Logo Studenta

Wesley Duewel - Cambie al mundo a traves de la oracion

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

CAMBIE
EL DO
ATRAVES DE LA
RACIÜN
Wesle~
l.Duewel
tl1EDITORIAL BETANIA
Versión castellana:
Juan Sánchez Arauja
Copyright © 1988 por la Editorial Betania
Caparra Terrace, Puerto Rico 00921
Correspondencia:
Editorial Betania
5541 NW 82nd Avenue
Miami, FL 33166, E.U.A.
Reservados todos los derechos
Prohibida la reproducción total o parcial, ya sea mimeografiado
o por otros medios, sin la previa autorización escrita de
Editorial Betania.
Publicado originalmente en inglés con el título de
TOUCH THE WORLD THROUGH PRAYER
Copyright © 1986 por Wesley L. Duewel
Publicado por Zondervan Publishing House
Grand Rapids, Michigan, E.U.A.
ISBN 0-88113-045-1
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas
fueron tomadas de la Versión Reina-Valera,
revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas
INDICE
1. Dios le llama a orar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
2. La cosecha se avecina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 12
3. Usted y su indescriptible poder. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 17
4. Increíble autoridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29
5. Jesús su cointercesor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 36
6. Un compañero de oración interno.. . . . . . . . .. . . . .. . .. 42
7. Los ángeles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 49
8. Las llaves en sus manos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 56
9. [Emergencia! 63
10. "Los que sembraron con lágrimas " .. . . . . . . . . . . . .. 73
11. El ayuno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 80
12. La cruz, fuente de autoridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 88
13. La palabra de fe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 95
14. El poder de la alabanza 100
15. La oración y las Escrituras 106
16. "Preparad el camino del Señor" 110
17. Avivamiento 117
18. Una cosecha mundial. 127
19. La oración que prevalece 134
20. Usted puede ser un guerrero intercesor 145
21. Inversión eterna 155
22. Oraciones que jamás se pierden 162
23. El valor del retiro personal. , 170
24. La intercesión por individuos 180
25. Listas de oración 185
26. La oración concertada 189
PREFACIO
Este magnífico e inspirador libro del doctor Wesley L. Duewel
resulta convincente por sus profusas citas bíblicas, su lógica,
ilustraciones y ejemplos, y cuando usted haya acabado de leerlo
no hay duda de que estará de acuerdo en que, por medio de la
oración, tiene el mundo a su alcance, e incluso puede ayudar a
cambiarlo.
El doctor Duewel -que durante veinticinco años ha sido
misionero en la India- es un hombre de oración que saca de
su propio caminar prolongado con Cristo, rico y fructífero, mu-
chas lecciones espirituales y experiencias importantes de res-
puestas a la oración para compartir con nosotros.
También en nuestras propias vidas, y en nuestro ministerio
con Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, la oración
ha tenido durante treinta y cuatro años un importantísimo pa-
pel. Lo primero que hicimos cuando Dios nos llamó a comenzar
este ministerio mundial, fue organizar una cadena de oración
de veinticuatro horas al día que continúa hasta el momento
presente. Como el doctor Duewel, estamos convencidos de que
el mayor poder del que disponen los hijos de Dios es el de la
oración: "No tenéis lo que deseáis porque no pedís."
Este libro inspirador está lleno de sugerencias prácticas y
de testimonios que edifican nuestra fe. El recién convertido ha-
• 5 •
CAMBIE EL MUNDO .
• 6 •
llará en él algunos consejos sencillos, y el creyente maduro ins-
trucciones más profundas. Los principios de oración y lógica
para el avivamiento que propugna, si se aplican, pueden ayudar
a producir un despertamiento espiritual en su país e incluso en
el mundo entero.
Usted quizá esta a punto de comenzar la aventura más es-
tupenda y gratificante de su vida: el ministerio de la interce-
sión. Sí, mediante la oración, usted puede contribuir a cambiar
el mundo.
Bill y Vonette Bright
Cruzada Estudiantil y
Profesional para Cristo
CAPITULO 1
DIOS LE LLAMA AORAR
Dios tiene un plan maravilloso para que usted pueda ejercer in-
fluencia a nivel mundial. No se trata de un plan sólo para unos
pocos escogidos, sino para usted. Permítame hablarle de él.
Mediante la oración usted puede estar al lado de Billy Gra-
ham mientras él predica en sus campañas en cualquier parte
del mundo; y así fortalecerle, bendecirle y estimularle en el
momento mismo en que comunica las Buenas Nuevas a millares
de personas. O junto a Luis Palau, en sus cruzadas latinoame-
ricanas; o al lado de George Beverly Shea, mientras canta el
glorioso evangelio.
Orando, puede usted acompañar a cualquier misionero
hasta las partes más remotas de la tierra; o caminar por mer-
cados atestados de gente, ministrar en selvas calurosas, ali-
mentar a millones de hombres, mujeres y niños hambrientos
de pan para el cuerpo y del Pan de Vida para el alma.
Por medio de la oración le es posible a usted contribuir al
ministerio de cualquier pastor o evangelista en la iglesia o en
el auditorio que sea a nivel mundial. Al orar muchas veces, me
he sentido junto a un hombre o una mujer de Dios.
Orando usted puede tomar en sus brazos a un bebé que sufre,
tocar una frente con fiebre en cualquier hospital, ser un instru-
mento del amor sanador de Jesús ....
·7·
CAMBIE EL MUNDO
·8·
Dios le ha dado un modo de ejercer influencia, de ser un ver-
dadero socio en la obra de su reino si es que realmente quiere
serlo.
Es verdad que a lo largo de los siglos ha habido santos in-
tercesores excepcionales; de ninguna manera queremos olvi-
darnos de ellos o pasar por alto el tremendo papel que jugaron
en cambiar la historia mediante la oración. Gracias a Dios por
Santiago, el medio hermano de Jesús, que pasó los últimos años
de su vida orando por las iglesias que Dios estaba levantando.
Una vez muerto, cuando fueron a enterrarlo, descubrieron que
tenía las rodillas tan encallecidas por las horas y horas de ora-
ción que parecían casi las de un camello; de modo que llegó a
conocérselecomo "Rodillas de Camello". Gracias a Dios por Sa-
vonarola, quien trajo un avivamiento a la corrupta Italia del
siglo XV por medio de la intercesión ... ; o por Brainerd, mi-
sionero entre los indios americanos, y por su vida de oración y
de lágrimas ... ; o por John Hyde, misionero en la India y quizá
uno de los guerreros intercesores más grandes de este siglo.
Pero Dios no depende únicamente de unos pocos santos in-
condicionales, sino que ha proyectado que cristianos comunes
y corrientes como usted y como yo lleguemos a ser poderosos
intercesores para la bendición y salvación de la gente y la siega
de Cristo entre las naciones hoy.
No hay razón en absoluto por la cual no pueda usted llegar a
ser lo suficientemente estable en su vida personal de oración como
para que Cristo cuente con su colaboración en la edificación de su
iglesia y en el avance de su reino en muchas partes del mundo.
Por medio de la oración diaria normal, y comenzando por su propia
familia, su iglesia y su comunidad, usted puede jugar un papel
importante en cambiar las cosas incluso en tierras lejanas.
Dios ha utilizado a personas como usted y como yo vez tras
vez, para que le ayudaran a satisfacer necesidades urgentes y
especiales en un determinado día u ocasión. Cuando El llama
a alguien para desempeñar ese papel extraordinario y tempo-
ral, por lo general selecciona a uno de sus hijos que haya estado
orando de modo fiel y constante.
Para formar parte del ejército de intercesores de Dios usted
no necesita pasar todos los días horas enteras en oración. Gracias
al Señor por aquellos que pueden orar de esa manera, y lo hacen;
DIOS LE LLAMA A ORAR
·9·
pero El sabe las limitaciones dé su situación personal, su horario,
sus responsabilidades en el hogar y en el trabajo, etcétera. El plan
de Dios quiere añadir una dimensión completamente nuevaa la
vida de oración del creyente. Ya sea usted un director de empresa
o una ama de casa, trabaje en una fábrica o estudie, sea laico o
ministro del evangelio. . . Dios desea que comience una nueva,
emocionante, y más eficaz, vida de oración.
No pretendo poseer ninguna fórmula mágica capaz de trans-
formarlo en un gigante espiritual de la noche a la mañana; pero
sí quiero señalarle las posibilidades de este simple plan como
se esboza en la Biblia.
Usted puede tener poder y eficacia nuevos en la oración;
jugar un papel importante en el plan de Cristo; ser el intercesor
que Dios quiere que sea ... Si tal es su deseo, puede. ¿Quiere
intentarlo?
El maravilloso plan de Dios para su vida
Dios espera mucho de usted y de mí, y tiene pleno derecho
a hacerlo. En la actualidad el individuo promedio está más ca-
pacitado para influir en otros que nunca antes; yeso es espe-
cialmente cierto de los cristianos. Billy Graham ha expresado
que preferiría vivir en esta época que cuando Jesús estaba sobre
la tierra. Estoy totalmente de acuerdo con él: el creyente pro-
medio de nuestro tiempo puede ejercer una mayor influencia en
favor de Dios que el de cualquier otra generación anterior.
Vivimos en un momento emocionante de nuestra historia.
En la actualidad hay más creyentes vivos que en ningún otro
tiempo pasado. La iglesia de Cristo se ha extendido por muchas
más zonas del mundo, alaba a Dios cada semana en más idio-
mas, y testifica o tiene contacto con más personas que nunca
antes. Existen más obreros del evangelio, más iglesias locales,
más instituciones de preparación bíblica, más organizaciones
cristianas y más sociedades misioneras hoy día que en otros
momentos de la historia.
A través de esos imponentes medios de comunicación que son
la radio, la televisión y la literatura, tenemos las oportunidades
precisas para acelerar la obra de Dios más de lo que hayamos
CAMBIE EL MUNDO
• 10 •
conocido hasta ahora. Podemos llegar con mayor rapidez a las
naciones más distantes, presentar el evangelio en más idiomas,
y alistar y dirigir la oración por el mundo entero más eficazmente
que en el pasado. Si queremos, somos capaces de alcanzar a nues-
tro planeta. La mayor necesidad que tenemos no es de hombres
o de dinero, sino de oración. Sin un aumento del número de obre-
ros cristianos o del apoyo financiero de éstos, podríamos ver mul-
tiplicados los resultados con sólo multiplicar la oración.
