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Resumen Responder a las expectativas de los estudiantes Overview Responding to Student Expectations Los Resúmenes son traducciones de extractos de publicaciones de la OCDE. Todos los Resúmenes se pueden obtener de forma gratuita en el OCDE Online Bookshop (www.oecd.org). Este Resumen no es una traducción oficial de la OCDE. ORGANISATION FOR ECONOMIC CO-OPERATION AND DEVELOPMENT ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICOS RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 2 © OECD 2002 PROYECTO SOBRE LAS RESPUESTAS INSTITUCIONALES A LAS EXPECTATIVAS DE LOS ESTUDIANTES EN CONSTANTE EVOLUCIÓN Peter Coaldrake Para las personas que trabajan en el mundo de la enseñanza superior resulta bastante evidente que los estudiantes esperan mucho de sus universidades y que lo que esperan de ellas es complejo y no suele coincidir con lo que esperaban los estudiantes de las décadas anteriores. Además, las repercusiones de dichas expectativas y el modo en el que una universidad responde y da forma a dichas expectativas es cada vez más importante para el futuro funcionamiento de la universidad. Pero los estudiantes no son los únicos que tienen interés en las universidades. La enseñanza superior ha sido durante muchos años una actividad de masas y no una actividad de élites y eso ha implicado un incremento del perfil y la importancia de las distintas funciones de las universidades, al mismo tiempo que ha conllevado que se espere de ellas no sólo que respondan a las expectativas de los individuos, las profesiones, los gobiernos y la comunidad en general, sino que además sean instituciones líderes, creativas y escolares, integradas en la sociedad, en vez de mantenerse al margen de la misma. La universidad contemporánea se enfrenta por consiguiente a mayores retos administrativos al trabajar con múltiples y a menudo competitivas peticiones y expectativas entre las que se encuentran sobre todo las de los estudiantes. Se pueden esbozar algunos de los principales aspectos de las expectativas de los estudiantes. Entre ellas están las expectativas de calidad y profesionalidad a la hora de programar las distintas actividades y servicios de la universidad, el hecho de poder contar con profesores cualificados adecuadamente y contar con tutorías durante su aprendizaje, que se les trate con respeto, precios económicos y elevados niveles académicos. Como observación general, cada vez hay más estudiantes que participan en actividades ajenas a las áreas de estudio por las que han optado, especialmente actividades de trabajo remunerado y esperan que las universidades adapten la programación de su enseñanza superior a dichas peticiones externas por lo que respecta al horario. Desde el punto de vista práctico, estas expectativas se pueden manifestar en una solicitud de acceso a los servicios durante las 24 horas del día y durante los 7 días de la semana, o en un acceso parecido al personal y en una solicitud de ampliación de las interacciones entre los estudiantes y las universidades y más concretamente, en una mezcla de entornos físicos y virtuales para el aprendizaje por parte de los estudiantes. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 3 © OECD 2002 El concepto de "telepresencia" está adquiriendo cada más importancia, de modo que los estudiantes pueden estudiar en la actualidad estando presentes físicamente en un campus, o bien desde sus casas o trabajos. Dichos desarrollos demuestran hasta qué punto la tecnología puede remodelar nuestra concepción del tiempo y el lugar en la enseñanza superior y ya está desdibujando las primeras distinciones entre educación en el propio campus y educación a distancia o entre clases presenciales o virtuales Sin embargo, sería un grave error pensar que dichas expectativas se dan uniformemente entre los distintos tipos de estudiantes que cada vez son más o incluso dentro de una única universidad y mucho menos todavía a nivel global. Tal y como señala Richard James: "Las preferencias y las expectativas de los estudiantes, así como las relaciones entre éstos y las expectativas y prioridades institucionales son cada vez más complejas y dificultan su análisis. Dicha complejidad proviene fundamentalmente de la elevada naturaleza participativa de la empresa que constituye la enseñanza superior y de