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Países de Europa - Francia

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Francia
Bandera
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	INTRODUCCIÓN
Francia (nombre oficial, République Française, República Francesa), país de Europa occidental que limita al norte con el canal de la Mancha y el estrecho de Dover o paso de Calais; al noreste con Bélgica, Luxemburgo y Alemania; al este con Alemania, Suiza e Italia; al sureste con el mar Mediterráneo; al sur con España; al suroeste con el golfo de Vizcaya; y al oeste con el océano Atlántico. Francia presenta una forma aproximadamente hexagonal, con una longitud máxima (norte-sur) de unos 965 km y una anchura que alcanza los 935 kilómetros. París es la capital y la ciudad más grande del país. La República comprende diez posesiones de ultramar, entre las que se encuentran los departamentos de Guayana Francesa, en Sudamérica, Martinica y Guadalupe en las Indias Occidentales, y la isla Reunión en el océano Índico. Además, cabe mencionar las dependencias territoriales de Saint Pierre y Miquelon, Mayotte, Nueva Caledonia, Polinesia Francesa, las Tierras Australes y Antárticas Francesas, y las islas Wallis y Futuna. La superficie total de la Francia metropolitana es de 543.965 km², incluida la isla de Córcega, en el mar Mediterráneo.
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	TERRITORIO Y RECURSOS
Los principales rasgos fisiográficos de Francia los constituyen sus fronteras naturales orientales y meridionales, una meseta central meridional, y, contigua a ésta, una vasta región de llanuras onduladas. Una serie de cadenas montañosas, que engloban parte de las cordilleras de los Alpes y del Jura, forman los límites naturales con Italia y Suiza. Las laderas y las estribaciones de estas cordilleras dominan el área oriental de la meseta central meridional. La mayoría de las montañas alpinas que se extienden a lo largo de la frontera francesa superan los 3.900 m de altitud; el Mont Blanc (4.810 m) es el segundo pico más alto del continente. El Jura, que alcanza una altitud máxima de 1.718 m, dibuja la frontera oriental de Francia desde el valle del Ródano hasta la depresión de Belfort, donde confluyen las cuencas de los ríos Rin y Saona; desde el borde de esta depresión, en la esquina noreste de Francia, el Rin define la frontera con Alemania. Las montañas de los Vosgos, que se extienden al norte desde la depresión de Belfort, dominan la región comprendida entre los ríos Mosela y Rin, con picos que alcanzan los 1.424 m de altitud. Los Pirineos, que se sitúan a lo largo de la frontera franco-española desde el mar Mediterráneo hasta el golfo de Vizcaya, forman el otro límite natural de Francia. El Vignemale (3.298 m) constituye la mayor elevación de los Pirineos franceses. Existen pocos pasos que atraviesen esta alineación montañosa; circunstancia que tradicionalmente impidió el comercio activo entre Francia y España. Sin embargo, los Alpes y otras cordilleras orientales poseen varias depresiones y puertos de montaña, entre los que cabe destacar el del Gran San Bernardo.
La meseta central meridional, denominada macizo Central, está separada de la región oriental de tierras altas por el valle del río Ródano y muestra un relieve y una estructura irregulares. La meseta, que se levanta gradualmente hacia el norte y el oeste, se caracteriza por afloramientos volcánicos, páramos calizos y, más hacia el sur, por las Cevenas, una cordillera que se eleva a partir de las depresiones costeras mediterráneas y constituye el límite suroriental del macizo Central francés.
La región de las llanuras, el sector más extenso del territorio francés, es una proyección de la gran llanura europea. Excepto por la presencia de unas cuantas colinas, principalmente en la parte centro-occidental, las llanuras francesas consisten en tierras bajas muy poco onduladas, situadas a unos 200 m de altitud. La fértil región de las llanuras la componen los valles de los ríos Sena, Loira y Garona. Éstos y sus numerosos afluentes drenan la vertiente atlántica de Francia. El río Ródano, el mayor y más caudaloso del país, y sus afluentes, particularmente el Saona, el Isère y el Durance, recorren la región de los Alpes franceses. Los principales afluentes del río Sena (principal arteria fluvial) son: el Aube, el Marne, el Oise y el Yonne. Francia tiene pocos lagos; el más destacado, el lago Léman, se encuentra en la frontera franco-suiza y pertenece en su mayor parte a Suiza.
La línea costera francesa tiene una longitud aproximada de 3.140 km y relativamente pocos puertos naturales. El litoral septentrional, a lo largo del canal de la Mancha, presenta una longitud de 1.130 km y está interrumpido por numerosos promontorios, estuarios y accidentes menores, algunos de los cuales constituyen fondeaderos seguros. En esta parte, destaca la ciudad portuaria de El Havre. La construcción de espigones ha dado lugar a la formación de numerosos puertos, como el de Cherburgo. La costa occidental de Francia, bañada por el océano Atlántico, tiene una longitud de 1.390 km (incluido el golfo de Vizcaya); desde la península de Bretaña hasta la Gironda, pone de manifiesto un perfil irregular y, excepto en Bretaña, es arenosa y de poca altitud. Los puertos principales en esta área son los de Brest, Lorient y Saint-Nazaire. Burdeos se encuentra en el interior del estuario de Gironda, a partir del cual la costa está constituida por dunas y pequeños lagos rodeados por terrenos áridos. Los mejores puertos naturales de Francia, como Marsella, Tolón y Niza, se encuentran en el Mediterráneo, aunque la mayor parte del litoral mediterráneo francés, de unos 620 km de longitud, es rocoso y de aguas poco profundas.
	2.1
	
	Clima
El clima de Francia es templado en términos generales, pero existen considerables contrastes regionales; por ejemplo, el área costera del sureste, goza de un clima mediterráneo con veranos secos y cálidos e inviernos suaves, mientras en la meseta del interior, las montañas y las regiones de las tierras altas orientales el clima se vuelve continental. El clima oceánico es característico de las regiones de Bretaña y Normandía y se extiende a toda la zona occidental de Francia. Las temperaturas en el litoral atlántico están suavizadas por las corrientes oceánicas y los vientos dominantes del suroeste. La temperatura media de París en el mes de enero es de 3,2 ºC y de 19,5 ºC en julio; en Estrasburgo, la temperatura media del mes de enero es de 0,8 ºC y en julio de 19,1 ºC; en Niza, de 8,3 ºC en enero y de 22,4 ºC en julio; y en Lyon, es de 2 ºC en enero y de 21 ºC en julio. Las precipitaciones son abundantes durante todo el año en el oeste, y en el este aumentan con la altitud y durante los meses de primavera y otoño. La precipitación media es de 585 mm anuales en París y de 813 mm en Lyon. Las variaciones de precipitación oscilan entre los 1.397 mm anuales en las áreas montañosas y los 254 mm en ciertas áreas de las tierras bajas septentrionales. Una de las peculiaridades meteorológicas del sur de Francia es el mistral, un viento muy fuerte procedente de la meseta central que sopla hacia la región mediterránea.
	2.2
	
	Recursos naturales
Francia presenta una excelente distribución de sus recursos mineros y agrícolas. El país es uno de los principales productores del mundo en mineral de hierro y de carbón. Además, tiene notables depósitos de antimonio, bauxita, magnesio, pirita, tungsteno, sal, potasio, materiales radiactivos, plomo y cinc. Está en pleno desarrollo la producción de gas natural, petróleo y azufre.
Por otro lado, Francia cuenta con grandes extensiones de suelos fértiles; entre ellos, los más ricos son los formados por los sedimentos marinos en la cuenca de París y los suelos aluviales bien drenados de los valles más bajos de los ríos Sena y Somme.
	2.3
	
	Flora y fauna
La flora autóctona de Francia alberga toda la variedad característica de Europa continental, desde los líquenes y musgos árticos alpinos hasta las especies típicas mediterráneas, como el olivo y el naranjo. En los bosques, que cubren 16 millones de ha (el 28% de la superficie del país), se encuentran varias especies tanto de coníferas como de caducifolias. Los principales árbolesforestales son el castaño, el haya, el roble, el alcornoque, el nogal, el abeto y el pino.
Como en el resto de Europa occidental, la fauna de Francia cuenta con pocas especies representativas de los grandes mamíferos; los más comunes son los ciervos y los zorros. La gamuza se encuentra en las altas regiones de los Alpes, y el lobo y el jabalí sobreviven en las remotas áreas boscosas. Entre los pequeños animales destacan el puercoespín y varios carnívoros de la familia de las comadrejas. Francia posee una abundante variedad de aves, tanto especies autóctonas como migratorias. Los reptiles son escasos y el único ejemplar venenoso es la víbora. La carpa es el pez más característico de agua dulce, mientras que el bacalao, el arenque, la pescadilla, la caballa, la platija, la sardina y el atún, entre otros, pueblan las aguas marinas.
	2.4
	
