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_Anatomia con Orientacion Clinica (616)

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pulmones son capaces de acumular una cantidad considerable de carbón sin verse
afectados negativamente. La linfa de los pulmones transporta fagocitos, células
especiales con la capacidad de extraer de las superficies donde se produce el
intercambio gaseoso las partículas de carbón del aire inspirado y depositarlas en
el tejido conectivo «inactivo» que sirve de sostén al pulmón o en nódulos
linfáticos que reciben linfa de los pulmones.
Auscultación y percusión de los pulmones
La auscultación de los pulmones (escuchar sus sonidos con un
fonendoscopio) y la percusión de los pulmones (golpear el tórax por encima
de los pulmones con los dedos para detectar sonidos en los pulmones) (fig. C4-13
A) son técnicas muy importantes que se utilizan en la exploración física. La
auscultación evalúa el flujo de aire a través de la tráquea y el árbol bronquial en
los lóbulos del pulmón. La percusión ayuda a establecer si los tejidos subyacentes
están llenos de aire (ruido claro), llenos de líquido (ruido submate) o son sólidos
(ruido mate). El conocimiento de la anatomía normal, sobre todo de la proyección
de los pulmones y de los lugares cubiertos por hueso (p. ej., la escápula) y los
músculos asociados permitirá al examinador saber dónde debería encontrar
sonidos claros o mates (fig. C4-13 B). La auscultación y la percusión de los
pulmones siempre deben incluir la raíz del cuello, donde se localizan los vértices
de los pulmones (v. fig. 4-41 A). Cuando los médicos aluden a «auscultar la base
de un pulmón», normalmente no se refieren a su cara diafragmática (base
anatómica) sino a la parte inferoposterior del lóbulo inferior. Para auscultar esta
área, los médicos colocan el fonendoscopio en la cara posterior de la pared
torácica al nivel de la vértebra T10.
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