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Violencia y discapacidad

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Visiones y Herramientas – 2006 – p. 129-139 
Violencia y discapacidad 
Bruno Knoblauch 
 
Durante febrero de 2006 se realizó en Porto Alegre, Brasil, la 9° Asamblea del Consejo Mundial 
de Iglesias, precedida por una nueva reunión de la Red EDAN (Ecumenical Disability Advocate 
Network). Allí, entre otros, se consideró el tema Violencia y discapacidad. Un grupo de 
personas1 comprometidas en este asunto preparamos una breve visión sobre el mismo. 
Utilizamos para ello diversas investigaciones ya escritas, a las que sumamos algunos 
comentarios sobre el trabajo de las iglesias en nuestra región. 
Este estudio solo pretende ser una introducción tocando tres aspectos de la problemática. Su 
objetivo estará cumplido si estimula a la toma de conciencia y promueve acciones de paz. 
Globalización, neoliberalismo, acumulación de riquezas…, eso es lo que estamos viviendo hace 
unos cuantos años en nuestra Argentina. Las grandes empresas, en su mayoría extranjeras, 
que ven en nuestro país un potencial abundante de tierra y recursos humanos para explotar, 
manipulan la mano de obra necesaria para sus cultivos y llevan a nuestros campesinos y 
trabajadores a situaciones infrahumanas; situaciones que, muchas veces, generan 
discapacidad y hasta la muerte. 
En la Argentina viven 2,2 millones de personas con algún tipo de discapacidad; el 7,1 por 
ciento de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos. 
Especialmente en las zonas rurales sufren un número indeterminado de niños, jóvenes, 
adultos y ancianos. 
 
Violencia y discapacidad: el uso de agrotóxicos 
El empleo de agrotóxicos afecta a todos los seres vivos y provoca un violento impacto 
ambiental, social y económico. En este primer capítulo nos referiremos, especialmente, a las 
plantaciones de yerba mate, tabaco y de árboles para la producción de papel, en la provincia 
de Misiones, Argentina. 
Muchas veces, los cultivadores conocen los riesgos que corren al aplicar pesticidas y 
agrotóxicos, pero no pueden evitarlo. Si bien existen trajes totalmente herméticos que 
previenen la intoxicación, las elevadas temperaturas en la región impiden utilizarlos; así, o se 
trabaja sufriendo casi una asfixia o se corre el riesgo de intoxicarse. 
Los trabajadores conviven, además, con un gran nivel de exigencia, que bien puede calificarse 
como violencia psíquica. Son las empresas que compran la producción, o las dueñas de las 
plantaciones de tabaco y yerba mate, las que generan este tipo de presiones. 
 
