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CAMBIE EL DO ATRAVES DE LA RACIÜN Wesle~ l.Duewel tl1EDITORIAL BETANIA Versión castellana: Juan Sánchez Arauja Copyright © 1988 por la Editorial Betania Caparra Terrace, Puerto Rico 00921 Correspondencia: Editorial Betania 5541 NW 82nd Avenue Miami, FL 33166, E.U.A. Reservados todos los derechos Prohibida la reproducción total o parcial, ya sea mimeografiado o por otros medios, sin la previa autorización escrita de Editorial Betania. Publicado originalmente en inglés con el título de TOUCH THE WORLD THROUGH PRAYER Copyright © 1986 por Wesley L. Duewel Publicado por Zondervan Publishing House Grand Rapids, Michigan, E.U.A. ISBN 0-88113-045-1 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la Versión Reina-Valera, revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas INDICE 1. Dios le llama a orar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 2. La cosecha se avecina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 12 3. Usted y su indescriptible poder. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 17 4. Increíble autoridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29 5. Jesús su cointercesor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 36 6. Un compañero de oración interno.. . . . . . . . .. . . . .. . .. 42 7. Los ángeles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 49 8. Las llaves en sus manos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 56 9. [Emergencia! 63 10. "Los que sembraron con lágrimas " .. . . . . . . . . . . . .. 73 11. El ayuno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 80 12. La cruz, fuente de autoridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 88 13. La palabra de fe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 95 14. El poder de la alabanza 100 15. La oración y las Escrituras 106 16. "Preparad el camino del Señor" 110 17. Avivamiento 117 18. Una cosecha mundial. 127 19. La oración que prevalece 134 20. Usted puede ser un guerrero intercesor 145 21. Inversión eterna 155 22. Oraciones que jamás se pierden 162 23. El valor del retiro personal. , 170 24. La intercesión por individuos 180 25. Listas de oración 185 26. La oración concertada 189 PREFACIO Este magnífico e inspirador libro del doctor Wesley L. Duewel resulta convincente por sus profusas citas bíblicas, su lógica, ilustraciones y ejemplos, y cuando usted haya acabado de leerlo no hay duda de que estará de acuerdo en que, por medio de la oración, tiene el mundo a su alcance, e incluso puede ayudar a cambiarlo. El doctor Duewel -que durante veinticinco años ha sido misionero en la India- es un hombre de oración que saca de su propio caminar prolongado con Cristo, rico y fructífero, mu- chas lecciones espirituales y experiencias importantes de res- puestas a la oración para compartir con nosotros. También en nuestras propias vidas, y en nuestro ministerio con Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, la oración ha tenido durante treinta y cuatro años un importantísimo pa- pel. Lo primero que hicimos cuando Dios nos llamó a comenzar este ministerio mundial, fue organizar una cadena de oración de veinticuatro horas al día que continúa hasta el momento presente. Como el doctor Duewel, estamos convencidos de que el mayor poder del que disponen los hijos de Dios es el de la oración: "No tenéis lo que deseáis porque no pedís." Este libro inspirador está lleno de sugerencias prácticas y de testimonios que edifican nuestra fe. El recién convertido ha- • 5 • CAMBIE EL MUNDO . • 6 • llará en él algunos consejos sencillos, y el creyente maduro ins- trucciones más profundas. Los principios de oración y lógica para el avivamiento que propugna, si se aplican, pueden ayudar a producir un despertamiento espiritual en su país e incluso en el mundo entero. Usted quizá esta a punto de comenzar la aventura más es- tupenda y gratificante de su vida: el ministerio de la interce- sión. Sí, mediante la oración, usted puede contribuir a cambiar el mundo. Bill y Vonette Bright Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo CAPITULO 1 DIOS LE LLAMA AORAR Dios tiene un plan maravilloso para que usted pueda ejercer in- fluencia a nivel mundial. No se trata de un plan sólo para unos pocos escogidos, sino para usted. Permítame hablarle de él. Mediante la oración usted puede estar al lado de Billy Gra- ham mientras él predica en sus campañas en cualquier parte del mundo; y así fortalecerle, bendecirle y estimularle en el momento mismo en que comunica las Buenas Nuevas a millares de personas. O junto a Luis Palau, en sus cruzadas latinoame- ricanas; o al lado de George Beverly Shea, mientras canta el glorioso evangelio. Orando, puede usted acompañar a cualquier misionero hasta las partes más remotas de la tierra; o caminar por mer- cados atestados de gente, ministrar en selvas calurosas, ali- mentar a millones de hombres, mujeres y niños hambrientos de pan para el cuerpo y del Pan de Vida para el alma. Por medio de la oración le es posible a usted contribuir al ministerio de cualquier pastor o evangelista en la iglesia o en el auditorio que sea a nivel mundial. Al orar muchas veces, me he sentido junto a un hombre o una mujer de Dios. Orando usted puede tomar en sus brazos a un bebé que sufre, tocar una frente con fiebre en cualquier hospital, ser un instru- mento del amor sanador de Jesús .... ·7· CAMBIE EL MUNDO ·8· Dios le ha dado un modo de ejercer influencia, de ser un ver- dadero socio en la obra de su reino si es que realmente quiere serlo. Es verdad que a lo largo de los siglos ha habido santos in- tercesores excepcionales; de ninguna manera queremos olvi- darnos de ellos o pasar por alto el tremendo papel que jugaron en cambiar la historia mediante la oración. Gracias a Dios por Santiago, el medio hermano de Jesús, que pasó los últimos años de su vida orando por las iglesias que Dios estaba levantando. Una vez muerto, cuando fueron a enterrarlo, descubrieron que tenía las rodillas tan encallecidas por las horas y horas de ora- ción que parecían casi las de un camello; de modo que llegó a conocérselecomo "Rodillas de Camello". Gracias a Dios por Sa- vonarola, quien trajo un avivamiento a la corrupta Italia del siglo XV por medio de la intercesión ... ; o por Brainerd, mi- sionero entre los indios americanos, y por su vida de oración y de lágrimas ... ; o por John Hyde, misionero en la India y quizá uno de los guerreros intercesores más grandes de este siglo. Pero Dios no depende únicamente de unos pocos santos in- condicionales, sino que ha proyectado que cristianos comunes y corrientes como usted y como yo lleguemos a ser poderosos intercesores para la bendición y salvación de la gente y la siega de Cristo entre las naciones hoy. No hay razón en absoluto por la cual no pueda usted llegar a ser lo suficientemente estable en su vida personal de oración como para que Cristo cuente con su colaboración en la edificación de su iglesia y en el avance de su reino en muchas partes del mundo. Por medio de la oración diaria normal, y comenzando por su propia familia, su iglesia y su comunidad, usted puede jugar un papel importante en cambiar las cosas incluso en tierras lejanas. Dios ha utilizado a personas como usted y como yo vez tras vez, para que le ayudaran a satisfacer necesidades urgentes y especiales en un determinado día u ocasión. Cuando El llama a alguien para desempeñar ese papel extraordinario y tempo- ral, por lo general selecciona a uno de sus hijos que haya estado orando de modo fiel y constante. Para formar parte del ejército de intercesores de Dios usted no necesita pasar todos los días horas enteras en oración. Gracias al Señor por aquellos que pueden orar de esa manera, y lo hacen; DIOS LE LLAMA A ORAR ·9· pero El sabe las limitaciones dé su situación personal, su horario, sus responsabilidades en el hogar y en el trabajo, etcétera. El plan de Dios quiere añadir una dimensión completamente nuevaa la vida de oración del creyente. Ya sea usted un director de empresa o una ama de casa, trabaje en una fábrica o estudie, sea laico o ministro del evangelio. . . Dios desea que comience una nueva, emocionante, y más eficaz, vida de oración. No pretendo poseer ninguna fórmula mágica capaz de trans- formarlo en un gigante espiritual de la noche a la mañana; pero sí quiero señalarle las posibilidades de este simple plan como se esboza en la Biblia. Usted puede tener poder y eficacia nuevos en la oración; jugar un papel importante en el plan de Cristo; ser el intercesor que Dios quiere que sea ... Si tal es su deseo, puede. ¿Quiere intentarlo? El maravilloso plan de Dios para su vida Dios espera mucho de usted y de mí, y tiene pleno derecho a hacerlo. En la actualidad el individuo promedio está más ca- pacitado para influir en otros que nunca antes; yeso es espe- cialmente cierto de los cristianos. Billy Graham ha expresado que preferiría vivir en esta época que cuando Jesús estaba sobre la tierra. Estoy totalmente de acuerdo con él: el creyente pro- medio de nuestro tiempo puede ejercer una mayor influencia en favor de Dios que el de cualquier otra generación anterior. Vivimos en un momento emocionante de nuestra historia. En la actualidad hay más creyentes vivos que en ningún otro tiempo pasado. La iglesia de Cristo se ha extendido por muchas más zonas del mundo, alaba a Dios cada semana en más idio- mas, y testifica o tiene contacto con más personas que nunca antes. Existen más obreros del evangelio, más iglesias locales, más instituciones de preparación bíblica, más organizaciones cristianas y más sociedades misioneras hoy día que en otros momentos de la historia. A través de esos imponentes medios de comunicación que son la radio, la televisión y la