Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Esporotricosis Carol A. Kauffman La esporotricosis es una infección subaguda o crónica de la piel y de los tejidos subcutáneos; ocurre en todo el mundo pero la mayoría de los casos se informan en las Américas y en Japón. Casi todos los casos se producen por inoculación directa del organismo con diseminación subsiguiente a lo largo de los linfáticos que drenan la zona de la lesión primaria. Ocasionalmente se produce neumonía por inhalación del organismo a partir del suelo. Los hospederos inmunosuprimidos pueden desarrollar infección diseminada, y el alcoholismo y la diabetes mellitus parecen ser factores de riesgo para la esporotricosis osteoarticular con invasión local. La forma linfocutánea de la enfermedad usualmente responde muy bien a la terapia con itraconazol. ORGANISMO El agente etiológico es Sporothrix schenckii, así denominado según el doctor Schenck quien describió el primer caso en Baltimore en 1898. S. schenkii es un hongo dimórfico dependiente de la temperatura, que existe en forma de moho en el ambiente y en el laboratorio a 25ºC a 27ºC, y se convierte en levadura en los tejidos e in vitro a 37ºC. En el agar dextrosa de Sabouraud, el moho, que por lo general crece en una a tres semanas, es de color blanco a crema y se vuelve café a negro adquiriendo una apariencia arrugada en las siguientes semanas. El examen microscópico muestra conidias dispuestas en ramilletes a lo largo de hifas que son delgadas, septadas y con ramificaciones.[1] En la fase de levadura, los propágulos tienen 4 µm a 6 µm de diámetro; su forma es de cigarro o redondeada a ovoide y presentan gemación. El crecimiento in vitro de la fase de levadura se logra por incubación entre 35ºC y 37ºC en medios enriquecidos como el agar infusión de cerebro y corazón. En dicha fase las colonias son blancas o crema y arrugadas.[1] La mayoría de los laboratorios aún identifican los aislamientos procedentes de muestras clínicas como S. schenkii, pero estudios recientes con técnicas moleculares han notado que esta especie constituye un complejo de varias especies filogenéticamente diferentes. Ya se han identificado al menos cuatro clados diferentes, además de S. schenkii; incluyen S. brasiliensis y S. globosa, que han causado infecciones en seres humanos, y S. mexicana y S. albicans, que no han sido asociados con dichas infecciones.[2] EPIDEMIOLOGÍA Se puede encontrar S. schenkii en todo el mundo en sustratos tales como la madera en descomposición, musgos, vegetación y tierra. La infección ocurre cuando una persona se expone a una fuente ambiental y el organismo penetra por la piel. Se han descrito casos de individuos que se chuzaron con espinas de rosas, agujas de pinos, mallas de alambre usadas en jardinería ornamental y astillas de madera; también se ha implicado a las actividades de jardinería y paisajismo y a accidentes con vehículos motorizados.[3] No es raro que ocurran brotes de esporotricosis; el más grande afectó a más de 3.000 mineros surafricanos de zonas auríferas que se inocularon con S. schenkii a partir de maderas contaminadas en los socavones.[4] Otros brotes han sido seguidos hasta el musgo contaminado puesto alrededor de los árboles, a plantas de almácigos usadas en la jardinería ornamental y a heno empleado para fiestas de Halloween.[5-8] Cada vez con mayor frecuencia se ha informado la transmisión zoonótica en Suramérica, especialmente en Río de Janeiro (Brasil) y en aldeas peruanas.[9-13] En la mayoría de los casos esto ha implicado gatos infectados por S. schenkii que tienen úlceras en las cuales hay una carga alta del organismo. Aunque en muchos pacientes se notaron mordeduras y arañazos, otros se infectaron en el cuidado normal de sus gatos. Con mayor frecuencia las personas infectadas han sido mujeres y niños, además de veterinarios. En unos pocos casos se ha inoculado S. schenkii con tierra transferida desde las uñas de animales excavadores no infectados, como los armadillos.