordinador de investigación BINCA Facultad de Bioética Universidad Anahuac México, Campus Norte. Capítulo 13 Carlos Montemayor Department of Philosophy, San Francisco State University. cmontema@sfsu.edu 23 Capítulo 7.1 Peter Mullan Posgrado en Filosofía y Pensamiento, Departamento de Humanidades en el mundo contemporáneo Universitat Abat Oliba CEU. petermullanlc@gmail.com Capítulo 10 Thelma Peón Hernández Dirección Académica de Formación Integral, Universidad Anáhuac México, Campus Norte. thelma.peon@anahuac.mx Capítulo 21 Rodrigo Ramos Zúñiga Instituto de Neurociencias Traslacionales. Departamento de Neurociencias, CUCS. Universidad de Guadalajara, México. rodrigorz13@gmail.com Capítulo 14 Lorea Sagasti Pazos Facultad de Bioética. Universidad Anáhuac México, Campus Norte. lorea.sagastipa@anahuac.mx Capítulo 1, 22 Juan Manuel Salgado Camacho Servicio de Neurocirugía, Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca; UNAM, Campus CU. Casa Lamm jmsc71@exalumno.unam.mx Capítulo 12 Martha Tarasco Michel Facultad de Bioética. Universidad Anáhuac México, Campus Norte. mtarasco@anahuac.mx Capítulo 23 Manuel Velázquez de León Calvillo Facultad de Ciencias de la Salud (posgrado), Universidad Anáhuac México, Campus Norte. dilion23@gmail.com Capítulo 27 Yael Zonenszain Laiter Facultad de Bioética, Universidad Anáhuac México, Campus Norte. yael.zonenszainl@anahuac.mx Capítulo 25 Para acceder a los resúmenes de cada capítulo en su versión en inglés, por favor, ingresar al siguiente sitio web: www.manualmoderno.com/kalkach 24 http://www.manualmoderno.com/kalkach 25 CONTENIDO Prólogo Introducción Colaboradores I. INTRODUCCIÓN A LA NEUROÉTICA Capítulo 1. La persona: base fundamental de la neuroética Capítulo 2. Introducción a las neurociencias: actividad neuronal básica Capítulo 3. Neuroética o neurobioética: origen, desarrollo y definición Capítulo 4. Historia y prehistoria de la neuroética en México Capítulo 5. Un sistema de ubicación para la neuroética, un campo interdisciplinario Capítulo 6. Identidad frente al reduccionismo neurobiológico II. TEMAS DE NEUROÉTICA ÁMBITO A Capítulo 7. La consciencia: un modelo teórico interdisciplinario con relevancia clínica Capítulo 7.1 De consciencia a conciencia moral Capítulo 8. La conciencia Capítulo 9. Libre albedrío y neurociencias 26 Capítulo 10. Neuroteología: la filosofía como puente entre las neurociencias, la religión y la teología Capítulo 11. Neuroteología: aspectos cognitivos de las creencias y experiencias religiosas y espirituales Capítulo 12. Neuroestética y ética III. TEMAS DE NEUROÉTICA ÁMBITO B Capítulo 13. Dilemas morales en la neurocirugía: sesgos y soluciones Capítulo 14. Bioética para los avances tecnológicos en las neurociencias traslacionales Capítulo 15. Ética en la estimulación cerebral profunda en un contexto del sistema de salud Capítulo 16. Implicaciones jurídicas de los avances neurotecnológicos Capítulo 17. Neuroley desde el derecho: neurociencias aplicadas al derecho penal en méxico Capítulo 18. Dilemas éticos actuales en psiquiatría Capítulo 19. Ética en la psicología: dilemas que se esclarecen en la reflexión filosófica Capítulo 20. Neuromercadotecnia y ética: promesas y amenazas Capítulo 21. Transhumanismo y neuropotenciamiento desde la bioética personalista Capítulo 22. Dolor y sufrimiento: trascender ante el transhumanismo en dos manifestaciones prevalentes en la práctica clínica Capítulo 23. Dilemas bioéticos en la práctica de la neurorrehabilitación 27 Capítulo 24. Experiencias cercanas a la muerte: reportes, teorías y relevancia para los profesionales Capítulo 25. Muerte encefálica (cerebral): ¿muerte de la persona? Capítulo 26. Neurobioética y la incidencia de las neuro- tecnologías en los derechos humanos y justicia Capítulo 27. Aspectos éticos en la investigación neurocientífica con sujetos humanos Glosario interdisciplinario 28 kindle:embed:0008?mime=image/jpg 29 CAPÍTULO 1 LA PERSONA: BASE FUNDAMENTAL DE LA NEUROÉTICA José Damián Carrillo Ruiz, Lorea Sagasti Pazos, José Alberto Castilla Barajas 30 ▸ INTRODUCCIÓN En el ámbito de la bioética el concepto más importante es el de persona. Sin duda, puede afirmarse, el hombre es el fin de la filosofía, la medicina y el derecho. La bioética, como campo interdisciplinario, que principalmente conjuga a las disciplinas mencionadas, debe necesariamenterecurrir al concepto de persona para encontrar el fundamento y fin de su objeto de estudio. Por su parte, la neuroética está sustentada inequívocamente en el concepto de persona; será a partir del cual surgirán muchos otros conceptos tales como identidad, consciencia, conciencia y naturaleza humana. De igual forma, podemos afirmar que varios de los dilemas neuroéticos hoy en día encuentran a la persona como objeto de estudio. Tales dilemas ocurren en ambos ámbitos de la neuroética. Este capítulo pretende ejemplificar cuál es el significado de persona y sus diferentes aristas. De este modo, el lector tendrá en mente una idea del sujeto sobre el cual inciden las neurociencias, las neurotecnologías, la neuroinformación y las neurotécnicas (neuroCITT). Además, tener una noción sobre las diferentes formas de entender a la persona presta al lector distintos lentes para la lectura del presente libro, de los cuales se obtienen diferentes dilemas e implicaciones en cada tema. Cabe mencionar que las definiciones del concepto de persona que podemos encontrar en los diversos ámbitos son múltiples y complejas, y la mayoría se enfoca en uno u otro aspecto de las diversas dimensiones del ser humano. En este capítulo se hará un breve esbozo de las que se consideran las definiciones más representativas, a fin de que el lector pueda encontrar un panorama general que le permita analizar con criterio propio los diversos temas de la neuroética. 