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TFG_Cuevas_Fernandez_ Carmen

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Roma Collage
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Trabajo de Fin de Grado
Carmen Cuevas Fernández
Tutor: Luis Martínez Santa-María
Le Colisée, vu à travers les arcades de la Basilique de Constantin, 
1825 
Jean-Baptiste Camille Corot (1796-1875)
Óleo
Salía por las mañanas solo, antes que el mo-
vimiento de la ciudad pudiera distraer el pen-
samiento del contemplador. Llevaba debajo 
del brazo los historiadores, los poetas, los 
descriptores de Roma. Iba a sentarme o a pa-
sear por entre las ruinas desiertas del Forum, 
del Coliseo, de la campiña romana. Miraba, 
leía y pensaba alternativamente.
Hacía de Roma un estudio serio, pero estu-
dio en acción. Aquel fue mi mejor curso de 
historia. 1 
A lph onse d e L am artine
R om a C ollag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Carmen Cuevas Fernández
Estudiante
C arm en C uev as F erná nd ez
E x ped iente 1 2 0 9 8
Tutor
L uis M artí nez S anta- M arí a
D epartam ento d e P royectos A rquitectónicos
Aula TFG 3 
A ntonio J uá rez , coordinador
I ñ ig o C ob eta, adjunto 
E scuela T éc nica S uperior d e A rquitectura d e M ad rid
U niv ersid ad P olitéc nica d e M ad rid
J unio 2 0 1 9
R esum en
M otiv ación
I nv itación al v iaj e
R om a, com pañ era d e artistas
R om a collag e
P asaporte al lector
E l C oliseo
Joseph Mallord William Turner. 
D escontex tualiz ación y ab stracción.
Victor-Jean Nicolle. 
C uerpo arquitectónico.
Francis Towne. 
E l v alor d e las ruinas.
François-Marius Granet. 
Artificial	y	natural.
Francis Towne y Turpin de Crissé. 
E l C oliseo com o h erram ienta v isual.
Ippolito Caffi. 
C ircularid ad y estratig raf í a.
John Warwick Smith y Francis Towne. 
E spacio interior.
Carl Gustav Carus. 
C ostum b re rom á ntica.
E l C apitolio 
Jacques-Louis David.
S ecuencia v isual
Gaspar van Wittel.
R elaciones espaciales
Bernardo Belloto.
L a arquitectura y su piel
O tras coincid encias espaciales 
N otas
Fuentes	bibliográficas
R om a collag e
1 1
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Resumen
L a ciud ad d e R om a se presenta com o inag otab le f uente d e inspiración 
artí stica para tod os los v iaj eros que acud en a ella. E s un lug ar para perci-
b ir y proyectar, recib ir y representar. 
E ste trab aj o tiene com o ob j eto d e estud io el m od o en que los v iaj eros 
d e los sig los X VI I I y X I X d escrib ieron sus encuentros con alg unos lug ares 
d e la ciud ad d e R om a. L as prueb as d e esos encuentros, en f orm a d e d ia-
rios y cartas, d ib uj os y acuarelas, constituyen el retrato d e unos rincones 
m uy particulares. E n concreto, el C oliseo y el C apitolio son los d os casos 
d e estud io en los que la aportación realiz ad a v a m á s allá d e la recopila-
ción d e im á g enes y citas.
N uestros v iaj eros, entre los que se d if erencia a los que se d ed icaron al 
g én ero pictórico y al literario, aportan unos pensam ientos y unas m irad as 
que perm iten d escub rir alg unos tem as d e arquitectura presentes no solo 
en esos lug ares, sino en tod a la ciud ad d e R om a. 
Términos clave
R om a, collag e, pintura, literatura, v iaj e, percepción.
R om a collag e
1 3
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Motivación
L a elección d el tem a d e este trab aj o surg e d e un g ran interés y cariñ o 
por la ciud ad d e R om a. E s una ciud ad tan conocid a y, al m ism o tiem po, 
sig ue siend o tan sug erente que tiene cientos d e lecturas posib les. 
S in em b arg o, tod os tenem os una serie d e im á g enes en la cab ez a cuan-
d o escuch am os su nom b re. I m á g enes que proced en d e nuestra propia 
ex periencia o d e lo que otras personas nos h an m ostrad o. H istoriad ores, 
tratad istas, arquitectos, cineastas, etc. h an conocid o la C iud ad E terna 
y d ej ad o constancia d e sus d í as en ella en f orm a d e v ariad os d ocum en-
tos. 
E n el caso d e m i v iaj e a R om a, m e acom pañ aron d istintos autores que, 
a trav és d e sus d iarios d e v iaj e, m e d ieron a conocer cad a rincón d e la 
ciud ad . E sa ex periencia personal se enriquecí a cuanto m á s leí a. E l paseo 
nocturno por el C oliseo d e L ord B yron en L as pereg rinaciones d e C h ild e 
H arold era un ex periencia que yo no pod í a realiz ar, al m enos en ese m o-
m ento, pero el autor m e la b rind ab a. E l P anteón en ruinas y cub ierto d e 
v eg etación y niev e d escrito por H enry J am es en una d e sus nov elas, E l ú l-
tim o d e los Valerios, era un espacio inv entad o pero, a partir d e entonces, 
yo tam b ién pod rí a record arlo así . L a R om a que v eí a ya no era la R om a d e 
las pelí culas o d e las g uí as turí sticas.
G racias a esa ex periencia m e d i cuenta d e que los escritores y poe-
tas	influyen	en	cómo	se	mira	una	ciudad.	Los	viajes	a	Italia	como	tradi -
ción cultural se h an suced id o d esd e el sig lo X VI I h asta ah ora y ex isten 
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
m ultitud d e v iaj eros que h an d escrito sus encuentros con R om a. G oeth e, 
C h ateaub riand , D ick ens y los d em á s autores que aparecen en este trab aj o 
nos perm iten conocer R om a con una inocencia im posib le h oy en d í a. S us 
percepciones son im portantes por cuanto m old earon el im ag inario d e los 
posteriores v isitantes e incluso la v isión que tenem os d e la ciud ad en la 
actualid ad . 
E l interés d e este trab aj o surg e, por tanto, d e intentar d escub rir la rela-
ción entre la ciud ad d e R om a y sus d if erentes v iaj eros. Vernon L ee, escri-
tora b ritá nica, d eclaró « P oets really m ak e places» 2 , pero alg unos lug ares, 
com o R om a, tam b ién crean poetas y artistas.
Invitación al viaje
No me propongo describir las ciudades de la península, pintadas de 
diverso modo por tantos viajeros. Italia es conocida aún por los que 
no la han visitado, y las representaciones gráficas y descriptivas de 
sus monumentos son, digámoslo así, del dominio público. (...) Se ha 
escrito tanto de Italia que es díficil y temerario añadir nuevas des-
cripciones a las tan conocidas hechas por las plumas más hábiles 
de todos los países. 3 
B enito P ér ez G ald ós 
D and o la raz ón a G ald ós, la id ea principal d e este trab aj o es, sencilla-
m ente, acercar esas m irad as. M á s que cualquier otro lug ar d el m und o, 
R om a tiene el pod er d e h acer que el v isitante estab lez ca un d iá log o con 
v iaj eros d e otros tiem pos y otras ép ocas. S e of rece un recorrid o por alg u-
nos rincones d e R om a, proporcionand o pensam ientos y sensaciones que 
la ciud ad d espertó en d if erentes escritores y pintores. U n recorrid o en 
que la d irección la d an sus palab ras y sus atentas m irad as.
S e ex ploran sus d escripciones, se v iaj a a sus pinturas. N o con el af á n 
d e v olv er a ex plicar la h istoria o d e v olv er a d escrib ir el lug ar, sino con la 
v oluntad d e v erlo d e f orm a d if erente. N o se trata d e v er la ciud ad a trav és 
d e sus oj os, sino d e d escub rirla con su ayud a. S e realiz a un triple v iaj e: en 
el espacio, a R om a, en el tiem po, h acia otras ép ocas y sensib ilid ad es; y en 
el espí ritu, h acia las d istintas plum as que retratan esa ciud ad .
E l ob j etiv o es m ostrar que h ay m uch as R om as, que la C iud ad E terna 
no solo ex iste no solo en el T ev ere o en las S iete C olinas, sino en la im ag i-
nación colectiv a d e pintores, escritores, v iaj eros y arquitectos. T od as esas 
m irad as, unid as, term inan transf orm and o esos rincones en lug ares d e-
terminados	y	definidos,	con	un	carácter	especial	y	una	historia.	
T od o el m und o acab a pasand o por R om a. E ste trab aj o es una inv ita-
ción a no em prend er estos paseos en solitario sino en com pañ í a d e alg u-
nos d e los espí ritus m á s intelig entes y creativ os que h an pisad o la C iud ad 
E terna.Roma, compañera de artistas
N ing una otra ciud ad h a capturad o la im ag inación d e los artistas d e to-
d as las ép ocas com o R om a. D urante los sig los X VI I , X VI I I y X I X , la ciud ad 
se estab leció com o una d e las principales parad as d el G rand T our, j unto 
con otros d estinos com o F lorencia o N á poles. M uch os pintores y escrito-
res d e esta ép oca d ocum entaron su estancia en la ciud ad en este perí od o. 
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a, b ella y ev ocativ a con sus colinas, su rí o y sus ruinas, proporcionó 
las im ag én es m á s com pletas d e naturalez a, arte y arquitectura que cual-
quier artista pud iera d esear. 
literatura
E stos sig los f ueron los d e los am antes apasionad os d e I talia y, por tan-
to, los d el ex cepcional v ig or d e la literatura d e v iaj es. P ersonaj es pertene-
cientes a sensib ilid ad es culturales d if erentes d escrib ieron sus encuentros 
con la ciud ad y las em ociones que ex perim entaron. L as prim eras f uentes 
d e partid a para realiz ar el paseo son, por tanto, los d ocum entos escritos 
en	los	que	los	autores	reflejaron	su	propia	experiencia	en	Roma.	Se	con-
sultan tanto los D iarios d e v iaj e com o la correspond encia intercam b iad a 
con f am iliares y am ig os d urante el v iaj e a R om a d e estos autores. A lg unas 
otras ob ras, com o C orine ou l’ I talie, d e M ad am e d e S tael, o T h e M arb le 
F aun, d e N ath aniel H aw th orne, se consid eran una m ez cla entre d iario 
por	una	parte,	y	novela	histórica	por	otra,	ya	que	los	escritores	transfirie -
ron lo que h ab í an v isto a los sentim ientos y ex periencias d e sus persona-
jes	ficticios.	
