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La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad —con integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo. Título del original: Answers to Common Questions About Angels & Demons © 2011 por H. Wayne House y Timothy J. Demy y publicado por Kregel Publications, una división de Kregel, Inc., P.O. Box 2607, Grand Rapids, MI 49501. Traducido con permiso. Edición en castellano: Respuestas a preguntas sobre ángeles y demonios © 2013 por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechos reservados. Traducción: Daniel Menezo Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin el permiso escrito previo de los editores, con la excepción de citas breves o reseñas. A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia. Las opiniones expresadas en este libro son de los autores solamente, y no reflejan la posición o la aprobación en particular de alguna agencia u organización gubernamental, militar o de otro tipo. EDITORIAL PORTAVOZ P.O. Box 2607 Grand Rapids, Michigan 49501 USA Visítenos en: www.portavoz.com ISBN 978-0-8254-1927-0 (rústica) ISBN 978-0-8254-0363-7 (Kindle) ISBN 978-0-8254-8497-1 (epub) 1 2 3 4 5 / 17 16 15 14 13 Impreso en los Estados Unidos de América Printed in the United States of America http://www.portavoz.com Para Lynn Barnes y Ken Hillard: Gracias por varias décadas de amistad y de aliento. “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”. Proverbios 17:17 Contenido Acerca de esta serie Introducción PRIMERA PARTE: LOS ÁNGELES, SATANÁS Y LOS DEMONIOS SEGÚN LA BIBLIA 1. ¿Cuál es el origen de los ángeles? 2. ¿Cuál es la naturaleza de los ángeles? 3. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre los ángeles y los humanos? 4. ¿Cuáles son las clasificaciones bíblicas de los ángeles? 5. ¿Dónde viven los ángeles? 6. ¿Cuántos ángeles hay? 7. ¿Quién es “el ángel del Señor”? 8. ¿Cuál es el ministerio de los ángeles? 9. ¿Tienen todos los ángeles nombres propios? 10. Los ángeles, ¿son fantasmas? 11. ¿Tienen género los ángeles? 12. ¿Qué relación tuvo Jesús con los ángeles? 13. ¿Cuáles son los nombres bíblicos de Satanás? 14. ¿Qué dice la Biblia sobre la personalidad de Satanás? 15. ¿Cuál es la naturaleza de Satanás? 16. ¿Cuándo fue creado Satanás? 17. Satanás, ¿es omnisciente? 18. ¿Cuál es la naturaleza y el origen del pecado de Satanás? 19. ¿Cuáles son las actividades de Satanás? 20. ¿Dónde mora Satanás? 21. ¿Cuál es la relación de Satanás con el mundo? 22. ¿Cuál es el futuro de Satanás? 23. ¿Cuál fue el origen de los demonios? 24. ¿Cómo se clasifican los demonios? 25. ¿Cuál es la naturaleza de los demonios? 26. ¿Qué actividades tienen los demonios? 27. ¿Dónde habitan los demonios? 28. ¿Qué interacción tuvo Jesús con Satanás y con los demonios? 29. ¿Cuál es el significado de “lenguas angélicas” (1 Co. 13:1)? 30. ¿A los ángeles caídos, ¿se les llama “hijos de Dios” en Génesis 6? 31. ¿Predicó Jesús a los ángeles caídos en 1 Pedro 3:19? 32. ¿Quiénes son los ángeles en Judas 6-7? 33. ¿Dónde dice la Biblia que el arcángel Miguel discutió con Satanás, como declara Judas 9? 34. ¿Qué es la “medida de ángel” (Ap. 21:17)? SEGUNDA PARTE: LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS EN LA HISTORIA Y EN LA TEOLOGÍA CRISTIANAS 35. ¿Qué opinión de los ángeles tenían en Qumrán? 36. ¿Cómo se presentan los ángeles en el Libro de Enoc? 37. ¿Qué pensaban los primeros cristianos de los ángeles y los demonios? 38. ¿Cuál es la historia de la jerarquía angélica cristiana? 39. ¿Qué dijeron los teólogos medievales sobre los ángeles y los demonios? 40. ¿Qué dijeron los reformadores protestantes sobre los ángeles y los demonios? 41. ¿Qué significa la frase “los ángeles bailan en la cabeza de un alfiler”? 42. ¿Por qué el arte retrata a los ángeles con alas, arpas y halos? 43. ¿Hay un ángel de la muerte? 44. ¿Cómo influyeron las obras de John Milton y otros escritores británicos en los puntos de vista sobre los ángeles? TERCERA PARTE: LOS ÁNGELES, SATANÁS Y LOS DEMONIOS EN EL MUNDO MODERNO 45. ¿Qué relación tienen los ángeles con los cristianos? 46. ¿Qué relación tienen los ángeles con los inconversos? 47. ¿Cómo se relacionan los demonios con los cristianos? 48. ¿Cómo se relacionan los demonios con los inconversos? 49. ¿Hay un ángel de la guarda para cada persona? 50. Quienes mueren, ¿se convierten en ángeles? 51. ¿Cuál es la diferencia entre la obra de los ángeles y la del Espíritu Santo? 52. ¿Qué relación tendrán los redimidos con los ángeles en el cielo? 53. ¿Por qué deben importarnos los ángeles y los demonios? CUARTA PARTE: LOS ÁNGELES, SATANÁS Y LOS DEMONIOS EN LAS RELIGIONES DEL MUNDO 54. ¿Qué enseñan sobre los ángeles el judaísmo y la tradición mística de la Cábala? 55. ¿Qué enseña sobre los ángeles el zoroastrismo? 56. ¿Qué enseña el bahaísmo sobre los ángeles? 57. ¿Qué enseña el sijismo sobre los ángeles? 58. ¿Qué enseñan las religiones orientales sobre los ángeles? 59. ¿Qué enseñan las religiones indígenas sobre los ángeles? 60. ¿Qué enseña el Islam sobre los ángeles? Conclusión Notas Bibliografía recomendada Sobre los autores L Acerca de esta serie a serie “Respuestas a preguntas” va destinada a proporcionar a los lectores un resumen escueto y una visión panorámica de temas y cuestiones específicos de la teología cristiana. Los libros están escritos siguiendo un formato de preguntas y respuestas, para poder consultarlos rápidamente y facilitar su estudio. Las preguntas siguen una progresión lógica, de modo que quienes lean la obra aprecien más que antes los temas y cuestiones examinados. Los volúmenes son profundos pero no exhaustivos, y se pueden usar en conjunto o como estudios de un solo libro. Cada libro está plenamente documentado, y contiene una bibliografía recomendada para quienes deseen profundizar con más detalle en un tema. El estudio de la teología y los numerosos interrogantes dentro del cristianismo es una empresa emocionante y fructífera. Durante dos mil años, los cristianos han proclamado el evangelio de Jesucristo y han procurado definir con precisión y defender las doctrinas de su fe tal como aparecen en la Biblia. En 2 Timoteo 2:15, se exhorta a los cristianos diciéndoles: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. El objetivo de estos libros es ayudarle en su diligencia y precisión cuando estudie la Palabra de Dios y su influencia en la historia y en el pensamiento a lo largo de los siglos. ¿C Introducción uánto sabe usted en realidad sobre los ángeles y los demonios? Son seres populares en nuestra cultura, y aparecen mucho en el cristianismo, en otras religiones e incluso en la espiritualidad poscristiana. Casi todo el mundo tiene ideas y opiniones sobre ellos, y en ocasiones la fascinación que suscitan parece casi ilimitada. La revista Time informaba que una encuesta realizada en 2008 concluía que un 55 por ciento de estadounidenses creía que, en algún momento de su vida, los había protegido un ángel de la guarda.1 Las visiones y visitaciones angélicas parecen ser un elemento fundamental de la espiritualidad contemporánea. Algunas de esas conjeturas son emocionales, otras sentimentales, y muchas están conformadas por los valores culturales que se arraigan en la literatura, la música o el cine. En ocasiones, las ideas sobre los ángeles están fundamentadasen presuntas experiencias con ellos. Ya sea la figura angélica de Clarence en la película de Jimmy Stewart Qué bello es vivir, la serie televisiva popular en la década de 1990 Tocados por un ángel, las canciones sobre el amor y los ángeles, los villancicos y las decoraciones navideñas, los cuadros de ángeles realizados por grandes artistas o la influencia que tuvo El paraíso perdido de Milton, los ángeles forman parte de nuestra psique cultural. A lo largo de los siglos, el ser humano ha sentido fascinación por los ángeles; en este sentido, nuestra era no es nada único. Los ángeles también son bíblicos. De hecho, en la Biblia aparecen al menos 273 referencias a los ángeles, 108 en el Antiguo Testamento y 165 en el Nuevo. Y aún así, toda referencia en la Biblia a los ángeles es contingente o secundaria a algún otro tema. No se nos ofrece en la Biblia una presentación exhaustiva de los ángeles. Todo lo que sabemos de ellos se proyecta sobre el telón de fondo de la exposición accesoria que hace la Palabra de ellos. Esto no reduce su importancia, pero significa que tenemos que estudiar un poco más y reflexionar más a fondo que en otras áreas de la teología que están más definidas. En la teología, el estudio de los ángeles acabó convirtiéndose en un campo aceptado y reconocido de la hermenéutica, llamado angelología, que procede del término griego angelos, mensajero. Son estudios que se toman en serio, pero aún así, hemos de recordar que los ángeles no son el punto focal del cristianismo, y no deben convertirse en el centro de nuestras vidas espirituales. Ese lugar está reservado para Jesucristo. Parece ser que a todo el mundo le gustan los ángeles, al menos los que son buenos. Da la impresión de que nos atrae la posibilidad de adquirir conocimientos privilegiados, secretos y misterios, y la