	Temas medioambientales
Algunos de los ríos de Francia están contaminados por los residuos industriales y por las aguas residuales procedentes de la actividad agrícola. Se está intentando mejorar la calidad del agua mediante la construcción de plantas de tratamiento y la imposición de multas por contaminación. En las principales ciudades, la contaminación atmosférica, provocada por los automóviles y los combustibles fósiles, constituye un grave problema medioambiental. Francia obtiene el 76,24% de la electricidad que consume de 58 centrales nucleares (1992) y el resto a partir de carbón, petróleo y energía hidroeléctrica. Gracias a su enorme dependencia de la energía nuclear, es uno de los países industrializados que emite menos dióxido de carbono.
La historia de la conservación de la tierra en Francia se remonta a la edad media, cuando se determinó el uso que podía hacerse de ciertos bosques. En 1930, el gobierno de Francia aprobó la primera legislación sobre medioambiente y desde entonces ha creado varias leyes que establecen la autoridad y el deber del Estado en la protección de los diferentes tipos de hábitats. Existen varios parques nacionales y reservas regionales, así como reservas naturales situadas a la orilla del mar, de lagos y ríos, repartidos por diferentes puntos del país. Francia posee siete reservas de biosfera como parte de su compromiso con el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO. Cinco de ellos están en la parte continental de Francia y otros dos, en territorios franceses.
Francia posee una fauna muy variada y aproximadamente el 40% de las especies vegetales de Europa existen en este país. Alrededor de una cuarta parte de Francia se encuentra cubierta por bosques y montes arbolados, y cerca del 11,7% (1997) de la superficie del país está protegida. Algunos bosques han sufrido los efectos de la lluvia ácida.
Francia firmó el Convenio sobre el Patrimonio de la Humanidad en 1975 y ratificó el Convenio de Ramsar sobre zonas húmedas, en 1986. Además, pertenece a los acuerdos internacionales sobre contaminación atmosférica, cambios climáticos, capa de ozono, residuos peligrosos, vertido de residuos al mar, contaminación naval, vida marina, especies en peligro de extinción, madera tropical y caza de ballenas.
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	POBLACIÓN
Más del 90% de la población ha nacido en Francia y es en su mayoría blanca. Entre los extranjeros, predominan los italianos, los españoles, los portugueses, los polacos y los africanos occidentales y del norte.
	3.1
	
	Características de la población
La población (según estimaciones para 2008) era de 64.094.658 habitantes, lo que da una densidad de población de 100 hab/km². Alrededor del 77% vive en núcleos urbanos.
	3.2
	
	Divisiones administrativas
Francia, incluyendo Córcega, está compuesta por 22 regiones, que se subdividen en 96 departamentos. Las regiones son: Île-de-France, Ródano-Alpes, Norte-Paso de Calais, Alsacia, Aquitania, Auvernia, Baja Normandía, Borgoña, Bretaña, Centro, Champaña-Ardenas, Córcega, Franco Condado, Alta Normandía, Languedoc-Rosellón, Lemosín, Lorena, Pirineos Centrales, País del Loira, Picardía, Poitou-Charentes y Provenza-Alpes-Costa Azul.
	3.3
	
	Ciudades principales
La capital y ciudad más importante de Francia es París, con una población de 2.153.600 habitantes (según datos de 2005), y en el total del área metropolitana 9.794.337 habitantes (2003). Marsella (820.900 habitantes y 1.372.838 habitantes incluida el área metropolitana) es un importante puerto; y Lyon (466.400 habitantes y 1.390.572 habitantes incluida el área metropolitana) un centro industrial especializado en el sector textil. Otras grandes ciudades son Toulouse (435.000 habitantes), centro industrial y comercial; Niza (347.900 habitantes), centro turístico; Estrasburgo (272.700 habitantes), puerto del Rin y centro industrial y comercial; Nantes (281.800 habitantes), notable por sus refinerías de azúcar, astilleros y otras industrias; Burdeos (230.600 habitantes), puerto marítimo y centro industrial y de producción de vinos; y Montpellier (244.300 habitantes), centro industrial y comercial.
	3.4
	
	Religión
El catolicismo es la religión que profesan aproximadamente el 75% de los franceses. Le siguen en importancia el islam, el protestantismo y el judaísmo. Durante el siglo XIX, el Estado subvencionó a las religiones cristiana y judía. En 1905, debido a la oposición popular a la influencia política de la Iglesia católica y a su control sobre la educación pública, la legislación prohibió la financiación del clero católico, protestante y judío con fondos públicos. Por las disposiciones de esta legislación y de otras posteriores, el gobierno francés retiró el reconocimiento oficial a las citadas religiones.
	3.5
	
	Lenguas oficiales y habladas
El idioma oficial es el francés, pero además perduran lenguas regionales en varias áreas. Así, por ejemplo, en Bretaña, algunas personas hablan el bretón; en las regiones montañosas de los Pirineos occidentales se habla la lengua vasca; el catalán y el provenzal en algunas zonas de Provenza; en Flandes se mantiene el flamenco; y en Alsacia y Lorena también se habla el alemán. El dialecto alemán que se utiliza en Alsacia se denomina alsaciano.
	4
	
	EDUCACIÓN Y CULTURA
La educación y la cultura francesas han tenido una gran influencia a lo largo de la historia.
	4.1
	
	Educación
Los centros educativos de Francia, empezando por las universidades surgidas en la edad media, en particular la Universidad de París (siglo XII), y continuando con las universidades modernas y las escuelas técnicas, han servido de modelos académicos para todo el mundo. Entre las personalidades francesas que han ejercido una notable influencia en la educación están: Pedro Abelardo (siglo XII), Michel de Montaigne (siglo XVI), François Fénelon (siglo XVIII), Jean-Jacques Rousseau (siglo XVIII) y Victor Cousin (siglo XIX).
La centralización de la administración escolar, con el Estado ejerciendo el control de la educación, se llevó a cabo durante el mandato de Napoleón I Bonaparte, entre 1806 y 1808. El sistema educativo moderno se basa en las leyes decretadas entre 1881 y 1886 durante la permanencia de Jules Ferry al frente del ministerio de Educación. Estas leyes estipulan la educación pública gratuita y obligatoria bajo el completo control estatal. Entre las modificaciones posteriores destacan el establecimiento de la gratuidad para la enseñanza secundaria y las escuelas técnicas, la separación de la Iglesia y el Estado en cuestiones educativas (1905), la legislación de ayudas a las escuelas privadas, incluso a las que tienen afiliaciones religiosas (1951 y 1959), y la ampliación de la obligatoriedad de la escolarización hasta la edad de 16 años (1959). En respuesta a la enérgica demanda de los estudiantes, el presidente Charles de Gaulle y su gabinete aprobaron reformas educativas en 1968. El nuevo sistema acabó con el control estatal sobre los presupuestos, programas de estudios y puestos de trabajo de los profesores en todo el país. En su lugar se establecieron unidades educativas en varios niveles, se dio a las facultades el control sobre el personal trabajador y se permitió a los estudiantes tenermayor representación en la vida universitaria; también se abolió la potestad del profesorado universitario, que ocupaba la cátedra de forma vitalicia, para votar nuevos nombramientos y las universidades establecieron estructuras departamentales más democráticas. Varias de las grandes universidades se reestructuraron en pequeñas unidades y el número de éstas aumentó de 23 a 70 en la década de 1980.
	4.1.1
	
	Educación elemental y secundaria
Con fines administrativos, el país está dividido en 27 distritos docentes denominados académies. En 2000 unos 3,8 millones de alumnos asistían a 41.244 escuelas elementales. Alrededor de 5,9 millones de estudiantes se inscribieron en las escuelas secundarias.
	4.1.2
	
	Educación superior o universitaria
Cerca de 2 millones de estudiantes se registraron en las facultades e instituciones universitarias de Francia en el curso 2001–2002. Junto a las Universidades de París I-XIII, destacan las de Aix-Marseille I-III, las de Lille I-III, las de Lyon I-III, las de Nancy I-II y las de Estrasburgo I-III.
	4.2
	
	Cultura
La cultura francesa está íntimamente relacionada con el desarrollo cultural del mundo occidental, en particular en las áreas de las artes y de las letras. París ha sido considerada durante mucho tiempo como el origen de la cultura francesa. Durante la edad media, Francia fue un destacado foco cultural en Europa; después, la riqueza de la monarquía francesa en los siglos XVI, XVII y XVIII subvencionó el arte a una escala comparable con la del Papado, lo que atrajo a París a la mayoría de los talentos artísticos de Europa. El aumento de la riqueza también permitió el crecimiento de una clase acomodada, que tenía tiempo y medios para practicar la elegancia en el vestir, en el comportamiento social, en la arquitectura y en el diseño, desarrollando unos estilos y unas formas sociales que todavía perduran en la cultura occidental. En el siglo XX, el cine francés asumió una posición importante en el mundo, particularmente en la década de 1960 con el grupo de directores cinematográficos de la nouvelle vague (‘nueva ola’).
	4.2.1
	
	Literatura
Véase Literatura francesa.
	4.2.2
	
	Pintura y arquitectura
Francia ha sido la cuna de muchos pintores mundialmente famosos y de importantes movimientos pictóricos, como el impresionismo. Entre los pintores manieristas franceses del siglo XVI destacan Jean Clouet y su hijo François; durante el barroco, en el siglo XVII, encontramos a Georges de La Tour, Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. Los maestros más conocidos del rococó francés, en el siglo XVIII, fueron Antoine Watteau, François Boucher, Jean Fragonard, Jean Chardin y Jean Greuze. París se convirtió en el centro artístico de Europa en el siglo XIX. Jacques Louis David, cuya influyente carrera comenzó en el último cuarto del siglo XVIII, desarrolló la parte más destacada de su obra a principios del siglo XIX, al igual que los pintores románticos Ingres, Delacroix y Géricault. Entre los artistas más notorios de mediados del siglo XIX están Gustave Courbet, Honoré Daumier, Jean François Millet y Jean-Baptiste-Camille Corot. La escuela impresionista, inspirada por la obra de Édouard Manet, surgió alrededor de 1872; sus miembros más importantes fueron los pintores Claude Monet, Camille Pissarro y Pierre Auguste Renoir. Los principales artistas postimpresionistas franceses de finales del siglo XIX fueron Edgar Degas, Paul Cézanne y Paul Gauguin; también destaca en este periodo la actividad de Henri Rousseau y de Gustave Moreau. Entre los artistas franceses más célebres del siglo XX se encuentran Henri Matisse, Georges Braque, Georges Rouault, Marcel Duchamp, Fernand Léger, Pierre Bonnard y Jean Dubuffet.
En arquitectura, a mediados del siglo XI se desarrolló en Europa occidental el estilo románico, cuyo modelo inicial fue el monasterio benedictino de Cluny, en Borgoña (casi destruido totalmente durante la Revolución Francesa). Se conservan magníficos ejemplos, algunos posteriormente reconstruidos, como las iglesias de Sainte Foy de Conquer, Saint Sernin en Toulouse, la Madelaine de Vèzelay, y las catedrales de Autun, Cahors y Aviñón.
Francia es también conocida por sus grandes iglesias góticas, levantadas entre los siglos XII y XV. En particular, son significativas la iglesia abacial de Saint-Denis, la Sainte-Chapelle de París y las catedrales de Amiens, Chartres, París y Reims. Entre las edificaciones renacentistas cabe mencionar el palacio de Fontainebleau y los famosos castillos del Loira. Las manifestaciones barrocas más destacadas en Francia son las ampliaciones neoclásicas del gran palacio de Versalles y del Museo del Louvre, en París. Entre las construcciones más conocidas del siglo XIX se encuentran la Segunda Ópera Imperial de París (1861-1875), de Charles Garnier, y el símbolo de la ciudad, la torre Eiffel (1889), en hierro forjado. En el siglo XX, los arquitectos Auguste Perret y Le Corbusier (un suizo residente en París) realizaron una obra notable por sus diseños revolucionarios y atrevidos, utilizando cemento y acero como principales materiales de construcción.
	4.2.3
	