El mayor haber con que cuenta la iglesia es la oración. Orar
es el medio más efectivo que los cristianos de hoy tenemos a nues-
tro alcance para preparar el camino del Señor. Usted mismo puede
influir en más gente a favor de Dios y desempeñar un papel más
importante en el avance de la causa de Cristo por medio de la
oración que de ninguna otra manera. Naturalmente, no es lo
único que debe hacer, pero sí lo más importante que tiene en su
mano. Con frecuencia se ha dicho que el diablo tiembla cuando
ve arrodillado al más débil de los hijos de Dios; si esto es cierto,
piense en lo que podría suceder si todos los cristianos se tomaran
en serio su papel de intercesores y comenzaran a orar con regu-
laridad, y de un modo específico, en todo el mundo, por las mismas
necesidades prioritarias. ¿Está usted dispuesto a formar parte de
un ejército de intercesores así?
Su oración se necesita urgentemente... [ahoral
Es muy posible que en el programa de Dios se inicie muy
pronto la cuenta regresiva para el regreso de Cristo a la tierra.
El gran plan divino, por cuyo motivo El creó el mundo y al
hombre, se ha visto retrasado y frustrado a causa del dominio
del pecado y de Satanás que ha tenido lugar desde que Adán
cayó; pero, según la Biblia, el aplazamiento de la segunda ve-
nida de Jesús no se debe tanto a que Dios esta esperando pa-
cientemente a que el mundo se arrepienta, sino más bien a que
El espera que nosotros guiemos a dicho mundo al arrepenti-
miento (2 Pedro 3:9). Esto lo subraya aún más el hecho de que,
de todas las condiciones y señales que deben preceder al regreso
del Señor, quizá sólo falta una por cumplirse: "Y será predicado
este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a
DIOS LE LLAMA A ORAR
• 11 •
todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).
No sabemos lo que a los ojos de Dios constituye un testi-
monio adecuado comparativamente para las naciones sin al-
canzar; pero, por medio de la radio, somos capaces de emitir el
mensaje del evangelio, prácticamente, a todos los rincones del
mundo. Millones de personas a las que los misioneros no han
llegado personalmente, tienen acceso a las Buenas Nuevas a
través de las emisoras de radio cristianas. De esa forma se han
alcanzado, casi sin excepción, todas las provincias y todos los
pueblos de China, mientras que otros millones de personas en
Rusia, Albania y los países musulmanes, escuchan, según se
sabe los mensajes radiofónicos cristianos en su propio idioma o
en algún otro que pueden entender en parte.
Siempre resulta mucho más efectivo el que la gente pueda
escuchar el evangelio en su lengua materna. Aunque calcúlos
bastante confiables indican que el 95 por ciento de la población
mundial tiene ahora a su disposición alguna parte impresa de
la Escritura en un idioma que le es conocido, quiera el Señor
acelerar los esfuerzos de aquellos que entregan sus vidas a la
tarea de completar la traducción de la Biblia a todos los dialec-
tos y a todas las lenguas restantes. Además, según informa
Gospel Recordings (Grabaciones del evangelio), se ha grabado
música cristiana en más de 4.362 de esos dialectos y lenguas.
Sin embargo, no basta con entregar el mensaje del evangelio
a cada persona; el factor decisivo es que dicho mensaje sea com-
prendido y aceptado. Para ello, la respuesta está en la oración:
el Espíritu Santo se concede a petición del pueblo de Dios (Lucas
11:13). Indudablemente esto no es sólo cierto cuando oramos
por nosotros mismos, sino también cuando intercedemos por
otros; de manera que la eficacia de los esfuerzos misioneros
actuales depende de nuestra oración, la cual permite que el
Espíritu Santo obre con poder.
En otras palabras, que la clave para la evangelización mun-
dial la cual despejará el camino para que Cristo regrese, muy
bien pudiera ser su oración y la mía; pero, si el principal factor
de retraso es la falta de oración, no le sorprenda que Dios haga
más efectiva esa oración ahora que en otra época pasada.
CAPITULO 2
LA COSECHA SE AVECINA
Su oración por una cosecha mundial puede ser más efectiva
ahora porque Dios, en su soberanía, está coordinando los acon-
tecimientos para que pongan al alcance de sus hijos una rápida
capacidad de llevar fruto. Si damos prioridad a la oración y la
obediencia, este puede ser el mejor tiempo de cosecha que haya
habido en la tierra. No todos los cristianos son llamados a ir, ni
tienen la posibilidad de hacer una contribución económica subs-
tancial a la obra del reino de Cristo, ¡pero no existe límite a lo
que cualquier creyente puede realizar mediante la oración!
La explosión demográfica mundial
Los expertos en estadística nos dicen que la población de la
tierra en tiempos de Cristo era de aproximadamente 250 millo-
nes de personas. Se necesitaron más de mil ochocientos años
-o sea poco más o menos hasta el 1850- para que dicha po-
blación alcanzara los 1.000 millones. Ochenta años después-
hacia 1930-, el número de los habitantes del planeta se ele-
vaba a 2.000 millones; y para 1960 -sólo treinta años más
tarde-, había ascendido a unos 3.000 millones. En 1975 ese
número era ya de 4.000 millones de personas. A finales de 1986
la población mundial superaba los 5.000 millones, y en menos
• 12 •
LA COSECHA SE AVECINA
• 13 •
de diez años puede que hayamos añadido un millar de millones
más. La explosión demográfica ha sido tal que la cantidad de
gente que tenemos que alcanzar para Cristo hoy día casi nos
abruma. ¿Cómo lograr actualizarnos en nuestra tarea? Sólo
multiplicando la siega por medio de la oración.
Urbanización rápida
Dios está moviendo a la gente hacia las ciudadesdel mundo
a fin de que podamos alcanzarla con mayor rapidez. Por todo el
globo, los pueblos se estancan y mueren, ya que los primeros
en padecer hambre son sus habitantes. Las perspectivas que
ofrecen las grandes urbes de obtener suficiente comida, de re-
cibir educación, de beneficiarse de los servicios sanitarios y de
poder conseguir trabajo, atraen a los jóvenes y a los ambiciosos.
El éxodo hacia las ciudades es un fenómeno que se ha ace-
lerado en la década de los 80. La mayor migración urbana de
la historia tendrá lugar durante este decenio y el siguiente. Se
calcula que de esta fecha a 1990 mil millones de personas del
Tercer Mundo emigrarán a las ciudades. Piense en estos ejem-
plos:
La ciudad de México está creciendo a un ritmo de 80.000
habitantes por mes -el 20% de la población del país reside en
la metrópoli-; más del 34% de los argentinos viven en Buenos
Aires; y por encima del 50% de los habitantes de Uruguay están
residiendo en Montevideo. Además de eso, aproximadamente
la mitad de los bebés del mundo nacen ahora en las grandes
urbes.
Las ciudades de un millón de habitantes y más se denomi-
nan actualmente de "clase mundial". En el momento de impri-
mirse este libro existen alrededor de 273 ciudades de esas. La
urbe de "clase mundial", promedio duplica su población cada
catorce años, y algunas lo hacen cada diez. Debido a la gran
concentración de gente en grupos más pequeños, podemos al-
canzar a muchas más personas en una ciudad que en un pueblo,
yen un tiempo menor. Pablo centró sus esfuerzos evangelísticos
en las grandes urbes, y luego las iglesias de esas ciudades se
encargaron de alcanzar los pueblos. ¿No debiéramos también
CAMBIE EL MUNlJO
• 14 •
nosotros adoptar esta técnica probada en nuestra propia tarea
de evangelización?
Las ciudades están listas para una siega espiritual, pero el
mejor momento de realizar dicha siega es ahora. ¿Por qué? Por-
que es durante los primeros diez años después de llegar a una
ciudad nueva cuando la gente está más abierta que en ningún
otro momento. Mientras se encuentran en el pueblo, bajo la
mirada escrutadora de la familia, de los miembros de la casta,
de los amigos y de los líderes religiosos del lugar, resulta difícil
para aquellos que escuchan el evangelio dar el paso solos. Al
llegar a la ciudad, en cambio, tienen comparativamente pocas
raíces, y a menudo se sienten inquietos y desilusionados al no
encontrar el nuevo hogar utópico que anhelaban. Entonces, li-
berados de la vigilancia de los parientes y de los jefes religiosos,
esos individuos son sensibles al mensaje del evangelio y están
maduros para aceptarlo. Es, pues, de vital importancia que los
alcancemos ahora.
Dentro de quince o veinte años la principal ola de migración
urbana habrá concluído, y la gente tendrá raíces otra vez.
Ahora es el momento de trabajar y de orar mucho más que en
épocas anteriores de la historia. La única manera adecuada de
multiplicar nuestros esfuerzos con la rapidez suficiente para
realizar la siega que Dios desea es orando.
Nuestro joven mundo
Gracias a Dios por el interés comparativamente mayor que
vemos entre la juventud. La inmensa mayoría de las personas
ganadas para Cristo lo son durante sus años jóvenes.
Los expertos en estadística nos dicen que vivimos en un
tiempo en el cual la población del planeta es, por término medio,
más joven que nunca antes. La mitad de los habitantes de Amé-
rica Latina y Asia tienen en este momento veinte años o menos,
y un 40% de la humanidad se halla por debajo de los quince
años de edad. La explosión demográfica está teniendo lugar a
tal velocidad que en los veinticinco años siguientes nacerán más
niños de los que han vivido desde tiempos de Adán hasta 1960.
LA COSECHA SE AVECINA
• 15 •
El 7% del total del género humano desde nuestros primeros
padres hasta ahora está viva.
Mientras la explosión demográfica en los países del Tercer
Mundo hace de la población de éstos una sociedadjoven, pasados
veinte años se prevé que dichos países empiecen también a en-
vejecer como el Mundo Occidental. El momento oportuno para
alcanzar a una juventud sensible es durante nuestra genera-
ción; por eso, el Espíritu Santo está llamando a la iglesia a orar
con más fuerza y urgencia que lo haya hecho jamás.