angelología toca esos temas. La información sobre los ángeles apela a nuestras emociones tanto como a nuestro intelecto. Muchas personas han afirmado haber tenido contacto con los ángeles, y quizás hayan tenido una visitación… o no. ¿Cómo podemos estar seguros? La creencia en la presencia de los ángeles en los momentos de angustia no es algo exclusivo de nuestra era. A lo largo de la historia, y en muchas religiones, las personas han afirmado recibir la ayuda de seres sobrehumanos semejantes a los ángeles. En 1914, durante los primeros días de la Primera Guerra Mundial, entre los soldados británicos y en el frente inglés circulaba la creencia popular de que los ángeles lucharon con las tropas británicas, y las protegieron, en la batalla de Mons. De hecho, la participación angélica en la guerra es un tema bastante común en la literatura, la religión y la historia militar. Los ángeles y los demonios, o al menos los espíritus, aparecen también en la mayoría de las religiones mundiales. En esas tradiciones se les ha adorado, sopesado, estudiado, retratado, catalogado e invocado como protectores. A veces se les ha puesto nombre, y muchas veces carecen de rostro. En las religiones occidentales, las creencias sobre los ángeles se centran, habitualmente, en ideas sobre la creación del mundo, la transmisión de la revelación divina y sucesos apocalípticos. En las religiones orientales, la presencia de los ángeles o de espíritus benévolos suele encuadrarse más en el ámbito de asistencia al individuo, la familia o la comunidad. Entonces, ¿qué sabemos de los ángeles en realidad? ¿Son los ángeles benevolentes, malévolos o ambivalentes? ¿Cuál es la diferencia entre un fantasma, un espíritu necrófago, un demonio y un espíritu? ¿Son reales todos ellos? ¿Qué enseña la Biblia sobre ellos, y cómo distinguimos entre realidad y ficción cuando pensamos en los ángeles? ¿Cómo sabemos si un encuentro con un ángel ha sido real o falso? ¿Cómo distinguimos entre leyenda y verdad y entre misterio e historia? ¿Cómo podemos separar el sentimentalismo de la verdad? Estas son algunas de las preguntas que queremos investigar en las páginas siguientes. Únase a nosotros mientras examinamos qué dice la Biblia sobre los ángeles y los demonios, y respondemos algunas de las preguntas frecuentes sobre este tema tan fascinante. PRIMERA PARTE Los ángeles, Satanás y los demonios según la Biblia 1. ¿Cuál es el origen de los ángeles? Los ángeles no son eternos, sino que fueron creados por Dios como seres permanentes. Tuvieron un principio, pero no mueren (Lc. 20:36). Se enseña en el Antiguo Testamento que Dios creó a los ángeles. En Salmos 148:2-5, el salmista declara: Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados. De forma parecida, en Isaías 44:24, Dios declara por medio del profeta: Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo… En un determinado momento del tiempo, Dios habló y empezaron a existir los ángeles. En Colosenses 1:16, el apóstol Pablo escribe sobre Cristo como Señor de la creación, a través del cual llegó a existir todo lo que hay. Como segunda persona de la Trinidad, Cristo, como Dios, fue el agente de la creación de los ángeles: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”. La epístola de Pablo a los cristianos en Colosas, lo que hoy día es Turquía, fue escrita en parte para combatir el sincretismo de la teología cristiana con el pensamiento pagano, y una herejía que amenazaba la vitalidad del cristianismo en la ciudad. Parte del error teológico que se estaba propagando era la adoración a los ángeles (2:18), que incluía la creencia de que eran emanaciones del Dios verdadero. Vinculada con este concepto estaba la creencia de que Jesucristo no era más que un intermediario. Estos conceptos negaban la deidad única de Cristo. Frente a este trasfondo herético, Pablo declaró la deidad de Cristo, proclamándole Dios creador. Cristo creó el universo y lo sustenta, así como todo lo que hay en él (Jn. 1:3; He. 1:2, 10), incluyendo los ángeles. Es importante recordar tres frases en Colosenses 1:16: “en él… por medio de él… y para él”. Los ángeles no son “agentes libres” en el mundo, ya sea en su existencia o en su actividad. Adoran, sirven y glorifican a Dios, como también debemos hacer nosotros. 2. ¿Cuál es la naturaleza de los ángeles? La palabra ángel significa “mensajero”; es una descripción de su función, más que de su naturaleza. Habla de lo que hacen, no de lo que son. La palabra ángel procede originariamente del término hebreo malach, que significa mensajero. Cuando el Antiguo Testamento se tradujo al griego (la Septuaginta), la palabra usada para “mensajero” era angelos. Al final, la Biblia griega se tradujo al latín, una versión conocida como la Vulgata. La palabra ángel en español procede del término angelus en latín. Los ángeles son reales, pero no son físicos, aunque a menudo parecen tener cuerpo. Hebreos 1:14 afirma que son espíritus. Según Mateo 8:16, Lucas 8:2, 11:24 y 26, y Hechos 19:12, lo mismo es cierto de los ángeles caídos (demonios). Son seres espirituales creados santos, dotados de una naturaleza personal y una identidad distintiva (Gn. 1:31; Mr. 8:38; 1 Co. 6:3; He. 1:14). Partiendo de las referencias bíblicas a losángeles, descubrimos que estos tienen personalidad, lo cual incluye: • Inteligencia (2 S. 14:17, 20; 1 P. 1:12) • Emociones (Job 38:7; Lc. 15:7; He. 12:22) • Voluntad moral (Ap. 22:8-9) En el Nuevo Testamento descubrimos que estos elementos de la personalidad permiten a los ángeles: • Comunicarse inteligiblemente mediante el habla (Mt. 28:5; Lc. 1:13) • Entender la divinidad y el poder de Jesús (Mr. 1:24, 34; 8:31) • Tener cognición y ser reconocidos (Lc. 1:13-16; 8:31) • Amar y alegrarse (Lc. 5:10) • Desplazarse (Jn. 1:51) • Desear (1 P. 1:12) • Adorar (He. 1:6) • Disputar o contender (Jud. 9) • Comprender la revelación divina (Ap. 10:5-6; 17:1-18) A diferencia de Dios, los ángeles tienen limitaciones espaciales: solo pueden estar en un lugar a la vez. Esto lo vemos en Daniel 9:21-23, donde un ángel se traslada de un espacio a otro. Además, Juan 1:51 habla de ángeles que viajan entre el cielo y la tierra. Por su naturaleza, los ángeles son incorpóreos e invisibles. No están hechos de fuego o de aire, como algunos sostuvieron en siglos pasados. Como seres espirituales, los ángeles son normalmente invisibles (Col. 1:16), pero tienen la capacidad de aparecerse a los humanos, como se nos dice en la Biblia. A veces sus apariciones son físicas, como en el anuncio a Zacarías del nacimiento inminente de Juan el Bautista, a María del nacimiento venidero de Jesús el Mesías (cp. Lc. 1:11- 16, 26-29), y a los pastores la noche en que nació Jesús (Lc. 2:9-10). En otras ocasiones, los ángeles se aparecen en sueños, como en el caso de José (Mt. 1:20; 2:13, 19). Su naturaleza es importante en relación con los humanos y con su interacción con ellos. “Como los ángeles son invisibles, por lo general usted y yo no somos conscientes de su actividad tras bastidores. No podemos saber cuántas veces han intervenido los ángeles a nuestro favor sin que fuésemos conscientes de ello”.1 Los ángeles tienen personalidad, pero también grandes poderes otorgados por Dios. En Salmos 103:20 leemos: !Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra Obedeciendo a la voz de su precepto! Y 2 Tesalonicenses 1:7 nos habla de “los ángeles de su poder [el de Dios]”. Muchas veces se nos dice también que los ángeles son santos (Job 5:1; 15:15; Sal. 89:7; Dn. 4:13, 17, 23; 8:13; Jud. 14). Son seres excepcionales, creados por Dios para ministrar a los humanos. Esto debería ser una gran lección y un recordatorio para cada uno de nosotros de cómo nos ama Dios. 3. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre los ángeles y los humanos? Dios creó a los ángeles y a los seres humanos como seres distintos, y lo hizo en momentos diferentes del tiempo. Los ángeles no son los espíritus de los humanos que han muerto. Los ángeles no se vuelven humanos, ni los humanos ángeles. Las diferencias entre unos y otros se mantienen por toda la eternidad. Ambos son seres creados, finitos y limitados, que dependen de Dios para la perpetuación de su existencia. Ángeles y humanos son responsables ante Dios por sus actos, y están limitados en sus capacidades y posición (Mt. 24:36; Jn. 16:11; 1 Co. 6:3; He. 9:27). Ambos tienen una personalidad completa, que incluye un intelecto, una voluntad y unas emociones; y ambos pueden mantener una relación directa con Dios. Pero los ángeles también son distintos de los humanos. Los ángeles tienen distintas naturalezas y un orden existencial diferentes (He. 2:5-7). Los ángeles son invisibles y no se casan ni procrean ni mueren (Mt. 22:28- 30; Lc. 20:36). Los ángeles son espíritu (He. 1:14), y no tienen cuerpos, ni razas ni género (aunque en sus apariciones ante los humanos se manifiesten con tales rasgos). Los humanos son tanto cuerpo como espíritu (Stg. 2:26). Además, los ángeles tienen una inteligencia, una fortaleza y una rapidez superiores a las humanas (2 P. 2:11). Es importante recordar las similitudes y las diferencias, sobre todo cuando pensamos en las representaciones de los ángeles en el arte, la cultura popular y diversos movimientos religiosos. ¡El sentimentalismo nunca debe usurpar el lugar de las Escrituras! 