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Coloma,	María	Agustina
Miradas	sobre	la	Desigualdad
Social.	Una	aproximación	a	los
diálogos	entre	la	teoría	y	la	empiria
en	la	sociología	contemporánea
Tesis	presentada	para	la	obtención	del	grado	de	Licenciada	en
Sociología
Directora:	Muñiz	Terra,	Leticia
Coloma,	M.	(2018).	Miradas	sobre	la	Desigualdad	Social.	Una	aproximación	a	los	diálogos	entre	la
teoría	y	la	empiria	en	la	sociología	contemporánea.	Tesis	de	grado.	Universidad	Nacional	de	La	Plata.
Facultad	de	Humanidades	y	Ciencias	de	la	Educación.	En	Memoria	Académica.	Disponible	en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1487/te.1487.pdf
Información	adicional	en	www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
Esta	obra	está	bajo	una	Licencia	Creative	Commons	
Atribución-NoComercial-SinDerivadas	4.0	Internacional
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA 
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA 
EDUCACIÓN 
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA 
TRABAJO FINAL // TESINA 
 
Miradas sobre la Desigualdad 
Social. 
Una aproximación a los diálogos entre la 
teoría y la empiria en la sociología contemporánea 
 
 
 
Alumno/a. María Agustina Coloma 
Legajo 80660/0 
Correo electrónico: 
colomaagustina@gmail.com 
Director: Muñiz Terra Leticia M. 
Fecha Febrero 2018 
 
2 
 
 
RESUMEN 
 
La presente tesina se concentra en algunas de las miradas desde la sociología 
contemporánea sobre la desigualdad social. Los estudios sociológicos sobre la 
desigualdad social han prosperado en la última década. 
En el marco de una abundante producción sobre la temática desde la ciencia 
social, coexisten distintas formas de construir este objeto de estudio. Por eso en este 
trabajo se realiza un abordaje del campo de los estudios sobre la desigualdad intentando 
recuperar las conceptualizaciones fundamentales del tema. 
Las perspectivas sobre la justicia social y la estructura de clases son un punto de 
partida necesario para estos debates. 
Además cobra importancia relacionar estas elaboraciones con otros temas afines 
tanto del desarrollo del pasado reciente de la sociología como del presente. Es por ello 
que se retoman algunos puntos nodales de la producción científica argentina y también 
debates en torno a la marginalidad, la pobreza y la exclusión. 
Se exploran cuatro aproximaciones empíricas a la desigualdad para dar cuenta de 
la variedad de formas de construcción empírica de la temática y de los diálogos de éstas 
con las teorías generales. Se ilustra a partir de las mediciones de desigualdad por 
ingreso, los estudios de movilidad social, las tipologías y los estudios de trayectorias. 
 
 
Palabras Clave: 
Desigualdad Social- Clase Social- Trayectorias- Mecanismos-Justicia Social 
3 
 
ÍNDICE 
 
 
Agradecimientos…………………………………………………………………………5 
 
Introducción…………………………………………………………..………………….6 
 
1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas………….…..…10 
1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social…………..….11 
1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad………………21 
 
2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista 
sociológico………………………………………………………………………..…….27 
2.1 Los mecanismos de la desigualdad social………………………………………….27 
2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad ……………………………………...30 
 
3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de vida……..34 
3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social…………………35 
3.2 Miradas sobre la marginalidad y exclusión……………………………………..….38 
3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción………………………….………42 
 
4. Construcciones empíricas en torno a la desigualdad social…………………………50 
4.1 La desigualdad desde el ingreso……………………………………………………53 
4.2 La desigualdad desde la categoría ocupacional…………………………………….55 
4.3 La desigualdad desde las tipologías estructurales y articuladas………………..…56 
4 
 
4.4 La desigualdad desde las trayectorias…………………………..………………….58 
 4.5 La construcción del objeto y las miradas sobre la igualdad social………………..61 
 
5. Reflexiones finales………………………………………………………..………...63 
 
6. Referencias bibliográficas…………………………………………………………...67 
 
5 
 
Agradecimientos 
 
En ocasión de la entrega de este trabajo quisiera dedicar unas palabras a aquellas 
personas con quienes comparto mi vida cotidiana y que han servido de alguna u otra 
forma de inspiración en estos últimos tránsitos. 
En primer lugar quisiera agradecer a Leticia Muñiz Terra por su incansable labor 
pedagógica. El apoyo y la enseñanza que brinda exceden cualquier cargo docente. 
Asimismo sólo tengo palabras de gratitud para con todos los profesores con 
quienes me crucé en la carrera. La seriedad, y la humanidad con que se enseña en esta 
casa son destacables, en tiempos de vínculos líquidos e institucionalidades 
fragmentadas. 
Mis compañeros de equipo también merecen un lugar, gracias por permitirme 
seguir en contacto con el mundo académico en momentos en que fueron mi único 
vínculo, y por la actualidad de las discusiones y diálogos. 
Agradezco a mis amigas de la facu, algunas se quedaron en el camino otras aún 
están, pero junto a todas ustedes he crecido y crezco. 
A mis amigas de la vida, a mis amigas y amigos del tango y a Ana Julia mi 
compinche de la vida que desde siempre me escucha con renovada paciencia. Todos 
ustedes contribuyen a hacer mi vida plena y con sentido. Gracias. 
A Adolfo por la compañía y por inspirarme con el ejemplo. 
Por último quisiera agradecer a mi familia, a mis padres y hermanos. En especial 
a mi madre, por enseñarme el amor a su profesión y a ser perseverante a pesar de las 
dificultades en que a veces nos pone la vida, y a mi hermano por su complicidad y 
paciencia. 
 
6 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Vivimos en un mundo desigual, actualmente nadie desafiaría esta afirmación. 
Paradójicamente los derechos y conquistas de aquellos grupos postergados de larga data 
parecen ser manifestados y escuchados. La igualdad en términos legales es 
históricamente la mayor que hemos vivido, los recursos económicos y la explotación 
económica se encuentran en un punto de apogeo inigualable (Willkinson y Pikett, 2009) 
“…los trabajadores manuales de las sociedades occidentales ganan ahora entre tres y, 
cuatro veces más que sus homólogos a principios de siglo” (Giddens, 2000: 330). Aun 
así particularmente América Latina es definida como la región más desigual del planeta
1
 
(Reygadas, 2008). 
Esta tesina recopila algunos de los debates fundamentales en torno a la 
desigualdad desde las ciencias sociales, y particularmente desde la perspectiva de la 
sociología actual en Argentina. 
La estructura social y la desigualdad son temas nodales que han preocupado a las 
ciencias sociales. Ambos aspectos forman parte del acervo de temas con que las ciencias 
sociales han emergido. Sin embargo atravesando momentos de mayor opacidad y otros 
en los cuales se corren al centro de la escena de la ciencia social y de las preocupaciones 
sobre la cuestión social. 
La desigualdad social es una de las problemáticas relevantes presente en las 
sociedades estudiadas por de los organismos internacionales, ya que Latinoamérica es 
“la región más desigual del mundo”, asimismo la inclusión y la igualdad, sumadas al 
combate de la pobreza se enuncian como parte prioritaria en las agendas políticas. Sin 
 
1
 En términos de ingreso. 
7 
 
embargo no todos los estudiosos acuerdan en su caracterización, las facetas que 
incorpora y las posibles formas de intervención social. 
Coexisten diferentes formas de conceptualización, medición y de 
operacionalización, como disímiles aproximaciones empíricas. También difiere el peso 
explicativo de los factores que se tienen en cuenta para la denuncia de las condiciones 
de vida,y para la comprensión de las tensiones que se originan a raíz de la desigualdad, 
así como las tensiones que derivan de éstas. 
La preocupación por la desigualdad y su contracara la igualdad, se puede 
encontrar emparentada con el surgimiento de las ciencias sociales desde sus inicios en 
el S. XVIII. 
Las condiciones que posibilitaron el ascenso de la burguesía como son el inicio 
de la sociedad industrial y las nuevas formas de organización económica y política son 
consecuencias del proceso histórico ligado al triunfo de la Revolución Francesa. 
El ideario de los derechos del hombre y del ciudadano, que habilitó este proceso 
trajo, de la mano de las nacientes ciencias sociales y junto a la emergencia de la 
cuestión social y urbana, la preocupación por las condiciones de vida de la clase 
trabajadora. 
Dadas estas circunstancias generales podemos observar que desde las ciencias 
sociales tiene lugar a la emergencia de diferentes respuestas. 
Estudios clásicos de economía, sociología y filosofía se han dedicado a sentar las 
bases para el estudio de diferentes tipos de desigualdad. Han intentado explicar las 
jerarquías sociales y las diferencias en la distribución de algunos bienes o atributos, sus 
causas y consecuencias. 
Durante el siglo XX, de la mano del auge del estado de bienestar, los Estados 
Nación occidentales, demuestran que la conciliación entre democracia y capitalismo es 
8 
 
funcional en muchas sociedades, en ese escenario la desigualdad social y el estudio de 
las estructuras sociales plantean nuevos interrogantes. Para el caso de América Latina y 
Argentina en particular los modelos socio-políticos de los últimos cincuenta años 
plantean el desafío de vivir en sociedades desiguales en variados aspectos. 
La desigualdad social por parte de la sociología en Argentina ha sido una 
inquietud que está ligada al establecimiento de esta ciencia social desde sus inicios. Aun 
así este tema se ha acrecentado en los últimos años (Kessler, 2014) 
A partir de la definición de la desigualdad social surgen diferentes formas de 
categorización y separaciones. A su vez, estas categorías se vuelven justificantes de 
jerarquías y de criterios de distribución (de bienes materiales y simbólicos) y justicia en 
una sociedad determinada. En relación con lo anterior, el presente trabajo se propone 
explorar sobre las diferentes construcciones de formas de conceptualizar, definir y 
medir la desigualdad. 
Según su peso relativo los estudios intentan, además, asociar alguna de estas 
categorías como principal factor explicativo o desencadenante o atenuante de otras 
desigualdades. Tal es así que el ingreso suele ocupar un lugar preponderante en los 
estudios de desigualdad, junto con el análisis de las clases sociales. 
Sin pretender ser exhaustivos este texto tomará algunos referentes del 
pensamiento social contemporáneo para intentar responder interrogantes sobre la 
desigualdad social. En particular esta tesina se pregunta: ¿Cuáles son las 
conceptualizaciones fundamentales desarrolladas en el marco de las ciencias sociales 
sobre la desigualdad social? ¿Cuáles son actualmente las definiciones del problema?, 
¿Qué consecuencias y posibles causas se aventuran a arrojar?, ¿Cuáles son las 
dimensiones que se tienen en cuenta a la hora de estudiar la desigualdad? 
9 
 