Nuestro vacío y desilusionado mundo
El Mundo Occidental está empezando a darse cuenta de que
el ídolo del materialismo ha fracasado; y lo mismo sucede con
los países del Extremo Oriente, como puede verse por el au-
mento de la tasa de suicidios en el Japón. También el Tercer
Mundo, que busca desesperadamente en la riqueza material la
solución a sus problemas, comprenderá en días venideros que
"Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los
consumen" (Eclesiastés 5:11). El súbito resurgir de un isla-
mismo militante es un testimonio de la desilusión que ha pro-
ducido el fracaso del materialismo.
También el comunismo ha tenido mucha influencia en nues-
tro mundo. La seducción del mismo reside en el fracaso de los
gobiernos y de la gente en satisfacer las esperanzas y las ne-
cesidades de las masas. Pero el comunismo es un dios falso, que
mantiene su poder sólo mediante la fuerza, la falta de libertad
y la dictadura, por lo que gran parte del mundo comunista está
ya desilusionado y vacío y clama por un cambio, por una mayor
libertad y por algo que les satisfaga. Hace años, cierto ex mar-
xista escribió un libro titulado The God That Failed (El dios
que fracasó): para muchos que se hallan bajo un régimen co-
munista, su dios les ha fallado.
No hay duda de que esta es una de las razones de la tre-
menda cosecha espiritual que se ha dado en China durante la
década pasada -tal vez la mayor siega de la historia mundial
en un tiempo tan corto-; aunque, desde luego, la vida, el tes-
timonio y el sufrimiento fiel de los creyentes, el gran volumen
CAMBIE EL MUNDO
• 16 •
de oración continua tanto dentro como fuera del país, y el mi-
nisterio de las emisoras de radio misioneras, han desempeñado
un papel importante.
Millones de personas más se han decepcionado de los ídolos
de la educación y el materialismo, dando lugar a reacciones en
forma de avivamientos importantes en algunas de las viejas
religiones.
Sí, la gente del mundo está posiblemente más vacía y desi-
lusionada que nunca antes. Sus dioses les han fallado. Nosotros
sabemos que la respuesta que buscan es Jesús. ¡Qué tiempo más
idóneo para segar la tierra para El!
Dios nos llama
Si ha habido algún momento en la historia en el que se
dieran las condiciones para una siega mundial máxima, es este.
Nunca el inminente regreso de Cristo ha creado tal sentimiento
de urgencia por las misiones y la oración; ni ha existido época
alguna en la cual los cristianos que no tenían la posibilidad de
ir al campo misionero para prestar un servicio personal pudie-
ran jugar un papel en todo el mundo mediante la intercesión.
Si ha habido un tiempo en el cual los creyentes evangélicos
que apoyan a las diferentes sociedades y emisoras de radio mi-
sioneras, o a los equipos evangelísticos, han podido bloquear el
poder de Satanás y preparar el camino del Señor mediante la
oración, es ahora. ¡Hagamos con mayor claridad como nunca
antes el llamamiento a la intercesión! [Unamos nuestras ple-
garias a las oraciones de fe de aquellos que comparten con no-
sotros la entrega al Señor para una siega mundial y un aviva-
miento nacido del Espíritu en nuestro tiempo! ¡Este es el día
que hizo el Señor, y que ha estado preparando para nosotros sus
colaboradores!
Este libro se ha escrito con el propósito y la oración de que
pueda serle de ayuda para llegar a ser el hombre o la mujer de
oración que Cristo anhela que sea. Se trata de algo gloriosa-
mente posible; creamos y vayamos adelante en intercesión.
Este tiempo es un don de Dios, y de igual manera su llama-
miento para nosotros.
CAPITULO 3
USTED y SU INDESCRIPTIBLE
PODER
El mayor privilegio que Dios le concede a usted es el de poder
dirigirse a El en cualquier momento. Usted no sólo está auto-
rizado para hablarle, sino que Ello invitaa que lo haga. No se
trata de algo que le sea meramente permitido, sino que se es-
pera de usted. Dios anhela que se comunique con El; [usted
tiene acceso directo e instantáneo al Señor! Dios ama tanto a
la humanidad, y especialmente a sus hijos, que se ha hecho
accesible para usted en cualquier momento. En esa asombrosa
potestad que El le concede, hay por lo menos siete elementos
importantes.
Contacto con el salón del trono
Como hijo de Dios usted tiene plena autoridad para ponerse
en contacto con El -el Soberano del universo- siempre que
lo desee. Dios está en todo momento en su trono celestial, sin
embargo, por medio de la oración, usted cuenta con el mismo
acceso a su presencia que pueda tener cualquier ángel o arcán-
gel; no necesita esperar a que se le invite, ya está invitado.
• 17 •
CAMBIE EL MUNDO
• 18 •
Tampoco tiene que fijar una cita con anterioridad; se le ha au-
torizado a acercarse a Dios al instante. El jamás está demasiado
ocupado para escucharle, ni demasiado absorto para contes-
tarle.
Cuando iba a conocer a la reina Isabel se me instruyó: "Ja-
más hable usted primero; espere hasta que ella le dirija la pa-
labra. Nunca debe preguntar nada a su majestad real, limítese
a contestarle." También se me dijo: "En su primera respuesta,
tiene que añadir las palabras "Su majestad".
Sin embargo, cuando uno se dirige al Señor del universo
esto cambia por completo. Jesús expresó: "Cuando oréis, decid:
Padre nuestro ..." (Lucas 11:2). En este caso no hay títulos que
uno no se atreva a omitir por miedo a deshonrar a Dios; ni frases
recomendadas que hagan más sagrada o segura de respuesta
su oración; corno tampoco palabras oficiales que se tenga la
obligación de utilizar.
Cuando la reina Isabel visitó la India, seleccionaron a una
niñita para que le diese un ramo de flores. Durante semanas
enteras la pequeña estuvo practicando exactamente cómo debía
hacer la reverencia y cómo retirarse de su majestad para no
darle la espalda (isin caersel); pero usted puede tener la certeza
de que a los hijos de la soberana no se les imponían tales res-
tricciones.
Cuando usted ora, se acerca a Dios como hijo suyo. No ne-
cesita esperar a que un ángel le introduzca, ni tratar de hacerse
más aceptable. Tampoco tiene que preparar cuidadosamente lo
que quiere decir. Simplemente, viene a El tal y como es, le habla
con sinceridad y le dice cómo se siente y lo que desea. No hay
postura para orar más sagrada que otra. iUsted es hijo de Dios
y El está ansioso y dispuesto por verlo!
Cooperación con Dios
Dios ha escogido llevar a cabo muchos de sus propósitos so-
beranos con nuestra ayuda, y Pablo nos recuerda repetidas ve-
ces que hemos sido señalados por El para un colaboración sa-
grada la cual tiene por objeto hacer avanzar el evangelio. El
apóstol subraya la santa responsabilidad que tenemos de ca0-
USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER
• 19 •
perar con Dios. Toda forma de obediencia al Señor es urgente,
pero hay muchas situaciones en las cuales estamos limitados:
por ejemplo, por no encontrarnos en el lugar preciso, o por fal-
tarnos alguna habilidad o preparación especial. Pero siempre
tenemos la posibilidad de cooperar con Dios mediante la ora-
ción.
Por medio de la oración podemos colaborar con el Señor
donde estemos, en cualquier momento, y a fin de suplir la ne-
cesidad que sea. Hemos sido creados para orar; y fuimos salvos
por la gracia de Dios con el propósito de que realizásemos un
ministerio de intercesión. Tenemos la libertad, el derecho y la
posición de hijos oficiales del Señor, llamados a trabajar con El
y escogidos para su propósito especial.
Además, Dios dijo en Exodo 19:6: "Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes." Isaías profetizó: "Y vosotros seréis lla-
mados sacerdotes de Jehová" (Isaías 61:6). ¿Por qué nos hizo
Jesús "sacerdotes, para servir a Dios? (Apocalipsis 1:6). ¿Cuál
es la razón por la que a los cristianos se nos llame "sacerdocio
santo," (1 Pedro 2:5) o "real sacerdocio" (v, 9)?
Obviamente, parte del propósito de Dios al nombrarnos sa-
cerdotes es que 10 adoremos y alabemos; pero el sacerdocio im-
plica mucho más que eso.
Hemos de ser un "real sacerdocio". Cristo gobierna el mundo
hoy por medio de la oración, y nosotros tenemos que compartir
su dominio intercediendo por otros del mismo modo que El
mismo lo hace constantemente (Hebreos 7:25). Se nos ha dado
acceso oficial al salón del trono celestial para que podamos unir
nuestra propia intercesión a la de Cristo.
Si Jesús intercede, ¿por qué es tan necesario que lo hagamos
nosotros? ¿Qué pueden añadir nuestras débiles oraciones a su
poderosa intercesión? A Dios le ha plácido incorporar a su plan
eterno el que nosotros, sus hijos, participemos en el ministerio
intercesor de Cristo y en el gobierno que El ejerce hoy día. Si
no utilizamos nuestros minutos libres para la intercesión por
otros y por la obra de Dios, le estaremos fallando al Señor en
el llamamiento especial que El nos ha dado. Si queremos, po-
demos convertir cualquier noticiero radiofónico o televisivo, o
cualquier artículo de periódico, en una llamada a la oración.
CAMBIE EL MUNDO
• 20 •
Tenemos la posibilidad de estar alerta y de compartir los sen-
timientos de Dios por un mundo quebrantado. La oración es la
forma suprema de ser colaboradores del Señor.
Resistencia y derrota de Satanás
Satanás es el archienemigo de Dios y del hombre: " ... vues-
tro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe ... (1
Pedro 5:8, 9). El es el maestro estratega que mueve todo el mal
que hay en el mundo. Su reino consta de ángeles caídos, de
demonios y de pecadores. El diablo está constantemente tra-
tando de desalentar, retrasar y derrotar a los obreros y la obra
de Cristo; se ha propuesto oponerse a ellos por todos los medios
a su alcance. Uno de sus nombres es "Destructor" (Apocalipsis
9:11). Satanás intenta destruir a personas, hogares, nacio-
nes ... y el plan y la obra de Dios.
