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Wayne - Respuestas a preguntas sobre angeles y demonios

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La	misión	de	Editorial	Portavoz	consiste	en	proporcionar	productos	de	calidad	—con	integridad	y	excelencia—,
desde	una	perspectiva	bíblica	y	confiable,	que	animen	a	las	personas	a	conocer	y	servir	a	Jesucristo.
Título	del	original:	Answers	to	Common	Questions	About	Angels	&	Demons	©	2011	por	H.	Wayne	House	y
Timothy	J.	Demy	y	publicado	por	Kregel	Publications,	una	división	de	Kregel,	Inc.,	P.O.	Box	2607,	Grand
Rapids,	MI	49501.	Traducido	con	permiso.
Edición	en	castellano:	Respuestas	a	preguntas	sobre	ángeles	y	demonios	©	2013	por	Editorial	Portavoz,	filial
de	Kregel	Publications,	Grand	Rapids,	Michigan	49501.	Todos	los	derechos	reservados.
Traducción:	Daniel	Menezo
Ninguna	parte	de	esta	publicación	podrá	ser	reproducida,	almacenada	en	un	sistema	de	recuperación	de	datos,	o
transmitida	en	cualquier	forma	o	por	cualquier	medio,	sea	electrónico,	mecánico,	fotocopia,	grabación	o	cualquier
otro,	sin	el	permiso	escrito	previo	de	los	editores,	con	la	excepción	de	citas	breves	o	reseñas.
A	menos	que	se	indique	lo	contrario,	todas	las	citas	bíblicas	han	sido	tomadas	de	la	versión	Reina-Valera	©
1960	Sociedades	Bíblicas	en	América	Latina;	©	renovado	1988	Sociedades	Bíblicas	Unidas.	Utilizado	con
permiso.	Reina-Valera	1960™	es	una	marca	registrada	de	la	American	Bible	Society,	y	puede	ser	usada
solamente	bajo	licencia.
Las	opiniones	expresadas	en	este	libro	son	de	los	autores	solamente,	y	no	reflejan	la	posición	o	la	aprobación	en
particular	de	alguna	agencia	u	organización	gubernamental,	militar	o	de	otro	tipo.
EDITORIAL	PORTAVOZ
P.O.	Box	2607
Grand	Rapids,	Michigan	49501	USA
Visítenos	en:	www.portavoz.com
ISBN	978-0-8254-1927-0	(rústica)
ISBN	978-0-8254-0363-7	(Kindle)
ISBN	978-0-8254-8497-1	(epub)
1	2	3	4	5	/	17	16	15	14	13
Impreso	en	los	Estados	Unidos	de	América
Printed	in	the	United	States	of	America
http://www.portavoz.com
Para	Lynn	Barnes	y	Ken	Hillard:
Gracias	por	varias	décadas	de	amistad	y	de	aliento.
“En	todo	tiempo	ama	el	amigo,	y	es	como	un	hermano	en	tiempo	de	angustia”.
Proverbios	17:17
Contenido
Acerca	de	esta	serie
Introducción
PRIMERA	PARTE:
LOS	ÁNGELES,	SATANÁS	Y	LOS	DEMONIOS
SEGÚN	LA	BIBLIA
1.	¿Cuál	es	el	origen	de	los	ángeles?
2.	¿Cuál	es	la	naturaleza	de	los	ángeles?
3.	¿Cuáles	son	las	similitudes	y	las	diferencias	entre	los	ángeles	y	los
humanos?
4.	¿Cuáles	son	las	clasificaciones	bíblicas	de	los	ángeles?
5.	¿Dónde	viven	los	ángeles?
6.	¿Cuántos	ángeles	hay?
7.	¿Quién	es	“el	ángel	del	Señor”?
8.	¿Cuál	es	el	ministerio	de	los	ángeles?
9.	¿Tienen	todos	los	ángeles	nombres	propios?
10.	Los	ángeles,	¿son	fantasmas?
11.	¿Tienen	género	los	ángeles?
12.	¿Qué	relación	tuvo	Jesús	con	los	ángeles?
13.	¿Cuáles	son	los	nombres	bíblicos	de	Satanás?
14.	¿Qué	dice	la	Biblia	sobre	la	personalidad	de	Satanás?
15.	¿Cuál	es	la	naturaleza	de	Satanás?
16.	¿Cuándo	fue	creado	Satanás?
17.	Satanás,	¿es	omnisciente?
18.	¿Cuál	es	la	naturaleza	y	el	origen	del	pecado	de	Satanás?
19.	¿Cuáles	son	las	actividades	de	Satanás?
20.	¿Dónde	mora	Satanás?
21.	¿Cuál	es	la	relación	de	Satanás	con	el	mundo?
22.	¿Cuál	es	el	futuro	de	Satanás?
23.	¿Cuál	fue	el	origen	de	los	demonios?
24.	¿Cómo	se	clasifican	los	demonios?
25.	¿Cuál	es	la	naturaleza	de	los	demonios?
26.	¿Qué	actividades	tienen	los	demonios?
27.	¿Dónde	habitan	los	demonios?
28.	¿Qué	interacción	tuvo	Jesús	con	Satanás	y	con	los	demonios?
29.	¿Cuál	es	el	significado	de	“lenguas	angélicas”	(1	Co.	13:1)?
30.	¿A	los	ángeles	caídos,	¿se	les	llama	“hijos	de	Dios”	en	Génesis	6?
31.	¿Predicó	Jesús	a	los	ángeles	caídos	en	1	Pedro	3:19?
32.	¿Quiénes	son	los	ángeles	en	Judas	6-7?
33.	¿Dónde	dice	la	Biblia	que	el	arcángel	Miguel	discutió	con	Satanás,	como
declara	Judas	9?
34.	¿Qué	es	la	“medida	de	ángel”	(Ap.	21:17)?
SEGUNDA	PARTE:
LOS	ÁNGELES	Y	LOS	DEMONIOS	EN	LA	HISTORIA
Y	EN	LA	TEOLOGÍA	CRISTIANAS
35.	¿Qué	opinión	de	los	ángeles	tenían	en	Qumrán?
36.	¿Cómo	se	presentan	los	ángeles	en	el	Libro	de	Enoc?
37.	¿Qué	pensaban	los	primeros	cristianos	de	los	ángeles	y	los	demonios?
38.	¿Cuál	es	la	historia	de	la	jerarquía	angélica	cristiana?
39.	¿Qué	dijeron	los	teólogos	medievales	sobre	los	ángeles	y	los	demonios?
40.	¿Qué	dijeron	los	reformadores	protestantes	sobre	los	ángeles	y	los
demonios?
41.	¿Qué	significa	la	frase	“los	ángeles	bailan	en	la	cabeza	de	un	alfiler”?
42.	¿Por	qué	el	arte	retrata	a	los	ángeles	con	alas,	arpas	y	halos?
43.	¿Hay	un	ángel	de	la	muerte?
44.	¿Cómo	influyeron	las	obras	de	John	Milton	y	otros	escritores	británicos	en
los	puntos	de	vista	sobre	los	ángeles?
TERCERA	PARTE:
LOS	ÁNGELES,	SATANÁS	Y	LOS	DEMONIOS
EN	EL	MUNDO	MODERNO
45.	¿Qué	relación	tienen	los	ángeles	con	los	cristianos?
46.	¿Qué	relación	tienen	los	ángeles	con	los	inconversos?
47.	¿Cómo	se	relacionan	los	demonios	con	los	cristianos?
48.	¿Cómo	se	relacionan	los	demonios	con	los	inconversos?
49.	¿Hay	un	ángel	de	la	guarda	para	cada	persona?
50.	Quienes	mueren,	¿se	convierten	en	ángeles?
51.	¿Cuál	es	la	diferencia	entre	la	obra	de	los	ángeles	y	la	del	Espíritu	Santo?
52.	¿Qué	relación	tendrán	los	redimidos	con	los	ángeles	en	el	cielo?
53.	¿Por	qué	deben	importarnos	los	ángeles	y	los	demonios?
CUARTA	PARTE:
LOS	ÁNGELES,	SATANÁS	Y	LOS	DEMONIOS
EN	LAS	RELIGIONES	DEL	MUNDO
54.	¿Qué	enseñan	sobre	los	ángeles	el	judaísmo	y	la	tradición	mística	de	la
Cábala?
55.	¿Qué	enseña	sobre	los	ángeles	el	zoroastrismo?
56.	¿Qué	enseña	el	bahaísmo	sobre	los	ángeles?
57.	¿Qué	enseña	el	sijismo	sobre	los	ángeles?
58.	¿Qué	enseñan	las	religiones	orientales	sobre	los	ángeles?
59.	¿Qué	enseñan	las	religiones	indígenas	sobre	los	ángeles?
60.	¿Qué	enseña	el	Islam	sobre	los	ángeles?
	
Conclusión
Notas
Bibliografía	recomendada
Sobre	los	autores
L
Acerca	de	esta	serie
a	serie	“Respuestas	a	preguntas”	va	destinada	a	proporcionar	a	 los	 lectores	un
resumen	escueto	y	una	visión	panorámica	de	temas	y	cuestiones	específicos	de
la	teología	cristiana.	Los	libros	están	escritos	siguiendo	un	formato	de	preguntas	y
respuestas,	para	poder	consultarlos	rápidamente	y	facilitar	su	estudio.	Las	preguntas
siguen	una	progresión	lógica,	de	modo	que	quienes	lean	la	obra	aprecien	más	que
antes	 los	 temas	 y	 cuestiones	 examinados.	 Los	 volúmenes	 son	 profundos	 pero	 no
exhaustivos,	y	se	pueden	usar	en	conjunto	o	como	estudios	de	un	solo	libro.	Cada
libro	está	plenamente	documentado,	y	contiene	una	bibliografía	recomendada	para
quienes	deseen	profundizar	con	más	detalle	en	un	tema.
El	estudio	de	la	teología	y	los	numerosos	interrogantes	dentro	del	cristianismo
es	una	empresa	emocionante	y	fructífera.	Durante	dos	mil	años,	 los	cristianos	han
proclamado	 el	 evangelio	 de	 Jesucristo	 y	 han	 procurado	 definir	 con	 precisión	 y
defender	las	doctrinas	de	su	fe	tal	como	aparecen	en	la	Biblia.	En	2	Timoteo	2:15,	se
exhorta	 a	 los	 cristianos	 diciéndoles:	 “Procura	 con	 diligencia	 presentarte	 a	 Dios
aprobado,	como	obrero	que	no	tiene	de	qué	avergonzarse,	que	usa	bien	la	palabra
de	 verdad”.	 El	 objetivo	 de	 estos	 libros	 es	 ayudarle	 en	 su	 diligencia	 y	 precisión
cuando	estudie	la	Palabra	de	Dios	y	su	influencia	en	la	historia	y	en	el	pensamiento
a	lo	largo	de	los	siglos.
¿C
Introducción
uánto	 sabe	 usted	 en	 realidad	 sobre	 los	 ángeles	 y	 los	 demonios?	 Son	 seres
populares	 en	nuestra	 cultura,	 y	 aparecen	mucho	 en	 el	 cristianismo,	 en	otras
religiones	e	incluso	en	la	espiritualidad	poscristiana.	Casi	todo	el	mundo	tiene
ideas	y	opiniones	sobre	ellos,	y	en	ocasiones	la	fascinación	que	suscitan	parece	casi
ilimitada.	La	 revista	Time	 informaba	 que	 una	 encuesta	 realizada	 en	 2008	 concluía
que	un	55	por	ciento	de	estadounidenses	creía	que,	en	algún	momento	de	su	vida,
los	 había	 protegido	un	 ángel	 de	 la	 guarda.1	Las	 visiones	 y	 visitaciones	 angélicas
parecen	ser	un	elemento	fundamental	de	 la	espiritualidad	contemporánea.	Algunas
de	 esas	 conjeturas	 son	 emocionales,	 otras	 sentimentales,	 y	 muchas	 están
conformadas	por	los	valores	culturales	que	se	arraigan	en	la	literatura,	la	música	o
el	cine.	En	ocasiones,	las	ideas	sobre	los	ángeles	están	fundamentadasen	presuntas
experiencias	con	ellos.
Ya	sea	la	figura	angélica	de	Clarence	en	la	película	de	Jimmy	Stewart	Qué	bello
es	vivir,	 la	serie	televisiva	popular	en	la	década	de	1990	Tocados	por	un	ángel,	 las
canciones	sobre	el	amor	y	los	ángeles,	los	villancicos	y	las	decoraciones	navideñas,
los	cuadros	de	ángeles	 realizados	por	grandes	artistas	o	 la	 influencia	que	 tuvo	El
paraíso	perdido	de	Milton,	los	ángeles	forman	parte	de	nuestra	psique	cultural.	A	lo
largo	de	 los	siglos,	el	ser	humano	ha	sentido	fascinación	por	 los	ángeles;	en	este
sentido,	nuestra	era	no	es	nada	único.	Los	ángeles	también	son	bíblicos.	De	hecho,
en	 la	 Biblia	 aparecen	 al	menos	 273	 referencias	 a	 los	 ángeles,	 108	 en	 el	Antiguo
Testamento	y	165	en	el	Nuevo.	Y	aún	así,	toda	referencia	en	la	Biblia	a	los	ángeles
es	 contingente	o	 secundaria	 a	 algún	otro	 tema.	No	 se	nos	ofrece	 en	 la	Biblia	una
presentación	exhaustiva	de	 los	ángeles.	Todo	 lo	que	sabemos	de	ellos	se	proyecta
sobre	el	telón	de	fondo	de	la	exposición	accesoria	que	hace	la	Palabra	de	ellos.	Esto
no	reduce	su	importancia,	pero	significa	que	tenemos	que	estudiar	un	poco	más	y
reflexionar	más	a	fondo	que	en	otras	áreas	de	la	teología	que	están	más	definidas.
En	 la	 teología,	 el	 estudio	 de	 los	 ángeles	 acabó	 convirtiéndose	 en	 un	 campo
aceptado	 y	 reconocido	 de	 la	 hermenéutica,	 llamado	 angelología,	 que	 procede	 del
término	griego	angelos,	mensajero.	Son	estudios	que	se	 toman	en	serio,	pero	aún
así,	hemos	de	recordar	que	los	ángeles	no	son	el	punto	focal	del	cristianismo,	y	no
deben	 convertirse	 en	 el	 centro	 de	 nuestras	 vidas	 espirituales.	 Ese	 lugar	 está
reservado	para	Jesucristo.
Parece	 ser	 que	 a	 todo	 el	mundo	 le	 gustan	 los	 ángeles,	 al	 menos	 los	 que	 son
buenos.	Da	la	impresión	de	que	nos	atrae	la	posibilidad	de	adquirir	conocimientos
privilegiados,	 secretos	 y	 misterios,	 y	 la	 angelología	 toca	 esos	 temas.	 La
información	 sobre	 los	 ángeles	 apela	 a	 nuestras	 emociones	 tanto	 como	 a	 nuestro
intelecto.
