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EVOLUCIÓN ESTRATÉGICA DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA Fernando Estrada Gallego
análisis político nº 67, Bogotá, septiembre-diciembre, 2009: págs. 156-181
EVOLUCIÓN ESTRATÉGICA 
DEL CONFLICTO ARMADO 
EN COLOMBIA*
Fernando Estrada Gallego**
*El autor agradece las observaciones a una versión preliminar del texto realizadas por José Daniel Parra y Fernand Rodríguez. Las 
condiciones creadas para el proyecto por Roberto Hinestrosa Rey, Decano Fundador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones 
Internacionales. Del mismo modo a Juan Camilo Rodríguez, Coordinador General del CIPE, y los jurados anónimos de la Revista 
Análisis Político
**Investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales CIPE, Universidad Externado de Colombia. Grupo de investigación 
OPERA reconocido por Colciencias en la categoría A1. Líneas: Negociación y Resolución de Conflictos & Nación y Territorio
RESUMEN
Este artículo propone una lectura del conflicto armado desde una concepción evolutiva que toma en cuenta el 
concepto de agencias de protección privada en las obras de Schelling/Nozick/Gambetta. Su objetivo también es 
evaluar la dinámica y los cambios del conflicto desde la propia producción científica del autor. Un contexto de 
conflictos que comprende nuevas expresiones de violencia y el fracaso relativo de la reinserción paramilitar, supone 
emplear nuevos modelos analíticos (argumentación, teoría de juegos e información inconsistente). La evolución 
reciente de las bandas emergentes y su expansión territorial en zonas que fueron campamentos paramilitares, requiere 
un seguimiento no sólo del gobierno y las autoridades, sino de quienes investigan el conflicto en su presente fase. El 
autor propone una heurística de apoyo a la investigación desde la teoría de la estrategia de Schelling, las agencias 
de protección de Nozick y los aportes recientes de Gambetta sobre las relaciones entre el crimen organizado y los 
carteles de las drogas.
Palabras clave: Colombia, conflicto armado, narcotráfico, crimen organizado, paramilitares, guerra contrainsurgente, 
teoría de juegos, información inconsistente.
STRATEGIC EVOLUTION OF THE ARMED CONFLICT IN 
COLOMBIA
SUMMARY
This article proposes an interpretation of the armed conflict from an evolutionary view that takes into account 
the concept of private protection agencies in the works of Schelling / Nozick / Gambetta. Its aim is also to assess 
the dynamics of conflict and changes from the author’s scientific output. A context of conflicts that includes new 
expressions of violence and the relative failure of the paramilitary reintegration involves using new analytical models 
(argumentation, game theory and inconsistent information). The recent evolution of emerging bands and their 
expansion into areas that were paramilitary camps requires monitoring not only by the government and authorities, 
but also from those researching the conflict in its current phase. The author proposes a heuristic research support 
from Schelling’s theory of strategy, Nozick’s protection agencies, and Gambetta’s recent contributions on the 
relationship between organized crime and drug cartels.
Keywords: Colombia, armed conflict, drug trafficking, organized crime, paramilitary counterinsurgency war, 
game theory and inconsistent information.
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análisis político nº 67, Bogotá, septiembre-diciembre, 2009: págs. 156-181
INTRODUCCIÓN
Durante la última década el conflicto armado ha evolucionado. No es posible sin embargo afirmar 
lo mismo sobre los análisis de algunos investigadores con amplia influencia en la opinión pública. 
Las siguientes son las hipótesis con mayor alcance para las cuestiones planteadas en nuestra 
perspectiva:
1. En Colombia no existen ni conflicto armado ni guerra civil, las agrupaciones paraestatales se 
desmontaron, las Farc y el Eln están siendo derrotadas (versión oficial del gobierno Uribe, José 
Obdulio Gaviria, Posada Carbó y Alfredo Rangel1) 
2. Con respecto a sus relaciones causales, la violencia -y en general el conflicto-, ha evolucionado de 
manera uniforme, de modo que sus manifestaciones presentes pueden explicarse con métodos 
semejantes (Daniel Pecaut)2.
3. La violencia colombiana en sus diversas modalidades (homicidios, crímenes o masacres) se 
deriva del conflicto armado, y viceversa, el conflicto armado es causa en las cadenas de la 
violencia civil y la anomia Estatal (Waldmann)3.
4. La estrategia empleada por guerrillas y paramilitares ha terminado siendo análoga tanto respecto 
a sus objetivos como en sus procedimientos. Un largo proceso de aprendizaje ha recortado sus 
diferencias (Fernando Cubides, León Valencia)4. 
5. La funcionalidad de las agrupaciones paraestatales y su mantenimiento durante las dos últimas 
décadas es motivada por el narcotráfico. La economía del narcotráfico y los negocios derivados 
del mismo son el factor fundamental del conflicto (Duncan, Camacho Guisado)5.
Estas hipótesis expresan enfoques predominantes del análisis sobre la evolución estratégica del 
conflicto armado en Colombia. La clasificación no pretende imponer una taxonomía completa y, 
menos, acreditar posiciones rígidas entre analistas, pero es evidente que recoge en buena medida 
tanto publicaciones académicas como información divulgada en los medios que cuentan con amplio 
respaldo en la opinión. Quienes juzgan que durante el gobierno Uribe, Colombia ha consolidado 
una democracia constitucional con plenas garantías de seguridad y reducción de la violencia [1] 
1 OBDULIO Gaviria José, Sofismas del terrorismo en Colombia, Bogotá, Editorial Planeta, 2005; POSADA Carbó, Eduardo, La nación soñada, 
Bogotá, Editorial Norma, 2006, pp. 388; aunque menos dogmático que el primero en sus posiciones públicas, los informes y columnas 
del periodista Alfredo Rangel, han terminado por convertirse en eco del gobierno Uribe: “Viva el Plan Colombia” (Semana, 21/03/2009); 
“El despiste de Alan Jara” (Semana, 21/02/2009); “En qué quedaron las Farc?”, (Semana, 16/03/2008). Rangel representa una tendencia 
reaccionaria durante la última década y un claro defensor de sectores económicos beneficiados por el gobierno Uribe. Una ampliación 
del cambio en sus posiciones en: http://www.seguridadydemocracia.org/ 
2 Daniel Pecaut planteaba esta hipótesis en su reconocido ensayo: Pasado, presente y futuro de la violencia, “La Violencia se ha convertido 
en un modo de funcionamiento de la sociedad dando nacimiento a redes diversas de influencia sobre la población y a regulaciones 
oficiosas. No conviene analizarla como una realidad provisoria. Todo sugiere que ha creado una situación durable”, Revista Análisis 
Político, 30, 1997, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia.
3 WALDMANN Peter, Guerra civil, terrorismo y anomia, Bogotá, Editorial Norma, 2007, pp. 304. La posición de Waldmann refleja una 
variante interpretativa que ha sido acogida entre analistas cuyas fuentes se limitan a medios de opinión. No se trata de un juicio crítico 
extensivo a la obra de Waldmann, pero sus observaciones sobre el caso colombiano son forzadas a respaldar esta hipótesis. La Revista 
Análisis Político ha publicado también: “La cotidianización de la violencia en Colombia”, 32, sep/dic. 1997, pp. 
4 En su obra Fernando Cubides ha reseñado diferencias fundamentales de estrategia entre paramilitares e insurgentes, pero también ha 
colocado énfasis en los fenómenos de imitación y aprendizaje mutuo, véase: Burocracias armadas, Bogotá, Editorial Norma, pp. 200; Por 
su parte, los informes de León Valencia en: Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, Bogotá, Corporación 
Nuevo Arco Iris, 2007, pp. 396.
5 DUNCAN Gustavo, Los señores de la guerra: de paramilitares, mafiosos y autodefensas en Colombia, Bogotá, Planeta, 2006. En 1991 Álvaro 
Camacho Guisado afirmaba en1991: “en el narcotráfico, sin duda el escenario más novedoso y que caracteriza más adecuadamente la 
coyuntura de violencia contemporánea, la situación es bastante compleja, ya que en el se sobreponen todos los campos de conflicto”, Bogotá, 
Análisis Político, No. 12, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Universidad Nacional de Colombia.
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6 Un estudio sobre tales cambios debería identificar las profundas transformaciones de la geografía política y territorial que ha provocado 
el conflicto armado. Los mapas en uso se limitan a localizar posiciones de las agrupaciones paraestatales sin mayores desarrollos analíticos 
sobre sus estrategias. La dinámica geográfica debe comprometerse observando, por ejemplo, estrategias locales o regionales. Un 
balance de medio siglo podría mostrarnos continuidades y cambios en la identidad de los agentes principales. Algunas aproximaciones 
en Reyes, Alejandro (2009); Echandía (2006); Deas, 1999); Pecaut (2008); 
7 Mientras escribo estas líneas el presidente Uribe y el gobierno ofrecen recompensas por información sobre 10 cabecillas al frente de 
10.000 paramilitares. La expansión de las bandas emergentes (paramilitares) y su ubicación territorial, moviliza una confrontación 
armada que derrota sobre el terreno las proclamas de finalización de la guerra en Colombia. Ver: “Captura de capos de bandas 
emergentes tendrá la misma prioridad que la de máximos jefes guerrilleros”, El Tiempo, Marzo 10 de 2009. 
