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Publicaciones_en_el_Campo_de_la_Epistemo

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PUBLICACIONES EN EL CAMPO 
DE LA EPISTEMOLOGÍA DE 
LAS CIENCIAS SOCIALES
Francisco Osorio (editor)
Cinta de Moebio
Revista de Epistemología de Ciencias Sociales
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Chile
www.moebio.uchile.cl
ISSN 0717-554X
Editor
Dr. Francisco Osorio
Av. Ignacio Carrera Pinto 1045, Santiago, Chile
(+056) 2 978 78 83
Editor adjunto
Mg. Pablo Lopez-Silva
Universidad de Manchester, Reino Unido
Fotografías: Francisco Osorio
Diseño gráico revista Cinta de Moebio: Jose Ihnen
M.C. Escher is a trademark of Cordon Art Baarn Holland
Obra inanciada por el Fondo de Publicación de Revistas 
Cientíicas de CONICYT© 2013 para la promoción de la 
revista Cinta de Moebio
Contacto
Email cintamoebio@gmail.com
Twitter @cintamoebio
Facebook cintamoebio
Móviles m.moebio.uchile.cl
ISBN 978-956-335-166-8
Publicaciones en el campo 
de la Epistemología de las 
Ciencias Sociales
Diseño y Edición 
Ocho Libros Editores ltda.
Dr. Ulises Toledo Nickels 
Universidad del Bío-Bío
Dr. Adrian Scribano 
Investigador principal CONICET, IIGG-UBA y Director CIES
Dr. Jorge Gibert-Galassi 
Universidad de Valparaíso
Dr. Julio Mejía Navarrete 
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Dr. Francisco Osorio 
Universidad de Chile
Colaboradores
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Cinta de Moebio: su inicio
T ranscurre el segundo semestre lectivo del año 1997. En Santiago del Nuevo Extremo llueve abundantemente y ya comienza a oscurecer. El 
reloj marca las 18:00 horas y, como es habitual, un grupo de estudiantes del 
Doctorado en Epistemología de las Ciencias Sociales se reúne en el Casino 
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Es el momen-
to de la pausa entre uno y otro seminario y acuden a tomar un refrigerio; 
durante los siguientes 45 minutos hacen lo que mejor saben hacer: cultivar 
el arte del diálogo. 
Ahí se encuentran Francisco Osorio (Antropólogo); Eugenia Parra (Traba-
jadora Social); Roberto Aristegui (Psicólogo); Ricardo López (Filósofo); Jor-
ge Gibert (Sociólogo); Ulises Toledo (Filósofo) y Pablo Fernández (Filósofo).
En su discurrir van contrastando las obras que los impactaron en sus 
lecturas recientes o pretéritas, discuten y toman posición frente a esta o 
aquella. También hablan de sus propios escritos y solicitan la opinión de sus 
pares. Así, el pre-texto del café dio lugar a un debate continuado que, sin 
pauta explícita, se desarrollaba en medio del rumor de muchas conversacio-
nes simultáneas. 
Sin embargo, el eje temático siempre fue el mismo. Y, pese a las variadas 
ópticas de sus análisis, llegaron a coincidir al menos en un punto: la ausencia 
de una publicación académica centrada en la investigación epistemológica 
era una grave deiciencia. No obstante, en paralelo, se reconoció que existía 
pensamiento epistemológico de envergadura en la obra de los autores lati-
noamericanos. Pero, del mismo modo, a nivel de revistas se constató una 
gran dispersión y que, a veces, lo rotulado como “epistemología” resultaba 
en mera ideología.
Lo anterior contenía una nota de decepción pero también de desafío: “¿Y 
si nosotros pudiéramos hacer algo para revertir esta situación?”. De inme-
diato una voz realista puso las cosas en su lugar: “Una revista de epistemo-
logía jamás podrá inanciarse porque su público es demasiado restringido”. 
Otra voz agregó: “A eso hay que sumarle el papel, la imprenta y la distribu-
ción”. En más de una oportunidad las cavilaciones utópicas fueron vencidas 
por los argumentos sustentados en los “poriados hechos”.
Fue entonces cuando Francisco Osorio abrió una ventana que ninguno(a) de 
los consocios imaginaba que podía existir… propuso crear una revista virtual. 
Varios preguntaron de qué estaba hablando. Hace tres lustros no era una posi-
bilidad que estuviera en boga y los académicos no la consideraban seria. Pero 
Francisco ya había iniciado su investigación antropológico-epistemológica de 
los media y se estaba convirtiendo en un experto; no le costó demasiado con-
vencernos de que la internet podía ser una plataforma adecuada para superar 
los obstáculos realistas y, inalmente, nos demostró que la utopía era factible. 
Cinta de Moebio nació con el sello de esta doble innovación: el soporte 
tecnológico y la focalización disciplinaria. En su Misión declaró que aspira-
ba a convertirse en la revista de epistemología de las ciencias sociales más 
importante de América Latina, sin exclusión de perspectivas y dando apoyo a 
los programas de posgrado de la región. 
Y en eso lleva dieciséis años… cumpliendo su Misión.
Dr. Ulises Toledo Nickels, Universidad del Bío-Bío
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Cinta de Moebio: “da que pensar”
La obviedad que supone airmar que una publicación periódica in-dexada y reconocida en el sistema cientíico internacional “da-
que-pensar” se disuelve como tal si se tienen en cuenta dos factores que 
co-bordean la intención de quien escribe: la situación actual del sistema de 
publicaciones periódicas y la indirecta referencia que supone a la muy co-
nocida expresión de Paul Ricoeur respecto a que el símbolo da que pensar. 
