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167 consecuente de cáncer gástrico. Es sabido que la inflamación crónica produce atrofia gástrica y metaplasia intestinal y así se conduce a la malignización. Se conoce que por medio de la erradicación se disminuye el estrés oxidativo y la proliferación celular, sin embargo este beneficio no estaría presente en todos los pacientes, siendo limitados los estudios que sugieren que tal enfoque puede disminuir la incidencia de cáncer en las zonas de alta prevalencia. En Chile, existe una alta frecuencia de infección por H. pylori que alcanza el 73% en la población general y 78% en pacientes sintomáticos de la zona sur de Santiago; además, de tasas de detección de CG incipiente que no superan el 20%; por lo cual la Asociación Chilena de Endoscopia (ACHED) el año 2014, publica recomendaciones de detección y seguimiento de condiciones premalignas gástricas, para mejorar la detección de CG incipiente y su pronóstico en nuestro país. Es así como ha planteado la necesidad de detectar, mediante test de ureasa rápido y/o histología, erradicar H. pylori en todos los pacientes sometidos a endoscopia digestiva alta, independiente de si presentan o no síntomas. Esto ofrece la posibilidad de reducir oportunamente la progresión a gastritis atrófica/metaplasia intestinal y el riesgo futuro de cáncer gástrico. En Occidente el diagnóstico endoscópico de gastritis atrófica y metaplasia intesti- nal tiene bajo rendimiento, por lo que ACHED plantea realizar su búsqueda mediante el protocolo de Sydney que considera 5 muestras de biopsias: antro (2 muestras), ángulo (1 muestra) y cuerpo (2 muestras), las cuales deben ser enviadas separadas en dos frascos (antro-ángulo y cuerpo). De esta manera sugiere buscar dirigídamente la gastritis atrófica y la metaplasia intestinal por medio de biopsias según este protocolo en todo paciente sintomático mayor de 40 años. En los pacientes con antecedentes familiares de primer grado (abuelos, padres y hermanos) de cáncer gástrico, se sugiere realizar la toma de biopsias independiente de la edad, ya que estas personas tienen 2 a 10 veces más riesgo de cáncer y una mayor frecuencia y precocidad de atrofia gástrica. En ausencia de lesiones focales o antecedentes familiares, la búsqueda de lesiones premalignas podría focalizarse en los mayores de 40 años. Además, sugiere etapificar el riesgo de CG de acuerdo al sistema OLGA (Ope- rative Link of Gastritis Asessment) para gastritis atrófica y el sistema OLGIM para metaplasia intestinal (Operative Link on Gastric Intestinal Metaplasia Assessment). Estos son sistemas de estadificación histológicas que emplean un protocolo de mues- tras de biopsias y una escala visual analógica (EVA) y así determinan la severidad de atrofia/metaplasia gástrica. En el caso de OLGA, en cada sitio de toma de biopsias, la atrofia se clasifica como no atrófica y atrófica. La severidad de la atrofia gástrica se determina independiente- mente para dos sectores topográficos gástricos distintos: la proveniente de antro/ángulo y la del fondo gástrico, y mediante la escala visual analógica de severidad de atrofia determina 4 grados: grado 0 = sin atrofia; grado 1 = atrofia leve; grado 2 = atrofia moderada y grado 3 = atrofia severa, considerando siempre el grado de severidad más alto por sector, siendo de igual manera el sistema OLGUIM para la estadificación de la metaplasia intestinal. Así es como se reconocen etapas progresivas que van de 0 a IV, concluyendo en las distintas publicaciones que los pacientes con etapa III y IV se asocian, de manera significativa, con mayor riesgo de CG. CáNCER GáSTRICO
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