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Dedicatoria A JüHN CüLLINS que me mostró el camino a Cristo, y que me ayudó a presentar otros a Cristo. OAUIO WATSON tAfO fN lA fUANGfUZACION editorial carioe Contenido Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Los estados de ánimo y las preguntas de hoy . . . .. 13 ¿ Qué es la evangelización? ...... . .............. 29 La palabra en la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 47 El mensaje de la evangelización ................. 75 Motivos para la evangelización . ... . ... .. ........ 97 Evangelización personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 115 Ir creciendo ................................ 135 La evangelización y la iglesia local ..... . .... . .... 157 Culto y evangelización ........................ 183 El espíritu de la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 197 Notas .. . ... . .......... .. .. . . . .......... . .. 221 Apéndice ........ . .... . ......... .. ......... 233 Reconocimientos Quiero reconocer mi deuda con varias personas que me ayudaron con este manuscrito: con el reverendo John Brook, capellán de la universidad de Massey, en Nueva Zelandia, por haber estimulado mis pensamientos y por haber podido investigar cierto material para los capítulos dos y tres en particular; con Paul Burbridge por su cuidadosa lectura del manuscrito; y con Mary Pratt, Sue Hope y Ludy Frampton por su paciente mecanografía. También estoy especialmente agradecido al canónigo Michael Green y al canónigo Max Warren por su apoyo generoso, y por sus comentarios esclarecedores que fueron incorporados en este libro. Las citas bíblicas, con excepción de las aclaradas, pertenecen a la versión revisada de 1960. Prólogo EvANGELIZACION TODAVIA SE CONSIDERA una palabra sucia en muchas partes de la iglesia. Huele a proselitismo, de grandes concentraciones y famosos pero tal vez simplistas y diestros predicadores. Sugiere ilícita presión sicológica, y tiene un particular y notable impacto de histeria masiva. Y sin embargo. .. ¿no significa el evangelismo propalar las buenas nuevas? Y si usted ha encontrado buenas nuevas, sería egoísta de su parte guardarlas para sí. Si se siente emocionado, ¿por qué no demostrarlo? Si ve la necesidad en otros, entonces es muy probable que usted se brinde para permitirles que la descubran. Evangelismo es básicamente un asunto de verdad. ¿Es cierto que sólo hay un Dios, y un Dios de santidad y perfecto amor? ¿Es verdad que El vino a este mundo en la persona de Jesús de Nazaret para mostrarnos cómo es El y reconciliarnos de nuestra alienación e introducirnos a su familia? ¿Es verdad que el Dios viviente puede venir y morar en la vida del hombre, y transformarlo completamente? Si es así, no solamente le es permitido a un cristiano difundir 10 / Creo en la evangelización esas buenas nuevas; está obligado a hacerlo. Es desde este plano de descubrimiento y confianza en el poder de las buenas nuevas que David Watson escribe. Más aún, escribe desde una posición de gran experiencia. Después de un bautismo de fuego en la parroquia de la dársena de Gillingham donde trabajó en un servicio distinguido, seguido por un período en un medio tan diferente como se puede uno imaginar, entre alumnos no graduados todavía en Cambridge, se fue a York y se le confió vigilar los ritos funerales, por así decir, de una ciudad del interior que estaba por cerrar sus puertas por estar en desuso. Comenzó con un pequeño manojo y vio como el poder del evangelio cambió las vidas de innumerables ciudadanos comunes de York. Pronto su iglesia estuvo abarrotada; fue conectada con otras salas por medio de un circuito cerrado de TV y a poco se le dio el cargo de una iglesia mucho más grande (también en los umbrales de ser clausurada) exactamente en frente de la catedral de York. Ahora se encuentra atestada de gente. No crea que la iglesia es perfecta: arde con problemas. Sin embargo, es una extraordinaria iglesia, y no depende de David Watson por su impacto. En efecto si le pregunta a él, le dirá que tiende a crecer más cuando él está ausente en una campaña de evangelización en alguna otra parte del mundo que cuando él está allí en el timón. ¿Por qué? Porque verdaderamente él desarrolla los principios de delegación, confianza, instrucción, vigilancia, a lo cual muchos instruc- tores dan poca importancia. El solucionó el problema de financiar trabajadores en la iglesia. Es simple. Hace que cristianos vivan juntos en hogares donde, digamos, la mitad de sus miembros salen a trabajar, y mantienen a la otra mitad que en esa forma está libre para trabajar todo el día en la congregación en mil y una cosa: visitar y cuidar enfermos e impedidos mentales, atender negocios cristianos, hacer música, baile, drama y otras cosas. A esta altura resulta evidente que David Watson está bien equipado para escribir acerca del evangelismo, al cual se Prólogo / 11 dedica a través de la predicación pública y conversaciones personales en universidades por todo el mundo, en campañas a lo ancho y largo de ciudades y en escuelas. Pero debe ser evidente también que su perspectiva es muy diferente de la tradicional imagen del evangelismo. No hace uso de ningún tipo de enlace humano, ni se vale de ningún insensato frenesí en lo que respecta a la toma de decisión, ni a ningún desafío emocional. La gente se convierte espontánea y a veces diariamente en su congregación, no sólo por la predicación sino también por el impacto que ejerce toda la congregación, la calidad de su adoración, los cambios en las vidas de las personas, las oraciones de aquellas reuniones de adoración e intercesión que se efectúan a mitad de semana, donde se reúnen alrededor de doscientos miembros para buscar las bendiciones de Dios. Creo que este es el libro más importante de David Watson. Encierra principios evangélicos que nunca antes he visto impresos. Está arraigado en experiencias. Está pulido en una comprensión extraordinaria del Nuevo Testamento. Está vivo con la frescura y el poder del Espíritu Santo. Tendrá un gran impacto en estimular un evangelismo con base congregacional y adorador en muchas partes del mundo. Se lo recomiendo a usted... y a sus amigos. Michael Green Capítulo 1 Los estados de ánimo y las preguntas de hoy La urgencia de la evangelización EN LA ACTUALIDAD hay un tema que se está discutiendo por los cristianos de todo el mundo. Requiere una urgencia mayor que la de los problemas planteados por los movimien- tos "carismáticos" o ecuménicos. Abarca inevitablemente a todo verdadero cristiano sin miramientos de denominación, clericalismo o persuasión teológica. Se refiere a un claro pre- cepto dado a la iglesia por Cristo: su último mandato antes de su ascensión al cielo, y de tanta importancia que está puntualizado en los cuatro Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles. Es la tarea más importante de la iglesia, junto con la adoración, y nunca hubo en la historia del mundo otro momento en que la necesidad de tomar esta tarea seriamente fuese tan imperiosa. Es por supuesto, la tarea de evangelizar. Como alguien ha expresado: "Comparado con la evangeliza- ción, todo lo demás que ocurra en la iglesia es como reorde- nar el moblaje cuando la casa se está quemando". Una serie de grandes factores nos deberían hacer recapa- 14 / Creo en la evangelización citar. En primer lugar nos encontramos enfrentados con las pavorosas necesidades del mundo. Las estadísticas resultan muchas veces sin sentido. Pero conviene recordar, al leer esto, que dentro de la próxima hora unos 4.500 en el mundo morirán de hambre y en el futuro 6.000 morirán por otras causas. Al mismo tiempo, nacerán más de 14.000 bebés. Esto significa que, de acuerdo con la velocidad actual de eclosión, la población mundial aumenta aproximadamente a un pro- medio de 8.000 por hora o 200.000 por día, la mayoría de las cuales nacerán en sectores donde hay poco o nada del conocimiento de Cristo. Aunque hay 1.000 millones de cris- tianos profesantes en el mundo, esto deja alrededorde 2.000 millones que no lo son. 0, para enfatizar el tamaño de la tarea que enfrenta la iglesia, hay dos veces más no cristianos en el mundo hoy, que al terminar el siglo. Es más, al finalizar este siglo la población del mundo se habrá duplicado. En segundo lugar, en algunos países como Inglaterra, esta- mos enfrentados con una constante disminución de miem- bros año tras año. Aunque podemos sentirnos reconfortados por el marcado crecimiento de iglesias cristianas en partes de América Latina o Corea, menos deIS por ciento de Europa es cristiano; y en el vasto continente de Asia que contiene más de la mitad de la población mundial, por lo menos e195 por ciento no son cristianos. En Gran Bretaña, se repite la histo- ria de congregaciones que disminuyen, iglesias con edificios superfluos, y aunque hay emocionantes señales de la renova- ción del espíritu, la imagen popular de la iglesia es patética y deprimente. El Weekend Telegraph resumió la visión secular de la iglesia con despreciativa lástima: "Los sacerdotes angli- canos de Inglaterra, un variado grupo de hombres mal paga- dos y generalmente frustrados, proporcionan algunos de los más punzantes desatres del siglo XX. Sufren quebrantos ner- viosos por la falta de dinero, malgastan las horas recorriendo el campo vendiendo fe a los escépticos y cosechando penas ocultas al predicar en mal reparadas iglesias a congregaciones reducidas y de mucha edad". Desgraciadamente, como en Los estados de ánimo / 15 toda caricatura, hay mucho de cierto en esta tragicomedia. Demasiados pastores y religiosos están poniendo en duda toda su razón de ser: han perdido confianza como heraldos de Cristo. El promedio de los que se retiran está aumentan- do. Correspondientemente hay un marcado crecimiento de las sectas religiosas: mormonismo, ocultismo, testigos de