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Dialnet-UnasNotasSobreEconomiaDeDefensa-4768954

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UNAS NOTAS SOBRE ECONOMíA DE DEFENSA: 
EL CASO DE ESPAÑA 
D. ÁNGEL LUIS LÓPEZ ROA 
Caredrdtico de Economia Aplicada. 
Introducción 
El papel que se presenta trata de recoger algunas notas relativas a la economía de defen- 
sa como uno de los ejes sobre los que pivota la Defensa Nacional. 
En efecto; es aceptado generalmente que la defensa es un «bien público» único e indivi- 
sible. Pero no es con la óptica de los principios desde donde se pretende abordar este 
tema sino a través de la viabilidad operativa de los recursos totales -económicos 
fundamentalmente- de un país; y, más concretamente, su aplicación a España. 
Estos recursos dependen -exceptuados los humanos- de las dotaciones presupuesta- 
rias ad hoc que los gobiernos especifiquen anualmente; y éstas suelen estar en función 
de los programas políticos que definen a los respectivos partidos. 
En consecuencia, desde el punto de vista del volumen de recursos económicos even- 
tualmente disponibles para ser utilizados en defensa, este (el volumen de recursos) res- 
ponde a un esquema típico de public choice. 
En el extremo podria definirse como un modelo multiecuacional en donde los agentes 
económicos manifiestan su necesidad de defensa a través de una selección de objetivos 
determinantes ylo excluyentes de los demás, con una (o varias) ecuaciones de restric- 
ción que representan los límites cuantitativos de los recursos económicos, compromisos 
externos de defensa, o necesidades específicas de seguridad. 
Sobre la wonciencim de Defensa Nacional 
La defhicidn de objetivos 
Cuando se trata de definir los objetivos de política general estos atienden a unas prefe- 
rencias específicas para el logro del bienestar de la comunidad. 
Pero tanto la definición de objetivos como el escalonamiento ordinal de los mismos de- 
penden de criterios políticos muy sujetos (o al menos suficientemente condicionados) 
a situaciones coyunturales. 
Así, la necesidad de Defensa Nacional -que es objetivamente prioritaria- no suele ser 
planteada de forma expresa como «restricci6n presupuestaria» sino como gasto minora- 
dor del conjunto de recursos disponibles. Es decir: los gastos de Defensa Nacional en 
lugar de ser un volumen del que se defienda su rigidez a la baja pasan a ser una partida 
a la que se puede recurrir flexiblemente para atender otro tipo de gastos. 
- 75 - 
Una «coartada» determinante -de tipo colectivo- para justificar esta posición suele ser 
la afirmación (fundada o no) de la falta de una «conciencia» de Defensa Nacional. 
En consecuencia cuando se trata de materializar la priorización de objetivos (político eco- 
nómicos) se suele atender al «criterio de satisfacción» del ciudadano (mejor vía para con- 
seguir el voto). 
Este esquema es dinámico, a través de las diferentes legislaturas, pero con el denomina- 
dor común de que salvo determinadas circunstancias (programas urgentes de renova- 
ción de material, impulsos demogr8ficos, etc.) los gastos de Defensa Nacional se vincu- 
lan a criterios inerciales y de «último recurso)) al que acudir para cuadrar recortes 
presupuestarios. 
La heurística al respecto pasa por un punto que generalmente no es considerado. Esto 
es, la Defensa Nacional es un bien o servicio «vendible» (física, conceptual y electoral- 
mente). Por lo tanto pensar en desarrollar una política de aportación suficiente de recur- 
sos -especialmente financieros- para la Defensa Nacional exige, al menos, dos tipos 
de soluciones: la concienciación de la población o el consenso político. 
Concienciación 
Disponer de una ciudadanía -más exactamente de una población de contribuyentes- 
concienciados debidamente sobre la importancia de la necesidad de una Defensa Nacio- 
nal eficiente es algo extremadamente complejo, difícil y largo de conseguir en el tiempo. 
Esta dificultad, a corto plazo, es notablemente mayor, si la sociedad está en tiempos de 
paz o de riesgo lejano. 
Para el caso de España, es especialmente relevante este punto toda vez que se argumen- 
ta con frecuencia que la ausencia de dicha concienciación suele tener una de sus bases 
en la prolongada neutralidad de la nación particularmente en los conflictos mundiales. 
Adicionalmente puede considerarse el «cansancio» histórico que buena parte de la so- 
ciedad tiene (recuérdese que es una sociedad joven) ante recuerdos de guerra civil o de 
presencia militar específica. 