4. ¿Cuáles son las clasificaciones bíblicas de los ángeles? Como veremos más adelante en este libro, los teólogos cristianos a través de los siglos, además de los pensadores de otras religiones, han clasificado y dividido a los ángeles caídos (demonios) y a los no caídos en numerosas categorías. Los ángeles caídos son aquellos que cayeron junto con Satanás antes de la creación de Adán, y posiblemente otros que cayeron antes del diluvio (Gn. 6:1-4). Los ángeles no caídos son aquellos que se mantuvieron fieles a Dios durante la rebelión de Lucifer, y que sirven a Dios y a sus santos. Lo más importante para nuestro estudio es saber qué dicen sobre los ángeles los autores bíblicos que escribieron bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo. Dios creó el universo con un diseño y un orden, lo cual se percibe en el ámbito angélico (Col. 1:16). Como parte del orden creado, tal como se plasma en Génesis 1, los ángeles fueron creados como seres buenos, santos y espirituales (Gn. 1:31). Después de su creación fue cuando algunos utilizaron su libre albedrío para volverse contra Dios y rebelarse, dividiendo sus huestes en “santos ángeles” (Lc. 9:26), también conocidos como “ángeles de Dios” (Lc. 12:8; He. 1:6) o “ángeles escogidos” (1 Ti. 5:21), y aquellos que siguieron a Satanás en su rebelión, llamados “el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41). Aparte de llamar a Satanás (Beelzebú) el “príncipe de los demonios” (Mt. 12:24), la Biblia no habla de una jerarquía detallada de ángeles caídos. Aunque durante la época de Cristo normalmente se usaba el término demonios para hablar de los ángeles caídos, refiriéndose a aquellos que se le opusieron, Efesios 6:12 y Colosenses 1:16 y 2:15 hablan de las categorías de espíritus caídos diciendo “principados, potestades, gobernadores y autoridades”. La Biblia nos ofrece cierta clasificación para los ángeles santos y nos habla de diversas funciones, pero no hace una lista detallando la cadena de mando de estos seres espirituales. Podemos detectar orden y estructura, pero no con el grado de concreción que nos gustaría. Los diversos intentos que se han hecho con el paso de los siglos son interpretaciones humanas, no declaraciones bíblicas. La Biblia habla de “la congregación de los santos” (Sal. 89:5, 7). Lo interesante es que, sin que los escritores bíblicos añadan nada más, a los ángeles santos se les da una clasificación gubernamental en el cielo como “principados y potestades en los lugares celestiales” (Ef. 3:10), y se nos dice que los ángeles de Satanás son “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12). Seguramente los ángeles de Efesios 3:10 son ángeles caídos, como lo son en 6:12. Partiendo de estos versículos de Efesios, podemos entender que Dios y Satanás han organizado a sus respectivos ángeles en función de cierta estructura. Esto también lo apreciamos en el uso que hace Pablo de la expresión “todo principado y autoridad y poder y señorío” (Ef. 1:21; ver también Ro. 8:38; Col. 1:16). Aunque es complicado discernir las diferencias exactas entre las palabras que usa el apóstol Pablo, los términos empleados en los textos judíos de la época se refieren a ángeles buenos y malos.2 En 2 Pedro 2:10 y Judas 8, la expresión “las potestades superiores” se usa para expresar la dignidad y la autoridad de los ángeles de Dios. Además, sabemos que durante la época de Job, los ángeles se reunieron ante Dios (Job 1:6; 2:1).Aparte, encontramos a los ángeles en formación militar y orden de batalla en Apocalipsis 12:7-9, durante la tribulación venidera después del arrebatamiento. Arcángel El término arcángel se usa dos veces en la Biblia, en 1 Tesalonicenses 4:16 y Judas 9, de modo que sabemos que existe una clasificación y que el arcángel se llama Miguel. En el primer caso (1 Ts. 4:16), a los lectores se nos dice que el arcángel acompañará a Jesucristo en el momento del arrebatamiento. En ambos casos, el término va precedido del artículo determinado “el”, de modo que es probable que solo exista un ser así. Sin embargo, no podemos saberlo con seguridad, y también es posible que el artículo indique la identificación de un arcángel muy conocido, en lugar de limitar el número a solamente uno.3 Esto resulta especialmente cierto a la luz de Daniel 10:13, donde a Miguel se le describe como “uno de los principales príncipes”. Aunque la gente suele pensar que el ángel Gabriel es un arcángel, en la Biblia no se le adjudica este título. Otros escritos no bíblicos, como el Libro de Enoc, afirman que hay siete arcángeles, pero la Biblia identifica solo a uno: Miguel. En Daniel 10:21 y 12:1, Miguel (cuyo nombre significa “¿quién hay como Dios?”) aparece como protector especial y guardián del pueblo de Israel. En Apocalipsis 12:7, es Miguel quien conduce a las huestes angélicas contra los ejércitos de Satanás, y en Judas 9 se nos dice que Miguel tuvo algo que ver con el entierro de Moisés. En la Biblia, los nombres y sus significados tienen una importancia especial; el nombre de Miguel evidencia su devoción total a Dios en oposición directa a Satanás, quien declaró orgullosamente, antes de su rebelión celestial y su caída: “seré semejante al Altísimo” (Is. 14:14). Principales príncipes Como vimos antes, la expresión “principales príncipes” se usa en Daniel 10:13 en referencia a un grupo concreto de ángeles de los que el arcángel Miguel es el mayor. El Libro de Enoc, apócrifo y no bíblico (9:1; 40:9), menciona a cuatro ángeles (Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel) como seres celestiales que rodean el trono de Dios. También afirma, como ya hemos visto, que hay siete arcángeles (20:1-7), a los que llama Uriel, Rafael, Ra’u’el, Miguel, Sariel, Gabriel y Remeiel, aunque el judaísmo tardío cambió Uriel por Fanuel.4 Querubines La primera referencia bíblica a los ángeles es la mención de los querubines (Gn. 3:24). A diferencia de otros ángeles que son mensajeros de Dios, a los querubines nunca se los presenta en la Biblia como transmisores a los humanos de la revelación divina.5 Querubines es la forma plural hebrea de querubín, un término que define unos seres de alto rango, poderosos y majestuosos (a los que nunca se les llama concretamente “ángeles”), que sirven como guardianes de la santidad de Dios, que rodean su trono y lo protegen de la contaminación del pecado. Antes de su caída, Satanás era un querubín (Ez. 28:14, 16). En el huerto de Edén, dos querubines y una espada ardiente protegían el árbol de la vida (Gn. 3:24) tras la caída de Adán y Eva. Después de que los israelitas salieran de Egipto, al propiciatorio del arca de la alianza se le incorporó la representación de dos querubines, hechos de oro, como parte del tabernáculo en el desierto (Éx. 25:16-22). En la presencia de estas dos figuras fue donde Dios dijo que habitaría entre los suyos (v. 22). También se les representó en el velo que impedía la entrada al lugar santísimo (Éx. 26:31; 2 Cr. 3:14). Las representaciones de los querubines también se usaron en la decoración del templo de Salomón (1 R. 6:23-29). En Ezequiel 1:4-15 y 10:15-20, el profeta vio querubines que conducían los carros de Dios (ver también 2 S. 22:11 y Sal. 18:10). También se nos dice que el templo futuro de Dios que será construido durante el reinado de mil años de Jesucristo en la tierra (después del arrebatamiento y de la tribulación) tendrá representaciones de querubines (Ez. 41:18-20). Serafines Mientras que los querubines son los protectores de la santidad divina, los serafines son seres divinos que proclaman la santidad de Dios, que le alaban y sirven como agentes de purificación (Is. 6:2, 6). El nombre en plural “serafines” procede de un verbo en hebreo que significa “quemar”, y la referencia que hace Isaías es la única que aparece en la Biblia a estos seres angélicos. En Isaías 6:6-8, los serafines se acercan volando al profeta y tocan sus labios con un carbón encendido para purificarle y limpiarle de pecado, de modo que pueda comunicar lo que Dios dice. En la visión de Isaías, los serafines se describen como dotados de seis alas: con dos cubren sus rostros, con dos cubren sus pies y con dos vuelan. Con el primer par de alas, los serafines cubren sus rostros para protegerse del esplendor y la santidad de Dios. La Biblia dice que ninguna persona ha visto la gloria de Dios desvelada, y estos seres espirituales son recordatorios de la santidad divina (Jn. 1:18; 1 Ti. 6:16). Con el segundo par de alas, los ángeles cubren sus pies, posiblemente debido a una actitud de reverencia y de temor por estar en la presencia de Dios (igual que cuando Moisés se descalzó durante el episodio de la zarza ardiente de Éx. 3:5).6 Esos ángeles usan el tercer par de alas para transmitir velozmente los mandatos de Dios. Seres vivientes Ezequiel 1:5-14 habla de “cuatro seres vivientes” que más tarde se identifican como querubines (10:15, 20). Sin embargo, en Apocalipsis 4:6, el apóstol Juan dice que en su visión fue testigo de