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nobuko En los usos cotidianos de la palabra “express” se evidencia un carácter emergente en el gusto de la época: la agilidad y rapidez logradas por la simplificación de los aparatos operativos y el juego arbitrario de partes o fragmentos sobre estructuras leves e inestables. Desde esa óptica y mirando constantemente a la literatura, este texto señala aspectos del espacio arquitectónico y urbano a fines del siglo XX: las fantasías individualistas confrontadas a las utopías sociales y los conceptos de laberinto, silencio, narrativa, límite y fragmentación como categorías para observar la ciudad contemporánea. Juan Carlos Pérgolis Centro de Estudios de la Sociedad Central de Arquitectos Montevideo 938 - CP 1019 - Buenos Aires, Argentina Tel: 4815-4075, 4812-3644 / 3986 / 5856 - Fax: 54-11-813-6629 info@socearq.org / www.socearq.org C iud ad exp ress Juan C arlo s P érg o lis Ciudad express Arquitectura, literatura, ciudad MET00002657-B Elisazabeth Medida de la distancia 145,10 mm CIUDAD EXPRESS ARQUITECTURA, LITERATURA, CIUDAD Juan Carlos Pérgolis nobuko angelagozalvez@hotmail.com Sticky Note angelagozalvez@hotmail.com Sticky Note angelagozalvez@hotmail.com Sticky Note Sociedad Central de Arquitectos Fundada el 18 de marzo de 1886 COMISIÓN DIRECTIVA Período 2004-2007 Presidente: Arq. Daniel Silberfaden Vicepresidente 1º: Arq. Juan Carlos Fervenza Vicepresidente 2º: Arq. Mauro Romero Secretario General: Arq. Luis María Albornoz Prosecretaria: Arq. Flora Manteola Tesorero: Arq. Ricardo Koop Protesorera: Arq. Cristina Fernández Vocales Titulares Arq. Ma. de las Nieves Arias Incollá, Arq. Andrés Petrillo, Arq. Luis Bruno, Arq. Carlos Berdichevsky, Arq. Cristian Carnicer Vocales Suplentes Arq. Norberto D'Andrea, Arq. Carlos Roizen, Arq. Matías Gigli, Arq. Mario Boscoboinik, Arq. José Luis Sciarrotta, Arq. Ana María Cabarrou, Arq. Guillermo Martínez, Arq. Guillermo García Fahler, Arq. Néstor Magariños, Arq. Gabriel Turrillo, Arq. Rodrigo Cruz, Arq. Agustín García Puga Vocal Aspirante Titular Sr. Gustavo L. Ferrari Vocal Aspirante Suplente Sr. Carlos Raspall Proyecto Editorial del CESCA Acuarela de tapa, gentileza María Isabel Velasco Diseño general: Florencia Turek Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina / Printed in Argentina La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, no autorizada por los autores, viola derechos reservados; cualquier utilización debe ser pre- viamente solicitada. ISBN 987-584-013-0 © 2006 nobuko Febrero de 2006 Este libro fue impreso bajo demanda, median- te tecnología digital Xerox en bibliográfika de Voros S.A. Av. El Cano 4048. Capital. Info@bibliografika.com / www.bibliografika.com En Argentina venta en: LIBRERIA TECNICA Florida 683 - Local 13 - C1005AAM Buenos Aires - Argentina Tel: (54 11) 4314-6303 - Fax: 4314-7135 E-mail: ventas@nobuko.com.ar - www.cp67.com FADU - Ciudad Universitaria Pabellón 3 - Planta Baja - C1428EHA Buenos Aires - Argentina Tel: (54 11) 4786-7244 Pérgolis, Juan Carlos Ciudad Express: arquitectura, literatura, ciudad - 1a ed. - Buenos Aires: Nobuko, 2005. 162 p.; 21x15 cm. ISBN 987-584-013-0 1. Arquitectura I. Título CDD 720 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 2 A mis amigos de La Plata, que están lejos o ya no están. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 3 ÍNDICE PRÓLOGO 7 INTRODUCCIÓN 9 CAPÍTULO I. Utopías - Fantasías 13 Metrópolis 21 La red 26 El tranvía 25 27 La peste 28 CAPÍTULO II. Laberintos 61 Borges y la Arquitectura 50 La traza36 54 Las sombras de la calle 53 55 Un reflejo 56 CAPÍTULO III. Silencios 59 Crónicas Marcianas 67 Los susurros en los capiteles 71 El águila de Plaza Italia 72 En el micro 8 73 5 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 5 CAPÍTULO IV. Narrativa 77 La ciudad y los perros 79 La memoria I 84 La memoria II 85 Viajeros I 86 CAPÍTULO V. Límites 89 "Triste Le Ville" 98 Descubrir 100 La mujer desnuda 101 El límite 102 CAPÍTULO VI. Fragmentación 105 Conclusiones-express a partir de las cinco conferencias de Ítalo Calvino 117 Hollywood Park 128 Viajeros II 129 Desde Bogotá 130 BIBLIOGRAFÍA 133 6 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 6 PRÓLOGO LA ARQUITECTURA Y LA PALABRA La arquitectura ha adquirido una nueva dimensión, la de la palabra. Esto no quiere decir que ahora se escriba sobre arquitectura. Vitruvio inauguró ese capítulo en Occidente hace ya veinte siglos. Bajo su influencia surgieron los tratados del renacimiento, los ensayos del siglo XVIII, los manuales del siglo XIX y los manifiestos y programas del siglo XX. Ahora el asunto es bien distinto. Hablar sobre arquitectura, escribir sobre ella, posee hoy en día una dimen- sión especial en la cual las ideas priman sobre la materia. No se trata ya de contar cómo son o deben ser los edificios, ni de analizar sus estilos o sus propiedades materiales. Tampoco se trata de reescribir su historia, de teo- rizar sobre ella o de insistir en la aguda y necesaria crítica social sobre sus agentes y sus resultados. A través de una liberación de la mente, la arqui- tectura puede convertirse en otra cosa, en muchas, incluso en algo etéreo, liviano como propone Juan Carlos Pérgolis en este libro. Hacer liviana la arquitectura no es una tarea fácil. Sobre ella se acumulan incontables y pesadas cargas: la de su propia historia, la de explicaciones y argumentos que requiere para ser entendida, la del dinero que contribuye a producir y que la aplasta, la de las leyes que la reglamentan, y la estupi- dez que la empequeñece... Solo el poder de la palabra y la libertad de la imaginación permiten hablar de arquitectura en dimensiones inmateriales y recorrer, casi volando, diferentes espacios, diferentes mundos. Ciudad express es un libro insólito en su contenido y en su forma. Es un libro sobre arquitectura y es una meditación sobre la ciudad, sobre una 7 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 7 ciudad, mejor aún, sobre el recuerdo de una ciudad. Es uno y muchos ensayos a la vez. Al leerlo se desentrañan sensaciones acerca de ese fenó- meno obvio y enigmático del espacio y del tiempo. Es prosa y es poesía. Es difícil clasificarlo en una de las categorías convencionales ¿Es historia? ¿Es teoría? ¿Es crítica? Juan Carlos Pérgolis no es un novato en las lides literarias, cuenta ya con varios libros e infinidad de ensayos y artículos publicados. Aquí, sin embar- go, ofrece una cara desconocida de su personalidad, la de un escritor ave- zado que puede pasar confortablemente de lo puramente arquitectónico a un sencillo relato de memorias; del difícil argumento a la frase evocadora. Su memoria y su amplio conocimiento del mundo de la arquitectura y de los otros mundos se manifiestan aquí con plenitud. Y sin decirlo abiertamente, rinde en su libro un homenaje personal y profundo a Borges y a Calvino. Ciudad express es un libro de texto que enseña, de manera muy distinta, a entender la arquitectura a través de ese intrincado laberinto de ideas, sen- saciones, intuiciones y recuerdos que existen en el interior de la mente, no en las obvias explicaciones del exterior que nos rodea y que tenemos que sufrir o disfrutar, apreciar o rechazar todos los días. ALBERTO SALDARRIAGA ROA Coordinador Académico Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura Universidad Nacional de Colombia 8 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 8 INTRODUCCIÓN La palabra “express” ha sido utilizada casi exclusivamente en el ámbito del correo postal para designar la correspondencia tramitada con prelación y, por ello, con mayor rapidez en la entrega. Sin embargo, en los últimos años se ha generalizado su uso en otros campos: una marca fotográfica con el agregado “express” sugiere un más rápido proceso de revelado; un super- mercado-express indica un modo más ágil de realizar las compras. En estos usos aparentemente arbitrarios deltérmino se puede detectar un “carácter emergente” en el llamado gusto de la época: la agilidad y rapidez logradas por la simplificación de los aparatos operativos. Hoy vemos que esta palabra en el marco del habla, la parte más dinámica y cambiante del lenguaje, proyecta significaciones (significados de uso) referidos a la ligereza lograda mediante estructuras livianas, leves, en el límite de la inestabilidad: ese otro carácter que surge y da a entender el juego arbitrario de partes independientes (fragmentos) sobre estructuras casi imperceptibles por su levedad. Con esa intención fue estructurado (o desestructurado) este texto. Aunque cada capítulo se inicia con el comentario sobre algún aspecto que caracteriza el manejo del espacio arquitectónico y urbano en este fin de siglo, la aparente coherencia que nos debería conducir a la inmediata observación de ejemplos gráficos se rompe ante el análisis de un texto literario. A esto le sigue, en cada capítulo, una serie de tres anécdotas, que basadas en mi nostalgia por la ciudad de La Plata, intentan –con las dificultades del caso– sugerir conformaciones emocionales y espaciales, 9 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 9 o ambas a la vez, ya que no hay espacio ajeno a las emociones ni, recí- procamente, emociones sin espacialidad. Este esquema aleatorio resultó de algunas convicciones que el paso del tiempo fue modelando como obsesiones. La primera, que surgió de las lec- turas de Calvino, Eco, Lyotard, Calabrese y otros autores contemporáneos, es el profundo rechazo que siento por las tesis magistrales, indiscutibles y de una única lectura referida al marco de los grandes horizontes, en palabras de Eco, o de los metarrelatos en las de Lyotard: la cultura, el urbanismo, las teorías, etc., cuyas inabarcables amplitudes y obligatorias referencias (las referentes) terminaron por ahogarlos en discursos densos que encuentran su razón de ser solamente en el regocijo de usar el lenguaje. Ante esta peste del lenguaje, que se manifiesta como pérdida de fuerza