A lg unos d e estos tex tos em b lem á ticos, com o el Viaj e a I talia, d e G oe-
th e, o el Voyag e en I talia, d e C h ateaub riand , son v iaj es que se conv irtieron 
en autén ticas g uí as espirituales. E n el caso d e los v iaj eros españ oles, por 
ej em plo, P ed ro A ntonio d e A larcón f ue d urante m uch o tiem po, con su 
D e M ad rid a N á poles, el ref erente y f uente d el conocim iento d e I talia.
P ara proced er a crear los paseos por alg unos rincones d e la ciud ad d e 
R om a se aislan las partes en las que estos v iaj eros d escrib en su encuentro 
con la arquitectura d e la ciud ad y se realiz a una recopilación d e f rag m en-
tos. 
pintura
E n la b ú squed a d e transm itir al lector las sensaciones que v iv ieron 
los escritores reunid os en este estud io surg e la id ea d e unir estos pensa-
m ientos a las m irad as d e los pintores, d e la m ism a f orm a que G oeth e y 
T isch b ein tuv ieron en m ente h acer con im á g enes y poem as d urante su 
v iaj e a R om a en 1 7 8 6 :
Él desea que estas imágenes y otras que seguirían a éstas, así como 
algunas intercaladas, queden conectadas por algunos poemas, los 
cuales servirían de explicación a los temas tratados y, a su vez, co-
brarían cuerpo y atractivo de figuras precisas. La idea es bonita, 
sólo que sería preciso que pasáramos muchos años juntos para eje-
cutar una obra semejante. 4 
G oeth e
L as espectaculares pinturas eleg id as capturan perf ectam ente el am -
b iente d e la ép oca y los d etalles d e los lug ares d e la ciud ad . S e consul-
tan alg unos catá log os d e ex posiciones llev ad as a cab o sob re la ciud ad d e 
R om a, com o A rquitecturas pintad as, d el M useo T h yssen- B ornem isz a, o 
C ity of th e S oul, d e T h e M org an L ib rary & M usem . E stos catá log os pro-
porcionan un conocim iento g eneral d e qué pintores trab aj ab an en R om a 
d esd e el R enacim iento al sig lo X VI I I y en qué tem as.
R esulta interesante ob serv ar que, en este perí od o, las im á g enes y lec-
turas m á s sug erentes d e R om a f ueron realiz ad as por estos v iaj eros ex -
tranjeros,	más	o	menos	conocidos.	Algunos,	como	Caffi,	procedían	de	
otras z onas d e la P ení nsula I tá lica. G oeth e v ení a d e A lem ania y otros, 
com o D av id , T aine o D upaty, d e F rancia. T urner, D ick ens o B yron eran 
b ritá nicos, m ientras que H aw th orne y J am es eran estad ounid enses. D e 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
E spañ a, lleg ab an a R om a escritores com o G ald ós o C astelar. T od os ellos 
contrib uyeron a f orm ar la im ag en d e la C iud ad E terna en esta ép oca. 
L a im pred ecib ilid ad , la lib ertad en el aná lisis d e los m uch os v iaj eros 
com pilad os en este trab aj o rev ela tam b ién la im portancia d e los oj os d e 
quien v e. 
Durante aquellos paseos, que duraron casi dos años, las ruinas, los 
monumentos, el paisaje -la naturaleza-, tenían algo sorprendente, 
como si sus perfiles oscilaran; las cosas no eran en sí mismas, sino 
que yacían expectantes, atentas a metamorfosearse con la presión 
de quien las veía. La mirada vacilaba entre la materia y su sonido, 
entre las palabras y su sentido. Nuestro mirar deformaba la mate-
ria. 5 
L uis M oreno M ansilla
L os pintores se encarg an d e traslad arnos m ed iante im á g enes allí d on-
d e los g rand es escritores que participan en este paseo nos llev an con sus 
palab ras. L as m irad as se acercan, en d if erente o m ism o espacio tem poral. 
S urg en v isiones inéd itas d e lug ares actualm ente transf orm ad os, v isiones 
com plem entarias d e un m ism o ob j eto, con intuiciones arquitectónicas 
m uy parecid as.
 
Roma collage
E star en R om a es pasar sob re cam inos ya antes transitad os. E s en la 
literatura	de	viajes	y	la	pintura	de	los	siglos	XVIII	y	XIX	en	la	que	fijamos	
ah ora nuestra m irad a, para ex traer d e ella encantos y sug erencias. S e d e-
j an a un lad o las larg as listas d e m useos y palacios que S tend h al aconsej a 
v isitar en R om a para realiz ar un acercam iento a d os lug ares icónicos d e 
la ciud ad , recurrentes en los m uch os d iarios d e v iaj e y cuad ernos d e d i-
b uj o. 
E l C oliseo se ex presa com o g ran sí m b olo d e la R om a antig ua, f uente 
d e inspiración inag otab le para artistas d e tod os los tiem pos. C on W illiam 
Turner	y	Mark	Twain	aprenderemos	a	mirar	el	exterior	del	anfiteatro	y,	
una v ez d entro, lo recorrerem os con la com pañ í a d e F rancis T ow ne y 
Charles	Dickens	o	Ippolito	Caffi	y	Emilio	Castelar.
P or otro lad o, la plaz a d el C am pid og lio aparece com o uno d e los ej em -
plos m á s pod erosos d e la R om a “ m od erna” , la R om a d e los P apas. A trav és 
d e los traz os d e J acques- L ouis D av id o B ernard o B elloto ob serv arem os 
cóm o h a id o cam b iand o la percepción este espacio y g racias a las v oces d e 
Henry	James	o	Hippolyte	Taine	fijaremos	nuestra	mirada	en	el	modo	en	
que la g ente lo recorre. 
E stos pequeñ os acercam ientos, alg o m á s v aliosos d e los que se of re-
cen	al	final	del	estudio,	permiten	detenerse,	contemplar,	reflexionar.	La	
unión d e los pensam ientos d e los escritores con las m irad as d e los pinto-
res rev ela tem as d e arquitectura atem porales, lecciones que sob repasan 
la apariencia d e las cosas. S e d escub re un v alor arquitectónico que nos 
perm ite v olv er sob re tem as esenciales que está n v iv os no solo en esos lu-
g ares en concreto, sino en tod a la ciud ad d e R om a; d ispersos en sus calles, 
en sus colinas. 
E n los casos d e estud io se ex perim enta el espacio y la m asa, la tex tura 
en la piel d e las arquitecturas, el contacto entre el interior y el ex terior. 
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
S e tiene encuentro con la sim etrí a, el paso d el tiem po en la arquitectura, 
el	edificio	como	herramienta	visual,	etc.	Pero	eso	no	solo	en	esos	dos	lu-
g ares, R om a es un transcurrir constante d e color y tex tura,luz y som b ra, 
espacio y f orm a. 
L a ciud ad , d espués d e tod o, no es eterna y el tiem po la cam b ia com o a 
tod o en la naturalez a. E n el caso d el C oliseo, por ej em plo, no v em os el an-
fiteatro	sino	sus	ruinas,	fruto	del	desgaste	y	la	decadencia.	Los	preciados	
testim onios d e nuestros g uí as rev elan escorz os nov ed osos o perspectiv as 
d esconocid as d e R om a, pero tam b ién ponen en ev id encia la id entid ad 
d e cad a lug ar. P erm iten interpretarlos d e f orm a nuev a, reencontrand o su 
leng uaj e arquitectónico. 
C om o d ice A ttilio B rilli, uno d e los m ayores ex pertos en literatura d e 
v iaj es: «Muchas son las señales que invitan a husmear con atención entre 
los pliegues de esas geografías privadas para aprender a leer un lugar, para 
aprender a imaginarlo, a disfrutar de su fisionomía, a visitarlo con infinita 
cautela, en competencia con quien lo ha hecho antes que nosotros.» 6 
Se	aportan,	por	tanto,	pequeñas	reflexiones	arquitectónicas,	resultado	
d e la ob serv ación personal d e estos lug ares en com pañ í a d e los artistas 
m encionad os. A sí , este trab aj o pretend e contener testim onios pictóricos 
y literarios enlaz ad os con alg unas apreciaciones sob re arquitectura, para 
llegar	a	configurar	una	imagen	poliédrica	de	estos	lugares	de	Roma.	
A rquitectura, literatura y pintura se m uestran unid as para f orm ar un 
collag e d e v oces, em ociones e im á g enes. 
Pasaporte al lector
E ste ú ltim o apartad o inv ita al lector, v iaj ero potencial, a d ej arse sed u-
cir por las pá g inas d e quienes h icieron d el v iaj e a R om a m ateria narrativ a; 
y por las pinturas d e quienes ej ercieron su capacid ad d e aná lisis ante es-
tos lug ares. M entores y g uí as d el paseo será n, com o ya se h a com entad o, 
artistas, escritores y v iaj eros ex perim entad os. A trav és d e sus v oces lej a-
nas ad quirirá n f orm a alg unas id eas arquitectónicas.
L os recorrid os por estos lug ares v an a realiz arse, por tanto, a trav és 
d e un precioso collag e d e im á g enes y citas escalonad as en el tiem po, una 
ayud a con la que h ilv anar una h istoria d e rincones concretos d e la ciud ad 
d e R om a. 
( L as d escripciones citad as se recog en en el id iom a orig inal que aporta 
la f uente. L as trad ucciones al castellano se encuentra en Notas)
el Coliseo
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
The Colosseum, Rome, from the West, 1819
J oseph M allord W illiam T urner ( 1 7 7 5 - 1 8 5 1 )
Gouache,	grafito	y	acuarela
descontextualización y abstracción
Y luego fuimos al Coliseo. Todo el mundo ha visto grabados del Co-
liseo. Todo el mundo conoce este cazo agujereado por los lados, con 
un pedazo roto. Como está algo aislado ofrece mejor vista que los 
restantes monumentos antiguos de Roma. Incluso el hermoso Pan-
teón -cuyos altares, paganos un día, tienen hoy la cruz-, está rodea-
do de mezquinas casuchas que echan a perder su majestuosidad. 
Pero el monarca de todas las ruinas de Europa, el Coliseo, mantiene 
esa reserva y apartamiento real propios de su majestad. 7 
M ark T w ain
 
E n los sig los X VI I I y X I X el cam ino m á s utiliz ad o por los v iaj eros para 
lleg ar al C oliseo b ord eab a m ontones d e ruinas sin f orm a, los restos d el 
F oro R om ano. E ste cam ino, cub ierto d e h ierb a, term inab a en el b ord e 
un d escenso, al pie d el cual se alz ab a la enorm e ruina con su g ran pared 
curv a y sus num erosos arcos.
M ark T w ain introd uce un tem a que se v e com plem entad o por la pin-
tura d e T urner. E n un tex to que aparece en su lib ro Inocentes en el ex-
tranjero, pub licad o en el añ o 1 8 6 7 , T w ain pone d e reliev e una cuestión 
arquitectónica que pocas v eces aparece en la ciud ad d e R om a. 