Particularmente se rescatarán los desarrollos a nivel local y de los últimos años dentro 
de la problemática. 
Se intentará dilucidar de la aproximación a la desigualdad que se hace, e ilustrar 
sobre algunas de las formas posibles de aproximación empírica a su estudio. 
 En el primer capítulo nos concentraremos en encuadrar la problemática de 
manera más general y abstracta. Retomaremos el análisis de la desigualdad a raíz del 
debate en torno al liberalismo y la democracia y la conceptualización de las clases 
sociales. 
En el segundo nos ocuparemos de definir algunas particularidades en torno a la 
disciplina sociológica y los estudios de la desigualdad. 
En el tercero nos adentraremos en las discusiones locales de las temáticas afines 
surgidas en el contexto de los últimos años en Argentina. 
Por último tomaremos algunos estudios del campo actual para ver en la forma en 
que se construyen las aproximaciones empíricas que se están llevando a cabo en el área 
en cuestión. 
Para finalizar realizaremos algunas reflexiones respecto a lo expuesto 
anteriormente para responder a las preguntas de investigación anteriormente planteadas. 
10 
 
1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas 
 
 ―Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. 
 Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común‖ 
 
Art 1. Declaración de los Derechos 
 del Hombre y del Ciudadano de 1789. 
 
Reconstruiremos dentro de las ciencias sociales cuáles son las concepciones 
sobre la desigualdad, la pregunta inicial que guiará este capítulo es ¿Cuáles son las 
concepciones respecto a la temática que coexisten en la ciencia social? ¿Cuáles son los 
puntos de partida y con qué otros conceptos se entrelazan? ¿Cómo podemos estudiar la 
desigualdad social? 
Para ello deberemos preocuparnos por distinguirla de otros términos afines, 
asimismo demarcar los límites y derivaciones que cada una de las concepciones 
permite. 
La desigualdad social como preocupación académica dentro del campo de la 
sociología surge ligada a los estudios de la estructura social, se relaciona con los 
principios distributivos de cada sociedad. “Los sociólogos hablan de la existencia de 
una Estratificación Social para describir las desigualdades. La estratificación puede 
definirse como las desigualdades estructurales que existen entre diferentes grupos de 
individuos” (Giddens, 2000: 317). 
Es por ello que este capítulo tendrá dos ejes principales para en su desarrollo, en 
principio retomaremos los debates en torno a la igualdad y la libertad, en sintonía con 
ello veremos luego las diferentes formas de estudiar las clases sociales. 
 
11 
 
1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social 
 
El debate sobre la igualdad y la libertad se remonta a la época de la caída del 
Antiguo Régimen en donde los iusnaturalistas y los socialistas utópicos rivalizaban 
sobre cuál era la proveniencia de las desigualdades naturales. 
La forma de organización del trabajo en las sociedades modernas, supone dos 
procesos simultáneos, una creciente fragmentación de los procesos productivos, y la 
consecuente coordinación de los circuitos para el ensamble y el consumo de productos, 
incluso a escala global. 
 Tal como ya lo planteara Durkheim en La División del Trabajo Social (1967) en 
las sociedades complejas el lazo social se organiza a partir de las diferencias. Esta 
afirmación que aún conserva actualidad señala que la interdependencia se vuelve una 
forma de organización del bienestar común. 
La diferenciación social no tiene necesariamente que ver con la desigualdad. La 
desigualdad se relaciona con procesos sociales históricos, políticos, culturales y 
territoriales a partir de los cuales grupos sociales otorgan valores a las condiciones 
diferenciales. 
Para que una diferencia se convierta en desigualdad mediará un proceso social y 
político. En este proceso se configura la distribución desigual de bienes en un grupo 
social determinado. 
Estas formas de apropiación y distribución de bienes materiales y simbólicos no 
son estáticas, y la justificación de lo que los miembros de la sociedad merecen, lo justo 
o lo equitativo varía a través del tiempo y el espacio. 
En una sociedad que se ha liberado del sistema estamentario del Antiguo 
Régimen, el derecho de nacimiento pierde su centralidad, la igualdad política toma lugar 
12 
 
y se identifica con la libertad, y con el ascenso social ligado al mérito y ya no al derecho 
de nacimiento. 
A partir, la igualdad ante la ley y la consecuciónde derechos políticos, civiles y 
más tarde sociales, la igualdad política se conjuga de la mano de la libertad antes que de 
la de la igualdad social. 
 El surgimiento del proletariado supone una doble libertad de la clase 
trabajadora. Mientras que son políticamente iguales al resto de los hombres, son libres 
de vender su fuerza de trabajo pues ya no poseen lazos de sujeción a un señor feudal. A 
la vez son libres de toda propiedad salvo su propia fuerza de trabajo por lo cual se 
hallan compelidos a trabajar para otro. Este carácter paradójico de la libertad de la clase 
trabajadora configura gran parte de las relaciones entre el Estado, el mercado y la 
sociedad civil desde los albores del desarrollo del capitalismo. 
La igualdad social se revitalizará en sintonía con el Estado de Bienestar en 
Occidente de mediados del SXX. Es entonces cuando los análisis de la estructura social 
toman importancia como forma de aprehender los mecanismos de distribución, valor y 
jerarquización de las sociedades modernas, en última instancia la desigualdad de 
condiciones de vida de los miembros de la sociedad. 
Nos encontramos en un contexto en el que las condiciones de vida de las grandes 
mayorías mejoran a partir de la intervención del Estado en la economía, a través de 
políticas redistributivas. El mercado sin intervenciones ni trabas, por sí sólo no 
contribuye al mejoramiento general de las condiciones económicas. Igualdades de 
derecho y desigualdades de hecho conviven y persisten. 
Las críticas a las jerarquías sociales persistentes están en sintonía con el avance 
del cuestionamiento a la idea de las capacidades naturales. ¿Será posible que aquellos 
13 
 
que obtienen los mayores logros y beneficios de una sociedad sean los mejor dotados en 
capacidades y bienes? 
 Se ha planteado que: “la idea de desigualdad natural tiende a legitimar las 
desigualdades sociales existentes y a encubrir su génesis social, en aras de favorecer la 
reproducción del statu quo (Beteille, 1983).” (Mora Salas, 2004:19). 
Se agrega que se trata de argumentos etnocéntricos cuyo carácter tiende a ocultar 
los corporativismos operantes (Dubet, 2011: 74). Avanzaremos frente a la necesidad de 
especificar y sumar claridad respecto a los mecanismos que se ponen en juego para 
reproducir la estructura social desigual. 
 Este fenómeno que ya no será concebido por los científicos sociales como 
fundamentado por las características naturales sino como social y organizacional (Tilly, 
2000: 98). 
 Los debates en torno a la justicia social y el rol del Estado en el SXX se 
producen a partir de las tensiones entre capitalismo y democracia en los estados 
nacionales. Los estados-nación logran amenizar los componentes del capitalismo la 
democracia a cuenta de inclinar el carácter del Estado para uno de los dos polos de la 
dupla libertad- igualdad. De esta manera se generan distintas configuraciones del Estado 
de Bienestar 
Las justificaciones, las jerarquías categoriales y los valores que sirven para 
argumentar sobre la legitimidad de las formas de organización desiguales suelen 
cambiar, e inscribirse en relaciones de poder: “La desigualdad no puede comprenderse 
al margen de las relaciones de poder que operan en diferentes niveles y dimensiones de 
la vida social” (Reygadas, 2008: 10). 
En concordancia con esto, los referentes de los estudios de desigualdad plantean 
que cuando se mira el origen de la misma, se suele relacionar estas construcciones 
14 
 
jerárquicas formadas a partir de atributos y características particulares de individuos o 
grupos, con la distribución asimétrica de bienes y otros valores sociales. Es decir que 
las desigualdades estructurales, se vinculan con la estructura de repartición social. 
De esta manera se realiza una operación que justifica las asimetrías en la 
distribución
2
 a partir de atributos que son percibidos como “características naturales” 
de los individuos, opacando el origen político y contingente de los criterios justificantes 
de las jerarquías sociales (Tilly, 2000). 
La explicación de las causas de la desigualdad tiene vinculación con la 
concepción misma de la relación individuo- sociedad, y en última instancia con la 
concepción sobre la justicia social, esto quiere decir que “…la distribución asimétrica 
de las ventajas y desventajas en una sociedad, que es resultado de relaciones de poder 
mediadas culturalmente” (Reygadas, 2008: 38). 
Sumando a la argumentación de Reygadas sobre la relación entre desigualdad y 
poder, sostenemos junto a Dubet (2011) que, en las sociedades modernas la 
desigualdad es una forma de justificación de la justicia social, es decir de la distribución 
de bienes y capacidades sociales. 
Mora Salas (2004) plantea que los estudios sobre desigualdad han optado por 
alguna explicación de desigualdad que destaque, o bien la distribución de capacidades y 
recursos entre los individuos, o bien el carácter desigual de las pautas de intercambio y 
relaciones o bien la asimetría estructural. Estos tres énfasis definen así perspectivas que 
tomadas por separado presentan limitaciones. 
Por ello este autor al igual que Reygadas (2008) proponen una mirada 
alternativa que conjugue elementos de las tres perspectivas señaladas, y proponen 
enfoques superadores de los anteriores. 
 