cognoscitiva y de inmediatez, Calvino sugiere que la literatura (y quizá solo ella, enfatiza) pueda crear los anticuerpos que la contrarresten. La literatu- ra muestra un camino: el de la levedad que se crea en la escritura con los medios lingüísticos propios del poeta. Sus imágenes son emociones conce- bidas a priori y luego proyectadas como tales. Observar el espacio arquitectónico o urbano en la narrativa nos permite alejarnos de esos grandes horizontes, descubrir los pequeños relatos, los acontecimientos que le dan “sentido” en el cercano entorno de la experien- cia emocional, más íntimo y profundo que los “significados” que intentan explicarlo en las referentes lejanas de algún horizonte establecido. Esta es la segunda convicción, la prevé el reemplazo de los sistemas rígidamente jerarquizados por redes menores, locales, sin jerarquías visibles y que se van entretejiendo sobre la urdimbre del mundo afectivo. Esa misma intención intervino en la conformación, pretendidamente “leve” de la estructura de este texto, que no existe más allá de las partes que se arman como “redes locales” en torno a cada aspecto observado en la arqui- tectura o en la ciudad. Pero aún en el interior de esas partes, las relaciones intentan ser tan ligeras, que pueden romperse (fragmentarse) con facilidad. Cada lector arma su propia red a partir de sus emociones, siguiendo el hilo conductor que estas le van trazando en el interior de cada capítulo o entre los fragmentos que escoja de cada uno de ellos. El “sentido” del espacio 10 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 10 resulta entonces de la experiencia emocional; así enunciado, quizá se podría decir que esa es la tercera convicción. Los vacíos entre las partes, los silencios entre las frases, las tensiones entre los volúmenes construidos, permiten armar esas infinitas redes: la reflexión (y la emoción) que el silencio posibilita, el vacío que da “sentido” al texto puesto que rompe la actitud discursiva y posibilita que aparezca (o se “cuele”) el relato. Ojalá que este texto permita esa libertad. Varios de los temas que inician los capítulos y algunos comentarios sobre obras literarias han sido presentados a modo de ensayos temáticos en el Magazín Dominical del diario El Espectador de Colombia y otros en confe- rencias académicas en diferentes universidades. El tema de la fragmenta- ción pude discutirlo en la Cátedra UNESCO de Comunicación Social que se desarrolló en Bogotá y en la Bienal Panamericana de Urbanismo realizada en Luján, Argentina. Todo este debate permitió hacer ajustes y aclaracio- nes, buscar algunas líneas de coherencia y romper intencionalmente otras para facilitar la arbitraria lectura del texto. También el seminario electivo sobre este tema, dictado durante dos semestres en la Universidad Nacional de Colombia, me aportó una valiosa discusión y diferentes puntos de vista que se incluyeron en el texto. El desplazamiento de las utopías en favor de las fantasías, la intención labe- ríntica, el énfasis en el silencio, la ambigüedad de los límites, la confronta- ción entre discurso y narrativa y la fragmentación como carácter surgente en el gusto de la época, son los aspectos que he considerado notables en el manejo de los espacios urbanos y arquitectónicos hoy. El texto intenta ver- los desde otro ángulo, el de los escritores, los que con sus medios lingüísti- cos trabajan el espacio y las emociones con habilidad más explícita que la que nos permiten nuestros recursos de arquitectos. JUAN CARLOS PÉRGOLIS 11 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 11 12 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 12 CAPÍTULO I Utopías - Fantasías En una publicación sobre la arquitectura actual en Moscú, Alexandre Rappaport analiza la llamada “arquitectura de papel” que están experimen- tando algunos grupos de esa ciudad: una serie de dibujos, pinturas y batiks de gran contenido plástico, que intentan ser una arquitectura fantástica e irrealizable (por eso el nombre: queda en el papel). La confronta con la arquitectura visionaria de los años 20, cuando el apo- geo utópico de la Revolución y observa que no se trata ya de una utopía, sino de una fantasía contestataria que no pretende descubrir las necesida- des históricas o metafísicas del proyecto arquitectónico. Ya no existe una identificación utópica de las intenciones subjetivas, la fantasía propone un esquema posible pero no obligatorio o normativo... la fantasía es libre de aquella doctrina teórica dogmática que acompañó los parámetros de la arquitectura utópica de la primera mitad del siglo XX. No todos los espacios arquitectónicos se manifiestan necesariamente a tra- vés de su construcción. Se puede hablar de muchos otros modos de expre- sión, capaces de concretar una idea espacial: la literatura de Borges, la música de Edgar Varesse, la pintura de Piero della Francesca, etc. Han con- ceptualizado excelentes ejemplos de arquitectura “no construida”; sin embargo, lo que aleja a estas manifestaciones rusas actuales de la condi- ción arquitectónica no es su expresión sino la falta de un discurso que las contextualice, que les dé coherencia como resultado de un pensamiento. 13 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 13 Del número de ciudades imaginarias hay que excluir aquellas donde se suman elementos sin un hilo que los conecte, sin una regla interna, una perspectiva, un discurso. Responde Marco Polo cuando Jublai Kan –en Las ciudades invisibles de Ítalo Calvino– le describe una ciudad fantástica, llena de elementos absur- dos y sin relación entre sí. A través de este párrafo de Calvino, se hace evidente que la fantasía no basta para imaginar la ciudad –o la arquitectura– si los elementos imagi- nados, por fantásticos que sean, no están integrados a un discurso. La existencia de éste, como estructura que soporta las imágenes fantásti- cas, es lo que diferencia a la “utopía” de la “fantasía”, pues la primera implica unpensamiento global, ordenado y racional, en el cual las formas (urbanas o arquitectónicas) son solamente una de sus expresiones. Históricamente, las utopías han buscado la definición de sociedades idea- les, aunque sus manifestaciones más visibles hayan sido los modelos urba- nos o las formas arquitectónicas en que esas sociedades se desarrollarían. Mientras que en la fantasía el único objetivo es la imaginación en sí misma, en la utopía prevalece un pensamiento social, una perspectiva de condicio- nes idealmente perfectas. Estas utopías son inherentes al carácter social del hombre, a sus pensamientos e ideales, a sus aspiraciones y a sus ansias de perfección; aparecen –como señala Tafuri– en los laboratorios de ideas de los intelectuales, donde se generan proyectos ideológicos que esperan hipotéticas posibilidades o coyunturas de realización. Así, han acompaña- do a los procesos del pensamiento occidental concretando y protegiendo las ideas como los mandalas en oriente. El pensamiento utópico está siempre presente en los momentos de trans- formación social y va convirtiéndose de un modelo inaplicable (por carecer de condiciones que permitan su inserción histórico-geográfica) en otro modelo que, basado en las posibilidades de cambio de la realidad, se expre- sa como un proyecto resultado de la planificación. Una sociedad que no apunta al cambio es decadente en lo intelectual y en sus estructuras. Esto equivale a decir que una sociedad sin utopías –que son la expresión de la voluntad de cambio– muestra la falta de dinámica, 14 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 14 propia de la agonía del ente colectivo y da lugar a todas las manifestacio- nes del individualismo y sus fantasías. La utopía con su intención social apunta a lo colectivo, la fantasía surge del punto de vista particular y de los objetivos y anhelos individuales. Karl Manheim definió las utopías como aquellos estados del espíritu que resultan desproporcionados en relación con la realidad en que ocurren; observó también el carácter colectivo de ese estado, ese consenso o reco- nocimiento de la correlación utopía-orden social y resumió así el concep- to: “un individuo por sí solo no puede desgarrar la situación histórico-social en que vive”. Se podría completar esa frase, diciendo que si bien un indivi- duo solo no puede desgarrar la situación histórico-social en que vive, si puede disimularla o maquillarla, ya sea con sus propias fantasías o con fan- tasías provenientes del orden establecido. Una fantasía así manejada se convierte en un elemento de control que anula el pensamiento utópico per- mitiendo, incluso, una sensación de “cambio” a nivel individual que satis- face la necesidad y la expectativa de transformación del ente colectivo: fomenta la llamada “salida individual” con todas sus connotaciones de “arribismo” que, vistas en ese contexto, no se consideran de ese modo, sino que sugieren la idea de “progreso personal”... Hoy vemos –algunos con asombro- cómo las fantasías de ese “progreso”, a través del consumo anularon el pensamiento utópico, convirtiendo los objetivos sociales en una serie de manifestaciones del más desenfrenado individualismo. Y la arquitectura no escapa a eso. La utopía es moral, la fantasía no necesita serlo (y esa facilidad es uno de sus atractivos) ya que siendo el resultado del pensamiento individual, no necesita del consenso colectivo, ese que fija las pautas de aquello que es moral y aquello que no lo es. La fantasía, vista de esa forma, es atomizan- te del “todo-social” y quizá, así haya sido manejada a través de las imáge- nes de bienestar sugeridas por el consumo como parte de un programa, de un orden establecido que busca satisfacer la necesidad de cambio a nivel individual, para que en la realidad nada cambie: la fantasía conservadora contra la utopía progresista. La arquitectura actual carece de utopías porque la sociedad actual carece de un proyecto ideológico, ya que alegremente reemplazó el pensamiento 15 