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Robótica y tecnología como soporte a la discapacidad Alícia Casals Centre de Recerca en Enginyeria Biomèdica Universitat Politècnica de Catalunya alicia.casals@upc.edu Abstract La tecnología es sin duda una parte esencial en todo lo que hace referencia a la asistencia y la salud y va estando más y más presente en el diagnóstico, tratamiento, monitorización y supervisión, así como en investigación. Asimismo, va teniendo una gran incidencia en la prevención y cada vez más también en estudios de seguimiento post tratamiento. La robótica y las tecnologías asociadas aplicadas al soporte a la discapacidad, las ayudas técnicas, se orientan ya sea a asistir o rehabilitar. En el primer caso, proporcionando autonomía, en el segundo mejorando las condiciones de trabajo del profesional de la asistencia e indirectamente ayudando a proporcionar un mejor servicio al usuario final. Introducción La tecnología es sin duda una parte esencial en todo lo que hace referencia a la asistencia y la salud y va estando más y más presente en el diagnóstico, tratamiento, monitorización y supervisión, así como en investigación. Asimismo, va teniendo una gran incidencia en la prevención y cada vez más también en estudios de seguimiento post tratamiento. La tecnología engloba un amplio campo del conocimiento, implicando disciplinas que van des de la biotecnología o la química hasta el contexto de las cada vez más mencionadas STEM (Science, Tecnnology, Engineering and Mathematics). La figura 1 muestra la interacción entre las diferentes disciplinas involucradas en el desarrollo de tecnologías médicas y en su campo de aplicación. Desde el punto de vista asistencial, las personas necesitan a lo largo de la vida una asistencia que no siempre puede ser suplida por la medicina y los cuidados asistenciales personales, por lo que va cobrando más y más peso en el ámbito médico y asistencial el uso de la tecnología. En concreto, en el ámbito de la discapacidad, ya sea por enfermedad, traumatismo, disfunciones motoras o sensoriales o las limitaciones que comporta también la edad, la tecnología constituye una herramienta para aumentar el grado de autonomía personal o para contribuir a la asistencia, ya sea como soporte a la vida diaria o en procesos de rehabilitación o de tratamiento y recuperación. En el ámbito de la robótica y las tecnologías asociadas aplicadas al soporte a la discapacidad las ayudas técnicas se orientan ya sea a asistir o rehabilitar, y el destinatario es en general la persona con discapacidad, ya sea de forma directa o a través del soporte tecnológico al propio asistente. En el primer caso, proporcionando autonomía, en el segundo mejorando las condiciones de trabajo del profesional de la asistencia e indirectamente ayudando a proporcionar un mejor servicio al usuario final. Discapacidad y tecnología Puesto que los grados de discapacidad son tan diversos, no solo por su tipología sino también por el nivel de severidad, se plantearán las posibles ayudas que van des de simples dispositivos de asistencia personal, a completos sistemas robóticos con grados muy diversos de complejidad. Según el tipo de asistencia, se pueden clasificar estas ayudas según aborden discapacidades motoras, cognitivas, visuales o auditivas. Este artículo se refiere básicamente a la asistencia robótica en los dos primeros campos dando unas pinceladas sobre otras tecnologías asociadas a las deficiencias sensoriales. Entre estas ayudas se puede hablar de tecnologías aumentativas, tecnologías para la rehabilitación o para la asistencia personal para conseguir el mayor grado posible de autonomía. Fig. 1 Visualización de la multidisciplinariedad y aplicaciones en el ámbito de las tecnologías médicas Tecnología y robótica como soporte a personas con discapacidades motoras Un primer nivel de asistencia lo constituyen las llamadas ayudas técnicas, de interés cuando la discapacidad limita la realización de tareas que requieren una determinada destreza o capacidad de alcance. Estas ayudas van desde la adaptación de utensilios cotidianos a la del diseño de utensilios específicos para desenvolverse frente a distintas necesidades. Entre los primeros pueden mencionarse adaptadores de sujeción o