Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Lea materiales sin conexión, sin usar Internet. Además de muchas otras características!
Vista previa del material en texto
Y cerrada la puerta... Encuentros de intimidad con Dios Alejandra Stamateas - 1° edición - Presencia de Dios José Bonifacio 332, Caballito, Buenos Aires, Argentina. Tél.: (54011) 4924-1690 www.presenciadedios.com Edición: Silvana Freddi Diseño de tapa y diagramación: Diseño Presencia No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, median- te fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446. Stamateas, Alejandra Y cerrada la puerta... : encuentros de intimidad con Dios / Alejandra Stamateas. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Presencia de Dios, 2022. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga ISBN 978-987-8463-40-7 1. Espiritualidad Cristiana. I. Título. CDD 248.4 3 ÍNDICE 1 Mi sí es sí; mi no es no 11 2 Mi pensar es como Cristo piensa 14 3 Dios siempre nos dará vida 17 4 Aunque no lo veamos, Él siempre está 20 5 Tu presencia es mi todo 22 6 Transformados por Su gracia 24 7 No me dejes caer en la tentación 26 8 Cristo es mi libertad 29 9 Señor, adonde digas, iré (Parte 1) 31 10 Señor, adonde digas, iré (Parte 2) 34 4 Í N D I C E 11 Señor, ¡aquí estoy! 38 12 Confianza plena 40 13 Jesús nos habla todo el tiempo 43 14 Todo fue hecho por La Palabra 45 15 Lo que no comprendo, lo entenderé después 48 16 Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 1) 50 17 Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 2) 52 18 Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 3) 55 19 Mi mayor deseo eres Tú 58 20 Sus sueños son más grandes que mis deseos 60 21 Las obras de Dios serán manifestadas (Parte 1) 62 22 Las obras de Dios serán manifestadas (Parte 2) 65 5 Í N D I C E 23 Dios es bueno siempre 68 24 Eres Su hijo 71 25 La intimidad con el Señor es lo primero 73 26 Señor, confío en Ti 76 27 Esto también pasará 78 28 Uno con el Señor 80 29 Uno con Su Palabra 83 30 Dios vive en mí 86 31 ¿Quién eres? 88 32 ¿A quién estás buscando? 90 33 Quiero oírte solamente a Ti 93 34 La Palabra es primero para nosotros 95 6 Í N D I C E 35 El silencio de Dios 97 36 ¿Será o no será? 99 37 Un encuentro de amor 102 38 Oración de confianza 104 39 24/7 107 40 En lo peor, suelta lo mejor 110 41 El equilibrio perfecto (Parte 1) 112 42 El equilibrio perfecto (Parte 2) 115 43 El equilibrio perfecto (Parte 3) 118 44 Él intercede por mí 121 45 Mi deseo es Tu deseo 124 46 La bendición es una persona 127 7 Í N D I C E 47 Soy atraído a Ti 130 48 Inteligencia Vs. Sabiduría 132 49 Hoy me rindo a Ti, Espíritu Santo 134 50 Dios escribe mi agenda 136 51 Si Dios avanza, yo también. Si Dios se queda quieto, yo también 138 52 Hoy me paro en Tus fuerzas 141 53 Solo te disfruto a Ti (Parte 1) 144 54 Solo te disfruto a Ti (Parte 2) 147 55 Él es nuestro todo 149 56 Dios cambiará tu nombre 151 57 Hoy daré a luz 154 58 Ya no doy más vueltas 157 8 Í N D I C E 59 En Tus manos soy transformado 159 60 Atento a Tu voz 161 61 Hablaré “paz” 163 62 Dios no se repite 166 63 ¡Está todo bien! 168 64 Mi lámpara continuará encendida 170 65 Dios quiere verte brillar 172 66 Vivir en el espíritu 175 67 Somos transformados, no cambiados (Parte 1) 177 68 Somos transformados, no cambiados (Parte 2) 181 69 Bendigo y soy bendecido 184 70 Yo sé a quién he creído 187 9 Í N D I C E 71 En el silencio, Dios 189 72 Mi sed se sacia solo con Cristo 191 73 Despojándome de mi todo 193 74 Tú, mi única Fuente 196 75 Cien veces más 198 76 Sin relojes 201 77 En el valle y en el llano, Dios 203 78 Solo busco Tu rostro 206 79 Eres mi agua de cada día 208 80 Dijo Dios: “Todo lo mío es tuyo” 211 81 Estoy delante del Trono 213 82 Soy hijo, no esclavo 216 10 Í N D I C E 83 Solo te escucho a Ti 219 84 Dios habló, Dios hará 221 85 Dios crea con Su Palabra 223 86 Escucho Su voz, la declaro y la creo 226 87 Mi fortaleza está en Dios 229 88 Solo Tú eres Dios 231 89 Hoy renuevo mi pacto contigo 234 90 El velo fue quitado 236 11 ¿Lo hago o no lo hago? ¿Voy o no voy? Ahora tengo ganas, después no sé… Comenzamos nuestro día de una manera y, al poco tiempo, nuestra actitud es otra. Doble ánimo. Las personas que tienen doble ánimo, o doble alma, siem- pre viven su vida entre encrucijadas. Esas dos almas luchan entre sí, se pelean constantemente, proponen opciones dife- rentes, obligando al individuo a decidir de manera incesante, al escuchar un poco a un alma y otro poco a la otra. En una oportunidad, una mujer me preguntó: “Alejandra, ¿qué hago? ¿Sigo soportando a mi pareja y hago como que no pasa nada, o me divorcio de una vez por todas?”. En estas dos opciones no hay nada del espíritu, solo hay dos almas aconsejando. “¿Me voy a vivir a otro país donde tenga más posibilidades de ejercer mi profesión o me quedo acá, en Argentina, y trabajo de lo que sea?”. “¿Utilizo el dinero que tengo ahorrado para el cumplea- ños de quince de mi hija o me compro un auto usado, porque para uno nuevo no me alcanza?”. Quienes son dominados por MI SÍ ES SÍ; MI NO ES NO 1 12 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . el alma viven permanentemente en este tipo de encrucijadas; pero nosotros creemos que la mejor opción es la del Espíritu. Los hijos de Dios tenemos que salirnos de la dimensión del alma y entrar en la dimensión del Espíritu. Ya no podemos tener doble ánimo y luchar con dos opciones, con dos almas. No podemos servir al alma y al Espíritu al mismo tiempo, no podemos tener dos señores en nuestra vida y dejarnos dirigir por el alma o por el Espíritu Santo, según nos convenga. El día que recibimos a Jesús en nuestro corazón, le entrega- mos a Él toda nuestra vida; de manera que esta ya no nos perte- nece, le pertenece al Señor. Este es el trato que hicimos con Él: le dimos autoridad para que haga con nosotros lo que Él quiera. Nuestra alma ya no tiene autoridad sobre nuestra vida, el único que tiene autoridad es el espíritu. Entonces, cuando venga el alma a querer tomar el control, podemos echarla y recordarle que ya no tiene autoridad y que el único que gobierna nuestra vida es Jesucristo, el Señor. Necesitamos tener una única mente, la mente de Cristo, y permitir que solamente ella nos gobierne. Cuando Su mente esté en nosotros, nuestro sí será sí y nuestro no, no. 13 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Lucas 16:13). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 14 MI PENSAR ES COMO CRISTO PIENSA ¿Cuánto tiempo dedicas a pensar en los temas que el alma te propone? Todos los días el alma te sugiere temas en los cuales meditar. Por ejemplo: “No puedes pagar la cuota del colegio de los chicos”, “Tu pareja te está engañando”, “Tus finanzas cada vez están peor”. Y lo hace para que no tengas tiempo de tener intimidad espiritual con el Señor. Cuanto más lugar le das al alma, más esta se activa, porque se nutre y crece cada vez que piensas en los temas que te propone. Muchas veces, producto de tantos años de escuchar al alma, creemos que tenemos libertad para decidir lo que quere- mos, y nos olvidamos de que le hemos entregado esa libertad a Jesucristo para que Él haga lo que considere mejor con nuestra vida. Estamos acostumbrados a decidir nosotros dónde ir, qué hacer, qué decir. Este es el trabajo que todos los días el enemigo hace sobre nuestra vida. 2 15 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . La Escritura relata que los discípulos estaban predicando en nombre de Cristo cuando fueron detenidos y encarcelados. Cuando los liberaron, un ángel les volvió a decir: “¡Mucha- chos, sigan predicando de Cristo!”. En otras palabras, les pidió que hicieranlo mismo que los había llevado a la cárcel. Ellos obedecieron y, ¿qué ocurrió? ¡Los llevaron presos otra vez! Aun así, los discípulos no le pusieron condiciones al Señor, no le dijeron: “Bueno, nosotros salimos a predicar, pero Tú líbranos de la cárcel”. En muchas ocasiones, intentamos ponerle condiciones a Dios y le decimos: “Señor, yo prediqué de Tu Nombre, así que ahora te pido que me ayudes a pagar los impuestos de mi casa”. A veces, nuestro servicio es condicional, e incluso, internamen- te, creemos que Dios nos tiene que recompensar por cada acto espiritual que realizamos. A los discípulos volvieron a encarcelarlos. “¡Les advertimos que no tenían que predicar en ese nombre!”, les dijeron. Pero ellos respondieron: “Nosotros no obedeceremos al hombre, sino a Dios. Y, si Él dijo que prediquemos en el nombre de Cris- to, eso haremos”. No consideraron otras opciones, no pusieron condiciones. ¡Eso es tener la mente de Cristo! ¡Eso es pensar como Cristo piensa! Es por eso que cada día debemos llevar a la Cruz nuestra propia opinión, nuestra mente. Dios nos pide que le obedezca- mos a Él, aunque creamos que nuestras opciones son mejores. El Señor tomará esos pensamientos del alma y los transformará en los de Él. De manera que, cuando el alma te dé una idea para 16 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . que te angusties, te amargues y te desesperes, ese pensamiento no tendrá lugar en tu mente y pensarás como Él piensa. El que ordena tus pensamientos es el Señor y los ordena en Cristo Jesús. ORAMOS JUNTOS: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:6-7). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 17 DIOS SIEMPRE NOS DARÁ VIDA 3 ¿Sueles tener pensamientos catastróficos? Necesitas saber que esa es tu alma intentando dominarte. Tal vez la alimen- taste durante años, por lo que ahora está fuerte. Sin embargo, Dios te dice: “No te inquietes por nada”. ¿Qué te inquieta hoy? ¿Deudas, dolores físicos, el cobro de una herencia, un problema familiar? El Señor te dice: “No te inquietes por nada”. Tal vez pienses: “¡Pero, ¿cómo no me voy a inquietar?! ¿Qué se supone que debo hacer?”. Frente a este cuestionamiento, Pablo respon- dió: “[...] en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. ¿Qué significa “presentar una petición a Dios”? Te lo explicaré de esta manera… ¿Pediste alguna vez un delivery, por ejemplo, de pizza? Cuando tienes decidido qué pizza vas a comer, llamas y haces el pedido: “Por favor, quiero que me envíen una pizza grande de jamón. Clara- mente, pides la pizza sin emoción, porque sabes que el delivery te la traerá, esa es su función. El pasaje bíblico dice que, frente a una necesidad, no debes inquietarte, no tienes que mezclar el 18 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . alma: el pensamiento catastrófico que estás alimentando desde hace años. En lugar de eso, presenta tus peticiones a Dios y dale gracias, no porque el Señor sea tu sirviente y esté obligado a contestarte, sino porque confías plenamente en Él y ya le diste autoridad para que Él haga con tu vida lo que Él quiera. Esto significa que, si el Señor quiere contestar tu petición, lo hará y, si no quiere responderte de esa manera, lo hará de otra. Ahora bien, volviendo al ejemplo del delivery, si llamaste a la pizzería y pediste una pizza, ¿qué crees que te traerán? Pizza, por supuesto, porque las pizzerías son “la fuente” de las pizzas. Y si le pediste algo a Dios, ¿qué crees que Él te dará? Necesitas saber que no siempre te dará lo que le pidas, pero siempre te dará vida, ¡la vida de Él! Porque Él es la fuente de Vida. No le pongas emoción a tus pensamientos, no mezcles el alma porque, en esto, ella no tiene poder, ya que se trata de una relación espiritual que tienes con un Dios grandioso que sabe perfectamente qué hacer con tu vida. 19 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Perdida ya toda esperanza, llamé a mi Dios, y él me respondió; ¡me liberó de la angustia! (Salmo 118:5). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 20 AUNQUE NO LO VEAMOS, ÉL SIEMPRE ESTÁ 4 En una oportunidad, un domingo, luego de finalizar el culto, partimos hacia la costa. Yo estaba al volante. Eran aproximadamente las once de la noche. Antes de salir de casa, bendijimos al Señor y agradecimos por las vacaciones. Dijimos: “Señor, Tú nos cuidarás a la salida y a la entrada”. Declaramos esa palabra que ya está declarada en la eternidad por Dios sobre todos nosotros (Salmo 121:8). Solo tuvimos que tomar esa palabra y vivirla, ya que es una promesa que Dios nos dio a Sus hijos. Nuestra hija mayor ya había llegado al lugar donde nos íbamos a hospedar. Stefanía, nuestra hija menor, venía con nosotros en el auto. Cuando llegamos a una ruta que tenía un carril de cada mano, de golpe, se largó a llover. La ruta se inundó al instante. Eran las dos de la madrugada, el cielo estaba cerrado y la lluvia era torrencial. El auto se balanceaba de un lado a otro. Ni siquiera había banquina para que pudiéramos detenernos. Pero teníamos que llegar. Me aferré al volante y seguí manejando. El Señor nos condujo sobre esa palabra que 21 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Él soltó en la eternidad y que se cumple todos los días de nuestra vida. Tal vez te preguntes: “¿Por qué no oraron para que dejara de llover?”, y te aseguro que sí oramos, ¡claro que oramos para que la lluvia se detuviera!; pero cuanto más orábamos, más llovía. Cuando finalmente llegamos a destino, el Señor me dijo: “¿Y? ¿Viste que pudiste manejar a pesar de la lluvia? ¡Cuando estás en Mis manos, Yo te guío en cualquier circunstancia!”. Tal vez la respuesta no sea lo que pediste, pero Dios te está desafiando a algo que aún no experimentaste y ten la seguridad de que Él está allí, sosteniéndote. ORAMOS JUNTOS: En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra (Oseas 2:21). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 22 TU PRESENCIA ES MI TODO 5 Cuando era chica y por algún motivo tenía miedo, mi mamá venía hasta donde yo estaba, y me abrazaba, me tocaba la cabeza, me daba un beso o me decía palabras tranquilizadoras. Pero no era ni el abrazo, ni el beso, ni las caricias, ni las palabras lo que me calmaba y me sacaba el miedo, sino la presencia de mamá a mi lado. Hoy, ya grande, sucede lo mismo con el Señor. Lo que nos quita el miedo no es lo que Dios haga ni la respuesta que Él nos dé, sino Su presencia. Tenemos una única opción: saber que Él está, y eso nos tiene que dejar tranquilos. Es cierto que siem- pre queremos tener una respuesta a lo que le pedimos, y Dios muchas veces nos la da, pero los caminos del Señor son inson- dables. La intimidad con Él no tiene que ver con nosotros, sino con Él; no tiene que ver con lo que nosotros queremos hablar, sino con escuchar lo que Él tiene para decirnos. 23 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Lo único seguro que tenemos es Su presencia, lo demás solo son circunstancias que, así como vienen, se van, y así como em- pezaron, terminarán. Por eso, si estás atravesando una dificul- tad, una crisis, no estés pendiente de lo que tu alma te diga ni de la respuesta de Dios. Recuerda: no son Sus acciones, sino Su presencia lo que te traerá paz. Si Él está, ¡todo está bien! Amén. ORAMOS JUNTOS: Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. (Éxodo 33:14). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hastaser atraído por Su presencia… 24 TRANSFORMADOS POR SU GRACIA 6 Seguramente, en alguna oportunidad, habrás dicho: “Yo sé cómo soy y sé que no sirvo para nada”. En lugar de este tipo de afirmaciones, permítele al Señor que te muestre cómo eres para que luego puedas entregarle esas características o debilidades que te molestan para que Su gracia te transforme. Jesús dijo: Por sus frutos [obras] los conoceréis (Mateo 7:16). Los frutos u obras son las reacciones que tenemos frente a las circunstancias que se nos presentan en la vida. Esas reacciones ponen en evidencia las partes más inaceptables de nosotros, por lo que, luego de “explotar”, nos preguntamos: “¡¿Por qué actúe así?! ¡¿Por qué dije eso?!”; y, de pronto, nos llenamos de culpa, de angustia. Es por eso que tenemos que llevar esas respuestas a la gracia de Dios, que es el amor de Él en acción, para que Él transforme eso que parece inaceptable en nosotros en algo aceptable. Porque el amor de Dios lo cambia todo y nos allana el camino. 25 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Necesitamos observarnos internamente, pero no para ver qué área tenemos que mejorar o qué aspecto de nuestra vida debemos cambiar con esfuerzo, sino para permitirle a Dios que nos transforme con Su amor y Su belleza. ORAMOS JUNTOS: Por sus frutos [obras] los conoceréis (Mateo 7:16). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 26 NO ME DEJES CAER EN LA TENTACIÓN 7 ¿Te pasó estar con alguna persona con la que sientes que saca lo peor de ti? Reaccionas sin pensar y luego expresas: “¡¿Cómo pude responder así?! Es que me provocó”. Por eso, hoy te invito a reflexionar acerca de qué hacer cuando otra persona hace algo que nos molesta y nos enoja. Veamos… En primer lugar, no debemos tener miedo a crecer. Cuan- do alguien nos dice algo que nos molesta y le respondemos con enfado o lloramos, estamos doblando la apuesta; y, si hacemos silencio y acumulamos ira, en algún momento estallaremos. El hecho es que muy probablemente terminaremos enfermándo- nos. Se trata de lazos que nos atan, que no nos permiten crecer, por lo que seguimos actuando siempre de la misma manera (con inmadurez), pero la fe es crecimiento. Cuando alguien haga algo que no te gusta y te provoque una reacción, lo primero que tienes que hacer es una invoca- ción. Apenas la situación ocurra, necesitas orar: “Señor, no me 27 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . dejes caer en la tentación”. Tu tentación puede ser gritarle, res- ponderle en los mismos términos, pelear, discutir para demos- trarle a esa persona que está equivocada. Por eso, tu invocación debe ser: “Señor, no me dejes caer en la tentación”. Tan pronto como invoques el nombre del Señor, Él estará obrando. Cuan- do confrontes a tus hijos, a tu pareja o a un familiar y te digan algo que despierta tu enojo, invoca a Dios: “Señor, no me dejes caer en la tentación”. En segundo lugar, debemos pisar terreno desconocido. Solemos hacer siempre lo mismo, tener las mismas reacciones, y no nos gusta que nos corrijan. Por eso, es importante que empieces a practicar algo que nunca llevaste a la práctica. Por ejemplo, tal vez los días grises siempre te deprimieron, cuando llueve siempre estás desanimado. Lo que te molesta no es la circunstancia, sino reaccionar así cada vez que eso sucede. De alguna manera estás “programado” para esa reacción. Esta es la razón por la que tienes que crecer y, para ello, necesitas abra- zarte a la fe y decir: “Sé que Dios está haciendo un trabajo en mí. No es mi esfuerzo, lo hace Él, y yo confío en el Señor”. ¡Deja toda tu vida en Sus manos! Busca en La Palabra una frase y declárala. Repítela hasta que veas que un nuevo surco, un nuevo camino se abre; y a par- tir de ahí, no hagas lo que hiciste siempre, lo que nunca te llevó a obtener un resultado. ¡Atrévete a caminar por un camino distinto! En tercer lugar, Dios hará cambios cruciales. Un cambio crucial es el cambio que llevamos a la Cruz y se lo entregamos 28 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . al Señor. Sin victimizarnos ni con el objetivo de descargar nuestro enojo, tenemos que llevar eso que experimentamos a la Cruz, porque todo lo que pasa por ella se transforma y tiene una vida nueva. Pasa por la Cruz cada relación de tu vida, cada palabra que digas, cada momento que tengas que experimen- tar, para que el Señor haga esos cambios cruciales que necesitas para no repetir siempre las mismas historias y equivocaciones a lo largo de toda tu vida. Cada vez que alguien te lastime o haga algo que no te agrada, pasa tus reacciones por la Cruz para que el Señor trabaje en ellas. Si hasta hoy la violencia fue la única manera que tuviste de reaccionar, si para demostrar que eres el que manda necesitas gritar y golpear, pasa esa reacción por la Cruz. No tienes por qué repetir conductas, ya que Dios te dice que, si se las entregas, Él las transformará y hará un cambio crucial en tu vida. ORAMOS JUNTOS: Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo (Salmo 37:8). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 29 CRISTO ES MI LIBERTAD 8 Dicen que cuando un barco está a punto de hundirse, lo primero que hacen es tirar por la borda la carga pesada. ¿Cuál es tu carga pesada? ¿Acaso son tus pensamientos que no te dejan disfrutar de la paz y el gozo? Entrégale tus pensamien- tos al Señor. Tal vez te preguntes: “¿Cómo se los entrego?”. Es sencillo: cada vez que venga a tu mente una idea negativa — un pensamiento de odio, de bronca, de derrota que te quiera dominar—, envuélvela como un regalo y entrégasela a Dios. Dile: “Señor, este pensamiento, esta idea, es un regalo que te quiero hacer. Te entrego todos estos pensamientos que vienen repetidamente a mi mente”. Invoca al Señor, porque Él vendrá a ayudarte. No esperes nada de ti, pero espera todo de Él. El Señor declaró: No se tur- be vuestro corazón (Juan 14:1). ¿Cuándo se turba el corazón? Cuando vienen pensamientos negativos que desordenan todo tu interior. Te habías levantado bien pero, de pronto, esa pe- queñez te molestó tanto que desordenó todo tu día y tu mundo. 30 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . ¡Invoca al Señor, búscalo a Él y Su orden, Su paz! Si no se lo entregas como regalo, ese mal pensamiento traerá una mala emoción y esta, a su vez, te guiará a una mala acción. Cristo es la libertad de nuestros estados emocionales. Él nos liberó de estar pendientes de lo que nuestras emociones nos dictan. Necesitamos dejar de corregir las emociones porque lograremos mejorarlas por un tiempo pero, tarde o temprano, surgirán otra vez. Ser libre en Cristo es decirle: “Señor, ya no me gobiernan mis estados emocionales porque llevo todo a Ti como un regalo para que hagas la obra”. Estamos vivos para Él y para la misión que Él nos dio a cada uno de nosotros. ¡Dios nos está preparando! ORAMOS JUNTOS: No se turbe vuestro corazón (Juan 14:1). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 31 SEÑOR, ADONDE DIGAS, IRÉ (PARTE 1) 9 ¿Te gustan los retos? ¿Fuiste desafiado alguna vez? Esta- mos en una época de muchos desafíos. Desafío es todo cambio que la vida te imponga o que tú mismo te propongas. Algu- nos ejemplos de estos podrían ser: poner límites a tus hijos, empezar a ser independiente, no volver a endeudarte, bajar de peso, iniciar una alimentación saludable, cambiar de trabajo, empezar a estudiar una carrera universitaria o hacer un curso, etcétera. Todos estos son excelentes retos, sin embargo, los que Dios nos plantea son, por lejos, los más lindos. El Señor siempre nos desafía. La Biblia narra acerca de un hombre llamado Abraham. Su primer contacto con Dios fue a través de un desafío. Dios lo desafió y ledijo: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré (Génesis 12:1). Abraham era un hombre cuya familia estaba en una muy buena posición. Tenía tierras, ganado, riquezas; sin embargo, vivía en un lugar donde había mucha idolatría. En su familia todos eran idólatras y, por esta razón, lo único que él 32 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . conocía eran ídolos mudos. Pero, de pronto, Dios le empezó a hablar. Esta fue la primera diferencia con los ídolos que cono- cía: un Dios que hablaba y, además, lo desafiaba. El pasaje de Hebreos 11 declara: Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como he- rencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Ese fue el desafío para Abraham. Tal vez el inicio de ese desafío que te propusiste, en realidad, fue propuesto por Dios. Él te desafió a hacer esa transformación, ese cambio. ¡El Señor quiere escribir una his- toria con nosotros! Él quería escribir la historia del pueblo de Dios empezando con Abraham, por eso lo llamó a ese desafío. El pasaje de He- breos nos dice que Abraham fue desafiado a salir de su lugar conocido, de sus costumbres, de su modo de hacer las cosas. Todos nos enfrentamos a desafíos y cada uno de ellos es un llamado de Dios a salir de donde estamos para ir al lugar al que Él nos quiere llevar. ¿Estás dispuesto a salir de donde estás para ir al lugar al que Dios te está desafiando a dirigirte? Si no deseas aceptar el reto, no te preocupes, Dios se va a encargar de mostrarte las bondades de salir a algo nuevo para que Él pueda escribir una nueva historia con tu vida. Si estás dispuesto a aceptar el reto de salir de donde estás, necesitas confiar porque, cuando salgas, te moverás en espacios, lugares, situaciones y con personas que te serán desconocidos. Pero siempre, a donde vayas, irás con el Señor. 33 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba (Hebreos 11:8). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 34 SEÑOR, ADONDE DIGAS, IRÉ (PARTE 2) 10 ¿Qué es confiar en Dios? Confiar implica no necesitar que Dios te explique todo y, a pesar de no conocer el plan completo, aceptar el desafío. ¿Aceptas el desafío de salir sin saber adónde vas? ¿Estás preparado para una locura así? Abraham tenía alre- dedor de setenta años cuando Dios lo llamó a dejar todo e irse a un lugar que no sabía cuál era, pero él confió. Es decir, que aceptó la propuesta sin necesidad de que Dios le explicara todo. Sabía que el desafío venía de Él y con eso le alcanzó y le sobró. Abraham tenía que salir de su tierra y de su parentela, lo cual implica que iba hacia un lugar del que no sabía dónde quedaba y en el que no conocía a nadie. ¡Eso es un desafío! Necesitas aprender a confiar porque, si no lo haces, volverás a lo mismo de antes, o quizás, ni siquiera querrás salir y arriesgarte. Confía para no aferrarte a lo que ya sabes y conoces. Vivimos en una cultura que nos impulsa a dudar de todo. Solemos hacer un análisis negativo de las cosas y dudamos 35 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . que detrás de un buen ofrecimiento haya algo oculto, somos desconfiados y pensamos que la gente siempre trae algo entre manos. Dicho de otro modo: preferimos desconfiar a confiar. La desconfianza se transforma en nuestro escudo protector. Decimos frases como: “Si desconfío, al menos, nadie me en- gañará”. Así somos. La cultura nos lleva a ver las situaciones negativamente y a desconfiar de todo y de todos. La confianza puede ir en dos direcciones: (1) hacia la huma- nidad, es decir, confío en otros y confío en mí; o (2) hacia Dios. Si confío en mí, esa confianza está basada en mis conoci- mientos, en mis experiencias anteriores, en historia pasada. Por ejemplo, si un médico cirujano tiene que hacer una operación, seguramente irá confiado porque ya tiene experiencia, porque se preparó toda la vida para ser un cirujano y porque, con el correr de los años, aumentó sus conocimientos y su práctica. La confianza en nosotros mismos es una confianza basada en lo que sabemos, lo que hemos vivido y la práctica que hemos adquirido en la vida. Antes de ser desafiado por Dios, Abraham tenía mucha confianza en sí mismo. Era un hombre que había logrado acumular bienes, ganado y tierras. Era un conocedor y, por eso, se tenía cierta confianza. Los hijos de Dios estamos llamados a activar la confianza; pero la confianza divina, no la humana. La confianza divina es la aceptación de esa realidad divina que está dentro de mí y que pone a nuestra disposición todo lo que Jesús es. Porque, si Jesús vive en mí, todo lo que Él es ahora me pertenece. Los 36 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . recursos abundantes del Señor ahora me pertenecen para ir por ese desafío. Es la seguridad interior de que estoy unido a Él, de que Él vive en mí y yo en Él, de que estamos unidos y esa unidad me iluminará y alumbrará mi vida, el camino, las decisiones, los pensamientos, eso que no conozco, eso que me resulta difícil, eso para lo cual no encuentro respuestas, eso que no sé cómo va a funcionar, si dará buen resultado o no. Ahora veo la situa- ción desde otra perspectiva porque sé que Dios es el que está iluminado, el que me está dando Su sabiduría. Al estar unido a Él y ser uno en Él, Su carácter es mi carácter, Su sabiduría es mi sabiduría, Su capacidad es mi capacidad, Su confianza es la mía, Su belleza es la mía, Su alegría es la mía, Su gozo es el mío. ¿Estás dispuesto a salir? ¿A tener confianza? No en ti, por- que puedes saber muchas cosas, pero no sabes muchísimas otras. Lo único que sí sabes es que Dios estará contigo en el pasado, en el presente y en el futuro. Esa tiene que ser nuestra única seguridad. Ten confianza, porque el que te desafió fue el Señor y el que está contigo en unidad es el Cristo que tiene todo lo que necesitas para ir detrás de ese desafío. 