Logo Studenta

Y-cerrada-la-puerta-AS-Digital-yjcne9_unlocked

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Y cerrada la puerta...
Encuentros de intimidad con Dios
Alejandra Stamateas
- 1° edición -
Presencia de Dios
José Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina.
Tél.: (54011) 4924-1690
www.presenciadedios.com 
Edición: Silvana Freddi 
Diseño de tapa y diagramación: Diseño Presencia
No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier 
forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, median-
te fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo 
y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 
25.446.
Stamateas, Alejandra
 Y cerrada la puerta... : encuentros de intimidad con Dios / Alejandra Stamateas. 
- 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Presencia de Dios, 2022. 
 Libro digital, PDF
 Archivo Digital: descarga
 ISBN 978-987-8463-40-7
 1. Espiritualidad Cristiana. I. Título. 
 CDD 248.4
3
ÍNDICE
1
Mi sí es sí; mi no es no 11
2
Mi pensar es como Cristo piensa 14
3
Dios siempre nos dará vida 17
4
Aunque no lo veamos, Él siempre está 20
5
Tu presencia es mi todo 22
6
Transformados por Su gracia 24
7
No me dejes caer en la tentación 26
8
Cristo es mi libertad 29
9
Señor, adonde digas, iré (Parte 1) 31
10
Señor, adonde digas, iré (Parte 2) 34
4
Í N D I C E
11
Señor, ¡aquí estoy! 38
12
Confianza plena 40
13
Jesús nos habla todo el tiempo 43
14
Todo fue hecho por La Palabra 45
15
Lo que no comprendo, lo entenderé después 48
16
Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 1) 50
17
Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 2) 52
18
Ana, una mujer que derramó su corazón (Parte 3) 55
19
Mi mayor deseo eres Tú 58
20
Sus sueños son más grandes que mis deseos 60
21
Las obras de Dios serán manifestadas (Parte 1) 62
22
Las obras de Dios serán manifestadas (Parte 2) 65
5
Í N D I C E
23
Dios es bueno siempre 68
24
Eres Su hijo 71
25
La intimidad con el Señor es lo primero 73
26
Señor, confío en Ti 76
27
Esto también pasará 78
28
Uno con el Señor 80
29
Uno con Su Palabra 83
30
Dios vive en mí 86
31
¿Quién eres? 88
32
¿A quién estás buscando? 90
33
Quiero oírte solamente a Ti 93
34
La Palabra es primero para nosotros 95
6
Í N D I C E
35
El silencio de Dios 97
36
¿Será o no será? 99
37
Un encuentro de amor 102
38
Oración de confianza 104
39
24/7 107
40
En lo peor, suelta lo mejor 110
41
El equilibrio perfecto (Parte 1) 112
42
El equilibrio perfecto (Parte 2) 115
43
El equilibrio perfecto (Parte 3) 118
44
Él intercede por mí 121
45
Mi deseo es Tu deseo 124
46
La bendición es una persona 127
7
Í N D I C E
47
Soy atraído a Ti 130
48
Inteligencia Vs. Sabiduría 132
49
Hoy me rindo a Ti, Espíritu Santo 134
50
Dios escribe mi agenda 136
51
Si Dios avanza, yo también. Si Dios se queda 
quieto, yo también 138
52
Hoy me paro en Tus fuerzas 141
53
Solo te disfruto a Ti (Parte 1) 144
54
Solo te disfruto a Ti (Parte 2) 147
55
Él es nuestro todo 149
56
Dios cambiará tu nombre 151
57
Hoy daré a luz 154
58
Ya no doy más vueltas 157
8
Í N D I C E
59
En Tus manos soy transformado 159
60
Atento a Tu voz 161
61
Hablaré “paz” 163
62
Dios no se repite 166
63
¡Está todo bien! 168
64
Mi lámpara continuará encendida 170
65
Dios quiere verte brillar 172
66
Vivir en el espíritu 175
67
Somos transformados, no cambiados (Parte 1) 177
68
Somos transformados, no cambiados (Parte 2) 181
69
Bendigo y soy bendecido 184
70
Yo sé a quién he creído 187
9
Í N D I C E
71
En el silencio, Dios 189
72
Mi sed se sacia solo con Cristo 191
73
Despojándome de mi todo 193
74
Tú, mi única Fuente 196
75
Cien veces más 198
76
Sin relojes 201
77
En el valle y en el llano, Dios 203
78
Solo busco Tu rostro 206
79
Eres mi agua de cada día 208
80
Dijo Dios: “Todo lo mío es tuyo” 211
81
Estoy delante del Trono 213
82
Soy hijo, no esclavo 216
10
Í N D I C E
83
Solo te escucho a Ti 219
84
Dios habló, Dios hará 221
85
Dios crea con Su Palabra 223
86
Escucho Su voz, la declaro y la creo 226
87
Mi fortaleza está en Dios 229
88
Solo Tú eres Dios 231
89
Hoy renuevo mi pacto contigo 234
90
El velo fue quitado 236
11
¿Lo hago o no lo hago? ¿Voy o no voy? Ahora tengo ganas, 
después no sé… Comenzamos nuestro día de una manera y, al 
poco tiempo, nuestra actitud es otra. Doble ánimo. 
Las personas que tienen doble ánimo, o doble alma, siem-
pre viven su vida entre encrucijadas. Esas dos almas luchan 
entre sí, se pelean constantemente, proponen opciones dife-
rentes, obligando al individuo a decidir de manera incesante, 
al escuchar un poco a un alma y otro poco a la otra. En una 
oportunidad, una mujer me preguntó: “Alejandra, ¿qué hago? 
¿Sigo soportando a mi pareja y hago como que no pasa nada, 
o me divorcio de una vez por todas?”. En estas dos opciones no 
hay nada del espíritu, solo hay dos almas aconsejando. “¿Me 
voy a vivir a otro país donde tenga más posibilidades de ejercer 
mi profesión o me quedo acá, en Argentina, y trabajo de lo que 
sea?”. “¿Utilizo el dinero que tengo ahorrado para el cumplea-
ños de quince de mi hija o me compro un auto usado, porque 
para uno nuevo no me alcanza?”. Quienes son dominados por 
MI SÍ ES SÍ; MI NO ES NO
1
12
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
el alma viven permanentemente en este tipo de encrucijadas; 
pero nosotros creemos que la mejor opción es la del Espíritu.
Los hijos de Dios tenemos que salirnos de la dimensión 
del alma y entrar en la dimensión del Espíritu. Ya no podemos 
tener doble ánimo y luchar con dos opciones, con dos almas. 
No podemos servir al alma y al Espíritu al mismo tiempo, no 
podemos tener dos señores en nuestra vida y dejarnos dirigir 
por el alma o por el Espíritu Santo, según nos convenga. 
El día que recibimos a Jesús en nuestro corazón, le entrega-
mos a Él toda nuestra vida; de manera que esta ya no nos perte-
nece, le pertenece al Señor. Este es el trato que hicimos con Él: 
le dimos autoridad para que haga con nosotros lo que Él quiera. 
Nuestra alma ya no tiene autoridad sobre nuestra vida, el único 
que tiene autoridad es el espíritu. Entonces, cuando venga el 
alma a querer tomar el control, podemos echarla y recordarle 
que ya no tiene autoridad y que el único que gobierna nuestra 
vida es Jesucristo, el Señor. 
Necesitamos tener una única mente, la mente de Cristo, y 
permitir que solamente ella nos gobierne. Cuando Su mente 
esté en nosotros, nuestro sí será sí y nuestro no, no. 
13
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al 
uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. 
No podéis servir a Dios y a las riquezas (Lucas 16:13).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
14
MI PENSAR ES COMO 
CRISTO PIENSA
¿Cuánto tiempo dedicas a pensar en los temas que el alma 
te propone? Todos los días el alma te sugiere temas en los cuales 
meditar. Por ejemplo: “No puedes pagar la cuota del colegio de 
los chicos”, “Tu pareja te está engañando”, “Tus finanzas cada 
vez están peor”. Y lo hace para que no tengas tiempo de tener 
intimidad espiritual con el Señor. Cuanto más lugar le das al 
alma, más esta se activa, porque se nutre y crece cada vez que 
piensas en los temas que te propone. 
Muchas veces, producto de tantos años de escuchar al 
alma, creemos que tenemos libertad para decidir lo que quere-
mos, y nos olvidamos de que le hemos entregado esa libertad a 
Jesucristo para que Él haga lo que considere mejor con nuestra 
vida. Estamos acostumbrados a decidir nosotros dónde ir, qué 
hacer, qué decir. Este es el trabajo que todos los días el enemigo 
hace sobre nuestra vida.
2
15
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
La Escritura relata que los discípulos estaban predicando 
en nombre de Cristo cuando fueron detenidos y encarcelados. 
Cuando los liberaron, un ángel les volvió a decir: “¡Mucha-
chos, sigan predicando de Cristo!”. En otras palabras, les pidió 
que hicieranlo mismo que los había llevado a la cárcel. Ellos 
obedecieron y, ¿qué ocurrió? ¡Los llevaron presos otra vez! Aun 
así, los discípulos no le pusieron condiciones al Señor, no le 
dijeron: “Bueno, nosotros salimos a predicar, pero Tú líbranos 
de la cárcel”. 
En muchas ocasiones, intentamos ponerle condiciones a 
Dios y le decimos: “Señor, yo prediqué de Tu Nombre, así que 
ahora te pido que me ayudes a pagar los impuestos de mi casa”. 
A veces, nuestro servicio es condicional, e incluso, internamen-
te, creemos que Dios nos tiene que recompensar por cada acto 
espiritual que realizamos.
A los discípulos volvieron a encarcelarlos. “¡Les advertimos 
que no tenían que predicar en ese nombre!”, les dijeron. Pero 
ellos respondieron: “Nosotros no obedeceremos al hombre, 
sino a Dios. Y, si Él dijo que prediquemos en el nombre de Cris-
to, eso haremos”. No consideraron otras opciones, no pusieron 
condiciones. ¡Eso es tener la mente de Cristo! ¡Eso es pensar 
como Cristo piensa!
Es por eso que cada día debemos llevar a la Cruz nuestra 
propia opinión, nuestra mente. Dios nos pide que le obedezca-
mos a Él, aunque creamos que nuestras opciones son mejores. 
