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Roma Collage Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Trabajo de Fin de Grado Carmen Cuevas Fernández Tutor: Luis Martínez Santa-María Le Colisée, vu à travers les arcades de la Basilique de Constantin, 1825 Jean-Baptiste Camille Corot (1796-1875) Óleo Salía por las mañanas solo, antes que el mo- vimiento de la ciudad pudiera distraer el pen- samiento del contemplador. Llevaba debajo del brazo los historiadores, los poetas, los descriptores de Roma. Iba a sentarme o a pa- sear por entre las ruinas desiertas del Forum, del Coliseo, de la campiña romana. Miraba, leía y pensaba alternativamente. Hacía de Roma un estudio serio, pero estu- dio en acción. Aquel fue mi mejor curso de historia. 1 A lph onse d e L am artine R om a C ollag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Carmen Cuevas Fernández Estudiante C arm en C uev as F erná nd ez E x ped iente 1 2 0 9 8 Tutor L uis M artí nez S anta- M arí a D epartam ento d e P royectos A rquitectónicos Aula TFG 3 A ntonio J uá rez , coordinador I ñ ig o C ob eta, adjunto E scuela T éc nica S uperior d e A rquitectura d e M ad rid U niv ersid ad P olitéc nica d e M ad rid J unio 2 0 1 9 R esum en M otiv ación I nv itación al v iaj e R om a, com pañ era d e artistas R om a collag e P asaporte al lector E l C oliseo Joseph Mallord William Turner. D escontex tualiz ación y ab stracción. Victor-Jean Nicolle. C uerpo arquitectónico. Francis Towne. E l v alor d e las ruinas. François-Marius Granet. Artificial y natural. Francis Towne y Turpin de Crissé. E l C oliseo com o h erram ienta v isual. Ippolito Caffi. C ircularid ad y estratig raf í a. John Warwick Smith y Francis Towne. E spacio interior. Carl Gustav Carus. C ostum b re rom á ntica. E l C apitolio Jacques-Louis David. S ecuencia v isual Gaspar van Wittel. R elaciones espaciales Bernardo Belloto. L a arquitectura y su piel O tras coincid encias espaciales N otas Fuentes bibliográficas R om a collag e 1 1 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Resumen L a ciud ad d e R om a se presenta com o inag otab le f uente d e inspiración artí stica para tod os los v iaj eros que acud en a ella. E s un lug ar para perci- b ir y proyectar, recib ir y representar. E ste trab aj o tiene com o ob j eto d e estud io el m od o en que los v iaj eros d e los sig los X VI I I y X I X d escrib ieron sus encuentros con alg unos lug ares d e la ciud ad d e R om a. L as prueb as d e esos encuentros, en f orm a d e d ia- rios y cartas, d ib uj os y acuarelas, constituyen el retrato d e unos rincones m uy particulares. E n concreto, el C oliseo y el C apitolio son los d os casos d e estud io en los que la aportación realiz ad a v a m á s allá d e la recopila- ción d e im á g enes y citas. N uestros v iaj eros, entre los que se d if erencia a los que se d ed icaron al g én ero pictórico y al literario, aportan unos pensam ientos y unas m irad as que perm iten d escub rir alg unos tem as d e arquitectura presentes no solo en esos lug ares, sino en tod a la ciud ad d e R om a. Términos clave R om a, collag e, pintura, literatura, v iaj e, percepción. R om a collag e 1 3 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Motivación L a elección d el tem a d e este trab aj o surg e d e un g ran interés y cariñ o por la ciud ad d e R om a. E s una ciud ad tan conocid a y, al m ism o tiem po, sig ue siend o tan sug erente que tiene cientos d e lecturas posib les. S in em b arg o, tod os tenem os una serie d e im á g enes en la cab ez a cuan- d o escuch am os su nom b re. I m á g enes que proced en d e nuestra propia ex periencia o d e lo que otras personas nos h an m ostrad o. H istoriad ores, tratad istas, arquitectos, cineastas, etc. h an conocid o la C iud ad E terna y d ej ad o constancia d e sus d í as en ella en f orm a d e v ariad os d ocum en- tos. E n el caso d e m i v iaj e a R om a, m e acom pañ aron d istintos autores que, a trav és d e sus d iarios d e v iaj e, m e d ieron a conocer cad a rincón d e la ciud ad . E sa ex periencia personal