 
1 La investigación fue realizada por un equipo heterogéneo integrado por Mariana Spellbrink, Ayelén 
Spellbrink y Sebastián Tschoban, quienes son estudiantes del Profesorado en Educación Especial; 
Verónica Biech, periodista y redactora; Ricardo Gross, padre de niños con discapacidad; y Bruno 
Knoblauch, también con discapacidad. 
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Nacimientos con malformaciones 
En la provincia de Misiones, 5 de cada 1.000 niños nacen afectados por Mielomeningocele 
(MMC)2. A esta malformación del sistema nervioso central se la llama también espina bífida. 
Los casos más numerosos se encuentran en las zonas tabacaleras y papeleras, pero ha ido en 
aumento la cantidad en las plantaciones de soja donde se usan agroquímicos (algunos 
prohibidos en los países del Norte). 
También el medio ambiente se ve afectado por la utilización de estos agrotóxicos: se degrada 
el suelo, se contamina el aire y los cursos de agua se envenenan. Para prevenir estas 
situaciones, la provincia sancionó –el 5 de noviembre de 1992– la Ley Provincial de Agrotóxicos 
N° 2980, que se aplica por medio del Ministerio de Ecología. 
Gracias a las investigaciones que lleva adelante el doctor Juan Carlos Demaio, jefe de Cirugía 
del Hospital Provincial Ramón Madariaga, se pudieron demostrar los problemas de salud 
causados por los agrotóxicos. En 1987, Demaio creó el Centro de Investigación, Estudio y 
Tratamiento de Enfermedades Malformativas de Misiones. Sin presupuesto y contra los 
intereses de las empresas tabacaleras y papeleras, alertó a la comunidad misionera a tomar 
conciencia y detener el uso indiscriminado de agrotóxicos, que malforman el futuro. 
Las investigaciones del doctor Demaio comenzaron detectando niños afectados con MMC. Se 
trata de bebés nacidos con la médula espinal abierta. Aún luego de la cirugía y del tratamiento 
médico necesarios, los niños sufren incontinencia urinaria y fecal, presentan trastornos 
motores de sus miembros inferiores y otras varias secuelas. 
En el plano genético, la malformación espina bífida sucede durante los primeros 28 días de 
gestación. Esta modificación del genoma humano también produce la pérdida de la capacidad 
de aprendizaje. En el futuro esta discapacidad se transmitirá a los propios hijos. “Se está 
generando una población de idiotas”, asegura el doctor Demaio al referirse a los niños que 
sobreviven a estas malformaciones genéticas. 
Está demostrado que el ácido fólico disminuye el riesgo de gestar un hijo o hija con MMC. Una 
propuesta simple y barata es adicionar el ácido en la harina de consumo cotidiano. En 2001, 
por iniciativa del doctor Demaio, se aprobó el proyecto de ley que determina que las mujeres 
en edad de gestación deben incluir ácido fólico en su dieta habitual antes y durante la 
gestación. Sin embargo, esa ley no se cumple en la actualidad. 
 
Violencia activa 
Cómo esperar que sea efectiva la prevención con ácido fólico si lo básico de la ley –prohibir la 
venta de agrotóxicos ya vedados en los países de origen– tampoco se cumple. Las empresas 
que compran estos productos no muestran interés en proteger a la población y, lo que es más 
grave, el Estado no las obliga a cumplir la ley. ¿No es un crimen generar una población de 
 
2 Comparando con otras estadísticas, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la malformación espina 
bífida o Mielomeningocele se presenta en escasos 1,7 a 2 de cada 1000 nacimientos. 
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idiotas?. Además, la falta de voluntad política de las máximas autoridades es evidente y no se 
logra fomentar, efectivamente, una agricultura sin químicos. 
La situación que se vive en la provincia de Misiones muestra una forma de violencia que 
promueve la agricultura, daña el medio ambiente y genera múltiples enfermedades, 
discapacidades y muerte. 
El empleo de agrotóxicos en muchos cultivos produce el envenenamiento de plantas y frutos, 
aire, ríos y aguas subterráneas en todas las provincias argentinas y países de la región. Utilizar 
estas sustancias favorece la aparición de múltiples enfermedades como la leucemia, alergias, 
enfermedades respiratorias, de vista, debilidades crónicas, disfunciones de los sistemas 
nervioso, inmunológico y reproductivo, etc. Estas consecuencias tienen poca repercusión en la 
prensa y los medios. Lo mismo sucede con los accidentes en el manejo de agroquímicos; aun 
sabiendo que todos pueden producir en las personas discapacidad y hasta la muerte. 
Es ejemplar el caso del niño Silvino Talavera, quien falleció en Pirapey, Paraguay, en enero de 
2003. Silvino y su hermana fueron enviados por su madre a comprar alimentos al almacén. 
Habían salido en bicicleta de su modesta vivienda del campo. De regreso, fueron alcanzados 
por la fina lluvia que un vecino derramaba desde un avión. Estaba fumigando la plantación de 
soja con herbicida Roundup y Cipermetrin (marcas que pertenecen a la empresa Monsanto). 
Silvino murió y su hermana sobrevivió pero sufrirá las consecuencias de por vida. La Justicia 
paraguaya dictó dos años de condena para los vecinos por actuar con negligencia. Un juicio de 
estas características es el primero en el Paraguay. Este caso permitió demostrar la violencia 
activa que padecen los agricultores al exponerse a los agrotóxicos.La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, en el mundo, de 3 a 5 millones de 
agricultores afectados con agrotóxicos anualmente, 40 mil mueren por intoxicaciones agudas. 
La OIT aclara que estas cifras son solo la parte visible de los daños causados por estos 
productos. 
Conclusiones 
• Este tipo de violencia generada por las empresas (algunas multinacionales como Monsanto) 
produce consecuencias físicas y psíquicas; sociales y económicas en todas las personas. 
Muchas de ellas, miembros de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y otras iglesias de la 
región. Tampoco el Estado cumple siempre con su función de resguardar el medio ambiente y 
la población. 
• Muchas personas viven y trabajan bajo estas condiciones de violencia, siendo víctimas de 
discapacidades de todo tipo. 
• Es parte de la misión de las iglesias denunciar estas formas de violencia, siempre basadas en 
una estructura de poder económico y político. 
 