Muchas	personas	han	afirmado	haber	tenido	contacto	con	los	ángeles,	y	quizás
hayan	tenido	una	visitación…	o	no.	¿Cómo	podemos	estar	seguros?	La	creencia	en
la	presencia	de	 los	 ángeles	 en	 los	momentos	de	 angustia	no	es	 algo	exclusivo	de
nuestra	 era.	 A	 lo	 largo	 de	 la	 historia,	 y	 en	 muchas	 religiones,	 las	 personas	 han
afirmado	recibir	la	ayuda	de	seres	sobrehumanos	semejantes	a	los	ángeles.
En	 1914,	 durante	 los	 primeros	 días	 de	 la	 Primera	 Guerra	Mundial,	 entre	 los
soldados	 británicos	 y	 en	 el	 frente	 inglés	 circulaba	 la	 creencia	 popular	 de	 que	 los
ángeles	lucharon	con	las	tropas	británicas,	y	las	protegieron,	en	la	batalla	de	Mons.
De	hecho,	 la	participación	angélica	 en	 la	guerra	 es	un	 tema	bastante	 común	en	 la
literatura,	la	religión	y	la	historia	militar.
Los	 ángeles	y	 los	demonios,	 o	 al	menos	 los	 espíritus,	 aparecen	 también	en	 la
mayoría	 de	 las	 religiones	 mundiales.	 En	 esas	 tradiciones	 se	 les	 ha	 adorado,
sopesado,	estudiado,	retratado,	catalogado	e	invocado	como	protectores.	A	veces	se
les	 ha	 puesto	 nombre,	 y	 muchas	 veces	 carecen	 de	 rostro.	 En	 las	 religiones
occidentales,	 las	 creencias	 sobre	 los	 ángeles	 se	 centran,	 habitualmente,	 en	 ideas
sobre	 la	 creación	 del	 mundo,	 la	 transmisión	 de	 la	 revelación	 divina	 y	 sucesos
apocalípticos.	En	las	religiones	orientales,	la	presencia	de	los	ángeles	o	de	espíritus
benévolos	suele	encuadrarse	más	en	el	ámbito	de	asistencia	al	individuo,	la	familia
o	la	comunidad.
Entonces,	 ¿qué	 sabemos	 de	 los	 ángeles	 en	 realidad?	 ¿Son	 los	 ángeles
benevolentes,	malévolos	o	ambivalentes?	¿Cuál	es	la	diferencia	entre	un	fantasma,
un	 espíritu	 necrófago,	 un	 demonio	 y	 un	 espíritu?	 ¿Son	 reales	 todos	 ellos?	 ¿Qué
enseña	la	Biblia	sobre	ellos,	y	cómo	distinguimos	entre	realidad	y	ficción	cuando
pensamos	 en	 los	 ángeles?	 ¿Cómo	 sabemos	 si	 un	 encuentro	 con	 un	 ángel	 ha	 sido
real	 o	 falso?	 ¿Cómo	 distinguimos	 entre	 leyenda	 y	 verdad	 y	 entre	 misterio	 e
historia?	 ¿Cómo	 podemos	 separar	 el	 sentimentalismo	 de	 la	 verdad?	 Estas	 son
algunas	de	las	preguntas	que	queremos	investigar	en	las	páginas	siguientes.	Únase	a
nosotros	mientras	examinamos	qué	dice	la	Biblia	sobre	los	ángeles	y	los	demonios,
y	respondemos	algunas	de	las	preguntas	frecuentes	sobre	este	tema	tan	fascinante.
PRIMERA	PARTE
Los	ángeles,	Satanás	y	los	demonios
según	la	Biblia
1.	¿Cuál	es	el	origen	de	los	ángeles?
Los	 ángeles	 no	 son	 eternos,	 sino	 que	 fueron	 creados	 por	 Dios	 como	 seres
permanentes.	Tuvieron	un	principio,	 pero	no	mueren	 (Lc.	 20:36).	Se	 enseña	 en	 el
Antiguo	Testamento	 que	Dios	 creó	 a	 los	 ángeles.	 En	 Salmos	 148:2-5,	 el	 salmista
declara:
Alabadle,	vosotros	todos	sus	ángeles;
			Alabadle,	vosotros	todos	sus	ejércitos.
Alabadle,	sol	y	luna;
			Alabadle,	vosotras	todas,	lucientes	estrellas.
Alabadle,	cielos	de	los	cielos,
			Y	las	aguas	que	están	sobre	los	cielos.
Alaben	el	nombre	de	Jehová;
			Porque	él	mandó,	y	fueron	creados.
De	forma	parecida,	en	Isaías	44:24,	Dios	declara	por	medio	del	profeta:
Así	dice	Jehová,	tu	Redentor,	que	te	formó	desde	el	vientre:	Yo	Jehová,	que	lo
hago	todo,	que	extiendo	solo	los	cielos,	que	extiendo	la	tierra	por	mí	mismo…
En	 un	 determinado	 momento	 del	 tiempo,	 Dios	 habló	 y	 empezaron	 a	 existir	 los
ángeles.
En	 Colosenses	 1:16,	 el	 apóstol	 Pablo	 escribe	 sobre	 Cristo	 como	 Señor	 de	 la
creación,	a	través	del	cual	llegó	a	existir	todo	lo	que	hay.	Como	segunda	persona	de
la	Trinidad,	Cristo,	como	Dios,	fue	el	agente	de	la	creación	de	los	ángeles:	“Porque
en	él	 fueron	creadas	 todas	 las	cosas,	 las	que	hay	en	 los	cielos	y	 las	que	hay	en	 la
tierra,	 visibles	 e	 invisibles;	 sean	 tronos,	 sean	 dominios,	 sean	 principados,	 sean
potestades;	 todo	fue	creado	por	medio	de	él	y	para	él”.	La	epístola	de	Pablo	a	 los
cristianos	en	Colosas,	lo	que	hoy	día	es	Turquía,	fue	escrita	en	parte	para	combatir
el	sincretismo	de	la	teología	cristiana	con	el	pensamiento	pagano,	y	una	herejía	que
amenazaba	la	vitalidad	del	cristianismo	en	la	ciudad.	Parte	del	error	teológico	que
se	estaba	propagando	era	la	adoración	a	los	ángeles	(2:18),	que	incluía	la	creencia
de	que	eran	emanaciones	del	Dios	verdadero.	Vinculada	con	este	concepto	estaba	la
creencia	 de	 que	 Jesucristo	 no	 era	 más	 que	 un	 intermediario.	 Estos	 conceptos
negaban	la	deidad	única	de	Cristo.	Frente	a	este	trasfondo	herético,	Pablo	declaró	la
deidad	de	Cristo,	proclamándole	Dios	creador.	Cristo	creó	el	universo	y	lo	sustenta,
así	como	todo	lo	que	hay	en	él	(Jn.	1:3;	He.	1:2,	10),	incluyendo	los	ángeles.
Es	 importante	 recordar	 tres	 frases	en	Colosenses	1:16:	“en	él…	por	medio	de
él…	 y	 para	 él”.	 Los	 ángeles	 no	 son	 “agentes	 libres”	 en	 el	 mundo,	 ya	 sea	 en	 su
existencia	 o	 en	 su	 actividad.	 Adoran,	 sirven	 y	 glorifican	 a	 Dios,	 como	 también
debemos	hacer	nosotros.
2.	¿Cuál	es	la	naturaleza	de	los	ángeles?
La	palabra	ángel	significa	“mensajero”;	es	una	descripción	de	su	función,	más
que	 de	 su	 naturaleza.	Habla	 de	 lo	 que	 hacen,	 no	 de	 lo	 que	 son.	 La	 palabra	ángel
procede	 originariamente	 del	 término	 hebreo	 malach,	 que	 significa	 mensajero.
Cuando	 el	 Antiguo	 Testamento	 se	 tradujo	 al	 griego	 (la	 Septuaginta),	 la	 palabra
usada	para	 “mensajero”	 era	angelos.	Al	 final,	 la	Biblia	 griega	 se	 tradujo	 al	 latín,
una	 versión	 conocida	 como	 la	Vulgata.	 La	 palabra	ángel	 en	 español	 procede	 del
término	angelus	en	latín.
Los	 ángeles	 son	 reales,	 pero	 no	 son	 físicos,	 aunque	 a	 menudo	 parecen	 tener
cuerpo.	Hebreos	1:14	afirma	que	son	espíritus.	Según	Mateo	8:16,	Lucas	8:2,	11:24	y
26,	y	Hechos	19:12,	lo	mismo	es	cierto	de	los	ángeles	caídos	(demonios).	Son	seres
espirituales	 creados	 santos,	 dotados	 de	 una	 naturaleza	 personal	 y	 una	 identidad
distintiva	 (Gn.	 1:31;	 Mr.	 8:38;	 1	 Co.	 6:3;	 He.	 1:14).	 Partiendo	 de	 las	 referencias
bíblicas	a	losángeles,	descubrimos	que	estos	tienen	personalidad,	lo	cual	incluye:
								•		Inteligencia	(2	S.	14:17,	20;	1	P.	1:12)
								•		Emociones	(Job	38:7;	Lc.	15:7;	He.	12:22)
								•		Voluntad	moral	(Ap.	22:8-9)
En	 el	Nuevo	Testamento	 descubrimos	 que	 estos	 elementos	 de	 la	 personalidad
permiten	a	los	ángeles:
								•		Comunicarse	inteligiblemente	mediante	el	habla	(Mt.	28:5;	Lc.	1:13)
								•		Entender	la	divinidad	y	el	poder	de	Jesús	(Mr.	1:24,	34;	8:31)
								•		Tener	cognición	y	ser	reconocidos	(Lc.	1:13-16;	8:31)
								•		Amar	y	alegrarse	(Lc.	5:10)
								•		Desplazarse	(Jn.	1:51)
								•		Desear	(1	P.	1:12)
								•		Adorar	(He.	1:6)
								•		Disputar	o	contender	(Jud.	9)
								•		Comprender	la	revelación	divina	(Ap.	10:5-6;	17:1-18)
A	 diferencia	 de	 Dios,	 los	 ángeles	 tienen	 limitaciones	 espaciales:	 solo	 pueden
estar	 en	 un	 lugar	 a	 la	 vez.	 Esto	 lo	 vemos	 en	 Daniel	 9:21-23,	 donde	 un	 ángel	 se
traslada	de	un	espacio	a	otro.	Además,	Juan	1:51	habla	de	ángeles	que	viajan	entre	el
cielo	y	la	tierra.
Por	su	naturaleza,	los	ángeles	son	incorpóreos	e	invisibles.	No	están	hechos	de
fuego	 o	 de	 aire,	 como	 algunos	 sostuvieron	 en	 siglos	 pasados.	 Como	 seres
espirituales,	 los	 ángeles	 son	 normalmente	 invisibles	 (Col.	 1:16),	 pero	 tienen	 la
capacidad	de	aparecerse	a	los	humanos,	como	se	nos	dice	en	la	Biblia.	A	veces	sus
apariciones	son	físicas,	como	en	el	anuncio	a	Zacarías	del	nacimiento	inminente	de
Juan	el	Bautista,	a	María	del	nacimiento	venidero	de	Jesús	el	Mesías	(cp.	Lc.	1:11-
16,	 26-29),	 y	 a	 los	 pastores	 la	 noche	 en	 que	 nació	 Jesús	 (Lc.	 2:9-10).	 En	 otras
ocasiones,	 los	ángeles	 se	aparecen	en	 sueños,	 como	en	el	 caso	de	 José	 (Mt.	1:20;
2:13,	 19).	 Su	 naturaleza	 es	 importante	 en	 relación	 con	 los	 humanos	 y	 con	 su
interacción	con	ellos.	“Como	los	ángeles	son	invisibles,	por	lo	general	usted	y	yo
no	 somos	 conscientes	 de	 su	 actividad	 tras	 bastidores.	 No	 podemos	 saber	 cuántas
veces	han	intervenido	los	ángeles	a	nuestro	favor	sin	que	fuésemos	conscientes	de
ello”.1
Los	ángeles	 tienen	personalidad,	pero	 también	grandes	poderes	otorgados	por
Dios.	En	Salmos	103:20	leemos:
!Bendecid	a	Jehová,	vosotros	sus	ángeles,
Poderosos	en	fortaleza,	que	ejecutáis	su	palabra
Obedeciendo	a	la	voz	de	su	precepto!
Y	2	Tesalonicenses	1:7	nos	habla	de	“los	ángeles	de	su	poder	[el	de	Dios]”.	Muchas
veces	se	nos	dice	también	que	los	ángeles	son	santos	(Job	5:1;	15:15;	Sal.	89:7;	Dn.
4:13,	 17,	 23;	 8:13;	 Jud.	 14).	 Son	 seres	 excepcionales,	 creados	 por	 Dios	 para
ministrar	a	los	humanos.	Esto	debería	ser	una	gran	lección	y	un	recordatorio	para
cada	uno	de	nosotros	de	cómo	nos	ama	Dios.
3.	¿Cuáles	son	las	similitudes	y	las	diferencias	entre	los
ángeles	y	los	humanos?
Dios	creó	a	los	ángeles	y	a	los	seres	humanos	como	seres	distintos,	y	lo	hizo	en
momentos	diferentes	del	 tiempo.	Los	ángeles	no	son	 los	espíritus	de	 los	humanos
que	han	muerto.	Los	ángeles	no	se	vuelven	humanos,	ni	los	humanos	ángeles.	Las
diferencias	entre	unos	y	otros	se	mantienen	por	toda	la	eternidad.	Ambos	son	seres
creados,	 finitos	 y	 limitados,	 que	 dependen	 de	 Dios	 para	 la	 perpetuación	 de	 su
existencia.	Ángeles	 y	 humanos	 son	 responsables	 ante	Dios	 por	 sus	 actos,	 y	 están
limitados	en	sus	capacidades	y	posición	(Mt.	24:36;	Jn.	16:11;	1	Co.	6:3;	He.	9:27).
Ambos	tienen	una	personalidad	completa,	que	incluye	un	intelecto,	una	voluntad	y
unas	emociones;	y	ambos	pueden	mantener	una	relación	directa	con	Dios.	Pero	los
ángeles	también	son	distintos	de	los	humanos.
Los	 ángeles	 tienen	 distintas	 naturalezas	 y	 un	 orden	 existencial	 diferentes	 (He.
2:5-7).	Los	ángeles	son	invisibles	y	no	se	casan	ni	procrean	ni	mueren	(Mt.	22:28-
30;	Lc.	20:36).	Los	ángeles	son	espíritu	(He.	1:14),	y	no	tienen	cuerpos,	ni	razas	ni
género	 (aunque	 en	 sus	 apariciones	 ante	 los	 humanos	 se	 manifiesten	 con	 tales
rasgos).	 Los	 humanos	 son	 tanto	 cuerpo	 como	 espíritu	 (Stg.	 2:26).	 Además,	 los
ángeles	 tienen	 una	 inteligencia,	 una	 fortaleza	 y	 una	 rapidez	 superiores	 a	 las
humanas	(2	P.	2:11).	Es	importante	recordar	las	similitudes	y	las	diferencias,	sobre
todo	cuando	pensamos	en	las	representaciones	de	los	ángeles	en	el	arte,	 la	cultura
popular	y	diversos	movimientos	religiosos.	¡El	sentimentalismo	nunca	debe	usurpar
el	lugar	de	las	Escrituras!