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 15 social (con su enorme carga utópica) por la búsqueda de un bienestar indi- vidual inmediato; y es precisamente esa inmediatez en el logro de los obje- tivos lo que impide cualquier proyecto utópico, aún en arquitectura. A la vez, esa misma arquitectura de hoy, trata de explicarse a través de una asombrosa acumulación de gestos y formas en su lenguaje, olvidando que los elementos de la fantasía, sin un discurso que los conecte, no tienen la capa- cidad de explicar el mensaje de la arquitectura, más allá de hacer evidentes los rasgos de una u otra moda ocasional. Retomando la conclusión de la ya citada frase de Calvino: es evidente que la sola fantasía no basta para imagi- nar la ciudad o la arquitectura. La forma particular, el gesto aislado, resulta- do ambos de la fantasía individual del proyectista, son incapaces de explicar el hecho arquitectónico que los contiene; les falta el consenso social que les de el reconocimiento y el contexto histórico que los enmarque. Es más, esa acumulación de gestos y formas sin contenido pueden trans- formar fácilmente el concepto de “ciudad amena en su variedad” en el de “ciudad agobiante”. La arquitectura consecuente con el pensamiento utópico –cualquiera que este sea, como lo mostró la historia– es decir, inserta en una ideología que al buscar un cambio exprese la dinámica vital de la sociedad, manifiesta una dimensión temporal más allá de la eventualidad de la moda y sus ges- tos, por fantásticos que esto s sean. Es muy significativo que actualmente las propuestas fantásticas rusas estén tan cercanas al concepto occidental de “moda” y por lo tanto sean las más empecinadamente antiutópicas e individualistas. En ellas la forma ya no es el objetivo final del proyecto; no existe memoria, ni siquiera algún nivel histórico del desarrollo de las estructuras socio-culturales. La forma pierde su significado simbólico y la idea utópica del tiempo y la eternidad busca ser un único flujo del tiempo, como episodios temporales que se insertan en la corriente de las diversas situaciones. La actitud rusa responde a una situación extrema, comprensible en su con- texto, como golpe de péndulo hacia el lado opuesto. Pero fuera de ese con- texto (y se podría decir que aún dentro de él) duele ver la intrascendencia de una arquitectura sin contenido, que responde solamente a formas o a 16 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 16 forzados discursos de una moda que el consumo acelera cada día más y por ello la hace más rápidamente deshechable. El Movimiento Moderno propuso la gran (y última) utopía arquitectónica de nuestro siglo: hacia los años veinte concretó, en su intención de cam- biar la sociedad a través de la arquitectura y del urbanismo, todas las ideas sociales y las utopías del siglo XIX, sobre la base del pensamiento racional heredado del siglo XVIII. Se puede estar o no de acuerdo con sus formas, aun con sus resultados (en el ámbito urbano, muy dudosos) e incluso con su mismo contenido teórico, pero es innegable que la auda- cia del pensamiento utópico y la magnitud de la reflexión social que encierra, no han podido ser reemplazados por las múltiples intenciones que aparecieron más tarde. El Movimiento Moderno no murió el día en que derribaron algunos bloques de vivienda masiva que se habían convertido en comunidades marginales (creerlo así sería como querer explicar el mundo a través de una anécdota). Fue muriendo lentamente a partir de la Segunda Posguerra, cuando comenzó a ser absorbido por la sociedad de consumo como bandera de un modo de vida “occidental y moderno”, al tiempo que el mundo fue trans- formando la utopía que encierra la conciencia social, en la individualista fantasía de las formas por sí mismas. Esta observación aparece teñida, indudablemente, por una óptica “moralis- ta” que contempla la necesidad de justificación social y reconocimiento consensual del proyecto arquitectónico. En este sentido, el Movimiento Moderno, especialmente en superíodo de preguerra, fue el resultado de una actitud moral inscrita en un pensamien- to de ideal social expresado en la utopía. Sin embargo, muchos autores contemporáneos tratan de explicarlo –y también de atacarlo– a través de su estética inmediata. También muchas corrientes arquitectónicas en la década de 1980 intentaron superarlo e ir “más allá” mediante actitudes estetizantes nuevas en relación con el dis- curso de las formas del Movimiento Moderno, sin ver que de ese momen- to de la historia de la arquitectura es más interesante descubrir –en las 17 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 17 formas– la presencia de la utopía y la voluntad de cambio hacia un ideal social, que la simple denotación formal, que podemos o no compartir, pero que sin duda encierra la poética (no siempre accesible) del pensa- miento utópico. 18 Romeo y Julieta. Arquitectura de papel de Sergei Barkhin (1975). Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 18 19 Esto no significa confrontar una supuesta polaridad “moral-utopía contra estética-fantasía”, sino tratar de ver, de descubrir, a través de una poética (la de las formas de la utopía), que el mensaje estético del pensamiento utópico va más allá de sus formas, subyace en su contenido social. Decoración urbana. Arquitectura de papel de Evtsovitch y Hisman (1985). Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 19 20 Proyectos para el monumento de la tercera Internacional y esquema para la ciudad del futuro. Arquitectura visionaria (V. E. Tatlin, 1920). Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 20 METRÓPOLIS1 Utopía - Fantasía en la novela de Thea Von Harbou Sin duda, el nombre de Fritz Lang, director de Metrópolis, resulta más conocido que el de Thea von Harbou, su mujer y autora de la novela homó- nima en la que se basó el filme. Entre ella y la película existe una gran coherencia, ya que la versión cinematográfica es respetuosa y fiel respecto de la novela. Pero, la idea de Modernidad que surge de una y otra difiere en algunos aspectos. El cine permitió una expresión fragmentaria, donde cada secuencia constituye un manifiesto, articulado en la totalidad por los muy pocos carteles con texto (propios del cine mudo) que el director logró definir como vacíos que exaltan el valor de las partes. La continuidad del texto literario, por momentos demasiado discursivo, enfatiza una totalidad en la que los capítulos no detallan partes sino que organizan un recorrido sin interrupciones entre principio y fin. Esa ruptura de la unidad en el filme, expresa el significado de la Modernidad quizás tanto como las imágenes urbanas que muestra, ligadas a la iconografía de los futuristas y al Constructivismo Ruso; a diferencia de lo estrictamente arquitectónico que connota las construcciones de los años previos a la expansión del Movimiento Moderno, cuando subyacía, de un modo evidente, el peso de la tradición clásica en ritmos y referencias for- males por detrás de los “volúmenes puros”: imágenes que aún hoy asocia- mos con los regímenes totalitarios y nos permiten evocar los diseños de la época fascista o la fría síntesis del neoclasicismo de Albert Speer. Pero el sentido de Modernidad está en el texto. Así como en la Ilíada, el tema (la ira de Aquiles) permite narrar una gue- rra (la de Troya) y un episodio emocional (el triángulo Agamenón- Helena-Paris), en la novela de Thea von Harbou el tema surge de la ven- ganza de Rotwang el inventor de las máquinas de la ciudad, cuya mujer lo abandonó por Fredersen, el amo y dictador de Metrópolis. A partir de este nudo temático y con el telón de fondo de la ciudad, encontramos dos niveles de discurso o medios para desarrollarlo: la tensión y poste- rior revuelta obrera y el romance entre el hijo de Fredersen y una líder proletaria. 21 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 21 Sin embargo, la importancia de la lucha de clases en el desarrollo del texto y las imágenes de vértigo urbano y velocidad (mejor expresadas en la nove- la que en el filme) presentan a la Modernidad como único y gran tema, al que los desarrollos argumentales concurren como partes: Las casas recortadas en conos y cubos por las guadañas en movimien- to de los reflectores, brillaban, parecían alzarse, descender, danzar al compás de la luz que acariciaba sus flancos como la fina lluvia [...] el estruendo del tráfico de cincuenta millones, la locura mágica de la velocidad [...]. El significado de la ciudad vertiginosa y la contradicción entre el proletaria- do y los “señores de la ciudad” como paradigmas de la Modernidad, quedan expresados en el comportamiento del operario que, cuando es reemplazado por el hijo del amo de Metrópolis, sale a la calle a ocupar el lugar social de éste y se deslumbra con lo que ve: [...] el obrero 11.811, el hombre que vivía en una casa-prisión bajo el tren subterráneo de Metrópolis, que no conocía otro camino que el que iba desde su agujero a la máquina y viceversa, este hombre vio por primera vez en su vida la maravilla del mundo que era Metrópolis: la ciudad de noche, brillando bajo millones y millones de luces. Vio el océano de luces que inundaba las avenidas y calles intermina- bles con un brillo plateado. Vio el rápido parpadeo de los anuncios eléctricos [...] Una voz le había dicho: “en mis bolsillos encontrarás dinero más que suficiente”. Dinero suficiente... ¿para qué? Para arrastrarse por aquella ciudad, aquella ciudad poderosa, celestial, infernal: para abrazarla con todas sus fuerzas, aun en la impotencia por dominarla; para desesperarse, para lanzarse a ella [...]