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Coloma, María Agustina Miradas sobre la Desigualdad Social. Una aproximación a los diálogos entre la teoría y la empiria en la sociología contemporánea Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Sociología Directora: Muñiz Terra, Leticia Coloma, M. (2018). Miradas sobre la Desigualdad Social. Una aproximación a los diálogos entre la teoría y la empiria en la sociología contemporánea. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1487/te.1487.pdf Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA TRABAJO FINAL // TESINA Miradas sobre la Desigualdad Social. Una aproximación a los diálogos entre la teoría y la empiria en la sociología contemporánea Alumno/a. María Agustina Coloma Legajo 80660/0 Correo electrónico: colomaagustina@gmail.com Director: Muñiz Terra Leticia M. Fecha Febrero 2018 2 RESUMEN La presente tesina se concentra en algunas de las miradas desde la sociología contemporánea sobre la desigualdad social. Los estudios sociológicos sobre la desigualdad social han prosperado en la última década. En el marco de una abundante producción sobre la temática desde la ciencia social, coexisten distintas formas de construir este objeto de estudio. Por eso en este trabajo se realiza un abordaje del campo de los estudios sobre la desigualdad intentando recuperar las conceptualizaciones fundamentales del tema. Las perspectivas sobre la justicia social y la estructura de clases son un punto de partida necesario para estos debates. Además cobra importancia relacionar estas elaboraciones con otros temas afines tanto del desarrollo del pasado reciente de la sociología como del presente. Es por ello que se retoman algunos puntos nodales de la producción científica argentina y también debates en torno a la marginalidad, la pobreza y la exclusión. Se exploran cuatro aproximaciones empíricas a la desigualdad para dar cuenta de la variedad de formas de construcción empírica de la temática y de los diálogos de éstas con las teorías generales. Se ilustra a partir de las mediciones de desigualdad por ingreso, los estudios de movilidad social, las tipologías y los estudios de trayectorias. Palabras Clave: Desigualdad Social- Clase Social- Trayectorias- Mecanismos-Justicia Social 3 ÍNDICE Agradecimientos…………………………………………………………………………5 Introducción…………………………………………………………..………………….6 1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas………….…..…10 1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social…………..….11 1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad………………21 2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista sociológico………………………………………………………………………..…….27 2.1 Los mecanismos de la desigualdad social………………………………………….27 2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad ……………………………………...30 3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de vida……..34 3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social…………………35 3.2 Miradas sobre la marginalidad y exclusión……………………………………..….38 3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción………………………….………42 4. Construcciones empíricas en torno a la desigualdad social…………………………50 4.1 La desigualdad desde el ingreso……………………………………………………53 4.2 La desigualdad desde la categoría ocupacional…………………………………….55 4.3 La desigualdad desde las tipologías estructurales y articuladas………………..…56 4 4.4 La desigualdad desde las trayectorias…………………………..………………….58 4.5 La construcción del objeto y las miradas sobre la igualdad social………………..61 5. Reflexiones finales………………………………………………………..………...63 6. Referencias bibliográficas…………………………………………………………...67 5 Agradecimientos En ocasión de la entrega de este trabajo quisiera dedicar unas palabras a aquellas personas con quienes comparto mi vida cotidiana y que han servido de alguna u otra forma de inspiración en estos últimos tránsitos. En primer lugar quisiera agradecer a Leticia Muñiz Terra por su incansable labor pedagógica. El apoyo y la enseñanza que brinda exceden cualquier cargo docente. Asimismo sólo tengo palabras de gratitud para con todos los profesores con quienes me crucé en la carrera. La seriedad, y la humanidad con que se enseña en esta casa son destacables, en tiempos de vínculos líquidos e institucionalidades fragmentadas. Mis compañeros de equipo también merecen un lugar, gracias por permitirme seguir en contacto con el mundo académico en momentos en que fueron mi único vínculo, y por la actualidad de las discusiones y diálogos. Agradezco a mis amigas de la facu, algunas se quedaron en el camino otras aún están, pero junto a todas ustedes he crecido y crezco. A mis amigas de la vida, a mis amigas y amigos del tango y a Ana Julia mi compinche de la vida que desde siempre me escucha con renovada paciencia. Todos ustedes contribuyen a hacer mi vida plena y con sentido. Gracias. A Adolfo por la compañía y por inspirarme con el ejemplo. Por último quisiera agradecer a mi familia, a mis padres y hermanos. En especial a mi madre, por enseñarme el amor a su profesión y a ser perseverante a pesar de las dificultades en que a veces nos pone la vida, y a mi hermano por su complicidad y paciencia. 6 INTRODUCCIÓN Vivimos en un mundo desigual, actualmente nadie desafiaría esta afirmación. Paradójicamente los derechos y conquistas de aquellos grupos postergados de larga data parecen ser manifestados y escuchados. La igualdad en términos legales es históricamente la mayor que hemos vivido, los recursos económicos y la explotación económica se encuentran en un punto de apogeo inigualable (Willkinson y Pikett, 2009) “…los trabajadores manuales de las sociedades occidentales ganan ahora entre tres y, cuatro veces más que sus homólogos a principios de siglo” (Giddens, 2000: 330). Aun así particularmente América Latina es definida como la región más desigual del planeta 1 (Reygadas, 2008). Esta tesina recopila algunos de los debates fundamentales en torno a la desigualdad desde las ciencias sociales, y particularmente desde la perspectiva de la sociología actual en Argentina. La estructura social y la desigualdad son temas nodales que han preocupado a las ciencias sociales. Ambos aspectos forman parte del acervo de temas con que las ciencias sociales han emergido. Sin embargo atravesando momentos de mayor opacidad y otros en los cuales se corren al centro de la escena de la ciencia social y de las preocupaciones sobre la cuestión social. La desigualdad social es una de las problemáticas relevantes presente en las sociedades estudiadas por de los organismos internacionales, ya que Latinoamérica es “la región más desigual del mundo”, asimismo la inclusión y la igualdad, sumadas al combate de la pobreza se enuncian como parte prioritaria en las agendas políticas. Sin 1 En términos de ingreso. 7 embargo no todos los estudiosos acuerdan en su caracterización, las facetas que incorpora y las posibles formas de intervención social. Coexisten diferentes formas de conceptualización, medición y de operacionalización, como disímiles aproximaciones empíricas. También difiere el peso explicativo de los factores que se tienen en cuenta para la denuncia de las condiciones de vida,y para la comprensión de las tensiones que se originan a raíz de la desigualdad, así como las tensiones que derivan de éstas. La preocupación por la desigualdad y su contracara la igualdad, se puede encontrar emparentada con el surgimiento de las ciencias sociales desde sus inicios en el S. XVIII. Las condiciones que posibilitaron el ascenso de la burguesía como son el inicio de la sociedad industrial y las nuevas formas de organización económica y política son consecuencias del proceso histórico ligado al triunfo de la Revolución Francesa. El ideario de los derechos del hombre y del ciudadano, que habilitó este proceso trajo, de la mano de las nacientes ciencias sociales y junto a la emergencia de la cuestión social y urbana, la preocupación por las condiciones de vida de la clase trabajadora. Dadas estas circunstancias generales podemos observar que desde las ciencias sociales tiene lugar a la emergencia de diferentes respuestas. Estudios clásicos de economía, sociología y filosofía se han dedicado a sentar las bases para el estudio de diferentes tipos de desigualdad. Han intentado explicar las jerarquías sociales y las diferencias en la distribución de algunos bienes o atributos, sus causas y consecuencias. Durante el siglo XX, de la mano del auge del estado de bienestar, los Estados Nación occidentales, demuestran que la conciliación entre democracia y capitalismo es 8 funcional en muchas sociedades, en ese escenario la desigualdad social y el estudio de las estructuras sociales plantean nuevos interrogantes. Para el caso de América Latina y Argentina en particular los modelos socio-políticos de los últimos cincuenta años plantean el desafío de vivir en sociedades desiguales en variados aspectos. La desigualdad social por parte de la sociología en Argentina ha sido una inquietud que está ligada al establecimiento de esta ciencia social desde sus inicios. Aun así este tema se ha acrecentado en los últimos años (Kessler, 2014) A partir de la definición de la desigualdad social surgen diferentes formas de categorización y separaciones. A su vez, estas categorías se vuelven justificantes de jerarquías y de criterios de distribución (de bienes materiales y simbólicos) y justicia en una sociedad determinada. En relación con lo anterior, el presente trabajo se propone explorar sobre las diferentes construcciones de formas de conceptualizar, definir y medir la desigualdad. Según su peso relativo los estudios intentan, además, asociar alguna de estas categorías como principal factor explicativo o desencadenante o atenuante de otras desigualdades. Tal es así que el ingreso suele ocupar un lugar preponderante en los estudios de desigualdad, junto con el análisis de las clases sociales. Sin pretender ser exhaustivos este texto tomará algunos referentes del pensamiento social contemporáneo para intentar responder interrogantes sobre la desigualdad social. En particular esta tesina se pregunta: ¿Cuáles son las conceptualizaciones fundamentales desarrolladas en el marco de las ciencias sociales sobre la desigualdad social? ¿Cuáles son actualmente las definiciones del problema?, ¿Qué consecuencias y posibles causas se aventuran a arrojar?, ¿Cuáles son las dimensiones que se tienen en cuenta a la hora de estudiar la desigualdad? 