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880 partE 5 | tratamiento nutricional médico de masa corporal. Los cambios físicos deben ser abordados dentro del equipo sanitario. Es importante vigilar estos cambios mediante mediciones antropométricas, así como las tendencias del peso corporal; no obstante, no es probable que estos proce- dimientos identifiquen los cambios morfológicos. Generalmente se produce un cambio en la composición del organismo, in- cluso aunque el peso se mantenga estable. Las mediciones de las circunferencias de cintura, caderas, brazo, porción media superior del brazo y muslo, y los pliegues cutáneos del tríceps, subescapular, suprailíaco, abdominal y muslo son útiles para vigilar la localización exacta de la hipertrofia o de la atrofia grasa. Las intervenciones nutricionales asociadas al SLAV son limitadas. Respecto a las recomendaciones nutricionales, se siguen las directrices marcadas por el National Cholesterol Edu- cation Program y la American Diabetes Association (v. capítulos 31 y 34). Las recomendaciones referentes a la actividad física, incluidos ejercicio aeróbico y entrenamiento en resistencia, deben complementar la ingesta dietética. Además, hay que prestar especial atención a lograr una ingesta de fibra adecua- da. Esto podría reducir potencialmente el riesgo de depósitos grasos (Dong et al., 2006; Hendricks, 2003) y mejorar el con- trol glucémico. En pacientes con hipertrigliceridemia, los ácidos grasos w-3 podrían ser útiles. Los ácidos grasos w-3 reducen los triglicé- ridos séricos y podrían disminuir la inflamación y mejorar la depresión. En algunos estudios se ha demostrado que 2-4 g/día de suplementos de aceite de pescado reducen los triglicéridos séricos en pacientes con VIH (Wohl, 2005; Woods, 2009). Posi- bles efectos secundarios de los suplementos son molestias GI, hiperglucemia y aumento del colesterol ligado a LDL. El uso de suplementos debe ser vigilado y abordado con el equipo sanitario. ViH En mujErEs En todo el mundo, 15,7 millones de mujeres viven con VIH o sida. En EE. UU., las mujeres representaban más de 10.000 (25%) de las infecciones nuevas por VIH calculadas en 2008 (CDC, 2010). La tasa más alta de infecciones nuevas por VIH se observa en mujeres afroamericanas, cuya tasa es 15 veces mayor que la de las mujeres de raza blanca y casi cuatro veces superior a la de mujeres hispanas (CDC, 2010). Aunque las mujeres infectadas por VIH son una minoría en EE. UU., hay varios factores que las hacen más vulnerables al VIH. Biológicamente, es más probable que las mujeres se contagien mediante sexo vaginal sin protección, porque la mu- cosa vaginal proporciona un área más grande expuesta al semen infectado por VIH. También existen barreras para que reciban los cuidados médicos adecuados. El estigma social y cultural, la carencia de recursos económicos, la responsabilidad de cuidar de otros y el miedo a revelar la infección pueden impedir que las mujeres busquen el tratamiento adecuado. consideraciones respecto a la gestación Las mujeres infectadas por VIH en edad reproductiva deberían recibir asesoramiento antes de la concepción para aprender a reducir el riesgo de transmisión maternofetal. Las recomenda- ciones actuales incluyen pruebas de detección sistemática para el VIH prenatales, inicio del TAR durante la gestación y TAR para el hijo una vez nacido. En EE. UU., estas intervenciones han reducido el riesgo de transmisión maternofetal a menos del 2% (DHHS, 2010a). Al igual que en las mujeres sin VIH, hay que vigilar el estado nutricional y posibles déficits de nutrientes durante la gestación. Se ha demostrado que los suplementos de vitaminas B, C y E reducen la incidencia de resultados adversos (p. ej., bajo peso al nacimiento, muerte fetal) y disminuyen las tasas de transmisión maternofetal en mujeres con compromiso del estado nutricional y la función inmunitaria (Kawai, 2010). Es importante valorar si la mujer presenta concentraciones reducidas de vitamina A sérica antes de los suplementos, puesto que distintas concentraciones séricas podrían afectar al riesgo de transmisión del VIH. Quizás solo se observen beneficios en aquellas que precisen corrección de concen- traciones deficientes. consideraciones respecto a la lactancia En EE. UU. no se recomienda la lactancia materna a mujeres infectadas por VIH, incluidas aquellas con TAR, cuando existan alternativas seguras, culturalmente apropiadas, factibles y que puedan permitirse (DHHS, 2009). En países en desarrollo, las recomendaciones varían según la seguridad y disponibilidad de la leche maternizada y el acceso al agua potable. ViH En niños Se calcula que en 2008 se produjeron 430.000 infecciones nue- vas por VIH en niños menores de 15 años en todo el mundo (UNAIDS y OMS, 2009). En EE. UU. se estima que cada año nacen 200 niños infectados por VIH. La mayoría de estas infecciones se deben a transmisión maternofetal intraútero, durante el parto o mediante el consumo de leche materna infectada por VIH. Recientemente se ha descrito la premas- ticación (masticar alimentos o medicinas antes de dárselos al niño) como vía de transmisión a través de la sangre presente en la saliva (CDC, 2011). El crecimiento es el indicador más valioso del estado nu- tricional en la infancia. El crecimiento insuficiente resulta, en ocasiones, un indicador precoz de progresión de la enfermedad por VIH. El retraso del crecimiento puede deberse a la propia infección por VIH y a las IO asociadas al VIH (Guillen, 2007). El peso y la talla de los niños infectados por VIH suelen ser inferiores a los de niños no infectados de la misma edad. También pueden producirse pérdidas de masa muscular sin variación del peso corporal total. Para valorar adecuadamente los cambios corporales, hay que anotar mediciones antropométricas seriadas, junto con el registro de talla y peso en las tablas de crecimiento (Sabery et al., 2009). El tratamiento para el VIH ha mejorado la evolución clí- nica de los niños; el inicio del TAR provoca una recuperación significativa de peso y talla, pero no hasta el nivel de los niños no infectados. El SLAV observado en adultos también es frecuente en niños. A medida que aumenta el número de años en TAR, se documentan más alteraciones morfológicas y metabólicas en niños, como las descritas en la sección del SLAV (Sabery y Duggan, 2009). Para niños malnutridos puede ser beneficioso aportar suplementos de vitaminas y micronu- trientes en las cantidades correspondientes a las IDR. La Parte 5 - Tratamiento nutricional médico Capítulo 38 - Tratamiento nutricional médico en la infección por el VIH y el sida VIH en mujeres Consideraciones respecto a la gestación Consideraciones respecto a la lactancia VIH en niños
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