El mismo coordina un ejército de espíritus inmundos lla-
mados demonios, los cuales pueden afligir a aquellos individuos
en los cuales moran. A veces, Satanás manifiesta un aparente
control de las fuerzas de la naturaleza y es capaz de falsificar
la obra de Dios por medio de "milagros" demoníacos (2 Tesa-
lonicenses 2:9, 10). Tiene poder y autoridad perversa tan gran-
des que aun el arcángel Miguel apeló al Señor para que lo re-
prendiese (Judas 9).
¿Cómo podríamos usted y yo resistir o vencer al diablo? Cier-
tamente sólo Dios es capaz de refrenar, someter y derrotar a
tan poderoso enemigo. Sin embargo, la Biblia otorga con toda
claridad ese poder a los cristianos como usted y como yo.
No debemos ceder a la tentación. Jesús nos dio ejemplo de
cómo hacerlo utilizando la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11), e
instó a Pedro a lograr la victoria velando y orando (Mateo
26:41). Tenemos que permanecer firmes en la fe. La Escritura
nos promete: "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago
4:7). La palabra griega que se traduce por resistid significa "es-
tar firmes contra". Cuando Cristo está con nosotros podemos
resistir a Satanás.
Debemos orar. Esta es nuestra arma más poderosa; la ora-
USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER
• 21 •
ción hace que se manifieste la presencia de Cristo y Satanás y
sus demonios tienen que caer a tierra como el populacho que
fue a prender a Jesús (Juan 18:6). La oración echa mano de las
promesas de Dios y las erige en muro entre nosotros y los po-
deres de las tinieblas. La oración puede hacer que los ángeles
de Dios acudan de inmediato en nuestro auxilio (2 Reyes 6:15-
17; Daniel 10:13; Hebreos 1:14), trastornar los planes de Sa-
tanás y combatir cualquier disposición posible de las fuerzas
demoníacas.
En Efesios 6, describiendo nuestra guerra espiritual, Pablo
dice: "Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores
de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes" (v, 12). En elversículo anterior,
el apóstol había hablado de nuestra necesidad de estar firmes.
contra las asechanzas del diablo, y ahora enumera las distintas
partes de la armadura espiritual que debemos llevar en la gue-
rra contra Satanás. Pero ¿cómo hemos de luchar una vez que
estemos completamente armados? Pablo nos sugiere dos formas
de hacerlo: con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios,
y por medio de la oración.
La oración es la estrategia principal que Dios nos da para
derrotar y poner en fuga a Satanás: "Orando en todo tiempo
con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). Cuando
oramos, el Espíritu Santo puede investirnos de tal poder que el
dominio del diablo sobre las vidas es quebrantado, los obs-
táculos que él pone entre nosotros y el reino quitados, y su obra
destruída. Cristo vino para deshacer las obras de Satanás (1
Juan 3:8); lo cual llevó a cabo potencialmente en el Calvario.
Ahora, el Señor impone su victoria -realizada en la cruz- por
medio de las oraciones de su Novia: la Iglesia. Esta es la razón
por la cual el pueblo de Dios es, al mismo tiempo, su ejército.
Si la iglesia aceptara su papel sagrado de milicia divina; si
los creyentes se estimularan unos a otros a la prioridad, esta-
blecida por Dios, de la oración; si se unieran entre sí en una
intercesión militante guiada y ungida por el Espíritu, veríamos
a Satanás derrotado, seríamos visitados por el Señor desde el
cielo con avivamiento, y realizaríamos la mayor siega de almas
CAMBIE EL MUNDO
• 22 •
que jamás hubiéramos conocido.
Somos llamados a frenar a Satanás, a hacerlo retroceder y
a derrotarlo por medio de la oración y del ayuno; pero tenemos
demasiado poco espíritu de oración, somos excesivamente pa-
sivos, nos sentimos demasiado contentos con la mediocridad
espiritual y la relativa esterilidad en la obra de Dios. Parecemos
satisfechos permitiendo que el diablo obtenga la victoria. [Se-
ñor, despiértanos! ¡Enséñanos a orar! ¡Guíanos a una guerra tal
de oración que reclamemos a individuos claves, a familias en-
teras, e incluso a continentes para Cristo! [Póngase de rodillas
y la evangelización mundial se verá revolucionada! [Póstrese,
y se manifestarán los triunfos de Cristo!
Superación de las leyes naturales
La oración puede pasar por encima de las "leyes de la na-
turaleza", y producir respuestas milagrosas de Dios a las ne-
cesidades desesperadas de los hombres. Si esto no fuera así, de
nada valdría que orásemos por muchas situaciones problemá-
ticas. La intercesión se reduce a un mero jugar con Dios, a tratar
con ligereza la necesidad humana y a engañarnos a nosotros
mismos a menos que no existan límites para lo que el Señor
puede realizar. ¡No! ¡Eso jamás! La oración es tan real como
Dios mismo; no hay absolutamente nada que el Señor no pueda
hacer si sirve para avanzar su reino y está de acuerdo con su
voluntad. La oración libera el poder de Dios.
Cristo es el Creador y Preservador del universo (Juan 1:3;
Colosenses 1:16, 17), y un Dios de planes, regularidad y poder.
A sus formas normales de actuar las llamarnos "leyes, de la
naturaleza". El ha planeado y creado el universo de tal manera
que las leyes menores pueden ser sobrepasadas por las mayores.
La ley de la gravedad, por ejemplo, es susceptible de ser anulada
temporalmente por la de lá fuerza: cuando lanzamos una pelota,
la ley de la fuerza prescribe que dicha pelota vuele suspendida
en el aire hasta que la fuerza aplicada se termine, momento en
el cual la ley de la gravedad vuelve a tomar el control y la pelota
cae al suelo.
Normalmente las leyes menores sirven a los propósitos de
USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER
• 23 •
las mayores, armonizan con éstas y pueden ser superadas por
ellas. Aquellas leyes, por ejemplo, que controlan la materia son
susceptibles de verse sobrepasadas por esas otras de la biología
y de la vida, las cuales, a su vez, quizá sirvan a las de la psi-
cología. Las leyes morales superan a las físicas, y las espiritua-
les a todas las demás. Dios es Espíritu y está por encima de
toda creación: tiene absoluta libertad, ya que es el Creador, el
Sustentador y el Gobernador de todo. El Señor es libre de pasar
por alto cualquiera de sus leyes, puesto que éstas no son sino
una expresión de su mente creadora, la forma en que El escoge
operar normalmente en el mundo que El mismo ha hecho. El
"pasar por alto" una ley no "viola, o destruye" dicha ley, sino
que sólo la suspende temporalmente con vistas a cumplir un
objetivo mayor.
Cuando Dios pasa por alto su manera habitual de obrar (la
"ley natural") mediante alguna expresión especial de su volun-
tad, lo denominamos "milagro". Para el Señor, sin embargo, no
se trata sino de otra de sus obras; por eso Jesús hizo referencia
a los milagros como a "obras" (en griego erga; véase Juan 9:4;
10:25, 32, 38). La oración resulta posible porque Dios es omni-
potente, el Soberano de todas sus obras, y tiene propósitos y
planes eternos. El siempre pasará por encima de cualquiera de
sus formas normales de actuar a fin de cumplir sus propósitos
morales y espirituales y sus planes eternos. Así que la oración
tiene en todo momento la posibilidad de cooperar con el pro-
pósito eterno de Dios y de asegurar su milagroso poder. El Señor
no nos garantiza un milagro, pero siempre está abierto a nues-
tra oración para que su voluntad prevalezca y El sea glorificado.
La oración es la forma ordenada por Dios para que su poder
milagroso actúe en la necesidad humana.
Asistencia angélica
Vivimos en una época que es escéptica respecto a lo sobre-
natural. Pocos cristianos piensan a menudo en la enseñanza
bíblica concerniente a los ángeles. Hebreos 1:14 nos asegura
que éstos son "espíritus ministradores enviados para servicio"
de los hijos de Dios. No sabemos de cuántas formas nos sirven
CAMBIE EL MUNDO
• 24 •
los ángeles, pero la Biblia menciona estas cuatro:
Nos protegen del peligro. Lo hicieron con Jacob después de
aquella noche que pasó orando (Génesis 32:1); y también con
Elías, otro hombre de oración (2 Reyes 6:17).
N os libran. Los ángeles sacaron a Pedro de la cárcel (Hechos
12:1-11); y a Pablo, un ángel le aseguró que él y todos los que
iban a bordo del barco serían librados (Hechos 27:23), y que la
vida de ellos le habían sido concedidas benévolamente al
apóstol, indicando con ello que él había orado al respecto.
Nos traen mensajes de Dios. Existen muchos ejemplos bí-
blicos de esto. Fueron ángeles quienes dieron el anuncio a los
pastores (Lucas 2:9-13), avisaron a las mujeres cuando Cristo
resucitó (Mateo 28:2-7), y llevaron el mensaje a Cornelio en
respuesta a sus oraciones (Hechos 10:1-7). También pueden
traerle sugerencias a usted o a otra gente mediante los pensa-
mientos.
Renuevan nuestras fuerzas físicas. Así lo hicieron con Cristo
después de su terrible prueba en el huerto de Getsemaní (Lucas
22:43).
Indudablemente, la asistencia angélica para con los hijos de
Dios es generalmente invisible, pero no por ello resulta menos
real. Las biografías cristianas citan muchos ejemplos de ayuda
por parte de los ángeles, tanto visible como invisible.
Estoy seguro de que cuando yo era misionero en la India
muchas veces los ángeles me ayudaron, aunque no pude verlos.
En una de las distintas ocasiones, se me hizo sentir el peligro
y la necesidad de cambiar de dirección, y más tarde descubrí
que había evitado por poco a un populacho que estaba causando
disturbios anticristianos. En otra, atravesé sin temor una turba
que lanzaba gritos contra mí, pero ni siquiera una mano me
tocó, y estuve extraordinariamente consciente de que la pre-
sencia de Dios me rodeaba. En ambos casos, supe después que
un hijo de Dios del otro lado del mundo había sido alertado en
ese mismo momento y movido a orar por mí porque me encon-
traba en peligro, aunque él no sabía nada entonces acerca de
mis circunstancias.