9 Particularmente se rescatarán los desarrollos a nivel local y de los últimos años dentro de la problemática. Se intentará dilucidar de la aproximación a la desigualdad que se hace, e ilustrar sobre algunas de las formas posibles de aproximación empírica a su estudio. En el primer capítulo nos concentraremos en encuadrar la problemática de manera más general y abstracta. Retomaremos el análisis de la desigualdad a raíz del debate en torno al liberalismo y la democracia y la conceptualización de las clases sociales. En el segundo nos ocuparemos de definir algunas particularidades en torno a la disciplina sociológica y los estudios de la desigualdad. En el tercero nos adentraremos en las discusiones locales de las temáticas afines surgidas en el contexto de los últimos años en Argentina. Por último tomaremos algunos estudios del campo actual para ver en la forma en que se construyen las aproximaciones empíricas que se están llevando a cabo en el área en cuestión. Para finalizar realizaremos algunas reflexiones respecto a lo expuesto anteriormente para responder a las preguntas de investigación anteriormente planteadas. 10 1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas ―Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común‖ Art 1. Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Reconstruiremos dentro de las ciencias sociales cuáles son las concepciones sobre la desigualdad, la pregunta inicial que guiará este capítulo es ¿Cuáles son las concepciones respecto a la temática que coexisten en la ciencia social? ¿Cuáles son los puntos de partida y con qué otros conceptos se entrelazan? ¿Cómo podemos estudiar la desigualdad social? Para ello deberemos preocuparnos por distinguirla de otros términos afines, asimismo demarcar los límites y derivaciones que cada una de las concepciones permite. La desigualdad social como preocupación académica dentro del campo de la sociología surge ligada a los estudios de la estructura social, se relaciona con los principios distributivos de cada sociedad. “Los sociólogos hablan de la existencia de una Estratificación Social para describir las desigualdades. La estratificación puede definirse como las desigualdades estructurales que existen entre diferentes grupos de individuos” (Giddens, 2000: 317). Es por ello que este capítulo tendrá dos ejes principales para en su desarrollo, en principio retomaremos los debates en torno a la igualdad y la libertad, en sintonía con ello veremos luego las diferentes formas de estudiar las clases sociales. 11 1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social El debate sobre la igualdad y la libertad se remonta a la época de la caída del Antiguo Régimen en donde los iusnaturalistas y los socialistas utópicos rivalizaban sobre cuál era la proveniencia de las desigualdades naturales. La forma de organización del trabajo en las sociedades modernas, supone dos procesos simultáneos, una creciente fragmentación de los procesos productivos, y la consecuente coordinación de los circuitos para el ensamble y el consumo de productos, incluso a escala global. Tal como ya lo planteara Durkheim en La División del Trabajo Social (1967) en las sociedades complejas el lazo social se organiza a partir de las diferencias. Esta afirmación que aún conserva actualidad señala que la interdependencia se vuelve una forma de organización del bienestar común. La diferenciación social no tiene necesariamente que ver con la desigualdad. La desigualdad se relaciona con procesos sociales históricos, políticos, culturales y territoriales a partir de los cuales grupos sociales otorgan valores a las condiciones diferenciales. Para que una diferencia se convierta en desigualdad mediará un proceso social y político. En este proceso se configura la distribución desigual de bienes en un grupo social determinado. Estas formas de apropiación y distribución de bienes materiales y simbólicos no son estáticas, y la justificación de lo que los miembros de la sociedad merecen, lo justo o lo equitativo varía a través del tiempo y el espacio. En una sociedad que se ha liberado del sistema estamentario del Antiguo Régimen, el derecho de nacimiento pierde su centralidad, la igualdad política toma lugar 12 y se identifica con la libertad, y con el ascenso social ligado al mérito y ya no al derecho de nacimiento. A partir, la igualdad ante la ley y la consecuciónde derechos políticos, civiles y más tarde sociales, la igualdad política se conjuga de la mano de la libertad antes que de la de la igualdad social. El surgimiento del proletariado supone una doble libertad de la clase trabajadora. Mientras que son políticamente iguales al resto de los hombres, son libres de vender su fuerza de trabajo pues ya no poseen lazos de sujeción a un señor feudal. A la vez son libres de toda propiedad salvo su propia fuerza de trabajo por lo cual se hallan compelidos a trabajar para otro. Este carácter paradójico de la libertad de la clase trabajadora configura gran parte de las relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad civil desde los albores del desarrollo del capitalismo. La igualdad social se revitalizará en sintonía con el Estado de Bienestar en Occidente de mediados del SXX. Es entonces cuando los análisis de la estructura social toman importancia como forma de aprehender los mecanismos de distribución, valor y jerarquización de las sociedades modernas, en última instancia la desigualdad de condiciones de vida de los miembros de la sociedad. Nos encontramos en un contexto en el que las condiciones de vida de las grandes mayorías mejoran a partir de la intervención del Estado en la economía, a través de políticas redistributivas. El mercado sin intervenciones ni trabas, por sí sólo no contribuye al mejoramiento general de las condiciones económicas. Igualdades de derecho y desigualdades de hecho conviven y persisten. Las críticas a las jerarquías sociales persistentes están en sintonía con el avance del cuestionamiento a la idea de las capacidades naturales. ¿Será posible que aquellos 13 que obtienen los mayores logros y beneficios de una sociedad sean los mejor dotados en capacidades y bienes? Se ha planteado que: “la idea de desigualdad natural tiende a legitimar las desigualdades sociales existentes y a encubrir su génesis social, en aras de favorecer la reproducción del statu quo (Beteille, 1983).” (Mora Salas, 2004:19). Se agrega que se trata de argumentos etnocéntricos cuyo carácter tiende a ocultar los corporativismos operantes (Dubet, 2011: 74). Avanzaremos frente a la necesidad de especificar y sumar claridad respecto a los mecanismos que se ponen en juego para reproducir la estructura social desigual. Este fenómeno que ya no será concebido por los científicos sociales como fundamentado por las características naturales sino como social y organizacional (Tilly, 2000: 98). Los debates en torno a la justicia social y el rol del Estado en el SXX se producen a partir de las tensiones entre capitalismo y democracia en los estados nacionales. Los estados-nación logran amenizar los componentes del capitalismo la democracia a cuenta de inclinar el carácter del Estado para uno de los dos polos de la dupla libertad- igualdad. De esta manera se generan distintas configuraciones del Estado de Bienestar Las justificaciones, las jerarquías categoriales y los valores que sirven para argumentar sobre la legitimidad de las formas de organización desiguales suelen cambiar, e inscribirse en relaciones de poder: “La desigualdad no puede comprenderse al margen de las relaciones de poder que operan en diferentes niveles y dimensiones de la vida social” (Reygadas, 2008: 10). En concordancia con esto, los referentes de los estudios de desigualdad plantean que cuando se mira el origen de la misma, se suele relacionar estas construcciones 14 jerárquicas formadas a partir de atributos y características particulares de individuos o grupos, con la distribución asimétrica de bienes y otros valores sociales. Es decir que las desigualdades estructurales, se vinculan con la estructura de repartición social. De esta manera se realiza una operación que justifica las asimetrías en la distribución 2 a partir de atributos que son percibidos como “características naturales” de los individuos, opacando el origen político y contingente de los criterios justificantes de las jerarquías sociales (Tilly, 2000). La explicación de las causas de la desigualdad tiene vinculación con la concepción misma de la relación individuo- sociedad, y en última instancia con la concepción sobre la justicia social, esto quiere decir que “…la distribución asimétrica de las ventajas y desventajas en una sociedad, que es resultado de relaciones de poder mediadas culturalmente” (Reygadas, 2008: 38). Sumando a la argumentación de Reygadas sobre la relación entre desigualdad y poder, sostenemos junto a Dubet (2011) que, en las sociedades modernas la desigualdad es una forma de justificación de la justicia social, es decir de la distribución de bienes y capacidades sociales. Mora Salas (2004) plantea que los estudios sobre desigualdad han optado por alguna explicación de desigualdad que destaque, o bien la distribución de capacidades y recursos entre los individuos, o bien el carácter desigual de las pautas de intercambio y relaciones o bien la asimetría estructural. Estos tres énfasis definen así perspectivas que tomadas por separado presentan limitaciones. Por ello este autor al igual que Reygadas (2008) proponen una mirada alternativa que conjugue elementos de las tres perspectivas señaladas, y proponen enfoques superadores de los anteriores. 