31 ▸ ANTECEDENTES La etimología de la palabra es de origen griego Prósopon (πρóσωπον) y hace referencia al verbo personare ‘resonar’. Alude a la máscara que los actores griegos usaban en el teatro. Esta máscara tenía un orificio a la altura de la boca y daba a la voz un sonido penetrante y vibrante: personare, ‘resonar’. Por lo que se entiende, la persona o la personalidad es la característica que hace que un ser se manifieste en el mundo (teatro).1 De manera metafórica, la máscara griega revelaba el papel que el hombre representa en la vida o el drama.2 La persona en aquel contexto era el sujeto que tomaba un rol o un papel dentro de la sociedad. Posteriormente, en la civilización romana clásica, únicamente podían ser personas los hombres (varones), sui iuris (no sometidos a la patria potestad de un progenitor), nacidos como ciudadanos romanos, según el Ius Civile.3 Los esclavos nacidos en esa condición o que eran capturados y vendidos durante las guerras, así como las mujeres y los menores no eran considerados personas en la Roma de entonces y, por lo tanto, no gozaban de todos los derechos. El fenómeno de la esclavitud y la restricción de los derechos para la mujer ha sido una constante que data desde entonces hasta tiempos modernos. De lo anterior, puede afirmarse que, desde sus inicios en la historia, un sujeto puede ser considerado diferente (en valor o derechos) por los de su misma especie, debido a ciertas condiciones tales como el sexo, que impactan su relación con el Estado (como nacer fuera de él). El término “persona” nació para realizar el marcaje de sujetos con un determinado valor en una sociedad o comunidad determinada. El establecimiento de estos criterios surgió de una necesidad jurídica y no tanto de una comprensión filosófica. Entonces ¿de dónde surge el concepto más amplio de persona que se tiene hoy en día? 32 ▸ PERSONA: CONCEPTO MULTIDISCIPLINARIO No sólo la filosofía intenta definir a la persona, diversas disciplinas desde sus métodos centran su atención en el concepto de persona. La persona puede ser entendida en diferentes circunstancias y contextos, como un término coloquial, psicológico, jurídico, gramatical o filosófico. Coloquialmente, el concepto corresponde a cualquier sujeto que se encuentra en este planeta, es decir a cada uno de los elementos que juntos conforman a un conglomerado de gente. Cuando uno camina por la calle, las plazas, el mercado o en el cine siempre encontrará a otros sujetos que están a lado de uno. Morfológicamente son similares a nosotros mismos: una cabeza, cuatro extremidades, dos ojos, una nariz, una boca y orejas. Es decir, dichos sujetos poseen elementos visualmente símiles y entre ellos conforman una familia, una comuna, una sociedad y una nación. No obstante, hoy y a la luz de los acontecimientos del siglo XXI, la persona no puede entenderse únicamente como una especie que se rige sólo bajo principios biológicos, el reconocimiento de otras dimensiones que contemplan el análisis del comportamiento humano es necesario para una aproximación a la realidad de la persona. La persona desde la psicología La psicología trata a la persona como a alguien específico en sus aspectos físicos y psíquicos, los cuales lo definen en función de sus condiciones de sujeto singular y único. La gran aportación al concepto por parte del padre del psicoanálisis, Freud, es añadir al elemento racional clásico de las definiciones realistas, la importancia de lo psíquico y, por lo tanto, la supremacía del inconsciente al concepto de lo humano.4 En la integración de las tres esferas del humano: inconsciente, consciente y preconsciente y sus manifestaciones en el YO,5 Freud reivindica de algún modo a la psique y a los sentimientos, proponiendo que la persona, además de tener los atributos físicos ya mencionados, también presenta una dimensión mental. Posteriormente Jung, en su psicología analítica, contribuye al concepto de hombre, añadiendo a la ecuación el llamado “inconsciente colectivo” y su contenido, los arquetipos, entre los cuales destacan el de “madre” y el propio arquetipo de “persona”. Jung reconoce de este modo en el psicoanálisis la inmersión del hombre en una colectividad. “Un estrato en cierta medida superficial del inconsciente es, sin duda, personal. Lo llamamos inconsciente personal. Pero ese estrato descansa sobre otro más profundo que no se origina en la experiencia y adquisición personal, sino que es innato: lo llamado inconsciente colectivo. He elegido la expresión colectivo porque este inconsciente no es de naturaleza individual sino universal… En otras palabras, es idéntico a sí mismo en todos los hombres y constituye así, un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo hombre…”6 Desde la psicología, la definición y cómo se explique el funcionamiento y 33 estructura de esta parte inmaterial que constituye la mente, dependerá de la corriente que se utilice. No obstante, estos conceptos son importantes históricamente para esta disciplina, y para los especialistas en psicoanálisis continúan siendo vigentes, conceptos sobre los cuales se basan diversas terapias que tratan la dimensión mental de la persona. La persona desde el derecho Para el derecho, el fin y el principio de la ciencia y la práctica yace en la persona. Las legislaciones del mundo se alinean con la definición que de la misma adopte cada una. Debemos recordar que el derecho cimienta sus principios generales en la filosofía, especialmente en la ética, para dotarlos de contenido normativo y axiológico en las normas que de ella emanen. Para la tradición occidental napoleónica, la persona es todo ente sujeto de derechos y obligaciones.7 La persona no es una creación jurídico-normativa sino un reconocimiento legal de la existencia de sujetos con derechos y obligaciones que actúan en el mundo del derecho; estos son los seres humanos. En el siglo XX, es Christian Atias en su libro de “Les Personnes: les incapacités”, de 1985 quien expone que las personas son un valor metajurídico y no una simple construcción del derecho. Para este abogado, la persona trasciende en valor del ser y el deber ser, y no sólo como una definición concreta, sino que hace pensar en su sentido de infinitud.8 La justicia no puede entenderse sin el concepto de persona; es la base del derecho mismo y, por lo tanto, es el primer concepto estudiado en toda facultad. Originariamente, esta característica sólo se otorgaba a los seres humanos, es decir a personas individuales, desde su nacimiento, pero posteriormente se le otorgó a través de una “Ficción Jurídica”a las personas morales (sociedades, asociaciones y al Estado)9 reconociendo de este modo otro aspecto de la naturaleza humana, su sociabilidad. En el momento en que alguien es considerado persona, tiene, por esta sola razón, una serie de derechos propios del derecho internacional y