Dios utilizará gustosamente el medio que sea necesario para
proteger a los suyos si nosotros hacemos nuestra parte y oramos
USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER
• 25 •
según El nos mueva a hacerlo;tenemos la promesa divina, y
todo el derecho de reclamarla, de que a sus siervos que minis-
tran en lugares especialmente peligrosos -tales como los ba-
rrios bajos de una ciudad o un campo misionero volátil- se les
asignará una guardia de ángeles. Tampoco deberíamos vacilar
en pedirle a Dios una protección angélica especial para nuestros
seres queridos.
El poder para mover montañas
En la Biblia a veces se habla de las montañas en sentido
figurado: como símbolo de fuerza y estabilidad; pero también es
frecuente que éstas representen dificultades, problemas e im-
pedimentos. Así que, si hemos de preparar el camino del Señor
lo torcido debe enderezarse y los montes allanarse; entonces se
revelará la gloria divina (Isaías 40:3-5; Lucas 3:4-6). Cuando
el poderoso Espíritu de Dios actúa, montañas de otro modo ina-
movibles resultan como nada delante de la fuerza del Señor
(Zacarías 4:6, 7). El Espíritu Santo, que es el único capaz de
realizar esto, puede convertir los montes más insuperables en
caminos y calzadas para un rápido avance (Isaías 49:11).
Jesús utilizó esta ilustración del Antiguo Testamento en
varias de sus enseñanzas. Cuando los discípulos no pudieron
echar. fuer.a el demonio del niño atormentado, el Señor les dijo
que SI tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza
podrían ordenar a "este monte" (símbolo de cualquier situación
o problema insuperable) y el mismo se movería. "Y nada os será
imposible, (Mateo 17:20), dijo luego; añadiendo de inmediato
que aquella clase de exhibición espectacular sería consecuencia
de la oración y el ayuno (v. 21).
En otra ocasión, cuando los discípulos se asombraron del
poder de Jesús para secar la higuera estéril, Elles repitió que
ellos no sólo podían hacer lo mismo, sino que incluso tenían en
su mano el ordenar a los montes que se echaran en el mar,
porque "todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis"
(Mateo 21:21, 22). Marcos refiere el mismo incidente y cita estas
palabras de Jesús: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis
orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24).
CAMBIE EL MUNDO
• 26 •
Dios espera que sus hijos se enfrenten a montañas de difi-
cultad y las muevan (vea capítulo 13), no que sean detenidos
por ellas. Deben aceptarlas como un desafío: ya sea para con-
vertirlas en caminos para la mayor gloria de Dios; o para echar-
las en el mar, quitándolas completamente de la vista como si
nunca hubieran existido. Jesús nos asegura que esto es del todo
posible cuando sus hijos se enfrentan a los montes creyendo;
pero también nos recuerda que hacerlo puede requerir una ora-
ción y un ayuno prolongados. El Espíritu Santo hará elmilagro;
éste no se realizará por nuestra fuerza o nuestro poder (Zacarías
4:6).
En la actualidad hay cientos de montes que estorban el
avance de las misiones y de la Iglesia de Cristo porque estamos
confiando casi por completo en nuestra propia sabiduría, nues-
tra propia habilidad y nuestro propio esfuerzo. ¡Hemos hecho
casi todo menos entregarnos de veras a la oración y al ayuno!
La oración tiene un gran poder para mover montañas, de-
bido a que el Espíritu Santo está dispuesto tanto a estimular
nuestra intercesión como a quitar de en medio los montes que
nos estorban. La oración posee la fuerza necesaria para trans-
formar las montañas en calzadas.
Facultad de bendecir
El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está
llena de múltiples promesas de que Ello hará, y podemos tener
la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar
o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en
especial a sus hijos que le obedecen.
"[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual
que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo
el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos
por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16;
Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo
6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Ti-
moteo 3:17).
La mejor manera en que los cristianos podemos ser media-
dores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir
USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER
• 27 •
por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en
ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de
nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que su-
fren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para
nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a me-
nudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los
que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser
bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces
oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de ben-
dición y ayuda.
Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendi-
ciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adonde
va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear
sus días de una incesante oración por otros. Según se lo per-
mitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en
toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su
presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será
más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos
aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades
de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso.
El general Stonewall J ackson expresó: "He fijado esta cos-
tumbre en mi mente de tal manera que jamás me llevo un vaso
de agua a los labios sin pedir la bendición de Dios; o sello una
carta sin poner bajo el sello una oración. Nunca retiro una carta
del correo sin enviar primero al cielo un pequeño pensamiento;
y jamás comienzo un nuevo curso sin un minuto de intercesión
por los cadetes que salen de mi clase y por los que entran en
ella."
Sir Thomas Browne, un amado médico inglés del siglo XVII,
era ejemplo de constancia en la oración de bendición. Browne
dijo cierta vez: "He decidido orar más y orar siempre; orar en
todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el
camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta
ciudad que no pueda dar testimonio de que no me he olvidado
de Dios.... Cuando divise cualquier iglesia en mi camino, me
propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí
en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo
pedir diariamente por mis enfermos y por los de otros médicos;
CAMBIE EL MUNDO
• 28 •
decir al entrar en toda casa: 'Que la paz de Dios more en este
lugar'; pedir, después de escuchar un sermón, que Dios bendiga
su verdad y a su mensajero. Quiero, al ver a una persona her-
mosa, bendecir al Señor por sus criaturas y orar por la belleza
del alma de tal persona, a fin de que Dios la enriquezca con
gracias interiores y pueda haber una correspondencia entre lo
externo y lo interno; y al contemplar a un individuo deforme,
pedir que Dios le dé la integridad del alma, y con el tiempo le
conceda la belleza de la resurrección."
Abraham recibió la promesa de que Dios lo bendeciría y
sería bendición (Génesis 12:2); y tal tendría que ser también la
experiencia de cada cristiano: cuanto más nos bendice Dios a
nosotros tanto más deberíamos bendecir nosotros a los demás.
La oración es el camino seguro a la bendición, y el mejor medio
de ser bendición para otros; constituye el don de poder divino
para bendecir a los demás. [Llene susdías de oraciones de ben-
dición y afiáncese en el tremendo poder que Dios le ha dado!
CAPITULO 4
INCREIBLE AUTORIDAD
Poco antes de su muerte y su resurrección mediadoras, durante
la última semana de su vida, Jesús dio a sus discípulos algunas
instrucciones especiales acerca de la oración que se cuentan
entre sus enseñanzas más importantes. Uno de sus énfasis pri-
mordiales fue que, de allí en adelante, los discípulos habían de
presentar las peticiones que tuvieran en su nombre. Ningún
líder ha otorgado nunca una autoridad tan asombrosa a sus
seguidores. Pero, para poder utilizar dicha autoridad para la
gloria de Jesúsy el avance de su reino, necesitamos conocer las
respuestas a tres preguntas: ¿Qué implica el nombre en el pen-
samiento judío? ¿Qué significa orar en el nombre de Cristo?
¿Cómo podemos utilizar el nombre de Jesús de un modo más
efectivo cuando oramos?
El significado del nombre para los judíos
En los tiempos de Cristo, el nombre implicaba tres cosas:
La persona misma. Alabar el nombre de Jesús es alabarlo
a El; amar su nombre es amar a Cristo mismo; deshonrarlo es
insultar al propio Señor.
Todo lo que sabemos acerca de la persona. Cuando Moisés
sintió el anhelo de estar más cerca de Jehová, pidió ver la gloria
• 29 •
CAMBIE EL MUNDO
• 30 •
divina, a lo que Dios respondió que un ser humano no podía
sobrevivir a tal encuentro con El, ya que su gloria sería mayor
que lo que el cuerpo físico es capaz de resistir. Sin embargo, el
Señor le prometió una revelación parcial de su Persona; metió
a Moisés en la hendidura de la roca, lo cubrió con su mano, y
pasó delante de él quitando sólo por un momento la mano de
modo que Moisés pudiera ver la gloria que quedaba tras 'su paso.
Mientras lo hacía, proclamó su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová!
fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en
misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que
perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún
modo tendrá por inocente al malvado" (Exodo 34:6, 7). Conocer
a Dios era conocer todo lo que representaba su nombre; com-
prender dicho nombre significaba verlo a El.
El nombre de Jesús representa todo lo que sabemos de El
por la Escritura y por la experiencia personal, e incluye su
poder transformador, amor, misericordia, e intolerancia con la
hipocresía, su deseo de que nosotros seamos santos como El es
santo. Abarca asimismo nuestro conocimiento de su Persona en
su gloria eterna, la creación del universo, su encarnación,
muerte expiatoria, resurrección y segunda venida.
La persona presente de un modo activo. Para los primeros
cristianos, estar reunidos en el nombre de Jesús (Mateo 18:20)
significaba contar con la presencia misma del Señor en su me-
dio, como sucede con nosotros actualmente; ser enviados en(ese
nombre o hacer todo "en el nombre del Señor Jesús" (Colosen-
ses 3:17) quería decir actuar con la autoridad de Cristo y ma-
nifestando su carácter. Aún hoy día, cuando realizamos algo
"en el nombre de Jesús", creemos que no estamos actuando so-
los, sino con Jesús mismo a nuestro lado; a pesar de que El es
invisible para nosotros.