manipulación de utensilios del hogar para compensar la falta de destreza en la manipulación de objetos, como pueden ser utensilios adaptados para facilitar el agarre (cubiertos, enchufes, cerrojos…), adaptadores del entorno alargadores para minimizar el movimiento limitado del usuario (calzador, pinzas, …), adaptadores para el uso de equipos informáticos (teclados, ratón…). También cabe mencionar los dispositivos específicos para funciones de la vida diaria, ya sea vestirse, aseo personal, preparación de comidas u otras actividades de ocio o descanso, así como los dispositivos de ayuda a la movilidad, ya sean sillas de ruedas, muletas, o caminadores, o sistemas de transferencia tipo grúa. En este mismo nivel se pueden mencionar los productos de ortopedia que facilitan la movilidad de las diferentes articulaciones que puedan estar afectadas. En esta línea la tecnología permite diseñar y producir elementos ortésicos, dispositivos externos que aplicados al cuerpo refuerza los aspectos funcionales, cada vez más ligeros con movimientos más suaves y con mejor capacidad de adaptarse a las extremidades. Estas funciones son la movilidad autónoma o el soporte a la rehabilitación. O también las prótesis, dispositivos orientados a sustituir algún miembro, para restituir, aunque sea parcialmente, sus funciones. En ambos casos, los primeros dispositivos pasivos han ido dando lugar a sistemas actuados, que son propiamente robots adaptados o concebidos para estas necesidades y así proporcionar una mayor autonomía. La domótica concebida inicialmente para aportar comodidad y ahorro energético en viviendas y edificios en general ha potenciado la tecnología que lógicamente también es aplicable a personas con limitaciones motoras o cognitivas que pueden llegar a controlar el entorno, o a hacerlo con menos esfuerzo. En este caso la tecnología se basa en elementos sensores (de nivel de iluminación, temperatura, movimiento, humo…) para accionar los correspondientes dispositivos (persianas, calefacción, luces, alarmas…). Sin duda estos avances constituyen una aportación muy significativa a la autonomía personal, aunque desgraciadamente a menudo chocan con los costes económicos que pueden no ser asumibles para los usuarios que más lo necesitan. Su extensión a lo que sería la robótica ubicua, consistiría en la adaptación de los distintos entornos de la casa, con automatismos más sofisticados, pequeños y simples brazos robots distribuidos, que harían las funciones básicas, como alternativa al uso de un único robot más sofisticado. Actualmente algunas cocinas robotizadas en esta línea están encaminadas a aplicación más en el sector industrial y con equipos dedicados a tareas específicas, mezclar, cortar, … Los automatismos del hogar se complementan también con múltiples artilugios, sobre todo en el entorno de la cocina, para facilitar acciones, actualmente llamados robots, con capacidades de medir cantidades, temperatura, controlar tiempos, y algunas acciones motoras. A otro nivel se encuentran los sistemas robóticos, en sus diferentes modalidades que van desde dispositivos de asistencia que gracias a la tecnología se han ido “robotizando”, hasta sistemas robóticos concebidos inicialmente como tales para el tipo de asistencia requerido, aquí se distinguirán los robots específicos orientados a una determinada aplicación (dar de comer, aseo personal…), robots portables (o vestibles) o exoesqueletos, prótesis, robots móviles y hasta los robots personales que van desde un simple muñeco con la función de hacer compañía, hasta un complejo humanoide, de asistencia más completa. En este contexto, remarcarque la robótica en este campo sigue siendo incipiente, ofreciendo muchas expectativas, aunque todavía limitadas realidades. Se expone pues los robots según su campo de aplicación, como robots de asistencia tipo: robot externo, asistente personal; o robots incorporados al propio cuerpo como prótesis u ortesis. En cuanto a los robots de asistencia a la movilidad, se mencionan los caminadores, los robots portables exoesqueletos (ortesis) y los robots de rehabilitación, ya sea externos o portables. Robots personales El robot personal asistencial, en su versión más elemental será un brazo auxiliar que manipula los elementos del entorno