 
 
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II VIOLENCIA Y DISCAPACIDAD: LAS IGLESIAS 
Algunas pocas iglesias de la Argentina se ocupan activamente de este colectivo de personas 
portadoras de discapacidad. Entre ellas, la Iglesia Cristiana Bíblica ofrece lenguaje de señas 
para hipoacúsicos en algunos cultos. Niños y niñas portadores de discapacidades leves son 
integrados en escuelas de la Iglesia Metodista Argentina. 
La Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) cuenta con jardines de infantes y obras 
diacónicas, donde niños, niñas y adolescentes reciben contención, educación y capacitación 
para poder desarrollarse en la sociedad. Por medio de la acción y el compromiso de personas 
con discapacidad, familiares y personas fuertemente interesadas se responde a necesidades 
individuales. La discapacidad no es un tema central en la IERP, pero se ha comenzado a 
trabajar en un programa de conferencias y talleres sobre el asunto. La iglesia realizó 
encuentros interreligiosos orientados a que los cristianos tomen conciencia de la presencia de 
las personas con discapacidad y a promover su integración en la comunidad de fe y la 
sociedad. 
Como un paso más en esta toma de conciencia, presentamos el resumen de una investigación 
realizada por la Profesora Dra. María Inés Bringiotti3. 
 
El maltrato de niños y niñas con discapacidad en la Argentina 
El nacimiento de un niño o niña trae consigo alegría, esperanza, dicha y gozo al interior de una 
familia; es una nueva vida, es una sonrisa. Algún día sus primeros pasos recorrerán inseguros la 
casa, sus primeras palabras… Pero cuando un niño o niña con discapacidad nace, trae consigo 
miedos y desesperanzas, dudas y algunas veces sentimientos de culpa. Es decir, genera 
cambios profundos en el interior de la familia. 
En los años 60, a la discapacidad se la consideraba, específicamente, un asunto de salud. Los 
niños y niñas con discapacidad eran enfermos y enfermas que debían estar al cuidado de sus 
familias, en lugares apartados de la sociedad por ser considerados inútiles, no aptos. Esta 
realidad los estigmatizaba, marcaba sus vidas para siempre, alejándolos de los espacios 
familiares, escolares, comunitarios y de recreación4. 
En los años 80, va desapareciendo paulatinamente la invisibilidad, dando lugar a políticas de 
atención y protección para niños y niñas con discapacidad. De este modo, y sin saberlo, las 
personas empiezan a gozar de leyes que reconocen la igualdad de derechos5. 
Sin embargo, hoy en día observamos maltratos y actos de violencia, en torno a la discapacidad, 
que aún no han desaparecido. 
 