El Señor tomará esos pensamientos del alma y los transformará 
en los de Él. De manera que, cuando el alma te dé una idea para 
16
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
que te angusties, te amargues y te desesperes, ese pensamiento 
no tendrá lugar en tu mente y pensarás como Él piensa. El que 
ordena tus pensamientos es el Señor y los ordena en Cristo 
Jesús.
 
ORAMOS JUNTOS:
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración 
y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la 
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus 
corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:6-7).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
17
DIOS SIEMPRE 
NOS DARÁ VIDA
3
¿Sueles tener pensamientos catastróficos? Necesitas saber 
que esa es tu alma intentando dominarte. Tal vez la alimen-
taste durante años, por lo que ahora está fuerte. Sin embargo, 
Dios te dice: “No te inquietes por nada”. ¿Qué te inquieta hoy? 
¿Deudas, dolores físicos, el cobro de una herencia, un problema 
familiar? El Señor te dice: “No te inquietes por nada”. Tal vez 
pienses: “¡Pero, ¿cómo no me voy a inquietar?! ¿Qué se supone 
que debo hacer?”. Frente a este cuestionamiento, Pablo respon-
dió: “[...] en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus 
peticiones a Dios y denle gracias”. ¿Qué significa “presentar 
una petición a Dios”? Te lo explicaré de esta manera… ¿Pediste 
alguna vez un delivery, por ejemplo, de pizza? Cuando tienes 
decidido qué pizza vas a comer, llamas y haces el pedido: “Por 
favor, quiero que me envíen una pizza grande de jamón. Clara-
mente, pides la pizza sin emoción, porque sabes que el delivery 
te la traerá, esa es su función. El pasaje bíblico dice que, frente 
a una necesidad, no debes inquietarte, no tienes que mezclar el 
18
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
alma: el pensamiento catastrófico que estás alimentando desde 
hace años. En lugar de eso, presenta tus peticiones a Dios y dale 
gracias, no porque el Señor sea tu sirviente y esté obligado a 
contestarte, sino porque confías plenamente en Él y ya le diste 
autoridad para que Él haga con tu vida lo que Él quiera. Esto 
significa que, si el Señor quiere contestar tu petición, lo hará y, 
si no quiere responderte de esa manera, lo hará de otra. 
Ahora bien, volviendo al ejemplo del delivery, si llamaste a 
la pizzería y pediste una pizza, ¿qué crees que te traerán? Pizza, 
por supuesto, porque las pizzerías son “la fuente” de las pizzas. 
Y si le pediste algo a Dios, ¿qué crees que Él te dará? Necesitas 
saber que no siempre te dará lo que le pidas, pero siempre te 
dará vida, ¡la vida de Él! Porque Él es la fuente de Vida.
No le pongas emoción a tus pensamientos, no mezcles el 
alma porque, en esto, ella no tiene poder, ya que se trata de una 
relación espiritual que tienes con un Dios grandioso que sabe 
perfectamente qué hacer con tu vida.
19
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Perdida ya toda esperanza, llamé a mi Dios, y él me 
respondió; ¡me liberó de la angustia! (Salmo 118:5).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
20
AUNQUE NO LO VEAMOS, 
ÉL SIEMPRE ESTÁ
4
En una oportunidad, un domingo, luego de finalizar 
el culto, partimos hacia la costa. Yo estaba al volante. Eran 
aproximadamente las once de la noche. Antes de salir de casa, 
bendijimos al Señor y agradecimos por las vacaciones. Dijimos: 
“Señor, Tú nos cuidarás a la salida y a la entrada”. Declaramos 
esa palabra que ya está declarada en la eternidad por Dios sobre 
todos nosotros (Salmo 121:8). Solo tuvimos que tomar esa 
palabra y vivirla, ya que es una promesa que Dios nos dio a 
Sus hijos. Nuestra hija mayor ya había llegado al lugar donde 
nos íbamos a hospedar. Stefanía, nuestra hija menor, venía 
con nosotros en el auto. Cuando llegamos a una ruta que tenía 
un carril de cada mano, de golpe, se largó a llover. La ruta se 
inundó al instante. Eran las dos de la madrugada, el cielo estaba 
cerrado y la lluvia era torrencial. El auto se balanceaba de un 
lado a otro. Ni siquiera había banquina para que pudiéramos 
detenernos. Pero teníamos que llegar. Me aferré al volante y 
seguí manejando. El Señor nos condujo sobre esa palabra que 
21
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Él soltó en la eternidad y que se cumple todos los días de nuestra 
vida. Tal vez te preguntes: “¿Por qué no oraron para que dejara 
de llover?”, y te aseguro que sí oramos, ¡claro que oramos para 
que la lluvia se detuviera!; pero cuanto más orábamos, más 
llovía. Cuando finalmente llegamos a destino, el Señor me dijo: 
“¿Y? ¿Viste que pudiste manejar a pesar de la lluvia? ¡Cuando 
estás en Mis manos, Yo te guío en cualquier circunstancia!”.
Tal vez la respuesta no sea lo que pediste, pero Dios te está 
desafiando a algo que aún no experimentaste y ten la seguridad 
de que Él está allí, sosteniéndote. 
ORAMOS JUNTOS:
En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los 
cielos, y ellos responderán a la tierra (Oseas 2:21).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
22
TU PRESENCIA 
ES MI TODO
5
Cuando era chica y por algún motivo tenía miedo, mi 
mamá venía hasta donde yo estaba, y me abrazaba, me tocaba la 
cabeza, me daba un beso o me decía palabras tranquilizadoras. 
Pero no era ni el abrazo, ni el beso, ni las caricias, ni las palabras 
lo que me calmaba y me sacaba el miedo, sino la presencia de 
mamá a mi lado. 
Hoy, ya grande, sucede lo mismo con el Señor. Lo que nos 
quita el miedo no es lo que Dios haga ni la respuesta que Él nos 
dé, sino Su presencia. Tenemos una única opción: saber que Él 
está, y eso nos tiene que dejar tranquilos. Es cierto que siem-
pre queremos tener una respuesta a lo que le pedimos, y Dios 
muchas veces nos la da, pero los caminos del Señor son inson-
dables. La intimidad con Él no tiene que ver con nosotros, sino 
con Él; no tiene que ver con lo que nosotros queremos hablar, 
sino con escuchar lo que Él tiene para decirnos. 
23
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Lo único seguro que tenemos es Su presencia, lo demás solo 
son circunstancias que, así como vienen, se van, y así como em-
pezaron, terminarán. Por eso, si estás atravesando una dificul-
tad, una crisis, no estés pendiente de lo que tu alma te diga ni 
de la respuesta de Dios. Recuerda: no son Sus acciones, sino Su 
presencia lo que te traerá paz. Si Él está, ¡todo está bien! Amén.
ORAMOS JUNTOS:
Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. 
(Éxodo 33:14). 
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hastaser atraído 
por Su presencia…
24
TRANSFORMADOS 
POR SU GRACIA
6
Seguramente, en alguna oportunidad, habrás dicho: “Yo sé 
cómo soy y sé que no sirvo para nada”. En lugar de este tipo de 
afirmaciones, permítele al Señor que te muestre cómo eres para 
que luego puedas entregarle esas características o debilidades 
que te molestan para que Su gracia te transforme.
Jesús dijo: Por sus frutos [obras] los conoceréis (Mateo 7:16). 
Los frutos u obras son las reacciones que tenemos frente a las 
circunstancias que se nos presentan en la vida. Esas reacciones 
ponen en evidencia las partes más inaceptables de nosotros, por 
lo que, luego de “explotar”, nos preguntamos: “¡¿Por qué actúe 
así?! ¡¿Por qué dije eso?!”; y, de pronto, nos llenamos de culpa, 
de angustia. Es por eso que tenemos que llevar esas respuestas 
a la gracia de Dios, que es el amor de Él en acción, para que 
Él transforme eso que parece inaceptable en nosotros en algo 
aceptable. Porque el amor de Dios lo cambia todo y nos allana 
el camino.
25
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Necesitamos observarnos internamente, pero no para ver 
qué área tenemos que mejorar o qué aspecto de nuestra vida 
debemos cambiar con esfuerzo, sino para permitirle a Dios que 
nos transforme con Su amor y Su belleza.
ORAMOS JUNTOS: 
Por sus frutos [obras] los conoceréis (Mateo 7:16).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
26
NO ME DEJES CAER 
EN LA TENTACIÓN
7
¿Te pasó estar con alguna persona con la que sientes que saca 
lo peor de ti? Reaccionas sin pensar y luego expresas: “¡¿Cómo 
pude responder así?! Es que me provocó”. Por eso, hoy te invito 
a reflexionar acerca de qué hacer cuando otra persona hace algo 
que nos molesta y nos enoja. Veamos…
En primer lugar, no debemos tener miedo a crecer. Cuan-
do alguien nos dice algo que nos molesta y le respondemos con 
enfado o lloramos, estamos doblando la apuesta; y, si hacemos 
silencio y acumulamos ira, en algún momento estallaremos. El 
hecho es que muy probablemente terminaremos enfermándo-
nos. Se trata de lazos que nos atan, que no nos permiten crecer, 
por lo que seguimos actuando siempre de la misma manera 
(con inmadurez), pero la fe es crecimiento. 
Cuando alguien haga algo que no te gusta y te provoque 
una reacción, lo primero que tienes que hacer es una invoca-
ción. Apenas la situación ocurra, necesitas orar: “Señor, no me 
27
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
dejes caer en la tentación”. Tu tentación puede ser gritarle, res-
ponderle en los mismos términos, pelear, discutir para demos-
trarle a esa persona que está equivocada. Por eso, tu invocación 
debe ser: “Señor, no me dejes caer en la tentación”. Tan pronto 
como invoques el nombre del Señor, Él estará obrando. Cuan-
do confrontes a tus hijos, a tu pareja o a un familiar y te digan 
algo que despierta tu enojo, invoca a Dios: “Señor, no me dejes 
caer en la tentación”.
En segundo lugar, debemos pisar terreno desconocido. 
Solemos hacer siempre lo mismo, tener las mismas reacciones, 
y no nos gusta que nos corrijan. Por eso, es importante que 
empieces a practicar algo que nunca llevaste a la práctica. Por 
ejemplo, tal vez los días grises siempre te deprimieron, cuando 
llueve siempre estás desanimado. Lo que te molesta no es la 
circunstancia, sino reaccionar así cada vez que eso sucede. De 
alguna manera estás “programado” para esa reacción. Esta es 
la razón por la que tienes que crecer y, para ello, necesitas abra-
zarte a la fe y decir: “Sé que Dios está haciendo un trabajo en 
mí. No es mi esfuerzo, lo hace Él, y yo confío en el Señor”. ¡Deja 
toda tu vida en Sus manos! 
