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Epistemologia_y_conocimiento_cientifico

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Universidad Autónoma del Estado de Morelos 
Facultad de Estudios Superiores de Cuautla 
Doctorado en Ciencias Sociales 
 
 
Seminario de Epistemología 
 
 
“Epistemología y conocimiento científico, una 
aproximación en el campo de las ciencias sociales” 
 
 
Presenta: 
Mtro. Daniel Domínguez Hernández 
 
 
Docente: 
Dr. Alejandro García Garnica 
 
 
 
H.H. Cuautla, Mor. 
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Epistemología-y-conocimiento-científico,-una-aproximación-en-el-campo-de-las-
ciencias-sociales 
 
Daniel Domínguez Hernández 
Resumen 
 
En el presente ensayo se contempla a la epistemología como la disciplina filosófica que se 
encarga de dictaminar el carácter científico del conocimiento. Considerando que ha sido 
objeto de análisis en mayor medida en el campo de las ciencias duras, se plantea la 
existencia de un gran esfuerzo por trasladar sus ejes normativos al campo de las ciencias 
sociales, además de realizar un análisis de diversas aproximaciones teóricas que dictaminan 
la manera en que se genera dicho conocimiento, atribuyéndole al mismo la particularidad 
de ser producido mediante un método especifico, un marco teórico previo y una 
concepción de la realidad. Aterrizando dichos principios y bajo la premisa de que en la 
ciencias sociales existen múltiples enfoques epistemológicos, se analizan de manera general 
las tres principales tradiciones en la producción de conocimiento científico social; la 
escuela positivista, la interpretativa y el marxismo. 
 
Palabras clave: Epistemología, conocimiento científico, paradigma 
 
Introducción 
 
Desde el surgimiento de la ciencia, ha existido una gran preocupación por determinar y 
diferenciar lo que es científico y lo que no lo es. Lo anterior en gran medida, se ha 
orientado en las valoraciones y consideraciones sobre el proceso mediante el cual se genera 
el conocimiento, es decir, el método utilizado para producirlo. Ante la amenaza latente de 
diversas corrientes teóricas que pretender pasar lo común o cotidiano como riguroso o 
científico, se han duplicado los esfuerzos por considerar a la epistemología como esa rama 
de la filosofía, de carácter normativo, que dictamina y vigila el proceso de investigación y, 
específicamente, su producto; el conocimiento científico. 
 
Es de esta manera que partimos de la noción de que la epistemología procura la presencia y 
consistencia de diversos principios para mantener la cientificidad y validez del 
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conocimiento, por ello, su producción requiere el mantenimiento de ciertos requisitos 
indispensables para que la frontera con otros tipos de conocimiento sea notoria y precisa. 
 
Ante este vinculo incuestionable que mantienen la epistemología y el conocimiento 
científico, el propósito del presente ensayo será esclarecer las dimensiones en que dicha 
unión se presenta, así como las normas que exigen la transformación del conocimiento 
común en científico, además de contextualizar dichas consideraciones en el campo de las 
ciencias sociales. Debemos destacar, que si bien las diversas propuestas epistemológicas se 
han abordado en mayor medida desde las ciencias duras, siempre será significativo e 
importante intentar trasladar sus principios normativos a diferentes áreas del conocimiento. 
 
Para lograr lo anterior, a lo largo del trabajo se desarrollan dos apartados. En un primer 
momento, se analizan algunas conceptualizaciones de la epistemología que permiten 
identificar ese consenso que la determina como una disciplina reguladora y dictaminadora 
del proceso de producción del conocimiento científico, además de realizar una 
diferenciación entre diversos tipos de conocimientos y las acepciones generalmente 
aceptadas para considerar a éste bajo un carácter científico. En segundo lugar, con el 
esclarecimiento de dicho vinculo innegable, se analizan tres de los más sobresalientes 
enfoques epistemológicos que prevalecen en las ciencias sociales; el positivismo, la escuela 
interpretativa y el marxismo. Lo anterior, con la intención de dejar claro la multiplicidad de 
maneras para comprender y generar conocimiento científico desde dicha área. Para 
finalizar, se desarrollan unas breves consideraciones finales producto del análisis realizado. 
 