2 Distribución que como afirma Tilly (2003) es una distribución de dones y atributos por un lado y de perjuicios y desventajas en el otro extremo. 15 Estas tres aristas de la explicación que tienen diferente peso para las teorías están vinculadas con diferentes concepciones sobre la igualdad, es por eso que nos detendremos sobre las posibles maneras de identificarla. En principio retomaremos la caracterización de igualdad de Mora Salas (2004) haciéndola dialogar con las reflexiones que hace Dubet (2011) sobre la igualdad de oportunidades e igualdad de posiciones. Ambos están en relación a la teoría de la justicia que se plantea desde los aportes de Rawls, y su concepción de la justicia social y con el origen de la discusión en torno a liberales e igualitaristas. Siguiendo a Mora Salas podemos sostener que hay cuatro definiciones posibles de igualdad, cada una con sus particularidades. Estas diferentes formas de la igualdad sirven para pensar cuál es la correlación del Estado, el mercado y los individuos aislados, como también para pensar el ideal igualitario que identifican, y a cuáles inequidades sociales buscan erradicar.(Dubet, 2011: 18) Mora Salas sigue a Turner para plantear cuatro dimensiones de la igualdad según detallamos a continuación (Mora Salas 2004: 21 y 22): Igualdad ontológica, igualdad de oportunidades, igualdad de condiciones e igualdad de resultados. La igualdad ontológica se plantea como un principio moral según el cual (ya sea desde las religiones o desde las ideas socialistas más radicales) todas las personas son iguales. La igualdad de oportunidades versa sobre el acceso igualitario de las personas a la estructuras de oportunidades, esta concepción plantea que las desigualdades posteriores serán resultado de retribuciones diferenciales en función de las capacidades y talentos individuales. Se trata del ángulo más liberal de la igualdad ya que legitima resultados diferenciales siempre que las oportunidades sean igualitarias. 16 La igualdad de condiciones es un principio complementario al anterior que supone nivelar las condiciones de vida de los grupos. El acento está en garantizar condiciones igualitarias más allá del punto de origen. Por último plantea la igualdad de resultados, se trata de una dimensión que no tiene en cuenta los arbitrios individuales, su énfasis está en la obtención de los mismos resultados para todos. Se infiere que para que esto suceda organismos u organizaciones macrosociales deben intervenir para forzar un resultado igualitario.Estas cuatro nociones de igualdad y la idea de las oportunidades vitales nos sirven para situarnos en el debate la desigualdad social, para profundizar vamos a retomar las dos concepciones que plantea Dubet, éstas atraviesan la discusión hasta interpelar al Estado, el ideal del Estado benefactor, y las sociedades salariales, y las intervenciones estatales que se habilitan a partir de estas caras de la desigualdad. Dubet toma dos de estas dimensiones y las esgrime de manera tal de comprender sus beneficios y limitaciones. Él entiende que la igualdad de posiciones y la igualdad de oportunidades no son en principio contradictorias, pero como tienen implicancias diferentes se hace necesario da prioridad a una de ellas en el terreno de la intervención social. Delimitaremos brevemente los dos modelos igualitarios para mostrar que es lo que se esgrime a partir de las dos perspectivas. El principio de la igualdad de posiciones se refiere a la igualdad de lugar, es decir los lugares que los individuos ocupan en la estructura social, se parte de la idea de que no todos ocupamos una posición equivalente y se busca reducir las distintas desigualdades a través de un acortamiento en las distancias entre estas posiciones. La principal crítica que se le hace a esta concepción tiene que ver con su carácter conservador y poco dinámico, ya que en su afán por igualar, suele fijar a las 17 personas en posiciones de la estructura social, aun cuando estas posiciones sean subordinadas y los fijen en una situación que no consideren justa. La igualdad de oportunidades está basada en otro principio, el principio de la diferencia, consiste en ofrecer iguales oportunidades para favorecer el principio meritocrático. Se trata de una concepción que de origen no está en contra de las inequidades, sólo de las injustas, por ello las propuestas que se hagan en concordancia con esta idea de igualdad tenderán a buscar promover oportunidades que puedan ser aprovechadas a raíz del mérito individual. Las críticas principales se elaboran a partir de que en una sociedad meritocrática las desigualdades provenientes del mérito están justificadas, de esta forma tanto el éxito como el fracaso están argumentados llegando a culpabilizar a los fracasados como responsables de su suerte (Dubet, 2011: 82). Otra crítica que se le hace es que en la realidad tampoco existe un contexto en el que las condiciones de partida sean exactamente equitativas; además es un tipo de principio que no está en contra de las desigualdades en sí mismas, y tiende a ver estas diferencias como si fueran características de las personas. Se hace difícil cuando media el mérito en el criterio de igualdad descentrarse del plano individual de las características y dones personales. Las dos formas igualitarias son incluso complementarias, aunque la posición de Dubet es clara con respecto a las prioridades, plantea que debe tomarse primero la igualdad de posiciones como criterio distributivo de justicia social, según lo que sostiene en su explicación las posiciones determinan las oportunidades (Dubet, 2011: 99). 18 Adicionalmente sostiene, al contrario de los liberales más extremos, que cuando el único factor regulatorio es el meritocrático, esto se convierte en un perjuicio para todo el cuerpo social. Rawls intenta aportar en esta discusión sobre la justicia planteando que el énfasis debe estar en las condiciones de los procesos 3 de los cuales emana el mérito. Estos pensadores entienden que el Estado puede ser una gran herramienta para mejorar los mecanismos de distribución de una sociedad, en este sentido, los individuos nunca se encuentran plenamente libres, capaces e iguales frente a la oportunidad, no existe situación ideal de mercado, sino que los procesos culturales y socio-políticos atraviesan a la justicia social y la equidad. Las aristas de la igualdad que observan y de como esta se impone en la sociedad moderna, sirven para retomar las preguntas sobre cuál es el criterio de justicia que prima, cuál es el nivel de desigualdad que cada sociedad tolera (Mora Salas, 2004: 31), y cuáles son las opciones como colectividad frente a los resultados que se producen a partir de este fenómeno. Podemos vincular estas concepciones de igualdad con lo planteado previamente que nos ilustraba sobre cómo las explicaciones de la desigualdad social hacen foco en diferentes niveles explicativos. Lo que queremos exponer es que una explicación que esté centrada en el individuo, por lo general va a propiciar una concepción cercana a la igualdad de oportunidades y una explicación centrada en las estructuras va a ser afín a la igualdad de posiciones, de condiciones o de resultados. 3 “…el autor complementa este último elemento con un requerimiento adicional, a saber, el establecimiento de “reglas del juego” equitativas y no arbitrarias (justas) que permitan una competencia limpia (justa) entre los miembros que conforman la sociedad, una vez que todos han alcanzado el umbral básico de desarrollo social fijado normativamente. De esta forma, Rawls formula una concepción propia de la justicia, que él mismo denomina como justicia de procedimiento, con el objeto de poner énfasis en el proceso y no tanto en el contenido en el resultado.” (Mora Salas, 2004: 31) 19 Las teorías centradas en la interacción también son deudoras de la idea de la igualdad de posiciones o condiciones. Además existen teorías más complejas como la de Reygadas que se manifiesta como estructuralista y constructivista, simultáneamente para esta propuesta veremos más adelante como combina las reflexiones sobre los ideales igualitarios. Veamos algunos argumentos en torno a la idea planteada arriba de las formas de explicación de este fenómeno haciendo énfasis o bien en el polo individual, en el polo relacional o en el polo estructural. Los aportes que ponen la mirada en la explicación individualista, al tomar como punto de partida a los individuos, suelen concentrare en las capacidades y recursos que estos poseen o adquieren (Muñiz Terra y Roberti 2017a). Estas perspectivas suelen estar centradas en indagar sobre las decisiones individuales terminan desencadenando procesos de desigualdad y también suelen tener cierta afinidad con las teorías liberales y con el