8 Las acciones de paramilitares e insurgentes se han localizado especialmente en Nariño, Cauca, Meta, (hacia las regiones del Sur); 
Córdoba, Sucre y la Guajira, (en las regiones del Norte). Véase: “Se crece el enano: la expansión de las Águilas Negras”, Revista Semana, 
05/31/2008. 
comparten también la hipótesis de que los coletazos de violencia no son más que venganzas y 
retaliaciones entre reductos de los carteles [5]. Los analistas que han explicado el conflicto mediante 
categorías de las ciencias sociales [3] se encuentran próximos a quienes observan regularidades 
o pequeñas diferencias del conflicto a lo largo del tiempo [2]. Aquellos que identifican variables 
económicas para explicar el conflicto, compartirán una relativa unidad de estrategias y operativos 
militares entre los agentes de violencia [4] – [5]. Extendiendo sus preferencias con el gobierno Uribe, 
los analistas pueden enfatizar algunas de las hipótesis [1] – [4] – [5]. O por el contrario, negarlas 
[2] – [3].
Es evidente que con la evolución del conflicto armado, los análisis pueden ofrecer una mayor 
ampliación a las hipótesis anteriores. El conflicto armado y las manifestaciones de la violencia 
que tiene Colombia en la actualidad presentan continuidades y variaciones. Desde la década de 
los 80, el narcotráfico ha influenciado los mercados de negocios ilegales: armas, contrabando y 
drogas, pero ¿cómo ha intervenido en la economía legal en sectores fundamentales: inmobiliario, 
turismo, transporte, o menos visibles como el sector avícola? ¿Cuáles son los componentes de la 
comunicación entre el crimen organizado, el secuestro, guerrilla y paramilitares? ¿Qué tanto ha 
cambiado el conflicto las condiciones de vida urbana y rural en Colombia? Estas son preguntas que 
no aparecen en la interpretación convencional de la violencia después de los 60. 
NUESTRA HIPÓTESIS
Con el propósito de complementar estudios anteriores el presente artículo realiza un balance sobre 
argumentación y evolución estratégica del conflicto. Comprende límites específicos, su alcance 
se restringe a problemas abordados a la largo de una década argumentación y estrategia en las 
guerras civiles e información asimétrica. El objetivo es presentar un análisis del conflicto y su 
evolución reciente en el contexto de agencias de seguridad privada. Creo que el estadio evolutivo 
de la confrontación ofrece aspectos inéditos por contraste con la violencia de los 60 o la guerra entre 
carteles del narcotráfico durante la década de los 806. Contrario a la hipótesis (1) sostengo que la 
reinserción de agrupaciones paramilitares como la política de seguridad democrática no ha dado 
resultados definitivos7. Las agrupaciones guerrilleras no han sido derrotadas y los paramilitares 
reinsertados han regresado a sus organizaciones [contrario a las hipótesis (1) y (4)]. La geografía 
del conflicto muestra dinámicas de competencia territorial entre agrupaciones paramilitares e 
insurgentes en coalición con carteles del narcotráfico [hipótesis (5)]. Por delante, la evolución del 
conflicto armado respondería a un mercado potencial de protección y seguridad privada, ampliado 
por una transformación geográfica y territorial8.
Sustentamos que las cuestiones relacionadas con las causas del conflicto y su evolución durante 
la última década son parcialmente diferentes de aquellas que tuvieron sus agentes principales 
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9 Como pocos autores, Thomas C. Schelling (1960), ha conseguido proponer originalmente una teoría de la estrategia que ha superado por 
su sencillez las complejas formulaciones en la teoría de juegos convencional (Newman/Nash). Recientemente Schelling ha subrayado 
las circunstancias de tiempo y lugar que originaron su modelo, véase: CARVALH Jean-Paul, “An interview with Thomas Schelling”, 
Oxonomics 2 (2007) 1 – 8.El esquema gráfico que usamos es válido también (con ligeras diferencias) en Nozick, 1974 y Gambetta, 1993.
[contrario a la hipótesis (2)]. Aunque en nuestra perspectiva las organizaciones comportan cada una 
su propia racionalidad –en el conflicto como en la guerra, los fines y los medios se confunden-, para 
algunos analistas resulta cómodo sumar los fenómenos en un todo igual: paramilitares, insurgentes, 
bandas criminales. Pero una tautología no explica lo suficiente. En Colombia los agentes violan las 
expectativas comunes sobre la conducta normal, en extremos inverosímiles. 
Un aspecto poco abordado en la literatura convencional es que una mayoría de integrantes de las 
agrupaciones paraestatales violan una preferencia generalizada por conservar la propia vida en vez de 
perderla; en menor grado miembros de las organizaciones criminales que insurgentes o paramilitares. 
Esa violación se vuelve más inquietante cuanto que las organizaciones paraestatales parecen romper 
con los dictados de la racionalidad instrumental: los agentes deben preservar su integridad cuando 
el riesgo de perder la vida sea muy alto. Una correlación de desempleo y analfabetismo con un 
mercado de incorporación temprana a las redes delictivas, mezclan ingredientes a la maquinaria de 
un conflicto que ahora tiene mayor complejidad [contrario a la hipótesis (5)].
En el marco explicativo de la violencia en Colombia la geografía ha ocupado un lugar secundario. 
Los trabajos durante la última década han identificado mapas del conflicto que representan 
parcialmente los cambios de presencia territorial de las agrupaciones paraestatales. Sin embargo, el 
mapeo geográfico todavía no permite diferenciar estrategias inéditas dentro de las organizaciones, 
ni la confrontación territorial entre las mismas. Por ejemplo, ¿cómo puede la geografía de la violencia 
describir un escalamiento entre insurgentes y paramilitares para apoderarse de áreas donde 
predomina el contrabando?, ¿cómo explicar los incentivos intragrupales que permiten distribuir y 
negociar territorios, armas y drogas en zonas froterizas?
Nuestro enfoque expone la necesidad de introducir al análisis del conflicto una geografía crítica. Los 
mapas deben aproximarse a la estructura de las agrupaciones y dimensionar sus posibles cambios. 
La movilidad de paramilitaresparece corresponder a motivaciones diferentes a las acciones 
contrainsurgentes adelantadas por la fuerza pública con el apoyo de Carlos Castaño y Salvatore 
Mancuso. La guerra por los territorios no busca desplazar a enemigos ideológicos, sino la competencia 
en un mercado de narcotráfico [Hipótesis (5)]. Pero eso no es todo. Porque la geografía del conflicto 
puede ofrecernos aspectos de la dinámica de cambios en los mapas políticos de ciudades principales 
y secundarias. En un documento anexo presentamos un modelo de estrategias de competencia 
territorial entre agrupaciones paraestatales y conflictos dentro de una misma organización. 
¿QUÉ SIGNIFICA EVOLUCIÓN ESTRATÉGICA?
Según Schelling9, las teorías del conflicto pueden clasificarse en primer lugar, en aquellas que 
ven el conflicto como un estado patológico y estudian las causas del mismo y su tratamiento, y en 
segundo lugar, las que aceptan el conflicto como un hecho consumado, analizan el comportamiento 
a que da lugar. Dentro de esta última categorización se distingue entre las que analizan en toda 
su complejidad a los que participan en el conflicto (conductas racionales e irracionales, cálculos 
y motivaciones) y a las que se enmarcan en un comportamiento más racional (competencia, fin 
generalizado de ganar y formas de alcanzar este fin). 
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Es en esta última la que se conoce como estrategia del conflicto. Vamos a enmarcar nuestro análisis 
bajo esta noción, a la Schelling, por tres razones a) Como analistas estamos nosotros mismos tomando 
posición en el conflicto; b) Tenemos interés en comprender qué tipo de cambios o fenómenos 
experimentan los agentes principales; c) Es posible que tengamos cierto grado de influencia (directa 
e indirecta) sobre el comportamiento y las representaciones sociales que se hacen del conflicto, 
y que por lo tanto, sea relevante comprender las variables sometidas a nuestras posibilidades de 
actuar.
 
Gráfico 1. Diagrama básico Schelling. El análisis del conflicto sugiere posiciones 
analíticas que lo encuentran como un estado patológico o que lo estudian como parte de 
una estrategia del comportamiento, como en la presente investigación.
La conducta racional es nuestro factor fundamental. El esquema Schelling sugiere comprender 
la estrategia del conflicto dentro de características diferenciadas de comportamiento racional. 
Los individuos actúan motivados por incentivos que pueden cuantificarse, desde salarios básicos, 
bonificaciones o premios por operativos logrados, hasta bienes recaudados por el boleteo, la extorsión 
o el chantaje. La racionalidad del conflicto se explica con los elementos de una conducta que puede 
obrar en forma coherente (aunque sus propósitos sean violentos). En cualquier caso no se valora 
moralmente a los agentes, sino su compleja estructura de racionalidad subyacente. Este aspecto nos 
interesa extensivamente para analizar estrategias que pueden diferenciarse o cruzarse. 
 
No obstante, limitar el estudio del conflicto a la teoría de la estrategia sería reducir el campo de 
acción únicamente a la conducta racional, no sólo la conducta inteligente, sino a la motivada por 
un cálculo consciente de ventajas e inconvenientes, que a su vez se basa en un sistema coherente 
de valores. De modo que la aplicación práctica de los resultados se reduce. No obstante esta 
limitación también tiene sus ventajas, ya que la suposición de una conducta racional es sobremanera 
fecunda, lo que constituye una forma de enfocar el tema que permite el desarrollo de la teoría. Esta 
manera de abordar la teoría amplía una noción limitada de racionalidad e introduce aspectos de 
comportamiento claves como: incentivos, confianza, egoísmo, coaliciones y engaños. 
