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GINECOLOGIA (78)

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57Estudios de imagen utilizados en ginecología
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cada vez más popularidad en la valoración del carcinoma endome-
trial (Ascher, 2001). Si se conoce el grado de extensión miometrial 
y del cuello uterino es posible defi nir el tipo de histerectomía selec-
cionada, la necesidad de disección de ganglios linfáticos y la deci-
sión de utilizar radiación intracavitaria preoperatoria (Boronow, 
1984; Frei, 2000; Larson, 1996). La exactitud de la imagen por 
resonancia magnética es de 92% para estadifi car el cáncer endome-
trial y de 82% para valorar la profundidad de invasión miometrial 
(Hricak, 1987). Por lo tanto, se recomienda tomar una MRI si es 
probable que haya metástasis ganglionares, como en el caso de un 
tumor de grado alto; cuando hay rasgos histológicos papilares o 
de células claras; en presencia de invasión cervicouterina; o si es 
necesaria la valoración multifactorial del compromiso miometrial, 
cervical y ganglionar (Ascher, 2001).
Cáncer ovárico. En caso de neoplasias ováricas, la imagen por 
resonancia magnética se reserva para la valoración cuando los 
hallazgos por TVS o CT son indeterminados o no diagnósti-
cos. Esto se debe a su costo elevado comparado con las otras dos 
modalidades, a su menor disponibilidad y al mayor tiempo que se 
requiere para obtener las imágenes e interpretarlas (Javitt, 2007; 
Nurenberg, 1995). La MRI es muy útil para valorar el origen de 
una tumoración anexial (uterina, ovárica o no ginecológica) y, si el 
origen es ovárico, para determinar si la tumoración es neoplásica o 
no, o si es maligna o benigna (Ascher, 2001). La MRI también se 
recomienda en mujeres embarazadas y en pacientes con contrain-
dicaciones para el uso de agentes de contraste con yodo.
La sensibilidad de la MRI para detectar alteraciones anexiales 
varía entre 87 y 100%, por lo que es similar a la de la ecografía y 
CT (Siegelman, 1999). Las ventajas de la MRI sobre la CT en la 
evaluación de la sospecha de cáncer ovárico incluyen su capacidad 
de visualizar planos múltiples; su mejor resolución de contraste; 
y su mayor sensibilidad para detectar invasión uterina, metásta-
sis peritoneales extrapélvicas y ganglionares y la extensión tumoral 
al epiplón, al intestino, a los huesos y a los vasos (Low, 1995, 
Tempany, 2000).
La valoración con resonancia magnética de una tumoración 
anexial debe incluir imágenes intensifi cadas con gadolinio para 
evaluar la vascularidad del tumor y técnicas de saturación grasa 
para diferenciar la sangre del material adiposo en las lesiones pon-
deradas en T1 con intensidad de señal alta (Ascher, 2001). Aunque 
no es posible hacer un diagnóstico histológico, los hallazgos que 
sugieren malignidad incluyen componentes sólidos intensifi cados, 
tabiques gruesos, nódulos y proyecciones papilares.
Uroginecología
La MRI de secuencia muy rápida, llamada imagen dinámica, per-
mite delinear la uretra femenina, los músculos elevadores del ano 
y las estructuras pélvicas circundantes en las mujeres con incon-
tinencia urinaria de esfuerzo o prolapso de la vejiga, del útero o 
del recto (Pannu, 2002). La MRI puede usarse para la valoración 
inicial de pacientes con descenso de órganos pélvicos; es útil sobre 
todo en personas con síntomas de compromiso en múltiples com-
partimientos y en mujeres que requieren ser evaluadas antes de 
una reconstrucción compleja del piso pélvico o en pacientes en 
las que fallaron reparaciones previas (Macura, 2006). Se desarro-
llaron sistemas para determinar los grados de prolapso de órga-
nos pélvicos y de relajación del piso pélvico con base en imágenes 
dinámicas (Barbaric, 2001; Fielding, 2000, 2003). También se 
han desarrollado otras técnicas para evaluar prolapsos. Éstas inclu-
Asimismo, la resolución superior de la resonancia magnética es 
importante para planear el tratamiento quirúrgico de las anomalías 
de la cloaca (Nurenberg, 1995; Pena, 1990).