cuatro seres vivientes que rodeaban el trono de Dios. A lo largo de los siglos, estos seres se han interpretado de distintas maneras; a veces como ángeles y otras veces no. Lo más probable es que sean querubines, serafines u otros seres espirituales parecidos, que cumplen una función especial dentro del Apocalipsis de Juan: impartir la justicia divina (cp. Ap. 6 y 15).7 Vigilantes Conocemos a algunos ángeles solamente por la función que tienen asignada y la tarea que realizan. Por ejemplo, Daniel 4:13 y 4:23 nos hablan de un “vigilante y santo”. La palabra vigilante con referencia a los ángeles se usa con frecuencia en el Libro de Enoc, que no es canónico. De forma parecida, el apóstol Juan escribe en Apocalipsis que vio al “ángel del abismo” (9:11); al ángel “que tenía poder sobre el fuego” (14:18); al “ángel de las aguas” (16:5); y a un ángel que ata a Satanás al principio del milenio, el reinado de Cristo en la tierra que durará mil años (20:1-2). En cada uno de estos casos, como en el de los vigilantes, a los ángeles se les conoce por sus actividades. El “vigilante” angélico es un recordatorio especialmente fascinante de que todos los ángeles son, como escribe el erudito bíblico Ron Rhodes, “espectadores celestiales del planeta Tierra”.8 En cuatro momentos concretos se dice que los ángeles son observadores: Lucas 15:10, cuando se arrepiente un pecador; Lucas 12:8-9, cuando los creyentes confiesan a Jesucristo; 1 Timoteo 3:16, como testigos de la vida y del ministerio de Jesucristo, y Apocalipsis 14:10-11, cuando los ángeles verán a quienes adoran al anticristo durante la tribulación. Son testigos de toda la historia (1 Co. 4:9; 1 Ti. 5:21; 1 P. 1:12). Los ángeles vieron la creación de Adán y Eva, así como la tragedia de su caída en el huerto de Edén. De la misma manera que los ángeles estuvieron presentes en la creación del primer Adán, también lo estuvieron en el nacimiento de Jesucristo (el segundo Adán), y anunciaron a los pastores el nacimiento de “un Salvador, quees Cristo el Señor” (Lc. 2:11). Los ángeles presenciaron el ministerio público de Jesús durante los tres años previos a la crucifixión, y estuvieron presentes durante la muerte del Salvador. Tres días después, fueron los ángeles quienes anunciaron la resurrección, y cuarenta días después los ángeles estuvieron presentes en la ascensión de Jesucristo al cielo. También sabemos que los ángeles acompañarán a Jesús cuando Él vuelva (Mt. 25:31) y cumpla la profecía bíblica y los acontecimientos de los últimos tiempos. Los ángeles también observan el orden de la adoración en la iglesia, dando así un motivo a los cristianos para que se ajusten a la forma correcta (cp. 1 Co. 11). A lo largo de la historia, los ángeles han sido testigos fieles y vigilantes del desarrollo del plan divino para todas las edades y todo el orden creado. ¡No hay secretos para ellos! 5. ¿Dónde viven los ángeles? Cuando no actúan como mensajeros de Dios, ministros de protección o no desempeñan otras actividades designadas en la Biblia, los ángeles están en la presencia de Dios en los lugares celestiales, donde le alaban activamente (Is. 6:1-6; Ef. 3:10). Según Marcos 13:32, su morada está en el cielo. De igual manera, en Gálatas 1:8, Pablo escribe “un ángel del cielo”, como si esa fuera su residencia habitual. Según Apocalipsis 21—22, al final de la historia humana los ángeles residirán con Dios y los redimidos de todas las eras en el nuevo cielo y la nueva tierra. Como mensajeros de Dios, los ángeles descienden a la tierra, pero su hogar es el cielo. Esto es lo que se desprende de numerosos pasajes, como 2 Crónicas 18:18, Daniel 7:10, Isaías 6:1-6, Hebreos 12:22 y Apocalipsis 5:11. Particularmente, en Juan 1:51, Jesús habla de “los ángeles de Dios que suben y descienden”. La duración de sus misiones y ministerios en la tierra puede variar, pero los ángeles no mueren, y cuando han cumplido sus obligaciones divinas, el cielo es su hogar. 6. ¿Cuántos ángeles hay? La Biblia no dice concretamente cuántos ángeles fueron creados, aunque en diversas ocasiones menciona que son un gran número. En el Antiguo Testamento, Dios descendió al monte Sinaí “de entre diez millares de santos” (Dt. 33:2), y en Salmos 68:17 David escribe que “los carros del Señor se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario”.9 En Job 38:7, a los ángeles se les llaman “los hijos de Dios”, y se nos dice que se unieron a la alabanza de las estrellas cuando se creó el mundo. Su emparejamiento con las innumerables estrellas aparece en Salmos 148:1-3, y también conlleva la presencia de una inmensa hueste angélica. Es posible que estos versículos indujeran al teólogo cristiano Clemente de Alejandría (ca. 150–ca. 215) a creer que había tantos ángeles como estrellas en el firmamento. Durante la Edad Media, otro teólogo y filósofo cristiano, Alberto Magno († 1280) declaró que había 399.920.004 ángeles; esta cifra no difiere mucho del número cabalístico del misticismo judío medieval, que era de 301.655.722.10 Otro erudito medieval, el teólogo Tomás de Aquino (ca. 1225–1274), no sugirió un número concreto, pero declaró en su libro Summa Theologiae (también conocido como Suma teológica) que los ángeles “existen en un número tremendamente alto, mucho más que cualquier multitud material”.11 Basándose en Mateo 18:10 y en la hipótesis de que cada persona tiene un ángel que le guarda, algunos han sugerido que hay tantos ángeles como personas. Por grande que sea su número, y es enorme, sabemos que es una cifra estable, porque Jesús nos dijo que los ángeles no procrean ni mueren (Mt. 22:28-30). Cuando Jesús fue arrestado en el huerto de Getsemaní justo antes de su juicio y crucifixión, Pedro (identificado en Juan 18:10), intentó defenderle recurriendo a la fuerza. Según Mateo 26:53, Jesús le ordenó que se detuviera, diciéndole: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?”. Una legión era una unidad militar romana compuesta de entre 3.000 y 6.000 soldados. (En Marcos 5:15 y Lucas 8:30, se nos dice que el número de demonios que poseían a un hombre que pidió ayuda a Jesús era una “legión”). En Apocalipsis 5:11, Juan escribe sobre “muchos ángeles” y “millones de millones”. Otras versiones, como la NVI, dicen “millares de millares y millones de millones” (12:22). De igual manera, el escritor de Hebreos afirma que hay “muchos millares de ángeles” (12:22). El uso que hace Juan de estas cifras elevadas no pretende ser numéricamente explícito, sino atestiguar la cantidad extremadamente elevada de tales seres (cp. Dn. 7:10).12 El término griego myrias, del que obtenemos “miríada”, suele interpretarse como una cifra incontable o, en ocasiones (en la literatura antigua) como 10.000, número que es el más elevado que se usaba en griego.13 Lo que sabemos a partir del testimonio colectivo de las Escrituras es que, como mínimo, hay miles y miles de ángeles (y demonios). Tanto si son tan numerosos como las estrellas de los cielos o las personas en la tierra, son muy reales y están activos en los asuntos del cielo y del mundo. 7. ¿Quién es “el ángel del Señor”? En el Antiguo Testamento hay numerosas referencias al “ángel de Jehová” (“el ángel del Señor” en algunas traducciones), o “el ángel de Dios” (p. ej., Gn. 16:7-14; 18; 21:17-18; 22:11-18; 24:7; Éx. 3:2; Jue. 2:1-4; 5:23; 6:11-24; 13:3-22; 2 S. 24:16; Zac. 1:12; 3:1-2; 12:8). Aunque es posible que estos sean ángeles que tienen una comisión o una misión concreta, normalmente se entiende que cada uno de estos versículos contiene una teofanía, literalmente “apariencia de Dios” y, más concretamente, una cristofanía, una apariencia del Cristo preencarnado, Jesucristo antes de su nacimiento en la tierra.14 Estas apariciones solían manifestarse en un cuerpo visible como el de un ser humano. Las Escrituras afirman claramente la preexistencia de Cristo (Jn. 1:3; Col. 1:16-17; He. 1:2), y por lo tanto no debería sorprendernos leer que existieron manifestaciones anteriores a la encarnación. Un estudio colectivo de estas manifestaciones demuestra que el ángel se identifica con Dios (Gn. 16:13; 31:11-13; 48:15-16; Éx. 3:6), como persona distinta de Dios Padre (Gn. 24:7; Zac. 1:12-13), y que después del nacimiento de Jesucristo no hay más apariciones del ángel de Jehová. Como ángel de Jehová, Cristo tuvo diversos ministerios, incluyendo el de actuar como mensajero para diversas personas (Gn. 16:7-14; 22:11-18; 31:11-13), guiar y proteger a Israel (Éx. 14:19; 23:20; 2 R. 19:35), servir como instrumento de juicio (1 Cr. 21:1-27) y ser agente de renovación y nutrición (1 R. 19:4-8). Fijémonos en su ministerio como guía y protector de Israel, mencionado más arriba; según Éxodo 14:19, “el ángel de Dios” acompañó a los israelitas cuando salieron de Egipto, y en 1 Corintios 10:4, Pablo afirma que los israelitas bebieron de “la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. El Nuevo Testamento confirma la identidad de este ángel que aparece en el Antiguo Testamento. 