nacional moderno, los derechos humanos consagrados en tratados internacionales y acogidos por la mayoría las legislaciones del mundo. Por lo que, en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 6 consagra lo siguiente: “Artículo 6 Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.”10 El derecho es por definición una disciplina práctica. Más allá de los tratados doctrinales respecto al concepto de justicia, la ciencia jurídica funciona sólo en en cuanto a su aplicabilidad en el mundo. Es por lo que, justamente, en el derecho, podemos ver reflejada la evolución del concepto de persona en sus diferentes 34 aristas. A partir de la Segunda Guerra Mundial y la firma en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, mucho se ha avanzado, por lo menos formalmente, en el reconocimiento de derechos que el individuo tiene por el solo hecho de ser persona. Mientras que la Declaración mencionada resguarda derechos básicos fundamentales relacionados con su propia personalidad y encaminados al resguardo de su corporeidad, a lo largo del siglo XX y XXI se han firmado convenciones que resguardan más aspectos de lo humano. El reconocimiento jurídico de esferas distintas a la simple preservación de la vida e integridad física denota, en nuestra opinión, la afirmación en el derecho internacional público de las distintas esferas del ser humano como una realidad inmanente a la persona que requiere de protección. Mientras que en la Declaración Universal de Derechos Humanos se protege la dignidad, la libertad y la vida del hombre, posteriores convenciones protegen aspectos políticos, sociales, psíquicos, mentales, de autodeterminación y privacidad, y otorgan derecho a la educación, al esparcimiento y a la creación artística. Convenciones adoptadas por consenso tales como la “Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones” (1981), la “Declaración sobre el Derecho al Desarrollo” (1986), que instituye como derecho humano inalienable la facultad de participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que la persona pueda realizarse plenamente y el “Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos” (1976) permiten señalar que la visión general reconoce como humano (inmanente a la persona) aspectos sociales, culturales y espirituales propios de las definiciones que diversos autores en ámbitos filosóficos, sociológicos o psicológicos nos proporcionan sobre lo que es la persona. Es por ello de vital importancia reconocer que el concepto de persona es de carácter multidisciplinario, equívoco e inacabado. La persona desde la lingüística En cuanto a lo lingüístico se puede usar el término “persona” como el rasgo gramatical básico que reflejan los denominados pronombres personales. Desde la escuela primaria, en la mayoría de los sistemas educativos, se instruye sobre el uso de los pronombres singulares, Yo, Tú y Él. De igual modo, se enseñan los pronombres plurales que de forma clásica abarcan, Nosotros, Ustedes y Ellos. Esta enseñanza incrustada en la comunicación humana devela la realidad de la persona como individuo. La persona desde la filosofía Este término en el sentido estricto es retomado durante el medievo por los valores propios del cristianismo. En consecuencia, hoy en día si se piensa de una manera agnóstica este término podría ser motivo de poca aceptación. Existen algunos autores importantes que formaron parte de dicha evolución léxica del término 35 durante el medievo. Por un lado, la opinión de San Agustín con su pensamiento neoplatónico, en su obra Trinitates, en la cual en el siglo V expone que la persona es un individuo con capacidad de autorreflexión.11 Según este autor, la persona, siendo consciente de sus limitaciones y responsabilidades frente a Dios, debe analizar cada uno de sus actos para que ellos no lo delaten y lo alejen del camino de la verdad y la felicidad. El pensamiento agustino hace referencia hacia la mismidad del yo, con tres propiedades importantes: el entendimiento, la memoria y el amor. El comprender a la persona hace alusión a la semejanza del Dios uno y trino: la presencia de tres personas en un solo Dios. Es decir, existen tres modalidades diferentes de un solo ser que son diferentes entre sí, pero constituyen un solo ente. A partir de lo anterior, se genera la presencia de otras dos personas más además de la divina, la angelical propia de los seres de luz y mensajeros entre el Ser Superior y los hombres, y la persona humana que corresponde al hombre. Los conceptos iniciales son por lo tanto teológicos cristianos. Si se entiende de una forma filosófica se sabe que existen diversos seres en este mundo: los objetos inertes, las plantas, los animales y los hombres, tomando por ejemplo un abordaje aristotélico. Primero, todos son seres, es decir, son entes, quiere decir que existen. Desde el punto de vista ontológico lo mejor que le puede pasar a algo o alguien es simplemente eso: existir. Lo peor que pudiera suceder es no existir, es decir, formar parte de la nada. Este argumento es poderosísimo sabiendo que lo más negativo para alguien es no estar en este mundo, o viceversa, lo más positivo es ocupar un lugar en este planeta. Lo segundo es, el que tenga una esencia, lo que significa es que posee una funcionalidad: un objeto inanimado es material y tiene una naturaleza que hace ocuparla para algo, así existe clásicamente el finis operis, que es para lo que algo está hecho y el finis operantis, que es para lo que es usado. Una silla sirve para sentarse, pero puede ser empleada como caballete de cuadros de arte. En la planta su aspecto esencial es el de ser vivo que siente. Los animales generalmente son sintientes, pero además poseen una capacidad emocional y cognoscitiva básica, y esto dependerá de su escala filogenética. Una bacteria no tendrá estos procesos desarrollados, a diferencia de un homínido que tendrá memoria e intuición para hacer ciertas tareas. En el caso del hombre, además de lo anteriormente dicho, en su forma material se encuentran establecidos otros aspectos como sus procesos mentales y espirituales, entendidos los primeros como su capacidad de abstracción y los segundos como el centro de sus valores, según lo ha definido Max Scheler.12 En el siglo VI un autor llamado Boecio, en su obra “Sobre la persona y sus dos naturalezas”, da una definición