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El arte de la Educación Infantil_ educar desde el amor y el respeto - David Miralles

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El Arte
de la Educación Infantil 
EDUCAR DESDE EL AMOR
Y EL RESPETO
David Miralles 
Sara Hernández
NARCEA, S. A. DE EDICIONES
MADRID
041_09 00a Prim.-Indice 26/5/09 07:51 Página 3
© NARCEA, S. A. DE EDICIONES
Avda. Dr. Federico Rubio y Galí, 9. 28039 Madrid. España
www.narceaediciones.es
Cubierta: Roser Bosch
ISBN (eBook): 978-84-277-1781-7
ISBN (Papel): 978-84-277-1644-5
Primera edición en eBook (Pdf): 2011
Impreso en España. Printed in Spain
 
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, co-
municación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propie-
dad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la
propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos
(www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
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Nota del Editor: En la presente publicación digital, se conserva la misma paginación que en la 
edición impresa para facilitar la labor de cita y las referencias internas del texto. Se han supri-
mido las páginas en blanco para facilitar su lectura.
Dedicado a nuestro hijo, así como a las madres y padres
de nuestros alumnos y alumnas que nos han ayudado
a amar y valorar la profesión docente como 
el trabajo más bonito que existe.
Dedicado también a una madre que siempre estará con
nosotros y que nos ha hecho entender a todos que
la bondad y el amor son los mejores instrumentos
para educar. 
Loli Milán, siempre te recordaremos.
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Índice
INTRODUCCIÓN.................................................................................... 9
1. LA RUTINA ....................................................................................... 13
Establecer correctos hábitos y rutinas. Ejemplo de rutina en clase.
Cuento de las mil y una rutinas (caso real). Tabla motivadora de
buenos hábitos. Elementos para ayudar a establecer las rutinas.
2. EL JUEGO......................................................................................... 27
Importancia del juego en la infancia. Historia para no dormir
(caso real). Cómo favorecer un juego de calidad. Posibilidades de
ocio y espacios para desarrollarlo: rincones y talleres.
3. ESTIMULACIÓN POSITIVA ............................................................. 41
Cuento de ser capaz (caso real). Tabla de frases negativas evita-
bles. Tabla de frases negativas convertidas en positivas. Importan-
cia de la estimulación positiva. La estimulación teniendo en cuenta
la coeducación.
4. MEJORAR LA AUTONOMÍA............................................................ 51
Cómo fomentar una mayor autonomía en los niños y niñas. Tabla
evaluadora del grado de autonomía. Cuento de terror (caso real).
La importancia de favorecer el aprendizaje de habilidades sociales.
Periodo de adaptación a la escuela. ¿Cómo llevar a cabo el perio-
do de adaptación?
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5. NORMAS DE COMPORTAMIENTO ................................................ 63
¿Cómo definir un buen y un mal comportamiento? Actitudes de
respuesta ante problemas de comportamiento. El cuento de nun-
ca acabar (caso real). Herramientas para trabajar las normas de
comportamiento. Cómo se puede fomentar un buen comporta-
miento.
6. POTENCIAR LA INTELIGENCIA ...................................................... 81
Influencia de las expectativas. Crónica de un final anunciado
(caso real). Instrumentos para estimular la inteligencia: el juego, la
musica, la poesía, la lectura y las nuevas tecnologías (TICs).
7. UN BUEN MODELO ......................................................................... 93
Cuento de mentiras arriesgadas (caso real). Tabla de actitudes
negativas y malos hábitos. Características que debe tener un buen
modelo.
ÍNDICE
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Introducción
«Los discípulos
son la biografía del maestro».
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
«Si das pescado a un hombre hambriento,
le nutres durante una jornada.
Si le enseñas a pescar,
le nutrirás toda su vida».
LAO-TSÉ
Es una constante en la vida que, prácticamente a diario, nos cruza-
mos en nuestro camino con esos grandes creadores y creadoras de
sonrisas y llantos que son los niños y las niñas. Resulta casi imposible
escapar a su onda de expansión. Queramos o no, siempre acabamos
ofreciendo una ligera sonrisa o bien una mueca ante sus mágicas mi-
radas: en el supermercado, en el ascensor o en la mesa de al lado en
un restaurante. Muchos hemos cometido el gran error de subestimar
sus respuestas y nos hemos quedado sin capacidad de reacción cuan-
do, con una amplia sonrisa, el pequeño señor nos obsequia con un
alarde de sinceridad afirmando: «tienes los dientes amarillos», «tu cara
es muy gorda» o directamente, «tú eres más feo que mi mami».
Tenemos que reconocer que, cuando nuestro niño llega al mundo,
queremos lo mejor para él, queremos que sea buen deportista, buen
estudiante, que sepa idiomas, que toque algún instrumento y si es po-
sible, claro está, que duerma de un tirón en su primer año de vida.
Queremos, queremos, y seguimos queriendo. A todos nos desborda la
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alegría cuando nos regala la primera mirada, la primera sonrisa, la
primera vez que, probando en su guerra de balbuceos, dice «papá» o
«mamá» y nos ponemos como locos, histéricos de emoción, cuando
el niño o la niña dio con la tecla mágica en su pequeño instrumento
musical.
Después de los agotadores primeros meses de no dormir, no vivir,
no hablar, y no tener tiempo casi ni de ir al aseo, parece que llega un
momento en que las aguas vuelven a su cauce natural; pero, ahora
llega lo peor. El pequeño Juanillo ya tiene tres añitos y hemos ido ob-
servando que en muchas ocasiones ha dicho aquí estoy yo y después
de tantos mimos, cuidados y agasajos se ha convertido en el rey de la
casa y de todo su entorno. Observamos con asombro e impotencia
que nos cuesta una batalla acostarlo a una hora lógica por las noches,
que hay que pensárselo dos veces cuando queremos ir a un restauran-
te a comer puesto que Juanillo hoy quiere ensayar teatro dramático
cuando no le compras la tercera bola de juguete que hay en una mal-
dita maquinita situada a la entrada, o que intentas evitar las reuniones
con mucha gente ya que se dedica a deleitar a tus amistades con toda
clase de improperios. Todo lo intentamos, todo lo desechamos y des-
pués de mucho batallar llega la frase más escuchada a madres y pa-
dres a lo largo de la vida de un maestro: «es que ya no sé qué hacer
con mi hijo».
En numerosas ocasiones las madres de los alumnos y alumnas que
tengo en clase me preguntan cómo puedo soportar estar cinco horas
seguidas con tanto niño junto. Yo siempre les respondo que no tengo
que soportarlos, sino disfrutarlos. Los padres no suelen creerse que
desayunan solos, ordenan la clase de manera habitual o ayudan a lim-
piar su mesa si es necesario. 
Cuando están en clase aprenden unas normas muy definidas en
muy poco tiempo. Esta realidad permite que desempeñen un rol que
les resulta conocido y que permite progresivamente su positiva adap-
tación al medio, así como su desarrollo en todos los sentidos. 
En ocasiones mi trabajo no solo consiste en hacer creer a mis
alumnos y alumnas que pueden hacerlo, sino que además debo con-
vencer de ello a sus padres y madres.
Durante años he tenido la suerte de recopilar múltiples situaciones
y anécdotas que han tenido lugar tanto en mi relación con otros
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docentes, compañeros y compañeras mías, como en mi jornada labo-
ral en una clase de infantil y primaria. Estos hechos me han llevado a
sacar múltiples conclusionesy soluciones a problemas de comporta-
miento infantil que pueden darse en el ámbito familiar y que a veces
se han llegado a convertir en verdaderos dramas en casa.
Después de un análisis muy exhaustivo he querido trabajar bajo
unos patrones comunes que se van repitiendo en cada niño y niña y
que a mí me han ayudado mucho a la hora de organizar mi clase. Es
cierto que «la experiencia es la madre de todas las ciencias». Aunque
en el caso de la educación esta frase se complica ya que nuestra ex-
periencia se remonta desde que prácticamente tenemos consciencia e
influyen multitud de variables.
Si analizamos nuestra educación, podemos apreciar que no sola-
mente nuestros padres, abuelos y maestros han tenido clara repercu-
sión sobre ella. Si realmente queremos abarcar hasta el mínimo detalle
debemos ampliar mucho más nuestra vista y saber conscientemente
que un amigo, una película, un juego del tipo que sea, un ordenador y
una canción también pueden educar, bien o mal dependiendo del caso
concreto. 
En realidad es bien sabido que absolutamente todo lo que nos ro-
dea, nos influye, y mucho más a un niño o a una niña. Ellos y ellas to-
davía no tienen formada su propia personalidad. Esta se irá forjando
en gran parte a lo largo de su infancia, adolescencia y juventud.
Sabiendo esto, es aún desgraciadamente muy común ver a niños
de tan solo cinco años jugando con videojuegos de un altísimo conte-
nido violento.
Es común también ver cómo un medio tan posiblemente educativo
como la televisión se ha convertido en una auténtica caja de bombas,
sobre todo y paradójicamente, en horario infantil. Solo tenemos que
echar un vistazo atrás y plantearnos hasta dónde vamos a llegar. Si
remontamos nuestra mente un par de décadas o tres hacia nuestro
pasado no tan lejano, cuando la gran mayoría de las nuevas madres y
los nuevos padres de hoy éramos menores, quizá podemos recordar
lo que emitían en la televisión. Muchos recordaremos con cariño lo
que veíamos: dibujos animados como «Heidi», «Marco» o programas
divertidos y educativos como «Barrio Sésamo» o «Los payasos del cir-
co». Hoy intentad hacer la prueba y poned la televisión a la hora del
INTRODUCCIÓN
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café. No tardaremos en darnos cuenta de que el contenido con res-
pecto a algunos años es algo diferente. Es inevitable que el tiempo
pase y que hoy estemos como en otro mundo, respecto de unas po-
cas décadas.