8. ¿Cuál es el ministerio de los ángeles? Los ángeles son siervos de Dios que trabajan principalmente como mensajeros, y que, en la era presente, ayudan a los cristianos. El autor de Hebreos escribe en el capítulo 1:14: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”. En la era presente, buena parte del ministerio angélico actúa en beneficio de quienes están destinados a la vida eterna en el cielo por su fe enJesucristo y por la muerte de Jesús en la cruz para el perdón de los pecados. Los ángeles ministran en los cielos y en la tierra, y debido a su naturaleza espiritual, incorpórea, las personas desconocen o no ven buena parte de su trabajo. El ministerio de los ángeles beneficia a muchos receptores distintos, entre ellos Dios Padre, Jesucristo, las eras y sucesos históricos, a los creyentes a lo largo de la historia, a las naciones del mundo, a los impíos y a la Iglesia.15 En ocasiones, el ministerio de los ángeles tiene un foco o recipiente único, pero a menudo el ministerio angélico se solapa en esos receptores. En resumen, su ministerio se extiende a toda la experiencia humana y la historia en la tierra así como en el cielo. En relación con Dios El ministerio principal de los ángeles es en relación con Dios, y en este ministerio la adoración y la alabanza a Dios son lo más importante. Con esa alabanza, los ángeles proclaman la santidad de Dios. Así, en la visión de Isaías, los ángeles en los cielos proclamaban en coro: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Is. 6:3). En este pasaje, y también en Salmos 148:1-2 y en Apocalipsis 4:6-11, los ángeles alaban a Dios y proclaman su santidad. De forma similar, en Hebreos 1:6 y Apocalipsis 5:8-12, los ángeles adoran a Dios y se gozan en los actos de la divinidad, como lo hicieron en la creación del universo (Job 38:7). En relación con Jesucristo Según Colosenses, Cristo, como miembro de la Trinidad, no solo creó a los ángeles, sino que parte del propósito de su creación fue que le sirvieran. El apóstol Pablo escribe: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (1:16). Por lo tanto, no es sorprendente que, a lo largo del ministerio de Jesús en el mundo, los ángeles estuvieran presentes. De hecho, en relación a Cristo, los ángeles estuvieron activos mucho antes de su nacimiento terrenal. Antes del nacimiento de Jesús. Setecientos años antes del nacimiento de Jesús en Belén, el profeta Isaías tuvo una visión en la que estaba en la presencia de la gloria de Dios, rodeado por los serafines, seres angélicos (Is. 6:1-5). En el Evangelio de Juan se nos dice que una parte de lo que vio Isaías fue el Cristo preencarnado. En Juan 12:37-50, el discípulo resume el ministerio público de Jesús y el rechazo de ese ministerio por parte de las multitudes. Observa que, a pesar de que Jesús realizó muchas señales y prodigios, no le creyeron. Sin embargo, uno de los motivos por los que Jesús realizó milagros fue para cumplir las profecías de Isaías. Juan cita luego Isaías 53:1 y 6:10, y declara en el versículo 41: “Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él”. Juan identifica la gloria de Jesús como parte de la gloria divina de la que fue testigo Isaías, con aquellos serafines que rodeaban el trono de Dios. La anunciación del nacimiento de Jesús. Isaías profetizó el nacimiento del Mesías varios siglos antes de que se produjera (Is. 4:2; 7:14; 9:6-7; 11:1-5, 10; 32:1; 42:1-4; 49:1-7; 52:13—53:12; 61:1-3), pero fue el ángel Gabriel quien dijo a la joven María, que era virgen, que daría a luz al Salvador del mundo, el tan esperado Mesías (Lc. 1:26-38). Un ángel también dijo a José que María daría a luz a un niño llamado Jesús, que sería el Salvador de su pueblo (Mt. 1:18-25). La proclamación del nacimiento de Jesús. Cuando María dio a luz a Jesús en Belén, un ángel anunció el nacimiento a los pastores, y luego se unió a él un coro celestial de ángeles que alababan a Dios (Lc. 2:8-15). La advertencia que protegió a Jesús. Tras el nacimiento de Jesús y la visita de los sabios de oriente, Herodes el Grande (que gobernó con la ayuda de Roma desde el año 40 al 4 a. C.) se enteró del nacimiento de Jesús y procuró matarlo. Sin embargo, un ángel se apareció a José en un sueño, le advirtió del peligro y le dijo que huyese con su familia a Egipto (Mt. 2:13-15). Tras la muerte de Herodes, un ángel se apareció de nuevo a José en un sueño diciéndole que regresara a Israel (Mt. 2:19- 21). La presencia durante el ministerio de Jesús. Cuando Jesús inició su ministerio público, que duró tres años, los ángeles vinieron y le sirvieron tras la tentación a que le sometió Satanás en el desierto (Mt. 4:11). Poco antes de su crucifixión, los ángeles ministraron a Jesús durante algunos de sus momentos más difíciles en el huerto de Getsemaní (Lc. 22:43). Cuando los soldados romanos le detuvieron, Jesús no se resistió, pero declaró que, si Él quisiera, más de doce legiones de ángeles acudirían en su defensa (Mt. 26:53). Durante la época del Imperio Romano, una legión estaba formada por aproximadamente cinco o seis mil soldados, de modo que la cifra a la que se hace referencia supondría unos sesenta mil ángeles. ¡El ejército angélico era mucho más poderoso que el romano! La presencia en la resurrección. Un ángel fue el primer testigo de la resurrección de Jesús de entre los muertos, dado que fue el ángel quien apartó la piedra que sellaba la tumba de Jesús (Mt. 28:1-2). Los ángeles se aparecieron también a María y a María Magdalena en la tumba, anunciando la resurrección (Mt. 28:1-7; Mr. 16:1-8; Lc. 24:1-10). La presencia en la ascensión. Cuarenta días después de la resurrección, dos ángeles estuvieron presentes en la ascensión de Jesús a los cielos. También hablaron con los discípulos asombrados, prometiéndoles que algún día Jesús volvería físicamente, del mismo modo que había partido (Hch. 1:10-11). Desde su primer día en este mundo como recién nacido hasta su último día en la tierra como Salvador crucificado y resucitado, los ángeles observaron y participaron en la vida y la obra de Jesucristo. La participación cuando Jesús cumpla la profecía. Los ángeles estarán presentes en el futuro, cuando se cumpla la profecía bíblica, igual que lo estuvieron en el pasado cuando se cumplió.16 El apóstol Pablo afirma que cuando se produzca el arrebatamiento de la Iglesia, habrá un arcángel que acompañará a Jesús. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Ts. 4:16). Luego, después de la tribulación, cuando se produzca la tan esperada segunda venida de Cristo, los ángeles volverán a acompañarle cuando descienda a la tierra (Mt. 16:27; 25:31). Pablo escribió sobre este suceso, afirmando que se manifestará “el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder” (2 Ts. 1:7). Los ángeles también estarán presentes cuando Jesús separe el trigo de la cizaña durante la segunda venida (Mt. 13:39-43). A lo largo de los siglos, los cristianos han confesado y proclamado las palabras del Credo apostólico: “Volverá para juzgar a los vivos y a los muertos”. Cuando esto suceda, los ángeles estarán presentes, como lo estuvieron en el juicio de Adán y Eva en el huerto de Edén. En relación con épocas y sucesos históricos Cuando tiene lugar un suceso monumental en el plan divino para las eras, los ángeles están presentes. Esto es cierto del pasado, del presente y del futuro. De la misma manera que toda verdad es la verdad de Dios, toda la historia es la historia de Dios. Dios es soberano y ejerce su poder según un plan completo que Él controla (Hch. 15:18; Ef. 1:11; Sal. 135:6). A medida que este plan se lleva a cabo en los cielos y en la tierra, los ángeles están presentes, siendo testigos y alabando a Dios. Los ángeles estuvieronpresentes en la creación del mundo y de todo lo que hay en él (Job 38:6-7). Estuvieron presentes cuando Adán y Eva cayeron en el huerto de Edén tras ser tentados por Satanás, un ángel caído (Gn. 3:1-24). En el monte Sinaí, cuando se dio la ley mosaica, los ángeles estaban presentes y participaron en la mediación y la transferencia de la ley de Dios a Moisés (Sal. 68:17; Hch. 7:53; Gá. 3:19; He. 2:2). Como dijimos antes, los ángeles estuvieron activos durante la primera venida de Jesucristo (Mt. 1:20; 4:11) y en su resurrección (Mt. 28:2-7), y serán participantes también de su segunda venida (Mt. 25:31; 1 Ts. 4:16). Según el relato de Lucas sobre la iglesia primitiva registrado en el libro de Hechos, los ángeles estuvieron muy activos durante los primeros años de la Iglesia y la nueva era: la edad de la Iglesia (Hch. 8:26; 10:3, 7; 12:11). En relación con los creyentes Los ángeles estuvieron activos en las vidas de creyentes en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, y hoy día prosiguen con su ministerio. Según Hebreos 1:14, Dios envía a los ángeles “para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”. Su ministerio para con los creyentes de todas las edades es variado, y manifiesta en parte el amor de Dios por los redimidos. A lo largo de la Biblia leemos sobre su ministerio y su interacción con los creyentes. El teólogo C. Fred Dickason identifica ocho ministerios principales que han ofrecido los ángeles a los creyentes desde los tiempos bíblicos.17 En resumen, son los siguientes: Revelación. Dios ha usado a los ángeles para dar revelaciones a los humanos. Los ángeles