E n la pintura se ob serv a que el artista trata el C oliseo com o un ob j eto 
aislad o. L lam a la atención esa d escontex tualiz ación y aparente soled ad 
de	 la	gran	ruina.	Con	un	trazo	delicado	de	grafito,	apenas	visible	en	el	
ex trem o d erech a, intuim os el Arco di Constantino y la ig lesia d e Santi 
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Giovanni e Paolo en el m onte C elio, que T urner h a d ej ad o sin color. Q ui-
z á se trata d e un d ib uj o inacab ad o por f alta d e tiem po o quiz á h ub o una 
v oluntad d el pintor por m antenerlo así . L a cuestión es que para el es-
pectad or poco im porta que f alte la arquitectura d el entorno, incluso el 
paisaj e circund ante, porque d e esta m anera se aprecia m ej or la m ag nitud 
com pleta d el C oliseo.
E sta autonom í a d el ob j eto, que aparece separad o d e la ciud ad , en el 
f ond o es alg o que pocas v eces suced e en R om a porque, com o d ice M ark 
Twain,	realmente	pocos	son	los	casos	en	los	cuales	el	edificio	se	presenta	
en un escenario com o este, con un v ací o urb ano alred ed or. E ste v alor d e 
la arquitectura aislad a es alg o a lo que tam b ién h ace ref erencia el escritor 
T ob ias S m ollet cien añ os antes que T w ain, en sus Travels through France 
and Italy pub licad o en 1 7 6 6 . T am b ién ex tiend e la cuestión a tod a la ciud ad 
d e R om a ( incluso a las d el resto d e I talia) , en particular a sus palacios:
 
A great edifice, to have its full effect, ought to be isole, or detached 
from all others, with a large space around it: but the palaces of 
Rome, and indeed of all the other cities of Italy, which I have seen, 
are so engaged among other mean houses, that their beauty and 
magnificence are in a great measure concealed. Even those which 
face open streets and piazzas are only clear in front. The other 
apartments are darkened by the vicinity of ordinary houses; and 
their views are confined by dirty and disagreeable object. 8 
T ob ias S m ollet
La	mayoría	de	los	edificios	en	Roma	no	tienen	campo	de	visión	o	es -
pacio para leer su arquitectura. E ste v ací o que T urner d ej a alred ed or d el 
anfiteatro	mejora	la	abstracción;	una	abstracción	que,	en	el	caso	del	Co -
liseo, está relacionad a a su v ez con la g eom etrí a d el ob j eto, con su traz a 
elíptica.	Efectivamente,	como	se	ve	reflejado	en	la	pintura	de	Turner,	la	
circularidad	de	la	elipse	del	edificio	invita	a	verlo	como	un	objeto	com-
pleto. L a introd ucción d e un elem ento en el f ond o rom perí a un ob j eto 
al que su propia f orm a y su propia ab stracción pid en estar d espej ad o d e 
cualquier v í nculo. S in d ud a este v alor es lo que m ej ora su posib ilid ad d e 
lectura com pleta, proporciona el pod er d e leer su arquitectura.
La	curvatura	de	su	traza	elíptica	se	manifiesta	muy	continua,	una	per-
cepción que se v e ref orz ad a por su recorte ní tid o contra el cielo.
permanencia
L a v ista representad a por T urner era, com o se h a com entad o, la que 
tení an los v iaj eros cuand o lleg ab an al C oliseo d esd e el F oro 9 . S u d ib uj o 
muestra	una	vista	de	la	zona	occidental	del	edificio,	donde	se	observa	la	
perf ecta conserv ación d e su pared norte, d ej and o el tem plo d e Venere e 
Roma	a	 la	espalda.	En	 las	representaciones	pictóricas	del	anfiteatro,	es	
uno d e los puntos d e v ista m á s h ab ituales entre los pintores, porque of re-
ce la v entaj a d e contrastar la b aj a pared sur interior con el alto m uro norte 
ex terior. A lg unos otros artistas que representaron este punto d e v ista f ue-
ron G aspar Van W ittel ( Colisée et Arc de Constantin, 1 7 0 7 ) o F ranz K aiser-
m an ( Colisée, 1 8 0 9 ) . O tros, com o C analetto ( Colisée et arc de Constantin, 
1 7 4 3 ) o C h arles L ock E astlak e ( Le Colisée vu depuis l’Esquilin,	1822),	prefi-
rieron representar el C oliseo d esd e el norte, com o si, intocab le, resistiese 
en su estad o orig inal. 
E l h ech o d e que la m ayorí a d e los pintores quisieran representar el 
C oliseo d esd e el lad o m erid ional,aquel d ond e aparece ese contraste, 
perm ite sug erir una cuestión m uy interesante que no se m uestra tan ev i-
d ente en otras ruinas. A lg o que se aprecia aú n m á s que el h ech o d e que los 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
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R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
artistas señ alasen tod a la altura que en alg ú n m om ento el C oliseo lleg ó a 
tener o que m ostrasen el contraste entre anillos, ref orz ad o por contrastes 
d e luz , es la ex presión d el paso d el tiem po. E sta v ista, d ond e se v e el corte 
más	brutal	que	ha	recibido	el	edificio,	acusa	aún	más	su	monumentali-
d ad y ex presa la b ellez a d el paso d el tiem po. 
E l pintor introd uce en su d ib uj o otra cuestión que h ab la, d e nuev o, d e 
perm anencia. A pesar d e aparecer com o un ob j eto aislad o y ab stracto, no 
quiere d ecir que se encuentre totalm ente separad o d el contex to en el que 
el que se sitú a. E l h ech o d e que el suelo, el C oliseo y su som b ra teng an la 
misma	tonalidad	hace	pensar	que	Turner	ve	el	edificio	anclado	al	territo -
rio, y una v ez m á s, al ig ual que m uch os autores anteriorm ente, ex presa el 
concepto	de	permanencia	que	va	de	la	mano	de	este	gran	edificio	romano.	
Es	como	si	el	edificio	surgiera	del	lugar,	pero	también	estuviera	anclado	
a él . 
N o se aprecia una b ellez a d e d etalle y d e m aterial, ya que T urner h a 
simplificado	el	Coliseo	a	 su	 forma	y	elementos	básicos.	 Parece	 intacto	
por el lad o norte, sin em b arg o, por los colores tan planos y la pintura tan 
em pastad a, el lad o en ruinas aú n no es m uy v isib le.
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3 5
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Le Colisée, fecha indeterminada 
Victor- J ean N icolle ( 1 7 5 4 - 1 8 2 6 )
cuerpo arquitectónico
Para definirlo en pocas palabras, yo lo llamaría una montaña cir-
cular, levantada, esculpida, cincelada por el trabajo del hombre. El 
lado que mira al Nordeste es el que mejor se conserva. Sólo en sus 
muros puede estudiarse la sucesión de los arcos, la armoniosa es-
cala formada por las columnas, el orden y la gracia de las cornisas, 
la severa majestad del primer cuerpo y la ligereza del ático que lo 
corona todo, y que da a mole tan grandiosa el primor y la ligereza 
de una joya. La gracia, la belleza griega, se han reemplazado con la 
grandeza, y con la grandeza colosal.
El Coliseo tiene todos los caracteres de la arquitectura romana. Mi-
rad esa argamasa que parece forjada como la materia granítica en 
las incandescentes entrañas del planeta. Mirad las bóvedas desco-
nocidas de los griegos y admirablemente edificadas en esta tierra del 
imperio y de la fuerza. Mirad los arcos que el mundo helénico nunca 
construyó, y que parecen a mis ojos las puertas triunfales por donde 
penetra en la historia con un nuevo espíritu, una nueva vida. Mirad 
cómo el romano ha puesto un plinto para que descanse la columna 
dórica que el griego arrancaba del seno mismo de la tierra como el 
tronco de un árbol. Mirad esos tres órdenes separados siempre en 
la arquitectura griega y reunidos aquí en escala ascendente (…) ¿Ha 
reunido el romano los tres órdenes de arquitectura en sus edificios, 
como ha reunido los dioses griegos en el Panteón? 10 
E m ilio C astelar 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
A trav és d e la d escripción que h ace E m ilio C astelar en sus Recuerdos 
de Italia, pub licad o en 1 8 7 2 , se encuentra la esencia d e la arquitectura 
d el C oliseo en la superposición d e los órd enes, en la ord enación d e sus 
alturas. 
E n esta v ista el C oliseo se presenta d esd e el sur, su lad o m á s d añ ad o 
por el tiem po, y perm ite ob serv ar la b ellez a d el ob j eto en ruinas. U no d e 
los	daños	más	graves	que	recibió	el	edificio	y	que	está	presente	en	esta	
im ag en f ue el d eb id o a los terrem otos acontecid os en 1 3 4 9 en I talia cen-
tral y en 1 7 0 3 en la reg ión d e U m b rí a.
L a pintura, m á s d etallad a que la anterior, perm ite d if erenciar cad a 
elemento	de	la	estructura	arquitectónica	del	anfiteatro.	El	pintor	ofrece	
tod os los elem entos que encontram os en la d escripción d el escritor: las 
b óv ed as que f orm an las g alerí as, la sucesión d esd e el ex terior d e los ani-
llos d e arcad as y las cornisas contra el cielo que m arcan d iv isión d e las al-
turas. N icolle tam b ién reconoce el protag onism o d el lad rillo, que conf or-
m a la estructura interna d el C oliseo. M uestra los d añ os que el tiem po h a 
prod ucid o en los arranques d e las b óv ed as, los espacios rotos que d ej an a 
la v ista esas f á b ricas d e lad rillo que nunca f ueron construid as para v erse 
com o se v en ah ora, sino para que continuasen f orm and o la estructura d e 
las b óv ed as entre las arcad as. T am b ién el trav ertino aparece, en los d os 
anillos ex teriores, con tod a la capacid ad d e ex presar su f unción construc-
tiv a, d e m ostrar la perf ección d e sus f á b ricas v istas. 
L a esencia d e su construcción y d e su arquitectura se encuentra en la 
m anera que tiene el C oliseo d e perm anecer, en su tenue d ecad encia y los 
m atices que esa situación prod uce. T am b ién esa es la esencia d e R om a, 
una ciud ad que m uestra, a trav és d e tod as sus ruinas, las h uellas d e h ab er 
v iv id o, d e h ab er v isto y sid o v ista d esd e tod as las perspectiv as posib les.
umbrales
«The walls require little but the “let us alone” policy, for they seem to 
delay time and the seasons» 1 1 . C om o d ice F enim ore C ooper, en sus E xcur-
sions in Italy pub licad o en 1 8 3 8 , los m uros d el C oliseo d em oran el paso 
del	tiempo	y	las	estaciones.	Pero,	pesar	de	su	estructura	sólida,	el	edificio	
parece estab lem ente lig ero. H ay en la im ag en un ab and ono rom á ntico, 
que	permite	a	la	luz	filtrarse	entre	las	arcadas,	entre	las	bóvedas	abiertas	
y entre las v entanas, ex presand o su traz a elí ptica continua y su estructura 
com o alg o poroso, lo que contrib uye a ex presar esa lig erez a. A sí es el ex te-
rior	del	edificio,	permeable,	penetrable;	el	aire	que	entra	y	sale	«convierte 
la arquitectura en una anécdota de vacío» 1 2 . 