que actualmente es considerada como clásica de lo que significa la persona.13 En dicha obra se establece que una persona es una substancia individual de naturaleza racional. Esto quiere decir que el modo más propio para hablar del “ser” es a partir de “una substancia”. Este vocablo implica 36 que es “el ser” el que existe en el mundo y, por lo tanto, no es predicado de nada, siempre es sujeto. Con respecto a la individualidad que describe a la substancia, se refiere a su unicidad, es decir a que la persona es un ser único e irrepetible. De esta manera se entiende en sí su aspecto particular. La naturaleza es la esencia que se expresa como racional y refleja las capacidades de entendimiento y de libre elección. Esta definición puede asimilarse de manera asequible observando a cualquier persona al lado de nosotros; no obstante, los problemas surgen cuando se trata de aplicarla a seres humanos en etapas tempranas de la vida y a otros que presentan ciertas condiciones como son: embriones, fetos, sujetos con demencia en fases terminales, o bien, pacientes en estado de coma. El ser individual se entiende perfectamente, pero lo de la racionalidad causa en algunos autores confusión. ¿Cómo puede existir una persona cuando el sujeto no tiene la capacidad de razonar,o esta facultad se ha perdido o se encuentra dañada? Cuando Boecio menciona que se trata de una naturaleza racional, se refiere a que ese individuo por su sola constitución pertenece a un grupo de entes y, por el simple hecho de pertenecer a este grupo, tiene capacidad de raciocinio. La idea es que la expresión de esta capacidad no es necesaria, para que se le otorgue el valor que se le da al resto del grupo. Todos los seres de la especie humana tienen una capacidad para poder “razonar” en algún grado. Además, los términos frecuentemente utilizados en debates filosóficos en este tema como “razonar” o “inteligencia” deben ser definidos, ya que las funciones mentales que les subyacen podrían constituir formas muy diferentes de entender esta capacidad del hombre. Un niño recién nacido pertenece a la especie humana, pero, coloquialmente, se entiende que no puede expresar mucho intelecto a esta edad; habría que esperar 15 años tal vez para poder verla y tal vez otros 15 más para poder observarla en pleno. Un embrión o un feto, definitivamente al igual que un neonato o un niño de 4 años, no podrán expresar o manifestar su raciocinio de manera plena. Hay diferencias en las capacidades mentales posibles entre cada etapa. Del mismo modo, habrá enfermos que tampoco puedan manifestar dicha capacidad; no obstante, con base en lo dicho anteriormente, no serán menos personas. Ahora bien, no todos los autores en los campos de la bioética, el derecho y la filosofía están de acuerdo con esta visión, lo cual genera importantes dilemas bioéticos que tienen su base en la diversidad de nociones de lo que es una persona. Algunos otros autores en el medievo, como Ricardo De San Víctor, en su obra Trinité,14 expone que la persona es un existente por sí mismo con cierto modo singular de existencia racional. Nuevamente, se menciona la existencia con tintes de abstracción. Hacia el siglo XV, con un pensamiento neoaristotélico, Santo Tomás de Aquino expone en su Summa Teológica15 que la persona es lo más perfecto en la naturaleza y otorga tres atributos a la persona. Por un lado, habla de 37 la naturaleza racional de la que ya se ha hecho hincapié líneas arriba. También incluye un aspecto de subsistencia en que no se necesita de accidentes para existir. Esto quiere decir, que ante la presencia del ser (la existencia), también existen accidentes los cuales son todos aquellos atributos superfluos (cualidad, cantidad, relación, situación, etc.) u otras formas de ser que no son necesarias para existir. Así, un individuo que tiene todos sus miembros será persona, igual que una persona que va a la guerra y pierde todos sus miembros, porque no es necesaria la presencia de los brazos y piernas para demarcar quién es. Por último, Aquino describe la incomunicabilidad, que se refiere a que la persona es perfecta, porque es un fin en sí mismo, lo que significa que no necesita algo más para concluir su evolución. Esta idea la retomaría más adelante Immanuel Kant. Posteriormente, durante un largo periodo de casi dos siglos el tema prácticamente fue olvidado hasta ser retomado por John Locke en 1690. En su libro Ensayos sobre el entendimiento humano16 expresa que la persona es ser pensante que puede razonar y reflexionar, y se considera como él mismo, como una misma cosa que piensa en diferentes lugares y tiempos. En 1798, Immanuel Kant en su Antropología en sentido pragmático,17 estableció que la persona es un concepto empírico de un sujeto de experiencias. Lo interesante es que hace referencia a la consciencia y a la experiencia del mundo. Para Kant, la persona puede sacar la información de su medio externo y es capaz de producir sus vivencias. Más adelante, Max Scheler en 1929, en su libro El puesto del hombre en el cosmos,12 estableció que la persona es la unidad concreta, real en sí, de actos de diversa esencia e índole. No son los meros actos racionales o de la voluntad, sino que es la realidad donde se verifican dichos actos. Entre las dos grandes guerras surgió el gran movimiento del personalismo, o la ética de la persona, en este momento este capítulo escapa de una revisión al respecto, pero se desea hacer notar lo siguiente: un grupo de autores de diversas formaciones, incluidos filósofos europeos con creencias cristianas, judías, católicas, ortodoxas y algunos agnósticos, se incluyeron en esta corriente que impulsó a la figura de la persona. Dentro de estos escritores se encuentran los siguientes: Jacques Maritain, Martin Buber, Emmanuel Mounier, Maurice Nedoncelle, Gabriel Marcel, Karol Wojtyla, Edith Stein, Romano Gaurdini, Carlos Díaz, Juan Manuel Burgos, Pedro Lain-Entralgo, entre otros. Se rescata la definición que emplea Emmanuel Mounier y que posteriormente Ramón Lucas retomaría en sus libros: la persona es un espíritu encarnado.18 Se entiende que este centro de los valores al que se ha hecho mención se ve cristalizado en una corporeidad, en un conjunto de células que componen la parte meramente material, unida a una parte etérea que es inmaterial. 