2
 Distribución que como afirma Tilly (2003) es una distribución de dones y atributos por un lado 
y de perjuicios y desventajas en el otro extremo. 
15 
 
Estas tres aristas de la explicación que tienen diferente peso para las teorías están 
vinculadas con diferentes concepciones sobre la igualdad, es por eso que nos 
detendremos sobre las posibles maneras de identificarla. 
En principio retomaremos la caracterización de igualdad de Mora Salas (2004) 
haciéndola dialogar con las reflexiones que hace Dubet (2011) sobre la igualdad de 
oportunidades e igualdad de posiciones. Ambos están en relación a la teoría de la 
justicia que se plantea desde los aportes de Rawls, y su concepción de la justicia social y 
con el origen de la discusión en torno a liberales e igualitaristas. 
Siguiendo a Mora Salas podemos sostener que hay cuatro definiciones posibles 
de igualdad, cada una con sus particularidades. 
Estas diferentes formas de la igualdad sirven para pensar cuál es la correlación 
del Estado, el mercado y los individuos aislados, como también para pensar el ideal 
igualitario que identifican, y a cuáles inequidades sociales buscan erradicar.(Dubet, 
2011: 18) 
Mora Salas sigue a Turner para plantear cuatro dimensiones de la igualdad según 
detallamos a continuación (Mora Salas 2004: 21 y 22): Igualdad ontológica, igualdad de 
oportunidades, igualdad de condiciones e igualdad de resultados. 
La igualdad ontológica se plantea como un principio moral según el cual (ya 
sea desde las religiones o desde las ideas socialistas más radicales) todas las personas 
son iguales. 
La igualdad de oportunidades versa sobre el acceso igualitario de las personas a 
la estructuras de oportunidades, esta concepción plantea que las desigualdades 
posteriores serán resultado de retribuciones diferenciales en función de las capacidades 
y talentos individuales. Se trata del ángulo más liberal de la igualdad ya que legitima 
resultados diferenciales siempre que las oportunidades sean igualitarias. 
16 
 
La igualdad de condiciones es un principio complementario al anterior que 
supone nivelar las condiciones de vida de los grupos. El acento está en garantizar 
condiciones igualitarias más allá del punto de origen. 
Por último plantea la igualdad de resultados, se trata de una dimensión que no 
tiene en cuenta los arbitrios individuales, su énfasis está en la obtención de los mismos 
resultados para todos. Se infiere que para que esto suceda organismos u organizaciones 
macrosociales deben intervenir para forzar un resultado igualitario.Estas cuatro nociones de igualdad y la idea de las oportunidades vitales nos 
sirven para situarnos en el debate la desigualdad social, para profundizar vamos a 
retomar las dos concepciones que plantea Dubet, éstas atraviesan la discusión hasta 
interpelar al Estado, el ideal del Estado benefactor, y las sociedades salariales, y las 
intervenciones estatales que se habilitan a partir de estas caras de la desigualdad. 
Dubet toma dos de estas dimensiones y las esgrime de manera tal de comprender 
sus beneficios y limitaciones. Él entiende que la igualdad de posiciones y la igualdad de 
oportunidades no son en principio contradictorias, pero como tienen implicancias 
diferentes se hace necesario da prioridad a una de ellas en el terreno de la intervención 
social. 
Delimitaremos brevemente los dos modelos igualitarios para mostrar que es lo 
que se esgrime a partir de las dos perspectivas. 
El principio de la igualdad de posiciones se refiere a la igualdad de lugar, es 
decir los lugares que los individuos ocupan en la estructura social, se parte de la idea de 
que no todos ocupamos una posición equivalente y se busca reducir las distintas 
desigualdades a través de un acortamiento en las distancias entre estas posiciones. 
La principal crítica que se le hace a esta concepción tiene que ver con su 
carácter conservador y poco dinámico, ya que en su afán por igualar, suele fijar a las 
17 
 
personas en posiciones de la estructura social, aun cuando estas posiciones sean 
subordinadas y los fijen en una situación que no consideren justa. 
La igualdad de oportunidades está basada en otro principio, el principio de la 
diferencia, consiste en ofrecer iguales oportunidades para favorecer el principio 
meritocrático. Se trata de una concepción que de origen no está en contra de las 
inequidades, sólo de las injustas, por ello las propuestas que se hagan en concordancia 
con esta idea de igualdad tenderán a buscar promover oportunidades que puedan ser 
aprovechadas a raíz del mérito individual. 
Las críticas principales se elaboran a partir de que en una sociedad meritocrática 
las desigualdades provenientes del mérito están justificadas, de esta forma tanto el éxito 
como el fracaso están argumentados llegando a culpabilizar a los fracasados como 
responsables de su suerte (Dubet, 2011: 82). 
Otra crítica que se le hace es que en la realidad tampoco existe un contexto en el 
que las condiciones de partida sean exactamente equitativas; además es un tipo de 
principio que no está en contra de las desigualdades en sí mismas, y tiende a ver estas 
diferencias como si fueran características de las personas. Se hace difícil cuando media 
el mérito en el criterio de igualdad descentrarse del plano individual de las 
características y dones personales. 
Las dos formas igualitarias son incluso complementarias, aunque la posición de 
Dubet es clara con respecto a las prioridades, plantea que debe tomarse primero la 
igualdad de posiciones como criterio distributivo de justicia social, según lo que 
sostiene en su explicación las posiciones determinan las oportunidades (Dubet, 2011: 
99). 
18 
 
Adicionalmente sostiene, al contrario de los liberales más extremos, que cuando 
el único factor regulatorio es el meritocrático, esto se convierte en un perjuicio para 
todo el cuerpo social. 
Rawls intenta aportar en esta discusión sobre la justicia planteando que el énfasis 
debe estar en las condiciones de los procesos
3
 de los cuales emana el mérito. 
Estos pensadores entienden que el Estado puede ser una gran herramienta para 
mejorar los mecanismos de distribución de una sociedad, en este sentido, los individuos 
nunca se encuentran plenamente libres, capaces e iguales frente a la oportunidad, no 
existe situación ideal de mercado, sino que los procesos culturales y socio-políticos 
atraviesan a la justicia social y la equidad. Las aristas de la igualdad que observan y de 
como esta se impone en la sociedad moderna, sirven para retomar las preguntas sobre 
cuál es el criterio de justicia que prima, cuál es el nivel de desigualdad que cada 
sociedad tolera (Mora Salas, 2004: 31), y cuáles son las opciones como colectividad 
frente a los resultados que se producen a partir de este fenómeno. 
Podemos vincular estas concepciones de igualdad con lo planteado previamente 
que nos ilustraba sobre cómo las explicaciones de la desigualdad social hacen foco en 
diferentes niveles explicativos. 
Lo que queremos exponer es que una explicación que esté centrada en el 
individuo, por lo general va a propiciar una concepción cercana a la igualdad de 
oportunidades y una explicación centrada en las estructuras va a ser afín a la igualdad de 
posiciones, de condiciones o de resultados. 
 