G racias a esta pintura se ob serv a que la arquitectura no es solo un pro-
b lem a d e construcción, d e m aterialid ad , sino tam b ién d e presencia f í si-
ca. L a elipse d el C oliseo introd uce un ex terior y un interior pero, en una 
ép oca d ond e tod o estab a en ruinas y d ond e la naturalez a se m etí a entre 
esas ruinas, los espacios eran m uy inciertos. N o era una situación urb ana 
consolidada,	 había	una	especie	de	gran	 indefinición	que	era	algo	muy	
sing ular d el perí od o en el que v iaj ab an nuestros artistas y que se pued e 
apreciar m uy b ien en esta im ag en. 
E l pintor sitú a al espectad or en una posición en la que tiene una per-
cepción sim ultá nea d e lo que h ay a am b os lad os d el C oliseo. E stand o 
presente solo en el ex terior, el v isitante pued e conocer perf ectam ente lo 
que encontrará en el interior. E s interesante en la pintura d e N icolle su 
v oluntad por d esh acer esa percepción d e la arquitectura com o alg o que 
d iv id e el d entro y el f uera, d ej and o que sean la naturalez a, el aire y la luz 
los ag entes que d if um inan esos lí m ites. 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Inside the Colosseum, 1780
F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 )
L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela
el valor de las ruinas
E l um b ral es traspasad o y, una v ez en el interior, el v isitante se d em ora 
entre las ruinas. C om o escrib e L uis M oreno M ansilla en su T esis D octo-
ral, Apuntes de viaje al interior del tiempo, «La arquitectura, que a veces 
es la historia fosilizada, se finge naturaleza en sus ruinas; por eso cuando 
los arquitectos visitan las ruinas,dudan entre hablar de la arquitectura o 
de la naturaleza, porque quizá presienten que se adelgaza el espacio entre 
ellas» 13. E l interior d el C oliseo, d e nuev o, perm ite h ab lar d el estad o d e 
indefinición	de	la	arquitectura	en	ruinas.
T’entrai enfin dans l’enceinte. Quels contrastes! quel étalage de 
ruines, et de toutes les portions du monument, et sous toutes les 
formes, et de chaque siècle, et de toutes les années, pour ainsi dire, 
portant, les unes, l’empreinte de la main du temps, les autres, l’em-
preinte de la main du barbare, celles-ci écroulées hier, celles-là il y 
a peu de jours, un grand nombre qui vont tomber, et quelques-unes 
enfin, qui, de moment en moment, tombent: ici c’est un portique qui 
chancèle, là, un entablement, plus loin, un gradin et cependant, à 
travers tous ces débris, les lierres, les ronces, la mousse, les plantes 
les arbustes rampent (...) 1 4 
C h arles - M ercier D upaty
El	anfiteatro	ofrece	varios	puntos	de	vista	completamente	diferentes.	
P ara S tend h al, «el más bello es acaso el que se presenta al curioso cuan-
do está en la arena donde combatían los gladiadores y ve estas inmensas 
ruinas elevarse entorno a él» 15. L a g ran m ayorí a d e v iaj eros coincid en al 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
describir	el	anfiteatro	como	una	gran	montaña,	y	no	solo	por	la	magnitud	
d e sus m uros. P equeñ ez y soled ad eran las sensaciones que les inv ad í an al 
v erse por prim era v ez en el d ecad ente espacio d e la arena. E ste es uno d e 
los v alores d e la arquitectura en ruinas, cuand o se ex presa en silencio.
M uch os pintores ex prim ieron el C oliseo en el estad o d e d eg rad o con 
el que contab a en aquella ép oca. T ow ne f ue quien, m á s que cualquier 
otro, d io cuenta con intensa sensib ilid ad d e la conv iv encia entre arquitec-
tura	y	vegetación	dentro	del	edificio.	Sus	dibujos	del	interior	ofrecen	una	
nuev a f orm a d e m irar, g racias a la cual el m und o antig uo se conv ierte en 
naturalez a. E sta ev ocación d e los espacios naturales se prod uce no solo 
por la v eg etación que inv ad í a las ruinas sino tam b ién por la v isib ilid ad 
d el paso d el tiem po en las g rad as, b óv ed as y m uros que conf orm ab an la 
estructura d e C oliseo. E s un trab aj o h um ano que el tiem po y los accid en-
tes h an d ef orm ad o y transf orm ad o h asta el punto d e h acerlo natural.
E s interesante entend er por qué nuestros v iaj eros coincid en en d ecir 
que el C oliseo está m ej or con sus g rad as sem id erruid as. N ath aniel H aw -
th orne, en su lib ro The Marble Faun, a trav és d e una conv ersación entre 
dos	de	sus	protagonistas	expresa	su	opinión	acerca	del	estado	del	edifi -
cio:
“How delightful this is!” said Hilda; and she sighed for very pleasure.
“Yes,” said Kenyon, who sat on the column, at her side. “The Coli-
seum is far more delightful, as we enjoy it now, than when eighty 
thousand persons sat squeezed together, row above row, to see their 
fellow creatures torn by lions and tigers limb from limb. What a 
strange thought that the Coliseum was really built for us, and has 
not come to its best uses till almost two thousand years after it was 
finished!” 16 
N ath aniel H aw th orne
L a b ellez a d el ob j eto en ruinas es m uy superior a la b ellez a d el ob -
j eto orig inal. T iene m uch o que v er con esa capacid ad d e, com o se h a 
com entad o, ev ocar esos espacios naturales. S in em b arg o, tam b ién está 
relacionado	con	 la	concepción	del	espacio	arquitectónico.	El	anfiteatro	
es m od elo d e espacio ex terior, lo era en su orig en y lo sig ue siend o en la 
actualid ad . P aseand o por sus ruinas el v isitante consig ue im ag inar cóm o 
era ese lug ar, es capaz d e recrear uno a uno esos m uros h asta f orm ar la 
elipse com pleta.
E f ectiv am ente se aprecian las estructuras d e las b óv ed as, los espeso-
res las pared es, la porosid ad d el anillo ex terior, etc. I ncluso estand o en 
ruinas el C oliseo tiene un sentid o arquitectónico, un v alor que en otros 
lug ares d e la ciud ad d e R om a no aparece. E n el m onte P alatino, por ej em -
plo, d ond e se situab an las casas d e los em perad ores, o en el F oro R om a-
no, solo se ob serv an restos d e ruinas que se ex tiend en a lo larg o d e las 
colinas o entre ellas, sin que ex ista la posib ilid ad d e conceb ir un espacio 
arquitectónico com pleto porque no se pued e entrar en ellos. Vistos d esd e 
arrib a, estos lug ares tienen un sentid o urb aní stico, pero la concepción d e 
espacio h a d esaparecid o. 
Su soledad, su belleza sobrecogedora y su desolación absoluta, caen 
sobre el forastero al instante como un dolor mitigado; puede que 
jamás en su vida se sienta tan conmovido y abrumado por ninguna 
otra cosa que no se relacione directamente con sus propios senti-
mientos y desgracias. Verlo desmoronarse un poco cada año, los 
muros y los arcos cubiertos de verde, los corredores abiertos al día, 
las galerías llenas de maleza, los arbolillos que crecen en el parape-
to destrozado y dan fruto (...) Es el espectáculo más impresionan-
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
te, majestuoso, solemne, grandioso, mayestático y triste que pueda 
imaginarse. Jamás en su apogeo más sanguinario, puede la vista 
del gigantesco Coliseo, lleno a rebosar de la vida más lozana, haber 
conmovido un corazón como tiene que conmover el de todo el que lo 
contempla ahora, en ruinas. ¡Gracias a Dios en ruinas! 17 
C h arles D ick ens
D ick ens, que v isitó el C oliseo cincuenta añ os d espués d e que el pintor 
posara su m irad a en la arena, d escrib e con palab ras la im ag en d e T ow ne. 
E l C oliseo aú n resistí a a pesar d el paso d el tiem po y d e los b á rb aros y 
continuab a en su d ecad encia m á s b ello que nunca. E n una ép oca d ond e 
pred om inab a el sentim iento rom á ntico, la ruina representab a la nostal-
g ia por ép ocas pasad as, la m elancolí a d e la pér d id a; la v isión d e cóm o alg o 
tan sólid o pod í a caer y d esm oronarse perm ití a com prend er que lo ú nico 
que prev alece es el tiem po. M á s v iv am ente que cualquier lib ro, el C oliseo 
narra la h istoria d e la g rand ez a y d ecad encia d e R om a.
P or eso les ag rad ab an tanto las ruinas. S u b ellez a es una b ellez a in-
com pleta, por la que el tiem po h a seg uid o su curso; m uestra la realid ad 
d e una f orm a d if erente, pero b ella al ser naturalez a lo que nuestros v ia-
j eros v en. L a m ateria com o ruina es una d e las g rand es f orm as que tiene 
la arquitectura d e ex presarse y se conv ierte en sinónim o d e eternid ad . 
el debate de la restauración
L leg ad os a este punto se h ace alusión a una cuestión arquitectónica 
m uy interesante que tod av í a se d eb ate en la actualid ad . M uch os arqueo-
lóg os, arquitectos, restaurad ores interv ienen en las ob ras d e restauración 
que se llev an a cab o en m onum entos d e tod o el m und o. S in em b arg o, una 
preg unta que surg e h ab itualm ente es cóm o se d eb e restaurar ese patri-
monio	sin	que	éste	pierda	su	identidad.	¿Habría	que	reconstruir	los	edifi -
cios con la m ism a im ag en que tení an orig inalm ente o d e tal f orm a que se 
com prend a cóm o le h a af ectad o el transcurso d el tiem po?
E l C oliseo aparece com o ej em plo d e un b uen trab aj o d e restauración. 
E l h ech o d e que se h aya rend id o solo parcialm ente, ad quiriend o un h o-
riz onte tan reconocib le, es d eb id o al tipo suelo sob re el que d escansa. E n 
el	anfiteatro,	es	posible	entender	lo	que	el	tiempo,	los	desastres	naturales	
y los b á rb aros h an h ech o. A unque se h a g arantiz ad o su perm anencia res-
catand o su f orm a y m ateriales orig inales en los contraf uertes realiz ad os, 
no se h a b orrado h uella alg una en él d el paso d el tiem po.