Moebio no es un mero receptáculo de elaboraciones seriadas sobre tó-
picos aceptables y aceptados en el océano de reproducción de la doxa aca-
démica y sus tensiones con el sistema cientíico internacional reglado por 
el “publica o perecerás”: es una revista que se ha comprometido con una 
relexión sistemática sobre los problemas básicos y centrales de la episte-
mología de las ciencias sociales.
Moebio es un símbolo del trabajo y esfuerzo conectado con las preocupa-
ciones de los cientistas sociales, en especial latinoamericanos, orientadas a 
darle forma de práctica de escritura a los procesos de vigilancia epistémica, 
teórica y metodológica necesarios para seguir haciendo ciencia.
Moebio es un momento de encuentro en la multiplicidad que con solo leer 
sus índices potencia la diferencia y el diálogo en términos de conexiones/
desconexiones entre y con tradiciones de indagación, paradigmas, progra-
mas o culturas de investigación diversas. 
Desde mi contacto con Moebio primero en el Comité Editorial (1999) y 
luego como colaborador (2000), he podido observar cómo en estos años 
para la comunidad de colegas interesados por la epistemología de las cien-
cias sociales la revista ha pasado a ser no solo una referencia de trabajo, en 
tanto “espacio” donde acudir, sino también uno de los nodos básicos para 
colaborar y fomentar el diálogo. 
Moebio “da que pensar”, puesto que se convirtió en el lujo de estos años 
en ese espacio a donde ir cuando las problemáticas epistemológicas se nos 
presentan con su toda su urgencia “teórica y política”.
Dr. Adrián Scribano, investigador principal CONICET, IIGG-UBA y director CIES
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La Cinta de Moebio y el efecto upgrade del pensamiento social latinoamericano
Banda de Möbius nos evoca gráicamente que, por ahora y a pesar 
de nuestros caprichos, cuando hacemos ciencia social podemos 
terminar en un dilema ilosóico, así como cuando hacemos epistemología 
de las ciencias sociales, solo en raras ocasiones podemos resolver las co-
sas con experimentos cruciales u otra artimaña empírica: cuando “aparen-
temente” visualizamos la cara exterior de la cinta, bien podemos terminar 
viendo la cara interior. Para un realista cientíico, esto es más bien un re-
cordatorio de una situación incómoda, que nos desafía. Y creo que en estos 
años, la publicación ha logrado en más de una ocasión superar el reto. 
La revista instaló tópicos que, de otro modo, probablemente hubieran 
llegado muy tarde a los estudiantes y profesores interesados en estas ma-
terias, permitiendo. en español (¡!) alcanzar una vista del campo de espe-
cialidad tempranamente, cuando recién se masiicaba internet en América 
Latina. Sin caballos de Troya políticos o ideológicos, jugó el rol académico 
de conectarnos con las discusiones relevantes y los autores indispensables.
De algún modo, se podría decir que “inventó” una comunidad epistémica 
en torno a la intersección entre cienciasocial y ilosofía, poniendo en contac-
to a ilósofos interesados en las ciencias sociales y a cientíicos sociales ávi-
dos de ideas ilosóicas; lo que empujó a los primeros a conocer algo más de 
los métodos y las herramientas del sucio mundo de la práctica, mientras que 
sugirió presuposiciones y ópticas interpretativas escasamente conocidas en 
los segundos. Todo ello en el marco del rigor, sin acabar en la intolerancia 
epistémica, metodológica o teórica.
La revista logró “abrir las ciencias sociales” y poner en movimiento dos 
tendencias, la del debate convencional y la del pensar propio, desde Amé-
rica Latina. Se podría decir que la revista, verdaderamente, hizo circular el 
conocimiento sobre esta materia, la epistemología de las ciencias sociales, 
en una doble dirección: desde la recepción estándar de autores voceros de 
la tradición, digamos, del Norte, hasta la “emisión” de heterodoxia, a veces 
más ponzoñosa que crítica pero siempre creativa, hacia el Norte y el Sur. 
Cinta de Moebio acogió lo enrevesado que es pensar desde América Lati-
na, sin transformarse en una expresión puramente estética de un malestar 
poscolonial impostural. La revista ha discutido las teorías, los métodos y las 
técnicas; así como los presupuestos, las intenciones y los “axiomas” de las 
ciencias sociales desde una posición libertaria, sin identiicarse con la co-
rriente principal anglosajona o eurocéntrica, pero también distante de toda 
militancia altermundista puramente identitaria. En ocasiones, ha sido un es-
pacio de discusión convencional, y en otras, un espacio contrahegemónico.
En lo personal, ha sido la oportunidad de participar de un proceso de más 
de 15 años, el proyecto más extenso de mi vida aún vigente, que me permite 
estar conectado con la academia de un modo amable y fructífero, gracias a 
los buenos oicios de su editor en jefe.
Dr. Jorge Gibert-Galassi, Universidad de Valparaíso
La
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Cinta de Moebio en América Latina
Destacar el aporte teórico de la revista Cinta de Moebio es trazar la fas-cinante aventura humana que muestra cómo el desarrollo de la epis-
temología en América Latina está directamente relacionado, en buena parte, 
con su producción. En muchos de los acontecimientos que deinen las vici-
situdes de la epistemología, de modo especial de las ciencias sociales y las 
humanidades, en América Latina están directamente relacionadas en buena 
medida a su presencia académica. La epistemología actual en América Latina 
no puede comprenderse sin la contribución de Cinta de Moebio. Ha sido no-
table su inluencia desde 1997 hasta la actualidad, su exigencia por construir 
un pensamiento original que no solo permita comprender nuestras propias 
circunstancias, sino que exprese toda la complejidad del hombre actual.