[14] PATOGÉNESIS E INMUNOLOGÍA Los factores de virulencia de S. schenkii no están bien caracterizados. El mejor conocido es la tolerancia al calor. Se ha demostrado que las cepas capaces de crecer a 37ºC, pero no las que no pueden crecer a esa temperatura, pueden diseminarse a los órganos internos en un modelo experimental en el ratón.[15] Las cepas que crecen mal a 37ºC pero bien a 35ºC tienen más probabilidad de causar lesiones cutáneas fijas sin diseminación linfangítica. En un modelo en el ratón, en el que se usó la inoculación subcutánea para causar infección, se notó que la cepa de un paciente con enfermedad diseminada parecía más virulenta que otra aislada de un paciente con esporotricosis linfocutánea.[16] Otros factores de virulencia incluyen la capacidad de producir melanina.[17] [18] la de adherirse a la fibronectin.[19] y la presencia de proteinasas extracelulares.[20] La respuesta del hospedero es primariamente de neutrófilos, monocitos y macrófagos que ingieren y matan las levaduras de S. schenkii.[21] Los anticuerpos parecen jugar un papel mínimo en la inmunidad. Por otra parte, la inmunidad mediada por células parece ser crucial para controlar la infección por S. schenkii. Esto se ha demostrado experimentalmente en ratones y lo ilustra el caso de los pacientes con sida, en quienes S. schenkii causa infección diseminada, situación que es muy rara en hospederos normales.[22-24] Citocinas como el factor de necrosis tumoral (TNF, por la sigla en inglés de tumor necrosis factor) pueden ser importantes en la inmunidad, como se notó en un paciente cuyo tratamiento con un antagonista del TNF se asoció con esporotricosis diseminada.[25] MANIFESTACIONES CLÍNICAS La manifestación usual de la esporotricosis es la infección linfocutánea localizada. La mayoría de los pacientes que consultan por esporotricosis linfocutánea típica son hospederos sanos. El alcoholismo y la diabetes son dos factores constantes de riesgo para las esporotricosis más graves, y casi todos los pacientes que desarrollan esporotricosis pulmonar sufren de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.[3] La infección diseminada se ve casi exclusivamente en personas inmunosuprimidas. Esporotricosis linfocutánea. Pocas semanas después de la inoculación de S. schenkii en la piel y el tejido subcutáneo, aparece u na pápula en el sitio de entrada. La lesión primaria se vuelve nodular y termina por ulcerarse. Es solo moderadamente dolorosa, con mínimo drenaje, generalmente fluido, inodoro y no purulento a simple vista. No hay síntomas sistémicos. Pocas semanas después aparecen nuevos nódulos, que a menudo se ulceran, a lo largo de la distribución linfática proximal a la lesión (figuras 194-1 y 194-2). Por lo general, el paciente consulta en este momento. El diagnóstico diferencial de esta forma de esporotricosis incluye las infecciones por micobacterias diferentes a Mycobacterium tuberculosis, especialmente M. marinum, la leishmaniasis cutánea y la nocardiosis.[26] Es raro que otras infecciones, sean bacterianas, micóticas o virales, causen un síndrome linfocutáneo similar.[27] Figura 194-1. Lesión ulcerada inicial en el índice derecho con diseminación ulterior al dorso de la mano, después de trauma con la espina de un arbusto. El cultivo de la lesión fue positivo para S. schenckii. Figura 194-2. Esporotricosis linfocutánea: se ven numerosas lesiones, que aparecieron después de la inoculación traumática de una astilla. La esporotricosis cutánea fija es más común en Suramérica que en Norteamérica. Los pacientes con esta forma de la enfermedad solo presentan una lesión única, a menudo facial. No es común el dolor y el drenaje esmínimo. Las lesiones pueden ser verrucosas o ulcerativas (figura 194-3).[9] A menudo estas lesiones persisten por años y aunque pueden disminuir y exacerbarse periódicamente no se resuelven a menos que se haga tratamiento antimicótico. Figura 194-3. Lesión cutánea fija de esporotricosis, de larga duración, en la cara de un paciente, habitante de una aldea rural en Colombia. Esporotricosis pulmonar. Se trata de una enfermedad subaguda o crónica con síntomas y signos que sugieren la histoplasmosis cavitaria crónica o la reactivación de una tuberculosis.