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WATSON, David Creo en La-Evangelizacion-

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Dedicatoria
A JüHN CüLLINS
que me mostró el camino a Cristo,
y que me ayudó a presentar otros a Cristo.
OAUIO WATSON
tAfO fN lA
fUANGfUZACION
editorial carioe
Contenido 
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 
Los estados de ánimo y las preguntas de hoy . . . .. 13 
¿ Qué es la evangelización? ...... . .............. 29 
La palabra en la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 47 
El mensaje de la evangelización ................. 75 
Motivos para la evangelización . ... . ... .. ........ 97 
Evangelización personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 115 
Ir creciendo ................................ 135 
La evangelización y la iglesia local ..... . .... . .... 157 
Culto y evangelización ........................ 183 
El espíritu de la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 197 
Notas .. . ... . .......... .. .. . . . .......... . .. 221 
Apéndice ........ . .... . ......... .. ......... 233 
Reconocimientos
Quiero reconocer mi deuda con varias personas que me
ayudaron con este manuscrito: con el reverendo John
Brook, capellán de la universidad de Massey, en Nueva
Zelandia, por haber estimulado mis pensamientos y por
haber podido investigar cierto material para los capítulos dos
y tres en particular; con Paul Burbridge por su cuidadosa
lectura del manuscrito; y con Mary Pratt, Sue Hope y Ludy
Frampton por su paciente mecanografía. También estoy
especialmente agradecido al canónigo Michael Green y al
canónigo Max Warren por su apoyo generoso, y por sus
comentarios esclarecedores que fueron incorporados en este
libro.
Las citas bíblicas, con excepción de las aclaradas,
pertenecen a la versión revisada de 1960.
Prólogo
EvANGELIZACION TODAVIA SE CONSIDERA una palabra
sucia en muchas partes de la iglesia. Huele a proselitismo, de
grandes concentraciones y famosos pero tal vez simplistas y
diestros predicadores. Sugiere ilícita presión sicológica, y
tiene un particular y notable impacto de histeria masiva. Y
sin embargo. .. ¿no significa el evangelismo propalar las
buenas nuevas? Y si usted ha encontrado buenas nuevas,
sería egoísta de su parte guardarlas para sí. Si se siente
emocionado, ¿por qué no demostrarlo? Si ve la necesidad en
otros, entonces es muy probable que usted se brinde para
permitirles que la descubran.
Evangelismo es básicamente un asunto de verdad. ¿Es
cierto que sólo hay un Dios, y un Dios de santidad y
perfecto amor? ¿Es verdad que El vino a este mundo en la
persona de Jesús de Nazaret para mostrarnos cómo es El y
reconciliarnos de nuestra alienación e introducirnos a su
familia? ¿Es verdad que el Dios viviente puede venir y morar
en la vida del hombre, y transformarlo completamente? Si
es así, no solamente le es permitido a un cristiano difundir
10 / Creo en la evangelización
esas buenas nuevas; está obligado a hacerlo.
Es desde este plano de descubrimiento y confianza en el
poder de las buenas nuevas que David Watson escribe. Más
aún, escribe desde una posición de gran experiencia. Después
de un bautismo de fuego en la parroquia de la dársena de
Gillingham donde trabajó en un servicio distinguido, seguido
por un período en un medio tan diferente como se puede
uno imaginar, entre alumnos no graduados todavía en
Cambridge, se fue a York y se le confió vigilar los ritos
funerales, por así decir, de una ciudad del interior que estaba
por cerrar sus puertas por estar en desuso. Comenzó con un
pequeño manojo y vio como el poder del evangelio cambió
las vidas de innumerables ciudadanos comunes de York.
Pronto su iglesia estuvo abarrotada; fue conectada con otras
salas por medio de un circuito cerrado de TV y a poco se le
dio el cargo de una iglesia mucho más grande (también en los
umbrales de ser clausurada) exactamente en frente de la
catedral de York. Ahora se encuentra atestada de gente. No
crea que la iglesia es perfecta: arde con problemas. Sin
embargo, es una extraordinaria iglesia, y no depende de
David Watson por su impacto. En efecto si le pregunta a él, le
dirá que tiende a crecer más cuando él está ausente en una
campaña de evangelización en alguna otra parte del mundo
que cuando él está allí en el timón. ¿Por qué? Porque
verdaderamente él desarrolla los principios de delegación,
confianza, instrucción, vigilancia, a lo cual muchos instruc-
tores dan poca importancia. El solucionó el problema de
financiar trabajadores en la iglesia. Es simple. Hace que
cristianos vivan juntos en hogares donde, digamos, la mitad
de sus miembros salen a trabajar, y mantienen a la otra mitad
que en esa forma está libre para trabajar todo el día en la
congregación en mil y una cosa: visitar y cuidar enfermos e
impedidos mentales, atender negocios cristianos, hacer
música, baile, drama y otras cosas.
A esta altura resulta evidente que David Watson está bien
equipado para escribir acerca del evangelismo, al cual se
Prólogo / 11
dedica a través de la predicación pública y conversaciones
personales en universidades por todo el mundo, en campañas
a lo ancho y largo de ciudades y en escuelas. Pero debe ser
evidente también que su perspectiva es muy diferente de la
tradicional imagen del evangelismo. No hace uso de ningún
tipo de enlace humano, ni se vale de ningún insensato frenesí
en lo que respecta a la toma de decisión, ni a ningún desafío
emocional. La gente se convierte espontánea y a veces
diariamente en su congregación, no sólo por la predicación
sino también por el impacto que ejerce toda la congregación,
la calidad de su adoración, los cambios en las vidas de las
personas, las oraciones de aquellas reuniones de adoración e
intercesión que se efectúan a mitad de semana, donde se
reúnen alrededor de doscientos miembros para buscar las
bendiciones de Dios.
Creo que este es el libro más importante de David Watson.
Encierra principios evangélicos que nunca antes he visto
impresos. Está arraigado en experiencias. Está pulido en una
comprensión extraordinaria del Nuevo Testamento. Está
vivo con la frescura y el poder del Espíritu Santo. Tendrá un
gran impacto en estimular un evangelismo con base
congregacional y adorador en muchas partes del mundo. Se
lo recomiendo a usted... y a sus amigos.
Michael Green
Capítulo 1
Los estados de ánimo
y las preguntas de hoy
La urgencia de la evangelización
EN LA ACTUALIDAD hay un tema que se está discutiendo
por los cristianos de todo el mundo. Requiere una urgencia
mayor que la de los problemas planteados por los movimien-
tos "carismáticos" o ecuménicos. Abarca inevitablemente a
todo verdadero cristiano sin miramientos de denominación,
clericalismo o persuasión teológica. Se refiere a un claro pre-
cepto dado a la iglesia por Cristo: su último mandato antes
de su ascensión al cielo, y de tanta importancia que está
puntualizado en los cuatro Evangelios y en los Hechos de los
Apóstoles. Es la tarea más importante de la iglesia, junto
con la adoración, y nunca hubo en la historia del mundo otro
momento en que la necesidad de tomar esta tarea seriamente
fuese tan imperiosa. Es por supuesto, la tarea de evangelizar.
Como alguien ha expresado: "Comparado con la evangeliza-
ción, todo lo demás que ocurra en la iglesia es como reorde-
nar el moblaje cuando la casa se está quemando".
Una serie de grandes factores nos deberían hacer recapa-
14 / Creo en la evangelización
citar. En primer lugar nos encontramos enfrentados con las
pavorosas necesidades del mundo. Las estadísticas resultan
muchas veces sin sentido. Pero conviene recordar, al leer
esto, que dentro de la próxima hora unos 4.500 en el mundo
morirán de hambre y en el futuro 6.000 morirán por otras
causas. Al mismo tiempo, nacerán más de 14.000 bebés. Esto
significa que, de acuerdo con la velocidad actual de eclosión,
la población mundial aumenta aproximadamente a un pro-
medio de 8.000 por hora o 200.000 por día, la mayoría de
las cuales nacerán en sectores donde hay poco o nada del
conocimiento de Cristo. Aunque hay 1.000 millones de cris-
tianos profesantes en el mundo, esto deja alrededorde 2.000
millones que no lo son. 0, para enfatizar el tamaño de la
tarea que enfrenta la iglesia, hay dos veces más no cristianos
en el mundo hoy, que al terminar el siglo. Es más, al finalizar
este siglo la población del mundo se habrá duplicado.
En segundo lugar, en algunos países como Inglaterra, esta-
mos enfrentados con una constante disminución de miem-
bros año tras año. Aunque podemos sentirnos reconfortados
por el marcado crecimiento de iglesias cristianas en partes de
América Latina o Corea, menos deIS por ciento de Europa es
cristiano; y en el vasto continente de Asia que contiene más
de la mitad de la población mundial, por lo menos e195 por
ciento no son cristianos. En Gran Bretaña, se repite la histo-
ria de congregaciones que disminuyen, iglesias con edificios
superfluos, y aunque hay emocionantes señales de la renova-
ción del espíritu, la imagen popular de la iglesia es patética y
deprimente. El Weekend Telegraph resumió la visión secular
de la iglesia con despreciativa lástima: "Los sacerdotes angli-
canos de Inglaterra, un variado grupo de hombres mal paga-
dos y generalmente frustrados, proporcionan algunos de los
más punzantes desatres del siglo XX. Sufren quebrantos ner-
viosos por la falta de dinero, malgastan las horas recorriendo
el campo vendiendo fe a los escépticos y cosechando penas
ocultas al predicar en mal reparadas iglesias a congregaciones
reducidas y de mucha edad". Desgraciadamente, como en
Los estados de ánimo / 15
toda caricatura, hay mucho de cierto en esta tragicomedia.