Su proyección académica es enorme a nivel latinoamericano e interna-
cional en el examen de temas relacionados con los fundamentos de la in-
vestigación y los resultados del conocimiento cientíico. Su presencia tiene 
huellas perdurables en libros, revistas, tesis y diarios de las universidades 
y de centros académicos de primera importancia, sobre todo por su estilo 
comprometido con los proyectos de desarrollo cientíico del continente. 
La revista no presenta únicamente la trayectoria de la epistemología de 
América Latina, sino que permite subrayar el carácter relexivo del conoci-
miento, cómo su presencia y desarrollo ha inluido signiicativamente en la 
propia constitución del campo de los cientíicos sociales y de las humanida-
des. Ello implica que el mundo de los cientíicos no es solo una estructura 
deinida, sino que también es producto y componente de una dinámica de 
estructuración de la propia inluencia del pensamiento. La revista destaca 
por su compromiso profundo con la práctica social, es una hacedora de ins-
tituciones universitarias y cientíicas. Es de las raras revistas que combina 
su labor intelectual con una actuación permanente en el fomento de la cons-
trucción de organismos académicos y cientíicos. Se destaca su inlujo en la 
formación de los académicos de las ciencias sociales, humanidades y espe-
cialistas de epistemología desde su fundación. Su proyección en la constitu-
ción de instituciones es enorme, bajo su ascendencia se han desarrollado 
nuevas revistas de epistemología, han surgido cátedras, foros, seminarios, 
debates e instituciones de investigación. 
Cinta de Moebio permite relexionar sobre la enorme personalidad aca-
démica de la revista; su contenido, en la difusión, la enseñanza universitaria, 
la investigación y como creadora de organismos, aspectos que la deinen 
como una verdadera institución héroe cultural, por su gran valor y aporte 
transformativo teórico y cientíico en América Latina.
Dr. Julio Mejía Navarrete, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
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Sobre Informe CONICYT 2012 de la Actividad Cientíica Chilena
17 de diciembre de 2012 CONICYT presentó el informe “Principa-
les Indicadores Bibliométricos de la Actividad Cientíica Chilena 
2010”, que cubre el periodo 2006-2010. El estudio fue encargado a SCImago 
Research Group y se considerará, en palabras del presidente de CONICYT, 
como la línea base de la actividad nacional para deinir políticas de ciencia 
y tecnología. Me interesa destacar del Informe la situación de las ciencias 
sociales y de los desafíos a los que nos enfrentamos como FACSO.
El informe trabaja con revistas indexadas en SCOPUS. Este primer dato es 
muy importante, dado que FACSO, por el momento, solo posee una revista 
indexada en SciELO y ninguna en ISI o SCOPUS. La pregunta que uno podría 
hacerse es qué es más importante: que nuestros académicos publiquen en 
revistas indexadas, o que como Facultad tengamos revistas en SciELO, ISI y 
SCOPUS. Propongo que la respuesta sea: queremos ambas cosas. Que nues-
tros académicos publiquen en estas revistas es fácil de argumentar a favor. 
Sin embargo, debería también considerarse que una Facultad líder de cien-
cias sociales es una que es capaz de atraer investigación cientíica, la cual se 
muestra en revistas lideradas por nosotros. El liderazgo es, entonces, doble. 
Por una parte, tener investigadores líderes y, por otra, tener revistas donde 
se publique la investigación inluyente (citada, de impacto, usada por otros). 
Dicho de otra manera, se requieren tanto buenos investigadores como bue-
nas revistas (ambas cosas a la vez).
Lo anterior no debería leerse como endogamia (tener revistas indexadas 
para la producción local), sino que como exogamia (tener revistas indexadas 
para formar alianzas), como una estrategia para la colaboración internacio-
nal. La evidencia es la siguiente: artículos con tres o cuatro autores (de dife-
rentes instituciones) son más citados que artículos con un solo autor. Dado 
que las mayores citas aumentan la visibilidad de la investigación realizada, 
ello es un beneicio para los investigadores y para las personas e institucio-
nes que usan dicho conocimiento.
El informe podría leerse con optimismo, es decir, estratégicamente, pues 
de otra manera apesadumbra. Por ejemplo, leer que toda la producción cien-
tíica latinoamericana representa un 3,82% de la producción cientíica mun-
dial en el 2010 y que la producción cientíica chilena es el 0,30% de la misma 
(incluidas las ciencias naturales y sociales en ello). En otras palabras, no 
vamos a competir en las cantidades. Chile publicó 6.490 artículos en el 2010, 
mientras que Estados Unidos publicó 502.804 y China 320.800.
Sin embargo, el informe muestra otras áreas interesantes para una Fa-
cultad como la nuestra. Si se miran las publicaciones desde el punto de 
Dr. Francisco Osorio, Universidad de Chile
El
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vista de la colaboración internacional, podría ser estratégico incentivar la 
co-autoría. Empero, hay una exigencia aquí. Se trata de incentivar la colabo-
ración con instituciones de igual o mayor excelencia que FACSO. Asociada 
a esta idea, se encuentra otra exigencia. Ya es importante estar en SciELO, 
SCOPUS e ISI (ya sea comoautor de un artículo o que las revistas de la 
Facultad sean aceptadas ahí), pero luego viene otro desafío: avanzar ha-
cia el primer quintil. En otras palabras, estos son procesos que están en 
continuo movimiento y ya no corresponde verlos como una meta estática, 
sino como una etapa cumplida en una meta que siempre se mueve un paso 
más adelante.