Hay un momento en la vida en el que conviene plantearse la nece-
sidad de elegir un camino en la educación, guiado por el sentido co-
mún. Esta necesidad la obliga el hecho de tener a nuestro lado a ni-
ños y niñas que aprenderán a comerse el mundo, bien de un solo
bocado provocando la correspondiente náusea y posibles problemas
de digestión, o bien tomarán cada comida a su tiempo y en su lugar,
favoreciendo así un correcto y saludable desarrollo.
En definitiva, la idea de esta pequeña reflexión, que comparto con
el lector o lectora de este libro, es simplemente que, hablando de
educación, todo importa, todo influye, absolutamente todo.
¿Qué objetivos me he propuesto 
al escribir estas páginas?
• Ofrecer una visión clara y estructurada de una correcta rutina
que ofrezca bienestar y felicidad a nuestros hijos e hijas o nues-
tros alumnos.
• Conseguir que sean cada día más autónomos y conocedores de
sus capacidades, ofreciendo diversas posibilidades de actuación
para mejorar estos aspectos.
• Orientar hacia una educación positiva y comprensiva.
• Brindar diversas posibilidades para potenciar la inteligencia me-
diante gran diversidad de formas de actuación.
• Enseñar variedad de herramientas para utilizar el juego de mane-
ra didáctica y educativa.
• Ayudar a elaborar un modelo de buen comportamiento llevándo-
lo a cabo de manera natural.
• Servir de guía a la hora de confeccionar la idea de un correcto
modelo que ayude e inspire seguridad y motivación a nuestros
niños y niñas.
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1. La rutina
Pasan los años y uno tras otro vemos crecer a tantos niños y niñas
a nuestro alrededor que casi parece inevitable pensar de manera
constante en la gran responsabilidad e importancia que recae sobre
nuestra misión como educadores.
Somos cada día más conscientes de que nuestros alumnos y alum-
nas son y serán siempre parte nuestra, ya que, en la mayoría de los
casos, han comenzado a recorrer el camino de la vida tanto en la fa-
milia como en la escuela, en la cual los maestros y maestras se con-
vierten en sus figuras de referencia.
Desde que entran por primera vez a clase, puedes notar en los
menores que la diversidad es una constante más que evidente. Unos
lloran más en el periodo de adaptación, otros menos y algunos, ab-
solutamente nada. Unos corren como las gacelas y otros, al tercer
paso, caen. Unos no paran de hablar y otros apenas abren la boca.
Unos desarrollan sus capacidades a la velocidad del trueno y otros
son más tardíos. En fin, esta diversidad es algo totalmente normal y
positivo.
Muchos pueden pensar en la rutina como algo que es pesado,
aburrido, negativo o agobiante pero todo dependerá de cómo la
planteemos.
Siempre se ha dicho que el hombre es un animal de rutinas y como
podremos imaginar el niño o la niña lo son aún más.
Las rutinas dan seguridad y bienestar a nuestros pequeños y peque-
ñas. Les permite saber qué va a ocurrir en cada momento del día, de
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la tarde o de la noche. Un niño sin rutina es como un pingüino perdi-
do en el desierto.
El hábito evita la imposición. El menor capta sin problemas que lo
normal es lo que estamos realizando, debido a que todos los días ha-
cemos las mismas cosas.
Lo primero que se hace cuando un niño entra con tres años en cla-
se de Educación Infantil es el aprendizaje de hábitos y rutinas, las cua-
les se irán repitiendo a lo largo de los días y de las semanas. Esto les
ayudará a ganar en confianza y autonomía.
Elementos para establecer correctos hábitos y rutinas
Hay que tener en cuenta muchos detalles para establecer entre
los pequeños rutinas y hábitos que sean correctos y educativos. Se-
ñalamos las rutinas básicas que es necesario inculcar a los niños y
niñas.
Tener un horario muy bien definido
Cuanto más claro sea este horario, antes lo aprenderán y así po-
drán realizarlo solos, o casi sin que tengamos que intervenir. Aún así
siempre será conveniente que sea revisado por si existe algún despis-
te. Cuando estén acostumbrados a la misma secuenciación de activi-
dades se encontrarán en un marco que les dará seguridad y bienestar.
Evitar un tono de voz alto y agresivo
En muchas ocasiones nos podemos dar cuenta de que los niños y
niñas copian el tono de voz con que nosotros les hablamos, e incluso
a veces nuestro mismo vocabulario y expresiones. Utilizan lo que ven
y oyen, como suyo, casi al instante. Debido a esta clara interrelación
lo lógico es que intentemos cuidar las formas, ya que las irradiaremos
a nuestro alrededor y calentaremos todo lo que esté en nuestro radio
de acción o bien lo tranquilizaremos todo si adoptamos la paciencia y
la tranquilidad como instrumento.
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Mostrarnos pacientes y hablar siempre 
con el máximo respeto
El respeto también se enseña. Muchos mayores piden el respeto de
sus peques cuando no lo ofrecen. Esta cuestión es muy, muy impor-
tante. En numerosas ocasiones se hace visible constantemente en cla-
se que cuando muestras interés y respeto por un menor, éste se acer-
ca más a ti ya que te suele pagar con la misma moneda. Lo más
preciado para ellos, en la mayoría de las ocasiones, es ganarse tu
atención y tu cariño.
Ofrecer posibilidades de ocio y espacios para
desarrollarlo (Rincones de juego)
Si el espacio es el adecuado para un menor, mejor se desenvolverá
éste en su rutinadiaria. Trataremos con más detenimiento este punto
en el capítulo segundo para ofrecer más opciones tanto en clase,
como en casa.
Motivar cualquier tarea o actividad previamente
No es lo mismo darle un libro a un niño o a una niña y entregárse-
lo sin más, que antes haberle dado vida con una representación ma-
gistral. No es igual dar un muñeco a un menor para que se calle, que
contarle antes la historia de cómo ese muñeco sobrevivió a un hura-
cán y se convirtió en rey de Encantilandia. Observaremos que si rode-
amos los objetos de historias mágicas, serán tratados de forma dife-
rente.
Fomentar su autonomía progresivamente
Esto se logra permitiendo la posibilidad de realizar las máximas ac-
tividades posibles, y todas aquellas de las que sean capaces los niños,
confiando siempre en sus posibilidades.
LA RUTINA
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Enseñar hábitos de orden y de cuidado de sí mismos
Hay muchos detalles que si no los mostramos, pueden quedar en
el tintero. Las normas han de ser siempre adecuadas a la edad y al
desarrollo del niño o la niña, deben estar muy claras.
Cuidar la organización, el orden y la limpieza
Una imagen vale más que mil palabras. Una clase o una casa que
siempre está ordenada y limpia enseñará a los menores que ésto debe
ser lo habitual. Si cada objeto tiene su lugar concreto, así lo apren-
derán.
Inculcar cierto grado de responsabilidad 
en relación con sus actos
Si ha desordenado su cuarto, el menor debe ser consciente en todo
momento de que eso va a acarrear su posterior trabajo de recogida.
En clase, a la hora del juego en rincones, muchas veces puede pare-
cer que no tienen en cuenta las normas de orden pero debemos tam-
bién ser muy conscientes de la necesidad de darles libertad a la hora
de jugar y no agobiarles mientras realizan dicha acción tan importan-
te como el aire que respiran. Resulta muy agradable y curioso obser-
var que tardan muy poco en dejarlo todo igual, o incluso más ordena-
do que antes, cuando llega la hora de continuar con otra actividad.
Ofrecer siempre la misma respuesta ante un desvío 
de la norma
De esta manera no dejaremos opción a escoger un camino diferente al
que queramos enseñar. No hay que olvidar que debemos tener muy en
cuenta las palabras: respeto y paciencia. No es ni necesario, ni positivo uti-
lizar una respuesta agresiva e irrespetuosa ante una situación no deseada.
Si mantenemos siempre la misma respuesta de manera clara y contunden-
te, sólo es cuestión de tiempo que adopten la norma de manera habitual.
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Ejemplo de rutinas
Con el objetivo de mostrar un ejemplo, entre otros posibles, de una
rutina determinada, en una clase en concreto, basta con observar el
cuadro que sigue a continuación.
LA RUTINA
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EJEMPLO DE RUTINA EN CLASE
HORAS ACTIVIDADES
9:00 a 9:15
ENTRADA, SALUDO, Y COLOCACIÓN DE BABIS, MOCHILAS
Y ALUMNOS/AS EN SUS SITIOS
ASAMBLEA
Se conversa con los alumnos/as dejándoles expresar-
se en orden. Ellos y ellas son los protagonistas y tie-
nen la palabra. En estos primeros momentos se les
pregunta y se les habla sobre el concepto que tratare-
mos en el siguiente trabajo individual.
9:30 a 10:15
TRABAJO INDIVIDUAL Y JUEGO SIMBÓLICO
Ficha de conceptos básicos + Juego libre en rincones
de clase.
10:15 a 10:30 PSICOMOTRICIDAD
10:30 a 11:00 DESAYUNO
11:00 a 11:30 RECREO
11:30 a 12:00
RELAJACIÓN, JUEGOS DIRIGIDOS Y TRABAJO INDIVIDUAL
Juegos en grupo con diversos materiales de clase y fi-
cha de reconocimiento y trazo de un número.
12:00 a 12:30
RINCONES DE JUEGO Y TRABAJO INDIVIDUAL
Juegos guiados y ficha de conceptos en inglés.
12:30 a 13:00
INFORMÁTICA EDUCATIVA
Realizar actividades con cd o software interactivo (tic).
13:00 a 13:30 JUEGO SIMBÓLICO (RINCONES)
13:30 a 14:00
CUENTOS, AUDICIÓN DE CANCIONES, POESÍAS, RECOGIDA,
Y DESPEDIDA
9:15 a 9:30
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Este es un ejemplo de rutina que se va repitiendo lógicamente te-
niendo en cuenta el cambio de actividades para que sigan siendo mo-
tivadoras. Dentro de unos horarios establecidos, lo realmente intere-
sante es conseguir la variedad, con actividades ricas en contenidos y
al mismo tiempo divertidas y motivadoras.