Jehová, la Misión de la Luz Divina, sin mencionar el progreso fenomenal del comunismo durante los últimos cincuenta años. Todos estos movimientos son un reproche a la apatía de la iglesia cristiana, y ellos nos hacen recordar de manera incisiva del poder del discípulo consagrado. Una vez, un comunista lanzó el siguiente desafío a un cristiano: El evangelio es un arma mucho más poderosa para la reno- vación de la sociedad que nuestra filosofía marxista, pero sin embargo seremos nosotros los que finalmente los derrotaremos a ustedes... Nosotros los comunistas, no jugamos con palabras, somos realistas, y puesto que esta- mos determinados a alcanzar nuestros objetivos, sabemos cómo conseguir los medios. De nuestros salarios y sueldos nos quedamos sólo con lo estrictamente necesario, y re- nunciamos a nuestro tiempo libre y a parte de nuestras vacaciones. Ustedes, sin embargo, dan un poco de tiempo solamente y casi nada de dinero para propagar el evangelio de Cristo. ¿Cómo puede alguien creer en el supremo valor de este evangelio si ustedes no lo practican, no lo divulgan, y no sacrifican tiempo ni dinero...? Nosotros creemos en nuestro mensaje comunista y estamos listos para sacrificar todo, incluso nuestras vidas. Pero ustedes tienen miedo aún de ensuciarse las manos. Hasta que nosotros los cristianos no tomemos seriamente las instrucciones de nuestro Maestro y nos neguemos a noso- tros mismos, tomemos nuestra cruz y la sigamos, no tenemos nada que responder a aquel desafío. Cierta vez oí hablar al Hermano Andrés acerca de algo que 16 / Creo en la evangelización le sucedió cuando estaba sentado junto a otro cristiano en un autobús en Vietnam. Vieron a un hombre que caminaba delante del autobús con un canasto. Era durante una época de luchas intensas y constantes ataques guerrilleros del Viet- congo - ¡Cuidado! -dijo el cristiano-o ¡Ese canasto puede contener una bomba! - ¿Por qué está tan asustado? -preguntó el Hermano Andrés. -Puede ser un Vietcong que se arrojará junto con el canasto encima del autobús -respondió-o No le importa morir. ¡A mí sí! El Hermano Andrés comentó acerca de este incidente: " ¡Esto resume la ineficacia de muchas cosas de la iglesia de nuestros días! " ¿Cuántos cristianos están dispuestos a dar sus vidas por el Señor Jesús? Ciertamente muchos 10 han hecho. En este siglo solamente ha habido probablemente más mártires cristianos que en toda la historia de la iglesia cristiana. Cientos de miles han muerto por sus creencias en el Congo, Kenya, Burundi, Papua, Ecuador, China, Rusia, Ro- mania, y muchos otros países. Sin embargo, en lugares donde la persecución en la actualidad no es tan violenta, el espíritu de sacrificio no siempre es tan evidente. ¿Cuántos están dis- puestos a abandonar sus ambiciones mundanas, su dinero y posesiones, su vida privada y privilegios, sus deseos egoístas, su confort y seguridad? Con gran urgencia necesitamos re- capturar el espíritu de Pablo que escribió: "Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor";! o el de David Livingstoneque dijo: "No le doy ningún valor a nada, excepto en su relación con el reino de Dios". Ciertamente la tarea de evangelizar es urgente en un mundo actual de creciente obs- curidad y desesperación. Las disposiciones y preguntas de hoy No es suficiente para el evangelio que éste sea pertinente Los estados de ánimo / 17 (como todo verdadero cristiano así 10 creerá). Debe demos- trarse que es pertinente antes de que pueda existir alguna comunicación efectiva. Cierta vez, William Temple caricatu- ró a los teólogos como "hombres de vidas intachables que dan respuestas enteramente ortodoxas a preguntas que nadie les formula". Cuando la generación de hoy desprecia la iglesia por ser remota e inadecuada, no podemos cerrar los ojos a lo que Temple estaba tratando de decir. Cristo nos ha confiado el ministerio de la reconciliación, y esto nos obliga a estar en estrecho contacto con el mundo y con Dios. Jesús no sólo habló con gran autoridad, 10 cual asombró a sus oyentes, también fue totalmente práctico con las necesida- des de la gente común, siendo éste el motivo, por 10 menos al comienzo, de su popularidad con los "recaudadores de im- puestos y pecadores" los cuales estaban desterrados por la piedad hipócrita de los jefes religiosos. Su mensaje fue com- prendido: era comunicación con poder. Entonces ¿cuáles son los estados de ánimo y las preguntas de hoy? Quizá, por sobre todas las cosas, debemos concentramos en las disposiciones, porque mientras que los estados de ánimo se sienten profundamente, las preguntas explícitas, que son el blanco de las frustraciones de nuestros días, no siempre son formuladas. Estamos en la era de los "persuaso- res ocultos". La sociedad entera se encuentra profunda- mente afectada, de una manera casi enteramente sublimal o subconsciente, por valores y filosofías de vida que pueden cambiar radicalmente tanto a la gente como a las naciones en un lapso extraordinariamente corto. Es significativo que la mayoría de las revoluciones han nacido de pequeños grupos de hombres sumamente inteligentes quienes estudiaron cui- dadosamente y dieron expresión a los estados de ánimo de las clases trabajadoras y oprimidas. La filosofía de Nietsche influyó en Hitler y el movimiento nazi; Marx y Lenín trajeron 10 que fue la revolución comu- nista, que ha devorado a una tercera parte del mundo en sesenta años. Los Pensamientos de Mao Tse-tung cambiaron 18 / Creo en la evangelización la faz del Oriente, más allá de todo reconocimiento en treinta años. De igual manera la literatura de Jean-Paul Sartre, Her- bert Marcuse y otros han afectado el pensamiento de los del Occidente más de lo que muchos creen. Es también de signi- ficado que la revolución espiritual de la iglesia cristiana haya seguido un molde similar. Dado el soberano poder del Espíri- tu de Dios, casi siempre fueron guías capaces y pensantes quienes han comprendido correctamente las costumbres del pueblo. Tenemos a Pablo en el siglo I que muestra las verda- des e importancia del evangelio para judíos y gentiles por igual. Tenemos a Lutero, Calvino, Tyndale, Latimery Cran- mer en elmomento de la Reforma. Tenemos a Wesley ya Whitefield en el siglo XVIII, que aunque hombres de consi- derable capacidad académica eran capaces de relacionarse con obreros comunes totalmente desencantados por la reli- gión establecida en esos días. Tenemos a Shaftesbury, Wil- berforce, Booth, Hannah More y Josephine Butler en el siglo XIX, quienes comprendieron la insensatez de predicar pala- bras al pueblo cuando aun estaban atrapados por la esclavi- tud o maledicencia de la Revolución Industrial. Aquí había hombres empeñados apasionadamente con el inmediato pro- pósito de apropiarse el evangelio para su generación, que rehusaban ser encadenados por las tradiciones de la iglesia del pasado, dispuestos a salir al encuentro de tierras frescas, mientras se mantenían fieles a las revelaciones de Dios en las Escrituras. Eso es lo que la iglesia debe hacer hoy. Debe entender y buscar la necesidad real de un pueblo verdadero, pues de lo contrario se morirá y se petrificará; una imagen popular que trágicamente está asociada a la iglesia actual. No cabe la menor duda de que lo que prevalece hoyes la apatía. "¿Para qué molestarse? ¿A quién le importa? ¡No se deje enredar!" Estas son las consignas del mundo moder- no. Catalina Genovese, de veintiocho años de edad, fue segui- da de cerca por un hombre en Kew Gardens, Nueva York, en marzo de 1964. La atacó y la mató. Por lo menos cuarenta personas oyeron sus gritos y llamados de auxilio, y muchos Los estados de ánimo / 19 de ellos la deben haber visto morir. Sin embargo, ninguno se acercó para socorrerla o siquiera llamó a la policía. "No quise verme en un embrollo", explicó uno de los testigos. En Tole- do, Ohio, en 1965, un camionero corrió hacia un auto volca- do que se estaba incendiando, y sacó a la mujer que había quedado atrapada y la salvó de una muerte segura. "¿Para qué hizo eso? ", preguntó un observador que seguramente se sintió defraudado de no haber podido gustar de una tragedia que tal vez habría coloreado, por un día a lo sumo, su opaca existencia. En verdad la parálisis de la apatía puede ser a veces el preludio de la violencia, porque detrás de la apatía y la violencia está hondamente arraigada la frustración. Para algunos pueden ser los intratables problemas de polución, sobrepoblación o la carrera de armas nucleares. A pesar de las veces que los expertos hacen advertencia sobre advertencia, y pronostican desastres sobre desastres, estos pavorosos pro- blemas continúan envolviéndonos, como bolas de nieve, ca- da vez de tamaño más grande y a más velocidad. Los proble- mas son interminablemente analizados, y sus consecuencias son reveladas al medio ambiente con alarmante claridad; pro- ducen temor y frustración en la sociedad, sin esperanzas de encontrar una solución real. Los problemas se aclaran, pero las respuestas son más remotas. Para otros, el temor oculto es la creciente despersonaliza- ción del individuo en nuestra sociedad urbana y tecnológica. Existe también una sorprendente correlación entre la violen- cia y la privación social; y si como Leslie Paul sugiere, "ese sentimiento de privación se hace más grande y más dominan- te en el anonimato y la humillación de las populosas, comple- jas y quebrantadas ciudades, entonces la probabilidad es que la violencia aumentará a medida que crezcan las ciudades... en esta explosión demográfica que parece estar sobre noso- tros".2 En realidad, cuanto más grande es la sensación de una falta de esperanza, más grande es la ira interior (frecuente- mente ocultada al principio por apatía o depresión) y más fuerte la disposición de arrojo. John Paul Scott ha demostra- 20/ Creo en la evangelización do, en The Anatomy of Violence, que los incidentes de vio- lencia