Epistemología y generación de conocimiento científico 
 
Cuando hablamos de epistemología, nos sumergimos en un mundo en el que prevalecen 
diversos puntos de vista, sobre todo si queremos contextualizarla en el área de las ciencias 
sociales, por ello debemos comenzar a partir de plantearnos la pregunta con la que Bunge 
(2004) titula el primer apartado de su introducción “¿Qué es y para qué sirve la 
epistemología?”. Para proceder a responder la interrogante anterior, debemos considerar 
que la mayoría de los estudios que enfocan su análisis en la epistemología, lo hacen desde 
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una perspectiva general de la ciencia, otorgándole mayor consideración a las disciplinas 
que pertenecen a las ciencias duras (naturales y físicas), mientras que las ciencias blandas 
(sociales y humanas) son relegadas y en ocasiones, no consideradas como científicas. 
 
Bajo este contexto, la epistemología se ha desarrollado e interpretado de distintas formas a 
lo largo de la historia de la ciencia, pues siempre es de vital preocupación determinar qué es 
científico y qué no lo es. Para Bunge (2004a: 21) la epistemología representa “[…] la rama 
de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento 
científico”. Dentro de las ideas de este destacado epistemólogo argentino podemos 
contextualizar el desarrollo histórico de la epistemología bajo diferentes periodos; un 
periodo clásico, uno de profesionalización y un escolástico. La periodización realizada por 
este autor obedece a demostrar la necesidad de un renacimiento epistemológico en el que se 
procuren y focalicen los esfuerzos en la resolución especifica de problemas de carácter 
lógico, semántico, gnoseológicos, metodológicos, ontológicos, estéticos y estéticos en el 
ámbito científico. 
 
En este sentido, la propuesta de este autor otorga preponderancia en los estudios 
epistemológicos al conocimiento científico como producto de la investigación. En uno de 
sus textos adicionales, Bunge nos proporciona los elementos a considerar para lograr 
identificar la diferencia entre conocimiento ordinario y conocimiento científico. 
 
Parte del conocimiento previo de que arranca toda investigación es conocimiento 
ordinario, esto es, conocimiento no especializado, y parte de él es el conocimiento 
científico , o sea, se ha obtenido mediante el método de la ciencia y puede volver a 
someterse a prueba, enriquecerse y, llegado el caso, superarse mediante el mismo método 
(Bunge, 2004b: 3). 
 
Como vemos, el uso del método científico es primordial para adjudicarle a determinado 
conocimiento el carácter de científico, entendiendo que el método es una serie de reglas y 
formas explícitas utilizadas en el proceso de búsqueda de respuestas. En el ámbito 
científico, prevalece la importante necesidad de distinguir entre lo que es científico y lo que 
no es, pues de ello depende la validez y pertinencia de los resultados de la ciencia. 
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. Además de lo cotidianamente aceptado como parte de dicho proceso, una de las 
características que Bunge propone como ineludible al método científico y que otorgará al 
conocimiento dicha condición, será el principio de contrastabilidad “Los avances de la 
ciencia nos obligan a revisar […] el concepto mismo de contrastabilidad (testability). En 
efecto, éste es el núcleo de la cientificidad […] ya que una idea puede considerarse 
científica sólo si es objetivamente contrastable con datos empíricos” (Bunge, 2004a: 37). 
 
Por otro lado, las ideas del psicólogo argentino Pablo Cazau resultan relevantes al intentar 
comprender a la epistemología y su razón de ser. Cazau advierte que han proliferado 
diversas nociones sobre el término epistemología,sin embargo, el más aceptado y adecuado 
es aquel que se refiere a ella como “[…] la disciplina que estudia la ciencia, entendida en su 
doble aspecto de actividad (típicamente la investigación) y el producto de esta actividad (el 
conocimiento científico)” (Cazau, 2011: 111). Como vemos, es una noción similar a la 
planteada por Bunge, lo sobresaliente de la propuesta de Cazau es que nos ayuda a 
entender, bajo su diferenciación de tres dimensiones, la esencia propia de la epistemología. 
 
