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inicia tempranamente en la vida adulta, y luego progresa con lentitud. Se produce en los extremos de los huesos que se articulan, en especial en la cadera, la rodilla, la columna vertebral y las manos (Salter, 1998). Estos cambios degenerativos articulares irreversibles dan lugar a que el cartílago articular se convierta en un elemento menos eficaz para absorber los choques y como superficie lubricada. Como resultado, la articulación es cada vez más vulnerable a las fricciones repetidas que ocurren durante los movimientos. En algunos individuos, estos cambios no producen síntomas significativos, mientras que en otros pueden producir un considerable dolor. La enfermedad articular degenerativa, o artrosis, se acompaña a menudo de rigidez, malestar y dolor. La artrosis es frecuente en el anciano y habitualmente afecta a las articulaciones que soportan el peso del cuerpo (p. ej., las caderas y las rodillas). La mayoría de las sustancias presentes en el torrente sanguíneo, normales o patológicas, penetran fácilmente en la cavidad articular. De modo similar, la infección traumática de una articulación puede ir seguida de una artritis, o inflamación articular, y de una septicemia, o infección de la sangre. Artroscopia La cavidad de una articulación sinovial puede examinarse insertando en ella una cánula y un artroscopio (un pequeño telescopio). Este procedimiento quirúrgico —artroscopia— permite al cirujano ortopédico examinar las articulaciones en busca de anomalías, como desgarros de los meniscos (discos articulares parciales de la articulación de la rodilla). Durante la artroscopia también pueden realizarse algunas intervenciones quirúrgicas (p. ej., introduciendo instrumentos a través de pequeñas incisiones). Debido a que la abertura realizada en la cápsula articular para insertar el artroscopio es pequeña, la curación es más rápida después de este procedimiento que tras la cirugía articular tradicional. Puntos fundamentales Cartílago y huesos. El sistema esquelético puede dividirse en esqueleto axial (huesos de la cabeza, el cuello y el tronco) y apendicular (huesos de los miembros). El esqueleto propiamente dicho se compone de diversos tipos de tejidos: ● cartílago, un tejido conectivo semirrígido; ● hueso, un tipo de tejido conectivo duro que proporciona soporte, protección, movilidad, almacenamiento (de ciertos electrólitos) y síntesis de células sanguíneas; ● el periostio, que rodea los huesos, y el pericondrio, que rodea el cartílago, aportan nutrición a estos tejidos y son los lugares de formación de hueso y cartílago. ● Dos tipos de hueso, esponjoso y compacto, se diferencian por la cantidad de materia sólida que poseen y por el tamaño y el número de los espacios que contienen. ● Los huesos pueden dividirse en largos, cortos, planos, irregulares o sesamoideos. ● Al describir la estructura de los diferentes huesos se utilizan términos estándar para los distintos detalles y características óseas. ● El crecimiento de la mayoría de los huesos requiere muchos años. Los huesos crecen por: osificación intramembranosa, en la cual se forman moldes de hueso mesenquimatoso durante los períodos embrionario y prenatal, y osificación endocondral, en la cual se forman moldes cartilaginosos durante el período fetal y el hueso reemplaza al cartílago después del nacimiento. Articulaciones. Una articulación es la unión entre dos o más huesos o partes rígidas del esqueleto. Se distinguen tres grandes clases de articulaciones: fibrosas, cartilaginosas y sinoviales. Las articulaciones 109 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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