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10 Hemos presentado un avance preliminar sobre el papel de la comunicación indirecta en casos típicos de amenaza y soborno en 
ESTRADA Gallego Fernando, “Comunicación indirecta en situaciones de soborno y amenaza”, en Revista Sociedad y Economía, 
Universidad del Valle, 2009.
Al dar por supuesto el conflicto y operar con la idea de que los participantes tienen que “ganar” 
no quiere decir que ellos no tengan intereses comunes y éstos sean completamente opuestos, por el 
contrario, el caso especial o excepcional del conflicto es el conflicto puro, en el que los intereses de 
los antagonistas son completamente opuestos y se busca el total exterminio del adversario. Ganancia 
en el lenguaje del conflicto no significa ganancia con respecto al adversario, sino ganancia con 
respecto al propio sistema de valores (esto se traduce en la posibilidad de negociación, de otorgar 
concesiones o de persuadir de evitar conductas perjudiciales). Dentro del conflicto debe existir 
la posibilidad de un arreglo. Por ello, conceptos como intimidación, amenaza, guerra limitada, 
desarme y negociación, se encuentran íntimamente relacionando la mutua dependencia que puede 
existir entre los participantes.
De acuerdo con lo anterior, la estrategia no se refiere a la aplicación de la fuerza, sino a lo que 
Schelling denomina: “la explotación de una fuerza potencial”. La estrategia afecta a los enemigos 
y a los aliados. El interés de la estrategia es que la solución sea mutuamente ventajosa para los 
participantes. En los términos de la teoría de juegos, los conflictos más interesantes no son aquellos 
de suma cero, sino aquellos de suma variable, en los que la suma de las ganancias de cada uno de 
los jugadores no se hallan fijadas de tal modo que el más de uno signifique inexorablemente menos 
para el otro. La explotación de una fuerza potencial en nuestro estudio puede entonces observarse 
al comparar cómo se desarrollan las estrategias dentro de una misma organización y cómo se 
desenvuelven las estrategias de competencia entre agrupaciones diferentes, en territorios claves. 
La práctica de la amenaza es importante para estudiar la estrategia. El tema ha experimentado 
una evolución de la que se pueden extraerse provechosas consecuencias. A través del tiempo se 
ha aprendido que para que una amenaza sea efectiva resulta que sea creída y que su credibilidad 
puede depender de los trabajos y riesgos que implicaría su cumplimiento para la parte amenazante. 
La eficacia de la amenaza depende de la racionalidad del adversario. Se ha aprendido que la 
amenaza de destrucción masiva solamente puede intimidar a un enemigo si, correlativamente existe 
una promesa implícita de no destrucción. En nuestro caso, esto quiere decir tomar medidas para 
modificar el curso de acciones de escala en la confrontación. Acuerdos entre el gobierno y los 
paramilitares que tuvieron como objetivo limitar las acciones de las Farc o del Eln10.
El proceso mediante el cual ha sido desarrollada la idea de estrategia en el conflicto ha sido bastante 
lento. Existe gran vaguedad en la teoría existente y poca literatura sobre la misma en el caso 
colombiano. No hay una metodología sobre la amenaza y la literatura que se puede encontrar sobre 
ella da solución a problemas inmediatos. Pero, ¿por qué se da esta falta de desarrollo teórico? La 
respuesta es el hecho de que los servicios militares, a diferencia de casi todas las demás profesiones 
importantes, carezca de una identificable contrapartida académica. En las brigadas militares y entre 
los grupos de interés no existen definiciones claras sobre la relevancia del problema.
¿En qué podría consistir una teoría sobre la estrategia en el conflicto colombiano? ¿A qué preguntas 
trataría de responder? ¿Qué ideas trataría de unificar, aclarar o comunicar de un modo más efectivo? 
Ante todo debería definir las notas esenciales de la situación y de la conducta adoptada (gobierno, 
agrupacionesparaestatales). La estrategia tiene como objetivo influir en los actos de la contraparte 
y hacerlo mediante el influjo sobre lo que ésta espera que sea nuestro comportamiento. Pero, 
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¿qué sistema de valores dota de credibilidad a esta amenaza? Existen muchos interrogantes que 
muestran que existe materia suficiente para la creación de una teoría que contribuya a comprender 
el contexto del conflicto en Colombia. En el trabajo que hemos desarrollado desde esta perspectiva 
hemos integrado teoría de juegos, información inconsistente, análisis de argumentación y decisión 
colectiva.
Hay dos extremos que conviene destacar. Uno es que aunque la estrategia del conflicto suena 
desapasionada, la teoría no trata de la aplicación eficiente de la violencia. El segundo es que una 
teoría de la estrategia no distingue entre interés común o enemigos en potencia. Estos dos puntos 
indican que es posible, siguiendo la hipótesis de Schelling, denominar al tema: teoría de la decisión 
interdependiente. Las agrupaciones paraestatales orientan sus acciones de acuerdo con presunciones 
sobre datos y hechos, información y estimaciones del bando enemigo. Así mismo la estrategia 
del gobierno se implementa sobre valores esperados en el comportamiento de la insurgencia, el 
paramilitarismo o el crimen organizado.
Al concebir que las decisiones estratégicas del conflicto se conduzcan de una manera racional nos 
permite implícitamente afirmar que la suposición de una conducta racional resulta de utilidad para 
la generación de una teoría sistemática. Además partiendo de la suposición de la racionalidad se 
nos obliga a pensar acerca del significado de la irracionalidad. La irracionalidad se define como 
un sistema incoherente y desordenado de valores que lleva a cálculos erróneos. Muchos de los 
elementos críticos que integran un modelo de conducta racional pueden ser identificados con tipos 
concretos de racionalidad o irracionalidad. El sistema de información, el proceso de la decisión 
colectiva o el parámetro que representa la posibilidad de error o la pérdida de control pueden ser 
considerados como un intento de formalizar el estudio de la irracionalidad.
La aparente limitación que impone el partir del supuesto de racionalidad queda paliada por dos 
observaciones: a) entre los declarados enemigos inestables o irracionales se observa a menudo una 
intuitiva comprensión de los principios de la estrategia. b) una teoría explícita de la decisión racional 
y de las consecuencias estratégicas de este tipo de decisiones, demuestra que sin lugar a dudas el 
comportarse de un modo racional en la adopción de decisiones y en la motivación no constituye 
una ventaja universal en situaciones de conflicto. Muchos de los factores de la racionalidad suponen 
factores adversos ciertas situaciones estratégicas, es decir puede ser racional no ser racional. Existen 
defensas que en la teoría de la estrategia pueden verse como deterioros de la racionalidad. Lo 
anterior también demuestra que ante una amenaza no siempre es una ventaja poseer un eficiente 
sistema de comunicación, tener una información completa, o hallarse en la situación de poder 
disponer., plena y libremente, de los propios bienes. 
Resumiendo, nuestro enfoque sobre la estrategia en el conflicto es una extensión analítica a los 
desarrollos originales de Thomas C. Schelling. Una teoría de la estrategia es concebida dentro 
de relaciones de interdependencia mutua. El comportamiento de quienes compiten por zonas y 
territorios con economías rentables en un conflicto es lo suficientemente racional. La estrategia 
se relaciona en nuestro caso con los incentivos y las motivaciones: dinero, salarios, drogas, armas, 
mujeres. Y con una geografía que expone a las poblaciones como objetivo militar o político de los 
agentes principales del conflicto. La estrategia contiene, además, una lógica en las comunicaciones y 
en el discurso de los violentos. La información en la guerra cuenta tanto como el uso de las armas, la 
comunicación de motivos alegados para atacar o defenderse resulta significativamente estratégica. 
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11 Las categorías de centro/periferia, para describir históricamente relaciones sociales desiguales en las regiones han sido investigadas por 
ROLDÁN Mary, A sangre y fuego. La violencia en Antioquia, 1946 - 1953, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Banco 
de la Republica, 2003, 435 pp. 
12 Las hipótesis controvertidas de Lora/Gaviria han sido objeto de análisis en Estrada (2007b). 
13 El contraste de estas relaciones sociales ha sido progresivamente una desconfianza situada principalmente en las zonas de confrontación 
armada y corredores geográficos que permiten la comercialización y envíos de drogas. La desconfianza amenaza frecuentemente las 
relaciones mínimas dando lugar a la manipulación de la información por parte de quienes ejercen el control militar en los territorios. 
Es importante enfatizar que este factor de confianza en Colombia presenta sus diferencias cuando preguntamos sobre los espacios o 
lugares. Quienes llegan en viajes de turismo a Cartagena o no salen de las capitales de departamentos no pueden tener noción alguna 
de la desconfianza localizada.
14 “América Latina, una región feliz”, en El Tiempo, 15/11/2008. “Estoy feliz, somos terceros”, en El Tiempo, 4/06/2008.