Demasiados pastores y religiosos están poniendo en duda
toda su razón de ser: han perdido confianza como heraldos
de Cristo. El promedio de los que se retiran está aumentan-
do. Correspondientemente hay un marcado crecimiento de
las sectas religiosas: mormonismo, ocultismo, testigos de
Jehová, la Misión de la Luz Divina, sin mencionar el progreso
fenomenal del comunismo durante los últimos cincuenta
años. Todos estos movimientos son un reproche a la apatía
de la iglesia cristiana, y ellos nos hacen recordar de manera
incisiva del poder del discípulo consagrado. Una vez, un
comunista lanzó el siguiente desafío a un cristiano:
El evangelio es un arma mucho más poderosa para la reno-
vación de la sociedad que nuestra filosofía marxista, pero
sin embargo seremos nosotros los que finalmente los
derrotaremos a ustedes... Nosotros los comunistas, no
jugamos con palabras, somos realistas, y puesto que esta-
mos determinados a alcanzar nuestros objetivos, sabemos
cómo conseguir los medios. De nuestros salarios y sueldos
nos quedamos sólo con lo estrictamente necesario, y re-
nunciamos a nuestro tiempo libre y a parte de nuestras
vacaciones. Ustedes, sin embargo, dan un poco de tiempo
solamente y casi nada de dinero para propagar el evangelio
de Cristo. ¿Cómo puede alguien creer en el supremo valor
de este evangelio si ustedes no lo practican, no lo divulgan,
y no sacrifican tiempo ni dinero...? Nosotros creemos en
nuestro mensaje comunista y estamos listos para sacrificar
todo, incluso nuestras vidas. Pero ustedes tienen miedo
aún de ensuciarse las manos.
Hasta que nosotros los cristianos no tomemos seriamente
las instrucciones de nuestro Maestro y nos neguemos a noso-
tros mismos, tomemos nuestra cruz y la sigamos, no tenemos
nada que responder a aquel desafío.
Cierta vez oí hablar al Hermano Andrés acerca de algo que
16 / Creo en la evangelización
le sucedió cuando estaba sentado junto a otro cristiano en un
autobús en Vietnam. Vieron a un hombre que caminaba
delante del autobús con un canasto. Era durante una época
de luchas intensas y constantes ataques guerrilleros del Viet-
congo
- ¡Cuidado! -dijo el cristiano-o ¡Ese canasto puede
contener una bomba!
- ¿Por qué está tan asustado? -preguntó el Hermano
Andrés.
-Puede ser un Vietcong que se arrojará junto con el
canasto encima del autobús -respondió-o No le importa
morir. ¡A mí sí!
El Hermano Andrés comentó acerca de este incidente:
" ¡Esto resume la ineficacia de muchas cosas de la iglesia de
nuestros días! " ¿Cuántos cristianos están dispuestos a dar
sus vidas por el Señor Jesús? Ciertamente muchos 10 han
hecho. En este siglo solamente ha habido probablemente
más mártires cristianos que en toda la historia de la iglesia
cristiana. Cientos de miles han muerto por sus creencias en el
Congo, Kenya, Burundi, Papua, Ecuador, China, Rusia, Ro-
mania, y muchos otros países. Sin embargo, en lugares donde
la persecución en la actualidad no es tan violenta, el espíritu
de sacrificio no siempre es tan evidente. ¿Cuántos están dis-
puestos a abandonar sus ambiciones mundanas, su dinero y
posesiones, su vida privada y privilegios, sus deseos egoístas,
su confort y seguridad? Con gran urgencia necesitamos re-
capturar el espíritu de Pablo que escribió: "Y ciertamente,
aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor";! o el de David
Livingstoneque dijo: "No le doy ningún valor a nada, excepto
en su relación con el reino de Dios". Ciertamente la tarea de
evangelizar es urgente en un mundo actual de creciente obs-
curidad y desesperación.
Las disposiciones y preguntas de hoy
No es suficiente para el evangelio que éste sea pertinente
Los estados de ánimo / 17
(como todo verdadero cristiano así 10 creerá). Debe demos-
trarse que es pertinente antes de que pueda existir alguna
comunicación efectiva. Cierta vez, William Temple caricatu-
ró a los teólogos como "hombres de vidas intachables que
dan respuestas enteramente ortodoxas a preguntas que nadie
les formula". Cuando la generación de hoy desprecia la
iglesia por ser remota e inadecuada, no podemos cerrar los
ojos a lo que Temple estaba tratando de decir. Cristo nos ha
confiado el ministerio de la reconciliación, y esto nos obliga
a estar en estrecho contacto con el mundo y con Dios. Jesús
no sólo habló con gran autoridad, 10 cual asombró a sus
oyentes, también fue totalmente práctico con las necesida-
des de la gente común, siendo éste el motivo, por 10 menos al
comienzo, de su popularidad con los "recaudadores de im-
puestos y pecadores" los cuales estaban desterrados por la
piedad hipócrita de los jefes religiosos. Su mensaje fue com-
prendido: era comunicación con poder. Entonces ¿cuáles
son los estados de ánimo y las preguntas de hoy?
Quizá, por sobre todas las cosas, debemos concentramos
en las disposiciones, porque mientras que los estados de
ánimo se sienten profundamente, las preguntas explícitas,
que son el blanco de las frustraciones de nuestros días, no
siempre son formuladas. Estamos en la era de los "persuaso-
res ocultos". La sociedad entera se encuentra profunda-
mente afectada, de una manera casi enteramente sublimal o
subconsciente, por valores y filosofías de vida que pueden
cambiar radicalmente tanto a la gente como a las naciones en
un lapso extraordinariamente corto. Es significativo que la
mayoría de las revoluciones han nacido de pequeños grupos
de hombres sumamente inteligentes quienes estudiaron cui-
dadosamente y dieron expresión a los estados de ánimo de
las clases trabajadoras y oprimidas.
La filosofía de Nietsche influyó en Hitler y el movimiento
nazi; Marx y Lenín trajeron 10 que fue la revolución comu-
nista, que ha devorado a una tercera parte del mundo en
sesenta años. Los Pensamientos de Mao Tse-tung cambiaron
18 / Creo en la evangelización
la faz del Oriente, más allá de todo reconocimiento en treinta
años. De igual manera la literatura de Jean-Paul Sartre, Her-
bert Marcuse y otros han afectado el pensamiento de los del
Occidente más de lo que muchos creen. Es también de signi-
ficado que la revolución espiritual de la iglesia cristiana haya
seguido un molde similar. Dado el soberano poder del Espíri-
tu de Dios, casi siempre fueron guías capaces y pensantes
quienes han comprendido correctamente las costumbres del
pueblo. Tenemos a Pablo en el siglo I que muestra las verda-
des e importancia del evangelio para judíos y gentiles por
igual. Tenemos a Lutero, Calvino, Tyndale, Latimery Cran-
mer en elmomento de la Reforma. Tenemos a Wesley ya
Whitefield en el siglo XVIII, que aunque hombres de consi-
derable capacidad académica eran capaces de relacionarse
con obreros comunes totalmente desencantados por la reli-
gión establecida en esos días. Tenemos a Shaftesbury, Wil-
berforce, Booth, Hannah More y Josephine Butler en el siglo
XIX, quienes comprendieron la insensatez de predicar pala-
bras al pueblo cuando aun estaban atrapados por la esclavi-
tud o maledicencia de la Revolución Industrial. Aquí había
hombres empeñados apasionadamente con el inmediato pro-
pósito de apropiarse el evangelio para su generación, que
rehusaban ser encadenados por las tradiciones de la iglesia
del pasado, dispuestos a salir al encuentro de tierras frescas,
mientras se mantenían fieles a las revelaciones de Dios en las
Escrituras. Eso es lo que la iglesia debe hacer hoy. Debe
entender y buscar la necesidad real de un pueblo verdadero,
pues de lo contrario se morirá y se petrificará; una imagen
popular que trágicamente está asociada a la iglesia actual.
No cabe la menor duda de que lo que prevalece hoyes la
apatía. "¿Para qué molestarse? ¿A quién le importa? ¡No
se deje enredar!" Estas son las consignas del mundo moder-
no. Catalina Genovese, de veintiocho años de edad, fue segui-
da de cerca por un hombre en Kew Gardens, Nueva York, en
marzo de 1964. La atacó y la mató. Por lo menos cuarenta
personas oyeron sus gritos y llamados de auxilio, y muchos
Los estados de ánimo / 19
de ellos la deben haber visto morir. Sin embargo, ninguno se
acercó para socorrerla o siquiera llamó a la policía. "No quise
verme en un embrollo", explicó uno de los testigos. En Tole-
do, Ohio, en 1965, un camionero corrió hacia un auto volca-
do que se estaba incendiando, y sacó a la mujer que había
quedado atrapada y la salvó de una muerte segura. "¿Para
qué hizo eso? ", preguntó un observador que seguramente se
sintió defraudado de no haber podido gustar de una tragedia
que tal vez habría coloreado, por un día a lo sumo, su opaca
existencia. En verdad la parálisis de la apatía puede ser a
veces el preludio de la violencia, porque detrás de la apatía y
la violencia está hondamente arraigada la frustración. Para
algunos pueden ser los intratables problemas de polución,
sobrepoblación o la carrera de armas nucleares. A pesar de las
veces que los expertos hacen advertencia sobre advertencia,
y pronostican desastres sobre desastres, estos pavorosos pro-
blemas continúan envolviéndonos, como bolas de nieve, ca-
da vez de tamaño más grande y a más velocidad. Los proble-
mas son interminablemente analizados, y sus consecuencias
son reveladas al medio ambiente con alarmante claridad; pro-
ducen temor y frustración en la sociedad, sin esperanzas de
encontrar una solución real. Los problemas se aclaran, pero
las respuestas son más remotas.
Para otros, el temor oculto es la creciente despersonaliza-
ción del individuo en nuestra sociedad urbana y tecnológica.
Existe también una sorprendente correlación entre la violen-
cia y la privación social; y si como Leslie Paul sugiere, "ese
sentimiento de privación se hace más grande y más dominan-
te en el anonimato y la humillación de las populosas, comple-
jas y quebrantadas ciudades, entonces la probabilidad es que
la violencia aumentará a medida que crezcan las ciudades...
en esta explosión demográfica que parece estar sobre noso-
tros".2 En realidad, cuanto más grande es la sensación de una
falta de esperanza, más grande es la ira interior (frecuente-
mente ocultada al principio por apatía o depresión) y más
fuerte la disposición de arrojo. John Paul Scott ha demostra-
20/ Creo en la evangelización
do, en The Anatomy of Violence, que los incidentes de vio-
lencia están casi perfectamente correlacionados con el tama-
ño de una ciudad, porque es en una ciudad grande donde la
insignificancia personal, la soledad, el aburrimiento y el ale-
jamiento se sienten profundamente.