Busca en La Palabra una frase y declárala. Repítela hasta 
que veas que un nuevo surco, un nuevo camino se abre; y a par-
tir de ahí, no hagas lo que hiciste siempre, lo que nunca te llevó 
a obtener un resultado. ¡Atrévete a caminar por un camino 
distinto! 
En tercer lugar, Dios hará cambios cruciales. Un cambio 
crucial es el cambio que llevamos a la Cruz y se lo entregamos 
28
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
al Señor. Sin victimizarnos ni con el objetivo de descargar 
nuestro enojo, tenemos que llevar eso que experimentamos a 
la Cruz, porque todo lo que pasa por ella se transforma y tiene 
una vida nueva. Pasa por la Cruz cada relación de tu vida, cada 
palabra que digas, cada momento que tengas que experimen-
tar, para que el Señor haga esos cambios cruciales que necesitas 
para no repetir siempre las mismas historias y equivocaciones a 
lo largo de toda tu vida. Cada vez que alguien te lastime o haga 
algo que no te agrada, pasa tus reacciones por la Cruz para que 
el Señor trabaje en ellas.
Si hasta hoy la violencia fue la única manera que tuviste de 
reaccionar, si para demostrar que eres el que manda necesitas 
gritar y golpear, pasa esa reacción por la Cruz. No tienes por 
qué repetir conductas, ya que Dios te dice que, si se las entregas, 
Él las transformará y hará un cambio crucial en tu vida.
ORAMOS JUNTOS: 
Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera 
alguna a hacer lo malo (Salmo 37:8). 
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
29
CRISTO ES MI LIBERTAD
8
Dicen que cuando un barco está a punto de hundirse, lo 
primero que hacen es tirar por la borda la carga pesada. ¿Cuál 
es tu carga pesada? ¿Acaso son tus pensamientos que no te 
dejan disfrutar de la paz y el gozo? Entrégale tus pensamien-
tos al Señor. Tal vez te preguntes: “¿Cómo se los entrego?”. Es 
sencillo: cada vez que venga a tu mente una idea negativa —
un pensamiento de odio, de bronca, de derrota que te quiera 
dominar—, envuélvela como un regalo y entrégasela a Dios. 
Dile: “Señor, este pensamiento, esta idea, es un regalo que te 
quiero hacer. Te entrego todos estos pensamientos que vienen 
repetidamente a mi mente”. 
Invoca al Señor, porque Él vendrá a ayudarte. No esperes 
nada de ti, pero espera todo de Él. El Señor declaró: No se tur-
be vuestro corazón (Juan 14:1). ¿Cuándo se turba el corazón? 
Cuando vienen pensamientos negativos que desordenan todo 
tu interior. Te habías levantado bien pero, de pronto, esa pe-
queñez te molestó tanto que desordenó todo tu día y tu mundo. 
30
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
¡Invoca al Señor, búscalo a Él y Su orden, Su paz! Si no se lo 
entregas como regalo, ese mal pensamiento traerá una mala 
emoción y esta, a su vez, te guiará a una mala acción.
Cristo es la libertad de nuestros estados emocionales. Él 
nos liberó de estar pendientes de lo que nuestras emociones nos 
dictan. Necesitamos dejar de corregir las emociones porque 
lograremos mejorarlas por un tiempo pero, tarde o temprano, 
surgirán otra vez. Ser libre en Cristo es decirle: “Señor, ya no 
me gobiernan mis estados emocionales porque llevo todo a Ti 
como un regalo para que hagas la obra”. Estamos vivos para Él 
y para la misión que Él nos dio a cada uno de nosotros. ¡Dios 
nos está preparando!
ORAMOS JUNTOS:
No se turbe vuestro corazón (Juan 14:1).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
31
SEÑOR, ADONDE DIGAS, IRÉ 
(PARTE 1)
9
¿Te gustan los retos? ¿Fuiste desafiado alguna vez? Esta-
mos en una época de muchos desafíos. Desafío es todo cambio 
que la vida te imponga o que tú mismo te propongas. Algu-
nos ejemplos de estos podrían ser: poner límites a tus hijos, 
empezar a ser independiente, no volver a endeudarte, bajar de 
peso, iniciar una alimentación saludable, cambiar de trabajo, 
empezar a estudiar una carrera universitaria o hacer un curso, 
etcétera. Todos estos son excelentes retos, sin embargo, los que 
Dios nos plantea son, por lejos, los más lindos.
El Señor siempre nos desafía. La Biblia narra acerca de un 
hombre llamado Abraham. Su primer contacto con Dios fue a 
través de un desafío. Dios lo desafió y ledijo: Vete de tu tierra y 
de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré 
(Génesis 12:1). Abraham era un hombre cuya familia estaba en 
una muy buena posición. Tenía tierras, ganado, riquezas; sin 
embargo, vivía en un lugar donde había mucha idolatría. En 
su familia todos eran idólatras y, por esta razón, lo único que él 
32
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
conocía eran ídolos mudos. Pero, de pronto, Dios le empezó a 
hablar. Esta fue la primera diferencia con los ídolos que cono-
cía: un Dios que hablaba y, además, lo desafiaba. 
El pasaje de Hebreos 11 declara: Por la fe Abraham, cuando 
fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como he-
rencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Ese fue el desafío 
para Abraham. Tal vez el inicio de ese desafío que te propusiste, 
en realidad, fue propuesto por Dios. Él te desafió a hacer esa 
transformación, ese cambio. ¡El Señor quiere escribir una his-
toria con nosotros!
Él quería escribir la historia del pueblo de Dios empezando 
con Abraham, por eso lo llamó a ese desafío. El pasaje de He-
breos nos dice que Abraham fue desafiado a salir de su lugar 
conocido, de sus costumbres, de su modo de hacer las cosas. 
Todos nos enfrentamos a desafíos y cada uno de ellos es un 
llamado de Dios a salir de donde estamos para ir al lugar al 
que Él nos quiere llevar. ¿Estás dispuesto a salir de donde estás 
para ir al lugar al que Dios te está desafiando a dirigirte? Si no 
deseas aceptar el reto, no te preocupes, Dios se va a encargar de 
mostrarte las bondades de salir a algo nuevo para que Él pueda 
escribir una nueva historia con tu vida. Si estás dispuesto a 
aceptar el reto de salir de donde estás, necesitas confiar porque, 
cuando salgas, te moverás en espacios, lugares, situaciones y 
con personas que te serán desconocidos. Pero siempre, a donde 
vayas, irás con el Señor. 
33
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
 Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar 
que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber 
a dónde iba (Hebreos 11:8).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
34
SEÑOR, ADONDE DIGAS, IRÉ 
(PARTE 2)
10
¿Qué es confiar en Dios? Confiar implica no necesitar que 
Dios te explique todo y, a pesar de no conocer el plan completo, 
aceptar el desafío. ¿Aceptas el desafío de salir sin saber adónde 
vas? ¿Estás preparado para una locura así? Abraham tenía alre-
dedor de setenta años cuando Dios lo llamó a dejar todo e irse 
a un lugar que no sabía cuál era, pero él confió. Es decir, que 
aceptó la propuesta sin necesidad de que Dios le explicara todo. 
Sabía que el desafío venía de Él y con eso le alcanzó y le sobró.
Abraham tenía que salir de su tierra y de su parentela, lo 
cual implica que iba hacia un lugar del que no sabía dónde 
quedaba y en el que no conocía a nadie. ¡Eso es un desafío! 
Necesitas aprender a confiar porque, si no lo haces, volverás a lo 
mismo de antes, o quizás, ni siquiera querrás salir y arriesgarte. 
Confía para no aferrarte a lo que ya sabes y conoces. 
Vivimos en una cultura que nos impulsa a dudar de todo. 
Solemos hacer un análisis negativo de las cosas y dudamos 
35
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
que detrás de un buen ofrecimiento haya algo oculto, somos 
desconfiados y pensamos que la gente siempre trae algo entre 
manos. Dicho de otro modo: preferimos desconfiar a confiar. 
La desconfianza se transforma en nuestro escudo protector. 
Decimos frases como: “Si desconfío, al menos, nadie me en-
gañará”. Así somos. La cultura nos lleva a ver las situaciones 
negativamente y a desconfiar de todo y de todos.
La confianza puede ir en dos direcciones: (1) hacia la huma-
nidad, es decir, confío en otros y confío en mí; o (2) hacia Dios.
Si confío en mí, esa confianza está basada en mis conoci-
mientos, en mis experiencias anteriores, en historia pasada. Por 
ejemplo, si un médico cirujano tiene que hacer una operación, 
seguramente irá confiado porque ya tiene experiencia, porque 
se preparó toda la vida para ser un cirujano y porque, con el 
correr de los años, aumentó sus conocimientos y su práctica. 
La confianza en nosotros mismos es una confianza basada en 
lo que sabemos, lo que hemos vivido y la práctica que hemos 
adquirido en la vida. Antes de ser desafiado por Dios, Abraham 
tenía mucha confianza en sí mismo. Era un hombre que había 
logrado acumular bienes, ganado y tierras. Era un conocedor 
y, por eso, se tenía cierta confianza. 
Los hijos de Dios estamos llamados a activar la confianza; 
pero la confianza divina, no la humana. La confianza divina 
es la aceptación de esa realidad divina que está dentro de mí y 
que pone a nuestra disposición todo lo que Jesús es. Porque, 
si Jesús vive en mí, todo lo que Él es ahora me pertenece. Los 
36
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
recursos abundantes del Señor ahora me pertenecen para ir por 
ese desafío.
Es la seguridad interior de que estoy unido a Él, de que Él 
vive en mí y yo en Él, de que estamos unidos y esa unidad me 
iluminará y alumbrará mi vida, el camino, las decisiones, los 
pensamientos, eso que no conozco, eso que me resulta difícil, 
eso para lo cual no encuentro respuestas, eso que no sé cómo 
va a funcionar, si dará buen resultado o no. Ahora veo la situa-
ción desde otra perspectiva porque sé que Dios es el que está 
iluminado, el que me está dando Su sabiduría. Al estar unido 
a Él y ser uno en Él, Su carácter es mi carácter, Su sabiduría es 
mi sabiduría, Su capacidad es mi capacidad, Su confianza es la 
mía, Su belleza es la mía, Su alegría es la mía, Su gozo es el mío. 