. Así, el hombre de la ciudad moderna accede y participa de ella a través del dinero; el último texto transcrito, sitúa a Metrópolis en la órbita capitalis- ta: la ciudad de la burguesía, esa que encuentra “en hacer dinero la única actividad que realmente significa algo para sus miembros”, según palabras 22 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 22 de Marshall Berman, que explican el objetivo de la vida frenética que corre por las calles de Metrópolis. Pero el mismo párrafo también sitúa temporalmente la ciudad y lo hace tan profundamente como las imágenes tecnológicas; Metrópolis es de nuestro siglo o del futuro, ya que un hombre como el obrero 11.811 no pudo exis- tir antes, no solo por su identidad proletaria sino por su conducta en rela- ción con la ciudad. 11.811 no se comporta como el “hombre de la calle” que Berman describe caminando por la Avenida Nevski en San Petersburgo, ni como el ciudada- no moderno que refiere Baudelaire, ese que aparece en la escena urbana cuando: [...] las transformaciones físicas y sociales que quitaron a los pobres de la vista, ahora los traen de nuevo, directamente al campo visual de todos [...] los bulevares, al abrir grandes huecos a través de los vecin- darios más pobres (se refiere a las intervenciones urbanas del Barón Haussmann en París) permiten a sus habitantes pasar por esos huecos y salir de sus barrios asolados, descubrir por primera vez la apariencia del resto de la ciudad y del resto de la vida [...]. El operario 11.811 descubre las partes –para él– desconocidas de la ciudad por una causa fortuita, pero estas no son partes de “su” ciudad, ya que la de los trabajadores de las máquinas no es Metrópolis sino una contraparte (de la cual depende) que se encuentra bajo tierra, más profunda que las vías de los trenes subterráneos. Tampoco nuestro obrero es el hombre del subsuelo, al que Chernichevski hace decir: “Tenía miedo a ser visto, a ser reconocido. Ya tenía el subsuelo en el alma...” y que ante un acontecimiento violento (una pelea en un bar) despierta a la vida y busca ser reconocido, identifica- do por la sociedad. Nada de eso ocurre a nuestro 11.811, quien encontró por casualidad su salida individual; no quiere reconocimientos, solo quiere apro- vechar, vivir. En este sentido, von Harbou propuso un hombre más cercano a nuestros años que a la década de 1920, cuando escribió lanovela. Metrópolis no se relaciona con territorio alguno. Es un fenómeno grandio- so pero aislado: no forma parte de ningún país o sistema de ciudades. 23 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 23 Presuponemos (sin saberlo) que es una capital, o quizás solamente sea una ciudad con un “amo”, sin otra estructura política que esa; algo así como una ciudad-estado del Medioevo; y es esa falta de inserción territorial lo que permite una gran libertad a von Harbou para plantear el tema. Como fenómeno de la Modernidad, Metrópolis termina bruscamente en el deslinde con un medio rural atrasado y muy cercano: un campo que inclu- so desconoce la existencia de la ciudad-maravilla. Este rasgo contradicto- rio es propio de la génesis de la ciudad moderna del siglo XIX; podría ser la imagen que Süskind muestra de París en su novela El Perfume. Sin embar- go, es algo aún presente en la estructura urbana de Alemania en la déca- da de 1920. Cuando Josafat –amigo del hijo de Fredersen– es obligado a abandonar Metrópolis, cae en paracaídas, al poco tiempo de vuelo, en un campo donde lo recibe una niña: ¿Dónde estaba la ciudad más próxima? No había ninguna ciudad en muchos kilómetros a la redonda. ¿Dónde estaba el ferrocarril más cer- cano? No había ferrocarril en muchos kilómetros a la redonda. Josafat se incorporó. Miró a su alrededor. Hasta donde alcanzaba la vista se extendían campos, praderas y bosques serenos a la luz crepuscular. El escarlata del cielo iba desvaneciéndose ya. Cantaban los grillos. Sobre las colinas distantes se adivinaba una tenue neblina y las primeras estrellas aparecían con su brillo inmóvil en el cielo sin mácula. Esta imagen romántica del medio bucólico que contradice a la gran ciudad es la misma que define a la madre del amo Fredersen cuya actuación es una referencia moral frente a la conducta moderna: Era ya la una de la madrugada cuando Joh Fredersen llegó a casa de su madre. Se trataba de una granja de un solo piso, con tejado de paja, edificada en lo más alto de uno de los gigantes de piedra de Metrópolis, no lejos de la catedral. La rodeaba un jardín rebosante de lirios, malvarrosas, guisantes de olor, amapolas y narcisos, todo ello presidido por un enorme, majestuoso castaño. Joh Fredersen era hijo único y su madre le había amado mucho. Pero 24 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 24 el Amo de la gran Metrópolis, el Amo de la ciudad-máquina, el cere- bro de la Nueva Torre de Babel se había convertido en un extraño para su madre y también ella le era hostil [...]. La contradicción acentúa la imagen fáustica de Fredersen; el ambiente romántico en el que vive la madre, su carácter duro y su rigidez ante prin- cipios tradicionales, la acercan al significado de la pareja de ancianos, que en la última parte de la obra de Goethe aparecen amenazadores desde su pasividad campesina. Pero a diferencia del Fausto, la salida que propone von Harbou no es la inevitable alternativa del progreso (la Modernidad) sino un retorno al sentimiento o un ir más allá del “progreso”: aquí, el pro- ceso lleva a través de la ideología a lo sensible. En la novela subsiste la confrontación clásico-romántico en una dialéctica similar a la que encontramos en la arquitectura de Schinkel, en las prime- ras décadas de 1800; o en el Fausto de Goethe (terminado en 1831, un año antes de su muerte). La dicotomía clásico-romántico entendida como la oposición razón-sentimiento, en la que la primera conduce inevitablemen- te al progreso –paradigma de la Modernidad– y el segundo se relaciona con la tradición, muestra la ciudad “impura”, ambiciosa y egoísta contra el campo, ese medio rural de nobles y firmes principios morales. Esta dicotomía y la fuerte ruptura entre Metrópolis, la ciudad de las máqui- nas y el campo cercano, permitiría ubicar la ciudad en un Tercer Mundo que aún no existía (o no había sido definido como tal) en el momento de la cre- ación de la novela. Por otra parte, la imagen feudal de Fredersen, el amo, nos recuerda otra frase de Marshall Berman: En el siglo XX, los intelectuales del Tercer Mundo, portadores de una cultura de vanguardia en una sociedades atrasadas, han experimen- tado la escisión fáustica con especial interés. Esta escisión no la experimenta el amo Fredersen, un héroe moderno que significativamente no conforma un “personaje malo” ni en la novela ni en el filme; la experimenta su hijo Freder, quien constituye una especie de “antihéroe” débil y de convicciones románticas, cuya personalidad se arti- cula en torno al sentimiento. 25 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 25 El desenlace de la novela, a través de este antihéroe y del antimoderno sentimiento de venganza en Rotwang el inventor, es la destrucción de la ciudad y la sociedad modernas para ser reemplazadas por otras, posible- mente premodernas (¿posmodernas?), más cercanas a las emociones, como la autora indica al introducir el libro: “Entre el cerebro y el múscu- lo debe mediar el corazón”. Pero es justamente en esa destrucción donde encontramos la última y más notable imagen de Modernidad: Metrópolis, el gran pensamiento, el gran logro del progreso, la gran construcción que se destruye a sí misma confir- mando las palabras de Marx y su paráfrasis en el título de la obra de Berman: “todo lo sólido se desvanece en el aire”. La Red Algunas veces, los platenses nos hemos sentido muy seguros moviéndonos sobre una trama urbana nítidamente ortogonal o deslizándonos por los claros ángulos de las diagonales. No me puedes negar la satisfacción que sientes (y no debería referirme solo a ti) cuando asocias tu pensamiento racional con la perfecta forma de la ciudad. Sin embargo, la vida diaria con sus incertidumbres, explosiones y ansiedades, con sus aciertos y desenga- ños, no surge del orden de esta trama sino del caos y la –aparente- arbi- trariedad de una malla tejida con hilos de tensión y líneas de fuerza que como una red de pescadores cubre la ciudad. Quizás no lo has notado (yo tampoco había reparado en ello) la gran can- tidad de torres y agujas que hay en La Plata, aunque su presencia no sea tan significativa como en otras ciudades latinoamericanas de origen colo- nial. Más allá de la Catedral, que domina el panorama platense, hay igle- sias menores, parroquias barriales y capillas de colegios e instituciones religiosas, visibles en otra época por la presencia de sus torres, hoy ocul- tas por las nuevas construcciones en altura. Pero afortunadamente aún existe la red que se genera entre las agujas que señalan al cielo, aunque se estrelle contra las fachadas de los nuevos edi- ficios de departamentos o se rompa irremediablemente en los pararrayos de los edificios de oficinas. El daño que esta ambiciosa arquitectura hace en 26 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 26 la malla virtual es irreparable: por cada orificio que quiebra su continuidad, escapa sin retorno alguna vieja emoción de la ciudad. Nunca se sabrá cuantas ilusiones susurradas en torno a un helado de Pérsico, se fueron para siempre por un irresponsable agujero causado en cercanías a San Ponciano, ni cuantas expectativas de domingo por la mañana se escaparon por otro daño, vecino a San José. La rotura del invi- sible hilo que unía la aguja de la Catedral con la torre roma del Sagrado Corazón no pudo impedir que ideales progresistas y utopías ya no sean. Aún recuerdo –y ojalá perdure– la imagen de la torre de la iglesia de Tolosa, destacándose como un dedo sobre el bajo perfil de la ciudad, cuando los platenses mirábamos hacia donde los hitos señalaban, sin tener la preten- sión de querer estar allá. El tranvía 25 A veces temo (porque sé lo distraída que puedes ser) que te hayas encon- trado con el fantasma del tranvía 25; ese que algunas noches –no todas– recorre las penumbras platenses arrasando a quien se le atraviese. Sé tam- bién que nadie (o casi nadie) puede verlo, aunque muchos hayamos oído los espantosos alaridos de su cobrador deforme, desvaríogenético, alucinación gris, desde la plataforma trasera. No hay otro motivo para tu silencio. También hay quienes aseguran –aunque con una sombra de duda– haber visto los chispazos que produce el trole cargado de nostalgias de obreros que van a un frigorífico que ya no es; destellos en un cable inexistente aún envuelto en las nieblas tempranas del camino a Berisso y en los alientos brutales de los italianos que vuelven a su Isla Paulino. Nada de eso se ve en la incierta presencia del tranvía fantasma. Pero su encuentro en alguna empedrada calle platense puede ser definitivo... No hay otro motivo para tu silencio. 