	Música
Francia tiene una larga y distinguida tradición musical. Desde el siglo XI hasta el siglo XII, se produjeron en el norte las canciones de gesta (chansons de geste), poemas épicos narrados por juglares; los trovadores, poetas y músicos aristocráticos que escribían canciones elocuentes sobre el amor cortesano, la guerra y la naturaleza, interpretaban estas obras en el sur del país.
El más influyente de los compositores franceses del siglo XIV fue Guillaume de Machaut, notable representante de la música vocal polifónica, tanto sacra como secular. En los siglos XV y XVI, canciones, motetes y música sacra destacan entre las composiciones musicales más importantes.
En la segunda mitad del siglo XVI, el músico de origen italiano Jean Baptiste Lully creó un estilo operístico francés al combinar los espectáculos cortesanos tradicionales con las tramas de los dramas contemporáneos franceses, creando así unas formas musicales que unían la danza con la ópera italiana. A principios del siglo XVIII, François Couperin y Jean Philippe Rameau compusieron suites para clavicordio; este último compositor también es conocido por óperas como Castor et Pollux y Les Indes galantes.
A finales del siglo XVIII y en el siglo XIX, muchos compositores de ópera extranjeros desarrollaron su obra en París, como Gluck, Cherubini, Grétry, Meyerbeer y Offenbach. Entre los compositores operísticos franceses del siglo XIX destacan Jacques Halevy, Charles Gounod, Georges Bizet y Jules Massenet. El principal compositor francés de música orquestal de principios del siglo XIX fue Hector Berlioz. Camille Saint-Saëns comenzó su actividad a mediados del siglo XIX y fue maestro de Gabriel Fauré. A finales del siglo XIX, Claude Debussy compuso una amplia variedad de trabajos en nuevos estilos con reminiscencias literarias y pictóricas.
A principios del siglo XX, Maurice Ravel produjo obras de perfil más formal. Les Six, un grupo de compositores neoclásicos formado en 1918-1919, contaba con Darius Milhaud, Francis Poulenc y Georges Auric, cuyo trabajo recibió la influencia del excéntrico Erik Satie. Ígor Stravinski trabajó en París en las décadas de 1920 y 1930. Entre los compositores franceses más recientes destacan Olivier Messiaen y Pierre Boulez.
	4.2.4
	
	Bibliotecas y museos
La mayoría de las capitales de provincia francesas tienen bibliotecas municipales y museos, pero la principal concentración de estas instalaciones se encuentra en París; entre sus principales bibliotecas destacan la Biblioteca Nacional de Francia, con más de nueve millones de volúmenes, y las bibliotecas universitarias de la ciudad. El Louvre, también en París, contiene una de las mayores y más importantes colecciones de arte del mundo. Otro museo parisino, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges-Pompidou, alberga notables pinturas y dibujos del siglo XX. Muchas de las grandes obras maestras de la arquitectura francesa, como iglesias,catedrales, castillos y palacios, se conservan como monumentos nacionales.
	5
	
	ECONOMÍA
Francia, cuya economía tradicional se basaba en la agricultura, experimentó un fuerte desarrollo industrial a partir de la II Guerra Mundial. Durante el periodo de posguerra, el gobierno llevó a cabo una serie de planes de gran alcance con el fin de promover la recuperación y de incrementar la dirección gubernamental de la economía. En los denominados planes Monnet se establecía el principio de nacionalización de ciertas industrias, y, en especial, los sistemas de transporte ferroviario y aéreo, los más importantes bancos y las minas de carbón. El Estado, además, se convirtió en el principal accionista de las industrias automovilísticas, electrónicas y aeronáuticas, así como en el promotor de la explotación de las reservas de crudo y gas natural. En parte como resultado de esos planes y programas, el producto nacional francés aumentó casi el 50% entre los años 1949 y 1954, el 46% entre 1956 y 1964, y durante la década de 1970 en un porcentaje anual del 3,8%. En 1981, el nuevo gobierno socialista comenzó un programa de nacionalización de industrias; sin embargo, la elección de un gobierno conservador, en 1986, condujo a la reducción del papel estatal en la economía. En 2006 el producto interior bruto francés fue de 2,25 billones de dólares, lo que equivalía a 36.699,60 dólares per cápita. El presupuesto nacional para 2006 establecía 967.221 millones de dólares de ingresos y 1.026.155 millones de dólares de gastos.
	5.1
	
	Agricultura
El 35,7% de la superficie total del país es cultivable y el 4% de la población activa trabaja en la agricultura, la silvicultura y la pesca. Bajo condiciones normales, las propiedades agrarias, que suelen tener un promedio de unas 15 ha, producen los suficientes cereales y otros alimentos básicos para consumo nacional. Una valiosa producción agrícola son las vides, con cuyas uvas se elaboran unos excelentes vinos. Francia e Italia son los mayores productores mundiales de vino; la producción francesa en 1995 fue de 55.580.000 hectolitros.
La producción anual de las principales cosechas en 2006 (en miles de toneladas) fue: cereales (61.813), trigo (35.367), remolacha azucarera (29.879), maíz (12.902), cebada (10.412), y las patatas o papas (6.354). Otros productos importantes son el centeno, la avena, el nabo, la alcachofa, el lino, el cáñamo y el tabaco. En varias partes del país es importante la sericultura. El cultivo de fruta, con una producción de 9,7 millones de toneladas en 2006, destaca en la economía del campo francés y se cosechan importantes cantidades de manzana de mesa y para sidra, peras, ciruelas, melocotones (duraznos), albaricoques (chabacanos), bayas, cerezas, aceitunas, cítricos y frutos secos. La ganadería es también una fuente clave de ingresos en el sector agropecuario. En 2006, la cabaña ganadera francesa contaba con 19,4 millones de cabezas de ganado vacuno, 8,9 millones de ovino, 14,8 millones de porcino, 1,2 millones de caprino y 422.872 de caballar, así como 226 millones de aves de corral.
	5.2
	
	Silvicultura y pesca
De un total de 15,6 millones de ha de bosque y monte, aproximadamente dos tercios son de propiedad privada. Alrededor del 70% está compuesto por robles, hayas y chopos. En 2006 la producción maderera fue de 65,6 millones de m3. La resina, la trementina y el corcho tienen una destacada producción.
La flota pesquera francesa, con 12.940 barcos que navegan en aguas costeras y en alta mar, da trabajo a unos 18.400 pescadores. En 2005 las capturas (principalmente de ostras y mariscos) totalizaron 909.483 toneladas. Los pescados comerciales más importantes son el bacalao, la pescadilla y el atún.
	5.3
	
	Minería
Francia tiene una amplia diversidad de recursos minerales. Los depósitos franceses de hierro se encuentran entre los más ricos del mundo y la producción anual es de aproximadamente 35.000 toneladas (contenido metálico). Otros minerales importantes del país son la bauxita y el carbón, que se explota principalmente en el norte. En la región de las Landas, en el suroeste, hay pequeños depósitos de petróleo; en 2004 esta producción fue de 8.794.124 barriles al año, y la de gas natural de 1.566 millones de m3. También se extraen en cantidades significativas lignito, pirita, sales de potasio, sal, plomo, oro, uranio y cinc.
	5.4
	
	Industria
Las industrias de Francia son comparables en volumen, variedad y calidad de producción a las de otros países de Europa occidental. Alrededor del 25% de la población activa trabaja en este sector. Entre las industrias productoras de bienes duraderos (excluyendo los metales), la fabricación de vehículos de motor ocupa una alta posición, con una producción automovilística de 3,1 millones de unidades en 1993. La firma Renault es el principal fabricante de automóviles. Otros bienes duraderos fabricados en cantidades significativas son aviones, aparatos electrodomésticos, maquinaria no eléctrica, equipamiento electrónico y productos químicos. La producción de acero en bruto fue de 17,1 millones de t en 1993. La industria textil y de hilado es una de las mayores del mundo; la producción anual de hilo y ropa de lana, algodón, seda y fibras sintéticas supera las 500.000 toneladas. Las refinerías de azúcar de remolacha (betabel) constituyen otra importante industria, al igual que las transformadoras de alimentos, las destilerías y las fábricas de artículos especializados. Entre las últimas ramas de la industria francesa, reconocidas internacionalmente por su calidad, se encuentran los perfumes, guantes, encajes, sombreros, ropa femenina, tapices, chales, relojes, porcelana, cristalería, cerámica, mobiliario y otros muchos artículos de lujo.
	5.5
	
	Energía
Sólo alrededor del 10% de la producción de electricidad de Francia se genera en las centrales térmicas que utilizan carbón, productos derivados del petróleo o gas natural. Las instalaciones hidroeléctricas producen alrededor del 11% de la energía nacional. Ningún país depende tanto de la energía nuclear como Francia; las centrales nucleares generan el 78% de la energía eléctrica de Francia. También se utilizan otros tipos de fuentes energéticas, como la energía mareal, fruto del aprovechamiento de las mareas del canal de la Mancha en el curso bajo del Rance, cerca de Saint-Malo (Bretaña). En 2003 la producción fue de 536.919 millones de kWh.
	5.6
	