literatura, tenemos las oportunidades precisas para acelerar la obra de Dios más de lo que hayamos CAMBIE EL MUNDO • 10 • conocido hasta ahora. Podemos llegar con mayor rapidez a las naciones más distantes, presentar el evangelio en más idiomas, y alistar y dirigir la oración por el mundo entero más eficazmente que en el pasado. Si queremos, somos capaces de alcanzar a nues- tro planeta. La mayor necesidad que tenemos no es de hombres o de dinero, sino de oración. Sin un aumento del número de obre- ros cristianos o del apoyo financiero de éstos, podríamos ver mul- tiplicados los resultados con sólo multiplicar la oración. El mayor haber con que cuenta la iglesia es la oración. Orar es el medio más efectivo que los cristianos de hoy tenemos a nues- tro alcance para preparar el camino del Señor. Usted mismo puede influir en más gente a favor de Dios y desempeñar un papel más importante en el avance de la causa de Cristo por medio de la oración que de ninguna otra manera. Naturalmente, no es lo único que debe hacer, pero sí lo más importante que tiene en su mano. Con frecuencia se ha dicho que el diablo tiembla cuando ve arrodillado al más débil de los hijos de Dios; si esto es cierto, piense en lo que podría suceder si todos los cristianos se tomaran en serio su papel de intercesores y comenzaran a orar con regu- laridad, y de un modo específico, en todo el mundo, por las mismas necesidades prioritarias. ¿Está usted dispuesto a formar parte de un ejército de intercesores así? Su oración se necesita urgentemente... [ahoral Es muy posible que en el programa de Dios se inicie muy pronto la cuenta regresiva para el regreso de Cristo a la tierra. El gran plan divino, por cuyo motivo El creó el mundo y al hombre, se ha visto retrasado y frustrado a causa del dominio del pecado y de Satanás que ha tenido lugar desde que Adán cayó; pero, según la Biblia, el aplazamiento de la segunda ve- nida de Jesús no se debe tanto a que Dios esta esperando pa- cientemente a que el mundo se arrepienta, sino más bien a que El espera que nosotros guiemos a dicho mundo al arrepenti- miento (2 Pedro 3:9). Esto lo subraya aún más el hecho de que, de todas las condiciones y señales que deben preceder al regreso del Señor, quizá sólo falta una por cumplirse: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a DIOS LE LLAMA A ORAR • 11 • todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). No sabemos lo que a los ojos de Dios constituye un testi- monio adecuado comparativamente para las naciones sin al- canzar; pero, por medio de la radio, somos capaces de emitir el mensaje del evangelio, prácticamente, a todos los rincones del mundo. Millones de personas a las que los misioneros no han llegado personalmente, tienen acceso a las Buenas Nuevas a través de las emisoras de radio cristianas. De esa forma se han alcanzado, casi sin excepción, todas las provincias y todos los pueblos de China, mientras que otros millones de personas en Rusia, Albania y los países musulmanes, escuchan, según se sabe los mensajes radiofónicos cristianos en su propio idioma o en algún otro que pueden entender en parte. Siempre resulta mucho más efectivo el que la gente pueda escuchar el evangelio en su lengua materna. Aunque calcúlos bastante confiables indican que el 95 por ciento de la población mundial tiene ahora a su disposición alguna parte impresa de la Escritura en un idioma que le es conocido, quiera el Señor acelerar los esfuerzos de aquellos que entregan sus vidas a la tarea de completar la traducción de la Biblia a todos los dialec- tos y a todas las lenguas restantes. Además, según informa Gospel Recordings (Grabaciones del evangelio), se ha grabado música cristiana en más de 4.362 de esos dialectos y lenguas. Sin embargo, no basta con entregar el mensaje del evangelio a cada persona; el factor decisivo es que dicho mensaje sea com- prendido y aceptado. Para ello, la respuesta está en la oración: el Espíritu Santo se concede a petición del pueblo de Dios (Lucas 11:13). Indudablemente esto no es sólo cierto cuando oramos por nosotros mismos, sino también cuando intercedemos por otros; de manera que la eficacia de los esfuerzos misioneros actuales depende de nuestra oración, la cual permite que el Espíritu Santo obre con poder. En otras palabras, que la clave para la evangelización mun- dial la cual despejará el camino para que Cristo regrese, muy bien pudiera ser su oración y la mía; pero, si el principal factor de retraso es la falta de oración, no le sorprenda que Dios haga más efectiva esa oración ahora que en otra época pasada. CAPITULO 2 LA COSECHA SE AVECINA Su oración por una cosecha mundial puede ser más efectiva ahora porque Dios, en su soberanía, está coordinando los acon- tecimientos para que pongan al alcance de sus hijos una rápida capacidad de llevar fruto. Si damos prioridad a la oración y la obediencia, este puede ser el mejor tiempo de cosecha que haya habido en la tierra. No todos los cristianos son llamados a ir, ni tienen la posibilidad de hacer una contribución económica subs- tancial a la obra del reino de Cristo, ¡pero no existe límite a lo que cualquier creyente puede realizar mediante la oración! La explosión demográfica mundial Los expertos en estadística nos dicen que la población de la tierra en tiempos de Cristo era de aproximadamente 250 millo- nes de personas. Se necesitaron más de mil ochocientos años -o sea poco más o menos hasta el 1850- para que dicha po- blación alcanzara los 1.000 millones. Ochenta años después- hacia 1930-, el número de los habitantes del planeta se ele- vaba a 2.000 millones; y para 1960 -sólo treinta años más tarde-, había ascendido a unos 3.000 millones. En 1975 ese número era ya de 4.000 millones de personas. A finales de 1986 la población mundial superaba los 5.000 millones, y en menos • 12 • LA COSECHA SE AVECINA • 13 • de diez años puede que hayamos añadido un millar de millones más. La explosión demográfica ha sido tal que la cantidad de gente que tenemos que alcanzar para Cristo hoy día casi nos abruma. ¿Cómo lograr actualizarnos en nuestra tarea? Sólo multiplicando la siega por medio de la oración. Urbanización rápida Dios está moviendo a la gente hacia las ciudadesdel mundo a fin de que podamos alcanzarla con mayor rapidez. Por todo el globo, los pueblos se estancan y mueren, ya que los primeros en padecer hambre son sus habitantes. Las perspectivas que ofrecen las grandes urbes de obtener suficiente comida, de re- cibir educación, de beneficiarse de los servicios sanitarios y de poder conseguir trabajo, atraen a los jóvenes y a los ambiciosos. El éxodo hacia las ciudades es un fenómeno que se ha ace- lerado en la década de los 80. La mayor migración urbana de la historia tendrá lugar durante este decenio y el siguiente. Se calcula que de esta fecha a 1990 mil millones de personas del Tercer Mundo emigrarán a las ciudades. Piense en estos ejem- plos: La ciudad de México está creciendo a un ritmo de 80.000 habitantes por mes -el 20% de la población del país reside en la metrópoli-; más del 34% de los argentinos viven en Buenos Aires; y por encima del 50% de los habitantes de Uruguay están residiendo en Montevideo. Además de eso, aproximadamente la mitad de los bebés del mundo nacen ahora en las grandes urbes. Las ciudades de un millón de habitantes y más se denomi- nan actualmente de "clase mundial". En el momento de impri- mirse este libro existen alrededor de 273 ciudades de esas. La urbe de "clase mundial", promedio duplica su población cada catorce años, y algunas lo hacen cada diez. Debido a la gran concentración de gente en grupos más pequeños, podemos al- canzar a muchas más personas en una ciudad que en un pueblo, yen un tiempo menor. Pablo centró sus esfuerzos evangelísticos en las grandes urbes, y luego las iglesias de esas ciudades se encargaron de alcanzar los pueblos. ¿No debiéramos también CAMBIE EL MUNlJO • 14 • nosotros adoptar esta técnica probada en nuestra propia tarea de evangelización? Las ciudades están listas para una siega espiritual, pero el mejor momento de realizar dicha siega es ahora. ¿Por qué? Por- que es durante los primeros diez años después de llegar a una ciudad nueva cuando la gente está más abierta que en ningún otro momento. Mientras se encuentran en el pueblo, bajo la mirada escrutadora de la familia, de los miembros de la casta, de los amigos y de los líderes religiosos del lugar, resulta difícil para aquellos que escuchan el evangelio dar el paso solos. Al llegar a la ciudad, en cambio, tienen comparativamente pocas raíces, y a menudo se sienten inquietos y desilusionados al no encontrar el nuevo hogar utópico que anhelaban. Entonces, li- berados de la vigilancia de los parientes y de los jefes religiosos, esos individuos son sensibles al mensaje del evangelio y están maduros para aceptarlo. Es, pues, de vital importancia que los alcancemos ahora. Dentro de quince o veinte años la principal ola de migración urbana habrá concluído, y la gente tendrá raíces otra vez. Ahora es el momento de trabajar y de orar mucho más que en épocas anteriores de la historia. La única manera adecuada de multiplicar nuestros esfuerzos con la rapidez suficiente para realizar la siega que Dios desea es orando. Nuestro joven mundo Gracias a Dios por el interés comparativamente mayor que vemos entre la juventud. La inmensa mayoría de las personas ganadas para Cristo lo son durante sus años jóvenes. Los expertos en estadística nos dicen que vivimos en un tiempo en el cual la población del planeta es, por término medio, más joven que nunca antes. La mitad de los habitantes de Amé- rica Latina y Asia tienen en este momento veinte años o menos, y un 40% de la humanidad se halla por debajo de los quince años de edad. La explosión demográfica