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5 61 Revista de la Taula Veïnal d'Urbanisme de BARCELONA Turismofobia: cuando el turismo entra en la agenda de los movimientos sociales Claudio Milano Membre de l'Ostelea School of Tourism & Hospitality i Turismografias Barcelona no está sola. Los movimientos políticos anti-turistas de Berlín, el alerta de las asociacio- nes vecinales en Lisboa, las concentraciones en las islas Baleares, el llamado síndrome de Venecia, la propuesta de zonas de trafico limitado de turistas en algunas ciudades italianas, la irritación con los turistas chinos en Hong Kong, Tailandia y Camboya y, por último, las protestas contra el aumento de los alquileres y la especulación entorno a los pisos turísticos en ciudades como New Orleans y Toron- to, abren nuevos escenarios sobre lo que George Doxey en los años ‘70 deinía como el índice de irritabilidad turística. El turismo necesita seguridad para que tenga lugar. Bajo este presupuesto, los movimientos sociales podrían representar un fenómeno anti-turístico. En las últimas décadas, el fenómeno turístico y los movimientos sociales han convergido y produci- dos espacios de apropiación recíproca. Los movi- mientos, en su mayoría, estuvieron interesados en las luchas contra la precariedad laboral, los servi- cios sanitarios, la exclusión social y la elitización y privatización del sistema escolar y educativo. Sin embargo, en la actualidad, en determinados con- textos urbanos éstos han acabado focalizando sus reivindicaciones sobre el turismo y su, a veces, ex- cesiva presión sobre el tejido social local. En los últimos años, los movimientos sociales y el turismo han empezado a tener una relación muy cercana. Por un lado, bajo ciertas circunstancias, los movimientos sociales han sido redeinidos y/o utilizados por la industria turística que se ha apro- piado de sus luchas para mercantilizar lugares-tes- tigo de movimientos socio-históricos importantes, convirtiéndolos en atractivos turísticos y, por otro lado, algunos de estos movimientos -sobre todo algunas ONGs- han fomentado directamente la movilidad turística. Así, los mismos movimientos sociales y/o lugares- testigo de movimientos sociales han adquirido un valor estético y turístico. Algunos ejemplos pueden ser el Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King en Washington (EE.UU), el Mu- seo de la Revolución en La Habana (Cuba), las rutas zapatistas y el turismo revolucionario en México o las hordas de curiosos turistas que presenciaban los acontecimientos durante el 15M en Plaza Cata- lunya (Barcelona) y el Puerta del Sol (Madrid) en el 2011. Por otra, los movimientos sociales han impul- sado ciertas formas de turismo a través de aquello que se ha venido en denominar “nuevos turismos” o “turismo a la carta”, como el turismo voluntario y el turismo solidario. Desde la entrada del turismo en la agenda política de las ONGs, muchos proyectos de desarrollo han estado vinculados al fomento de la movilidad de turistas/voluntarios en países como Cuba, Brasil, Nicaragua, Palestina, Sahara Occidental, Grecia y Camboya entre otros. En paralelo, en las últimas décadas el turismo ha entrado con fuerza en la agenda de los movimien- tos sociales. Desde la década del 2000 hemos empezado a encontrar, en el ámbito del Estado español, las primeras publicaciones en periódicos y revistas divulgativas que alertaban de una rela- ción que comenzaba a mostrarse como problemá- tica. Ahora bien, a mediados de la década siguien- te la situación ha acabado por extenderse a otros destinos turísticos –sobre todo urbanos-, de for- ma que los recientes acontecimientos en la ciudad de Barcelona nos ofrecen un espacio de relexión y debate ideal sobre un fenómeno que cada día afec- ta a más aspectos de nuestra cotidianeidad. KAUÊ OLIVEIRA ABTS Acció STOP #aBúsTurístic contra el model turístic de Barcelona 7 81 Revista de la Taula Veïnal d'Urbanisme de BARCELONA En el año 2010, la revista Hosteltur publicó un es- tudio sobre la turismofobia que, si bien alertaba de esta creciente intolerancia a lo que Turn y Ash (1991) llamarían “hordas doradas de turistas”, tam- bién la presentaba como un riesgo y un obstáculo para el turismo corporativo y las nuevas oportuni- dades de negocio. El entonces Primer Teniente de Alcalde de la ciudad y concejal de Turismo, Jordi William Carnes, recordaba que: “el visitante pide lugares en buen estado de conservación, lo que implica un coste para la ciudad. Y al mismo tiempo la gente que vive allí también tiene que sentirse beneiciada por el turismo, en lugar de verlo como siempre genera impactos, positivos o negativos dependiendo de las diferentes narrativas de los actores en cuestión. Al hablar de turismo soste- nible podría resultar más realista y acertado