4.	¿Cuáles	son	las	clasificaciones	bíblicas	de	los	ángeles?
Como	veremos	más	adelante	en	este	libro,	los	teólogos	cristianos	a	través	de	los
siglos,	además	de	 los	pensadores	de	otras	 religiones,	han	clasificado	y	dividido	a
los	 ángeles	 caídos	 (demonios)	 y	 a	 los	 no	 caídos	 en	 numerosas	 categorías.	 Los
ángeles	caídos	son	aquellos	que	cayeron	junto	con	Satanás	antes	de	la	creación	de
Adán,	y	posiblemente	otros	que	cayeron	antes	del	diluvio	(Gn.	6:1-4).	Los	ángeles
no	 caídos	 son	 aquellos	 que	 se	 mantuvieron	 fieles	 a	 Dios	 durante	 la	 rebelión	 de
Lucifer,	y	que	sirven	a	Dios	y	a	sus	santos.	Lo	más	importante	para	nuestro	estudio
es	 saber	 qué	 dicen	 sobre	 los	 ángeles	 los	 autores	 bíblicos	 que	 escribieron	 bajo	 la
inspiración	y	la	guía	del	Espíritu	Santo.
Dios	creó	el	universo	con	un	diseño	y	un	orden,	lo	cual	se	percibe	en	el	ámbito
angélico	(Col.	1:16).	Como	parte	del	orden	creado,	tal	como	se	plasma	en	Génesis
1,	 los	ángeles	fueron	creados	como	seres	buenos,	santos	y	espirituales	(Gn.	1:31).
Después	 de	 su	 creación	 fue	 cuando	 algunos	 utilizaron	 su	 libre	 albedrío	 para
volverse	 contra	Dios	 y	 rebelarse,	 dividiendo	 sus	 huestes	 en	 “santos	 ángeles”	 (Lc.
9:26),	 también	 conocidos	 como	 “ángeles	 de	Dios”	 (Lc.	 12:8;	He.	 1:6)	 o	 “ángeles
escogidos”	(1	Ti.	5:21),	y	aquellos	que	siguieron	a	Satanás	en	su	rebelión,	llamados
“el	 diablo	 y	 sus	 ángeles”	 (Mt.	 25:41).	 Aparte	 de	 llamar	 a	 Satanás	 (Beelzebú)	 el
“príncipe	de	los	demonios”	(Mt.	12:24),	la	Biblia	no	habla	de	una	jerarquía	detallada
de	 ángeles	 caídos.	 Aunque	 durante	 la	 época	 de	 Cristo	 normalmente	 se	 usaba	 el
término	demonios	para	hablar	de	los	ángeles	caídos,	refiriéndose	a	aquellos	que	se
le	 opusieron,	 Efesios	 6:12	 y	 Colosenses	 1:16	 y	 2:15	 hablan	 de	 las	 categorías	 de
espíritus	caídos	diciendo	“principados,	potestades,	gobernadores	y	autoridades”.	La
Biblia	nos	ofrece	cierta	clasificación	para	los	ángeles	santos	y	nos	habla	de	diversas
funciones,	 pero	 no	 hace	 una	 lista	 detallando	 la	 cadena	 de	 mando	 de	 estos	 seres
espirituales.	 Podemos	 detectar	 orden	 y	 estructura,	 pero	 no	 con	 el	 grado	 de
concreción	que	nos	gustaría.	Los	diversos	intentos	que	se	han	hecho	con	el	paso	de
los	siglos	son	interpretaciones	humanas,	no	declaraciones	bíblicas.
La	Biblia	habla	de	“la	congregación	de	los	santos”	(Sal.	89:5,	7).	Lo	interesante
es	que,	sin	que	los	escritores	bíblicos	añadan	nada	más,	a	los	ángeles	santos	se	les
da	una	clasificación	gubernamental	en	el	cielo	como	“principados	y	potestades	en
los	 lugares	 celestiales”	 (Ef.	 3:10),	 y	 se	 nos	 dice	 que	 los	 ángeles	 de	 Satanás	 son
“huestes	espirituales	de	maldad	en	las	regiones	celestes”	(Ef.	6:12).	Seguramente	los
ángeles	de	Efesios	3:10	son	ángeles	caídos,	como	lo	son	en	6:12.	Partiendo	de	estos
versículos	de	Efesios,	podemos	entender	que	Dios	y	Satanás	han	organizado	a	sus
respectivos	ángeles	en	función	de	cierta	estructura.	Esto	también	lo	apreciamos	en
el	 uso	 que	 hace	 Pablo	 de	 la	 expresión	 “todo	 principado	 y	 autoridad	 y	 poder	 y
señorío”	 (Ef.	 1:21;	 ver	 también	 Ro.	 8:38;	 Col.	 1:16).	 Aunque	 es	 complicado
discernir	 las	 diferencias	 exactas	 entre	 las	 palabras	 que	 usa	 el	 apóstol	 Pablo,	 los
términos	empleados	en	los	textos	judíos	de	la	época	se	refieren	a	ángeles	buenos	y
malos.2	En	2	Pedro	2:10	y	Judas	8,	la	expresión	“las	potestades	superiores”	se	usa
para	expresar	la	dignidad	y	la	autoridad	de	los	ángeles	de	Dios.	Además,	sabemos
que	 durante	 la	 época	 de	 Job,	 los	 ángeles	 se	 reunieron	 ante	 Dios	 (Job	 1:6;	 2:1).Aparte,	 encontramos	 a	 los	 ángeles	 en	 formación	 militar	 y	 orden	 de	 batalla	 en
Apocalipsis	12:7-9,	durante	la	tribulación	venidera	después	del	arrebatamiento.
Arcángel
El	 término	arcángel	 se	usa	dos	veces	 en	 la	Biblia,	 en	1	Tesalonicenses	4:16	y
Judas	 9,	 de	modo	 que	 sabemos	 que	 existe	 una	 clasificación	 y	 que	 el	 arcángel	 se
llama	 Miguel.	 En	 el	 primer	 caso	 (1	 Ts.	 4:16),	 a	 los	 lectores	 se	 nos	 dice	 que	 el
arcángel	 acompañará	 a	 Jesucristo	 en	 el	 momento	 del	 arrebatamiento.	 En	 ambos
casos,	 el	 término	 va	 precedido	 del	 artículo	 determinado	 “el”,	 de	 modo	 que	 es
probable	 que	 solo	 exista	 un	 ser	 así.	 Sin	 embargo,	 no	 podemos	 saberlo	 con
seguridad,	 y	 también	 es	 posible	 que	 el	 artículo	 indique	 la	 identificación	 de	 un
arcángel	 muy	 conocido,	 en	 lugar	 de	 limitar	 el	 número	 a	 solamente	 uno.3	 Esto
resulta	especialmente	cierto	a	la	luz	de	Daniel	10:13,	donde	a	Miguel	se	le	describe
como	“uno	de	los	principales	príncipes”.	Aunque	la	gente	suele	pensar	que	el	ángel
Gabriel	es	un	arcángel,	en	la	Biblia	no	se	le	adjudica	este	título.	Otros	escritos	no
bíblicos,	como	el	Libro	de	Enoc,	 afirman	que	hay	 siete	 arcángeles,	 pero	 la	Biblia
identifica	solo	a	uno:	Miguel.
En	 Daniel	 10:21	 y	 12:1,	 Miguel	 (cuyo	 nombre	 significa	 “¿quién	 hay	 como
Dios?”)	 aparece	 como	 protector	 especial	 y	 guardián	 del	 pueblo	 de	 Israel.	 En
Apocalipsis	 12:7,	 es	 Miguel	 quien	 conduce	 a	 las	 huestes	 angélicas	 contra	 los
ejércitos	de	Satanás,	y	en	Judas	9	se	nos	dice	que	Miguel	tuvo	algo	que	ver	con	el
entierro	 de	 Moisés.	 En	 la	 Biblia,	 los	 nombres	 y	 sus	 significados	 tienen	 una
importancia	 especial;	 el	 nombre	de	Miguel	 evidencia	 su	devoción	 total	 a	Dios	 en
oposición	 directa	 a	 Satanás,	 quien	 declaró	 orgullosamente,	 antes	 de	 su	 rebelión
celestial	y	su	caída:	“seré	semejante	al	Altísimo”	(Is.	14:14).
Principales	príncipes
Como	vimos	antes,	la	expresión	“principales	príncipes”	se	usa	en	Daniel	10:13
en	 referencia	a	un	grupo	concreto	de	ángeles	de	 los	que	el	arcángel	Miguel	es	el
mayor.	 El	 Libro	 de	 Enoc,	 apócrifo	 y	 no	 bíblico	 (9:1;	 40:9),	 menciona	 a	 cuatro
ángeles	 (Miguel,	 Gabriel,	 Rafael	 y	 Uriel)	 como	 seres	 celestiales	 que	 rodean	 el
trono	 de	 Dios.	 También	 afirma,	 como	 ya	 hemos	 visto,	 que	 hay	 siete	 arcángeles
(20:1-7),	a	los	que	llama	Uriel,	Rafael,	Ra’u’el,	Miguel,	Sariel,	Gabriel	y	Remeiel,
aunque	el	judaísmo	tardío	cambió	Uriel	por	Fanuel.4
Querubines
La	primera	referencia	bíblica	a	los	ángeles	es	la	mención	de	los	querubines	(Gn.
3:24).	A	diferencia	de	otros	ángeles	que	son	mensajeros	de	Dios,	a	los	querubines
nunca	 se	 los	 presenta	 en	 la	 Biblia	 como	 transmisores	 a	 los	 humanos	 de	 la
revelación	divina.5	Querubines	es	 la	 forma	plural	hebrea	de	querubín,	un	 término
que	define	unos	seres	de	alto	rango,	poderosos	y	majestuosos	(a	 los	que	nunca	se
les	 llama	concretamente	“ángeles”),	que	sirven	como	guardianes	de	la	santidad	de
Dios,	que	rodean	su	trono	y	lo	protegen	de	la	contaminación	del	pecado.	Antes	de
su	 caída,	 Satanás	 era	 un	 querubín	 (Ez.	 28:14,	 16).	 En	 el	 huerto	 de	 Edén,	 dos
querubines	 y	 una	 espada	 ardiente	 protegían	 el	 árbol	 de	 la	 vida	 (Gn.	 3:24)	 tras	 la
caída	de	Adán	y	Eva.
Después	de	que	los	israelitas	salieran	de	Egipto,	al	propiciatorio	del	arca	de	la
alianza	se	le	incorporó	la	representación	de	dos	querubines,	hechos	de	oro,	como
parte	 del	 tabernáculo	 en	 el	 desierto	 (Éx.	 25:16-22).	 En	 la	 presencia	 de	 estas	 dos
figuras	 fue	 donde	Dios	 dijo	 que	 habitaría	 entre	 los	 suyos	 (v.	 22).	 También	 se	 les
representó	 en	 el	 velo	 que	 impedía	 la	 entrada	 al	 lugar	 santísimo	 (Éx.	 26:31;	 2	Cr.
3:14).	Las	 representaciones	de	 los	querubines	 también	 se	usaron	en	 la	decoración
del	templo	de	Salomón	(1	R.	6:23-29).	En	Ezequiel	1:4-15	y	10:15-20,	el	profeta	vio
querubines	que	conducían	los	carros	de	Dios	(ver	también	2	S.	22:11	y	Sal.	18:10).
También	 se	nos	dice	que	el	 templo	 futuro	de	Dios	que	 será	 construido	durante	 el
reinado	de	mil	años	de	Jesucristo	en	 la	 tierra	 (después	del	arrebatamiento	y	de	 la
tribulación)	tendrá	representaciones	de	querubines	(Ez.	41:18-20).
Serafines
Mientras	 que	 los	 querubines	 son	 los	 protectores	 de	 la	 santidad	 divina,	 los
serafines	 son	 seres	 divinos	 que	 proclaman	 la	 santidad	 de	 Dios,	 que	 le	 alaban	 y
sirven	 como	 agentes	 de	 purificación	 (Is.	 6:2,	 6).	 El	 nombre	 en	 plural	 “serafines”
procede	 de	 un	 verbo	 en	 hebreo	 que	 significa	 “quemar”,	 y	 la	 referencia	 que	 hace
Isaías	es	 la	única	que	aparece	en	 la	Biblia	a	estos	seres	angélicos.	En	Isaías	6:6-8,
los	 serafines	 se	 acercan	 volando	 al	 profeta	 y	 tocan	 sus	 labios	 con	 un	 carbón
encendido	para	purificarle	y	limpiarle	de	pecado,	de	modo	que	pueda	comunicar	lo
que	Dios	dice.
En	la	visión	de	Isaías,	los	serafines	se	describen	como	dotados	de	seis	alas:	con
dos	cubren	sus	rostros,	con	dos	cubren	sus	pies	y	con	dos	vuelan.	Con	el	primer	par
de	alas,	los	serafines	cubren	sus	rostros	para	protegerse	del	esplendor	y	la	santidad
de	Dios.	La	Biblia	dice	que	ninguna	persona	ha	visto	la	gloria	de	Dios	desvelada,	y
estos	seres	espirituales	son	recordatorios	de	la	santidad	divina	(Jn.	1:18;	1	Ti.	6:16).
Con	el	segundo	par	de	alas,	los	ángeles	cubren	sus	pies,	posiblemente	debido	a	una
actitud	de	reverencia	y	de	temor	por	estar	en	la	presencia	de	Dios	(igual	que	cuando
Moisés	 se	 descalzó	 durante	 el	 episodio	 de	 la	 zarza	 ardiente	 de	 Éx.	 3:5).6	 Esos
ángeles	usan	el	tercer	par	de	alas	para	transmitir	velozmente	los	mandatos	de	Dios.
Seres	vivientes
Ezequiel	 1:5-14	 habla	 de	 “cuatro	 seres	 vivientes”	 que	más	 tarde	 se	 identifican
como	querubines	(10:15,	20).	Sin	embargo,	en	Apocalipsis	4:6,	el	apóstol	Juan	dice
que	en	su	visión	fue	testigo	de	cuatro	seres	vivientes	que	rodeaban	el	trono	de	Dios.