3
 “…el autor complementa este último elemento con un requerimiento adicional, a saber, el 
establecimiento de “reglas del juego” equitativas y no arbitrarias (justas) que permitan una competencia 
limpia (justa) entre los miembros que conforman la sociedad, una vez que todos han alcanzado el 
umbral básico de desarrollo social fijado normativamente. 
De esta forma, Rawls formula una concepción propia de la justicia, que él mismo denomina 
como justicia de 
procedimiento, con el objeto de poner énfasis en el proceso y no tanto en el contenido en el 
resultado.” (Mora Salas, 2004: 31) 
19 
 
Las teorías centradas en la interacción también son deudoras de la idea de la 
igualdad de posiciones o condiciones. 
Además existen teorías más complejas como la de Reygadas que se manifiesta 
como estructuralista y constructivista, simultáneamente para esta propuesta veremos 
más adelante como combina las reflexiones sobre los ideales igualitarios. 
Veamos algunos argumentos en torno a la idea planteada arriba de las formas de 
explicación de este fenómeno haciendo énfasis o bien en el polo individual, en el polo 
relacional o en el polo estructural. 
Los aportes que ponen la mirada en la explicación individualista, al tomar como 
punto de partida a los individuos, suelen concentrare en las capacidades y recursos que 
estos poseen o adquieren (Muñiz Terra y Roberti 2017a). Estas perspectivas suelen 
estar centradas en indagar sobre las decisiones individuales terminan desencadenando 
procesos de desigualdad y también suelen tener cierta afinidad con las teorías liberales y 
con el enfoque de la igualdad de oportunidades o en el fomento de las capacidades, por 
ejemplo como lo plantea Sen (1995), estas teorías se desarrollan consecuentemente a 
partir del ideal del mérito individual. 
Otra contribución importante es la que realiza Tilly (2000), en su perspectiva 
pone el énfasis en las interacciones generadoras de la desigualdad. 
Se busca explicar la desigualdad social teniendo en cuenta que forma parte de 
procesos organizacionales y se hace efectiva a partir de pares categoriales, de forma que 
los polos de los pares representan lo deseable y lo indeseable. 
Los pares categoriales siempre presentan un polo que se hace acreedor de 
ventajas y logra cristalizar este beneficio a lo largo del tiempo. 
Además de señalar que estos pares categoriales pueden funcionar de manera 
interna o externa a las instituciones, es decir que algunos son transversales y otros se 
20 
 
activan dentro de los límites de determinado contexto; es interesante señalar que este 
autor también plantea cuatro mecanismos fundamentales a partir de los cuales se 
generan las desigualdades y persisten, que son la explotación, el acaparamiento de 
oportunidades, la emulación y la adaptación, estos mecanismos serán presentados en 
detalle más adelante. 
La tercera perspectiva crece a partir de un examen general de la sociedad, se 
ubica en el otro polo de los estudios individualistas, en el de los agregados sociales: 
“Los estudios centrados en los condicionamientos estructurales han enfocado su mirada sobrelas estructuras de distribución desigual de los beneficios y las cargas entre los diferentes 
sectores e individuos que conforman la sociedad” (Muñiz Terra y Roberti, 2017a: 4). 
Hay también otro aporte que realiza Mora Salas (2004) que resulta interesante en este 
desarrollo de los puntos de partida. Se trata de un concepto que sirve para reflexionar sobre la 
movilidad, pues si bien, las conceptualizaciones de las estructuras nos hablan de procesos que 
tienden a fijarse y reproducirse en el tiempo - por eso hablamos de desigualdades persistentes-
, no existen sociedades sin movilidad. 
 Mora Salas (2004) trae la reactivación del concepto original de Dahredorf de 
oportunidades vitales, el cual es retomado por otros pensadores también. El concepto de 
oportunidades vitales es útil para pensar la desigualdad porque remite a la realización del 
individuo y su proyecto de vida. En palabras de Mora Salas: 
Dahrendorf aclara que al emplear el término ―oportunidades‖ se hace 
referencia a dos dimensiones que se presentan articuladas, pero que son 
susceptibles de ser diferenciadas conceptualmente con fines analíticos. 
La primera apunta al reconocimiento de las opciones que una sociedad 
brinda a sus miembros para promover su desarrollo.(…)El concepto de 
―oportunidades vitales‖ de Dahrendorf es coincidente con la noción de 
21 
 
―estructura de oportunidades(…). Y en segundo lugar, la búsqueda de un 
criterio normativo que sirva para definir las metas del desarrollo social 
y humano, y en consecuencia, permita tomar decisiones sobre los 
―cambios‖ necesarios que debe introducirse en una sociedad para 
favorecer que la mayoría de sus integrantes alcancen estas metas. 
Entonces el aporte de la noción de oportunidades vitales nos permite articular en el 
dualismo individuo-sociedad, recuperar la noción de un sujeto activo: un agente social 
portador de un proyecto, pero a la vez contemplar limitaciones normativas y en el plano de la 
expectativas posibles, un agente cuyas posibilidades están limitadas por la estructura social. 
Por último, es interesante remarcar que las discusiones actuales no sólo dan por 
sentadas desigualdades persistentes sino que, como planteaba Rawls, buscan los límites 
tolerables de la desigualdad, en un mundo dónde las identidades e identificaciones son 
múltiples (Lahire, 2004). De cara a la igualdad ontológica, ya no se espera erradicar la 
desigualdad. Las preguntas de las investigaciones tienen relación con la cohesión social, el 
carácter del lazo social y su forma para poder evidenciar un trato diverso a determinados 
sujetos o grupos, trato que pueda surgir desde el mercado, el Estado o los vínculos 
interpersonales. 
 
1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad. 
 
Las investigaciones sobre la estructura social y la movilidad adquieren 
importancia para comprender las configuraciones que toman los procesos generadores 
de desigualdades. 
La estratificación permite pensar en grupos de individuos que conforman una 
particular jerarquía social, además permiten captar la dimensión relacional de este 
22 
 
fenómeno, la desigualdad no puede comprenderse al margen de los procesos 
estructurales. 
Las sociedades modernas de Occidente no tienen estratos legalmente separados 
o castas, es por ello que desde las clases sociales se integra a individuos que comparten 
privilegios o condiciones de vida similares (Giddens, 2000: 316). 
Un punto que es necesario mencionar en este apartado es el carácter de las clases 
sociales como categoría analítica del investigador, en este sentido seguimos a Muñiz 
Terra y Roberti (2017a: 5) cuando expresan: 
…las clases sociales no son una realidad de la sociedad, sino una 
categoría de la sociología. Tal como sostiene Thompson (1977) ―la clase 
no existe por afuera de la experiencia vivida por los sujetos y solo es 
construida como categoría colectiva histórica o analíticamente‖. En este 
mismo sentido, Bourdieu (2012) sostiene que el sociólogo, en función de 
los objetivos de su investigación, puede agrupar a los individuos que 
estén próximos y sean iguales en las características pertinentes de 
aquello que esté estudiando.‖ 
La estratificación, entonces es una forma de clasificar a partir de agrupar 
individuos que comparten ciertas condiciones materiales o simbólicas en clases. Según 
los distintos paradigmas teóricos variarán cuáles son los límites de cada clase y los 
criterios para este agrupamiento. 
Las teorías de la estratificación se han perfeccionado a partir de las perspectivas 
desarrolladas originalmente por Karl Marx y Max Weber. 
A los análisis de las clases enfocados en la propiedad, la explotación y los 
factores económicos, desarrollados por Marx, Weber agrega el status, el partido y el 
mercado. (Giddens, 2000: 321) 
23 
 
Existen en la actualidad un acercamiento paradigmático para el estudio de las 
clases sociales entre marxistas y weberianos (Longhi, 2005), aunque persisten 
diferencias, grosso modo puede decirse que para ambas tradiciones la esfera económica 
se considera determinante y generadora de acciones y prácticas de los actores 
(Crompton, 1994: 225). Sumado a ello el actor social se conceptualiza como racional, y 
el estudio de la constitución y desarrollo de la estructura social es considerado un objeto 
central de la disciplina sociológica (Longhi, 2005: 106-109), aun así también sobreviven 
diferencias que resultan en esquemas diferentes sobre el espacio social. 
Seguiremos las reflexiones sobre las clases de Erik Olin Wright, como referente 
del paradigma neo-marxista, y de John Goldthorpe para hacer mención de la teoría neo-
weberiana actual, aun así veremos que en ambos se incorporan elementos del otro 
paradigma (Giddens, 2002: 324). 
Para desplegar la teoría de las clases, Wright toma en cuenta principalmente tres 
dimensiones. Se trata de comprender las “relaciones de clase en términos de intereses, 
experiencia vivida y capacidad colectiva” (Wright, 1992: 120). 
 Las dimensiones nombradas permiten entonces revitalizar los debates en torno a 
la complejidad creciente y las contradicciones presentes en la actualidad (Wright, 1992: 
59). Quisiéramos ilustrar el resultado de la estructura de clase planteada por Wright con 
la siguiente cita: 
Por su parte, la aproximación neomarxista se basa en las relaciones 
sociales de producción (bienes de capital) y también en los bienes de 
organización (autoridad) y de cualificación. En el esquema de Wright se 
subraya la importancia de la interacción de la propiedad del capital, el 
control sobre los recursos productivos y la posesión del conocimiento, 
24 
 
para dibujar un mapa de 12 clases sociales… (Domingo-Salvany et 
al.2013: 4). 
En esta teoría la clasificación se hace a partir de los criterios de propiedad, 
control sobre los recursos productivos y conocimiento previamente enunciados. 
Este pensador llega a definir una estructura social compuesta en una primera 
versión por seis agregados sociales (Atria, 2004: 24) y luego complejiza esta visión 
hasta llegar a estudiar de doce clases socio-ocupacionales. El esquema de clases de E. 
O. Wright que queda planteado en relación a estos criterios es el siguiente: 
 
Fuente: Atria, 2004. Pág. 25. 
 
Por el lado de los neo-weberianos, el análisis se fundamenta en la posición en el 
mercado de trabajo, es un enfoque ligado a las relaciones de intercambio: 
La aproximación neo-weberiana se basa en el análisis de las relaciones 
sociales que se producen en los mercados de trabajo y las unidades 
productivas, diferenciando entre la situación de mercado, que hace 
referencia a las características del empleo en relación al salario, la 
seguridad económica y la posibilidad de promoción, y la situación de 
25 
 
empleo, en referencia a la posición en la jerarquía de autoridad y 
autonomía en el trabajo (Atria, 2004: 27). 
El cambio que produce Webera partir del cual las clases se determinan el las 
relaciones de intercambio y no en las relaciones de producción, tiene continuidad en el 
caso del paradigma neoweberiano. En este sentido Goldthorpe contempla la 
cualificación, el carácter del trabajo, y los riesgos económicos para realizar su 
clasificación. También toma en cuenta el tamaño de los establecimientos y el carácter 
manual o no manual. 
Con estos elementos Goldthorpe, construye en principio una clasificación de 
ocho clases, y luego junto a Erikson desagrega tres clases fundamentales, las cuales al 
interior están compuestas en total por once categorías socio-ocupacionales. Las clases 
fundamentales son las clases de servicios, las clases intermedias y las clases 
trabajadoras, dentro de las que habita cierta heterogeneidad de condiciones. 
Podemos ver en el siguiente gráfico el esquema de clases de Goldthorpe y 
Erikson: 
26 
 
 
Fuente: Atria, 2004. Pág. 27. 
 