El significado de orar en el nombre de Jesús
Antes de orar en el nombre de Jesús usted debe tener pre-
sentes varios conceptos importantes:
Sólo puede hacerlo si usted está "en Jesús". Cristo dijo: "Todo
lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
INCREIBLE AUTORIDAD
• 31 •
Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre
yo lo haré, (Juan 14:13, 14). Pero en aquella misma conversa~
ción con sus discípulos, poco antes de su muerte, les recordó:
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros
pedid todo lo queréis, y os será hecho .... Separados de mí nada
podéis hacer" (Juan 15:7, 5). En Juan 14 y 15, Jesús utilizó la
expresión "en mí" siete veces. Estar "en Jesús" significa:
1. Estar en unidad espiritual con El (15:4-7);
2. Estar en la vid (15:4);
3. Estar en el amor de Jesús (15:9, 10). El amor es el tema
predominante de Juan 13-16. Este amor debe ser mutuo: si bien
ha de recibirse, también hay que responder a él. El nuevo man-
damiento de Jesús es el amor (13:34; 15:17). No se puede amar
a Jesús a menos que se ame a sus otros hijos (13:34). Amar a
Jesús es obedecerle (14:15, 23). Si usted ama, permanecerá en
Jesús (15:10).
4-5. Tener a Jesús viviendo en el interior suyo (14:20; 15:4,
5).
6. Estar habitado por el Espíritu Santo (14:15-18).
7. Tener las palabras de Cristo permaneciendo en la propia
vida (15:7).
Nuestra capacidad para orar en el nombre de Jesús depende
de esta relación denominada estar "en Cristo".
Orar en el nombre de Jesús supone conformarse a su natu-
raleza. El ejemplo que se presenta en Juan 13 es Jesús en su
papel de siervo, lavando los pies a sus discípulos. A medida que
uno va conociendo la verdad, debe actuar según dicha verdad
(13:1.7). Cuando usted hace la voluntad de Cristo con gozo, y
refleja su carácter, puede orar en el nombre de Jesús.
Orar en el nombre de Jesús significa hacerlo sirviendo a los
int~reses del Señor. Usted tiene que desear de tal manera lo que
Cristo desea que cada una de sus peticiones sea hecha en el
espíritu del Padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mateo 6:10).
Esa fue la actitud de Jesús cuando oró en Getsemaní. Usted
debe pedir activamente y con insistencia que la voluntad de
Jesús prevalezca; orar en su nombre es insistir en que su vic-
toria total se haga manifiesta en el mundo.
Orar en el nombre de Jesús supone utilizar su nombre como
CAMBIE EL MUNDO
• 32 •
referencia. Cristo es la referencia que usted tiene al acercarse
a Dios Padre en oración, y cuando Satanás intenta detenerle u
oponerse a usted utilice el nombre de Jesús para alcanzar la
victoria completa.
Orar en el nombre de Jesús es reclamar la victoria del Cal-
vario para su necesidad. Puesto que Jesús derrotó abie~tamente
a Satanás y a todas sus malignas huestes de demonios (Colo-
senses 2:15), el diablo es un enemigo vencido; se trata de un
usurpador. Satanás intenta atemorizarlo e intimidarlo, pero ~l
ya ha perdido la última batalla; recla~een el ~o~,bre de Jesus
la actualización de la victoria que Cristo consiguio en la cruz.
Orar en el nombre de Jesús significa reconocer por completo
el papel de Cristo como ungido de Dios; ver en El o: su Profeta,
Sacerdote y Rey. Como profeta Jesús es su Consejero y gu:a;
como Sacerdote, su intercesor. Cuando usted ora, El dice
"Amén" a su oración (Apocalipsis 3:14). "Porque todas las pro-
mesas de Dios son en él Sí, Yen él Amén, por medio de nosotros,
para la gloria de Dios" (2 Corintios 1:20). Como Rey, ~l es su
Señor y Soberano. Cuando usted ora en su nombre, esta rec!a-
mando la guía profética, la intercesión sacerdotal y las regias
respuestas de Cristo para su oración. .
Orar en el nombre de Jesús es orar con toda la autoridad de
El. Cristo ha delegado en usted la autoridad de orar y pedir a
Dios que en su nombre lleve a cabo grandes cosas. En el nombre
de Jesús usted puede reprender a Satanás y sus asechanzas,
demonios y todo su poder infernal. Esta es su protección, su
poder, esta es su victoria.
Cómo usar el nombre de Jesús
¡Qué sagrado privilegio el suyo! Usted no necesita ~ü~guna
otra recomendación o introducción para Dios: vaya al instante
y directamente al trono divino. Levante su corazón y ~ire a su
Padre- no se sienta avergonzado de acercarse a El. DIOS lo ha
estad~ aguardando; esperaba que usted le hablara en oración.
Como hijo de Dios, su pecado y su culpa han sido perdonados;
ya no es usted un siervo, sino un amigo de Jesús: su.compañero
de oración oficial. Usted se acerca al trono de gracia, no en su
INCREIBLE AUTORIDAD
• 33 •
propio nombre, sino en el de Cristo, representando sus intereses
y con su autoridad. Se le ha nombrado oficialmente intercesor.
¿Cómo debe usted usar ese nombre omnipotente y maravilloso?
Recuerde lo que representa el nombre de Jesús: su persona,
sus propósitos, su honor, su autoridad, todo cuanto El es.
Regocíjese en lo precioso que es ese nombre. El nombre de
Jesús representa toda la belleza y hermosura del Señor. Re-
cuerde toda su bondad; en especial su benevolencia para con
usted. Su nombre simboliza el amor constante y personal que
Elle tiene, y que profesa asimismo a aquellos otros por los que
usted ora. Mientras usted hace eso último, utilice su precioso
nombre en alabanza y en canción (Salmo 135:3).
Exprese su amor usando el nombre de Jesús. Aquellos a quie-
nes usted ama se emocionan cuando lo oyen decir sus nombres.
Jesús lo ama a usted más que ningún otro; y por muchos milla-
res que pronuncien su nombre, a Elle encanta oírselo a usted
de nuevo. Sin importar cuántasveces haya salido de sus labios
anteriormente, Cristo se regocija de continuo al oír que usted
lo pronuncia con amor. El confesar el nombre de Cristo consti-
tuye un verdadero sacrificio de alabanza: "Así que, ofrezcamos
siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir,
fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15).
Crea en ese nombre. Cuando usted ora, Jesús quiere que
ejercite la fe en su nombre (1 Juan 3:23). El nombre de Cristo
crea expectativa; da firmeza a su confianza; y lo llena a usted
de gozo (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8). La fe en el nombre de
Jesús produce respuestas milagrosas (Hechos 3:16).
Haga sus peticiones de oración en ese nombre (Juan 14:13-
15; 15:6, 7; 16:26, 27). Asegúrese de que usted está unido a
Jesús; ore por aquello que a Elle agrada y le glorifica; reclame
en su nombre la herencia que le pertenece; pida por amor a su
nombre.
Utilice la autoridad del nombre de Jesús. El nombre de Jesús
expresa su autoridad soberana, recuerda la victoria que El ya
ha conseguido en el Calvario, y sugiere la disponibilidad de las
huestes angélicas que le están sujetas. El nombre de Jesús res-
palda su plan y su programa; garantiza el fracaso y la derrota
de Satanás; y le ha sido dado a usted para que lo utilice en
CAMBIE EL MUNDO
• 34 •
oración. Sea firme reclamando su autoridad para resistir a Sa-
tanás y contribuya a que prevalezca la voluntad de Cristo.
Santifique su oración en ese nombre. Cuando usted utiliza
el nombre de Cristo al orar hay una influencia santificadora:
(a) el nombre de Jesús guarda la naturaleza y el motivo de su
petición: usted no puede orar de un modo egoísta o carnal; (b)
el nombre exige que la gloria sea para El; (e) espera de usted
integridad y obediencia; (d) demanda perseverancia en la ora-
ción. Usted sólo puede orar en el nombre de Cristo por aquello
que es verdaderamente importante.
Consiga el compañerismo de Jesús usando su nombre. Cristo
es su Sumo Sacerdote, que intercede a la diestra del Padre (1
Pedro 3:22; Romanos 8:34; Efesios 1:20-23). Usted puede unirse
a su intercesión y conseguir su compañerismo en la oración
pidiendo en su nombre: aquello por lo que el Espíritu Santo ora
por medio suyo en esta tierra, cuando usted pide en el Espíritu,
Cristo lo está pidiendo en su trono celestial a la mano derecha
del Padre. El utilizar el nombre de Cristo en el sentido bíblico
pleno les convierte a ambos en compañeros de oración.
Da honra a su nombre. Dios quiere que usted glorifique el
nombre de Jesús; y la oración que usted hace en ese nombre, le
capacita a El para dar gloria al Padre (Juan 14:13, 14). Dios ha
exaltado a Cristo hasta el lugar más elevado y le ha dado un
nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9). La manera
que tiene usted de dar gloria al nombre de Jesús es orando en
dicho nombre.
Reprenda al diablo en el nombre de Cristo. Aun los ángeles
reprenden a Satanás ya sus huestes demoníacas en el nombre
de Jesús. Recuérdele quién es Jesús; la victoria que El obtuvo
en la cruz y su resurrección; y que él (Satanás) está ya derro-
tado. Refrésquele la memoria en cuanto a la identidad que usted
tiene con Jesús y la autoridad que le ha sido dada por medio
del nombre de Cristo.
Utilice el nombre de Jesús como refugio: "Torre fuerte es el
nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Pro-
verbios 18:10). Regocíjese en el privilegio que tiene de llevar y
usar el nombre de Jesús. Reclame el ministerio y la protección
de los santos ángeles de Dios para usted mismo y para aquellos
INCREIBLE AUTORIDAD
• 35 •
por quienes ora: especialmente para misioneros que sirven en
lugares peligrosos. Los ángeles están constantemente de ser-
vicio para ayudar a todos los hijos de Dios, y a usted también
(Hebreos 1:14). Todos ellos se encuentran sujetos a Cristo y
obedecen sus órdenes. Usted está seguro en el refugio de su
nombre.
Haga todo en el nombre de Jesús. Colosenses 3:17 tiene un
carácter general: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de
hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias
a Dios Padre por medio de él". Viva para la gloria del nombre
de Cristo. Ore en su nombre. Sirva en su nombre. Confíe en su
nombre. Gloríese en su nombre. Lleve consigo el nombre de
Jesús y sea así triunfante dondequiera que vaya. Regocíjese en
todo lo que el nombre de Jesús añade a su oración.