la interacción en doble sentido de los estudiantes y las universidades. El proceso de la enseñanza superior no sólo da forma a las expectativas de los estudiantes sino que el propio proceso educativo se ve influenciado por el carácter de las expectativas de los estudiantes. En la actualidad no hay ni un solo marco teórico que trate adecuadamente estas relaciones." El proyecto IMHE de la OCDE sobre respuestas administrativas a las expectativas de los estudiantes ha supuesto una oportunidad para examinar estas cuestiones tan complejas con mayor detenimiento. Las ponencias incluidas en este documento fueron algunas de las que se presentaron y analizaron en el transcurso de dos reuniones celebradas en el año 2001, una en el mes de septiembre en Brisbane, Australia y la otra en diciembre en París. Los participantes en las mismas aportaron perspectivas de distintos sistemas de enseñanza superior, entre los que se encontraban los europeos, el británico, el canadiense y el australiano. El sistema de enseñanza superior australiano fue un centro de interés valioso para este proyecto. Hay dos puntos que conviene destacar en este sentido. En primer lugar, el sistema australiano es en muchos aspectos un caso ideal para analizar en cuanto a las potenciales respuestas administrativas a las expectativas de los estudiantes, por motivos que detallaremos enseguida. En segundo lugar, a pesar de las múltiples diferencias existentes entre los sistemas de enseñanza superior nacionales en aspectos tales como la estructura, órganos de gobierno y experiencia de los estudiantes, existen muchas cuestiones comunes a las universidades en los distintos países y muchas similitudes en los valores y aspiraciones de los académicos y estudiantes de todo el mundo. En cuanto a la validez de la enseñanza superior australiana como ejemplo de análisis, se trata de un sistema relativamente joven, en el que la primera universidad se creó a mediados del siglo XX y en el que de las 37 universidades públicas existentes, 28 surgieron tras la década de los 60. Muchas universidades se han ido formando, RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 4 © OECD 2002 por consiguiente, a partir del modelo y el funcionamiento de otras instituciones similares del mundo, básicamente, aunque no exclusivamente, de Estados Unidos y del Reino Unido. En los últimos 15 años, las universidades australianas han experimentado grandes cambios en sus sistemas de financiación y de gestión, empezando por la abolición del sistema binario en 1988 y la introducción del denominado Unified National System (Sistema Nacional Unificado) a través del que se negocian anualmente con el gobierno federal los perfiles institucionales. A pesar de la aparición de la programación del gobierno central, ha habido actuaciones a favor de cambiar el modo de financiación, dejando atrás el sistema de becas y pasando a un nuevo sistema en el que los estudiantes abonan una parte cada vez mayor de los costes de la enseñanza. Este sistema se empezó aplicando a los estudiantes extranjeros y a algunas categorías de estudiantes de postgrado que no eran investigadores y a lo largo de la última década se ha ido ampliando también a la mayoría de los programas educativos de postgrado ofrecidos previo abono de una cantidad específica, aunque con la posibilidad para dichos estudiantes de acceder a un sistema de préstamo específico, una opción recientemente introducida. Tal y como dijo Mike Gallagher, "durante la década de los 90 hemos visto en el masificado sector de la enseñanza superiorun cambio de la "respuesta a las necesidades nacionales" fomentado por una programación centralizada, concesión de ayudas y normatización (cuando la universidad dependía mucho del Estado) a una "respuesta a los estudiantes" fomentada por las necesidades de mano de obra que expresa sus preferencias y elecciones (durante una transición hacia una creciente independencia de la universidad)". Este cambio ha fomentado un ambiente de competitividad entre las distintas universidades y por esa razón todas las universidades australianas han desarrollado operaciones de marketing profesional de alcance local e internacional. Toda Australia se ha forjado una reputación internacional de ser bastante agresiva y de obtener bastantes buenos resultados en cuanto al marketing internacional y la captación