3 María Inés Bringiotti La escuela ante los niños maltratados Editorial Paidós, Argentina, 2000. 
4 Ver: Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Ley Nacional 23.849, sancionada el 27 de 
septiembre de 1990. Esta ley asienta el derecho de las personas portadoras de discapacidad a la 
igualdad. Se trata de contar con las oportunidades y condiciones necesarias para lograr un desarrollo 
integral, en el caso de tener alguna limitación física o mental; así como también recibir tratamiento, 
educación y cuidados, conforme a lo que requiere su situación. 
5
 Violencia: es la presión psíquica o el abuso de fuerza ejercido contra la voluntad de la víctima. 
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La discapacidad puede ser causa o consecuencia de malos tratos hacia niños y niñas. Si bien las 
víctimas se ubican en todos los niveles socioeconómicos y edades, existe un conjunto de 
factores de riesgo, propio de los niños y niñas con determinadas discapacidades o minusvalías, 
que los hace receptores del maltrato. Las reacciones violentas de culpa, enojo y hasta rechazo 
por parte de los padres aparecen, a menudo, porque los/as niños/as demandan cuidados 
especiales y porque se crean expectativas no realistas acerca de sus logros. 
Los escasos estudios realizados al respecto han mostrado, a nivel mundial, que de cada 10 
menores de edad maltratados, solo uno no tiene discapacidad. De una investigación realizada 
en 49 escuelas especiales de la Argentina, se obtuvo información sobre diferentes tipos de 
maltratos a menores de edad: 
Cuadro 1 
Tipo de maltrato Porcentaje 
Emocional 36,4% 
Abandono físico 32,1% 
Físico 16,8% 
Falta de control parental sobre la conducta 
de los hijos 
6,2% 
Abuso sexual 5,2% 
Trabajo del menor 1,8% 
Participación de los menores en acciones 
delictivas 
1,8% 
 
Estos factores se ven directamente relacionados a características psicológicas y vivencias 
propias de los padres. Estos factores pueden ser la causa (o consecuencia) del maltrato: 
Cuadro 2 
Características de los padres de niños/as 
portadores/as de discapacidad 
Porcentaje 
Bajo nivel cultural 9,7 % 
Problemas psíquicos 6,3 % 
Alcoholismo 6,0 % 
Atraso mental 5,1 % 
Depresión y ansiedad 4,8 % 
Padres maltratados en su infancia 4,0 % 
Drogadicción 3,0 % 
 
En el mismo estudio se observa que, en las escuelas especiales receptoras de niños/as 
portadores/as de discapacidad, el 38,9% de alumnos/as sufre algún tipo de maltrato. En las 
escuelas comunes el porcentaje total es de 26,1%. 
De los niños maltratados, solo el 30% se encuentra bajo algún tratamiento o acompañamiento 
psicológico. Esto deja a la vista la ignorancia de muchos adultos (maestros, padres, etc.) acerca 
de los hechos mismos de violencia. Además de tener en cuenta el alto nivel de violencia 
familiar, también es importante la violencia institucional. Muchas veces, en los 
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establecimientos hay gritos, manoseos, empujones, ignorancia de los cuidadores, etc. Se trata 
de actos de violencia hacia los menores. 
El abuso sexual es un acto de violencia. Las familias y las instituciones suelen ocultarlo o 
considerarlo un “problema”, un delito de índole privada en el mejor de los casos. Frente a este 
tipo de violencia, el factor de riesgo más común es la relación de los niños/as con sus 
cuidadores. Existen características específicas de personalidad que se detectan en las personas 
que cometen abusos de tipo sexual. Estas pueden ser: baja autoestima, impulsividad, 
necesidad de ejercer autoridad o control sobre otros, abuso de drogas o estimulantes, 
actitudes de desvalorización hacia personas con discapacidades. 
Existen causas, en el ámbito familiar, que pueden originar el maltrato de niños/as con 
discapacidad: 
Cuadro 3 
Causas Porcentaje 
Conflictos de pareja 40 % 
Trastornos psicológicos 43 % 
Alcoholismo/ drogadicción 40 % 
Retraso mental 35 % 
Enfermedad física de los padres 18 % 
 