¿Estás dispuesto a salir? ¿A tener confianza? No en ti, por-
que puedes saber muchas cosas, pero no sabes muchísimas 
otras. Lo único que sí sabes es que Dios estará contigo en el 
pasado, en el presente y en el futuro. Esa tiene que ser nuestra 
única seguridad. Ten confianza, porque el que te desafió fue el 
Señor y el que está contigo en unidad es el Cristo que tiene todo 
lo que necesitas para ir detrás de ese desafío. 
37
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun 
allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra (Salmo 139:9-10).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
38
SEÑOR, ¡AQUÍ ESTOY!
11
Tal vez, en este tiempo, te encuentras sin desafíos y no sa-
bes cuál es el camino a seguir. Te animo a que hoy puedas 
sentarte con La Palabra y escuches la voz de Dios. Dile: “Se-
ñor, aquí estoy. Sé que quieres escribir una historia de amor 
conmigo, sé que anhelas engrandecer mi nombre, porque eso 
es lo que le prometiste a Abraham. Sé que deseas que sea de 
bendición. Por eso, dame el desafío que tengo que llevar a cabo, 
estoy dispuesto”. ¡Es maravilloso tener la disposición y confiar 
en Dios, no necesitar saber todo porque, si Él lo dijo, con eso 
alcanza! Cuando Dios te desafía, no apoya Su desafío en tus 
conocimientos, tus capacidades, tu historia pasada, tus logros 
en la vida; a Él no le importa nada de eso porque lo único que 
importa es que estemos unidos a Él, en comunión, invocando 
Su nombre. Qué lindo es encontrarnos con el Señor, así como 
vamos al trabajo o como hacemos las compras o viajamos en 
colectivo. Qué maravilloso es estar con Él y hacer silencio para 
39
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
que nos hable, o derramar nuestro corazón y contarle todo lo 
que nos sucede.
Cuando Cristo te ilumina, tus sueños crecen y se multi-
plican. Por eso, déjate llevar por Él, entrégate en confianza al 
Señor. Recuerda que estamos metidos en la vida que es Cristo 
y, por eso, tenemos todo lo que Él posee. Nuestra confianza irá 
creciendo cada día. Nunca las circunstancias afectarán a Dios, 
pero Él sí afecta nuestras circunstancias. 
ORAMOS JUNTOS:
Y dijoElí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, 
Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en 
su lugar. Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: 
¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu 
siervo oye (1 Samuel 3:9-10).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
40
CONFIANZA PLENA
12
Hoy quiero compartirte esta historia… En el monte, en el 
momento de la crucifixión, había tres cruces. En el centro, la de 
Jesús y, a los costados, las cruces de dos ladrones que, según la 
ley de la época, merecían ser crucificados. Uno de los hombres 
chantajeó al Señor y le dijo: “Si eres Dios, sálvate y sálvanos a 
nosotros. Haz algo, demuéstrame que eres Dios”. A veces, no-
sotros también hacemos eso cuando estamos atravesando una 
situación difícil: “Al final, ¿para qué oro tanto? ¡Dios, manifiés-
tate, muéstrame que este desafío es tuyo, que estás conmigo, 
que escuchaste mi oración!”. Y, sin darnos cuenta, cuando lo 
hacemos somos como ese ladrón de la cruz que quiere chanta-
jear al Señor. 
Dios no tiene que demostrarnos nada, Él no tiene que ha-
cer lo que nosotros le decimos ni lo que creemos que tiene que 
hacer. El Señor tiene sus objetivos y sabe muy bien lo que está 
haciendo con nosotros, si nos contesta una oración o no, si nos 
da algo o no. Él tiene Sus objetivos, por eso nos desafía. Nuestra 
41
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
confianza debe ser el saber que no nos lo dijo cualquiera, sino 
Dios mismo. Entonces, veamos o no la respuesta, seguiremos 
confiando.
Jesús no le respondió al ladrón que lo chantajeaba, pero sí 
le respondió al otro crucificado que estaba a Su lado cuando le 
dijo: “Acuérdate de mí, Señor, cuando entres en Tu Reino”. El 
hombre tuvo confianza plena. Confió en un hombre que estaba 
siendo crucificado igual que él. ¡Eso sí que es confianza!
Confianza plena significa fe verdadera. Es cuando estás 
crucificado con tus problemas y, aun así, sigues creyendo. No 
encuentras trabajo, no tienes dinero, no te sanas, tu familia 
está destruida... ¿Viviste alguna vez una situación así? ¿Estás 
crucificado con tus problemas y sientes que el Señor no te res-
ponde? Parece que ya estás muerto, en las últimas, tocando 
fondo. Pero, aun así, ten confianza plena en ese Jesús al que 
estás unido dentro de ti, que vive en tu interior, que tiene todos 
los recursos y que te los soltará en el momento exacto. No es 
que Él te retenga Sus recursos porque es malo o por castigo, 
sino que está haciendo crecer tu confianza. ¿Para qué? Para 
que nunca más tengas que llevar a un Lot en tu vida como lo 
hizo Abraham, para que nunca más tengas que mentir como lo 
hizo Abraham cuando aseguró que Sara no era su esposa, para 
que nunca más tengas que confiar solo en tus capacidades y 
descanses en el Señor.
¿Estás crucificado con tus problemas? ¿Estás a punto de 
morir? Debes saber que hay un Jesús que, aunque hoy está cru-
cificado contigo, tiene todo el poder, porque ya resucitó y, al 
42
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
venir a vivir en ti, te trajo todo Su carácter, Su sabiduría, Su 
gozo, Su capacidad, Su fidelidad. Hay una voz en tu interior 
que empezarás a escuchar más fuertemente que nunca después 
de leer esta reflexión. Se trata de una voz que te dice: “¡Confía, 
confía, confía!”. En medio de los desafíos que la vida hoy te 
hace enfrentar, confía en que Dios está haciéndote salir de un 
lugar para llevarte a una tierra de promesa donde fluye leche 
y miel. Tu historia la escribe Él contigo y es una historia de 
bendición. 
ORAMOS JUNTOS:
Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he 
confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he 
elevado mi alma (Salmo 143:8).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
43
JESÚS NOS HABLA 
TODO EL TIEMPO
13
¿Sientes que Dios no te responde? ¿Qué está tan ocupado 
con tantas multitudes que no puede ocuparse de ti? Muchas 
personas expresan: “Yo no le pregunto nada al Señor porque 
Él nunca me responde”. Se acostumbraron a no escucharlo. 
Es como cuando dices: “Mi pareja no me habla”. La realidad 
es que tu pareja habla, y mucho. El problema es que hay una 
interferencia por la cual dejaron de comunicarse y, por esa ra-
zón, no lo escuchas o el otro no te escucha. Pero Dios habla y 
lo hace seguido.
La Palabra afirma que Dios no solamente habla seguido, 
sino que lo hace de muchas maneras. Dice que antes lo hacía a 
través de los profetas, o incluso a través de la naturaleza; y ahora 
nos habla por medio de Su Hijo. Es por eso que podemos tener 
comunión con Dios: porque el Hijo vive dentro de nosotros y, 
desde adentro, nos habla todo el tiempo. Desde el día que le 
pedimos a Jesús que entrara en nuestro corazón, ya no hacemos 
44
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
las cosas solos. Él está con nosotros todos los días, porque así lo 
ha prometido. 
¿Sabías que Dios disfruta de nosotros? Sí, a pesar de que nos 
quejamos, lloramos y nos enojamos, Él disfruta de nosotros y 
anhela que disfrutemos de Él. Desde que nos levantamos a la 
mañana, todo lo que realizamos lo hacemos en compañía de 
Él. Y es que estamos mezclados: Él en nosotros y nosotros en Él. 
¡Qué maravilloso! Ya no estás solo, ya no estás sola, ahora con-
sultas todo con el Señor, todo lo que piensas hacer se lo cuentas 
a Él. Porque a Dios le gusta hablar, la palabra es Su especialidad 
y le gusta comunicarse con nosotros a través del Hijo.
ORAMOS JUNTOS:
Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros 
antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos 
días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó 
heredero de todo, y por medio de él hizo el universo 
(Hebreos 1:1-2).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
45
TODO FUE HECHO 
POR LA PALABRA
14
¿Te has preguntado alguna vez quién o qué sostiene tu vida? 
¿Sabías que la creación misma es el resultado de una palabra 
soltada por Dios? Cristo, La Palabra de Dios, sostiene tu vida 
económica, tu cuerpo, tu salud, tu familia, tu pareja, tus amis-
tades, tus negocios, tus compras y tus ventas. ¿Por qué? Porque 
La Palabra, que es poderosa, puede sostener toda tu vida. La 
estabilidad en nuestra vida está dada por la cantidad de pala-
bras que incorporemos en una relación de intimidad con Él. 
Cuanta más Palabra tengamos, más firmes estaremos. 
¿En qué áreas de tu vida hay inestabilidad en este tiempo? 
Cuanta más Palabra haya en tu vida, más firme estarás. Si te 
falta estabilidad es porque necesitas comer más Palabra, para 
que entonces Ella sostenga toda tu vida. Quiero compartirte 
algunos pasajes para meditar que nos enseñan el poder de La 
Palabra:
46
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
Mateo 8:8 cuenta que el centurión tenía un criado enfer-
mo, por lo cual le mandó a pedir a Jesús que lo sanara. Antes 
de que el Señor entrara en su casa, el centurión dijo: Señor, no 
merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una 
sola palabra, y mi siervo quedará sano. ¡La Palabra sana!
Pedro estaba en la barca cuando vio a Jesús que venía cami-
nando. Le pidió: Si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua 
(Mateo 14:28). La Palabra no solo sana, sino que, ¡también 
hace maravillas!
Salmo 33:6 declara: Por la palabra del Señor fueron creados 
los cielos, porque La Palabra crea de la nada. Si pensabas que 
tu milagro no se iba a dar porque no tenías nada, Dios te dice: 
“Dame la nada, porque Yo hago o creo de la nada”. 
La Palabra trae gozo y alegría. Jeremías 15:16 declara: 
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue 
por gozo y por alegría de mi corazón. Si estás triste, angustiado, 
come de La Palabra porque Ella te trae gozo y alegría y sustenta 
toda tuvida. 