	Moneda y banca
La unidad monetaria es el euro (el 2 de enero de 2002, un euro se cambió a 0.9038 dólares estadounidenses). Desde el 1 de enero de 1999, el euro se vinculó al valor del franco, con un cambio fijo de 6,55957 francos por euro. El 1 de enero de 2002, el franco, dejó de circular como única moneda de curso legal. Retirada definitiva del franco: el 28 de febrero de 2002.
El Banque de France, fundado en 1800 y nacionalizado en 1946, es el banco emisor. Entre los principales bancos destacan tres nacionalizados en 1945: Banque Nationale de Paris, Crédit Lyonnais y Société Générale. Otros importantes se nacionalizaron en 1981 y en 1982. Alrededor del 10% de los franceses trabaja en el sector financiero.
	5.7
	
	Comercio exterior
París es el centro del comercio nacional e internacional francés, pero otras grandes ciudades, como Marsella y Lyon, desempeñan también un papel importante en la vida comercial del país. El comercio francés se ha caracterizado por el predominio del pequeño comercio, aunque en la actualidad hay una tendencia al crecimiento de las grandes superficies comerciales. Aproximadamente el 71% de la población activa trabaja en el comercio y en los servicios.
Francia es una de las mayores potencias mercantiles del mundo y su comercio exterior engloba una amplia variedad de artículos. Durante la década de 1980 las importaciones anuales superaron las exportaciones, debido sobre todo a las fuertes compras de crudo petrolífero. A finales de esa década, los gastos en importaciones fueron de unos 181.700 millones de dólares, compuestos principalmente por crudo, alimentos y animales vivos, maquinaria,productos químicos, hierro y acero, equipamiento de transportes y otros bienes elaborados, como instrumentos de precisión, ropa y textiles. Para el mismo periodo, los beneficios de las exportaciones fueron de 171.300 millones de dólares anuales, centradas en la maquinaria, equipamiento de transportes, productos químicos, hierro y acero, alimentos, animales vivos, refino de petróleo, ropa, textiles y vino. En 2004 las importaciones supusieron 431.005 millones de dólares y las exportaciones 410.700 millones. Más de la mitad del comercio exterior de Francia se realiza con la Unión Europea, principalmente con Alemania, Bélgica, Luxemburgo e Italia, aunque también Estados Unidos, los Países Bajos, Gran Bretaña, las repúblicas que pertenecieron a la extinta URSS, y Japón son importantes socios mercantiles de Francia. El país desempeña un papel destacado en el comercio exterior con algunas de sus antiguas posesiones ultramarinas, como Argelia, Marruecos, Túnez y Costa de Marfil.
	5.8
	
	Transporte
Francia posee uno de los sistemas de transportes más desarrollados de Europa. En 2004 el país tenía 26.684 km de carreteras principales o nacionales, entre las que se contaban 7.956 km de autopistas de peaje; en total, la red de carreteras cubre 951.220 kilómetros. Ese mismo año, el número de vehículos de motor por cada 1.000 habitantes era de 597, de los cuales 495 eran turismos. El ferrocarril francés se nacionalizó parcialmente en 1938. En 2005 había 29.286 km de vías férreas en funcionamiento, 13.742 de los cuales estaban electrificados. En Francia se ha desarrollado el tren de alta velocidad (train à grande vitesse, TGV), que funciona en las principales líneas. El país tiene alrededor de 6.000 km de vías fluviales navegables, entre las que se cuentan 3.740 km de canales. La marina mercante francesa, una de las mayores del mundo, comprende 746 buques con más de 1.168.556 toneladas brutas registradas. En lo que respecta al transporte aéreo, Francia tiene dos grandes líneas aéreas estatales: Air France, que realiza vuelos a casi todas las partes del mundo, y Air Inter, que desarrolla su servicio en el interior del país. Una línea aérea privada internacional, Union de Transports Aériens (UTA), junto a varias pequeñas compañías privadas, también ofrece servicios nacionales e internacionales. Los principales aeropuertos son el Charles de Gaulle y el de Orly, ambos cerca de París.
	5.9
	
	Comunicaciones
El gobierno dirige los sistemas postales, telegráficos y telefónicos franceses. En 2005, había registrados 587 teléfonos por cada 1.000 habitantes. Las compañías privadas, financiadas por la publicidad, dirigen la mayor parte de los servicios de radio y televisión. En cuanto a la televisión, este medio ofrece canales estatales, junto a servicios por cable y satélite. En las mismas fechas, se registraban 55 millones de aparatos de radio y 37 millones de receptores de televisión.
En 2005 se editaban en Francia 103 periódicos diarios, con una tirada total de 13 millones de ejemplares. Los periódicos más influyentes se publican en París; entre ellos destacan Le Monde (con una circulación de 445.000 ejemplares), Le Figaro (465.500), France-Soir (539.000) y Le Parisien Libéré (421.000). Las principales publicaciones no diarias del país son Paris-Match (con una circulación de 690.000 ejemplares), L’Express (669.600), Le Canard enchaîné (450.000), Le Nouvel Observateur (324.200) y Elle (395.000).
	5.10
	
	Trabajo
La población activa francesa era de 27,3 millones de personas en 2006. Aproximadamente el 20% de los trabajadores franceses son miembros de sindicatos; alrededor de 1,6 millones pertenecen a la Confédération Générale du Travail (CGT), la mayor organización de trabajadores francesa, de tendencia social-comunista. La Confédération Française Démocratique du Travail (CFDT), una organización de orientación social-cristiana, tiene unos 900.000 afiliados, y Force Ouvrière, de afinidad socialdemócrata, 1,1 millones. Un decreto gubernamental establece el salario mínimo, pero los convenios colectivos determinan la escala de sueldos. El gobierno administra programas de seguros a todo riesgo para los trabajadores.
	6
	
	GOBIERNO
El sistema gubernamental francés es una República presidencial, basada en la Constitución promulgada en octubre de 1958 por iniciativa del general Charles de Gaulle. Dicha ley magna reduce el poder del Parlamento para destituir gabinetes y amplía la autoridad del presidente. La soberanía de la República recae en el pueblo francés, que puede ejercer su poder político a través de un Parlamento de representantes, así como por medio de plebiscitos. El organismo representativo es bicameral; está compuesto por la Asamblea Nacional (577 diputados) y el Senado (331 miembros, pero que está previsto que aumente progresivamente hasta llegar, en 2010, a 346 senadores). La Asamblea Nacional se elige por sufragio universal directo, con la representación proporcional de cada partido que se refleje en la votación popular; los diputados permanecen en sus cargos por periodos de cinco años. Los senadores son elegidos para nueve años, a través de sufragio popular indirecto (es decir, por la asociación de otras cámaras de representantes). La Constitución de 1958 estableció un nuevo cuerpo, el Consejo Constitucional, con poder para supervisar las elecciones y la celebración de referéndums, así como para decidir sobre cuestiones constitucionales; el Consejo está compuesto por nueve miembros designados y por todos los antiguos presidentes de la República. Los franceses pueden votar a partir de los 18 años.
	6.1
	
	Gobierno central
El presidente era elegido para un periodo de siete años por votación popular directa. No obstante, en un referéndum celebrado el 24 de septiembre de 2000, los votantes aprobaron reducir dicho mandato a cinco años. Hasta 1962 (fecha en la que una enmienda constitucional cambió el método) un colegio electoral de los cuerpos gubernamentales elegía al presidente. El presidente es el comandante de las Fuerzas Armadas y dirige el Consejo Superior de la Judicatura, el Comité de Defensa Nacional y el Consejo de Ministros (gabinete); también nombra al primer ministro y designa al gabinete de ministros.
El primer ministro y el Consejo de Ministros son responsables sólo ante la Asamblea Nacional, aunque el primer ministro tiene el derecho de pedir la aprobación del Senado en los asuntos de política general. Cuando la Asamblea Nacional adopta una moción de censura, rechaza el programa o una declaración de política general del gabinete, el primer ministro debe dimitir.
	6.2
	
	Poder legislativo
El Parlamento francés consta de dos cámaras, una de las cuales, la Asamblea Nacional, posee la suprema autoridad legislativa. El nombre oficial del Parlamento francés, cuando reúne conjuntamente a ambas cámaras, es el de Congreso del Parlamento. El Senado es un cuerpo consultivo que tiene el derecho de examinar y dar cuenta de las opiniones sobre legislación y política iniciadas en la Asamblea Nacional y retrasar, pero no evitar, la aprobación de las leyes. Si las dos cámaras no están de acuerdo en la aprobación de un proyecto de ley, la decisión final recae en la Asamblea Nacional, la cual puede aceptar la opinión del Senado o, después de un periodo específico, reafirmarse en la suya. El Consejo Económico y Social, compuesto por los representantes de los grupos de trabajadores, de la patronal y de las organizaciones profesionales y culturales, actúa con capacidad consultiva sobre asuntos económicos ante la Asamblea Nacional y el Consejo de Ministros. La Constitución de 1958 limita la actividad de la Asamblea Nacional a dos sesiones anuales regulares, permite la adopción del voto de censura contra el gobierno por una mayoría absoluta, y prohíbe que los diputados que hayan propuesto una moción de censura no aceptada puedan presentar otras durante la misma sesión regular. Las enmiendas constitucionales se pueden realizar después de su aprobación por ambas cámaras del Parlamento y por un posterior referéndumpopular, o simplemente por aprobación de los tres quintos del Parlamento.
	6.3
	