Pero desde el punto de vista analítico esta forma de pensar no debería considerarse co- 
mo un lastre (y mucho menos «añorar el no haber formado parte de los bandos belige- 
rantes» -como se ha llegado a escuchar en algunas ocasiones-) sino como un punto 
a partir del cual abordar una política de concienciación más amplia y profunda de Defen- 
sa Nacional. El criterio al respecto puede estar en lo siguiente: si se dispone de una so- 
ciedad básicamente «de espaldas» a las necesidades de Defensa Nacional es porque hay 
componentes suficientes de conciencia de tranquilidad nacional. 
Hay que hacer notar, además, que el cambio «político)) en las Fuerzas Armadas se ha 
realizado sin traumas, por un lado, y que, por otro, las evidencias empíricas (encuestas 
fundamentalmente) apuntan a que la sociedad valora de forma sobresaliente actuacio- 
nes o comportamientos específicos (aunque previamente o en su momento la prensa ha- 
ya señalado otras valoraciones); piénsese al respecto en las valoraciones de la Guardia 
Civil, las actuaciones de las Fuerzas Armadas en la guerra del Golfo, etc. 
En consecuencia esa concienciación puede iniciarse sin tener una fuerza inercia1 en sen- 
tido contrario enfrente sino, más bien, considerando que hay una receptividad potencial 
suficiente. 
- 76 - 
Decisión por «consenso poVtico» 
Lo señalado en el apartado de «concienciación» puede ser 6ptimo pero es evidente que 
no puede materializarse a corto plazo. Otra vía cabe describirla en el apartado de la esfe- 
ra política específica. En otras palabras; podría facilitarse a corto plazo la aplicación de 
políticas económicas que atendieran a los gastos de Defensa Nacional a través del acuerdo 
ad hoc entre las fuerzas políticas. 
El problema en este apartado reside en que, además de lo señalado en el apartado «Con- 
cienciaciórw (va que las fuerzas políticas proceden de la propia sociedad y representan 
en buena medida su forma de pensar), siempre existirán partidos -y no necesariamente 
marginales- que tratarAn de desmarcarse de una política de consenso sobre la necesi- 
dad de ordenar y normalizar los gastos de Defensa Nacional ya que podrán disponer de 
una mayor propensión relativa al voto. 
Una referencia al Modelo de Dividendo de Paz (MDP) 
Cabe entender todo lo señalado en el anterior apartado «La definición de objetivos» co- 
mo una forma exageradamente descriptiva de una práctica presupuestaria habitual pero, 
en líneas generales, puede ser suficientemente gráfica para abordar el tema del denomi- 
nado «dividendo de paz». 
En efecto, suele argumentarse que las restricciones -0 minoraciones- presupuestarias, 
en estos momentos, son parte del beneficio derivado de anteriores esfuerzos de las eco- 
nomías en favor de inversiones en defensa. 
En términos empresariales esto quiere decir: se ha invertido (fuertemente -?-) en ante- 
riores ejercicios económicos y se han alcanzado beneficios que hay que repartir a los ac- 
cionistas (contribuyentes-sociedad). Ese beneficio llega a la sociedad en forma de divi- 
dendo ya sea en metálico (menores contribuciones en los próximos ejercicios) ya sea en 
especie (mayores percepciones en servicios, infraestructuras, etc.). 
Traducido nuevamente a defensa esto supone el menor crecimiento -0 incluso 
decrecimiento- del volumen de recursos disponibles y frecuentemente la reducción del 
tamaño del total de medios disponibles. 
El razonamiento ut supra citado podría ser impecable para economías que efectivamente 
han realizado ese esfuerzo inversor a favor de los gastos de defensa y consecuentemen- 
te tienen derecho a la percepción del «dividendo».Sin embargo para muchos países no es así. Entre ellos puede considerarse el caso de 
España. 
iCuáles son algunos de los argumentos exigibles para no poder generalizar? Resumida- 
mente son los siguientes: 
al En primer lugar, la posible existencia de desiguales criterios contables para medir la 
inversión previa realizada. Esto quiere decir que en las cifras que recogen los gastos 
de defensa materializados en ejercicios anteriores pueden estar conceptos (o no es- 
tar) que son incluidos (0 no) por las metodologías contables de los países que ahora 
contemplan el MDP. 