Cuando estuvo frente a Goliat, David ató al gigante con 
La Palabra. Dijo: “Hoy el Señor te entregará en mis manos”. 
David venció a Goliat porque, antes de luchar, soltó una pala-
bra. Antes de hacer cualquier cosa en tu vida, suelta La Palabra 
de Dios porque Ella tiene poder, alegra el espíritu, sana, crea y 
produce en tu vida.
Para cada situación que debas enfrentar, el Señor te dará 
una palabra. Para esa situación que hoy estás atravesando, Él 
te dará una palabra. Anota esto para no olvidarlo: “Para cada 
47
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
situación, Él me dará una palabra”. Y mientras escribes, suél-
tala de tu boca como una piedra hacia lo que te oprime y como 
pan para tu sustento. La Palabra puede ser una piedra para 
todo aquello que te está oprimiendo en este tiempo y, cuando 
la sueltes, la opresión se tendrá que ir. Pero, además, La Palabra 
también es el pan que te sustenta cuando lo necesitas. Y si hoy 
la necesitas, no te demores, suéltala y todo será hecho. 
ORAMOS JUNTOS:
El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. 
Escudo es Dios a los que en él se refugian (Salmo 18:30).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
48
LO QUE NO COMPRENDO, LO 
ENTENDERÉ DESPUÉS
15
¿Qué haces cuando sabes que algo de lo que te está suce-
diendo ya no tiene solución? Tal vez sea un error que cometiste, 
una mala decisión que tomaste, la pérdida de una persona o de 
una oportunidad, algo que ya no puedes recuperar, que ya no 
tiene vuelta atrás. Generalmente, cuando nos pasa algo así, 
tratamos de buscar algún tipo de solución y decimos: “Algo 
tengo que hacer para resolver esto”. Oramos a Dios, le pedimos 
un milagro y probamos distintas opciones. A veces, podemos 
resolver un 20 % o un 40 % o, tal vez, un 80 % del problema, 
pero no el 100 %. Por eso, seguimos probando formas de re-
solver ese error cometido, esa oportunidad perdida. Lo trans-
formamos en un enemigo y empezamos a resistirlo porque nos 
enoja que esa situación no tenga salida. Así, comenzamos a 
entrar en una guerra con nosotros mismos y con los demás. 
Todo se trasforma en una pelea interna y externa. Nos pregun-
tamos: “¿Por qué hice eso?”, “¿Por qué no estuve en el momento 
correcto?”, “¿Por qué no le dije lo que le tenía que decir?”, “¿Por 
49
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
qué hice una mala inversión?”, etc. Entonces entramos en una 
guerra. Todo lo que no sale bien se transforma en un enemigo 
que resistimos. Quizás haya muchas resistencias internas en 
nuestra mente, pero Jesús siempre viene con Su amor y Su paz a 
nuestra vida. “¿Por qué me ocurren ciertas cosas?”, nos pregun-
tamos y, al respecto, Él dijo: “Lo que no comprendes ahora lo 
entenderás después”. 
Disfruta de Su presencia aunque no entiendas
hacia dónde Él te está guiando. 
ORAMOS JUNTOS:
Ahora sé que el Señor salvará a su ungido, que le responderá 
desde su santo cielo y con su poder le dará grandes victorias 
(Salmo 20:6).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
50
ANA, UNA MUJER QUE 
DERRAMÓ SU CORAZÓN 
(PARTE 1)
16
Hoy quiero compartirte esta historia. Había un hombre 
llamado Elcaná que tenía dos mujeres: Ana y Penina. Penina 
era una mujer muy bendecida para la época, porque tenía hijos. 
El pacto estaba basado en la descendencia. Es decir que para 
esa cultura este se cumplía si había descendencia. Por lo tanto, 
si una mujer tenía hijos era porque ella, la pareja o la fami-
lia habían agradado a Dios. Ana padecía las burlas de Penina 
constantemente. Todo el tiempo, ella quería hacer sentir mal a 
Ana. Se pavoneaba mostrando que tenía hijos y había agradado 
al Señor. Ponía en evidencia que Ana no tenía el favor de Dios 
porque no tenía hijos.
En una oportunidad, Elcaná, que representa al Señor, le 
dijo a Ana: “Te veo triste. ¿No te soy yo, mejor que diez hijos?”. 
Estas palabras quedaron dando vueltas en la mente y el corazón 
de Ana. “¿No me tienes a mí, Ana? Yo te amo. No te pido que 
hagas nada para mí. No tienes que darme hijos. Yo te amo y 
quiero que nos disfrutemos”. En un momento, Ana reaccionó. 
51
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Se levantó y fue al templo. Allí hizo lo más sabio que podía 
hacer, lo mismo que podemos hacer nosotros frente a las situa-
ciones que no tienen solución: fue y dejó eso que la atormentaba 
en las mejores manos. 
¿Te animas hoy a hacer lo mismo? Deja esa preocupación 
que tienes, esa guerra interna, esa pelea que das con tu mente 
todos los días. Abandona eso que te angustia en las mejores 
manos. Esa situación tiene que dejar de ser una fuente de amar-
gura para tu vida. Deja de torturarte, de preguntarte: “¿Por 
qué me pasa esto?”, “¿Por qué esta respuesta no viene?”, “¿Por 
qué siempre sufro por lo mismo?”, “¿Por qué todo es tan com-
plicado?”. ¡Basta! Deja de hacer guerra con esos pensamientos. 
A lo que no tiene remedio hoy en tu vida, quítatelo de encima, 
porque ya intentaste todo y no hubo manera. Deposítalo en 
las manos del Señor. Hoy es el momento justo, no te demores. 
ORAMOS JUNTOS:
[…] Elcaná solía darles a Penina y a todos sus hijos e hijas la 
porción que les correspondía. Pero a Ana le daba una porción 
especial, pues la amaba a pesar de que el Señor la había hecho 
estéril (1 Samuel 1:4-5).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
52
ANA, UNA MUJER QUE 
DERRAMÓ SU CORAZÓN 
(PARTE 2)
17
Seguramente te habrás preguntado qué sucedió con la vida 
de Ana. Así continúa la historia de su vida… 
Ella se levantó, fue al templo y derramó su corazón: todo 
eso que tenía en su interior, las burlas de Penina, su no poder 
tener hijos, lo que la cultura le decía — que no era muy espiri-
tual porque, si no tenía descendencia, entonces Dios la estaba 
castigando (creencia cultural)—, todo eso que la hacía llorar 
y no comer. Ana dejó todo depositado en las manos del Señor. 
Haz lo que se llama el homenaje del silencio de la mente. 
Si me golpeo la cabeza contra la pared, ¿quién sufre: la pared o 
yo? Ya no sigas golpeándote la cabeza contra la pared. Dile no 
al resentimiento, a la vergüenza que te provoca esa situación, 
a la bronca. No te castigues más con ese pensamiento o esa 
situación. No la traigas más a tu mente. No te tortures ni tor-
tures a los que te rodean. Porque las cosas con las que a veces 
guerreamos en nuestro interior, como no las podemos soportar, 
53
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
también las terminamos guerreando afuera. Así terminamos 
peleándonos con medio mundo. Dile NO al enojo, a todas las 
fuerzas destructivas que hay en tu interior. 
¿Por qué no sales del infierno que construiste en tu mente? 
¿Por qué no sales de una vez por todas? Dile un gran SÍ al Señor 
y ora: “Sí, Señor, yo creo en Ti, creo que eres un Dios de amor 
y quiero disfrutar de Ti. Sé que vas a transformar todos mis 
males en una fuente de bendición”.
Ana transformó lo que le ocurría en una ofrenda de amor. 
Cada vez que nos abandonamos en el Señor y dejamos todo eso 
que nos preocupa en Sus manos, lo que hacemos es transfor-
mar esa situación que nos lastima en una ofrenda de amor para 
Él. Ana derramó su corazón delante de Dios. 
Te animo a que puedas derramar tu corazón: esa situación 
que te viene torturando hace tanto tiempo —si puedes arrodi-
llarte, hazlo—, abandona ese asunto que ya no tiene solución 
en las manos del Señor, llévaselo como si fuera un perfume y 
derrámalo delante de Él. 
54
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
ORAMOS JUNTOS:
[…] Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su 
semblante cambió (1 Samuel 1:18).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
55
ANA, UNA MUJER QUE 
DERRAMÓ SU CORAZÓN 
(PARTE 3)
18¿Quieres saber cuál fue el final de esta historia? Mientras es-
taba derramando su corazón, Ana hizo una oración que nunca 
había hecho. Ella siempre oraba el imposible, siempre oraba su 
dolor, siempre oraba su guerra y su lucha mental; pero, cuando 
derramó su corazón, pudo hacer una oración que vino direc-
tamente del Trono y unió su deseo con el deseo de Dios. Le 
dijo: “Señor, si me concedieras un hijo para entregártelo... Ya 
no quiero un hijo para que sea mi orgullo o para darme cuenta 
de que me amas. Ya sé que me amas, porque siempre me diste 
la mejor parte, porque siempre me dijiste que me amabas, y yo 
no me daba cuenta. Quería algo para sentir que ese amor estaba 
en mí, quería que me demostraras con algo que me amabas. 
Quería tus promesas y tus bendiciones para mi vida, sin darme 
cuenta de que lo tengo todo, porque me diste la mejor parte que 
es Tu amor”. 
En ese momento, Ana tuvo esa revelación donde su deseo se 
mezcló con el deseo de Dios, y el Señor dijo: “Estoy necesitando 
56
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
un profeta para estos tiempos, Ana. ¿Estarías dispuesta?”. Ana 
respondió: “¡Claro, Señor! No necesito que me demuestres 
nada, pero si necesitas un profeta, ¡yo quiero ser su mamá y 
entregártelo a Ti! Lo voy a poder criar muy poco tiempo, pero 
no me importa, Señor, porque es para Ti. Yo quiero Tu deseo. 
Basta de tratar de comprobar que me amas, de demostrarles a 
los demás que tengo Tu bendición y me va bien en la vida por-
que Dios a mí me da todo. ¡Señor, si te tengo a Ti, ya lo tengo 
todo! ¡Ahora lo único que tengo que hacer es disfrutarte!”. 
Ana se fue del templo y volvió al lado de su amor. Cuenta 
la historia que Elcaná se unió a Ana, el Señor se acordó de ella 
y dio a luz un hijo al que le puso por nombre Samuel. Ese niño 
era el profeta que Dios estaba necesitando. No se trata de lo que 
tú y yo queremos, sino de lo que Dios desea. No se trata de lo 
que tú y yo soñamos, planificamos, declaramos y oramos, sino 
de lo que Dios desea.