para acercarlos al usuario según la necesidad. Un ejemplo de robot específico es un brazo especializado en dar de comer, que efectúa una tarea repetitiva controlable por el usuario a petición cada vez que debe acercarse el cubierto con la comida a la boca desde el plato o bandeja convenientemente preparados. En base a un automatismo que generará unos movimientos programados que se adapten a medida que la bandeja se va vaciando, es preciso definir la interfaz de usuario para que se pueda escoger el tipo de alimento (si hay varios) y el momento en que se realiza la siguiente transferencia, al ritmo deseado. Un robot más multifuncional será el que pueda acercar objetos al usuario, también a petición, ya sea en un entorno de trabajo o en un entorno doméstico, y efectuar algunas acciones programadas pero comandadas a voluntad por el usuario (aseo personal, acercar objetos, asistencia en acciones como el vestirse, etc.) aunque actualmente a un nivel de actuación muy limitado. En esta línea, cabe mencionar tanto el concepto de robot fijo como los robots sobre base móvil, ya sea ruedas o piernas, u otros mecanismos, que tienen la capacidad de desplazarse y por tanto ofrecer una mayor capacidad y variedad de asistencia. La figura 2 muestra el robot: Care-O- Bot, un referente en este ámbito, que se enmarca en el concepto semi humanoide al tener estructura de dos brazos sobre un cuerpo de base móvil. En sus diferentes versiones ofrece diferentes tipos de servicios, mientras la versión 3 en la figura es servicio personal, la versión 4 es un asistente de cocina. Fig. 2 Care-O-bot 3, de Fraunhofer Institute, IPA. Robots portables y prótesis Bajo el nombre de robots portables, o vestibles, se encuentran los exoesqueletos y también se consideran en este artículo las prótesis. En un caso sobre la extremidad del usuario, en el otro integrado en la propia extremidad, sustituyendo la parte inexistente o perdida. Exoesqueletos Como función opuesta a la férula, que es un elemento que ayuda a inmovilizar un miembro, o incluso los dedos para facilitar la recuperación en caso de accidentes de traumatología o en caso de sufrir alguna patología del sistema músculo esquelético que así lo exige, el exoesqueleto es un dispositivo robótico que se ajusta a la anatomía del usuario para o bien asistir en el proceso de rehabilitación o como asistencia a la movilidad autónoma. Como ocurre en general en el ámbito de asistencia a la discapacidad, los grandes avances se han producido en el mercado de los exoesqueletos tipo “aumentativos”, concebidos para proporcionar un refuerzo sobre la propia fuerza del usuario, en aplicaciones tipo industriales, o bomberos que se desplazan con equipos pesados y desgraciadamente también como asistente a robots soldado; casos en que la tarea a realizar comporta desplazarse o realizar movimientos soportando cargas importantes. El objetivo es que la fuerza bruta la realice el robot y libere a la persona de realizar tales esfuerzos para poder efectuar su trabajo de forma más cómoda, sin sentir la fatiga física. De esta forma, la persona realiza el control volitivo del movimiento, de desplazamiento de cargas, etc., mientras que el esfuerzo físico lo realiza el robot. Cuando el robot tiene la función de rehabilitar, el control del exoesqueleto ya no pasa únicamente por amplificar el esfuerzo a partir de la intención de movimiento del usuario; en este caso también se requiere un control complejo que exige por una parte una interfaz de usuario capaz de interpretar su voluntad y sus capacidades, y por otra generar las estrategias de control seguro que permita realizar el movimiento esperado según un criterio predeterminado condicionado por el ejercicio rehabilitador. Entre las estrategias de control, que deben adaptarse a la necesidad del usuario según su grado y tipo de discapacidad motora se pueden distinguir varios modos de operación: a) el robot realiza el ejercicio dado que el usuario no tiene capacidad de realizar los movimientos involucrados en la acción, en este caso, el usuario únicamente indica de algún modo la intención de inicio mediante la interfaz que se ajuste a sus posibilidades, b) el robot amplifica la acción y esfuerzo del usuario para que la acción se ajuste a la tipología del