de alumnos, sobre todo en la región del sudeste asiático. De este modo, Australia es un ejemplo instructivo de las presiones a las que se ven sometidas las universidades en todo el mundo y concretamente de la presión para responder más eficazmente a las crecientes expectativas de los estudiantes. Los debates de las reuniones de septiembre y diciembre y las ponencias incluidas en este documento pueden servirnos para analizar cuatro aspectos concretos: -¿En qué contexto se enmarcan las relaciones entre los estudiantes y las universidades y de qué naturaleza son? -¿Cómo y por qué están cambiando las expectativas de los estudiantes? -¿Hasta qué punto deberían responder las universidades a las expectativas de los estudiantes? RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 5 © OECD 2002 -¿Cómo deberían responder? Contexto en el que se enmarcan las relaciones entre los estudiantes y las universidades y naturaleza de las mismas Ruth Dunkin ha facilitado una conceptualización informativa y útil de estas relaciones en el contexto de una relación trilateral más amplia entre la universidad, la sociedad y el estudiante. Se centra en la fluidez de las relaciones, su interconexión y su evolución dentro de marcos nacionales concretos. Dichas características se pueden ver por ejemplo en el cambio que determinados gobiernos han fomentado en distintos países, entre ellos Australia y el Reino Unido, en cuanto a los beneficios individuales de la enseñanza superior, sobre todo a la hora de asegurar un empleo profesional. Por ejemplo, Eva Münsternova destaca en su ponencia que la República Checa está procediendo a reconstruir las instituciones nacionales después de cuatro décadas de dominación soviética y que en este sentido se considera a los estudiantes como un recurso nacional básico. Sin embargo también asegura que a pesar de una política oficial de revalorización de los estudiantes, las actitudes académicas en muchos casos destacan su posición de subordinación en la comunidad universitaria. Una consecuencia significativa de considerar la cuestión de las expectativas de los estudiantes como contraria a un marco trilateral es que responder a las expectativas de los estudiantes necesariamente supondrá consecuencias respecto de la manera en que las universidades responden a otras expectativas, o bien no logran hacerlo. Eso no sólo significa que la función de las universidades como instituciones sociales podría aminorarse al tratar a los clientes como si fueran clientes o destinatarios de servicios, sino que también significa que se corre el riesgo de reducir la educación universitaria a una simple transacción con un individuo (que posiblemente deberá pagar). Los aspectos sociales de la enseñanza superior, la función de las universidades al poner en contacto a los estudiantes con varias comunidades a lo largo de su aprendizaje, así como la naturaleza cogeneracional del aprendizaje son de vital importancia, aspecto que también destacan John Seely y Paul Duguid en su libro The Social Life of Information (La Vida social de la información) (Harward Bussiness School Press, 2000). Los representantes de los estudiantes que participaron en las dos reuniones eran unánimes y categóricos a la hora de expresar la idea de que los estudiantes no quieren que se les vea simplemente como usuarios y clientes. Retomando las palabras de John Byron "los estudiantes esperan que se les lleve a un viaje en el que en cierta medida no pueden imaginar cuál será el destino final. Esperan recibir información durante el trayecto porque ése el único modo de que sean algo más que simples pasajeros. Pero no esperan tener la última palabra, que se les dé RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 6 © OECD 2002 únicamente los que están acostumbrados a pedir o que se les considere simplemente como fuentes de ingresos." Cómo y porqué están cambiando las expectativas de los estudiantes Los cambios en las expectativas de los estudiantes se atribuyen a menudo al incremento de la consideración del estudiante como cliente. Este hecho ha conllevado que muchos órganos de instituciones de enseñanza superior cambien su visión y presten más atención a los beneficios que eso implica y también un consiguiente paso para solicitar a los estudiantes que costeen una parte cada vez mayor de los gastos que implica la