Al comienzo, siempre es costoso hacer que todos los alumnos y alum-
nas se adapten a este nuevo mundo de normas y rutinas, pero en cuan-
to lo hacen, es una auténtica maravilla ver cómo colocan las mochilitas
en su perchero; cómo abren sus zumos y tiran por si mismos el papeli-
to; cómo terminan de desayunar, limpian su mesa, saben dónde hay que
jugar y saben también qué hacer para no molestar a los compañeros;
cómo recogen los juguetes con una rapidez y precisión de profesionales
en cuanto el maestro o la maestra entona la canción de «Recogemos los
juguetes»; y, finalmente, cómo ordenan sus mesas después de realizar
un trabajo o cuando te recriminan si empiezan a hacer la primera ficha
del día si el maestro o la maestra ha olvidado poner la música clásica.
Cuando estamos con niños y niñas nos damos cuenta de lo realmen-
te fácil que puede ser la vida si se organiza bien, o por el contrario, la
pesadilla en la que pueden convertirse si no se tienen las rutinas claras.
Muchas madres siguen preguntando el porqué del buen comporta-
miento de su hijo o hija en clase cuando en casa es un huracán. Mu-
chas veces no nos creen cuando les afirmamos que su hija se ha co-
mido el desayuno sola o bien cuando repetimos una y otra vez que en
clase normalmente son ordenados y obedientes. A veces la respuesta
es bien fácil y clara. En el colegio están constantemente ocupados
con su rutina diaria, pero esto no significa aburridos. 
Si somos capaces de enseñarles qué tienen que hacer después de
cada actividad que realizan, nos daremos cuenta de que no debemos
estar detrás de ellos constantemente ya que les habremos enseñado a
ser más autónomos y autosuficientes.
Esta idea también se puede aplicar en casa. Nos daremos cuenta de
que si instauramos una rutina bien clara en casa, estaremos ayudando,
primero a que no se aburra nuestro hijo o hija y segundo a que no nos
aburra a nosotros. No podemos olvidar que ciertos niños y niñas ne-
cesitan desalojar toda esa increíble cantidad de energía que tienen en
su interior; por eso, debemos ser consecuentes a la hora de programar
una rutina.
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Conviene recordar que rutina no debe ser igual a aburrimiento.
Dentro de ella tiene que haber tiempo para jugar, descansar, correr,
hablar, pintar, etc.; en fin, multitud de actividades, pero siempre será
importante que estén ordenadamente secuenciadas para que puedan
realizarlas sin tener que imponerlas nosotros diariamente. Los pri-
meros días sí tendremos que guiarlas, pero cuando aprendan la ruti-
na les habremos enseñado a ser más organizados en el tiempo y en
el espacio.
El hábito también tiene que ver con las cuestiones de orden, limpie-
za y cuidado de si mismo. El no permitir un relajamiento excesivo en
estas cuestiones y ser muy claro desde el principio, como hemos indi-
cado anteriormente, le enseñará lo que es normal y lo que no lo es.
Si sus principales modelos, los padres y educadores, no tienen unas
normas bien estructuradas de orden y limpieza, raramente la tendrán
sus pequeños aprendices. Si sus papis no leen en casa, difícilmente
Juanillo leerá un libro. Si cuando se va al aseo no se usa la cisterna,
éste no se preocupará de hacerlo tampoco. Aunque la escuela juega
un papel fundamental en este sentido, la familia debe ser el foco prin-
cipal que ilumine constantemente la vida de sus miembros.
En relación con todo lo hablado hasta ahora, son numerosas las ve-
ces que se pueden observar en el aula situaciones que son el resultado
claro de llevar a cabo de forma habitual una correcta rutina. 
El cuento que acontinuación vamos a mostrar, sacado de la vida
real, es un reflejo verídico de unos alumnos y alumnas con una co-
rrecta adaptación a las normas de clase.
CUENTO DE LAS MIL Y UNA RUTINAS
Llega la hora de desayunar en una clase de Infantil (3 años) y,
como de costumbre, todos los alumnos y alumnas se levantan, sacan
sus desayunos de las mochilas, se sientan de nuevo y comienzan a co-
mer. La maestra saca su naranja, le quita la cáscara y se dispone a co-
mérsela intentando ser lo más ordenada y limpia posible. Intenta, de
esta manera, dar ejemplo con su propia forma de actuar.
En ese momento entran dos madres pertenecientes al AMPA del
centro para dar unas papeletas a la maestra. Al dirigir su mirada hacia
los pequeños y pequeñas, una de ellas observa que todos y todas es-
LA RUTINA
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tán desayunando sentaditos en sus sitios, escuchando música clásica y
en perfecto orden. Sin poder creerlo, esta sorprendida madre, afirma:
—No me lo puedo creer. Mira Mari, advierte a la otra madre, estos
niños sólo tienen 3 años y desayunan todos a la vez. ¡Qué bonicos! Te
lo juro que si no lo veo, no lo creo.
La maestra, muy orgullosa de sus peques, afirma a las madres con
alegría:
—Tengo una clase que es una auténtica maravilla y son todos muy
buenos y aplicados.
A continuación la madre continúa diciendo:
—Mira, yo tengo tres en casa y en mi vida he tenido una comida
en paz. Son unos auténticos remolinos. Se pelean y no comen de
nada. Y eso que ya son grandecitos. Sin embargo, mira Mari que pri-
mores. Seño, te voy a mandar a los míos un par de días para que
aprendan de los pequeñitos porque ya no sé que decirles. Ale, que
Dios os bendiga.
Las madres salen por la puerta hablando entre ellas mientras la
maestra felicita a sus alumnos y alumnas por el buen comportamiento
que tienen habitualmente y los motiva diciéndoles que cada día lo ha-
cen mejor.
Esta pequeña historia la podemos observar no solo en escuelas,
sino también en cualquier casa que tenga unos hábitos bien claros.
Lógicamente, no siempre ocurre así; pero es evidente que cuanto
más claras estén las rutinas, más paz y tranquilidad podremos respirar
en el ambiente ya que todo está dicho y aprendido a base de la conti-
nua y reiterada realización de actividades.
Esta historia es real como la vida misma y la moraleja está más que
clara. 
Si enseñamos a los niños a andar por un camino, 
solo es cuestión de tiempo el que lo hagan solos
* * *
EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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Y ahora proponemos un sincero y simple ejercicio mental. Invito al
lector a que reflexione sobre cuántos malos hábitos tenemos adquiri-
dos a lo largo de nuestra vida. Hacedlo de manera analítica e intentad
apuntad en una hoja todos los que podáis, cuantos más, mejor. Pen-
sad en lo que hacemos al llegar y entrar en casa, cuando conducimos,
cuando paseamos por la calle o cuando estamos comiendo en un res-
taurante. Haced esta prueba con vuestra pareja, vuestros padres, ami-
gos o compañeros. 
Ciertamente podremos impresionarnos del resultado si realizamos
esta prueba de manera real y sincera. Todos, y digo todos, tenemos
algún mal hábito que corregir, a veces el mismo mal hábito que que-
remos corregir en nuestros niños. ¿Qué irónico, verdad? Lo más lógi-
co, antes de recriminar a nuestros pequeñines, es ponernos manos a
la obra en nosotros mismos. Es vital realizar un cambio de mentalidad
con respecto a nuestra vida anterior. 
No hay nada que merezca más la pena en el mundo que ofrecer a
nuestros niños y niñas un entorno rico en buenos hábitos y hacerlo
además de la mejor manera: no con la palabra, sino con los hechos.
Tabla motivadora de buenos hábitos
A continuación vuelvo a animar reiterativamente en la idea anterior.
Antes de arreglar algo, tenemos que saber qué debemos arreglar. Para
ello apuntad en una tabla los malos hábitos adquiridos de vuestro hijo o
hija y en otra tabla paralela los buenos hábitos que hayan conquistado. 
Esta tabla puede servir para motivarles positivamente de la siguiente
manera. Primero nos conviene tener algunos gomets o pegatinas que
sepamos que a ellos les gusten y a continuación ponemos las tablas de
sus buenos y malos hábitos para así poder explicarles que todos los
días por la tarde/noche en casa van a poner una pegatina por cada
buen hábito que hayan realizado durante todo el día o bien quitar una
pegatina por cada mal hábito que hayan realizado. A las pegatinas
buenas se le restan las malas. El número de pegatinas que se pongan
o quiten dependerán sólo se su comportamiento. Esta idea hay que
hacérsela entender claramente para que comprendan claramente la in-
terrelación que existe entre sus buenos actos y la recompensa.
LA RUTINA
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Propongo a continuación un ejemplo de tabla de hábitos que os
puede servir de guía, aunque cada caso seguramente requerirá
unos hábitos diferentes.
Las X pueden borrarse cada día para poder empezar de nuevo al
día siguiente, aunque dejemos las pegatinas. En este caso solo le da-
ríamos una pegatina al niño o niña ya que es el resultado de restar 4
hábitos buenos menos 3 hábitos malos. 
Hay otras tablas que premian los hábitos buenos y no sancionan los
malos llegando a dar muchas pegatinas, aún realizando muchos hábi-
tos malos. No es muy aconsejable este caso porque los pequeños se
ven recompensados aunque sigan existiendo muchos malos hábitos.
Las pegatinas se colocan en la parte inferior. Estas pegatinas son
acumulables durante toda la semana. Los días que se porten peor irán
quitando pegatinas hasta poder quedarse a cero.
EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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BUENOS HÁBITOS
• No hablar a gritos. X
• Sentarse bien.
• Ordenar los juguetes.