Por eso, nuestra oración debería ser: “Señor, que Tu de-
seo se mezcle con el mío. Yo quiero que se haga Tu voluntad”. 
Recuerda, no se trata de cuánto tengo de lo que Dios da, sino 
cuanto tengo de lo que Dios es. Tenemos el amor del Señor, Él 
es amor, esa es la buena parte. Si lo tenemos a Él, lo tenemos 
todo. Queremos los deseos de Dios en nuestra vida. Por eso, 
cuando vemos que algo no viene, que algo no se da, que las 
cosas no salen como imaginamos, es porque Él tiene un deseo 
mayor. Y nosotros queremos Su deseo.
57
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por 
nombre Samuel, pues dijo: «Al Señor se lo pedí»
(1 Samuel 1:20).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
58
MI MAYOR DESEO ERES TÚ
19
Es común escuchar a las personas decir que tienen un vacío 
en sus vidas que no saben cómo llenar. Tienen todo y más de lo 
que necesitan, sin embargo, sienten que algo no está del todo 
bien. Y así es como dedican sus vidas a llenar ese vacío, pero eso 
no es vida. Y no porque los deseos sean malos. De hecho, Dios 
mismo dice que Él suplirá los deseos del corazón. Querer tener 
una casa no es malo; desear comprar un auto no es malo; traba-
jar por un ascenso no es malo; tener varios títulos no es malo; el 
problema es que eso está incompleto. Esta es la razón por la que 
es una vida de engaño. 
Cuanto más lejos estamos del Señor, más vacío sentimos, 
pues más expuestos quedamos a ser atrapados por todos los 
deseos que andan por ahí. Decimos: “Quiero cumplir esto”, 
“Me lo merezco”, “Trabajo duro para eso”, y otras frases simi-
lares. Quizás te preguntes: ¿Y cómo sé que estoy tratando de 
cubrir un vacío que hay en mí? Te das cuenta de que quieres 
llenar un vacío cuando no puedes negarte a buscar eso que crees 
59
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
que necesitas; sientes el impulso irrefrenable de ir detrás de eso 
—reconocimiento, felicitación, etc.—, cueste lo que cueste, 
aunque desfallezcas a mitad de camino. Si el Señor no es tu ple-
nitud, buscarás cosas que te hagan creer que sí lo son. Ese es el 
gran problema de la satisfacción de tus propios deseos. Esta es 
la razón por la que no nos conformamos con mitad de las cosas; 
esta es la razón por la que intentamos permanentemente llenar 
un vacío, luego otro y después otro.
Parece que conseguir lo que deseas te va a saciar, pero nun-
ca lo hace completamente. ¿Sabes por qué? Porque no fuimos 
hechos para lo temporal, para lo incompleto, sino para la eter-
nidad, para lo pleno. No fuimos creados para cosas pequeñas o 
parciales ni para satisfacernos con cualquier tontería. ¡Fuimos 
hechos para contener la vida de Dios, para que el Cristo ma-
ravilloso, grandioso y todopoderoso viva dentro de nosotros! 
ORAMOS JUNTOS:
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido 
hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los 
hombres (Juan 1:3-4).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
60
SUS SUEÑOS SON MÁS GRANDES 
QUE MIS DESEOS
20
¿Cómo comenzaste hoy tu día? ¿Con pasión y expectativa 
de recorrerlo junto al Señor o con ese sentimiento de vacío que 
pareciera ser que nada lo llena? ¿Estás atrapado en algún deseo 
para satisfacer tu vacío? Quizás digas: “Alejandra, si no hago 
eso, me deprimo”. Te invito a reflexionar en lo siguiente: ¿con 
qué estás alimentando tus vacíos? En La Biblia todo es por 
Cristo y para Cristo, por Él y para Él. Toma nota y recuerda: 
necesitas negarte a ti mismo para que entonces Él te conceda 
los deseos de tu corazón.
El profeta Isaías oyó la voz del Señor que decía: “¿A quién 
enviaré?”. Isaías prestó atención. Tú y yo siempre tenemos que 
prestar atención a los deseos de Dios. “¿Quién irá a predicarle a 
esa persona? ¿Quién irá a hablarle de Cristo a ese compañero de 
trabajo? ¿Quién irá?”. Isaías escuchó y respondió: “Heme aquí, 
¡envíame a mí!”. Eso es lo que ocurre cuando los deseos de Dios 
te atrapan. El Señor los va a suplir, pero no para llenarte un 
vacío. Y te darás cuenta porque tener o no tener lo que deseas 
61
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
te dará lo mismo. El Señor suple los deseos de nuestro corazón 
porque primero nosotros suplimos los deseos de Él.
Moisés podría haberse quedado en Egipto. Él había sido 
formado en la cultura egipcia, conocía el idioma —de hecho, 
sabía varios idiomas—. Si hubiera esperado un poco más, qui-
zás hasta habría podido ser faraón. Pero Moisés prefirió irse con 
su pueblo y con su Dios. Él prefirió el deseo de Dios al deseo de 
reconocimiento que, por un tiempo, podría haberle llenado su 
vacío. Moisés nunca fue faraón. Tal vez pienses: “¡Ah, pero qué 
desperdicio!”. Tenemos que soñar grande, claro que sí, pero los 
sueños de Dios son más grandes que los nuestros y, además, son 
completos. Moisés nunca llegó a ser faraón y eso fue lo mejor, 
porque Dios no quería que lo fuese. ¡Él quería que fuera un 
libertador! Los sueños de Dios siempre son más grandes que los 
nuestros. ¡Y el que Dios tiene para ti también lo será!
ORAMOS JUNTOS:
Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo 
vuestro corazón (Jeremías 29:13).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
62
LAS OBRAS DE DIOS SERÁN 
MANIFESTADAS 
(PARTE 1)
21
Todos tenemos preguntas para hacerle al Señor. ¿Le pre-
guntaste cosas a Dios alguna vez? Y, muchas veces, esas pre-
guntas que tenemos vienen también con la respuesta incluida. 
Nosotros le preguntamos algo a Él, pero, en realidad, ya nos 
respondimos anteriormente algo sobre esa situación.
En la época en la que vivían los discípulos se creía que, 
cuando una persona estaba enferma, era porque había pecado 
o porque sus padres habían pecado y,por lo tanto, tuvieron un 
hijo con alguna enfermedad. Entonces los discípulos fueron a 
Jesús con esta teoría y le preguntaron un día: […] Rabí, ¿quién 
pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Je-
sús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de 
Dios se manifiesten en él” (Juan 9:2-3). Para los discípulos, un 
caso de ceguera era interesante como para hacer un estudio y 
ver qué les iba a responder Jesús acerca de lo que es el pecado. 
Nosotros también tenemos nuestros casos de estudio persona-
les. Por ejemplo, decimos: “Este chico no se endereza más, no 
63
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
va a salir adelante, porque no tuvo amor”. Siempre queremos 
tener una respuesta racional a todo lo que sucede.
Ese hombre ciego era un candidato para la manifestación 
poderosa de Dios. Jesús tiró abajo los conceptos religiosos de la 
vieja naturaleza que los discípulos tenían. Les respondió: “Es 
ciego no porque pecó él ni porque pecaron sus padres”. Los 
discípulos se quedaron mudos, no lo podían entender. El Señor 
les quitó, de una sola respuesta, toda la teología que ellos venían 
sosteniendo desde hacía años. Y agregó: “Esto ocurre para que 
las obras de Dios se manifiesten”.
Cada vez que vivencies una situación difícil, como una trai-
ción, levanta la mano y di: “Esto es para que las obras de Dios 
se manifiesten”. ¿Hay alguien que está viviendo algo muy bue-
no en estos días? Tal vez pagaste todas tus deudas. Levanta la 
mano y di: “Esto es para que las obras de Dios se manifiesten”. 
Respuestas simples. No compliquemos las cosas. Nosotros so-
mos de complicar todo. Cada vez que hay una estructura vieja 
en tu vida es porque la vieja naturaleza está activada. A todos se 
nos despierta la vieja naturaleza, aunque no nos guste. A Pablo 
le ocurría también. La vieja naturaleza se nos despierta, quiere 
resucitar. Entonces empezamos a dar explicaciones o tenemos 
estructuras para todo. Renovemos hoy nuestro entendimiento, 
hagamos ayuno de opinión y declaremos: “Todo lo que atra-
viese en este día será para que las obras de Dios se manifiesten”. 
64
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
ORAMOS JUNTOS:
Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio […] 
(Proverbios 17:28).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
65
LAS OBRAS DE DIOS SERÁN 
MANIFESTADAS 
(PARTE 2)
22
¿Te preguntaste cómo terminó la historia del joven ciego 
que se encontró con Jesús? Te cuento un poco más…
¿Qué es lo que no podía ver el ciego? A Jesús. ¿Qué es lo 
que no podían ver los discípulos? Qué tenían ceguera espiri-
tual. No podían ver a Jesús como el Hijo de Dios que tiene el 
poder para transformar cualquier situación. Él vino a abrirnos 
la mirada espiritual. Jesús no vino a explicar qué le sucedía al 
ciego; Jesús vino a abrirle los ojos al ciego. Pero los discípulos 
no tenían visión espiritual para ver que Él tenía el poder para 
sanarlo y transformarlo. ¿Qué es lo que no vemos nosotros mu-
chas veces? A Jesús. Por eso, damos tantas explicaciones: “A ti 
lo que te pasa es esto… tú lo que tienes es esto… debe ser que te 
equivocaste por esto” … ¡basta de explicaciones! Es para que las 
obras de Dios se manifiesten.
Cristo vino a liberarnos de nuestras cegueras y nos va a li-
berar. Los discípulos esperaban que Cristo fuera un libertador 
66
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
político y social; que se levantara un día y tomara las armas; 
que fuera puesto como gobernador. Esperaban algo así. Pero 
Jesús vino a liberarnos de nosotros mismos, de nuestra vieja 
naturaleza, de conceptos y parámetros que nos aprisionan. Es 
para que las obras de Dios se manifiesten. 
¿Sabes qué hizo Jesús? Algo maravilloso: escupió al suelo 
donde había polvo, hizo barro con la saliva y le untó los ojos al 
ciego. Hizo algo insólito porque Jesús siempre viene a romper 
los parámetros. 