Debe entonces distinguirse tres niveles: la realidad, la ciencia y la epistemología. Mientras 
la realidad (un trozo de materia) es estudiada por el científico (un físico), la actividad del 
científico es estudiada por el epistemólogo ( en el ejemplo, la epistemología de la física) 
(Cazau, 2011: 111). 
 
Al contemplar su definición de epistemología, se entiende implícitamente la distinción 
entre el conocimiento común y el científico, donde la diferencia representa la brecha que 
otorga la utilización del método para su generación. Prueba de ello es el recorrido histórico 
que realiza el autor en busca de comprender la relación entre la epistemología y la 
metodología, con la finalidad de demostrar que el método es un apartado relevante y 
distintivo de la ciencia y, por ende, del conocimiento científico. De acuerdo con Cazau, la 
importancia de la epistemología, consiste en que integra la rama normativa del quehacer 
científico que cuestiona la validez del conocimiento, así como de la formas como se 
produce. 
 
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Es de suma importancia también, considerar la propuesta de Esther Díaz, quien se preocupa 
por esclarecer ese vinculo que prevalece entre epistemología, ciencia y conocimiento. En 
primer lugar, Díaz (2010) se ocupa, al igual que Bunge, de realizar una pronta distinción 
entre el conocimiento común y el científico, para ello parte de una concepción de 
conocimiento generalizada. 
 
El conocimiento es una manera de relacionarse con la realidad, un modo de interpretarla, 
de dar cuenta de ella,[…] el conocimiento describe, explica y predice[…] Describir es 
enunciar las características de un objeto u estado de cosas, explicar es relacionar los 
motivos que producen o permiten un hecho, predecir es anticipar un hecho antes de que se 
produzca[…] (Díaz, 2010: 13). 
 
La distinción entre conocimiento común y científico, llevará a comprender la naturaleza de 
la ciencia, pues para Díaz, ésta última está integrada por el conocimiento científico y los 
organismos legitimadores del mismo (instituciones públicas y privadas, universidades, 
comunidades científicas). De hecho, es ese proceso legitimador el que otorga la distinción 
de científico al conocimiento, además claro, de que éste se caracteriza por ser metódico y 
sistemático. “El método científico[…] se trata de un sistema de relaciones entre hipótesis y 
derivaciones empíricas organizadas y clasificadas sobre la base de principios explicativos” 
(Díaz, 2010: 16). Así, volvemos a encontrar las ideas de Bunge y su principio de 
contrastabilidad como aspecto riguroso de la ciencia. 
 
La epistemología será entonces aquella disciplina incorporada en los primero años del siglo 
XX al campo de la filosofía, que reflexiona sobre la ciencia en general, incluyendo sus 
métodos “Desde su origen, epistemología remite a teoría del conocimiento o reflexión 
sobre la ciencia […] siempre a representado una preocupación filosófica. Sin embargo […] 
se ha consolidado como disciplina con peso propio” (Díaz, 2010: 21). 
 
A largo del análisis de las propuestas de estos tres autores hemos encontrado mayor 
cantidad de convergencias sobre qué es la epistemología y qué es lo que estudia, para 
efectos de que quede más claro, dichas argumentaciones se integran en un cuadro 
comparativo. 
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Adicional a lo anterior, hemos revisado que existe un vinculo innegable entre la 
epistemología y la naturaleza del conocimiento científico, pues la primera es un tipo de 
vigilante obsesivo que centra su mirada exigente y dictamina las características del 
segundo, lo anterior mediante lo que Bachelard (2000) nombró rupturas epistemológicas, es 
decir, superando las prenociones subjetivas de los individuos. Para profundizar en está 
relación veremos a continuación algunos planteamientos teóricos sobre la generación del 
conocimiento científico y su distinción con el conocimiento común. 
 