[28] Con frecuencia hay fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso, fatiga, disnea, tos, expectoración purulenta y hemoptisis. Las radiografías de tórax muestran una enfermedad fibronodular o cavitaria, unilateral o bilateral, en los lóbulos superiores. Algunos pacientes con esporotricosis pulmonar, pero no todos, tienen lesiones cutáneas o afectación articular, que ayudan al diagnóstico. Esta forma de esporotricosis es progresiva y se asocia con desenlaces desfavorables. Esporotricosis osteoarticular. Se ha informado que ocurre esporotricosis osteoarticular después de inoculación local en una articulación, pero es más probable que surja por diseminación hematógena a esas estructuras. Este tipo de infección se encuentra más a menudo en hombres a mediados de la vida y con mayor frecuencia en alcohólicos. Puede afectar a una o varias articulaciones y acompañarse o no de lesiones cutáneas suprayacentes. Más a menudo se infectan los codos, tobillos, rodillas y muñecas.[29] No es rara la tenosinovitis debida a esporotricosis que se presenta como un síndrome del túnel carpiano; frecuentemente el diagnóstico solamente se hace después de que el patólogo encuentra granulomas en el tejido resecado.[30] Esta forma de esporotricosis también se puede presentar como bursitis prepatelar o del olécranon. Meningitis. Es una manifestación rara de esporotricosis que puede ocurrir como meningitis crónica aislada o como parte de una infección ampliamente diseminada. En muchos casos se ha notado un defecto de la inmunidad celular, más a menudo debido a VIH/sida.[31] Son notorias la fiebre y la cefalea. El líquido cefalorraquídeo muestra una meningitis linfocítica con aumento de las proteínas y disminución de la glucosa. Infección diseminada. La esporotricosis diseminada es muy rara y casi todos los casos han sido hallados en pacientes con VIH/sida.[32] [33] Es usual la diseminación del organismo a las vísceras incluyendo el hígado, el bazo, la médula ósea, los ganglios linfáticos y las meninges. Algunos pacientes con sida tienen diseminación cutánea extensa sin afectación visceral (figura 194-4). Raramente se han informado infecciones focales aisladas en los ojos, la laringe, las glándulas mamarias, el pericardio y el epidídimo, tanto en hospederos presumiblemente normales como en pacientes con VIH/sida.[34] Figura 194-4. Esporotricosis cutánea diseminada sobre el tronco y las extremidades de un paciente con inmunosupresión. DIAGNÓSTICO El diagnóstico de esporotricosis se hace por aislamiento de S. schenkii en cultivo. Para hacerlo se deben enviar tejidos obtenidos por biopsia o remitir al paciente para tomar el material directamente de una lesión cutánea. En casos de enfermedad invasiva se pueden cultivar esputos, lavado broncoalveolar, líquido sinovial o cefalorraquídeo y sangre. El organismo crece bien en agar Sabouraud o agar sangre a temperatura ambiente. El crecimiento de la fase micelial ocurre en una a tres semanas. La disposición característica de las conidias sobre las hifas permite hacer un diagnóstico provisional temprano; la conversión a la fase levadura entre 35ºC y 37ºC, que puede tardar varias semanas, identifica definitivamente el hongo como S. schenkii. Antes del crecimiento del organismo en cultivo, el cuadro histopatológico, aunque inespecífico, puede sugerir el diagnóstico de esporotricosis. Se ve un proceso inflamatorio mixto granulomatoso y piógeno. Con la tinción de plata metenamina se ven a veces las levaduras ovales o en forma de cigarro, de 4 µm a 6 µm, que pueden tener gemaciones múltiples, pero son escasas y difíciles de hallar. En algunos casos se puede ver una reacción tisular llamada cuerpo asteroide, que no es específica de esporotricosis. Aparece como una levadura basófila rodeada por material eosinófilo que se irradia hacia fuera como los radios de una rueda; se piensa que puede corresponder a complejos antígeno- anticuerpo o a componentes de neutrófilos desintegrados.