movimiento esperado según modelos de movimiento previamente definidos y la propia acción del usuario, c) el robot se opone al movimiento del usuario para que éste tenga que esforzarse dentro de sus límites, que deben ser interpretados continuamente, para conseguir una rehabilitación efectiva adaptada a sus capacidades. En los casos de discapacidad muy severa, como problemas neurológicos que impiden al usuario mantener el equilibrio o incluso soportar su propio peso, el sistema robótico, además del exoesqueleto puede comprender un sistema de soporte con arneses, que incluye compensación de peso, así como sincronizar el movimiento del robot con una cinta de caminar, lo que constituye un sistema completo de rehabilitación. Estos sistemas suelen llevar asociado un sistema de realidad virtual para hacer más motivadora la rehabilitación, los llamados juegos serios o gamificación, cuya dinámica se ajusta a la contribución del usuario al ejercicio a realizar de manera que estimule al esfuerzo físico o de coordinación, siempre controlando que el grado de dificultad del juego varíe, de modo que se evite llegar a la frustración por no conseguir los resultados esperados o que no resulte demasiado fácil, lo que limitaría el progreso de rehabilitación. Para ello deben ajustarse continuamente los parámetros que determinan la dificultad del ejercicio, acorde con las posibilidades del usuario. En el caso de asistencia, el objetivo es la ejecución de una acción determinada, como puede ser reproducir el patrón de la marcha para soporte a la acción de caminar, o acciones como levantarse, sentarse o mantenerse en pie en equilibrio en el caso de asistencia (miembros inferiores), o incluso la realización de determinadas acciones de asistencia a la vida diaria como acercar un objeto, ayuda a vestirse o aseo personal, entre otros (miembros superiores). La figura 3 muestra un exoesqueleto de miembros inferiores, realizando un ejercicio de levantarse, desde la posición sentado. Si la rehabilitación mencionada no tiene porque pasar por la reproducción exacta del movimiento concreto en cada articulación, el movimiento puede ser asistido por uno o más brazos externos que sujetando la extremidad por un punto (o más) realice el movimiento global esperado del miembro, no tanto articulación a articulación. Seria el caso de hacer ejercicios de brazo o pierna, sujetando al usuario por la muñeca o el tobillo respectivamente y guiando su movimiento. La figura 4 muestra una cinta de caminar adaptada, mediante la adición de dos brazos robóticos que guiando los pies del usuario le hacen reproducir el patrón de la marcha. Aunque la robótica ofrece esta visión muy prometedora, hay que ser prudentes en las expectativas puesto que existen muy limitados sistemas actualmente, son de muy elevado coste y cubren todavía una muy limitada gama de asistencia y rehabilitación. Es pues importante ver el coste-beneficio de la tecnología en cada caso, entendiendo por coste, no solamente eleconómico, sino también la servidumbre que en algunos casos comporta (dimensión, peso, necesidad de aprendizaje o desplazamientos al centro de rehabilitación). En la elección y según las expectativas cabe también tener en cuenta la aplicación y el grado y tipo de discapacidad. Fig. 3 Visualización de un proceso de “levantarse” mediante el soporte de un exoesqueleto que comporta varias fases de control que conllevan el reparto requerido de esfuerzos en cada articulación. Prototipo desarrollado en la UPC. Fig. 4 Sistema robótico de rehabilitación de la marcha mediante brazos robots de actuación sobre el pie del usuario, sincronizado con la velocidad de la cinta y el juego serio para motivar al usuario. Prototipo desarrollado en la UPC. Prótesis Cuando la discapacidad es debida a la falta de un miembro, o parte de él, el robot no solo restituye la funcionalidad del miembro, sino que lo sustituye. La incorporación de un robot, con estructura de mano, brazo y mano, pie, tobillo, pierna o únicamente dedos, supone un reto en muchos sentidos. El objetivo final es que el usuario sienta la prótesis como parte de su propio cuerpo, para conseguir una funcionalidad total y efectiva. Un primer problema radica en la gran diversidad de nivel de amputación, o parte del miembro