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“Epistemología y sociedad: Las ciencias sociales y los cambios en la 
visión de mundo” 
Agosto de 2020 
 
Revista de la UNSJ. ISSN 1852-7272. Disponible en http://www.revista.unsj.edu.ar/?p=3870 
Dra. María José Vila Costa y Esp. Mariano Andrés Harracá 
Docentes de la carrera de Ciencias de la Educación de la FFHA- UNSJ 
 
 
En los últimos meses muchos han hablado de un verdadero cambio de paradigma, algunos más 
conscientes de lo que esa palabra significa, otros en menor medida. Lo cierto es que en todos 
los casos se evoca un cambio en la visión del mundo contemporáneo. Incluso desde el sentido 
común parece ser algo obvio. Claro, en los últimos meses hemos asistido a lo que han llamado 
el estado de excepción, caracterizado por el aislamiento masivo a partir de la propagación del 
Coronavirus COVID-19. Se refieren a una mutación en la organización 
del espacio y tiempo, ahora confinado a los límites del hogar. Praxis social que tiene sus 
particularidades dado que el aislamiento no es el mismo en el medio de una montaña o en un 
barrio donde se palpa la pobreza estructural. 
En el ámbito de la historia de la ciencia, Kuhn atribuía el cambio de paradigma a una 
transformación en la Gestalt (forma, proceso, configuración, cosmovisión o espíritu en idioma 
alemán); podemos decir, en la percepción del mundo que nos rodea. Asemejaba esta mutación a 
una crisis religiosa, ya que los científicos de una comunidad dejaban de tener Fe en dicho 
paradigma, muchas veces defendido a lo largo de toda una vida profesional. Podríamos pensar 
análogamente y decir que esto es en parte lo que está sucediendo en la actualidad. Dado que un 
paradigma es considerado por este autor como inconmensurable o incomparable, cuando el 
aislamiento por fin concluya, este cambio debería ser estructural construyendo nuevas formas 
de nombrar al mundo, de habitar el espacio y percibir el tiempo. Sin embargo, existe la 
posibilidad de que se intensifiquen las formas y lógicas que ya se venían dando. Es decir, 
volver a la “normalidad”, a lo instituido, como decían algunos pensadores que ponían luz sobre 
este tema. 
Si acordamos con la primera opción, es decir, que acontece este cambio radical, podemos pasar 
a un segundo nivel de profundidad en el análisis y preguntarnos ¿Cómo se dio este cambio? 
Contestar esta pregunta requiere de una complementariedad de perspectivas que excede este 
trabajo. Aún así, reconocemos que la Filosofía y en particular las Ciencias Sociales han 
colaborado en esta mutación o cambio de paradigma que venimos nombrando, demostrando su 
capacidad reflexiva en el abordaje de un conjunto de aspectos, como por ejemplo: crisis 
económica, normalidad y normalidades, desigualdades sociales, control de los cuerpos/cuerpas, 
vulnerabilidad de la especie, ecología, educación y tecnologías, organización del tiempo de 
vida. También se ha escrito y pensado acerca de las consecuencias psico- físicas de los sujetos 
que han pasado por el cuerpo las medidas gubernamentales de aislamiento en las más diversas 
circunstancias, tantas como personas en el mundo. Podemos decir que este momento histórico 
de aislamiento preventivo a nivel mundial, ha revalorizado a estas ciencias al mostrar la 
necesidad de una actividad reflexiva para generar nuevas formas de consciencia. 
En el marco de estas reflexiones de la Filosofía y las Ciencias Sociales, la vieja tensión 
epistemológica entre individualismo y holismo es algo que vuelve a ponerse en juego. La 
divergencia entre la perspectiva global propia del holismo y local propia del individualismo 
http://www.revista.unsj.edu.ar/?p=3870
adquiere una marcada relevancia. Desde la primera, las explicaciones acerca de este fenómeno 
pondrán el acento en las fuerzas sociales colectivas, mientras que las otras, harán hincapié en 
razonamientos más singulares. Lo interesante aquí, y que no podemos dejar de pensar, es cómo 
en un mundo donde crecía a pasos agigantados la disolución del Estado en lo global del 
mercado, se abrió paso al trazado de las fronteras nacionales y subnacionales con tanta fuerza. 
En virtud de los acontecimientos y de las reflexiones que de allí se desprenden, podemos 
afirmar que, si verdaderamente estamos asumiendo un cambio de paradigma, se debe en gran 
parte al papel fundamental de las Ciencias Sociales en los procesos de cambio de cosmovisión 
del mundo. Queda abierta la pregunta acerca de la magnitud y alcance de estos cambios y en 
qué medida constituyen un salto cualitativo en todos aquellos aspectos en los que ha hecho foco 
el análisis social. Ante un nuevo contexto de descubrimiento, la emergencia de reflexiones en 
este campo se ha visto alimentada, allí donde parecía que el análisis se agotaba en un mundo 
híper estudiado en fragmentos desde diversas perspectivas. Si bien un cambio en los modos de 
ver el mundo implica nuevas prácticas sociales instituidas a partir del derrumbamiento de viejos 
paradigmas, esto lleva un tiempo lógico de institucionalización. En la medida en que 
vamos ensayando nuevos modos de relaciones humanas entre las personas y con el planeta 
Tierra, el cambio irá tomando fuerza. Esto implica un nuevo quehacer científico por añadidura, 
más orgánico y acorde al presente que nos toca a partir del año 2020. ¿Por qué pensamos en 
una ciencia orgánica? Porque el eje central o preocupación debe ser cómo puede ser apropiada 
por el conjunto de la sociedad, cuestión que ha sido imposible con la lógica que ha mantenido 
hasta ahora. La misma debe convertirse en un conocimiento vivo, con referencia en el presente 
y capitalizado de manera particular, una versión actualizada de la ciencia siempre en función de 
la realidad. Las Ciencias Sociales allanan ese camino. 
Para concluir es importante decir que, ante el nuevo escenario mundial, es necesario abandonar 
viejas discusiones epistemológicas acerca de qué es y qué no es ciencia, cuál es la legitimidad 
de algunas metodologías e incorporar a partir de lógicas inclusivas y globales, una mirada 
nueva sobre los procesos sociales que nos tocan profundizar. Tratamos de esbozar aquí un 
pensamiento que hemos elegido llamar complementario, ampliando aquello que se presenta 
como dicotómico, propio de un pensamiento moderno. 
La epistemología, habiéndose configurado como metalenguaje de la ciencia, ha funcionado 
como una lógica determinante de las prácticas. Así su histórica mirada dicotómica y binaria de 
la realidad ha dado pie a discusiones que consideramos es momento de superar: el par holismo 
vs individualismo tomado anteriormente, u objetividad vs subjetividad, contexto de 
justificación vs contexto de descubrimiento, o cualitativo vs cuantitativo, lo verdadero y lo 
falso, entre otros, son ejemplos de estos fundamentos. La misma clasificación de las ciencias 
más difundida y popular, en fácticas y formales, en naturales y sociales, fragmenta una realidad 
en cientos de objetos de estudio que han sido minuciosamente analizados, pero que son 
imposible de conjugar en su totalidad. En la medida en que estos campos sigan funcionando 
como fragmentos individuales, el progreso de la humanidad seguirá el rumbo errático de caos 
social, económico y ecológico. Esta coyuntura espacial, este oasis en el tiempo administrado de 
la cuarentena sanitaria, son intersticios donde podemos establecer nuevas formas de 
relacionarnos entre los seres humanos, entre los humanos y las otras especies, y por último 
entre el ser humano y su representación – más o menos ampliada- del espacio y su lugar en el 
mismo.

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