[1] [35] El grupo que está investigando el brote de esporotricosis asociada con gatos en Brasil ha ideado un ensayo inmunoenzimático para anticuerpos contra S. schenkii que parece promisorio; con él se han informado sensibilidad de 90% y especificidad de 80%.[36] Sin embargo, tal prueba no está disponible comercialmente. TRATAMIENTO Las formas cutáneas de esporotricosis pueden parecer benignas pero es raro que se resuelvan sin tratamiento antimicótico. Sin duda, los pacientes con las formas viscerales infrecuentes de la enfermedad requieren terapia antimicótica. La Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (Infectious Diseases Society of America) ha publicado guías para el tratamiento de las varias formas de esporotricosis.[37] Esporotricosis linfocutánea. El itraconazol oral se ha convertido en el medicamento de elección para el tratamiento de la enfermedad linfocutánea.[38-40] La dosis diaria es de 200 mg. El tratamiento se debe continuar por dos a cuatro semanas después de la resolución de las lesiones, lo que usualmente equivale a tres a seis meses de terapia. Son infrecuentes las recaídas pero en caso de ocurrir se puede administrar otro curso de tratamiento con itraconazol. Por casi un siglo se ha usado la solución saturada de yoduro de potasio (SSYP) para tratar la esporotricosis linfocutánea. El esquema usual de dosificación consiste en empezar con 5-10 gotas tres veces al día en leche o en jugo, y aumentar semanalmente hasta alcanzar un máximo de 40-50 gotas tres veces al día, según la tolerancia. Se ha demostrado que la administración de la dosis total diaria en una sola toma también es efectiva y puede mejorar la adherencia del paciente al tratamiento. [40] Son muy comunes los efectos colaterales que incluyen náuseas, exantema, sabor metálico, fiebre y edema de las glándulas salivares. Si el paciente no puede tolerar el itraconazol o la SSYP, se puede recurrir al fluconazol, 400 mg diarios, o a la terbinafina, 500 mg dos veces al día.[41] [42] No hay experiencia con el voriconazol ni con el posaconazol y estos medicamentos no se deben usar para el tratamiento de la esporotricosis. La hipertermia local, usando artefactos para calentamiento, ha sido efectiva en la esporotricosis cutánea. Tales artefactos se deben usar constantemente por meses antes de producir mejoría de las lesiones.[43] [44] Esporotricosis pulmonar. Esta forma de la enfermedad es difícil de tratar. La terapia inicial preferida para los pacientes gravemente enfermos es la anfotericina B desoxicolato, 0,7 mg/kg/día, o una formulación liposomal de anfotericina B, 3-5 mg/kg/día.[37] Para los pacientes menos enfermos o en aquellos que ya han respondido a la anfotericina B se puede emplear una terapia de disminución progresiva (step down therapy) o administrar itraconazol oral, 200 mg/día. Para evitar las recaídas se debe continuar el tratamiento al menos por un año. La resección quirúrgica es una opción solamente para los pacientes que tienen una lesión focal y cuya función pulmonar es normal. Esporotricosis osteoarticular.Esta forma de esporotricosis casi siempre es crónica y se trata con itraconazol oral, 200 mg 2 veces al día por 1 a 2 años.[37] El fluconazol a la dosis alta de 800 mg/día es una segunda opción pero sus resultados no son satisfactorios; también se pueden usar la anfotericina B desoxicolato, a razón de 0,7 mg/kg/día, o la anfotericina B liposomal 3-5 mg/kg/día. La SSYP es inefectiva. La función articular queda afectada en la mayoría de los pacientes. Meningitis e infección diseminada. El tratamiento preferido para estas formas de esporotricosis que amenazan la vida es una de las formulaciones liposomales de anfotericina B, 5 mg/kg/día.