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311 Capítulo XVII. Biotecnología y salud: las vacunas Las bacterias se multiplican en biorreactores, cuyo volumen dependerá de la productividad del propio proceso fermentativo y de las concentraciones obtenidas (bacterias, antígenos o toxinas), así como del tratamiento posterior para la obtención de antígenos o toxoides. Los virus requieren células para multiplicarse porque son parásitos obligados. Tradicionalmente se cultivan en cuero de ternero y huevos de gallina, pero en un futuro muy próximo crecerán en cultivos de células. El progreso tecnológico facilitará el desarrollo de vacunas virales para uso humano (poliomielitis, sarampión, rubéola, influenza, paperas, rabia) y vete- rinario (fiebre aftosa, rabia, encefalitis equina, enfermedad de Mareck y de Newcastle, etcétera). Las vacunas antibacterianas pueden ser preparadas en gran cantidad, con un equipamiento relativamente simple, mientras que las virales nece- sitan un instrumental sofisticado y, en muchos casos, de un laboratorio y biorreactores para el cultivo de tejidos. Las proteínas recombinantes producidas en biorreactores pasan por un proceso de extracción seguido por varias operaciones de purificación (ultrafiltración, cromatografía en columna, etcétera). En la formulación de una vacuna se incluyen otras sustancias además del antígeno. Los adyuvantes estimulan la respuesta inmune, permitiendo la aplicación de dosis menores. Los estabilizantes impiden las alteraciones debi- das al calor, a la luz o a la humedad. Los preservantes conservan el material en los frascos con dosis múltiples. Una de las tendencias actuales en la administración de vacunas es la reducción del número de dosis, mediante la inmunización simultánea para varias enfermedades en una misma inyección (vacunas dobles, triples, quíntuples). También se prefieren sistemas que disminuyan la necesidad de refrigeración, que representa el 15% de los costos de los programas de vacunación. Vendrán más novedades, con formas alternativas de aplicación para sus- tituir el uso de jeringas: pistolas, geles, adhesivos cutáneos, cápsulas, tabletas, inhaladores y sprays nasales (como la vacuna FluMist contra la gripe, comer- cializada recientemente). Las plantas y animales transgénicos productores de antígenos podrán revolucionar algunos aspectos de la fabricación de vacunas. La idea de las vacunas comestibles es muy seductora, porque nos imaginamos vacunando a los niños con una banana en vez de una inyección. Sin embargo, hay algunos problemas de seguridad, como el riesgo de mezclar bananas-vacuna y bananas-alimento, contaminando los alimentos o dificultando la identi-
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