	Partidos políticos
Francia tiene una gran tradición democrática, con numerosas agrupaciones políticas, muchas de las cuales difieren sólo en matices teóricos de estrategia política. Sin embargo, los requerimientos legislativos de la V República han favorecido la fusión o la coalición de partidos políticos independientes. Cuatro grandes grupos (dos organizaciones de centro-derecha y dos partidos de izquierdas) dominaban el mundo político francés ya en la década de 1980 y a principios de la siguiente: la Agrupación para la República (RPR), fundada en 1976 por Jacques Chirac, mantuvo una afinidad con las ideas del antiguo presidente Charles de Gaulle; la Unión para la Democracia Francesa (UDF), una coalición construida alrededor del Partido Republicano, fuertemente unida al que fuera también presidente de la República Valéry Giscard d’Estaing; el Partido Socialista (PS), dirigido hasta su fallecimiento por François Mitterrand; y el Partido Comunista Francés (PCF), encabezado por Georges Marchais hasta 1994, cuando fue sustituido por Robert Hue. El centro-derecha creó en 2002 un partido integrador del RPR y la Democracia Liberal (DL, segregada en 1998 de la UDF): la Unión para un Movimiento Popular. El partido de la extrema derecha es el Frente Nacional, liderado por Jean-Marie Le Pen.
	6.4
	
	Gobierno departamental y local
Los 96 departamentos del territorio francés se organizan en 22 regiones. En 1981, el gobierno del presidente Mitterrand introdujo un plan que abolió el sistema de prefectos (gobernadores civiles), nombrados por el gobierno central, y aumentó los poderes de los consejos departamentales electos. Los departamentos están divididos en communes (municipios) administrados por consejos municipales, cuya composición oscila entre 10 y 36 miembros, nombrados para un periodo de seis años. Cada consejo elige entre sus miembros a un alcalde, que representa al gobierno nacional. Francia cuenta con más de 36.000 communes. Otras unidades de gobierno local son los arrondissement (distritos) y los cantones.
	6.5
	
	Salud y bienestar social
La Seguridad Social francesa cubre parcialmente los costes médicos, farmacéuticos y de hospitalización en la mayoría de los casos, y los costes completos de estos servicios para los grupos de bajos ingresos, desempleados y niños menores de diez años. También cubre otras prestaciones sociales, como asignaciones familiares, compensaciones laborales, beneficios por maternidad y pensiones de discapacidad y de jubilación. El plan obligatorio protege al 98% de la población total de Francia, aproximadamente.
	6.6
	
	Poder judicial
Los tribunales locales, divididos en los llamados Tribunales de Instancia y Tribunales de Gran Instancia, se encargan de pequeños casos criminales y civiles. Los tribunales penales tratan los delitos castigados con prisión de cinco años o menos y los casos civiles de mayor importancia. Los recursos contra las sentencias dictaminadas por estos tribunales inferiores se dirigen a los tribunales de apelación. Los casos criminales más importantes se ven ante los tribunales de assises. Los recursos contra las decisiones de éstos y las de los tribunales de apelación deben ser revisados por el Tribunal de Casación, que está autorizado para anular sentencias y ordenar nuevos juicios.
	6.7
	
	Defensa
El servicio militar es obligatorio durante 10 meses para los varones entre 18 y 35 años. Los gastos de defensa en 2003 fueron de 45.695 millones de dólares lo que supone el 3% del PIB. El Ejército de Tierra contaba con 133.500 miembros, la Armada con 43.995 y las Fuerzas Aéreas con 63.600 efectivos. Aunque Francia sigue siendo miembro del Consejo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), las fuerzas militares francesas fueron retiradas del mando de la OTAN en octubre de 1966. Francia ha desarrollado una fuerza nuclear disuasiva mediante la construcción de submarinos nucleares y misiles balísticos.
	7
	
	HISTORIA
Los vestigios arqueológicos indican que la presencia humana en el actual territorio francés comenzó hace al menos 100.000 años.
	7.1
	
	Culturas prehistóricas
Las culturas reconocidas más antiguas son las del paleolítico (50000-8000 a.C.), que dejaron una rica herencia artística de pinturas rupestres, las más famosas de las cuales se encuentran en Lascaux, en el actual departamento de Dordoña, en el suroeste francés.
Los pueblos del mesolítico (8000-4000 a.C.) fueron recolectores de alimentos al igual que sus antecesores, pero dejaron relativamente pocos restos. Los agricultores del neolítico (4000-2000 a.C.), por su parte, levantaron miles de monumentos de piedra en Francia, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días, como los menhires de Bretaña, los menhires-estatua del sur de Francia y los dólmenes, o tumbas de cámara, del valle del Loira, París y la Champaña, todo ello ligado al fenómeno megalítico.
Durante la edad del bronce (2000-700 a.C.) y la edad del hierro (entre los siglos VIII y II a.C.) emergieron culturas más complejas. Hacia el 800 a.C. la cultura de Hallstatt —guerreros y pastores que se desplazaron desde su región natal alpina hacia el interior de Francia— introdujo las técnicas de la metalurgia del hierro. En el periodo siguiente, los celtas (o galos) pasaron a ser el pueblo dominante.
El contacto con la cultura mediterránea comenzó cuando los griegos exploraron el Mediterráneo occidental en el siglo VII a.C., establecieron una colonia en Massalia (Marseille o Marsella) y comerciaron con el interior a través del valle del Ródano. En el siglo V a.C., la cultura de La Tène —caracterizada por una fina artesanía de joyería, armas y cerámica— se extendió desde el este de la Galia a todo el resto del mundo celta.
	7.2
	
	La Galia romana
En el 121 a.C. los romanos ocuparon la antigua colonia griega de Massalia, a la que llamaron Massilia, y fundaron en torno a ese año otros asentamientos en el interior, en Narbona, que constituyeron la base territorial de la floreciente provincia romana de la Galia Narbonense.
Julio César conquistó el resto de la Galia entre el 58 y el 51 a.C. Las tierras entonces conquistadas se denominaron Galia Bélgica, Galia Lugdunense y Aquitania. El centro administrativo principal estaba en Lugdunum (actual Lyon).
Una vez que los romanos consolidaran su poder sobre la Galia, el problema principal fue defender la extensa frontera nororiental expuesta a los pueblos germanos. Roma intentó conquistar las tierras germánicas más allá del Rin y creó la colonia Agrippinensis (la actual Colonia alemana, una base equivalente a Lugdunum). Sin embargo, después de ser derrotados por los germanos en el año 9 a.C., los romanos se limitaron a defender la frontera del Rin. Muchos galos sirvieron en las legiones romanas fronterizas y los dos primeros siglos de dominación romana fueron relativamente pacíficos.
En el siglo III d.C., cuando el Imperio romano comenzó a declinar, la Galia romana se vio afectada por una serie de problemas: inestabilidad política, disminución del abastecimiento de esclavos, plagas, aumento de la inflación con la consiguiente inseguridad económica, presión de las tribus germánicas a lo largo de la frontera y ruptura general de la ley y el orden. El emperador Diocleciano, desde su residencia imperial en Tréveris (actualmente en Alemania), impuso reformas militares y fiscales que posibilitaron un periodo de relativa estabilidad.
El cristianismo, que se había introducido en el siglo II a pesar de sufrir persecuciones, floreció bajo la protección imperial durante el siglo IV, un periodo de desorden político. En el siglo V, se convirtió a su fe incluso la aristocracia galorromana, con lo que miembros de las antiguas familias senatoriales pasaron a ocupar posiciones episcopales.
A lo largo de todo el siglo IV, pequeños grupos de germanos se habían asentado en la Galia por medio de foedus (pactos) con las autoridades romanas. En el 406 este movimiento se convirtió en una invasión cuando losvándalos, suevos y alanos atravesaron la frontera, se desplazaron rápidamente a través de la Galia y entraron en Hispania (España). En el 412 los visigodos se asentaron en el sur de la Galia, concretamente en Aquitania, procedentes de Italia, y, en el 440, los burgundios lo hicieron a su vez en la Galia oriental. En el noroeste, los bretones, celtas procedentes de Britania, que había sido invadida por las tribus sajonas, solicitaron y consiguieron refugio en el continente y dieron su nombre a la región de Bretaña. En el 451, germanos, romanos y galos se unieron para derrotar a una nueva oleada de invasores, los hunos, bajo la jefatura de Atila.
	7.3
	
	El origen de Francia
En el último cuarto del siglo V, cuando la autoridad imperial romana decayó en la parte occidental del Imperio, otra tribu germánica, formada por los francos salios, conquistó la Galia. Su rey, Clodoveo I, fue un valiente guerrero que contrajo matrimonio con una princesa cristiana burgundia. Clodoveo se convirtió al cristianismo en el 496. Al adoptar la forma católica del cristianismo favorecida por los galorromanos en lugar del cristianismo herético arriano profesado por los visigodos, pudo consolidar su dominio sobre el país.
	7.3.1
	
	Los Merovingios
La dinastía de Clodoveo, los Merovingios, denominados así por su fundador, Meroveo (reinó entre el 448 y el 458), gobernó hasta el año 751. De acuerdo con la costumbre franca, todas las posesiones del rey, incluso el título real, se dividían a su muerte entre sus hijos. Debido a esta práctica, la Francia merovingia se caracterizó por una continua desunión que culminó en la guerra civil del siglo VI. El reino se unificó de nuevo en el 613 bajo Clotario II (613-629) y Dagoberto I (629-639). Después comenzó a decaer con el mandato de una serie de reyes débiles e incompetentes. Durante este periodo, el poder comenzó a concentrarse en manos de los mayordomos de palacio, oficiales reales que administraban personalmente los territorios del rey. Entre ellos surgieron conflictos, reminiscencias de los que habían aparecido entre los primeros merovingios. A finales del siglo VII, un mayordomo de palacio, Pipino de Heristal, miembro de la familia de los Arnulfung de Austrasia (región del este de Francia y del oeste de Alemania), adquirió preeminencia sobre sus rivales y extendió con éxito su autoridad sobre los reinos francos de Neustria y Borgoña hacia el oeste y el sur. Le sucedió su hijo, Carlos Martel, quien reunió un ejército franco que repelió la invasión musulmana procedente de la península Ibérica en el 732 en la batalla de Poitiers. En el 751 el hijo de Martel y su sucesor, Pipino el Breve, depuso a Childerico III, el último rey merovingio, y fue coronado rey de los francos por san Bonifacio.
	7.3.2
	
