Logo Studenta

Analisis literario Apologia de Socrates

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

SÍNTESIS Y ANÁLISIS LITERARIO: APOLOGÍA DE SÓCRATES.
Introducción y Reseña.
Definición de Apología: Argumento, que puede formar parte de un discurso o de un escrito
en el cual se hace especial hincapié en defender, alabar, elogiar o justificar la acción,
inacción, idea, pensamiento de una persona o un grupo, que se encuentra sujeta a una
anterior controversia, ya que generalmente refiere a cuestiones que no comulgan con la
ley o en las que el bien común de una sociedad puede llegar a estar seriamente
comprometido si se defiende o triunfa la postura.
Esta extraordinaria y excelsa obra escrita por Platón, a través de la cual plasma con suma
agudeza lo acontecido aquel día funesto en que Sócrates fue condenado a muerte, es
necesario conocer los antecedentes y el contexto en el cual se llevó acabo esta sentencia y
más aún, comprender el porqué de la situación que llevó al filósofo Sócrates al final de su
vida terrenal. Acorde a lo señalado con antelación, cabe destacar que para alcanzar una
mayor comprensión de la vida, obra y motivaciones de Sócrates, se concibe menester
realizar un estudio objetivo de las fuentes disponibles en torno a la figura del filósofo, para
así poder dilucidar e interpretar sus motivaciones, con la finalidad de lograr una mayor
visualización del sujeto en cuestión, basándome de este modo en el método que emplea
la teoría del espacio vital.
Referente a la teoría del espacio vital, comenzaré con la información contenida en las
fuentes, de las que sólo extraeré las que sean de mayor pertinencia. Lo primero que
debemos conocer son sus antecedentes biográficos, los que nos ayudarán a entender
mejor el estilo de vida que llevaba; es así que señalaré lo siguiente: Sócrates había nacido
en Atenas en el demos de Alópece, entre los años 470 y 469 a. C, era hijo de Sofronismo,
escultor; de lo cual es posible inferir como probabilidad que Sócrates también haya
ejercido este oficio, no obstante, es sólo una conjetura, dado que en aquel período los
oficios de los padres eran transmitidos a los hijos. Su madre era Fenareta, la que ejercía
como partera, lo que es posible encontrar en diversos libros, puesto que Sócrates lo
repetía innumerables veces. En lo que respecta a la educación que éste recibió, se deduce
una educación tradicional para la época, la que consistía en estudios de música, gimnasia
y gramática, esta última se caracterizaba en estudios referentes a la literatura griega más
antigua, la que estaba constituida principalmente por poetas. 
Otro aspecto fundamental a destacar es el auge que cobraba la vida intelectual en
Atenas, en la que se reunían poetas muy connotados, tales como Esquilo, Sófocles,
Eurípides, Heródoto y los sofistas más famosos. Con los antecedentes ya mencionados
tan sólo nos podemos hacer una vaga imagen de este personaje que ha trascendido en la
historia, es por ello que para lograr un mejor entendimiento haré alusión a tres fuentes
más, las que nos aportan disímiles perspectivas en torno a la persona de Sócrates y que en
su conjunto nos forjarán el sendero para descifrar a aquel filósofo, al que se le atribuyen
ser el creador del concepto y padre del método inductivo.
Las fuentes a las que me he referido, son Platón, Jenofonte y Aristóteles, los dos
primeros constituyen una fuente inmediata, ya que lo conocieron directamente,
mientras que Aristóteles conforma una fuente mediatizada, dado que sólo lo conoció a
través de sus discípulos, sobre todo gracias a Platón. Debido a estas diferencias y la
cantidad de años que permanecieron en contacto con el maestro, en el caso de Platón y
Jenofonte, es que se producen variadas visiones, las que nos permiten un mayor
esclarecimiento del personaje en estudio. Es así que Platón nos presenta la actividad
dialéctica de Sócrates en forma de asombrosos diálogos en los que se revelan su talento
literario y genio filosófico, mientras que la obra socrática de Jenofonte, es casi en su
totalidad un largo anecdotario, cuya fidelidad de sus relatos es imposible comprobar. Y
respecto a Aristóteles, éste hace un recuerdo de Sócrates, aludiendo a sus frases,
definiciones o formas de pensamiento. Sí bien, ya nos podemos hacer una idea del genio
filosófico de Sócrates, es conveniente explicar dónde tuvo lugar la audiencia, cuáles era
los motivos por los cuales se le acusaba y cómo llegó a enfrentar los cargos por los que
sería sentenciado. 
Es de este modo, que se hace preciso señalar que el nombre del tribunal supremo ante el
cual Sócrates tuvo que defenderse, recibe por denominación Heliea (tribunal popular
compuesto por 6.000 ciudadanos, mayores de 30 años y repartidos en diez clases de 500
ciudadanos (1000 quedaban en reserva) sorteados cada año para ser heliastas, recinto al
que llegó Sócrates, acusado por tres ciudadanos, Anito, melito y Licón; los que planteaban
que éste realizaba investigaciones acerca de lo que hay bajo tierra y acerca de las
entidades celestes; de enseñar a los jóvenes a dar vuelta argumentos, haciendo que el
error primara sobre la verdad, la injusticia sobre la justicia y que Sócrates no creía en los
dioses que adoraba la ciudad y que además introducía dioses nuevos. Sin embargo,
aquellos argumentos que empleaban para inculparlo, eran infundados y con una
manifiesta animadversión por parte de sus acusadores.