27 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 27 Yo nunca lo vi, pero intuyo haber olido el tufo (que hoy es pieza de colec- ción en mi memoria) mezcla de petróleos viejos, vino ácido de la Isla, axi- las progresistas y eructos trasnochados que impregnaban sus asientos de madera con tablitas: una clara, una oscura, una clara... un infinito que mis dedos nunca acabaron de contar, aunque estuvieron cerca, casi pisando un límite en el que ahora prefiero no pensar. Pero triste de aquel que en estas noches se encuentra con la equivocada y errática mole plateada cuyas rue- das chirrían eternas consignas populares al doblar lentamente la esquina de 1 y 60... No hay otro motivo para tu silencio. Me preocupa. La peste En mi reciente viaje a La Plata me dediqué casi obsesivamente a recorrer los lugares de mis recuerdos. Casi no quedó rincón de la ciudad que no vol- viera a pisar, como queriendo reafirmar mis huellas anteriores. Sin embar- go, no tuve valor para volver a la gruta del Bosque, esa insólita manifesta- ción (rocas y cuevas artificiales) que nos dejó algún trasnochado gesto del Romanticismo; ese lugar misterioso de mi infancia, paseo de los domingos y territorio de tanta historia trágica en años de la dictadura. Vi la gruta desde lejos, una tarde en que caminaba con un amigo por la ori- lla del lago. Me pareció verla blanca, pintada con cal, aunque tal vez fue una alucinación. Una horrible alucinación que me hizo pensar en el anti- guo blanqueado sanitario a las casas de los muertos por la peste... No quise acercarme ni hacer comentarios. ¿Cómo pudo haber sido lugar de tortura y muerte el mismo de nuestros juegos y fantasías infantiles? Sé que allá no podrá ser jamás, pero quisiera que aquí, en mi memoria, la gruta del Bosque fuera siempre el lugar de las coronas de novia, esas flores blancas que crecen en largas ramas bajo el frío sol de otoño y que quizás ahora no sean tan blancas, aunque echen cal sobre el recuerdo de la peste. Los muertos testimonian para que la memoria no se confunda. 28 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 28 NOTA 1 VON HARBOU, Thea. Metrópolis. Barcelona: Orbis, 1977, 189 pp. Siguiendo el texto de la 1º ed. publicada en lengua inglesa en 1927. 29 Vista de una de las cópulas de la ciudad de La Plata. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 29 CAPÍTULO II Laberintos Cuando Evans descubrió el Palacio de Cnossos, lo asoció con el laberinto del mítico edificio que Dédalo construyó para el rey Minos en ese lugar de la isla de Creta. El arqueólogo fundamentaba esa asociación en la comple- jidad de la planta del palacio y en la derivación de la palabra “laberinto” del lidio lðaðbðrðuðsð ð=ð hacha, por la gran cantidad de símbolos de doble hacha encontrados en Cnossos, pintados o tallados en las paredes... ... en todo laberinto subyace una duda La duda aparece ante una situación ambigua, pero, ¿qué rasgo de la ambi- güedad en la arquitectura expresa su condición laberíntica? En el Palacio de Cnossos, la complejidad de la planta sugirió a Evans la pre- sencia del mítico rey Minos; sin embargo, Cnossos es complejo sin ser apa- rentemente ambiguo y sus rasgos laberínticos surgen de la repetición de un único tipo de espacio: el recinto al final del corredor. Innumerables pasillos –ordenados ortogonalmente– conducen a innumerables salas. Cuando el número de un fenómeno o una situación sobrepasa el umbral que nuestra razón admite, surge la duda. Así, Cnossos es más ambiguo en nuestro mundo de significaciones espaciales que en su realidad física. Al mismo tipo de laberinto corresponden las descripciones de Jorge Luis Borges, en particular la Biblioteca de Babel: 31 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 31 El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un núme- ro indefinido y tal vez infinito de galerías hexagonales [...] la distribu- ción de las galerías es invariable, una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la prime- ra y a todas. La uniformidad lograda por la repetición del tipo espacial impide la orien- tación y genera la duda ante la ambigüedad que caracteriza al laberinto. Pero la observación recíproca no es válida: existen también arquitecturas ambiguas que no producen dudas sino “inquietud”; en estos casos la expre- sión espacial no es laberíntica sino contradictoria. Estos ejemplos han sido observados por Robert Venturi en su texto Complejidad y contradicción en la arquitectura (en el que curiosamente no se habla de laberintos). Venturi sitúa la contradicción en el contraste para- dójico que sugiere la conjunción “aunque”. Así, se puede hablar de edificios “cerrados aunque abiertos”, “sencillos por fuera aunque complejos por den- tro”, “simétricos aunque asimétricos”, etc.; todos son ejemplos en los que el fenómeno de “lo uno y lo otro” no implica ni la condición laberíntica ni la duda, sino la inquietud ante el contraste. San Carlo alle Quattro Fontane, la pequeña iglesia barroca de Borromini en Roma, es uno de los edificios más ricos en este tipo de manifestaciones: el tratamiento casi igual de las cuatro alas insinúa una planta en cruz griega, pero las alas distorsionadas según el eje este-oeste sugieren una cruz latina y la continuidad de los muros da a entender una planta circular deformada. La citada inscripción en grafía lineal (lðaðbðrðuðsð) es el único testimo- nio del laberinto anterior a Herodoto, quien no se refiere al laberinto cre- tense –que es mencionado solo en textos posteriores– sino a uno egipcio, quizás el templo funerario de Amenhemet III en Heracléopolis. Después de Herodoto, la palabra laberinto es aplicada a otros edificios sacros de particular complejidad como las grutas de Nauflios, el santuario hipósti- lo de Lemnos o el subterráneo de la tumba de Porsena en Chiusi. La entra- da y salida del laberinto tendría un significado iniciático de ida al Más Allá y de regreso... 32 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 32 ... el laberinto implica una situación de reflejo. Los reflejos (y los espejos) duplican realidades, pero todos sabemos que detrás de una situación doble existen una verdad y una mentira. El laberin- to –como la vida– propone ambas simultáneamente y el atractivo que ofre- ce es el de permitirnos escoger: la verdad resulta de nuestra opción y no hay verdad más cierta que aquella que escogemos como tal. Realidad y reflejo son igualmente válidos y entre ambas instancias se con- forma una nueva realidad mayor en la que, muchas veces, ambos términos son inseparables y cada uno de ellos existe porque ahí, muy cerca, está el otro para confrontarlo o completarlo. La realidad (y la arquitectura es reali- dad) tampoco existiría sin la ilusión y su magia reside en nuestra posibilidad de alterarla, porque modificando el reflejo podemos cambiar una realidad. Desde el Renacimiento, es decir desde cuando se volvió a concebir la repre- sentación en perspectiva, realidad y reflejo alcanzan una nueva dimensión. Junto al pequeño templo de San Sátiro en Milán, Bramante concluyó la ya ini- ciada iglesia de Santa María Presso San Satiro con la planta en cruz latina. Allá, la dificultad creada por la falta de espacio para el presbiterio fue solucionada con un recurso pictórico: se sugirió la existencia de un amplio espacio median- te un efecto óptico de perspectiva conseguidocon pintura y relieves sobre el estuco del muro; así se sustituyó el espacio real inexistente por una ilusión en un efecto de típico sesgo laberíntico, el de los espejos enfrentados. Pero, es en la dualidad ciudad-jardín donde realidad e ilusión (o reflejo) muestran su máxima significación. Las villas señoriales que se construye- ron en los límites de las viejas ciudades de trazado medieval abren uno de sus frentes a la ciudad y el otro a los jardines que se pierden en los bos- ques vecinos; en medio, el edificio juega el papel del plano del espejo entre una realidad urbana con su traza laberíntica de callejuelas y plazas y el jar- dín ilusorio, ordenado y simétrico, intencionalmente laberíntico para ser fiel a la realidad que duplica. Sin embargo, la lectura puede hacerse en ambos sentidos y cualquiera de los dos lados puede ser realidad o ilusión reflejada en el todo “ciudad-villa-jardines”. De este modo, la simetría se asimila conceptualmente a la imagen del labe- rinto (no se puede negar la simetría como instancia de reflejo) y cobra vida 33 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 33 propia a través de diseños puntuales en los jardines; como tales los vemos en la Villa d’Este en Tivoli (1550) o, más tarde en Schönbornschlosser (1726) hasta llegar a principios del siglo XIX con la reflexión de Karl Schinkel quien proponía la ciudad como foro del pensamiento (la razón) y el jardín como imagen de la ciudad (el sentimiento). El signo gráfico del laberinto puede representar una planta circular o cua- drada, que muestra siempre un complejo de recorridos, uno de los cuales conduce desde el exterior hasta el centro. La forma cuadrada es la más antigua, está documentada sobre una tablilla micénica de Pilos, reaparece más tarde sobre una teja de la Acrópolis de Atenas y luego en varias mone- das de Cnossos y del Ática. La forma circular aparece por primera vez en la cultura etrusco-itálica de Tagliatella y