37 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra (Salmo 139:9-10). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 38 SEÑOR, ¡AQUÍ ESTOY! 11 Tal vez, en este tiempo, te encuentras sin desafíos y no sa- bes cuál es el camino a seguir. Te animo a que hoy puedas sentarte con La Palabra y escuches la voz de Dios. Dile: “Se- ñor, aquí estoy. Sé que quieres escribir una historia de amor conmigo, sé que anhelas engrandecer mi nombre, porque eso es lo que le prometiste a Abraham. Sé que deseas que sea de bendición. Por eso, dame el desafío que tengo que llevar a cabo, estoy dispuesto”. ¡Es maravilloso tener la disposición y confiar en Dios, no necesitar saber todo porque, si Él lo dijo, con eso alcanza! Cuando Dios te desafía, no apoya Su desafío en tus conocimientos, tus capacidades, tu historia pasada, tus logros en la vida; a Él no le importa nada de eso porque lo único que importa es que estemos unidos a Él, en comunión, invocando Su nombre. Qué lindo es encontrarnos con el Señor, así como vamos al trabajo o como hacemos las compras o viajamos en colectivo. Qué maravilloso es estar con Él y hacer silencio para 39 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . que nos hable, o derramar nuestro corazón y contarle todo lo que nos sucede. Cuando Cristo te ilumina, tus sueños crecen y se multi- plican. Por eso, déjate llevar por Él, entrégate en confianza al Señor. Recuerda que estamos metidos en la vida que es Cristo y, por eso, tenemos todo lo que Él posee. Nuestra confianza irá creciendo cada día. Nunca las circunstancias afectarán a Dios, pero Él sí afecta nuestras circunstancias. ORAMOS JUNTOS: Y dijoElí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye (1 Samuel 3:9-10). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 40 CONFIANZA PLENA 12 Hoy quiero compartirte esta historia… En el monte, en el momento de la crucifixión, había tres cruces. En el centro, la de Jesús y, a los costados, las cruces de dos ladrones que, según la ley de la época, merecían ser crucificados. Uno de los hombres chantajeó al Señor y le dijo: “Si eres Dios, sálvate y sálvanos a nosotros. Haz algo, demuéstrame que eres Dios”. A veces, no- sotros también hacemos eso cuando estamos atravesando una situación difícil: “Al final, ¿para qué oro tanto? ¡Dios, manifiés- tate, muéstrame que este desafío es tuyo, que estás conmigo, que escuchaste mi oración!”. Y, sin darnos cuenta, cuando lo hacemos somos como ese ladrón de la cruz que quiere chanta- jear al Señor. Dios no tiene que demostrarnos nada, Él no tiene que ha- cer lo que nosotros le decimos ni lo que creemos que tiene que hacer. El Señor tiene sus objetivos y sabe muy bien lo que está haciendo con nosotros, si nos contesta una oración o no, si nos da algo o no. Él tiene Sus objetivos, por eso nos desafía. Nuestra 41 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . confianza debe ser el saber que no nos lo dijo cualquiera, sino Dios mismo. Entonces, veamos o no la respuesta, seguiremos confiando. Jesús no le respondió al ladrón que lo chantajeaba, pero sí le respondió al otro crucificado que estaba a Su lado cuando le dijo: “Acuérdate de mí, Señor, cuando entres en Tu Reino”. El hombre tuvo confianza plena. Confió en un hombre que estaba siendo crucificado igual que él. ¡Eso sí que es confianza! Confianza plena significa fe verdadera. Es cuando estás crucificado con tus problemas y, aun así, sigues creyendo. No encuentras trabajo, no tienes dinero, no te sanas, tu familia está destruida... ¿Viviste alguna vez una situación así? ¿Estás crucificado con tus problemas y sientes que el Señor no te res- ponde? Parece que ya estás muerto, en las últimas, tocando fondo. Pero, aun así, ten confianza plena en ese Jesús al que estás unido dentro de ti, que vive en tu interior, que tiene todos los recursos y que te los soltará en el momento exacto. No es que Él te retenga Sus recursos porque es malo o por castigo, sino que está haciendo crecer tu confianza. ¿Para qué? Para que nunca más tengas que llevar a un Lot en tu vida como lo hizo Abraham, para que nunca más tengas que mentir como lo hizo Abraham cuando aseguró que Sara no era su esposa, para que nunca más tengas que confiar solo en tus capacidades y descanses en el Señor. ¿Estás crucificado con tus problemas? ¿Estás a punto de morir? Debes saber que hay un Jesús que, aunque hoy está cru- cificado contigo, tiene todo el poder, porque ya resucitó y, al 42 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . venir a vivir en ti, te trajo todo Su carácter, Su sabiduría, Su gozo, Su capacidad, Su fidelidad. Hay una voz en tu interior que empezarás a escuchar más fuertemente que nunca después de leer esta reflexión. Se trata de una voz que te dice: “¡Confía, confía, confía!”. En medio de los desafíos que la vida hoy te hace enfrentar, confía en que Dios está haciéndote salir de un lugar para llevarte a una tierra de promesa donde fluye leche y miel. Tu historia la escribe Él contigo y es una historia de bendición. ORAMOS JUNTOS: Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma (Salmo 143:8). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 43 JESÚS NOS HABLA TODO EL TIEMPO 13 ¿Sientes que Dios no te responde? ¿Qué está tan ocupado con tantas multitudes que no puede ocuparse de ti? Muchas personas expresan: “Yo no le pregunto nada al Señor porque Él nunca me responde”. Se acostumbraron a no escucharlo. Es como cuando dices: “Mi pareja no me habla”. La realidad es que tu pareja habla, y mucho. El problema es que hay una interferencia por la cual dejaron de comunicarse y, por esa ra- zón, no lo escuchas o el otro no te escucha. Pero Dios habla y lo hace seguido. La Palabra afirma que Dios no solamente habla seguido, sino que lo hace de muchas maneras. Dice que antes lo hacía a través de los profetas, o incluso a través de la naturaleza; y ahora nos habla por medio de Su Hijo. Es por eso que podemos tener comunión con Dios: porque el Hijo vive dentro de nosotros y, desde adentro, nos habla todo el tiempo. Desde el día que le pedimos a Jesús que entrara en nuestro corazón, ya no hacemos 44 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . las cosas solos. Él está con nosotros todos los días, porque así lo ha prometido. ¿Sabías que Dios disfruta de nosotros? Sí, a pesar de que nos quejamos, lloramos y nos enojamos, Él disfruta de nosotros y anhela que disfrutemos de Él. Desde que nos levantamos a la mañana, todo lo que realizamos lo hacemos en compañía de Él. Y es que estamos mezclados: Él en nosotros y nosotros en Él. ¡Qué maravilloso! Ya no estás solo, ya no estás sola, ahora con- sultas todo con el Señor, todo lo que piensas hacer se lo cuentas a Él. Porque a Dios le gusta hablar, la palabra es Su especialidad y le gusta comunicarse con nosotros a través del Hijo. ORAMOS JUNTOS: Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo (Hebreos 1:1-2). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 45 TODO FUE HECHO POR LA PALABRA 14 ¿Te has preguntado alguna vez quién o qué sostiene tu vida? ¿Sabías que la creación misma es el resultado de una palabra soltada por Dios? Cristo, La Palabra de Dios, sostiene tu vida económica, tu cuerpo, tu salud, tu familia, tu pareja, tus amis- tades, tus negocios, tus compras y tus ventas. ¿Por qué? Porque La Palabra, que es poderosa, puede sostener toda tu vida. La estabilidad en nuestra vida está dada por la cantidad de pala- bras que incorporemos en una relación de intimidad con Él. Cuanta más Palabra tengamos, más firmes estaremos. ¿En qué áreas de tu vida hay inestabilidad en este tiempo? Cuanta más Palabra haya en tu vida, más firme estarás. Si te falta estabilidad es porque necesitas comer más Palabra, para que entonces Ella sostenga toda tu vida. Quiero compartirte algunos pasajes para meditar que nos enseñan el poder de La Palabra: 46 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . Mateo 8:8 cuenta que el centurión tenía un criado enfer- mo, por lo cual le mandó a pedir a Jesús que lo sanara. Antes de que el Señor entrara en su casa, el centurión dijo: Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. ¡La Palabra sana! Pedro estaba en la barca cuando vio a Jesús que venía cami- nando. Le pidió: Si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua (Mateo 14:28). La Palabra no solo sana, sino que, ¡también hace maravillas! Salmo 33:6 declara: Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, porque La Palabra crea de la nada. Si pensabas que tu milagro no se iba a dar porque no tenías nada, Dios te dice: “Dame la nada, porque Yo hago o creo de la nada”. La Palabra trae gozo y alegría. Jeremías 15:16 declara: Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón. Si estás triste, angustiado, come de La Palabra porque Ella te trae gozo y alegría y sustenta toda tuvida. Cuando estuvo frente a Goliat, David ató al gigante con La Palabra. Dijo: “Hoy el Señor te entregará en mis manos”. David venció a Goliat porque, antes de luchar, soltó una pala- bra. Antes de hacer cualquier cosa en tu vida, suelta La Palabra de Dios porque Ella tiene poder, alegra el espíritu, sana, crea y produce en tu vida. Para cada situación que debas enfrentar, el Señor te dará una palabra. Para esa situación que hoy estás atravesando, Él te dará una palabra. Anota esto para no olvidarlo: “Para cada 47 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . situación, Él me dará una palabra”. Y mientras escribes, suél- tala de tu boca como una piedra hacia lo que te oprime y como pan para tu sustento. La Palabra puede ser una piedra para todo aquello que te está oprimiendo en este tiempo y, cuando la sueltes, la opresión se tendrá que ir. Pero, además, La Palabra también es el pan que te sustenta cuando lo necesitas. Y si hoy la necesitas, no te demores, suéltala y todo será hecho. ORAMOS JUNTOS: El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian (Salmo 18:30). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 48 LO QUE NO COMPRENDO, LO ENTENDERÉ DESPUÉS 15 ¿Qué haces cuando sabes que algo de lo que te está suce- diendo ya no tiene solución? Tal vez sea un error que cometiste, una mala decisión que tomaste, la pérdida de una persona o de una oportunidad, algo que ya no puedes recuperar, que ya no tiene vuelta atrás. Generalmente, cuando nos pasa algo así, tratamos de buscar algún tipo de solución y decimos: “Algo tengo que hacer para resolver esto”. Oramos a Dios, le pedimos un milagro y probamos distintas opciones. A veces, podemos resolver un 20 % o un 40 % o, tal vez, un 80 % del problema, pero no el 100 %. Por eso, seguimos probando formas de re- solver ese error cometido, esa oportunidad perdida. Lo trans- formamos en un enemigo y empezamos a resistirlo porque nos enoja que esa situación no tenga salida. Así, comenzamos a entrar en una guerra con nosotros mismos y con los demás. Todo se trasforma en una pelea interna y externa. Nos pregun- tamos: “¿Por qué hice eso?”, “¿Por qué no estuve en el momento correcto?”, “¿Por qué no le dije lo que le tenía que decir?”, “¿Por 49 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . qué hice una mala inversión?”, etc. Entonces entramos en una guerra. Todo lo que no sale bien se transforma en un enemigo que resistimos. Quizás haya muchas resistencias internas en nuestra mente, pero Jesús siempre viene con Su amor y Su paz a nuestra vida. “¿Por qué me ocurren ciertas cosas?”, nos pregun- tamos y, al respecto, Él dijo: “Lo que no comprendes ahora lo entenderás después”. Disfruta de Su presencia aunque no entiendas hacia dónde Él te está guiando. ORAMOS JUNTOS: Ahora sé que el Señor salvará a su ungido, que le responderá desde su santo cielo y con su poder le dará grandes victorias (Salmo 20:6). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 50 ANA, UNA MUJER QUE DERRAMÓ SU CORAZÓN (PARTE 1) 16 Hoy quiero compartirte esta historia. Había un hombre llamado Elcaná que tenía dos mujeres: Ana y Penina. Penina era una mujer muy bendecida para la época, porque tenía hijos. El pacto estaba basado en la descendencia. Es decir que para esa cultura este se cumplía si había descendencia. Por lo tanto, si una mujer tenía hijos era porque ella, la pareja o la fami- lia habían agradado a Dios. Ana padecía las burlas de Penina constantemente. Todo el tiempo, ella quería hacer sentir mal a Ana. Se pavoneaba mostrando que tenía hijos y había agradado al Señor. Ponía en evidencia que Ana no tenía el favor de Dios porque no tenía hijos. En una oportunidad, Elcaná, que representa al Señor, le dijo a Ana: “Te veo triste. ¿No te soy yo, mejor que diez hijos?”. Estas palabras quedaron dando vueltas en la mente y el corazón de Ana. “¿No me tienes a mí, Ana? Yo te amo. No te pido que hagas nada para mí. No tienes que darme hijos. Yo te amo y quiero que nos disfrutemos”. En un momento, Ana reaccionó. 51 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Se levantó y fue al templo. Allí hizo lo más sabio que podía hacer, lo mismo que podemos hacer nosotros frente a las situa- ciones que no tienen solución: fue y dejó eso que la atormentaba en las mejores manos. ¿Te animas hoy a hacer lo mismo? Deja esa preocupación que tienes, esa guerra interna, esa pelea que das con tu mente todos los días. Abandona eso que te angustia en las mejores manos. Esa situación tiene que dejar de ser una fuente de amar- gura para tu vida. Deja de torturarte, de preguntarte: “¿Por qué me pasa esto?”, “¿Por qué esta respuesta no viene?”, “¿Por qué siempre sufro por lo mismo?”, “¿Por qué todo es tan com- plicado?”. ¡Basta! Deja de hacer guerra con esos pensamientos. A lo que no tiene remedio hoy en tu vida, quítatelo de encima, porque ya intentaste todo y no hubo manera. Deposítalo en las manos del Señor. Hoy es el momento justo, no te demores. ORAMOS JUNTOS: […] Elcaná solía darles a Penina y a todos sus hijos e hijas la porción que les correspondía. Pero a Ana le daba una porción especial, pues la amaba a pesar de que el Señor la había hecho estéril (1 Samuel 1:4-5). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 52 ANA, UNA MUJER QUE DERRAMÓ SU CORAZÓN (PARTE 2) 17 Seguramente te habrás preguntado qué sucedió con la vida de Ana. Así continúa la historia de su vida… Ella se levantó, fue al templo y derramó su corazón: todo eso que tenía en su interior, las burlas de Penina, su no poder tener hijos, lo que la cultura le decía — que no era muy espiri- tual porque, si no tenía descendencia, entonces Dios la estaba castigando (creencia cultural)—, todo eso que la hacía llorar y no comer. Ana dejó todo depositado en las manos del Señor. Haz lo que se llama el homenaje del silencio de la mente. Si me golpeo la cabeza contra la pared, ¿quién sufre: la pared o yo? Ya no sigas golpeándote la cabeza contra la pared. Dile no al resentimiento, a la vergüenza que te provoca esa situación, a la bronca. No te castigues más con ese pensamiento o esa situación. No la traigas más a tu mente. No te tortures ni tor- tures a los que te rodean. Porque las cosas con las que a veces guerreamos en nuestro interior, como no las podemos soportar, 53 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . también las terminamos guerreando afuera. Así terminamos peleándonos con medio mundo. Dile NO al enojo, a todas las fuerzas destructivas que hay en tu interior. ¿Por qué no sales del infierno que construiste en tu mente? ¿Por qué no sales de una vez por todas? Dile un gran SÍ al Señor y ora: “Sí, Señor, yo creo en Ti, creo que eres un Dios de amor y quiero disfrutar de Ti. Sé que vas a transformar todos mis males en una fuente de bendición”. Ana transformó lo que le ocurría en una ofrenda de amor. Cada vez que nos abandonamos en el Señor y dejamos todo eso que nos preocupa en Sus manos, lo que hacemos es transfor- mar esa situación que nos lastima en una ofrenda de amor para Él. Ana derramó su corazón delante de Dios. Te animo a que puedas derramar tu corazón: esa situación que te viene torturando hace tanto tiempo —si puedes arrodi- llarte, hazlo—, abandona ese asunto que ya no tiene solución en las manos del Señor, llévaselo como si fuera un perfume y derrámalo delante de Él. 54 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . ORAMOS JUNTOS: […] Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió (1 Samuel 1:18). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 55 ANA, UNA MUJER QUE DERRAMÓ SU CORAZÓN (PARTE 3) 18¿Quieres saber cuál fue el final de esta historia? Mientras es- taba derramando su corazón, Ana hizo una oración que nunca había hecho. Ella siempre oraba el imposible, siempre oraba su dolor, siempre oraba su guerra y su lucha mental; pero, cuando derramó su corazón, pudo hacer una oración que vino direc- tamente del Trono y unió su deseo con el deseo de Dios. Le dijo: “Señor, si me concedieras un hijo para entregártelo... Ya no quiero un hijo para que sea mi orgullo o para darme cuenta de que me amas. Ya sé que me amas, porque siempre me diste la mejor parte, porque siempre me dijiste que me amabas, y yo no me daba cuenta. Quería algo para sentir que ese amor estaba en mí, quería que me demostraras con algo que me amabas. Quería tus promesas y tus bendiciones para mi vida, sin darme cuenta de que lo tengo todo, porque me diste la mejor parte que es Tu amor”. En ese momento, Ana tuvo esa revelación donde su deseo se mezcló con el deseo de Dios, y el Señor dijo: “Estoy necesitando 56 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . un profeta para estos tiempos, Ana. ¿Estarías dispuesta?”. Ana respondió: “¡Claro, Señor! No necesito que me demuestres nada, pero si necesitas un profeta, ¡yo quiero ser su mamá y entregártelo a Ti! Lo voy a poder criar muy poco tiempo, pero no me importa, Señor, porque es para Ti. Yo quiero Tu deseo. Basta de tratar de comprobar que me amas, de demostrarles a los demás que tengo Tu bendición y me va bien en la vida por- que Dios a mí me da todo. ¡Señor, si te tengo a Ti, ya lo tengo todo! ¡Ahora lo único que tengo que hacer es disfrutarte!”. Ana se fue del templo y volvió al lado de su amor. Cuenta la historia que Elcaná se unió a Ana, el Señor se acordó de ella y dio a luz un hijo al que le puso por nombre Samuel. Ese niño era el profeta que Dios estaba necesitando. No se trata de lo que tú y yo queremos, sino de lo que Dios desea. No se trata de lo que tú y yo soñamos, planificamos, declaramos y oramos, sino de lo que Dios desea. Por eso, nuestra oración debería ser: “Señor, que Tu de- seo se mezcle con el mío. Yo quiero que se haga Tu voluntad”. Recuerda, no se trata de cuánto tengo de lo que Dios da, sino cuanto tengo de lo que Dios es. Tenemos el amor del Señor, Él es amor, esa es la buena parte. Si lo tenemos a Él, lo tenemos todo. Queremos los deseos de Dios en nuestra vida. Por eso, cuando vemos que algo no viene, que algo no se da, que las cosas no salen como imaginamos, es porque Él tiene un deseo mayor. Y nosotros queremos Su deseo. 