Las instituciones no pueden resolver por sí solas, los padres son un factor fundamental a la 
hora de abordar algún tratamiento o recuperación. Los que maltratan a sus hijos/as son poco 
colaboradores frente a las orientaciones dadas por los profesionales. Desde el punto de vista 
médico y de rehabilitación,los/as niños/as son desatendidos. 
Las diferentes discapacidades que presentan los niños o las niñas, produce malas 
interpretaciones acerca de los maltratos ocasionados. Los padres suponen que los/as que 
tienen discapacidades severas “sufren menos” los maltratos que otros/as con discapacidades 
más leves. En estos casos suele adjudicarse al niño/a el comportamiento desviado, como si 
este pudiera modificarlo. Según la investigación que presentamos en este documento, el 75 % 
de los niños y niñas maltratados/as tiene dificultades en el lenguaje, por lo tanto, problemas 
para comunicar los abusos a los que fueron sometidos. Los maltratos pueden suceder tanto en 
la institución, como en el hogar. A veces, una de las dos instancias funciona como controladora 
de la otra. 
Reflexiones finales: 
• Es importante contar con la información adecuada sobre los diferentes tipos y factores de 
riesgo de maltrato infantil, para poder programar actividades de prevención y asistencia. 
• En la Argentina, el funcionamiento de las redes interinstitucionales debería revisarse, así 
como también los canales de derivación. Solo el 30 % de los casos detectados están bajo 
atención. 
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• Debería mejorarse la organización de los servicios especializados en violencia familiar, para 
que puedan abordar todos los casos detectados. 
• El sector educativo tiene que ser considerado un eficaz aliado para la detección de casos de 
maltrato. El docente, al compartir mayor tiempo con los/as niños/as, puede acceder a una 
visión más completa de lo que les acontece. 
• Comparando los datos del cuadro 1 con otros estudios realizados en países anglosajones, se 
observa que en los otros, el abandono físico es el de mayor porcentaje, seguido por el maltrato 
emocional y físico respectivamente (Cf. cuadro1). 
• Muchas veces no se analizan las diferentes formas de maltrato como tales (por ejemplo, 
mendicidad y trabajo infantil), sino desde una perspectiva socioestructural. 
• Estos/as niños/as deben ser considerados víctimas de abuso de sus padres, pero también de 
los gobiernos que no implementan las medidas sociales y económicas correctoras. Así, la 
Declaración por los Derechos del Niño queda muchas veces en una mera declaración de 
intenciones. 
 