participaron en la mediación de la Ley a la humanidad (Hch. 7:53; Gá. 3:19). Los ángeles también se usaron para interpretar visiones divinas (Dn. 7:15-27; 8:13- 26; Zac. 4:1; 5:5; 6:5) y para ser los mediadores de visiones (Dn. 9:20-27; 10:1— 12:13; Ap. 1:1; 22:6, 8). Los ángeles anunciaron también el nacimiento de Juan el Bautista (Lc. 1:11-20) y el de Jesús (Mt. 1:20-25; Lc. 1:26-35; 2:8-12). Guía. Los ángeles hicieron de guías divinos en diversos momentos de la Biblia, como cuando se le dijo a José que huyera a Egipto con María y Jesús (Mt. 1:20-21). En el libro de Hechos, a Felipe le guió un ángel (8:26-29); y Cornelio, un centurión romano, fue inducido por un ángel a que enviara a buscar a Pedro, utilizado por el Espíritu Santo para instruir a Cornelio acerca de la salvación (10:1-8; 11:13-14). Sustento. Los ángeles se encargaron en diversas ocasiones de ofrecer sustento físico y ánimo a los humanos, como en el caso de Agar y su hijo (Gn. 21:17-20), Elías (1 R. 19:5-7) y Jesús durante su tiempo en el desierto (Mt. 4:11). Según Salmos 78:23-25, los ángeles participaron también en la provisión del maná celestial mientras los israelitas estuvieron cuarenta años en el desierto. Protección. En el Antiguo Testamento, hay varios casos en que los ángeles protegieron a individuos en momentos de angustia. Esto fue lo que pasó cuando el rey Nabucodonosor metió a Sadrac, Mesac y Abednego en un horno de fuego porque se negaron a adorar a un ídolo (Dn. 3:20). La cuarta figura que apareció en el horno pudo ser un ángel o una aparición del Cristo preencarnado. De forma parecida, cuando Daniel fue arrojado al foso de los leones, un ángel “cerró las bocas de los leones” (Dn. 6:22). Según 2 Reyes 6:16, cuando un gran ejército de soldados sirios fue enviado para capturar a Eliseo, el profeta dijo a su criado: “No tengas miedo, que son más los que están con nosotros que los que están con ellos”. Entonces Eliseo oró a Dios para que mostrase a su criado los ayudantes angélicos, y Dios respondió a su petición: “Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 R. 6:17). Liberación. A veces, los ángeles protegieron a individuos en medio de un problema, y en otras ocasiones apartaron geográficamente a los creyentes de esa dificultad. En el Antiguo Testamento, este fue el ministerio angélico que experimentó Lot (Gn. 19:15-17). Según Hechos 5:17-32 y 12:5-10, al menos en dos ocasiones un ángel abrió las puertas de una cárcel, liberando a Pedro y a otros apóstoles para que pudieran seguir predicando y evangelizando. Combinando los ministerios de protección y liberación, David alabó a Dios en Salmos 34:7 diciendo: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. De igual manera, el salmista habla en Salmos 91:11-12 de la protección de Dios mediada por los ángeles: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”. Ánimo y fortalecimiento. Además de protección física y liberación, los ángeles fueron agentes de ánimo para los apóstoles, exhortándoles para que prosiguieran con su ministerio tras ser encarcelados (Hch. 5:19-20). Participación en la respuesta a la oración. Dios es quien responde a las oraciones, pero a veces usa a los ángeles cuando las responde. Esto es lo que pasó cuando Daniel oró pidiendo la restauración de su nación sometida al cautiverio (Dn. 9:20- 24; 10:10-12). Sin duda, Dios puede responder y responde a las oraciones aparte del ministerio de los ángeles, pero también los usa de acuerdo con sus propósitos. El cuidado de los justos en el momento de su muerte. Según 2 Corintios 5:8, las almas de los cristianos en el momento de su muerte están de inmediato en la presencia de Dios. Es posible que los ángeles desempeñen un papel en esta transformación instantánea. Sabemos que, como mínimo, antes de la muerte y la resurrección de Cristo, los ángeles se encargaban de cuidar de los muertos justos. Jesús dijo que los ángeles llevaron el espíritu de Lázaro al seno de Abraham, una figura retórica para hablar de la morada de Dios (Lc. 16:22). Los escoltas angélicos eran personajes frecuentes entre las imágenes judías y cristianas.18 El precedente bíblico para esta actividad se encuentra en pasajes como Lucas 16 y Judas 9, donde se nos dice que el arcángel Miguel disputó con Satanás por el cuerpo de Moisés. Como veremos más adelante, Miguel también tendrá algo que ver con los muertos justos durante la tribulación. En relación con las naciones Además de ministrar a individuos, Dios también usa a los ángeles en relación con las naciones. No podemos saber con certeza si se trata de una participación perpetua o solo en momentos determinados por Dios. Pero, sin duda, hay momentos en que los ángeles participan en los asuntos de las naciones. Israel. Durante el periodo del éxodo de Egipto, Israel fue guiada y vigilada por un ángel, o el Cristo preencarnado representado como tal (Éx. 23:20; 32:34; 33:2; Nm. 20:16). La Biblia dice también que el arcángel Miguel es el guardián especial de la nación israelita (Dn. 10:13, 21; 12:1), y estará activo con Israel durante los sucesos de la tribulación de siete años posterior al arrebatamiento (Dn. 12:1-3; Ap. 12:7). Otras naciones. Según Daniel 4:17 y 4:23, los ángeles observan a las naciones y a los gobernantes del mundo y también participan en los asuntos nacionales, al menos aquellos que en ocasiones afectan al Israel bíblico (Dn. 10:21; 11:1). En Apocalipsis capítulos 8—9 y 16, los ángeles participan en los juicios divinos contra las naciones durante la tribulación, cuando se cumple la profecía bíblica. En relación con los incrédulos Los cristianos no son los únicos receptores de la obra de los ángeles. Estos también ministran a quienes no son cristianos. Contribuyendo al proceso de evangelización. Al menos en dos episodios registrados en el Nuevo Testamento,los ángeles formaron parte del proceso de evangelismo y de la conversión de incrédulos (Hch. 8:26; 10:1-8). Anunciando el juicio divino. Normalmente pensamos en los ángeles como portadores de buenas noticias, como cuando anunciaron el nacimiento de Jesús. Sin embargo, la Biblia dice que en ocasiones Dios también los usa para anunciar el juicio divino (Gn. 19:13; Ap. 14:6-7). Ejecutando el juicio divino. En ocasiones, Dios usa a los ángeles no solo como mensajeros de juicio, sino como sus agentes. Un ejemplo lo encontramos en Hechos 12:23, cuando Dios usó a un ángel para golpear al gobernador del Israel romano, Herodes Agripa, que murió en el año 44 d. C. Durante la tribulación de siete años, los ángeles serán quienes inicien los siete juicios de las copas, mencionados en Apocalipsis 16. Separando a los justos de los impíos. Cuando Jesucristo regrese en su segunda venida al final de la tribulación, se producirá una separación entre los justos que estén vivos y los impíos, antes de que Cristo inicie su reinado de mil años, y los ángeles formarán parte del proceso de separación de ambos grupos (Mt. 13:24-30, 36-43; 2 Ts. 1:7-10). En relación con la Iglesia Los ministerios de los ángeles para la Iglesia son los mismos que aquellos para los creyentes individuales, pero es un ministerio multiplicado por millones (o más) a lo largo de los siglos. La frecuencia con la que Dios usa a los ángeles depende de su plan y de su voluntad. Sin duda, todo lo que Dios hace lo podría conseguir sin los ángeles, pero aún así sigue usándolos como intermediarios. En todos los ministerios antes mencionados, es importante recordar que los ángeles servían a Dios. Ejecutaban la voluntad de Dios, y no actuaban independientemente, por propia iniciativa. En Hechos 12:7-10, un ángel libra milagrosamente a Pedro de sus cadenas y de la cárcel, y sin embargo, en los versículos 11 y 17, Pedro admite que fue Dios quien le puso en libertad mediante el ministerio del ángel. Aunque queremos comprender el trabajo de los ángeles, no debemos permitir que sus ministerios nos cautiven y nos interesen tanto que perdamos de vista la obra de Dios en nuestras propias vidas y en las de otros. 9. ¿Tienen todos los ángeles nombres propios? En la Biblia solo aparecen dos ángeles a los que se hace referencia por su nombre propio: Miguel, el arcángel, cuyo nombre significa literalmente “¿Quién es como Dios?” (Dn. 10:13, 21; 12:1; Jud. 9; Ap. 12:7), y Gabriel, cuyo nombre significa “hombre de Dios” (Dn. 8:16; 9:21; Lc. 1:19, 26). Cabe destacar que incluso los nombres de estos dos ángeles manifiestan a quien pertenece su lealtad; en todo lo que hacen, los ángeles no apuntan a sí mismos, sino a Dios. No debemos adorarles. El nombre de Miguel destaca especialmente cuando se compara con la jactancia del ángel caído Satanás antes de su expulsión: “sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:14). La declaración temeraria de Satanás es un recordatorio para nosotros de que, desde el comienzo de los tiempos, todo lo que hace Satanás es una mentira. La Biblia no nos dice si otros ángeles también tienen nombres, aunque otros escritos judíos y cristianos tempranos confieren nombre a algunos de ellos. Por ejemplo, el libro cristiano apócrifo de Tobías (3:17; 12:15) y el Libro de Enoc, judío, del siglo II o I a. C. (1:20, 22, 40; 9:1; 40:9) mencionan también a Rafael (lit. “Dios sana”) y a Uriel (lit. “Dios es mi luz”), pero estos nombres figuran en libros no canónicos (los católicos romanos consideran que Tobías es canónico). El Libro de Enoc menciona también a algunos de los ángeles caídos, entre ellos Samyaza, Arakiel, Rameel, Kokabiel y Tamiel. Aunque muchos escritos cristianos y judíos no bíblicos dan nombre a ángeles caídos, la revelación bíblica no va más allá de Miguel, Gabriel y el ángel caído Satanás. En la poesía de Salmos 147:4, leemos que Dios “cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres”. Si Dios hace esto con las estrellas, es posible que haga lo mismo con los ángeles. Puede que cada ángel tenga un nombre propio, pero si es así no se nos ha revelado, y solo Dios lo conoce (y, quizás, otros ángeles). 