está teniendo lugar a tal velocidad que en los veinticinco años siguientes nacerán más niños de los que han vivido desde tiempos de Adán hasta 1960. LA COSECHA SE AVECINA • 15 • El 7% del total del género humano desde nuestros primeros padres hasta ahora está viva. Mientras la explosión demográfica en los países del Tercer Mundo hace de la población de éstos una sociedadjoven, pasados veinte años se prevé que dichos países empiecen también a en- vejecer como el Mundo Occidental. El momento oportuno para alcanzar a una juventud sensible es durante nuestra genera- ción; por eso, el Espíritu Santo está llamando a la iglesia a orar con más fuerza y urgencia que lo haya hecho jamás. Nuestro vacío y desilusionado mundo El Mundo Occidental está empezando a darse cuenta de que el ídolo del materialismo ha fracasado; y lo mismo sucede con los países del Extremo Oriente, como puede verse por el au- mento de la tasa de suicidios en el Japón. También el Tercer Mundo, que busca desesperadamente en la riqueza material la solución a sus problemas, comprenderá en días venideros que "Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen" (Eclesiastés 5:11). El súbito resurgir de un isla- mismo militante es un testimonio de la desilusión que ha pro- ducido el fracaso del materialismo. También el comunismo ha tenido mucha influencia en nues- tro mundo. La seducción del mismo reside en el fracaso de los gobiernos y de la gente en satisfacer las esperanzas y las ne- cesidades de las masas. Pero el comunismo es un dios falso, que mantiene su poder sólo mediante la fuerza, la falta de libertad y la dictadura, por lo que gran parte del mundo comunista está ya desilusionado y vacío y clama por un cambio, por una mayor libertad y por algo que les satisfaga. Hace años, cierto ex mar- xista escribió un libro titulado The God That Failed (El dios que fracasó): para muchos que se hallan bajo un régimen co- munista, su dios les ha fallado. No hay duda de que esta es una de las razones de la tre- menda cosecha espiritual que se ha dado en China durante la década pasada -tal vez la mayor siega de la historia mundial en un tiempo tan corto-; aunque, desde luego, la vida, el tes- timonio y el sufrimiento fiel de los creyentes, el gran volumen CAMBIE EL MUNDO • 16 • de oración continua tanto dentro como fuera del país, y el mi- nisterio de las emisoras de radio misioneras, han desempeñado un papel importante. Millones de personas más se han decepcionado de los ídolos de la educación y el materialismo, dando lugar a reacciones en forma de avivamientos importantes en algunas de las viejas religiones. Sí, la gente del mundo está posiblemente más vacía y desi- lusionada que nunca antes. Sus dioses les han fallado. Nosotros sabemos que la respuesta que buscan es Jesús. ¡Qué tiempo más idóneo para segar la tierra para El! Dios nos llama Si ha habido algún momento en la historia en el que se dieran las condiciones para una siega mundial máxima, es este. Nunca el inminente regreso de Cristo ha creado tal sentimiento de urgencia por las misiones y la oración; ni ha existido época alguna en la cual los cristianos que no tenían la posibilidad de ir al campo misionero para prestar un servicio personal pudie- ran jugar un papel en todo el mundo mediante la intercesión. Si ha habido un tiempo en el cual los creyentes evangélicos que apoyan a las diferentes sociedades y emisoras de radio mi- sioneras, o a los equipos evangelísticos, han podido bloquear el poder de Satanás y preparar el camino del Señor mediante la oración, es ahora. ¡Hagamos con mayor claridad como nunca antes el llamamiento a la intercesión! [Unamos nuestras ple- garias a las oraciones de fe de aquellos que comparten con no- sotros la entrega al Señor para una siega mundial y un aviva- miento nacido del Espíritu en nuestro tiempo! ¡Este es el día que hizo el Señor, y que ha estado preparando para nosotros sus colaboradores! Este libro se ha escrito con el propósito y la oración de que pueda serle de ayuda para llegar a ser el hombre o la mujer de oración que Cristo anhela que sea. Se trata de algo gloriosa- mente posible; creamos y vayamos adelante en intercesión. Este tiempo es un don de Dios, y de igual manera su llama- miento para nosotros. CAPITULO 3 USTED y SU INDESCRIPTIBLE PODER El mayor privilegio que Dios le concede a usted es el de poder dirigirse a El en cualquier momento. Usted no sólo está auto- rizado para hablarle, sino que Ello invitaa que lo haga. No se trata de algo que le sea meramente permitido, sino que se es- pera de usted. Dios anhela que se comunique con El; [usted tiene acceso directo e instantáneo al Señor! Dios ama tanto a la humanidad, y especialmente a sus hijos, que se ha hecho accesible para usted en cualquier momento. En esa asombrosa potestad que El le concede, hay por lo menos siete elementos importantes. Contacto con el salón del trono Como hijo de Dios usted tiene plena autoridad para ponerse en contacto con El -el Soberano del universo- siempre que lo desee. Dios está en todo momento en su trono celestial, sin embargo, por medio de la oración, usted cuenta con el mismo acceso a su presencia que pueda tener cualquier ángel o arcán- gel; no necesita esperar a que se le invite, ya está invitado. • 17 • CAMBIE EL MUNDO • 18 • Tampoco tiene que fijar una cita con anterioridad; se le ha au- torizado a acercarse a Dios al instante. El jamás está demasiado ocupado para escucharle, ni demasiado absorto para contes- tarle. Cuando iba a conocer a la reina Isabel se me instruyó: "Ja- más hable usted primero; espere hasta que ella le dirija la pa- labra. Nunca debe preguntar nada a su majestad real, limítese a contestarle." También se me dijo: "En su primera respuesta, tiene que añadir las palabras "Su majestad". Sin embargo, cuando uno se dirige al Señor del universo esto cambia por completo. Jesús expresó: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro ..." (Lucas 11:2). En este caso no hay títulos que uno no se atreva a omitir por miedo a deshonrar a Dios; ni frases recomendadas que hagan más sagrada o segura de respuesta su oración; corno tampoco palabras oficiales que se tenga la obligación de utilizar. Cuando la reina Isabel visitó la India, seleccionaron a una niñita para que le diese un ramo de flores. Durante semanas enteras la pequeña estuvo practicando exactamente cómo debía hacer la reverencia y cómo retirarse de su majestad para no darle la espalda (isin caersel); pero usted puede tener la certeza de que a los hijos de la soberana no se les imponían tales res- tricciones. Cuando usted ora, se acerca a Dios como hijo suyo. No ne- cesita esperar a que un ángel le introduzca, ni tratar de hacerse más aceptable. Tampoco tiene que preparar cuidadosamente lo que quiere decir. Simplemente, viene a El tal y como es, le habla con sinceridad y le dice cómo se siente y lo que desea. No hay postura para orar más sagrada que otra. iUsted es hijo de Dios y El está ansioso y dispuesto por verlo! Cooperación con Dios Dios ha escogido llevar a cabo muchos de sus propósitos so- beranos con nuestra ayuda, y Pablo nos recuerda repetidas ve- ces que hemos sido señalados por El para un colaboración sa- grada la cual tiene por objeto hacer avanzar el evangelio. El apóstol subraya la santa responsabilidad que tenemos de ca0- USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 19 • perar con Dios. Toda forma de obediencia al Señor es urgente, pero hay muchas situaciones en las cuales estamos limitados: por ejemplo, por no encontrarnos en el lugar preciso, o por fal- tarnos alguna habilidad o preparación especial. Pero siempre tenemos la posibilidad de cooperar con Dios mediante la ora- ción. Por medio de la oración podemos colaborar con el Señor donde estemos, en cualquier momento, y a fin de suplir la ne- cesidad que sea. Hemos sido creados para orar; y fuimos salvos por la gracia de Dios con el propósito de que realizásemos un ministerio de intercesión. Tenemos la libertad, el derecho y la posición de hijos oficiales del Señor, llamados a trabajar con El y escogidos para su propósito especial. Además, Dios dijo en Exodo 19:6: "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes." Isaías profetizó: "Y vosotros seréis lla- mados sacerdotes de Jehová" (Isaías 61:6). ¿Por qué nos hizo Jesús "sacerdotes, para servir a Dios? (Apocalipsis 1:6). ¿Cuál es la razón por la que a los cristianos se nos llame "sacerdocio santo," (1 Pedro 2:5) o "real sacerdocio" (v, 9)? Obviamente, parte del propósito de Dios al nombrarnos sa- cerdotes es que 10 adoremos y alabemos; pero el sacerdocio im- plica mucho más que eso. Hemos de ser un "real sacerdocio". Cristo gobierna el mundo hoy por medio de la oración, y nosotros tenemos que compartir su dominio intercediendo por otros del mismo modo que El mismo lo hace constantemente (Hebreos 7:25). Se nos ha dado acceso oficial al salón del trono celestial para que podamos unir nuestra propia intercesión a la de Cristo. Si Jesús intercede, ¿por qué es tan necesario que lo hagamos nosotros? ¿Qué pueden añadir nuestras débiles oraciones a su poderosa intercesión? A Dios le ha plácido incorporar a su plan eterno el que nosotros, sus hijos, participemos en el ministerio intercesor de Cristo y en el gobierno que El ejerce hoy día. Si no utilizamos nuestros minutos libres para la intercesión por otros y por la obra de Dios, le estaremos fallando al Señor en el llamamiento especial que El nos ha dado. Si queremos, po- demos convertir cualquier noticiero radiofónico o televisivo, o cualquier artículo de periódico, en una llamada a la oración. CAMBIE EL MUNDO • 20 • Tenemos la posibilidad de estar alerta y de compartir los sen- timientos de Dios por un mundo quebrantado. La oración es la forma suprema