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1 Respuestas agudas del sistema cardiovascular al ejercicio El ejercicio es una actividad que implica una demanda incrementada de oxígeno y energía por parte de los músculos. El sistema cardiovascular, compuesto por el corazón y los vasos sanguíneos, desempeña un papel crucial en la satisfacción de esta demanda durante el ejercicio. Las respuestas agudas del sistema cardiovascular al ejercicio son fundamentales para garantizar que los músculos reciban el oxígeno y los nutrientes necesarios para funcionar de manera eficiente. Cuando una persona comienza a ejercitarse, su frecuencia cardíaca aumenta en respuesta a la demanda de oxígeno de los músculos activos. El corazón bombea más sangre por minuto para llevar más oxígeno y nutrientes a los músculos. Además, el volumen sistólico, que es la cantidad de sangre expulsada por el corazón en cada latido, aumenta. Estos ajustes permiten un mayor suministro de sangre a los músculos activos. 2 Además, durante el ejercicio, los vasos sanguíneos se dilatan en los músculos activos para aumentar el flujo sanguíneo local. Esto se logra a través de la liberación de sustancias químicas, como el óxido nítrico, que relajan las paredes de los vasos sanguíneos. Al mismo tiempo, los vasos sanguíneos en las áreas no esenciales para el ejercicio, como el sistema digestivo, pueden contraerse para redirigir el flujo sanguíneo hacia los músculos activos. La presión arterial también aumenta en respuesta al ejercicio, lo que garantiza que la sangre sea bombeada de manera efectiva a través de todo el sistema cardiovascular. La presión arterial sistólica, que es la presión cuando el corazón se contrae, aumenta más que la presión arterial diastólica, que es la presión cuando el corazón está en reposo. En resumen, las respuestas agudas del sistema cardiovascular al ejercicio incluyen el aumento de la frecuencia cardíaca, el aumento del volumen sistólico, la dilatación de los vasos sanguíneos en los músculos activos 3 y el aumento de la presión arterial sistólica. Estos ajustes permiten un mayor flujo de sangre y oxígeno a los músculos activos y son esenciales para mantener la homeostasis durante el ejercicio.
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