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E S T R U C T U R A Y F U N C I O N E S D E L A S C É L U L A S M I C R O B I A N A S 53 U N ID A D 1 Inclusiones de almacenamiento magnéticas: magnetosomas Algunas bacterias pueden orientarse en un campo magnético porque contienen magnetosomas. Estas estructuras son partícu- las intracelulares de magnetita (Fe 3 O 4 ), mineral de óxido de hie- rro (Figura 2.38). En algunas bacterias magnetotácticas se forma el mineral de azufre greigita (Fe 3 S 4 ). Tanto la magnetita como la greigita son minerales magnéticos. Los magnetosomas crean un dipolo magnético en las células, lo que les permite orientarse en un campo magnético. Las bacterias que producen magnetoso- mas presentan magnetotaxia, la propiedad de desplazarse a lo largo de las líneas magnéticas de la Tierra. Se han encontrado magnetosomas en varios organismos acuáticos que crecen mejor a bajas concentraciones de O 2 . Así, se piensa que una de las fun- ciones de los magnetosomas podría ser la de guiar a estas célu- las fundamentalmente acuáticas hacia abajo (en la dirección del campo magnético de la Tierra), hacia los sedimentos en los que la concentración de O 2 es menor. Un productor de greigita es una bacteria reductora de sulfato, y estos organismos son anae- robios estrictos, de modo que es especialmente importante para estas especies magnetotácticas permanecer en zonas anóxicas. Cada magnetosoma individual está rodeado por una fina membrana formada por fosfolípidos, proteínas y glicoproteínas algunos organismos los pueden usar directamente para sinteti- zar ATP, un compuesto rico en energía. El fosfato suele ser un nutriente limitante en ambientes naturales, de manera que si una célula tiene un exceso de fosfato, le resulta útil almacenarlo como polifosfato para usarlo más adelante. Muchos procariotas gramnegativos pueden oxidar compues- tos de azufre reducido, como el sulfuro de hidrógeno (H 2 S); estos organismos son las «bacterias del azufre», descubiertas por el gran microbiólogo Sergei Winogradsky ( Sección 1.9). La oxidación del sulfuro está ligada a la necesidad de electrones para impulsar reacciones del metabolismo energético (quimio- litotrofia) o de fijación de CO 2 (autotrofia). En cualquier caso, el azufre elemental (S0) procedente de la oxidación del sulfuro puede acumularse en la célula en gránulos visibles al micros- copio (Figura 2.36b) que persisten mientras exista la fuente del azufre reducido. No obstante, cuando la fuente de azufre redu- cido se vuelve limitante, el azufre de los gránulos es oxidado a sulfato (SO 4 2−) y aquellos desaparecen lentamente a medida que procede la reacción. Es interesante observar que aunque los gló- bulos de azufre parecen estar en el citoplasma, en realidad se encuentran en el periplasma (Sección 2.11). En estas células, el periplasma se expande hacia fuera para acomodar los glóbulos a medida que el H 2 S es oxidado a S0, y después se contrae cuando el S0 es oxidado a SO 4 2−. Las cianobacterias filamentosas (véase la Figura 2.55) son conocidas desde hace tiempo por su capacidad para formar minerales de carbonato en la superficie externa de sus células. No obstante, algunas cianobacterias también pueden formarlos dentro de la célula, como inclusiones celulares. Por ejemplo, la cianobacteria Gleomargarita forma gránulos intracelulares de benstonita, un mineral de carbonato que contiene bario, estron- cio y magnesio (Figura 2.37). El proceso microbiológico de for- mación de minerales recibe el nombre de biomineralización. No está del todo claro por qué estas cianobacterias forman este mineral en concreto, pero podría servir a las células como las- tre para mantenerlas en su hábitat, en las profundidades de un lago alcalino en México. Varios procariotas catalizan la biomi- neralización de diferentes minerales ( Sección 13.21), pero solo en el caso de Gleomargarita y los magnetosomas (que vere- mos a continuación) se han observado inclusiones intracelula- res como resultado del proceso. Figura 2.38 Bacterias magnetotácticas y magnetosomas. (a) Micrografía de contraste por interferencia diferencial de bacterias magnetotácticas cocoidales en la que se aprecian las cadenas de magnetosomas (flechas). Una célula tiene 2,2 μm de ancho. (b) Magnetosomas aislados de la bacteria magnetotáctica Magnetospirillum magnetotacticum; cada partícula mide unos 50 nm de ancho. (c) Micrografía electrónica de transmisión de magnetosomas de un coco magnético. La flecha señala la membrana que rodea cada magnetosoma. Un magnetosoma mide unos 90 nm de ancho. Figura 2.37 Biomineralización por una cianobacteria. Micrografía electrónica de una célula de la cianobacteria Gleomargarita que contiene gránulos del mineral benstonita [(Ba,Sr,Ca) 6 Mg(CO 3 ) 13 ]. Una célula tiene unos 2 μm de ancho. K a ri m B e n z e ra ra R . B la k e m o re a n d W . O 'B ri e n S te fa n S p ri n g D e n n is B a z y lin s k i (a) (b) (c) https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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