Existen otras clasificaciones que también son utilizadas en la actualidad cuyo 
principal criterio de clasificación es la ocupación, como son el Clasificador de la 
Condición Socio-ocupacional, construido por Susana Torrado; el esquema de Alejandro 
Portes, el esquema de Clases Ocupacionales basado en la Heterogeneidad Estructural 
(CObHE) (Fernández Melián, Clemenceau, Rodríguez de la Fuente, 2015) 
A partir de estos esquemas clasificatorios se desarrollan modelos explicativos de 
modos de ser, formas de vida, comportamientos y diseños de planeamientos políticos. 
En el campo de la desigualdad social estas aproximaciones tienen importancia a 
la hora de realizar investigaciones. En particular se han desarrollado a raíz de los 
análisis de la desigualdad y la movilidad y también desde el campo de los estudios 
socio-demográficos. (Álvarez Leguizamón, S; Arias, A. y Muñiz Terra, L 2016: 26).
27 
 
2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista 
sociológico 
 
―…estudiar ―la misma cosa‖ casi nunca es estudiar 
una misma cosa, a pesar de que alguna gente haya 
 decidido llamarla con el mismo nombre‖
4
 
 
En este capítulo avanzaremos desde los puntos de partida que mencionamos 
arriba para ver cuáles son los mecanismos que mencionan algunos referentes de la 
temática, es decir, de qué manera se hacen duraderas las jerarquías sociales, cómo a 
través del tiempo se mantienen las configuraciones de la igualdad- desigualdad. 
Esta idea tiene su antecedente en el estudio de los cierres sociales de Weber, y 
nos sirve para desnaturalizar el funcionamiento del status y del mérito. 
También repasaremos brevemente cuáles han sido las principales dimensiones 
en las que se hizo foco en el análisis de los procesos de desigualdad y cuáles son 
algunas de las aproximaciones empíricas que se han realizado. 
 
2.1 Los mecanismos de la desigualdad social 
 
Es interesante remarcar que la mayoría de los teóricos de la desigualdad social 
han utilizado la herramienta conceptual de los mecanismos para describir una posible 
forma de movimiento, o conservación de las inequidades en la jerarquía social. 
Es por ello que traemos a colación tres referentes que mencionan los 
mecanismos. Creemos que los análisis centrados en los mecanismos pueden ayudar a 
 
4
 Becker, 2009:121. 
28 
 
comprender la caja negra de la desigualdad y sus dinámicas, por eso también veremos 
cuales mecanismos estudian. 
Clarifiquemos que queremos decir cuando nos referimos a los mecanismos. 
Elster (1997) sostiene que los mecanismos son patrones frecuentes y de fácil 
reconocimiento y que nos permiten explicar ex post por que se ha producido un 
acontecimiento. Para los sociólogos los mecanismos son herramientas útiles para 
explicar cuándo se ha activado determinada cadena de acontecimientos, sorteando las 
explicaciones indicativitas que carecen de sentido cuando se trata del estudio de las 
personas. 
Vamos a tomar en consideración los mecanismos que recuperan Tilly, Lamont 
Beljean y Clair y también Reygadas. 
Tilly (2000) plantea como principales mecanismos la explotación, el 
acaparamiento de oportunidades, la emulación y por último la adaptación, este último 
mecanismo no se pone en juego para generar desigualdad pero si para conservarla, ya 
que los mecanismos adaptativos son muchas veces funcionales a las condiciones de la 
desigualdad. 
Para Tilly estos mecanismos contribuyen a la reproducción y persistencia de las 
desigualdades. 
Nos gustaría recuperar un estudio de Lamont et al. (2104) sobre los procesos 
culturales y las vías causales de la desigualdad que identifica cuatro mecanismos 
principales en la producción y reproducción de la desigualdad social tomada como 
proceso cultural. 
Dentro de los procesos culturales, ellos, se centran en dos grandes y amplias 
categorías como son la identificación y la racionalización. Las nombradas sirven como 
criterios clasificatorios, se trata de procesos que están puestos en acción 
29 
 
permanentemente, procesos intersubjetivos de creación de significado que contribuyen a 
la producción y reproducción de la desigualdad. 
Adentro de estos procesos más amplios detallan los mecanismos que permiten 
observar las desigualdades en un nivel supra individual. 
 Se trata ahora de cuatro mecanismos que nos sirven para entender cómo 
funciona la identificación y la racionalización como originantes de inequidades. Así la 
racialización y la estigmatización funcionan en el caso de la identificación. 
La estandarización y la evaluación en los procesos de la racionalización de las 
sociedades. 
Por último veremos lo que nos dice Reygadas (2008: 42). Él plantea que hay dos 
mecanismos principales a partir de los que se produce la apropiación-expropiación de 
los bienes socialmente valiosos, se trata de los mecanismos de exacción y de exclusión. 
Con exacción se hace referencia a los mecanismos que hacen fluir la riqueza de 
un sector social a otro. Se trata de un concepto que incluye la explotación pero puede 
tomar también otras formas, como la dominación, por ejemplo. El mecanismo de la 
exclusión se trata de aquellas configuraciones sociales que impiden que los bienes 
fluyan hacia otros sectores sociales o que éstos tengan acceso a ellos. 
Para Reygadas los mecanismos se relacionan con el flujo de viene sociales, ya 
sea ayudando a su conservación en cierto sector o su trasvasamiento, de un sector social 
a otro. 
Estos mecanismos sumados a los que nombramos acompañando a Tilly y 
Lamont y a la discusión sobre el carácter individual, relacional o estructural del 
fenómeno, se ponen en juego en gran parte de las decisiones sobre la justicia social de 
una sociedad, nos hablan de la desigualdad como un proceso relacional y 
30 
 
multidimensional. Con causas y características a la vez materiales y simbólicas como ya 
lo plantearan los clásicos pensadores de la estructura social. 
Asimismo se hace referencia a la dimensión analítica del tiempo habilitando el 
análisis de las continuidades y rupturas. Aquello que sirve para hacer perdurar la 
desigualdad o para aumentar la igualdad varia a lo largo del tiempo. Podemos hablar de 
sociedades relativamente móviles en las que los agentes sostienen sus relaciones 
sociales entre el mérito y la adscripción, estas condiciones se pueden hacer visibles a 
partir de los estudios sobre movilidad y estructura social. 
Los estudiosos de la estructura social y la desigualdad suelen poner énfasis en 
diferentes clivajes sobre los procesos de diferenciación social. 
Así las principales dimensiones que tienen en cuenta a la hora de describir a 
grandes rasgos las sociedades actuales tienen que ver con la clase, el género, la etnia, la 
edad, además otros estudios toman el trabajo, las trayectorias educativas, la migración, 
la ciudadanía. 
Las investigaciones suelen observar cómo la desigualdad se genera enestas 
esferas de la vida cómo se vinculan estas dimensiones con otras y como se generan 
procesos a lo largo del tiempo que explican las posiciones subordinadas o dominantes 
de los sujetos en la estructura social. 
 
2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad 
 
Por último intentaremos remarcar algunos trabajos que se concentran en ilustrar 
el punto de vista disciplinar sobre la desigualdad social y diferenciarlo de otros temas de 
investigación. 
31 
 
Una contribución a este debate es la de Willkinson y Pikett, quienes a partir de 
su trabajo buscan mostrar la asociación de la desigualdad con el malestar y descentrar la 
perspectiva del ingreso como fuente única de la felicidad colectiva. 
Desde esta mirada sobre la relación entre desarrollo económico y desigualdad, 
estos pensadores buscan dar una respuesta a la realidad contradictoria de que en la cima 
de los logros materiales y tecnológicos del primer mundo hay un fracaso social 
expresado en infelicidad, aislamiento y consumismo (Wilkinson y Pikett, 2009). 
A partir de esta meta, ilustran la falta de asociación entre los problemas sociales 
y la renta para varios países. En la misma argumentación exponen que estos problemas 
están en coincidencia con la desigualdad, de forma que las sociedades más desiguales 
padecen mayores problemas independientemente de la renta (Willkinson y Pikett, 2009: 
43). 
Los autores no minimizan el efecto de la escasez material en los problemas 
sociales, pero abogan por el peso específico de la desigualdad social como generadora 
de malestar. 
Goldthorpe, asimismo, muestra que los enfoques economicistas y 
epidemiológicos llegan a conclusiones parciales ya que sus puntos de partida no 
contemplan esta perspectiva sociológica. 
Goldthorpe (2012) ha sabido condensar las características primordiales del 
enfoque sociológico en las líneas que se citan a continuación: 
El énfasis en los aspectos relacionales de la desigualdad y no solo en los 
atributivos es, por lo tanto, un proceder que hace al enfoque sociológico 
distintivo. Un segundo proceder es el reconocimiento del hecho de que la 
estructuración de la desigualdad —o estratificación social— es más que 
unidimensional. Al menos desde los tiempos de Max Weber (1922/1968), 
32 
 