inexistente. Ello marca la propia arquitectura de la prótesis y su integración al cuerpo. Un segundo problema radica en la interacción con el usuario para su control volitivo de forma natural que actualmente se enfrenta a las todavía muy limitadas prestaciones de las interfaces neurológicas basadas en electromiografía o electroencelografía, dificultado además por la diversidad de respuesta neurológica de los distintos usuarios. La diversidad lleva lógicamente a que un diseño estándar sea imposible y por tanto se requiere un alto nivel de personalización del dispositivo, lo que dificulta su universalización. Por otra parte, para su control se requiere un esfuerzo de aprendizaje de uso por parte del usuario. Actualmente las prótesis ampliamente utilizadas, lejos de este objetivo, son las prótesis pasivas, sin actuadores, o las prótesis mioeléctricas aún con muy limitadas prestaciones. Estas prótesis interpretan la intención del usuario mediante electrodos ubicados sobre la piel del miembro residual, que adquieren la señal transmitida por los nervios al músculo para su actuación. Su uso exige un esfuerzo importante de aprendizaje y proporcionando todavía limitados movimientos que llevan en muchos casos a desestimar su uso. El coste es también una barrera importante, en muchos casos totalmente limitativa. Los estudios en el uso de las señales encefalográficas, es decir, a partir de las señales captadas por electrodos situados en la cabeza, apuntan hacia el control más directo a partir de la voluntad del usuario, que, aunque más potente, todavía presenta mayores dificultades de interpretación fiable que el control electromiográfico. El camino hacia la prótesis ideal antes mencionada pasa por el progreso de múltiples tecnologías. Ello se debe a que hay que combinar el diseño, los componentes mecánicos, electrónicos e informáticos de manera que el volumen, el peso, la respuesta del control (fiable, suave, seguro…), la autonomía y la estética permitan que la prótesis tenga un aspecto y operatividad natural durante adecuados periodos de tiempo, sin necesidad de recarga o mantenimiento. Estas tecnologías pasan por los avances en los materiales, los actuadores, las baterías, los sensores y arquitecturas mecánicas y de control más eficientes. Entre los progresos en materiales cabe mencionar la tendencia hacia la llamada robótica blanda, por estar constituida por materiales blandos y flexibles. La impresión 3D tiene un papel muy importante y permite la adaptación al usuario y por tanto una mayor personalización del producto (en medida o forma según la parte de miembro a restituir). La miniaturización tanto de componentes mecánicos, electrónicos o sensores hace que se avance en la capacidad de integrarlos en la prótesis y aumentar sus capacidades para percibir esfuerzos, movimiento (posición, velocidad, aceleración) para el control directo de actuación, así como otros sensores como deslizamiento o temperatura para poder tener un control reactivo ante situaciones de riesgo (caída de objetos, quemaduras…). El avance en baterías, cada vez con mayor capacidad de carga y reducción de tamaño y peso, e incluso en algunos casos flexibles para adaptarse a la forma del elemento a controlar, juntamente al menor consumo de los componentes electrónicos y de actuación, aunque todavía lejos de lo esperado, hacen más viable su operatividad. Asimismo, otro reto pasa por conseguir actuadores con mejor rendimiento, menor tamaño y más silenciosos, para permitir un comportamiento aceptable para el usuario. Finalmente, la actuación eficiente requiere disponer de un control “cognitivo”, capaz de aprender para hacer realmente eficiente la gran complejidad que supone el control de todos los posibles movimientos y actuaciones. En el caso de prótesis de mano en la manipulación y actuación, en prótesis de miembro inferior, equilibrio, balance, soporte del peso, etc. Ello lleva a utilizar algoritmos más inteligentes, basados en adquirir más y más datos del propio usuario o de modelos de actuación previamente definidos, y su procesado mediante técnicas de aprendizaje automático y así liberar al usuario de esfuerzos de adaptación que hasta el momento se ha demostrado que provocan en muchos casos el rechazo de la ayuda robótica. Y