• Ayudar a poner la mesa. X
• No tirar cosas al suelo. X
• Comer correctamente.
• Respetar a los demás. X
Total de buenos hábitos
realizados 4
Pegatinas
MALOS HÁBITOS
• Hablar a gritos.
• Sentarse mal. X
• No ordenar los juguetes. X
• No ayudar a poner la mesa.
• Tirar cosas al suelo.
• No comer correctamente. X
• No respetar a los demás.
Total de malos hábitos
realizados 3
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Está en nuestra mano poder motivarlos con la manera de exponer
esta pequeña aventura. Así hay que plantearlo, como un juego atrac-
tivo mediante los gomets o pegatinas y nuestro constante seguimien-
to, alentando las buenas acciones y desaprobando las malas. Os
aconsejo que pongáis en acción esta práctica y veréis como en poco
tiempo se notarán los resultados.
Elementos para ayudar a establecer las rutinas
Utilización de elementos motivadores
Un elemento que nos puede ayudar a fortalecer las rutinas puede ser
la utilización de música, ya sea como fondo de alguna actividad concre-
ta o mediante canciones como símbolo de una acción concreta. En las
clases de educación infantil se utilizan canciones de manera constante:
para decir buenos días, para peinarnos y limpiarnos la cara, para reco-
ger los juguetes, para ponernos en fila o bien para guardar silencio. 
También se suele utilizar música clásica de fondo en actividades
concretas, como ayuda para relajar a los alumnos y alumnas en mo-
mentos determinados o incluso en un periodo de tiempo bien deter-
minado para hacer que liberen energía con canciones de ritmo rápido
mediante bailes y actividades psicomotoras concretas. 
Hay que tener mucho cuidado con el volumen de la música para
evitar un resultado contrario al que estamos buscando, teniendo en
cuenta siempre que sea el adecuado ya que si nos pasamos puede
crear malestar en el aula. La música siempre debe ser agradable y re-
confortante. Uno de los tipos de contaminación más desagradables
que puede haber para los sentidos es la música fuerte, puede incluso
provocar secuelas físicas como dolor de cabeza y problemas de oído.
No es la primera vez que en las fiestasde algún pueblo habremos te-
nido la oportunidad de ver a algún bebe, durmiendo en su capazo, a
lado de una mesa situada en frente de los altavoces de 12.000 watios
de la orquesta de turno, mientras los padres bailan al ritmo de la
rumba a pocos metros del pequeño desafortunado.
Está claro que el resultado que deseamos de la música no es el ex-
puesto anteriormente. La música es un placer que la vida nos ofrece,
LA RUTINA
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aunque también es cierto que, dependiendo del tipo y de la intensi-
dad, puede llegar a ser un infierno.
Adentrándonos en el plano educativo, hacer hincapié en la música
clásica es inevitable. La experiencia ha demostrado una y mil veces
que esta música es la más adecuada para enriquecer el alma y la
mente de las personas. Resulta aún curioso que, pese al recelo que
al principio puede causar la música clásica, según los alumnos y
alumnas, cuando pasan unos días habituados a escucharla mientras
hacen tarea o desayunan, llegan incluso a solicitar del maestro el que
ponga esa música. Siempre hay alguno o alguna que dice: «¿Qué te
pasa hoy profe?, ¿se te ha olvidado la música clásica?» Incluso se
puede notar cierto malestar entre los pequeños, ya que nos hemos
saltado la rutina a la que ellos están acostumbrados. De vez en cuan-
do podemos utilizar este pequeño despiste para observar hasta qué
punto estamos teniendo éxito con la instauración de nuevos hábitos.
Cuando hemos conseguido una meta, resulta frustrante para ellos
volver atrás.
Una ayuda mágica es, como he nombrado antes, la utilización de
canciones o incluso también poesías para realizar una tarea determi-
nada. Podemos encontrar múltiples canciones infantiles en Internet
o en cualquier libro. Además de ayudarnos a crear hábitos, las cancio-
nes desarrollan en el niño multitud de capacidades como la memoria,
la afinación, el gusto por la música, el aprendizaje de vocabulario o la
mejora en la pronunciación de las palabras.
Y lo más importante: todo se va haciendo de forma lúdica y divertida.
Tener en cuenta la edad y el grado de desarrollo 
del menor
Un punto de vital importancia y que será totalmente decisivo a la
hora de interactuar con niños y niñas será tener muy, muy en cuenta
su edad y grado de desarrollo, es decir, no es lo mismo tratar con un
niño de 3 años, que con uno de 5. Son mundos totalmente diferentes
ya que ambos tienen capacidades diferentes. Por ejemplo, el tiempo
de atención que puede prestar un niño de 3 años es muy inferior, en
términos generales, que el que puede prestar uno de 5 o de 6. 
EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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Por ello con los más pequeños debemos siempre planificar un cam-
bio de actividad cada veinte minutos, cuando quizás para unos niños de
5 años, ese cambio puede aumentarse a treinta o cuarenta minutos.
El tiempo tampoco debe ser algo muy estricto ya que con estas eda-
des la flexibilidad es primordial. Los tiempos suelen ser relativos depen-
diendo de la actividad que estén realizando. Lo que sí es cierto es que
un niño de 2 años tiene constantemente la necesidad de cambiar de ac-
tividad ya que se aburre con mucha facilidad; sin embargo, con 5 o 6
años ya son mas selectivos y saben entretenerse durante más tiempo.
Los horarios deben ser claros
A la hora de establecer rutinas debemos tener muy en cuenta que
los horarios deben ser muy claros y deben respetarse, intentando que
el cambio de actividad se lleve a cabo de manera automática y sin
ningún tipo de duda. Si mostramos una actitud estable y segura du-
rante los primeros días de enseñanza de las rutinas, ayudaremos a
que sean aprendidas con mayor efectividad.
Ambiente lúdico y divertido
No debemos olvidar que el ambiente lúdico, divertido y distendido
tiene que inundar cada una de nuestras actividades, ya que estamos
hablando de niños y niñas de educación infantil, y como bien es sabi-
do, una de las características de estas edades es la necesidad constan-
te de juego, hecho que, en numerosas ocasiones, olvidamos para des-
gracia de nuestros menores.
Enseñarles reglas
Está también en manos del educador enseñarles reglas para esta-
blecer rutinas de orden a la hora de jugar ya que, a veces, explicándo-
les unas pocas normas a lo largo unos cuantos juegos, niños y niñas
las desarrollan de una manera creativa y curiosa. Cuantos más instru-
mentos les enseñemos a tocar, más bonita sonará la orquesta.
LA RUTINA
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2. El juego
Importancia del juego en la infancia
No sería muy lógico analizar, hablar y pensar tanto sobre el tema y olvi-
darnos de lo más importante que existe en la educación de un niño o una
niña: el juego. Éste debe ser nuestro instrumento primordial ya que es el
eje principal de su aprendizaje. Una correcta rutina solo se podrá enten-
der si en ella hay tiempo para jugar. El juego para los niños es como la
gasolina para un coche. Gran nivelador de agobios. Verdadero alimento
de la infancia. No hay que olvidar que a través del juego el niño va llevar a
cabo los aprendizajes más importantes, quizás, de toda su vida.
Casi a diario un maestro o maestra de infantil puede observar que,
a través de los diferentes rincones de juego que hay en clase, los
alumnos y alumnas disfrutan muchísimo al mismo tiempo que están
trabajando conceptos como números, letras, colores, palabras, for-
mas, tamaños, sumas, restas y una gran cantidad de conceptos bási-
cos que se convierten en parte activa e imprescindible del juego. Esta
realidad no solo tiene que pertenecer al mundo escolar. En casa tam-
bién se pueden adaptar espacios para que estos aprendizajes se pro-
duzcan. Lo veremos más adelante.
Un hecho que produce verdadera tristeza es ver cómo se pierde el
valioso y maravilloso tiempo de los niños y niñas en actividades que
no les producen ningún enriquecimiento. Es realmente penoso ver a
los pequeños y pequeñas «enganchados» literalmente a los programas
televisivos de cotilleo de la tarde sin control ninguno, llevando así a
una vida llena de valores nada aconsejables y sedentarios. Se llegan a
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041_09 02 Cap. 2 26/5/09 07:52 Página 27
utilizar las consolas y los ordenadores como instrumentos para permi-
tir el descanso de los mayores, llegando a su consumición masiva y
totalmente descontrolada por parte de los menores de la casa. Es ya
habitual ver a los niños, niñas y adolescentes con las miradas perdidas
durante horas, clavadas en sus móviles, jugando o chateando con no
se sabe quién. Al mismo tiempo se encuentran tumbados en el sofá
con las piernas encima de los cojines mientras ven en la televisión
cómo dos hombres llevan más de media hora golpeándose el uno al
otro encima de un ring de lucha libre con todo tipo de objetos.
Muchas veces intentamos encontrar una razón que nos ayude a enten-
der tanta desgana. Estas situaciones no se forjan en un día. Realmente
ha costado tiempo crear y adoptar estos malos hábitos que sin duda se
han convertido en rutina si no aportamos la posibilidad de elegir entre
otras opciones. En algunos casos, no se es consciente de lo perjudicial
que este tipo de prácticas pueden resultar a corto, medio y largo plazo.
La falta de motivación hace mella en la voluntad y la carencia de relacio-
nes sociales, de una variedad de actividades atractivas y de un guía que
siempre esté ahí cuando realmente se necesite, hacen que en ocasiones
parece que estemos viendo a muertos vivientes en vez de a niños y niñas.
Hay situaciones en las que la lógica es golpeada sin remisión como
en la siguiente historia que se desarrolla en un aula de primaria y re-
sulta muy significativa y curiosa.
HISTORIA PARA NO DORMIR
Llega un nuevo día. En clase de 4º de primaria (9 años) se encuentran
todos sus miembros dispuestos a comenzar una nueva actividad relacio-
nada con los medios de comunicación. De repente, el maestro pregunta:
—A ver, ¿Cuáles vuestro programa de televisión favorito?