	Los Carolingios
La nueva dinastía —posteriormente denominada Carolingia por su miembro más destacado, Carlomagno— se consolidó con la alianza que estableció Pipino con el Papado. A cambio de la ayuda de los francos contra los lombardos, que estaban invadiendo el territorio papal en Italia, el papa Esteban II (III) aprobó la pretensión al trono de los carolingios y, en el 754, viajó a Francia para ungir a Pipino y a sus hijos con los óleos sagrados, al igual que los profetas ungieron a los reyes bíblicos de Israel. Pipino a cambio venció a los lombardos y entregó la región de Ravena al Papado, dando lugar a la aparición de los Estados Pontificios. A la muerte de Pipino (768), su reino fue dividido entre sus hijos Carlos y Carlomán, el cual falleció tres años después, lo que convirtió a Carlos (luego Carlomagno) en rey de todos los francos hasta su muerte en el 814.
	7.3.2.1
	
	Carlomagno
Los primeros años de su reinado estuvieron caracterizados por las campañas militares que llevó a cabo. Al igual que su padre, luchó en Italia, tanto a favor del Papa como en su propio beneficio, y conquistó Lombardía. Realizó campañas en la península Ibérica contra los musulmanes y los vascones y estableció un territorio fronterizo denominado la Marca Hispánica, origen de la futura Cataluña. En el este luchó contra los bávaros y los ávaros y anexionó sus territorios, Baviera y Panonia respectivamente. Realizó igualmente campañas contra los sajones (772-804) en Alemania, a quienes sometió y obligó a convertirse al cristianismo.
En el año 800, Carlomagno fue coronado por el papa León III en Roma y recibió el título de Emperador de los Romanos. No había habido un emperador en las antiguas provincias occidentales del Imperio romano desde el siglo V. Carlomagno estableció un vasto sistema administrativo para gobernar su Imperio, dividido en unas 250 provincias. Reunió a las principales escuelas de Europa e inició un programa de reformas intelectuales y religiosas. Carlomagno capitalizó la residencia real en Aix-la-Chapelle, su balneario favorito de primavera (actual Aquisgrán, Alemania).
	7.3.2.2
	
	Los sucesores de Carlomagno
Después del año 800, los vikingos procedentes de Escandinavia comenzaron a atacar las áreas costeras de los dominios carolingios. Sin embargo, el impacto de esas invasiones no cristalizó hasta el reinado del sucesor de Carlomagno, Luis I el Piadoso, al que coronó emperador el mismo Carlomagno en el 813. Los ataques vikingos y una sucesión de problemas que tuvieron lugar tras el reinado de Luis I el Piadoso significaron el inicio de la decadencia del Imperio carolingio.
Luis procuró establecer una sucesión ordenada, decretando en 817 que su hijo mayor, Lotario I, heredaría el Imperio y que sus dos hijos menores, Pipino de Aquitania y Luis II el Germánico, gobernarían reinos subordinados al mismo. Posteriormente, el emperador tuvo un cuarto hijo, Carlos, con su segunda esposa, que no estaba dispuesta a que su hijo fuera excluido de la herencia real.
Los hijos de Luis I se enfrentaron duramente entre ellos y también contra su propio padre. Un acuerdo temporal entre tres de los hermanos fue concertado a través del Tratado de Verdún (843), según el cual Lotario obtendría el título imperial, además de una gran franja de territorio que se extendía desde el mar del Norte hasta la desembocadura del Rin y que comprendía Roma. Luis II el Germánico recibió los territorios al este del Rin, y Carlos el Calvo los territorios al oeste del Ródano, el Saona, el Mosa y el Escalda. El territorio de Luis es el antecedente de la moderna Alemania, el de Carlos lo es de la Francia actual y el de Lotario ocupa los territorios por los que han tenido lugar frecuentes enfrentamientos entre Francia y Alemania en los tiempos modernos. Aunque esta particular división no se mantuvo, la separación de Francia Occidentalis (el reino Franco Occidental, o Francia) de Francia Orientalis (el reino Franco Oriental, o Alemania) permaneció hasta la actualidad.
	7.3.3
	
	Los vikingos y la fundación de Normandía
La desunión de los francos facilitó las incursiones de los normandos o vikingos. Los puertos, las ciudades ribereñas y los monasterios situados cerca de las vías fluviales se convirtieron en sus objetivos. Fueron saqueadas Ruán y París, a orillas del río Sena; Tours, Nantes, Blois y Orleans en el Loira; y Burdeos en el Garona, entre otras ciudades. Lo mismo ocurrió con las abadías, como la de Saint Denis, Saint Philibert, Saint Martin y Saint Benoît. Roberto el Calvo, un importante señor del valle del Sena de mediados del siglo IX, fue uno de los defensores más enérgicos contra esas incursiones.
Los vikingos establecieron bases para sus operaciones, normalmente en las desembocaduras de los ríos, pero a veces intentaban mantener asentamientos permanentes. En el 911, un numeroso grupo bajo el mando de Rollo aceptó del monarca del reino Franco Occidental, Carlos III el Simple, el territorio del curso bajo del Sena que recibió el nombre de Normandía.
En el 888 la corona del reino Franco Occidental recayó en el conde Eudes, hijo de Roberto el Calvo, pero después de su muerte ésta volvió a los carolingios, que tenían poca influencia. Durante el reinado de Luis V (967-987), su hegemonía se limitaba a su castilloy alrededores inmediatos.
	7.4
	
	Los primeros Capetos (987-1180)
A la muerte de Luis V, los principales señores se volvieron hacia Hugo I Capeto, duque de Francia y descendiente de Roberto el Calvo y de Eudes. Hugo fue elegido rey, no porque fuera poderoso, sino precisamente porque no era suficientemente fuerte como para someter a los otros príncipes territoriales; de hecho, se aseguró la elección sólo por ceder la mayoría de sus tierras a sus electores.
Los nobles franceses no tenían la intención de instaurar la dinastía de los Capetos, pero Hugo actuó rápidamente para que su hijo Roberto fuera coronado. Cuando Roberto accedió al trono con el nombre de Roberto II, en el 996, nombró a su hijo Hugo como sucesor, pero Hugo murió y, otro de sus hijos, Enrique, fue coronado en el 1031. Desde el año 987 hasta el 1328, durante más de tres siglos, los Capetos transmitieron la corona por línea masculina directa.
Los primeros Capetos estuvieron subordinados a los príncipes feudales, pero la reconstrucción de la administración real, marcada por el reciente auge de los funcionarios reales, ya era evidente a mediados del siglo XI. No obstante, a finales de esa centuria, Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, y Hugo el Grande, abad del monasterio de Cluny, aunque nominalmente vasallos del rey, fueron más poderosos que el propio rey Felipe I (de Francia).
El sucesor de Felipe I, Luis VI el Gordo consolidó el poder real definitivamente en la Île-de-France, una región con centro en París que se extendía unos 160 km de norte a sur y unos 80 km de este a oeste. En esta zona, el monarca suprimió sistemáticamente toda la oposición feudal a su gobierno. El rey educó a su hijo, el futuro Luis VII el Joven, en la abadía de Saint Denis, en el norte de París, de donde salió en el 1137 para casarse con Leonor, heredera del ducado de Aquitania.
Gracias a este matrimonio, Luis VII consiguió incorporar a sus dominios los extensos territorios comprendidos entre el río Loira y los Pirineos, que eran propiedad de Leonor. En el 1147, Luis participó en una cruzada a Tierra Santa, llevándose consigo a su esposa. Mientras estaban en Oriente se rumoreó que ella había cometido adulterio. Como a Leonor no le había agradado la boda y no había tenido un heredero varón, ambos cónyuges pidieron la anulación papal del matrimonio, que consiguieron en 1152. Dos meses después, Leonor contrajo matrimonio con Enrique, conde de Anjou y duque de Normandía, que en 1154 se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Enrique II. Así, Aquitania pasó de la corona francesa a la inglesa, y los territorios controlados por Enrique en Francia (el Imperio angevino) excedían en extensión a los de su nominal señor feudal, Luis VII.
	7.5
	
	Los últimos Capetos
La situación de la dinastía de los Capetos mejoró bajo el sucesor de Luis VII, Felipe II Augusto.
	7.5.1
	
	El reinado de Felipe II Augusto (1180-1223)
Por medio de su primer matrimonio, Felipe consiguió nuevos territorios en el norte de Francia —Artois, Valois y Vermandois—. También aseguró el control real sobre el Vexin, un área pequeña pero vital en el río Sena, por constituir la frontera entre Normandía y la Île-de-France. Felipe intervino brevemente en la tercera Cruzada (1190-1191).
Su oportunidad para actuar contra el Imperio angevino llegó cuando el rey Juan de Inglaterra se casó con una princesa ya prometida a otro de los vasallos de Felipe. Éste convocó a Juan a su corte tres veces y al no presentarse le condenó y declaró la pérdida de sus territorios. En 1204, Felipe emprendió la conquista militar de Normandía y Anjou. Diez años después, el monarca francés aseguró los territorios conquistados al vencer a una coalición formada por el Sacro Imperio Romano Germánico, Inglaterra y Flandes en la batalla de Bouvines.
Los cátaros o albigenses, una secta religiosa disidente particularmente fuerte en Provenza y en el Languedoc, propiciaron la intervención del reino de Francia en el sur. El pontificado de Inocencio III (1198-1216) alentó nuevas misiones de apostolado hasta que en 1208 uno de sus representantes en la región, Pedro de Castelnau, fue asesinado; esto hizo que Inocencio propugnara una nueva Cruzada, que hasta entonces sólo se habían utilizado contra los musulmanes, como una forma de combatir a los heréticos cátaros. Se les prometió a los cruzados la posesión de los terrenos que arrebataran a los herejes, y los caballeros del norte de Francia, bajo el mando del conde Simón de Montfort, se apresuraron a participar en la misma. Felipe II Augusto estaba también ocupado reuniendo a sus súbditos ingleses para tomar parte en la primera fase de la Cruzada albigense, pero fue su hijo Luis VIII el León quien dirigió una campaña exitosa que finalizó con la expansión del dominio real hacia la costa mediterránea. Esta integración política del sur en el reino de Francia representó la destrucción de la cultura autóctona de Provenza y Languedoc y costó la vida al propio rey Luis VIII, que murió en la Cruzada.
	7.5.2
	