15 Casos verdaderamente insólitos como sucedió en el municipio de Pelaya en el sur del Cesar, las autodefensas unidas de Colombia 
prohibieron desde septiembre del año pasado las cátedras de Filosofía y de Sociales en todos los colegios. Un docente, que tuvo que huir 
de esa zona, explicó que la orden fue impartida sin más detalles y que hubo que acatarla, “Hasta Platón lo sacaron corriendo”. Periódico 
El Tiempo, 4/22/2001. Artículos de ESTRADA Gallego, Fernando, “Ciénaga Grande viaje al corazón de la barbarie”, Revista Número 
v.28, pp.70 - 73 , 2001; “Dilemas de la guerra y la política”, Periódico Cátedra Libre, Universidad Industrial de Santander, 2001; “El 
EN DÓNDE ESTAMOS
¿Por qué tenemos regiones en Colombia que manifiestan una incapacidad tan persistente para el 
desarrollo económico y social?; La acción colectiva ha sido severamente lesionada por conflictos 
que apelan a la violencia como instrumento primario. Con el tiempo se han sumado factores más 
amplios. Regiones del centro del país con ciudades como Bogotá o Medellín que han logrado 
desarrollo y oportunidades de empleo y que son relativamente superiores a regiones situadas en 
la periferia como Bojayá y Leticia11. La geografía del desarrollo económico desigual corresponde 
a desviaciones históricas y sociales sobre cuya importancia no se ha insistido lo suficiente (Lora/
Gaviria, 2005)12. Estas condiciones pueden explicarse en parte de acuerdo con la evolución de la 
institucionalidad y el Estado en Colombia, y responden también a problemas en la conformación 
de las creencias y la acción colectiva (North, 2007). O como se ha afirmado también por parte de 
algunos críticos se trata de un problema de confianza. La precariedad de estos factores constituye 
decisivamente un cambio negativo en la posibilidad misma de lograr mejorar calidad de vida en 
las zonas azotadas por el conflicto armado. Como ha sido notorio recientemente, la carencia de un 
capital de confianza ha tenido efectos perversos en el conjunto de la sociedad colombiana (Gaviria 
2005)13.
Sin embargo, otra esfera que concentra un interés progresivo entre los analistas se relaciona con 
el reverso de estas preguntas: ¿Cómo se ha logrado mantener pese a todo el orden social con una 
actividad productiva? ¿Qué aspectos condicionan o restringenuna peor y más extrema debilidad 
del orden social? Estas inquietudes proyectan sobre los estudios del conflicto cambios en el modo 
de abordar la información que circula en materiales de propaganda y medios de opinión. Colombia 
representa para los analistas un laboratorio de investigación de marcados contrastes, una sociedad 
emprendedora, con indicadores de felicidad óptimos en todas sus regiones14.
Con un mayor predominio si se le compara con las décadas anteriores, durante los 80 las agrupaciones 
paraestatales (insurgencia, autodefensas y organizaciones criminales) lograron consolidar un negocio 
rentable: la protección privada. Dados los vacíos que han dejado el Estado y la desconfianza en 
núcleos claves para el desarrollo económico regional estas agrupaciones fueron ejecutando acciones 
ilegales en varias regiones del país. En principio, bajo mecanismos sutiles de oferta de protección 
a bajos costos y luego empleando la intimidación. Paramilitares e insurgentes lograron penetrar 
la experiencia política local y en algunos casos su intervención excedía relaciones sociales básicas 
como el vestuario o los gustos de las personas, intervenían -con o sin la autoridad- para resolver 
disputas y pleitos entre miembros de las comunidades15. 
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desplazamiento forzado en Colombia”, Magazin Dominical, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2001-09-07; “Peque, ataque guerrillero a 
la población civil”, Analítica, Venezuela, 2001-06-10; “Viaje al corazón de la barbarie”, Jornada Semanal, Ciudad de México, 2001-02-11; 
“La retórica del paramilitarismo”, Periódico de la Universidad Nacional de Colombia, 2001-12-15; “Argumentos sobre el conflicto”, Magazin 
de Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2001/04/17.
16 ESTRADA Gallego Fernando, “Guerra civil y contractualismo político incompleto”, en Revista Analítica Premium, Caracas, Venezuela, 
04/09/2008; GARCÍA Villegas, Mauricio et. al., Jueces sin Estado, Fundación Konrad Adenauer y The John Merck Foundation, Bogotá, 
2008. Este libro recoge testimonios y casos del ejercicio de la justicia en las zonas dominadas por agencias paraestatales. Una contribución 
de valor para reconocer la toma del Estado por medio de un recurso fundamental de los derechos: la justicia.
Las agencias de protección delimitaron cambios profundamente decisivos en la geografía territorial 
que afectarían la gobernabilidad regional. Mientras ampliaban el número de sus frentes en zonas 
como el Magdalena Medio y Puerto Boyacá, expandían su radio de influencia política en la Costa 
Pacífica, la Guajira; hacia el sur del país en los departamentos de Cauca y Nariño. Las acciones 
paraestatales redujeron en ciertas localidades los índices de la delincuencia común (Deas, 1999) 
pero configuraban estructuralmente una política de redistribución de contratos con destino a 
obras públicas que nunca se realizaban, socavaban al Estado interviniendo oportunamente donde 
encontraban vacíos. Las acciones de vigilancia que daban una relativa tranquilidad a los pobladores, 
comprometían también una suerte de forma contractual a la sombra del Estado16.
La extensión de este mecanismo global de extorsión articularía extensivamente formas parasitarias 
de contrato social. Las autodefensas intervenían en los poderes locales, salvando las apariencias 
de una realidad que redujo la gobernabilidad de tres gobiernos consecutivos: Gaviria/Samper/
Pastrana. Los efectos con el tiempo han sido devastadores. Se articuló de manera aleatoria un 
aparato paraestatal que resolvía para determinados sectores altos costos de transacción en sus 
negocios y aumentaba exponencialmente la desconfianza general. Las alianzas y coaliciones entre 
autodefensas y carteles de la droga o entre insurgentes y propietarios terratenientes, dieron al traste 
con la legitimidad del orden constitucional y el poder legítimo en las regiones, ciudades capitales y 
municipios intermedios. 
Un acumulado de necesidades causadas por el desempleo y bajos niveles de ingreso en los municipios 
crearon también abundante oferta de mano de obra destinada a las agrupaciones paraestatales. 
Estas agrupaciones lograron incorporar en sus frentes de combate a adolescentes y jóvenes cuyas 
edades oscilan entre los 13 y los 20 años de edad. Al proveer incentivos básicos para poblaciones 
necesitadas, las autodefensas y los insurgentes fueron proyectando el miedo en territorios estratégicos 
para los mercados ilegales. Dentro de las localidades se fomentaron mecanismos ilegales para 
resolver conflictos domésticos. Quienes lograban el favor de los comandantes de zona aseguraban 
poder realizar negocios y transacciones delictivas dentro y por fuera de la misma. Este nuevo orden 
lograba funcionar perfectamente gracias a las manifestaciones complacientes de las entidades y los 
funcionarios oficiales que coparticipaban de las actividades de los grupos paraestatales, o se hacían 
los locos. 
El balance de influencia de las agencias de protección sobre el conjunto de la realidad colombiana 
ha sido negativo. Las mafias locales, las autodefensas, la insurgencia y los paramilitares, 
consiguieron afectar la estructura territorial de las regiones condicionando nuevos estándares 
culturales. Los incentivos y las creencias en la materialidad del bienestar, junto con una inversión 
de valores comunitarios, socavarían profundamente los vínculos afirmativos de trabajo, educación 
y responsabilidad colectiva. Con los acuerdos políticos que lograban asegurar las agencias de 
protección privada y los gobernantes (parapolítica) se propiciaba un debilitamiento progresivo de 
la confianza pública. Un panorama de estas magnitudes tenía que afectar estructuralmente a las 
instituciones.
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La configuración territorial de las agencias de protección ha dejado consecuencias concomitantes. 
Quizás la más sobresaliente es la desconfianza en el Estado y las coaliciones que tienen la élite en 
Colombia con la delincuencia organizada y los grupos paraestatales. Una fotografía ampliada de la 
estructura de las agencias de protección privada incorpora nuevas modalidades de organización y 
mecanismos de contractualismo perverso. Dentro de ésta asoman las imágenes de nuevas bandas 
del delito y patrones de aprendizaje compartidos (Cubides, 2005). La secuencia de conflictos 
intracomunitarios ha frenado toda iniciativa de desarrollo y cambio económico y social en 
poblaciones situadas geográficamente en la periferia. 
 
Gráfico 2. Este gráfico permite observar en líneas generales las intersecciones entre gobierno, territorio y Estado 
con respecto a las agrupaciones paraestatales, paramilitares, guerrilleros y bandas organizadas.
La propagación de este estilo de vida y transformaciones inéditas en ciudades intermedias como 
Pereira, Tulua, Valledupar o Bucaramanga (refugio temporal de comandantes y capos) serían 
también factores para incrementar la legalización de actividades que encadenan la maquinaria de 
contrapoderes sobre el gobierno local. La informalidad de la economía y los senderos abiertos por 
un comercio de contrabando en las fronteras, se confundirán con la economía y la producción legal 
dentro de una simbiosis dominante. De modo que un doble movimiento entre lo legal y lo mafioso 
ha llegado a constituir el andamio recursivo entre quienes ofrecen seguridad. Los negocios de la 
protección privada fueron abriéndose paso dentro de un contexto de poblaciones abandonadas 
a su suerte. Y la escogencia entre la anarquía o las organizaciones de protección no ha dado que 
pensar entre quienes toman decisiones de gobierno, sobre todo si los afectados cuentan con recursos 
adicionales provenientes de negocios con las mismasorganizaciones protectoras.