38 En 1950, Nicolai Hartmann pregona que la persona es un sujeto dotado de voluntad y de razón; es un individuo cuya conducta es susceptible de realizar valores morales. Todo esto se encuentra desarrollado en su libro Filosofía de la naturaleza.19 En ocasiones pueden sorprender las definiciones del término de persona que se encuentran en escritos de políticos. Tal es el caso de Manuel Espino20 quien en su libro Volver a empezar del 2009 expone en su primer capítulo quién es la persona. Dice lo siguiente: “Es el ser humano de una eminente dignidad con cuerpo material y alma espiritual, con inteligencia y libre albedrío que los hacen responsable de sus propias acciones y gestor de su progreso”. Aquí, se menciona algo que es intrínseco a la persona, que es la presencia de dignidad, y corresponde al respeto que se debe tener por el simple hecho de ser persona. Julián Marías21 también establece que la persona es alguien corporal. Esta definición sigue la misma dirección expresada por Mounier. Cuando se habla de alguien, hace referencia no sólo a un conjunto volumétrico de tejidos, sino a un individuo con raciocinio y voluntad que se encuentra también incrustado en un cuerpo. Hay otra característica que el personalismo hace notar de la persona: la dignidad. Entendido como cualidad, significa el respeto que es intrínseco. El Dr. Del Barco22 menciona que la dignidad es el valor no venal de la persona; es el valor que no tiene precio y que es irrevocable. Todo el que lea estas líneas es susceptible de tener dignidad por el simple hecho de existir y es profundamente irrenunciable y, por lo tanto, no se vende. La persona desde la bioética Si bien es cierto que la bioética funda muchos de sus principios en la filosofía, es momento, en nuestra opinión, de asignarle un papel distinto y distinguirla de esta manera de las disciplinas que la integran. La definición de persona que la bioética integra dependerá mucho de la corriente a la que cada autor pertenezca. Ya sea que se trate de principialistas, utilitaristas o personalistas, el enfoque que cada uno dé estará fundamentado en su propia visión antropológica. Para efectos del presente capítulo, no es nuestra pretensión agotar la doctrina propia de cada corriente sino hacer un esbozo de algunos bioeticistas cuya voz se escucha en el ambiente. Algunos bioeticistas, desde el utilitarismo, han cuestionado el concepto tradicional de persona y han intentado distinguir a la “persona” del concepto de “ser humano”. Para Peter Singer, bioeticista y gran defensor de los derechos de los animales y la “liberación animal”, las personas en la especie humana sólo son 39 aquellas que, en acto, no en potencia, son autoconscientes y racionales. De acuerdo con este pensador, existen tres categorías de seres vivos: “… encontramos tres categorías Fundamentales: a) Los animales-personas como los mamíferos superiores y quizás ballenas, delfines, elefantes, perros, cerdos y otros animales; b) los seres humanos personas, es decir, los sereshumanos autoconscientes y racionales y c) los miembros de la especie humana no personas: Fetos, embriones, personas en coma, etc…”23 Todos, en opinión de Singer merecen respeto, pero no con fundamento en su dignidad (término que considera irrelevante), sino debido a la capacidad que todos estos seres comparten de sentir dolor y, por lo tanto, de sufrir.24 Por lo que, de acuerdo con este autor, todos los miembros de la especie humana son seres humanos y sólo los que han podido desarrollar el raciocinio y son autoconscientes deben considerarse como personas. Entonces, los pacientes con discapacidades intelectuales, por ejemplo, por enfermedades neurodegenerativas, niños con parálisis cerebral o pacientes en estado de coma, no son personas. El anterior argumento deja una ventana abierta para cuestionar si en alguien que se encuentre bajo influjo de alguna sustancia como medicamentos o drogas se suspendería su estatus de ser persona. En una línea de pensamiento similar, encontramos a Hugo Tristam Engelhardt, quien desde su “moral secular” niega a los animales derechos, pero establece que sólo la persona debe ser especial. La persona para este autor es el “agente moral”. No todo ser humano es persona, sólo aquel que tiene autorreflexión y sentido moral puede tener todo nuestro respeto y formar parte de lo que denomina “la comunidad secular”. Los fetos, embriones o personas en coma o con grave discapacidad no tienen derechos por sí mismos; son, en algunos casos, personas en potencia o personas en sentido lato. Los derechos de esta categoría de seres humanos existen en la medida en la que la comunidad moral decida dárselos.23 La bioética personalista, por su parte, jamás pretende clasificar al ser humano, ni restringir el concepto de persona a cualidades actuales del sujeto. Siguiendo la línea realista, afirma, la naturaleza racional de la persona no es un acto, sino potencia. En la bioética personalista, definida por Burgos como la corriente que se fundamenta en el personalismo filosófico del siglo XX, con tradición realista, se retoma el concepto de persona realista (Aristotélico-Tomista), pero incorporando avances filosóficos de la modernidad, integrándoles al concepto más relevante para el personalismo, la dignidad humana.25 Más recientemente, en el año 2012, las hermanas Myrna y Nelly Altamirano exponen en su libro Ética Clínica, como definición de persona la siguiente: “Es una unidad de sustancia libre, responsable, llamada a superarse con vocación, ser apertura a los valores y apertura a los otros. Es un despertar a una conciencia, a través del fortalecimiento de la voluntad, descubrir su llamada personal y su vocación al bien. La persona es una fuente 40 perpetua de posibilidades.”26 Llama la atención que la primera parte está expresada siguiendo el inicio de la definición de Boecio para, posteriormente, dar una aportación original diciendo que la persona también es vocación, es decir, llamado, cosa que ningún otro autor había dicho de esta forma. Ese llamado está dado a los valores que son preconizados por Scheler y que se proyectan en el otro, concepto enormemente manejado en los personalistas. 