A	 lo	 largo	 de	 los	 siglos,	 estos	 seres	 se	 han	 interpretado	 de	 distintas	 maneras;	 a
veces	 como	 ángeles	 y	 otras	 veces	 no.	 Lo	 más	 probable	 es	 que	 sean	 querubines,
serafines	 u	 otros	 seres	 espirituales	 parecidos,	 que	 cumplen	 una	 función	 especial
dentro	del	Apocalipsis	de	Juan:	impartir	la	justicia	divina	(cp.	Ap.	6	y	15).7
Vigilantes
Conocemos	a	algunos	ángeles	solamente	por	la	función	que	tienen	asignada	y	la
tarea	que	 realizan.	Por	 ejemplo,	Daniel	 4:13	y	4:23	nos	hablan	de	un	 “vigilante	y
santo”.	La	palabra	vigilante	con	referencia	a	los	ángeles	se	usa	con	frecuencia	en	el
Libro	de	Enoc,	que	no	es	canónico.	De	forma	parecida,	el	apóstol	Juan	escribe	en
Apocalipsis	que	vio	al	“ángel	del	abismo”	(9:11);	al	ángel	“que	tenía	poder	sobre	el
fuego”	 (14:18);	 al	 “ángel	 de	 las	 aguas”	 (16:5);	 y	 a	 un	 ángel	 que	 ata	 a	 Satanás	 al
principio	del	milenio,	el	reinado	de	Cristo	en	la	tierra	que	durará	mil	años	(20:1-2).
En	cada	uno	de	estos	casos,	como	en	el	de	los	vigilantes,	a	los	ángeles	se	les	conoce
por	sus	actividades.
El	“vigilante”	angélico	es	un	recordatorio	especialmente	fascinante	de	que	todos
los	 ángeles	 son,	 como	 escribe	 el	 erudito	 bíblico	 Ron	 Rhodes,	 “espectadores
celestiales	 del	 planeta	 Tierra”.8	 En	 cuatro	 momentos	 concretos	 se	 dice	 que	 los
ángeles	 son	 observadores:	 Lucas	 15:10,	 cuando	 se	 arrepiente	 un	 pecador;	 Lucas
12:8-9,	cuando	los	creyentes	confiesan	a	Jesucristo;	1	Timoteo	3:16,	como	testigos
de	la	vida	y	del	ministerio	de	Jesucristo,	y	Apocalipsis	14:10-11,	cuando	los	ángeles
verán	a	quienes	adoran	al	anticristo	durante	 la	 tribulación.	Son	 testigos	de	 toda	 la
historia	(1	Co.	4:9;	1	Ti.	5:21;	1	P.	1:12).	Los	ángeles	vieron	la	creación	de	Adán	y
Eva,	así	como	la	tragedia	de	su	caída	en	el	huerto	de	Edén.	De	la	misma	manera	que
los	 ángeles	 estuvieron	 presentes	 en	 la	 creación	 del	 primer	 Adán,	 también	 lo
estuvieron	 en	 el	 nacimiento	 de	 Jesucristo	 (el	 segundo	Adán),	 y	 anunciaron	 a	 los
pastores	 el	 nacimiento	 de	 “un	 Salvador,	 quees	 Cristo	 el	 Señor”	 (Lc.	 2:11).	 Los
ángeles	presenciaron	el	ministerio	público	de	Jesús	durante	los	tres	años	previos	a
la	 crucifixión,	 y	 estuvieron	 presentes	 durante	 la	 muerte	 del	 Salvador.	 Tres	 días
después,	 fueron	 los	 ángeles	 quienes	 anunciaron	 la	 resurrección,	 y	 cuarenta	 días
después	 los	 ángeles	 estuvieron	 presentes	 en	 la	 ascensión	 de	 Jesucristo	 al	 cielo.
También	 sabemos	 que	 los	 ángeles	 acompañarán	 a	 Jesús	 cuando	 Él	 vuelva	 (Mt.
25:31)	y	cumpla	 la	profecía	bíblica	y	 los	acontecimientos	de	 los	últimos	 tiempos.
Los	ángeles	también	observan	el	orden	de	la	adoración	en	la	iglesia,	dando	así	un
motivo	a	los	cristianos	para	que	se	ajusten	a	la	forma	correcta	(cp.	1	Co.	11).	A	lo
largo	de	la	historia,	los	ángeles	han	sido	testigos	fieles	y	vigilantes	del	desarrollo
del	plan	divino	para	todas	las	edades	y	todo	el	orden	creado.	¡No	hay	secretos	para
ellos!
5.	¿Dónde	viven	los	ángeles?
Cuando	 no	 actúan	 como	 mensajeros	 de	 Dios,	 ministros	 de	 protección	 o	 no
desempeñan	 otras	 actividades	 designadas	 en	 la	 Biblia,	 los	 ángeles	 están	 en	 la
presencia	de	Dios	en	los	lugares	celestiales,	donde	le	alaban	activamente	(Is.	6:1-6;
Ef.	 3:10).	 Según	Marcos	 13:32,	 su	 morada	 está	 en	 el	 cielo.	 De	 igual	 manera,	 en
Gálatas	 1:8,	 Pablo	 escribe	 “un	 ángel	 del	 cielo”,	 como	 si	 esa	 fuera	 su	 residencia
habitual.	 Según	 Apocalipsis	 21—22,	 al	 final	 de	 la	 historia	 humana	 los	 ángeles
residirán	con	Dios	y	 los	 redimidos	de	 todas	 las	eras	en	el	nuevo	cielo	y	 la	nueva
tierra.
Como	mensajeros	de	Dios,	los	ángeles	descienden	a	la	tierra,	pero	su	hogar	es
el	cielo.	Esto	es	lo	que	se	desprende	de	numerosos	pasajes,	como	2	Crónicas	18:18,
Daniel	7:10,	Isaías	6:1-6,	Hebreos	12:22	y	Apocalipsis	5:11.	Particularmente,	en	Juan
1:51,	Jesús	habla	de	“los	ángeles	de	Dios	que	suben	y	descienden”.	La	duración	de
sus	misiones	y	ministerios	en	la	tierra	puede	variar,	pero	los	ángeles	no	mueren,	y
cuando	han	cumplido	sus	obligaciones	divinas,	el	cielo	es	su	hogar.
6.	¿Cuántos	ángeles	hay?
La	 Biblia	 no	 dice	 concretamente	 cuántos	 ángeles	 fueron	 creados,	 aunque	 en
diversas	ocasiones	menciona	que	son	un	gran	número.	En	el	Antiguo	Testamento,
Dios	 descendió	 al	monte	Sinaí	 “de	 entre	 diez	millares	 de	 santos”	 (Dt.	 33:2),	 y	 en
Salmos	68:17	David	escribe	que	“los	carros	del	Señor	se	cuentan	por	veintenas	de
millares	de	millares;	el	Señor	viene	del	Sinaí	a	su	santuario”.9
En	Job	38:7,	a	los	ángeles	se	les	llaman	“los	hijos	de	Dios”,	y	se	nos	dice	que	se
unieron	a	la	alabanza	de	las	estrellas	cuando	se	creó	el	mundo.	Su	emparejamiento
con	 las	 innumerables	 estrellas	 aparece	 en	 Salmos	 148:1-3,	 y	 también	 conlleva	 la
presencia	de	una	inmensa	hueste	angélica.	Es	posible	que	estos	versículos	indujeran
al	 teólogo	 cristiano	 Clemente	 de	 Alejandría	 (ca.	 150–ca.	 215)	 a	 creer	 que	 había
tantos	 ángeles	 como	 estrellas	 en	 el	 firmamento.	 Durante	 la	 Edad	 Media,	 otro
teólogo	y	filósofo	cristiano,	Alberto	Magno	(†	1280)	declaró	que	había	399.920.004
ángeles;	 esta	 cifra	 no	 difiere	mucho	 del	 número	 cabalístico	 del	misticismo	 judío
medieval,	 que	 era	 de	301.655.722.10	Otro	 erudito	medieval,	 el	 teólogo	Tomás	 de
Aquino	(ca.	1225–1274),	no	sugirió	un	número	concreto,	pero	declaró	en	su	libro
Summa	 Theologiae	 (también	 conocido	 como	 Suma	 teológica)	 que	 los	 ángeles
“existen	 en	 un	 número	 tremendamente	 alto,	 mucho	 más	 que	 cualquier	 multitud
material”.11
Basándose	en	Mateo	18:10	y	en	la	hipótesis	de	que	cada	persona	tiene	un	ángel
que	 le	 guarda,	 algunos	 han	 sugerido	 que	 hay	 tantos	 ángeles	 como	 personas.	 Por
grande	que	sea	su	número,	y	es	enorme,	sabemos	que	es	una	cifra	estable,	porque
Jesús	nos	dijo	que	los	ángeles	no	procrean	ni	mueren	(Mt.	22:28-30).	Cuando	Jesús
fue	arrestado	en	el	huerto	de	Getsemaní	justo	antes	de	su	juicio	y	crucifixión,	Pedro
(identificado	 en	 Juan	 18:10),	 intentó	 defenderle	 recurriendo	 a	 la	 fuerza.	 Según
Mateo	26:53,	Jesús	le	ordenó	que	se	detuviera,	diciéndole:	“¿Acaso	piensas	que	no
puedo	 ahora	 orar	 a	 mi	 Padre,	 y	 que	 él	 no	 me	 daría	 más	 de	 doce	 legiones	 de
ángeles?”.	Una	 legión	 era	 una	 unidad	militar	 romana	 compuesta	 de	 entre	 3.000	 y
6.000	 soldados.	 (En	 Marcos	 5:15	 y	 Lucas	 8:30,	 se	 nos	 dice	 que	 el	 número	 de
demonios	que	poseían	a	un	hombre	que	pidió	ayuda	a	Jesús	era	una	“legión”).
En	 Apocalipsis	 5:11,	 Juan	 escribe	 sobre	 “muchos	 ángeles”	 y	 “millones	 de
millones”.	Otras	versiones,	como	la	NVI,	dicen	“millares	de	millares	y	millones	de
millones”	(12:22).	De	igual	manera,	el	escritor	de	Hebreos	afirma	que	hay	“muchos
millares	 de	 ángeles”	 (12:22).	 El	 uso	 que	 hace	 Juan	 de	 estas	 cifras	 elevadas	 no
pretende	 ser	 numéricamente	 explícito,	 sino	 atestiguar	 la	 cantidad	 extremadamente
elevada	de	tales	seres	(cp.	Dn.	7:10).12	El	término	griego	myrias,	del	que	obtenemos
“miríada”,	 suele	 interpretarse	 como	 una	 cifra	 incontable	 o,	 en	 ocasiones	 (en	 la
literatura	 antigua)	 como	 10.000,	 número	 que	 es	 el	 más	 elevado	 que	 se	 usaba	 en
griego.13
Lo	que	sabemos	a	partir	del	testimonio	colectivo	de	las	Escrituras	es	que,	como
mínimo,	 hay	miles	 y	miles	 de	 ángeles	 (y	 demonios).	Tanto	 si	 son	 tan	numerosos
como	las	estrellas	de	los	cielos	o	las	personas	en	la	tierra,	son	muy	reales	y	están
activos	en	los	asuntos	del	cielo	y	del	mundo.
7.	¿Quién	es	“el	ángel	del	Señor”?
En	el	Antiguo	Testamento	hay	numerosas	referencias	al	“ángel	de	Jehová”	(“el
ángel	del	Señor”	en	algunas	traducciones),	o	“el	ángel	de	Dios”	(p.	ej.,	Gn.	16:7-14;
18;	21:17-18;	22:11-18;	24:7;	Éx.	3:2;	Jue.	2:1-4;	5:23;	6:11-24;	13:3-22;	2	S.	24:16;
Zac.	 1:12;	 3:1-2;	 12:8).	 Aunque	 es	 posible	 que	 estos	 sean	 ángeles	 que	 tienen	 una
comisión	 o	 una	misión	 concreta,	 normalmente	 se	 entiende	 que	 cada	 uno	 de	 estos
versículos	 contiene	 una	 teofanía,	 literalmente	 “apariencia	 de	 Dios”	 y,	 más
concretamente,	una	cristofanía,	una	apariencia	del	Cristo	preencarnado,	 Jesucristo
antes	 de	 su	nacimiento	 en	 la	 tierra.14	Estas	 apariciones	 solían	manifestarse	 en	un
cuerpo	 visible	 como	 el	 de	 un	 ser	 humano.	 Las	 Escrituras	 afirman	 claramente	 la
preexistencia	 de	Cristo	 (Jn.	 1:3;	Col.	 1:16-17;	He.	 1:2),	 y	 por	 lo	 tanto	 no	 debería
sorprendernos	 leer	que	existieron	manifestaciones	anteriores	a	 la	encarnación.	Un
estudio	colectivo	de	estas	manifestaciones	demuestra	que	el	ángel	se	identifica	con
Dios	(Gn.	16:13;	31:11-13;	48:15-16;	Éx.	3:6),	como	persona	distinta	de	Dios	Padre
(Gn.	 24:7;	 Zac.	 1:12-13),	 y	 que	 después	 del	 nacimiento	 de	 Jesucristo	 no	 hay	más
apariciones	 del	 ángel	 de	 Jehová.	 Como	 ángel	 de	 Jehová,	 Cristo	 tuvo	 diversos
ministerios,	 incluyendo	el	de	actuar	 como	mensajero	para	diversas	personas	 (Gn.
16:7-14;	22:11-18;	31:11-13),	guiar	y	proteger	a	Israel	(Éx.	14:19;	23:20;	2	R.	19:35),
servir	 como	 instrumento	 de	 juicio	 (1	 Cr.	 21:1-27)	 y	 ser	 agente	 de	 renovación	 y
nutrición	(1	R.	19:4-8).	Fijémonos	en	su	ministerio	como	guía	y	protector	de	Israel,
mencionado	más	 arriba;	 según	Éxodo	 14:19,	 “el	 ángel	 de	Dios”	 acompañó	 a	 los
israelitas	 cuando	 salieron	 de	Egipto,	 y	 en	 1	Corintios	 10:4,	 Pablo	 afirma	 que	 los
israelitas	 bebieron	 de	 “la	 roca	 espiritual	 que	 los	 seguía,	 y	 la	 roca	 era	Cristo”.	El
Nuevo	Testamento	 confirma	 la	 identidad	de	 este	 ángel	 que	 aparece	 en	 el	Antiguo
Testamento.
8.	¿Cuál	es	el	ministerio	de	los	ángeles?
Los	ángeles	son	siervos	de	Dios	que	trabajan	principalmente	como	mensajeros,
y	que,	en	la	era	presente,	ayudan	a	los	cristianos.	El	autor	de	Hebreos	escribe	en	el
capítulo	 1:14:	 “¿No	 son	 todos	 espíritus	 ministradores,	 enviados	 para	 servicio	 a
favor	de	los	que	serán	herederos	de	la	salvación?”.	En	la	era	presente,	buena	parte
del	 ministerio	 angélico	 actúa	 en	 beneficio	 de	 quienes	 están	 destinados	 a	 la	 vida
eterna	en	el	cielo	por	su	fe	enJesucristo	y	por	la	muerte	de	Jesús	en	la	cruz	para	el
perdón	de	los	pecados.
Los	 ángeles	 ministran	 en	 los	 cielos	 y	 en	 la	 tierra,	 y	 debido	 a	 su	 naturaleza
espiritual,	incorpórea,	las	personas	desconocen	o	no	ven	buena	parte	de	su	trabajo.