Para comenzar el análisis, debemos partir de la ideas que nos expresa Michael Polanyi 
(1996) y su diferenciación entre dos tipos de conocimiento propio de todos los hombres. 
Para éste filosofo húngaro, el conocimiento humano se puede dividir de dos formas 
distintas; por un lado, el conocimiento tácito y, por otro, el conocimiento explícito. El 
primero, tiene la particularidad de ser personal, es decir, pertenece a cada uno de los actores 
individuales, ya que se genera y localiza únicamente en nuestras cabezas; al segundo, se le 
otorga la característica de ser público, pues representa a todo el conocimiento que está 
escrito y transmisible mediante la representación gráfica a otras personas. 
 
Dicha diferenciación entre conocimientos, recae en la capacidad que tiene el conocimiento 
explicito sobre el tácito para ser objeto de critica y debate, dada su cualidad de ser notorio, 
lo que Polanyi determina como una diferencia de carácter lógico. 
 
El conocimiento tácito tiene la apariencia de una actividad propia particular, a la que le 
falta el carácter público, objetivo, del conocimiento explícito. Por lo tanto, puede parecer 
que le falta la cualidad esencial del conocimiento[…] La diferencia lógica esencial entre 
los dos tipos de conocimiento estriba en el hecho de que podemos reflexionar críticamente 
sobre algo que está formulado de manera explicita, mientras que no podemos hacerlo 
sobre nuestra captación tácita de una experiencia (Polanyi, 1996: 10-11). 
 
Como podemos percibir, las ideas de Polanyi resultan significativas si deseamos 
comprender el proceso de generación de conocimiento, pues su distinción entre el tácito, de 
origen subjetivo; y el explícito, de naturaleza objetiva, nos es de gran ayuda; en primer 
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lugar, para ir diferenciando entre tipos de conocimiento; y, en segundo lugar, para ir 
construyendo los componentes fundamentales del conocimiento científico. 
 
Por otro lado, quien nos aporta una primera noción respecto a la generación del 
conocimiento científico es el destacado filosofo de la ciencia británico Alan F. Chalmers. 
Él ve en el conocimiento que produce la ciencia, la principal característica de ser un 
conocimiento demostrado y/o verificado, lo que nos obliga a pensar nuevamente en el 
principio de contrastabilidad de Mario Bunge. 
 
El conocimiento científico es conocimiento probado. Las teorías científicas se derivan, de 
algún modo riguroso, de los hechos de la experiencia adquiridos mediante la observación 
y la experimentación […] Las opiniones y preferencias personales y las imaginaciones 
especulativas no tienen cabida en la ciencia. La ciencia es objetiva. El conocimiento 
científico es conocimiento fiable porque es conocimiento objetivamente probado 
(Chalmers, 1990: 11). 
 
Desde esta perspectiva se entiende, en un principio, que el conocimiento científico 
representa la conjunción de los hechos derivados de la experiencia, específicamente, de los 
sentidos del ser humano y del alejamiento de las prenociones e imaginaciones especulativas 
que sustentan la subjetividad. Apoyándose en la lógica del método inductivo, el argumento 
central del texto de Chalmers, gira en torno a dejar claro que el conocimiento científico no 
puede ser creado a partir de la elaboración de enunciados generados por la observación, 
adjudicándoles la categoría de ingenuo ese tipo de inductivismo. 
 
Es por ello que para este autor, la aplicación de éste inductivismo ingenuo representa un 
tipo de atasco en el proceder científico,pues demuestra bajo ejemplos muy precisos que la 
ciencia no comienza con la observación, sino que toda observación de algún fenómeno en 
particular, está precedido por la experiencia, el conocimiento y las expectativas de quien 
realiza la observación, lo que constituye un marco teórico básico desde el cual el 
observador sistematiza sus observaciones. 
 
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Los enunciados observacionales se hacen siempre en el lenguaje de alguna teoría y serán 
tan precisos como lo sea el marco conceptual o teórico que utilicen […] Las teorías 
precisas, claramente formuladas, constituyen un requisito previo de unos enunciado 
observacionales precisos. En este sentido, las teorías preceden a la observación (Chalmers: 
1990: 48). 
 