enseñanza. Sin duda alguna, éste es un factor significativo, pues todo aquel que conozca las reclamaciones de los estudiantes sabe que éstos suelen alegar que ellos mismos, o sus padres, han pagado una cantidad bastante elevada y que esperan a cambio una enseñanza de nivel elevado. Además, este aspecto se ve reforzado por la competitividad que reina entre las universidades por lograr que sus estudiantes sean los mejores y por lograr los mejores mecanismos de financiación de los gobiernos, algo que en muchos países ha influenciado considerablemente la elección de los estudiantes. Dicho cambio tiene dos efectos muy distintos: en primer lugar, coloca a los estudiantes, más directamente, como compradores parciales de los servicios educativos y conlleva asociadas mayores demandas y expectativas en calidad de clientes. En segundo lugar, las presiones financieras se reflejan en el hecho de que cada vez hay más estudiantes no licenciados aún, incluso matriculados en primer curso, que trabajan a tiempo parcial o jornada completa. A menudo se emplea el término "desinterés" para describir la consiguiente retirada de los estudiantes que ya no desean participar en las actividades internas del campus. Asimismo, muchos estudiantes que ya se han graduado vuelven a la universidad para continuar estudiando mientras trabajan a tiempo parcial o jornada completa. Muchos de estos estudiantes buscan comodidades, con una enseñanza por módulos y horarios flexibles y muchos no tienen el menor interés por permanecer en el campus más que el tiempo que ellos consideran necesario. Las Universidades se enfrentan a un reto considerable, adaptarse a expectativas tan variadas y mantener al mismo tiempo un compromiso de calidad. Richard James destaca algunos logros resultado de las investigaciones de su grupo y de otros investigadores acerca de cómo percibe dichos cambio el personal académico australiano. Muchos académicos creen que lo que prevalece entre los estudiantes en un modelo consumista. Ofrecen informes, con anécdotas, de los que se pueden deducir que los estudiantes quieren "educación rápida, fácil y barata", esperan que se lo pongan todo en bandeja en el recorrido de su aprendizaje y piden buenos precios. Los representantes de los estudiantes que asistieron a ambas reuniones coincidieron de nuevo en su postura respecto a esta cuestión: si los estudiantes se comportan como casi-consumidores, se debe más bien a factores externos y no tanto a un deseo intrínseco por parte de los estudiantes de ser tratados como clientes. En concreto, si la enseñanza superior se presentara como una transacción casi-comercial e individualizada, los estudiantes ajustarían sus expectativas en consonancia. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 7 ©OECD 2002 No obstante, el cambio en algunos países, en el sentido de pedir a los alumnos que paguen más por la enseñanza superior no puede considerarse como un fenómeno que haya generado el incremento de las expectativas de los estudiantes, tal y como destacó un participante noruego en la reunión de París, porque incluso en los países escandinavos donde la enseñanza está completamente subvencionada por el Estado, a través de becas concedidas para estudiar en las universidades, las expectativas de los estudiantes de dichas universidades también han aumentado. Dennis Farrington sugiere que el papel de los estudiantes ha pasado de "un papel subordinado en el studium generale al de consumidor de servicios". Dicho giro incrementa las expectativas de tener derechos claros y definidos, así como obligaciones, a pesar de que no se basen en un vínculo contractual ni en una relación comercial. De hecho, señala que la tendencia angloamericana de aplicar al menos en parte una analogía contractual no se reconoce en todos los países europeos y que en algunos países los derechos de los estudiantes se basan únicamente en normas de derecho público. Richard James señala asimismo que los factores externos relacionados con el mercado, tales como un marketing fuerte y unos procesos de admisión altamente competitivos, desempeñan también una función en la formación de las expectativas de los estudiantes, del mismo modo que ocurre con otros factores, más allá del mercado. James destaca que hay que prestar una particular atención a la importancia de la experiencia formadora inicial de los