Así llegamos al origen de esta apología, que debe ser considerada como una alabanza y un
anhelo vehemente por parte de Platón, para con su maestro Sócrates, en cuyo texto
encontraremos los argumentos y desarrollo del juicio que debió enfrentar nuestro
venerable filósofo, en defensa de aquellos argumentos injustificables de los cuales se le
imputaba.
Análisis por capítulos a la Apología.
Capítulo 1: Exordio de su defensa.
En esta primera parte de su discurso de defensa, comienza apelando a que quienes lo
acusaron, lo hicieron a través de mentiras y argumentos infundados, los que como
podremos apreciar a través del desarrollo de ésta irán siendo refutados uno tras uno.
Cabe destacar también, el especial énfasis al que recurre para señalar en que utilizará su
lenguaje cotidiano, el mismo que emplea ante cualquiera que desee escucharlo,
destacando que su modo de hablar no debe ser el que predomine en la determinación del
juicio, sino en que ésta debe ser en base a la verdad, vale decir, en considerar que lo que
dice es justo o no.
Capítulo 2: Estructuración de su defensa.
Aquí distingue a los dos tipos de inculpadores, contra los cuales tendrá que defenderse.
Diferenciando de este modo entre los más antiguos y los más recientes, señalando
conforme al primero de ellos: “Debéis convenir en que me debo defender primero de
éstos, pues fue a ellos a quienes oísteis primero y mucho más que a los otros, cuando me
acusaban”.
Capítulo 3: Esclarecimiento de las acusaciones.
Aquí procede a leer el libelo o escrito de las acusaciones que se hacen contra él, leyendo
así aquellas que se le atribuían: “Sócrates es culpable de andar hurgando en la búsqueda
de las cosas subterráneas y celestes, haciendo más fuerte el argumento más débil y
enseñando estas mismas cosas a los demás”.
Respecto a las acusaciones, empieza señalando que éstas no son verdaderas, dado que
según dice, ninguna de ellas tiene que ver con él y que los presentes señalen si esto no es
así, o si alguna vez lo han escuchado refiriéndose ante tales temas.
Capítulo 4: La búsqueda y la sencillez. 
En este capítulo señala que él tampoco cobra dinero a los hombres, dado que él no
enseña, sino que sólo responde ante quien lo quiere oír y emplea para ello el ejemplo de
Evenos, cuyo hombre enseña con mucha modestia, pero Sócrates dice que si él supiera
aquello de todo lo que se le acusa se daría mucha fama, pero no es así.(Está en una
búsqueda del conocimiento y la verdad).
Capítulo 5: El Origen de su apelativo.
Explica el origen de las calumnias que contra él se erigen, además de sus apodos de
“SOPHÓS” (sabiondo) y “PHRONTISTÉS” (pensador). Conforme a ello explica que ha sido la
sabiduría el origen de su apelativo, lo que queda denotado a través de lo afirmado por el
oráculo de Delfos: “no hay nadie más sabio que Sócrates”, respondiendo a la pregunta
que Querefonte le había formulado, cuando éste último estaba habitando la ciudad.
Capítulo 6: La búsqueda de la sabiduría. 
Revela cómo llegó a iniciar la búsqueda, refiriéndose en primer lugar a lo que dijo el
oráculo, lo que lo hizo reflexionar y actuar del modo en que lo hizo, pero de muy mala
gana. No obstante, se atrevió a efectuar su cometido. Comenzó así la indagación
refutadota del oráculo, dirigiéndose en un primer momento a uno de los que se
consideraba sabio y los demás también lo consideraban así, pero resultó ser que éste no
era tan sabio y como Sócrates intentó hacerlo ver que no lo era, se granjeó enemistades
con él y así siguió con cada uno de quienes creía ser sabio. De esta forma Sócrates
concuerda con lo afirmado por el oráculo, en que él era el más sabio de los hombres, ya
que dice: “Bien puede ser que ninguno de nosotros dos sepa nada de bello ni de bueno;
pero éste cree saber algo y no lo sabe, mientras yo no sé ni creo saberlo tampoco. Parece
entonces, que en cierta pequeña medida soy más sabio que él, pues, no sé ni creo saber”.
Capítulo 7: (Relacionado con el anterior). 
A medida que Sócrates más escudriñaba a los hombres en su búsqueda de la sabiduría,
más se desilusionaba de éstos, ya que cuando creía que eran sabios, resultaba ser que no
lo eran, puesto que recurrió tanto a políticos y a poetas, pero en el caso de los políticos,
sólo sabían lo referente a su labor y en cambio los poetas, eran incapaces de explicar sus
obras a cabalidad, incluso personas comunes las explicaban mejor que ellos, pese a ello
los poetas se jactaban de ser sabios, procurando poseer un don creador.
Capítulo 8: (Relacionado con el anterior) 
Se dirigió en última instancia a los artesanos, los que eran más sabios que él en el arte que
manejaba, pero debido a ello creían saber otras cosas, pero realmente no las sabían y aquí
encontramos el mismo error que las personas interpeladas anteriormente cometían.,
“cuyo traspiés oscurecía su saber”. Y así llegó a la conclusión de que le convenía más ser
como era simplemente, lo que significaba: “Ni sabio con la sabiduría de aquéllos, ni
ignorante con su misma ignorancia, o tener ambas cosas como ellos”, vale decir, que aun
sabiendo y conociendo el oficio de los demás y más aún, pese a poseer su sabiduría, que
no era más allá que el conocimiento que poseía, pero del cual no se vanagloriaba, sino que
reconocía su ignorancia frente a lo que le era desconocido, cuya amalgama era su esencia,
su forma de ser y estilo de vida.

Otros materiales