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Diagnostico y Tratamiento de las Enfermedades Digestivas (370)

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En los episodios de EH se aconseja adoptar las siguientes medidas:
1. Pacientes con EH grado III-IV: Deben ser hospitalizados en una unidad de cui-
dados intensivos con ventilación mecánica.
2. Identificación del factor precipitante: La insuficiencia hepatocelular y la presencia 
de colaterales portosistémicas son factores predisponentes o necesarios para que 
se produzca la EH. Sin embargo, lo más frecuente es que factores precipitantes 
exógenos desencadenen la EH, por ello el tratamiento de la EH se inicia con 
la identificación y manejo de los posibles factores desencadenantes. Los más 
frecuentes son: hemorragia digestiva, transgresiones dietéticas, estreñimiento, 
insuficiencia renal, alteraciones hidroelectrolíticas, infecciones y sedantes.
3. Suspensión temporal de diuréticos.
4. Dieta hipoproteíca: No se recomienda. Por el contrario, es muy importante man-
tener un buen aporte nutricional.
5. Lavado intestinal: El lavado intestinal tiene como finalidad evacuar restos fecales 
retenidos o restos de sangre en el caso de la hemorragia digestiva. Se aconsejan 
enemas con 2 litros de agua con 100 cc lactulosa una vez y máximo dos veces.
6. Administración de fármacos que disminuyan la flora colónica: Entre estos fár-
macos destacamos:
a. La lactulosa, disacárido cuya disacaridasa, necesaria para su metabolismo, no la 
posee el organismo. En el colon es hidrolizado por las bacterias. No se conoce 
el mecanismo de acción en la EH. Actúa como laxante osmótico. La lactulosa 
llega intacta al colon, donde por acción de la flora sacarolítica se desdobla, 
produciéndose ácido láctico que provoca acidificación en la luz intestinal. 
Este descenso de pH del lumen del colon disminuye la absorción y aumenta la 
excreción fecal del amoníaco. La dosis es 30 cc/6 h y el objetivo es lograr 2-3 
deposiciones pastosas al día. 
b. Antibióticos: El único con eficacia demostrada es la rifaximina, antibiótico 
intraluminal con actividad contra gérmenes gram-negativos, gram-positivos y 
anaerobios. Actúa, por tanto, modulando la flora intestinal. La dosis demostrada 
eficaz es 1.200 mg/d, aunque eventualmente pudiera manejarse esta compli-
cación con dosis menores ajustadas a la respuesta. No existen evidencias de 
que otros antibióticos (neomicina, metronidazol, norfloxacino) sean útiles en 
el tratamiento de la EH. 
En cualquier caso, el tratamiento de primera línea siempre debe ser la lactulosa 
y se asociará rifaximina sólo en los pacientes no respondedores a dosis elevadas o 
que no toleren la lactulosa. La razón principal es su elevado costo; si bien existen 
estudios que demuestran que el uso de rifaximina logra remisión prolongada de la 
encefalopatía hepática.
Para concluir debemos recordar que:
1. Un paciente en EH es un ser humano grave que puede recuperar totalmente sus 
funciones cerebrales. La familia está impactada al ver a su ser querido en estas 
condiciones. 
2. Hidratar adecuadamente. 
ROSA M. PéREZ A. y LEYLA NAZAL O.

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