CONTEXTO Y TRAYECTORIA
El análisis del conflicto colombiano impone a los investigadores cierto grado de compromiso y 
ocasionalmente peligro. Demasiada curiosidad mata. En el fondo, los problemas de investigación 
Gobierno
Territorio
Estado
Agrupaciones paramilitares
Agrupaciones guerrilleras
Crimen organizado
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17 Los problemas de información en la investigación de las guerras civiles han representado una dificultad fundamental por varias razones: 
Primero, porque los agentes principales de violencia resultan inabordables para el investigador neutral. Segundo, la información sobre 
los hechos siempre se produce ex post, luego de sucedidos los acontecimientos; entonces recomponen motivos, causas y circunstancias 
de acuerdo con la narrativa y los intereses en contienda. Siempre la información privilegiada debería someterse a un escrupuloso 
contraste de fuentes diversas y testimonios confiables. ESTRADA, 2007ª.
18 Mis trabajos de investigación durante el período 1998 – 2004 se concentraron en aspectos estratégicos del conflicto armado, por vía 
de las lógicas de la argumentación. Tales resultados identificaban estructuras discursivas del agente violento para justificar las acciones 
paraestatales. Instrumentos analíticos permitieran estudiar también las diferencias ideológicas y los procesos de mutuo aprendizaje 
entre guerrilleros y paramilitares. Un aspecto relativamente novedoso en la metodología empleada fueron las relaciones entre discurso, 
ideología y conflicto armado en Colombia. Véase especialmente: “La retórica del paramilitarismo”, en Revista Análisis Político, Instituto 
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, vol. 44, pp. 39 – 57, 2001. El 
libro: Metáforas de una guerra perpetua, pragmática de la argumentación en el conflicto armado en Colombia, Fondo Editorial Universidad Eafit, 
Medellín, 2004, recoge buena parte de este período de investigación. 
sugeridos, conservan un faltante de información sobre detalles en la forma de operar de las 
organizaciones paraestatales. Sin embargo, con la consolidación de nexos entre organismos nacionales 
e instituciones internacionales, se ha logrado obtener información valiosa de los mecanismos 
empleados entre unos y otros. Las confesiones de los capos del narcotráfico y la divulgación de 
materiales sobre los juicios que adelanta la fiscalía en contra de integrantes de las organizaciones 
criminales nos permiten algunos elementos para el análisis17. 
Es posible trabajar con base en la información recogida en medios así como en los informes que 
presentan los organismos del sistema judicial. Las ventajas que obtienen los acusados al declarar 
sobre sus actividades ilícitas, los crímenes y las masacres cometidas son un material de prueba de 
inmenso valor para el análisis que ha propuesto nuestra investigación. Jorge 40, Mancuso y don 
Diego, procesados en los Estados Unidos por negocios de narcotráfico y lavado de activos, reportan 
en sus confesiones detalles de importancia para la elaboración de un cuadro más completo sobre las 
actividades de sus frentes y la extensión estratégica que tuvo el paramilitarismo durante las últimas 
décadas. 
Las fuentes empleadas en investigaciones recientes presentan un carácter predominantemente 
descriptivo. En nuestro caso hemos optado por continuar con los trabajos iniciados desde hace una 
década, contando con un marco referencial proveniente de la teoría de la argumentación, juegos no 
cooperativos e información asimétrica. Logrando recomponer las técnicas de argumentación y las 
estructuras racionales de los agentes violentos se puede observar como trabajaron las agrupaciones 
paraestatales formando coaliciones en territorios estratégicos para comerciar en los mercados 
del narcotráfico. Avanzar sobre las versiones noveladas del conflicto es un propósito de nuestro 
proyecto18.
Un caso que ilustramos fue la reconstrucción del fenómeno del rumor en zonas de conflicto armado. 
Pudo determinarse con la localización de poblaciones amenazadas cómo operan los vínculos 
espaciales y la expansión de información tomando en cuenta modelos gráficos de Kowalski / 
Strojnowsk (Estrada, 2007ª). Esta modelación gráfica permite visualizar las redes de información 
dentro de una expansión progresiva de naturaleza no lineal. La información opera como una 
secuencia de relaciones causales que va dispersándose de acuerdo con la fuerza de las creencias 
individuales y colectivas en una red social particular. 
La relación entre información y denuncia, pasa, prima facie, por la fenomenología del rumor. Los 
individuos que a menudo están dispuestos a denunciar a sus vecinos con el fin de obtener beneficios 
o protección y seguridad. La denuncia puede tomar otros caminos, una vez que se despacha bajo la 
forma del rumor (“dicen que”, “algunos dicen”, “por ahí se dice”). La ocasión creada por el rumor es 
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19 ESTRADA Gallego Fernando, “Metáforas del Poder Político”. En: Colombia, El Estado y la Fuerza: v.1 fasc.1 p. - , 2001; “La 
información y el rumor en zonas de conflicto: estrategias por el poder local en la confrontación armada en Colombia”, en Análisis 
Político, N° 60, p.44 - 59, 2007; “Rumor e información. Estrategias por el poder local”, en Revista Semana, pp.22 - 24, 2006; “El Lenguaje 
de la Guerra y la Política en Colombia”, en Reflexión Política, Universidad Autónoma de Bucaramanga, pp.71 - 79, 2000; “Discursos 
de una Guerra Perpetua”, en Revista UIS Humanidades, v.31 fasc.2 p. - , 2002; “La Retórica del Paramilitarismo”, en Análisis Político, 
v.44, pp.39 - 57, 2001; “Metáforas del Discurso Político en Colombia”, en La Historia Contemporánea y las Ciencias Sociales, pp.198 
- 220 ,2004; Los nombres del Leviatán, Análisis de discursos de la Guerra en Colombia”, en Revista Semana; Las metáforas de una 
guerra perpetua: análisis de la pragmática del discurso en el conflicto armado en Colombia, Fondo Universitario Editorial Eafit, v.1, 2004; 
“Propagación del rumor y la información en las guerras civiles”, en III Simpósio Internacional sobre análise do discurso, Universidad 
Federal de Mina Gerais, p.1 - 56 , v.III , 2008. 
la oportunidad para el ajuste de cuentas de pequeños altercados o discrepancias. Pero los resultados 
globales pueden ser lamentables. En esta red de unidades que van trasladando la información y la 
denuncia se entrecruzan intereses personales y colectivos perversos; los primeros están relacionados 
con prebendas que recibe quien denuncia, en el segundo caso, la movilización estratégica lleva 
señas de terror con el fin de intimidar a quienes estén cercanos a las víctimas.
Las unidades de información correlacionadas con el rumor no siempre operan bajo condiciones 
plenamente estructuradas. Así, un nodo que contiene potencialmente información clave puede 
relacionarse con puntos estratégicos en la red que se encargaría de reproducir la información en 
áreas adyacentes. La dirección que toma la información no es lineal y toma desviaciones caprichosas. 
En otras palabras, lo que tenemos en la estructura es una relación interactiva con evidentes fallos: 
vacíos de información, distorsión o casos de unidades de la red que se comportan indiferentes. 
Como puede observase en el siguiente diagrama:
 
Además de las relaciones de información en redes sociales afectadas por el conflicto armado, nuestra 
investigación estuvo dirigida a descubrir las estructuras conceptuales que subyacen al discurso de 
la guerra. Con base en entrevistas y declaraciones de paramilitares e insurgentes (Carlos Castaño, 
Alfonso Cano,Comandante Gabino), informes y material de divulgación tanto impreso como 
digital, logramos diseñar una cartografía de las metáforas y analogías empleadas por los agentes 
violentos. Este trabajo tuvo como objetivo poner las teorías de Lakoff (1999), Facounnier (2000) al 
servicio de nuestro análisis localizado en Colombia19.
CORRELACIONES ESTRATÉGICAS
Esta investigación ha evitado dos tipos de desviación en el análisis del conflicto armado. La primera, 
una marcada tendencia a tributar a los agentes protagonismo. Las versiones periodísticas sobre la 
Gráfico 3. Adaptation de: Efficient adaptive dispensing, against omission fail-
ures, Darek Kowalski, Michałł Strojnowsk. La dispersion del rumor y la infor-
mación consigue determiner nodos estratégicos para su eficiencia. Sin embargo, 
obsérvese los vacíos de interfase como fallos en la comunicación que pueden 
afectar tanto su duración como la eficiencia (Estrada, 2007ª).
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20 BANKS C.M., Sokolowski, J.A., “From War on Drugs to War against Terrorism: Modeling the Evolution of Colombia’s Counter-
Insurgency”, en Social Science Research, 2008. Este artículo evalúa la política contrainsurgente en las relaciones bilaterales Colombia/
Estados Unidos, argumentando los cambios que el narcotráfico y la guerra contra el terrorismo han producido en la identidad de las 
agrupaciones paraestatales. Una valoración de los programas de erradicación de coca e intervención de los agentes del conflicto armado 
en: ANGRIST Joshua D. and Adriana D. Kugler, “Rural Winfall or a new resource curse? Coca, income and civil conflicto in Colombia”, 
en The Review of Economics and Statistics, Vol XC May 2008 number 2. 
21 El sostenimiento del mercado ilegal de drogas y contrabando ha sido documentado recientemente, véase: CAJAS Juan, “Globalización 
del crimen, cultura y mercados ilegales”, en Ide@s, Concyteg, Año 3, Núm. 36, 5 de junio de 2008; En el caso específico de Colombia, 
OCAMPO José Antonio, Historia económica de Colombia, Bogotá, Planeta, 2007.