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
A particular of the interior, f ech a ind eterm inad a
F ranç ois- M arius G ranet ( 1 7 7 5 - 1 8 4 9 )
Ó leo
dinámico y estático, natural y artificial
E n ef ecto, para m uch os arquitectos eleg ir entre h ab lar d e arquitectura 
o h ab lar d e naturalez a cuand o v isitan unas ruinas no es una cuestión f á cil 
puesto que m uch as v eces son conceptos que se entrecruz an.
Para comprender la inmensidad de este monumento y apreciar sus 
detalles, decido subir a las plantas superiores. Hay que caminar con 
cuidado, y evitar pisar las partes del suelo que reposan sobre bó-
vedas debilitadas por el paso del tiempo. Estas ruinas, donde cre-
cen lianas, zarzas y musgo y hasta pequeños jardines, producen un 
efecto de lo más pintoresco: ofrecen una posición única para los 
artistas y para todos aquellos que saben entender la naturaleza de 
las cosas verdaderamente grandes y hermosas. 18 
S tend h al
H ay constancia d e que un g ran nú m ero d e v iaj eros, d urante los sig los 
X VI I I y X I X , se sintieron v iv am ente im presionad os por la situación que 
v iv í a el C oliseo d e ab and ono y d e estar en m anos d e la naturalez a. E sta 
naturaleza,	en	forma	de	densos	matorrales	de	zarzas,	vides	y	flores	silves -
tres, h ab í a tom ad o posesión d el lug ar y f orm ab a una parte m uy im por-
tante	de	la	experiencia	dentro	del	anfiteatro.
D urante m uch o tiem po, antes d e su d espoj o en 1 8 7 0 , en la oscurid ad 
d e las b óv ed as o colg and o d esd e lo alto d e las arcad as, pod í an encontrarse 
tod o tipo d e plantas que, ad aptad as al clim a y a las estaciones, encontra-
ron	su	hábitat	en	el	anfiteatro.	El	escritor	William	Wetmore	Story	,	en	su	
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Roba di Roma pub licad o en 1 8 6 4 , com enta la g ran v aried ad d e v eg etación 
que	envolvía	los	restos	del	anfiteatro:
After all the bloodshed, and muerder, and battle, and martyrdom, 
how peaceful an tranquil it seems. Above us wheel the swallows, 
that build their “procreant cradles” far up upon the jutting frieze 
and buttress of the clanging crows, flying blackly along when “night 
thickens”. There flocks of doves build and breed among the ruins 
and sail out into the blue deeps. All the benches are drapedwith 
weeds and grasses, and festooned with creepers and flowers. Many 
a strange an curious plant may here be seen, peculiar to the place, 
and these have been recorded in a little volume by Dr. Deakin on the 
“Flora of the Colosseum”. 19 
W illiam W etm ore S tory
F ascinad os por la v eg etación que crecí a entre los restos, b otá nicos con 
una	inclinación	más	científica	realizaron	catálogos	de	 la	flora	del	Coli-
seo. A lg unos d e estos catá log os citab an a m á s d e 4 0 0 especies d if erentes. 
Los	cinco	estudios	científicos	(Panaroli 1643, Sebastiani 1815, Deakin 1855, 
Fiorini Mazzanti 1874 e Anzalone 1951) 2 0 ind ican el g ran interés que sus-
citaba	la	flora	existente	en	el	anfiteatro.
E n la pintura d e G ranet se ob serv a el lí m ite sur d el C oliseo que, d eb id o 
a la caí d a d e la pared ex terior, aparece m á s b aj o que en su orig en. S in em -
b arg o, tod av í a es posib le apreciar la estructura sólid a d e b ord e f orm ad a 
por los enorm es b loques d e trav ertino. C om o escrib e H ippolyte T aine en 
su Voyage en Italie: «On revient et on regarde. La beauté de l’édifice consis-
te dans sa simplicité. Les voûtes sont le cintre le plus naturel et le plus so-
lide, avec une bordure unie. L’édifice s’appuie sur luimême, inébranlable» 
21. E n la im ag en es interesante señ alar esa percepción sólid a que transm ite 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
turalez a y of recí a su esqueleto d esnud o, sin ning una posib ilid ad d e apre-
ciar la b ellez a d e los d etalles. L a alianz a entre la pied ra y la tierra que 
se h ab í a prod ucid o d urante tantos sig los, y que sug erí a la pertenencia al 
lug ar, se h ab í a perd id o. 
R ealm ente no es d e ex trañ ar que d e alg una m anera estos escritores y 
estos artistas se sintieran conm ov id os y f ascinad os por la ex istencia d e 
v eg etación entre las ruinas d el C oliseo. U no d e los v alores d e la arqui-
tectura es su pertenencia a un lug ar y nuestros v iaj eros, en el interior d el 
anfiteatro,	encontraron	esa	fusión	que	debería	valorarse	entre	todo	lugar	
y tod a construcción. 
De	alguna	manera,	la	simbiosis	entre	la	piedra,	las	flores	y	las	ramas,	
hacía	que	no	se	diferenciasen	bien	los	límites	entre	lo	artificial	y	lo	natu-
ral. G ranet log ra transm itir que en los restos d e las b óv ed as que se ab rí an 
al cielo con un lig ero f ollaj e v erd e se d if um inab a, una v ez m á s, el lí m ite 
entre arquitectura y naturalez a. 
la arquitectura f rente a la tex tura y cará cter cam b iante d e la v eg etación. 
«Et cependant, à travers tous ces débris, les lierres, les ronces, la mousse, 
les plantes les arbustes rampent, ils s’avancent, ils s’ixsinuent, ils prennent 
pied dans le ciment; et incessammentils détachent, séparent, pulvérisent 
ces masses énormes que des siécles avoient formées» 22. D upaty, j unto con 
T ayne, rev ela una cuestión apreciab le tam b ién en la pintura: si la arqui-
tectura representa lo está tico, la v eg etación representa lo d iná m ico d en-
tro d e un m ism o espacio.
A l cará cter rom á ntico d e las ruinas es ind ud ab le que contrib uí a la co-
ex istencia d e la v eg etación. E n 1 8 7 0 la d ecisión d e quitar el m anto v eg etal 
que	cubría	la	mampostería	del	Coliseo	influyó	en	la	pérdida	de	una	parte	
d e esa v isión rom á ntica, pasand o a una v isión m á s im pulsad a por los nue-
vos	imperativos	de	la	arqueología	científica.	Los	autores	que	volvieron	o	
v iaj aron a R om a d espués d e ese añ o com entaron ese trab aj o d e lim piez a 
que cam b ió notab lem ente la percepción que tení an d el espacio interior 
del	anfiteatro.	Es	interesante	tener	conocimiento	del	efecto	que	produjo	
en H enry J am es ese cam b io cuand o, en su v uelta a la ciud ad , relata: 
La parte superior del lateral del Esquilino parece tan solitario como 
un risco de los Alpes y al levantar la vista hacia su borde irregular 
traspasado por el sol y plateado por el cielo azul, uno tiene la mis-
ma sensación que si estuviera en un acantilado gris en el que podría 
anidar un águila. Este carácter toscamente montañoso de la gran 
ruina es su interés principal; la belleza del detalle se ha desvanecido, 
sobre todo desde que las flores silvestres que habían crecido tanto 
fueron arrancadas por el nuevo gobierno. 23 
H enry J am es
E l escritor pone d e reliev e cóm o la ruina h ab í a v uelto al estad o d e na-
R om a collag e
5 7
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Inside the Colosseum, 1780
F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 )
L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela
The Arch of Constantin seen from the Colosseum, 1818-1838
L ancelot- T h éo d ore, C om te T urpin d e C rissé ( 1 7 8 2 - 1 8 5 9 )
Ó leo
el Coliseo como herramienta visual
Le ciel s’est éclairci, et à travers les arcades, tout à l’entour, on voyait 
des escarpements verts, de hautes ruines panachées de buissons, 
des fate de colonnes, des arbres, des amas de décombres, un champ 
de longs roseaux blanchâtres, l’arc de Constantin posé en travers, 
le plus singulier melange d’abandon et de culture. C’est ce que l’on 
trouve partout en traversant Rome: des restes de monuments et des 
morceaux de jardins (…) 24 
H ippolyte T aine 
L as arcad as ex teriores y las g alerí as interiores d el C oliseo eran a m e-
nud o ex plotad as por artistas com o f orm as d e encuad re, al tratarse d e un 
principio d e composición m uy sug erente. N o solo los arcos d el C oliseo 
enm arcab an los ob j etos d istantes, sino que la estrateg ia pictórica d e luces 
y	sombras	que	los	pintores	llevaban	a	cabo	servía	para	intensificarlos.	
En	estas	dos	pinturas	el	enmarque	viene	dado,	en	un	caso,	por	el	final	
d e una d e las g alerí as rotas, y en el otro por una d e las arcad as que conf or-
m an el C oliseo. H ippolite T aine, en su Voyage en Italie pub licad o en 1 8 6 6 , 
m enciona m uch os d etalles captad os por las m irad as d e estos d os pinto-
res, acercá nd ose a trav és d e las palab ras a su com posición. A m b os artistas 
parecen com prom etid os a representar los elem entos d e construcción d el 
C oliseo. E n el prim er caso, T ow ne d etalla los arranques d e las b óv ed as o 
la d if erencia f uncional entre los arcos d e lad rillo y la m asa d e h orm ig ón 
que las f orm an. T urpin d e C rissé, por su parte, representa con m uch a po-
tencialid ad la pesad ez d e la arquitectura d el C oliseo, a trav és d e la escala 
R om a collag e
5 95 8
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
d e los b loques d e trav ertino en prim er plano. 
Sin	embargo,	también	se	pone	de	manifiesto	su	interés	por	lo	que	se	
queda	al	otro	lado	del	espacio	construido	del	edificio.	Con	estos	dos	ejem-
plos se m uestra cóm o los pintores concentran su atención en representar 
la relación d el C oliseo con su entorno m ed iante ese m arco d ad o por los 
h uecos d e su f ach ad a elí ptica. 
S e prod uce una oposición a la v ista d el C oliseo com o ob j eto aislad o 
estud iad a al principio d el trab aj o; el espacio com pleto se ab re a la ciud ad 
a trav és d e las arcad as. H asta ah ora se h ab í a v isto com o un elem ento v i-
sual, pero lo que es llam ativ o y ponen d e reliev e estas pinturas es que el 
Coliseo	funciona,	a	su	vez,	como	herramienta	visual.	El	anfiteatro	se	con-
v ierte en un ob j eto interm ed iario d el que m uch os autores se sirv en para 
presentar una realid ad conocid a, R om a, d e una m anera sorprend ente. 