Necesitamos, por lo tanto, mirar un poco más de cerca a
las causas de la apatía y de la violencia que caracterizan a
nuestro mundo actual. Inevitablemente debemos comenzar
por el penetrante análisis que hizo Cristo: que lo esencial del
problema humano es el problema del corazón humano. En el
fondo, todos los males de la sociedad tienen origen en el
inherente egoísmo de la naturaleza pecaminosa del hombre.
"Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homici-
dios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensa-
tez".3 Léase la segunda mitad de Romanos 1, donde Pablo
describe lo que sucede cuando el hombre da sus espaldas a las
verdades acerca del conocimiento de Dios: es como leer la
primera página de uno de los peores diarios dominicales. En
otra parte revela las "obras de la carne", o nuestra naturaleza
propia, en estos términos: "adulterio, fornicación, impurezas,
vicios, idolatría, espiritismo, odios, pleitos, celos, iras, ambi-
ciones, quejas, críticas y complejos de superioridad... ,
envidias, crímenes, borracheras, orgías y un montón de cosas
más".4 Una vez que aceptemos la visión bíblica del hombre,
debemos dejar de sorprendemos por la codicia que domina a
nuestra sociedad de hoy; por las interminables huelgas para
obtener mejoras salariales, sin tener en cuenta el efecto nega-
tivo que esto tiene en la economía nacional; por la constante
búsqueda de dinero y posesiones, aún cuando éstos nieguen
valores humanos y destruyan relaciones personales. Los polí-
ticos prometen de una manera monótona "elevar el nivel de
vida", pero la suposición implícita es que "vivir" es sinónimo
de "ganancias". Lo que determina el valor de un trabajo es la
cantidad de dinero que yo pueda obtener de él. Es dolorosa-
Los estados de ánimo /21
mente cierto, que "aquellos que desean ser ricos caen en la
tentación, en una trampa, en muchos deseos sin sentido y
dolorosos que sumergen al hombre en la ruina y en la des-
trucción. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los
males".5 De tanto en tanto, por supuesto, los sueños mate-
rialistas se toman realidad. ¿Cuántos televidentes gustarían
de participar en programas de televisión como "El Juego de
la Generación", y estar sentados en el asiento preciado al
final del programa mirando pasar veinte o más artículos de
lujo, que pueden llegar a ser suyos si los recuerdan en el
espacio de cuarenta y cinco segundos? Hay un número sufi-
Ciente de sueños hechos realidad para dar coraje a los mate-
rialistas a que sigan soñando, al jugador a seguir apostando, al
padre a seguir llenando cupones de apuestas. El dinero pare-
ce ser 10 fundamental para sentirse realizado. Es indudable
que cualquier análisis de los estados de ánimo de hoy, que no
enfoque el egoísmo y la codicia básicas del hombre, pierde lo
esencial del problema.
Sin embargo, es una manera muy simplista de considerar
nuestra tarea evangelizadora, decir que si el corazón del indi-
viduo cambia, todos los problemas se solucionarán. No es tan
fácil. Por ejemplo, la vida replegada del hombre se toma más
aguda en la actualidad como consecuencia del fracaso gene-
ral de las comunicaciones a todo nivel. La vida en comunidad
prácticamente no existe, especialmente en los grandes secto-
res urbanos; hay pocas satisfacciones laborales en la crecien-
te y compleja sociedad científica e industrial en la que vivi-
mos. La gente, en su mayoría, no se equivoca al decir que son
poco más que pequeños engranajes dentro de una máquina
grande e impersonal. Incluso, a algunas les falta el frío con-
suelo de sentirse que son engranajes al menos. En su sorpren-
dente libro The Greening of America, Charles Reich escri-
bió:
El inmenso aparato de tecnología y organización que los
Estados Unidos han construido... se ha transformado en
22 / Creo en la evangelización
un dios sin mente que destruye el medio ambiente, arrasa
con los valores humanos, y se arroga el dominio de las
vidas y las mentes de sus sometidos. A las injusticiasy
explotaciones del siglo XIX, el Estado Corporativo ha
agregado despersonalización, insensatez y represión, y
hasta ha amenazado con destruir todo lo significativo y
toda la vida. 6
La habilidad creativa del artesano, que tiene la satis-
facción de ver su trabajo desde su comienzo hasta su finaliza-
ción, desde hace tiempo pertenece al pasado. El trabajo se ha
transformado poco más que en una necesidad maligna para
poder comprar juguetes caros y ropas para los niños, alfom-
bras adecuadas para el hogar, un segundo auto para la esposa,
y un televisor en colores para tener a todos entretenidos sin
el esfuerzo de mantener una conversación o de crear relacio-
nes. Los sociólogos han sugerido varias razones para los
fracasos matrimoniales:
(1) La movilidad. Una de cada tres familias, cuyo marido
tiene menos de treinta y cinco años, se muda cada año.
Esto tiende a crear inestabilidad e inseguridad.
(2) La despersonalización de los seres humanos en nuestra
ciudad mecanizada. La resultante soledad, desorienta-
ción, frustración, desesperación y compasión de sí mismo,
no conducen a un matrimonio exitoso.
(3) La revolución sexual. Las relaciones premaritales y
extramaritales se encuentran entre las fuerzas más mortí-
feras y destructivas que atacan a los matrimonios de hoy.
(4) La abundancia. Nuestra cultura materialista práctica-
mente elimina las significativas relaciones interpersonales,
necesarias para un hogar feliz.
(5) La creciente libertad en la educación de los niños.
Estamos produciendo una generación indisciplinada que
está pobremente equipada para establecer hogares felices.
(6) Radio y televisión. El superficial retrato del amor y la
Los estados de ánimo / 23
adición tiránica del tiempo que ambos presuponen, hacen
dificultosa la verdadera vida de hogar. 7
Naturalmente este fracaso en la comunicación conduce al
aburrimiento. Esta es una generación de espectadores. Es tan
fácil ofrecer a los pequeños una distracción al instante con
sólo mover un botón del televisor, pero qué difícil resulta
inventar juegos creativos e imaginativos o pasatiempos en los
cuales podrían participar varios miembros de la familia. Sin
duda que una de las razones del extraordinario éxito, en
ambas márgenes del Atlántico, de series de televisión tales
como The Forsyte Saga y The Pallisers, se debe a que éstas
historias son de una época de relativa estabilidad y de rela-
ciones humanas significativas; una época en que la vida fami-
liar y la fortuna eran lo esencial; en donde hay tiempo, espa-
cio y disposición para andar por el callejón más pequeño,
para seguir el hilo más delgado hasta su conclusión, y ver con
satisfacción el modelo completo al final. Por contraste, hoy
la vida es rápida, nos desorienta y es incompleta; pocos son
los programas que presentan conclusiones, y menos aún
"viven felices" fuera del mundo fantasioso de una serie de
televisión. En cambio hay tensiones que causan neurosis en
proporciones epidémicas. La televisión es un escape momen-
táneo, sin embargo es un escape que ha comenzado a destruir
la comunicación entre la gente, tanto en el hogar como entre
el vecindario. El individuo se encuentra cada vez más perdido
en sí mismo. El mundo se transforma en mi mundo, en don-
de mis intereses y mis asuntos son los únicos que valen.
Atrapados en nuestras propias y aisladas cajitas, no es del
todo sorprendente que la soledad sea uno de los más grandes
problemas sociales de hoy. Hay una necesidad desesperante
de pertenecer a un grupo abierto, acogedor, cariñoso, yal
mismo tiempo existe el temor de una falta de adaptación
personal cuando llega el momento de integrarse. Además, el
gran énfasis que los medios publicitarios hace con respecto a
la juventud, la belleza, la moda, y la atracción sexual, hacen
24 / Creo en la evangelización
más agudo que nunca el aislamiento de aquellos que se
sienten incompetentes en alguna o en cada una de éstas
esferas. El terror a no ser queridos, aumenta la sensación de
rechazo e ineficacia. "No le veo ningún sentido a la vida" es
la expresión que oigo con demasiada frecuencia como para
dejarla a un lado sin darle importancia. Unajoven, que había
tratado de suicidarse en doce ocasiones, me contó que tenía
miedo de vivir y miedo de morir.
En este ambiente de casi total frustración, la lástima y el
aborrecimiento de uno mismo se reproducen como cresas.
Las protestas actuales, las críticas o juicios que se hacen
sobre unos y otros son con frecuencia proyecciones de
nuestro propio odio a nosotros mismos. Vivir consciente-
mente con esta angustiosa autocondenación sería insopor-
table; por lo tanto proyectamos nuestros odios sobre alguien
o sobre alguna otra cosa. Esta amargura, profundamente
depositada en los corazones de los individuos y grupos
humanos, es cancerosa y destructiva. Este problema aparece
con una fuerza horrorizante y una desvastación insensata en
Irlanda del Norte y en numerosos grupos de liberación que se
dedican a secuestrar, a mutilar y a matar, muchas veces en
vano. Un siquiatra que trabajaba con estos extremistas
comentó que se odiaban a ellos mismos tanto como odiaban
al objeto de su violencia; este odio de sí mismo 10 podían
proyectar hacia cualquier dirección. Además, debajo de la
superficie de un gran número de ciudadanos decentes y
respetables, para quienes la idea de la violencia física es
anatema, con frecuencia existen profundos sentimientos de
pesar, viejos resentimientos, que se manifiestan en violencia
verbal y malas relaciones; pero casi siempre surgen del
corazón como consecuencia de un considerable grado de
odio de sí mismo. El sentimiento de alienación puede ser
aquí casi abrumador: nos hemos olvidado cómo vivir con
otros, y no podemos soportar vivir con nosotros.
No es sorprendente que muchos sufran en la actualidad de
malas conciencias y sentimientos de culpa. Esto es parti-
Los estados de ánimo / 25
cularmente evidente cuando aconsejamos a aquellos que han
enlutado recientemente: hay una tendencia instintiva a
ensalzar las virtudes del difunto y ajustificar la forma en que
él o ella fueron tratados a 10 largo de la vida: "Hice todo 10
que pude por él". Una cosa es que los filósofos digan que "los
perfectos no existen" y que no hay ni buenos ni malos, todo
es relativo, pero otra cosa es silenciar esa parte nuestra dada
por Dios, que llamamos conciencia. Así es que muchas
personas hoy se sienten confundidas y culpables.