En el nombre de Jesús usted posee una autoridad y un pri-
vilegio asombrosos. El usar dicho nombre incorpora la dimen-
sión de lo sobrenatural a su oración, y limpia el camino delante
de usted haciendo retroceder las tinieblas. Es la llave de los
recursos del cielo. ¡Regocíjese en su nombre! ¡Vístase con él!
[Aprenda a orar en la plena autoridad del nombre de Jesús!"
CAPITULO 5
JESUS SU COINTERCESOR
La oración lo hace entrar a usted en un compañerismo sagrado
con Jesucristo el Hijo entronizado de Dios. Si Dios no hubiera
revelado esto en su Palabra, habría sido una blasfemia el su-
gerir que usted podía tener tal compañerismo. Una concisa ~is­
toria de la Iglesia primitiva bien podría ser la frase: "Ay~dan­
doles el Señor" (Marcos 16:20); y, más adelante, la Escritura
llama a todos los cristianos "colaboradores de Dios" (1 Corintios
3:9; 2 Corintios 6:1). . '
Hay muchas formas de "colaborar" con Dl~S: por medio de
la obediencia, del servicio a otros, del compartir su amor; pero
El quiere tener un contacto aún más estrecho co~ usted: traerlo
a su círculo íntimo donde pueda escuchar el latido de su gran
corazón por un mundo perdido. Ello ha creado con la capacidad
de hablarle y de tener comunión con El; y, sobre todo, como
"colaborador" suyo, lo creó para que orase, como El ora.
¿Por qué ora Jesús?
En la Escritura se nos dice repetidamente que Jesús oraba
y que continúa haciéndolo; pero ¿por qué es necesaria la oración
para Aquel que creó el universo con su palabra (Juan 1:3) y que
sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3)? ¿Cuál es la razón de que
tenga que orar? ¿Por qué no le basta con dar órdenes? Ningún
demonio del infierno ni combinación alguna de fuerzas demo-
• 36 •
JESUS SU COINTERCESOR
• 37 •
níacas sería capaz de resistir ante su poderosa palabra. ¿Por
qué causa no los reprende, frena o consume Jesús con su pala-
bra?
Un día Ello hará (2 Tesalonicenses 2:8): regirá con un cetro
de hierro (Apocalipsis 12:5) -y nosotros con El (Apocalipsis
2:27)-; pero en este tiempo Cristo ha escogido gobernar el
mundo mediante la oración. Estamos en el día de la gracia, no
en el de su poder y gloria. Jesús ha sido ya entronizado a la
diestra del Padre. ¿Y qué hace allí? Reinar. Pero ¿cómo reina?
No por medio de su cetro, sino por medio de la oración. Incluso
antes de su muerte y resurrección, cuando advirtió anticipa-
damente a Pedro que Satanás había pedido a los discípulos para
zarandearlos como a trigo (Lucas 22:31,32), Jesús no dijo: "Voy
a detener a Satanás"; sino: "He rogado por ti".
Jesús reina mediante la intercesión
En la actualidad Jesucristo está sentado a la diestra del
Padre "en los lugares celestiales, sobre todo principado y au-
toridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra,
no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y ... todas
las cosas [han sido sometidas] bajo sus pies" (Efesios 1:20-22).
Cristo ya está en su trono; y ¿qué hace allí? ¿Conceder entre-
vistas a los ángeles o a los santos que han partido? El único
cuadro que presenta la Escritura es el de que Jesús "está a la
diestra de Dios ... [e] intercede por nosotros" (Romanos 8:34).
El vive siempre para interceder, y tiene un sacerdocio inmu-
table (Hebreos 7:24, 25).
¿Acaso no vive Jesús para reinar? Sí, pero también para
interceder: El reina mediante la intercesión. Cristo es el So-
berano de todo; no obstante también es el gran Sumo Sacerdote
que intercede por todos. La oración garantiza que habrá resul-
tados y comunica bendiciones. Mientras Cristo ora, bendice; El
es el Intercesor y el Dador de bendiciones.
Usted también es sacerdote
Ese es también precisamente el papel que Cristo ha escogido
para usted. El loama tanto que desea que lo acompañe en la
CAMBIE EL MUNDO
• 38 •
intercesión ante el Padre y pueda bendecir al mundo como El.
Jesús comunica bendiciones por medio de la oración, y nosotros
debemos hacer lo mismo.
Así leemos en 1 Pedro 2:9: "Vosotros sois ... real sacerdo-
cio." Juan escribe que Jesús nos ama, que nos ha librado de
nuestros pecados por su sangre, que nos ha hecho un reino, y
sacerdotes para servir a su Dios y Padre (Apocalipsis 1:5, 6).
Jesús es el Sumo Sacerdote de Dios (Hebreos 2:17), y nos ha
hecho también a nosotros sacerdotes para El (Apocalipsis 1:6).
Así es como tenemos que servir a Dios (v, 6). El mayor servicio
que podemos hacer al Señor, no es por medio de nuestro minis-
terio, testimonio o predicación; sea cual fuere la vocación de
usted, su servicio más importante habrá de constituirlo su in-
tercesión sacerdotal: Dios ha elegido trabajar por medio de las
oraciones de su pueblo, y está esperando la intercesión de usted.
El no sólo lo creó para orar, sino que también lo redimió, lo
justificó y lo santificó para ello.
Una comisión conjunta
¿Cuál es la mayor tarea de oración que tiene Jesús en este
tiempo? Tal vez sea el orar por la iglesia. Sin embargo, en la
Biblia sólo hay un mandamiento registrado relacionado con la
intercesión de Cristo por las iglesias; se encuentra en el Salmo
2:7, 8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi Hijo
eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te dará por herencia las
naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra." ¿Es
esta la razón por la cual Cristo intercede hoy día?
El Padre ordena a Jesús que pida por las naciones; y la gran
comisión de este último a la iglesia, su última petición, es que
vayan a todas las naciones (Mateo 28:19,20). Su segunda venida
se retrasará hasta que esas naciones hayan recibido un testi-
monio adecuado (Mateo 24:14). Ya que El es un Dios de amor
infinito, su corazón suspira por las naciones, y ciertamente una
de las prioridades que El da a cada cristiano es la de interceder
por la evangelización del mundo.
Puesto que Jesús vive siempre para interceder, en cualquier
momento que usted ore-sea de día o de noche- El ya lo está
JESUS SU COINTERCESOR
• 39 •
haciendo. Cada vez que usted acude a la oración puede ser el
cointercesor de Cristo. Pablo deja eso bien claro: "... nos dio
vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y junta-
mente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús .... Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios
2:5, 6, 10). Usted ya está sentado con Cristo en los lugares ce-
lestiales. ¿Y dónde se halla Cristo sentado? En el trono del
universo, al lado de Dios Padre. De modo que usted debe estar
ya compartiendo el trono de Jesús y haciendo lo que él hace:
interceder.
Jesús su cointercesor divino
Fíjese en las formas importantes en las cuales su compa-
ñerismo con Cristo en la intercesión afecta a sus oraciones:
¡Qué reverente prudencia se posesiona de usted mientras ora!
Si usted es el compañero de Jesús en la intercesión, debe ase-
gurarse de que pide en armonía con las oraciones que El hace,
y no contradiciéndolas. ¿Qué clase de compañero sería usted si
estuviera en desacuerdo con el Señor? ¡Cuán urgente resulta,
no sólo tratar de conocer la voluntad de Dios, sino pronunciar
constantemente aquellas palabras que Jesús nos enseñó a orar:
"Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"
(Mateo 6:10)1 Usted debe orar del mismo modo que Jesús lo hizo
en Getsemaní: "Pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Ma-
teo 26:39).
Proporciona una firme confianza a su oración. Si usted ora
para que la voluntad de Dios se lleve a cabo, y une de ese modo
su oración a la intercesión de Cristo, puede acercarse a Dios
con una tremenda certidumbre de fe (Hebreos 10:22): "En quien
tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en
él" (Efesios 3:12).
Si Jesús y usted están orando juntos por cierto tema, ¿existe
alguna duda de que Dios los oye? En una ocasión, mientras
Cristo oraba, mencionó que El sabía que Dios Padre siempre lo
escuchaba (Juan 11:42), y la Palabra de Dios acumula garantía
CAMBIE EL MUNDO.
• 40 •
tras garantía con el objeto de alentar la intercesión suya: "Y
esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna
cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él
nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos
las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5:14, 15). El si-
guiente versículo indica que el Espíritu Santo tenía en mente,
de un modo especial, la oración de usted por otros, es decir su
intercesión.
Supone un gran incentivo para perseverar en la oración.
Jesús mismo lo insta a que no deje de orar ni se da por vencido
hasta que haya recibido la respuesta (Lucas 18:1-8; 11:5-10).
Si usted está orando de acuerdo con la voluntad de Dios (vea el
capítulo 22), y su oración no ha sido contestada todavía, puede
tener la certeza de que Jesús se halla aún intercediendo por esa
necesidad; de manera que usted también debería perseverar.
¡Qué historia tan asombrosa contó Jesús para ilustrar esta
verdad! Usted debe seguir orando con la misma insistencia que
aquella viuda empleaba en su súplica ante un juez injusto, el
cual no le hacía caso y se negaba a contestarla. Cristo afirmó
que Dios Padre no es como ese juez, pero que nosotros sí debe-
ríamos ser como esa viuda.
El Dios del amén
En la Biblia tenemos un cuadro maravilloso de Jesús en su
papel de cointercesor: "He aquí el Amén ... dice esto" (Apoca-
lipsis 3:14); dando a entender que El es ese "Amén". ¿Qué sig-
nifica esto? En el hebreo, Isaías 65:16 llama a Dios "el Dios del
Amén". El sentido original de dar el amén es reconocer que
alguien es formal, digno de confianza y veraz; por lo tanto, ese
término se utiliza en el Antiguo Testamento de dos formas: (a)
Como repetición de la plegaria o la alabanza de uno que dirige;
es decir, con el significado de "Sí, ciertamente" o de "Así sea en
verdad" (Salmo 41:13; 72:19; 106:48; 1 Crónicas 16:36; Nehe-
mías 8:6); y (b) Como el asentimiento de un oidor obediente a
un decreto o una resolución real (1 Reyes 1:36; Jeremías 11:5).