10. Los ángeles, ¿son fantasmas? Los ángeles son seres espirituales creados, no fantasmas. Los ángeles no son humanos desprovistos de cuerpo. Según el folclore y la tradición occidentales, los fantasmas son las almas incorpóreas de los difuntos, que aún pueden rondar por el mundo y manifestarse visiblemente a los vivos. También se les conoce como apariciones o espectros. Dentro de la teología cristiana, se rechaza el concepto de fantasmas tal como se entiende popularmente. No existe respaldo bíblico para la existencia de almas sin cuerpo que vagan por la tierra o que ocupan lugares específicos, para confortar o atemorizar a los humanos. Sin embargo, hay dos pasajes bíblicos a tener en cuenta; algunos apelan a ellos para respaldar la idea de los fantasmas: 1 Samuel 28:14 y Mateo 14:26. En 1 Samuel 28, Saúl pide a una médium que convoque al espíritu de Samuel para que le guíe. Ella lo hace y Samuel aparece, sorprendiendo a la médium (28:12). El hecho de que se sobresaltara indica que no esperaba tener éxito, y entendió que aquello era obra de Dios, y no de la necromancia, la cual se prohíbe en Deuteronomio 18:10-11. En este caso, quien permitió a Saúl encontrarse con Samuel en forma de visión fue Dios, no aquella mujer. En Mateo 14:26, cuando los discípulos vieron a Jesús acercarse a ellos sobre el mar de Galilea en medio de la noche, pensaron que era un fantasma. “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo” (cp. Mr. 6:49-50). En este pasaje, el término utilizado es phantasma, que dentro de la literatura griega siempre connotaba algo que era irreal o una ilusión. El pasaje no respalda la realidad de los fantasmas, sino más bien que los discípulos creían, equivocadamente o no, que los fantasmas eran una posibilidad. La idea de los fantasmas ha sido popular en la literatura (p. ej., Hamlet) y en la cultura occidental durante muchos siglos, pero estas ideas no se fundamentan en el texto bíblico. Las Escrituras enseñan que las almas de los redimidos, en el momento de su muerte, están en la presencia de Dios (2 Co. 5:6-8; He. 12:23). 11. ¿Tienen género los ángeles? Como los ángeles son espíritus, no tienen identidad sexual, aunque en los textos bíblicos aparecen como varones (con la excepción de Zac. 5:9, donde toda una escena del pasaje se plasma en género femenino). Los dos nombres atribuidos a los ángeles en la Biblia son masculinos: Miguel, literalmente “¿quién es como Dios?” (Dn. 10:13, 21; 12:1; Jud. 9; Ap. 12:7) y Gabriel (Dn. 8:16; 9:21; Lc. 1:19, 26), literalmente “hombre de Dios”. Aunque este nombre parece respaldar un género, como seres espirituales creados, el género no es propio de la naturaleza de los ángeles. Lo mismo podemos decir del uso del pronombre masculino en referencia a los ángeles (cp. Mr. 16:5-6; Lc. 24:4). ¿Es posible que haya más en cuanto a los ángeles de lo que sabemos, incluyendo algo que escapa a nuestra capacidad para entender el género? Sí, pero la Biblia no habla de estas cuestiones. Es interesante ver que, con mucha frecuencia, en las imágenes culturales los ángeles son mujeres, mientras que en todas sus apariciones bíblicas son hombres. 12. ¿Qué relación tuvo Jesús con los ángeles? En el pasado, los ángeles se relacionaron con la vida y el ministerio de Jesús, como lo harán en el futuro.La Biblia registra el ministerio y la presencia angélicos: En el nacimiento de Jesús • Los ángeles predijeron el nacimiento de Jesús, anunciándolo a José y a María (Mt. 1:20-21; Lc. 1:26-28). En el anuncio angélico a José en un sueño, el ángel no tiene nombre, pero en el anuncio a María se trata del ángel Gabriel. • Los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús a unos pastores cerca de Belén, identificando al bebé como “un Salvador, que es Cristo el Señor” y señalándoles al recién nacido (Lc. 2:8-15). Después del nacimiento de Jesús • Un ángel se apareció a José en un sueño mientras Jesús era un bebé, advirtiendo a José que se llevase a su familia a Egipto para escapar de Herodes, que quería matar a Jesús (Mt. 2:13-15). Más tarde, tras la muerte de Herodes, un ángel volvió a aparecerse en un sueño a José, indicándole que regresara con su familia a su tierra natal (Mt. 2:19-21). Durante el ministerio de Jesús • Los ángeles ministraron a Jesús tras las tentaciones de Satanás en el desierto (Mt. 4:11). • Los ángeles ministraron a Jesús en el huerto de Getsemaní, antes de su arresto, juicio y crucifixión (Lc. 22:43). • Los ángeles estaban preparados para defender y proteger a Jesús si este les llamaba durante su arresto (Mt. 26:53). Después de la resurrección de Jesús • Un ángel retiró la piedra que sellaba el sepulcro de Jesús (Mt. 28:1-2). • Los ángeles se aparecieron a las mujeres en la tumba, instruyéndoles que anunciasen su resurrección (Mt. 28:5-6; Lc. 24:5-7). Durante y después de la ascensión de Jesús • Los ángeles estuvieron presentes en la ascensión de Jesús y hablaron a los discípulos confusos, animándolos, y predicando el regreso de Cristo (Hch. 1:10-11). • Los ángeles estuvieron sujetos a Jesús durante su misión terrenal, como lo estuvieron antes de la encarnación (Ef. 1:20-21; 1 P. 3:22). En la segunda venida de Jesús • Un ángel anunciará el arrebatamiento anterior a la tribulación y a la segunda venida (1 Ts. 4:16). • Los ángeles acompañarán a Jesús durante la segunda venida (Mt. 25:31; 2 Ts. 1:7). • Los ángeles alabarán y adorarán a Cristo durante la segunda venida (He. 1:6). • Los ángeles reunirán a personas de todas las naciones para que Cristo las juzgue (Mt. 25:31-40). • Un ángel contribuirá a atar a Satanás al principio del milenio (Ap. 20:1). Partiendo de estos y otros versículos, queda claro que los ángeles han tenido y siguen teniendo un papel importante en la vida y el ministerio de Jesucristo, y que su adoración del Señor proseguirá durante toda la eternidad. Lo que es notable para nosotros es que los mismos ángeles que ministraron a Jesús son lo que nos prestan su asistencia. 13. ¿Cuáles son los nombres bíblicos de Satanás? La Biblia usa muchos nombres para referirse al ángel caído, Satanás. El nombre Satanás (“adversario”) procede de Job 1:6: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás” (ver también 1 Cr. 21:1; Zac. 3:1; Mt. 4:10; Lc. 10:18). El nombre Lucifer se desprende de Isaías 14:12. En este pasaje Dios dice: !Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. El nombre “Lucero” procede del latín lucifer, usado en la traducción de la Vulgata del término hebreo helel, que significa “el brillante”, pero traducido a menudo como una referencia al lucero del alba. De hecho, en este versículo “Lucero” también es una referencia al lucero del alba, el planeta Venus. Dentro de la literatura bíblica, los nombres y los títulos indican frecuentemente atributos y características del individuo al que se nombra. Esto es cierto sin duda de Satanás, y existen muchos nombres y títulos con los que se le define. La lista es larga y exhaustiva, y entre ellos se cuentan: • Abadón19 (Ap. 9:11) • Acusador de los hermanos (Ap. 12:10) • Adversario (1 P. 5:8) • Ángel del abismo (Ap. 9:11) • Apolión20 (Ap. 9:11) • Belcebú21 (Mt. 12:24; Mr. 3:22; Lc. 11:15) • Belial (2 Co. 6:15) • Diablo22 (Mt. 4:1; Lc. 4:2; Ap. 20:2) • Dios de este mundo (2 Co. 4:4) • Dragón (Ap. 12:3; 20:2) • Enemigo (Mt. 13:39) • Espíritu de mentira (1 R. 22:22) • Espíritu malo (1 S. 16:14) • Espíritu que obra en los hijos de desobediencia (Ef. 2:2) • Gran dragón escarlata (Ap. 12:3) • Homicida (Jn. 8:44) • Malo (Mt. 13:19, 38) • Mentiroso (Jn. 8:44) • Padre de mentira (Jn. 8:44) • Príncipe de este mundo (Jn. 12:31) • Príncipe de la potestad del aire (Ef. 2:2) • Príncipe de los demonios (Mt. 12:24; Mr. 3:22; Lc. 11:15) • Satanás (Job 1:6; Mt. 4:10) • Serpiente (Gn. 3:4, 14) • Serpiente antigua (Ap. 12:9; 20:2) • Tentador (Mt. 4:3; 1 Ts. 3:5) A partir de estos nombres y títulos, no deberían quedar dudas sobre el carácter de Satanás. Nada de lo que haga será para el bienestar espiritual de nadie. Satanás odia a Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y también a usted. 