Por lo tanto, si no podemos competir en cantidad, podemos competir en 
excelencia y liderazgo, es decir, investigadores y revistas de prestigio. El In-
forme deine excelencia como el número de artículos de un país, institución 
o investigador que está incluido en el conjunto formado por el 10% de los 
trabajos más citados en sus respectivos campos en una unidad de tiempo. 
Por liderazgo se entiende el número de artículos de un país, institución o in-
vestigador en que recae la conducción de la investigación y se determina por 
la identiicación de la institución a la que pertenece el autor en el artículo.
En términos de nuestras revistas, sabemos que una vez que sean acepta-
das en SCOPUS e ISI (para eso estamos trabajando), la situación ideal será 
avanzar desde el cuarto quintil al primero (que concentra las revistas más 
visibles por su calidad). Aquí hay otra idea asociada. Un artículo visible es 
un artículo citado. Un autor podría publicar un artículo en los últimos cinco 
años, pero este cobra mayor importancia cuando es frecuentemente usado 
por otros investigadores. Nuevamente, más que la cantidad de artículos pu-
blicados, es el impacto que genera lo que es valorado.
El Informe permite conocer que durante el periodo 2006-2010, el 34% de 
los artículos de investigadores chilenos en ciencias sociales fueron publi-
cados en inglés (frente a un 64% en español). Ello nos indica que podemos 
lograr más visibilidad si invertimos el idioma donde publicamos. En términos 
de la colaboración, un 24% de los artículos tienen co-autoría internacional 
(versus un 62% sin colaboración). También sabemos que en el año 2006 las 
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ciencias sociales representaron un 3,0% del total de la producción cientíica 
nacional, mientras que en el 2010 fue de 5,7%. Al analizar la cocitación, es 
decir, la cantidad de citas coincidentes entre dos artículos cualesquiera pu-
blicados en el 2010, las ciencias sociales comparten citas en común con las 
artes y las humanidades (algo bastante obvio), pero (y esto es lo interesan-
te) también con medicina.
Desagregando más los datos, entre 2006 y 2010 se publicaron 76 artículos 
en antropología y 88 en arqueología, de los cuales cuatro alcanzaron excelen-
cia en cada disciplina. Arqueología logró un 87,5% de liderazgo, frente a un 
78,95% de antropología, pero esta última logró mayor cantidad de citas por 
artículo (2,36 versus 1,17 de arqueología). En sociología y ciencia política 
(están agrupadas estas disciplinas en el Informe) se publicaron en el mismo 
periodo 127 artículos, con un promedio de citas de 1,53, un 88,98% de lide-
razgo y donde seis trabajos lograron excelencia. En psicología 247 artículos 
(esto en la categoría general, pues el informe agrega más categorías como 
psicología aplicada, clínica, social, entre otras), con 3,33 citas por documen-
to, 11 trabajos de excelencia y 73,68% de liderazgo. Finalmente, educación 
con 276 artículos, 1,48 citas, 15 de excelencia y 90,58% de liderazgo. Sería 
interesante conocer cuál es la participación de nosotros en esos números, 
lo que propongo sea un desafío autoimpuesto.
Finalmente, concentrándose en las revistas de psicología, los investigado-
res de esta área en el 2010 publican generalmente en revistas del cuartil 3 
(Q3) y Q4 (95 trabajos en total), pero poco en Q1 y Q2 (27 artículos). Tien-
den a publicar en la revista Terapia Psicológica (Q3) y Psykhe (Q4). Ello in-
dica un claro desafío a la Revista de Psicología de FACSO. El Informe agrupa 
otro conjunto de revistas en la categoría Ciencias Sociales. En el 2010 los 
investigadores en este grupo publicaron 337 artículos en Q4 y Q3, contra 174 
en Q2 y Q1. Las revistas con más contribuciones fueron Chungara (Q2) y Es-
tudios Pedagógicos (Q4). Del mismo modo, ese es un desafío para la Revista 
Chilena de Antropología y la revista Enfoques Educacionales. La Revista de 
Sociología compite más con revistas en el área del derecho que al interior 
de su propia disciplina.
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Google y el nacimiento de la culturomía
revista Science publicó en el mes de diciembre de 2010 el artículo 
“Quantitative Analysis of Culture using Millions of Digitized Books” 
por un equipo de investigadores encabezados por Jean-Baptiste Michel. El 
documento fue publicado por Science Express (www.sciencexpress.org), que 
es un sistema de publicación de artículos escogidos de la revista en avance a 
su publicación inal en la versión impresa.
Antes de referirme al contenido del artículo, describiré un poco informa-
ción contextual. De acuerdo a John Bohannon (2010), el matemático Erez 
Lieberman-Aiden, mientras realizaba su doctorado sobre genoma en la Uni-
versidad de Harvard (2007), solicitó al jefe de investigación de Google el ac-
ceso a los datos del proyecto Google Books, que consiste en la digitalización 
de todos los libros publicados. El argumento de Lieberman-Aiden fue que 
es posible un estudio riguroso de la evolución de la cultura en gran escala 
mediante el análisis del crecimiento, cambio y declinación de las palabras 
publicadas a lo largo de los siglos.
El principal problema que enfrentaba la idea era que muchas de los obras 
tienen copyright y, por lo tanto, se necesitaba la autorización de los autores. 