De está manera es como Chalmers plantea sus ideas respecto a la generación del 
conocimiento científico, en la que encontramos no únicamente la particularidad de emplear 
un método riguroso que le permita ser verificado cuantas veces sea necesario, sino la 
necesidad de partir de determinado planteamiento teórico. 
 
En este sentido y acorde al tema que nos ocupa, debemos considerar los planteamientos de 
León Olivé y Ruy Pérez Tamayo (2011) en su “álgida” discusión sobre la naturalización 
de la epistemología y el proceso del conocimiento científico, al que añaden un ingrediente 
más: la concepción de la realidad. Resulta por demás interesante retomar ambas propuestas, 
ya que los dos autores, además de ser mexicanos, han sido formados en áreas distintas del 
conocimiento; mientras Olivé se ha desarrollado en el campo de la filosofía, Pérez Tamayo 
es un medico e investigador perteneciente al área de la patología. 
 
El argumento de Pérez inicia bajo el criterio de que el conocimiento de la realidad 
presupone dos premisas básicas: por un lado, la existencia innegable de la realidad; y, por 
otro, la capacidad del ser humano para poder entenderla y conocerla. Lo anterior 
fundamenta la bases para que Olivé atribuya al área del conocimiento científico cuatro 
cuestiones centrales. 
 
En primer lugar, se asume que “”El conocimiento es de la realidad, y si no, no es 
conocimiento”(Olivé y Pérez, 2011: 31), es decir, no se puede ir más allá con intenciones 
de generar conocimiento , si no es de algo que se pueda ser inteligible por el hombre- en 
este aspecto la comprensión de los aspectos metafísicos quedan excluidos y marginados 
para interpretarse como conocimiento- ; en segundo lugar, éstas afirmaciones de Pérez, 
contribuyen a fortalecer la hipótesis de que el conocimiento asume la existencia de la 
realidad, así sea mínima la idea de que conocimientos algo, se acepta a la realidad como 
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algo presente aunque se dificulte su demostración. “[…] nunca podremos ofrecer un 
argumento correcto que parta de premisas aceptables para todos y cuya conclusión sea que 
la realidad existe independientemente de las representaciones de los seres humanos (o que 
no existe)” (Ibíd:31). Olivé atribuye a la segunda premisa de Pérez la tercer cuestión 
central, referente a que los seres humanos tienen la capacidad de conocer la realidad 
otorgándole a la epistemología dos dimensiones; una empírica y otra normativa. La cuarta y 
última cuestión, consiste en que la hombres necesitan reconocer la realidad. 
 
De ésta manera, nos aproximamos a descifrar cómo es que se genera el conocimiento 
científico. Como hemos visto a lo largo de las propuestas revisadas, existe una imperiosa 
necesidad de que éste tipo de conocimiento debe ser explícito, público y capaz de der 
objeto de una reflexión, además de requerir un mínimo de acepciones teóricas por parte de 
los actores individuales, ya sea por las experiencias de su socialización o por su 
conocimiento previo, que les permita encuadrar el aspecto de la realidad, capaz de ser 
entendida y comprendida, mediante la utilización de un método riguroso donde prevalezca 
el principio de contrastabilidad. Para que las ideas queden expuestas con mayor claridad, se 
presenta un mapa conceptual. (Véase mapa 1) 
 
Epistemología y conocimiento científico en las ciencias sociales 
 
Como lo hemos señalado, la epistemología es una disciplina que analiza y evalúa la 
producción de conocimiento científico, para las ciencias sociales no es la excepción. Desde 
las ideas de Tarrés (2008), dentro del área de dichas ciencias ha prevalecido una 
multiplicidad de tradiciones reflexivas que dictan los lineamientos en la producción de 
conocimiento científico, lo que podría comprenderse de un modo clásico como lo que Kuhn 
(1962) llamó paradigma, es decir, coexisten diversos modelos legitimados para hacer 
ciencia, lo que para Ruiz y Ayala (2004) representa una competencia que al final es 
determinada por el consenso de la comunidad científica en la definición de cuál será el 
paradigma que se acepte como modelo científico. 
 