Cuando la Escritura declara que Jesús es el Amén, ello
quiere decir que El es el "Sí" divino a toda la voluntad de Dios
JESUS SU COINTERCESOR
• 41 •
y a l~s oraciones de su pueblo siempre que éstas concuerden
con dicha voluntad: "Porque todas las promesas de Dios son en
él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de
Dios, (2 Corintios 1:20).
[Ahora deje que la gloria total del cielo, baje hasta usted!
En términos humanos descriptivos, Jesús está sentado en el
trono, a la diestra del Padre, y usted, que comparte dicho trono
en el Espíritu, se halla al lado de Cristo. Al interceder usted
según la voluntad de Dios, ayudado por el Espíritu Santo que
mora en su in~erior(y que intercede por usted y por medio suyo),
se vuelve hacia Jesús y hace su ruego para gloria del Señor y
p.or amor a El. Gracias a su autoridad "en Cristo", usted ex-
~Iende s~ petición a Jesús, y El une a la misma su poderosa
intercesión y se vuelve hacia el Padre para presentarle la ora-
~ión de ~mbos (la de Jesús y la suya). Luego, Cristo sella la
intercesión común con su real "Amén", ya que El es en su esen-
cia misma el Amén de usted entronizado. Por ser quién es, por
lo que realizó en el Calvario, y porque concuerda con usted en
la oración (Mateo 18:19), Jesús es el "Amén" soberano de su
intercesión.
¿No ha llegado el momento de cantar la doxología y de hin-
carse de rodillas mientras se une a los seres celestiales que
exclaman en adoración: "Santo, santo, santo"?
"¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo
del hombre, para que lo visites?" (Salmo 8:4); "Oh Jehová, ¿qué
es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para
que lo estimes?" (Salmo 144:3); "[Oh profundidad de las rique-
zas de la sabiduría y de laciencia de Dios! [Cuán insondables
son ~us juicios" e inescrutables sus caminos! ... Porque de él, y
p.or el, y para el, son todas las cosas. A él sea la gloria por los
SIglos. Amén" (Romanos 11:33, 36).
CAPITULO 6
UN COMPAÑERO DE ORACION
INTERNO
El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, no sólo
está entronizado en el cielo, sino que ha sido enviado por Jesús
(Juan 16:7) y por el Padre (Juan 14:26) a morar en los creyentes
(Juan 14:17); de modo que la naturaleza interna de los cristia-
nos se convierte en un templo de Dios por la presencia del Es-
píritu (1 Corintios 3:16, 17). ¿Y qué hace el Espíritu Santo por
usted cuando viene a morar en su interior? Lo santifica (2 Te-
salonicenses 2:13), lo inviste de poder (Hechos 1:8), lo guía
(Juan 16:13), testifica a través de usted (l Juan 5:8; Hechos 1:8)
y lo ayuda a orar (Romanos 8:26).
El Espíritu Santo es el Espíritu de oración, y habla direc-
tamente con el Padre y con el Hijo. Sin embargo, también ora
indirectamente por medio del creyente, de usted. La naturaleza
de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo es una naturaleza de
oración: tanto el uno como el otro viven siempre para orar. Al
igual que Dios ha dispuesto que usted se una a Cristo en la
intercesión para que su voluntad sea hecha en la tierra, tam-
bién ha establecido que el Espíritu capacite, guíe e invista de
poder las oraciones que usted hace.
• 42 •
UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO
• 43 •
Para decirlo de otra forma sorprendente: Dios Hijo es su
cointercesor entronizado, y Dios Espíritu Santo su compañero
de oración interno. Al igual que Dios Padre permanece invisible
para los ojos humanos, así sucede también con Dios Espíritu
Santo; pero usted puede saber cuándo el Espíritu está obrando
en su interior con la misma certeza que conocer la paternidad
de Dios o el carácter salvador de Cristo. Estar lleno del Espíritu
Santo es estarlo del Espíritu de intercesión.
Cuando el Espíritu llena a alguien, la oración se convierte
en el aliento espiritual de esa persona. El Espíritu Santo le
encanta hacer dentro de usted aquello para lo cual mora en su
interior: cumplir la voluntad de Dios en la tierra. Dios ha es-
tablecido que la oración del creyente sea una de las formas
principales en las cuales El lleve a cabo su voluntad; de manera
que el Espíritu Santo desea hacer de la intercesión una expre-
sión importante de su vida espiritual.
El Espíritu capacita y transforma su oración
El Espíritu Santo aumenta en usted el deseo de orar. Del
mismo modo que resulta natural que un niño hable con su pa-
dre, es normal también que el creyente ore al Padre celestial.
Pero si bien el niño tiene que aprender a hablar, el nuevo cre-
yente puede orar tan pronto como ha nacido del Espíritu; en
cuanto nace de nuevo.
El Espíritu está presente desde el momento mismo del na-
cimiento espiritual para animar y aumentar el deseo de orar
en el creyente. El que a un cristiano le falte tal deseo es un
síntoma de mala salud espiritual. Los creyentes carnales en-
cuentran muchas excusas para descuidar la oración, ya que
Satanás está siempre dispuesto a robarnos la comunión con
Dios, que es la Fuente del poder; pero aquellos que se encuen-
tran llenos del Espíritu pueden esperar que el Espíritu Santo,
el Capacitador interno de oración, les guíe a orar.
El Espíritu Santo trae a su memoria la Escritura mientras
usted ora. Uno de los ministerios del Espíritu, como compañero
de oración suyo, es recordarle cosas que tienen importancia
espiritual: El se deleita, por ejemplo, en traer a su mente ver-
CAMBIE EL MUNDO
• 44 •
sículos de la Biblia, ya que ésta es la espada que lo capacita
para resistir los poderes malignos de este mundo (Efesios 6:16).
El Espíritu le hace recordar versículos de la Escritura llenos de
alabanza para que usted pueda mencionarlos en sus oraciones,
y también promesas bíblicas para fortalecer su fe.
El aprender de memoria pasajes de la Escritura -guardar-
los en su corazón- lo capacitará para incorporar la Palabra de
Dios a su vida espiritual (Salmo 119:11). Memorice algunos de
los salmos de alabanza, las doxologías del Nuevo Testamento,
y algunos de los versículos de oración y de promesa. Estos pue-
den usarse repetidamente, ya que, como verá, expresan los pro-
fundos deseos y gozos de su corazón. ¡Qué maravillosa bendición
supone el utilizar las propias palabras de Dios como oración!
El Espíritu Santo lo hace consciente de metas espirituales
que debe tratar de alcanzar. Al Espíritu le encanta presentarle
a usted la imagen de Jesús, y profundizar su deseo de parecerse
más al Señor, mientras usted lee acerca de El en la Palabra y
se da cuenta de que no alcanza su semejanza. El Espíritu Santo
también se deleita en ponerle delante personajes bíblicos, gente
piadosa destacada de la historia de la Iglesia, o individuos ejem-
plares que usted ha conocido o encontrado. Utilizando el ejem-
plo de éstos, el Espíritu lo ayuda a establecer metas para su
propio crecimiento espiritual. Hay muchos pasajes de la Escri-
tura los cuales el Espíritu Santo puede utilizar en este aspecto
de su ministerio, por lo tanto, resulta muy importante que usted
dedique tiempo suficiente a leer de manera sistemática y a dia-
rio la Palabra de Dios. El Espíritu también le hará presentes
otras metas mientras usted ora por su iglesia, su organización
misionera, su país y, claro que sí, [por su mundo!
El Espíritu Santo lo hace consciente de necesidades que de-
ben ser suplidas. El puede darle a usted ojos para ver aquello
que a otros pasa desapercibido, y ayudarle a discernir cuando
la gente está desanimada, triste o derrotada. También puede
señalarle la negligencia espiritual, o la necesidad que hay de
avivamiento, de nueva visión y de mayor obediencia. Asimismo
es posible que el Espíritu lo inspire para orar por el crecimiento
de la iglesia, por los jóvenes que usted tiene a su alrededor, por
siervos de Dios especialmente utilizados.
UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO
• 45 •
Al hacerle presentes esas necesidades, el Espíritu lo está
llamando a orar. A Satanás no le importa que usted reconozca
las necesidades que hay, pero lo que quiere es que ridiculice y
critique; el Espíritu Santo -su compañero de oración in-
terno-, por su parte, desea que usted sea una persona de ora-
ción y no criticona. El empeño del diablo es que usted hable
acerca de la gente y de sus necesidades; el del Espíritu, que
interceda por ellas.
En ocasiones, usted deberá compartir esas preocupaciones
con otros a fin de orar juntos por ellas; cosas tales como las
inquietudes generalizadas de su comunidad, de su nación, de
su mundo. La tremenda necesidad que hay del avance y de la
divulgación del evangelio exige que usted se una en oración con
otras personas para obtener el mayor poder de intercesión po-
sible. El Espíritu Santo está siempre dispuesto a ayudarle en
tales ocasiones, y Cristo promete acompañarle (Juan 14:16).
El Espíritu le dará cargas de oración. El corazón de Dios
está entristecido por el pecado, la indiferencia y la impiedad de
nuestra época. Nuestro amante Salvador y el tierno Espíritu
Santo ruegan en oración intercesora por las vidas y los hogares
destrozados, y por las tragedias que producen la iniquidad y la
injusticia en todo el mundo. Ambos anhelan que usted se una
a ellos en una intercesión diaria por los que sufren, por los
quebrantados, por los perdidos, y por todos aquellos que están
siendo destruidos por el pecado.
Dios Padre quiere que alguien interceda por cada persona
necesitada. El oye el clamor del huérfano, elsollozo del afligido,
las palabras airadas del violento, y los gritos de sus víctimas.
El Señor siente las calamidades de los prisioneros y refugiados,
las punzadas de dolor cauzadas por el hambre de aquellos que
mueren de inanición; le afecta el dolor de los enlutados, la im-
potencia y la desesperanza de los que están encadenados por
hábitos pecaminosos. El comprende las tinieblas espirituales y
esa vaga pero profunda insatisfacción que sienten los que aún
no han recibido el evangelio.
Con toda seguridad,

Continuar navegando