El	 ministerio	 de	 los	 ángeles	 beneficia	 a	 muchos	 receptores	 distintos,	 entre	 ellos
Dios	Padre,	Jesucristo,	las	eras	y	sucesos	históricos,	a	los	creyentes	a	lo	largo	de	la
historia,	a	 las	naciones	del	mundo,	a	 los	 impíos	y	a	 la	 Iglesia.15	En	ocasiones,	 el
ministerio	 de	 los	 ángeles	 tiene	 un	 foco	 o	 recipiente	 único,	 pero	 a	 menudo	 el
ministerio	 angélico	 se	 solapa	 en	 esos	 receptores.	 En	 resumen,	 su	 ministerio	 se
extiende	a	toda	la	experiencia	humana	y	la	historia	en	la	tierra	así	como	en	el	cielo.
En	relación	con	Dios
El	 ministerio	 principal	 de	 los	 ángeles	 es	 en	 relación	 con	 Dios,	 y	 en	 este
ministerio	 la	 adoración	 y	 la	 alabanza	 a	 Dios	 son	 lo	 más	 importante.	 Con	 esa
alabanza,	los	ángeles	proclaman	la	santidad	de	Dios.	Así,	en	la	visión	de	Isaías,	los
ángeles	 en	 los	 cielos	 proclamaban	 en	 coro:	 “Santo,	 santo,	 santo,	 Jehová	 de	 los
ejércitos;	toda	la	tierra	está	llena	de	su	gloria”	(Is.	6:3).	En	este	pasaje,	y	también	en
Salmos	148:1-2	y	en	Apocalipsis	4:6-11,	los	ángeles	alaban	a	Dios	y	proclaman	su
santidad.	De	forma	similar,	en	Hebreos	1:6	y	Apocalipsis	5:8-12,	los	ángeles	adoran
a	Dios	y	se	gozan	en	los	actos	de	la	divinidad,	como	lo	hicieron	en	la	creación	del
universo	(Job	38:7).
En	relación	con	Jesucristo
Según	Colosenses,	 Cristo,	 como	miembro	 de	 la	 Trinidad,	 no	 solo	 creó	 a	 los
ángeles,	sino	que	parte	del	propósito	de	su	creación	fue	que	le	sirvieran.	El	apóstol
Pablo	 escribe:	 “Porque	 en	 él	 fueron	 creadas	 todas	 las	 cosas,	 las	 que	 hay	 en	 los
cielos	y	 las	que	hay	en	 la	 tierra,	visibles	e	 invisibles;	sean	 tronos,	sean	dominios,
sean	principados,	sean	potestades;	todo	fue	creado	por	medio	de	él	y	para	él”	(1:16).
Por	lo	tanto,	no	es	sorprendente	que,	a	lo	largo	del	ministerio	de	Jesús	en	el	mundo,
los	 ángeles	 estuvieran	 presentes.	 De	 hecho,	 en	 relación	 a	 Cristo,	 los	 ángeles
estuvieron	activos	mucho	antes	de	su	nacimiento	terrenal.
Antes	 del	 nacimiento	 de	 Jesús.	 Setecientos	 años	 antes	 del	 nacimiento	 de	 Jesús	 en
Belén,	el	profeta	Isaías	tuvo	una	visión	en	la	que	estaba	en	la	presencia	de	la	gloria
de	Dios,	rodeado	por	 los	serafines,	seres	angélicos	(Is.	6:1-5).	En	el	Evangelio	de
Juan	se	nos	dice	que	una	parte	de	lo	que	vio	Isaías	fue	el	Cristo	preencarnado.	En
Juan	12:37-50,	el	discípulo	 resume	el	ministerio	público	de	 Jesús	y	el	 rechazo	de
ese	ministerio	por	parte	de	las	multitudes.	Observa	que,	a	pesar	de	que	Jesús	realizó
muchas	señales	y	prodigios,	no	le	creyeron.	Sin	embargo,	uno	de	los	motivos	por
los	 que	 Jesús	 realizó	milagros	 fue	 para	 cumplir	 las	 profecías	 de	 Isaías.	 Juan	 cita
luego	Isaías	53:1	y	6:10,	y	declara	en	el	versículo	41:	“Isaías	dijo	esto	cuando	vio	su
gloria,	 y	 habló	 acerca	 de	 él”.	 Juan	 identifica	 la	 gloria	 de	 Jesús	 como	 parte	 de	 la
gloria	 divina	 de	 la	 que	 fue	 testigo	 Isaías,	 con	 aquellos	 serafines	 que	 rodeaban	 el
trono	de	Dios.
La	anunciación	del	nacimiento	de	Jesús.	 Isaías	profetizó	el	nacimiento	del	Mesías
varios	siglos	antes	de	que	se	produjera	(Is.	4:2;	7:14;	9:6-7;	11:1-5,	10;	32:1;	42:1-4;
49:1-7;	52:13—53:12;	61:1-3),	pero	fue	el	ángel	Gabriel	quien	dijo	a	la	joven	María,
que	era	virgen,	que	daría	a	luz	al	Salvador	del	mundo,	el	tan	esperado	Mesías	(Lc.
1:26-38).	Un	 ángel	 también	 dijo	 a	 José	 que	María	 daría	 a	 luz	 a	 un	 niño	 llamado
Jesús,	que	sería	el	Salvador	de	su	pueblo	(Mt.	1:18-25).
La	proclamación	del	nacimiento	de	Jesús.	Cuando	María	dio	a	luz	a	Jesús	en	Belén,
un	ángel	anunció	el	nacimiento	a	los	pastores,	y	luego	se	unió	a	él	un	coro	celestial
de	ángeles	que	alababan	a	Dios	(Lc.	2:8-15).
La	advertencia	que	protegió	a	Jesús.	Tras	el	nacimiento	de	Jesús	y	la	visita	de	los
sabios	de	oriente,	Herodes	el	Grande	(que	gobernó	con	la	ayuda	de	Roma	desde	el
año	40	al	4	a.	C.)	se	enteró	del	nacimiento	de	Jesús	y	procuró	matarlo.	Sin	embargo,
un	ángel	se	apareció	a	José	en	un	sueño,	le	advirtió	del	peligro	y	le	dijo	que	huyese
con	 su	 familia	 a	 Egipto	 (Mt.	 2:13-15).	 Tras	 la	 muerte	 de	 Herodes,	 un	 ángel	 se
apareció	de	nuevo	a	José	en	un	sueño	diciéndole	que	regresara	a	Israel	(Mt.	2:19-
21).
La	 presencia	 durante	 el	 ministerio	 de	 Jesús.	 Cuando	 Jesús	 inició	 su	 ministerio
público,	que	duró	 tres	años,	 los	ángeles	vinieron	y	 le	sirvieron	 tras	 la	 tentación	a
que	 le	 sometió	Satanás	en	el	desierto	 (Mt.	4:11).	Poco	antes	de	 su	crucifixión,	 los
ángeles	ministraron	 a	 Jesús	durante	 algunos	de	 sus	momentos	más	difíciles	 en	 el
huerto	de	Getsemaní	(Lc.	22:43).	Cuando	los	soldados	romanos	le	detuvieron,	Jesús
no	 se	 resistió,	 pero	 declaró	 que,	 si	 Él	 quisiera,	más	 de	 doce	 legiones	 de	 ángeles
acudirían	 en	 su	 defensa	 (Mt.	 26:53).	 Durante	 la	 época	 del	 Imperio	 Romano,	 una
legión	 estaba	 formada	por	 aproximadamente	 cinco	o	 seis	mil	 soldados,	 de	modo
que	 la	 cifra	 a	 la	 que	 se	 hace	 referencia	 supondría	 unos	 sesenta	 mil	 ángeles.	 ¡El
ejército	angélico	era	mucho	más	poderoso	que	el	romano!
La	presencia	en	la	resurrección.	Un	ángel	fue	el	primer	testigo	de	la	resurrección	de
Jesús	de	entre	los	muertos,	dado	que	fue	el	ángel	quien	apartó	la	piedra	que	sellaba
la	 tumba	 de	 Jesús	 (Mt.	 28:1-2).	 Los	 ángeles	 se	 aparecieron	 también	 a	María	 y	 a
María	Magdalena	en	la	tumba,	anunciando	la	resurrección	(Mt.	28:1-7;	Mr.	16:1-8;
Lc.	24:1-10).
La	presencia	en	la	ascensión.	Cuarenta	días	después	de	la	resurrección,	dos	ángeles
estuvieron	presentes	en	la	ascensión	de	Jesús	a	los	cielos.	También	hablaron	con	los
discípulos	 asombrados,	 prometiéndoles	 que	 algún	 día	 Jesús	 volvería	 físicamente,
del	 mismo	 modo	 que	 había	 partido	 (Hch.	 1:10-11).	 Desde	 su	 primer	 día	 en	 este
mundo	 como	 recién	 nacido	 hasta	 su	 último	 día	 en	 la	 tierra	 como	 Salvador
crucificado	y	resucitado,	los	ángeles	observaron	y	participaron	en	la	vida	y	la	obra
de	Jesucristo.
La	participación	cuando	Jesús	cumpla	la	profecía.	Los	ángeles	estarán	presentes	en
el	futuro,	cuando	se	cumpla	la	profecía	bíblica,	igual	que	lo	estuvieron	en	el	pasado
cuando	 se	 cumplió.16	 El	 apóstol	 Pablo	 afirma	 que	 cuando	 se	 produzca	 el
arrebatamiento	de	la	Iglesia,	habrá	un	arcángel	que	acompañará	a	Jesús.	“Porque	el
Señor	mismo	 con	 voz	 de	mando,	 con	 voz	 de	 arcángel,	 y	 con	 trompeta	 de	 Dios,
descenderá	 del	 cielo;	 y	 los	 muertos	 en	 Cristo	 resucitarán	 primero”	 (1	 Ts.	 4:16).
Luego,	 después	 de	 la	 tribulación,	 cuando	 se	 produzca	 la	 tan	 esperada	 segunda
venida	de	Cristo,	los	ángeles	volverán	a	acompañarle	cuando	descienda	a	la	tierra
(Mt.	16:27;	25:31).	Pablo	escribió	sobre	este	suceso,	afirmando	que	se	manifestará
“el	Señor	Jesús	desde	el	cielo	con	los	ángeles	de	su	poder”	(2	Ts.	1:7).	Los	ángeles
también	 estarán	 presentes	 cuando	 Jesús	 separe	 el	 trigo	 de	 la	 cizaña	 durante	 la
segunda	 venida	 (Mt.	 13:39-43).	 A	 lo	 largo	 de	 los	 siglos,	 los	 cristianos	 han
confesado	y	proclamado	las	palabras	del	Credo	apostólico:	“Volverá	para	juzgar	a
los	vivos	y	a	los	muertos”.	Cuando	esto	suceda,	los	ángeles	estarán	presentes,	como
lo	estuvieron	en	el	juicio	de	Adán	y	Eva	en	el	huerto	de	Edén.
En	relación	con	épocas	y	sucesos	históricos
Cuando	 tiene	 lugar	un	 suceso	monumental	 en	el	plan	divino	para	 las	eras,	 los
ángeles	están	presentes.	Esto	es	cierto	del	pasado,	del	presente	y	del	 futuro.	De	 la
misma	manera	que	toda	verdad	es	la	verdad	de	Dios,	toda	la	historia	es	la	historia
de	Dios.	Dios	es	soberano	y	ejerce	su	poder	según	un	plan	completo	que	Él	controla
(Hch.	 15:18;	 Ef.	 1:11;	 Sal.	 135:6).	 A	medida	 que	 este	 plan	 se	 lleva	 a	 cabo	 en	 los
cielos	y	en	la	tierra,	los	ángeles	están	presentes,	siendo	testigos	y	alabando	a	Dios.
Los	ángeles	estuvieronpresentes	en	la	creación	del	mundo	y	de	todo	lo	que	hay	en
él	 (Job	38:6-7).	Estuvieron	presentes	 cuando	Adán	y	Eva	 cayeron	 en	 el	 huerto	 de
Edén	tras	ser	tentados	por	Satanás,	un	ángel	caído	(Gn.	3:1-24).	En	el	monte	Sinaí,
cuando	 se	 dio	 la	 ley	mosaica,	 los	 ángeles	 estaban	 presentes	 y	 participaron	 en	 la
mediación	y	la	transferencia	de	la	ley	de	Dios	a	Moisés	(Sal.	68:17;	Hch.	7:53;	Gá.
3:19;	 He.	 2:2).	 Como	 dijimos	 antes,	 los	 ángeles	 estuvieron	 activos	 durante	 la
primera	venida	de	 Jesucristo	 (Mt.	 1:20;	 4:11)	y	 en	 su	 resurrección	 (Mt.	 28:2-7),	 y
serán	participantes	 también	de	su	segunda	venida	(Mt.	25:31;	1	Ts.	4:16).	Según	el
relato	 de	 Lucas	 sobre	 la	 iglesia	 primitiva	 registrado	 en	 el	 libro	 de	 Hechos,	 los
ángeles	estuvieron	muy	activos	durante	los	primeros	años	de	la	Iglesia	y	la	nueva
era:	la	edad	de	la	Iglesia	(Hch.	8:26;	10:3,	7;	12:11).
En	relación	con	los	creyentes
Los	ángeles	estuvieron	activos	en	 las	vidas	de	creyentes	en	el	Antiguo	y	en	el
Nuevo	 Testamento,	 y	 hoy	 día	 prosiguen	 con	 su	 ministerio.	 Según	 Hebreos	 1:14,
Dios	 envía	 a	 los	 ángeles	 “para	 servicio	 a	 favor	 de	 los	 que	 serán	 herederos	 de	 la
salvación”.	Su	ministerio	para	con	 los	creyentes	de	 todas	 las	edades	es	variado,	y
manifiesta	 en	 parte	 el	 amor	 de	 Dios	 por	 los	 redimidos.	 A	 lo	 largo	 de	 la	 Biblia
leemos	sobre	su	ministerio	y	su	 interacción	con	 los	creyentes.	El	 teólogo	C.	Fred
Dickason	identifica	ocho	ministerios	principales	que	han	ofrecido	los	ángeles	a	los
creyentes	desde	los	tiempos	bíblicos.17	En	resumen,	son	los	siguientes:
Revelación.	Dios	ha	usado	a	los	ángeles	para	dar	revelaciones	a	los	humanos.	Los
ángeles	participaron	en	la	mediación	de	la	Ley	a	la	humanidad	(Hch.	7:53;	Gá.	3:19).
Los	ángeles	también	se	usaron	para	interpretar	visiones	divinas	(Dn.	7:15-27;	8:13-
26;	Zac.	4:1;	5:5;	6:5)	y	para	 ser	 los	mediadores	de	visiones	 (Dn.	9:20-27;	10:1—
12:13;	Ap.	1:1;	22:6,	8).	Los	ángeles	anunciaron	 también	el	nacimiento	de	 Juan	el
Bautista	(Lc.	1:11-20)	y	el	de	Jesús	(Mt.	1:20-25;	Lc.	1:26-35;	2:8-12).