luego en una moneda (también de Cnossos) del siglo III a.C. ... ... en el centro de cualquier laberinto se encierra una verdad. La verdad se revela progresivamente. Acceder a la Verdad a través de un recorrido fue objetivo, a la vez que expresión, de los primeros cristianos en cuyas basílicas el eje entrada-altar simbolizaba el camino entre el mundo terrenal exterior y el mundo celestial interior que el fiel debía recorrer pau- sadamente, solo y observado desde la distancia por las impersonales columnas que flanquean la nave del templo. En estos edificios el recorrido no es laberíntico, es una tensión recta, direccional y rítmica; los meandros que anteceden a la Verdad están en el fiel, en su laberinto íntimo de acce- so a la Revelación. Ludovico Quaroni compara la estructura de la Ciudad Prohibida de Pekín con las llamadas “cajas chinas” que se ubican unas dentro de otras en lar- gas secuencias o sea, un conjunto de espacios concéntricos, cercados, colocados también unos dentro de otros, para determinar a lo largo de un recorrido axial, una sucesión de perspectivas centrales. Atravesando la puerta de un recinto se encuentra un espacio nuevo, más pequeño pero más interesante, que se deja atrás para entrar en otro ámbito aún menor pero más atractivo. La jerarquía de valores selecciona los espacios en el tiempo, juntándolos en precisas secuencias, dosificadas y rítmicas. La 34 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 34 Ciudad Prohibida de Pekín que encierra al Palacio Imperial, está precedida por la Ciudad China y rodeada por la Ciudad Tártara. Angkor Vat en Camboya y Madura en la India son ciudades-santuario; la pri- mera es una composición regular y controlada que constituye un enorme monumento budista cuyas partes funcionales se pierden entre una decora- ción que compite con la exuberancia de la selva que las rodea. La segunda es una composición espontánea de pórticos y piscinas, dispuestos en torno a un santuario hindú, encerrados en un primer cinturón de murallas en los que los “gopuram” suceden a las puertas, luego un segundo cinturón prote- ge a las nuevas construcciones agregadas y así, sucesivamente, en una serie homogénea de áreas crecientes en dimensiones y riqueza de las torres. La misma estructura cerrada, unitaria y de lectura laberíntica de los santua- rios-ciudad, la tienen algunas ciudades-palacio, como la que construyó la dinastía aqueménida en la llanura de Persépolis. En este conjunto, la suce- sión de apadanas, salas con columnas, escaleras menores y habitaciones se modulan a partir de la geometría del cuadrado como forma generadora. Sin embargo, la falta de ejes ordenadores dominantes en la composición y la arbitraria disposición de los módulos, producen la desorientación propia de la imagen laberíntica. En el mundo romano, el laberinto está presente en un grafismo pompeya- no y en muchos mosaicos de piso en Italia, España, las Galias y en África del Norte. La forma más frecuente en estos pavimentos es el laberinto cua- drado. Más tarde, el signo fue acogido por el arte paleocristiano, el ejem- plo más antiguo es el mosaico de la basílica de San Reparato en Orléansville, Túnez, hacia el año 328. En las alegorías cristianas del alto medioevo, el laberinto simbolizaba las pruebas que el devoto debe afrontar antes de alcanzar la Jerusalén celestial... ... un laberinto es una imagen de muchas imágenes. Desde este punto de vista, el laberinto se asocia con la idea de “caos”, aun- que su expresión formal busque una geometría ordenadora y el signo que lo representa –ya sea cuadrado o circular– se convierta en una imagen cerrada y de fácil lectura. 35 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 35 Para entender el laberinto como expresión del caos, debemos atenernos a dos consideraciones: la primera, entender que el caos se manifiesta en el interior del sistema, en cada uno de los recorridos erráticos, en tanto que solamente una alternativa (la que conduce al destino y no es manifestación caótica sino “ordenada”), escaparía a esta pauta. De este modo, un laberinto no es cualquier recorrido o situación tortuosa e inconclusa: es la evidencia simultánea de varias alternativas, de las cuales solo una culmina felizmente. Así, el caos se expresa más en la multiplici- dad de posibilidades que en el colapso o falla de la mayoría de ellas. El laberinto plantea una escogencia entre una gama de alternativas similares y es también en esa homogeneidad de la oferta donde se genera la situa- ción caótica. Algo similar ocurre en la arquitectura, cuando la obra ofrece múltiples lec- turas, entre ellas varias erráticas desde el concepto racional de la signifi- cación arquitectónica. Este sería el caso de algunas obras de Antoni Gaudí como la casa Battló o en especial, las construcciones del parque Güell, en las cuales la posibilidad de significaciones metafóricas ofrecen alternativas fallidas para la comprensión de la obra. En el edificio de la Löwengasse, en Viena, obra del pintor Hundertwasser existe una cantidad tan grande de elementos, lenguajes, formas y vegeta- ción, de equivalente jerarquía sígnica, que resulta imposible involucrarlos en una única línea de lectura; allí siempre se produce la sensación de haber accedido a la comprensión de la obra por el camino equivocado. El laberinto que aparece en el proceso de comprensión y significación de las formas adquiere una dimensión mayor que la complejidad ofrecida por la obra misma. La segunda consideración que debemos hacer para entender al laberinto como expresión del caos, se refiere a la dimensión temporal. Considerado en la imagen borgiana, el laberinto propone una infinitud; sin embargo nuestra percepción –y comprensión– parcial de esa escala, limita la observación a un período o fragmento del todo que se considera como una estructura de comportamiento estable. La repetición de situaciones indiferenciadas jerárquicamente, produce una monotonía de particular ritmo en la cual la duda subyace como detonadora del caos. 36 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 36 Estees un caso particular de secuencia rítmica, a la vez que expectativa ante la incertidumbre que sugiere que el tiempo y la forma pueden rom- perse en cualquier momento. En esta observación, la indefinición temporal en las formas arquitectónicas implicaría una alternativa de origen laberín- tico, como la situación planteada en los edificios con curtain-wall de Mies van der Rohe en la década de 1950. Los bloques del conjunto de Lake Shore Drive en Chicago o el Seagram en nueva York se expresan en fachada como fragmentos indiferenciados de una textura aparentemente infinita, en los que intencionalmente el arquitecto no enfatizó los remates ni las aristas para acentuar esa “infinitud” opuesta a una tradición arquitectónica que siempre buscó la imagen del edificio “contenido entre límites”. En las iglesias francesas e italianas de la plena Edad Media, el laberinto (llamado dédalus en esa época) se repite con cierta frecuencia como tema decorativo; y en determinados ambientes alcanza un valor esotérico en relación con su naturaleza iniciática. A partir de los siglos XV y XVI, el laberinto fue adoptado por los diseñadores de jardines que realizaron laberintos con recorridos entre arbustos. Por lo menos en la disposición de los primeros jardines existió una connotación esotérica enmarcada en la simbología del Humanismo... ... el laberinto está en cada uno de nosotros. En la dualidad entre el mundo de la razón y el mundo del sentimiento, el concepto de laberinto pertenece al segundo. La razón, circunstancia de una sola variable es lineal. Pero los meandros de la esfera del sentir son resul- tado de muchas variables simultáneas (algunas inmanejables) que se expresan en la imagen laberíntica. Quizás por ese motivo, en la arquitectu- ra utópica, que es expresión del pensamiento racional, no encontramos espacios laberínticos sino regularidad y orden. Desde la Isla de Tomás Moro hasta el Movimiento Moderno en arquitec- tura, la razón acompañó a la utopía en su contenido social y en el cami- no hacia las “formas puras” y recibió de la psicología fenomenológica (básicamente de la escuela de Graz) el aporte teórico de la univalencia de las percepciones y del proceso de significación racional fundamentado en 37 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 37 la descomposición del todo en sus partes. Ni el arte cubista de las Vanguardias, ni la arquitectura moderna, ambos expresiones de ese apor- te teórico, plantean laberintos: la razón los explica o nos acompaña en el proceso de comprensión. Contrario a la dispersión y a la individualidad de las formas en la urbanís- tica moderna, la ciudad vista por el gran maestro de la imagen laberínti- ca, Gian Battista Piranesi, es un tejido de elementos continuos, sin jerar- quía en la organización y sin relaciones definidas entre los monumentos; son imágenes del sentimiento y como tales, lo son también de la fantasía: 38 Torreón y laberinto de la Villa Pisani. Grabado del siglo XVII. Vista frontal. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 38 39 expresan la contraparte de la utopía y en ellas no hay arquitectura del objeto, del “edificio” como entidad autónoma y perfecta, sino el laberinto onírico de formas urbanas que se desvanecen y entremezclan, quizá muy cercano –no como imágenes sino como contenido subyacente– a esa ciu- dad que cada uno de nosotros lleva por dentro. Una ciudad-sentimiento en la que la trama urbana real se pierde para dar lugar a otra trama vir- tual, producto de nuestras significaciones, emociones, recuerdos, presen- te, espacios y vivencias que conforman una ciudad laberíntica, que no por imaginada es menos real. Planta del Palacio de Cnosso, en Grecia. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 39 40 Planta de San Carlo Alle Quattro Fontane, en Roma Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 40 41 Villa francesa en Caprarola. El edificio actúa como el plano de un espejo entre la ciudad laberíntica y el jardín reflejo. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 41 42 Villa D’Este. Jardines con laberintos. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 42 43 Schönbornschlosser. Jardines con laberintos de arbustos. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 43 44 Mapa de la Ciudad Perdida, Pekín. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:10 PÆgina 44 45 Mapa de Argkor Vat, Camboya. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 45 46 Mapa del palacio de Persépolis, Irán. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 46 47 Torreón y laberinto de la Villa Pisani. Grabado del siglo XVII. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 47 48 Palacio de Cnosso, en Grecia. Vista interna. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 48 49 San Carlo Alle Quattro Fontane, en Roma. Vista interna. Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 49 BORGES Y LA ARQUITECTURA2 Los laberintos de Borges en el ensayo de Cristina Grau Cristina Grau es arquitecta y profesora de la escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, España. Con esa óptica sondea la idea del espacio y la presencia de la arquitectura en la obra de Jorge Luis Borges. Como era de esperarse –ya que nos ha ocurrido a casi todos los arquitec- tos– el análisis de Cristina Grau se origina en las imágenes de laberintos que el escritor propone en su obra. La reflexión sobre el laberinto lleva a la autora a plantearse la relación entre espacio literario y espacio “de la realidad”. Pero esta confrontación deja por fuera otra observación, que de haberse hecho hubiera cambiado, quizás, el tono del ensayo: ¿por qué a los arquitectos nos cuesta tanto asu- mir como real el espacio narrado? Con la misma tranquilidad con que describimos y explicamos una obra arquitectónica construida, a diario encontramos en textos y revistas de arquitectura el análisis de proyectos no construidos... esto es, reflexión y crítica sobre la espacialidad a partir de planos y dibujos. Esta arquitectura no construida, pero sí dibujada, puede ser tan real o irreal como la descri- ta en la literatura. Pero es evidente que para el arquitecto, el dibujo como sistema de codificación del espacio implica “realidad”, la narración en cam- bio, expresa “irrealidad”. Con este vicio de la formación arquitectónica, Cristina Grau se interna, ordenada mental y metodológicamente en los laberintos de Borges. Así, el ensayo adquiere un fuerte tono académico, una innegable connota- ción de discusión “de facultad de arquitectura” y el carácter de resul- tado de una cuidadosa y estructurada investigación. Tal vez muchos, aun siendo arquitectos, disfrutemos más perdiéndonos en la realidad de los laberintos de Borges que en la irrealidad del ordenado análisis que busca explicarlos. La autora inicia el recorrido por los espacios borgianos a partir de los pri- meros poemas, publicados en España antes de su regreso a Buenos Aires en 1921. Allí encuentra referencias a Madrid, Sevilla y Palma de Mallorca, al mar y a la catedral de palma, como un barco “que puja por romper las mil 50 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 50 amarras” y aquí hay un logro metodológico en la investigación, ya que estos poemas –quizás no tan difundidos– dieron a Cristina Grau una base para entender las imágenes que Borges confronta al volver a su ciudad, una ciudad “casi desconocida, distinta también de la que idealizara en el recuerdo”. Realmente, el Buenos Aires de Borges es más Borges que Buenos Aires, aunque no por ello sea menos real. Como todas las ciudades, también Buenos Aires es muchas ciudades a la vez. Una de esas es la de Borges, asu- mida e interiorizada por los porteños, fácil de ver con un mínimo esfuerzo allá donde no existe y quizás, tampoco existió. Pero Buenos Aires, pese a los millones de destinos individuales que lo abarrotan, permanecerá desierto y sin voz, mientras algún símbolo no lo pueble [...]. Y fueBorges, quien dijo esa frase, quien inventó el símbolo que para muchos hoy puebla Buenos Aires, porque: [...] la ciudad está en mí como un poema que aún no han logrado detener las palabras [...]. Fragmento del poema Vanielocuencia Y también: [...] Yo soy el único espectador de esta calle si dejara de verla se moriría [...]. Fragmento del poema Caminata Grau analiza estas y otras imágenes, quizás con mayor rigor que emoción, por eso concluye diciendo que la ciudad de Fervor de Buenos Aires es como: 51 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 51 Esos libros de arquitectura en los que el fotógrafo, en un exceso de celo, aparta todo lo que estorba, muebles y personas, para que el lec- tor no pierda ningún detalle. El resultado es tan aséptico, tan imper- sonal, que se hace imposible localizar las imágenes; ponerle nombres a las cosas, pies a las fotos. Como todas las ciudades, Buenos Aires es una suma de anécdotas, rinco- nes, detalles, alucinaciones y fantasías. Entrar a una ciudad, ya sea narra- da, dibujada o construida, abiertos a la emoción, nos acerca a otra realidad, a esa que no siempre la ciudad deja ver... Mi patria –Buenos Aires– no es el dilatado mito geográfico que esas dos palabras señalan; es mi casa, los barrios amigables, y juntamente con esas calles y retiros, que son querida devoción de mi tiempo, lo que en ellas supe de amor, de penas, de dudas. Vale la pena leer con detenimiento este primer capítulo del libro de Cristina Grau, donde se señalan muchas, muchísimas referencias a la arquitectura y a la ciudad. La secuencia cronológica de los ejemplos escogidos por la autora permite entender parte de la historia de Buenos Aires, la ciudad difícil y cambiante, de áspera poesía, a la vez que descu- brir el Buenos Aires de Borges, el de los barrios amigables y la periferia maleva, que pudo o no haber existido, pero que está allí, materializándo- se en los textos tanto como el otro Buenos Aires se materializa a orillas del Río de la Plata. El resto del libro se dedica a los laberintos, la imagen espacial de mayor relevancia en la obra de Borges, a la vez que la más inquietante para el lec- tor: Cristina Grau los asocia con Kafka y observa dos modos de expresar la identidad laberíntica en los relatos: como estructura del texto (argumentos que contienen otros argumentos, secuencias recurrentes, etc.) y como figu- ra que forma parte del contenido de la narración. La autora se introduce en el mundo de los laberintos tratando de descifrar- los, transformando en dibujos las narraciones de Borges. Así descubre suce- siones de espacios por adición: 52 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 52 El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un núme- ro indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores interminablemente. La distribución de las galerías es invariable [...]. Logra representarlo y por supuesto, quitar la magia que la narración encie- rra, al suponer que es sencillamente la uniformidad espacial lo que impide la orientación del lector. Se trata, sin duda, de un excelente ejercicio académico que le pone razón a la fantasía, concretándola en dibujos y planos, el código de expresión más inmediato en las facultades de arquitectura... pero que cae como un rocío químico desfoliando los árboles del bosque de la fantasía... Es mucho más feliz el resultado del análisis de los laberintos de las dupli- caciones y simetrías y de los laberintos de vía única (Capítulos III y IV). El primero con la referencia a los espejos: Yo conocí de chico ese horror de una duplicación o multiplicación espectral de la realidad, pero ante los grandes espejos. Su infalible y continuo funcionamiento, su persecución de mis actos, su pantomima cósmica, eran sobrenaturales desde que anochecía [...]. EL HACEDOR o La tierra que habitamos es un error, una incompetente parodia. Los espe- jos y la paternidad son abominables porque la multiplican y la afirman. HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA En el Capítulo IV, el laberinto de vía única es observado como el resultado de adiciones o subdivisiones infinitas: Alguien me dijo: no has despertado a la vigilia sino a un sueño ante- rior. Ese sueño está dentro de otro y así hasta lo infinito, que es el número de los granos de arena. El camino que habrás de desandar es interminable y morirás antes de haber despertado realmente. 53 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 53 El Capítulo V, “La ciudad como laberinto”, aparece como el más atractivo del libro, tal vez por el juego que la autora realiza entre las imágenes de Borges y las de Piranesi, entre textos y dibujos. Toma como ejemplos las “Carceri d’invenzione” y el cuento La ciudad de los inmortales e incluso conduce una entrevista con el escritor hacia el tema del cementerio de la Recoleta en Buenos Aires y descubre el recinto que hay por detrás de la portada neoclásica, esa pequeña ciudad de los muertos, que si se hace una abstracción de la escala, tiene grandes coincidencias con la ciudad que Borges describe en el cuento El inmortal. Así, parece cerrarse un ciclo, que comenzó con las imágenes del Buenos Aires de Borges para terminar con las imágenes del Buenos Aires “real”. Una lectura especial merecen las conversaciones entre Borges y Cristina Grau, transcritas en el libro. Allí el escritor habla de la arquitectura y de la ciudad, de Frank Lloyd Wright y del Palacio de Cnossos en Creta, desde su percepción de no-vidente. Ese espacio, mezcla de presente y de recuerdos, donde las duplicaciones y las simetrías articulan en la mente todo aquello que la visión niega. La traza El plano de La Plata es una réplica del Universo. Esa verdad que subyace en la geometría del cuadrado, en la exacta disposición de las diagonales, en el énfa- sis en el punto central y las simetrías, la desconocen los platenses, aunque intuyan o sospechen que hay algo más allá del simple trazado de la ciudad. No quiero entrar en los detalles que me condujeron a esa conclusión que explica, en parte, la relación de los platenses con su ciudad y, en especial, la preocupación –que compartimos– por el estudio de la traza. Creo tam- bién, que los fundadores de la ciudad no llegaron a esa solución mirando hacia arriba, sino observando cuidadosamente hacia abajo, reflexionando sobre estructuras mucho más pequeñas que son reflejos de una misma (y única) estructura que se repite infinitamente. La Plata es un paso interme- dio en un continuo sin origen ni final, pero lo que cambie en La Plata debe- rá inevitablemente cambiarse arriba y abajo para mantener el orden de algo que no comienza ni termina. 