57 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, pues dijo: «Al Señor se lo pedí» (1 Samuel 1:20). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 58 MI MAYOR DESEO ERES TÚ 19 Es común escuchar a las personas decir que tienen un vacío en sus vidas que no saben cómo llenar. Tienen todo y más de lo que necesitan, sin embargo, sienten que algo no está del todo bien. Y así es como dedican sus vidas a llenar ese vacío, pero eso no es vida. Y no porque los deseos sean malos. De hecho, Dios mismo dice que Él suplirá los deseos del corazón. Querer tener una casa no es malo; desear comprar un auto no es malo; traba- jar por un ascenso no es malo; tener varios títulos no es malo; el problema es que eso está incompleto. Esta es la razón por la que es una vida de engaño. Cuanto más lejos estamos del Señor, más vacío sentimos, pues más expuestos quedamos a ser atrapados por todos los deseos que andan por ahí. Decimos: “Quiero cumplir esto”, “Me lo merezco”, “Trabajo duro para eso”, y otras frases simi- lares. Quizás te preguntes: ¿Y cómo sé que estoy tratando de cubrir un vacío que hay en mí? Te das cuenta de que quieres llenar un vacío cuando no puedes negarte a buscar eso que crees 59 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . que necesitas; sientes el impulso irrefrenable de ir detrás de eso —reconocimiento, felicitación, etc.—, cueste lo que cueste, aunque desfallezcas a mitad de camino. Si el Señor no es tu ple- nitud, buscarás cosas que te hagan creer que sí lo son. Ese es el gran problema de la satisfacción de tus propios deseos. Esta es la razón por la que no nos conformamos con mitad de las cosas; esta es la razón por la que intentamos permanentemente llenar un vacío, luego otro y después otro. Parece que conseguir lo que deseas te va a saciar, pero nun- ca lo hace completamente. ¿Sabes por qué? Porque no fuimos hechos para lo temporal, para lo incompleto, sino para la eter- nidad, para lo pleno. No fuimos creados para cosas pequeñas o parciales ni para satisfacernos con cualquier tontería. ¡Fuimos hechos para contener la vida de Dios, para que el Cristo ma- ravilloso, grandioso y todopoderoso viva dentro de nosotros! ORAMOS JUNTOS: Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Juan 1:3-4). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 60 SUS SUEÑOS SON MÁS GRANDES QUE MIS DESEOS 20 ¿Cómo comenzaste hoy tu día? ¿Con pasión y expectativa de recorrerlo junto al Señor o con ese sentimiento de vacío que pareciera ser que nada lo llena? ¿Estás atrapado en algún deseo para satisfacer tu vacío? Quizás digas: “Alejandra, si no hago eso, me deprimo”. Te invito a reflexionar en lo siguiente: ¿con qué estás alimentando tus vacíos? En La Biblia todo es por Cristo y para Cristo, por Él y para Él. Toma nota y recuerda: necesitas negarte a ti mismo para que entonces Él te conceda los deseos de tu corazón. El profeta Isaías oyó la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré?”. Isaías prestó atención. Tú y yo siempre tenemos que prestar atención a los deseos de Dios. “¿Quién irá a predicarle a esa persona? ¿Quién irá a hablarle de Cristo a ese compañero de trabajo? ¿Quién irá?”. Isaías escuchó y respondió: “Heme aquí, ¡envíame a mí!”. Eso es lo que ocurre cuando los deseos de Dios te atrapan. El Señor los va a suplir, pero no para llenarte un vacío. Y te darás cuenta porque tener o no tener lo que deseas 61 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . te dará lo mismo. El Señor suple los deseos de nuestro corazón porque primero nosotros suplimos los deseos de Él. Moisés podría haberse quedado en Egipto. Él había sido formado en la cultura egipcia, conocía el idioma —de hecho, sabía varios idiomas—. Si hubiera esperado un poco más, qui- zás hasta habría podido ser faraón. Pero Moisés prefirió irse con su pueblo y con su Dios. Él prefirió el deseo de Dios al deseo de reconocimiento que, por un tiempo, podría haberle llenado su vacío. Moisés nunca fue faraón. Tal vez pienses: “¡Ah, pero qué desperdicio!”. Tenemos que soñar grande, claro que sí, pero los sueños de Dios son más grandes que los nuestros y, además, son completos. Moisés nunca llegó a ser faraón y eso fue lo mejor, porque Dios no quería que lo fuese. ¡Él quería que fuera un libertador! Los sueños de Dios siempre son más grandes que los nuestros. ¡Y el que Dios tiene para ti también lo será! ORAMOS JUNTOS: Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón (Jeremías 29:13). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 62 LAS OBRAS DE DIOS SERÁN MANIFESTADAS (PARTE 1) 21 Todos tenemos preguntas para hacerle al Señor. ¿Le pre- guntaste cosas a Dios alguna vez? Y, muchas veces, esas pre- guntas que tenemos vienen también con la respuesta incluida. Nosotros le preguntamos algo a Él, pero, en realidad, ya nos respondimos anteriormente algo sobre esa situación. En la época en la que vivían los discípulos se creía que, cuando una persona estaba enferma, era porque había pecado o porque sus padres habían pecado y,por lo tanto, tuvieron un hijo con alguna enfermedad. Entonces los discípulos fueron a Jesús con esta teoría y le preguntaron un día: […] Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Je- sús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:2-3). Para los discípulos, un caso de ceguera era interesante como para hacer un estudio y ver qué les iba a responder Jesús acerca de lo que es el pecado. Nosotros también tenemos nuestros casos de estudio persona- les. Por ejemplo, decimos: “Este chico no se endereza más, no 63 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . va a salir adelante, porque no tuvo amor”. Siempre queremos tener una respuesta racional a todo lo que sucede. Ese hombre ciego era un candidato para la manifestación poderosa de Dios. Jesús tiró abajo los conceptos religiosos de la vieja naturaleza que los discípulos tenían. Les respondió: “Es ciego no porque pecó él ni porque pecaron sus padres”. Los discípulos se quedaron mudos, no lo podían entender. El Señor les quitó, de una sola respuesta, toda la teología que ellos venían sosteniendo desde hacía años. Y agregó: “Esto ocurre para que las obras de Dios se manifiesten”. Cada vez que vivencies una situación difícil, como una trai- ción, levanta la mano y di: “Esto es para que las obras de Dios se manifiesten”. ¿Hay alguien que está viviendo algo muy bue- no en estos días? Tal vez pagaste todas tus deudas. Levanta la mano y di: “Esto es para que las obras de Dios se manifiesten”. Respuestas simples. No compliquemos las cosas. Nosotros so- mos de complicar todo. Cada vez que hay una estructura vieja en tu vida es porque la vieja naturaleza está activada. A todos se nos despierta la vieja naturaleza, aunque no nos guste. A Pablo le ocurría también. La vieja naturaleza se nos despierta, quiere resucitar. Entonces empezamos a dar explicaciones o tenemos estructuras para todo. Renovemos hoy nuestro entendimiento, hagamos ayuno de opinión y declaremos: “Todo lo que atra- viese en este día será para que las obras de Dios se manifiesten”. 64 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . ORAMOS JUNTOS: Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio […] (Proverbios 17:28). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 65 LAS OBRAS DE DIOS SERÁN MANIFESTADAS (PARTE 2) 22 ¿Te preguntaste cómo terminó la historia del joven ciego que se encontró con Jesús? Te cuento un poco más… ¿Qué es lo que no podía ver el ciego? A Jesús. ¿Qué es lo que no podían ver los discípulos? Qué tenían ceguera espiri- tual. No podían ver a Jesús como el Hijo de Dios que tiene el poder para transformar cualquier situación. Él vino a abrirnos la mirada espiritual. Jesús no vino a explicar qué le sucedía al ciego; Jesús vino a abrirle los ojos al ciego. Pero los discípulos no tenían visión espiritual para ver que Él tenía el poder para sanarlo y transformarlo. ¿Qué es lo que no vemos nosotros mu- chas veces? A Jesús. Por eso, damos tantas explicaciones: “A ti lo que te pasa es esto… tú lo que tienes es esto… debe ser que te equivocaste por esto” … ¡basta de explicaciones! Es para que las obras de Dios se manifiesten. Cristo vino a liberarnos de nuestras cegueras y nos va a li- berar. Los discípulos esperaban que Cristo fuera un libertador 66 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . político y social; que se levantara un día y tomara las armas; que fuera puesto como gobernador. Esperaban algo así. Pero Jesús vino a liberarnos de nosotros mismos, de nuestra vieja naturaleza, de conceptos y parámetros que nos aprisionan. Es para que las obras de Dios se manifiesten. ¿Sabes qué hizo Jesús? Algo maravilloso: escupió al suelo donde había polvo, hizo barro con la saliva y le untó los ojos al ciego. Hizo algo insólito porque Jesús siempre viene a romper los parámetros. Nosotros somos barro, pero Él es nuestro alfarero y nos va a moldear. Él lo está haciendo. El Señor te está moldeando a Su forma. ¿Y qué es lo primero que va a moldear? La vista espiri- tual. Porque todos necesitamos la mirada espiritual en las cosas que nos suceden todos los días. Él tiene que untarnos los ojos a nosotros, que somos barro, para darnos vista espiritual. ¿Hay algo de Jesús que no estás viendo en este tiempo en tu vida? Dile: “Señor, dame de tu colirio, sé mi alfarero, transfórmame, moldéame, porque yo quiero abrir mi vista espiritual para verte a Ti y ver las obras que se manifiestan en mi vida”. 