los sociólogos han concebido la desigualdad no solo en función de la 
clase, sino también en términos de otro concepto relacional: el estatus 
(2012: 47). 
Es importante remarcar estas características ya que ha sido común la subsunción 
de en los estudios a una sola dimensión, nos referimos al ingreso o la renta, como 
explicativa de todas las demás. 
Nos gustaría dejar planteados algunos de los puntos de partida para el análisis de 
la apropiación que hace Reygadas, ya que consideramos que constituyen una posición 
adecuada para la comprensión de la desigualdad social. Este pensador hace énfasis, tal 
como venimos mencionando en tres aspectos de este problema, estos aspectos son el 
político, el relacional y el multidimensional. 
Haremos referencia a cinco postulados que el propio Reygadas identifica como 
fundantes de su perspectiva y que aportan para esta matriz. 
Estos cinco postulados constituyen el punto de partida del enfoque de la 
apropiación-expropiación. 
El primero nos encuadra en la temática de los mecanismos y afirma que: 
…muchas desigualdades sociales se explican por la existencia de 
mecanismos de apropiación que hacen posible que los distintos agentes 
(individuales o colectivos) dispongan de beneficios diferenciales y, por 
tanto, accedan a porciones asimétricas de la riqueza y el bienestar 
sociales ( …) A su vez, estos accesos desiguales facilitan la reiteración 
de los mecanismos de apropiación, que se institucionalizan y pueden 
reproducirse durante largos períodos históricos (Reygadas, 2008:42). 
El segundo postulado se relaciona con el carácter social de la generación de 
riqueza, la capacidad individual de producir no alcanza para explicar las asimetrías de la 
33 
 
sociedad, por eso “…las mayores desigualdades están relacionadas con la posibilidad 
que tienen algunos individuos o grupos sociales de quedarse con una parte de la riqueza 
y los medios de bienestar generados por otros u obtenidos de manera colectiva” (Op. 
Cit: 43). 
 El tercer postulado remarca una disputa en torno a la legitimidad de las 
riquezas apropiadas por cada agente social. Lo que para unos es una apropiación justa o 
legítima, para otros es una expropiación ilegítima. 
El cuarto postulado de este enfoque se relaciona con una paradoja, en este caso, 
los mecanismos diseñados para alcanzar una igualdad pueden provocar otras formas de 
desigualdad (Reygadas, 2005). 
El quinto postulado versa sobre la existencia de una dialéctica entre igualdad y 
desigualdad. Este postulado sostiene que los procesos que producen mayor desigualdad 
están enlazados con aquellos que la reducen. 
Resta agregar que para este enfoque es necesaria una combinación de la 
perspectiva estructural y la construccionista. 
Hasta aquí hemos visto algunos de los puntos nodales del tema de la desigualdad 
social a nivel general y hemos ahondado en la perspectiva sociológica sobre este tema. 
En el siguiente capítulo nos adentraremos en las discusiones de los últimos años en el 
contexto argentino, para luego poner todo en diálogo con algunas investigaciones sobre 
la problemática planteada. 
34 
 
3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de 
vida. 
 
―…somos humanamente la misma versión del pueblo, 
 aunque nos separa la casta, la clase o la actividad‖ 
5
 
 
Los primeros abordajes respecto a la estructura social en Argentina, desde la 
sociología vinieron asociados al contexto de los Estados de Bienestar en el promediar 
del siglo XX. 
En las décadas de los sesenta y setenta los pensadores sociales viraron hacia 
conceptos como el de marginalidad y exclusión de la mano del impulso del Centro para 
el Desarrollo Económico y Social de América Latina (DESAL) 
En los ochenta y noventa el núcleo de quienes estudiaban las condiciones de 
vida, evolucionó hacia los estudios de la pobreza, situación en la que “cayeron” muchos 
nuevos pobres de la mano del contexto neoliberal imperante en toda la región. Además 
los estudios de los organismos internacionales se inclinaron hacia las perspectivas 
analíticas que miraban la pobreza como insuficiencia de recursos. Se hizo necesario el 
dialogo disciplinar en esta temática sobre las condiciones y características de la pobreza. 
En las últimas dos décadas los estudios de la desigualdad social, y 
particularmente en el período reciente, los estudios sobre desigualdades en el contexto 
latinoamericano parecen haber cobrado nueva vitalidad (Kessler, 2014). 
Se han amplificado las investigaciones empíricas y los diálogos teóricos, de esta 
manera se da cuenta de la promoción de estudios sobre las condiciones de vida y la 
estructura social enmarcadas en este enfoque. A la vez el tema parece formar parte de la 
 
5
 Kusch, R (1975), citado en: Rivara, L. (2016). 
35 
 
agenda de los gobiernos y otros organismos, cuando no se trata de disminuir la 
desigualdad se interpela por la inclusión de minorías postergadas. 
Para llegar al concepto de desigualdad desde una perspectiva local, repasaremos 
las miradas que se dieron en torno a las condiciones de vida desde la sociología, 
tomaremos para ello los antecedentes de Gino Germani, y los conceptos de 
marginalidad, vulnerabilidad, exclusión y pobreza. 
 
3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social. 
 
Gino Germani (1911-1979) fue sin duda una influencia pujante para el desarrollo 
de la sociología en el país, tanto desde su trabajo intelectual como desde su influencia a 
nivel institucional. Su labor fue crucial para la creación de la carrera de sociología en la 
Universidadde Buenos Aires e institutos de investigación como el Instituto de 
Sociología y luego el Instituto Di Tella. (Mera y Rebón, 2010). 
La importancia de su obra en Argentina y América Latina está dada porque sus 
estudios “…delimitaron la sociología como campo disciplinario en permanente diálogo 
con otras disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades” (Op. Cit.: 14). 
Su producción versó sobre temas centrales de la sociología de los años cincuenta 
y también estuvo influido por algunas ideas de la sociología estadounidense, 
particularmente por el estructural funcionalismo, del cual posteriormente, durante su 
exilio en Harvard, tomaría cierta distancia (Germani A., 2010) 
Sus obras se han producido entre los años 50 y 70, han tenido como ejes 
temáticos: las clases sociales, la metodología y epistemología, las migraciones y su 
vinculación con la configuración de la sociedad argentina, asimismo como algunos 
estudios electorales basados en el uso de estadística aplicada. 
36 
 
“La primera investigación empírica fue llevada a cabo en una zona obrera del 
Gran Buenos Aires conocida como Isla Maciel (Germani, 1958) y representó una 
verdadera inmersión en la realidad de los suburbios para los estudiantes y los 
entrevistadores.”(Óp. Cit: 30) 
Sus tesis sobre la modernización y los aspectos patológicos de la modernidad en 
Latinoamérica han sido los elementos que en el contexto de su producción han suscitado 
las mayores controversias. (Germani A., 2010). 
En partículas fue criticada su visión del peronismo tempranamente por, entre 
otros, Murmis y Portantiero (1971). La concepción de masas en disponibilidad y la 
relación irracional masas-líder como un fenómeno de liderazgo carismático del 
peronismo, ha servido para ubicar a Germani como el emblema de la interpretación del 
peronismo como un fenómeno político con cariz autoritaria similar al fascismo. 
En palabras de su hija: “La compleja relación entre democracia y desarrollo y las 
variadas formas en las cuales los procesos de modernización podían llevar a soluciones 
autoritarias constituyó el hilo conductor de su trabajo…” (Germani, A. 2010: 28) 
Germani ha sido releído a la luz de la distancia cronológica, lo que posibilitó 
nuevas miradas sobre su obra. 
Poniendo el foco en los estudios de la estructura de clases, de la movilidad social 
y de la marginalidad, podemos ver que existe una línea de conexión entre estos 
antecedentes y los estudios posteriores de movilidad y desigualdad sociales. 
Los trabajos inaugurales en el país desde la sociología, en este nivel son los 
llevados adelante por Gino Germani, fundamentalmente a partir de dos de sus obras: La 
Estructura Social Argentina (1955) y La Clase Media en Buenos Aires (1942). 
Murmis (2010) en un artículo sobre la obra de Germani destaca que, en su título 
Estructura Social de la Argentina, el sociólogo ítalo argentino realiza varias operaciones 
37 
 
conceptuales. Por un lado se interesa por presentar la existencia misma de las clases, 
además ofrecer una muestra de la importancia y magnitud de la desigualdad social, 
además: 
Germani ofrece, entonces, una identificación de clases sobre la base de 
la ocupación, una búsqueda del desarrollo de clases como la clase media 
y algo sobre el papel de las clases en distintos terrenos como la 
demografía o el voto. 
La clase basada en la ocupación es el principal elemento morfológico y 
también causal (Murmis, 2010: 75). 
Entendemos que el ejercicio de Germani inaugura los estudios socio-
ocupacionales en la sociología regional. 
Seguimos también las reflexiones al respecto que se hacen en un reciente estudio 
sobre Estructura Social Argentina que afirma: 
En sintonía con la vertiente socio-demográfica encontramos la 
perspectiva que estudia la Estructura Social analizando los cambios en 
la ocupación y la estratificación y movilidad que los mismos pueden 
propiciar. Esta mirada fue originalmente desarrollada por Germani 
(1955) y profundizada luego en varios estudios sobre la temática. 
(Leguizamón, Arias, Muñiz Terra, 2016: 26) 
Además el prolífico Germani publicó el primer estudio sobre movilidad social en 
Argentina, en un compilado de Lipset y Bendix, en 1963, (Jorrat, 2008: 86). 
Nos interesan estos estudios fundantes que van a ser retomados posteriormente 
en las décadas de los setenta y los ochenta. 
 