Como suele ser habitual todos los alumnos y alumnas comienzan a le-
vantar las manos y uno de ellos, mostrando especial interés, es señalado
por su maestro. Éste responde con una visible emoción, casi insostenible:
—A mi me gustan mucho los dibujos de South Park, profe. Son ge-
niales y me parto de risa con ellos.
El maestro, conocedor de dichos dibujos, con alto contenido se-
xual, violento, racista, y una interminable lista de adjetivos negativos
más, intenta averiguar a que hora emiten dichos dibujos ya que cree
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que se emiten bastante tarde. Con mucho mimo y sin dudar, el maes-
tro pregunta:
—¿No son esos los dibujos que ponen por la noche? No recuerdo
¿a qué hora eran?
El alumno ni corto, ni perezoso le responde:
—Son a las 2:30 de la noche. Es que tengo una tele en mi cuarto y
mi madre me deja verlos.
El maestro comienza a entender por qué este alumno se muestra
poco activo en el recreo y se duerme literalmente en clase, sobre todo
a última hora. Ya en varias ocasiones se ha dado cuenta que su piel es
más blanca de lo normal y su cara dista de parecer saludable. Unos
días más tarde, la madre es informada de la situación y ésta afirma
con una frase contradictoriamente inolvidable: ¡mi niño ya es adulto
para saber lo que tiene y no tiene que ver!
Normalmente el maestro suele cuidar desde el principio del curso el
que la relación con los padres y madres sea cordial debido a su carác-
ter amigable y entrañable. Estos adjetivos suelen producir un mayor
grado de cercanía y confianza, que utiliza el maestro para explicarle a
la madre la situación que está produciendo en su hijo la falta de sueño
y la influencia terriblemente negativa que, ya de hecho, ha producido
varios problemas de conducta en el centro. 
Después de explicar a la madre estos episodios acaecidos reciente-
mente y de pedirle de la manera más afectuosa posible su ayuda y
apoyo por y para el bien del niño, se llega al acuerdo de controlar el
uso de la televisión en casa.
Esta historia es real, y la moraleja está más que clara: 
La permisividad sin control, no sirve de nada
* * *
Cómo favorecer un juego de calidad educativa
Debemos dar importancia a la calidad del juego, entendiendo por
calidad el hecho de enriquecer el máximo posible su desarrollo global
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adaptándonos a las características de cada uno. Repasaremos algunas
ideas importantes que permiten que el juego sea educativo y enrique-
cedor. Son las siguientes:
• Realizarlo en un marco que sea lo más seguro posible.
• Permitir el desarrollo de la creatividad sin poner frenos que no
tengan un sentido lógico.
• Evitar cualquier tipo de aprendizaje sexista, racista y una larga
lista de «-istas» más.
• Debe estar adaptado a la edad y al desarrollo físico y psíquico del
niño o la niña.
• Debe ser atractivo, divertido y significativo para el niño o la niña
que juega.
• Son especialmente enriquecedores para la evolución de la psicomo-
tricidad fina los juegos de construcción, puzzles, juegos de encajar o
ensartar y la manipulación de cualquier objeto adaptado y seguro.
• Será necesario tener en cuenta juegos en los que el movimiento
sea un eje importante ya que, aparte de la necesidad de utilizar
toda la energía que poseen los niños, ayuda tanto a controlar
mejor su cuerpo como a conocer sus posibilidades motrices.
• Valorar positivamente el juego en grupo con los iguales ya que
en él se desarrollan de manera importante las habilidades socia-
les, la creatividad, el vocabulario y la soltura a la hora de expre-
sarse y comunicarse.
• En el juego en grupo debemos fomentar las buenas relaciones
entre los participantes.
• Cuando el juego sea individual, dar varias opciones de actuación.
• Ofrecer libertad para realizar los juegos intentando evitar coartar-
los en su actividad sin una razón lógica.
• Eliminar de su entorno juegos que inciten a la violencia.
• No olvidar nunca que el mejor juego está en una buena compa-
ñía. Los papás y mamás, así como familiares y amigos pueden
resultar ser el juego más divertido y educativo para un niño o
una niña. La buena compañía no tiene precio.
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Es triste constatar que actualmente estamos inmersos en una sociedad
en la que los principales perjudicados suelen ser los menores de la casa.
Hoy, en las familias, existe una problemática que hace unas décadas no
existía. El modelo de sociedad en el que estamos hace que tanto el padre
como la madre trabajen fuera de casa para cubrir las necesidades básicas
de la familia. Problemas como la violencia de género se ha convertido
en una pesadilla de la cual no somos capaces de despertar. Una realidad
difícil de obviar es también el alto crecimiento en el número de divorcios,
llegando a superar el 50% de las parejas que se separan. 
Es bien sabido que la falta de estabilidad siempre va a perjudicar al
que menos culpa tiene, al niño o la niña, llegando, en ocasiones, a
volver medio locos a los menores las peleas, enfrentamientos y falta
de responsabilidad de sus progenitores. 
Nunca hay que olvidar que un menor no debe convertirse bajo nin-
gún concepto en un arma contra nadie. Un niño o niña siempre tiene
que estar por encima de absolutamente todo, y por y para ellos y
ellas hay que construir un camino estable que no se desmorone a
cada oportunidad.
Hoy es bastante frecuente escuchar la frase: «no tengo tiempo para
disfrutar de mis hijos». Es cierto que el tiempo es escaso, por eso es
sumamente importante que el tiempo sea de calidad.
Una vez, un buen amigo mío me dijo que su principal meta en la
vida era darles buenos recuerdos a sus hijos porque eso era, en reali-
dad, el único legado importante que iba a dejar en el mundo una vez
muerto. Nada le importaba más que ir ofreciendo a sus pequeños
cada día una razón más para que nunca le olvidaran. Qué mejor for-
ma que a través del juego en el cual él mismo sería, sin duda, una
parte muy importante.
Posibilidades de ocio y espacios para desarrollar
el juego: los Rincones y los Talleres
En este punto trataremos de ofrecer diversas posibilidades de ocio
y espacios preparados para desarrollarlo. Nos basaremos en algunos
rincones de juego y talleres que se suelen utilizar en clase, aunque se
pueden crear también en casa.
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Rincones de Juego
Los rincones de juego se utilizan para dar a los niños y niñas diver-
sidad de posibilidades a la hora de jugar y así poder ofrecer un abani-
co más amplio de experiencias. Estos son simplemente espacios con
una temática concreta. A continuación vamos a realizar un repaso de
alguno de ellos.
EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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RINCÓN DE LA MÚSICA
En el rincón de la música situa-
remos variedad de instrumentos
musicales sobre todo de percu-
sión. También podemos guardar
en este rincón los CDs de música
que queramos enseñar en un mo-
mento determinado o incluso fi-
chas con fotos o dibujos de temá-
tica musical. Es un buen lugar
para archivar los CDs con la mú-
sica clásica que utilizamos en la
clase.
RINCÓN DE LOS LIBROS
(BIBLIOTECA)
Tendremos libros adaptados a
su edad, ricos en diferentes te-
máticas y atractivos.
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EL JUEGO
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RINCÓN LÓGICO-MATEMÁTICO
Lo forman todo tipo de juegos
relacionados con los números,
juegos de encajar, puzzles etc.
RINCÓN DE AUDICIONES
Este rincón es simplemente un
lector de CDs con varios cascos
insertados a la salida mini jack
del aparato. Resulta curioso ver
lo que les llama la atención y les
gusta escuchar a través de los
cascos. 
Es importante cuidar el vo-
lumen al que exponemos a
nuestros pequeños y pequeñas.
Podemostambién utilizar un or-
denador, una televisión o un DVD
con salida de cascos.
RINCÓN DE INFORMÁTICA
Reservado para un ordenador
con juegos interactivos de carác-
ter educativo.
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EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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RINCÓN DE LOS DISFRACES
Contará con un baúl con va-
riedad de trapos, gorras, telas,
utensilios y ropas que puedan
utilizarse para disfrazarse. Es un
rincón muy útil en fiestas y ce-
lebraciones de días especiales.
También se pueden utilizan en
dramatizaciones, teatrillos, etc.
RINCÓN DE LOS ANIMALES
Y LAS PLANTAS
(RINCÓN DE LA NATURALEZA)
Este puede tener alguna plan-
ta y animales de plástico o pelu-
che para que puedan manipular-
los así como láminas con fotos
variadas. Los mismos niños y ni-
ñas pueden ampliar al rincón
aportando sus pequeños jugue-
tes relacionados con temas de la
naturaleza.
RINCÓN DE LA TIENDA
Contará con variedad de obje-
tos como una caja registradora
con dinero falso, frutas, vegeta-
les y todo tipo de alimentos.
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EL JUEGO
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RINCÓN DE LOS MÉDICOS
Se tendrá en cuenta que los
utensilios utilizados no tengan
piezas muy pequeñas que pue-
dan ser tragadas con facilidad
por los niños.
RINCÓN DE LAS
CONSTRUCCIONES
Los juegos de construcción
son muy positivos para el des-
arrollo de la psicomotricidad fina
y la creatividad, además de ser
muy divertidos. En el aula es uno
de los rincones preferidos por
los alumnos y alumnas.
RINCÓN DE PELUQUERÍA
Con unos cuantos peines, un
espejito y una muñeca se pueden
fabricar su propia peluquería.
RINCÓN DE LAS LETRAS
Se pueden utilizar juegos de
encajar letras, fichas con el abe-
cedario, una pequeña pizarra y
un largo etcétera. El estar rodea-
do de letras ayudará a los peque-
ños a familiarizarse con ellas.
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EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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RINCÓN DE JUEGOS DE MESA
Este rincón es muy positivo para inculcar el uso de nuevas reglas y
el aprendizaje de nuevos conceptos de forma lúdica.