22 Uno de los más poderosos carteles del narcotráfico durante esta última década: el cartel del Norte del Valle, con negocios en México, 
Venezuela, los Estados Unidos y Europa, lograría operativos de limpieza en varias regiones además del Valle del Cauca, sus acciones 
estuvieron acompañadas estratégicamente por los paramilitares y guerrilleros, como se encuentra en LÓPEZ Andrés, El cartel de los 
sapos, Bogotá, Editorial Planeta, 2008.
historia de las autodefensas y la insurgencia, trabajan con un objetivo espectacular, exponiendo 
a los criminales como héroes a la Robin Hood. La segunda desviación consiste en el prejuicio de 
observar en forma aislada los negocios de las organizaciones paraestatales, cada agrupación ha sido 
presentada dentro de sistemas estratégicos diferentes. La carencia de una lógica conjunta sobre los 
mecanismos operacionales y la estructura compartida entre las organizaciones son dos aspectos una 
misma realidad que poco se ha investigado [Hipótesis (4)].
Durante la fase inicial del gobierno Uribe, el programa de reinserción de diversos frentes paramilitares 
estuvo (como hasta ahora) acompañado de una retórica triunfalista sobre la finalización de estas 
organizaciones criminales. Muchos académicos compartieron con Uribe el proyecto para desmontar 
los ejércitos irregulares que habían causado numerosas masacres durante la última década. Se 
organizaron comisiones con diferentes propósitos: conseguir apoyo financiero y respaldo entre la 
comunidad internacional, crear una memoria sobre las víctimas, comprometer a empresarios e 
industriales con el ofrecimiento de empleo para soldados reinsertados. La extensión del proyecto 
gubernamental de reinserción paramilitar tuvo una propaganda de notable influencia en los medios. 
Un grado delirante de confianza condujo a juzgar la inexistencia del conflicto armado [Hipótesis 
(1)]20.
Pero la realidad ha desbordado a la ideología. Existe evidencia sobre la reestructuración del 
paramilitarismo y la renovación de coaliciones entre los carteles de las drogas y agrupaciones 
emergentes para ocupar territorios, negocios ilegales y envío de drogas ilícitas a los mercados 
internacionales21. Las novedosas formas de competir entre las agrupaciones paraestatales 
corresponden ante todo a pequeñas unidades de combate, y los sistemas de información que usan se 
encuentran diseñados para desmarcarse rápidamente de cualquier ataque enemigo. Concentrando 
sus laboratorios en localidades menos extensas las agencias de protección y de narcotráfico logran 
mantener un mercado potencial lo suficientemente estable22. 
La expresividad de las bandas emergentes ha heredado los operativos que por tradición emplearon 
insurgentes y paramilitares: boleteo a las poblaciones, amenaza a los gobiernos locales, desplazamiento 
de núcleos poblacionales y asesinato de líderes indígenas y campesinos. Este aprendizaje se combina 
con un trabajo de inteligencia e información que selecciona por nombre a las víctimas [Hipótesis (4)]. 
En la fase de reacomodamiento estratégico las agrupaciones escalan una guerra por el predominio 
territorial. Y aunque su accionar es relativamente independiente, comparten la competencia por 
ofrecer seguridad a quienes pueden pagar mientras una mayoría de las poblaciones queda expuesta 
a la extorción y la amenaza. 
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Gráfico 4. Adaptado de Gambetta (2003) Las agrupaciones paraestatales moviéndose a lo largo de 
frecuencias variables del conflicto armado. En la extensión máxima de la simetría esta frecuencia tiende 
a disminuir las retaliaciones mutuas, las agrupaciones paraestatales negocian territorios y poblaciones 
bajo su dominio. 
Este gráfico ofrece elementos para explicar la frecuencia e intensidad del conflicto armado. Se 
observa que el conflicto desciende su intensidad cuando crece la asimetría tanto de los recursos 
agresivos como de los defensivos entre las agrupaciones paraestatales. Es plausible, en especial en el 
extremo de la asimetría partir del supuesto de que una facción minoritaria cuyas posibilidades de 
éxito en una confrontación militar son abismalmente bajas con poca probabilidad de que tome las 
armas. No es posible conocer en nuestro caso la forma de esta relación total i. e., cuando los frentes 
que combaten son de fuerza semejante, también pueden ser reacios a iniciar una guerra de alto 
costo con un resultado incierto. A medida que crece la asimetría, la agrupación más fuerte puede 
sentir la tentación de comportarse más opresivamente y desencadenar una reacción. Al evaluar la 
presente fase del conflicto vemos diferencias con la asimetría creciente que llegó a su pico más alto 
con las acciones paramilitares.
Durante este período el conflicto se ha desenvuelto entre agrupaciones paraestatales no plenamente 
diferenciadas [Hipótesis (2), (4)]. Sus técnicas de localización territorial y sus medios de lucha están 
integrados a un proceso de mutuo aprendizaje. Puede observarse que en los extremos de máxima 
asimetría su distancia no resulta demasiado pronunciada. Entre las líneas que se interceptan en 
el extremo derecho, el ángulo reflejo de sus acciones es pequeño. En otras palabras, mientras las 
posibilidades están muy en contra de la agrupación más débil, la factibilidad de que estalle una 
confrontación podría ser, ceteris paribus, superior entre la fuerza pública y las Farc o el Eln, que entre 
la fuerza pública y las agrupaciones emergentes (paramilitares). Empíricamente esto sucedió cuando 
la coalición entre los frentes paramilitares encontró consonancia con los objetivos militares de la 
fuerza pública. 
En muchos casos las lealtadesideológicas o los incentivos económicos obraban coherentemente a 
favor de la consecución de mayores recursos combativos. Estos pudieron mantenerse de manera 
Frecuencia del
conflicto armado
Frecuencia del
retaliaciones
Paramilitares
Insurgentes
Simetría Balance Máximo de
Simetría
Paraestatales I
(paramilitares)
Paraestatales II
(guerrilleros)
Paraestatales III
(org. criminales)
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23 PIZARRO León Gómez Eduardo, Una democracia asediada. Balance y perspectivas del conflicto armado en Colombia, Bogotá, Grupo 
Editorial Norma, 2004, pp. 370; Las Farc (1949-1965). De la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha, con la colaboración 
de Ricardo Peñaranda Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional. Tercer Mundo Editores, 
Bogotá, 1991; FALS Borda Orlando, Germán Guzmán, Eduardo Umaña Luna, La violencia en Colombia, Bogotá, Taurus, pp, 488.
24 CUBIDES Fernando, “Los paramilitares y su estrategia”, en DEAS Malcom / María Victoria Llorente, Reconocer la guerra para construir la 
paz, Bogotá, Norma, Cerec, Uniandes, 1999, pp. 151 – 199. Este artículo novedoso en su momento, establecía diferenciaciones analíticas 
importantes para explicar los vínculos entre las Convivir, las autodefensas unidas de Colombia y los paramilitares. Desde Puerto Boyacá, 
durante la década de los ochenta, los negocios entre guerra contrainsurgente y paramilitarismo fue decisiva. 
25 URIBE María Victoria, Matar, rematar y contramatar, Las masacres de la violencia en el Tolima, 1948 - 1964, Bogotá, Centro de Investigación 
y Educación Popular, 1990, pp. 209.
26 Entre los defensores de esta tesis: RANGEL Alfredo, Colombia, guerra en el fin de siglo, Bogotá, TM Editores, Universidad de los Andes, 
Facultad de Ciencias Sociales, 1998.
temporal. Cada agrupación establecía normativamente condiciones de reclutamiento, zonas de 
formación, operativos, salarios y provisiones; se combate por lealtades exclusivas sobretodo cuando 
se intensifica la confrontación. En las zonas de influencia territorial las poblaciones experimentaban 
temores de asimilación o de aniquilación en el otro bando y excluían la empatía inducida por 
sensibilidades y creencias compartidas. Sintetizando, resultaba razonable durante el período de 
alta frecuencia del conflicto armado encontrar expresiones de respaldo hacia las agrupaciones 
paraestatales. En regiones como la Serranía de San Lucas, el Magdalena Medio o la Costa Pacífica, 
los paramilitares lograron un “capital de respaldo” que lograban propagar entre los pobladores, y 
que en tiempos de las masacres, condujo a diferenciar los frentes y sus negocios con mayor cautela 
para no ser confundidos con la identidad de las Farc o del Eln. 
EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO
Relacionar las agrupaciones paraestatales (autodefensas, paramilitares, insurgentes, organizaciones 
criminales) con un período específico de la historia en Colombia es bastante común23. Las 
periodizaciones, sin embargo, tienden a presentar como causa originaria de la violencia una 
inadecuada distribución de la propiedad, la naturaleza feudal de los vínculos entre campesinos 
y terratenientes hacia finales del siglo XIX. Una evidente inequidad social y económica, que se 
ampliaría considerablemente con la carencia de un sólido sistema político e institucional. Una clase 
dirigente distante fue propiciando la agudización extrema del fanatismo político que tendría con la 
violencia bipartidista de los años 50 una de sus expresiones duraderas. 
Pero si la guerrilla colombiana en su confrontación con el Estado es discursivamente heredera de 
guerras del siglo XIX, este juicio no tiene la misma fuerza en el caso de agrupaciones irregulares, 
como las autodefensas y los paramilitares durante la segunda mitad del siglo XX24. El surgimiento y 
la evolución del paramilitarismo y sus relaciones con los carteles del narcotráfico responden a unas 
condiciones bastante concretas y diferenciadas. Estas se relacionan con un mundo determinado 
por nuevos valores: consumo, delincuencia y concentración demográfica de la pobreza urbana. 