de ser colaboradores del Señor. Resistencia y derrota de Satanás Satanás es el archienemigo de Dios y del hombre: " ... vues- tro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe ... (1 Pedro 5:8, 9). El es el maestro estratega que mueve todo el mal que hay en el mundo. Su reino consta de ángeles caídos, de demonios y de pecadores. El diablo está constantemente tra- tando de desalentar, retrasar y derrotar a los obreros y la obra de Cristo; se ha propuesto oponerse a ellos por todos los medios a su alcance. Uno de sus nombres es "Destructor" (Apocalipsis 9:11). Satanás intenta destruir a personas, hogares, nacio- nes ... y el plan y la obra de Dios. El mismo coordina un ejército de espíritus inmundos lla- mados demonios, los cuales pueden afligir a aquellos individuos en los cuales moran. A veces, Satanás manifiesta un aparente control de las fuerzas de la naturaleza y es capaz de falsificar la obra de Dios por medio de "milagros" demoníacos (2 Tesa- lonicenses 2:9, 10). Tiene poder y autoridad perversa tan gran- des que aun el arcángel Miguel apeló al Señor para que lo re- prendiese (Judas 9). ¿Cómo podríamos usted y yo resistir o vencer al diablo? Cier- tamente sólo Dios es capaz de refrenar, someter y derrotar a tan poderoso enemigo. Sin embargo, la Biblia otorga con toda claridad ese poder a los cristianos como usted y como yo. No debemos ceder a la tentación. Jesús nos dio ejemplo de cómo hacerlo utilizando la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11), e instó a Pedro a lograr la victoria velando y orando (Mateo 26:41). Tenemos que permanecer firmes en la fe. La Escritura nos promete: "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). La palabra griega que se traduce por resistid significa "es- tar firmes contra". Cuando Cristo está con nosotros podemos resistir a Satanás. Debemos orar. Esta es nuestra arma más poderosa; la ora- USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 21 • ción hace que se manifieste la presencia de Cristo y Satanás y sus demonios tienen que caer a tierra como el populacho que fue a prender a Jesús (Juan 18:6). La oración echa mano de las promesas de Dios y las erige en muro entre nosotros y los po- deres de las tinieblas. La oración puede hacer que los ángeles de Dios acudan de inmediato en nuestro auxilio (2 Reyes 6:15- 17; Daniel 10:13; Hebreos 1:14), trastornar los planes de Sa- tanás y combatir cualquier disposición posible de las fuerzas demoníacas. En Efesios 6, describiendo nuestra guerra espiritual, Pablo dice: "Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (v, 12). En elversículo anterior, el apóstol había hablado de nuestra necesidad de estar firmes. contra las asechanzas del diablo, y ahora enumera las distintas partes de la armadura espiritual que debemos llevar en la gue- rra contra Satanás. Pero ¿cómo hemos de luchar una vez que estemos completamente armados? Pablo nos sugiere dos formas de hacerlo: con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y por medio de la oración. La oración es la estrategia principal que Dios nos da para derrotar y poner en fuga a Satanás: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). Cuando oramos, el Espíritu Santo puede investirnos de tal poder que el dominio del diablo sobre las vidas es quebrantado, los obs- táculos que él pone entre nosotros y el reino quitados, y su obra destruída. Cristo vino para deshacer las obras de Satanás (1 Juan 3:8); lo cual llevó a cabo potencialmente en el Calvario. Ahora, el Señor impone su victoria -realizada en la cruz- por medio de las oraciones de su Novia: la Iglesia. Esta es la razón por la cual el pueblo de Dios es, al mismo tiempo, su ejército. Si la iglesia aceptara su papel sagrado de milicia divina; si los creyentes se estimularan unos a otros a la prioridad, esta- blecida por Dios, de la oración; si se unieran entre sí en una intercesión militante guiada y ungida por el Espíritu, veríamos a Satanás derrotado, seríamos visitados por el Señor desde el cielo con avivamiento, y realizaríamos la mayor siega de almas CAMBIE EL MUNDO • 22 • que jamás hubiéramos conocido. Somos llamados a frenar a Satanás, a hacerlo retroceder y a derrotarlo por medio de la oración y del ayuno; pero tenemos demasiado poco espíritu de oración, somos excesivamente pa- sivos, nos sentimos demasiado contentos con la mediocridad espiritual y la relativa esterilidad en la obra de Dios. Parecemos satisfechos permitiendo que el diablo obtenga la victoria. [Se- ñor, despiértanos! ¡Enséñanos a orar! ¡Guíanos a una guerra tal de oración que reclamemos a individuos claves, a familias en- teras, e incluso a continentes para Cristo! [Póngase de rodillas y la evangelización mundial se verá revolucionada! [Póstrese, y se manifestarán los triunfos de Cristo! Superación de las leyes naturales La oración puede pasar por encima de las "leyes de la na- turaleza", y producir respuestas milagrosas de Dios a las ne- cesidades desesperadas de los hombres. Si esto no fuera así, de nada valdría que orásemos por muchas situaciones problemá- ticas. La intercesión se reduce a un mero jugar con Dios, a tratar con ligereza la necesidad humana y a engañarnos a nosotros mismos a menos que no existan límites para lo que el Señor puede realizar. ¡No! ¡Eso jamás! La oración es tan real como Dios mismo; no hay absolutamente nada que el Señor no pueda hacer si sirve para avanzar su reino y está de acuerdo con su voluntad. La oración libera el poder de Dios. Cristo es el Creador y Preservador del universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16, 17), y un Dios de planes, regularidad y poder. A sus formas normales de actuar las llamarnos "leyes, de la naturaleza". El ha planeado y creado el universo de tal manera que las leyes menores pueden ser sobrepasadas por las mayores. La ley de la gravedad, por ejemplo, es susceptible de ser anulada temporalmente por la de lá fuerza: cuando lanzamos una pelota, la ley de la fuerza prescribe que dicha pelota vuele suspendida en el aire hasta que la fuerza aplicada se termine, momento en el cual la ley de la gravedad vuelve a tomar el control y la pelota cae al suelo. Normalmente las leyes menores sirven a los propósitos de USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 23 • las mayores, armonizan con éstas y pueden ser superadas por ellas. Aquellas leyes, por ejemplo, que controlan la materia son susceptibles de verse sobrepasadas por esas otras de la biología y de la vida, las cuales, a su vez, quizá sirvan a las de la psi- cología. Las leyes morales superan a las físicas, y las espiritua- les a todas las demás. Dios es Espíritu y está por encima de toda creación: tiene absoluta libertad, ya que es el Creador, el Sustentador y el Gobernador de todo. El Señor es libre de pasar por alto cualquiera de sus leyes, puesto que éstas no son sino una expresión de su mente creadora, la forma en que El escoge operar normalmente en el mundo que El mismo ha hecho. El "pasar por alto" una ley no "viola, o destruye" dicha ley, sino que sólo la suspende temporalmente con vistas a cumplir un objetivo mayor. Cuando Dios pasa por alto su manera habitual de obrar (la "ley natural") mediante alguna expresión especial de su volun- tad, lo denominamos "milagro". Para el Señor, sin embargo, no se trata sino de otra de sus obras; por eso Jesús hizo referencia a los milagros como a "obras" (en griego erga; véase Juan 9:4; 10:25, 32, 38). La oración resulta posible porque Dios es omni- potente, el Soberano de todas sus obras, y tiene propósitos y planes eternos. El siempre pasará por encima de cualquiera de sus formas normales de actuar a fin de cumplir sus propósitos morales y espirituales y sus planes eternos. Así que la oración tiene en todo momento la posibilidad de cooperar con el pro- pósito eterno de Dios y de asegurar su milagroso poder. El Señor no nos garantiza un milagro, pero siempre está abierto a nues- tra oración para que su voluntad prevalezca y El sea glorificado. La oración es la forma ordenada por Dios para que su poder milagroso actúe en la necesidad humana. Asistencia angélica Vivimos en una época que es escéptica respecto a lo sobre- natural. Pocos cristianos piensan a menudo en la enseñanza bíblica concerniente a los ángeles. Hebreos 1:14 nos asegura que éstos son "espíritus ministradores enviados para servicio" de los hijos de Dios. No sabemos de cuántas formas nos sirven CAMBIE EL MUNDO • 24 • los ángeles, pero la Biblia menciona estas cuatro: Nos protegen del peligro. Lo hicieron con Jacob después de aquella noche que pasó orando (Génesis 32:1); y también con Elías, otro hombre de oración (2 Reyes 6:17). N os libran. Los ángeles sacaron a Pedro de la cárcel (Hechos 12:1-11); y a Pablo, un ángel le aseguró que él y todos los que iban a bordo del barco serían librados (Hechos 27:23), y que la vida de ellos le habían sido concedidas benévolamente al apóstol, indicando con ello que él había orado al respecto. Nos traen mensajes de Dios. Existen muchos ejemplos bí- blicos de esto. Fueron ángeles quienes dieron el anuncio a los pastores (Lucas 2:9-13), avisaron a las mujeres cuando Cristo resucitó (Mateo 28:2-7), y llevaron el mensaje a Cornelio en respuesta a sus oraciones (Hechos 10:1-7). También pueden traerle sugerencias a usted o a otra gente mediante los pensa- mientos. Renuevan nuestras fuerzas físicas. Así lo hicieron con Cristo después de su terrible prueba en el huerto de Getsemaní (Lucas 22:43). Indudablemente, la asistencia angélica para con los hijos de Dios es generalmente invisible, pero no por ello resulta menos real. Las biografías cristianas citan muchos ejemplos de ayuda por parte de los ángeles, tanto visible como invisible. Estoy seguro de que cuando yo era misionero en la India