[37] Se puede cambiar a itraconazol oral, 200 mg dos veces al día, una vez que el paciente haya respondido a la anfotericina B, y se debe continuar al menos por 12 meses. En los pacientes inmunosuprimidos se debe administrar por largo plazo la terapia de mantenimiento con itraconazol, 200 mg/día, hasta que se reverse la inmunosupresión. BIBLIOGRAFÍA 1. Kwon-Chung KJ, Bennett JE. Sporotrichosis. In: Kwon-Chung KJ, Bennett JE, editors. Medical Mycology. Philadelphia: Lea & Febiger; 1992. p. 707-29 2. Marimon R, Cano J, Gené J, Sutton DA, Kawasaki M, Guarro J. Sporothrix brasiliensis, S. globosa, and S. mexicana, three new Sporothrix species of clinical interest. J Clin Microbiol. 2007; 45(10): 3198-206. 3. Kauffman CA. Sporotrichosis. Clin Infect Dis. 1999; 29(2): 231- 6; quiz 237. 4. Lurie HI. Five unusual cases of sporotrichosis from South Africa showing lesions in muscles, bones, and viscera. Br J Surg. 1963; 50: 585-91. 5. Dixon DM, Salkin IF, Duncan RA, Hurd NJ, Haines JH, Kemna ME, et al. Isolation and characterization of Sporothrix schenckii from clinical and environmental sources associated with the largest U.S. epidemic of sporotrichosis. J Clin Microbiol. 1991; 29(6): 1106-13. 6. Powell KE, Taylor A, Phillips BJ, Blakey DL, Campbell GD, Kaufman L, et al. Cutaneous sporotrichosis in forestry workers. Epidemic due to contaminated Sphagnum moss. JAMA. 1978; 240(2): 232-5. 7. Hajjeh R, McDonnell S, Reef S, Licitra C, Hankins M, Toth B, et al. Outbreak of sporotrichosis among tree nursery workers. J Infect Dis. 1997; 176(2): 499-504. 8. Dooley DP, Bostic PS, Beckius ML. Spook house sporotrichosis. A point-source outbreak of sporotrichosis associated with hay bale props in a Halloween haunted-house. Arch Intern Med. 1997; 157(16): 1885-7. 9. Pappas PG, Tellez I, Deep AE, Nolasco D, Holgado W, Bustamante B. Sporotrichosis in Peru: Description of an area of hyperendemicity. Clin Infect Dis. 2000; 30(1): 65-70. 10. Lyon GM, Zurita S, Casquero J, Holgado W, Guevara J, Brandt ME, et al. Population-based surveillance and a case-control study of risk factors for endemic lymphocutaneous sporotrichosis in Peru. Clin Infect Dis. 2003; 36(1): 34-9. 11. Barros MB, Schubach Ade O, do Valle AC, Gutiérrez Galhardo MC, Conceição-Silva F, Schubach TM, et al. Cat- transmitted sporotrichosis epidemic in Rio de Janeiro, Brazil: description of a series of cases. Clin Infect Dis. 2004; 38(4): 529-35. 12. Reed KD, Moore FM, Geiger GE, Stemper ME. Zoonotic transmission of sporotrichosis: Case report and review. Clin Infect Dis. 1993; 16(3): 384-7. 13. Schubach TM, Schubach A, Okamoto T, Barros MB, Figueiredo FB, Cuzzi T, et al. Canine sporotrichosis in Rio de Janeiro, Brazil: clinical presentation, laboratory diagnosis and therapeutic response in 44 cases (1998-2003). Med Mycology. 2006; 44(1): 87-92. 14. Conti Diaz IA. Epidemiology of sporotrichosis in Latin America. Mycopathologia. 1989; 108(2): 113-6. 15. Kwon-Chung KJ. Comparison of isolates of Sporothrix schenckii obtained from fixed cutaneous lesions with isolates from other types of lesions. J Infect Dis. 1979; 139(4): 424-31. 16. Brito MMS, Conceicão-Silva F, Morgado FN, Raibolt PS, Schubach A, Schubach TP, et al. Comparison of virulence of different Sporothrix schenckii clinical isolates using experimental murine model. Med Mycol. 2007; 45(8): 721-9. 17. Dixon DM, Duncan RA, Hurd NJ. Use of a mouse model to evaluate clinical and environmental isolates of Sporothrix spp. from the largest U.S. epidemic of sporotrichosis. J Clin Microbiol. 1992; 30(4): 951-4. 18. Moris-Jones R, Youngehim S, Gomez BL, Aisen P, Hay RJ, Nosanchuk JD, et al. Synthesis of melanin-like pigments by Sporothrix schenckii in vitro and during mammalian infection. Infect Immun. 2003; 71(7): 4026-33. 19. Figueiredo CC, Lima OC, De Carvalho L, Lopes-Bezerra LM, Morandi V. The in vitro interaction of Sporothrix schenckii with human endothelial cells is modulated by cytokines and involves endothelial surface molecules. Micro Pathol. 2004; 36()4: 177-88. 20. Tsuboi R, Sanada T, Takamori K, Ogawa H. Isolation and properties of extracellular proteinases from Sporothrix schenckii. J Bacteriol. 1987; 169(9): 4104-9. 21. Cunningham KM, Bulmer GS, Rhoades ER. Phagocytosis and intracellular fate of Sporothrix schenckii. J Infect Dis. 1979; 140(5): 815-7. 