Una mezcla de ingredientes que ofrece oportunidades a quienes puedan demostrar mayor fuerza 
para negociar y ofrecer protección en las regiones donde se realizan intensos conflictos territoriales 
[Hipótesis (2), (5)].
Una falacia fomentada en los análisis sugiere que la espiral del conflicto creció tanto como la 
agresividad de los medios empleados25. Si durante la violencia original de mediados del siglo XX, 
liberales y conservadores defendieron sus convicciones matando y rematando, se cree que después 
de la década del 80, las venganzas y retaliaciones se agudizaron gracias al armamento sofisticado que 
se compraba con los capitales del narcotráfico26 [Hipótesis (5)]. Esta interpretación es parcialmente 
correcta. Antes como ahora quienes se enfrentan por territorios y poblaciones, lo hacen motivados 
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27 La línea de argumentación que originó esta percepción sobre la violencia en Colombia en DEAS Malcom, Intercambios violentos, Bogotá, 
Taurus, 1999.
28 Trabajos realizados sobre el impacto de agrupaciones paraestatales sobre la propiedad y tenencia de la tierra, redistribución de 
recursos por transferencias departamentales y regionales (Estrada, 2007; Valencia, León, 2009; Kalmanovitz, 2001). No se han valorado 
suficientemente los efectos que han tenido los desplazamientos en la estratificación y la movilidad poblacional. Los costos sociales y 
económicos de estos fenómenos en: ESTRADA Fernando, Castillo Alberto, González, Jorge Iván, La Función Pública del Estado Bogotá, 
Departamento Administrativo de Estadística DANE, 2008; Alejandro Reyes Posada, Guerreros y campesinos. El despojo de la tierra en 
Colombia, Bogotá, Editorial Norma, 2009.
29 El fenómeno apenas comienza a explorarse en Colombia con relativa sistematización de las fuentes nacionales e internacionales. Con 
las denominadas: CMSP, compañías militares de seguridad privada. El tema sobre las agencias de protección privada nozickiano cobra 
plena vigencia en Colombia. Véase: PERRET Antoine, “Las compañías militares de seguridad privada en Colombia, ¿Una nueva forma 
de mercenarismo?, Tesis de Maestría en Asuntos Internacionales, Universidad Externado de Colombia, 2008. 
30 Algunas publicaciones del autor: ESTRADA Gallego Fernando, “¿A dónde ir? Un análisis del desplazamiento forzado”, en Análisis 
Político Bogotá, Iepri, Universidad Nacional de Colombia, v.65 pp.146 - 151, 2009. “Guerra Civil y Contractualismo Político Incompleto”, 
en Analítica Premium, 2008; “Estrategias por el poder local y conflicto Armado en Colombia”, en Analítica Premium, pp.17 - 25, 2007; 
también por venganzas, estafas y duelos de honor. Las generaciones de agentes violentos que nos 
dejó la denominada violencia clásica lograrían mantener sus causas dentro de un marco de alegatos 
y disputas más complejo27. 
Sin embargo, como hemos subrayado, la evolución de abundante evidencia en contra de las 
agrupaciones paraestatales contrasta con pocas novedades en los modelos de investigación. La 
literatura efectista carece de base empírica y sus relaciones analíticas son poco consistentes. Varios 
autores están más interesados en propagar lugares comunes que en relacionar sus fuentes de 
información [Hipótesis (1)]. 
HEURÍSTICA 
En un contexto de esta naturaleza se requiere trabajar sobre el objeto con herramientas de 
mayor densidad conceptual. Las investigaciones académicas sobre los fenómenos descritos se han 
complementado en nuestra perspectiva con los siguientes componentes:
1. La idea de explicarla guerra en Colombia tomando como fundamento la evolución y los 
desarrollos de las agencias de protección privada se ha relacionado con la generación progresiva 
de un mercado potencial que comienza entre ganaderos y empresarios del Magdalena 
Medio y Puerto Boyacá, se extiende por toda la geografía política de la Costa Pacífica, entre 
contrabandistas y políticos locales en zonas de fronteras; los corredores del Urabá Antioqueño 
a partir de inversiones en cultivos de palma de aceite; los departamentos del Sur: Caquetá y 
Putumayo, con sembrados extensos de coca, y extendiéndose hacia los territorios del Norte 
del Valle, Cauca y Nariño, desencadenando retaliaciones orgánicas con una tradición violenta 
desde los años 6028.
2. Nuestra investigación sobre las agencias de seguridad privada en conflictos emergentes halla 
entre sus fuentes originarias la obra de Robert Nozick: Anarchy, State and Utopia (1974). Los 
méritos analíticos del concepto nozickiano están relacionados con haber expuesto en forma 
completa los componentes principales de las agencias de protección privada dentro de un 
modelo de mercado29. Además de situar las condiciones estratégicas de estas agencias dentro 
del proceso evolutivo de un contractualismo político incompleto. La estructura de competencia 
por la protección privada en una sociedad con conflictos irregulares, desencadena una espiral 
creciente de mayor violencia por parte de sus agentes principales. El trabajo que realizamos ha 
logrado avanzar en una dirección complementaria30. 
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“Estado Mínimo, Agencias de Protección y Control Territorial”, en Revista Análisis Político, Universidad Nacional de Colombia, v.56, 
pp.115 – 131, 2006; “El Escudo de Aquiles, Seguridad, Estado y Nuevas Guerras”, en Revista Semana/Editorial Planeta, pp.124 - 156, 
2003; “El Soborno y la Amenaza en las Guerras Civiles”, Primer Congreso de Ciencia Política, Bogotá, Universidad De Los Andes, 2008; 
“Agencias de Protección y Poder Político Local”, Primer Congreso de Ciencia Política, Congreso de Ciencia Política Bogotá, Septiembre 
30 - Octubre 4 de 2008; “Estrategia de Comunicación y Paramilitares en Colombia, Investigar la Comunicación Retos Científicos y 
Compromisos Sociales, 2007; “Concentración de Tierras y Desplazamiento Forzado en Colombia, Caso Antioquia”, Dinámica del Conflicto 
Armado en el contexto de la política de Seguridad Democrática, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2007; “Economía Política del 
Conflicto Armado en Colombia”, XXII Congreso Nacional de Estudiantes de Economía, Bucaramanga, 2007; Análisis Actualizado del 
Conflicto Armado en Colombia”, Mataron a Gaitán, Celebración 60 años, Bogotá, Universidad Nacional en Colombia, 2008. 
31 Una presentación aplicada de la teoría de la argumentación en las guerras civiles en: ESTRADA Gallego Fernando, “La argumentación: 
alternativa para el manejo de conflictos”, en Revista Zero, Universidad Externado de Colombia, v18, 2007, pp.48 – 54. Sobre el soborno y 
la amenaza pocos trabajos se han realizado en Colombia. Presentamos un ensayo preliminar que explora las tesis de Thomas Schelling 
en el Primer Congreso de Ciencia Política en Colombia: “El soborno y la amenaza en las guerras civiles”, Bogotá, Universidad de los 
Andes, 2008.
32 Esta hipótesis de correlaciones e intereses compartidos entre agrupaciones paraestatales y Estado la expresa con originalidad Robert 
Nozick en el trabajo reseñado (Nozick, 1974). Aunque resulta importante anotar que los estudios de caso –como en Colombia- ofrecen 
limitaciones evidentes. La variación de posiciones políticas o estratégicas tomadas por los agentes principales, las traiciones, el lavado de 
activos, el ocultamiento de información, convierten la trayectoria de investigación en un desafío abierto para resolver varios problemas: 
¿Cómo mantener el tráfico ilegal de drogas con agencias diferentes?, ¿Quiénes garantizan seguridad en las rutas de envío de las drogas?, 
¿Cómo sobornar representantes institucionales tanto dentro como fuera de las fronteras?, ¿Cuándo se requieren coaliciones y con 
quienes?.
3. Otro referente en el campo de juegos estratégicos y lógicas del comportamiento en conflictos 
irregulares han sido la obra de Thomas Schelling: The Strategic of Conflict (1960) y Choise and 
Consecuence (1984). En ambos trabajos encontramos ideas para comprender las correlaciones 
entre formas organizadas del crimen con modalidades informales de la economía. Una teoría de 
la comunicación indirecta que desempeña un papel fundamental en casos como la amenaza y 
el soborno31. Las coaliciones logradas entre paramilitares y carteles de las drogas después de los 
90, o los vínculos entre comerciantes contrabandistas e insurgencia (Farc, Eln) reflejan aspectos 
del crimen organizado sobre una lucha originaria con otros motivos causales. 
4. La investigación realizada por Diego Gambetta sobre La mafia siciliana (2003) reúne parcialmente 
el marco analítico Schelling/Nozick dentro de unos objetivos relevantes para la investigación 
del caso colombiano. Nos interesa explorar la dirección que toma el trabajo de Gambetta 
básicamente en los siguientes aspectos: (a) la idea de la industria de la protección como un 
mercado potencial; (b) las relaciones comparativas que establece entre mercados de protección 
ordenados y mercados de protección desordenados. Los trabajos que hemos elaborado sobre 
la información y el rumor en zonas de conflicto (Estrada, 2006), serán complementados con la 
idea que desarrolla Gambetta sobre las marcas registradas y los mecanismos de comunicación 
e información usados por organizaciones criminales. 