muchas veces los ángeles me ayudaron, aunque no pude verlos. En una de las distintas ocasiones, se me hizo sentir el peligro y la necesidad de cambiar de dirección, y más tarde descubrí que había evitado por poco a un populacho que estaba causando disturbios anticristianos. En otra, atravesé sin temor una turba que lanzaba gritos contra mí, pero ni siquiera una mano me tocó, y estuve extraordinariamente consciente de que la pre- sencia de Dios me rodeaba. En ambos casos, supe después que un hijo de Dios del otro lado del mundo había sido alertado en ese mismo momento y movido a orar por mí porque me encon- traba en peligro, aunque él no sabía nada entonces acerca de mis circunstancias. Dios utilizará gustosamente el medio que sea necesario para proteger a los suyos si nosotros hacemos nuestra parte y oramos USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 25 • según El nos mueva a hacerlo;tenemos la promesa divina, y todo el derecho de reclamarla, de que a sus siervos que minis- tran en lugares especialmente peligrosos -tales como los ba- rrios bajos de una ciudad o un campo misionero volátil- se les asignará una guardia de ángeles. Tampoco deberíamos vacilar en pedirle a Dios una protección angélica especial para nuestros seres queridos. El poder para mover montañas En la Biblia a veces se habla de las montañas en sentido figurado: como símbolo de fuerza y estabilidad; pero también es frecuente que éstas representen dificultades, problemas e im- pedimentos. Así que, si hemos de preparar el camino del Señor lo torcido debe enderezarse y los montes allanarse; entonces se revelará la gloria divina (Isaías 40:3-5; Lucas 3:4-6). Cuando el poderoso Espíritu de Dios actúa, montañas de otro modo ina- movibles resultan como nada delante de la fuerza del Señor (Zacarías 4:6, 7). El Espíritu Santo, que es el único capaz de realizar esto, puede convertir los montes más insuperables en caminos y calzadas para un rápido avance (Isaías 49:11). Jesús utilizó esta ilustración del Antiguo Testamento en varias de sus enseñanzas. Cuando los discípulos no pudieron echar. fuer.a el demonio del niño atormentado, el Señor les dijo que SI tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza podrían ordenar a "este monte" (símbolo de cualquier situación o problema insuperable) y el mismo se movería. "Y nada os será imposible, (Mateo 17:20), dijo luego; añadiendo de inmediato que aquella clase de exhibición espectacular sería consecuencia de la oración y el ayuno (v. 21). En otra ocasión, cuando los discípulos se asombraron del poder de Jesús para secar la higuera estéril, Elles repitió que ellos no sólo podían hacer lo mismo, sino que incluso tenían en su mano el ordenar a los montes que se echaran en el mar, porque "todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis" (Mateo 21:21, 22). Marcos refiere el mismo incidente y cita estas palabras de Jesús: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). CAMBIE EL MUNDO • 26 • Dios espera que sus hijos se enfrenten a montañas de difi- cultad y las muevan (vea capítulo 13), no que sean detenidos por ellas. Deben aceptarlas como un desafío: ya sea para con- vertirlas en caminos para la mayor gloria de Dios; o para echar- las en el mar, quitándolas completamente de la vista como si nunca hubieran existido. Jesús nos asegura que esto es del todo posible cuando sus hijos se enfrentan a los montes creyendo; pero también nos recuerda que hacerlo puede requerir una ora- ción y un ayuno prolongados. El Espíritu Santo hará elmilagro; éste no se realizará por nuestra fuerza o nuestro poder (Zacarías 4:6). En la actualidad hay cientos de montes que estorban el avance de las misiones y de la Iglesia de Cristo porque estamos confiando casi por completo en nuestra propia sabiduría, nues- tra propia habilidad y nuestro propio esfuerzo. ¡Hemos hecho casi todo menos entregarnos de veras a la oración y al ayuno! La oración tiene un gran poder para mover montañas, de- bido a que el Espíritu Santo está dispuesto tanto a estimular nuestra intercesión como a quitar de en medio los montes que nos estorban. La oración posee la fuerza necesaria para trans- formar las montañas en calzadas. Facultad de bendecir El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está llena de múltiples promesas de que Ello hará, y podemos tener la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en especial a sus hijos que le obedecen. "[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16; Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo 6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Ti- moteo 3:17). La mejor manera en que los cristianos podemos ser media- dores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 27 • por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que su- fren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a me- nudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de ben- dición y ayuda. Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendi- ciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adonde va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear sus días de una incesante oración por otros. Según se lo per- mitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso. El general Stonewall J ackson expresó: "He fijado esta cos- tumbre en mi mente de tal manera que jamás me llevo un vaso de agua a los labios sin pedir la bendición de Dios; o sello una carta sin poner bajo el sello una oración. Nunca retiro una carta del correo sin enviar primero al cielo un pequeño pensamiento; y jamás comienzo un nuevo curso sin un minuto de intercesión por los cadetes que salen de mi clase y por los que entran en ella." Sir Thomas Browne, un amado médico inglés del siglo XVII, era ejemplo de constancia en la oración de bendición. Browne dijo cierta vez: "He decidido orar más y orar siempre; orar en todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta ciudad que no pueda dar testimonio de que no me he olvidado de Dios.... Cuando divise cualquier iglesia en mi camino, me propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo pedir diariamente por mis enfermos y por los de otros médicos; CAMBIE EL MUNDO • 28 • decir al entrar en toda casa: 'Que la paz de Dios more en este lugar'; pedir, después de escuchar un sermón, que Dios bendiga su verdad y a su mensajero. Quiero, al ver a una persona her- mosa, bendecir al Señor por sus criaturas y orar por la belleza del alma de tal persona, a fin de que Dios la enriquezca con gracias interiores y pueda haber una correspondencia entre lo externo y lo interno; y al contemplar a un individuo deforme, pedir que Dios le dé la integridad del alma, y con el tiempo le conceda la belleza de la resurrección." Abraham recibió la promesa de que Dios lo bendeciría y sería bendición (Génesis 12:2); y tal tendría que ser también la experiencia de cada cristiano: cuanto más nos bendice Dios a nosotros tanto más deberíamos bendecir nosotros a los demás. La oración es el camino seguro a la bendición, y el mejor medio de ser bendición para otros; constituye el don de poder divino para bendecir a los demás. [Llene susdías de oraciones de ben- dición y afiáncese en el tremendo poder que Dios le ha dado! CAPITULO 4 INCREIBLE AUTORIDAD Poco antes de su muerte y su resurrección mediadoras, durante la última semana de su vida, Jesús dio a sus discípulos algunas instrucciones especiales acerca de la oración que se cuentan entre sus enseñanzas más importantes. Uno de sus énfasis pri- mordiales fue que, de allí en adelante, los discípulos habían de presentar las peticiones que tuvieran en su nombre. Ningún líder ha otorgado nunca una autoridad tan asombrosa a sus seguidores. Pero, para poder utilizar dicha autoridad para la gloria de Jesúsy el avance de su reino, necesitamos conocer las respuestas a tres preguntas: ¿Qué implica el nombre en el pen- samiento judío? ¿Qué significa orar en el nombre de Cristo? ¿Cómo podemos utilizar el nombre de Jesús de un modo más efectivo cuando oramos? El significado del nombre para los judíos En los tiempos de Cristo, el nombre implicaba tres cosas: La persona misma. Alabar el nombre de Jesús es alabarlo a El; amar su nombre es amar a Cristo mismo; deshonrarlo es insultar al propio Señor. Todo lo que sabemos acerca de la persona. Cuando Moisés sintió el anhelo de estar más cerca de Jehová, pidió ver la gloria • 29 • CAMBIE EL MUNDO • 30 • divina, a lo que Dios respondió que un ser humano no podía sobrevivir a tal encuentro con El, ya que su gloria sería mayor que lo que el cuerpo físico es capaz de resistir. Sin embargo, el Señor le prometió una revelación parcial de su Persona; metió a Moisés en la hendidura de la roca, lo cubrió con su mano, y pasó delante de él quitando sólo por un momento la mano de modo que Moisés pudiera ver la gloria que quedaba tras 'su paso. Mientras lo hacía, proclamó su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Exodo 34:6, 7). Conocer a Dios era conocer todo lo que representaba su nombre; com- prender dicho nombre significaba verlo a El. El nombre de Jesús representa todo lo que sabemos de El por la Escritura y por la experiencia personal, e incluye su poder transformador, amor, misericordia, e intolerancia con la hipocresía, su deseo de que nosotros seamos santos como El es santo. Abarca asimismo nuestro conocimiento de su Persona en su gloria eterna, la creación del universo, su encarnación, muerte expiatoria, resurrección y segunda venida. La persona presente de un modo activo. Para los primeros cristianos, estar reunidos en el nombre de Jesús (Mateo 18:20) significaba contar con la presencia misma del Señor en su me- dio, como sucede con nosotros actualmente; ser enviados en(ese nombre o hacer todo "en el nombre del Señor Jesús" (Colosen- ses 3:17) quería decir actuar con la autoridad de Cristo y ma- nifestando su carácter. Aún hoy día, cuando realizamos algo "en el nombre de Jesús", creemos que no estamos actuando so- los, sino con Jesús mismo a nuestro lado; a pesar de que El es invisible para nosotros. El significado de orar en el nombre de Jesús Antes de orar en el nombre de Jesús usted debe tener pre- sentes varios conceptos importantes: Sólo puede hacerlo si usted está "en Jesús". Cristo dijo: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el INCREIBLE AUTORIDAD • 31 • Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré, (Juan 14:13, 14). Pero en aquella misma conversa~ ción con sus discípulos, poco antes de su muerte, les recordó: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros pedid todo lo queréis, y os será hecho .... Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:7, 5). En Juan 14 y 15, Jesús utilizó la expresión "en mí" siete veces. Estar "en Jesús" significa: 1. Estar en unidad espiritual con El (15:4-7); 2. Estar en la vid (15:4); 3. Estar en el amor de Jesús (15:9, 10). El amor es el tema predominante de Juan 13-16. Este amor debe ser mutuo: si bien ha de recibirse, también hay que responder a él. El nuevo man- damiento de Jesús es el amor (13:34; 15:17). No se puede amar a Jesús a menos que se ame a sus otros hijos (13:34). Amar a Jesús es obedecerle (14:15, 23). Si usted ama, permanecerá en Jesús (15:10). 4-5. Tener a Jesús viviendo en el interior suyo (14:20; 15:4, 5). 6. Estar habitado por el Espíritu Santo (14:15-18). 7. Tener las palabras de Cristo permaneciendo en la propia vida (15:7). Nuestra capacidad para orar en el nombre de Jesús depende de esta relación denominada estar "en Cristo". Orar en el nombre de Jesús supone conformarse a su natu- raleza. El ejemplo que se presenta en Juan 13 es Jesús en su papel de siervo, lavando los pies a sus discípulos. A medida que uno va conociendo la verdad, debe actuar según dicha verdad (13:1.7). Cuando usted hace la voluntad de Cristo con gozo, y refleja su carácter, puede orar en el nombre de Jesús. Orar en el nombre de Jesús significa hacerlo sirviendo a los int~reses del Señor. Usted tiene que desear de tal manera lo que Cristo desea que cada una de sus peticiones sea hecha en el espíritu del Padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mateo 6:10). Esa fue la actitud de Jesús cuando oró en Getsemaní. Usted debe pedir activamente y con insistencia que la voluntad de Jesús prevalezca; orar en su nombre es insistir en que su vic- toria total se haga manifiesta en el mundo. Orar en el nombre de Jesús supone utilizar su nombre como CAMBIE EL MUNDO • 32 • referencia. Cristo es la referencia que usted tiene al acercarse a Dios Padre en oración, y cuando Satanás intenta detenerle u oponerse a usted utilice el nombre de Jesús para alcanzar la victoria completa. Orar en el nombre de Jesús es reclamar la victoria del Cal- vario para su necesidad. Puesto que Jesús derrotó abie~tamente a Satanás y a todas sus malignas huestes de demonios (Colo- senses 2:15), el diablo es un enemigo vencido; se trata de un usurpador. Satanás intenta atemorizarlo e intimidarlo, pero ~l ya ha perdido la última batalla; recla~een el ~o~,bre de Jesus la actualización de la victoria que Cristo consiguio en la cruz. Orar en el nombre de Jesús significa reconocer por completo el papel de Cristo como ungido de Dios; ver en El o: su Profeta, Sacerdote y Rey. Como profeta Jesús es su Consejero y gu:a; como Sacerdote, su intercesor. Cuando usted ora, El dice "Amén" a su oración (Apocalipsis 3:14). "Porque todas las pro- mesas de Dios son en él Sí, Yen él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios" (2 Corintios 1:20). Como Rey, ~l es su Señor y Soberano. Cuando usted ora en su nombre, esta rec!a- mando la guía profética, la intercesión sacerdotal y las regias respuestas de Cristo para su oración. . Orar en el nombre de Jesús es orar con toda la autoridad de El. Cristo ha delegado en usted la autoridad de orar y pedir a Dios que en su nombre lleve a cabo grandes cosas. En el nombre de Jesús usted puede reprender a Satanás y sus asechanzas, demonios y todo su poder infernal. Esta es su protección, su poder, esta es su victoria. Cómo usar el nombre de Jesús ¡Qué sagrado privilegio el suyo! Usted no necesita ~ü~guna otra recomendación o introducción para Dios: vaya al instante y directamente al trono divino. Levante su corazón y ~ire a su Padre- no se sienta avergonzado de acercarse a El. DIOS lo ha estad~ aguardando; esperaba que usted le hablara en oración. Como hijo de Dios, su pecado y su culpa han sido perdonados; ya no es usted un siervo, sino un amigo de Jesús: su.compañero de oración oficial. Usted se acerca al trono de gracia, no en su INCREIBLE AUTORIDAD • 33 • propio nombre, sino en el de Cristo, representando sus intereses y con su autoridad. Se le ha nombrado oficialmente intercesor. ¿Cómo debe usted usar ese nombre omnipotente y maravilloso? Recuerde lo que representa el nombre de Jesús: su persona, sus propósitos, su honor, su autoridad, todo cuanto El es. Regocíjese en lo precioso que es ese nombre. El nombre de Jesús representa toda la belleza y hermosura del Señor. Re- cuerde toda su bondad; en especial su benevolencia para con usted. Su nombre simboliza el amor constante y personal que Elle tiene, y que profesa asimismo a aquellos otros por los que usted ora. Mientras usted hace eso último, utilice su precioso nombre en alabanza y en canción (Salmo 135:3). Exprese su amor usando el nombre de Jesús. Aquellos a quie- nes usted ama se emocionan cuando lo oyen decir sus nombres. Jesús lo ama a usted más que ningún otro; y por muchos milla- res que pronuncien su nombre, a Elle encanta oírselo a usted de nuevo. Sin importar cuántasveces haya salido de sus labios anteriormente, Cristo se regocija de continuo al oír que usted lo pronuncia con amor. El confesar el nombre de Cristo consti- tuye un verdadero sacrificio de alabanza: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15). Crea en ese nombre. Cuando usted ora, Jesús quiere que ejercite la fe en su nombre (1 Juan 3:23). El nombre de Cristo crea expectativa; da firmeza a su confianza; y lo llena a usted de gozo (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8). La fe en el nombre de Jesús produce respuestas milagrosas (Hechos 3:16). Haga sus peticiones de oración en ese nombre (Juan 14:13- 15; 15:6, 7; 16:26, 27). Asegúrese de que usted está unido a Jesús; ore por aquello que a Elle agrada y le glorifica; reclame en su nombre la herencia que le pertenece; pida por amor a su nombre. Utilice la autoridad del nombre de Jesús. El nombre de Jesús expresa su autoridad soberana, recuerda la victoria que El ya ha conseguido en el Calvario, y sugiere la disponibilidad de las huestes angélicas que le están sujetas. El nombre de Jesús res- palda su plan y su programa; garantiza el fracaso y la derrota de Satanás; y le ha sido dado a usted para que lo utilice en CAMBIE EL MUNDO • 34 • oración. Sea firme reclamando su autoridad para resistir a Sa- tanás y contribuya a que prevalezca la voluntad de Cristo. Santifique su oración en ese nombre. Cuando usted utiliza el nombre de Cristo al orar hay una influencia santificadora: (a) el nombre de Jesús guarda la naturaleza y el motivo de su petición: usted no puede orar de un modo egoísta o carnal; (b) el nombre exige que la gloria sea para El; (e) espera de usted integridad y obediencia; (d) demanda perseverancia en la ora- ción. Usted sólo puede orar en el nombre de Cristo por aquello que es verdaderamente importante. Consiga el compañerismo de Jesús usando su nombre. Cristo es su Sumo Sacerdote, que intercede a la diestra del Padre (1 Pedro 3:22; Romanos 8:34; Efesios 1:20-23). Usted puede unirse a su intercesión y conseguir su compañerismo en la oración pidiendo en su nombre: aquello por lo que el Espíritu Santo ora por medio suyo en esta tierra, cuando usted pide en el Espíritu, Cristo lo está pidiendo en su trono celestial a la mano derecha del Padre. El utilizar el nombre de Cristo en el sentido bíblico pleno les convierte a ambos en compañeros de oración. Da honra a su nombre. Dios quiere que usted glorifique el nombre de Jesús; y la oración que usted hace en ese nombre, le capacita a El para dar gloria al Padre (Juan 14:13, 14). Dios ha exaltado a Cristo hasta el lugar más elevado y le ha dado un nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9). La manera que tiene usted de dar gloria al nombre de Jesús es orando en dicho nombre. Reprenda al diablo en el nombre de Cristo. Aun los ángeles reprenden a Satanás ya sus huestes demoníacas en el nombre de Jesús. Recuérdele quién es Jesús; la victoria que El obtuvo en la cruz y su resurrección; y que él (Satanás) está ya derro- tado. Refrésquele la memoria en cuanto a la identidad que usted tiene con Jesús y la autoridad que le ha sido dada por medio del nombre de Cristo. Utilice el nombre de Jesús como refugio: "Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Pro- verbios 18:10). Regocíjese en el privilegio que tiene de llevar y usar el nombre de Jesús. Reclame el ministerio y la protección de los santos ángeles de Dios para usted mismo y para aquellos INCREIBLE AUTORIDAD • 35 • por quienes ora: especialmente para misioneros que sirven en lugares peligrosos. Los ángeles están constantemente de ser- vicio para ayudar a todos los hijos de Dios, y a usted también (Hebreos 1:14). Todos ellos se encuentran sujetos a Cristo y obedecen sus órdenes. Usted está seguro en el refugio de su nombre. Haga todo en el nombre de Jesús. Colosenses 3:17 tiene un carácter general: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". Viva para la gloria