estudiantes a la hora de que éstos se creen las expectativas. La consecuencia es que las universidades deberían considerar que por lo menos en parte, la responsabilidad del creciente desinterés de los estudiantes reside en el propio sector y se debe al menor y posiblemente menos intenso entorno personal que se derivaría del hecho de que cada vez haya más alumnos por clase. La función del marketing a la hora de que los estudiantes definan sus expectativas también ha sido analizada por Sarah Davies que considera que el marketing en la enseñanza superior permite que se alcancen los objetivos de la universidad al comprender qué necesitan y quieren los estudiantes. No obstante, esto no implica que los estudiantes sepan por adelantado cuáles son sus necesidades, ni tampoco que las universidades tengan que cambiar para adaptarse a lo que ellas creen que los estudiantes encuentran atractivo. Dicho cambio podría contrarrestar los objetivos de la universidad. Sin embargo, es peligroso intentar vender exageradamente, las posibles virtudes de una universidad a sus probables estudiantes. Muchas universidades australianas pregonan a los cuatro vientos su éxito, asegurando que colocan a sus licenciados en el mundo laboral u ofreciendo modos de estudio flexible que se adaptan a las otras prioridades en la vida de los estudiantes. Otras destacan la investigación que realizan de alcance mundial y prometen que sus estudiantes vivirán una especie de experiencia inigualable. Si no se logran estas promesas, es probable que luego haya insatisfacción y desmotivación. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 8 © OECD 2002 Otro aspecto importante en cuanto a las expectativas de los estudiantes es la creciente existencia de información tecnológica. En mi propia Universidad, la Queensland University of Technology, en Brisbane, hemos visto como se producía un crecimiento exponencial en el acceso por parte de los estudiantes a los servicios en línea, y esto en las distintas actividades de la Universidad, así como un consiguiente incremento en la demanda y expectativas de que estuviesen disponibles los servicios tecnológicos más avanzados. Algunos estudiantes no parecen interesados por utilizar los servicios tecnológicos, pero cada vez son menos los que no los usan. La Universidad se enfrenta a un gran reto en los próximos años: conjugar las demandas de los estudiantes por lograr un mayor ancho de banda y más equipos con la gestión del nivel de expectativas respecto de los niveles de servicio que se pueden ofrecer realmente. El equilibrio entre invertir en infraestructura virtual y física, entre equipamiento y servicios tecnológicos, entre edificios y terrenos, es una cuestión cada vez más importante. Se ve reflejada además en un creciente debate a nivel internacional entre "invertir en tecnología" versus nuestro tradicional punto de vista de "invertir en inmuebles". Hasta qué punto deben responder las universidades a las expectativas de los estudiantes En los debates sobre este tema hubo dos aspectos clave: el primero se refería a en qué asuntos debería esperarse legítimamente que las universidades respondiesen a las expectativas de los estudiantes, mientras que el segundo trataba de los potenciales peligros que podrían derivarse de avanzar en esa dirección. Michael Gallagher expone claramente la tendencia en la política del gobierno australiano de desarrollar el mercado, o casi-mercado de los mecanismos en la financiación de la universidad con el fin de que las universidades respondan mejor a las expectativas de los estudiantes. Cita una cierta cantidad de ejemplos de dicha respuesta que ya se ha producido tales como los avances en el diseño de las materias de enseñanza, en las prácticas y su evaluación, y un creciente interés por conseguir logros en la enseñanza tales como el desarrollo de atributos y cualidades concretas en los graduados. Asimismo, sugiere que todavía se puede cambiar más para ajustar las nuevas demandas a un mayor grupo de estudiantes, muchos de los cuales esperan que las universidades les ofrezcan una enseñanza que se ajuste a sus necesidades y preferencias y no a las de los académicos. El papel de los estudiantes como consumidores, señalado por Dennis Farrington, destaca la importancia para las universidades de responder con una adecuada claridad y justicia a la manera