41 ▸ INTEGRACIÓN DEL CONCEPTO Los que escriben también quieren contribuir al respecto: nos parece que otra definición actualizada de persona sería una unidad temporal auto determinable. Lo que significa esto es que, una persona es un sujeto, la fusión corpórea espiritual, única, que tiene una caducidad, es decir, que nacerá y morirá. La parte de autodeterminación implica la capacidad de libre elección de ir con su vida hacia donde considera que deba hacerlo, por lo que en esto se contiene al libre albedrío, la voluntad y la inteligencia. También quisiéramos mencionar otra forma de expresar lo que es la persona completando la idea anterior. La persona es un ser emocional que piensa. Aquí, se resalta una de las características del personalismo o de la ética de la persona, que es que la persona tiene sentimientos y emociones, cosa que ninguna otra especie de este planeta puede manifestar. Los animales sienten cariño por sus amos, mostrando emociones. La combinación de ambas cosas: las emociones que son los signos objetivos y los sentimientos que son los subjetivos, hacen muchas veces de las personas lo que son, inclusive más que el raciocinio. Evidentemente el ser humano piensa, pero es en este equilibrio donde surge el pleno de la persona. Hasta ahora, hemos procurado hacer un breve esbozo de las aportaciones que cada disciplina hace al concepto de persona. No es la intención del presente determinar cuál de todas las mencionadas efectivamente define al ser humano, sino sólo mostrar el panorama general de lo que se ha entendido por persona y recalcar la importancia que dicho concepto reviste en el estudio que nos atañe. Tanto en la neuroética como en la bioética, el inicio del estudio está siempre dado por la visión antropológica del expositor; es la definición de persona o la discusión alrededor de la misma la que determinará las posteriores reflexiones. El problema del inicio de la persona es característico de la discusión bioética; es sencillo entender quién es la persona adulta, pero es difícil entenderlo con claridad en las etapas iniciales y finales de la vida. Este problema también se enfrenta para las personas con enfermedades neurológicas y psiquiátricas graves que impactan el pensamiento, sobre todo en aquellas con edad avanzada; problemas como estos tienen su punto de partida precisamente en el tema que se nos presenta. La comprensión del concepto de persona cimienta a la neuroética y la catapulta en su desarrollo. Los autores consideran que la persona es el punto de partida para comprender posteriormente a profundidad los temas de ambos ámbitos de la neuroética (véase cap. 5) como el transhumanismo (véase cap. 17), la implantación de electrodos en el cerebro para modificar síntomas o signos neurológicos y psiquiátricos (véanse caps. 13, 14, 15, 16), las nuevas tecnologías imagenológicas para el estudio del pensamiento y de la conducta (véanse caps. 11, 12, 18, 24, 26), la moralidad en la psicopatía (véase cap. 8), entre varios de los 42 fascinantes temas. 43 ▸ CONCLUSIONES A lo largo del presente capítulo se han esbozado definiciones de lo que diversos pensadores de múltiples disciplinas conciben es la persona. Es importante recalcar que cada uno hace una aportación desde distintos enfoques del ser humano. Como se sabe, la neuroética está conformada por aspectos sociales, médicos, culturales, psicológicos, legales y, sobre todo, filosóficos (véase cap. 3), pero su punto de partida y destino final siempre será la persona. En nuestra opinión, la neuroética como disciplina, no sólo se fundamenta en la persona, sino que aportará a la propia definición elementos hasta ahora desconocidos. Como se puede ver a lo largo del presente capítulo, la definición de persona no está terminada; son tantos los aspectos que la conforman y de tal complejidad las esferas en las que el hombre (persona) tiene relevancia que sería absurdo pensar que la discusión ha terminado. La neuroética en su ámbito “ética de las neurociencias” debe concebir a la persona como a un ser único de naturaleza racional, que nace, tiene sensaciones y percepciones, da sentido a sus emociones y que puede autodeterminarse para posteriormente morir y, por tanto, debe defender la dignidad intrínseca que la misma tiene. De igual forma, en el ámbito “neurociencias de la ética” la persona reviste una vital importancia, no como fin, sino como objeto de estudio y punto de partida. Es de esperarse que las neurociencias aportarán gran cantidad de información al concepto de persona en el ámbito moral, la cual deberá ser interpretada por los especialistas en neuroética a fin de garantizar que sea utilizada en beneficio de la humanidad y siempre para preservar la dignidad del hombre. En conclusión, la neuroética debe establecerse en la persona y enriquecer, al mismo tiempo, el concepto que la humanidad tiene de la misma. 44▸ REFERENCIAS 1. Domínguez Martínez J. Derecho civil: parte general, personas, cosas, negocio jurídico e invalidez. México: Editorial Porrúa; 2000. 2. Sgreccia E. “Persona humana y personalismo”. Cuadernos de bioética, 24(1), 115-123; 2013. 3. d’Ors A., d’Ors X. Derecho privado romano. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra; 1981. 4. 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Burgos Velasco JM. “Persona versus ser humano: un análisis del esquema argumentativo básico del debate.” Cuadernos de Bioética, 19(3), 433-447; 2008. 24. Singer P. Liberación animal: el clásico definitivo del movimiento animalista. Taurus; 2018. 25. Burgos Velasco JM. “¿Qué es la bioética personalista? Un análisis de su especificidad y de sus fundamentos teóricos.” Cuadernos de bioética, 24(1), 17-30; 2013. 26. Altamirano-Bustamante M, Altamirano-Bustamante N, Garduño-Espinosa J. “Persona y bienes humanos” En Altamirano M, Garduño J, García MC, Muñoz O, Corinter. Ética Clínica. Una perspectiva Transfuncional. 2006; pp173-192. 