La filosofía existencialista se ha infiltrado en tal forma en
la fibra de la sociedad que, casi desde cualquier dirección, la
impresión es que todo 10 factible en términos de experiencias
personales es también justificable. Hay una descarada osten-
tación de lo que solía llamarse inmoralidad, homosexua-
lismo, pornografía, deshonestidad o engaño. Al mismo
tiempo resulta imposible eliminar los remordimientos de la
conciencia, aun cuando éstos se vuelven menos dolorosos al
ignorarlos constantemente. Una forma de escapar de la pena
y la confusión es transformarse enjuez del comportamiento
ajeno. Cuando uno arroja una piedra a una jauría, el que
ladra más fuerte es el que recibió el golpe. He notado con
frecuencia que aquellos que buscan justificar sus acciones al
sostener que los perfectos no existen, son aquellos que más
fuerte gritan que el comportamiento de ciertos individuos o,
ciertos sectores de la sociedad, es absolutamente erróneo.
Quizá griten más fuerte en estos términos por sus conciencias
golpeadas tantas veces. Una vez más, esto es un asunto de
proyectar nuestra culpa sobre la gente. Qué acertado estuvo
Cristo cuando nos dijo que nos preocupáramos por la viga
que está en nuestro ojo, para ver con claridad y poder sacar la
paja del ojo ajeno.
Junto a estos otros estados de ánimo, hay incuestiona-
blemente un hambre espiritual: hambre por las cosas de Dios
o por alguna forma de realidad o poder espiritual, algo que
sea más grande que nosotros mismos, que nos saque de
nosotros mismos y nos lleve hacia algo que sea real y
26 / Creo en la evangelización
apropiado en términos de experiencia a nivel personal.Podemos ver esto en el dramático avance de las ciencias
ocultas en la última década: las tablas de escritura espiritista,
los tarocos, el adivinar la suerte, los horóscopos, la astro-
logía, la magia blanca, la magia negra, las brujerías. La
proliferación de libros costosos sobre dichos temas, indica la
demanda del público y sus ansias por experiencias espi-
rituales. En agosto de 1975 el Congreso Mundial de Brujerías
en Bogotá, Colombia, reunió a 3.000 brujos, hechiceros y
espiritistas. (Había aproximadamente el mismo número de
obreros cristianos en el Congreso de Evangelización Mundial
en Lausana, en 1974.) Se llevaron a cabo clases sobre
astrología, vudú, exorcismo y sanidad sobrenatural. Sin
embargo, aunque la gente incursione o no en las ciencias
ocultas, hay un creciente deseo por unificar las religiones en
el mundo. Un ejemplo secular de esto es la fanática devoción
por el fútbol, que se ha tomado en muchos países, en la
religión de la gente que además canta, adora los equipos y los
jugadores, debe pagar por su dedicación y cuyo ritual (entre
algunos) es la violencia. Otro ejemplo en el contexto de
creencias religiosas, son las crecientes formas de tolerancia
que estimulan una religión sincrética, en la que todas las
aristas son disimuladas y en la que desaparecen las únicas y
exclusivas afirmaciones del cristianismo. Más que nada
porque la iglesia ha dejado muchas veces de hablar con la
autoridad clara de las Escrituras, es que la mayoría de la
gente se ha inclinado por "lo que dicen los expertos", en los
debates superficiales por televisión y en los diarios del
domingo, quienes como los antiguos atenienses, trataban de
pasar el tiempo contanto algo "nuevo", nada más. El
problema está en que hay un paso muy corto entre creer en
todo y no creer en nada. Si todo es verdad, nada es verdad. Si
todas las formas de acercarse a la religión son igualmente
válidas, no se hallará ningún objetivo valedero o real. Todo es
subjetivo y el subjetivismo sólo está a un paso del ateísmo.
La búsqueda de la verdadera espiritualidad, generalmente
Los estados de ánimo / 27
termina en futura desilusión y desesperanza.
Afuera en el frío estoy,
Contemplando un mundo indiferente,
Con su gente en sus pequeños y hermosos mundos,
y los amigos que ni siquiera me conocen.
Al mundo de ellos no le importa dónde estoy.
Si estoy allí, sigue andando;
Si no lo estoy, sigue adelante,
Mientras camino, divagando, perplejo,
La mente una masa de confundida maquinaria,
En pugna con conflictos y preguntas no contestadas.
No pregunto si el mundo es real. ..
Velando está sobre sus cimientos,
Seguro, concreto, duro, pétreo y real.
Pero yo no soy real. ..0 si lo soy, quizá no debería serlo.
Me responden: "Sonríe, Dios te ama",
Pero no puedo sonreír.
Estoy entumecido por el frío por dentro y por fuera.
Aun el calor de los angulosos edificios de ladrillo
Tan sólo podría entibiar mi cuerpo, nada más.
Estoy solo en un mundo lleno de gente,
Aislado, encerrado en mí mismo,
Frío e insensible, en un mundo frío e insensible.8
Podría argumentarse que no hay nada realmente nuevo en el
hombre de hoy. Muchas de las mismas frustraciones existían
en la época del Nuevo Testamento, o aun cuando se escribió
Eclesiastés. Aunque las causas inmediatas son realmente
diferentes en esta era tecnológica, los resultados de las
costumbres son llamativamente similares: aburrimiento, vio-
lencia, egoísmo, relaciones quebrantadas, apatía, soledad,
compasión de sí mismo, odio a sí mismo, culpabilidad y
hambre espititual. Sin embargo, un claro entendimiento de
estas disposiciones y sus razones, son de gran importancia en
cuanto a evangelismo se refiere. Si nuestro evangelio no
28 / Creo en la evangelización
habla de las necesidades que el hombre y la mujer de hoy
sienten, no habla en absoluto. Más aún, la comunicación de
Dios hacia el hombre es rica y variada y siempre apropiada.
En nuestra predicación y enseñanza, por ejemplo, debemos
ser diligentes en nuestro estudio, no sólo de la Biblia sino de
los periódicos y del clamor de los que nos rodean. Al tratar
de edificar una iglesia unificada y llena de amor, deberíamos
examinar las formas prácticas de restaurar relaciones tron-
chadas y que la gente que se siente sola encuentre una
amistad sin retaceos dentro de la familia de Dios. Tal vez sea
a través de señales y maravillas, o por medio de la alabanza y
la oración que la apatía se quiebre y se empiecen a hacer
preguntas. Tal vez tendrá que haber una reorganización
dentro de la iglesia si es que realmente se produce una
significativa acción y servicio social. ¿Cuáles son las frustra-
ciones de la vecindad? ¿Cómo pueden los cristianos servir a
los que están fuera del reino de Dios de manera que pueda
verse su tierno interés por toda la gente, conozcan o no su
nombre? En cada iglesia será invaluable que los dirigentes
consideren cuidadosamente qué significa realmente en su
caso particular "predicar el evangelio de Cristo... con la
palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios,
en el poder del Espíritu de Dios".9 Si nos aferramos a
esquemas tradicionales del pasado, el resultado será frecuen-
temente pérdida de dinero y energía, con cristianos que
predican a cristianos. Lo que fue apropiado ayer puede no
serlo hoy. Aunque la esencia del evangelio nunca cambia, la
forma de proclamarlo y demostrarlo debe revelar que esta-
mos tratando con un Dios actual. Solamente cuando la gente
oiga su voz hoy podemos decirle que urge, en el nombre de
Cristo, que no endurezca su corazón, pero que debe volverse
a El con verdadero arrepentimiento y fe.
Capitulo 2
¿Qué es
la evangelización?
NUMEROSAS DEFINICIONES han sido sugeridas en la última
mitad de este siglo. La más famosa quizá, es la expre-
sada por la Comisión del Arzobispado en 1918, en un
informe sobre la obra evangelizadora de la iglesia: "Evange-
lizar es presentar a Cristo Jesús en el poder del Espíritu Santo
de una manera tal que el hombre venga a depositar su
confianza en Dios a través de El, que lo acepte como su
Salvador y le sirva como su Rey en la comunión de su
iglesia". 1
Algunos han criticado ciertos detalles de esta definición.
La evangelización, dicen no se debe definir por el efecto
producido en la vida de los demás; mejor dicho, la esencia del
evangelismo del Nuevo Testamento es simplemente "pro-
clamar" el evangelio. El doctor J. 1. Packer, por ejemplo,
sugirió modificar la definición de 1918 con estas palabras:
"Evangelizar es presentar a Cristo Jesús al hombre pecador
para que por medio del poder del Espíritu Santo, pueda venir
a depositar su confianza en Dios a través suyo". 2
Más recientemente, el Congreso Internacional de Evange-
30 / Creo en la evangelización
lización Mundial de 1974 en Lausana, enunció el significado
de la evangelización en los siguientes ténninos:
Evangelizar es proclamar las buenas nuevas de que Cristo
Jesús murió por nuestros pecados y que resucitó confor-
me a las Escrituras, y que como Señor reinante ofrece
ahora el perdón de los pecados y la dádiva liberadora del
Espíritu a todo aquel que se arrepiente y cree. Nuestra
presencia cristiana en el mundo es indispensable para la
evangelización, como también 10 es el diálogo cuyo objeto
es escuchar con sensibilidad para poder comprender. Pero
la evangelización propiamente dicha es la proclamación
del Cristo histórico y bíblico como Salvador y Señor, con
el propósito de persuadir a la gente a venir a El personal-
mente y reconciliarse así con Dios. Al manifestar la
invitación del evangelio no estamos autorizados para
esconder el precio del discipulado. Jesús aún llama a todo
aquel que le ha de seguir y 10 invita a que se niegue a sí
mismo, tome su cruz y se identifique con su nueva
comunidad. Los resultados de la evangelización incluyen
la obediencia a Cristo, la incorporación a su iglesia y un
servicio responsable en el mundo. 3
En forma análoga, el Informe de la Comisión de Evangeli-
zación de la Alianza enfatizó la prioridad de la palabra
hablada: "El verbo de donde deriva la palabra evangelizaciónse usa en el Nuevo Testamento para demostrar la palabra
hablada del evangelio, con la vista puesta en la divina regene-
ración de los oyentes [... ] El significado de la palabra evange-
lización debe, por lo tanto, restringirse al anuncio del mensa-
je de salvación".4
Nuestro punto de partida debe ser, por supuesto, el Nuevo
Testamento, y por 10 tanto necesitamos examinar varias
palabras btblicas para poder comprender la verdadera natu-
raleza de la evangelización. Dos grupos de palabras necesitan
¿Qué es la evangelización? / 31
ser examinados; uno pertenece al ténnino "evangelización"
y el otro, al término "proclamación".
l. EVANGELIZACION
Evangelizar
El verbo (euaggelizesthai) se usa cincuenta y dos veces en
el Nuevo Testamento, incluso los veinticinco usados por
Lucas y los veintiuno por Pablo. Sencillamente, "evange-
lizar" significa anunciar o proclamar o traer buenas nuevas.