E stas pinturas representan el m ism o f rag m ento d e la ciud ad pero, 
com o d ice T aine cuand o se enf renta a esa m ism a v ista «C’est ce que l’on 
trouve partout en traversant Rome: des restes de monuments et des mor-
ceaux de jardins» 2 5 . E l f rag m ento representad o al f ond o d e las perspec-
tiv as h ab la d e R om a. U na v ez m á s, se ob serv a la m ez cla d e tex turas que 
prod uce la conv iv encia d e arquitectura y naturalez a y que está presente 
en tod a la ciud ad . E l P alatino, cuyas lad eras b oscosas se v en en estas im á -
g enes, es un espacio v erd e entre ruinas, un j ard í n ev ocad or d el pasad o 
rem oto. E s una colina natural con ruinas naturales, d ond e aparece la ig le-
sia d e San Bonaventura j unto a los am plios v estig ios d e los palacios d e 
los em perad ores. J unto a ella, la suav e tex tura d el d istante Arco di Cons-
tantino pone d e reliev e el contraste entre la arquitectura ad intelad a y la 
arquitectura d e arco.
L as v istas que se ab ren a la ciud ad a trav és d el C oliseo of recen collages 
d e la ciud ad d e R om a. F rag m entos com o este se encuentran en alg unas 
otras f am osas colinas d e R om a com o el C elio o el E squilino. E n ellas se 
prod uce una am ab le m ez cla d ond e no solo interv ienen los ob j etos arqui-
tectónicos sino tam b ién la propia naturalez a: la antig ü ed ad se v e env uel-
ta d e esa f orm a tan sug erente por los á rb oles, las plantas o el cielo. 
L a arquitectura d el C oliseo estab lece una relación con tod a la ciud ad 
d e R om a, que no es m á s que antig ü ed ad y naturalez a. S us arcad as, a d i-
f erentes alturas, h acia d if erentes d irecciones, se conv ierten en un h ueco 
para m irar el m und o.
R om a collag e
6 3
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Il Colosseo visto dall’alto, 1855
Ippolito	Caffi	(1809-1866)
Ó leo
circularidad y estratigrafía
¡Aquel coloso en el que los siglos solo han podido hacer presa por 
mitad, hendiéndolo como con un inmenso golpe de hoz, subsiste, en 
toda su majestad, como una puntilla de piedra, con sus centenares 
de ventanas vacías, que se abren sobre el azul del cielo! Es un mun-
do de vestíbulos, escaleras, rellanos, corredores; un mundo en el que 
uno se pierde entre una soledad y silencio de muerte; en la parte 
interior, las graderías hendidas, comidas por los vientos, semejan 
escalones superpuestos e informes de algún antiguo cráter muerto, 
producen la impresión de un circo natural, tallado en la roca viva 
indestructible por la fuerza de los elementos. 26 
E m ile Z ola
M uy pocos pintores h an representad o el espacio d el C oliseo v isto d es-
de	sus	gradas	más	altas.	Caffi	 logra	reproducir	esta	perspectiva	tan	 in-
usual	del	anfiteatro	de	una	forma	muy	sugerente.	Las	ruinas	de	la	pared	
sur, que por esta parte son m uch o m á s b aj as, perm iten que la m irad a d el 
espectador	llegue	más	allá	de	los	límites	construidos	del	edificio.	Esta	vis -
ta of rece un am plio panoram a d e R om a, v elad o lig eram ente por una sua-
ve	neblina.	En	él	se	distingue	el	perfil	de	la	ciudad	que,	desde	la	basílica	
d e Santo Stefano in Rotondo, cruz a el m onte C elio y lleg a h asta la colina 
d el P alatino, d ond e aparecen las ruinas d e los palacios im periales. 
U na v ez m á s, se ob serv a el d eseo por parte d el autor d e que la ciud ad 
aparez ca j unto al C oliseo, y d e que és te se conv ierta en h erram ienta v i-
sual.	El	pintor	aprovecha	la	mitad	rota	del	anfiteatro	para	dirigir	su	mira-
R om a collag e
6 56 4
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
d a h acia R om a y pone d e reliev e que la b ellez a no está en el C oliseo en sí , 
sino	cuando	el	edificio	se	rompe	y	permite	ver	la	ciudad.	
E sta d eseab le relación entre la ciud ad y el C oliseo tom a a los h oriz on-
tes	como	protagonistas.	El	carácter	circular	y	aislado	del	edificio	permite	
que las v istas a la ciud ad se of rez can en tod as d irecciones, tal y com o 
d escrib e E m ilio C astelar en sus Recuerdos de Italia: 
Subí a sus gradas más altas, desde las cuales pude contemplar el 
campo romano, y a mi frente las lejanas lagunas; a mi derecha los 
arcos de Tito y Constantino, la pirámide de Sextio y la basílica de 
San Pablo; a mi izquierda las catacumbas de San Sebastián, la Vía 
Apia con sus dos hileras de sepulcros; a mi espalda el Palatino, el 
Foro, la Vía Sacra, el arco de Septimio Severo, el Capitolio; por do-
quier los lugares en que circulan como rica savia las ideas, los luga-
res llenos de recuerdos (…). 27 
E m ilio C astelar
E n la im ag en, la representación d e ese «mundo de vestíbulos, escale-
ras, rellanos, corredores» que d escrib e E m ile Z ola, j unto con el estud io 
d e la luz natural, rev ela una especial atención a los d etalles por parte d el 
pintor.	Caffi	ofrece	 la	belleza	del	Coliseo	como	objeto	circular,	con	sus	
och enta rad ios construid os. E n el g ran recinto interior, las á reas d e som -
b ra se alternan con las solead as; la m itad d e la arena aparece en som b ra 
y	la	otra	mitad	iluminada.	Se	aprecia	cómo	la	propia	forma	del	edificio	
contrib uye a v er en él el cará cter circular d e la luz , prod ucién d ose una 
d iv isión d el ob j eto en d os partes.
El	anfiteatro,	dentro	de	 la	ciudad	de	Roma,	es	un	edificio	muy	sin-
gular.	Las	casas	romanas	y	demás	edificios,	en	su	mayoría,	son	rectan-
g ulares y la circularid ad se reserv a ú nicam ente a las construcciones que 
representan a la ciud ad : el C oliseo, los m ausoleos d e los em perad ores, el 
Panteón.	Estos	edificios		señalan	los	matices	de	la	luz	con	más	intensidad	
que	un	edificio	rectangular.
P intura y d escripción ex traen la id ea d e la construcción d el C oliseo 
com o una sum a d e d if erentes planos horiz ontales. E sta cond ición estra-
tigráfica	que	tiene	el	edificio	se	hace	muy	evidente	en	la	fachada	exterior,	
d ond e aparecen tres lí neas d e im posta m uy m arcad as, una lí nea d e corni-
sa actuand o com o lí m ite contra el cielo y los cuatro órd enes superpuestos 
en altura. 
E n realid ad el C oliseo es una superposición, y esa cualid ad está pre-
sente	en	 la	pintura	de	Caffi.	Las	 líneas	horizontales,	 tan	 legibles	en	 la	
fachada	exterior,	se	hacen	evidentes	también	en	el	interior	del	anfiteatro.	
E n el interior d el C oliseo en tod o m om ento, com o relata H ippolyte T aine 
en su Voyage en Italie: «les yeux montent, et redescendent, et remontent 
sur les trois étages de vontes et sur l’énorme mur qui les domine» 28 . L os 
oj os sub en y b aj an por los tres pisos d e las cuev as y sob re la enorm e pared 
que los d om ina. E n la im ag en aparece el plano reh und id o d e la arena, 
los	pisos	de	corredores	conformando	 líneas	circulares	y,	finalmente,	el	
h oriz onte. E sa ú ltim a superposición es posib le, ú nicam ente, g racias a la 
elección d e d ib uj ar la pared sur, ya que en otras representaciones la pared 
alta que d om ina el C oliseo actuarí a d e lí m ite v isual.
Es	interesante	observar	cómo	Caffi,	de	una	manera	muy	intuitiva,	re -
presenta d os im portantes cualid ad es arquitectónicas d el C oliseo: su cir-
cularid ad y su estratig raf í a. 
R om a collag e
7 1
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Inside the Colosseum, 1780
F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 )
L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela
Colosseum, 1776-1781
J oh n ‘ W arw ick ’ S m ith ( 1 7 4 9 - 1 8 3 1 )
Ó leo
espacio interior
Empujado por el pánico entré en el inmenso Coliseo, que se alzaba 
ante mí como una auténtica montaña. Me encontraba en el doble 
corredor de arquería que, en perfecto estado, como si lo hubieran 
terminado ayer mismo, ocupa la mitad del edificio; reinaba una os-
curidad total y hacía un frío helador. Avancé unos pasos entre los 
arcos, pero despacio, muy despacio, pues el ruido de mis propios 
pasos me producía aún más miedo; (...) Me pareció oír el sonido 
metálico de las armas y retrocedí hasta otra arcada muy distinta, 
formada esta por arbustos y plantas trepadoras que crecían sobre 
los altos pilares. 29 
H ans C h ristian A nd ersen
A l entrar en el C oliseo, se tiene una sensación d e m aciz o controlad o. 
T od o está lleno d e escaleras y corred ores ab ov ed ad os. S orprend e la pesa-
d ez d e su arquitectura, que d a apariencia d e contener ú nicam ente el aire 
d eb id o a la soled ad d el espacio interior. 
U na v ez m á s, nuestros v iaj eros d escrib en la sensación d e encontrarse 
d entro d e una m ontañ a. S in em b arg o, esta sensación, en este caso, no es 
prod ucid a por la conv iv encia ex istente entre ruinas y v eg etación sino por 
la calid ad d e esos espacios. E stud iab an los v om itorios y los pasillos com o 
pued e estud iar el naturalista una m ontañ a ya que, «aquello, más que una 
obra de construcción, parecía haber sido cavado en las entrañas de una 
cantera» 30 , com o relata P ed ro A ntonio d e A larcón.
R om a collag e
7 3
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
7 2
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
S ug erentes eran los corred ores d el C oliseo, m uch o m á s que en la ac-
tualidad.	Durante	los	siglos	XVIII	y	XIX	en	cada	visita	al	anfiteatro	podía	
ob serv arse a v arios ob reros trab aj and o entre los restos; unos se d ed ica-
b an a los yacim ientos arqueológ icos d e la arena, m á s allá , otros lim piab an 
las	secciones	del	edificio	que	el	tiempo	y	la	vegetación	atacaban	intensa-
m ente; se encontrab an ante b óv ed as m uy d esg astad as por el uso y los 
f enóm enos m eteorológ icos, que pod í an h und irse en cualquier m om ento. 
L a g ran m ayorí a d e esas b óv ed as, com o representa T ow ne en una d e las 
pinturas, presentab an un h ueco ab ierto en el tech o, d el que colg ab an ar-
bustos	y	flores.	Como	las	dimensiones	del	hueco	cenital	eran	reducidas	
respecto a las d el corred or que ilum inab a, el espacio se v eí a d ram atiz ad o 
por el ef ecto que tení a en él la luz . 