enfoque de la igualdad de oportunidades o en el fomento de las capacidades, por ejemplo como lo plantea Sen (1995), estas teorías se desarrollan consecuentemente a partir del ideal del mérito individual. Otra contribución importante es la que realiza Tilly (2000), en su perspectiva pone el énfasis en las interacciones generadoras de la desigualdad. Se busca explicar la desigualdad social teniendo en cuenta que forma parte de procesos organizacionales y se hace efectiva a partir de pares categoriales, de forma que los polos de los pares representan lo deseable y lo indeseable. Los pares categoriales siempre presentan un polo que se hace acreedor de ventajas y logra cristalizar este beneficio a lo largo del tiempo. Además de señalar que estos pares categoriales pueden funcionar de manera interna o externa a las instituciones, es decir que algunos son transversales y otros se 20 activan dentro de los límites de determinado contexto; es interesante señalar que este autor también plantea cuatro mecanismos fundamentales a partir de los cuales se generan las desigualdades y persisten, que son la explotación, el acaparamiento de oportunidades, la emulación y la adaptación, estos mecanismos serán presentados en detalle más adelante. La tercera perspectiva crece a partir de un examen general de la sociedad, se ubica en el otro polo de los estudios individualistas, en el de los agregados sociales: “Los estudios centrados en los condicionamientos estructurales han enfocado su mirada sobrelas estructuras de distribución desigual de los beneficios y las cargas entre los diferentes sectores e individuos que conforman la sociedad” (Muñiz Terra y Roberti, 2017a: 4). Hay también otro aporte que realiza Mora Salas (2004) que resulta interesante en este desarrollo de los puntos de partida. Se trata de un concepto que sirve para reflexionar sobre la movilidad, pues si bien, las conceptualizaciones de las estructuras nos hablan de procesos que tienden a fijarse y reproducirse en el tiempo - por eso hablamos de desigualdades persistentes- , no existen sociedades sin movilidad. Mora Salas (2004) trae la reactivación del concepto original de Dahredorf de oportunidades vitales, el cual es retomado por otros pensadores también. El concepto de oportunidades vitales es útil para pensar la desigualdad porque remite a la realización del individuo y su proyecto de vida. En palabras de Mora Salas: Dahrendorf aclara que al emplear el término ―oportunidades‖ se hace referencia a dos dimensiones que se presentan articuladas, pero que son susceptibles de ser diferenciadas conceptualmente con fines analíticos. La primera apunta al reconocimiento de las opciones que una sociedad brinda a sus miembros para promover su desarrollo.(…)El concepto de ―oportunidades vitales‖ de Dahrendorf es coincidente con la noción de 21 ―estructura de oportunidades(…). Y en segundo lugar, la búsqueda de un criterio normativo que sirva para definir las metas del desarrollo social y humano, y en consecuencia, permita tomar decisiones sobre los ―cambios‖ necesarios que debe introducirse en una sociedad para favorecer que la mayoría de sus integrantes alcancen estas metas. Entonces el aporte de la noción de oportunidades vitales nos permite articular en el dualismo individuo-sociedad, recuperar la noción de un sujeto activo: un agente social portador de un proyecto, pero a la vez contemplar limitaciones normativas y en el plano de la expectativas posibles, un agente cuyas posibilidades están limitadas por la estructura social. Por último, es interesante remarcar que las discusiones actuales no sólo dan por sentadas desigualdades persistentes sino que, como planteaba Rawls, buscan los límites tolerables de la desigualdad, en un mundo dónde las identidades e identificaciones son múltiples (Lahire, 2004). De cara a la igualdad ontológica, ya no se espera erradicar la desigualdad. Las preguntas de las investigaciones tienen relación con la cohesión social, el carácter del lazo social y su forma para poder evidenciar un trato diverso a determinados sujetos o grupos, trato que pueda surgir desde el mercado, el Estado o los vínculos interpersonales. 1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad. Las investigaciones sobre la estructura social y la movilidad adquieren importancia para comprender las configuraciones que toman los procesos generadores de desigualdades. La estratificación permite pensar en grupos de individuos que conforman una particular jerarquía social, además permiten captar la dimensión relacional de este 22 fenómeno, la desigualdad no puede comprenderse al margen de los procesos estructurales. Las sociedades modernas de Occidente no tienen estratos legalmente separados o castas, es por ello que desde las clases sociales se integra a individuos que comparten privilegios o condiciones de vida similares (Giddens, 2000: 316). Un punto que es necesario mencionar en este apartado es el carácter de las clases sociales como categoría analítica del investigador, en este sentido seguimos a Muñiz Terra y Roberti (2017a: 5) cuando expresan: …las clases sociales no son una realidad de la sociedad, sino una categoría de la sociología. Tal como sostiene Thompson (1977) ―la clase no existe por afuera de la experiencia vivida por los sujetos y solo es construida como categoría colectiva histórica o analíticamente‖. En este mismo sentido, Bourdieu (2012) sostiene que el sociólogo, en función de los objetivos de su investigación, puede agrupar a los individuos que estén próximos y sean iguales en las características pertinentes de aquello que esté estudiando.‖ La estratificación, entonces es una forma de clasificar a partir de agrupar individuos que comparten ciertas condiciones materiales o simbólicas en clases. Según los distintos paradigmas teóricos variarán cuáles son los límites de cada clase y los criterios para este agrupamiento. Las teorías de la estratificación se han perfeccionado a partir de las perspectivas desarrolladas originalmente por Karl Marx y Max Weber. A los análisis de las clases enfocados en la propiedad, la explotación y los factores económicos, desarrollados por Marx, Weber agrega el status, el partido y el mercado. (Giddens, 2000: 321) 23 Existen en la actualidad un acercamiento paradigmático para el estudio de las clases sociales entre marxistas y weberianos (Longhi, 2005), aunque persisten diferencias, grosso modo puede decirse que para ambas tradiciones la esfera económica se considera determinante y generadora de acciones y prácticas de los actores (Crompton, 1994: 225). Sumado a ello el actor social se conceptualiza como racional, y el estudio de la constitución y desarrollo de la estructura social es considerado un objeto central de la disciplina sociológica (Longhi, 2005: 106-109), aun así también sobreviven diferencias que resultan en esquemas diferentes sobre el espacio social. Seguiremos las reflexiones sobre las clases de Erik Olin Wright, como referente del paradigma neo-marxista, y de John Goldthorpe para hacer mención de la teoría neo- weberiana actual, aun así veremos que en ambos se incorporan elementos del otro paradigma (Giddens, 2002: 324). Para desplegar la teoría de las clases, Wright toma en cuenta principalmente tres dimensiones. Se trata de comprender las “relaciones de clase en términos de intereses, experiencia vivida y capacidad colectiva” (Wright, 1992: 120). Las dimensiones nombradas permiten entonces revitalizar los debates en torno a la complejidad creciente y las contradicciones presentes en la actualidad (Wright, 1992: 59). Quisiéramos ilustrar el resultado de la estructura de clase planteada por Wright con la siguiente cita: Por su parte, la aproximación neomarxista se basa en las relaciones sociales de producción (bienes de capital) y también en los bienes de organización (autoridad) y de cualificación. En el esquema de Wright se subraya la importancia de la interacción de la propiedad del capital, el control sobre los recursos productivos y la posesión del conocimiento, 24 para dibujar un mapa de 12 clases sociales… (Domingo-Salvany et al.2013: 4). En esta teoría la clasificación se hace a partir de los criterios de propiedad, control sobre los recursos productivos y conocimiento previamente enunciados. Este pensador llega a definir una estructura social compuesta en una primera versión por seis agregados sociales (Atria, 2004: 24) y luego complejiza esta visión hasta llegar a estudiar de doce clases socio-ocupacionales. El esquema de clases de E. O. Wright que queda planteado en relación a estos criterios es el siguiente: Fuente: Atria, 2004. Pág. 25. Por el lado de los neo-weberianos, el análisis se fundamenta en la posición en el mercado de trabajo, es un enfoque ligado a las relaciones de intercambio: La aproximación neo-weberiana se basa en el análisis de las relaciones sociales que se producen en los mercados de trabajo y las unidades productivas, diferenciando entre la situación de mercado, que hace referencia a las características del empleo en relación al salario, la seguridad económica y la posibilidad de promoción, y la situación de 25 empleo, en referencia a la posición en la jerarquía de autoridad y autonomía en el trabajo (Atria, 2004: 27). El cambio que produce Webera partir del cual las clases se determinan el las relaciones de intercambio y no en las relaciones de producción, tiene continuidad en el caso del paradigma neoweberiano. En este sentido Goldthorpe contempla la cualificación, el carácter del trabajo, y los riesgos económicos para realizar su clasificación. También toma en cuenta el tamaño de