se enriquecí a cuanto m á s leí a. E l paseo nocturno por el C oliseo d e L ord B yron en L as pereg rinaciones d e C h ild e H arold era un ex periencia que yo no pod í a realiz ar, al m enos en ese m o- m ento, pero el autor m e la b rind ab a. E l P anteón en ruinas y cub ierto d e v eg etación y niev e d escrito por H enry J am es en una d e sus nov elas, E l ú l- tim o d e los Valerios, era un espacio inv entad o pero, a partir d e entonces, yo tam b ién pod rí a record arlo así . L a R om a que v eí a ya no era la R om a d e las pelí culas o d e las g uí as turí sticas. G racias a esa ex periencia m e d i cuenta d e que los escritores y poe- tas influyen en cómo se mira una ciudad. Los viajes a Italia como tradi - ción cultural se h an suced id o d esd e el sig lo X VI I h asta ah ora y ex isten R om a collag e 1 51 4 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias m ultitud d e v iaj eros que h an d escrito sus encuentros con R om a. G oeth e, C h ateaub riand , D ick ens y los d em á s autores que aparecen en este trab aj o nos perm iten conocer R om a con una inocencia im posib le h oy en d í a. S us percepciones son im portantes por cuanto m old earon el im ag inario d e los posteriores v isitantes e incluso la v isión que tenem os d e la ciud ad en la actualid ad . E l interés d e este trab aj o surg e, por tanto, d e intentar d escub rir la rela- ción entre la ciud ad d e R om a y sus d if erentes v iaj eros. Vernon L ee, escri- tora b ritá nica, d eclaró « P oets really m ak e places» 2 , pero alg unos lug ares, com o R om a, tam b ién crean poetas y artistas. Invitación al viaje No me propongo describir las ciudades de la península, pintadas de diverso modo por tantos viajeros. Italia es conocida aún por los que no la han visitado, y las representaciones gráficas y descriptivas de sus monumentos son, digámoslo así, del dominio público. (...) Se ha escrito tanto de Italia que es díficil y temerario añadir nuevas des- cripciones a las tan conocidas hechas por las plumas más hábiles de todos los países. 3 B enito P ér ez G ald ós D and o la raz ón a G ald ós, la id ea principal d e este trab aj o es, sencilla- m ente, acercar esas m irad as. M á s que cualquier otro lug ar d el m und o, R om a tiene el pod er d e h acer que el v isitante estab lez ca un d iá log o con v iaj eros d e otros tiem pos y otras ép ocas. S e of rece un recorrid o por alg u- nos rincones d e R om a, proporcionand o pensam ientos y sensaciones que la ciud ad d espertó en d if erentes escritores y pintores. U n recorrid o en que la d irección la d an sus palab ras y sus atentas m irad as. S e ex ploran sus d escripciones, se v iaj a a sus pinturas. N o con el af á n d e v olv er a ex plicar la h istoria o d e v olv er a d escrib ir el lug ar, sino con la v oluntad d e v erlo d e f orm a d if erente. N o se trata d e v er la ciud ad a trav és d e sus oj os, sino d e d escub rirla con su ayud a. S e realiz a un triple v iaj e: en el espacio, a R om a, en el tiem po, h acia otras ép ocas y sensib ilid ad es; y en el espí ritu, h acia las d istintas plum as que retratan esa ciud ad . E l ob j etiv o es m ostrar que h ay m uch as R om as, que la C iud ad E terna no solo ex iste no solo en el T ev ere o en las S iete C olinas, sino en la im ag i- nación colectiv a d e pintores, escritores, v iaj eros y arquitectos. T od as esas m irad as, unid as, term inan transf orm and o esos rincones en lug ares d e- terminados y definidos, con un carácter especial y una historia. T od o el m und o acab a pasand o por R om a. E ste trab aj o es una inv ita- ción a no em prend er estos paseos en solitario sino en com pañ í a d e alg u- nos d e los espí ritus m á s intelig entes y creativ os que h an pisad o la C iud ad E terna.Roma, compañera de artistas N ing una otra ciud ad h a capturad o la im ag inación d e los artistas d e to- d as las ép ocas com o R om a. D urante los sig los X VI I , X VI I I y X I X , la ciud ad se estab leció com o una d e las principales parad as d el G rand T our, j unto con otros d estinos com