Guía.	 Los	 ángeles	 hicieron	 de	 guías	 divinos	 en	 diversos	momentos	 de	 la	 Biblia,
como	cuando	se	le	dijo	a	José	que	huyera	a	Egipto	con	María	y	Jesús	(Mt.	1:20-21).
En	el	libro	de	Hechos,	a	Felipe	le	guió	un	ángel	(8:26-29);	y	Cornelio,	un	centurión
romano,	fue	inducido	por	un	ángel	a	que	enviara	a	buscar	a	Pedro,	utilizado	por	el
Espíritu	Santo	para	instruir	a	Cornelio	acerca	de	la	salvación	(10:1-8;	11:13-14).
Sustento.	 Los	 ángeles	 se	 encargaron	 en	 diversas	 ocasiones	 de	 ofrecer	 sustento
físico	y	ánimo	a	 los	humanos,	como	en	el	caso	de	Agar	y	su	hijo	(Gn.	21:17-20),
Elías	(1	R.	19:5-7)	y	Jesús	durante	su	tiempo	en	el	desierto	(Mt.	4:11).	Según	Salmos
78:23-25,	 los	 ángeles	 participaron	 también	 en	 la	 provisión	 del	 maná	 celestial
mientras	los	israelitas	estuvieron	cuarenta	años	en	el	desierto.
Protección.	 En	 el	 Antiguo	 Testamento,	 hay	 varios	 casos	 en	 que	 los	 ángeles
protegieron	a	individuos	en	momentos	de	angustia.	Esto	fue	lo	que	pasó	cuando	el
rey	 Nabucodonosor	 metió	 a	 Sadrac,	 Mesac	 y	 Abednego	 en	 un	 horno	 de	 fuego
porque	se	negaron	a	adorar	a	un	ídolo	(Dn.	3:20).	La	cuarta	figura	que	apareció	en
el	 horno	 pudo	 ser	 un	 ángel	 o	 una	 aparición	 del	 Cristo	 preencarnado.	 De	 forma
parecida,	 cuando	 Daniel	 fue	 arrojado	 al	 foso	 de	 los	 leones,	 un	 ángel	 “cerró	 las
bocas	 de	 los	 leones”	 (Dn.	 6:22).	 Según	 2	Reyes	 6:16,	 cuando	 un	 gran	 ejército	 de
soldados	sirios	fue	enviado	para	capturar	a	Eliseo,	el	profeta	dijo	a	su	criado:	“No
tengas	miedo,	que	son	más	los	que	están	con	nosotros	que	los	que	están	con	ellos”.
Entonces	Eliseo	oró	a	Dios	para	que	mostrase	a	su	criado	los	ayudantes	angélicos,	y
Dios	respondió	a	su	petición:	“Entonces	Jehová	abrió	los	ojos	del	criado,	y	miró;	y
he	 aquí	 que	 el	 monte	 estaba	 lleno	 de	 gente	 de	 a	 caballo,	 y	 de	 carros	 de	 fuego
alrededor	de	Eliseo”	(2	R.	6:17).
Liberación.	A	veces,	los	ángeles	protegieron	a	individuos	en	medio	de	un	problema,
y	en	otras	ocasiones	apartaron	geográficamente	a	los	creyentes	de	esa	dificultad.	En
el	Antiguo	Testamento,	 este	 fue	 el	ministerio	 angélico	 que	 experimentó	 Lot	 (Gn.
19:15-17).	 Según	Hechos	 5:17-32	 y	 12:5-10,	 al	menos	 en	 dos	 ocasiones	 un	 ángel
abrió	 las	 puertas	 de	 una	 cárcel,	 liberando	 a	 Pedro	 y	 a	 otros	 apóstoles	 para	 que
pudieran	 seguir	 predicando	 y	 evangelizando.	 Combinando	 los	 ministerios	 de
protección	y	liberación,	David	alabó	a	Dios	en	Salmos	34:7	diciendo:	“El	ángel	de
Jehová	acampa	alrededor	de	los	que	le	temen,	y	los	defiende”.	De	igual	manera,	el
salmista	 habla	 en	 Salmos	 91:11-12	 de	 la	 protección	 de	 Dios	 mediada	 por	 los
ángeles:	 “Pues	 a	 sus	 ángeles	 mandará	 acerca	 de	 ti,	 que	 te	 guarden	 en	 todos	 tus
caminos.	En	las	manos	te	llevarán,	para	que	tu	pie	no	tropiece	en	piedra”.
Ánimo	 y	 fortalecimiento.	 Además	 de	 protección	 física	 y	 liberación,	 los	 ángeles
fueron	 agentes	 de	 ánimo	para	 los	 apóstoles,	 exhortándoles	 para	 que	prosiguieran
con	su	ministerio	tras	ser	encarcelados	(Hch.	5:19-20).
Participación	en	la	respuesta	a	la	oración.	Dios	es	quien	responde	a	las	oraciones,
pero	 a	 veces	 usa	 a	 los	 ángeles	 cuando	 las	 responde.	 Esto	 es	 lo	 que	 pasó	 cuando
Daniel	oró	pidiendo	la	restauración	de	su	nación	sometida	al	cautiverio	(Dn.	9:20-
24;	10:10-12).	Sin	duda,	Dios	puede	responder	y	responde	a	las	oraciones	aparte	del
ministerio	de	los	ángeles,	pero	también	los	usa	de	acuerdo	con	sus	propósitos.
El	 cuidado	 de	 los	 justos	 en	 el	momento	 de	 su	muerte.	 Según	 2	 Corintios	 5:8,	 las
almas	 de	 los	 cristianos	 en	 el	 momento	 de	 su	 muerte	 están	 de	 inmediato	 en	 la
presencia	 de	 Dios.	 Es	 posible	 que	 los	 ángeles	 desempeñen	 un	 papel	 en	 esta
transformación	 instantánea.	 Sabemos	 que,	 como	mínimo,	 antes	 de	 la	muerte	 y	 la
resurrección	de	Cristo,	los	ángeles	se	encargaban	de	cuidar	de	los	muertos	justos.
Jesús	dijo	que	los	ángeles	llevaron	el	espíritu	de	Lázaro	al	seno	de	Abraham,	una
figura	retórica	para	hablar	de	la	morada	de	Dios	(Lc.	16:22).	Los	escoltas	angélicos
eran	personajes	 frecuentes	 entre	 las	 imágenes	 judías	 y	 cristianas.18	El	 precedente
bíblico	para	esta	actividad	se	encuentra	en	pasajes	como	Lucas	16	y	Judas	9,	donde
se	nos	dice	que	 el	 arcángel	Miguel	 disputó	 con	Satanás	por	 el	 cuerpo	de	Moisés.
Como	veremos	más	adelante,	Miguel	también	tendrá	algo	que	ver	con	los	muertos
justos	durante	la	tribulación.
En	relación	con	las	naciones
Además	de	ministrar	a	 individuos,	Dios	 también	usa	a	 los	ángeles	en	 relación
con	 las	 naciones.	 No	 podemos	 saber	 con	 certeza	 si	 se	 trata	 de	 una	 participación
perpetua	o	solo	en	momentos	determinados	por	Dios.	Pero,	sin	duda,	hay	momentos
en	que	los	ángeles	participan	en	los	asuntos	de	las	naciones.
Israel.	Durante	el	periodo	del	éxodo	de	Egipto,	Israel	fue	guiada	y	vigilada	por	un
ángel,	o	el	Cristo	preencarnado	representado	como	tal	(Éx.	23:20;	32:34;	33:2;	Nm.
20:16).	La	Biblia	dice	también	que	el	arcángel	Miguel	es	el	guardián	especial	de	la
nación	israelita	(Dn.	10:13,	21;	12:1),	y	estará	activo	con	Israel	durante	los	sucesos
de	la	tribulación	de	siete	años	posterior	al	arrebatamiento	(Dn.	12:1-3;	Ap.	12:7).
Otras	naciones.	Según	Daniel	4:17	y	4:23,	 los	ángeles	observan	a	las	naciones	y	a
los	gobernantes	del	mundo	y	también	participan	en	los	asuntos	nacionales,	al	menos
aquellos	que	en	ocasiones	afectan	al	Israel	bíblico	(Dn.	10:21;	11:1).	En	Apocalipsis
capítulos	8—9	y	16,	los	ángeles	participan	en	los	juicios	divinos	contra	las	naciones
durante	la	tribulación,	cuando	se	cumple	la	profecía	bíblica.
En	relación	con	los	incrédulos
Los	 cristianos	 no	 son	 los	 únicos	 receptores	 de	 la	 obra	 de	 los	 ángeles.	 Estos
también	ministran	a	quienes	no	son	cristianos.
Contribuyendo	al	proceso	de	evangelización.	Al	menos	en	dos	episodios	registrados
en	el	Nuevo	Testamento,los	ángeles	formaron	parte	del	proceso	de	evangelismo	y
de	la	conversión	de	incrédulos	(Hch.	8:26;	10:1-8).
Anunciando	 el	 juicio	 divino.	 Normalmente	 pensamos	 en	 los	 ángeles	 como
portadores	de	buenas	noticias,	como	cuando	anunciaron	el	nacimiento	de	Jesús.	Sin
embargo,	 la	 Biblia	 dice	 que	 en	 ocasiones	 Dios	 también	 los	 usa	 para	 anunciar	 el
juicio	divino	(Gn.	19:13;	Ap.	14:6-7).
Ejecutando	 el	 juicio	 divino.	 En	 ocasiones,	 Dios	 usa	 a	 los	 ángeles	 no	 solo	 como
mensajeros	 de	 juicio,	 sino	 como	 sus	 agentes.	 Un	 ejemplo	 lo	 encontramos	 en
Hechos	12:23,	 cuando	Dios	usó	 a	un	 ángel	 para	golpear	 al	 gobernador	del	 Israel
romano,	Herodes	Agripa,	 que	murió	 en	 el	 año	44	 d.	C.	Durante	 la	 tribulación	 de
siete	 años,	 los	 ángeles	 serán	 quienes	 inicien	 los	 siete	 juicios	 de	 las	 copas,
mencionados	en	Apocalipsis	16.
Separando	 a	 los	 justos	 de	 los	 impíos.	 Cuando	 Jesucristo	 regrese	 en	 su	 segunda
venida	 al	 final	 de	 la	 tribulación,	 se	producirá	una	 separación	 entre	 los	 justos	que
estén	vivos	y	 los	 impíos,	 antes	de	que	Cristo	 inicie	 su	 reinado	de	mil	 años,	y	 los
ángeles	formarán	parte	del	proceso	de	separación	de	ambos	grupos	(Mt.	13:24-30,
36-43;	2	Ts.	1:7-10).
En	relación	con	la	Iglesia
Los	ministerios	de	los	ángeles	para	la	Iglesia	son	los	mismos	que	aquellos	para
los	creyentes	individuales,	pero	es	un	ministerio	multiplicado	por	millones	(o	más)
a	lo	largo	de	los	siglos.	La	frecuencia	con	la	que	Dios	usa	a	los	ángeles	depende	de
su	plan	y	de	su	voluntad.	Sin	duda,	todo	lo	que	Dios	hace	lo	podría	conseguir	sin	los
ángeles,	pero	aún	así	sigue	usándolos	como	intermediarios.
En	 todos	 los	 ministerios	 antes	 mencionados,	 es	 importante	 recordar	 que	 los
ángeles	 servían	 a	 Dios.	 Ejecutaban	 la	 voluntad	 de	 Dios,	 y	 no	 actuaban
independientemente,	 por	 propia	 iniciativa.	 En	 Hechos	 12:7-10,	 un	 ángel	 libra
milagrosamente	 a	 Pedro	 de	 sus	 cadenas	 y	 de	 la	 cárcel,	 y	 sin	 embargo,	 en	 los
versículos	11	y	17,	Pedro	admite	que	fue	Dios	quien	le	puso	en	libertad	mediante	el
ministerio	 del	 ángel.	Aunque	 queremos	 comprender	 el	 trabajo	 de	 los	 ángeles,	 no
debemos	 permitir	 que	 sus	 ministerios	 nos	 cautiven	 y	 nos	 interesen	 tanto	 que
perdamos	de	vista	la	obra	de	Dios	en	nuestras	propias	vidas	y	en	las	de	otros.
9.	¿Tienen	todos	los	ángeles	nombres	propios?
En	 la	 Biblia	 solo	 aparecen	 dos	 ángeles	 a	 los	 que	 se	 hace	 referencia	 por	 su
nombre	propio:	Miguel,	el	arcángel,	cuyo	nombre	significa	literalmente	“¿Quién	es
como	 Dios?”	 (Dn.	 10:13,	 21;	 12:1;	 Jud.	 9;	 Ap.	 12:7),	 y	 Gabriel,	 cuyo	 nombre
significa	“hombre	de	Dios”	(Dn.	8:16;	9:21;	Lc.	1:19,	26).	Cabe	destacar	que	incluso
los	nombres	de	estos	dos	ángeles	manifiestan	a	quien	pertenece	su	lealtad;	en	todo
lo	 que	 hacen,	 los	 ángeles	 no	 apuntan	 a	 sí	 mismos,	 sino	 a	 Dios.	 No	 debemos
adorarles.	El	 nombre	 de	Miguel	 destaca	 especialmente	 cuando	 se	 compara	 con	 la
jactancia	 del	 ángel	 caído	 Satanás	 antes	 de	 su	 expulsión:	 “sobre	 las	 alturas	 de	 las
nubes	subiré,	y	seré	semejante	al	Altísimo”	(Is.	14:14).	La	declaración	temeraria	de
Satanás	es	un	recordatorio	para	nosotros	de	que,	desde	el	comienzo	de	los	tiempos,
todo	lo	que	hace	Satanás	es	una	mentira.
La	Biblia	 no	 nos	 dice	 si	 otros	 ángeles	 también	 tienen	 nombres,	 aunque	 otros
escritos	 judíos	 y	 cristianos	 tempranos	 confieren	 nombre	 a	 algunos	 de	 ellos.	 Por
ejemplo,	 el	 libro	 cristiano	 apócrifo	 de	 Tobías	 (3:17;	 12:15)	 y	 el	 Libro	 de	 Enoc,
judío,	del	siglo	II	o	I	a.	C.	(1:20,	22,	40;	9:1;	40:9)	mencionan	también	a	Rafael	(lit.
“Dios	sana”)	y	a	Uriel	(lit.	“Dios	es	mi	luz”),	pero	estos	nombres	figuran	en	libros
no	canónicos	(los	católicos	romanos	consideran	que	Tobías	es	canónico).	El	Libro
de	Enoc	menciona	 también	 a	 algunos	 de	 los	 ángeles	 caídos,	 entre	 ellos	Samyaza,
Arakiel,	Rameel,	Kokabiel	y	Tamiel.	Aunque	muchos	escritos	cristianos	y	judíos	no
bíblicos	 dan	 nombre	 a	 ángeles	 caídos,	 la	 revelación	 bíblica	 no	 va	 más	 allá	 de
Miguel,	Gabriel	y	el	ángel	caído	Satanás.	En	la	poesía	de	Salmos	147:4,	leemos	que
Dios	 “cuenta	 el	 número	de	 las	 estrellas;	 a	 todas	 ellas	 llama	por	 sus	nombres”.	Si
Dios	 hace	 esto	 con	 las	 estrellas,	 es	 posible	 que	 haga	 lo	 mismo	 con	 los	 ángeles.