los establecimientos y el carácter manual o no manual. Con estos elementos Goldthorpe, construye en principio una clasificación de ocho clases, y luego junto a Erikson desagrega tres clases fundamentales, las cuales al interior están compuestas en total por once categorías socio-ocupacionales. Las clases fundamentales son las clases de servicios, las clases intermedias y las clases trabajadoras, dentro de las que habita cierta heterogeneidad de condiciones. Podemos ver en el siguiente gráfico el esquema de clases de Goldthorpe y Erikson: 26 Fuente: Atria, 2004. Pág. 27. Existen otras clasificaciones que también son utilizadas en la actualidad cuyo principal criterio de clasificación es la ocupación, como son el Clasificador de la Condición Socio-ocupacional, construido por Susana Torrado; el esquema de Alejandro Portes, el esquema de Clases Ocupacionales basado en la Heterogeneidad Estructural (CObHE) (Fernández Melián, Clemenceau, Rodríguez de la Fuente, 2015) A partir de estos esquemas clasificatorios se desarrollan modelos explicativos de modos de ser, formas de vida, comportamientos y diseños de planeamientos políticos. En el campo de la desigualdad social estas aproximaciones tienen importancia a la hora de realizar investigaciones. En particular se han desarrollado a raíz de los análisis de la desigualdad y la movilidad y también desde el campo de los estudios socio-demográficos. (Álvarez Leguizamón, S; Arias, A. y Muñiz Terra, L 2016: 26). 27 2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista sociológico ―…estudiar ―la misma cosa‖ casi nunca es estudiar una misma cosa, a pesar de que alguna gente haya decidido llamarla con el mismo nombre‖ 4 En este capítulo avanzaremos desde los puntos de partida que mencionamos arriba para ver cuáles son los mecanismos que mencionan algunos referentes de la temática, es decir, de qué manera se hacen duraderas las jerarquías sociales, cómo a través del tiempo se mantienen las configuraciones de la igualdad- desigualdad. Esta idea tiene su antecedente en el estudio de los cierres sociales de Weber, y nos sirve para desnaturalizar el funcionamiento del status y del mérito. También repasaremos brevemente cuáles han sido las principales dimensiones en las que se hizo foco en el análisis de los procesos de desigualdad y cuáles son algunas de las aproximaciones empíricas que se han realizado. 2.1 Los mecanismos de la desigualdad social Es interesante remarcar que la mayoría de los teóricos de la desigualdad social han utilizado la herramienta conceptual de los mecanismos para describir una posible forma de movimiento, o conservación de las inequidades en la jerarquía social. Es por ello que traemos a colación tres referentes que mencionan los mecanismos. Creemos que los análisis centrados en los mecanismos pueden ayudar a 4 Becker, 2009:121. 28 comprender la caja negra de la desigualdad y sus dinámicas, por eso también veremos cuales mecanismos estudian. Clarifiquemos que queremos decir cuando nos referimos a los mecanismos. Elster (1997) sostiene que los mecanismos son patrones frecuentes y de fácil reconocimiento y que nos permiten explicar ex post por que se ha producido un acontecimiento. Para los sociólogos los mecanismos son herramientas útiles para explicar cuándo se ha activado determinada cadena de acontecimientos, sorteando las explicaciones indicativitas que carecen de sentido cuando se trata del estudio de las personas. Vamos a tomar en consideración los mecanismos que recuperan Tilly, Lamont Beljean y Clair y también Reygadas. Tilly (2000) plantea como principales mecanismos la explotación, el acaparamiento de oportunidades, la emulación y por último la adaptación, este último mecanismo no se pone en juego para generar desigualdad pero si para conservarla, ya que los mecanismos adaptativos son muchas veces funcionales a las condiciones de la desigualdad. Para Tilly estos mecanismos contribuyen a la reproducción y persistencia de las desigualdades. Nos gustaría recuperar un estudio de Lamont et al. (2104) sobre los procesos culturales y las vías causales de la desigualdad que identifica cuatro mecanismos principales en la producción y reproducción de la desigualdad social tomada como proceso cultural. Dentro de los procesos culturales, ellos, se centran en dos grandes y amplias categorías como son la identificación y la racionalización. Las nombradas sirven como criterios clasificatorios, se trata de procesos que están puestos en acción 29 permanentemente, procesos intersubjetivos de creación de significado que contribuyen a la producción y reproducción de la desigualdad. Adentro de estos procesos más amplios detallan los mecanismos que permiten observar las desigualdades en un nivel supra individual. Se trata ahora de cuatro mecanismos que nos sirven para entender cómo funciona la identificación y la racionalización como originantes de inequidades. Así la racialización y la estigmatización funcionan en el caso de la identificación. La estandarización y la evaluación en los procesos de la racionalización de las sociedades. Por último veremos lo que nos dice Reygadas (2008: 42). Él plantea que hay dos mecanismos principales a partir de los que se produce la apropiación-expropiación de los bienes socialmente valiosos, se trata de los mecanismos de exacción y de exclusión. Con exacción se hace referencia a los mecanismos que hacen fluir la riqueza de un sector social a otro. Se trata de un concepto que incluye la explotación pero puede tomar también otras formas, como la dominación, por ejemplo. El mecanismo de la exclusión se trata de aquellas configuraciones sociales que impiden que los bienes fluyan hacia otros sectores sociales o que éstos tengan acceso a ellos. Para Reygadas los mecanismos se relacionan con el flujo de viene sociales, ya sea ayudando a su conservación en cierto sector o su trasvasamiento, de un sector social a otro. Estos mecanismos sumados a los que nombramos acompañando a Tilly y Lamont y a la discusión sobre el carácter individual, relacional o estructural del fenómeno, se ponen en juego en gran parte de las decisiones sobre la justicia social de una sociedad, nos hablan de la desigualdad como un proceso relacional y 30 multidimensional. Con causas y características a la vez materiales y simbólicas como ya lo plantearan los clásicos pensadores de la estructura social. Asimismo se hace referencia a la dimensión analítica del tiempo habilitando el análisis de las continuidades y rupturas. Aquello que sirve para hacer perdurar la desigualdad o para aumentar la igualdad varia a lo largo del tiempo. Podemos hablar de sociedades relativamente móviles en las que los agentes sostienen sus relaciones sociales entre el mérito y la adscripción, estas condiciones se pueden hacer visibles a partir de los estudios sobre movilidad y estructura social. Los estudiosos de la estructura social y la desigualdad suelen poner énfasis en diferentes clivajes sobre los procesos de diferenciación social. Así las principales dimensiones que tienen en cuenta a la hora de describir a grandes rasgos las sociedades actuales tienen que ver con la clase, el género, la etnia, la edad, además otros estudios toman el trabajo, las trayectorias educativas, la migración, la ciudadanía. Las investigaciones suelen observar cómo la desigualdad se genera enestas esferas de la vida cómo se vinculan estas dimensiones con otras y como se generan procesos a lo largo del tiempo que explican las posiciones subordinadas o dominantes de los sujetos en la estructura social. 2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad Por último intentaremos remarcar algunos trabajos que se concentran en ilustrar el punto de vista disciplinar sobre la desigualdad social y diferenciarlo de otros temas de investigación. 31 Una contribución a este debate es la de Willkinson y Pikett, quienes a partir de su trabajo buscan mostrar la asociación de la desigualdad con el malestar y descentrar la perspectiva del ingreso como fuente única de la felicidad colectiva. Desde esta mirada sobre la relación entre desarrollo económico y desigualdad, estos pensadores buscan dar una respuesta a la realidad contradictoria de que en la cima de los logros materiales y tecnológicos del primer mundo hay un fracaso social expresado en infelicidad, aislamiento y consumismo (Wilkinson y Pikett, 2009). A partir de esta meta, ilustran la falta de asociación entre los problemas sociales y la renta para varios países. En la misma argumentación exponen que estos problemas están en coincidencia con la desigualdad, de forma que las sociedades más desiguales padecen mayores problemas independientemente de la renta (Willkinson y Pikett, 2009: 43). Los autores no minimizan el efecto de la escasez material en los problemas sociales, pero abogan por el peso específico de la desigualdad social como generadora de malestar. Goldthorpe, asimismo, muestra que los enfoques economicistas y epidemiológicos llegan a conclusiones parciales ya que sus puntos de partida no contemplan esta perspectiva sociológica. Goldthorpe (2012) ha sabido condensar las características primordiales del enfoque sociológico en las líneas que se citan a continuación: El énfasis en los aspectos relacionales de la desigualdad y no solo en los atributivos es, por lo tanto, un proceder que hace al enfoque sociológico distintivo. Un segundo proceder es el reconocimiento del hecho de que la estructuración de la desigualdad —o estratificación social— es más que unidimensional. Al menos desde los tiempos de Max Weber (1922/1968), 32 los sociólogos han concebido la desigualdad no