RINCÓN DE LOS MEDIOS DE TRANSPORTE
Resulta impresionante las histo-
rias que inventan los alumnos y
alumnas con unos cuantos coches
en la mano y una pequeña pista
encima de una mesa o en el suelo.
Inventan guiones merecedores de
un oscar por su contenido y gran
creatividad. Normalmente no nos
paramos a pensar, cuando le com-
pramos un coche a un niño o a
una niña, el mundo que se crea a
través de ese pequeño objeto. En
realidad cualquier juguete brinda
esta posibilidad de creación pero
los medios de transporte tienen
algo especial que les envuelve de
forma instantánea.
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Hasta aquí, tan solo unos cuantos ejemplos en un mundo de posi-
bilidades. Lógicamente en casa es muy difícil tener tanto espacio para
poder habilitar todos estos rincones. Debemos elegir los que creamos
que más van a motivar a nuestros peques. Incluso podemos quitar y
poner rincones conforme veamos que dejan de ser utilizados. No se
trata tampoco de llenar la casa de juguetes. Organizándolos en rinco-
nes podrán ordenarlos una vez terminada la actividad y podrán practi-
car buenos hábitos de manera constante a la vez que se juega. Esta
idea es primordial. Todo juego tiene sus reglas así que tendremos que
explicar que cuando se termina de jugar en un rincón, hay que orde-
narlo. Si trabajamos este aspecto con nuestros alumnos y alumnas o
con nuestros hijos o hijas, sin duda nos daremos enseguida cuenta de
la impresionante capacidad que tienen de ser limpios y ordenados.
Talleres
Mediante los talleres aprenderán una técnica determinada, a la vez
que se fomenta la comunicación y la adquisición de hábitos. Esta vez
será necesario una participación más activa por nuestra parte o bien
de algún familiar o amigo. Se trata de desarrollar una actividad elabo-
rada siguiendo unas instrucciones determinadas. En los rincones los
niños y niñas desarrollan su creatividad y en los talleres les enseña-
mos tareas concretas. Diferentes talleres pueden ser:
EL JUEGO
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TALLER DE PSICOMOTRICIDAD
Les enseñamos actividades
concretas mediante el ejercicio
físico. No tiene por qué ser en
casa o en la escuela. Las po-
demos realizar en el parque,
en el campo, en unas pistas
deportivas o en cualquier sitio
en el que dispongamos de un
espacio más o menos amplio.
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EL ARTE DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
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TALLER DE PLÁSTICA
Entre muchas actividades se
les puede enseñar diferentes téc-
nicas para pintar y colorear o la
realización de muñecos a través
de materiales moldeables como
la plastilina o la pasta DAS. Exis-
ten programas de televisión y
webs en Internet que ofrecen
múltiples ideas al respecto.
TALLER DE COCINA
Se pueden realizar recetas
adaptadas a la edad y a los gus-
tos de cada uno.
TALLER DE CUENTACUENTOS
Llegó la hora de enviarles al
mundo de «Juan sin miedo»,
«Caperucita Roja», «Pinocho» y
«Los tres cerditos» por ejemplo.
De vez en cuando, es muy con-
veniente invitar a algún padre o
alguna madre para participar
en este taller contando un
cuento. El éxito es seguro. Este
taller tiene un sin fin de posibi-
lidades y realmente es de los
que más gusta. Al mismo tiem-
po que se fascinan con las his-
torias, les estamos inculcando
unos valores que normalmente
van inmersos en los cuentos
clásicos de toda la vida. Si ade-
más reforzamos la exposición
del cuento con imágenes, títe-
res o dramatizándolo nosotros
mismos, tendremos un resulta-
do absolutamente positivo.
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TALLER DE MÚSICA
Quizás sea complicado para algún padre, madre o maestra tocar un
instrumento concreto, podemos pedir ayuda a alguien conocido que sepa
hacerlo, para que en un día determinado actúe e impresione a esas
pequeñas grandes mentes con un poco de magia musical. En este ta-
ller también podemos realizar concursos, mediante el reconocimiento de
fragmentos de
audiciones mu-
sicales con sus
respectivos pre-
mios. Es seguro
que les entusias-
mará la idea.
EL JUEGO
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TALLER DE INFORMÁTICA
¿Quién no tiene un ordenador en casa? Este puede ofrecernos un sin
fin de posibilidades. Muchas personas piensan de manera muy negativa
con respecto a la relación entre ordenadores y niños/as. Es comprensi-
ble. El ordenador puede ser nefasto si se utiliza incorrectamente, tanto
como la televisión o un lápiz, si lo utilizamos para dañar a un compañe-
ro. Si pensamos en el uso controlado de un ordenador con fines educati-
vos nos encontraremos con una herramienta altamente motivadora y
enriquecedora. Existen multitud de
programas para fomentar el apren-
dizaje de conceptos nuevos. En este
taller los podemos utilizar para ense-
ñarles a caminar de manera autóno-
ma por estos juegos. Conviene tener
en cuenta que esta actividad no debe
eternizarse en el tiempo. Será nece-
sario tener un tiempo establecido
previamente, y hay que cumplirlo.
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Los talleres también se utilizan en clase para acercar a los padres y
las madres a las aulas, con el objetivo de crear lazos de colaboración
entre escuela y familia. De esta manera proporcionamos una mayor
variedad de aprendizajes a los alumnos y alumnas.
En la casa se puede utilizar para acercar también a los abuelos o a
los amigos para que entren a formar parte de forma activa y cons-
tructiva en la educación de nuestros hijos e hijas. Seguro que si inclui-
mos a más gente, los talleres aumentarán en número y calidad ya que
dos cabezas diferentes son dos mundos con cualidades personales, a
veces, muy interesantes.
Cuantas más actividades propongamos a los menores, mayor ri-
queza de aprendizajes conseguiremos y su desarrollo y conocimientos
se verán enriquecidos. Los aprendizajes no deben limitarse a unos
cuantos libros de texto. Aunque podemos utilizarlo de apoyo, no son
más que uno de entrelos cientos de instrumentos que tenemos para
despertar en los niños y niñas el deseo de aprender.
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3. Estimulación positiva
Existen muchas maneras de estimular a nuestros niños y niñas. La
cuestión es bien sencilla. A más estimulación, mayor desarrollo. Nos
podemos dar cuenta de manera instantánea de la diferencia que hay
entre una niña a la que han estimulado mucho y entre una niña que
ha sido poco estimulada. Esa vieja idea de que un niño bueno es el
que no se mueve en todo el día y camina casi catatónico por la vida,
sin mediar palabra, no es muy lógica. Más bien parece la definición
de un enfermo. Debemos ser más reales cuando, en clase, pedimos a
cada instante silencio absoluto, quietud total o bien atención eterna.
Hay que tener en cuenta que nuestra energía, ilusión y necesidad de
juego constante no es la misma que la de ellos y ellas. El juego es su
manera de vivir y debemos respetarlo siempre teniendo en cuenta,
obviamente, las rutinas que hemos expuesto en el capitulo primero.
Hay ambientes familiares en los que se cuida especialmente el tema
del silencio. Es bien sabido que todos los extremos son malos, tanto
por exceso como por defecto. Y reitero esta idea, aunque algunos
piensen que en educación no hay termino medio. A veces intentamos
guardar un silencio sepulcral en casa para no molestar al bebé y un
par de años después rompe a llorar cuando escucha música en una
altavoz amplificado en el colegio o en las fiestas del pueblo. Se asusta
porque no esta acostumbrado a tal experiencia. Por otro lado, hay
ambientes donde la alta intensidad en los volúmenes es una constante
y puede llegar a causar problemas de audición y un perjuicio serio en
cuestión de hábitos saludables.
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Existen diversas maneras de estimular. Podemos erróneamente op-
tar por la estimulación negativa, o bien, podemos realizar esta estimu-
lación de manera positiva. No hay nada más descorazonador que es-
cuchar a un niño que nos dice: «Maestro, no sé hacerlo porque mi
mami me ha dicho que soy un zoquete». O bien: «soy torpe, porque
me lo dicen mucho».
Aunque parezca imposible, a lo largo de toda la carrera un maes-
tro, tiene la oportunidad de escuchar auténticas barbaridades. Tam-
bién hay que ser consciente de que la mayoría de las etiquetas que
continuamente se ponen a los niños y niñas se hacen sin pensar en la
influencia posterior que tiene sobre ellos. Una de las mejores maes-
tras de infantil que conozco me dijo una vez: «los educadores tenemos
la capacidad de mejorar la vida de un niño o la posibilidad de hundirlo
para siempre». Estas palabras están grabadas en mi mente y desde
entonces procuro no olvidarlas nunca.
En este capítulo vamos incidir en la idea de que los pequeños deta-
lles también influyen. En las edades de la educación infantil, y sobre
todo en la etapa de 2 a 6 años, cualquier comentario despectivo, por
insignificante que sea, puede provocar una falta de confianza y auto-
estima que irá aumentando progresivamente a medida que los niños
se vayan haciendo mayores. Muchas veces cuando nos damos cuen-
ta, ya es demasiado tarde.
No debemos olvidar que es necesario adaptarse siempre a las posi-
bilidades de cada niño, sin menospreciarlas nunca. La idea de que to-
dos los niños deben desarrollarse de forma idéntica y en el mismo
tiempo lleva, en ocasiones, a herir psicológicamente al menor, cau-
sando un efecto contrario al que estamos buscando.