La solución de Lieberman-Aiden fue que era posible ocupar dichos libros 
pues, en realidad, no los leería, sino que el libro digitalizado sería transfor-
mado a una lista de palabras, las cuales podían ser estudiadas en forma esta-
dística. La unidad de análisis se llama “n-gram”, que describiré más adelante.
Lieberman-Aiden solicitó ayuda a Jean-Baptiste Michel, en ese instante 
estudiante de doctorado de la Universidad de Harvard, pero del campo de 
la biología evolucionaria (o evolutiva, dependiendo de la traducción). El 
objetivo de ellos era explorar el lenguaje escrito con técnicas matemáticas 
prestadas de aquella. Michel y Lieberman-Aiden han bautizado este campo 
como “culturomics”, siendo mi traducción culturomía.
Con respecto al artículo, los autores señalan que trabajaron con 5.195.769 
libros, lo que representa alrededor del 4% de todos los libros publicados 
en la historia de la humanidad. El proyecto Google Books posee al 2010 la 
cantidad de 15 millones de libros digitalizados, alrededor del 12% de todos 
los libros publicados.
En su sentido más general, los autores señalan que la culturomía se ins-
cribe dentro del campo de los estudios cuantitativos de la cultura. La prin-
cipal diferencia con la tradición es la escala en la cual trabaja la culturomía. 
La base de datos que construyeron contiene unos 550 billones de palabras: 
en inglés (361 billones), francés (45 billones), español (45 billones), alemán 
(37 billones), ruso (35 billones), chino (13 billones)y hebreo (2 billones).
En términos metodológicos, la unidad de análisis se llama “n-gram”. Un 
“1-gram” es la unidad más básica, que consiste en una secuencia de caracte-
res no interrumpida por un espacio, por ejemplo, “manzana” o “FACSO”. Un 
ejemplo de “2-gram” sería “elección presidencial” y un ejemplo de “5-gram” 
podría ser “La Facultad de Ciencias Sociales”. El estudio se restringió hasta 
“5-gram” que tuvieran como mínimo una ocurrencia de 40 veces en la base 
de datos. Los autores señalan que la frecuencia es calculada dividiendo el 
número de instancias de un “n-gram” en un año dado por el número total 
Dr. Francisco Osorio, Universidad de Chile
La
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de palabras en la base de datos para ese año. La base de datos, dado ese 
criterio, posee 2 billones de palabras y está disponible para descargar en 
www.culturomics.org.
De acuerdo a los autores, hay dos factores centrales que contribuyen a 
una tendencia culturómica.El primero es el cambio cultural, que guía los 
conceptos que son analizados, y el segundo es el cambio lingüístico, que 
afecta las palabras que usamos para esos conceptos. Un ejemplo del prime-
ro es la palabra “guerra” (una palabra seleccionada que tiene sentido para 
nosotros). El ejemplo que aparece en el artículo es la palabra “esclavitud”. 
Un ejemplo del segundo es “guerra contra el terrorismo”, que es la manera 
como hablamos sobre la guerra.
Al ocupar esta metodología, los autores concentran su atención en ejem-
plos del idioma inglés, de los cuales presentaré algunos. Entre ellos, calcu-
lan que en 1900 el inglés consistía en alrededor de 544.000 palabras, en 1950 
de 597.000 y en el año 2000 de 1.022.000 palabras. Este enorme crecimiento 
del léxico se relaciona con otro tema: los diccionarios. Claramente estos no 
pueden contener todas las palabras usadas hoy porque un libro así sería muy 
difícil de emplear (además del costo y su actualización permanente). Ocu-
pando como referencia dos diccionarios importantes (uno de ellos Webs-
ter), los investigadores descubren que un 52% de las palabras ocupadas en 
los libros no aparece en diccionarios, a lo cual llaman “materia oscura”, por 
analogía con la terminología astronómica.
Al estudiar inventos, descubren que entre 1800 y 1840, estos tomaban 66 
años en tener un amplio impacto. Entre 1840 y 1880 el impacto se reduce a 50 
años y entre 1880 y 1920 el impacto tarda solo 27 años. Esto les permite inferir 
que la adopción cultural de la tecnología se ha incrementado en la sociedad.
Al concentrarse en celebridades, analizan cómo estas aparecen, llegan a 
la cúspide de su fama y luego son olvidadas. Para tal efecto, tomaron las 740 
mil personas que tienen una entrada en Wikipedia, hasta llegar a una lista de 
las 50 personas más referidas por cada año desde 1880. Descubren que no 
importa la época, el momento de mayor fama es 75 años después del naci-
miento. La diferencia está en que una persona famosa en el siglo XIX tenía 
en promedio 43 años y a mediados del siglo XX tenía 29 años (además, son 
famosos por menos tiempo).
Al concentrarse en ocupaciones en relación con la edad entre 1800 y 1920, 
especíicamente actores, artistas, escritores, políticos, biólogos, médicos y 
matemáticos, descubren que los actores son famosos alrededor de los 30 
años, los escritores a los 40 años y los políticos desde los 50 años. La ciencia 
no es un camino a la fama, señalan.
Otro ejemplo es la censura. Al comparar los libros en inglés y en alemán 
durante la época nazi, descubren que el artista judío Marc Chagall casi no es 
mencionado en libros alemanes. También realizan este examen en China con 
“Plaza Tiananmen”.