están casi perfectamente correlacionados con el tama- ño de una ciudad, porque es en una ciudad grande donde la insignificancia personal, la soledad, el aburrimiento y el ale- jamiento se sienten profundamente. Necesitamos, por lo tanto, mirar un poco más de cerca a las causas de la apatía y de la violencia que caracterizan a nuestro mundo actual. Inevitablemente debemos comenzar por el penetrante análisis que hizo Cristo: que lo esencial del problema humano es el problema del corazón humano. En el fondo, todos los males de la sociedad tienen origen en el inherente egoísmo de la naturaleza pecaminosa del hombre. "Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homici- dios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensa- tez".3 Léase la segunda mitad de Romanos 1, donde Pablo describe lo que sucede cuando el hombre da sus espaldas a las verdades acerca del conocimiento de Dios: es como leer la primera página de uno de los peores diarios dominicales. En otra parte revela las "obras de la carne", o nuestra naturaleza propia, en estos términos: "adulterio, fornicación, impurezas, vicios, idolatría, espiritismo, odios, pleitos, celos, iras, ambi- ciones, quejas, críticas y complejos de superioridad... , envidias, crímenes, borracheras, orgías y un montón de cosas más".4 Una vez que aceptemos la visión bíblica del hombre, debemos dejar de sorprendemos por la codicia que domina a nuestra sociedad de hoy; por las interminables huelgas para obtener mejoras salariales, sin tener en cuenta el efecto nega- tivo que esto tiene en la economía nacional; por la constante búsqueda de dinero y posesiones, aún cuando éstos nieguen valores humanos y destruyan relaciones personales. Los polí- ticos prometen de una manera monótona "elevar el nivel de vida", pero la suposición implícita es que "vivir" es sinónimo de "ganancias". Lo que determina el valor de un trabajo es la cantidad de dinero que yo pueda obtener de él. Es dolorosa- Los estados de ánimo /21 mente cierto, que "aquellos que desean ser ricos caen en la tentación, en una trampa, en muchos deseos sin sentido y dolorosos que sumergen al hombre en la ruina y en la des- trucción. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males".5 De tanto en tanto, por supuesto, los sueños mate- rialistas se toman realidad. ¿Cuántos televidentes gustarían de participar en programas de televisión como "El Juego de la Generación", y estar sentados en el asiento preciado al final del programa mirando pasar veinte o más artículos de lujo, que pueden llegar a ser suyos si los recuerdan en el espacio de cuarenta y cinco segundos? Hay un número sufi- Ciente de sueños hechos realidad para dar coraje a los mate- rialistas a que sigan soñando, al jugador a seguir apostando, al padre a seguir llenando cupones de apuestas. El dinero pare- ce ser 10 fundamental para sentirse realizado. Es indudable que cualquier análisis de los estados de ánimo de hoy, que no enfoque el egoísmo y la codicia básicas del hombre, pierde lo esencial del problema. Sin embargo, es una manera muy simplista de considerar nuestra tarea evangelizadora, decir que si el corazón del indi- viduo cambia, todos los problemas se solucionarán. No es tan fácil. Por ejemplo, la vida replegada del hombre se toma más aguda en la actualidad como consecuencia del fracaso gene- ral de las comunicaciones a todo nivel. La vida en comunidad prácticamente no existe, especialmente en los grandes secto- res urbanos; hay pocas satisfacciones laborales en la crecien- te y compleja sociedad científica e industrial en la que vivi- mos. La gente, en su mayoría, no se equivoca al decir que son poco más que pequeños engranajes dentro de una máquina grande e impersonal. Incluso, a algunas les falta el frío con- suelo de sentirse que son engranajes al menos. En su sorpren- dente libro The Greening of America, Charles Reich escri- bió: El inmenso aparato de tecnología y organización que los Estados Unidos han construido... se ha transformado en 22 / Creo en la evangelización un dios sin mente que destruye el medio ambiente, arrasa con los valores humanos, y se arroga el dominio de las vidas y las mentes de sus sometidos. A las injusticiasy explotaciones del siglo XIX, el Estado Corporativo ha agregado despersonalización, insensatez y represión, y hasta ha amenazado con destruir todo lo significativo y toda la vida. 6 La habilidad creativa del artesano, que tiene la satis- facción de ver su trabajo desde su comienzo hasta su finaliza- ción, desde hace tiempo pertenece al pasado. El trabajo se ha transformado poco más que en una necesidad maligna para poder comprar juguetes caros y ropas para los niños, alfom- bras adecuadas para el hogar, un segundo auto para la esposa, y un televisor en colores para tener a todos entretenidos sin el esfuerzo de mantener una conversación o de crear relacio- nes. Los sociólogos han sugerido varias razones para los fracasos matrimoniales: (1) La movilidad. Una de cada tres familias, cuyo marido tiene menos de treinta y cinco años, se muda cada año. Esto tiende a crear inestabilidad e inseguridad. (2) La despersonalización de los seres humanos en nuestra ciudad mecanizada. La resultante soledad, desorienta- ción, frustración, desesperación y compasión de sí mismo, no conducen a un matrimonio exitoso. (3) La revolución sexual. Las relaciones premaritales y extramaritales se encuentran entre las fuerzas más mortí- feras y destructivas que atacan a los matrimonios de hoy. (4) La abundancia. Nuestra cultura materialista práctica- mente elimina las significativas relaciones interpersonales, necesarias para un hogar feliz. (5) La creciente libertad en la educación de los niños. Estamos produciendo una generación indisciplinada que está pobremente equipada para establecer hogares felices. (6) Radio y televisión. El superficial retrato del amor y la Los estados de ánimo / 23 adición tiránica del tiempo que ambos presuponen, hacen dificultosa la verdadera vida de hogar. 7 Naturalmente este fracaso en la comunicación conduce al aburrimiento. Esta es una generación de espectadores. Es tan fácil ofrecer a los pequeños una distracción al instante con sólo mover un botón del televisor, pero qué difícil resulta inventar juegos creativos e imaginativos o pasatiempos en los cuales podrían participar varios miembros de la familia. Sin duda que una de las razones del extraordinario éxito, en ambas márgenes del Atlántico, de series de televisión tales como The Forsyte Saga y The Pallisers, se debe a que éstas historias son de una época de relativa estabilidad y de rela- ciones humanas significativas; una época en que la vida fami- liar y la fortuna eran lo esencial; en donde hay tiempo, espa- cio y disposición para andar por el callejón más pequeño, para seguir el hilo más delgado hasta su conclusión, y ver con satisfacción el modelo completo al final. Por contraste, hoy la vida es rápida, nos desorienta y es incompleta; pocos son los programas que presentan conclusiones, y menos aún "viven felices" fuera del mundo fantasioso de una serie de televisión. En cambio hay tensiones que causan neurosis en proporciones epidémicas. La televisión es un escape momen- táneo, sin embargo es un escape que ha comenzado a destruir la comunicación entre la gente, tanto en el hogar como entre el vecindario. El individuo se encuentra cada vez más perdido en sí mismo. El mundo se transforma en mi mundo, en don- de mis intereses y mis asuntos son los únicos que valen. Atrapados en nuestras propias y aisladas cajitas, no es del todo sorprendente que la soledad sea uno de los más grandes problemas sociales de hoy. Hay una necesidad desesperante de pertenecer a un grupo abierto, acogedor, cariñoso, yal mismo tiempo existe el temor de una falta de adaptación personal cuando llega el momento de integrarse. Además, el gran énfasis que los medios publicitarios hace con respecto a la juventud, la belleza, la moda, y la atracción sexual, hacen 24 / Creo en la evangelización más agudo que nunca el aislamiento de aquellos que se sienten incompetentes en alguna o en cada una de éstas esferas. El terror a no ser queridos, aumenta la sensación de rechazo e ineficacia. "No le veo ningún sentido a la vida" es la expresión que oigo con demasiada frecuencia como para dejarla a un lado sin darle importancia. Unajoven, que había tratado de suicidarse en doce ocasiones, me contó que tenía miedo de vivir y miedo de morir. En este ambiente de casi total frustración, la lástima y el aborrecimiento de uno mismo se reproducen como cresas. Las protestas actuales, las críticas o juicios que se hacen sobre unos y otros son con frecuencia proyecciones de nuestro propio odio a nosotros mismos. Vivir consciente- mente con esta angustiosa autocondenación sería insopor- table; por lo tanto proyectamos nuestros odios sobre alguien o sobre alguna otra cosa. Esta amargura, profundamente depositada en los corazones de los individuos y grupos humanos, es cancerosa y destructiva. Este problema aparece con una fuerza horrorizante y una desvastación insensata en Irlanda del Norte y en numerosos grupos de liberación que se dedican a secuestrar, a mutilar y a matar, muchas veces en vano. Un siquiatra que trabajaba con estos extremistas comentó que se odiaban a ellos mismos tanto como odiaban al objeto de su violencia; este odio de sí mismo 10 podían proyectar hacia cualquier dirección. Además, debajo de la superficie de un gran número de ciudadanos decentes y respetables, para quienes la idea de la violencia física es anatema, con frecuencia existen profundos sentimientos de pesar, viejos resentimientos, que se manifiestan en violencia verbal y malas relaciones; pero casi siempre surgen del corazón como consecuencia de un considerable grado de odio de sí mismo. El sentimiento de alienación puede ser aquí casi abrumador: nos hemos olvidado cómo