En la versión griega (Septuaginta) del Antiguo Testamento
a veces se usa para designar a un corredor que llega con
nuevas de una victoria; en los Salmos ocurre dos vecesS en
el sentido de proclamar la fidelidad y salvación de Dios.
Sin embargo, vale la pena notar que la palabra en el
Nuevo Testamento se emplea frecuentemente en un con-
texto significativo. Por ejemplo, en Lucas 4: l8s, Jesús lee
en Isaías, capítulo 61, durante su acostumbrada visita a la
sinagoga de Nazaret en el día de reposo: "El Espíritu del
Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas (euaggelisasthai) a los pobres; me ha enviado
a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad
a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor". Aquí
vemos al instante que la proclamación de las buenas nuevas
estaba conectada directamente con una demostración de
esas buenas nuevas. Jesús fue enviado a este mundo por su
padre no meramente para conducir campañas de predica-
ción, sino para mostrar la realidad del Dios viviente que
poderosamente llenó las necesidades personales de la gente.
Aunque el verbo "evangelizar" cuando está estrictamente
traducido significa nada más que anunciar buenas nuevas,
es inaceptable en el ministerio de Jesús separar el verbo
activo de la acción en que está establecido.
En efecto, si esto no fuera así, entonces las palabras de
32 I Creo en la evangelización
Jesús habrían sido palabras vacías, típico de la vanidad
inútil del falso profeta. Por eso, cuando Juan el Bautista
languidecía en la prisión de Herodes esperando ser inevita-
blemente ejecutado, le pareció que las "buenas nuevas" de
Jesús habían sido después de todo, meras palabras. ¿Dónde
estaba la evidencia de esa verdad? "¿Eres tú el que había
de venir? " fue interpelado por un mensajero, "¿o espera-
remos a otro?" ¿Cómo le contestó Jesús? ¿Volvió a pre-
dicar otro sermón? ¡No! "En esa misma hora sanó a
muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a
muchos ciegos les dio la vista". Aquí había una demostra-
ción manifiesta de las buenas nuevas que había procla-
mado. Esta fue su respuesta a Juan: "Id y haced saber a
Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos son limpiados, y los sordos oyen, los
muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el
evangelio (euaggelizontai)". 6
Otra vez, en Lucas capítulo 8, vemos la misma base del
evangelismo. En el primer versículo encontramos a Jesús
"predicando (kerusson) y anunciando el evangelio (euagge-
lizomenos) del reino de Dios". ¿Cómo sigue el capítulo?
Primero hay una poderosa predicación en la parábola del
sembrador, más tarde Jesús calma la tempestad en el lago
de Galilea, luego echa fuera a una legión de demonios, más
tarde sana a la mujer con flujo de sangre, y luego resucita
de entre los muertos a la hija de Jairo. ¡Qué forma de traer
las buenas nuevas a las ciudades y pueblos de Galilea! Esto
fue sin dudas el tremendo poder del evangelismo de Jesús.
No fue ni el preludio, ni la consecuencia del evangelismo.
Fue simplemente evangelismo: la presentación de las bue-
nas nuevas (como lo describe Pablo en Romanos 15: 18s)
"con las palabras y con las obras, con potencia de señales y
prodigios, en el poder del Espíritu de Dios". Pablo insisten-
temente dijo que ésta fue la forma que él había usado para
"predicar el evangelio de Cristo abundantemente". La igle-
sia hoy tiene mucha experiencia en la "palabra", y una
¿Qué es la evangelización? I 33
creciente experiencia de "hacer", pero poca evidencia del
poder y prodigios o del Espíritu Santo.
En verdad las informaciones del evangelio nos aclaran
que no podemos separar en el ministerio evangelístico de
Jesús, proclamación o demostración, predicación y acción,
decir y hacer. En el primer capítulo del Evangelio de Mar-
cos tenemos el informe de un típico día en la vida de
Jesús. El capítulo comienza así: "Principio del evangelio
(euaggelion) de Jesucristo". En 1: 14s vemos a Jesús que
predica el evangelio de Dios, y dice: "El tiempo se ha
cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y
creed en el evangelio". Luego siguen una serie de inciden-
tes cuando demuestra la realidad y poder del evangelio: un
hombre es liberado de un espíritu inmundo; la suegra de
Simón es sanada; muchos otros son sanados de sus enfer-
medades, y demonios son echados fuera; un leproso es
limpiado, un paralítico se pone en pie (en el momento en
que Jesús estaba "predicando la palabra"). Esto tenía mu-
cho significado, porque el sanar indicaba el derecho de
Cristo de tener autoridad para perdonar pecados. Cual-
quiera podía decir, "Tus pecados te son perdonados", pero
ninguno podía ordenar que un paralítico se pusiera de pie
y caminara frente a una multitud atónita. Luego, casi en el
episodio siguiente, encontramos que Jesús dice no sola-
mente que había venido para los pecadores sino escanda-
liza a sus acusadores por comer con "cobradores de im-
puestos y pecadores". Continuamente encontramos la
demostración viviente de que realmente hacía lo que decía.
El estaba demostrando buenas nuevas. Como hemos visto,
no podemos tomar el verbo "evangelizar" aislado de su
variado y activo contexto sin destruir una vital parte de su
significado. Nunca fue una mera proclamación de palabras.
Siempre fueron palabras puestas en acción. No solamente
"señales y prodigios", por supuesto, sino numerosos ejem-
plos del amor y cuidado y compasión de aquél que vino
para traer las buenas nuevas. No nos debe sorprender, por
34 / Creo en la evangelización
consiguiente, que Lucas diga en su primer tomo: "Hablé
acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a
enseñar". 7 Aquí, la acción está antes que la enseñanza. Y
la deducción de las palabras de Lucas es que Jesús conti-
nuó haciendo cosas y enseñando a través de su cuerpo, la
iglesia.
En realidad esto es exactamente lo que encontramos. A
través de casi todo el libro de los Hechos, en casi todos los
capítulos (excepto cuando Pablo hace su defensa), vemos
que la demostración va acompañada de la proclamación del
evangelio. Para dar un ejemplo; en el capítulo 8 de Hechos,
los discípulos, esparcidos después de la persecución de
Jerusalén, "iban por todas partes anunciando (euagge-
lizomenoi) el evangelio". Felipe el evangelista fue a Sama-
ria y predicó a Cristo. "Y la gente unánime, escuchaba
atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo
las señales que él hacía. Porque de muchos que tenían
espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y
muchos paralíticos y cojos eran sanados". Más adelante,
Lucas dice que los samaritanos "creyeron a Felipe, que
anunciaba el evangelio (euaggelizomeno) del reino de Dios
y el nombre de Jesucristo". 8 Aquí encontramos un evan-
gelio poderoso, no sólo por el fiel anuncio de las buenas
nuevas del reino de Dios, sino también por las buenas
acciones que acompañaban a las buenas palabras.
El más significativo de todos los pasajes es quizá el de
Hechos 10:36-38. En estos versículos Pedro explica el
evangelio en un ambiente que nunca habría imaginado
fuera posible:a gentiles en casa de un gentil, Camelia. Este
notable cruce de barreras entre judíos y gentiles dio auten-
ticidad al mensaje que a continuación sería entregado. Y
en una forma realmente sorprendente Pedro habla acerca
de Dios, "anunciando el evangelio (euaggelizomenos) de la
paz por medio de Jesús". Luego sigue explicando la pala-
bra que fue anunciada (por Dios a través de Jesucristo):
"Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con su poder a
¿Qué es la evangelización? /35
Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y
sanando a todos los oprimidos por el diablo". Pedro luego
habla en forma concisa acerca de la muerte y resurrección
de Jesús. Esta fue la acción de Dios: evangelizar por medio
de su hijo Jesucristo. No fue tan sólo la proclamación de su
palabra que había sido hecha carne, sino de una palabra
que era activa y poderosa en la vida de un pueblo necesi-
tado. Esta es, sin dudas, una parte vital del trabajo evange-
lístico de Dios en el mundo a través de su Hijo: "haciendo
bienes y sanando". El evangelismo sin realidades concretas,
se transforma en palabras huecas y sin sentido.
No es sorprendente, por lo tanto, que las mismas quejas
en contra de la iglesia se las escuche de todos los lados:
"La iglesia está sofocada con palabras y hambrienta de
experiencias"; "El mundo está harto de dogmas, pero la
gente tiene hambre de vida"; "Palabras, palabras, palabras;
estoy harto de palabras... Quiero que me muestren". No
hace mucho, mientras me preparaba para una campaña en
una ciudad, la comisión organizadora me recordó que la
mayoría de la gente se "resistía a las palabras". Volvere-
mos a este tema y en forma más extensa en el próximo
capítulo. Desde los días del Nuevo Testamento hasta el
siglo XX sigue siendo cierto que a menos que haya una
demostración del Espíritu, la predicación del evangelio será
en vano. No será evangelismo.