14. ¿Qué dice la Biblia sobre la personalidad de Satanás? Satanás es un ser creado que es un ángel caído. Como todos los ángeles, tiene intelecto, voluntad y emociones. En 2 Corintios 11:3, Pablo escribe sobre la inteligencia de Satanás: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. Aquí vemos la naturaleza astuta de Satanás. Es muy sagaz y engaña a todos. En Lucas 22:31-32, Jesús dice a Simón Pedro: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Satanás tiene una voluntad férrea, y es exigente. Tiene objetivos definidos en este mundo, y se esfuerza por conseguirlos de todas las maneras posibles. Apocalipsis 12:17 habla de las emociones de Satanás, concretamente de su ira: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. Tiene una personalidad explosiva, y su ira tiene consecuencias trascendentales. Además de esto, podemos percibir algunos aspectos de su personalidad a partir de algunos de los nombres y títulos que se le dan. Jesús dice de él: “El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44). El orgullo y la ambición de Satanás trajeron la muerte espiritual a los ángeles que le siguieron, y sus actos en el huerto de Edén fueron lo que trajo la muerte física y espiritual a toda la creación a lo largo de la historia humana. Jesús dice también que Satanás es un embustero. Con sus actos y sus palabras, es el destructor de la verdad, un adversario perpetuo, engañador del mundo y enemigo de los justos (1 P. 5:8; Ap. 12:9-10). 15. ¿Cuál es la naturaleza de Satanás? Satanás no es un dios; es un ser creado que tiene limitaciones (Ez. 28:11-19). Fue creado como el más espléndido de los ángeles, con privilegios y responsabilidades únicas, pero las usó para glorificarse a sí mismo antes que a Dios. Es un adversario de Dios, pero no su igual, en ningún sentido. No es omnisciente, omnipresente ni omnipotente. A pesar de que es poderoso incluso en su estado caído, tiene limitaciones. Dios ya ha juzgado a Satanás, y este tendrá que darle cuentas cuando se cumpla el juicio según el plan profético de Dios (Mt. 25:41; Jn. 16:11; Ap. 20:10). Satanás no puede actuar sin el permisode Dios (Job 1:12). Satanás es fuerte, pero se le puede resistir (Stg. 4:7). La naturaleza de Satanás como ser creado también se aprecia en Ezequiel 28:14, donde se dice que es un querubín. Como sucede con todos los ángeles, caídos o no, puede aparecerse bajo muchas formas a los humanos, pero su esencia es espiritual (cp. 2 Co. 4:4; Ef. 2:2). Todo lo que hace Satanás es engañoso: “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2 Co. 11:14). 16. ¿Cuándo fue creado Satanás? Satanás no tiene una existencia independiente; es un ser creado, no una deidad. Satanás fue un querubín creado, y ocupó una de las máximas posiciones en la jerarquía angélica. Aunque tiene un enorme poder y temporalmente puede usarlo en el mundo, sigue sometido al gobierno de Dios, y un día será juzgado y condenado por toda la eternidad. La Biblia no nos dice cuándo fue creado Satanás. Nos enseña que toda la creación fue hecha buena, y por consiguiente, el estado original de Satanás como ángel formaba parte de esa creación. Todos los ángeles, incluido Satanás, fueron creados como seres santos (Mr. 8:38), por Dios por medio de Cristo (Jn. 1:3; Col. 1:16-17), antes de la creación del mundo (Job 38:7) y por decreto (Sal. 148:2, 5). Aunque no se nos da una referencia cronológica, muchos intérpretes de la Biblia entienden que Ezequiel 28:11-19 es una referencia a la creación de Satanás. Si es así, su creación debió ser anterior a la del huerto de Edén (Gn. 2:8), de la que habla Ezequiel (28:13).23 17. Satanás, ¿es omnisciente? Como todos los ángeles, caídos o no, Satanás es un ser creado por Dios por medio de Jesucristo, el Hijo eterno (Jn. 1:3; Col. 1:16-17). Fue creado dotado de una gran inteligencia y privilegios (Ez. 28:11-19), y era el más alto de todos los seres angélicos (28:12), pero no fue dotado de un poder ilimitado ni como alguien que tiene un conocimiento omnisciente. No tiene ni omnipotencia ni omnisciencia. El hecho de que carezca de la segunda se aprecia en Mateo 24:36, donde Jesús habla de la segunda venida: “Pero del día y la hora nadie sabe, [ni el Hijo]24 ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (cp. Mr. 13:32). El gran pecado de Satanás fue el orgullo ambicioso de desear ser como Dios (Is. 14:12-14), y en buena parte de lo que hace imita el poder y los actos de Dios, pero no puede igualarlos ni sobrepasarlos. Su poder y su posición en la creación son únicos, pero no ilimitados. Satanás no es igual a Dios ni actúa fuera del control ni del plan divinos. Satanás es una figura celestial que está, en todos sus rasgos y actos, subordinada a Dios. 18. ¿Cuál es la naturaleza y el origen del pecado de Satanás? El pecado de Satanás fue el orgullo que nació de su interior; ambicionó para sí la gloria, el poder y la autoridad que pertenecen solamente a Dios. La criatura intentó usurpar al Creador mediante una rebelión impía. Es probable que Isaías 14:12-17 hable de la caída de Satanás, y sin duda Ezequiel 28:11-19 la registra. Aunque no todos los comentaristas de la Biblia interpretan el pasaje de Isaías como una referencia a Satanás, esta interpretación encaja con otros pasajes bíblicos sobre él, como Lucas 10:18 y Apocalipsis 22:16. En los versículos anteriores del capítulo 14, Isaías lanza una diatriba histórica y profética contra el rey de Babilonia (4-11). Pero entonces sus palabras se intensifican, y encontramos términos que no encajan con ningún rey terrenal. (No es infrecuente que la poesía hebrea establezca sucesos paralelos en el cielo y la tierra, como vemos, por ejemplo, en Salmos 45). En Isaías 14:12, Dios declara: !Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.25 Entonces, en cinco ocasiones en los versículos 13 y 14, encontramos verbos en futuro (“subiré”, “levantaré”, “me sentaré”, etc.), que demuestran ambición, desafío y orgullo: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Es posible que este pasaje no se refiera a Satanás, sino solo al rey babilonio Senaquerib (705–681 a. C.). Incluso así, también existe la posibilidad de que este pasaje sea una alusión a Satanás o una interpretación tipológica de su persona, por las palabras de Jesús que encontramos en Lucas 10:18: “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”.26 En Ezequiel 28:1-19 también encontramos información sobre la caída de Satanás, retratado como el rey exaltado de Tiro, una antigua ciudad-estado fenicia. Los primeros diez versículos del capítulo quizás hablen del rey humano de Tiro, pero del 11 al 19 son afirmaciones sobre un individuo sobrenatural, con actos y atributos que trascienden con creces los de un rey humano.27 Entre la información contenida en estos pasajes, descubrimos que el rey de Tiro (Satanás): • tenía “el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (v. 12) • estuvo “en Edén, en el huerto de Dios” (v. 13) • fue creado: “en el día de tu creación” (v. 13) • tuvo gloria: “de toda piedra preciosa era tu vestidura” (v. 13) • fue llamado “querubín grande”, lo cual denota liderazgo (v. 14) • estaba “en el santo monte de Dios”, mostrando la presencia divina (v. 14) • era perfecto “en todos tus caminos… hasta que se halló en ti maldad” (v. 15) • “a causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad” (v. 16) • pecó (v. 16) • fue “lleno de iniquidad, y pecaste” (v. 16) • fue expulsado: “yo te eché del monte de Dios” (v. 16) • era orgulloso: “se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura” (v. 17) • fue poco juicioso: “corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor” (v. 17) • fue arrojado “por tierra” (v. 17) Además de estos pasajes en el Antiguo Testamento, 1 Timoteo 3:6 afirma que el pecado de Satanás fue el envanecimiento (es decir, el orgullo), que provocó su caída. Aunque ha sido expulsado del cielo, Satanás sigue teniendo acceso a él, lo que aprovecha para acusar e injuriar a Dios y a la humanidad (Job 1—2). Un día, tendrá totalmente prohibida la entrada al cielo, y será arrojado a la destrucción eterna (Ap. 12:7-9). 19. ¿Cuáles son las actividades de Satanás? Satanás está activo de diversas maneras en su conflicto cósmico con Dios, y mediante sus actos de guerra espiritual en el mundo. En relación con Dios y con Cristo Desde el momento de su rebelión, Satanás ha estado sumido en una guerra perdida con Dios, oponiéndose a este y a su programa. Quería ser como Dios (Is. 14:13-14), y cuando su intento se frustró y fue expulsado del cielo, prosiguió su rebelión en el huerto de Edén, atacando a Adán y a Eva e iniciando un conflicto permanente con Dios (Gn. 3:1-5). En esta rebelión, Satanás fomenta las verdades falsas en este mundo, mediante un sistema distorsionado de mentiras que niegan las verdades de Dios y pretenden destruir todo y a todos los que le sea posible (Sal. 14:1-3; Ef. 2:2; 2 Ts. 2:8-11; 2 Ti. 3:5). La animosidad y la lucha entre Satanás y Cristo ya se había predicho en un momento tan lejano como el huerto de Edén (Gn. 3:15), y prosiguió durante el ministerio terrenal de Cristo y su crucifixión. Al principio del ministerio de Cristo, Satanás tentó a Jesús (Mt. 4:1-11; Lc. 4:2). Durante el ministerio de Jesús, Satanás intentó sacudir a Pedro como si fuera trigo (Lc. 22:31) y entró en Judas, convenciéndole para que traicionase
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