solo en función de la clase, sino también en términos de otro concepto relacional: el estatus (2012: 47). Es importante remarcar estas características ya que ha sido común la subsunción de en los estudios a una sola dimensión, nos referimos al ingreso o la renta, como explicativa de todas las demás. Nos gustaría dejar planteados algunos de los puntos de partida para el análisis de la apropiación que hace Reygadas, ya que consideramos que constituyen una posición adecuada para la comprensión de la desigualdad social. Este pensador hace énfasis, tal como venimos mencionando en tres aspectos de este problema, estos aspectos son el político, el relacional y el multidimensional. Haremos referencia a cinco postulados que el propio Reygadas identifica como fundantes de su perspectiva y que aportan para esta matriz. Estos cinco postulados constituyen el punto de partida del enfoque de la apropiación-expropiación. El primero nos encuadra en la temática de los mecanismos y afirma que: …muchas desigualdades sociales se explican por la existencia de mecanismos de apropiación que hacen posible que los distintos agentes (individuales o colectivos) dispongan de beneficios diferenciales y, por tanto, accedan a porciones asimétricas de la riqueza y el bienestar sociales ( …) A su vez, estos accesos desiguales facilitan la reiteración de los mecanismos de apropiación, que se institucionalizan y pueden reproducirse durante largos períodos históricos (Reygadas, 2008:42). El segundo postulado se relaciona con el carácter social de la generación de riqueza, la capacidad individual de producir no alcanza para explicar las asimetrías de la 33 sociedad, por eso “…las mayores desigualdades están relacionadas con la posibilidad que tienen algunos individuos o grupos sociales de quedarse con una parte de la riqueza y los medios de bienestar generados por otros u obtenidos de manera colectiva” (Op. Cit: 43). El tercer postulado remarca una disputa en torno a la legitimidad de las riquezas apropiadas por cada agente social. Lo que para unos es una apropiación justa o legítima, para otros es una expropiación ilegítima. El cuarto postulado de este enfoque se relaciona con una paradoja, en este caso, los mecanismos diseñados para alcanzar una igualdad pueden provocar otras formas de desigualdad (Reygadas, 2005). El quinto postulado versa sobre la existencia de una dialéctica entre igualdad y desigualdad. Este postulado sostiene que los procesos que producen mayor desigualdad están enlazados con aquellos que la reducen. Resta agregar que para este enfoque es necesaria una combinación de la perspectiva estructural y la construccionista. Hasta aquí hemos visto algunos de los puntos nodales del tema de la desigualdad social a nivel general y hemos ahondado en la perspectiva sociológica sobre este tema. En el siguiente capítulo nos adentraremos en las discusiones de los últimos años en el contexto argentino, para luego poner todo en diálogo con algunas investigaciones sobre la problemática planteada. 34 3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de vida. ―…somos humanamente la misma versión del pueblo, aunque nos separa la casta, la clase o la actividad‖ 5 Los primeros abordajes respecto a la estructura social en Argentina, desde la sociología vinieron asociados al contexto de los Estados de Bienestar en el promediar del siglo XX. En las décadas de los sesenta y setenta los pensadores sociales viraron hacia conceptos como el de marginalidad y exclusión de la mano del impulso del Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina (DESAL) En los ochenta y noventa el núcleo de quienes estudiaban las condiciones de vida, evolucionó hacia los estudios de la pobreza, situación en la que “cayeron” muchos nuevos pobres de la mano del contexto neoliberal imperante en toda la región. Además los estudios de los organismos internacionales se inclinaron hacia las perspectivas analíticas que miraban la pobreza como insuficiencia de recursos. Se hizo necesario el dialogo disciplinar en esta temática sobre las condiciones y características de la pobreza. En las últimas dos décadas los estudios de la desigualdad social, y particularmente en el período reciente, los estudios sobre desigualdades en el contexto latinoamericano parecen haber cobrado nueva vitalidad (Kessler, 2014). Se han amplificado las investigaciones empíricas y los diálogos teóricos, de esta manera se da cuenta de la promoción de estudios sobre las condiciones de vida y la estructura social enmarcadas en este enfoque. A la vez el tema parece formar parte de la 5 Kusch, R (1975), citado en: Rivara, L. (2016). 35 agenda de los gobiernos y otros organismos, cuando no se trata de disminuir la desigualdad se interpela por la inclusión de minorías postergadas. Para llegar al concepto de desigualdad desde una perspectiva local, repasaremos las miradas que se dieron en torno a las condiciones de vida desde la sociología, tomaremos para ello los antecedentes de Gino Germani, y los conceptos de marginalidad, vulnerabilidad, exclusión y pobreza. 3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social. Gino Germani (1911-1979) fue sin duda una influencia pujante para el desarrollo de la sociología en el país, tanto desde su trabajo intelectual como desde su influencia a nivel institucional. Su labor fue crucial para la creación de la carrera de sociología en la Universidadde Buenos Aires e institutos de investigación como el Instituto de Sociología y luego el Instituto Di Tella. (Mera y Rebón, 2010). La importancia de su obra en Argentina y América Latina está dada porque sus estudios “…delimitaron la sociología como campo disciplinario en permanente diálogo con otras disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades” (Op. Cit.: 14). Su producción versó sobre temas centrales de la sociología de los años cincuenta y también estuvo influido por algunas ideas de la sociología estadounidense, particularmente por el estructural funcionalismo, del cual posteriormente, durante su exilio en Harvard, tomaría cierta distancia (Germani A., 2010) Sus obras se han producido entre los años 50 y 70, han tenido como ejes temáticos: las clases sociales, la metodología y epistemología, las migraciones y su vinculación con la configuración de la sociedad argentina, asimismo como algunos estudios electorales basados en el uso de estadística aplicada. 36 “La primera investigación empírica fue llevada a cabo en una zona obrera del Gran Buenos Aires conocida como Isla Maciel (Germani, 1958) y representó una verdadera inmersión en la realidad de los suburbios para los estudiantes y los entrevistadores.”(Óp. Cit: 30) Sus tesis sobre la modernización y los aspectos patológicos de la modernidad en Latinoamérica han sido los elementos que en el contexto de su producción han suscitado las mayores controversias. (Germani A., 2010). En partículas fue criticada su visión del peronismo tempranamente por, entre otros, Murmis y Portantiero (1971). La concepción de masas en disponibilidad y la relación irracional masas-líder como un fenómeno de liderazgo carismático del peronismo, ha servido para ubicar a Germani como el emblema de la interpretación del peronismo como un fenómeno político con cariz autoritaria similar al fascismo. En palabras de su hija: “La compleja relación entre democracia y desarrollo y las variadas formas en las cuales los procesos de modernización podían llevar a soluciones autoritarias constituyó el hilo conductor de su trabajo…” (Germani, A. 2010: 28) Germani ha sido releído a la luz de la distancia cronológica, lo que posibilitó nuevas miradas sobre su obra. Poniendo el foco en los estudios de la estructura de clases, de la movilidad social y de la marginalidad, podemos ver que existe una línea de conexión entre estos antecedentes y los estudios posteriores de movilidad y desigualdad sociales. Los trabajos inaugurales en el país desde la sociología, en este nivel son los llevados adelante por Gino Germani, fundamentalmente a partir de dos de sus obras: La Estructura Social Argentina (1955) y La Clase Media en Buenos Aires (1942). Murmis (2010) en un artículo sobre la obra de Germani destaca que, en su título Estructura Social de la Argentina, el sociólogo ítalo argentino realiza varias operaciones 37 conceptuales. Por un lado se interesa por presentar la existencia misma de las clases, además ofrecer una muestra de la importancia y magnitud de la desigualdad social, además: Germani ofrece, entonces, una identificación de clases sobre la base de la ocupación, una búsqueda del desarrollo de clases como la clase media y algo sobre el papel de las clases en distintos terrenos como la demografía o el voto. La clase basada en la ocupación es el principal elemento morfológico y también causal (Murmis, 2010: 75). Entendemos que el ejercicio de Germani inaugura los estudios socio- ocupacionales en la sociología regional. Seguimos también las reflexiones al respecto que se hacen en un reciente estudio sobre Estructura Social Argentina que afirma: En sintonía con la vertiente socio-demográfica encontramos la perspectiva que estudia la Estructura Social analizando los cambios en la ocupación y la estratificación y movilidad que los mismos pueden propiciar. Esta mirada fue originalmente desarrollada por Germani (1955) y profundizada luego en varios estudios sobre la temática. (Leguizamón, Arias, Muñiz Terra, 2016: 26) Además el prolífico Germani publicó el primer estudio sobre movilidad social en Argentina, en un compilado de Lipset y Bendix, en 1963, (Jorrat, 2008: 86). Nos interesan estos estudios fundantes que van a ser retomados posteriormente en las décadas de los setenta y los ochenta. 