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Como lo hemos mencionado y revisado anteriormente, la mayoría de los análisis de la 
epistemología y de la generación de conocimiento, se centran en la ciencia en general, 
específicamente en las ciencias duras apartándose del área de las ciencias sociales. Ejemplo 
de ello es lo que plantean Juan Manuel Juárez y Sonia Camboni (2010: 102-103) “La 
epistemología no es una reflexión propia de las ciencias sociales, de ninguna manera; es un 
proceso de reflexión que deben realizar todas las ciencias, so pena de caer en lo banal y en 
el conocimiento común”. 
 
Para analizar los diversos “paradigmas” que dictan la generación de conocimiento desde 
las ciencias sociales, retomaremos la sistematización que plantea Hans Carrillo (2011) 
desde la perspectiva sociológica. Bajo éste tenor, retomaremos las tres escuelas 
sociológicas más sobresalientes en la producción de conocimiento científico, de las que 
resumiremos sus principales características a continuación. 
 
Escuela positivista 
 
Antes de describir las características generales del positivismo en las ciencias sociales, 
debemos reconocer y tener presente que dicha tradición epistemológica surge y se ha 
desarrollado en el seno de las ciencias duras. De acuerdo con Carrillo (2011), esta escuela 
en el ámbito estrictamente sociológico existen diversas ramificaciones como la naturalista, 
la psicologista y la europea. Está tradición sociológica ve a la realidad como externa al 
individuo, capaz de ser medida y evaluada, buscando el estableciendo criterios universales 
para su conocimiento. 
 
Para dicho paradigma, el concepto de ciencia obedece a realizar una tarea racional y 
objetiva para explicar fenómenos sociales mediante la deducción lógica de una hipótesis de 
trabajo, con el propósito de someterla a una contrastabilidad empírica, utilizando como 
herramienta el método científico con un corte comparativo y experimental basado en 
principios cuantitativos y estadísticos. De acuerdo con Moritz Schlick citado por Herbert 
Feigl (1979: 326) nos dice que “El significado fáctico de los enunciados consiste en el 
método de su contrastabilidad”. 
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El máximo representante de está corriente fue el destacado sociólogo francés Emilie 
Durkheim, quien parte del principio de que la realidad es observable y objetiva. En unos de 
sus principales textos publicado en 1985, dicho autor, expone que el conocimiento 
científico que produce la sociología debe enfocarse y estudiar los hechos sociales como 
objetos, con el propósito de ser comparados a través del análisis estadístico. 
 
Como lo hemos señalado, el positivismo desde las ciencias sociales pone especial énfasis 
en la incorporación de los criterios del método científico, específicamente, el principio de 
contrastabilidad, por lo que podemos deducir, que en el marco de ésta tradición, la 
verificación y comprobación de los hechos es de vital importancia para considerar al 
conocimiento como científico. 
 
Escuela interpretativa 
 
De acuerdo con éste paradigma, el objeto de estudio de la sociología escaptar, interpretar y 
comprender el sentido que motiva las relaciones sociales y la acción social de los actores 
individuales. “El objeto de las ciencias sociales, es el sujeto que crea significados sociales y 
culturales en su relación con los otros, el método debería orientarse a comprender los 
significados de la acción y las relación sociales en sociedad” (Tarrés, 2008: 47). 
 
Al diferencia del paradigma positivista, ésta corriente epistémica promueve la generación 
de conocimiento científico a partir de la compresión del aspecto subjetivo de la realidad, 
además de mantener que las teorías sociológicas no deben establecer leyes ni 
generalización sobre el comportamiento de determinados fenómenos sociales. Otra 
diferencia sobresaliente es que ésta tradición mantiene que para la generación de dicho 
conocimiento, se pueden emplear múltiples métodos, dejando de lado el principio de 
contrastabilidad, generando así un pluralismo metodológico integrado por diversas 
corrientes, entre las que destacan; el interaccionismo simbólico de Herbert Blumer (1969), 
la fenomenología de Alfred Schütz (1993) y la etnometodología de Harold Garfinkel (2006) 
e incluso, no se niega al uso de la estadística como herramienta para comprender lo social. 
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De esta manera, el principal exponente y fundador de dicha corriente sociológica es el 
prominente sociólogo alemán Max Weber, pues recordemos que desde sus definiciones 
básicas sobre la sociología atribuye gran importancia a la acción subjetiva como campo de 
estudio de la sociología. 
 