Puede	que	cada	ángel	tenga	un	nombre	propio,	pero	si	es	así	no	se	nos	ha	revelado,
y	solo	Dios	lo	conoce	(y,	quizás,	otros	ángeles).
10.	Los	ángeles,	¿son	fantasmas?
Los	 ángeles	 son	 seres	 espirituales	 creados,	 no	 fantasmas.	 Los	 ángeles	 no	 son
humanos	desprovistos	de	cuerpo.	Según	el	folclore	y	la	tradición	occidentales,	los
fantasmas	son	las	almas	incorpóreas	de	los	difuntos,	que	aún	pueden	rondar	por	el
mundo	 y	 manifestarse	 visiblemente	 a	 los	 vivos.	 También	 se	 les	 conoce	 como
apariciones	o	espectros.	Dentro	de	 la	 teología	cristiana,	se	rechaza	el	concepto	de
fantasmas	 tal	 como	 se	 entiende	 popularmente.	 No	 existe	 respaldo	 bíblico	 para	 la
existencia	 de	 almas	 sin	 cuerpo	 que	 vagan	 por	 la	 tierra	 o	 que	 ocupan	 lugares
específicos,	para	confortar	o	atemorizar	a	los	humanos.
Sin	embargo,	hay	dos	pasajes	bíblicos	a	tener	en	cuenta;	algunos	apelan	a	ellos
para	respaldar	la	idea	de	los	fantasmas:	1	Samuel	28:14	y	Mateo	14:26.	En	1	Samuel
28,	Saúl	pide	a	una	médium	que	convoque	al	espíritu	de	Samuel	para	que	 le	guíe.
Ella	lo	hace	y	Samuel	aparece,	sorprendiendo	a	la	médium	(28:12).	El	hecho	de	que
se	sobresaltara	indica	que	no	esperaba	tener	éxito,	y	entendió	que	aquello	era	obra
de	Dios,	y	no	de	la	necromancia,	la	cual	se	prohíbe	en	Deuteronomio	18:10-11.	En
este	 caso,	 quien	 permitió	 a	 Saúl	 encontrarse	 con	 Samuel	 en	 forma	 de	 visión	 fue
Dios,	no	aquella	mujer.
En	Mateo	14:26,	cuando	los	discípulos	vieron	a	Jesús	acercarse	a	ellos	sobre	el
mar	 de	 Galilea	 en	 medio	 de	 la	 noche,	 pensaron	 que	 era	 un	 fantasma.	 “Y	 los
discípulos,	 viéndole	 andar	 sobre	 el	 mar,	 se	 turbaron,	 diciendo:	 ¡Un	 fantasma!	 Y
dieron	 voces	 de	miedo”	 (cp.	Mr.	 6:49-50).	 En	 este	 pasaje,	 el	 término	 utilizado	 es
phantasma,	que	dentro	de	la	literatura	griega	siempre	connotaba	algo	que	era	irreal
o	una	ilusión.	El	pasaje	no	respalda	la	realidad	de	los	fantasmas,	sino	más	bien	que
los	 discípulos	 creían,	 equivocadamente	 o	 no,	 que	 los	 fantasmas	 eran	 una
posibilidad.
La	idea	de	los	fantasmas	ha	sido	popular	en	la	literatura	(p.	ej.,	Hamlet)	y	en	la
cultura	occidental	durante	muchos	siglos,	pero	estas	ideas	no	se	fundamentan	en	el
texto	bíblico.	Las	Escrituras	enseñan	que	las	almas	de	los	redimidos,	en	el	momento
de	su	muerte,	están	en	la	presencia	de	Dios	(2	Co.	5:6-8;	He.	12:23).
11.	¿Tienen	género	los	ángeles?
Como	los	ángeles	son	espíritus,	no	tienen	identidad	sexual,	aunque	en	los	textos
bíblicos	 aparecen	 como	 varones	 (con	 la	 excepción	 de	 Zac.	 5:9,	 donde	 toda	 una
escena	del	pasaje	se	plasma	en	género	femenino).	Los	dos	nombres	atribuidos	a	los
ángeles	en	la	Biblia	son	masculinos:	Miguel,	literalmente	“¿quién	es	como	Dios?”
(Dn.	 10:13,	 21;	 12:1;	 Jud.	 9;	 Ap.	 12:7)	 y	 Gabriel	 (Dn.	 8:16;	 9:21;	 Lc.	 1:19,	 26),
literalmente	 “hombre	 de	Dios”.	Aunque	 este	 nombre	 parece	 respaldar	 un	 género,
como	 seres	 espirituales	 creados,	 el	 género	 no	 es	 propio	 de	 la	 naturaleza	 de	 los
ángeles.	Lo	mismo	podemos	decir	del	uso	del	pronombre	masculino	en	referencia	a
los	 ángeles	 (cp.	Mr.	 16:5-6;	 Lc.	 24:4).	 ¿Es	 posible	 que	 haya	más	 en	 cuanto	 a	 los
ángeles	 de	 lo	 que	 sabemos,	 incluyendo	 algo	 que	 escapa	 a	 nuestra	 capacidad	 para
entender	el	género?	Sí,	pero	 la	Biblia	no	habla	de	estas	 cuestiones.	Es	 interesante
ver	que,	con	mucha	frecuencia,	en	las	imágenes	culturales	los	ángeles	son	mujeres,
mientras	que	en	todas	sus	apariciones	bíblicas	son	hombres.
12.	¿Qué	relación	tuvo	Jesús	con	los	ángeles?
En	el	pasado,	 los	ángeles	se	relacionaron	con	la	vida	y	el	ministerio	de	Jesús,
como	lo	harán	en	el	futuro.La	Biblia	registra	el	ministerio	y	la	presencia	angélicos:
En	el	nacimiento	de	Jesús
								•		Los	ángeles	predijeron	el	nacimiento	de	Jesús,	anunciándolo	a	José	y	a	María	(Mt.
1:20-21;	Lc.	1:26-28).	En	el	anuncio	angélico	a	José	en	un	sueño,	el	ángel	no	tiene
nombre,	pero	en	el	anuncio	a	María	se	trata	del	ángel	Gabriel.
								•		Los	ángeles	anunciaron	el	nacimiento	de	Jesús	a	unos	pastores	cerca	de	Belén,
identificando	al	bebé	como	“un	Salvador,	que	es	Cristo	el	Señor”	y	señalándoles	al
recién	nacido	(Lc.	2:8-15).
Después	del	nacimiento	de	Jesús
								•		Un	ángel	se	apareció	a	José	en	un	sueño	mientras	Jesús	era	un	bebé,	advirtiendo	a
José	que	se	llevase	a	su	familia	a	Egipto	para	escapar	de	Herodes,	que	quería	matar
a	Jesús	(Mt.	2:13-15).	Más	tarde,	tras	la	muerte	de	Herodes,	un	ángel	volvió	a
aparecerse	en	un	sueño	a	José,	indicándole	que	regresara	con	su	familia	a	su	tierra
natal	(Mt.	2:19-21).
Durante	el	ministerio	de	Jesús
								•		Los	ángeles	ministraron	a	Jesús	tras	las	tentaciones	de	Satanás	en	el	desierto	(Mt.
4:11).
								•		Los	ángeles	ministraron	a	Jesús	en	el	huerto	de	Getsemaní,	antes	de	su	arresto,
juicio	y	crucifixión	(Lc.	22:43).
								•		Los	ángeles	estaban	preparados	para	defender	y	proteger	a	Jesús	si	este	les	llamaba
durante	su	arresto	(Mt.	26:53).
Después	de	la	resurrección	de	Jesús
								•		Un	ángel	retiró	la	piedra	que	sellaba	el	sepulcro	de	Jesús	(Mt.	28:1-2).
								•		Los	ángeles	se	aparecieron	a	las	mujeres	en	la	tumba,	instruyéndoles	que	anunciasen
su	resurrección	(Mt.	28:5-6;	Lc.	24:5-7).
Durante	y	después	de	la	ascensión	de	Jesús
								•		Los	ángeles	estuvieron	presentes	en	la	ascensión	de	Jesús	y	hablaron	a	los	discípulos
confusos,	animándolos,	y	predicando	el	regreso	de	Cristo	(Hch.	1:10-11).
								•		Los	ángeles	estuvieron	sujetos	a	Jesús	durante	su	misión	terrenal,	como	lo
estuvieron	antes	de	la	encarnación	(Ef.	1:20-21;	1	P.	3:22).
En	la	segunda	venida	de	Jesús
								•		Un	ángel	anunciará	el	arrebatamiento	anterior	a	la	tribulación	y	a	la	segunda	venida
(1	Ts.	4:16).
								•		Los	ángeles	acompañarán	a	Jesús	durante	la	segunda	venida	(Mt.	25:31;	2	Ts.	1:7).
								•		Los	ángeles	alabarán	y	adorarán	a	Cristo	durante	la	segunda	venida	(He.	1:6).
								•		Los	ángeles	reunirán	a	personas	de	todas	las	naciones	para	que	Cristo	las	juzgue
(Mt.	25:31-40).
								•		Un	ángel	contribuirá	a	atar	a	Satanás	al	principio	del	milenio	(Ap.	20:1).
Partiendo	de	estos	y	otros	versículos,	queda	claro	que	 los	ángeles	han	 tenido	y
siguen	teniendo	un	papel	importante	en	la	vida	y	el	ministerio	de	Jesucristo,	y	que
su	adoración	del	Señor	proseguirá	durante	toda	la	eternidad.	Lo	que	es	notable	para
nosotros	es	que	los	mismos	ángeles	que	ministraron	a	Jesús	son	lo	que	nos	prestan
su	asistencia.
13.	¿Cuáles	son	los	nombres	bíblicos	de	Satanás?
La	Biblia	usa	muchos	nombres	para	referirse	al	ángel	caído,	Satanás.	El	nombre
Satanás	(“adversario”)	procede	de	Job	1:6:	“Un	día	vinieron	a	presentarse	delante	de
Jehová	los	hijos	de	Dios,	entre	los	cuales	vino	también	Satanás”	(ver	también	1	Cr.
21:1;	Zac.	3:1;	Mt.	4:10;	Lc.	10:18).	El	nombre	Lucifer	se	desprende	de	Isaías	14:12.
En	este	pasaje	Dios	dice:
!Cómo	caíste	del	cielo,	oh	Lucero,	hijo	de	la	mañana!	Cortado	fuiste	por	tierra,
tú	que	debilitabas	a	las	naciones.
El	 nombre	 “Lucero”	 procede	 del	 latín	 lucifer,	 usado	 en	 la	 traducción	 de	 la
Vulgata	 del	 término	 hebreo	 helel,	 que	 significa	 “el	 brillante”,	 pero	 traducido	 a
menudo	 como	 una	 referencia	 al	 lucero	 del	 alba.	 De	 hecho,	 en	 este	 versículo
“Lucero”	también	es	una	referencia	al	lucero	del	alba,	el	planeta	Venus.
Dentro	de	la	literatura	bíblica,	los	nombres	y	los	títulos	indican	frecuentemente
atributos	y	características	del	individuo	al	que	se	nombra.	Esto	es	cierto	sin	duda	de
Satanás,	 y	 existen	muchos	 nombres	 y	 títulos	 con	 los	 que	 se	 le	 define.	 La	 lista	 es
larga	y	exhaustiva,	y	entre	ellos	se	cuentan:
								•		Abadón19	(Ap.	9:11)
								•		Acusador	de	los	hermanos	(Ap.	12:10)
								•		Adversario	(1	P.	5:8)
								•		Ángel	del	abismo	(Ap.	9:11)
								•		Apolión20	(Ap.	9:11)
								•		Belcebú21	(Mt.	12:24;	Mr.	3:22;	Lc.	11:15)
								•		Belial	(2	Co.	6:15)
								•		Diablo22	(Mt.	4:1;	Lc.	4:2;	Ap.	20:2)
								•		Dios	de	este	mundo	(2	Co.	4:4)
								•		Dragón	(Ap.	12:3;	20:2)
								•		Enemigo	(Mt.	13:39)
								•		Espíritu	de	mentira	(1	R.	22:22)
								•		Espíritu	malo	(1	S.	16:14)
								•		Espíritu	que	obra	en	los	hijos	de	desobediencia	(Ef.	2:2)
								•		Gran	dragón	escarlata	(Ap.	12:3)
								•		Homicida	(Jn.	8:44)
								•		Malo	(Mt.	13:19,	38)
								•		Mentiroso	(Jn.	8:44)
								•		Padre	de	mentira	(Jn.	8:44)
								•		Príncipe	de	este	mundo	(Jn.	12:31)
								•		Príncipe	de	la	potestad	del	aire	(Ef.	2:2)
								•		Príncipe	de	los	demonios	(Mt.	12:24;	Mr.	3:22;	Lc.	11:15)
								•		Satanás	(Job	1:6;	Mt.	4:10)
								•		Serpiente	(Gn.	3:4,	14)
								•		Serpiente	antigua	(Ap.	12:9;	20:2)
								•		Tentador	(Mt.	4:3;	1	Ts.	3:5)
A	partir	de	estos	nombres	y	títulos,	no	deberían	quedar	dudas	sobre	el	carácter
de	Satanás.	Nada	de	 lo	que	haga	será	para	el	bienestar	espiritual	de	nadie.	Satanás
odia	a	Dios	(Padre,	Hijo	y	Espíritu	Santo)	y	también	a	usted.
14.	¿Qué	dice	la	Biblia	sobre	la	personalidad	de
Satanás?
Satanás	es	un	ser	creado	que	es	un	ángel	caído.	Como	todos	los	ángeles,	 tiene
intelecto,	 voluntad	 y	 emociones.	 En	 2	 Corintios	 11:3,	 Pablo	 escribe	 sobre	 la
inteligencia	de	Satanás:	“Pero	temo	que	como	la	serpiente	con	su	astucia	engañó	a
Eva,	vuestros	sentidos	sean	de	alguna	manera	extraviados	de	la	sincera	fidelidad	a
Cristo”.	Aquí	vemos	la	naturaleza	astuta	de	Satanás.	Es	muy	sagaz	y	engaña	a	todos.
En	Lucas	22:31-32,	Jesús	dice	a	Simón	Pedro:	“Simón,	Simón,	he	aquí	Satanás
os	ha	pedido	para	zarandearos	como	a	trigo;	pero	yo	he	rogado	por	ti,	que	tu	fe	no
falte;	 y	 tú,	 una	 vez	 vuelto,	 confirma	 a	 tus	 hermanos”.	 Satanás	 tiene	 una	 voluntad
férrea,	 y	 es	 exigente.	 Tiene	 objetivos	 definidos	 en	 este	mundo,	 y	 se	 esfuerza	 por
conseguirlos	de	todas	las	maneras	posibles.