del nombre de Cristo. Ore en su nombre. Sirva en su nombre. Confíe en su nombre. Gloríese en su nombre. Lleve consigo el nombre de Jesús y sea así triunfante dondequiera que vaya. Regocíjese en todo lo que el nombre de Jesús añade a su oración. En el nombre de Jesús usted posee una autoridad y un pri- vilegio asombrosos. El usar dicho nombre incorpora la dimen- sión de lo sobrenatural a su oración, y limpia el camino delante de usted haciendo retroceder las tinieblas. Es la llave de los recursos del cielo. ¡Regocíjese en su nombre! ¡Vístase con él! [Aprenda a orar en la plena autoridad del nombre de Jesús!" CAPITULO 5 JESUS SU COINTERCESOR La oración lo hace entrar a usted en un compañerismo sagrado con Jesucristo el Hijo entronizado de Dios. Si Dios no hubiera revelado esto en su Palabra, habría sido una blasfemia el su- gerir que usted podía tener tal compañerismo. Una concisa ~is toria de la Iglesia primitiva bien podría ser la frase: "Ay~dan doles el Señor" (Marcos 16:20); y, más adelante, la Escritura llama a todos los cristianos "colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:9; 2 Corintios 6:1). . ' Hay muchas formas de "colaborar" con Dl~S: por medio de la obediencia, del servicio a otros, del compartir su amor; pero El quiere tener un contacto aún más estrecho co~ usted: traerlo a su círculo íntimo donde pueda escuchar el latido de su gran corazón por un mundo perdido. Ello ha creado con la capacidad de hablarle y de tener comunión con El; y, sobre todo, como "colaborador" suyo, lo creó para que orase, como El ora. ¿Por qué ora Jesús? En la Escritura se nos dice repetidamente que Jesús oraba y que continúa haciéndolo; pero ¿por qué es necesaria la oración para Aquel que creó el universo con su palabra (Juan 1:3) y que sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3)? ¿Cuál es la razón de que tenga que orar? ¿Por qué no le basta con dar órdenes? Ningún demonio del infierno ni combinación alguna de fuerzas demo- • 36 • JESUS SU COINTERCESOR • 37 • níacas sería capaz de resistir ante su poderosa palabra. ¿Por qué causa no los reprende, frena o consume Jesús con su pala- bra? Un día Ello hará (2 Tesalonicenses 2:8): regirá con un cetro de hierro (Apocalipsis 12:5) -y nosotros con El (Apocalipsis 2:27)-; pero en este tiempo Cristo ha escogido gobernar el mundo mediante la oración. Estamos en el día de la gracia, no en el de su poder y gloria. Jesús ha sido ya entronizado a la diestra del Padre. ¿Y qué hace allí? Reinar. Pero ¿cómo reina? No por medio de su cetro, sino por medio de la oración. Incluso antes de su muerte y resurrección, cuando advirtió anticipa- damente a Pedro que Satanás había pedido a los discípulos para zarandearlos como a trigo (Lucas 22:31,32), Jesús no dijo: "Voy a detener a Satanás"; sino: "He rogado por ti". Jesús reina mediante la intercesión En la actualidad Jesucristo está sentado a la diestra del Padre "en los lugares celestiales, sobre todo principado y au- toridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y ... todas las cosas [han sido sometidas] bajo sus pies" (Efesios 1:20-22). Cristo ya está en su trono; y ¿qué hace allí? ¿Conceder entre- vistas a los ángeles o a los santos que han partido? El único cuadro que presenta la Escritura es el de que Jesús "está a la diestra de Dios ... [e] intercede por nosotros" (Romanos 8:34). El vive siempre para interceder, y tiene un sacerdocio inmu- table (Hebreos 7:24, 25). ¿Acaso no vive Jesús para reinar? Sí, pero también para interceder: El reina mediante la intercesión. Cristo es el So- berano de todo; no obstante también es el gran Sumo Sacerdote que intercede por todos. La oración garantiza que habrá resul- tados y comunica bendiciones. Mientras Cristo ora, bendice; El es el Intercesor y el Dador de bendiciones. Usted también es sacerdote Ese es también precisamente el papel que Cristo ha escogido para usted. El loama tanto que desea que lo acompañe en la CAMBIE EL MUNDO • 38 • intercesión ante el Padre y pueda bendecir al mundo como El. Jesús comunica bendiciones por medio de la oración, y nosotros debemos hacer lo mismo. Así leemos en 1 Pedro 2:9: "Vosotros sois ... real sacerdo- cio." Juan escribe que Jesús nos ama, que nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, que nos ha hecho un reino, y sacerdotes para servir a su Dios y Padre (Apocalipsis 1:5, 6). Jesús es el Sumo Sacerdote de Dios (Hebreos 2:17), y nos ha hecho también a nosotros sacerdotes para El (Apocalipsis 1:6). Así es como tenemos que servir a Dios (v, 6). El mayor servicio que podemos hacer al Señor, no es por medio de nuestro minis- terio, testimonio o predicación; sea cual fuere la vocación de usted, su servicio más importante habrá de constituirlo su in- tercesión sacerdotal: Dios ha elegido trabajar por medio de las oraciones de su pueblo, y está esperando la intercesión de usted. El no sólo lo creó para orar, sino que también lo redimió, lo justificó y lo santificó para ello. Una comisión conjunta ¿Cuál es la mayor tarea de oración que tiene Jesús en este tiempo? Tal vez sea el orar por la iglesia. Sin embargo, en la Biblia sólo hay un mandamiento registrado relacionado con la intercesión de Cristo por las iglesias; se encuentra en el Salmo 2:7, 8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te dará por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra." ¿Es esta la razón por la cual Cristo intercede hoy día? El Padre ordena a Jesús que pida por las naciones; y la gran comisión de este último a la iglesia, su última petición, es que vayan a todas las naciones (Mateo 28:19,20). Su segunda venida se retrasará hasta que esas naciones hayan recibido un testi- monio adecuado (Mateo 24:14). Ya que El es un Dios de amor infinito, su corazón suspira por las naciones, y ciertamente una de las prioridades que El da a cada cristiano es la de interceder por la evangelización del mundo. Puesto que Jesús vive siempre para interceder, en cualquier momento que usted ore-sea de día o de noche- El ya lo está JESUS SU COINTERCESOR • 39 • haciendo. Cada vez que usted acude a la oración puede ser el cointercesor de Cristo. Pablo deja eso bien claro: "... nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y junta- mente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús .... Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:5, 6, 10). Usted ya está sentado con Cristo en los lugares ce- lestiales. ¿Y dónde se halla Cristo sentado? En el trono del universo, al lado de Dios Padre. De modo que usted debe estar ya compartiendo el trono de Jesús y haciendo lo que él hace: interceder. Jesús su cointercesor divino Fíjese en las formas importantes en las cuales su compa- ñerismo con Cristo en la intercesión afecta a sus oraciones: ¡Qué reverente prudencia se posesiona de usted mientras ora! Si usted es el compañero de Jesús en la intercesión, debe ase- gurarse de que pide en armonía con las oraciones que El hace, y no contradiciéndolas. ¿Qué clase de compañero sería usted si estuviera en desacuerdo con el Señor? ¡Cuán urgente resulta, no sólo tratar de conocer la voluntad de Dios, sino pronunciar constantemente aquellas palabras que Jesús nos enseñó a orar: "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10)1 Usted debe orar del mismo modo que Jesús lo hizo en Getsemaní: "Pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Ma- teo 26:39). Proporciona una firme confianza a su oración. Si usted ora para que la voluntad de Dios se lleve a cabo, y une de ese modo su oración a la intercesión de Cristo, puede acercarse a Dios con una tremenda certidumbre de fe (Hebreos 10:22): "En quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él" (Efesios 3:12). Si Jesús y usted están orando juntos por cierto tema, ¿existe alguna duda de que Dios los oye? En una ocasión, mientras Cristo oraba, mencionó que El sabía que Dios Padre siempre lo escuchaba (Juan 11:42), y la Palabra de Dios acumula garantía CAMBIE EL MUNDO. • 40 • tras garantía con el objeto de alentar la intercesión suya: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5:14, 15). El si- guiente versículo indica que el Espíritu Santo tenía en mente, de un modo especial, la oración de usted por otros, es decir su intercesión. Supone un gran incentivo para perseverar en la oración. Jesús mismo lo insta a que no deje de orar ni se da por vencido hasta que haya recibido la respuesta (Lucas 18:1-8; 11:5-10). Si usted está orando de acuerdo con la voluntad de Dios (vea el capítulo 22), y su oración no ha sido contestada todavía, puede tener la certeza de que Jesús se halla aún intercediendo por esa necesidad; de manera que usted también debería perseverar. ¡Qué historia tan asombrosa contó Jesús para ilustrar esta verdad! Usted debe seguir orando con la misma insistencia que aquella viuda empleaba en su súplica ante un juez injusto, el cual no le hacía caso y se negaba a contestarla. Cristo afirmó que Dios Padre no es como ese juez, pero que nosotros sí debe- ríamos ser como esa viuda. El Dios del amén En la Biblia tenemos un cuadro maravilloso de Jesús en su papel de cointercesor: "He aquí el Amén ... dice esto" (Apoca- lipsis 3:14); dando a entender que El es ese "Amén". ¿Qué sig- nifica esto? En el hebreo, Isaías 65:16 llama a Dios "el Dios del Amén". El sentido original de dar el amén es reconocer que alguien es formal, digno de confianza y veraz; por lo tanto, ese término se utiliza en el Antiguo Testamento de dos formas: (a) Como repetición de la plegaria o la alabanza de uno que dirige; es decir, con el significado de "Sí, ciertamente" o de "Así sea en verdad" (Salmo 41:13; 72:19; 106:48; 1 Crónicas 16:36; Nehe- mías 8:6); y (b) Como el asentimiento de un oidor obediente a un decreto o una resolución real (1 Reyes 1:36; Jeremías 