vivir con otros, y no podemos soportar vivir con nosotros. No es sorprendente que muchos sufran en la actualidad de malas conciencias y sentimientos de culpa. Esto es parti- Los estados de ánimo / 25 cularmente evidente cuando aconsejamos a aquellos que han enlutado recientemente: hay una tendencia instintiva a ensalzar las virtudes del difunto y ajustificar la forma en que él o ella fueron tratados a 10 largo de la vida: "Hice todo 10 que pude por él". Una cosa es que los filósofos digan que "los perfectos no existen" y que no hay ni buenos ni malos, todo es relativo, pero otra cosa es silenciar esa parte nuestra dada por Dios, que llamamos conciencia. Así es que muchas personas hoy se sienten confundidas y culpables. La filosofía existencialista se ha infiltrado en tal forma en la fibra de la sociedad que, casi desde cualquier dirección, la impresión es que todo 10 factible en términos de experiencias personales es también justificable. Hay una descarada osten- tación de lo que solía llamarse inmoralidad, homosexua- lismo, pornografía, deshonestidad o engaño. Al mismo tiempo resulta imposible eliminar los remordimientos de la conciencia, aun cuando éstos se vuelven menos dolorosos al ignorarlos constantemente. Una forma de escapar de la pena y la confusión es transformarse enjuez del comportamiento ajeno. Cuando uno arroja una piedra a una jauría, el que ladra más fuerte es el que recibió el golpe. He notado con frecuencia que aquellos que buscan justificar sus acciones al sostener que los perfectos no existen, son aquellos que más fuerte gritan que el comportamiento de ciertos individuos o, ciertos sectores de la sociedad, es absolutamente erróneo. Quizá griten más fuerte en estos términos por sus conciencias golpeadas tantas veces. Una vez más, esto es un asunto de proyectar nuestra culpa sobre la gente. Qué acertado estuvo Cristo cuando nos dijo que nos preocupáramos por la viga que está en nuestro ojo, para ver con claridad y poder sacar la paja del ojo ajeno. Junto a estos otros estados de ánimo, hay incuestiona- blemente un hambre espiritual: hambre por las cosas de Dios o por alguna forma de realidad o poder espiritual, algo que sea más grande que nosotros mismos, que nos saque de nosotros mismos y nos lleve hacia algo que sea real y 26 / Creo en la evangelización apropiado en términos de experiencia a nivel personal.Podemos ver esto en el dramático avance de las ciencias ocultas en la última década: las tablas de escritura espiritista, los tarocos, el adivinar la suerte, los horóscopos, la astro- logía, la magia blanca, la magia negra, las brujerías. La proliferación de libros costosos sobre dichos temas, indica la demanda del público y sus ansias por experiencias espi- rituales. En agosto de 1975 el Congreso Mundial de Brujerías en Bogotá, Colombia, reunió a 3.000 brujos, hechiceros y espiritistas. (Había aproximadamente el mismo número de obreros cristianos en el Congreso de Evangelización Mundial en Lausana, en 1974.) Se llevaron a cabo clases sobre astrología, vudú, exorcismo y sanidad sobrenatural. Sin embargo, aunque la gente incursione o no en las ciencias ocultas, hay un creciente deseo por unificar las religiones en el mundo. Un ejemplo secular de esto es la fanática devoción por el fútbol, que se ha tomado en muchos países, en la religión de la gente que además canta, adora los equipos y los jugadores, debe pagar por su dedicación y cuyo ritual (entre algunos) es la violencia. Otro ejemplo en el contexto de creencias religiosas, son las crecientes formas de tolerancia que estimulan una religión sincrética, en la que todas las aristas son disimuladas y en la que desaparecen las únicas y exclusivas afirmaciones del cristianismo. Más que nada porque la iglesia ha dejado muchas veces de hablar con la autoridad clara de las Escrituras, es que la mayoría de la gente se ha inclinado por "lo que dicen los expertos", en los debates superficiales por televisión y en los diarios del domingo, quienes como los antiguos atenienses, trataban de pasar el tiempo contanto algo "nuevo", nada más. El problema está en que hay un paso muy corto entre creer en todo y no creer en nada. Si todo es verdad, nada es verdad. Si todas las formas de acercarse a la religión son igualmente válidas, no se hallará ningún objetivo valedero o real. Todo es subjetivo y el subjetivismo sólo está a un paso del ateísmo. La búsqueda de la verdadera espiritualidad, generalmente Los estados de ánimo / 27 termina en futura desilusión y desesperanza. Afuera en el frío estoy, Contemplando un mundo indiferente, Con su gente en sus pequeños y hermosos mundos, y los amigos que ni siquiera me conocen. Al mundo de ellos no le importa dónde estoy. Si estoy allí, sigue andando; Si no lo estoy, sigue adelante, Mientras camino, divagando, perplejo, La mente una masa de confundida maquinaria, En pugna con conflictos y preguntas no contestadas. No pregunto si el mundo es real. .. Velando está sobre sus cimientos, Seguro, concreto, duro, pétreo y real. Pero yo no soy real. ..0 si lo soy, quizá no debería serlo. Me responden: "Sonríe, Dios te ama", Pero no puedo sonreír. Estoy entumecido por el frío por dentro y por fuera. Aun el calor de los angulosos edificios de ladrillo Tan sólo podría entibiar mi cuerpo, nada más. Estoy solo en un mundo lleno de gente, Aislado, encerrado en mí mismo, Frío e insensible, en un mundo frío e insensible.8 Podría argumentarse que no hay nada realmente nuevo en el hombre de hoy. Muchas de las mismas frustraciones existían en la época del Nuevo Testamento, o aun cuando se escribió Eclesiastés. Aunque las causas inmediatas son realmente diferentes en esta era tecnológica, los resultados de las costumbres son llamativamente similares: aburrimiento, vio- lencia, egoísmo, relaciones quebrantadas, apatía, soledad, compasión de sí mismo, odio a sí mismo, culpabilidad y hambre espititual. Sin embargo, un claro entendimiento de estas disposiciones y sus razones, son de gran importancia en cuanto a evangelismo se refiere. Si nuestro evangelio no 28 / Creo en la evangelización habla de las necesidades que el hombre y la mujer de hoy sienten, no habla en absoluto. Más aún, la comunicación de Dios hacia el hombre es rica y variada y siempre apropiada. En nuestra predicación y enseñanza, por ejemplo, debemos ser diligentes en nuestro estudio, no sólo de la Biblia sino de los periódicos y del clamor de los que nos rodean. Al tratar de edificar una iglesia unificada y llena de amor, deberíamos examinar las formas prácticas de restaurar relaciones tron- chadas y que la gente que se siente sola encuentre una amistad sin retaceos dentro de la familia de Dios. Tal vez sea a través de señales y maravillas, o por medio de la alabanza y la oración que la apatía se quiebre y se empiecen a hacer preguntas. Tal vez tendrá que haber una reorganización dentro de la iglesia si es que realmente se produce una significativa acción y servicio social. ¿Cuáles son las frustra- ciones de la vecindad? ¿Cómo pueden los cristianos servir a los que están fuera del reino de Dios de manera que pueda verse su tierno interés por toda la gente, conozcan o no su nombre? En cada iglesia será invaluable que los dirigentes consideren cuidadosamente qué significa realmente en su caso particular "predicar el evangelio de Cristo... con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios".9 Si nos aferramos a esquemas tradicionales del pasado, el resultado será frecuen- temente pérdida de dinero y energía, con cristianos que predican a cristianos. Lo que fue apropiado ayer puede no serlo hoy. Aunque la esencia del evangelio nunca cambia, la forma de proclamarlo y demostrarlo debe revelar que esta- mos tratando con un Dios actual. Solamente cuando la gente oiga su voz hoy podemos decirle que urge, en el nombre de Cristo, que no endurezca su corazón, pero que debe volverse a El con verdadero arrepentimiento y fe. Capitulo 2 ¿Qué es la evangelización? NUMEROSAS DEFINICIONES han sido sugeridas en la última mitad de este siglo. La más famosa quizá, es la expre- sada por la Comisión del Arzobispado en 1918, en un informe sobre la obra evangelizadora de la iglesia: "Evange- lizar es presentar a Cristo Jesús en el poder del Espíritu Santo de una manera tal que el hombre venga a depositar su confianza en Dios a través de El, que lo acepte como su Salvador y le sirva como su Rey en la comunión de su iglesia". 1 Algunos han criticado ciertos detalles de esta definición. La evangelización, dicen no se debe definir por el efecto producido en la vida de los demás; mejor dicho, la esencia del evangelismo del Nuevo Testamento es simplemente "pro- clamar" el evangelio. El doctor J. 1. Packer, por ejemplo, sugirió modificar la definición de 1918 con estas palabras: "Evangelizar es presentar a Cristo Jesús al hombre pecador para que por medio del poder del Espíritu Santo, pueda venir a depositar su confianza en Dios a través suyo". 2 Más recientemente, el Congreso Internacional de Evange- 30 / Creo en la evangelización lización Mundial de 1974 en Lausana, enunció el significado de la evangelización en los siguientes ténninos: Evangelizar es proclamar las buenas nuevas de que Cristo Jesús murió por nuestros pecados y que resucitó confor- me a las Escrituras, y que como Señor reinante ofrece ahora el perdón de los pecados y la dádiva liberadora del Espíritu a todo aquel que se arrepiente y cree. Nuestra presencia cristiana en el mundo es indispensable para la evangelización, como también 10 es el diálogo cuyo objeto es escuchar con sensibilidad para poder comprender. Pero la evangelización propiamente dicha es la proclamación del Cristo histórico y bíblico como Salvador y Señor, con el propósito de persuadir a la gente a venir a El personal- mente y reconciliarse así con Dios. Al manifestar la invitación del evangelio no estamos autorizados para esconder el precio del discipulado. Jesús aún llama a todo aquel que le ha de seguir y 10 invita a que se niegue a sí mismo, tome su cruz y se identifique con su nueva comunidad. Los resultados de la evangelización incluyen la obediencia a Cristo, la incorporación a su iglesia y un servicio responsable en el mundo. 