Tal vez, lo que mejor ilustre esta verdad en términos
reales sea la más extraordinaria campaña evangelística que
tuve el privilegio de presidir. Se me pidió que "anunciara
las buenas nuevas de Jesucristo" tanto formal como infor-
malmente: a través de servicios, reuniones en hogares, reu-
niones juveniles, etcétera. Sin embargo, el contexto de esta
proclamación de palabras había sido verdaderamente muy
fructífero. En las dos iglesias afectadas hubo un movimien-
to grato y poderoso del Espíritu de Dios. Esto condujo a la
oración, a experimentar algunos de los hasta ahora desco-
nocidos dones del Espíritu (tales como profecía, sanidades,
36 / Creo en la evangelización
interpretación de lenguas), a que pequeños grupos en
comunión se reunieran regularmente, a que toda la con-
gregación participara en la comunidad en forma saludable,
y por sobre todas las cosas, a un compañerismo cálido,
amante, acogedor y solícito por parte del pueblo de Dios:
un verdadero cuerpo de Cristo. De modo que durante el
largo fin de semana que duró la campaña, la cosecha espi-
ritual fue bastante notable: aproximadamente cien hom-
bres y mujeres profesaron su fe en Cristo en un solo día, y
tengo entendido que el ciento por ciento de los que profe-
saron acudieron a los pocos días a la reunión de consoli-
dación de los resultados y que el trabajo de Dios en esas
iglesias ha continuado con fuerza. Si bien es cierto que no
debemos medir el evangelismo en términos de "éxito"
aparente, es igualmente cierto que aquí se proclamaron las
buenas nuevas de Jesucristo en forma completa y poderosa
"con la palabra y con las obras, con potencia de señales y
prodigios, en el poder del Espíritu de Dios". No nos debe
extrañar, por lo tanto, que Cristo pudiera "traer a la obe-
diencia" a tantos.
En otras campañas o servicios evangelísticos, pude apre-
ciar el inmenso poder de alabanza y adoración que prece-
día a la más formal presentación del evangelio. Volveremos
a esto más tarde, pero generalmente, después de veinte o
treinta minutos de canto específicamente dirigido a la ala-
banza a Dios, se siente la presencia de Dios, lo que maravi-
llosamente permite a la gente oír y recibir la palabra de
Dios. Después de todo, Pentecostés no comenzó con pre-
dicación sino con adoración. "Una comunidad que adora,
predica para que se contesten las preguntas planteadas por
medio de sus oraciones".9
Esta es una afirmación clara y profunda. Muy a menudo
la gente ni siquiera formula preguntas acerca de Dios. Son
simplemente apáticos. Pero cuando uno comienza a ver
hombres y mujeres comunes absortos en algo, excitados
por algo, gozosos por algo, enamorados de algo, que cantan
¿ Qué es la evangelización? / 37
por algo, naturalmente uno va a querer saber qué es ese
algo. Entonces las preguntas se formularán, lo cual es un
preludio para recibir las buenas nuevas de Cristo.
También vale la pena notar en forma sintética que el
verbo "evangelizar" a veces se usa tanto para aquellos que
están dentro del reino, como para los que están afuera. En
Romanos 1: 15, por ejemplo, Pablo escribió: "Pronto estoy
a anunciaros el evangelio (euaggelisasthai) también a voso-
tros que estáis en Roma"; y al referirse a "vosotros" se
refería a los "amados de Dios, llamados a ser santos" (v.
7). Mientras tanto se tenía que contentar con enviarles una
carta. ¡Y qué carta! Encontramos aquí una magnífica
exposición del evangelio, y las generaciones subsiguientes
han demostrado que ella resulta sumamente apropiada
tanto a creyentes como a inconversos. El evangelio afecta
toda nuestra vida. Michael Green describió el evangelio una
vez como si fuera el mar: una criatura puede chapotear en
la playa, pero aún la jirafa pronto desaparece en las profun-
didades. Cuanto más crecemos espiritualmente, más pro-
fundo se hace el evangelio. Nunca deja de ser apropiado,
consolador y desafiante. Aunque resulte raro, es bíblico
hablar de evangelizar cristianos. Hasta los más maduros en
la fe necesitan que el evangelio les sea predicado con toda
su simplicidad, pero a la vez con toda su profundidad.
Hasta que no gocemos ampliamente "la gloriosa libertad de
los hijos de Dios", y hasta que no veamos con claridad "su
gloriosa herencia en los santos", con todo ese inconmen-
surable poder que está al alcance de quienes creemos, no
dejaremos de necesitar que las buenas nuevas nos sean pre-
dicadas: libertad para los cautivos, vista para los ciegos, y
libertad para los oprimidos.
El evangelio
El sustantivo (euaggelion) 1O aparece setenta y dos veces en
el Nuevo Testamento, con cincuenta y cuatro en los escri-
tos de Pablo. De estos pasajes podemos aprender las si-
38 / Creo en la evangelización
guientes verdades acerca del evangelio que debe ser pro-
clamado en la evangelización.
(i) Es el evangelio del reino. 11 Muchas veces, esta
expresión ha causado debates y confusión. Algunos
igualan el reino de Dios con la sociedad y el órden
social, como si el reino de Dios se presentase por el
ejercicio de justicia social. Otros ven el reino de Dios
enteramente en el futuro, con relación a los nuevos
cielos y nuevas tierras en las que sólo mora la
santidad. Otros lo igualan con la iglesia militante, en
el cielo y en la tierra. No hay duda que todas estas
ideas están comprendidas en el concepto del reino,
pero la idea bíblica primitiva del reino es la autoridad
y dominio del Rey. Naturalmente, algún día Cristo
tendrá completa autoridad sobre todo, y está hoy
interesado por la justicia social, pero básicamente la
palabra se refiere simplemente a la soberanía del
Rey, que tiene la autoridad para dominar: "Jehová
estableció en los cielos su trono, su autoridad y su
poder y su reino domina sobre todos" .12 Es parti-
cularmente significativo que las primeras dos refe-
rencias al evangelio del reino están en el contexto de
la manifiesta autoridad de Cristo sobre el poder del
mal. En ambas escrituras, Mateo 4:23 y 9:35, vemos
a Jesús "predicando el evangelio del reino y sanando
toda enfermedad y toda dolencia del pueblo". Más
aún, aunque el hecho del reino de Cristo incluye el
desafiante mandato de obedecerlo, es en realidad
buenas nuevas saber que alguien está controlandoeste mundo y nuestras vidas personales. Son buenas
nuevas saber que en cualquier situación, por más
caótica, desastrosa, desgarradora y dolorosa que sea,
Jesús es el Señor. "Jehová reina; regocíjese la tierra",
canta el Salmista. Nada está finalmente fuera de su
soberano control. El tiene al mundo entero en sus
manos.
¿Qué es la evangelización? /39
(ii) Es el evangelio de Dios. 13 Esto es así en dos sen-
tidos. En primer lugar, las buenas nuevas son
acerca de Dios: hablar de un Dios infinito y personal
que de tal manera amó al mundo que dio a su
unigénito Hijo por nosotros, que desea reconci-
liarnos con El, que desea ser nuestro padre, y que
manda a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y
nos dice: "¡Abba, Padre! " Para los que buscan a
Dios y están perdidos en el laberinto de ideas
religiosas, el evangelio realmente contiene buenas
nuevas acerca de Dios. En segundo lugar son buenas
nuevas de parte de Dios. Son su iniciativa y su
revelación. El hombre dejado a su libre albedrío
nunca podría encontrar a Dios ni conocer la verdad
acerca de Dios. Pero Dios en su misericordia se reveló
a sí mismo. Es por ende específicamente el evangelio
de Dios, no del hombre. 14 Dios ha revelado su
palabra. Es por sobre todo sus buenas nuevas. En
vista de esto, cualquier distorsión o alteración del
evangelio hecha por el hombre es extremadamente
seria. "Si alguno os predíca diferente evangelio del
que habéis recibido, sea anatema" .15 En efecto, si
hombres "indoctos e inconstantes", tuercen las Es-
crituras en forma alguna, lo hacen "para su propia
perdición" .16
(iii) Es el evangelio de Jesucristo. 17 Nuevamente es
buenas nuevas en dos sentidos. En primer lugar,
Jesús lo trajo al mundo. Sin El, de ningún modo
habrían buenas nuevas. Aparte de la específica
revelación que le fue dada a los judíos a través de la
ley y los profetas, el mundo habría continuado en la
tiniebla espiritual. "Los días de ignorancia" habrían
seguido indefinidamente. En segundo lugar, Jesús
personifica al evangelio. Fue ésta una estupenda obra
dramática: la palabra de Dios dramáticamente re-
presentada en la tierra. En efecto, porque El era la
40/ Creo en la evangelización
Palabra hecha carne pudo hacer ese sorprendente
anuncio: "El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre".18 Ahora por fin podemos saber la verdad
acerca de Dios, porque podemos ver la verdad de
Jesús.