Nosotros somos barro, pero Él es nuestro alfarero y nos va 
a moldear. Él lo está haciendo. El Señor te está moldeando a Su 
forma. ¿Y qué es lo primero que va a moldear? La vista espiri-
tual. Porque todos necesitamos la mirada espiritual en las cosas 
que nos suceden todos los días. Él tiene que untarnos los ojos a 
nosotros, que somos barro, para darnos vista espiritual. ¿Hay 
algo de Jesús que no estás viendo en este tiempo en tu vida? 
Dile: “Señor, dame de tu colirio, sé mi alfarero, transfórmame, 
moldéame, porque yo quiero abrir mi vista espiritual para verte 
a Ti y ver las obras que se manifiestan en mi vida”. 
67
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el 
que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros 
(Isaías 64:8).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
68
DIOS ES BUENO SIEMPRE
23
Hoy quiero preguntarte: ¿Dios es bueno siempre o a veces 
Él no es tan bueno? Necesitas saber que Dios tiene atributos y 
uno de ellos es la bondad. Esto quiere decir que Dios es bueno, 
y es bueno siempre, ya que no hay nada que podamos hacer que 
haga que Él no sea bueno. Dios es bueno siempre. Entonces, la 
pregunta es: “Si Dios siempre es bueno, ¿por qué yo no recibo 
de Su bondad?”. Hay gente que cree que está apartada de la 
bondad del Señor. Tal vez conozcas a alguien que cree que Dios 
no es tan bueno, y esto ocurre quizás porque esa persona ha 
pasado situaciones muy difíciles. 
Hay una bondad de Dios que se ve cuando le pedimos algo 
y Él nos lo otorga. Esa es una manera de relacionarnos con 
Dios, y está bien, porque La Palabra asegura que “el que pide re-
cibe”. Sin embargo, también llegan a nuestra vida cosas buenas 
que ni siquiera pedimos pero que Dios nos da. Entonces, deci-
mos: “¡Qué bueno es Dios!”. Pero, si toda la vida nos relacioná-
ramos con Él a este nivel (el de la bondad que se puede ver), nos 
69
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
acostumbraríamos a que Él siempre nos diera todo lo que le pe-
dimos. Sería algo así como un delivery. Por eso, el Señor quiere 
que vayamos más profundamente en nuestra relación con Él, 
porque no desea tener una relación en la que uno pide y el otro 
da. Esta es la razón por la que nos muestra una bondad que no 
se ve a simple vista. Por ejemplo, le pedimos algo a Dios y Él no 
nos responde o no lo hace inmediatamente. Unas teólogas del 
siglo XIII a esta bondad que no se ve a simple vista la llamaron 
“momento de sequedad” o “momento de severidad de Dios”. A 
veces Él usa esos momentos de sequedad o de severidad porque 
quiere que conozcamos Su amor puro, un amor que va más allá 
de lo que puede darnos, un amor que tiene que ver con relacio-
narnos con Él íntimamente. Tal vez pienses: “Bueno, pero a 
mí Dios siempre me trata con severidad, a mí siempre me hace 
esperar hasta que me da las cosas”. A veces el Señor no nos da 
ciertas cosas que le pedimos, pero nos brinda Su gracia para 
atravesar esas situaciones. “La gracia es Su bondad en acción”. 
¿Alguna vez, cuando miras hacia el pasado, te preguntas: 
“¿Cómo pude soportar tanto sufrimiento? ¿Cómo puede lle-
var tanta carga?”? En esas ocasiones no recibiste la respuesta 
que esperabas, pero Dios te brindó Su gracia para atravesar la 
situación. 
Mira hoy tu vida, tu realidad. Detente a observar y, si pue-
des, escribe cómo Su gracia te fue acompañando a cada mo-
mento. Luego dile: “Dios, Tú eres bueno siempre”.
70
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
ORAMOS JUNTOS:
Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias 
sobre todas sus obras (Salmo 145:9).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
71
ERES SU HIJO
24
Cuando Cristo viene a vivir a nuestro corazón, Él quiere 
que disfrutemos de Su alegría y de Sus riquezas. Por eso, como 
vimos en reflexiones anteriores, Él nos dice: “Despójatede todo 
lo tuyo. No me presentes tus virtudes, lo que hiciste o lo que 
alcanzaste. ¡Despójate de tus logros y vístete de Mis riquezas!”. 
 “Todo lo que es mío te pertenece”, asegura el Señor. A 
partir del momento en que nos empezamos a relacionar en el 
espíritu con Él, Dios nos trata como hijos, no como empleados. 
¿Cuál es la diferencia entre un hijo y un empleado? El empleado 
trata de agradar al jefe para obtener algo de él. Por ejemplo, 
intenta hacer las cosas bien para que le aumente el sueldo o le dé 
un puesto mejor. Los hijos, en cambio, saben que todo lo que 
es de sus padres les pertenece. Los padres, por nuestra parte, 
estamos agradecidos y ansiosos para que nuestros hijos pue-
dan disfrutar de todo lo que tenemos y queremos darles. Así es 
nuestro Padre, Él quiere relacionarse con nosotros como hijos, 
72
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
no como empleados. ¡Relaciónate con el Señor como Él quiere: 
como Su hijo amado!
ORAMOS JUNTOS:
El Señor está en medio de ti, y te salvará con su poder; por ti 
se regocijará y se alegrará; por amor guardará silencio, y con 
cánticos se regocijará por ti (Sofonías 3:17).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
73
LA INTIMIDAD CON EL SEÑOR 
ES LO PRIMERO
25
Te invito a que hoy puedas responder estas preguntas: ¿A 
qué estás aferrado exteriormente porque crees que, si haces mu-
cho, Dios será bueno contigo? ¿O estás aferrado a la relación in-
terna que tienes con Él? Tal vez pienses que es un trabalenguas, 
pero te lo explico con este ejemplo: 
¿Tomabas leche chocolatada cuando eras chico? ¿Cómo la 
preparabas? Yo recuerdo que servía un vaso de leche y luego 
ponía una cucharada grande de chocolate en polvo. Entonces, 
tomaba mi chocolatada. Claro, lo primero que probaba era el 
chocolate que estaba sobre la leche; y, además de ensuciarme, 
¡me encantaba! Cuando terminaba con el chocolate, me tenía 
que tomar la leche totalmente blanca, sin nada de sabor. La 
chocolatada era muy rica al principio, lo que estaba en la super-
ficie, y creía que tenía que tomarme luego la leche sin sabor y de 
golpe. Con los años aprendí la manera correcta de prepararla. 
Ahora pongo primero el chocolate en el vaso y después, muy de 
a poco, voy sirviendo la leche y revolviendo al mismo tiempo, 
74
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
de manera que el chocolate se mezcle con la leche. Nuestra vida 
espiritual en ocasiones es tal como yo hacía la leche chocolata-
da cuando era niña. Primero servimos, nos movemos locamen-
te, y después tenemos un tiempo donde nos encontramos con 
el Señor. Estamos en la intimidad con Él un ratito en el día y el 
resto del tiempo lo pasamos llevando a cabo actividades que no 
están mezcladas con Su presencia. Nos tomamos todo el cho-
colate primero y después tenemos que beber la leche sin sabor. 
Ahora bien, si nuestra vida tiene como prioridad la intimi-
dad con Dios, esa intensidad de la relación es lo más sabroso, 
ya que, cuando se mezcla en todas nuestras actividades diarias, 
ella le da sabor a todo. Así, de la intimidad con Él, surgirá la 
acción como debe ser. A partir de la intimidad, la acción fluirá 
sola. 
Dios anhela el hacer interior, porque de este surge el hacer 
exterior. Siempre estudiamos la vida de Jesús y todo lo que Él 
hizo: las historias, las sanaciones, las prédicas, los milagros. 
Pero lo más interesante del Señor no es lo que hacía exterior-
mente, sino lo que ocurría en la intimidad con Su Padre. La 
gente ve nuestro hacer, pero lo más importante y lo más in-
teresante de nosotros es nuestra vida íntima con Dios, la cual 
nadie conoce. Es esa vida íntima la que nos enriquece y luego 
podemos expresar en el hacer. ¡Qué buen momento para entrar 
en intimidad con nuestro Padre!
75
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS: 
[...] se postraron [...] y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: 
Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre 
(2 Crónicas 7:3).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
76
SEÑOR, CONFÍO EN TI
26
¿Estás esperando una respuesta de Dios que no llega y te 
preguntas qué más puedes hacer para obtener Su favor? Te invi-
to a que hoy podamos reflexionar sobre qué hacer cuando Dios 
no nos responde, cuando sentimos que no escucha nuestra ora-
ción o que no nos da lo que necesitamos. ¿Qué hacer cuando 
con otros es muy bueno, pero parece que contigo no? Cuando 
no puedes ver la bondad de Dios a simple vista es porque hay 
una bondad escondida. Tal vez Él te está dando Su gracia, y ella 
te sostiene para esa situación difícil que estás atravesando. O 
quizás no tienes trabajo, pero Su gracia te sustenta porque no te 
falta nada. A simple vista no está la respuesta del trabajo que le 
pediste, pero Su gracia, Su bondad, están presentes. 
Cada vez que a simple vista no veas la bondad de Dios, cada 
vez que creas que Él no te escucha, cierra los ojos y dile (no de 
la boca para afuera, sino de todo corazón): “Señor confío en 
Ti. Hoy no veo Tu respuesta, no sé si me darás más adelante lo 
que te pedí, porque tal vez tengo que pasar por un proceso en 
77
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
el que me vas a enseñar muchas cosas que son mejores y más 
profundas que lo que te pedí, pero confío en Ti. Hoy no puedo 
ver tu respuesta, pero me estás sosteniendo con Tu gracia, que 
es Tu bondad, y por ella me mantengo firme y con expectativas. 
¡Señor, confío en Ti!”. 
Cuando parezca que el mal y los pensamientos negativos 
triunfan, cuando creas que la derrota se acerca, porque los pro-
blemas se agrandan y todo lo desfavorable cobra relevancia, 
entrégale tus pensamientos a Dios para que Él los cubra con Su 
manto de amor. Cuando venga a tu mente un mal pensamien-
to como “Dios no me quiere”, o “Dios me está castigando”, ora: 
“Señor, te envío estas ideas que aparecen en mi mente. Cúbre-
las con un manto de amor”. Busca Sus actos de bondad diarios 
y reposa tranquilo en la gracia divina.