67 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros (Isaías 64:8). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 68 DIOS ES BUENO SIEMPRE 23 Hoy quiero preguntarte: ¿Dios es bueno siempre o a veces Él no es tan bueno? Necesitas saber que Dios tiene atributos y uno de ellos es la bondad. Esto quiere decir que Dios es bueno, y es bueno siempre, ya que no hay nada que podamos hacer que haga que Él no sea bueno. Dios es bueno siempre. Entonces, la pregunta es: “Si Dios siempre es bueno, ¿por qué yo no recibo de Su bondad?”. Hay gente que cree que está apartada de la bondad del Señor. Tal vez conozcas a alguien que cree que Dios no es tan bueno, y esto ocurre quizás porque esa persona ha pasado situaciones muy difíciles. Hay una bondad de Dios que se ve cuando le pedimos algo y Él nos lo otorga. Esa es una manera de relacionarnos con Dios, y está bien, porque La Palabra asegura que “el que pide re- cibe”. Sin embargo, también llegan a nuestra vida cosas buenas que ni siquiera pedimos pero que Dios nos da. Entonces, deci- mos: “¡Qué bueno es Dios!”. Pero, si toda la vida nos relacioná- ramos con Él a este nivel (el de la bondad que se puede ver), nos 69 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . acostumbraríamos a que Él siempre nos diera todo lo que le pe- dimos. Sería algo así como un delivery. Por eso, el Señor quiere que vayamos más profundamente en nuestra relación con Él, porque no desea tener una relación en la que uno pide y el otro da. Esta es la razón por la que nos muestra una bondad que no se ve a simple vista. Por ejemplo, le pedimos algo a Dios y Él no nos responde o no lo hace inmediatamente. Unas teólogas del siglo XIII a esta bondad que no se ve a simple vista la llamaron “momento de sequedad” o “momento de severidad de Dios”. A veces Él usa esos momentos de sequedad o de severidad porque quiere que conozcamos Su amor puro, un amor que va más allá de lo que puede darnos, un amor que tiene que ver con relacio- narnos con Él íntimamente. Tal vez pienses: “Bueno, pero a mí Dios siempre me trata con severidad, a mí siempre me hace esperar hasta que me da las cosas”. A veces el Señor no nos da ciertas cosas que le pedimos, pero nos brinda Su gracia para atravesar esas situaciones. “La gracia es Su bondad en acción”. ¿Alguna vez, cuando miras hacia el pasado, te preguntas: “¿Cómo pude soportar tanto sufrimiento? ¿Cómo puede lle- var tanta carga?”? En esas ocasiones no recibiste la respuesta que esperabas, pero Dios te brindó Su gracia para atravesar la situación. Mira hoy tu vida, tu realidad. Detente a observar y, si pue- des, escribe cómo Su gracia te fue acompañando a cada mo- mento. Luego dile: “Dios, Tú eres bueno siempre”. 70 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . ORAMOS JUNTOS: Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras (Salmo 145:9). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 71 ERES SU HIJO 24 Cuando Cristo viene a vivir a nuestro corazón, Él quiere que disfrutemos de Su alegría y de Sus riquezas. Por eso, como vimos en reflexiones anteriores, Él nos dice: “Despójatede todo lo tuyo. No me presentes tus virtudes, lo que hiciste o lo que alcanzaste. ¡Despójate de tus logros y vístete de Mis riquezas!”. “Todo lo que es mío te pertenece”, asegura el Señor. A partir del momento en que nos empezamos a relacionar en el espíritu con Él, Dios nos trata como hijos, no como empleados. ¿Cuál es la diferencia entre un hijo y un empleado? El empleado trata de agradar al jefe para obtener algo de él. Por ejemplo, intenta hacer las cosas bien para que le aumente el sueldo o le dé un puesto mejor. Los hijos, en cambio, saben que todo lo que es de sus padres les pertenece. Los padres, por nuestra parte, estamos agradecidos y ansiosos para que nuestros hijos pue- dan disfrutar de todo lo que tenemos y queremos darles. Así es nuestro Padre, Él quiere relacionarse con nosotros como hijos, 72 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . no como empleados. ¡Relaciónate con el Señor como Él quiere: como Su hijo amado! ORAMOS JUNTOS: El Señor está en medio de ti, y te salvará con su poder; por ti se regocijará y se alegrará; por amor guardará silencio, y con cánticos se regocijará por ti (Sofonías 3:17). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 73 LA INTIMIDAD CON EL SEÑOR ES LO PRIMERO 25 Te invito a que hoy puedas responder estas preguntas: ¿A qué estás aferrado exteriormente porque crees que, si haces mu- cho, Dios será bueno contigo? ¿O estás aferrado a la relación in- terna que tienes con Él? Tal vez pienses que es un trabalenguas, pero te lo explico con este ejemplo: ¿Tomabas leche chocolatada cuando eras chico? ¿Cómo la preparabas? Yo recuerdo que servía un vaso de leche y luego ponía una cucharada grande de chocolate en polvo. Entonces, tomaba mi chocolatada. Claro, lo primero que probaba era el chocolate que estaba sobre la leche; y, además de ensuciarme, ¡me encantaba! Cuando terminaba con el chocolate, me tenía que tomar la leche totalmente blanca, sin nada de sabor. La chocolatada era muy rica al principio, lo que estaba en la super- ficie, y creía que tenía que tomarme luego la leche sin sabor y de golpe. Con los años aprendí la manera correcta de prepararla. Ahora pongo primero el chocolate en el vaso y después, muy de a poco, voy sirviendo la leche y revolviendo al mismo tiempo, 74 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . de manera que el chocolate se mezcle con la leche. Nuestra vida espiritual en ocasiones es tal como yo hacía la leche chocolata- da cuando era niña. Primero servimos, nos movemos locamen- te, y después tenemos un tiempo donde nos encontramos con el Señor. Estamos en la intimidad con Él un ratito en el día y el resto del tiempo lo pasamos llevando a cabo actividades que no están mezcladas con Su presencia. Nos tomamos todo el cho- colate primero y después tenemos que beber la leche sin sabor. Ahora bien, si nuestra vida tiene como prioridad la intimi- dad con Dios, esa intensidad de la relación es lo más sabroso, ya que, cuando se mezcla en todas nuestras actividades diarias, ella le da sabor a todo. Así, de la intimidad con Él, surgirá la acción como debe ser. A partir de la intimidad, la acción fluirá sola. Dios anhela el hacer interior, porque de este surge el hacer exterior. Siempre estudiamos la vida de Jesús y todo lo que Él hizo: las historias, las sanaciones, las prédicas, los milagros. Pero lo más interesante del Señor no es lo que hacía exterior- mente, sino lo que ocurría en la intimidad con Su Padre. La gente ve nuestro hacer, pero lo más importante y lo más in- teresante de nosotros es nuestra vida íntima con Dios, la cual nadie conoce. Es esa vida íntima la que nos enriquece y luego podemos expresar en el hacer. ¡Qué buen momento para entrar en intimidad con nuestro Padre! 75 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: [...] se postraron [...] y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre (2 Crónicas 7:3). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 76 SEÑOR, CONFÍO EN TI 26 ¿Estás esperando una respuesta de Dios que no llega y te preguntas qué más puedes hacer para obtener Su favor? Te invi- to a que hoy podamos reflexionar sobre qué hacer cuando Dios no nos responde, cuando sentimos que no escucha nuestra ora- ción o que no nos da lo que necesitamos. ¿Qué hacer cuando con otros es muy bueno, pero parece que contigo no? Cuando no puedes ver la bondad de Dios a simple vista es porque hay una bondad escondida. Tal vez Él te está dando Su gracia, y ella te sostiene para esa situación difícil que estás atravesando. O quizás no tienes trabajo, pero Su gracia te sustenta porque no te falta nada. A simple vista no está la respuesta del trabajo que le pediste, pero Su gracia, Su bondad, están presentes. Cada vez que a simple vista no veas la bondad de Dios, cada vez que creas que Él no te escucha, cierra los ojos y dile (no de la boca para afuera, sino de todo corazón): “Señor confío en Ti. Hoy no veo Tu respuesta, no sé si me darás más adelante lo que te pedí, porque tal vez tengo que pasar por un proceso en 77 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . el que me vas a enseñar muchas cosas que son mejores y más profundas que lo que te pedí, pero confío en Ti. Hoy no puedo ver tu respuesta, pero me estás sosteniendo con Tu gracia, que es Tu bondad, y por ella me mantengo firme y con expectativas. ¡Señor, confío en Ti!”. Cuando parezca que el mal y los pensamientos negativos triunfan, cuando creas que la derrota se acerca, porque los pro- blemas se agrandan y todo lo desfavorable cobra relevancia, entrégale tus pensamientos a Dios para que Él los cubra con Su manto de amor. Cuando venga a tu mente un mal pensamien- to como “Dios no me quiere”, o “Dios me está castigando”, ora: “Señor, te envío estas ideas que aparecen en mi mente. Cúbre- las con un manto de amor”. Busca Sus actos de bondad diarios y reposa tranquilo en la gracia divina. ORAMOS JUNTOS: Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan (Salmo 86:5). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 78 ESTO TAMBIÉN PASARÁ 27 En una oportunidad, mi hija Dámaris oró: “Señor, ¿esta circunstancia a Ti te preocupa? ¿Te preocupa lo que a mí me está preocupando?”. A veces nos preocupamos por cosas que no tienen sentido, nos amargamos y hasta llegamos a generar- nos una úlcera sin quererlo. Nos enfermamos por cosas que son temporales. Entonces, necesitamos cambiar el foco. Mi pregunta tiene que ser: “En esta situación que estoy viviendo, ¿cómo crece Cristo en mí?”. Eso es lo importante. ¿Esta situa- ción hace que Cristo crezca o hace que Cristo cada vez se achi- que más dentro de mí? En esta situación, ¿veo a Cristo, estoy enfocada, enfocado, en lo eterno? Pablo dice que lo temporal se va a terminar, que tiene fecha de caducidad, lo que significa que ese problema, esa crisis, también pasará. Por eso, es tiempo de dejar de analizar cada detalle: “Mira la cara que me hizo, mira la expresión que tiene”. Incluso nos ponemos a debatir cosas que salen en la televisión y creemos 79 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . que estamos haciendo un gran debate intelectual pero, en rea- lidad, estamos hablando de cosas temporales. En todo tiempo, rodéate de gente que tenga en su boca a Cristo, que haga crecer a Cristo cada día, que te hable de cosas eternas. Enfócate en lo eterno. Ese conflicto, ese problema, esa circunstancia difícil que estás viviendo en esta época va a durar un tiempo, ¡pero nosotros tenemos al Cristo de la eternidad! ORAMOS JUNTOS: Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último (Apocalipsis 22:13). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo queel Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 80 UNO CON EL SEÑOR 28 Cada mañana, al despertar, podemos ser uno con el Señor o uno con las circunstancias. Es decir que, o nos unimos a Je- sús, o a las preocupaciones que están envueltas con miedo. El papel con el que se envuelve la preocupación se llama miedo. El apóstol Pablo le escribió a Timoteo, que era muy joven, y le dijo: “Dios no nos ha dado un espíritu de miedo”. Eso significa, primero, que Dios es un dador. Dios da. A Él, le encanta dar. Por eso, nos dio a su Hijo. Dios, que es un Dios dador, dentro de todo el equipamiento que nos dio, nos entregó a nosotros, Sus hijos, un regalo para enfrentar la vida. Pero, dentro de ese equi- pamiento, nunca puso como herramienta el miedo. Nos dio muchísimos elementos, pero el miedo no es una herramienta que nos haya dado a Sus hijos. Podemos considerar miles de opciones para resolver con- flictos. Tú tienes una armadura completa para enfrentar los conflictos, pero nunca el Señor te dijo: “Usa el miedo para en- frentar esta situación”. El miedo no es una herramienta divina. 81 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Y, si no lo es, le pertenece al enemigo. La única y fundamental arma que tenemos los hijos de Dios para enfrentar las dificul- tades es Su Palabra. Cada vez que tú quieras enfrentar un hecho con miedo, estás usando una herramienta que no viene de parte de Dios. ¿Por qué el enemigo quiere que uses el miedo? Por ejemplo, tienes que participar en algún evento, o hacer un negocio, y aparece el miedo. Tú escogiste esa opción. ¿Por qué? Porque el enemigo tiene como objetivo que no camines en La Palabra, él quiere distraerte con miedo porque no quiere que avances. Así hace que pierdas el interés en esa situación que te da tanto miedo y digas: “¿Viste? En realidad, yo no quería hacer eso. No importa, lo dejo para más adelante. No tengo tanto apuro”. En- tonces no avanzas porque el miedo hace que pierdas el interés en ese proyecto. El miedo quiere mantenerte lejos de la bendición y que te pares en la incertidumbre. Pero nosotros no estamos parados en la incertidumbre, sino en Su Palabra. Y La Palabra de Dios es seguridad y nos guía, nos dice: “Esto es así”. Lo que el Señor promete en Su Palabra, Él lo cumple. ¡Gloria al Señor! 82 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . ORAMOS JUNTOS: En el día que temo, yo en ti confío (Salmo 56:3). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 83 UNO CON SU PALABRA 29 El miedo y la incertidumbre no son lugares en los que nos paramos los hijos de Dios. En La Palabra encontrarás la solu- ción a tu problema. Entonces, ¿qué hacer para combatir ese miedo que te paraliza y seguir creciendo? Lees La Palabra y di- ces: “Este pasaje es genial, qué bien que me hizo”. Y ahí mismo La Palabra se transforma en tu “maestra”, pues te enseñó algo. Ahora, si es maestra de tu vida, puedes decidir si seguirla o no. Pero, en este caso, no te sometiste a La Palabra, solo la conside- ras algo lindo. “¿Sabes lo que aprendí? Que el tiempo es corto”, expresas y ya está. Tienes un concepto más. Sométete a La Palabra porque, si no, Ella terminará siendo un buen consejo y nada más. La lees, la escuchas, te encanta y te inspira, pero es como cualquier otro libro que leas y te pueda inspirar o como cualquier frase que encuentres en las redes. Veamos este ejemplo que luego podrás implementar en tus circunstancias. Supongamos que tengo una deuda y siento 84 y c e r r a d a l a p u e r t a . . . miedo porque es importante y hay un límite de tiempo para pagarla, pero aún no tengo todo el dinero. La Palabra dice que, si el Padre nos dio al Hijo, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas? Si La Palabra es solamente mi maestra, diré: “Qué bue- no, sí, yo lo creo”; pero, si La Palabra es mi Señor, me someteré y caminaré en Ella. ¡Dios nos entregó un espíritu de poder, de amor y de dominio propio! Todos los días yo sé que estoy sometida a La Palabra hasta que se cumpla en mi vida porque es Palabra de Dios y se tras- formó en Señor de mi vida. Entonces, solo me muevo en La Palabra que es Señor de mi vida. Las circunstancias quieren ser una contigo, pero tú no te unirás a ellas, sean lindas o sean feas; solamente te unirás a Su vida. “Yo soy el Señor de tu vida, soy tu Maestro, pero también soy tu Señor. No tengas intereses divididos”, dice Dios. Él nos ha llamado a estar en paz con Él y a ser uno con Él en intimidad. ¿Estás dispuesto, dispuesta, a moverte solo por Su Palabra? 85 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . ORAMOS JUNTOS: Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese (Juan 17:5). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 86 DIOS VIVE EN MÍ 30 ¿Te preguntaste alguna vez dónde vive Dios? Dios vive en nuestro espíritu. Por eso, necesitamos saber cómo relacionar- nos íntimamente con Él. Tal vez te preguntes cómo tienes que hacer para que el Señor Jesús, que murió, resucitó y nos trae la salvación, viva en tu corazón. La respuesta es: pidiéndole a Jesús que entre en tu corazón, haciéndole un lugar en tu es- píritu para que entre allí y el Espíritu de Dios viva dentro de ti. Porque, desde dentro, Él provoca los cambios hacia afuera. Cuando Jesús se introduce en nuestra vida, le damos permiso o autorización para que, desde adentro, lleve a cabo la transfor- mación necesaria. Cuando esto ocurra, todo lo demás (el alma, el cuerpo e incluso nuestras relaciones interpersonales) tam- bién será transformado. Si nunca hiciste una oración de entrega a Jesús, te invito a que ores conmigo: “Señor Jesús, te pido que vengas a vivir en mi espíritu. Te hago lugar porque quiero Tu vida, ¡la necesito! Hoy te declaro mi Señor y todo lo que haga a partir de ahora me va a salir bien. En el nombre de Jesús, amén”. 87 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . Cristo te dará sabiduría para resolver los conflictos y te marcará el camino por el que debes ir. ¡A partir de hoy disfrutarás de Él! ORAMOS JUNTOS: Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios (1 Juan 4:15). Pon un instrumental y comienza a adorar con lo que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído por Su presencia… 88 ¿QUIÉN ERES? 31 ¿Quién eres? ¿Cómo te ves a ti mismo, a ti misma? Estas preguntas son muy interesantes y es necesario que podamos formularlas. ¿Por qué? Porque la gente siempre quiere saber quién eres. Cuando te presentas en un trabajo, concurres a una reunión o te unes a un equipo, siempre te preguntan: “¿Quién eres?”, para ver si la definición que das coincide con lo que están viendo, si eres algo más de lo que dices, si pueden confiar en ti, si ocupas un lugar de importancia, si tienes dinero, si te pueden pedir o dar algo, etc. Y no solo la gente quiere saberlo, también el enemigo nece- sita que te definas. ¿Para qué? Para decidir qué ataque efectua- rá sobre tu vida. El arma que usará para atacarte depende de cómo te definas a ti mismo. Además, el enemigo necesita que te definas para confundirte y alejarte de lo que verdaderamente eres, o modificarte o persuadirte a que seas lo que no eres. Este es el trabajo que él hace con la identidad. Por eso, hay tantas 89 Y C E R R A D A L A P U E R T A . . . personas con problemas de identidad que no saben quiénes son ni cómo definirse. Pero el Señor no necesita que te definas, Él sabe perfecta- mente quién eres. ¿Sabías que Dios te ve completo, terminado? El Padre te ve a través de Jesucristo y Él dijo en la cruz: “La obra ya está com- pleta”. Esta es la razón por la que Dios te ve terminado. Cristo hizo la obra, lo cual quiere decir que nosotros caminamos en la eternidad. En Él somos amados, pues somos Sus hijos y no tenemos
Desafio PASSEI DIRETO
Jhonatan Barragán García
chonuna2022
chonuna2022
Compartir