	Luis IX
Luis IX el Santo subió al trono a la edad de 12 años, con su madre Blanca de Castilla como regente. Algunos de los señores feudales franceses pensaron que era un momento apropiado para rebelarse contra el gobierno real y unieron sus fuerzas con los ingleses, quienes estaban impacientes por recuperar los territorios perdidos, pero Blanca fue capaz de sofocar sus conspiraciones y rebeliones.
El gran logro nacional de Luis IX, que gobernó entre 1226 y 1270, fue conseguir la lealtad de las provincias conquistadas a través de una administración justa y equitativa. El monarca tuvo cuidado de impedir la corrupción y el abuso de autoridad mediante el envío de investigadores para recoger las quejas de sus súbditos contra los oficiales reales. Bajo su mandato, el gobierno real se hizo más profesional y especializado.
Como hombre devoto, Luis deseó coronar su carrera con una Cruzada, por lo que en 1247 marchó al Oriente Próximo. Dirigió un ataque en Damietta (Egipto), pero los defensores musulmanes frenaron pronto su avance. Luis viajó entonces hacia Tierra Santa para reforzar las fortificaciones cristianas. En 1270 preparó una nueva Cruzada, pero una epidemia de peste diezmó su ejército y provocó su muerte mientras atacaba Túnez. A pesar de su intervención en las malogradas séptima y octava Cruzadas, Luis fue querido y respetado. Después de su muerte se le atribuyeron varios milagros y, en 1297, fue santificado.
Felipe III el Atrevido fue el quinto rey francés que consecutivamente participó en las Cruzadas —en este caso para luchar contra los musulmanes en la península Ibérica— y el tercero en morir en una de ellas. Acordó el matrimonio de su hijo con la heredera del condado de Champaña, que de esta manera se añadió a las posesiones de la Corona francesa.
	7.5.3
	
	Felipe IV el Hermoso
Felipe IV el Hermoso, el último de los grandes reyes Capetos, fortaleció en gran medida los poderes regios. El monarca eligió consejeros capaces y ambiciosos al servicio de su administración, de los que los más conocidos fueron Guillermo de Nogaret y Pierre Dubois. Juntos intentaron suprimir las limitaciones a la autoridad real, usurpada en parte por los privilegios especiales o las prerrogativas provinciales. Se obligó a obispos, barones y ciudadanos a cooperar con el rey, bien sometiéndoles a la justicia real o demandando nuevos impuestos para la corona. El rey anexionó con éxito el Franco Condado, Lyon y zonas de Lorena, pero fracasó en su intento de controlar Flandes.
La intervención de Felipe IV en Flandes fue muy costosa, lo que le llevó a intentar gravar con impuestos al clero provocando un agudo conflicto con el papa Bonifacio VIII, derivado de las diferentes concepciones de soberanía que ambos defendían. En 1297, Bonifacio aceptó que, por circunstancias excepcionales de la ‘defensa del dominio’, un rey pudiera solicitar impuestos al clero sin consultar al Papa. Sin embargo, no admitió los derechos del rey para arrestar a un sacerdote por un cargo secular. Se intercambiaron ataquesdifamatorios y disputas legales. Nogaret dirigió una expedición a Italia con la intención de apresar a Bonifacio VIII y conducirle a Francia para ser juzgado. En Anagni tuvo lugar un violento enfrentamiento y poco después murió el anciano Papa. En 1305, la influencia de Felipe aseguró la elección de un papa francés, Clemente V, que trasladó la sede pontificia de Roma a Aviñón en 1309.
La ambición insaciable de Felipe le llevó a expulsar a los judíos del reino y a confiscar sus riquezas. Por la misma razón persiguió y eliminó a la acaudalada orden de los Caballeros Templarios.
Felipe consiguió fortalecer el gobierno real, pero sus métodos arbitrarios socavaron el respeto que había conseguido la monarquía con sus antecesores. El sistema administrativo continuó funcionando bien a lo largo de los siglos XIV y XV, pero el prestigio de la monarquía disminuyó mucho y fueron cuestionadas a menudo sus prerrogativas. Este descenso de prestigio estuvo acompañado por una ruptura en la línea sucesoria: entre 1314 y 1328, cuatro hijos de Felipe IV —Luis X, Juan I, Felipe V y Carlos IV el Hermoso— subieron al trono sucesivamente y todos murieron sin dejar ningún heredero varón.
	7.6
	
	Francia bajo los primeros Valois
A la muerte de Carlos IV, la corona pasó al sobrino de Felipe IV, Felipe de Valois, que reinó como Felipe VI desde 1328 hasta 1350. El rey inglés Eduardo II se casó con la hija de Felipe IV; aunque en un primer momento este matrimonio no parecía plantear ningún problema para la sucesión francesa, más adelante Eduardo III se convirtió en rival de Felipe VI por el control de Flandes y Felipe apoyó a los escoceses en contra de Eduardo. En 1337 el monarca inglés presentó su solicitud como heredero al trono francés por ser nieto de Felipe el Hermoso. Felipe VI contestó declarando ilegal la ocupación inglesa de Gascuña y ambos reinos entraron en conflicto, iniciándose la guerra de los Cien Años.
	7.6.1
	
	La guerra de los Cien Años (1337-1453)
Los ingleses comenzaron tomando el control del canal de la Mancha tras derrotar a la flota francesa en los Países Bajos, lo que les permitió atacar libremente el norte de Francia. La primera gran confrontación en tierra firme tuvo lugar en Crécy, en 1346, y supuso una victoria absoluta para los ingleses permitiéndoles sitiar Calais, que capituló después de dos años.
	7.6.2
	
	La peste negra
En 1348, la peste bubónica entró en Francia procedente del Mediterráneo a través de Marsella. La epidemia hundió al país en dos años, muriendo más de una tercera parte de la población. La disminución de mano de obra provocó que los precios y los salarios subieran bruscamente, afectando a los ingresos de la Corona.
La segunda mitad del siglo XIV fue un periodo sombrío, marcado por varias manifestaciones que reflejaban el malestar social. La plaga se reprodujo en 1361, 1362, 1369, 1372, 1382, 1388 y 1398. Los niños nacidos después del brote epidémico fueron especialmente vulnerables a la nueva epidemia, que redujo aún más la población. El trastorno psicológico, consecuencia de estos desastres, se hizo patente en una obsesión por la muerte y en una proliferación de movimientos religiosos fanáticos y aberrantes. También se produjeron rebeliones violentas de los campesinos, atrapados entre los altos precios de los productos y los terratenientes que intentaban incrementar la producción, o en su defecto aumentar los impuestos. El levantamiento de campesinos más famoso y extendido fue la jacquerie de 1358. El campo también fue víctima de las bandas de mercenarios franceses e ingleses que asolaban las poblaciones durante los momentos de descanso bélico. El descontento urbano dio lugar a violentos levantamientos, como la insurrección de París dirigida por Étienne Marcel en 1358. Con una economía deprimida, los costes de la guerra continuaron acumulándose; el fuerte rescate pagado por el rey Juan II, que fue hecho prisionero por los ingleses en la batalla de Poitiers en 1356, agravó aún más la situación. Durante este periodo los Estados Generales, convocados por primera vez por Felipe IV, consiguieron un gran poder.
	7.6.3
	
	Juana de Arco y la recuperación militar, social y económica
La fortuna de Francia no mejoró durante los 42 años de reinado del rey Carlos VI (1380-1422). El rey inglés Enrique V invadió Francia en 1415, derrotó al ejército francés en la batalla de Agincourt y tomó el control de la mayor parte de Francia al norte del Loira.
La reanimación francesa bajo Carlos VII (1422-1461) comenzó con la figura de Juana de Arco. Ésta convenció al monarca para que le diera el mando del ejército, que rompió el asedio inglés sobre la ciudad de Orleans en 1429. La guerra continuó durante más de 20 años, pero los franceses nunca perdieron el impulso conseguido con la breve intervención de la dinámica joven de Lorena. En 1453 Carlos entró en Burdeos y los ingleses tuvieron que ceder todos sus territorios continentales, excepto Calais.
La reactivación social y económica acompañó a la recuperación política. Durante los años centrales y finales del siglo XV, la fuerza de la economía y la tasa demográfica volvieron a los niveles anteriores a la aparición de la peste. Luis XI (1461-1483) consolidó la autoridad real, que fue la mayor conseguida hasta el momento, creando un ejército profesional y consiguió poder para aumentar los impuestos —el taille— sin consentimiento superior. Incorporó la mayor parte del ducado de Borgoña a su reino y utilizó los ingresos reales para proteger, facilitar y estimular el desarrollo económico.
Carlos VIII le sucedió en el trono a los 13 años de edad. Su hermana, que actuó de regente, concertó su matrimonio con Ana, duquesa de Bretaña. Por su matrimonio, el último principado feudal independiente se incorporó a la Corona francesa. Cuando finalizó la regencia de su hermana en 1492, Carlos acordó el Tratado de Étaples, que puso fin a las diferencias pendientes con Inglaterra.
	7.7
	
