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336 SECCIÓN III Bacteriología como contaminantes; a menudo los micoplasmas también son intracelulares. D. Variación El pleomorfi smo extremo de los micoplasmas es una de sus principales características. Estructura antigénica Pueden identifi carse al menos 16 especies diferentes desde el punto de vista antigénico en seres humanos, lo que incluye M. hominis, M. pneumoniae, M. genitalium y U. urealyticum. La mayor parte de bacterias del género micoplasma tienen sis- temas muy evolucionados para variaciones de antígenos de la membrana externa, presumiblemente para evadir la respuesta inmunitaria del hospedador durante infecciones. Las especies se clasifi can con base en características bio- químicas y serológicas. Los antígenos de los micoplasmas que fi jan complemento (CF, complement fi xation) son glucolípidos; los que se utilizan en métodos de enzimoinmunoanálisis son proteínas. Algunas especies poseen varios serotipos. Patogenia Muchos micoplasmas patógenos tienen formas similares a botellas de laboratorio o fi lamentosas y poseen estructuras polares especializadas que median su adhesión a las células del hospedador. Dichas estructuras constituyen un grupo com- plejo de proteínas interactivas, adhesinas (p. ej., la adhesina P1 de M. pneumoniae y la adhesina MgPa de M. genitalium) y pro- teínas accesorias para la adhesión. Las proteínas en cuestión poseen abundante prolina, que infl uye en el plegado y la unión proteínica, y son importantes en la adhesión a las células. Los micoplasmas se adhieren a la superfi cie de células ciliadas y no ciliadas, probablemente por medio de sialoglucoconjugados de mucosas y de glucolípidos sulfatados. Algunos micoplas- mas no tienen las estructuras características de los extremos, pero utilizan adhesinas proteínicas, o tienen otros mecanismos para adherirse a las células de hospedadores. No se conocen en detalle los fenómenos ulteriores en el caso de infecciones, pero pudieran incluir los siguientes: citotoxicidad directa por medio de la generación de peróxido de hidrógeno y radicales superóxido; citólisis mediada por reacciones de antígeno-an- ticuerpo (inmunocomplejo) o por quimiotaxis y acción de mononucleares, y competencia por nutrientes hasta agotarlos. Infección por micoplasmas Se han cultivado micoplasmas de las mucosas y tejidos de humanos, en particular del aparato genitourinario, y res- piratorio. Son parte de la microfl ora habitual de la boca y se puede hacerlos crecer a partir de muestras de saliva, mucosa de la boca, esputo y tejido amigdalino normales. M. hominis es detectado en la orofaringe en menos de 5% de los adultos; M. pneumoniae en dicho sitio por lo común ocasiona enferme- dad (véase adelante). Algunos micoplasmas se localizan en el aparato genitouri- nario, en particular en mujeres. En ambos sexos, el estado de portador genital de micoplasmas guarda relación directa con el número de compañeros sexuales durante toda la vida. M. hominis se cultiva a partir de muestras de 1 a 5% de varones asintomáti- cos y en 30 a 70% de mujeres sin síntomas; tales cifras aumentan a 20% y más de 90% de positividad en varones y mujeres, res- pectivamente en clínicas que atienden personas con enferme- dades de transmisión sexual. U. urealyticum se localiza en el aparato genital de 5 a 20% de varones sexualmente activos y en 40 a 80% de mujeres con esa misma característica. En prome- dio, 10% de mujeres que acuden a clínicas para la atención de enfermedades de transmisión sexual tienen M. genitalium en la zona inferior de su aparato genital. La presencia de M. genita- lium en la uretra masculina típicamente se asocia con enferme- dad, un síndrome conocido como uretritis no gonocócica. En esa zona también se identifi can otros micoplasmas. Pruebas diagnósticas de laboratorio A. Muestras Las muestras comprenden material faríngeo obtenido por apli- cadores, de esputo, exudados infl amatorios y secreciones de vías respiratorias, uretra o genitales. B. Examen microscópico No es útil el examen directo de una muestra en busca de mico- plasmas. Los cultivos se practican como se describió antes. C. Cultivos El material es inoculado en caldo y medios sólidos especiales según el microorganismo a identifi car. Los medios de agar se incuban mejor a 37 °C con un entorno de 5 a 10% de CO2 (en un entorno microaerófi lo o incluso anaerobio). Los caldos de cultivo deben ser incubados a 37 °C en un entorno atmos- férico (aerobio). La duración de la incubación varía de dos a cuatro días en el caso de microorganismos como M. hominis y U. urealyticum, hasta llegar incluso a cuatro semanas en el caso de M. pneumoniae. Se necesitan una o dos transferencias de medios antes de que se advierta la proliferación idónea para el estudio micros- cópico por medio de tinción o inmunofl uorescencia. Las colo- nias de M. hominis pueden tener el típico aspecto de “huevo frito” en el agar, pero las de M. pneumoniae y M. genitalium son menores y tal vez carezcan de la típica apariencia. Las muestras en que se intenta diagnosticar la presencia de especies de Ureaplasma por lo común son inoculadas en caldo o medio de agar (p. ej., agar A8) que contienen urea. La proli- feración se manifi esta por cambios colorimétricos que denotan hidrólisis de la urea. D. Serología En los seres humanos infectados por micoplasmas surgen anti- cuerpos que se demuestran por varios métodos. Se realizan estudios de CF con los antígenos glucolípidos extraídos con cloroformo-metanol, de micoplasmas cultivados. Si se usan métodos CF se advierte reactividad serológica cruzada entre M. pneumoniae y M. genitalium. Las pruebas de inhibición de la hemoaglutinación se aplican a eritrocitos marcados con tanino y con antígenos de Mycoplasma adsorbidos. Puede uti- lizarse la inmunofl uorescencia indirecta. El método que mide la inhibición de la proliferación por acción de un anticuerpo es muy específi co. En casi todos los laboratorios se practican 25 Chapter 25_Carroll_4R.indd 33625 Chapter 25_Carroll_4R.indd 336 14/04/16 18:1914/04/16 18:19
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