(iv) Es un evangelio que debe ser apropiado personal-
mente. A veces, Pablo habla de "nuestro" evangelio,
o también de "mi" evangelio. 19 Hasta que no haya
una sentida y personal respuesta al evangelio, en el
cual no sólo creamos sino que también persevere-
mos, el evangelio en sí es en vano. 2O
Por otra parte, esta respuesta debe ser total, equiva-
lente a la pérdida de nuestra vida, sin sentirse
avergonzado del evangelio, haciendo todo "por
causa del evangelio", estando además dispuestos a
abandonar casa y familia "por el evangelio".21
Además, ya que debe ser una respuesta libre y
dispuesta, lamentablemente es posible que la per-
damos, la ignoremos, la desobedezcamos o la recha-
cemos. 22 El amor rechazado siempre arriesga, y una
parte esencial del amor de Dios es que El respeta
solemnemente el libre albedrío del hombre. La
naturaleza de su juicio subraya la decisión que
hacemos acerca de El. La realidad del evangelio no
nos da pie para menospreciar "las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad". "¿No sa-
bes" pregunta Pablo, "que la benignidad de Dios te
conduce al arrepentimiento? ,,23
(v) Es un evangelio para todos los hombres. 24 Dios no
sabe de barreras de clase, de creencias o de cultura; El
desea que todos se arrepientan y sean salvos. "Es rico
para con todos los que le invocan; porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor, será salvo".25 Por
lo tanto el evangelio debe ser compartido con
otros. 26 Cierta vez, un estudiante le preguntó a
Carlos Spurgeon si el pagano que nunca había
¿Qué es la evangelización? /41
escuchado el evangelio sería salvo. Spurgeon le
contestó lo siguiente: "Para mí el asunto es más bien
si podemos ser salvos nosotros que sabemos del
evangelio y dejamos de darlo a conocer a otros". 27
En efecto, la tarea evangelizadora no debe ser des-
cuidada en ninguno de sus aspectos, ya que el
evangelio ha sido "confiado" a nosotros y "deposi-
tado" en nosotros; por lo tanto somos ahora llama-
dos para "servir" al evangelio.28 William Barclay lo
expresó muy claramente: "El hombre debe dar su
vida por aquello que le ha dado vida". Además, la
responsabilidad de difundir el evangelio es tan so-
lemne y urgente que Pablo, sin tener en cuenta los
sufrimientos personales, se preocupó muchísimo de
no "poner obstáculos" en su camino.29
El sustantivo "evangelista" (euaggelistes) aparece tres veces
en el Nuevo Testamento, y se refiere a Felipe, a Timoteo y a
los que les sería dado este ministerio dentro del cuerpo de
Cristo, para beneficio de todo el Cuerpo. 3O Por lo tanto,
aunque el evangelismo es responsabilidad primordial de toda
la iglesia, y en este sentido todos los cristianos están
comprometidos en el evangelismo, no todos los cristianos
son llamados a ser evangelistas. Todo cristiano pertenece a la
iglesia, que está indefectiblemente envuelta en el evange-
lismo, pero muchos cristianos hallarán que su principal
esfera de servicio está dentro del cuerpo de Cristo. Aquí
están para amar y servir a unos y a otros conforme a la
dirección de Dios y según el Espíritu distribuye los dones,
para que todo el cuerpo se fortalezca y esté mejor dotado
para anunciar a Cristo. Mas dentro de la iglesia algunos serán
especialmente llamados para ser evangelistas, así como otros
tendrán un ministerio profético, y otros serán pastores y
maestros. El don de Dios hace que un hombre sea un
evangelista. Otros también tendrán la capacidad de explicar
el evangelio, pero el evangelista tendrá el peso de evangelizar
42 / Creo en la evangelización
y de comunicar eficazmente el evangelio por medio de esa
habilidad otorgada por Dios. Este don, como todo otro don
o ministerio, deberá ser evidente y reconocido por la iglesia.
Como éste es uno de los dones "para la edificación del
cuerpo de Cristo", nadie deberá ser un evangelista por
designación propia, sino uno reconocido y animado en este
ministerio por el cuerpo de cristianos a quién él sirve.
2. PROCLAMACION
"Predicar" (kerussein) , "predicación" (kerugma) , y "pre-
dicador" (kerux). El verbo cuyo significado es "predicar",
"publicar" o "proclamar" se emplea con la misma asiduidad
que el verbo "evangelizar", y aparece sesenta y una veces en
el Nuevo Testamento. La predicación (kerugma) aparece
ocho veces, y el predicador o pregonero (kerux), sólo tres. La
idea básica detrás de estas palabras es la de un heraldo que
entrega un mensaje que le ha sido encomendado por el rey.
Senft expresa esto bien en Vocabulary oi the Bible de von
AIImen:
Predicar, particularmente, ha perdido para nosotros su
significado primitivo, ya que hace pensar en un discurso
más o menos personal, más o menos doctrinal y teórico,
dirigido a un grupo cerrado de creyentes convencidos
dentro del recinto de la iglesia, y esto es justamente lo
opuesto de lo que debe indicar y de lo que la palabra
original significa: una proclamación hecha por un heraldo,
por un pregonero, a plena luz del día, al son de la
trompeta, al corriente, dirigida a todos porque viene del
rey mismo... El principal requisito de un heraldo es la
absoluta fidelidad; no debe expresar sus propias ideas,
sino entregar un mensaje que le ha sido confiado; no se le
pide opinión acerca de las preguntas en discusión, es sólo
el intérprete de quien le ha dado un mandato. Por este
preciso motivo, se le confiere la autoridad que representa
¿Qué es la evangelización? / 43
y su palabra está dotada de un prestigio incuestionable. El
heraldo no es nada en sí mismo; habla como representante
de aquel que lo ha enviado y a favor del mensaje que le ha
sido confiado. 3 1
La palabra kerugma o el mensaje que se proclama, es
comparada por Pablo con euaggelion, el evangelio. Estoestá
muy claro en Romanos 16: 25: "Y al que puede confirmaros
según mi evangelio (euaggelion) y la predicación (kerugma)
de Jesucristo". Por el contexto está claro que él consideró su
evangelio y la predicación de Cristo un mismo mensaje: es el
cumplimiento de los escritos proféticos dados por Dios, con
aplicación mundial, que llaman a la obediencia de fe. Sin
embargo, cuando escribió a los corintios, Pablo enfatiza que
su kerugma era completamente diferente de la retórica
estudiada y la elocuencia florida del sofista griego profe-
sional. Sin duda que estos conferenciantes viajeros, con su
impresionante fluidez de palabras elevadas daban toda la
apariencia de sabiduría, pero a los ojos de Dios todo era vana
necedad. Pablo, sin embargo, vio que su tarea era la de
proclamar el mensaje divino del "Cristo crucificado";aun-
que sería un tropiezo para los judíos y locura para los
griegos. El sabía que Cristo era el poder y la sabiduría de
Dios, por lo tanto, se apartó de las ostentosas técnicas de los
filósofos griegos, "ni mi palabra, ni mi predicación (kerug-
ma), fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino
con demostración del Espíritu y del poder, para que nuestra
fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios".32 A diferencia de los polemistas de este
siglo, cuya habilidad radicaba en el juego de palabras, Pablo
entregó un mensaje arraigado en las verdades históricas de
Jesucristo, particularmente su muerte y resurrección. Esta es
la razón del poder de sus palabras: estaba proclamando al
Cristo viviente, que había resucitado de entre los muertos.
En efecto, como más adelante lo siguió explicando en su
carta: "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra
predicación".33
44 / Creo en la evangelización
Durante muchos años, los teólogos se han debatido sobre
la existencia o no de una kerugma determinada, ya que
siempre se la encontraba en la predicación evangelística de la
iglesia primitiva. Algunos hallan tres puntos es~nciale~ en el
evangelio apostólico, y otros cinco, seis o slete. Mlchael
Green, en su excelente libro Evangelism in the Early
Church,34 resume el debate en diez páginas que son de gran
ayuda. Probablemente, la conclusión más exacta es que:
todos los cristianos estaban convencidos que Jesucristo
era la última palabra de Dios al hombre, el que trajo de
Dios todo lo que nosotros podríamos apreciar en los
únicos términos que podríamos comprender, los términos
de una vida humana; aquel que al morir y resucitar de
nuevo estaba manifiestamente vindicado en sus reclama-
ciones y logros. Todos creían esto en común: los mo~os
de expresarlo dependían en gran parte de sus proplos
antecedentes intelectuales y espirituales y en el de sus
oyentes. 35
Quizá la dificultad de resumir el mensaje apostólico surge
del hecho de que cuando los apóstoles proclamaban la
palabra, más que declarar palabras bíbl~cas ~, fo~as del
evangelio, proclamaban al mismo Jesucnsto: Predlcamos
(kerussomen) a Jesucristo como Señor".36 John Wesley
escribió en su Diario del día 17 de julio de 1739: "Fui a
Bradford a cinco millas de Bath. Algunas personas se habían
instalado en un lugar conveniente, en la cima de la colina a
cuyo pie está la ciudad; en ese l~gar, of~ecí. ~ Crist~ .a
alrededor de mil personas, para sablduna, Justicla, santifI-
cación y redención". Indudablemente, nuestras palabras y
doctrinas deben ser correctas; pero "predicar la palabra" es
básicamente ofrecer a Cristo a la gente.
El profesor James Stewart, en su libro sobre este tema,
capta la vitalidad de la verdadera predicación:
¿ Qué es la evangelización? / 45
Ernest Raymond, novelista y ensayista, ha descrito el más
grandioso sermón que jamás he oído. Cuenta que el
sermón en sí fue de lo más común; intelectualmente
insignificante, estéticamente imperfecto, su construcción
tenía errores, y la forma de entregar el mensaje fue
desagradable. Sin embargo, su efecto fue arrollador...
"Creo que habló durante una hora, nadie se movió, y la
mayoría de nosotros estuvimos muy quietos toda la
noche... " Una cosa es aprender la técnica y mecanismo
de la predicación; otra cosa es predicar un sermón por
medio del cual se corra el velo y se caigan las barreras que
esconden el rostro de Dios. 37
Esta es en su esencia la tarea del evangelista y pregonero, y
con este fin debe ser no sólo fiel al mensaje que le fue
confiado, sino también dependiente del Espíritu Santo, ya
que sólo él puede glorificar a Cristo y traer a los oyentes en
contacto con el Dios viviente.
Capítulo 3
La Palabra
en la evangelización
La Palabra de Dios
"LA PALABRA" es una frase que se ha tornado jerga familiar
en algunos círculos cristianos. " ¡Fue una buena palabra la de
esta noche! " dice un miembro de la iglesia al predicador
cuando termina el servicio. "¿Predica él la palabra?"
pregunta un cristiano respecto a la verdad bíblica de un
ministro.
Por buena o mala que sea lajerga, es efectivamente bíblica.