	El renacimiento y la Reforma
A finales del siglo XV, Francia había superado las divisiones territoriales de su pasado feudal y se convirtió en una monarquía nacional que incorporaba la mayoría de los territorios comprendidos entre los Pirineos y el canal de la Mancha. La estructura social estaba todavía dominada por la nobleza terrateniente y la tierra seguía siendo la fuente de riqueza principal. Sin embargo, en la mitad del siglo siguiente, la paz interna, el aumento de la población, la afluencia a Europa de oro y plata traídos de América por los españoles y los trabajos públicos del gobierno estimularon el crecimiento de la economía, que elevó la posición social de los grandes comerciantes, los banqueros y los cobradores de impuestos. Por otra parte, la nobleza, dependiente de las rentas monetarias fijas y de las deudas, vio cómo la inflación amenazaba su poder económico y su posición social.
Los tres primeros monarcas del periodo —Carlos VIII, Luis XII y Francisco I— aprovecharon el fuerte crecimiento de la nación y la estabilidad interna para reclamar por las armas el reino de Nápoles y el Milanesado. En la década de 1520, las guerras italianas se convirtieron en una larga disputa entre Francia y la dinastía de los Habsburgo reinantes en España y Austria, un enfrentamiento que continuó de forma intermitente durante un siglo y medio. Las guerras italianas terminaron finalmente con la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), negociada por el hijo de Francisco I, Enrique II, que reinó desde 1547 hasta 1559. Francia renunció a todas sus pretensiones en Italia, pero consiguió tres territorios estratégicamente localizados en su frontera oriental: los obispados de Metz, Toul y Verdún.
	7.7.1
	
	Francisco I
Francisco I incrementó significativamente tanto el poder como el prestigio de Francia. Gobernó de forma personal y nunca convocó a los Estados Generales. Según el Concordato de Bolonia (1516), negociado con el papa León X, el rey francés alcanzó la prerrogativa de nombrar todos los obispos y otros cargos beneficiados de la Iglesia, asegurándose de ese modo un clero manejable. En 1539excluyó el latín de los actos jurídicos e impuso el uso exclusivo del francés. Francisco I fue un destacado mecenas que hizo florecer el arte renacentista francés y la educación.
	7.7.2
	
	Las guerras de religión
El aumento de la población, sin el correspondiente aumento en la producción, y la inflación monetaria llevaron a la mayoría del pueblo a la pobreza. La Reforma protestante, que se extendió desde Alemania durante el reinado de Francisco I, había atraído a muchos seguidores; pero en las décadas de 1540 y de 1550 los postulados y doctrinas de Juan Calvino desarrollaron en Francia una forma peculiar del protestantismo, y consiguió el apoyo de muchos seguidores entre la nobleza y el pueblo llano. Enrique II consideró el calvinismo una amenaza a la autoridad real e intentó acabar con él. Bajo el reinado de sus tres hijos, que le sucedieron, las guerras de Religión, donde se mezclaron conflictos religiosos, políticos y dinásticos, desgarraron el país. El fanatismo religioso de los combatientes y la brutalidad de los mercenarios hicieron que en la guerra fueran habituales los saqueos, la crueldad y las atrocidades.
	7.7.2.1
	
	El régimen de Catalina de Medici
A la muerte de Enrique II en 1559, subió al trono su hijo de 15 años de edad Francisco II, que sucedió a su padre sólo durante dos años, 1559 y 1560. A Francisco le sucedió su hermano de 13 años, Carlos IX, que reinó hasta 1574. La reina madre, Catalina de Medici, fue la gobernante virtual durante casi todo este tiempo y continuó influyendo en el reinado de su tercer hijo, Enrique III (1574-1589). La principal preocupación de Catalina consistió en defender la autoridad real de sus hijos, comprometida por los enfrentamientos entre católicos y hugonotes. En este contexto se produjo la famosa masacre de la Noche de San Bartolomé, que tuvo lugar en París en agosto de 1572, cuando los católicos, aprovechando una reunión de dirigentes protestantes y sus numerosos seguidores, les atacaron asesinando a unas 2.000 personas.
	7.7.2.2
	
	El ascenso de Enrique de Navarra
El último hermano de Enrique III murió en 1584 y Enrique de Navarra, descendiente de Luis IX y dirigente de los hugonotes, pasó a ser el heredero del trono. Rechazado por la perspectiva de ser un rey herético, algunos de los miembros del partido católico conspiraron para impedir esta sucesión mediante la sustitución del rey Enrique III por Enrique I de Guisa, dirigente de la Liga Santa. Alertado sobre esto, Enrique III convocó a Enrique de Guisa a una reunión de los Estados Generales en Blois en 1588, donde éste fue asesinado. Al año siguiente el propio rey Enrique III —el último de la dinastía de los Valois— cayó víctima de la espada de un asesino.
Enrique de Navarra, como heredero legal, ascendió al trono con el nombre de Enrique IV de Francia, pero de hecho sólo fue reconocido por los hugonotes. Tuvo que defender sus pretensiones al trono ante la Liga Santa y sus aliados españoles, que ocuparon París. Enrique IV comprendió que, aunque él y sus seguidores fueran protestantes por convicción, la mayoría de los franceses seguían siendo fieles católicos, por lo que en 1593 se convirtió públicamente al catolicismo. Al año siguiente fue coronado en la catedral de Chartres y, poco después, le dieron la bienvenida en París, donde se dice que exclamó: “París bien vale una misa”. Así se estableció la dinastía de los Borbones en el trono francés.
	7.8
	
	Francia bajo los Borbones
En 1598, con la expulsión de las últimas tropas españolas del territorio francés, finalizó el largo periodo de guerra. En el mismo año, Enrique IV intentó asegurar la paz interna en sus dominios, para lo que promulgó el Edicto de Nantes, que garantizaba la libertad de conciencia a todos sus súbditos, salvaguardaba la libertad de culto público para los hugonotes en fortalezas y poblados específicos, y les aseguraba la igualdad en el acceso a los cargos oficiales.
El reinado de Enrique IV, a partir de 1598, supuso para Francia un periodo de recuperación tras las guerras de Religión y el comienzo de un crecimiento económico renovado. La mayor parte de este periodo transcurrió en paz y las finanzas reales se restablecieron. En beneficio del campesinado, que suponía más del 90% de la población y que había sufrido los saqueos y la devastación de la guerra, Enrique anuló los atrasos debidos por arriendos y los impuestos sobre la tierra, prohibió que los acreedores embargaran el ganado o las herramientas, puso en venta las tierras públicas por debajo del precio de mercado y restringió los derechos de caza de los nobles sobre los campos cultivados. Para promover el comercio, construyó canales, dragó ríos y restauró y construyó puentes y carreteras. Atrajo a Francia a artesanos extranjeros para desarrollar nuevas industrias e introdujo el cultivo de las moreras, de las que se alimentan los gusanos de seda, para asegurar el abastecimiento de seda en bruto para la industria de este sector.
A finales de la primera década del siglo XVII, la economía era floreciente y la autoridad real estaba de nuevo firmemente establecida. Sin embargo, el clero católico se opuso a la tolerancia oficial hacia los hugonotes. En 1610 un religioso fanático (o un agente de los Habsburgo, el dato no es claro) asesinó al rey. Enrique, rechazado por su pueblo como herético en 1589, fue llorado por casi todos los franceses tras su muerte.
	7.8.1
	
	Luis XIII y el cardenal Richelieu
A Enrique le sucedió su hijo de nueve años de edad, Luis XIII. Durante los primeros 15 años de su reinado, el país inició una regresión bajo la ineficaz dirección de la reina madre, María de Medici, y, después, bajo el indeciso gobierno de un joven e inexperto rey.
En 1624, Luis eligió como primer ministro al cardenal Richelieu, que fue el gobernante efectivo de Francia durante los siguientes 18 años. Las principales metas de Richelieu consistieron en eliminar a todos los rivales del poder real y contener las amenazas del extranjero.
	7.8.1.1
	
	Política interior
Para acabar con el poder político de la nobleza, Richelieu ejecutó a varios de sus más eminentes y peligrosos miembros, y derribó los castillos que podían ser utilizados como centros de resistencia. Para socavar su autoridad y asegurar el fiel desarrollo de la política real en las provincias, Richelieu dividió el país en 30 nuevos distritos administrativos y al frente de cada uno de ellos colocó a un intendente, un oficial real nombrado entre miembros leales de la clase media. Los intendentes asumieron gradualmente enormes poderes políticos, judiciales y financieros en sus distritos. A los hugonotes se les privó de ciertos privilegios garantizados por el Edicto de Nantes, pero no se cuestionó la libertad de culto.
Richelieu fomentó el desarrollo de la flota mercante, fundó compañías de comercio exterior y apoyó la expansión colonial. La colonización sistemática comenzó en Canadá y se establecieron las primeras factorías comerciales en África y en las Indias Occidentales. Para proteger el comercio y las colonias organizó la Armada francesa, construyendo una flota de galeras en el Mediterráneo y una flota de cuarenta veleros en el Atlántico.
La inflación, el aumento de los impuestos y, después de 1635, la devastación producida por los ejércitos invasores sumió a la mayoría del campesinado en una profunda miseria. Las revoluciones campesinas se sucedieron en Borgoña entre 1625 y 1630, en el sur entre 1636 y 1637, y en Normandía en 1639. Todas fueron duramente reprimidas.
	7.8.1.2
	
	Política exterior
Cuando Richelieu se convirtió en el primer ministro del rey en 1624, la guerra de los Treinta Años, conflicto civil y religioso surgido en los estados alemanes y que llegó a ser una guerra europea general, se encontraba en su primera década. En 1635, cuando parecía que los Habsburgo (que detentaban el poder del Sacro Imperio Romano Germánico) podían unificar toda Alemania bajo su mandato, Richelieu introdujo a Francia en la guerra como aliada de los protestantes suecos y holandeses contra los Habsburgo católicos.

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