finalmente mencionar que, para una mayor integración de la prótesis, se avanza también en el estudio de implantación de los electrodos en el propio sistema nerviosos o el cerebro para adquirir una señal más fiable de la voluntad de usuario, aunque su carácter invasivo y las dificultades médico-tecnológicas hacen este avance muy lento y a menudo con resultados no satisfactorios. Robots de ayuda a la movilidad Los exoesqueletos mencionados anteriormente presentan serios problemas de control inteligente para un control fiable y seguro a voluntad del usuario cuando éste sufre de problemas neurológicos. Es por ello que su uso no tiene un horizonte próximo como ayuda a la asistencia a la movilidad en casos de discapacidad severa. En cambio, los sistemas más sencillos, tipo andadores, permiten mejorar sus prestaciones mediante su robotización. Un andador como el mostrado en la figura 5, en proceso de industrialización, ha sido robotizado para poder asistir de forma activa al usuario de forma activa para la marcha, adaptando su velocidad y respuesta a la mínima actuación del usuario sobre sus manillas, analizando el progreso de las piernas mediante visión u otras opciones. Estos andadores más evolucionados, o rodadores, abren posibilidades tanto para la asistencia a la marcha, aportando al usuario información para el guiado, o un sistema de comunicación más amplio tipo la que proporciona Siris o Google, así como para la monitorización y seguimiento de pacientes con patologías más severas para poder seguir más eficientemente su evolución y por tanto adaptar el tratamiento. Asimismo, dotar a este tipo de rodadores de capacidades de navegación autónoma también ha dado lugar a caminadores inteligentes de asistencia a personas con deficiencias visuales o ciegas. Fig. 5 Rodador, o caminador inteligente de asistencia a la marcha y monitorización de pacientes. Prototipo desarrollado en la UPC La robotización de sillas de ruedas, en la misma línea que el rodador constituye un campo de investigación y desarrollo en evolución para poder aportar una mayor autonomía a personas que puedan tener dificultad de control de las sillas robotizadas. La incorporación de tecnologías de navegación de vehículos, guiado de robots móviles, etc, aportan asistencia y seguridad al usuario de sillas de ruedas que buscan unamayor autonomía en entornos más amplios. Robótica y discapacidades cognitivas Un campo de la robótica asistencial que en los últimos años ha ganado mucha importancia es la llamada robótica social, con función tanto de acompañamiento, el robot de compañía, como de soporte a terapias en aspectos cognitivos. Desgraciadamente la soledad es un mal de nuestros tiempos que afecta sobre todo a personas mayores, pero también de forma notable en la infancia, debido a conflictos mundiales o a las grandes diferencias sociales. El concepto de robot de compañía surge de esta necesidad, y se inicia en Japón que desde finales del siglo XX se plantea la necesidad de acompañar a las personas mayores, especialmente en sociedades con un mayor grado de envejecimiento. Estudios sociológicos en esta línea han ido configurando las características de esta rama de la robótica, que lógicamente pasa por el diseño de robots de aspecto amigable. Estos robots ocupan un amplio rango de actuación, desde simples pequeños muñecos con un mínimo de elementos de actuación, o pequeños robots con anatomía de animal de compañía (o no), hasta robots humanoides con estructura parecida a la humana, de gran complejidad, aunque lógicamente concebidos para proporcionar un mayor grado de asistencia. Estos pequeños robots, mediante un aspecto humano o animal, constituyen un complemento o avance respecto a sistemas de interacción más mecánicos o informáticos, tipo mesas interactivas, juegos o directamente una pantalla como medio de comunicación o distracción. Es evidente el efecto que produce un animal doméstico por el afecto que despierta y compañía que proporciona. Así pues, un robot con apariencia humana o no, pero amigable, crea un contexto que facilita la interacción en muchos casos. Cuando la presencia humana asistencial puede crear cierto rechazo, como en el caso del autismo; o cuando la presencia humana implica una pérdida de intimidad, como ocurre