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416 órgano con mayor concentración, seguido del cerebro, corazón y riñones. El cobre de la dieta es absorbido en el estómago e intestino delgado, y es transportado a través de la circulación portal al hígado, acoplado a albúmina, histidina y transcupreína. Los hepatocitos captan ávidamente el cobre y la proteína chaperona ATOX1 lo dirige hacia sus objetivos (almacenamiento unido a metalotioneina y excreción regulada por ATP7B a nivel del canalículo biliar). En la EW existe una reducción en la excreción biliar de cobre debida a mutacio- nes en el gen ATP7B ubicado en el cromosoma 13q14, el cual codifica una proteína ATPasa transportadora de cobre (WDP) que lo moviliza del hepatocito hacia la bilis y permite su incorporación a la ceruloplasmina (alfa-2-globulina plasmática sintetizada en el hígado compuesta por 6 átomos de cobre por molécula). La ceruloplasmina se libera a la sangre, transportando el 90% del cobre presente en plasma y aporta cobre a los órganos periféricos como el riñón o el cerebro. Se han descrito más de 500 mutaciones en el gen ATP7B en EW y la mayoría son heterocigotos compuestos, implicando al menos dos mutaciones para tener la enfermedad (poca penetrancia). En Europa y EEUU predominan dos mutaciones puntuales del gen ATP7B (la H1069Q y la G1267A); que juntas explican el 38% de los casos de EW y en España la mutación M645R (55% de los casos con EW). La ausencia de la proteína WDP en la EW, conlleva la acumulación patológica de cobre intracelular que sería particularmente hepatotóxico, determinando la for- mación de radicales libres y la oxidación de lípidos y proteínas. La pobre o nula incorporación de cobre a la ceruloplasmina produce una disminución de los niveles plasmáticos de ceruloplasmina. El depósito patológico de cobre en el hígado se asocia a hepatomegalia y a esteatosis, llevando en etapas más tardías a fibrosis periportal y finalmente en puente. Clínica La EW puede presentarse sintomáticamente a cualquier edad, siendo más frecuente entre los 5 y 35 años. Las manifestaciones de la EW varían, pero suelen ser hepáticas (90%) en las primeras dos décadas de vida, y luego neurológicas/psiquiátricas a edad mayor (Tabla 2). La mayoría de los casos pediátricos al diagnóstico, son oligosinto- máticos, aunque en casos excepcionales puede existir ictericia, hepatoesplenomegalia, ascitis, cirrosis o incluso presentarse como una falla hepática fulminante (5% de los casos) (Figura 2). La enfermedad hepática, habitualmente, precede en 5-10 años a las manifestaciones neurológicas. De los pacientes con presentación neuropsiquiátrica la mitad sufre de una enfermedad hepática clínicamente detectable. En la mayoría de los enfermos con presentación neurológica (> 90%), presentan el clásico anillo de Kayser-Fleischer corneal (KF), debido al depósito patológico de cobre en la membrana de Descemet. En los pacientes que debutan con manifestaciones exclusivamente hepáticas, 50-80% presentan este anillo. La artropatía de la EW corresponde a un fenómeno degenerativo que semeja una osteoartritis prematura y que puede observarse en 20-50% de los pacientes con EW que tengan más de 20 años de edad. La forma variable de presentación hace que el diagnóstico sea difícil y muchas veces tardío. RODRIGO ZAPATA L.
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