ORAMOS JUNTOS:
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en 
misericordia para con todos los que te invocan (Salmo 86:5).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
78
ESTO TAMBIÉN PASARÁ
27
En una oportunidad, mi hija Dámaris oró: “Señor, ¿esta 
circunstancia a Ti te preocupa? ¿Te preocupa lo que a mí me 
está preocupando?”. A veces nos preocupamos por cosas que 
no tienen sentido, nos amargamos y hasta llegamos a generar-
nos una úlcera sin quererlo. Nos enfermamos por cosas que 
son temporales. Entonces, necesitamos cambiar el foco. Mi 
pregunta tiene que ser: “En esta situación que estoy viviendo, 
¿cómo crece Cristo en mí?”. Eso es lo importante. ¿Esta situa-
ción hace que Cristo crezca o hace que Cristo cada vez se achi-
que más dentro de mí? En esta situación, ¿veo a Cristo, estoy 
enfocada, enfocado, en lo eterno? Pablo dice que lo temporal 
se va a terminar, que tiene fecha de caducidad, lo que significa 
que ese problema, esa crisis, también pasará. 
Por eso, es tiempo de dejar de analizar cada detalle: “Mira 
la cara que me hizo, mira la expresión que tiene”. Incluso nos 
ponemos a debatir cosas que salen en la televisión y creemos 
79
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
que estamos haciendo un gran debate intelectual pero, en rea-
lidad, estamos hablando de cosas temporales. 
En todo tiempo, rodéate de gente que tenga en su boca a 
Cristo, que haga crecer a Cristo cada día, que te hable de cosas 
eternas. Enfócate en lo eterno. Ese conflicto, ese problema, esa 
circunstancia difícil que estás viviendo en esta época va a durar 
un tiempo, ¡pero nosotros tenemos al Cristo de la eternidad!
ORAMOS JUNTOS:
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el 
último (Apocalipsis 22:13).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
queel Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
80
UNO CON EL SEÑOR
28
Cada mañana, al despertar, podemos ser uno con el Señor 
o uno con las circunstancias. Es decir que, o nos unimos a Je-
sús, o a las preocupaciones que están envueltas con miedo. El 
papel con el que se envuelve la preocupación se llama miedo. 
El apóstol Pablo le escribió a Timoteo, que era muy joven, y le 
dijo: “Dios no nos ha dado un espíritu de miedo”. Eso significa, 
primero, que Dios es un dador. Dios da. A Él, le encanta dar. 
Por eso, nos dio a su Hijo. Dios, que es un Dios dador, dentro de 
todo el equipamiento que nos dio, nos entregó a nosotros, Sus 
hijos, un regalo para enfrentar la vida. Pero, dentro de ese equi-
pamiento, nunca puso como herramienta el miedo. Nos dio 
muchísimos elementos, pero el miedo no es una herramienta 
que nos haya dado a Sus hijos. 
Podemos considerar miles de opciones para resolver con-
flictos. Tú tienes una armadura completa para enfrentar los 
conflictos, pero nunca el Señor te dijo: “Usa el miedo para en-
frentar esta situación”. El miedo no es una herramienta divina. 
81
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Y, si no lo es, le pertenece al enemigo. La única y fundamental 
arma que tenemos los hijos de Dios para enfrentar las dificul-
tades es Su Palabra. 
Cada vez que tú quieras enfrentar un hecho con miedo, 
estás usando una herramienta que no viene de parte de Dios. 
¿Por qué el enemigo quiere que uses el miedo? Por ejemplo, 
tienes que participar en algún evento, o hacer un negocio, y 
aparece el miedo. Tú escogiste esa opción. ¿Por qué? Porque el 
enemigo tiene como objetivo que no camines en La Palabra, 
él quiere distraerte con miedo porque no quiere que avances. 
Así hace que pierdas el interés en esa situación que te da tanto 
miedo y digas: “¿Viste? En realidad, yo no quería hacer eso. No 
importa, lo dejo para más adelante. No tengo tanto apuro”. En-
tonces no avanzas porque el miedo hace que pierdas el interés 
en ese proyecto. 
El miedo quiere mantenerte lejos de la bendición y que te 
pares en la incertidumbre. Pero nosotros no estamos parados 
en la incertidumbre, sino en Su Palabra. Y La Palabra de Dios 
es seguridad y nos guía, nos dice: “Esto es así”. Lo que el Señor 
promete en Su Palabra, Él lo cumple. ¡Gloria al Señor!
82
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
ORAMOS JUNTOS:
En el día que temo, yo en ti confío (Salmo 56:3).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
83
UNO CON SU PALABRA
29
El miedo y la incertidumbre no son lugares en los que nos 
paramos los hijos de Dios. En La Palabra encontrarás la solu-
ción a tu problema. Entonces, ¿qué hacer para combatir ese 
miedo que te paraliza y seguir creciendo? Lees La Palabra y di-
ces: “Este pasaje es genial, qué bien que me hizo”. Y ahí mismo 
La Palabra se transforma en tu “maestra”, pues te enseñó algo. 
Ahora, si es maestra de tu vida, puedes decidir si seguirla o no. 
Pero, en este caso, no te sometiste a La Palabra, solo la conside-
ras algo lindo. “¿Sabes lo que aprendí? Que el tiempo es corto”, 
expresas y ya está. Tienes un concepto más. 
Sométete a La Palabra porque, si no, Ella terminará siendo 
un buen consejo y nada más. La lees, la escuchas, te encanta y 
te inspira, pero es como cualquier otro libro que leas y te pueda 
inspirar o como cualquier frase que encuentres en las redes.
Veamos este ejemplo que luego podrás implementar en 
tus circunstancias. Supongamos que tengo una deuda y siento 
84
y c e r r a d a l a p u e r t a . . .
miedo porque es importante y hay un límite de tiempo para 
pagarla, pero aún no tengo todo el dinero. La Palabra dice que, 
si el Padre nos dio al Hijo, ¿cómo no nos dará con Él todas las 
cosas? Si La Palabra es solamente mi maestra, diré: “Qué bue-
no, sí, yo lo creo”; pero, si La Palabra es mi Señor, me someteré y 
caminaré en Ella. ¡Dios nos entregó un espíritu de poder, de amor 
y de dominio propio!
Todos los días yo sé que estoy sometida a La Palabra hasta 
que se cumpla en mi vida porque es Palabra de Dios y se tras-
formó en Señor de mi vida. Entonces, solo me muevo en La 
Palabra que es Señor de mi vida. 
Las circunstancias quieren ser una contigo, pero tú no te 
unirás a ellas, sean lindas o sean feas; solamente te unirás a Su 
vida. “Yo soy el Señor de tu vida, soy tu Maestro, pero también 
soy tu Señor. No tengas intereses divididos”, dice Dios. Él nos 
ha llamado a estar en paz con Él y a ser uno con Él en intimidad.
¿Estás dispuesto, dispuesta, a moverte solo por Su Palabra? 
85
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
ORAMOS JUNTOS:
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella 
gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese (Juan 17:5).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
86
DIOS VIVE EN MÍ
30
¿Te preguntaste alguna vez dónde vive Dios? Dios vive en 
nuestro espíritu. Por eso, necesitamos saber cómo relacionar-
nos íntimamente con Él. Tal vez te preguntes cómo tienes que 
hacer para que el Señor Jesús, que murió, resucitó y nos trae 
la salvación, viva en tu corazón. La respuesta es: pidiéndole 
a Jesús que entre en tu corazón, haciéndole un lugar en tu es-
píritu para que entre allí y el Espíritu de Dios viva dentro de 
ti. Porque, desde dentro, Él provoca los cambios hacia afuera. 
Cuando Jesús se introduce en nuestra vida, le damos permiso 
o autorización para que, desde adentro, lleve a cabo la transfor-
mación necesaria. Cuando esto ocurra, todo lo demás (el alma, 
el cuerpo e incluso nuestras relaciones interpersonales) tam-
bién será transformado. Si nunca hiciste una oración de entrega 
a Jesús, te invito a que ores conmigo: “Señor Jesús, te pido que 
vengas a vivir en mi espíritu. Te hago lugar porque quiero Tu 
vida, ¡la necesito! Hoy te declaro mi Señor y todo lo que haga a 
partir de ahora me va a salir bien. En el nombre de Jesús, amén”. 
87
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
Cristo te dará sabiduría para resolver los conflictos y te marcará 
el camino por el que debes ir. ¡A partir de hoy disfrutarás de Él!
ORAMOS JUNTOS:
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios 
permanece en él, y él en Dios (1 Juan 4:15).
Pon un instrumental y comienza a adorar con lo 
que el Espíritu te guíe, y espera en Él hasta ser atraído 
por Su presencia…
88
¿QUIÉN ERES?
31
¿Quién eres? ¿Cómo te ves a ti mismo, a ti misma? Estas 
preguntas son muy interesantes y es necesario que podamos 
formularlas. ¿Por qué? Porque la gente siempre quiere saber 
quién eres. Cuando te presentas en un trabajo, concurres a una 
reunión o te unes a un equipo, siempre te preguntan: “¿Quién 
eres?”, para ver si la definición que das coincide con lo que están 
viendo, si eres algo más de lo que dices, si pueden confiar en ti, 
si ocupas un lugar de importancia, si tienes dinero, si te pueden 
pedir o dar algo, etc. 
Y no solo la gente quiere saberlo, también el enemigo nece-
sita que te definas. ¿Para qué? Para decidir qué ataque efectua-
rá sobre tu vida. El arma que usará para atacarte depende de 
cómo te definas a ti mismo. Además, el enemigo necesita que 
te definas para confundirte y alejarte de lo que verdaderamente 
eres, o modificarte o persuadirte a que seas lo que no eres. Este 
es el trabajo que él hace con la identidad. Por eso, hay tantas 
89
Y C E R R A D A L A P U E R T A . . .
personas con problemas de identidad que no saben quiénes son 
ni cómo definirse. 
Pero el Señor no necesita que te definas, Él sabe perfecta-
mente quién eres.
¿Sabías que Dios te ve completo, terminado? El Padre te ve 
a través de Jesucristo y Él dijo en la cruz: “La obra ya está com-
pleta”. Esta es la razón por la que Dios te ve terminado. Cristo 
hizo la obra, lo cual quiere decir que nosotros caminamos en 
la eternidad. En Él somos amados, pues somos Sus hijos y no 
tenemos

Continuar navegando