3 En forma análoga, el Informe de la Comisión de Evangeli- zación de la Alianza enfatizó la prioridad de la palabra hablada: "El verbo de donde deriva la palabra evangelizaciónse usa en el Nuevo Testamento para demostrar la palabra hablada del evangelio, con la vista puesta en la divina regene- ración de los oyentes [... ] El significado de la palabra evange- lización debe, por lo tanto, restringirse al anuncio del mensa- je de salvación".4 Nuestro punto de partida debe ser, por supuesto, el Nuevo Testamento, y por 10 tanto necesitamos examinar varias palabras btblicas para poder comprender la verdadera natu- raleza de la evangelización. Dos grupos de palabras necesitan ¿Qué es la evangelización? / 31 ser examinados; uno pertenece al ténnino "evangelización" y el otro, al término "proclamación". l. EVANGELIZACION Evangelizar El verbo (euaggelizesthai) se usa cincuenta y dos veces en el Nuevo Testamento, incluso los veinticinco usados por Lucas y los veintiuno por Pablo. Sencillamente, "evange- lizar" significa anunciar o proclamar o traer buenas nuevas. En la versión griega (Septuaginta) del Antiguo Testamento a veces se usa para designar a un corredor que llega con nuevas de una victoria; en los Salmos ocurre dos vecesS en el sentido de proclamar la fidelidad y salvación de Dios. Sin embargo, vale la pena notar que la palabra en el Nuevo Testamento se emplea frecuentemente en un con- texto significativo. Por ejemplo, en Lucas 4: l8s, Jesús lee en Isaías, capítulo 61, durante su acostumbrada visita a la sinagoga de Nazaret en el día de reposo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas (euaggelisasthai) a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor". Aquí vemos al instante que la proclamación de las buenas nuevas estaba conectada directamente con una demostración de esas buenas nuevas. Jesús fue enviado a este mundo por su padre no meramente para conducir campañas de predica- ción, sino para mostrar la realidad del Dios viviente que poderosamente llenó las necesidades personales de la gente. Aunque el verbo "evangelizar" cuando está estrictamente traducido significa nada más que anunciar buenas nuevas, es inaceptable en el ministerio de Jesús separar el verbo activo de la acción en que está establecido. En efecto, si esto no fuera así, entonces las palabras de 32 I Creo en la evangelización Jesús habrían sido palabras vacías, típico de la vanidad inútil del falso profeta. Por eso, cuando Juan el Bautista languidecía en la prisión de Herodes esperando ser inevita- blemente ejecutado, le pareció que las "buenas nuevas" de Jesús habían sido después de todo, meras palabras. ¿Dónde estaba la evidencia de esa verdad? "¿Eres tú el que había de venir? " fue interpelado por un mensajero, "¿o espera- remos a otro?" ¿Cómo le contestó Jesús? ¿Volvió a pre- dicar otro sermón? ¡No! "En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista". Aquí había una demostra- ción manifiesta de las buenas nuevas que había procla- mado. Esta fue su respuesta a Juan: "Id y haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, y los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio (euaggelizontai)". 6 Otra vez, en Lucas capítulo 8, vemos la misma base del evangelismo. En el primer versículo encontramos a Jesús "predicando (kerusson) y anunciando el evangelio (euagge- lizomenos) del reino de Dios". ¿Cómo sigue el capítulo? Primero hay una poderosa predicación en la parábola del sembrador, más tarde Jesús calma la tempestad en el lago de Galilea, luego echa fuera a una legión de demonios, más tarde sana a la mujer con flujo de sangre, y luego resucita de entre los muertos a la hija de Jairo. ¡Qué forma de traer las buenas nuevas a las ciudades y pueblos de Galilea! Esto fue sin dudas el tremendo poder del evangelismo de Jesús. No fue ni el preludio, ni la consecuencia del evangelismo. Fue simplemente evangelismo: la presentación de las bue- nas nuevas (como lo describe Pablo en Romanos 15: 18s) "con las palabras y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios". Pablo insisten- temente dijo que ésta fue la forma que él había usado para "predicar el evangelio de Cristo abundantemente". La igle- sia hoy tiene mucha experiencia en la "palabra", y una ¿Qué es la evangelización? I 33 creciente experiencia de "hacer", pero poca evidencia del poder y prodigios o del Espíritu Santo. En verdad las informaciones del evangelio nos aclaran que no podemos separar en el ministerio evangelístico de Jesús, proclamación o demostración, predicación y acción, decir y hacer. En el primer capítulo del Evangelio de Mar- cos tenemos el informe de un típico día en la vida de Jesús. El capítulo comienza así: "Principio del evangelio (euaggelion) de Jesucristo". En 1: 14s vemos a Jesús que predica el evangelio de Dios, y dice: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio". Luego siguen una serie de inciden- tes cuando demuestra la realidad y poder del evangelio: un hombre es liberado de un espíritu inmundo; la suegra de Simón es sanada; muchos otros son sanados de sus enfer- medades, y demonios son echados fuera; un leproso es limpiado, un paralítico se pone en pie (en el momento en que Jesús estaba "predicando la palabra"). Esto tenía mu- cho significado, porque el sanar indicaba el derecho de Cristo de tener autoridad para perdonar pecados. Cual- quiera podía decir, "Tus pecados te son perdonados", pero ninguno podía ordenar que un paralítico se pusiera de pie y caminara frente a una multitud atónita. Luego, casi en el episodio siguiente, encontramos que Jesús dice no sola- mente que había venido para los pecadores sino escanda- liza a sus acusadores por comer con "cobradores de im- puestos y pecadores". Continuamente encontramos la demostración viviente de que realmente hacía lo que decía. El estaba demostrando buenas nuevas. Como hemos visto, no podemos tomar el verbo "evangelizar" aislado de su variado y activo contexto sin destruir una vital parte de su significado. Nunca fue una mera proclamación de palabras. Siempre fueron palabras puestas en acción. No solamente "señales y prodigios", por supuesto, sino numerosos ejem- plos del amor y cuidado y compasión de aquél que vino para traer las buenas nuevas. No nos debe sorprender, por 34 / Creo en la evangelización consiguiente, que Lucas diga en su primer tomo: "Hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar". 7 Aquí, la acción está antes que la enseñanza. Y la deducción de las palabras de Lucas es que Jesús conti- nuó haciendo cosas y enseñando a través de su cuerpo, la iglesia. En realidad esto es exactamente lo que encontramos. A través de casi todo el libro de los Hechos, en casi todos los capítulos (excepto cuando Pablo hace su defensa), vemos que la demostración va acompañada de la proclamación del evangelio. Para dar un ejemplo; en el capítulo 8 de Hechos, los discípulos, esparcidos después de la persecución de Jerusalén, "iban por todas partes anunciando (euagge- lizomenoi) el evangelio". Felipe el evangelista fue a Sama- ria y predicó a Cristo. "Y la gente unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que él hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados". Más adelante, Lucas dice que los samaritanos "creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio (euaggelizomeno) del reino de Dios y el nombre de Jesucristo". 8 Aquí encontramos un evan- gelio poderoso, no sólo por el fiel anuncio de las buenas nuevas del reino de Dios, sino también por las buenas acciones que acompañaban a las buenas palabras. El más significativo de todos los pasajes es quizá el de Hechos 10:36-38. En estos versículos Pedro explica el evangelio en un ambiente que nunca habría imaginado fuera posible:a gentiles en casa de un gentil, Camelia. Este notable cruce de barreras entre judíos y gentiles dio auten- ticidad al mensaje que a continuación sería entregado. Y en una forma realmente sorprendente Pedro habla acerca de Dios, "anunciando el evangelio (euaggelizomenos) de la paz por medio de Jesús". Luego sigue explicando la pala- bra que fue anunciada (por Dios a través de Jesucristo): "Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con su poder a ¿Qué es la evangelización? /35 Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo". Pedro luego habla en forma concisa acerca de la muerte y resurrección de Jesús. Esta fue la acción de Dios: evangelizar por medio de su hijo Jesucristo. No fue tan sólo la proclamación de su palabra que había sido hecha carne, sino de una palabra que era activa y poderosa en la vida de un pueblo necesi- tado. Esta es, sin dudas, una parte vital del trabajo evange- lístico de Dios en el mundo a través de su Hijo: "haciendo bienes y sanando". El evangelismo sin realidades concretas, se transforma en palabras huecas y sin sentido. No es sorprendente, por lo tanto, que las mismas quejas en contra de la iglesia se las escuche de todos los lados: "La iglesia está sofocada con palabras y hambrienta de experiencias"; "El mundo está harto de dogmas, pero la gente tiene hambre de vida"; "Palabras, palabras, palabras; estoy harto de palabras... Quiero que me muestren". No hace mucho, mientras me preparaba para una campaña en una ciudad, la comisión organizadora me recordó que la mayoría de la gente se "resistía a las palabras". Volvere- mos a este tema y en forma más extensa en el próximo capítulo. Desde los días del Nuevo Testamento hasta el siglo XX sigue siendo cierto que a menos que haya una demostración del Espíritu, la predicación del evangelio será en vano. No