Debe entenderse por sociología[…] una ciencia que pretende entender, interpretándola, la 
acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos […] La 
“acción social”, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o 
sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta hacia su desarrollo 
(Weber, 2002: 5). 
 
Es así como podemos distinguir entre el paradigma interpretativo o comprensivo de la 
corriente positivista en la generación de conocimiento científico; mientras el segundo 
procura que la generación de dicho conocimiento sea con base en la aplicación de un 
método riguroso justificado en la verificación y comprobación de hipótesis, el segundo es 
más flexible y abierto a la utilización de diferentes técnicas para comprender los fenómenos 
sociales. 
 
Marxismo 
 
Por otro lado, a diferencia de las tradiciones revisadas con anterioridad ha prevalecido una 
tercera corriente en la generación de conocimiento científico desde el área de la ciencias 
sociales cuyo apogeo se vio fortalecido dado el contexto político, económico y social de la 
última mitad del siglo XX. La tradición marxista, como forma alternativa de comprender lo 
social, conceptualiza a la sociedad como “[…] un sistema de interacción social entre los 
sujetos en el proceso de producción objetiva de la realidad, cuyas estructuras materiales 
objetivas, instituciones y significados producidos condicionan, a su vez, la conciencia de 
los sujetos implicado en dicho proceso de producción y , por tanto, el propio sistema de 
interacción social”(Carrillo, 2011: 87). 
 
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Este paradigma tiene la particularidad de promover y utilizar un método en particular, el 
proceso de análisis bajo una perspectiva dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo, entre la 
estructura y la acción, entre lo propuesto por el positivismo y lo planteado por la escuela 
interpretativa. Dada la importancia que el marxismo adjudica a las relaciones materiales en 
los diversos modos de producción a lo largo de la civilización como formas de entender lo 
social, se concibe que dicho método adquiere la particularidad de ser materialista, 
asumiendo la importancia del análisis histórico en la producción de conocimiento 
científico. 
 
Como su nombre lo expresa, el principal exponente de éste paradigma es el filosofo e 
intelectual alemán Karl Marx, a quien se le atribuye ésta forma distinta de comprender lo 
social a partir de las estructuras objetivas, delimitadas al análisis histórico los modos de 
producción y, la influencia de éstas en la capacidad de agencia de los actores individuales, 
tal como lo expresa Federico Engels en el prólogo a la tercer edición del obra de Marx 
(2003) El 18 brumario de Luis Bonaparte: 
 
Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la 
historia, la ley según la cual todas las luchas históricas , ya se desarrollen en el terreno 
político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en 
realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y por 
tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez, por el grado de 
desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de sus producción y de su 
cambio, condicionado por ésta. Federico Engels en Marx (2003: 9). 
 
Hemos señalado que una de las bases para considerar al conocimiento como científico, es la 
utilización de un método, la necesidad de partir de un marco teórico y de una comprensión 
especifica de la realidad. Por lo tanto, es así como contextualizamos las diversas corrientes 
epistemológicas que procuran la producción de ducho conocimiento desde las ciencias 
sociales, específicamente, desde la sociología. En primer lugar, tenemos el paradigma 
positivista como defensor de un método riguroso basado en el principio de contrastabilidad 
de las teorías con los fenómenos empíricos como requisito fundamental para la producción 
de conocimiento; en segundo lugar, la tradición interpretativa o comprensiva que plantea 
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mayor flexividad en la metodología utilizada para producirlo, pues se fundamenta en la 
aprehensión de los significados que dan los sujetos a sus acciones; y, en tercer lugar, el 
marxismo como paradigma que intenta plantear un método dialectico entre lo que procuran 
las dos tradiciones previamente mencionadas, en el que se analicen los fenómenos a partir 
de la contextualización histórica de las relaciones de producción. Para efecto de que dicha 
distinción quede más clara, se presenta un cuadro comparativo entre las tres tradiciones, 
considerando sus características ontológicas, epistemológicas y metodológicas. (Véase 
cuadro 1) 
 