Durante un bello atardecer del mes de julio pasado fui a sentarme 
al Coliseo. El sol poniente derramaba ríos de oro por todas aquellas 
galerías por las que corría antaño el río de las masas; marcadas 
sombras surgían al mismo tiempo del hundimiento de los palcos y 
de los corredores, donde caían sobre el suelo en anchas tiras negras. 
31 
F ranç ois R ené d e C h ateaub riand
C om o d escrib e C h ateaub riand en su Viaje a Italia escrito en 1 8 0 3 , en 
esos pasad iz os ilum inad os cenitalm ente se creab a un ef ecto m uy inte-
resante. E l rayo que entrab a en la penum b ra creab a una tensión d iag o-
nal que m uy b ien supieron captar otros pintores com o J oseph W rig h t of 
D erb y ( Inside the Arcade of the Colosseum, 1 7 7 4 ) o J ean- A ntoine C ons-
tantin d ’ A ix (An Arcade in the Colosseum, Rome).
piel interior
R om a collag e
7 57 4
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
E n el interior d el C oliseo es d ond e m ej or se ob serv a el paso d e tiem po 
sob re su arm az ón d e pied ra. P rev iam ente se h ab í a estud iad o el paso d el 
tiempo	reflejado	en	la	concepción	del	espacio	a	través	de	las	ruinas,	pero	
para apreciar el d esg aste en la piel d e la arquitectura es necesario entrar 
en el lab erinto d e corred ores. L a tex tura y la b ellez a d el m aterial, ya sea 
d el suelo cub ierto d e v eg etación o d e los propios elem entos constructi-
v os, se conv ierte en contacto v isual y ú til, en la ex presión m á s inm ed iata 
d e esa arquitectura interior. 
L as tex turas d el C oliseo v ienen m atiz ad as por las rug osid ad es pro-
vocadas	por	el	tiempo	y	el	uso,	por	la	agresión	sufrida	por	el	edificio	del	
que conf orm an piel y estructura. A l ig ual que en el C oliseo, R om a entera 
ex presa en su piel el uso, esa m ez cla d e ef ectos que tanto el tiem po com o 
los h om b res h an reunid o.
El arquitecto que construyó el Coliseo tuvo el valor de ser sencillo. 
Aquí todo es simplicidad y solidez; por eso las junturas de los in-
mensos bloques de piedra, que se ven desde todas partes, toman 
un carácter impresionante de grandiosidad. El espectador debe esta 
sensación, que se acentúa más aún en el recuerdo, a la ausencia de 
todo pequeño ornamento; toda la atención se dedica a la masa de 
tan magnífico edificio. 32 
S tend h al
E sa atención, com o d ice S tend h al, es el d esarrollo d el tacto y la v ista 
en el encuentro con el d etalle. E n el C oliseo se aprecia en esos h uecos en 
los b loques d e trav ertino y en sus j untas, en la v eg etación que crece entre 
ellos. E stos d etalles no solo está n preparad os para ser v istos, sino para ser 
percib id os. L a pied ra que conf orm a el C oliseo, en este caso el trav ertino, 
está asociad a a la g rav ed ad , a la solid ez d e su arquitectura. 
E nf rentand o estas d os pinturas d e W arw ick S m ith y d e T ow ne, que 
bien	podrían	ser	los	dos	corredores	tan	distintos	a	los	que	se	refiere	An-
d ersen, es posib le ob serv ar d e qué m anera se transf orm a el espacio ar-
quitectónico seg ú n tod as las cuestiones tratad as anteriorm ente. L a su-
perficie	 rugosa	e	 irregular	del	 interior	del	Coliseo,	más	acertadamente	
representad a en la prim era pintura, prov oca, al ilum inarse, una serie d e 
reflexiones	que	aumentan	 la	densidad	y	masividad	del	 travertino.	Este	
h ech o, sum ad o al contraste d iag onal d e luz y som b ra, y al paso d el tiem -
po	más	claramente	reflejado	en	sus	bóvedas,	dota	a	esta	pintura	de	una	
ex presiv id ad m uy superior a la seg und a. 
percepción de la escala
U na d e las cuestiones m á s interesantes con las que cuenta el C oliseo 
es	la	dificultad	para	mostrar	su	escala	real.	El	anfiteatroes	más	grande	de	
lo que realm ente parece. C om o relata G oeth e en su Viaje a Italia, «cuan-
do lo contemplas, todo lo demás te parece pequeño, es tan grande que 
su imagen no te cabe en el alma; lo recuerdas como si sus proporciones 
fueran menores y, cuando vuelves de nuevo aparece más grande» 33. E s ne-
cesario alg o d e tiem po para ser conscientes d e la inm ensid ad d e C oliseo, 
«sólo con reparar en las distancias que recorría para pasar de una galería 
a otra, cortando en zig-zag los círculos concéntricos que mediaban entre 
la periferia del edificio y la dilatada arena en que tenían lugar los espectá-
culos» 3 4 es posib le f orm arse una id ea d e sus colosales d im ensiones.
En	estas	pinturas	se	aprecia	la	dificultad	de	conocer	la	escala	real	del	
edificio.	Sin	embargo,	tanto	el	tamaño	de	los	bloques	de	travertino	como	
las v istas d e la g ran pared norte en la prim era im ag en o un f rag m ento 
cielo y ciud ad en la seg und a, ex presan el d eseo por parte d e los pintores 
por	reflejar	de	algún	modo	su	escala.	
R om a collag e
7 9
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
View of the Colosseum by night, 1830-1832
C arl G ustav C arus ( 1 7 8 9 - 1 8 6 9 )
Ó leo
costumbre romántica
Eran las nueve de la noche; el cielo se había despejado, y la creciente 
luna tendía su manto de plata sobre la silenciosa ciudad. Una ten-
tación irresistible se apoderó de mi alma. ¡Había oído hablar tanto 
de ello! ¡Lo había soñado tanto! ¡Era el momento tan oportuno! (…) 
vería el Coliseo al fulgor del astro de las ruinas, turbaría el sosiego 
de cien generaciones, evocaría sus sombras y sus recuerdos (…) Y 
heme aquí ya de vuelta. ¡Oh! ¡Lo que he visto! ¡He visto a Roma! ¡A 
la Roma ideal, a la Roma de la historia, a la Roma de la poesía! 35 
P ed ro A ntonio
Los	edificios	también	están	vivos	de	noche.	La	cita	de	Pedro	Antonio	
d e A larcón, en su De Madrid a Nápoles escrito en 1 8 6 1 , sub raya la pred i-
lección rom á ntica por la v ista nocturna d el C oliseo. A trav és sus palab ras, 
o	las	de	William	Wetmore	Story,	el	anfiteatro	es	transformado	de	un	edi -
ficio	en	ruinas	a	un	espacio	en	el	que	héroes	antiguos	viven,	como	lo	ha-
cen los poetas y artistas que recorrieron en la ciud ad d urante sig los. E llos 
tam b ién h ab itan R om a y son record ad os en en las m entes d e los v iaj eros 
nocturnos que v isitab an el C oliseo. 
The place remembers not its ancient horrors, as it sleeps in the full 
sunlight of an Italian day, but when the shadows of night come on, 
and the clouds blacken above, and the wind how is through the emp-
ty galleries and arches, and the storm comes down over the Colos-
seum, the clash of the gladiators may still be heard, the roar of the 
multitudinous voices crying for blood rise on the gale, and those 
R om a collag e
8 18 0
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
R om a collag e
Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
broken benches are thronged with a fearful audience of ghosts. 36 
W illiam W etm ore S tory
percepción de los detalles según la luz
¿Cómo transmitir la belleza de un paseo por Roma a la luz del luna 
a quien no lo haya vivido? Hay que haber estado allí para hacer-
se idea de su incomparable hermosura. La gran masa de luces y 
sombras engulle los detalles, y el ojo sólo es capaz de percibir el 
conjunto y los aspectos más generales de éste (…) El Coliseo ofrece 
una vista de una belleza increíble. Por la noche su recinto se cierra; 
dentro vive un eremita en una capilla y los mendigos ocupan las 
arruinadas bóvedas. Estos habían encendido una hoguera en suelo 
llano. Una suave brisa empujaba el humo hacia la arena, cubriendo 
la parte inferior de las ruinas y destacando los sombríos muros en 
lo alto. Nos detuvimos junto a la reja y admiramos el fenómeno bajo 
una luna resplandeciente. El humo se iba deslizando, despacio, a 
lo largo de las paredes, grietas y aberturas, y la luna lo iluminaba 
como una niebla. El espectáculo era precioso (…) El sol y la luna, lo 
mismo que el espíritu humano, tienen aquí una misión muy distinta 
que en otros lugares, porque aquí se enfrentan a formidables cons-
trucciones. 37 
G oeth e 
Carus	en	esta	pintura	recoge	la	belleza	fantasmagórica	del	edificio	por	
la noch e d escrita por G oeth e cincuenta añ os antes. E ste ú ltim o, com o 
la m ayorí a d e nuestros otros autores, en su Viaje a Italia ex presab a su 
pref erencia por la ciud ad nocturna. L a v isita a la luz d e la luna al interior 
d el C oliseo se conv irtió en una ex periencia esencial para los v iaj eros im -
preg nad os por el espí ritu rom á ntico d e la ép oca. E se paseo se presentó 
com o alg o ex clusiv o por el cual v alí a la pena enf rentar los pelig ros d eb id o 
a	las	deficientes	condiciones	en	las	que	se	encontraban	las	bóvedas	del	
anfiteatro.	
La	afirmación	sobre	la	misión	de	la	luna	que	describe	Goethe	es	re -
m arcad a tam b ién por M ad am e d e S taël en Corinne; or, Italy,	cuando	afir-
m a que «The sun of Italy should shine on festivals; but the moon is the 
light for ruins» 38 . S in em b arg o, esa pref erencia no se prod ucí a ú nicam en-
te por las ev ocaciones que, com o ya se h a com entad o, surg í an d urante la 
v isita. E l encanto que ex tend í a la luna sob re la ciud ad d e R om a era un 
tem a com entad o por m uch os escritores, ya que la ciud ad resultab a m á s 
conm ov ed ora que nunca. 
Y es que las ciud ad es d e noch e tienen poco que v er con las ciud ad es d e 
d í a: sus ef ectos cam b ian. L a luz que env uelv e la arquitectura no es la m is-
ma,	ni	el	contraste	que	se	produce	en	las	superficies	de	los	materiales.	Las	
sensaciones que g enerab a la v isión nocturna d el C oliseo, d ond e la m itad 
d e la g ig antesca arena estab a inm ersa en una som b ra prof und a m ientras 
que la otra d orm í a en una penum b ra lum inosa, g enerab a, en el alm a d e 
los v iaj eros, sensaciones m uy d if erentes respecto a la v isión d iurna.