usar términos como turismo de bajo impacto, esto es, considerar los efectos más inmediatos que depen- den de prácticas concretas, minimizado aquellos considerados negativos. Esta nueva referencia re- sultaría más práctica, real y útil a la hora de poner en marcha acciones destinadas a reducir los efec- tos negativos del turismo. De este modo, la apropiación del discurso turístico por parte de los movimientos sociales barcelone- ses abriría nuevas perspectivas de análisis sobre modelos alternativos. La capital catalana, así como otras ciudades turísticas, puede alimentar- se de turismo sin tener que vivir para el turismo, y convertirse en ejemplo de una forma de pensar las ciudades como espacios tanto para los que las viven, como para quien las visiten. Así, este repen- sar la ciudad tendría que, obligatoriamente, evitar los desequilibrios entre unos turistas de primera y unos ciudadanos de segunda, algo que solo oca- sionará rechazo contra la movilidad turística, de la misma forma que la xenofobia genera rechazo ha- cia la movilidad migratoria. Así, como nos sugiere Néstor García Canclini (2006), pretender huir de una incomodidad”. Esta orientación hacia las nece- sidades de los turistas y del mercado turístico bar- celonés ha acabado llevando la situación a lo que Doxey llamaba la “fase de antagonismo”. En Barcelona, la fundación del ABTS (Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible), es un ejem- plo emblemático de lo mencionado anteriormente: El turismo como referente de la agenda política y como eje principal de las reivindicaciones vecina- les y de los movimientos sociales barceloneses. El 1er Fórum Vecinal sobre Turismo (critica, análisis y propuestas) celebrado durante los días 1 y 2 de ju- lio de 2016, y organizado por el ABTS, ha abierto el debate sobre la presión turística y, especíicamen- te, sobre algunas prácticas conlictivas centradas en el uso de la vivienda y el espacio público, las al- ternativas económicas a la industria turística y al conlictivo turismo y turistas de crucero. ¿Cómo se ha llegado a esto? ¿Acaso no era el tu- rismo un pasaporte para el desarrollo, tal y como nos sugería Emmanuel de Kadt a inales de los ‘70? Este momento socio-histórico de intolerancia po- dría explicarse a nivel teórico desde varios puntos de vista. Las recientes publicaciones sobre estas temáticas, en diferentes contextos europeos e in- ternacionales, abren un joven campo de investiga- ción y de relexión que va más allá del mero estu- dio sobre los impactos turísticos. Las resistencias ciudadanas contra la presión turística suponen un novedoso espacio de debate sobre un monoculti- vo turístico sembrado y cosechado por parte de los organismos públicos, y que afecta a los mismos turistas. Asimismo, nuevas relexiones acerca de las incomodidades que el turismo ha generado con respecto al derecho a la vivienda, el encarecimien- to del suelo y la masiicación turística. El lema “decrecimiento turístico”, que no tiene que ser entendido como sinónimo de decrecimiento económico, parece ofrecer soluciones alternati- vas al monocultivo sembrado en muchos destinos urbanos. Hablar de desestacionalización, desloca- lización o descongestión hanresultado estrate- gias poco eicaces y que no han resuelto el proble- ma de raíz. El decrecimiento turístico, sinónimo de limitación de inanciación pública al sector turísti- co y de regulación de las licencias hoteleras y de los pisos turísticos, impulsa nuevos escenario de análisis, debate y propuestas en busca de cierta sostenibilidad de las prácticas turísticas. Sin em- bargo, hablar de sostenibilidad turística o turismo sostenible podría resultar quimérico. El turismo la conlictiva complejidad turística es tan ilusorio como imaginar resolver la cuestión de la migración levantando muros en las fronteras, o la inseguri- dad urbana atrincherándonos en barrios cerrados y blindando los coches. El reto está en pasar de la protesta a la propuesta. En este sentido, el pasa- do 1er Forum sobre Turismo del ABTS abre nuevos escenarios de debate vecinales para proponer al- ternativas a la semilla turística sembrada hasta la fecha. Bibliografía Doxey, George (1975) A causation theory of visi- tor-resident irritants, methodology and research inferences. The impact of tourism. En Sixth Annu- al Conference of the Travel Research Association, San Diego, USA. García Canclini, Néstor (2005) Turismo Cultural: Paranoicos Vs. Utilitaristas (La Vanguardia, 8 agosto 2005) Turner, Louis y Ash, John (1991) La horda dorada: el turismo internacional y la periferia del placer. En- dymion, Madrid. JOSE MANSILLA ABTS Graiti antiturístico de la Rambla del Poblenou, Barcelona Pancarta contra los pisos turísticos en la Barceloneta
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