Al describir el trabajo evangelístico de la iglesia en los
Hechos de los Apóstoles, Lucas usa "la palabra" más de
cincuenta veces. 1 Los discípulos oraron "que con todo
denuedo hablen tu palabra", y cuando fueron llenos del
Espíritu Santo, eso es precisamente lo que sucedió.2 Des-
pués de la persecución en Jerusalén, los que estaban espar-
cidos "iban por todas partes anunciando el evangelio".3
Pablo y Bernabé, en su primer viaje misionero "anunciaban
la palabra de Dios,,4 en las sinagogas de Seleucia y Chipre;
y más tarde pasó dieciocho meses "enseñándoles la palabra
48 / Creo en la evangelización
de Dios" en Corinto. 5 Era tan importante esta tarea que
los apóstoles sabían que no debían dejar "la palabra de
Dios para servir a las mesas", por más apremiante ~ue. pu-
dieran ser algunas de las necesidades pastorales Ypracticas;
su tarea era la de dedicarse a la oración y al "ministerio de
la palabra".6
De la misma manera, por la parte receptora, se juntó casi
toda la ciudad de Antioquía "para oír la palabra de
Dios";? tanto los samaritanos como los gentiles "habían
recibido la palabra de Dios";8 y en Antioquía estaban tan
emocionados con las buenas nuevas de la salvación de Dios
que "glorificaban la palabra del Señor".9 En los Hechos,
Lucas habla diversamente de "la palabra de Dios", "la pala-
bra del Señor", "la palabra de su gracia" o simplemente "la
palabra". . .
Además, es de particular interés que Lucas, al descnblf
el éxito evangelístico de la iglesia, dice: "y crecía la pala-
bra del Señor",1O "pero la palabra del Señor crecía y se
11 d 'f d'''12multiplicaba", "y la palabra del Señor se 1 un la ,
"y así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del
Señor" .13 Esta es una forma tan marcada de registrar el
crecimiento de la Iglesia que Calvino en su Comentario
dice de Hechos 19: 20: "La palabra crecía 10 refiero al
número de hombres, como si él debiera haber dicho que la
Iglesia aumentaba". Sin embargo, las cuatro veces Lucas
dice "la palabra" y no "la iglesia", posiblemente por esta
razón: como Jesús era la Palabra hecha carne, así la iglesia
como el cuerpo de Cristo es en un sentido, la Palabra hecha
carne. Como veremos más adelante, una forma vital de
comunicación entre Dios y el mundo es la iglesia. Así es
que cuando la iglesia creció, es muy significativo decir que
la "palabra crecía".
1. ¿QUE ES "LA PALABRA"?
A lo largo de todas las Escrituras la palabra de Dios siem-
La Palabra en la evangelización /49
pre se considera algo que vive y actúa:
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve y
no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar
y producir, y da semilla al quesiembra, y pan al que
come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volve-
rá a mí vacía, sino que hará lo que quiero, y será prospe-
rada en aquello para que la envié. 14
El Nuevo Testamento da el mismo testimonio. Pablo
dice acerca del evangelio cuando predicaba a los tesaloni-
censes, que "no llegó a vosotros en palabras solamente,
sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena
certidumbre", en verdad, recibieronsu mensaje como la
"palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyen-
tes" .15 Pedro también recordó a sus lectores que habían
sido "renacidos, no de simiente corruptible, sino de inco-
rruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para
siempre". Luego de citar de Isaías 40 para asegurarles que,
a diferencia de la fragilidad humana, la palabra del Señor
permanece para siempre, él escribe: "Esta es la palabra que
por el evangelio os ha sido anunciada" .16
El escritor a los Hebreos enfatiza que "la palabra de
Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón".1 7 Esto es particularmente
interesante, pues muestra que no podemos separar la pala-
bra de Dios del Dios viviente. La palabra es viva y eficaz
porque Dios es vivo y eficaz; la palabra discierne los pensa-
mientos e intenciones del corazón porque Dios hace justa-
mente eso. En efecto, después de esta exposición acerca de
"la palabra", el próximo versículo empieza: "Y no hay
cosa creada que no sea manifiesta en su presencia".
Desde los días de C. Hodge y B. B. Warfield en el siglo
50 / Creo en la evangelización
XIX ha habido en algunos círculos una correspondencia
precisa entre "la palabra de Dios" y las Escrituras: una
identificación en proporción de uno a uno. No cabe la
menor duda que las Escrituras juegan una parte vital en la
revelación de Dios hacia los hombres. Forman la autoridad
objetiva suprema para lo que Dios ha dicho. Vemos esto
con suma claridad en las enseñanzas de Jesús. Hay básica-
mente tres reclamaciones de autoridad para lo que creemos
y cómo nos comportamos: las Escrituras, la razón y la
tradición. Sin embargo, Jesús no sólo conocía las Escritu-
ras, respetaba las Escrituras, cumplía las Escrituras, vivía
cerca de las Escrituras y enseñó las Escrituras; también
increpó a los racionalistas de sus días por permitir que
dominara la razón sobre su creencia: "Erráis ignorando las
Escrituras y el poder de Dios";18 y corrigió a los tradicio-
nalistas cuando sus tradiciones chocaban con la palabra de
Dios: "porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis
a la tradición que habéis trasmitido".19 Es decir, que tanto
la razón como la tradición deben inclinarse ante la suprema
autoridad de las Escrituras, que es la palabra de Dios. No
existe ninguna duda acerca de la inmensa importancia de
las Escrituras en lo que a comunicación de Dios con los
hombres se refiera.20
No obstante, en la Biblia la "palabra de Dios" es más
importante que las "palabras de la Biblia", pese a la impor-
tancia de aquellas palabras como declaración objetiva de la
verdad divina. Por ejemplo, es por la palabra de Dios que se
crearon los cielos y la tierra;21 en Jesucristo "aquel verbo
fue hecho carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y
de verdad";22 y es a través de Jesús que Dios nos ha habla-
do. 23 Además, Dios ha hablado "muchas veces y de mu-
chas maneras", no sólo por medio de las Escrituras. Por
ejemplo, en el Salmo 19, David habla de la revelación de
Dios tanto en su creación como en su palabra. De manera
muy gráfica describe la creación como el elocuente silencio
de la palabra de Dios:
La Palabra en la evangelización /51
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día,
y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje ni palabras,
Ni es oída su voz.
Por toda la tierra salió su voz
y hasta el extremo del mundo sus palabras.
La palabra silenciosa de Dios, que llegue a nosotros en
forma visual y no audible, es algo que necesitamos recordar
cada vez más en esta era dominada por la televisión, por
lustrosas revistas, y el popular periódico. Las artes creativas
juegan un papel vital en la proclamación de la Palabra que
una vez se hizo carne. El teatro, la danza, la mímica, la
pintura, la fotografía, la arquitectura, los tapices: todos
ellos pueden contar la gloria de Dios y anunciar su obra. A
veces, una presentación silenciosa de la verdad de Dios
puede hablar con más fuerza que las palabras. Pablo tam-
bién aclara que Dios ya se ha revelado a sí mismo, incluso a
aquellos que no tienen la revelación especial de su palabra
escrita, tanto en la creación como en la conciencia. 24 Aquí
Dios les "manifestó" la verdad; ha "escrito" su ley en sus
corazones.
De esto se desprende que la "palabra de Dios" no debe
ser tomada exactamente sólo como las Escrituras; es la
comunicación de Dios mismo con el hombre. Abarca "las
muchas veces y... muchas maneras" en que El revela "su
eterno poder y deidad", su "gracia y verdad", su salvación
y su juicio. En efecto, porque Dios es el Dios viviente que
piensa y siente, habla yactúa, su comunicación con perso-
nas vivientes hechas a la imagen de Dios y que también
piensan y sienten, hablan y actúan, es inevitablemente
compleja y variada. El punto vital es que Dios se revela al
hombre, que Dios da un "espíritu de sabiduría y de revela-
ción en el conocimiento de él",25 que Dios habla y actúa
52 / Creo en la evangelización
de manera tal que podemos decir que se "comunica". La
palabra de Dios sin Dios es un absurdo. "La letra mata";
sólo "el espíritu vivifica".26 Por tanto, para que las pala-
bras bíblicas se transfonnen en palabras de Dios vivientes y
activas, la intervención del Espíritu Santo es primordial.
Es interesante ver con qué claridad fue entendido todo
esto por los refonnadores, quienes redescubrieron la im-
portancia central de la palabra escrita de Dios. Francois
Wendel, Decano en Teología en la Universidad de Stras-
burgo y afamado experto de la Refonna, hizo este atinado
comentario sobre Calvino y su fonna de entender la Escri-
tura:
La Escritura en sí misma no es nada más que una carta
muerta, como cualquier documento histórico. Para po-
der encontrar la palabra viviente de Dios en ella, y tener
la seguridad que esta palabra está dirigida personalmente
a cada uno de nosotros, deberá antes intervenir el Espí-
ritu Santo. El Espíritu Santo que hace uso de los escri-
tos bíblicos para ponemos en contacto con la palabra de
Dios, y el que al mismo tiempo trabaja en nosotros para
hacemos descubrir esta palabra en la Escritura y aceptar-
la como proveniente de Dios. En un célebre pasaje Cal-
vino ha definido qué se entiende por esta intervención
del Espíritu Santo, dar testimonio en el alma de todo
creyente, de la verdad y de la autenticidad de la Escri-
tura: "Aunque, en efecto, sólo Dios es testigo idóneo de
su palabra, sin embargo esa palabra no será creída en el
corazón del hombre si no está sellada por el testimonio
interior del Espíritu... Por lo cual es necesario que el
mismo Espíritu que habló por boca del Profeta entre en
nuestros propios corazones y los toque hasta el tuétano
para así persuadidos de que los profetas fielmente decla-
raron aquello que les fue encomendado de lo alto".27
Es por esta verdad que Pablo comprendió la suprema
La Palabra en la evangelización / 53
importancia de una "demostración del Espíritu y de poder"
cuando predicaba el evangelio del "Cristo crucificado"; sólo
entonces la fe de los que creyeran podría descansar no
en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. 28
Claro está que, a menos que este poder del Espíritu estu-
viera presente, Pablo no habría estado proclamando verda-
deramente la palabra de Dios, por muy sincero que fuese a
las Escrituras. Aunque las predicaciones evangelísticas en
los Hechos incluyen lógicamente citas del Antiguo Testa-
mento (particulannente cuando se proclama la palabra de
Dios a los judíos), había junto con los puntos centrales del
evangelio,29 una relevancia y consagración que contri-
buían a la verdadera comunicación con aquellos qüe escu-
chaban. Por lo tanto, predicar la palabra no es solamente
fidelidad a las palabras blblicas ( ¡más de un sennón orto-
doxo ha hecho donnir a la gente! ), sino que es la palabra
de Dios para esa gente en aquella ocasión por la actividad

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