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caPíTulO 37 | Tratamiento nutricional médico en la prevención, el tratamiento y la recuperación del cáncer 853 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. mareos, sudoración y taquicardia (Huhmann y August, 2010). Aquellos que sufran el síndrome de evacuación gástrica rá- pida deberían restringir los hidratos de carbono simples y los líquidos durante las comidas. El capítulo 28 detalla más recomendaciones para el tratamiento del síndrome de evacuación gástrica rápida. La hipoabsorción es otra complicación de la cirugía gás- trica; el déficit de hierro, ácido fólico y, con menos frecuencia, vitamina B12 puede producir anemia. También son comunes deficiencias de micronutrientes, como el calcio y las vitaminas liposolubles (Huhmann y August, 2010). Es útil ingerir de seis a ocho pequeñas comidas al día, tomando los líquidos entre las comidas. Puede existir intolerancia a las grasas, especial- mente en caso de lesión del nervio vago. La administración de enzimas pancreáticas con las comidas puede ser útil cuando la mezcla duodenal de alimentos y secreciones pancreáticas sea inadecuada. cáncer de páncreas El cáncer de páncreas, con o sin resección quirúrgica, tie- ne consecuencias nutricionales significativas. La técnica de Whipple y la duodenectomía pancreática con conservación del píloro son las cirugías más frecuentes para el cáncer de páncreas. Complicaciones posquirúrgicas son retraso del vaciado gástrico, saciedad precoz, intolerancia a la lactosa, insuficiencia de ácidos biliares, diarrea e hipoabsorción de grasas. La sustitución de enzimas pancreáticas, el consumo frecuente de pequeñas comidas y tentempiés pobres en grasa, y evitar los hidratos de carbono simples ayuda a la digestión y absorción. cáncer intestinal Las resecciones parciales o totales del intestino por cáncer colorrectal o síndrome carcinoide pueden provocar pérdidas notables de líquidos y electrólitos secundarias a la reducción del tiempo de tránsito y la diarrea, cuya gravedad está relacio- nada con la longitud y el lugar de la resección. La extirpación de una porción tan escasa como 15 cm del íleon terminal es capaz de provocar pérdidas de sales biliares que sobrepasan la capacidad hepática de síntesis, y se afecta la absorción de la vitamina B12. Con la depleción de sales biliares aparece esteato- rrea. Las estrategias de intervención nutricional consisten en dietas pobres en grasa, osmolalidad, lactosa y oxalatos (v. capítulo 29). Trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) El TPH se lleva a cabo en el tratamiento de ciertos cánceres hematológicos, como leucemias, linfomas y mieloma múl- tiple. Las células troncales utilizadas en el TPH provienen de médula ósea, sangre periférica o sangre del cordón um- bilical. El régimen preparatorio incluye quimioterapia con citotóxicos, con o sin irradiación corporal total (ICT). Este tratamiento se sigue de la administración intravenosa (i.v.) de células hematopoyéticas del propio individuo (autólogo) o de un donante histocompatible, familiar o no (alogénico), o bien de un gemelo idéntico (singénico) (National Marrow Donor Program, 2010). Los procedimientos del TPH afectan significativamen- te al estado nutricional. Los profesionales de la dietética deberían realizar una valoración nutricional exhaustiva de la persona antes de iniciarse el tratamiento, y reevaluar y vigilar durante todo el curso del trasplante. Los efectos tóxicos agudos de la inmunosupresión que pueden durar de 2 a 4 semanas después del trasplante consisten en náuseas, vómitos, anorexia, disgeusia, estomatitis, mucositis oral y esofágica, cansancio y diarrea. Además, los fármacos inmu- nosupresores también son capaces de afectar negativamente al estado nutricional. Las personas apenas logran ingestas orales, habitualmen- te, y el tubo GI está comprometido las primeras semanas posteriores al trasplante. La nutrición parenteral (NP) se ha convertido en un componente de referencia del trata- miento (Robien, 2010). Se usan sondas de gastrostomía para soporte nutricional a largo plazo: hay que reservar la NP para personas incapaces de tolerar la ingesta oral o la nutrición enteral (ADA, 2010a). Además, la administración de NP en cantidades óptimas se complica a menudo, porque es necesario interrumpirla con frecuencia para administrar antibióticos, productos sanguíneos y medicamentos i.v. Es preciso vigilar cuidadosamente y utilizar soluciones de nutrientes más con- centradas, velocidades y volúmenes más altos, y catéteres de doble o triple luz. El TPH autólogo significa utilizar las propias células troncales de la persona para restablecer la función de las células troncales hematopoyéticas tras la administración de quimioterapia en dosis altas. En algunos casos, el uso de progenitores activados de células troncales ha sustituido al trasplante autólogo de médula ósea como fuente de progeni- tores hematopoyéticos para el trasplante. Su uso ha acortado el período de pancitopenia (reducción de los componentes celulares de la sangre), en el que las personas tienen riesgo de hemorragias, infecciones graves y sepsis. Estos avances, junto con mejores regímenes antibióticos profilácticos re- lativamente sencillos de administrar, han permitido realizar trasplantes autólogos de médula ósea de forma ambulatoria. El menor coste del trasplante ha hecho que más personas puedan beneficiarse de él. Como la mayoría de las personas reciben buena parte del tra- tamiento fuera del hospital, es importante realizar valoraciones y seguimientos nutricionales regulares (Robien, 2010). El pro- cedimiento del TPH se asocia con consecuencias nutricionales graves que obligan a intervenciones inmediatas y proactivas. Náuseas, vómitos y diarrea se deben al régimen farmacológico con citotóxicos y pueden acompañar después a la administración de antibióticos. Las complicaciones de los síntomas nutricionales de inicio tardío son mucositis, xerostomía y disgeusia en grado variable. La mucositis, que a menudo es grave y extremadamente dolorosa, aparece en más del 75% de los pacientes trasplantados (v. fig. 37-1). Precauciones nutricionales en la neutropenia Las personas que reciben un TPH se convierten en inmunode- primidas y requieren tratamientos auxiliares, incluidos medica- mentos y modificaciones dietéticas, para prevenir infecciones. Resulta llamativo que algunos centros para el cáncer continúen prescribiendo una dieta con pocos microbios o con pocas bacte- rias a aquellas personas con descenso de leucocitos (neutropenia). Sin embargo, no hay datos claros que apoyen una dieta «neu- tropénica» estricta (solo alimentos cocinados) para reducir las tasas globales de infección o fallecimiento (Gardner et al., 2008). Así pues, se debe instruir a las personas acerca de las prácticas de seguridad alimentaria (Grant et al., 2010; Seattle Cancer Parte 5 - Tratamiento nutricional médico Capítulo 37 - Tratamiento nutricional médico en la prevención, el tratamiento y la recuperación del cáncer Impacto nutricional de los tratamientos para el cáncer Cirugía Cáncer de páncreas Cáncer intestinal Trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) Precauciones nutricionales en la neutropenia
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