 
38 
 
3.2. Miradas sobre la Marginalidad y la exclusión. 
 
Un aporte altamente problematizado para pesar la estructura social en clave 
latinoamericana han sido las discusiones en torno a la marginalidad. Nun, (2001, 2014), 
Minujín (1993); Auyero, (1997); Salvia, (2007) Eguía, Ortale, Piovani y Weingast 
(2010); Kessler (2011) son sólo algunos de los artículos que retoman esta discusión. 
Siguiendo a Salvia (2007) podemos decir que el desarrollo de la concepción de 
marginalidad surge primero desde la perspectiva de DESAL acorde a las teorías de la 
modernización de Germani, como una falta de integración de ciertos grupos sociales 
(Auyero, 1997: 7). Es retomada por las teorías de la dependencia en los años setenta y 
posteriormente un ajuste teórico en los años noventa y dos mil. 
En los años sesenta, la producción de estudios con la temática marginalidad es 
impulsada por las investigaciones de DESAL. Esa producción está vinculada a la teoría 
de la modernización; el sujeto marginal es aquel ligado a prácticas económicas, sociales 
y culturales tradicionales no integrado a las instituciones y valores modernos, de allí 
que “El fenómeno de la marginalidad se explicaba por la resistencia cultural de los 
sectores tradicionales a incorporar las pautas de vida moderna” (Salvia, 2007: 6). Esta 
primigenia concepción de marginalidad estuvo ligada a la dimensión ecológico-
urbanística de manera que se utilizaba para describir barrios sin servicios públicos, de 
viviendas precarias en las afueras de las urbanizaciones latinoamericanas (Gutiérrez, 
2004: 27), se trataba una concepción ligada a la calidad del hábitat. 
La respuesta que viene a complejizar esta definición viene del lado de los 
desarrollos de la marxista Teoría de la Dependencia en los años setenta y problematiza 
el concepto como segregación (Gutiérrez, 2004). 
39 
 
En este caso los aportes vienen de la mano de José Nun (2001
6
) y Miguel 
Murmis (1969), quienes se dedican a avanzar sobre la condición de la marginalidad 
económica. Para esta visión los marginales son aquellos que no están insertos en el 
proceso de acumulación monopólica del capitalismo: los sectores no monopólicos, las 
actividades pre-capitalistas y la economía de subsistencia ocupaban trabajadores que 
conformaban una población excedente no funcional a los sectores monopólicos 
dominantes (Salvia, 2007: 79). 
Se hace referencia a las relaciones de producción de América Latina en un 
contexto de desarrollo desigual y combinado del capitalismo. 
Segal (1981) acotando a la definición de forma más delimitada, plantea que la 
marginalidad permite indagar sobre un modo de vida relativamente homogéneo 
montado en circuitos económicos, sociales y culturales propios, poco relacionado con la 
estructura social en su conjunto. 
Esta definición supone la correlación de tres variables: mala inserción en el 
mercado, llegada reciente a la ciudad; vivienda mala, o situación ocupacional irregular, 
se plantea también la no correspondencia entre la definición societaria de derechos 
reconocidos, y el efectivo goce de los mismos. 
Se destaca en Álvarez Leguizamón y Arias (2016: 408) que en los años noventa 
hay un ajuste teórico sobre el concepto. En este caso es llevado adelante por parte de los 
investigadores Salvia, Pautassi y Bogani, que conforman un equipo interdisciplinario 
llamado “Marginaciones Sociales” en el que se retoma y actualiza el enfoque de la masa 
marginal, según las autoras: 
Salvia hace un análisis histórico del concepto de masa marginal (Salvia,2007, 2010) que denomina ―marginalidad económica‖ por oposición a 
 
6
 La edición de 2001 recupera la publicación de 1969 titulada “Superpoblación relativa, ejército 
industrial de reserva y masa marginal” Aparecida en Revista Latinoamericana de Sociología, vol V, num 
2, pp178-236. Según se aclara en la misma. 
40 
 
los enfoques que llama de ―marginalidad social‖ que serían los de la 
DESAL y la visión de Gino Germani. Afirma como ―principal hipótesis‖ 
(Salvia, 2010) que la marginalidad laboral se extiende en los grandes 
centros urbanos de la Argentina y de América Latina –en tanto países 
capitalistas sometidos a un desarrollo desigual combinado y 
dependiente– y que constituye un componente sistémico del régimen de 
reproducción social y de dominación político-institucional (Álvarez 
Leguizamón y Arias, 2016: 408). 
Sería interesante buscar líneas de diálogo y continuidad entre este desarrollo y 
diagnóstico y la hipótesis de la heterogeneidad estructural que se desprende desde 
algunos referentes actuales sobre la desigualdad social. Sobre todo porque ambas líneas 
plantean la existencia de mundos sociales diferenciados en relación a los derechos, a los 
circuitos económicos y el producto bruto de una sociedad. 
La variante de la heterogeneidad social estructural que se sostiene desde ámbitos 
como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL- ONU) plantea 
el carácter de la estructura económica como dual, con sectores de productividad alta y 
sectores de productividad baja en la economía. 
La idea de la marginalidad presenta el propiedad de una integración débil de 
amplios segmentos de la población, en relación a la incapacidad del sistema de absorber 
la creciente fuerza de trabajo (Auyero, 1997), es entonces que entre ambas propuesta 
hay cierta compatibilidad conceptual. 
Otra de las discusiones que toma relevancia en el contexto regional viene dada 
por la idea de la exclusión. 
La discusión tiene origen en el contexto europeo pero llama la atención de los 
intelectuales locales. Es el sociólogo francés Castel, quien ha sabido poner en cuestión 
41 
 
la crisis de la sociedad salarial y el empleo de las sociedades del primer mundo tomando 
la perspectiva de la exclusión (Kessler 2011). 
Ha puesto foco en la fundamentación del trabajo asalariado como mecanismo de 
inclusión social. En ese sentido la crisis del empleo redunda en una crisis de 
desafiliación social. 
Esta noción de exclusión entonces, reincorpora el carácter relativo como así 
también el dinámico de los procesos sociales (Eguía et al., 2010: 259). 
Seguimos a Eguía et al. (2010) cuando realizan una recuperación en torno a la 
validez del concepto para el estudio de la pobreza y las condiciones de vida vulnerables. 
Los autores retoman la cuestión sobre si el concepto genera aportes o se trata de una 
incorporación acrítica a la discusión local. 
Destacan la validez del término y además proponen su utilidad junto con 
perspectivas como la de la vulnerabilidad que permiten dar cuenta del carácter profundo 
del problema. 
Defienden la noción por permitir visibilizar transformaciones estructurales, 
desde una mirada dinámica y multidimensional -material y simbólica-. También lo 
afirma Kessler: “Ya no se trata, como lo ha señalado Paugam (1996) de designar uno o 
varios grupos sociales caracterizados por una exclusión de hecho, sino de subrayar la 
existencia de un proceso que, afectando a poblaciones diversas, tenía un desenlace 
común en una situación de penuria.” (Kessler, 2011: 7); 
Asimismo se destaca que la perspectiva de la exclusión tiene una vinculación 
con la problemática del pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía civiles, políticos y 
sociales. 
Esta concepción no estuvo libre de críticas, tanto Kessler (2011) como Minujín 
retomado por Eguía et al (2010) en los citados artículos, señalan la limitación de este 
42 
 
abordaje conceptual signado por su poca especificidad: ¿qué quiere decir ciertamente 
ser o estar excluido? Se hace referencia a una dimensión, a varias, a derechos, a la 
desafiliación total con la sociedad, son algunos de los interrogantes que deberá 
enfrentar esta perspectiva. 
 Sumado a esto los investigadores citados proponen la incorporación del 
concepto de vulnerabilidad en concordancia con el de exclusión de manera de plantear 
una progresión. 
Se entiende la vulnerabilidad como una degradación de las vinculaciones propias 
del Estado de Bienestar: 
A partir de la noción de vulnerabilidad intentan dar cuenta del aumento 
de las dificultades para entrar al mercado de trabajo, de la caída, 
fragmentación e individualización de la relación salarial, del desarrollo 
de una cultura de lo aleatorio y de la proliferación de una gran cantidad 
de espacios intermedios… (Eguía et al. 2010: 262). 
Así, la exclusión tiene que ver con el desenlace de una trayectoria de aumento de 
la vulnerabilidad. Tanto en la dimensión económica como en la social (ibídem.) 
 
3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción. 
 