- 77 - 
Algunos ejemplos pueden ser los gastos de seguridad social de las Fuerzas Armadas, 
diversas prestaciones sociales o ventajas económicas (prestaciones de servicios, ayu- 
das para viviendas, economatos...), etc. 
b) En segundo lugar -y el orden es meramente expositivo- el tamaño de la «empresa» 
en la que se ha invertido. Así una estructura de defensa de dimensiones grandes (por 
ejemplo en términos de patrimonio de defensa sobre PIB) puede disponer de una serie 
de ventajas comparativas respecto a otras estructuras más pequeñas. 
Un ejemplo ilustrativo es el que se deriva de las consideraciones de las economías 
de escala y de las economias externas que una estructura grande tiene sobre otra 
pequeña o incluso mediana. Las minoraciones de gastos son menos perceptibles, más 
realizables y más absorbibles. 
cl En tercer lugar la «calidad de la inversión». El caso más relevante es el que considera 
las distintas finalidades del gasto en defensa. En efecto, en términos empresariales, 
no ejercen los mismos efectos sobre el «beneficio final» (el que permite distribuir el 
dividendo) aumentos en gastos de personal, mantenimiento de maquinaria, etc., que 
inversiones que permitan aumentar el producto final. En términos, de defensa estas 
inversiones podrían ser las destinadas a disponer de una maquinaria de guerra actua- 
lizada, ágil y con larga vida operativa por delante, 
Es evidente que de haberse realizado este tipo de inversiones -es decir de disponer 
de una estructura de armamento moderna y proyectable al futuro con garantía de efi- 
caz operatividad- se podría aplicar mejor el MDP. 
En consecuencia, en el momento de discutir la posibilidad de atribuir un MDP a Es- 
paña se presentan dudas razonables sobra la ortodoxia de un razonamiento que pue- 
de estar viciado en origen al no darse las premisas básicas para su aplicaci6n. La pri- 
mera de ellas es la de disponer, previamente, de unas estructuras de defensa ade- 
cuadas. 
Algunas vías de desarrollo de la conciencia de Defensa Nacional 
Con frecuencia se pueden recibir argumentaciones respecto a que el concepto concien- 
cia de Defensa Nacional, no es correcto, oportuno o adecuado. No es este el lugar para 
contrargumentar. S6lo se quiere hacer una referencia a posibles paralelismos de similar 
peso e importancia económica política y social. 
Estos serian algunos ejemplos: 
al El desarrollo de la «conciencia fiscal)> para abordar una reforma, aceptar obligaciones 
y exigir derechos, etc. Para el caso de España puede ser suficientemente ilustrativo 
el ejemplo de la conciencia fiscal desarrollada a partir de los Pactos de la Moncloa 
en el final de los años setenta. 
bl La existencia de una «conciencia cívica» para realizar una vida social ordenada, res- 
petar los derechos generales, avanzar en el bienestar colectivo, etc. No es una frívola 
observación el remitir a la reflexión respecto a que uno de los criterios que definen 
las diferencias entre países desarrollados y no desarrollados es la existencia de este 
tipo de conciencias sociales. 
- 78 - 
Si se parte, pues, de: 
1) La base sobre la que se debe formar y desarrollar una conciencia de Defensa Nacio- 
nal para proceder a asignar eficientemente los recursos disponibles en la Defensa Na- 
cional. 
2) No es aplicable en determinadas economias el MDP. 
Puede ser oportuno apuntar algunas vías de desarrollo de este concepto. Veamos 
algunas. 
A /argo plazo. Es, con mucho, el procedimiento m8s eficiente. Esto pasaría por desarro- 
llar programas educativos generales para toda la población. Sin embargo la receptividad 
y transmisión a generaciones futuras tendría su mejor expresión en la introducción en 
la conciencia escolar. 
Hay, en este enfoque, importantes dificultades pero se pueden citar dos como más sig- 
nificativas: 
al La enseñanza en las diferentes Comunidades autónomas. Es una evidencia la exis- 
tencia de planes educativos ni homogéneos ni con directrices de similares conteni- 
dos. «Convencer» de la necesidad de formación paulatina de la conciencia de Defen- 
sa Nacional pasaría por aceptar la posibilidad de llegar a un acuerdo al respecto entre 
las fuerzas políticas de las distintas Comunidades autónomas. 
b) Formación previa del profesorado. Cualquier esfuerzo sería inútil si no se contara con 
la aceptación previa de los encargados de transmitir los conocimientos necesarios para 
fomentar la conciencia de Defensa Nacional. En buena medida lo señalado en el apar- 
tado de «Concienciaciónr puede dar una idea aproximada de las dificultades en ori- 
gen para poder disponer de personal «concienciado para conc.ienciar». 