11:5). Cuando la Escritura declara que Jesús es el Amén, ello quiere decir que El es el "Sí" divino a toda la voluntad de Dios JESUS SU COINTERCESOR • 41 • y a l~s oraciones de su pueblo siempre que éstas concuerden con dicha voluntad: "Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios, (2 Corintios 1:20). [Ahora deje que la gloria total del cielo, baje hasta usted! En términos humanos descriptivos, Jesús está sentado en el trono, a la diestra del Padre, y usted, que comparte dicho trono en el Espíritu, se halla al lado de Cristo. Al interceder usted según la voluntad de Dios, ayudado por el Espíritu Santo que mora en su in~erior(y que intercede por usted y por medio suyo), se vuelve hacia Jesús y hace su ruego para gloria del Señor y p.or amor a El. Gracias a su autoridad "en Cristo", usted ex- ~Iende s~ petición a Jesús, y El une a la misma su poderosa intercesión y se vuelve hacia el Padre para presentarle la ora- ~ión de ~mbos (la de Jesús y la suya). Luego, Cristo sella la intercesión común con su real "Amén", ya que El es en su esen- cia misma el Amén de usted entronizado. Por ser quién es, por lo que realizó en el Calvario, y porque concuerda con usted en la oración (Mateo 18:19), Jesús es el "Amén" soberano de su intercesión. ¿No ha llegado el momento de cantar la doxología y de hin- carse de rodillas mientras se une a los seres celestiales que exclaman en adoración: "Santo, santo, santo"? "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?" (Salmo 8:4); "Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?" (Salmo 144:3); "[Oh profundidad de las rique- zas de la sabiduría y de laciencia de Dios! [Cuán insondables son ~us juicios" e inescrutables sus caminos! ... Porque de él, y p.or el, y para el, son todas las cosas. A él sea la gloria por los SIglos. Amén" (Romanos 11:33, 36). CAPITULO 6 UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, no sólo está entronizado en el cielo, sino que ha sido enviado por Jesús (Juan 16:7) y por el Padre (Juan 14:26) a morar en los creyentes (Juan 14:17); de modo que la naturaleza interna de los cristia- nos se convierte en un templo de Dios por la presencia del Es- píritu (1 Corintios 3:16, 17). ¿Y qué hace el Espíritu Santo por usted cuando viene a morar en su interior? Lo santifica (2 Te- salonicenses 2:13), lo inviste de poder (Hechos 1:8), lo guía (Juan 16:13), testifica a través de usted (l Juan 5:8; Hechos 1:8) y lo ayuda a orar (Romanos 8:26). El Espíritu Santo es el Espíritu de oración, y habla direc- tamente con el Padre y con el Hijo. Sin embargo, también ora indirectamente por medio del creyente, de usted. La naturaleza de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo es una naturaleza de oración: tanto el uno como el otro viven siempre para orar. Al igual que Dios ha dispuesto que usted se una a Cristo en la intercesión para que su voluntad sea hecha en la tierra, tam- bién ha establecido que el Espíritu capacite, guíe e invista de poder las oraciones que usted hace. • 42 • UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO • 43 • Para decirlo de otra forma sorprendente: Dios Hijo es su cointercesor entronizado, y Dios Espíritu Santo su compañero de oración interno. Al igual que Dios Padre permanece invisible para los ojos humanos, así sucede también con Dios Espíritu Santo; pero usted puede saber cuándo el Espíritu está obrando en su interior con la misma certeza que conocer la paternidad de Dios o el carácter salvador de Cristo. Estar lleno del Espíritu Santo es estarlo del Espíritu de intercesión. Cuando el Espíritu llena a alguien, la oración se convierte en el aliento espiritual de esa persona. El Espíritu Santo le encanta hacer dentro de usted aquello para lo cual mora en su interior: cumplir la voluntad de Dios en la tierra. Dios ha es- tablecido que la oración del creyente sea una de las formas principales en las cuales El lleve a cabo su voluntad; de manera que el Espíritu Santo desea hacer de la intercesión una expre- sión importante de su vida espiritual. El Espíritu capacita y transforma su oración El Espíritu Santo aumenta en usted el deseo de orar. Del mismo modo que resulta natural que un niño hable con su pa- dre, es normal también que el creyente ore al Padre celestial. Pero si bien el niño tiene que aprender a hablar, el nuevo cre- yente puede orar tan pronto como ha nacido del Espíritu; en cuanto nace de nuevo. El Espíritu está presente desde el momento mismo del na- cimiento espiritual para animar y aumentar el deseo de orar en el creyente. El que a un cristiano le falte tal deseo es un síntoma de mala salud espiritual. Los creyentes carnales en- cuentran muchas excusas para descuidar la oración, ya que Satanás está siempre dispuesto a robarnos la comunión con Dios, que es la Fuente del poder; pero aquellos que se encuen- tran llenos del Espíritu pueden esperar que el Espíritu Santo, el Capacitador interno de oración, les guíe a orar. El Espíritu Santo trae a su memoria la Escritura mientras usted ora. Uno de los ministerios del Espíritu, como compañero de oración suyo, es recordarle cosas que tienen importancia espiritual: El se deleita, por ejemplo, en traer a su mente ver- CAMBIE EL MUNDO • 44 • sículos de la Biblia, ya que ésta es la espada que lo capacita para resistir los poderes malignos de este mundo (Efesios 6:16). El Espíritu le hace recordar versículos de la Escritura llenos de alabanza para que usted pueda mencionarlos en sus oraciones, y también promesas bíblicas para fortalecer su fe. El aprender de memoria pasajes de la Escritura -guardar- los en su corazón- lo capacitará para incorporar la Palabra de Dios a su vida espiritual (Salmo 119:11). Memorice algunos de los salmos de alabanza, las doxologías del Nuevo Testamento, y algunos de los versículos de oración y de promesa. Estos pue- den usarse repetidamente, ya que, como verá, expresan los pro- fundos deseos y gozos de su corazón. ¡Qué maravillosa bendición supone el utilizar las propias palabras de Dios como oración! El Espíritu Santo lo hace consciente de metas espirituales que debe tratar de alcanzar. Al Espíritu le encanta presentarle a usted la imagen de Jesús, y profundizar su deseo de parecerse más al Señor, mientras usted lee acerca de El en la Palabra y se da cuenta de que no alcanza su semejanza. El Espíritu Santo también se deleita en ponerle delante personajes bíblicos, gente piadosa destacada de la historia de la Iglesia, o individuos ejem- plares que usted ha conocido o encontrado. Utilizando el ejem- plo de éstos, el Espíritu lo ayuda a establecer metas para su propio crecimiento espiritual. Hay muchos pasajes de la Escri- tura los cuales el Espíritu Santo puede utilizar en este aspecto de su ministerio, por lo tanto, resulta muy importante que usted dedique tiempo suficiente a leer de manera sistemática y a dia- rio la Palabra de Dios. El Espíritu también le hará presentes otras metas mientras usted ora por su iglesia, su organización misionera, su país y, claro que sí, [por su mundo! El Espíritu Santo lo hace consciente de necesidades que de- ben ser suplidas. El puede darle a usted ojos para ver aquello que a otros pasa desapercibido, y ayudarle a discernir cuando la gente está desanimada, triste o derrotada. También puede señalarle la negligencia espiritual, o la necesidad que hay de avivamiento, de nueva visión y de mayor obediencia. Asimismo es posible que el Espíritu lo inspire para orar por el crecimiento de la iglesia, por los jóvenes que usted tiene a su alrededor, por siervos de Dios especialmente utilizados. UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO • 45 • Al hacerle presentes esas necesidades, el Espíritu lo está llamando a orar. A Satanás no le importa que usted reconozca las necesidades que hay, pero lo que quiere es que ridiculice y critique; el Espíritu Santo -su compañero de oración in- terno-, por su parte, desea que usted sea una persona de ora- ción y no criticona. El empeño del diablo es que usted hable acerca de la gente y de sus necesidades; el del Espíritu, que interceda por ellas. En ocasiones, usted deberá compartir esas preocupaciones con otros a fin de orar juntos por ellas; cosas tales como las inquietudes generalizadas de su comunidad, de su nación, de su mundo. La tremenda necesidad que hay del avance y de la divulgación del evangelio exige que usted se una en oración con otras personas para obtener el mayor poder de intercesión po- sible. El Espíritu Santo está siempre dispuesto a ayudarle en tales ocasiones, y Cristo promete acompañarle (Juan 14:16). El Espíritu le dará cargas de oración. El corazón de Dios está entristecido por el pecado, la indiferencia y la impiedad de nuestra época. Nuestro amante Salvador y el tierno Espíritu Santo ruegan en oración intercesora por las vidas y los hogares destrozados, y por las tragedias que producen la iniquidad y la injusticia en todo el mundo. Ambos anhelan que usted se una a ellos en una intercesión diaria por los que sufren, por los quebrantados, por los perdidos, y por todos aquellos que están siendo destruidos por el pecado. Dios Padre quiere que alguien interceda por cada persona necesitada. El oye el clamor del huérfano, elsollozo del afligido, las palabras airadas del violento, y los gritos de sus víctimas. El Señor siente las calamidades de los prisioneros y refugiados, las punzadas de dolor cauzadas por el hambre de aquellos que mueren de inanición; le afecta el dolor de los enlutados, la im- potencia y la desesperanza de los que están encadenados por hábitos pecaminosos. El comprende las tinieblas espirituales y esa vaga pero profunda insatisfacción que sienten los que aún no han recibido el evangelio. Con toda seguridad,
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