En las conclusiones del artículo, los autores deinen la cultoromía como 
el estudio de la cultura humana mediante el análisis y recolección de da-
tos procesados en gran escala. También plantean que los resultados de 
la cultoromía son un nuevo tipo de evidencia para las humanidades, y su 
interpretación su principal desafío. El actual proyecto incluye libros, pero 
20
1800 18001820 18201840 18401880 18801860 18601900 19001920 19201940 19401960 19601980 19802000 2000
0,0000% 0,0000%
0,0020%
0,0100%
0,0010%
0,0050%
0,0030%
0,0150%0,0040%
0,0200%0,0050%
0,0250%
0,0060%
0,0300%
0,0070%
0,0350%
0,0080%
0,0400%
0,0090%
0,0100%
Google labs Books Ngram Viewer
América Latina IndustrializaciónLatinoamérica Globalización
Gráico 1 Gráico 2
21
próximamente contemplará periódicos, manuscritos, mapas, arte, entre 
otros soportes.
Dado que la base de datos está disponible, ingresé dos términos para 
ver su distribución estadística: “América Latina” y “Latinoamérica”. Ocupé 
solamente los libros en idioma español, entre 1880 y 2000. El resultado se 
muestra en el Gráico 1.
¿Cómo podemos interpretar este resultado? Una descripción del gráico 
indica que el uso de estos conceptos en libros digitalizados escritos en idio-
ma español disponibles en la actual versión de la base de datos, comienza a 
incrementarse a partir del año 1900, con un fuerte crecimiento desde 1960 
en adelante, pero que desde 1990 entran en declinación. Pero, ¿qué impor-
tancia tiene este dato?, ¿qué nos dice? Tal vez que la discusión sobre Amé-
rica Latina es una discusión de inales del siglo XX, asociada a los cambios 
sociales de la región entre el término de la Segunda Guerra Mundial y el in 
de siglo, centrada tal vez en temas de industrialización y desarrollo.
Al ingresar los conceptos “industrialización” y “globalización” (Gráico 2), 
podemos describir que el término “industrialización” se ocupa en el siglo XX, 
con un fuerte uso entre 1960 y 1990, declinando posteriormente. El concep-
to “globalización” es casi inexistente hasta 1980, momento desde el cual se 
emplea fuertemente. Repito la pregunta: ¿qué nos dice esto? Puedo describir 
que la conversación sobre industrialización ocurrió principalmente entre las 
décadas de 1960 y 1990, pero que la actual conversación es sobre globalización.
Empero, este es el problema para las ciencias sociales: cómo analizamos 
los datos que nos entrega la culturomía. 
La antropología se ha deinido como la ciencia que estudia la cultura humana. 
Tradicionalmente ha empleado la metodología cualitativa para tal propósito, 
aunque también la metodología cuantitativa. Los creadores de la culturomía 
tienen el mismo objeto de estudio, pero su metodología es especíica: pro-
cesamiento de datos en gran escala mediante software. En su actual versión, 
ocupan las palabras publicadas en libros (digitalizados a la fecha).
Esto hace, por ahora, a la culturomía una actividad cientíica muy espe-
cíica o limitada a un indicador de la cultura (los libros) y una metodología 
(frecuencias estadísticas). Sus autores no son cientíicos sociales. De he-
cho, ninguno de los actuales participantes del equipo lo es. Tal vez ahí esté la 
principal diferencia, pero también el principal reto: nosotros, los cientíicos 
sociales, en principio deberíamos ser capaces de analizar los datos genera-
dos por Google Books, dado que estamos parados sobre los hombros de gi-
gantes de las ciencias sociales (para emplear la expresión de Merton) y que, 
dadas estas nuevas herramientas metodológicas, nos permitirán avanzar aún 
más en el estudio de la cultura humana. Es justamente en la capacidad de ha-
cer sentido de los datos donde podríamos sentirnos desaiados y, creo, que 
es uno de los desafíos más interesantes que nos han propuesto al comenzar 
la segunda década del siglo XXI.
Bibliografía
Bohannon, J. 2010. Google opens books to new cultural studies. Science Magazine 330 (6011): 
1600. DOI: 10.1126/science.330.6011.1600
Michel, JB. et. al. 2010.Quantitative analysis of culture using millions of digitized books.Science 
Express 16 December 2010: 1-12. DOI: 10.1126/science.1199644
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Open Library of Humanities: mega journals seeing from the south
M arch 2013 is a very interesting month for publishing in the academic world. Martin Eve on The Guardian published an article about his 
project: the Open Library of Humanities. If he’s right, it could be a PLOS-like 
revolution for social sciences and humanities. Before describing in more de-
tail the idea, also in March the journal Nature published a special issue about 
“The future of publishing”. In February this year, president Obama adminis-
tration said that if a research paper is funding by the US government, then it 
has to be open access. In the UK, from April this year (although discussions 
began earlier) the same rule applies for all publishing coming from public 
money. The journal FQS - Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Quali-
tative Social Research also published in March a selection of articles and 
documents about open access journals through its mailing list.
My question is what we can learn from current trends in academic publis-
hing from the north, while being in the south. In the Social Science Faculty 
(FACSO) at University of Chile we don’t have journalsindexed in Web of 
Science nor in Scopus. We have only one journal in a south driven project 
called SciELO (www.scielo.org) that could remain unnoticed to the north. My 
fear is that we could be preparing to run a marathon that, by the time we get 
there, has changed its route.
Let us be clear, we hardly exist for the international scientiic community. 