Con todo, cabe apuntar algunas vías de posibles soluciones. Estas son: 
1) En el ámbito escolar: el trasvase de las enseñanzas a las propias fuerzas de Defensa 
Nacional (demostraciones, cursos cortos y periódicos, material didáctico, etc.). 
2) En el conjunto del profesorado: formación sobre las necesidades colectivas de la na- 
ción. 
31 A todos los niveles sociales: desarrollo de «campañas de mantenimiento» de imagen 
sobre la Defensa Nacional. 
En términos de «formación de imagen» habría que hacer una observación en este punto 
aplicable también al siguiente apartado «A corto plazo», punto 2. Al igual que con 
cualquier producto o servicio nuevo que pretende introducirse en un mercado es ne- 
cesario plantear el desarrollo de, al menos, dos tipos de campañas: una de lanzamiento 
(para presentare introducir el bien del que se trate) y otras (más dilatadas en el tiem- 
po) para mantener la atención y la demanda de ese bien. Hay suficiente experiencia 
y evidencias empíricas al respecto (incluida la Defensa Nacional) como para abundar 
en este punto, pero es obvio que debería abordarse una política de imagen de esta 
naturaleza con criterios puramente «profesionales». 
A medio plazo. Pueden apuntarse, entre otras, dos vías: 
1) La formación a grupos sociales a través de programas específicos (grupos rurales, 
urbanos, sectoriales, culturales, etc., mediante programas audiovisuales y en di- 
recto). 
-79- 
2) La revitalización del prestigio de la carrera en Defensa Nacional, en todos sus aspec- 
tos. Pueden apoyar esta vía la aplicación de programas que tiendan a transmitir la 
importancia de características singulares tales como: 
- La formación de especialistas con peso específico en la sociedad económica. 
- La pertenencia a colectivos cada vez más integrados en conjuntos supranacionales. 
En este punto debería hacerse una reflexión al hilo de la tendencia abierta hacia la 
profesionalización dentro de la Defensa Nacional. En efecto, si se tiende a una De- 
fensa Nacional en donde el peso del componente profesional sea cada vez mayor ca- 
be la posibilidad de que Si no se dota a la propia Defensa Nacional de la característica 
de profesión altamente cualificada que le es propia (con el reflejo salarial que ello im- 
plica) se produzcan al menos dos efectos: 
- Que recaiga una parte de la Defensa Nacional en estratos de población de bajo 
nivel cultural y de renta (efecto de discriminación negativa a favor de las rentas 
altas o más cualificadas). 
- Que la traslación de población activa de la Defensa Nacional a la vida civil no se 
efectúe de forma fluida con lo que se vaciaría de contenido eficiente la política 
de cobertura profesional en la Defensa Nacional. 
A corto plazo. La eficacia en este punto es más discutible pero no por ello deberíanomi- 
tirse acciones al respecto. 
Fundamentalmente las medidas podrían ser de tres tipos: 
1) Formación profesional. Se trata de facilitar formaciones de especialistas ambivalen- 
tes (para la Defensa Nacional y el mercado de trabajo civil) o de fäcil adaptación a 
la actividad económica civil. 
En este segundo caso la existencia de convenios especificos de colaboración entre 
la Defensa Nacional y las sociedades mercantiles facilita la colocación pos Defensa 
Nacional. 
2) Programas de «lanzamiento». La filosofía es la misma que cuando se trata de lanzar 
un producto o servicio nuevo al mercado. En el caso de la Defensa Nacional este lan- 
zamiento debe ser medido y ponderado por segmentos de población, por sectores 
productivos y por áreas geográficas. 
3) Planteamiento de efectos beneficiosos para la sociedad. Resulta paradójico observar 
cómo este punto -prácticamente sin coste económico respecto a los otros dos- 
no es utilizado masivamente por los responsables políticos. 
Aspectos tales como la importancia del desarrollo de una industria (la que incluye a 
la Defensa Nacional) que sirve para la preservación de los intereses colectivos, o el 
ejemplo que ofrecen otros países del mismo entorno, o simplemente la obligación «ra- 
cional» de disponer de una defensa propia y colectiva (con países socios) no son abor- 
dados de forma divulgativa. 
Racionalización de la Defensa Nacional y Economía de Defensa (ED) 
En {érminos de ED la racionalización de la Defensa Nacional pasa por la resolución de 
los problemas relativos a las dotaciones de fondos. 