o F lorencia o N á poles. M uch os pintores y escrito- res d e esta ép oca d ocum entaron su estancia en la ciud ad en este perí od o. R om a collag e 1 71 6 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a, b ella y ev ocativ a con sus colinas, su rí o y sus ruinas, proporcionó las im ag én es m á s com pletas d e naturalez a, arte y arquitectura que cual- quier artista pud iera d esear. literatura E stos sig los f ueron los d e los am antes apasionad os d e I talia y, por tan- to, los d el ex cepcional v ig or d e la literatura d e v iaj es. P ersonaj es pertene- cientes a sensib ilid ad es culturales d if erentes d escrib ieron sus encuentros con la ciud ad y las em ociones que ex perim entaron. L as prim eras f uentes d e partid a para realiz ar el paseo son, por tanto, los d ocum entos escritos en los que los autores reflejaron su propia experiencia en Roma. Se con- sultan tanto los D iarios d e v iaj e com o la correspond encia intercam b iad a con f am iliares y am ig os d urante el v iaj e a R om a d e estos autores. A lg unas otras ob ras, com o C orine ou l’ I talie, d e M ad am e d e S tael, o T h e M arb le F aun, d e N ath aniel H aw th orne, se consid eran una m ez cla entre d iario por una parte, y novela histórica por otra, ya que los escritores transfirie - ron lo que h ab í an v isto a los sentim ientos y ex periencias d e sus persona- jes ficticios. A lg unos d e estos tex tos em b lem á ticos, com o el Viaj e a I talia, d e G oe- th e, o el Voyag e en I talia, d e C h ateaub riand , son v iaj es que se conv irtieron en autén ticas g uí as espirituales. E n el caso d e los v iaj eros españ oles, por ej em plo, P ed ro A ntonio d e A larcón f ue d urante m uch o tiem po, con su D e M ad rid a N á poles, el ref erente y f uente d el conocim iento d e I talia. P ara proced er a crear los paseos por alg unos rincones d e la ciud ad d e R om a se aislan las partes en las que estos v iaj eros d escrib en su encuentro con la arquitectura d e la ciud ad y se realiz a una recopilación d e f rag m en- tos. pintura E n la b ú squed a d e transm itir al lector las sensaciones que v iv ieron los escritores reunid os en este estud io surg e la id ea d e unir estos pensa- m ientos a las m irad as d e los pintores, d e la m ism a f orm a que G oeth e y T isch b ein tuv ieron en m ente h acer con im á g enes y poem as d urante su v iaj e a R om a en 1 7 8 6 : Él desea que estas imágenes y otras que seguirían a éstas, así como algunas intercaladas, queden conectadas por algunos poemas, los cuales servirían de explicación a los temas tratados y, a su vez, co- brarían cuerpo y atractivo de figuras precisas. La idea es bonita, sólo que sería preciso que pasáramos muchos años juntos para eje- cutar una obra semejante. 4 G oeth e L as espectaculares pinturas eleg id as capturan perf ectam ente el am - b iente d e la ép oca y los d etalles d e los lug ares d e la ciud ad . S e consul- tan alg unos catá log os d e ex posiciones llev ad as a cab o sob re la ciud ad d e R om a, com o A rquitecturas pintad as, d el M useo T h yssen- B ornem isz a, o C ity of th e S oul, d e T h e M org an L ib rary & M usem . E stos catá log os pro- porcionan un conocim iento g eneral d e qué pintores trab aj ab an en R om a d esd e el R enacim iento al sig lo X VI I I y en qué tem as. R esulta interesante ob serv ar que, en este perí od o, las im á g enes y lec- turas m á s sug erentes d e R om a f ueron realiz ad as por estos v iaj eros ex - tranjeros, más o menos conocidos. Algunos, como Caffi, procedían de otras z onas d e la P ení nsula I tá lica. G oeth e v ení a d e A lem ania y otros, com o D av id , T aine o D upaty, d e F rancia. T urner, D ick ens o B yron eran b ritá nicos, m ientras que H aw th orne y J am es eran estad ounid enses. D e R om a collag e 1 91 8 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias E spañ a, lleg ab an a R om a escritores com o G ald ós o C astelar. T od os ellos contrib uyeron a f orm ar la im ag en d e la C iud ad E terna en esta ép oca. L a im pred ecib ilid ad , la lib