54 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 54 Me preocupa que alguna alucinada voluntad urbanística quiera alterar la precisa traza platense, romper un equilibrio del cual la ciudad es solamen- te una instancia, un momento. Nadie sabrá nunca cuántas estrellas se apa- garon por la inútil apertura de la Plaza Italia, ni se conocerán los desórde- nes que a modo de locos isótopos (o en el confín del Universo) producen las arbitrarias urbanizaciones en la periferia de la ciudad. A veces me pregunto si habrá un anverso de La Plata, una ciudad invertida y exacta, como el otro lado de una misma hoja, que refleje la continuidad hacia abajo así como esta La Plata refleja –aparentemente– la continuidad hacia arriba. Las sombras de la calle 53 Ayer pensaba que en tus recorridos cotidianos por La Plata, poco tienes que caminar por la calle 53 entre 7 y 12; sin embargo, vale la pena hacerlo. Las sombras que proyectan en el piso los árboles de la calle 53 –en ese tramo– son huecos profundos y negros, aunque nunca nadie haya caído dentro de ellos. Si miras con cuidado en su interior, unos minutos antes del mediodía, verás cosas asombrosas. Le decía un amigo, que allí cada uno ve lo que quiere ver; yoen cambio, creo que vemos todo aquello que el mundo (no se por qué razón) no se atreve, no quiere o no puede mostrar en la superficie. Este mundo tiene, sin duda, mucho más de lo que nos muestra en su ordenada cronología. Hay quienes afirman que a través de esas sombras ven a sus muertos que- ridos, todos juntos, en lugares y momentos que jamás pudieron compartir. Yo una vez vi, llegando a calle 11, en la mancha negra que proyectaba una rama de tilo apenas florecida, el eterno pasar de una misma pareja por una misma esquina (que reconocí en Plaza Rocha) como si el disco del tiempo se hubiera rayado y sonara siempre la misma imagen. El tiempo no existe más allá de la sombra. Ese día busqué –infructuosamente– mis huellas en el patio de la Escuela N°2 ó en las galerías del segundo piso del Colegio Nacional, pero la man- cha negra me mostró otras huellas, que no entendí, en otros patios y en otras galerías que ahora estoy pisando y recién ahora entiendo. 55 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 55 No quieras explicarte lo que allí veas, aunque tengas la certeza de que es parte de tu vida: el tiempo se confunde en el fondo de las sombras de los árboles de la calle 53. UN REFLEJO Siempre me inquietó esa extraña posibilidad que ofrece el Observatorio Astronómico del Bosque, con sus telescopios para mirar las estrellas y con las profundas sondas de sus sismógrafos que permiten escuchar –o ver– lo que pasa en el interior de la tierra. Visitar el Observatorio era como pisar un umbral en medio de dos infinitu- des y así lo sentía cuando caminaba entre las pequeñas construcciones neoclásicas, con balaustradas y columnas, abiertas al bosque de eucaliptos, al universo de los astros y a las entrañas del planeta. En uno de esos edificitos perdidos entre los árboles, detrás de la cúpula enana del llamado “Buscacometas” hay una puerta metálica, ya oxidada y cubierta de yuyos en mis años de adolescencia. Allí nace una escalera, que con signos de poco uso, desciende algunos escalones. Después de varios intentos, una tarde húmeda, otoñal, bajé hasta encontrar, al final, otra puerta igual a la que había dejado atrás, que se abría (con el mismo óxido y el mismo pastizal) en una idéntica fachada blanca frente a otro bosque de eucaliptus igual, humedecido por la tarde de otoño. Algo me decepcionó; el Observatorio ya no era como un umbral mágico entre dos firmamentos, sino como una maqueta apoyada sobre un espejo que separa (o une) dos escenas iguales. Cuando bajé la segunda vez, llevé un pedazo de ladrillo para escribir, como testimonio de mi aventura, mi nombre en la pared que enfrentaba al mundo del otro lado. Pero, algo no estaba bien, una imperceptible diferen- cia me intranquilizaba. Tardé mucho rato en darme cuenta que allá yo era zurdo y que el otro lado es solamente un reflejo, una ilusión, como las estrellas o las vísceras de la tierra... Esa sensación de estar pegado a una estrecha capa de realidad entre dos mundos ilusorios me alejó para siempre del Observatorio, de sus telescopios 56 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 56 y de esa puerta que quizás no debí abrir jamás, para mantener la fantasía de los astros en el cielo y las incógnitas subterráneas que enmarcan y agrandan nuestra estrecha realidad. No vayas al Observatorio, pero si lo haces, ve a mirar hacia lo lejos, evita abrir puertas cotidianas. NOTA 2 GRAU, Cristina. Borges y la Arquitectura. Madrid: Cátedra, 1989, 189 pp. 57 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 57 58 Vista de un edificio en La Plata Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 58 CAPÍTULO III Silencios Recorrer un plano arquitectónico con la vista, imaginar un espacio, recrearlo –o crearlo– en el pensamiento, son actividades del silencio. Ese silencio de las formas, cuyos inaudibles bajos parecen resonar golpeando nuestro interior. Porque la actividad comunicante de las formas (y por ello de la arquitectu- ra) excluye el sonido, aunque nos da a entender que deriva de él. Quizás por esto, el diálogo que mantenemos con el espacio arquitectónico es una experiencia personal, íntima, un contacto entre formas que emiten su silencioso mensaje y nuestro yo más profundo. Por ese motivo, enfatizar el silencio de los muros (que son la piel de la arquitectura) crea distancias en la comunicación, ya que al espacio lo entendemos por los límites que lo contienen: membranas, bordes, piel o muros que lo definen. La idea del espacio sin límites escapa a nuestra capacidad comprensiva, que elementalmente se basa en la identidad denotativa de las formas, en su geo- metría silenciosa que intuimos como protectora de un misterio. Reforzar de algún modo ese silencio es exponer crudamente el misterio que se oculta en las formas, más allá de su comprensión, más allá de la realidad, exigiendo una excusa a la razón, así como tratamos de explicar o justificar las imáge- nes de Giorgio de Chirico en la irreal dimensión del mundo onírico. En El regreso del poeta (1911) o en Musas inquietantes (1916) de Chirico, exalta el silencio de una arquitectura no comunicante y lo hace desnudan- do las formas hasta mostrar el misterio que subyace en su interior. De este 59 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 59 modo se rompe cualquier relación entre las imágenes (arquitectónicas o antropomorfas) de la composición y entre estas y nosotros: la comunica- ción se interrumpe y el callado mensaje de cada forma descontextualizada se encierra en un Silencio aún mayor, más de lo que la razón admite... Observando la obra de de Chirico, podemos concluir que los sonidos de la arquitectura provienen de su relación con el contexto. Así, el castillo de Ferrara que aparece como telón de fondo en Musas inquietantes agrega al mutismo de su forma el hermetismo consecuente de su imposibilidad de relación con el medio en que aparece inserto en la obra. Del mismo modo se apagan los sonidos del tren que se insinúa en el primer plano de El regre- so del poeta, como si el hermetismo de las imágenes absorbiera cualquier posible sonido. Cuanto más pura es la forma, más fácilmente deja entrever el misterio de su geometría y resulta, por lo tanto, más silenciosa. No nos extraña, enton- ces, la dificultad para entender el significado de la arquitectura moderna entre algunos críticos y teóricos “posmodernos” de las décadas de 1970 y 1980, que ingenuamente confundían significaciones con “estridentes” metáforas o con “sonoras” reminiscencias. Por ser el final de un proceso de búsqueda de las formas puras, iniciado en el Neoclasicismo, el Movimiento Moderno terminó de liberar la esen- cia (el Misterio) de las formas de la arquitectura, silenciando sus mensa- jes connotativos. Muy cercana a las propuestas de de Chirico, encontramos la frase de Le Corbusier que define la arquitectura como el juego sabio y correcto de los volúmenes bajo la luz: allí no hay señales auditivas, solamente imágenes visuales de una plástica descarnada conformada por volúmenes sueltos, ajenos a todo contexto y relacionados entre sí más en la intención del arquitecto que en la realidad. Otra posibilidad de hacer énfasis en el silencio de la arquitectura sin dis- minuir su capacidad comunicante, se encuentra en el manejo de las esca- las, proporciones y “ritmos” de los elementos y formas que la componen. A diferencia de la presentación rotunda y descarnada de las formas puras que evidencian abiertamente el misterio de la geometría, esta otra actitud ha configurado interesantes ejemplos en la historia de la arquitectura: en 60 Interior ciudad express 2.qxp 24/01/2006 9:11 PÆgina 60 ellos, el diálogo aleja al observador, interponiendo un telón de serena gra- vedad que permite insinuar –sin mostrar– la esencia que subyace detrás de las formas. La mezcla de inquietud y respeto que esta arquitectura silen- ciosa pero no hermética produce en quien la observa les valió, a algunas construcciones, el acceso al reconocimiento colectivo: los llamados “gran- des espacios” en la
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