será evangelismo. Tal vez, lo que mejor ilustre esta verdad en términos reales sea la más extraordinaria campaña evangelística que tuve el privilegio de presidir. Se me pidió que "anunciara las buenas nuevas de Jesucristo" tanto formal como infor- malmente: a través de servicios, reuniones en hogares, reu- niones juveniles, etcétera. Sin embargo, el contexto de esta proclamación de palabras había sido verdaderamente muy fructífero. En las dos iglesias afectadas hubo un movimien- to grato y poderoso del Espíritu de Dios. Esto condujo a la oración, a experimentar algunos de los hasta ahora desco- nocidos dones del Espíritu (tales como profecía, sanidades, 36 / Creo en la evangelización interpretación de lenguas), a que pequeños grupos en comunión se reunieran regularmente, a que toda la con- gregación participara en la comunidad en forma saludable, y por sobre todas las cosas, a un compañerismo cálido, amante, acogedor y solícito por parte del pueblo de Dios: un verdadero cuerpo de Cristo. De modo que durante el largo fin de semana que duró la campaña, la cosecha espi- ritual fue bastante notable: aproximadamente cien hom- bres y mujeres profesaron su fe en Cristo en un solo día, y tengo entendido que el ciento por ciento de los que profe- saron acudieron a los pocos días a la reunión de consoli- dación de los resultados y que el trabajo de Dios en esas iglesias ha continuado con fuerza. Si bien es cierto que no debemos medir el evangelismo en términos de "éxito" aparente, es igualmente cierto que aquí se proclamaron las buenas nuevas de Jesucristo en forma completa y poderosa "con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios". No nos debe extrañar, por lo tanto, que Cristo pudiera "traer a la obe- diencia" a tantos. En otras campañas o servicios evangelísticos, pude apre- ciar el inmenso poder de alabanza y adoración que prece- día a la más formal presentación del evangelio. Volveremos a esto más tarde, pero generalmente, después de veinte o treinta minutos de canto específicamente dirigido a la ala- banza a Dios, se siente la presencia de Dios, lo que maravi- llosamente permite a la gente oír y recibir la palabra de Dios. Después de todo, Pentecostés no comenzó con pre- dicación sino con adoración. "Una comunidad que adora, predica para que se contesten las preguntas planteadas por medio de sus oraciones".9 Esta es una afirmación clara y profunda. Muy a menudo la gente ni siquiera formula preguntas acerca de Dios. Son simplemente apáticos. Pero cuando uno comienza a ver hombres y mujeres comunes absortos en algo, excitados por algo, gozosos por algo, enamorados de algo, que cantan ¿ Qué es la evangelización? / 37 por algo, naturalmente uno va a querer saber qué es ese algo. Entonces las preguntas se formularán, lo cual es un preludio para recibir las buenas nuevas de Cristo. También vale la pena notar en forma sintética que el verbo "evangelizar" a veces se usa tanto para aquellos que están dentro del reino, como para los que están afuera. En Romanos 1: 15, por ejemplo, Pablo escribió: "Pronto estoy a anunciaros el evangelio (euaggelisasthai) también a voso- tros que estáis en Roma"; y al referirse a "vosotros" se refería a los "amados de Dios, llamados a ser santos" (v. 7). Mientras tanto se tenía que contentar con enviarles una carta. ¡Y qué carta! Encontramos aquí una magnífica exposición del evangelio, y las generaciones subsiguientes han demostrado que ella resulta sumamente apropiada tanto a creyentes como a inconversos. El evangelio afecta toda nuestra vida. Michael Green describió el evangelio una vez como si fuera el mar: una criatura puede chapotear en la playa, pero aún la jirafa pronto desaparece en las profun- didades. Cuanto más crecemos espiritualmente, más pro- fundo se hace el evangelio. Nunca deja de ser apropiado, consolador y desafiante. Aunque resulte raro, es bíblico hablar de evangelizar cristianos. Hasta los más maduros en la fe necesitan que el evangelio les sea predicado con toda su simplicidad, pero a la vez con toda su profundidad. Hasta que no gocemos ampliamente "la gloriosa libertad de los hijos de Dios", y hasta que no veamos con claridad "su gloriosa herencia en los santos", con todo ese inconmen- surable poder que está al alcance de quienes creemos, no dejaremos de necesitar que las buenas nuevas nos sean pre- dicadas: libertad para los cautivos, vista para los ciegos, y libertad para los oprimidos. El evangelio El sustantivo (euaggelion) 1O aparece setenta y dos veces en el Nuevo Testamento, con cincuenta y cuatro en los escri- tos de Pablo. De estos pasajes podemos aprender las si- 38 / Creo en la evangelización guientes verdades acerca del evangelio que debe ser pro- clamado en la evangelización. (i) Es el evangelio del reino. 11 Muchas veces, esta expresión ha causado debates y confusión. Algunos igualan el reino de Dios con la sociedad y el órden social, como si el reino de Dios se presentase por el ejercicio de justicia social. Otros ven el reino de Dios enteramente en el futuro, con relación a los nuevos cielos y nuevas tierras en las que sólo mora la santidad. Otros lo igualan con la iglesia militante, en el cielo y en la tierra. No hay duda que todas estas ideas están comprendidas en el concepto del reino, pero la idea bíblica primitiva del reino es la autoridad y dominio del Rey. Naturalmente, algún día Cristo tendrá completa autoridad sobre todo, y está hoy interesado por la justicia social, pero básicamente la palabra se refiere simplemente a la soberanía del Rey, que tiene la autoridad para dominar: "Jehová estableció en los cielos su trono, su autoridad y su poder y su reino domina sobre todos" .12 Es parti- cularmente significativo que las primeras dos refe- rencias al evangelio del reino están en el contexto de la manifiesta autoridad de Cristo sobre el poder del mal. En ambas escrituras, Mateo 4:23 y 9:35, vemos a Jesús "predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo". Más aún, aunque el hecho del reino de Cristo incluye el desafiante mandato de obedecerlo, es en realidad buenas nuevas saber que alguien está controlandoeste mundo y nuestras vidas personales. Son buenas nuevas saber que en cualquier situación, por más caótica, desastrosa, desgarradora y dolorosa que sea, Jesús es el Señor. "Jehová reina; regocíjese la tierra", canta el Salmista. Nada está finalmente fuera de su soberano control. El tiene al mundo entero en sus manos. ¿Qué es la evangelización? /39 (ii) Es el evangelio de Dios. 13 Esto es así en dos sen- tidos. En primer lugar, las buenas nuevas son acerca de Dios: hablar de un Dios infinito y personal que de tal manera amó al mundo que dio a su unigénito Hijo por nosotros, que desea reconci- liarnos con El, que desea ser nuestro padre, y que manda a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y nos dice: "¡Abba, Padre! " Para los que buscan a Dios y están perdidos en el laberinto de ideas religiosas, el evangelio realmente contiene buenas nuevas acerca de Dios. En segundo lugar son buenas nuevas de parte de Dios. Son su iniciativa y su revelación. El hombre dejado a su libre albedrío nunca podría encontrar a Dios ni conocer la verdad acerca de Dios. Pero Dios en su misericordia se reveló a sí mismo. Es por ende específicamente el evangelio de Dios, no del hombre. 14 Dios ha revelado su palabra. Es por sobre todo sus buenas nuevas. En vista de esto, cualquier distorsión o alteración del evangelio hecha por el hombre es extremadamente seria. "Si alguno os predíca diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema" .15 En efecto, si hombres "indoctos e inconstantes", tuercen las Es- crituras en forma alguna, lo hacen "para su propia perdición" .16 (iii) Es el evangelio de Jesucristo. 17 Nuevamente es buenas nuevas en dos sentidos. En primer lugar, Jesús lo trajo al mundo. Sin El, de ningún modo habrían buenas nuevas. Aparte de la específica revelación que le fue dada a los judíos a través de la ley y los profetas, el mundo habría continuado en la tiniebla espiritual. "Los días de ignorancia" habrían seguido indefinidamente. En segundo lugar, Jesús personifica al evangelio. Fue ésta una estupenda obra dramática: la palabra de Dios dramáticamente re- presentada en la tierra. En efecto, porque El era la 40/ Creo en la evangelización Palabra hecha carne pudo hacer ese sorprendente anuncio: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre".18 Ahora por fin podemos saber la verdad acerca de Dios, porque podemos ver la verdad de Jesús. (iv) Es un evangelio que debe ser apropiado personal- mente. A veces, Pablo habla de "nuestro" evangelio, o también de "mi" evangelio. 19 Hasta que no haya una sentida y personal respuesta al evangelio, en el cual no sólo creamos sino que también persevere- mos, el evangelio en sí es en vano. 2O Por otra parte, esta respuesta debe ser total, equiva- lente a la pérdida de nuestra vida, sin sentirse avergonzado del evangelio, haciendo todo "por causa del evangelio", estando además dispuestos a abandonar casa y familia "por el evangelio".21 Además, ya que debe ser una respuesta libre y dispuesta, lamentablemente es posible que la per- damos, la ignoremos, la desobedezcamos o la recha- cemos. 22 El amor rechazado siempre arriesga, y una parte esencial del amor de Dios es que El respeta solemnemente el libre albedrío del hombre. La naturaleza de su juicio subraya la decisión que hacemos acerca de El. La realidad del evangelio no nos da pie para menospreciar "las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad". "¿No sa- bes" pregunta Pablo, "que la benignidad de Dios te conduce al arrepentimiento? ,,23 (v) Es un evangelio para todos los hombres. 24 Dios no sabe de barreras de clase, de creencias o de cultura; El desea que todos se arrepientan y sean salvos. "Es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo".25 Por lo tanto el evangelio debe ser compartido con otros. 