- 80 - 
Estos problemas están vinculados a la forma de la selección de recursos y son, al me- 
nos, de tres tipos. 
Recursos humanos 
No por obvio debe omitirse su consideración especialmente cuando concurren algunas 
de las siguientes circunstancias: 
al La reducción de la base de la pirámide de la población. Esto provoca una menor dis- 
ponibilidad de población activa dirigida a la Defensa Nacional. 
bl Posiblemente al darse a) también se registre un encarecimiento generalizado de aten- 
ciones sociales porque la población susceptible de ser perceptora de dichas presta- 
ciones aumenta fuertemente en t&minos relativos. Al efecto estrictamente demográfico 
hay que añadir, pues, el efecto económico. 
cl Buena parte de esa población puede encontrarse: 
- Sin concienciación suficiente, lo que limitaría la oferta de mano de obra para la 
Defensa Nacional, especialmente en momentos en que se pretende un aumento 
de la participación de tipo profesional. 
- Sin salidas profesionales en la vida civil, una vez completados los períodos en la 
Defensa Nacional. En este punto debe hacerse una remisión a lo señalado en el 
apartado «Formación profesional» por ser de aplicación coherente. 
Recursos materiales 
Tres son los aspectos a considerar, todos ellos con el objetivo prioritario de facilitar la 
más eficiente asignaci6n de los recursos financieros. 
La definición del nivel de la industria propia de Defensa Nacional. 
El desarrollo de Investigación y Desarrollo (1 t D) de doble aplicación ta la Defensa Nacio- 
nal y a la actividad estrictamente civil; los planteamientos de la SDI pueden ser un ejem- 
plo útil). 
La búsqueda de industria sustitutiva. El criterio al respecto se extrae de la discusión «es- 
pecialización (con los gastos y riesgos que ello lleva consigo) versus compras a socios». 
Una tercera vía, en este sentido puede ser la participación en proyectos conjuntos. 
Recursos financieros 
Pueden contemplarse, al menos, tres vías. 
Redefinición política de los criterios presupuestarios. 
Eso implica consideraciones adicionales tales como las que se derivan de: 
- La modificación de los objetivos generales tras la discusión «juicios de valor versus 
criterios económicosa. 
- La determinación de los fondos presupuestarios realmente disponibles. 
- Las exigencias resultantes de la integración supranacional tanto en sus aspectos re- 
ductores de costes relativos (por seguridad compartida) como en los que exigen ma- 
yores aportaciones para alcanzar niveles homologables a los que tienen los socios. 
- La definición de nuevos escenarios y la Defensa Nacional desde el punto de vista pros- 
pectivo. 
-81 - 
Reelaboraciones presupuestarias en función de: 
- Los fines de la Defensa Nacional (por funciones). 
- Planteamientos base cero (aunque son relativamente ineficientes si no se cuenta con 
criterios técnicos y aparato presupuestario b&ico). 
Ambos puntos exigen: 
- El diseiio de estrategias presupuestarias. 
- La unificación de servicios y funciones (sanitarias, transportes, infraestructuras, com- 
pras, etc.). 
La definición de prioridades 
Un anzMsis de ED para facilitar la asignación eficaz de los recursos disponibles debería pa- 
sar por la consideración de los efectos económicos derivados del análisis de entradas y salidas 
sectoriales en la Defensa Nacional en su vinculación al sector civil. Se trata de ver los niveles 
de dependencia, cuellos de botella, efectos de las economías de escala y economías externas. 
Un esquema de este análisis podría ser el siguiente: 
Definición de la Defensa Nacional con especial referencia a la industria de defensa. 
Producciones de la Defensa Nacional: 
- Industria aeronáutica. 
- Industria naval. 
- Automoción y ferrocarril. 
- Comunicaciones y electrónica. 
- Productos químicos. 
- Artillería. 
- Armamento ligero. 
- Otros; textil, farmacia, intendencia, etc. 
Empleo y salarios en la Defensa Nacional: 
- Población activa. 
- Distribución. 
- Geográfica. 
- Por subsectores. 
- Por centros. 
Estructura por: 
- Edad. 
- Sexo. 
- Personal fijo 0 eventual. 
- Categorías: 
- Directivos. 
- TBcnicos. 
- Administrativos. 
- Obreros. 
- Subalternos. 
Salarios e incentivos. 
- 82 - 
Localización de la industria de Defensa Nacional: 
- Localización de centros de producci6n, manufacturación y distribucidn. 
- Economfas de situacibn y ubicaciones alternativas. Flexibilidad de cambios de em- 
plazamiento. 