We don’t write in English most of the time, our journals are not indexed in 
the two big ones and we put hardly any money at all in our journals. According 
to the Chilean Commission for Scientiic and Technological Research in 2010 
Chilean journals published 0.3% of the world total articles (considering all 
Chilean journals). That igure came from a Scopus database, so our FACSO 
journals don’t even count in there.
So what we can do. We could copy the current journal model of the perio-
dicals we admire the most. The problem is that the model is under heavy ire 
by a new species: the mega journals. In 2006 was born PLoS ONE (http://www.
plosone.org/), today’s the biggest journal on earth: in 2012 published 23,464 
articles. It charges about US$ 1,350 to authors (price varies) and accepts 
about 70% of articles (after peer review). Far more interesting is PeerJ. It 
charges US$ 299 per author to publish an unlimited number of papers for life. 
Those mega journals remained unnoticed for the social sciences partly 
because they were design for the natural sciences, until now. Thanks to Mar-
tin Eve, lecturer in English Literature at the University of Lincoln, now we 
have it: OLH (https://www.openlibhums.org/).
So the new words for us are: open access, mega journals, gold open access, 
and green open access, among others. Old words are ISI (today’s Web of 
Science) and restricted access (where you have to pay to read articles).
So my question, as a journal editor from the south, is what to do. Should 
we create mega journals? Is open access the way forward? Should we conti-
nue to write in Spanish and disconnect ourselves from the English language? 
Is Google watching us?
We have great academics in Chile and some of the best social scientists 
are in this Faculty (not me). We have the same technology for publishing 
journals and, possibly, some resources from the government. Therefore, is 
up to us to remain as an audience or to fully engage in this conversation.
Dr. Francisco Osorio, Universidad de Chile
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Desde 1997 Cinta de Moebio se ha propuesto como misión constituirse en la 
revista de epistemología de las ciencias sociales más importante de América 
Latina. Pretende congregar a los académicos que desarrollan sus investiga-
ciones en el dominio de la ilosofía de la ciencia social en un sentido amplio, 
sin exclusiones de perspectivas o temáticas, apoyando mediante sus artículos 
a los programas de posgrado de la región Latinoamerica en particular y de 
la comunidad internacional en general. La experiencia editorial de la revista 
señala que algunos académicos mandan artículos de ilosofía, pero de temas 
que no se relacionan con la epistemología de las ciencias sociales, así como 
académicos que envían los resultados de sus investigaciones o proyectos en 
ciencias sociales, pero cuyo foco no es la epistemología, los cuales tampoco 
se orientan al propósito de la revista. La revista, por decirlo de alguna manera, 
está en el diálogo de la ilosofía con las ciencias sociales y, por tanto, ambos 
dominios deben estar presentes en sus artículos.
Periodicidad: Cuatrimestral (marzo, septiembre y diciembre de cada año).
En relación a los derechos de autor de los artículos, esta obra es publicada 
bajo una licencia Creative Commons (CC BY-NC-ND 2.0 CL).
El sistema de citas bibliográicas se rige por la norma ISO 690.
De acuerdo al protocolo ISSN (International Standard Serial Number), la re-
vista tiene como nombre abreviado “Cinta moebio”, el cual debe ser usado 
cuando se cita un artículo de esta revista.
La revista cumple el protocolo Latindex (Sistema Regional de Información 
en Línea para Revistas Cientíicas de América Latina, el Caribe, España y 
Portugal).
Indexación y Directorios
SciELO (Scientiic Library On Line)
Fuente Academica Premier (EBSCO)
Informe Académico (Base de Datos Infotrac)
Red ALyC (Red de Revistas Cientíicas de América Latina y el Caribe)
Dialnet (Difusión de Alertas en la Red)
Directory of Open Access Journals
Ulrich’s International Periodicals Directory, New Jersey
The Association of Research Libraries, Washington D.C.
Alcance y política editorial
La política editorial de la revista consiste en publicar artículos de acadé-
micos que desarrollen su pensamiento e investigación en el dominio de la 
Descripción de la Revista
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epistemología de las ciencias sociales, siguiendo los protocolos de revis-
tas cientíicas. Esta política ha sido consistente con la historia de la revista 
desde 1997, en el sentido de buscar excelencia y calidad en docentes e in-
vestigadores de universidades de América Latina y España, además de otros 
países del mundo. El área de interés de Cinta de Moebio es la ilosofía de la 
ciencia social, realizada tanto por ilósofos como por cientíicos sociales, de 
cualquier perspectiva teórica o metodológica, sin discriminación. El público 
al que está orientada la revista, por lo tanto, es el mundo académico intere-
sado en el dominio de la epistemología de la ciencia social.
Exigencia de originalidad
Los trabajos presentados para publicación deben ser contribuciones origi-
nales. Cuando sea el caso, el artículo debe mencionar los datos del proyecto 
de investigación al que pertenece.
Evaluación
Los ensayos son evaluados por académicos de diferentes universidades lati-
noamericanas que ya han publicado en la revista, mediante el sistema doble 
ciego. Este consiste en ocultar los datos del autor al evaluador, así como el 
autor no sabe quién será el académico o académicos que evaluará su artícu-
lo. Dado que la revista Cinta de Moebio es muy conocida en su área, recibe 
muchos artículos para arbitraje, por lo que la evaluación toma alrededor de 
cinco meses o más. Si bien esta demora representa un inconveniente para 
los autores, la experiencia de la revista señala que estos reciben muy bien 
las críticas de los revisores y entienden que la tardanza se debe al continuo 
diálogo entre el comité editorial y los académicos.