38 3.2. Miradas sobre la Marginalidad y la exclusión. Un aporte altamente problematizado para pesar la estructura social en clave latinoamericana han sido las discusiones en torno a la marginalidad. Nun, (2001, 2014), Minujín (1993); Auyero, (1997); Salvia, (2007) Eguía, Ortale, Piovani y Weingast (2010); Kessler (2011) son sólo algunos de los artículos que retoman esta discusión. Siguiendo a Salvia (2007) podemos decir que el desarrollo de la concepción de marginalidad surge primero desde la perspectiva de DESAL acorde a las teorías de la modernización de Germani, como una falta de integración de ciertos grupos sociales (Auyero, 1997: 7). Es retomada por las teorías de la dependencia en los años setenta y posteriormente un ajuste teórico en los años noventa y dos mil. En los años sesenta, la producción de estudios con la temática marginalidad es impulsada por las investigaciones de DESAL. Esa producción está vinculada a la teoría de la modernización; el sujeto marginal es aquel ligado a prácticas económicas, sociales y culturales tradicionales no integrado a las instituciones y valores modernos, de allí que “El fenómeno de la marginalidad se explicaba por la resistencia cultural de los sectores tradicionales a incorporar las pautas de vida moderna” (Salvia, 2007: 6). Esta primigenia concepción de marginalidad estuvo ligada a la dimensión ecológico- urbanística de manera que se utilizaba para describir barrios sin servicios públicos, de viviendas precarias en las afueras de las urbanizaciones latinoamericanas (Gutiérrez, 2004: 27), se trataba una concepción ligada a la calidad del hábitat. La respuesta que viene a complejizar esta definición viene del lado de los desarrollos de la marxista Teoría de la Dependencia en los años setenta y problematiza el concepto como segregación (Gutiérrez, 2004). 39 En este caso los aportes vienen de la mano de José Nun (2001 6 ) y Miguel Murmis (1969), quienes se dedican a avanzar sobre la condición de la marginalidad económica. Para esta visión los marginales son aquellos que no están insertos en el proceso de acumulación monopólica del capitalismo: los sectores no monopólicos, las actividades pre-capitalistas y la economía de subsistencia ocupaban trabajadores que conformaban una población excedente no funcional a los sectores monopólicos dominantes (Salvia, 2007: 79). Se hace referencia a las relaciones de producción de América Latina en un contexto de desarrollo desigual y combinado del capitalismo. Segal (1981) acotando a la definición de forma más delimitada, plantea que la marginalidad permite indagar sobre un modo de vida relativamente homogéneo montado en circuitos económicos, sociales y culturales propios, poco relacionado con la estructura social en su conjunto. Esta definición supone la correlación de tres variables: mala inserción en el mercado, llegada reciente a la ciudad; vivienda mala, o situación ocupacional irregular, se plantea también la no correspondencia entre la definición societaria de derechos reconocidos, y el efectivo goce de los mismos. Se destaca en Álvarez Leguizamón y Arias (2016: 408) que en los años noventa hay un ajuste teórico sobre el concepto. En este caso es llevado adelante por parte de los investigadores Salvia, Pautassi y Bogani, que conforman un equipo interdisciplinario llamado “Marginaciones Sociales” en el que se retoma y actualiza el enfoque de la masa marginal, según las autoras: Salvia hace un análisis histórico del concepto de masa marginal (Salvia,2007, 2010) que denomina ―marginalidad económica‖ por oposición a 6 La edición de 2001 recupera la publicación de 1969 titulada “Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva y masa marginal” Aparecida en Revista Latinoamericana de Sociología, vol V, num 2, pp178-236. Según se aclara en la misma. 40 los enfoques que llama de ―marginalidad social‖ que serían los de la DESAL y la visión de Gino Germani. Afirma como ―principal hipótesis‖ (Salvia, 2010) que la marginalidad laboral se extiende en los grandes centros urbanos de la Argentina y de América Latina –en tanto países capitalistas sometidos a un desarrollo desigual combinado y dependiente– y que constituye un componente sistémico del régimen de reproducción social y de dominación político-institucional (Álvarez Leguizamón y Arias, 2016: 408). Sería interesante buscar líneas de diálogo y continuidad entre este desarrollo y diagnóstico y la hipótesis de la heterogeneidad estructural que se desprende desde algunos referentes actuales sobre la desigualdad social. Sobre todo porque ambas líneas plantean la existencia de mundos sociales diferenciados en relación a los derechos, a los circuitos económicos y el producto bruto de una sociedad. La variante de la heterogeneidad social estructural que se sostiene desde ámbitos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL- ONU) plantea el carácter de la estructura económica como dual, con sectores de productividad alta y sectores de productividad baja en la economía. La idea de la marginalidad presenta el propiedad de una integración débil de amplios segmentos de la población, en relación a la incapacidad del sistema de absorber la creciente fuerza de trabajo (Auyero, 1997), es entonces que entre ambas propuesta hay cierta compatibilidad conceptual. Otra de las discusiones que toma relevancia en el contexto regional viene dada por la idea de la exclusión. La discusión tiene origen en el contexto europeo pero llama la atención de los intelectuales locales. Es el sociólogo francés Castel, quien ha sabido poner en cuestión 41 la crisis de la sociedad salarial y el empleo de las sociedades del primer mundo tomando la perspectiva de la exclusión (Kessler 2011). Ha puesto foco en la fundamentación del trabajo asalariado como mecanismo de inclusión social. En ese sentido la crisis del empleo redunda en una crisis de desafiliación social. Esta noción de exclusión entonces, reincorpora el carácter relativo como así también el dinámico de los procesos sociales (Eguía et al., 2010: 259). Seguimos a Eguía et al. (2010) cuando realizan una recuperación en torno a la validez del concepto para el estudio de la pobreza y las condiciones de vida vulnerables. Los autores retoman la cuestión sobre si el concepto genera aportes o se trata de una incorporación acrítica a la discusión local. Destacan la validez del término y además proponen su utilidad junto con perspectivas como la de la vulnerabilidad que permiten dar cuenta del carácter profundo del problema. Defienden la noción por permitir visibilizar transformaciones estructurales, desde una mirada dinámica y multidimensional -material y simbólica-. También lo afirma Kessler: “Ya no se trata, como lo ha señalado Paugam (1996) de designar uno o varios grupos sociales caracterizados por una exclusión de hecho, sino de subrayar la existencia de un proceso que, afectando a poblaciones diversas, tenía un desenlace común en una situación de penuria.” (Kessler, 2011: 7); Asimismo se destaca que la perspectiva de la exclusión tiene una vinculación con la problemática del pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía civiles, políticos y sociales. Esta concepción no estuvo libre de críticas, tanto Kessler (2011) como Minujín retomado por Eguía et al (2010) en los citados artículos, señalan la limitación de este 42 abordaje conceptual signado por su poca especificidad: ¿qué quiere decir ciertamente ser o estar excluido? Se hace referencia a una dimensión, a varias, a derechos, a la desafiliación total con la sociedad, son algunos de los interrogantes que deberá enfrentar esta perspectiva. Sumado a esto los investigadores citados proponen la incorporación del concepto de vulnerabilidad en concordancia con el de exclusión de manera de plantear una progresión. Se entiende la vulnerabilidad como una degradación de las vinculaciones propias del Estado de Bienestar: A partir de la noción de vulnerabilidad intentan dar cuenta del aumento de las dificultades para entrar al mercado de trabajo, de la caída, fragmentación e individualización de la relación salarial, del desarrollo de una cultura de lo aleatorio y de la proliferación de una gran cantidad de espacios intermedios… (Eguía et al. 2010: 262). Así, la exclusión tiene que ver con el desenlace de una trayectoria de aumento de la vulnerabilidad. Tanto en la dimensión económica como en la social (ibídem.) 3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción. Podemos remarcar que en el país, el auge de los estudios de pobreza se transita en la década de los noventa, aun así hay estudios de esta temática particular que se remiten a los años ochenta, hay aportes muy importantes desde el desarrollo de los estudios de la pobreza que crean un corpus de investigación que pese a las distancias conceptuales es sólido y acoplado. 43 Las investigaciones sobre las condiciones de la vida en la pobreza desde la disciplina sociológica se encontraron en una particular relación con el contexto neoliberal impuesto por la dictadura de 1976, y con la profundización de este esquema societal llevada a cabo a partir de la década del noventa por medio de , entre otras cosas, las reestructuraciones estatales. Entonces en ese momento se profundiza lo comenzado años atrás, se lleva adelante un mayor desfinanciamiento público, la privatización de empresas estatales y el sistema previsional, el plan de convertibilidad, la apertura y cambios en la estructura tributaria, endeudamiento externo por nombrar sólo algunas de las reformas de magnitud que tuvieron lugar en el decenio.