cuando la asistencia requiere de una compañía permanente o de largos periodos de tiempo, o también si el tipo de interacción debe cumplir ciertos requisitos que pueden adaptarse a la evolución del usuario mediante una programación adecuada o aprendizaje automático, no tan eficiente con asistencia humana. En esta línea se conjuga la apariencia y la capacidad de programar el robot para un cierto tipo de actuación, ya sea simple compañía, asistencia, o terapia. Una simple actuación de abrir y cerrar los ojos o mover la cabeza como hace Paro, el robot foca, crea una empatía al usuario que comporta efecto compañía y afecto. La interacción con Aibo, el robot perro, imitando comportamientos de este animal, resulta también un acompañamiento. Papero, un muñeco con cierta apariencia humana que se desplaza sobre ruedas interacciona mediante comunicación oral es un ejemplo de robot que puede programarse para compañía i/o como recordatorio de acciones a realizar a personas que viven solas. Robots tipo muñeco de apariencia infantil como NAO con brazos y piernas se usa como terapia frente al autismo, o como estímulo psicomotor en la realización de ejercicios por imitación, ya sea mediante porque mediante sus cámaras es capaz de imitar el movimiento del usuario, para que éste se vea reflejado en el robot, como al revés, realizando ejercicios programados para que los repita el usuario. En esta línea, Peeper también un pequeño humanoide, pero sobre ruedas está dotado de una pantalla que amplía la forma de comunicación con el usuario, figura 6. Estos son robots de coste razonable, actualmente en estudio y ya en aplicaciones prácticas efectivas como robots ya comerciales. En esta misma línea existen numerosos robots de uso hospitalario con base móvil y dotados ya sea de una cara o de una pantalla, que puede mostrar una cara o cualquier tipo de comunicación, ya sea visión directa de otra persona o aportando información clínica. Son también considerados robots sociales al hacer funciones de compañía o asistencia. Un paso más es el robot humanoide, pero de un avance muy lento debido a las dificultades de avanzar en sistemas más y más inteligentes con funciones esperables equiparables a las de una persona. Objetivo más lejano, más ambicioso y que por su coste se justifica únicamente en situaciones especialmente exigentes. Fig. 6 Robot Peeper, robot social, de SoftBank Robotics Tecnología y discapacidad sensorial Unas breves notas sobre la tecnología robótica aplicada a la asistencia a personas con discapacidades sensoriales se referirán a las deficiencias visuales o ceguera y a las deficiencias auditivas. En el campo de las deficiencias visuales, se puede hacer un paralelismo con la mencionada robotización de los caminadores, en este caso referidas al bastón. El bastón de invidente, comúnmente un simple bastón que facilita la movilidad por la percepción directa del contacto del bastón con el suelo también encuentra posibilidades de mejora de prestaciones gracias a la tecnología. La incorporación de sensores de distancia, tipo ultrasonidos o sistemas de visión basados en láser permite percibir obstáculos e incluso agujeros o escaleras a cierta distancia y transmitir esta información al usuario ya sea oralmente, aunque interfiriendo con la percepción acústica del usuario, o mediante vibración en la empuñadura que puede transmitir distintos tipos de mensaje. Un paso más es el robot con funciones de perro lazarillo, capaz de detectar obstáculos, evadirlos y servir de guía, aunque los desarrollos de proyectos en esta línea no se han generalizado en productos de uso práctico por su coste y sobre todo por los requisitos de seguridad que comporta, que requieren un elevado nivel de inteligencia. La tecnología permite también desarrollar sistemas de lectura de textos que mediante visión por computador transforman el contenido del texto en voz o texto Braille. El reconocimiento óptico de caracteres es una realidad que puede implementarse pues en diferentes interfaces de “lectura” para invidentes. Existen cada vez más aplicaciones sobre teléfono móvil también para lectura de documentos o para la localización en un entorno urbano. En esta línea el desarrollo de ciudades inteligentes y el concepto Internet de las Cosas