45 46 CAPÍTULO 2 INTRODUCCIÓN A LAS NEUROCIENCIAS: ACTIVIDAD NEURONAL BÁSICA Luis Carrillo Reid 47 ▸ INTRODUCCIÓN A pesar de varias décadas de investigaciones en neurociencias, todavía no entendemos cómo la actividad cerebral genera una representación interna del mundo circundante y cómo los cambios en los patrones de actividad neuronal (de una neurona o varias) pueden producir condiciones patológicas tan devastadoras como la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia, el Alzheimer, la depresión, entre otras. La mayoría de nuestro conocimiento acerca de las funciones del cerebro está basado en técnicas que permiten realizar registros individuales de una sola célula o en cambios en los niveles de oxígeno y glucosa de algún área cerebral. No obstante, dichas aproximaciones experimentales no han sido capaces de generar protocolos que permitan manipular la actividad cerebral a través del control preciso de la actividad neuronal. Recientemente, el desarrollo de diferentes técnicas que permiten hacer mediciones de la actividad individual de las neuronas ha permitido estudiar la actividad cerebral con una precisión temporal y espacial sin precedentes. Estas nuevas tecnologías nos permitirán entender el funcionamiento de circuitos neuronales específicos, lo cual establecerá un puente entre los patrones de actividad neuronal y el comportamiento, gracias a la descripción de los bloques estructurales y funcionales del cerebro. El objetivo de este capítulo es proporcionar un panorama general sobre la evolución de las neurociencias, lo cual permitirá entender los desafíos experimentales y éticos que se presentarán en las próximas décadas. 48 ▸ ANATOMÍA NEURONAL El cerebro humano está integrado por alrededor de 1011 neuronas de muy diversos tipos, las cuales establecen conexiones entre sí y están organizadas en múltiples estructuras que presentan una gran variedad anatómica y funcional. A pesar de que existen muchas clases de estas células, una neurona típica está constituida por cuatro partes principales: el soma, las dendritas, el axón y las terminales presinápticas. El soma está formado por la membrana plasmática, el núcleo y otros organelos necesarios para nutrir a la neurona. Es similar al cuerpo de cualquier otra célula; lo que hace diferente a una neurona de otras células es que su soma presenta prolongaciones llamadas dendritas y un tubo largo conocido como axón que conecta al cuerpo de la célula con las terminales presinápticas, las cuales a su vez se conectan con otras células. Las dendritas tienen la función de transmitir la información que llega del entorno al soma; en ellas se reciben las terminales presinápticas de otras neuronas, dichos puntos de unión son conocidos como sinapsis. Es importante señalar que también pueden existir sinapsis en el cuerpo de la célula. Las neuronas aproximadamente tienen entre 104 y 105 sinapsis. El propósito del axón es servir como una línea de transmisión para mover información de una neurona hacia otra a grandes velocidades. El axón de una neurona puede medir hasta un metro en el cordón espinal de los seres humanos o sólo unas cuantas micras en la retina. En general, mientras mayor sea el diámetro del axón mayor será la velocidad de transmisión de la señal. Las velocidades del impulso nervioso están comprendidas en un rango que abarca desde los 0.5 m/s hasta los 150 m/s. El impulso nervioso es una corriente eléctrica, sin embargo, sus cargas no son electrones que se propagan en un medio conductor homogéneo, sino iones en solución que se propagan en un medio que puede ser altamente heterogéneo. Al final del axón se encuentra una red de ramificaciones conocidas como terminales presinápticas, las cuales son las unidades de transmisión de la neurona. Éstas se encuentran conectadas en sitios especializados con otras neuronas formando redes complejas. Cuando el impulso nervioso llega a una terminal presináptica ésta libera un neurotransmisor que actúa en la postsinapsis estableciendo la comunicación entre diferentes neuronas. 49 ▸ BIOELECTRICIDAD Al no poder entenderse los mecanismos que gobernaban a los procesos cerebrales, por mucho tiempo se atribuyeron a una esencia o a un alma metafísica cuya descripción fue hecha por varios pensadores a lo largo de muchos siglos: ya Hipócrates en su tratado sobre los sueños decía que el alma cuando estaba al servicio del cuerpo despierto no era dueña de sí misma, sino que estaba dividida dentro de las diferentes partes del cuerpo, por el contrario, cuando el cuerpo estaba en reposo el alma realizaba todas las actividades de éste y era capaz de trascender lo material sin las limitaciones humanas; Platón en su Crátilo emparentaba al espíritu humano con lo divino, mientras que Homero en su Ilíada atribuía la muerte al abandono de la esencia inmaterial del cuerpo. Por mucho tiempo se pensó que los pensamientos, movimientos y sentimientos se producían por fuerzas divinas hasta que, en el año de 1791, apareció un artículo en las “Actas de la Academia de Boloña” en el cual se reportaban resultados experimentales que afirmaban y probaban la existencia de electricidad en los tejidos animales. Este descubrimientofue de gran importancia para el desarrollo de las neurociencias ya que demostraba que los procesos fisiológicos podrían ser explicados por medio de las leyes de la física. Esta famosa publicación fue hecha por Luigi Galvani. Una vez que salieron a la luz sus experimentos, la comunidad intelectual fue sacudida y se creó una controversia que finalmente resultó en la creación de dos disciplinas distintas: la electrofisiología y la ingeniería eléctrica. La disputa se generó debido a las diferentes interpretaciones de los resultados presentados por Galvani, quien estaba convencido de que las contracciones musculares que él observaba en las ancas de las ranas se debían a alguna forma de energía eléctrica que provenía del animal. Sin embargo, Allesandro Volta, profesor de Física de la Universidad de Padua estaba convencido de que la supuesta electricidad descrita en los experimentos de Galvani no era originada por el animal, sino que era un artefacto debido a la presencia de los diferentes metales utilizados en el experimento. Ambas interpretaciones fueron de crucial importancia para el desarrollo de las dos disciplinas. Por un lado, se demostró que las células son capaces de transmitir impulsos eléctricos y, por otra parte, Volta desarrolló la pila que lleva su nombre, gracias a la cual se dispuso por primera vez de una corriente eléctrica continua, lo que inició la era de las aplicaciones prácticas de la electricidad. 