- Comunicaciones. 
- Centros urbanos. 
Empresas de la Defensa Nacional: 
- Sector público. 
- Sector privado. 
Debería disponerse del «mapa» con datos generales de las empresas: domicilio social, 
actividad, fecha de constitucidn, centros de trabajo, delegaciones comerciales, conse- 
jos de administración, etc. 
Principales magnitudes empresariales (análisis por empresas): 
Conocimiento de: 
- Materias primas y energia. 
- Ventas (V). 
- Comercio exterior. 
- Exportaciones (XI. 
- WMXI. 
- Importaciones. 
- Gastos en I + D. 
- (I+ DWI. 
- Balances. 
- Cuentas de resultados. 
- Evo\ucibn de \os principa\es ratios. 
Actividad de los centros de producción, manufacturación y distribución (análisis por pro- 
ductos). 
Conocimiento de: 
- Compras. 
- Procesos de producción y manufacturación. 
- Comercialización: mercados, publicidad y relaciones de ventas, comercio exterior. 
- I+D. 
Disposiciones reguladoras: 
- Normas mercantiles y fiscales. 
- Normativa industrial. 
- Disposiciones de seguridad. 
Niveles de competitividad: 
- Principales productos y países competidores. 
- Estructura de precios relativos. 
- Productos españoles con ventaja comparativa. 
- Orientaciones de la demanda extranjera y posibilidad de nuevos productos espa- 
ñolas. 
- 33 - 
I I 
-84- 
La «base metodológica» de un estudio de este tipo es relativamente sencilla. Se trataría 
de desarrollar un modelo multidimensional que permitiera ver las concentraciones de em- 
presas, las limitaciones de éstas, las dependencias -financiera, de suministros... - del 
exterior, la atencibn y las respuestas posibles ante crisis específicas (energía, agua, ca- 
tástrofes naturales, etc.). 
Operativamente el programa de investigación puede basarse en dos fases: 
al La ejecución de unas estructuras detalladas de encuestas (sometidas a secreto esta- 
dístico) de las que se pudiera derivar el llamado «efecto cereza»; esto es, de las infor- 
maciones obtenidas de una empresa alcanzar informacionesde otras con las que es- 
tá relacionada. 
Este seria el caso de suministros (materias primas, bienes de equipo, bienes interme- 
dios...) por parte de proveedores, niveles de rigidez en cuanto a fuentes de energía, 
mano de obra (origen y cualificación), recursos financieros, etc., así como de clientes 
que pueden condicionar la estabilidad de la demanda, el precio del producto ofertado 
y las condiciones de mercado en general (incluidas las técnicas). 
bl Sobre las informaciones anteriores, la elaboración de «mapas* (gráficos, teóricos, in- 
formáticos, etc.) del mercado de la industria -y servicios- de Defensa Nacional. 
Del análisis de los mismos podrían deducirse los niveles de concentración de empre- 
sas -con los consiguientes condicionamientos en cuanto a vulnerabilidad de las in- 
fraestructuras (redes viarias, de telecomunicación, energéticas, suministros de 
agua,...)-. el grado de dependencia de determinados suministros (del exterior, de 
otras zonas con potenciales dificultades ,...), la posibilidad de sustitución de factores 
de producción (Y el tiempo en que podrían ser sustituidosl, etc. 
Los esquemas básicos de informacibn podrían ser como los de la p. 84. 
Brevemente la conclusión de estas Notas pueden especificarse en los siguientes puntos: 
al La necesidad de una concienciación sobre Defensa Nacional en el caso específico de 
España. Esto es especialmente necesario tanto desde el punto de vista de la seguri- 
dad, en si misma, como de disponer de una base política adecuada para la aportaci6n 
de medios. 
bl La racionalización de los procesos presupuestarios desde la óptica de la profesionali- 
zación v cualificación de la Defensa Nacional. Esto debe facilitar la resolución de los 
problemas relativos a la aportación de fondos. 
cl El diseño de la definición de prioridades. La elaboración de modelos multidimensiona- 
les de tipo I-O (clienteslproveedoresl en relación a la Defensa Nacional aportaría múl- 
tiples ventajas. Unas son las derivadas del conocimiento de los censos de medios dis- 
ponibles y sus aplicaciones a casos de movilización. Otras las de definición de un 
ranking de «cuellos de botella» para la atencidn a las crisis. Y una tercera la aplica- 
ción de medios adecuados para el desarrollo de la reserva. 
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