ertad en el aná lisis d e los m uch os v iaj eros com pilad os en este trab aj o rev ela tam b ién la im portancia d e los oj os d e quien v e. Durante aquellos paseos, que duraron casi dos años, las ruinas, los monumentos, el paisaje -la naturaleza-, tenían algo sorprendente, como si sus perfiles oscilaran; las cosas no eran en sí mismas, sino que yacían expectantes, atentas a metamorfosearse con la presión de quien las veía. La mirada vacilaba entre la materia y su sonido, entre las palabras y su sentido. Nuestro mirar deformaba la mate- ria. 5 L uis M oreno M ansilla L os pintores se encarg an d e traslad arnos m ed iante im á g enes allí d on- d e los g rand es escritores que participan en este paseo nos llev an con sus palab ras. L as m irad as se acercan, en d if erente o m ism o espacio tem poral. S urg en v isiones inéd itas d e lug ares actualm ente transf orm ad os, v isiones com plem entarias d e un m ism o ob j eto, con intuiciones arquitectónicas m uy parecid as. Roma collage E star en R om a es pasar sob re cam inos ya antes transitad os. E s en la literatura de viajes y la pintura de los siglos XVIII y XIX en la que fijamos ah ora nuestra m irad a, para ex traer d e ella encantos y sug erencias. S e d e- j an a un lad o las larg as listas d e m useos y palacios que S tend h al aconsej a v isitar en R om a para realiz ar un acercam iento a d os lug ares icónicos d e la ciud ad , recurrentes en los m uch os d iarios d e v iaj e y cuad ernos d e d i- b uj o. E l C oliseo se ex presa com o g ran sí m b olo d e la R om a antig ua, f uente d e inspiración inag otab le para artistas d e tod os los tiem pos. C on W illiam Turner y Mark Twain aprenderemos a mirar el exterior del anfiteatro y, una v ez d entro, lo recorrerem os con la com pañ í a d e F rancis T ow ne y Charles Dickens o Ippolito Caffi y Emilio Castelar. P or otro lad o, la plaz a d el C am pid og lio aparece com o uno d e los ej em - plos m á s pod erosos d e la R om a “ m od erna” , la R om a d e los P apas. A trav és d e los traz os d e J acques- L ouis D av id o B ernard o B elloto ob serv arem os cóm o h a id o cam b iand o la percepción este espacio y g racias a las v oces d e Henry James o Hippolyte Taine fijaremos nuestra mirada en el modo en que la g ente lo recorre. E stos pequeñ os acercam ientos, alg o m á s v aliosos d e los que se of re- cen al final del estudio, permiten detenerse, contemplar, reflexionar. La unión d e los pensam ientos d e los escritores con las m irad as d e los pinto- res rev ela tem as d e arquitectura atem porales, lecciones que sob repasan la apariencia d e las cosas. S e d escub re un v alor arquitectónico que nos perm ite v olv er sob re tem as esenciales que está n v iv os no solo en esos lu- g ares en concreto, sino en tod a la ciud ad d e R om a; d ispersos en sus calles, en sus colinas. E n los casos d e estud io se ex perim enta el espacio y la m asa, la tex tura en la piel d e las arquitecturas, el contacto entre el interior y el ex terior. R om a collag e 2 12 0 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias S e tiene encuentro con la sim etrí a, el paso d el tiem po en la arquitectura, el edificio como herramienta visual, etc. Pero eso no solo en esos dos lu- g ares, R om a es un transcurrir constante d e color y tex tura,luz y som b ra, espacio y f orm a. L a ciud ad , d espués d e tod o, no es eterna y el tiem po la cam b ia com o a tod o en la naturalez a. E n el caso d el C oliseo, por ej em plo, no v em os el an- fiteatro sino sus ruinas, fruto del desgaste y la decadencia. Los preciados testim onios d e nuestros g uí as rev elan escorz os nov ed osos o perspectiv as d esconocid as d e R om a, pero tam b ién ponen en ev id encia la id entid ad d e cad a lug ar. P erm iten interpretarlos d e f orm a nuev a, reencontrand o su leng uaj e arquitectónico. C om o d ice A ttilio B rilli, uno d e los m ayores ex pertos en literatura d e v iaj es: «Muchas son las señales que invitan a husmear con atención entre los pliegues de esas geografías privadas para aprender a leer un lugar, para aprender a imaginarlo, a disfrutar de su fisionomía, a visitarlo con infinita cautela, en competencia con quien lo ha hecho antes que nosotros.» 