Apocalipsis	12:17	habla	de	 las	emociones	de	Satanás,	concretamente	de	su	 ira:
“Entonces	el	dragón	se	llenó	de	ira	contra	la	mujer;	y	se	fue	a	hacer	guerra	contra
el	 resto	 de	 la	 descendencia	 de	 ella,	 los	 que	 guardan	 los	mandamientos	 de	Dios	 y
tienen	el	testimonio	de	Jesucristo”.	Tiene	una	personalidad	explosiva,	y	su	ira	tiene
consecuencias	trascendentales.	Además	de	esto,	podemos	percibir	algunos	aspectos
de	su	personalidad	a	partir	de	algunos	de	los	nombres	y	títulos	que	se	le	dan.	Jesús
dice	 de	 él:	 “El	 ha	 sido	 homicida	 desde	 el	 principio,	 y	 no	 ha	 permanecido	 en	 la
verdad,	porque	no	hay	verdad	en	él.	Cuando	habla	mentira,	de	suyo	habla;	porque	es
mentiroso,	 y	 padre	 de	 mentira”	 (Jn.	 8:44).	 El	 orgullo	 y	 la	 ambición	 de	 Satanás
trajeron	la	muerte	espiritual	a	los	ángeles	que	le	siguieron,	y	sus	actos	en	el	huerto
de	Edén	fueron	lo	que	trajo	la	muerte	física	y	espiritual	a	toda	la	creación	a	lo	largo
de	 la	 historia	 humana.	 Jesús	 dice	 también	 que	 Satanás	 es	 un	 embustero.	 Con	 sus
actos	 y	 sus	 palabras,	 es	 el	 destructor	 de	 la	 verdad,	 un	 adversario	 perpetuo,
engañador	del	mundo	y	enemigo	de	los	justos	(1	P.	5:8;	Ap.	12:9-10).
15.	¿Cuál	es	la	naturaleza	de	Satanás?
Satanás	no	es	un	dios;	es	un	ser	creado	que	tiene	limitaciones	(Ez.	28:11-19).	Fue
creado	como	el	más	espléndido	de	los	ángeles,	con	privilegios	y	responsabilidades
únicas,	pero	las	usó	para	glorificarse	a	sí	mismo	antes	que	a	Dios.	Es	un	adversario
de	Dios,	pero	no	su	 igual,	en	ningún	sentido.	No	es	omnisciente,	omnipresente	ni
omnipotente.	 A	 pesar	 de	 que	 es	 poderoso	 incluso	 en	 su	 estado	 caído,	 tiene
limitaciones.	Dios	ya	ha	juzgado	a	Satanás,	y	este	tendrá	que	darle	cuentas	cuando	se
cumpla	el	 juicio	según	el	plan	profético	de	Dios	(Mt.	25:41;	Jn.	16:11;	Ap.	20:10).
Satanás	no	puede	actuar	sin	el	permisode	Dios	(Job	1:12).	Satanás	es	fuerte,	pero	se
le	puede	resistir	(Stg.	4:7).
La	naturaleza	de	Satanás	como	ser	creado	también	se	aprecia	en	Ezequiel	28:14,
donde	se	dice	que	es	un	querubín.	Como	sucede	con	todos	los	ángeles,	caídos	o	no,
puede	aparecerse	bajo	muchas	formas	a	los	humanos,	pero	su	esencia	es	espiritual
(cp.	2	Co.	4:4;	Ef.	2:2).	Todo	lo	que	hace	Satanás	es	engañoso:	“el	mismo	Satanás	se
disfraza	como	ángel	de	luz”	(2	Co.	11:14).
16.	¿Cuándo	fue	creado	Satanás?
Satanás	no	tiene	una	existencia	independiente;	es	un	ser	creado,	no	una	deidad.
Satanás	 fue	 un	 querubín	 creado,	 y	 ocupó	 una	 de	 las	 máximas	 posiciones	 en	 la
jerarquía	angélica.	Aunque	tiene	un	enorme	poder	y	temporalmente	puede	usarlo	en
el	mundo,	sigue	sometido	al	gobierno	de	Dios,	y	un	día	será	juzgado	y	condenado
por	toda	la	eternidad.	La	Biblia	no	nos	dice	cuándo	fue	creado	Satanás.	Nos	enseña
que	 toda	 la	 creación	 fue	 hecha	 buena,	 y	 por	 consiguiente,	 el	 estado	 original	 de
Satanás	 como	 ángel	 formaba	 parte	 de	 esa	 creación.	 Todos	 los	 ángeles,	 incluido
Satanás,	fueron	creados	como	seres	santos	(Mr.	8:38),	por	Dios	por	medio	de	Cristo
(Jn.	1:3;	Col.	1:16-17),	antes	de	la	creación	del	mundo	(Job	38:7)	y	por	decreto	(Sal.
148:2,	5).
Aunque	 no	 se	 nos	 da	 una	 referencia	 cronológica,	 muchos	 intérpretes	 de	 la
Biblia	entienden	que	Ezequiel	28:11-19	es	una	referencia	a	la	creación	de	Satanás.	Si
es	así,	 su	creación	debió	 ser	anterior	a	 la	del	huerto	de	Edén	 (Gn.	2:8),	de	 la	que
habla	Ezequiel	(28:13).23
17.	Satanás,	¿es	omnisciente?
Como	 todos	 los	 ángeles,	 caídos	 o	 no,	 Satanás	 es	 un	 ser	 creado	 por	Dios	 por
medio	de	Jesucristo,	el	Hijo	eterno	(Jn.	1:3;	Col.	1:16-17).	Fue	creado	dotado	de	una
gran	inteligencia	y	privilegios	(Ez.	28:11-19),	y	era	el	más	alto	de	 todos	 los	seres
angélicos	 (28:12),	pero	no	 fue	dotado	de	un	poder	 ilimitado	ni	como	alguien	que
tiene	 un	 conocimiento	 omnisciente.	No	 tiene	 ni	 omnipotencia	 ni	 omnisciencia.	 El
hecho	de	que	carezca	de	la	segunda	se	aprecia	en	Mateo	24:36,	donde	Jesús	habla	de
la	 segunda	 venida:	 “Pero	 del	 día	 y	 la	 hora	 nadie	 sabe,	 [ni	 el	 Hijo]24	 ni	 aun	 los
ángeles	de	los	cielos,	sino	sólo	mi	Padre”	(cp.	Mr.	13:32).
El	gran	pecado	de	Satanás	fue	el	orgullo	ambicioso	de	desear	ser	como	Dios	(Is.
14:12-14),	y	en	buena	parte	de	lo	que	hace	imita	el	poder	y	los	actos	de	Dios,	pero
no	 puede	 igualarlos	 ni	 sobrepasarlos.	 Su	 poder	 y	 su	 posición	 en	 la	 creación	 son
únicos,	pero	no	ilimitados.	Satanás	no	es	igual	a	Dios	ni	actúa	fuera	del	control	ni
del	plan	divinos.	Satanás	es	una	figura	celestial	que	está,	en	todos	sus	rasgos	y	actos,
subordinada	a	Dios.
18.	¿Cuál	es	la	naturaleza	y	el	origen	del	pecado	de
Satanás?
El	pecado	de	Satanás	fue	el	orgullo	que	nació	de	su	interior;	ambicionó	para	sí
la	 gloria,	 el	 poder	 y	 la	 autoridad	 que	 pertenecen	 solamente	 a	 Dios.	 La	 criatura
intentó	 usurpar	 al	 Creador	 mediante	 una	 rebelión	 impía.	 Es	 probable	 que	 Isaías
14:12-17	 hable	 de	 la	 caída	 de	 Satanás,	 y	 sin	 duda	 Ezequiel	 28:11-19	 la	 registra.
Aunque	no	todos	los	comentaristas	de	la	Biblia	interpretan	el	pasaje	de	Isaías	como
una	referencia	a	Satanás,	esta	interpretación	encaja	con	otros	pasajes	bíblicos	sobre
él,	como	Lucas	10:18	y	Apocalipsis	22:16.	En	los	versículos	anteriores	del	capítulo
14,	Isaías	lanza	una	diatriba	histórica	y	profética	contra	el	rey	de	Babilonia	(4-11).
Pero	entonces	sus	palabras	se	intensifican,	y	encontramos	términos	que	no	encajan
con	ningún	rey	terrenal.	(No	es	infrecuente	que	la	poesía	hebrea	establezca	sucesos
paralelos	en	el	cielo	y	la	tierra,	como	vemos,	por	ejemplo,	en	Salmos	45).	En	Isaías
14:12,	Dios	declara:
!Cómo	caíste	del	cielo,	oh	Lucero,	hijo	de	la	mañana!	Cortado	fuiste	por	tierra,
tú	que	debilitabas	a	las	naciones.25
Entonces,	 en	 cinco	 ocasiones	 en	 los	 versículos	 13	 y	 14,	 encontramos	 verbos	 en
futuro	(“subiré”,	“levantaré”,	“me	sentaré”,	etc.),	que	demuestran	ambición,	desafío
y	orgullo:
Tú	que	decías	en	tu	corazón:	Subiré	al	cielo;	en	lo	alto,	junto	a	las	estrellas	de
Dios,	levantaré	mi	trono,	y	en	el	monte	del	testimonio	me	sentaré,	a	los	lados
del	norte;	sobre	las	alturas	de	las	nubes	subiré,	y	seré	semejante	al	Altísimo.
Mas	tú	derribado	eres	hasta	el	Seol,	a	los	lados	del	abismo.
Es	 posible	 que	 este	 pasaje	 no	 se	 refiera	 a	 Satanás,	 sino	 solo	 al	 rey	 babilonio
Senaquerib	 (705–681	 a.	 C.).	 Incluso	 así,	 también	 existe	 la	 posibilidad	 de	 que	 este
pasaje	sea	una	alusión	a	Satanás	o	una	interpretación	tipológica	de	su	persona,	por
las	palabras	de	Jesús	que	encontramos	en	Lucas	10:18:	“Y	les	dijo:	Yo	veía	a	Satanás
caer	del	cielo	como	un	rayo”.26
En	 Ezequiel	 28:1-19	 también	 encontramos	 información	 sobre	 la	 caída	 de
Satanás,	retratado	como	el	rey	exaltado	de	Tiro,	una	antigua	ciudad-estado	fenicia.
Los	primeros	diez	versículos	 del	 capítulo	quizás	 hablen	del	 rey	humano	de	Tiro,
pero	 del	 11	 al	 19	 son	 afirmaciones	 sobre	 un	 individuo	 sobrenatural,	 con	 actos	 y
atributos	que	trascienden	con	creces	los	de	un	rey	humano.27	Entre	la	información
contenida	en	estos	pasajes,	descubrimos	que	el	rey	de	Tiro	(Satanás):
								•		tenía	“el	sello	de	la	perfección,	lleno	de	sabiduría,	y	acabado	de	hermosura”	(v.
12)
								•		estuvo	“en	Edén,	en	el	huerto	de	Dios”	(v.	13)
								•		fue	creado:	“en	el	día	de	tu	creación”	(v.	13)
								•		tuvo	gloria:	“de	toda	piedra	preciosa	era	tu	vestidura”	(v.	13)
								•		fue	llamado	“querubín	grande”,	lo	cual	denota	liderazgo	(v.	14)
								•		estaba	“en	el	santo	monte	de	Dios”,	mostrando	la	presencia	divina	(v.	14)
								•		era	perfecto	“en	todos	tus	caminos…	hasta	que	se	halló	en	ti	maldad”	(v.	15)
								•		“a	causa	de	la	multitud	de	tus	contrataciones	fuiste	lleno	de	iniquidad”	(v.	16)
								•		pecó	(v.	16)
								•		fue	“lleno	de	iniquidad,	y	pecaste”	(v.	16)
								•		fue	expulsado:	“yo	te	eché	del	monte	de	Dios”	(v.	16)
								•		era	orgulloso:	“se	enalteció	tu	corazón	a	causa	de	tu	hermosura”	(v.	17)
								•		fue	poco	juicioso:	“corrompiste	tu	sabiduría	a	causa	de	tu	esplendor”	(v.	17)
								•		fue	arrojado	“por	tierra”	(v.	17)
Además	de	estos	pasajes	en	el	Antiguo	Testamento,	1	Timoteo	3:6	afirma	que	el
pecado	 de	 Satanás	 fue	 el	 envanecimiento	 (es	 decir,	 el	 orgullo),	 que	 provocó	 su
caída.	Aunque	ha	 sido	 expulsado	del	 cielo,	 Satanás	 sigue	 teniendo	 acceso	 a	 él,	 lo
que	aprovecha	para	acusar	e	 injuriar	a	Dios	y	a	 la	humanidad	(Job	1—2).	Un	día,
tendrá	 totalmente	 prohibida	 la	 entrada	 al	 cielo,	 y	 será	 arrojado	 a	 la	 destrucción
eterna	(Ap.	12:7-9).
19.	¿Cuáles	son	las	actividades	de	Satanás?
Satanás	 está	 activo	 de	 diversas	maneras	 en	 su	 conflicto	 cósmico	 con	Dios,	 y
mediante	sus	actos	de	guerra	espiritual	en	el	mundo.
En	relación	con	Dios	y	con	Cristo
Desde	 el	 momento	 de	 su	 rebelión,	 Satanás	 ha	 estado	 sumido	 en	 una	 guerra
perdida	con	Dios,	oponiéndose	a	este	y	a	su	programa.	Quería	ser	como	Dios	(Is.
14:13-14),	 y	 cuando	 su	 intento	 se	 frustró	 y	 fue	 expulsado	 del	 cielo,	 prosiguió	 su
rebelión	 en	 el	 huerto	 de	Edén,	 atacando	 a	Adán	 y	 a	 Eva	 e	 iniciando	 un	 conflicto
permanente	 con	Dios	 (Gn.	 3:1-5).	 En	 esta	 rebelión,	 Satanás	 fomenta	 las	 verdades
falsas	en	este	mundo,	mediante	un	sistema	distorsionado	de	mentiras	que	niegan	las
verdades	 de	Dios	 y	 pretenden	 destruir	 todo	 y	 a	 todos	 los	 que	 le	 sea	 posible	 (Sal.
14:1-3;	Ef.	2:2;	2	Ts.	2:8-11;	2	Ti.	3:5).
La	 animosidad	 y	 la	 lucha	 entre	 Satanás	 y	 Cristo	 ya	 se	 había	 predicho	 en	 un
momento	 tan	 lejano	 como	 el	 huerto	 de	 Edén	 (Gn.	 3:15),	 y	 prosiguió	 durante	 el
ministerio	terrenal	de	Cristo	y	su	crucifixión.	Al	principio	del	ministerio	de	Cristo,
Satanás	 tentó	a	 Jesús	 (Mt.	4:1-11;	Lc.	4:2).	Durante	el	ministerio	de	 Jesús,	Satanás
intentó	 sacudir	 a	 Pedro	 como	 si	 fuera	 trigo	 (Lc.	 22:31)	 y	 entró	 en	 Judas,
convenciéndole	 para	 que	 traicionase

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