Podemos remarcar que en el país, el auge de los estudios de pobreza se transita 
en la década de los noventa, aun así hay estudios de esta temática particular que se 
remiten a los años ochenta, hay aportes muy importantes desde el desarrollo de los 
estudios de la pobreza que crean un corpus de investigación que pese a las distancias 
conceptuales es sólido y acoplado. 
43 
 
Las investigaciones sobre las condiciones de la vida en la pobreza desde la 
disciplina sociológica se encontraron en una particular relación con el contexto 
neoliberal impuesto por la dictadura de 1976, y con la profundización de este esquema 
societal llevada a cabo a partir de la década del noventa por medio de , entre otras cosas, 
las reestructuraciones estatales. 
Entonces en ese momento se profundiza lo comenzado años atrás, se lleva 
adelante un mayor desfinanciamiento público, la privatización de empresas estatales y el 
sistema previsional, el plan de convertibilidad, la apertura y cambios en la estructura 
tributaria, endeudamiento externo por nombrar sólo algunas de las reformas de 
magnitud que tuvieron lugar en el decenio.(Aronskind, 2013) 
Es en este contexto que se hace necesario reparar en los cambios en la 
composición, el volumen y el carácter de la pobreza (Eguía et al, 2010: 247). 
Seguimos a Boltvinik (1999) para dar una definición inicial de la pobreza que 
nos permitirá plantear su distancia con las otras nociones recuperadas en este capítulo, 
el autor señala: 
Si el concepto de pobreza ha de tener alguna utilidad debemos 
restringirlo a expresar la insatisfacción de aquellas necesidades 
humanas cuya satisfacción depende de condiciones económicas. De lo 
contrario, la pobreza se confunde con otras dimensiones del sufrimiento 
(o desventaja) del ser humano. (Boltvinik, 1999: 37). 
Además, continuando el énfasis en las necesidades, podemos afirmar también 
que existe una división en la elaboración de los métodos de medición según se 
consideren las necesidades a evaluar de manera directa o indirecta. 
44 
 
Resulta entonces que el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas, es un 
método directo, y el de la Línea de pobreza indirecto, también existen métodos 
combinados que usan ambos enfoques. (Boltvinik, 1999: 35) 
El método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI), se presenta en un 
trabajo pionero en de Altimir, Minujin y Somigliana (1984, citado en Eguía et al, 2010), 
en el mismo se construyó un indicador de NBI a partir de 5 variables, se consideró que 
un hogar era pobre al poseer al menos una de estas variables en déficit. Se persiguió 
que el indicador poseyera criterios en relación a la representación geográfica, la alta 
correlación con la situación de pobreza y la comparabilidad (Eguía et al., 2010: 250). La 
base de la información fue el censo de1980. 
Por otro lado, el método de la línea de pobreza se basa en el ingreso como 
indicador indirecto de la capacidad potencial de satisfacer necesidades. Su énfasis está 
en la determinación de una canasta alimentaria, una canasta de necesidades básicas y la 
determinación de un nivel mínimo de vida aceptable (Boltvinik, 1999: 44). 
Se establece este nivel y luego se compara con la situación de cada hogar para 
ubicarlo en relación a esa línea de corte. Asimismo, estas estimaciones suelen hacerse 
en base a información relevada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos 
(INDEC) en encuestas de seguimiento periódico como la Encuesta Permanente de 
Hogares (EPH). 
En función de una canasta básica alimentaria y la canasta básica se establece 
además de la pobreza la condición de indigencia, situación esta última que supone que 
no se llega a cubrir los bienes de canasta básica alimentaria. Los debates entonces 
suelen estar centrados en los alimentos, su carga calórica y la definición de estas 
canastas en relación a los precios. 
45 
 
Quizás ligado a la necesidad del saber técnico y de producir resultados acordes 
a las demandas de los organismos internacionales, las discusiones sobre la pobreza 
estuvieron signadas por los métodos de medición, y su comparación. Los dos tipos de 
medición planteados, a partir de la LP o de Las NBI, no implican alternativas sino más 
bien métodos complementarios. 
Estudios significativos de las miradas de la pobreza a partir de los indicadores 
pueden mencionarse Beccaria (1993), Boltvinick (1992, 1993), Minujin y otros (1993), 
Minujin y Kessler (1995) Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi y Rodríguez, (1999). 
Suele comprenderse que estas formas de medición son sensibles a distintos 
aspectos de la pobreza, es así que se caracteriza como nuevos pobres a quienes tienen 
ingresos por debajo de la línea de pobreza, pero no poseen NBI, y como pobres 
estructurales a quienes tienen NBI. Estos indicadores son los que se construyen 
tomando de base los censos y las encuestas estatales como la EPH. 
Los enfoques multidimensionales de los estudios sobre condiciones de vida 
como son los comentados arriba vienen a complementar estas miradas, a la vez surgen 
núcleos de estudios específicos desde la problemática de la pobreza en sociología. Estos 
últimos, surgen en diálogo con las indagaciones sobre la cuantificación e identificación 
de los pobres. 
A raíz de estas concepciones se busca remarcar la heterogeneidad de la pobreza 
y no perder la conexión con otras nociones analíticas y explicativas, de esta manera es 
posible superar la clásica crítica hecha a los enfoques de la medición de la pobreza 
sobre su mirada direccionada hacia la cuantificación. 
A finales de la década de los ochenta y principio de los noventa se desarrolla 
otro núcleo de estudios desde otra perspectiva, los estudios de estrategias de 
reproducción producidos por Gutiérrez (1994) y los estudios de las estrategias 
46 
 
familiares de reproducción liderados por el equipo platense de las investigadoras Eguía 
y Ortale (2004). Más cercanamente las investigaciones buscan relacionar dimensiones 
significativas de esta experiencia con los ciclos de vida (Rausky, 2009; Bravo 
Almonacid, 2015) 
Este otro conjunto de miradas busca superar los problemas poniendo en diálogo 
otras dimensiones además de la cantidad, y calidad respecto a las condiciones de 
pobreza. 
Es interesante retomar las críticas que se le hicieron a los estudios de la pobreza, 
para tenerla en cuenta a la hora de adentrarse en las discusiones, podemos marcar que 
“…fueron los propios estudios sobre pobreza quienes señalaron los límites de la noción. 
En especial, porque la idea de pobreza presuponía una población particular, los pobres, 
con una identidad propia y diferente al resto de la sociedad.”(Kessler, 2011:5) esta 
observación si bien es válida no anula los aportes importantes que se realizan a partir de 
esta temática. 
 Pondremos el foco en la perspectiva de las estrategias familiares de 
reproducción, se considera que estas investigaciones actualizan a otros antecedentes del 
campo de la antropología que estudiaban las estrategias de reproducción social (Eguía, 
1990: 32). 
La importancia de los mismos se hace notoria de cara ampliar la comprensión de 
este fenómeno y reiteramos, analizar la pobreza no sólo desde su identificación. En ese 
sentido las estrategias se analizan “…entendidas como la trama de prácticas y 
representaciones puestas en juego por las unidades domésticas para lograr su 
reproducción” (Eguía et al: 2010: 268). 
47 
 
La mirada orienta el análisis de los hogares pobres hacía varias cualidades que 
permiten por un lado poder correrse del consumo mercantilizado y del ingreso e 
incorporar los bienes públicos gratuitos y el autoabastecimiento. 
Por otro lado desde esta perspectiva se busca caracterizar las prácticas en tres 
dimensiones principales. Estas dimensiones son las estrategias laborales, las estrategias 
alimentarias y las estrategias en torno al proceso de salud- enfermedad- atención (Óp. 
Cit.). 
Podemos mencionar varios aportes más que son para destacar desde esta 
perspectiva. 
En principio la contribución que hacen a “…estudiar las articulaciones entre las 
condiciones económico-políticas generales y las condiciones específicas de producción 
y reproducción social de las unidades domésticas a través de abordajes cualitativos” 
(Menéndez 1989, citado en Eguía et al. 2010: 269). 
En segundo lugar es importante comprender que las estrategias nos permiten 
descentrarnos del polo de la privación y la falta y concentrarnos en las prácticas 
efectivas. 
Asimismo nos permite problematizar sobre la representación de la acción 
racional de los sujetos, se critica la construcción de los pobres como maximizadores 
racionales de recursos. 
Desde aquí se problematiza la idea de inferir comportamientos a raíz de la 
posición social, también se problematiza la racionalidad de la acción como deber ser de 
los pobres y se hace especial hincapié en la categoría de opciones, las estrategias se 
concentran en el polo positivo de lo que se practica. Siguiendo a Eguía: “…el concepto 
de estrategias remite al de opciones. Propone concebir las relaciones sociales de 
producción y reproducción como una estructura de opciones” (Eguía, 1990: 33). 
48 
 
Por último es importante destacar que esta metodología nos permite aprehender 
las desigualdades al interior de la unidad familiar, ya que “La situación de la pobreza no 
es “vivida” de igual manera por los distintos integrantes de la unidad familiar.”(Óp. Cit: 
60) 
Otras investigaciones cualitativas no siempre toman el concepto de estrategias 
pero están en sintonía con lo planteado desde esta propuesta. Además posteriormente el 
concepto de estrategias es usado para estudiar otros campos y otras clases sociales. 
Para finalizar, nos gustaría remarcar la importancia de estos estudios tomando 
en cuenta una de las conclusiones de Reygadas en su obra La Apropiación (2008). Este 
sociólogo plantea que en el área de la estructura social los estudios suelen concentrarse 
en los mecanismos que favorecen la distinción y la desigualdad, de esa manera existe 
una falta de información sobre los mecanismos que ayuden a mitigar la desigualdad, es 
decir aquellas formas sociales que actúan en pos de la apertura e igualación (Reygadas, 
2008: 19), en este sentido las estrategias familiares de reproducción podrían 
considerarse un aporte al estudio de estos mecanismos. 
Aspiramos a poner en el tapete las discusiones que están en relación con los 
estudios de la desigualdad social en Argentina, sus configuraciones y la esencia de cada 
enfoque, para ello repasamos algunas de las aristas que han tenido en cuenta los 
estudios de la sociología contemporánea. 
Las miradas sobre la pobreza, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión 
dan contenido

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