Más o menos a los 4 ó 5 años los niños y niñas comienzan a tener
un acercamiento un poco más constante a la lectura y a la escritura. Es
en estas edades cuando debemos tener especial cuidado con plantearle
estas cuestiones de una manera muy divertida y motivadora. Cada vez
que tomemos un libro para leer con el niño debe ser tratado como un
juego más. De nada sirve obligar al menor a realizar tareas intermina-
bles de manera automática y aburrida. Esto solo conseguirá que éste
adquiera una mayor aversión hacia todo lo que tenga que ver con un li-
bro y nos alejará de nuestra meta, que es acercarles a la lectura y a la
escritura de forma lúdica. Es esta una de las batallas constantes en la
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realidad diaria de maestros y maestras de educación infantil. Intentar
que los padres y madres no se desesperen y agobien, y mucho menos
que utilicen la lectura como un elemento de tortura en vez de un juego
entre ellos y sus hijos o hijas buscando no necesariamente mucha canti-
dad de tiempo, sino mucha calidad en el tiempo que se comparte con
ellos y ellas.
Al leer estas líneas, muchos pensarán: «yo sería incapaz de hacer eso
con mi hija». Ese pensamiento probablemente lo tenemos todos. La
cuestión está en que tenemos hábitos aprendidos que, a simple vista, no
merecen nuestra atención ya que los hemos adquirido como normales
dentro de nuestro entorno habitual. Hay que reconocer también que
realmente no siempre somos pacientes como para realizar este tipo de
actividades; en ese caso es preferible ausentarse de ellas para evitar el
nerviosismo y el comentario poco oportuno. Ni nadie es perfecto ni to-
dos los días son ideales; por esa razón debemos ser capaces de analizar
en que estado estamos para evitar situaciones injustas con nuestros me-
nores. Realmente la palabra injusto parece algo fuerte pero en verdad y
en muchas ocasiones es bastante cercana a la realidad.
En relación con este tema son habituales en el aula situaciones
como la que queda plasmada en este cuento.
CUENTO DE SER CAPAZ
Llega un nuevo día en la clase de 4 años. Los alumnos y alumnas
entran por la puerta de la clase con sus sonrisas perpetuas y su saludo
de buenos días. 
Una vez que están sentados en sus sillas, el maestro les saluda y les
pregunta si hay alguien que se anime a dibujar en la pizarra el número
5, ya que supone el principio de un nuevo juego que van a realizar.
Todos levantan las manos con energía y se empiezan a escuchar las
voces de los niños y niñas que cada vez se hace más presentes. 
El docente realiza un barrido panorámico sobre todas las manitas
cuando, de repente, se da cuenta de que hay una que no está levanta-
da, la misma mano que no se levanta ningún día para absolutamente
nada. Esa mano corresponde a una niña de carita angelical que mira a
su maestro con unos ojos que denotan cierto malestar. El maestro, sin
perder la sonrisa, dice:
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—Bajad todos las manos; hoy va a salir a la pizarra María (nombre
inventado para la niña que no quiere salir a la pizarra).
A María le cambia la cara por completo y casi al instante la niña
afirma tajantemente:
—No, no, no. Yo no salgo profe.
El maestro con presteza exclama:
—Pero por qué no sales pequeña. Si tú eres muy lista y sabes ha-
cerlo muy bien.
La niña sigue moviendo la cabeza de un lado a otro y sin dar mues-
tras de que pueda animarse a realizar dicha actividad, sostiene:
—El numero 5 es muy grande y no se hacerlo.
Todos afirman al unísono: ¡¡¡¡¡¡¡ Profe, si sabe!!!!!!!
Una de sus amiguitas la anima:
—Venga sal a la pizarra, si es el número que tiene orejas y parece
un conejito.
La niña cede ante sus amiguitos y el maestro. Se decide a levantar-
se y a acercarse a la pizarra. Una vez allí toma una tiza de color verde
y realiza el número 5 de una manera realmente perfecta.
Todos comienzan a hacer palmas, como es normal en este tipo de
juegos cuando uno concluye bien la actividad que debía realizar, y Ma-
ría se sienta con una amplia sonrisa en la cara.
Esta es solo una de las muchas veces que la niña se niega a realizar
las tareas de clase alegando que no es capaz de hacerlas porque no
sabe. El maestro ya conoce que cada vez que se pone a leer con él,
María siente un rechazo inicial y le reitera que no sabe leer, añadiendotambién que en casa le han dicho que lee muy mal. La sorpresa es
que la niña va aprendiendo con total normalidad y reconoce la mayo-
ría de las letras llegando a realizar la lectura casi completa de las fi-
chas que propone el maestro. Ante la sorpresa del mismo, intenta
convencer a la niña asegurando:
—Pero si lees muy bien. Te voy a decir una cosa. Eres una niña
muy inteligente y estoy muy orgulloso de ti, pequeña. No quiero que
me vuelvas a decir que no sabes hacerlo y quiero que recuerdes siem-
pre que tú «eres muy capaz».
Esta historia es real como la vida misma y la moraleja está más que
clara.
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Si todos apoyamos el «sí», el «no» dejará de ser una opción
* * *
Es irreal pensar que este caso es lo más habitual. Día a día compro-
bamos que hay familias donde se cuida mucho este tipo de detalles e
incluso tengo el orgullo de afirmar tajantemente que de ellas aprendo
continuamente numerosos aspectos que voy adaptando a mi trabajo e
incluso a mi vida personal. A lo largo de los años he tenido la suerte
de encontrarme con padres y madres que son un verdadero tesoro,
no solamente por su calidad como personas, sino por su capacidad
de comprensión y perspicacia a la hora de educar a sus hijos.
Evitar conductas negativas
En ocasiones, no todo es tan bonito y si es verdad que los valores
y las formas no son las más correctas. Esto no quiere decir que se
quieran hacer las cosas mal por decisión, sino posiblemente por
costumbre o desconocimiento. Todos deberíamos meditar un poco
sobre los detalles que, quizás sin querer, pueden influir negativamen-
te en la voluntad de nuestros niños y niñas. Detalles que pueden ser
frases, palabras o actitudes concretas que hacen mella en lo más
profundo de esos cuerpecitos tan mágicos como influenciables.
Hay que evitar a toda costa las frases negativas. No enseñan abso-
lutamente nada. No tienen ninguna función y a la larga hacen más
daño de lo que a veces podemos imaginar. El problema es que los ni-
ños acaban por creérselo y actuar en consecuencia.
Invitamos desde aquí a que cuidéis el entorno general de vuestros
peques. Incluid a todas las personas que tengan relación directa con
ellos. Simplemente bastará exponer a los demás que es vuestro de-
seo cuidar esos pequeños detalles y para ello necesitáis su ayuda.
A continuación, en el cuadro que sigue ofrecemos ejemplos muy
elocuentes de cómo convertir alguna de esas frases negativas en posi-
bles frases motivadoras.
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Ahora sólo tenemos que imaginar que todas esas frases negati-
vas dejarán de existir para siempre en nuestra vida. No debemos
permitir ni una sola. Las sustituiremos por frases positivas que di-
cen los mismo, pero siempre enriqueciendo el autoconcepto de los
niños y niñas. Además, inculcaremos esa actitud positiva en sus
propias frases incluyendo la aplicación de las mismas en su vida
diaria.
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TABLA DE FRASES NEGATIVAS CONVERTIDAS EN POSITIVAS
«que malo eres»
«este niño va a ser un bicho»
«mira lo que has hecho»
«este niño es un desastre»
«eres un vago»
«estoy harta de ti»
«cada día te aguanto menos»
«no sabes nada más que
molestar»
«no tienes vergüenza»
«hay que ver que guarro
eres»
«no hay forma de hacer
nada contigo»
«pórtate bien, cariño»
«este niño va a ser un deportista»
«sé que lo has hecho sin querer»
«te enseñaré como se ordena esto»
«tú puedes hacerlo»
«haz caso a mamá, que te quiere
mucho»
«cada día te quiero más»
«aquí tienes tu espacio para jugar»
«dime: ¿qué te pasa?»
«todos tenemos accidentes, por eso
debemos tener mas cuidado»
«me gustaría que hicieras esto
conmigo»
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Importancia de la estimulación positiva
En las tutorías, que semanalmente tenemos con las madres y pa-
dres de nuestros alumnos y alumnas, son numerosas las ocasiones en
las que hay que repetir la importancia de estimular siempre de mane-
ra positiva. Muchas veces el miedo a que nuestro hijo sea menos listo
que su compañero, lleva a no tener en cuenta que no todos desarro-
llan sus capacidades justo en el mismo momento. Unos leen antes que
otros sin que ello signifique que estos últimos no lo vayan a hacer. En
estos decisivos instantes es vital que mantengamos la calma y que siem-
pre los tratemos con el máximo respeto y la más absoluta paciencia. 
Son muy numerosos los casos de menores realmente inteligentes que
son frenados en su normal desarrollo por un nefasto entorno de conti-
nuos estímulos negativos y poca valoración de sus capacidades. Tam-
bién, en muchos casos, tenemos la suerte de encontrar en nuestro ca-
mino a padres y madres que son un auténtico ejemplo.
Todos podemos hacer algo al respecto si realmente nos lo proponemos
y creamos nuestros propios hábitos positivos de respuesta. Tampoco con-
fundamos esto con estar continuamente agasajando al niño por todo, aun-
que tenga un mal comportamiento. Debemos hacerle entender que algo
nos ha gustado o que, por el contrario, nos ha disgustado. Podemos mos-
trarle nuestro enfado, pero para ello no es necesario faltarle al respeto.
Me gustaría incidir en la idea del respeto. Mostrando al menor
nuestro respeto hacia él estaremos, al mismo tiempo, inculcando ese
valor, que el niño después pondrá en práctica con los demás.
No hay que confundir educación con imposición sin más. Todo tie-
ne un por qué. El pequeño tiene que saber la razón por la que se ha-
cen las cosas. De esta manera conseguiremos una interiorización más
efectiva y un aprendizaje más significativo sobre las normas que nece-
sita una persona para realizar una correcta socialización y un buen
desarrollo de su propia autoestima y personalidad.