6 Se aportan, por tanto, pequeñas reflexiones arquitectónicas, resultado d e la ob serv ación personal d e estos lug ares en com pañ í a d e los artistas m encionad os. A sí , este trab aj o pretend e contener testim onios pictóricos y literarios enlaz ad os con alg unas apreciaciones sob re arquitectura, para llegar a configurar una imagen poliédrica de estos lugares de Roma. A rquitectura, literatura y pintura se m uestran unid as para f orm ar un collag e d e v oces, em ociones e im á g enes. Pasaporte al lector E ste ú ltim o apartad o inv ita al lector, v iaj ero potencial, a d ej arse sed u- cir por las pá g inas d e quienes h icieron d el v iaj e a R om a m ateria narrativ a; y por las pinturas d e quienes ej ercieron su capacid ad d e aná lisis ante es- tos lug ares. M entores y g uí as d el paseo será n, com o ya se h a com entad o, artistas, escritores y v iaj eros ex perim entad os. A trav és d e sus v oces lej a- nas ad quirirá n f orm a alg unas id eas arquitectónicas. L os recorrid os por estos lug ares v an a realiz arse, por tanto, a trav és d e un precioso collag e d e im á g enes y citas escalonad as en el tiem po, una ayud a con la que h ilv anar una h istoria d e rincones concretos d e la ciud ad d e R om a. ( L as d escripciones citad as se recog en en el id iom a orig inal que aporta la f uente. L as trad ucciones al castellano se encuentra en Notas) el Coliseo R om a collag e 2 7 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias The Colosseum, Rome, from the West, 1819 J oseph M allord W illiam T urner ( 1 7 7 5 - 1 8 5 1 ) Gouache, grafito y acuarela descontextualización y abstracción Y luego fuimos al Coliseo. Todo el mundo ha visto grabados del Co- liseo. Todo el mundo conoce este cazo agujereado por los lados, con un pedazo roto. Como está algo aislado ofrece mejor vista que los restantes monumentos antiguos de Roma. Incluso el hermoso Pan- teón -cuyos altares, paganos un día, tienen hoy la cruz-, está rodea- do de mezquinas casuchas que echan a perder su majestuosidad. Pero el monarca de todas las ruinas de Europa, el Coliseo, mantiene esa reserva y apartamiento real propios de su majestad. 7 M ark T w ain E n los sig los X VI I I y X I X el cam ino m á s utiliz ad o por los v iaj eros para lleg ar al C oliseo b ord eab a m ontones d e ruinas sin f orm a, los restos d el F oro R om ano. E ste cam ino, cub ierto d e h ierb a, term inab a en el b ord e un d escenso, al pie d el cual se alz ab a la enorm e ruina con su g ran pared curv a y sus num erosos arcos. M ark T w ain introd uce un tem a que se v e com plem entad o por la pin- tura d e T urner. E n un tex to que aparece en su lib ro Inocentes en el ex- tranjero, pub licad o en el añ o 1 8 6 7 , T w ain pone d e reliev e una cuestión arquitectónica que pocas v eces aparece en la ciud ad d e R om a. E n la pintura se ob serv a que el artista trata el C oliseo com o un ob j eto aislad o. L lam a la atención esa d escontex tualiz ación y aparente soled ad de la gran ruina. Con un trazo delicado de grafito, apenas visible en el ex trem o d erech a, intuim os el Arco di Constantino y la ig lesia d e Santi R om a collag e 2 92 8 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Giovanni e Paolo en el m onte C elio, que T urner h a d ej ad o sin color. Q ui- z á se trata d e un d ib uj o inacab ad o por f alta d e tiem po o quiz á h ub o una v oluntad d el pintor por m antenerlo así . L a cuestión es que para el es- pectad or poco im porta que f alte la arquitectura d el entorno, incluso el paisaj e circund ante, porque d e esta m anera se aprecia m ej or la m ag nitud com pleta d el C oliseo. E sta autonom í a d el ob j eto, que aparece separad o d e la ciud ad , en el f ond o es alg o que pocas v eces suced e en R om a porque, com o d ice M ark Twain, realmente pocos son los casos en los cuales el edificio se presenta en un escenario com o este, con un v ací