26 Cierta vez, un estudiante le preguntó a Carlos Spurgeon si el pagano que nunca había ¿Qué es la evangelización? /41 escuchado el evangelio sería salvo. Spurgeon le contestó lo siguiente: "Para mí el asunto es más bien si podemos ser salvos nosotros que sabemos del evangelio y dejamos de darlo a conocer a otros". 27 En efecto, la tarea evangelizadora no debe ser des- cuidada en ninguno de sus aspectos, ya que el evangelio ha sido "confiado" a nosotros y "deposi- tado" en nosotros; por lo tanto somos ahora llama- dos para "servir" al evangelio.28 William Barclay lo expresó muy claramente: "El hombre debe dar su vida por aquello que le ha dado vida". Además, la responsabilidad de difundir el evangelio es tan so- lemne y urgente que Pablo, sin tener en cuenta los sufrimientos personales, se preocupó muchísimo de no "poner obstáculos" en su camino.29 El sustantivo "evangelista" (euaggelistes) aparece tres veces en el Nuevo Testamento, y se refiere a Felipe, a Timoteo y a los que les sería dado este ministerio dentro del cuerpo de Cristo, para beneficio de todo el Cuerpo. 3O Por lo tanto, aunque el evangelismo es responsabilidad primordial de toda la iglesia, y en este sentido todos los cristianos están comprometidos en el evangelismo, no todos los cristianos son llamados a ser evangelistas. Todo cristiano pertenece a la iglesia, que está indefectiblemente envuelta en el evange- lismo, pero muchos cristianos hallarán que su principal esfera de servicio está dentro del cuerpo de Cristo. Aquí están para amar y servir a unos y a otros conforme a la dirección de Dios y según el Espíritu distribuye los dones, para que todo el cuerpo se fortalezca y esté mejor dotado para anunciar a Cristo. Mas dentro de la iglesia algunos serán especialmente llamados para ser evangelistas, así como otros tendrán un ministerio profético, y otros serán pastores y maestros. El don de Dios hace que un hombre sea un evangelista. Otros también tendrán la capacidad de explicar el evangelio, pero el evangelista tendrá el peso de evangelizar 42 / Creo en la evangelización y de comunicar eficazmente el evangelio por medio de esa habilidad otorgada por Dios. Este don, como todo otro don o ministerio, deberá ser evidente y reconocido por la iglesia. Como éste es uno de los dones "para la edificación del cuerpo de Cristo", nadie deberá ser un evangelista por designación propia, sino uno reconocido y animado en este ministerio por el cuerpo de cristianos a quién él sirve. 2. PROCLAMACION "Predicar" (kerussein) , "predicación" (kerugma) , y "pre- dicador" (kerux). El verbo cuyo significado es "predicar", "publicar" o "proclamar" se emplea con la misma asiduidad que el verbo "evangelizar", y aparece sesenta y una veces en el Nuevo Testamento. La predicación (kerugma) aparece ocho veces, y el predicador o pregonero (kerux), sólo tres. La idea básica detrás de estas palabras es la de un heraldo que entrega un mensaje que le ha sido encomendado por el rey. Senft expresa esto bien en Vocabulary oi the Bible de von AIImen: Predicar, particularmente, ha perdido para nosotros su significado primitivo, ya que hace pensar en un discurso más o menos personal, más o menos doctrinal y teórico, dirigido a un grupo cerrado de creyentes convencidos dentro del recinto de la iglesia, y esto es justamente lo opuesto de lo que debe indicar y de lo que la palabra original significa: una proclamación hecha por un heraldo, por un pregonero, a plena luz del día, al son de la trompeta, al corriente, dirigida a todos porque viene del rey mismo... El principal requisito de un heraldo es la absoluta fidelidad; no debe expresar sus propias ideas, sino entregar un mensaje que le ha sido confiado; no se le pide opinión acerca de las preguntas en discusión, es sólo el intérprete de quien le ha dado un mandato. Por este preciso motivo, se le confiere la autoridad que representa ¿Qué es la evangelización? / 43 y su palabra está dotada de un prestigio incuestionable. El heraldo no es nada en sí mismo; habla como representante de aquel que lo ha enviado y a favor del mensaje que le ha sido confiado. 3 1 La palabra kerugma o el mensaje que se proclama, es comparada por Pablo con euaggelion, el evangelio. Estoestá muy claro en Romanos 16: 25: "Y al que puede confirmaros según mi evangelio (euaggelion) y la predicación (kerugma) de Jesucristo". Por el contexto está claro que él consideró su evangelio y la predicación de Cristo un mismo mensaje: es el cumplimiento de los escritos proféticos dados por Dios, con aplicación mundial, que llaman a la obediencia de fe. Sin embargo, cuando escribió a los corintios, Pablo enfatiza que su kerugma era completamente diferente de la retórica estudiada y la elocuencia florida del sofista griego profe- sional. Sin duda que estos conferenciantes viajeros, con su impresionante fluidez de palabras elevadas daban toda la apariencia de sabiduría, pero a los ojos de Dios todo era vana necedad. Pablo, sin embargo, vio que su tarea era la de proclamar el mensaje divino del "Cristo crucificado";aun- que sería un tropiezo para los judíos y locura para los griegos. El sabía que Cristo era el poder y la sabiduría de Dios, por lo tanto, se apartó de las ostentosas técnicas de los filósofos griegos, "ni mi palabra, ni mi predicación (kerug- ma), fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y del poder, para que nuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios".32 A diferencia de los polemistas de este siglo, cuya habilidad radicaba en el juego de palabras, Pablo entregó un mensaje arraigado en las verdades históricas de Jesucristo, particularmente su muerte y resurrección. Esta es la razón del poder de sus palabras: estaba proclamando al Cristo viviente, que había resucitado de entre los muertos. En efecto, como más adelante lo siguió explicando en su carta: "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación".33 44 / Creo en la evangelización Durante muchos años, los teólogos se han debatido sobre la existencia o no de una kerugma determinada, ya que siempre se la encontraba en la predicación evangelística de la iglesia primitiva. Algunos hallan tres puntos es~nciale~ en el evangelio apostólico, y otros cinco, seis o slete. Mlchael Green, en su excelente libro Evangelism in the Early Church,34 resume el debate en diez páginas que son de gran ayuda. Probablemente, la conclusión más exacta es que: todos los cristianos estaban convencidos que Jesucristo era la última palabra de Dios al hombre, el que trajo de Dios todo lo que nosotros podríamos apreciar en los únicos términos que podríamos comprender, los términos de una vida humana; aquel que al morir y resucitar de nuevo estaba manifiestamente vindicado en sus reclama- ciones y logros. Todos creían esto en común: los mo~os de expresarlo dependían en gran parte de sus proplos antecedentes intelectuales y espirituales y en el de sus oyentes. 35 Quizá la dificultad de resumir el mensaje apostólico surge del hecho de que cuando los apóstoles proclamaban la palabra, más que declarar palabras bíbl~cas ~, fo~as del evangelio, proclamaban al mismo Jesucnsto: Predlcamos (kerussomen) a Jesucristo como Señor".36 John Wesley escribió en su Diario del día 17 de julio de 1739: "Fui a Bradford a cinco millas de Bath. Algunas personas se habían instalado en un lugar conveniente, en la cima de la colina a cuyo pie está la ciudad; en ese l~gar, of~ecí. ~ Crist~ .a alrededor de mil personas, para sablduna, Justicla, santifI- cación y redención". Indudablemente, nuestras palabras y doctrinas deben ser correctas; pero "predicar la palabra" es básicamente ofrecer a Cristo a la gente. El profesor James Stewart, en su libro sobre este tema, capta la vitalidad de la verdadera predicación: ¿ Qué es la evangelización? / 45 Ernest Raymond, novelista y ensayista, ha descrito el más grandioso sermón que jamás he oído. Cuenta que el sermón en sí fue de lo más común; intelectualmente insignificante, estéticamente imperfecto, su construcción tenía errores, y la forma de entregar el mensaje fue desagradable. Sin embargo, su efecto fue arrollador... "Creo que habló durante una hora, nadie se movió, y la mayoría de nosotros estuvimos muy quietos toda la noche... " Una cosa es aprender la técnica y mecanismo de la predicación; otra cosa es predicar un sermón por medio del cual se corra el velo y se caigan las barreras que esconden el rostro de Dios. 37 Esta es en su esencia la tarea del evangelista y pregonero, y con este fin debe ser no sólo fiel al mensaje que le fue confiado, sino también dependiente del Espíritu Santo, ya que sólo él puede glorificar a Cristo y traer a los oyentes en contacto con el Dios viviente. Capítulo 3 La Palabra en la evangelización La Palabra de Dios "LA PALABRA" es una frase que se ha tornado jerga familiar en algunos círculos cristianos. " ¡Fue una buena palabra la de esta noche! " dice un miembro de la iglesia al predicador cuando termina el servicio. "¿Predica él la palabra?" pregunta un cristiano respecto a la verdad bíblica de un ministro. Por buena o mala que sea lajerga, es efectivamente bíblica. Al describir el trabajo evangelístico de la iglesia en los Hechos de los Apóstoles, Lucas usa "la palabra" más de cincuenta veces. 1 Los discípulos oraron "que con todo denuedo hablen tu palabra", y cuando fueron llenos del Espíritu Santo, eso es precisamente lo que sucedió.2 Des- pués de la persecución en Jerusalén, los que estaban espar- cidos "iban por todas partes anunciando el evangelio".3 Pablo y Bernabé, en su primer viaje misionero "anunciaban la palabra de Dios,,4 en las sinagogas de Seleucia y Chipre; y más tarde pasó dieciocho meses "enseñándoles la palabra 48 / Creo en la evangelización de Dios" en Corinto. 