Sistema de arbitraje
Corresponde al Comité Editorial seleccionar el artículo para publicación. El 
criterio básico de selección es que el artículo aborde los problemas de la 
epistemología de las ciencias sociales. La experiencia de la revista señala 
que algunos académicos mandan artículos de ilosofía, pero de temas que 
no se relacionan con la epistemología de las ciencias sociales, los cuales no 
son considerados, así como académicos que envían los resultados de sus 
investigaciones o proyectos en ciencias sociales, pero que su foco no es la 
epistemología, los cuales tampoco se orientan al propósito de la revista.
La revista, por decirlo de alguna manera, está en el diálogo de la ilosofía 
con las ciencias sociales y, por tanto, ambos dominios deben estar presentes 
en los artículos.
Forma y preparación de manuscritos
Los artículos deben incluir en idioma inglés y español el título, resumen 
(hasta de 200 palabras) y cinco palabras clave. Los artículos deben constar 
de tres partes principales: Introducción, Desarrollo y Conclusión. La sección 
de desarrollo no necesariamente debe llevar como subtítulo “Desarrollo”, 
más bien la instrucción se reiere a que luego de plantear la estructura del 
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ensayo en la introducción, a continuación se desarrolle la metodología y la 
argumentación principal, lo que termina en forma de síntesis en la conclu-
sión. El autor o autores deben especiicar el grado académico de magíster o 
doctor, según sea al caso, la universidad donde trabajan (y la unidad especíi-
ca dentro de la misma) y su correo electrónico. El formato del texto debe ser 
básico, esto es, un tipo de letra común (Arial o Times NewRoman), usar solo 
negritas y cursivas (no subrayado), con tablas simples y gráicos de pequeño 
tamaño (en formato JPG o GIF). La revista es diseñada para ser publicada 
en internet, en un formato simple, por lo que se deben evitar elementos 
gráicos complejos.
Elaboración de referencias bibliográicas
El sistema de citas se rige por la norma ISO 690 para referencias bibliográ-
icas. Dentro de este protocolo, la guía de estilo que sigue la revista es la 
siguiente:
Artículo:
Maffesoli, M. 1999. El nomadismo fundador. Revista Nómadas 10: 126-142.
Libro:
Pérez, T. R. 1998. ¿Existe el método cientíico? México: Fondo de Cultura Eco-
nómica.
Capítulo de libro:
Escobar, A. 2000. El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: ¿Globali-
zación o Postdesarrollo? En: E. Lander. La colonialidad del saber: eurocen-
trismo y ciencias sociales perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: 
CLACSO.
Fuentes de internet:
En caso de usar fuentes existentes en internet, se debe mencionar el autor, 
título, dirección web, día, mes y año en que se efectuó la consulta.
Citas dentro del artículo
Dentro del artículo, las citas deben ser de la siguiente forma:
(González 2006: 252). No usar los pie de página como cita bibliográica. Los pie 
de página (o notas) deben ir al inal del texto. La numeración de las notas es 
(1), (2), etc. Solo se debe incorporar en la bibliografía a los autores efectiva-
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mente citados en el artículo. Por lo tanto, si en el texto se menciona a Popper 
(1994: 264), en la bibliografía solo puede aparecer, por dar un ejemplo: Popper, 
K. 1994. Conjeturas y Refutaciones: el desarrollo del conocimiento cientíico. 
Barcelona: Paidós. Si bien se entiende que el autor del artículo ha leído otros 
libros y artículos de Popper, en la bibliografía no debe incluirlos, dado que –si-
guiendo este caso icticio– esta vez no los citó directamente en su publicación.
Envío de manuscritos
El artículo se debe enviar al e-mail del Director (cintamoebio@gmail.com), 
quien conirmará la recepción. Dado que los e-mails no siempre llegan a des-
tino, se debe insistir en una respuesta.
El autor debe acompañar un currículum vitae con información actualizada e 
indicar la página web de la universidad donde trabaja.
Consejo Cientíico
Dr. Bernt Schnettler. Universidad de Bayreuth (Alemania)
Dr. Adrián Scribano. Universidad Nacional de Villa María (Argentina)
Mg. Ricardo Ricci. Universidad Nacional de Tucumán (Argentina)
Mg. Aníbal Bar. Universidad Nacional del Nordeste (Argentina)
Dr. Alfredo Culleton. Universidade do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS) 
(Brasil)
Dr. Jorge Gibert. Universidad de Valparaíso (Chile)
Dr. Ulises Toledo. Universidad del Bío-Bío (Chile)
Dr. Marcelo Arnold. Universidad de Chile (Chile)
Dr. Francisco Beltrán. Universidad de Valencia (España)
Dr. Francisco Covarrubias. Instituto Politécnico Nacional (México)
Dr. René Pedroza. Universidad Autónoma del Estado de México (México)
Dr. Carlos Mallorquín. Universidad de Zacatecas (México)
Dr. César Cisneros. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (México)
Dr. Juan Soto. Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (México)
Dr. Carlos Massé. El Colegio Mexiquense (México)
Lic. Miguel Martínez. Universidad Simón Bolívar (Venezuela)
Dra. Lissette Hernández. Universidad de Zulia (Venezuela)
Mg. Andrés Martínez. Universidad de Oriente (Venezuela)
Dr. Ulises Toledo Nickels 
Universidad del Bío-Bío
Dr. Adrian Scribano 
Investigador principal CONICET, IIGG-UBA y Director CIES
Dr. Jorge Gibert-Galassi 
Universidad de Valparaíso
Dr. Julio Mejía Navarrete 
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Dr. Francisco Osorio 
Universidad de Chile

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