(Aronskind, 2013) Es en este contexto que se hace necesario reparar en los cambios en la composición, el volumen y el carácter de la pobreza (Eguía et al, 2010: 247). Seguimos a Boltvinik (1999) para dar una definición inicial de la pobreza que nos permitirá plantear su distancia con las otras nociones recuperadas en este capítulo, el autor señala: Si el concepto de pobreza ha de tener alguna utilidad debemos restringirlo a expresar la insatisfacción de aquellas necesidades humanas cuya satisfacción depende de condiciones económicas. De lo contrario, la pobreza se confunde con otras dimensiones del sufrimiento (o desventaja) del ser humano. (Boltvinik, 1999: 37). Además, continuando el énfasis en las necesidades, podemos afirmar también que existe una división en la elaboración de los métodos de medición según se consideren las necesidades a evaluar de manera directa o indirecta. 44 Resulta entonces que el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas, es un método directo, y el de la Línea de pobreza indirecto, también existen métodos combinados que usan ambos enfoques. (Boltvinik, 1999: 35) El método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI), se presenta en un trabajo pionero en de Altimir, Minujin y Somigliana (1984, citado en Eguía et al, 2010), en el mismo se construyó un indicador de NBI a partir de 5 variables, se consideró que un hogar era pobre al poseer al menos una de estas variables en déficit. Se persiguió que el indicador poseyera criterios en relación a la representación geográfica, la alta correlación con la situación de pobreza y la comparabilidad (Eguía et al., 2010: 250). La base de la información fue el censo de1980. Por otro lado, el método de la línea de pobreza se basa en el ingreso como indicador indirecto de la capacidad potencial de satisfacer necesidades. Su énfasis está en la determinación de una canasta alimentaria, una canasta de necesidades básicas y la determinación de un nivel mínimo de vida aceptable (Boltvinik, 1999: 44). Se establece este nivel y luego se compara con la situación de cada hogar para ubicarlo en relación a esa línea de corte. Asimismo, estas estimaciones suelen hacerse en base a información relevada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en encuestas de seguimiento periódico como la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). En función de una canasta básica alimentaria y la canasta básica se establece además de la pobreza la condición de indigencia, situación esta última que supone que no se llega a cubrir los bienes de canasta básica alimentaria. Los debates entonces suelen estar centrados en los alimentos, su carga calórica y la definición de estas canastas en relación a los precios. 45 Quizás ligado a la necesidad del saber técnico y de producir resultados acordes a las demandas de los organismos internacionales, las discusiones sobre la pobreza estuvieron signadas por los métodos de medición, y su comparación. Los dos tipos de medición planteados, a partir de la LP o de Las NBI, no implican alternativas sino más bien métodos complementarios. Estudios significativos de las miradas de la pobreza a partir de los indicadores pueden mencionarse Beccaria (1993), Boltvinick (1992, 1993), Minujin y otros (1993), Minujin y Kessler (1995) Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi y Rodríguez, (1999). Suele comprenderse que estas formas de medición son sensibles a distintos aspectos de la pobreza, es así que se caracteriza como nuevos pobres a quienes tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza, pero no poseen NBI, y como pobres estructurales a quienes tienen NBI. Estos indicadores son los que se construyen tomando de base los censos y las encuestas estatales como la EPH. Los enfoques multidimensionales de los estudios sobre condiciones de vida como son los comentados arriba vienen a complementar estas miradas, a la vez surgen núcleos de estudios específicos desde la problemática de la pobreza en sociología. Estos últimos, surgen en diálogo con las indagaciones sobre la cuantificación e identificación de los pobres. A raíz de estas concepciones se busca remarcar la heterogeneidad de la pobreza y no perder la conexión con otras nociones analíticas y explicativas, de esta manera es posible superar la clásica crítica hecha a los enfoques de la medición de la pobreza sobre su mirada direccionada hacia la cuantificación. A finales de la década de los ochenta y principio de los noventa se desarrolla otro núcleo de estudios desde otra perspectiva, los estudios de estrategias de reproducción producidos por Gutiérrez (1994) y los estudios de las estrategias 46 familiares de reproducción liderados por el equipo platense de las investigadoras Eguía y Ortale (2004). Más cercanamente las investigaciones buscan relacionar dimensiones significativas de esta experiencia con los ciclos de vida (Rausky, 2009; Bravo Almonacid, 2015) Este otro conjunto de miradas busca superar los problemas poniendo en diálogo otras dimensiones además de la cantidad, y calidad respecto a las condiciones de pobreza. Es interesante retomar las críticas que se le hicieron a los estudios de la pobreza, para tenerla en cuenta a la hora de adentrarse en las discusiones, podemos marcar que “…fueron los propios estudios sobre pobreza quienes señalaron los límites de la noción. En especial, porque la idea de pobreza presuponía una población particular, los pobres, con una identidad propia y diferente al resto de la sociedad.”(Kessler, 2011:5) esta observación si bien es válida no anula los aportes importantes que se realizan a partir de esta temática. Pondremos el foco en la perspectiva de las estrategias familiares de reproducción, se considera que estas investigaciones actualizan a otros antecedentes del campo de la antropología que estudiaban las estrategias de reproducción social (Eguía, 1990: 32). La importancia de los mismos se hace notoria de cara ampliar la comprensión de este fenómeno y reiteramos, analizar la pobreza no sólo desde su identificación. En ese sentido las estrategias se analizan “…entendidas como la trama de prácticas y representaciones puestas en juego por las unidades domésticas para lograr su reproducción” (Eguía et al: 2010: 268). 47 La mirada orienta el análisis de los hogares pobres hacía varias cualidades que permiten por un lado poder correrse del consumo mercantilizado y del ingreso e incorporar los bienes públicos gratuitos y el autoabastecimiento. Por otro lado desde esta perspectiva se busca caracterizar las prácticas en tres dimensiones principales. Estas dimensiones son las estrategias laborales, las estrategias alimentarias y las estrategias en torno al proceso de salud- enfermedad- atención (Óp. Cit.). Podemos mencionar varios aportes más que son para destacar desde esta perspectiva. En principio la contribución que hacen a “…estudiar las articulaciones entre las condiciones económico-políticas generales y las condiciones específicas de producción y reproducción social de las unidades domésticas a través de abordajes cualitativos” (Menéndez 1989, citado en Eguía et al. 2010: 269). En segundo lugar es importante comprender que las estrategias nos permiten descentrarnos del polo de la privación y la falta y concentrarnos en las prácticas efectivas. Asimismo nos permite problematizar sobre la representación de la acción racional de los sujetos, se critica la construcción de los pobres como maximizadores racionales de recursos. Desde aquí se problematiza la idea de inferir comportamientos a raíz de la posición social, también se problematiza la racionalidad de la acción como deber ser de los pobres y se hace especial hincapié en la categoría de opciones, las estrategias se concentran en el polo positivo de lo que se practica. Siguiendo a Eguía: “…el concepto de estrategias remite al de opciones. Propone concebir las relaciones sociales de producción y reproducción como una estructura de opciones” (Eguía, 1990: 33). 48 Por último es importante destacar que esta metodología nos permite aprehender las desigualdades al interior de la unidad familiar, ya que “La situación de la pobreza no es “vivida” de igual manera por los distintos integrantes de la unidad familiar.”(Óp. Cit: 60) Otras investigaciones cualitativas no siempre toman el concepto de estrategias pero están en sintonía con lo planteado desde esta propuesta. Además posteriormente el concepto de estrategias es usado para estudiar otros campos y otras clases sociales. Para finalizar, nos gustaría remarcar la importancia de estos estudios tomando en cuenta una de las conclusiones de Reygadas en su obra La Apropiación (2008). Este sociólogo plantea que en el área de la estructura social los estudios suelen concentrarse en los mecanismos que favorecen la distinción y la desigualdad, de esa manera existe una falta de información sobre los mecanismos que ayuden a mitigar la desigualdad, es decir aquellas formas sociales que actúan en pos de la apertura e igualación (Reygadas, 2008: 19), en este sentido las estrategias familiares de reproducción podrían considerarse un aporte al estudio de estos mecanismos. Aspiramos a poner en el tapete las discusiones que están en relación con los estudios de la desigualdad social en Argentina, sus configuraciones y la esencia de cada enfoque, para ello repasamos algunas de las aristas que han tenido en cuenta los estudios de la sociología contemporánea. Las miradas sobre la pobreza, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión dan contenido
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