E n el C oliseo a pleno d í a, b añ ad o d e sol, «abruma la inmensa armazón 
de piedra, las arcadas derruídas, los muros rajados de siglos, horadados de 
años, labrados del paso incesante de las horas y mutilado el cuerpo vasto 
y soberbio por bárbaros y barberines» 39 com o relata R ub én D arí o en su 
Diario de Italia. P or la noch e, sin em b arg o, solo se aprecian esos d etalles 
allí	donde	 la	 luna	vierte	su	 luz.	La	revelación	de	 los	reflejos	elimina	el	
inestim ab le ef ecto d e la oscurid ad por la que «el ojo sólo es capaz de per-
cibir el conjunto y los aspectos más generales» 4 0 	del	edificio.
R om a collag e
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Por	tanto,	la	apreciación	de	la	arquitectura	se	ve	modificada	según	la	
luz que la env uelv e. L a oscurid ad eng ulle los d etalles, com o se ob serv a 
en la iz quierd a y en el plano d e f ond o d e la pintura. E n este ú ltim o caso, 
la pér d id a d e d etalle y la percepción ú nica d el conj unto se v e acentuad a 
por la lej aní a d e las f orm as. S in em b arg o, C arus pone d e reliev e la im por-
tancia	de	los	reflejos	sobre	la	arquitectura	del	Coliseo.	Éstos	atenúan	las	
som b ras y perm iten ad iv inar los d etalles en la parte d erech a d e la im ag en. 
«La luna llena se levantó en el horizonte sereno, tranquilo, y vino a dar con 
su melancólica luz nuevos toques de poesía a los arcos, a las columnas, 
a las bóvedas, a las piedras esparcidas, a la desolación de aquel lugar» 41. 
C om o cuenta E m ilio C astelar en sus Recuerdos de Italia, pued e que la 
penum b ra d el C oliseo resulte inconv eniente para quienes necesitan v er 
bien,	sin	embargo	los	reflejos	que	en	ella	se	producen	son	los	que	permi-
ten ad iv inar los d etalles d e su arquitectura en ruinas. 
Tiene	razón	el	arquitecto	José	Laborda	Yneva	cuando	afirma	que	«Es 
experta la penumbra de Roma; la ciudad tiene mucha costumbre de sus 
cosas, noes raro para ella la convivencia con las arquitecturas más suge-
rentes del mundo, sabe que los edificios tienen un volumen conjunto que 
debe verse de día y que resulta improcedente cuando solo se resalta en 
parte, iluminado en la noche, como si de un artificio escénico se tratara» 
42.	Roma	no	necesita	resaltar	sus	arquitecturas	con	artificio;	ninguna	ar-
quitectura es pensad a y proyectad a para ser ilum inad a así ya que pierd en 
el interés que tienen cuand o se ilum inan con la luz d e la luna o d e las 
estrellas.
el Capitolio
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
The Campidoglio, f ech a ind eterm inad a
J acques- L ouis D av id ( 1 7 4 8 - 1 8 2 5 )
Grafito	y	acuarela
secuencia visual
Bajé por las callejas hasta la escalinata del Capitolio -ese largo 
plano inclinado, más bien roto a cada dos pasos, que defrauda sin 
excepciones, creo, a los turistas propensos a los raptos retrospecti-
vos-. Ciertamente el Capitolio visto desde este lado no es imponen-
te. La colina es tan baja, la ascensión tan escasa, la arquitectura 
de Miguel Ángel del cuadrángulo de la cima tan mediocre, todo el 
lugar parece más un montículo que una montaña, que los primeros 
diez minutos que uno pasa allí la historia de Roma parece haberse 
colado por una trampilla. 43 
H enry J am es
L a ev aluación crí tica d e H enry J am es d e la arquitectura d el C apitolio 
f ue escrita con unos d os añ os d e d if erencia d el b oceto d e D av id . L a am -
plia escalera, conocid a com o Cordonata, cond uce la v ista h acia la pro-
pia plaz a, centrá nd ose en el m onum ento ecuestre d e M arco A urelio. E l 
Palazzo Senatorio, con su torre central, cierra la com posición al f ond o, 
m ientras que el Palazzo dei Conservatori y el Palazzo Nuovo	definen	la	
plaz a a d erech a y a iz quierd a, respectiv am ente. L as estatuas d e m á rm ol 
em b ellecen la b alaustrad a h acia la ciud ad y el cam ino rod ad o, la via delle 
Tre Pile, curv a su cam ino h acia la plaz a. E l ú nico elem ento que aparece en 
som b ra, la em pinad a escalera que se d irig e a la ig lesia d e Santa Maria in 
Aracoeli, está situad o en el ex trem o iz quierd o d el d ib uj o. 
A l usar el recurso d e la som b ra sob re la scalinata dell’Ara Coeli, el autor 
representa la plaz a com o un m om um ento aislad o en la colina C apitolina. 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
E sta v ista, con el punto d e v ista en el ej e central para d estacar la sim etrí a 
d el conj unto, era una d e las m uch as que se representaron a partir d el sig lo 
XVII	al	darse	por	finalizada	la	construcción	de	la	plaza	en	el	siglo	XVII.
M uch os artistas a lo larg o d e los sig los posteriores se d ed icaron a re-
presentar la plaz a al ig ual que lo h iz o J acques- L ouis D av id y a d escrib irla 
como	lo	hizo	Henry	James.	Un	tema	díficil	de	alcanzar,	ya	que	ni	los	pin-
tores con su m irad a ni los escritores con sus palab ras log raron captar la 
secuencia v isual pensad a por M ig uel Á ng el, el m ov im iento que acom pa-
ñ a a la percepción com pleta d e ese lug ar icónico.
secuencia visual
L a ascensión a la plaz a d el C apitolio es alg o que se d eb e ex perim en-
tar para no perd er el sentid o d el espacio d iseñ ad o por M ig uel Á ng el. A l 
lleg ar al arranque d e la Cordonata, sig uiend o el ej e v isual, se com prueb a 
que la escalera, d eb id o a sus lad os d iv erg entes, parece ig ual d e anch a en 
su parte inf erior que en su parte superior, aunque esta esté m á s lej os; se 
trata d el prim er ef ecto que pensó el arquitecto para correg ir la percepción 
d el oj o h um ano. 
D esd e la parte inf erior d e la escalera la prim era im ag en que se tiene d e 
la plaz a es la b alaustrad a que m ira a la ciud ad , con las enorm es esculturas 
colocadas	sobre	ella.	A	medida	que	se	asciende,	estas	figuras	escultóricas	
llegan	a	ocultar	las	discontinuidades	entre	los	edificios,	dando	la	sensa-
ción,	por	un	instante,	de	que	la	plaza	está	definida	por	un	único	edificio	
en f orm a d e «U ». L a estatua ecuestre d e M arco A urelio v a creciend o con-
f orm e el v isitante se acerca y lam irad a continú a h acia la torre d el Palazzo 
Senatorio. 
E n la parte superior, la arquitectura d e M ig uel Á ng el rev ela su natura-
lez a com plej a y teatral, un ef ecto que se v e acom pañ ad o por el d ib uj o d el 
pav im ento. E ntonces el cab allo ya está sob re su ped estal, M arco A urelio 
se	encuentra	enmarcado	sobre	el	fondo	axial	del	palacio,	y	los	edificios	
d e los lad os d e la plaz a of recen un nuev o ef ecto: resultan paralelos, sin 
f ug as. S e trata d el m ism o recurso que aparecí a en las escaleras: el espacio 
d e la plaz a no es rectang ular, sino trapez oid al con la b ase anch a h acia el 
f ond o. 
L a perspectiv a v isual se altera inev itab lem ente. T od o es g eom etrí a y 
proporción entre las piez as, unas con otras y tod as a la v ez . A lg o que sí 
aparece en las pinturas y se prod uce al ex perim entar el espacio es el ef ecto 
esencial d e la torre com o ej e d e sim etrí a. 
La	representación	pictórica,	estática	por	definición,	puede	congelar	
un m om ento, una d eterm inad a arquitectura, pero, a pesar d e serv irse d e 
elem entos com o la com posición, la prof und id ad o las luces y las som b ras, 
en el caso d el C apitolio no consig ue transm itir la cualid ad d iná m ica que 
M ig uel Á ng el introd uj o en la ex periencia d e su arquitectura.
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
Veduta del Campidoglio e dell’Aracoeli, f ech a ind eterm inad a
G aspar v an W ittel ( 1 6 5 3 - 1 7 3 6 )
P lum a, tinta, acuarela g ris y pintura sepia
relaciones espaciales
El Capitolio mismo es el trono del museo Capitolino. De la falda de 
aquel sacro monte, en una plaza rodeada de buenas casas, y con 
una gran fuente en medio, se ven dos altas y anchas graderías, una 
a mano izquierda, más alta y elevada empedrada aquí y allí de bajos 
relieves y de otras piedras antiguas, que conduce a Iglesia de Ara 
Celi, y otra en medio, más magnífica, más espaciosa, mas cómoda 
y majestuosa, que lleva a la plaza donde está el museo Capitolino. 44 
J uan A nd rés y M orell
C on el tiem po, los artistas m ostraron una ev olución a la h ora d e re-
presentar el C apitolio. C om enz aron a v erlo no solo com o un m onum ento 
aislad o en la colina, sino com o parte d el tej id o y d e los recorrid os urb anos 
que h ací an los v iaj eros en aquella ép oca.
A partir d el sig lo X VI I , los v ed utistas realiz aron una ex tensión v isual 
al contex to urb ano, y em pez aron a incluir en sus perspectiv as tanto la 
Cordonata com o parte d e la plaz a d esd e la que arranca. U tiliz ab an puntos 
d e f ug a ex cén tricos respecto al ej e d e sim etrí a d e la plaz a y alarg ab an el 
campo	de	visión	para	encuadrar	los	alrededores	e	incluir	los	edificios	con	
los que lim itab a la plaz a, en concreto la ig lesia d e S anta Maria in Aracoeli, 
con su escalinata d e acceso. 4 5 
Q uisieron encontrar una estrateg ia v isual capaz d e incluir en la im a-
g en no solo la f orm a sino la ex periencia d e la secuencia espacial. S e com -
prom etieron intensam ente con este entorno arquitectónico, tanto que 
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
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Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias
esta v ista era uno d e los m otiv os im prescind ib les d el g ran repertorio d e 
tem as rom anos inh erid os a la trad ición d e la «v ed uta». 
A l representar la plaz a d e M ig uel Á ng el j unto con la ig lesia d e Santa 
Maria in Aracoeli se prod uce una situación urb ana m uy interesante. E l 
pintor d irig e la m irad a d el espectad or h acia una encrucij ad a. L a Cordona-
ta se toca con la scalinata y v em os las d os escaleras j untas; su encuentro 
en

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