permitirán al usuario comunicarse vía el teléfono móvil con los elementos del entorno urbano como los semáforos o mapas para guiarse de forma segura i efectiva por la ciudad. En otra línea de asistencia tecnológica muy distinta se puede hablar de prótesis para invidentes. Se trata en este caso de dar directamente información visual al usuario. El concepto de prótesis visual se basa en captar mediante una cámara, que puede incorporarse a unas gafas, la imagen frente al usuario y procesarla para extraer de ella una información simplificada que puede ser transmitida al usuario. Los primeros trabajos en esta línea transmitían la imagen simplificada de forma táctil mediante una matriz simplificada aplicada sobre una pulsera o sobre un cinturón. El sistema Argus, una prótesis visual, transmite está matriz visual simplificada a la retina mediante un implante retinal que transmite esta información al cerebro. Los primeros estudios de este tipo de sistemas han permitido demostrar que es posible que una persona invidente perciba ligeramente luz y formas simplificadas. En el contexto de deficiencias auditivas, las prótesis desarrolladas hasta el momento pretenden emular la función coclear procesando la información recibida por un micrófono y enviando la información procesada a unos electrodos implantados en el nervio auditivo. A pesar de que los primeros audífonos comenzaron a ser utilizados en 1944, después de tantos años de progreso y perfeccionamiento siguen presentando retos por alcanzar. El proceso de audición es en parte físico, el de captación de las ondas acústicas y su conversión en señales que son transmitidas al cerebro a través del nervio auditivo, y por otra parte conllevatambién un procesado como en la visión. En el caso de la audición, un procesado previo antes de la interpretación es el de la identificación y discriminación de la fuente. Ello permite la correcta interpretación del habla de un interlocutor, por ejemplo, en presencia de ruido o de conversaciones de otras personas cercanas. La amplificación indiscriminada dificulta la comprensión, y en presencia de ruido incluso produce molestias o dolor. Los progresos que se producirán en este campo en los próximos años, será el de mayores niveles de procesado de señales (audífonos inteligentes), lo que convergerá además en la incorporación de la traducción simultánea automática también en desarrollo. Conclusiones La tecnología, la digitalización, la robótica y la inteligencia artificial están cada vez más presentes en nuestras vidas. Hasta el momento se han conseguido avances espectaculares en diferentes ámbitos tecnológicos, pero al intentar suplir la asistencia humana o las propias capacidades humanas cuando hay alguna discapacidad los problemas son enormes y la tecnología está lejos de llegar a suplir lo que la medicina no puede resolver. En este contexto es importante buscar soluciones eficaces lo más sencillas y al alcance del usuario y compaginarlas con la asistencia humana en lo que evidentemente la tecnología no puede suplir, es decir, la diferencia entre lo natural y lo artificial, los sentimientos y emociones. Bibliografía relacionada Jairo A. Acevedo-Londoño, Eduardo Caicedo-Bravo, Javier Ferney Castillo-García (2017). 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Badesa, Nicolas Garcia-Aracil, Joan Aranda, Alicia Casals (2014) Evaluación en un paciente con ictus en fase postaguda de un sistema autoadaptativo de neurorehabilitación robòtica, http://dx.doi.org/10.1016/j.riai.2014.11.007 Alicia Casals, Robótica y personas con discapacidad, https://campus.usal.es/~inico/investigacion/jornadas/jornada2/comun/c26.html https://doi.org/10.4995/riai.2017.8763 https://doi.org/10.4995/riai.2017.8819 http://www.ortoweb.com/blogortopedia/el-robot-al-servicio-de-las-personas-mayores-y-con-discapacidad/ http://www.ortoweb.com/blogortopedia/el-robot-al-servicio-de-las-personas-mayores-y-con-discapacidad/ http://dx.doi.org/10.1016/j.riai.2014.11.007 https://campus.usal.es/%7Einico/investigacion/jornadas/jornada2/comun/c26.html El robot al servicio de las personas con discapacidad, http://www.ortoweb.com/blogortopedia/el-robot-al-servicio-de-las-personas-mayores-y-con-discapacidad/
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