Estimular teniendo en cuenta la coeducación
Otro punto que se repite una y otra vez en nuestras aulas es la clara
diferencia en la manera de estimular a un niño o a una niña.
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Si analizamos meticulosamente esta circunstancia, nos podemos
dar cuenta de que la diferencia es causada por un factor, en gran par-
te, educacional. Desde que nace, a un niño se le educa para que sea
fuerte y valiente. Se le potencian la capacidades físicas mucho más
que a las niñas. Disfrutamos apuntándolo a kárate, fútbol, baloncesto
y un sin fin de actividades físicas; incluso observamos las caras de sa-
tisfacción de los papis cuando ven a sus hijos con un balón debajo del
brazo.
Sin embargo, tiemblan de vergüenza cuando lo encuentran jugando
a las muñecas con su prima en la reunión familiar de los domingos.
Aunque siempre el papá utiliza la misma excusa de que ya está su hijo
mirando debajo de las faldas a las muñecas.
Es cierto también algún que otro caso en el cual una madre, preo-
cupada por su hija, le ha rajado de arriba a abajo el balón de cuero
que la niña se ha encontrado en la calle. La madre está muy preocu-
pada después de ver por la ventana, cada tarde, a su hija acercándose
a jugar al fútbol con sus amigos y realizar una jugada de alto riesgo,
ganándose el respeto y la admiración de sus compañeros al colar un
gol. Esa madre se pregunta una y otra vez: ¿qué habré hecho yo para
merecer esto?
La coeducación viene a significar la educación por igual a niños y
niñas huyendo de etiquetas y estereotipos sexistas. Muchos y muchas
intentamos coeducar teniendo esta palabra en cuenta hasta en la for-
ma de escribir. Seguramente lo habréis comprobado en el hecho de
siempre que utilizo un género masculino, el femenino no puede faltar
ya que existe. Si me quiero referir a «niños y niñas» lo más lógico es
que utilice los dos géneros y no generalice únicamente utilizando el
masculino «niños» para englobar también a las «niñas».
Este es sólo uno de tantos ejemplos que siempre hemos utilizado
sin darnos cuenta de que estamos imponiendoun género sobre el
otro. Está en nuestra mano no realizar separaciones, por ejemplo en
los juegos, teniendo en cuenta el sexo. Podemos ser más comprensi-
vos a la hora de respetar los gustos de nuestros menores, aunque ella
quiera un balón y él una cocina. Hay tantas ocasiones en las que po-
demos poner en práctica la coeducación que resulta penoso no apro-
vecharlas para instaurar en ellos y ellas un valor que, sin duda, enri-
quecerá su persona y fomentará el respeto hacia el sexo contrario.
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En relación a esta cuestión, vamos a recordar un experimento que
mostraron en la carrera de Educación Infantil en la Universidad de Al-
mería. El asunto, bien sencillo por cierto, despertó en los alumnos y
alumnas que estábamos allí un cierto revuelo. En una sala se introdu-
jeron a muchos bebés niños con vestidos de color rosa y bebés niñas
con vestidos azules. En la sala había también juguetes de todo tipo.
La investigación consistía en dejar entrar a una pareja por bebé des-
conocedora del detalle del vestido. Estas parejas debían escoger un ju-
guete para enseñárselo al bebé que les tocaba. Adivinad: ¿qué tipo de
juguetes utilizaron las parejas para los niños vestidos de rosa? Exacto,
las muñecas. ¿Y qué les dieron a las niñas vestidas de azul? ¡¡Bingo!!,
las pelotitas y los coches. Lo cual quiere decir que no educamos de la
misma manera a un niño que a una niña. Siglos y siglos de prejuicios
o de esquemas previos culturales aprendidos de generación en gene-
ración pueden tener la culpa.
¿Quién sabe? ¿No es quizás interesante para el desarrollo físico y
social de las niñas aprender a jugar al fútbol? ¿Es una locura que den-
tro de las maravillosas historias que inventan los niños con sus muñe-
cos, haya también muñecas? En fin, todas estas cuestiones son sim-
plemente clichés que aún se resisten a desaparecer. Y tanto se
resisten a desaparecer que más de uno al leer estas palabras seguirán
sin estar de acuerdo.
En mi clase observo todos los lunes y miércoles cómo en psicomo-
tricidad, las niñas son unas auténticas máquinas de colar goles. Les
encanta jugar al fútbol y realizar todo tipo de juegos deportivos. Son
cada día menos los casos en los que se escucha a un niño quejarse de
que las niñas jueguen a un determinado juego. Es en ese momento
cuando tenemos que dejar claro que todos juegan a todo sin distincio-
nes de ningún tipo.
Los niños y niñas nacen sin prejuicios. Sin duda se los enseñamos
nosotros mediante la educación que les ofrecemos. Un ejemplo claro
está cuando se observa el recreo de infantil. Conviven niños y niñas
de más de diez nacionalidades diferentes. Se mezclan todo tipo de co-
lores, razas y religiones y todos los menores juegan juntos, ríen juntos
e interactúan unos con otros con la mayor normalidad.
La transparencia y limpieza del corazón de un niño es el tesoro
más valioso del mundo. Aún nos queda mucho que aprender de ellos.
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4. Mejorar la autonomía
Evitar la sobreprotección
Y llegamos al talón de Aquiles de muchas mamás y papás del mun-
do entero. Intentaré exponer la idea principal muy, muy clara: la so-
breprotección es negativa.
Cuando las familias tienen solo uno o dos hijos, no tienen mucho
donde comparar. Imaginemos una clase de infantil, tenemos la opor-
tunidad de tratar normalmente a 20 a 25 niños y niñas por clase.
Aquí es donde se observa la falta o no de autonomía de cada alumno
o alumna. Todos amamos a nuestros menores. Todos intentamos que
tengan la mejor vida posible y que estén seguros, pero volvemos a
una idea muy antigua: todos los extremos son malos, tanto por exce-
so como por defecto, a pesar de lo que piensen algunos.
No hay que olvidar que no tiene la misma autonomía un niño de 3
años que uno de 5. Hay un avance impresionante. Cuando entran al
colegio con 3 añitos, en términos generales, demandan que se les
haga todo. Te piden que les limpies la nariz, que les des agua, que les
pongas el desayuno, que les abras la puerta y la tapa del váter, que les
busques la página que hay que pintar y un largo etcétera. Normal-
mente, los niños y niñas de 2 y 3 años, se caracteriza por una falta
real de autonomía, todavía bastante alta en comparación con 4 y 5
años. En una clase numerosa… es necesario organizarse. Esta orga-
nización se realizará con el objetivo de que niños y niñas sean, poco a
poco, más capaces de realizar sus propias tareas ellos solitos, aunque
siempre bajo la vigilancia de un adulto. Esta misma filosofía de apoyo
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a la autonomía constante y programada se puede y se debe estable-
cer, no solo en clase, sino también fuera de ella. También en la casa,
una niña o un niño es capaz de ordenar sus cosas, lavarse las manos,
tirar las sobras del desayuno a la basura o recoger los juguetes, tanto
como en el aula. Depende de nosotros.
No debemos olvidar que la sobreprotección genera niños y niñas
con mayor inseguridad y más dependientes.
Cómo fomentar una mayor autonomía 
en los niños y niñas
Esta cuestión es más simple de lo que parece. Únicamente tenemos
que dejar hacer. Mientras puedan realizar cualquier actividad, hay que
permitir que la realicen, teniendo en cuenta que cada logro es un avan-
ce más hacia un niño o una niña con más destrezas y capacidades.
No son raros los casos de las madres que, aún estando su hija en
6º curso de primaria, es decir con 10 ó 12 años, no le dejan ir nunca
a las excursiones que organiza el colegio alegando que se puede caer
y hacer daño.
Podemos observar también con cierta facilidad los casos en que los
mayores anulamos prácticamente todas las posibilidades de juego de
un pequeño que intenta divertirse un poco con cualquier cosa que cae
en su mano. Es muy importante que controlemos el que los objetos
con los que deben jugar nuestros menores sea seguros, pero si le qui-
tamos un objeto que creamos peligroso no debemos olvidar dar en
ese momento otra opción de juego para no estar siempre quitándole
todo lo que caiga en su mano. Además, así aprenderá con qué se
puede y con qué no se puede jugar.
Para forjar una correcta autonomía es importante organizar el tiem-
po y sobre todo los espacios de la clase o la casa con el objetivo de que
sepa dónde va y para qué sirve cada cosa, así como lo que se puede o
no se puede utilizar en cada momento. Todo debe estar perfectamente
estructurado y, si lo está, así lo aprenderán nuestros niños y niñas.
Los pequeños toman por norma aquello que nosotros les mostra-
mos de manera natural. Si antes de que el niño intente abrir el brik de
un batido, se lo abre el papá o el maestro, la próxima vez directamen-
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te acudirá a ellos para que lo hagan de la misma manera. Eliminamos
así la inquietud o iniciativa de hacerlo él mismo ya que así es como se
lo estamos enseñando.
Seguro que todos tenemos en nuesta mente algún caso concreto,
ya que esta circunstancia se repite con demasiada frecuencia. Lógica-
mente, todo es comprensible dependiendo del punto de vista. Si
adoptamos la manera de pensar tradicional, pensaremos: «pobrecitos,
tan pequeñitos y nadie les ayuda». Todos queremos el bien y lo mejor
para nuestros peques, así que siempre es factible buscar un término
medio que les enriquezca y al mismo tiempo les proteja y ayude. En
los quehaceres diarios podemos encontrar múltiples actividades que
nos pueden servir para mejorar la autonomía de un niño o una niña
de infantil. Solo tenemos que ser sensibles a este tipo de situaciones e
impulsarles y motivarles para que ellos y ellas realicen cada día más
tareas de manera autónoma.
Tabla evaluadora del grado de autonomía
Como hemos señalado en capítulos anteriores, antes de solucionar
un problema, tenemos que constatar que realmente

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