50 ▸ REGISTROS ELÉCTRICOS EN CÉLULAS INDIVIDUALES Las neuronas adquieren sus propiedades eléctricas a partir de las propiedades de su membrana externa, la más importante de las cuales es la permeabilidad selectiva a diferentes iones, por ello es necesario conocer un poco más acerca de la manera en la cual está constituida la membrana plasmática. La membrana está compuesta por una doble capa de fosfolípidos la cual contiene proteínas y colesterol. Los fosfolípidos están formados por una cabeza polar (hidrofílica) y por una cola de ácido graso (hidrofóbica), es decir, por una parte buscan estar en contacto con el agua y, por la otra, buscan el contacto con los lípidos, por ello, al colocar una bicapa de fosfolípidos en el agua, éstos se acomodarán de tal manera que las partes lipofílicas apuntarán hacia el interior de la membrana y las partes hidrofílicas apuntarán por un lado hacia el interior de la célula y por el otro hacia el exterior de la misma. Las proteínas funcionan o bien como sitios de unión con neurotransmisores, o como canales que sirven para transportar iones a través de la membrana plasmática. Las moléculas de colesterol actúan como estabilizadores para limitar el movimiento lateral de las moléculas de lípidos. El doble arreglo de fosfolípidos atravesado por canales de proteínas o canales iónicos ayuda a mantener el ambiente interno de la célula controlando las substancias que se mueven a través de la membrana; ésta separa dos medios de distinta composición y ayuda a que esa diferencia sea mantenida. La membrana ofrece una alta impedancia a la corriente directa, dicha impedancia disminuye cuando se presentan corrientes alternas de bajas frecuencias y decrece más conforme aumenta la frecuencia de la estimulación. Tales hechos demuestran que la membrana tiene las propiedades de un capacitor, pues la impedancia capacitiva disminuye al aumentar la frecuencia de la corriente exterior. Como la membrana también conduce la corriente directa puede ser modelada como una resistencia puesta en paralelo con un capacitor. En electrofisiología es conveniente hablar en términos de conductancias debido a que, estando lado a lado o en paralelo, cuando muchos canales iónicos están abiertos simultáneamente dentro de la membrana, la conductancia total es simplemente la suma de conductancias de cada canal abierto. Es interesante resaltar que las células tienen una diferencia de potencial entre el interior y el exterior de la membrana plasmática. Esta tensión es de gran importancia porque permite registrar fenómenos eléctricos que ayudan a entender el funcionamiento de la neurona. Dicho potencial de membrana se ve continuamente afectado por varios estímulos procedentes de otras neuronas. 51 Una neurona puede cambiar el potencial de membrana de otra neurona a la cual está conectada por medio de la liberación de un neurotransmisor. Éste, cruza el espacio sináptico e interactúa con las moléculas receptoras alojadas en la membrana postsináptica de las dendritas o del soma de una neurona adyacente, lo cual provoca un cambio en el potencial de membrana de la neurona receptora. El cambio de potencial en la membrana postsináptica se debe a la transformación de la energía química del neurotransmisor en energía eléctrica proveniente de la generación de corrientes transmembranales. Las modificaciones en el potencial de membrana dependen de la cantidad de neurotransmisor recibido y pueden resultar en un fenómeno de despolarización o de hiperpolarización. Este tipo de cambio en el potencial, que varía de acuerdo con la cantidad de neurotransmisor recibido, es conocido como potencial local ya que presenta las características de una señal de amplitud modulada, a mayor estímulo (más cantidad de neurotransmisor recibido) mayor amplitud. Existe otro potencial que es resultado de la activación de una neurona, se conoce como potencial de acción. Este consiste en una señal despolarizante conocida como disparo o espiga de voltaje, de más de 100 mV de amplitud, que se propaga a través del axón y dura aproximadamente de 1 a 5 ms. Se trata de una respuesta “todo o nada” que se propaga activamente sin decremento en la amplitud; es decir, presenta las características de una señal de frecuencia modulada, a mayor estímulo mayor frecuencia. Cuando la señal alcanza el final del axón en la terminal presináptica, se produce un cambio en el potencial que, junto con la entrada de calcio, provoca la liberación del neurotransmisor. Éste activa canales en la célula postsináptica y con esto se establece la comunicación entre las neuronas. Este tipo de diálogo presenta un método muy eficiente para transmitir señales a largas distancias. Los factores fisicoquímicos capaces de provocar respuestas como el potencial de acción se llaman estímulos, los cuales pueden ser de diversas clases como: mecánicos, químicos o luminosos. Para que un estímulo provoque un potencial de acción es necesario que su intensidad alcance o sobrepase un determinado valor mínimo conocido como potencial umbral. 52 ▸ CAMBIO DE PARADIGMA ENTRE LA DOCTRINA NEURONAL Y LA DOCTRINA DE ENSAMBLES NEURONALES La doctrina neuronal propuesta por Santiago Ramón y Cajal postula que la unidad fundamental del cerebro es la neurona.1 Siguiendo dicha propuesta, por varias décadas la mayoría de los estudios sobre el funcionamiento cerebral se basó en el registro eléctrico de neuronas individuales para tratar de conocer sus propiedades. El registro y la estimulación eléctrica de neuronas individuales relacionadas con sensaciones, percepciones y la ejecución de tareas ha contribuido de manera sustancial a las neurociencias. No obstante, dichos estudios han demostrado que no es posible entender procesos de memoria, toma de decisiones y estados de consciencia analizando por separado la actividad de neuronas individuales. Para lograr entender cómo funciona el cerebro es necesario entender cómo la actividad de grupos neuronales específicos, conocidos como ensambles neuronales, se encarga de interpretar el mundo y actuar sobre él. Un ensamble neuronal está definido por un grupo de neuronas con actividad coordinada en una ventana de tiempo específica que representa estímulos sensoriales, programas motores o estados de consciencia.2 Cada ensamble neuronal está a cargo de un proceso específico, de tal forma que la composición de varios ensambles permite generar funciones distintas.3 Los sistemas sensoriales utilizan algoritmos de codificación en donde la actividad conjunta de varios ensambles neuronales genera una representación interna del mundo circundante. Este cambio
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