5 Era tan importante esta tarea que los apóstoles sabían que no debían dejar "la palabra de Dios para servir a las mesas", por más apremiante ~ue. pu- dieran ser algunas de las necesidades pastorales Ypracticas; su tarea era la de dedicarse a la oración y al "ministerio de la palabra".6 De la misma manera, por la parte receptora, se juntó casi toda la ciudad de Antioquía "para oír la palabra de Dios";? tanto los samaritanos como los gentiles "habían recibido la palabra de Dios";8 y en Antioquía estaban tan emocionados con las buenas nuevas de la salvación de Dios que "glorificaban la palabra del Señor".9 En los Hechos, Lucas habla diversamente de "la palabra de Dios", "la pala- bra del Señor", "la palabra de su gracia" o simplemente "la palabra". . . Además, es de particular interés que Lucas, al descnblf el éxito evangelístico de la iglesia, dice: "y crecía la pala- bra del Señor",1O "pero la palabra del Señor crecía y se 11 d 'f d'''12multiplicaba", "y la palabra del Señor se 1 un la , "y así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor" .13 Esta es una forma tan marcada de registrar el crecimiento de la Iglesia que Calvino en su Comentario dice de Hechos 19: 20: "La palabra crecía 10 refiero al número de hombres, como si él debiera haber dicho que la Iglesia aumentaba". Sin embargo, las cuatro veces Lucas dice "la palabra" y no "la iglesia", posiblemente por esta razón: como Jesús era la Palabra hecha carne, así la iglesia como el cuerpo de Cristo es en un sentido, la Palabra hecha carne. Como veremos más adelante, una forma vital de comunicación entre Dios y el mundo es la iglesia. Así es que cuando la iglesia creció, es muy significativo decir que la "palabra crecía". 1. ¿QUE ES "LA PALABRA"? A lo largo de todas las Escrituras la palabra de Dios siem- La Palabra en la evangelización /49 pre se considera algo que vive y actúa: Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al quesiembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volve- rá a mí vacía, sino que hará lo que quiero, y será prospe- rada en aquello para que la envié. 14 El Nuevo Testamento da el mismo testimonio. Pablo dice acerca del evangelio cuando predicaba a los tesaloni- censes, que "no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre", en verdad, recibieronsu mensaje como la "palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyen- tes" .15 Pedro también recordó a sus lectores que habían sido "renacidos, no de simiente corruptible, sino de inco- rruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre". Luego de citar de Isaías 40 para asegurarles que, a diferencia de la fragilidad humana, la palabra del Señor permanece para siempre, él escribe: "Esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" .16 El escritor a los Hebreos enfatiza que "la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón".1 7 Esto es particularmente interesante, pues muestra que no podemos separar la pala- bra de Dios del Dios viviente. La palabra es viva y eficaz porque Dios es vivo y eficaz; la palabra discierne los pensa- mientos e intenciones del corazón porque Dios hace justa- mente eso. En efecto, después de esta exposición acerca de "la palabra", el próximo versículo empieza: "Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia". Desde los días de C. Hodge y B. B. Warfield en el siglo 50 / Creo en la evangelización XIX ha habido en algunos círculos una correspondencia precisa entre "la palabra de Dios" y las Escrituras: una identificación en proporción de uno a uno. No cabe la menor duda que las Escrituras juegan una parte vital en la revelación de Dios hacia los hombres. Forman la autoridad objetiva suprema para lo que Dios ha dicho. Vemos esto con suma claridad en las enseñanzas de Jesús. Hay básica- mente tres reclamaciones de autoridad para lo que creemos y cómo nos comportamos: las Escrituras, la razón y la tradición. Sin embargo, Jesús no sólo conocía las Escritu- ras, respetaba las Escrituras, cumplía las Escrituras, vivía cerca de las Escrituras y enseñó las Escrituras; también increpó a los racionalistas de sus días por permitir que dominara la razón sobre su creencia: "Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios";18 y corrigió a los tradicio- nalistas cuando sus tradiciones chocaban con la palabra de Dios: "porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición que habéis trasmitido".19 Es decir, que tanto la razón como la tradición deben inclinarse ante la suprema autoridad de las Escrituras, que es la palabra de Dios. No existe ninguna duda acerca de la inmensa importancia de las Escrituras en lo que a comunicación de Dios con los hombres se refiera.20 No obstante, en la Biblia la "palabra de Dios" es más importante que las "palabras de la Biblia", pese a la impor- tancia de aquellas palabras como declaración objetiva de la verdad divina. Por ejemplo, es por la palabra de Dios que se crearon los cielos y la tierra;21 en Jesucristo "aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad";22 y es a través de Jesús que Dios nos ha habla- do. 23 Además, Dios ha hablado "muchas veces y de mu- chas maneras", no sólo por medio de las Escrituras. Por ejemplo, en el Salmo 19, David habla de la revelación de Dios tanto en su creación como en su palabra. De manera muy gráfica describe la creación como el elocuente silencio de la palabra de Dios: La Palabra en la evangelización /51 Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras. La palabra silenciosa de Dios, que llegue a nosotros en forma visual y no audible, es algo que necesitamos recordar cada vez más en esta era dominada por la televisión, por lustrosas revistas, y el popular periódico. Las artes creativas juegan un papel vital en la proclamación de la Palabra que una vez se hizo carne. El teatro, la danza, la mímica, la pintura, la fotografía, la arquitectura, los tapices: todos ellos pueden contar la gloria de Dios y anunciar su obra. A veces, una presentación silenciosa de la verdad de Dios puede hablar con más fuerza que las palabras. Pablo tam- bién aclara que Dios ya se ha revelado a sí mismo, incluso a aquellos que no tienen la revelación especial de su palabra escrita, tanto en la creación como en la conciencia. 24 Aquí Dios les "manifestó" la verdad; ha "escrito" su ley en sus corazones. De esto se desprende que la "palabra de Dios" no debe ser tomada exactamente sólo como las Escrituras; es la comunicación de Dios mismo con el hombre. Abarca "las muchas veces y... muchas maneras" en que El revela "su eterno poder y deidad", su "gracia y verdad", su salvación y su juicio. En efecto, porque Dios es el Dios viviente que piensa y siente, habla yactúa, su comunicación con perso- nas vivientes hechas a la imagen de Dios y que también piensan y sienten, hablan y actúan, es inevitablemente compleja y variada. El punto vital es que Dios se revela al hombre, que Dios da un "espíritu de sabiduría y de revela- ción en el conocimiento de él",25 que Dios habla y actúa 52 / Creo en la evangelización de manera tal que podemos decir que se "comunica". La palabra de Dios sin Dios es un absurdo. "La letra mata"; sólo "el espíritu vivifica".26 Por tanto, para que las pala- bras bíblicas se transfonnen en palabras de Dios vivientes y activas, la intervención del Espíritu Santo es primordial. Es interesante ver con qué claridad fue entendido todo esto por los refonnadores, quienes redescubrieron la im- portancia central de la palabra escrita de Dios. Francois Wendel, Decano en Teología en la Universidad de Stras- burgo y afamado experto de la Refonna, hizo este atinado comentario sobre Calvino y su fonna de entender la Escri- tura: La Escritura en sí misma no es nada más que una carta muerta, como cualquier documento histórico. Para po- der encontrar la palabra viviente de Dios en ella, y tener la seguridad que esta palabra está dirigida personalmente a cada uno de nosotros, deberá antes intervenir el Espí- ritu Santo. El Espíritu Santo que hace uso de los escri- tos bíblicos para ponemos en contacto con la palabra de Dios, y el que al mismo tiempo trabaja en nosotros para hacemos descubrir esta palabra en la Escritura y aceptar- la como proveniente de Dios. En un célebre pasaje Cal- vino ha definido qué se entiende por esta intervención del Espíritu Santo, dar testimonio en el alma de todo creyente, de la verdad y de la autenticidad de la Escri- tura: "Aunque, en efecto, sólo Dios es testigo idóneo de su palabra, sin embargo esa palabra no será creída en el corazón del hombre si no está sellada por el testimonio interior del Espíritu... Por lo cual es necesario que el mismo Espíritu que habló por boca del Profeta entre en nuestros propios corazones y los toque hasta el tuétano para así persuadidos de que los profetas fielmente decla- raron aquello que les fue encomendado de lo alto".27 Es por esta verdad que Pablo comprendió la suprema La Palabra en la evangelización / 53 importancia de una "demostración del Espíritu y de poder" cuando predicaba el evangelio del "Cristo crucificado"; sólo entonces la fe de los que creyeran podría descansar no en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. 28 Claro está que, a menos que este poder del Espíritu estu- viera presente, Pablo no habría estado proclamando verda- deramente la palabra de Dios, por muy sincero que fuese a las Escrituras. Aunque las predicaciones evangelísticas en los Hechos incluyen lógicamente citas del Antiguo Testa- mento (particulannente cuando se proclama la palabra de Dios a los judíos), había junto con los puntos centrales del evangelio,29 una relevancia y consagración que contri- buían a la verdadera comunicación con aquellos qüe escu- chaban. Por lo tanto, predicar la palabra no es solamente fidelidad a las palabras blblicas ( ¡más de un sennón orto- doxo ha hecho donnir a la gente! ), sino que es la palabra de Dios para esa gente en aquella ocasión por la actividad
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