22. Shiraishi A, Nakagaki K, Arai T. Role of cell-mediated immunity in the resistance to experimental sporotrichosis in mice. Mycopathologia. 1992; 120(1): 15-21. 23. Tachibana T, Matsuyama T, Mitsuyama M. Involvement of CD4+ T cells and macrophages in acquired protection against infection with Sporothrix schenckii in mice. Med Mycol. 1999; 37(6): 397-404. 24. Bolao F, Podzamczer D, Ventin M, Gudiol F. Efficacy of acute phase and maintenance therapy with itraconazole in an AIDS patient with sporotrichosis. Eur J Clin Microbiol Infect Dis. 1994; 13(7): 609-12. 25. Gottlieb GS, Lesser CF, Holmes KK, Wald A. Disseminated sporotrichosis associated with treatment with immunosuppressants and tumor necrosis factor–alpha antagonists. Clin Infect Dis. 2003; 37(6): 638-40. 26. Kostman JR, DiNubile MJ. Nodular lymphangitis: A distinctive but often unrecognized syndrome. Ann Intern Med. 1993; 118(11): 883-8. 27. Smego RA, Castiglia M, Asperilla MO. Lymphocutaneous syndrome. A review of non-sporothrix causes. Medicine (Baltimore) 1999; 78(1): 38-63. 28. Pluss JL, Opal SM. Pulmonary sporotrichosis: Review of treatment and outcome. Medicine (Baltimore). 1986; 65(3): 143-53. 29. Winn RE, Anderson J, Piper J, Aronson NE, Pluss J. Systemic sporotrichosis treated with itraconazole. Clin Infect Dis. 1993; 17(2): 210-7. 30. Atdjian M, Granda JL, Ingberg HO, Kaplan BL. Systemic sporotrichosis polytenosynovitis with median and ulnar nerve entrapment. JAMA. 1980; 243(18): 1841-2. 31. Donabedian H, O’Donnell E, Olszewski C, MacArthur RD, Budd N. Disseminated cutaneous and meningeal sporotrichosis in an AIDS patient. Diagn Microbiol Infect Dis. 1994; 18(2): 111-5. 32. Al-Tawfiq JA, Wools KK. Disseminated sporotrichosis and Sporothrix schenckii fungemia as the initial presentation of human immunodeficiency virus infection. Clin Infect Dis. 1998; 26(6): 1403-6. 33. Bustamante B, Lama J, Mosquera C,Soto L. Sporotrichosis in human immunodeficiency virus infected Peruvian patients. Two case reports and literature review. Infect Dis Clin Pract. 2009; 17(2): 78-83. 34. Wilson DE, Mann JJ, Bennett JE, Utz JP. Clinical features of extracutaneous sporotrichosis. Medicine (Baltimore) 1967; 46(3): 265-79. 35. Hiruma M, Kawada A, Ishibashi A. Ultrastructure of asteroid bodies in sporotrichosis. Mycoses 1991; 34(3-4): 103-7. 36. Bernardes-Engemann AR, Costa RC, Miguens BP, Penha CV, Neves E, Pereira BA, et al. Development of an enzyme- linked immunosorbent assay for the serodiagnosis of several clinical forms of sporotrichosis. Med Mycol. 2005; 43(6): 487-93. 37. Kauffman CA, Bustamante B, Chapman SW, Pappas PG. Infectious Diseases Society of America. Clinical practice guidelines for the management of sporotrichosis: 2007 update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis 2007;45(10): 1255-65. 38. Sharkey-Mathis PK, Kauffman CA, Graybill JR, Stevens DA, Hostetler JS, Cloud G, et al. Treatment of sporotrichosis with itraconazole. NIAID Mycoses Study Group. Am J Med. 1993; 95(3): 279-85. 39. Restrepo A, Robledo J, Gómez I, Tabares AM, Gutiérrez R. Itraconazole therapy in lymphangitic and cutaneous sporotrichosis. Arch Dermatol. 1986; 122(4): 413-7. 40. Cabezas C, Bustamante B, Holgado W, Begue RE. Treatment of cutaneous sporotrichosis with one daily dose of potassium iodide. Pediatr Infect Dis 1996; 15(4): 352-4. 41. Kauffman CA, Pappas PG, McKinsey DS, Greenfield RA, Perfect JR, Cloud GA, et al. Treatment of lymphocutaneous and visceral sporotrichosis with fluconazole. Clin Infect Dis. 1996; 22(1): 46-50. 42. Chapman SW, Pappas P, Kauffman C, Smith EB, Dietze R, Tiraboschi-Foss N, et al. Comparative evaluation of the efficacy and safety of two doses of terbinafine (500 and 1000 mg day(-1)) in the treatment of cutaneous or lymphocutaneous sporotrichosis. Mycoses. 2003; 47(1-2): 62-8. 43. Hiruma M, Kagawa S. The effects of heat on Sporothrix schenckii in vitro and in vivo. Mycopathologia. 1998; 84(1): 21-30. 44. Hiruma M, Kawada A, Noguchi H, Ishibashi A, Conti Díaz IA. Hyperthermic treatment of sporotrichosis: experimental use
Compartir