III LA VIOLENCIA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD 
Hasta hace un poco más de 20 años, las personas con discapacidad no tenían voz en América 
Latina. Se puede decir que eran invisibles para todo el mundo. La mayoría no quería ni podía 
mostrarse; el resto de la sociedad tampoco quería verlas. Las personas con discapacidad eran 
discriminadas y marginadas. Las que no vivían en “hogares especiales” estaban escondidas por 
la familia en sus propias casas. También podían encontrarse pidiendo monedas en las puertas 
de las iglesias o lugares públicos. Por muchísimos años, esta fue la imagen que se tenía de las 
personas con discapacidad: eran mendigos, personas –en el mejor de los casos– dignas de 
lástima, misericordia y caridad. 
La Declaración de los Derechos de las Personas con Discapacidad y otros documentos 
precedentes y posteriores sirvieron para que muchos gobiernos de la región se adhirieran a 
ellos. Así se produjo un cambio radical: la progresiva visibilidad social de las personas con 
discapacidad. Este cambio y su tardía aparición –con respecto a otros países europeos o los 
Estados Unidos– se debe, principalmente, a la falta de conflictos bélicos que hayan dejado 
como saldo gran cantidad de personas con discapacidad. Así como también, las dificultades 
políticas y económicas imperantes por décadas en la región. En parte, de esta manera se 
explica la marginación de personas con discapacidad. Este grupo supera ampliamente el 10 % 
de la población. La marginación que se manifiesta en la estructura de nuestras ciudades y en la 
cultura de nuestro pueblo –que históricamente ha sido educado para marginar a la persona 
diferente, sin intentar siquiera aprender a compartir los espacios comunes– ha generado como 
resultado, que muchas personas con discapacidad comenzaran a luchar por sus derechos 
legítimos. A veces, hasta considerando a las personas sin discapacidad como sus enemigos. 
Esto produjo, en muchos casos, una mayor marginación. 
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Las personas con discapacidades adquiridas de adultos reflejan, muchas veces, cierto 
resentimiento y enojo hacia la sociedad en general, así como también, hacia sus familiares más 
cercanos. Esto se debe, principalmente, a la causa de su invalidez: accidentes automovilísticos, 
laborales, cardiovasculares, etc. Muchas personas con estas características han sido internadas 
en institutos especializados, quedando aisladas de la sociedad y con un mayor resentimiento. 
Desde una visión más general, como el mundo entero, puede verse una realidad similar. 
Todavía existen culturas que no entienden el cambio generado a favor de las personas con 
discapacidad, quedando así segregadas de la sociedad. 
Estos sectores marginados transformaron su forma de reclamo, en los últimos tiempos, 
convirtiéndolo en un fenómeno similar a las protestas indígenas. Estos grupos culturales 
reclaman por medio de manifestaciones para recuperar el lugar que históricamente les 
perteneció. Las personas con discapacidad han empezado a manifestarse de diferentes 
maneras para conseguir su lugar en la sociedad, algo que históricamente les fue negado. Así, 
pues, se observan grupos formados por distintas asociaciones de personas con discapacidad. 
Algunas se manifiestan violentamente (en la gran mayoría de los casos con violencia verbal), 
siendo reprimidas por la autoridad, también de manera violenta. Otras agrupaciones, personas 
con discapacidad y familiares hacen valer sus derechos por medio de acciones pacíficas. De 
esta manera, se integran a la sociedad y dejan de ser considerados violentos o resentidos 
sociales. Finalmente, las diferentes formas de protesta genera entre los grupos 
enfrentamientos verbales y discursivos. 
Cada vez son más las manifestaciones que aparecen en las calles, los edificios públicos, la 
Internet, redes, periódicos y otras publicaciones, reclamando legítimos derechos. Aunque el 
común de la gente no llega a entenderlos, cerrando y dificultando aún más el camino hacia la 
integración social de las personas con discapacidad. 
El pedido de ayuda que se hace a los gobiernos latinoamericanos cada vez es mayor. Se les 
demanda una considerable inversión de fondos para la atención de personas con discapacidad. 
Algunas veces la ayuda llega, pero en general se trata de dinero destinado a la atención de 
otros grupos minoritarios, muchas veces más necesitados. La maniobra provoca una gran 
tensión entre estos sectores de la sociedad. 
Las iglesias no están exentas de los problemas que se manifiestan dentro de la sociedad. En 
este ámbito también se encuentran personas con discapacidad, luchando individualmente por 
conseguir un espacio en su congregación. Es común que estas personas y sus familias 
deambulen no solo de templo en templo, sino también de denominación en denominación. El 
resentimiento crece hacia las distintas iglesias, en muchos casos, por la sensación de rechazo. 
Incluso, resentimiento y bronca hacia Dios por considerar que Él no las quiere y no las tiene en 
cuenta. 
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Si en las iglesias nos proponemos cambiar de accionar y nos orientamos hacia las actitudes 
reflejadas copiosamente en nuestras Sagradas Escrituras6, ayudaremos a las personas con 
discapacidad a sentirse más sociables y pacíficas. Esta decisión promoverá la integración 
natural. Así, estaremos generando cambios y no comparándolos, como sucede en muchos 
casos. Para que los gritos dirigidos a Dios y a las personas que no quieren oír se conviertan en 
el anuncio de los verdaderos valores de la humanidad: la confianza, lasolidaridad, la 
interdependencia, la hermandad, el compartir, el escuchar, la aceptación, la alegría, el amor. 
 
Bruno Oscar Knoblauch es Pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, en el barrio de 
Belgrano, Ciudad de Buenos Aires. Su tarea pastoral incluye un fuerte compromiso en el área 
discapacidad. Para ello, invita a sumarse a quienes tienen y a quienes no tienen capacidades 
diferentes. Su correo electrónico es: bruno.knoblauch@ceaba.org.ar 
 
6
 6 Como el rey David y Mefiboset, invitando a la persona con discapacidad a compartir el banquete; o 
Jesús y su actitud hacia las personas con discapacidad, considerando siempre primero su condición de 
persona antes que su discapacidad. 
mailto:bruno.knoblauch@ceaba.org.ar

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