Tumoraciones anexiales
La ecografía es el método preferido para la evaluación inicial de 
las tumoraciones anexiales, mientras que la MRI es útil para carac-
terizar mejor dichas masas si la ecografía no establece el diagnós-
tico o no es concluyente (Adusumilli, 2006). Con frecuencia, la 
MRI puede aportar información adicional sobre la composición 
de tejido blando, por ejemplo, para diferenciar las tumoraciones 
anexiales de las uterinas pedunculadas. La MRI también permite 
obtener imágenes en múltiples planos de un campo de visión más 
amplio, lo cual ayuda a defi nir el origen y la extensión de la ano-
malía pélvica que pudiera no ser ginecológica (Foshager, 1996). 
Como la MRI no utiliza radiación ionizante, puede ser muy útil 
en mujeres embarazadas para la caracterización de tumoraciones 
anexiales sintomáticas o detectadas de manera incidental en las 
que el diagnóstico ecográfi co no es concluyente (Rajkotia, 2006). 
Aunque tanto la ecografía como la MRI son muy sensibles para 
detectar tumores malignos anexiales, esta última es un poco más 
específi ca (Adusumilli, 2006; Funt, 2002; Jeong, 2000; Sohaib, 
2005; Yamashita, 1995).
Lesiones endometriales
Para caracterizar lesiones endometriales, como pólipos e hiperpla-
sia endometrial, son preferibles la ecografía transvaginal y la SIS. 
La MRI puede ser útil cuando estas modalidades no logran estable-
cer un diagnóstico en pacientes que no son prospectos quirúrgicos 
para un muestreo endometrial directo.
Cánceres ginecológicos
Cáncer cervicouterino. Aunque no se utiliza para detección, 
la resonancia magnética es un método excelente para clasifi car las 
neoplasias ginecológicas antes de la cirugía. Su excelente resolución 
de los tejidos blandos con medio de contraste y su potencial para 
obtener imágenes de forma directa en varios planos permite valorar 
las linfadenopatías y la extensión de los tumores locales. 
Aunque la tomografía computarizada sigue siendo el método 
tradicional para valorar la afección de los ganglios y la presencia de 
metástasis a distancia, la resonancia magnética supera a la tomogra-
fía para clasifi car el cáncer cervicouterino y para conocer la exten-
sión local de los tumores (Choi, 2004; Durfee, 2000; Hricak, 1996, 
2007; Narayan, 2003). Algunas de las recomendaciones actuales 
para realizar una resonancia magnética ante un caso de cáncer cer-
vicouterino son: un tumor con un diámetro transversal mayor de 
dos centímetros en la exploración física, tumores endocervicales o 
principalmente infi ltrantes que no se pueden valorar con precisión 
por medio de la clínica y mujeres embarazadas o con lesiones uteri-
nas concomitantes, como leiomiomas, que difi cultan la valoración 
(Ascher, 2001; Hricak, 2007). Cuando es difícil evaluar la invasión 
de los parametrios y de las paredes laterales por medios clínicos se 
puede recurrir a la resonancia magnética (Ascher, 2001). Su valor 
predictivo negativo para la invasión parametrial es de 95 a 98%, lo 
que permite determinar con confi anza la ausencia de penetración 
de los parametrios (Hricak, 2007; Subak, 1995).
Cáncer de endometrio. En la actualidad la cirugía es el método 
más preciso para clasifi carlo. Por las mismas ventajas menciona-
das en el cáncer cervicouterino, la resonancia magnética ha ganado 
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