en que se trata a los estudiantes. La experiencia del Ombudsman en distintos países ha destacado los problemas derivados de una falta de procedimientos bien definidos para atender RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 9 © OECD 2002 las reclamaciones de los estudiantes, de que no siempre se archiven los casos y en general de una falta de profesionalidad a la hora de gestionar los derechos de los estudiantes. Estos son temas en los que las universidades tienen claramente la obligación de responder a las expectativas de los estudiantes, al ser considerados (parcialmente) clientes. Richard James ofrece una perspectiva útil basada en la propuesta de Herzberg de que dos aspectos de los factores del entorno afectan a la satisfacción y motivación de la gente en relación con el trabajo. Los factores higiénicos tales como la calidad de los espacios y lugares de trabajo están relacionados con el nivel de confort personal en el lugar de trabajo. Si son inadecuados, los trabajadores pueden estar insatisfechos, pero si son adecuados no generan automáticamente una gran satisfacción. Por otro lado, los factores de motivación tales como inspirar liderazgo y estimulación intelectual pueden, si se dan, acrecentar la motivación y los logros. En el supuesto de que no se den esos factores de motivación, los trabajadores no estarán necesariamente insatisfechos, pero seguramente estarán mucho menos motivados. Si los estudiantes viven unas experiencias más estimulantes y desafiantes, se logrará una mayor satisfacción y una mejor enseñanza, que quizá funcione para contrarrestar las expectativas que tenían los estudiantes anteriormente. Quizás, sorprendentemente, a los representantes de los sindicatos de los estudiantes no les resulte nada fácil advertir a los estudiantes de la respuesta indiscriminada a las expectativas generales de los estudiantes. Muchos son de la opinión que consultar al estudiante sobre cuestionesacadémicas es importante y que el órgano que reagrupa y representa a los estudiantes debería participar activamente en la universidad, pero que en cualquier caso el desafío y el rigor, así como el contenido de la enseñanza no deben sacrificar una mejor satisfacción del estudiante. Cómo deben responder las universidades En los últimos tiempos se ha dedicado una especial atención al rápido crecimiento de las universidades sin fines lucrativos en Estados Unidos, algunas de las cuales se caracterizan por prometer comodidades, servicio eficiente y una enseñanza de nivel y especializada en distintas vocaciones, impartida bien mediante clases presenciales y a menudo mediante clases virtuales. Con frecuencia dichos organismos se consideran ejemplos de respuesta a las expectativas y se ha dicho que las universidades convencionales tienen que reaccionar ante ellos actuando como competidoras agresivas y mejorar su propia eficiencia y adaptabilidad o bien hacer frente al hecho de que se van quedando obsoletas (Cunningham et al. 2000). Sin duda, los factores de eficiencia y adaptabilidad son importantes y el éxito de una pequeña pero importante cantidad de instituciones sin ánimo de lucro en estados Unidos sugiere que estas cuestiones son particularmente muy tenidos en cuenta por ciertos grupos de estudiantes. No obstante, un mensaje claro de las ponencias incluidas en este documento es que dichos factores tan sólo son dos, de entre los muchos que pueden considerar y analizar las universidades. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 10 © OECD 2002 Mientras que en el transcurso de las dos reuniones se insistió repetidamente sobre la complejidad y contexto al tratar la cuestión de las respuestas a las expectativas de los estudiantes, lo cierto es que surgieron algunas sugerencias respecto de las gestión universitaria. Una de ellas fue la necesidad global de una mayor transparencia en el sentido de que se ofrezca una información fácilmente comprensible y accesible a los estudiantes acerca de cuestiones tales como los procedimientos y modos de reclamación, la disponibilidad de los servicios y varios aspectos de la experiencia educativa. La otra se refería a una codificación más formal de los respectivos papeles y responsabilidades de las universidades y los estudiantes, así como una información más detallada de los potenciales objetivos del aprendizaje, los procedimientos