Una extensa variedad de prejuicios ha ganado terreno entre quienes proponen observaciones sobre 
vínculos entre agrupaciones paraestatales y carteles de las drogas [Hipótesis (3), (5)]. Una creencia 
de amplia aceptación encuentra que la protección y la seguridad resultan marginales a los objetivos 
del conflicto armado. Esta idea sugiere una versión atomizada de los mercados ilegales según la cual 
cada unidad en el negocio actúa con independencia de las demás. El capo interviene en la cadena 
del conflicto sólo de manera indirecta, pues sus objetivos se concentran en las rutas de envío, el 
lavado de activos o los negocios de contrabando en las fronteras. Acciones orientadas a ofrecer o 
demandar protección, corresponden con agentes violentos de menor peso en la cadena completa del 
delito. Sin embargo, las relaciones entre los carteles con el paramilitarismo o entre los carteles y la 
guerrilla, tanto como las relaciones que tienen organizaciones criminales con eslabones menores de 
la cadena, concuerdan en numerosos objetivos32. 
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Ha demostrado Gambetta (2003) para el caso de la mafia siciliana que la protección privada es 
una “actividad central de una mafia bien ordenada. Los que reciben protección pueden sentirla 
molesta, pero no suelen considerarla inútil, y muchas más veces de lo que se imagina en general, 
la buscan activamente”. Esta observación en el caso colombiano encuentra objeciones dada la 
aparente anarquía que reina entre las agrupaciones emergentes; sin embargo, cierto desorden en la 
modalidad de los negocios no significa que las formas como opera la seguridad no representen un 
comercio de alta rentabilidad. De hecho es posible verificar con la evolución del conflicto luchas por 
el monopolio de negocios ilegales en los municipios y las regiones.
Las razones para esta confusión se relacionan con estudios que privilegian aspectos del problema 
con tendencia a la espectacularidad. Las categorías y los conceptos centrales para definir el conflictosiguen dentro de una esfera conformada por lugares comunes. Es necesario avanzar lo suficiente 
con estructuras de estudio menos periodísticas. Otro de los prejuicios subraya la inexistencia del 
conflicto armado, algunos analistas invocan mágicamente la solución con esta fórmula. “Crimen 
organizado”, “bandas emergentes”, “guerrilla” o “paramilitares”, se emplean como denominadores 
para describir en muchos casos la misma cosa. El problema de base es complejo por la naturaleza 
dificultosa encontrada en las fuentes. Una variedad de motivos exigen en el caso colombiano una 
reestructuración y trabajo sobre materiales que han sido “pateados por los ángeles”.
Existe primero la necesidad de establecer un marco de referencia conceptual diferenciado para los 
agentes, las organizaciones, los carteles, los proveedores y compradores de protección. Así como 
reconocer que en medio siglo de actividades comunes, las agrupaciones paraestatales han logrado 
propiciar un mercado ilegal que cuenta con su propia dinámica entre grandes inversionistas. Cómo 
han afectado los circuitos regionales del mercado ilegal de protección las costumbres propias de cada 
región en Colombia: alcaldías, concejos municipales, comercio organizado. Una adecuada comprensión 
de estas diferencias corresponde también a un tema fundamental de la economía política: cómo se han 
incorporado la protección privada y los mercados ilegales a la estructura general de economía formal 
en Colombia [Problemas que controvierten las hipótesis (1), (2), (3), (5)]. 
EXPANSIÓN TERRITORIAL
Esta unidad de problemas se encuentra próxima a los trabajos desarrollados por Garfinkel / 
Skaperdas (2007) en el sentido de explorar cómo los conflictos derivados de las guerras civiles 
guardan relación con modalidades defectuosas de competencia por los recursos económicos. Más 
específicamente, los análisis realizados en el contexto de las guerras civiles evidencian una marcada 
tendencia a la conformación subyacente de negocios de escala que operan sobre los derechos de 
propiedad y una oferta extendida de protección privada. Los autores denominan a este fenómeno: 
tecnologías del conflicto. Nuestro objetivo es semejante en la medida en que también buscamos 
investigar los efectos del mercado ilegal de protección privada sobre los ingresos económicos: los 
aspectos determinantes en la distribución de los poderes mafiosos locales o los modos cómo una 
agrupación paraestatal se relaciona defectivamente con la productividad marginal en territorios 
que permanecen en disputa. En otras palabras significa preguntar cómo opera la protección en los 
mercados informales dependiendo de la intensidad de la competencia y la demanda que hacen los 
ciudadanos por mayor seguridad. 
El marco analítico de Garfinkel /Skaperdas, nos ha servido además para observar los mecanismos de 
adaptabilidad y cambio que tienen las agrupaciones dentro de una zona territorial determinada. La 
formación de coaliciones entre distintos frentes en estas regiones o departamentos y la constitución 
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33 La suma de desafíos es amplia y los trabajos tienden a especializarse. Investigaciones sobre problemas específicos: Castillo, María del 
Pilar, “La decisión de desplazarse: un modelo teórico a partir de un estudio de caso”, Bogotá, Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril 
de 2009, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, pp. 33 – 52. HOYOS 
Gómez Diana, “Dinámicas político-electorales en zonas de influencia paramilitar. Análisis de la competencia y la participación electoral”, 
en Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril de 2009, pp. 13– 32. ISAZA José Fernando & Campos Diógenes, “Consideraciones 
cuantitativas sobre la evolución reciente del conflicto”, en Revista Análisis Político, N° 65, enero/abril de 2009 pp. 3 – 12; MEJÍA Daniel, 
“The War Against Drug Producers”, with H. Grossman, NBER Working Paper # 11141, February 2005; “Capital Destruction, Optimal 
Defense and Economic Growth”, with C.E. Posada, Borradores de Economía, No. 257 (working paper), Banco de la República.
34 FRANCO Vilma / Restrepo Juan Diego, Dinámica reciente de la reorganización paramilitar, Bogotá, Cinep, 2007, pp. 33; Comisión Nacional 
de Reparación y Reconciliación, 2007, Disidentes, rearmados y emergentes: ¿bandas criminales o tercera generación paramilitar?, Bogotá; 
Grupos armados emergentes en Colombia, Fundación Seguridad & Democracia, pp. 21. Artículos periodísticos: “La guerra entre ‘los Paisas’ 
y ‘Don Mario’ por el control de La Guajira”; “Narcotráfico y rearme de paras en Puerto Boyacá”, en verdadabierta.com, paramilitares y 
conflicto armado en Colombia, http://www.verdadabierta.com/web3/conflicto-hoy/50-rearmados/941-iquien-controla-la-guajira (consultada 
el día 12 de marzo de 2009). Las zonas estratégicas convencionales para los mercados de narcotráfico son a la vez territorios sometidos 
a los controles de oferta y demanda de protección y seguridad.
empírica de alianzas entre varias organizaciones. Qué elementos de conducta económica 
prevalecen entre las unidades de combate: los comandantes y la tropa regular. Qué incentivos para 
la acumulación de capitales y qué influencias específicas pueden tener los mercados ilegales entre 
quienes determinan decisiones del mercado. El papel de los gobernantes y la coparticipación de 
los poderes políticos en la distribución de los recursos en zonas bajo la presión de paramilitares e 
insurgentes33. 
En investigaciones recientes sobre dinámicas y cambios del conflicto armado en Colombia se cuenta 
con una amplia agenda de problemas: ¿Qué tanto ha cambiado la geografía política y territorial 
desde la reinserción y la entrega de los frentes paramilitares?, ¿En manos de quienes han quedado 
las zonas y regiones protegidas y explotadas por las Farc y el Eln durante el gobierno Uribe? 
¿Cómo ha recuperado el Estado presencia territorial en regiones competidas hasta hace poco por 
paramilitares y guerrilla? ¿En qué consiste propiamente esta presencia del Estado y cuáles son las 
políticas de gobierno en regiones como el Pacífico y el Urabá chocoano?
Estas preguntas requieren una mirada sobre diferentes aspectos económicos y de geografía social, así 
como un análisis de las estrategias que correlacionan los movimientos entre paramilitares (águilas 
negras, los paisas, los rastrojos), carteles del narcotráfico y frentes guerrilleros. Procedamos con una 
hipótesis auxiliar en nuestro enfoque: la encrucijada militar de las Farc durante el gobierno Uribe y 
el programa de reinserción de los paramilitares no han significado el estadio último del conflicto, 
antes bien sustentamos que tales condiciones han obligado a los agentes violentos a modificar sus 
planes operacionales y encontrar coaliciones para mantener su predominio y su poder político 
local34, [Hipótesis contraria a (1), (2)] 
En varios resultados de investigación reciente las agencias de protección se presentan como 
actores unitarios, con estrategias y objetivos homogéneos, unidad de control territorial y unidad de 
organización. Nada más alejado de la realidad. Porque las agrupaciones paraestatales, sobre todo 
durante el gobierno Uribe han sido forzadas a lograr ajustes internos en sus frentes, movimientos entre 
mandos medios y superiores (Paramilitares, Farc, Eln) y coaliciones militares en regiones extensas 
del país [Contrario a Hipótesis (5)]. Las dinámicas estratégicas tienden a diferenciar identidades. 
Nuevos denominadores semánticos (águilas negras) se combinan con un aprendizaje adquirido en 
el terreno del conflicto. A la vez, quienes son afectados en las zonas bajo control paraestatal buscan 
mecanismos para proteger sus intereses y propiedades. 
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