Conclusiones 
 
En el ámbito científico, prevalece la importante necesidad de distinguir entre lo que es 
científico y lo que no es, pues de ello depende la validez y pertinencia de los resultados de 
la ciencia. La epistemología es esa disciplina filosófica que reflexiona, procura, regula y 
atiende los procesos de producción del conocimiento científico, entiéndase como parte de 
éste; el conjunto de teorías y postulados metodológicos que se emplean para su generación. 
Por ello, los epistemólogos tienen como principal encomienda la valoración de las diversas 
herramientas empleadas por los científicos en su quehacer cotidiano. 
 
De acuerdo con los postulados epistemológicos analizados, al conocimiento científico lo 
constituyen aquellos saberes verificados de carácter público, explícito y capaces de ser 
sometidos a una reflexión critica que permita su constante renovación y revalorización, 
además de estar fundamentados bajo un enfoque teórico y, por supuesto, que sean resultado 
de la rigurosa implementación de un método, entendido éste último como una serie de 
reglas y formas explícitas utilizadas en el proceso de búsqueda de respuestas. 
 
En el campo de las ciencias sociales, específicamente, en la sociología, han coexistido una 
múltiple variedad de enfoques epistemológicos que dictaminan la producción del 
conocimiento científico en dicha área, los más destacados son el positivismo, la escuela 
interpretativa y el marxismo. Cada uno de los paradigmas anteriores se caracterizan por 
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tener principios teóricos y metodológicos particulares, ademásde una concepción de la 
realidad distinta. 
 
Para finalizar, considero que el principal reto para la epistemología y la generación del 
conocimiento científico en el área de las ciencias sociales es identificar y encuadrar ese 
gran número de concepciones del mundo característica propia de dichas ciencias, pues el 
conocimiento de la realidad está condicionado por los supuesto que sustentan los marcos 
conceptuales, experiencias y aspiraciones de los sujetos y las sociedades, lo que nos obliga 
a considerar la pertinencia que algunos autores plantean respecto a que en el campo de las 
ciencias sociales se debe reconocer la existencia innegable de un pluralismo 
epistemológico. 
 
Anexo 
 
Mapa 1.- El conocimiento científico 
Fuente: Elaboración propia a partir de las ideas de Polanyi (1996), Chalmers (1990) y Olivé y Pérez (2011). 
 
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Cuadro 1.- Las tres tradiciones epistemológicas en las ciencias sociales 
CARACTERISTICAS\ TRADICIÓN POSITIVISMO INTERPRETATIVO MARXISMO 
ONTOLÓGICA 
Hay una realidad objetiva 
capaz de ser medida 
Las realidades son 
múltiples y construidas 
por los sujetos 
La realidad es una 
valoración material entre 
lo objetivo y lo subjetivo 
EPISTEMOLÓGICA 
Sujeto y objeto son 
independientes 
Existe una 
interdependencia entre 
sujeto y objeto 
El objeto es determinado 
por el papel del sujeto en 
las relaciones de 
producción 
METODOLÓGICA 
Se prioriza la comparación 
entre fenómenos mediante 
el análisis cuantitativo 
Lo importante es 
comprender los 
significados que otorgan 
los sujetos a los 
fenómenos bajo un 
análisis cualitativo 
Materialismo dialectico 
entre lo objetivo y 
subjetivo asumiendo la 
importancia del análisis 
histórico concreto 
Fuente: Elaboración propia a partir de las ideas de Carrillo (2011), Tarrés (2008) y Cortés (2000). 
 
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