de evaluación y las estructuras de las enseñanzas. Dicha transparencia no sólo puede reducir la insatisfacción de los estudiantes al hacer desaparecer la incompatibilidad entre las expectativas y la realidad, sino que también puede servir para prevenir potenciales problemas legales o reclamaciones externas. Mientras que ha habido muy pocos casos de estudiantes que hayan demandado a universidades, la responsabilidad de las universidades tiende a reflejarse en el hecho de que cada vez se paga más y que cada vez se recurre más al marketing en el producto constituido por la enseñanza superior. En la situación australiana la responsabilidad podría basarse no sólo en la doctrina legal general de negligencia sino también en las normas comerciales contenidas en la ley nacional Trade Practices Act de 1947 y en las equivalentes State Fair Trading Acts. En muchos casos, tal y como señala Anthony Moore, se podría unir una reclamación comercial justa con una reclamación de negligencia. Otra sugerencia consistió en que las universidades adoptasen un enfoque más estratégico a la hora de hacer frente a las expectativas de los estudiantes, sobre todo una vez demostrado que dichas expectativas se definen básicamente a partir de las experiencias de los estudiantes de primer curso. Dicha estrategia puede adoptar la forma de un trabajo más intenso con los estudiantes a lo largo de las cuatro primeras semanas del curso escolar (un trabajo que vaya más allá de las actividades de orientación de la universidad tradicional), que incluya consejos sobre cómo administrar su tiempo en función de sus otros compromisos y que les aclare la naturaleza y alcance del apoyo y servicios con los que podrán contar los estudiantes mientras estén allí estudiando. Esto puede resultar particularmente importante en los casos en los que se decidan cambios o innovaciones significativas en los aspectos prácticos de la enseñanza. Se han dado ejemplos ya en los que se adoptaron cambios sonoros con fines pedagógicos a la hora dar la clase y de evaluar que no han funcionado porque no se prestó la suficiente atención a la preparación de los estudiantes ni al conflicto entre sus expectativas convencionales en cuanto a las clases y las tutorías. En dichas situaciones, los estudiantes pueden sentirse conejillos de Indias y se mostrarán reticentes a los cambios, por mucho que los cambios se hagan en pro de su mejor interés educativo. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 11 © OECD 2002 De modo más general, Richard James señala que conviene detenerse en la enseñanza de los estudiantes que aún no se han graduado. Aunque es muy consciente de todas las presiones que existen sobre la enseñanza, sugiere que muchas universidades han respondido a dichas presiones siguiendo parcialmente la evolución de las modas. Su sugerencia es que se revise de un modo más holístico la educación de esos estudiantes y que se busque un equilibrio entre las realidades de nuevas formas de interacción entre los estudiantes y la Universidad frente a la necesidad de garantizar rigurosos puntales educativos y coherencia en la enseñanza. Comentarios a modo de conclusión Dados los múltiples aspectos de complejidad existentes en la consideración de las expectativas de los estudiantes es inevitable que este proyecto tan sólo abarque una parte relativamente pequeña de las cuestiones importantes. En cualquier caso no era posible desarrollar "recetas" sobre una acción a nivel de gestión institucional ni tampoco establecer lo que se puede considerar la mejor práctica. Existe claramente una sed de conocimientos acerca de cómo se desarrollan las expectativas de los estudiantes, sobre cómo evolucionan durante el período que los estudiantes pasan en la universidad y sobre cómo pueden las universidades gestionar mejor la potencial fricción entre esas expectativas y las realidades de la vida institucional. Por ejemplo, en este proyecto no se han analizado cuestiones detalladas tales como: -Las colaboraciones y alianzas y en qué medida pueden ayudar a que se responda a las expectativas de los estudiantes. -La tecnología, tanto como problema potencial, dadas las elevadas expectativas que genera y como potencial solución. -Las influencias generacionales, en especial la reclamación en la investigación sobre marketing acerca de las diferencias en cuanto a las características y expectativas de la "Generación Y" y de la "Generación X" (Wolburg y Pokrywcynski, 2001). Éstas influencias pueden subyacer en las expectativas de los estudiantes en lo que respecta a su capacidad de pasar de un tema a otro y realizar frecuentes cambios en la inscripción, un fenómeno que está causando cada vez más problemas para algunas universidades. - La naturaleza de este proyecto debería sin embargo entenderse como una exploración previa, que ofrece algunas perspectivas claras sobre cuestiones que suelen tratarse con frecuencia de un modo demasiado simplificado. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 12 © OECD 2002 Antes hemos hecho referencia a las diferencias y similitudes existentes entre la situación australiana y la de otras universidades de otros países. En este sentido, resulta interesante comparar las observaciones que se hicieron en las reuniones de Brisbane y París, con las que hizo el Profesor Richard J. Light, de la Graduate School of Education en la Universidad de Harward, en su reciente y aclamado libro Making the Most of College: Studentsspeak Their Minds. (Sacar el mejor partido posible de la Universidad. Los estudiantes dicen lo que piensan.) En este libro, Light expone los resultados de sus investigaciones realizadas sobre la enseñanza superior, a lo largo de treinta años, así como los resultados de diez años de investigación de los profesores de Harward, en cuanto a su experiencia educativa. Mientras que el panorama de la enseñanza superior en estados Unidos difiere significativamente de la Australiana, por ejemplo, en cuanto a la diversidad estructural de quienes ofrecen dicha educación, la tradición de residir en el propio campus y la prominencia de la diversidad racial como cuestión contenciosa, muchos de sus resultados y recomendaciones coinciden con lo que se esperaba. En concreto, destaca la necesidad de mejorar la relevancia y "acomodar" la enseñanza superior a las nuevas vivas de los estudiantes. Cita un tutor que dijo que su trabajo consistía simplemente en elegir a los mejores estudiantes para luego alejarse de su camino. Light afirma enérgicamente que las facultades y las universidades no deberían alejarse del camino de sus estudiantes, sino que una de las obligaciones de las instituciones de enseñanza superior debería ser justamente facilitar a los estudiantes oportunidades para que se impliquen en la vida de las universidades y a nivel más general y que responda a sus expectativas. Asimismo, destaca la importancia de comprometerse con los estudiantes durante las primeras semanas del año académico. Sin duda, sería mucho más fácil hacer frente a todos estos cambios si todos tuviéramos los recursos de la Universidad de Harward, pero de los ejemplos que propone Light hay pocos que impliquen un compromiso masivo de recursos. Más que nada implican un compromiso en lo que respecta a la noción de estudiante centrado en aprender. Este concepto se ha convertido en una especie de frase hecha que a veces se suele malinterpretar al tratar a los estudiantes como clientes o usuarios. En vez de eso, debería significar que hay que tratar el aprendizaje de los estudiantes como un claro objetivo de la enseñanza universitaria y estructurar su aprendizaje en consonancia, intentando que la Universidad busque comprender cuáles son las necesidades que tienen y que responda a las mismas en consecuencia y por tanto que se trate a los estudiantes con el respecto que se merecen y piden. RESPONDING TO STUDENT EXPECTATIONS OVERVIEW 13 © OECD 2002 Este Resumen es la traducción de extractos de: Responding to Student Expectations Répondre aux attentes des étudiants © 2002, OCDE La publicación original se encuentra a la venta en el Centro de la OCDE en París: 2, rue André-Pascal, 75775 Paris Cedex 16, France, y en www.oecd.org. Todos los Resúmenes se pueden obtener de forma gratuita en el OECD Online Bookshop en www.oecd.org. Estos Resúmenes han sido preparados por la unidad de Derechos y Traducción de la Dirección de Relaciones Públicas y Comunicaciones. email : rights@oecd.org Fax: +33 1 45 24 13 91 © OCDE, 2002 Se autoriza la reproducción del presente Resumen, siempre y cuando se mencionen la nota de copyright de la OCDE y el título de la publicación original arriba indicado.
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