o urb ano alred ed or. E ste v alor d e la arquitectura aislad a es alg o a lo que tam b ién h ace ref erencia el escritor T ob ias S m ollet cien añ os antes que T w ain, en sus Travels through France and Italy pub licad o en 1 7 6 6 . T am b ién ex tiend e la cuestión a tod a la ciud ad d e R om a ( incluso a las d el resto d e I talia) , en particular a sus palacios: A great edifice, to have its full effect, ought to be isole, or detached from all others, with a large space around it: but the palaces of Rome, and indeed of all the other cities of Italy, which I have seen, are so engaged among other mean houses, that their beauty and magnificence are in a great measure concealed. Even those which face open streets and piazzas are only clear in front. The other apartments are darkened by the vicinity of ordinary houses; and their views are confined by dirty and disagreeable object. 8 T ob ias S m ollet La mayoría de los edificios en Roma no tienen campo de visión o es - pacio para leer su arquitectura. E ste v ací o que T urner d ej a alred ed or d el anfiteatro mejora la abstracción; una abstracción que, en el caso del Co - liseo, está relacionad a a su v ez con la g eom etrí a d el ob j eto, con su traz a elíptica. Efectivamente, como se ve reflejado en la pintura de Turner, la circularidad de la elipse del edificio invita a verlo como un objeto com- pleto. L a introd ucción d e un elem ento en el f ond o rom perí a un ob j eto al que su propia f orm a y su propia ab stracción pid en estar d espej ad o d e cualquier v í nculo. S in d ud a este v alor es lo que m ej ora su posib ilid ad d e lectura com pleta, proporciona el pod er d e leer su arquitectura. La curvatura de su traza elíptica se manifiesta muy continua, una per- cepción que se v e ref orz ad a por su recorte ní tid o contra el cielo. permanencia L a v ista representad a por T urner era, com o se h a com entad o, la que tení an los v iaj eros cuand o lleg ab an al C oliseo d esd e el F oro 9 . S u d ib uj o muestra una vista de la zona occidental del edificio, donde se observa la perf ecta conserv ación d e su pared norte, d ej and o el tem plo d e Venere e Roma a la espalda. En las representaciones pictóricas del anfiteatro, es uno d e los puntos d e v ista m á s h ab ituales entre los pintores, porque of re- ce la v entaj a d e contrastar la b aj a pared sur interior con el alto m uro norte ex terior. A lg unos otros artistas que representaron este punto d e v ista f ue- ron G aspar Van W ittel ( Colisée et Arc de Constantin, 1 7 0 7 ) o F ranz K aiser- m an ( Colisée, 1 8 0 9 ) . O tros, com o C analetto ( Colisée et arc de Constantin, 1 7 4 3 ) o C h arles L ock E astlak e ( Le Colisée vu depuis l’Esquilin, 1822), prefi- rieron representar el C oliseo d esd e el norte, com o si, intocab le, resistiese en su estad o orig inal. E l h ech o d e que la m ayorí a d e los pintores quisieran representar el C oliseo d esd e el lad o m erid ional,aquel d ond e aparece ese contraste, perm ite sug erir una cuestión m uy interesante que no se m uestra tan ev i- d ente en otras ruinas. A lg o que se aprecia aú n m á s que el h ech o d e que los R om a collag e 3 1 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias 3 0 R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias artistas señ alasen tod a la altura que en alg ú n m om ento el C oliseo lleg ó a tener o que m ostrasen el contraste entre anillos, ref orz ad o por contrastes d e luz , es la ex presión d el paso d el tiem po. E sta v ista, d ond e se v e el corte más brutal que ha recibido el edificio, acusa aún más su monumentali- d ad y ex presa la b ellez a d el paso d el tiem po. E l pintor introd uce en su d ib uj o otra cuestión que h ab la, d e nuev o, d e perm anencia. A pesar d e aparecer com o un ob j eto aislad o y ab stracto, no quiere d ecir que se encuentre totalm ente separad o d el contex to en el que el que se sitú a. E l h ech o d e que el suelo, el C oliseo y su som b ra teng an la misma tonalidad hace pensar que Turner ve el edificio anclado al territo - rio, y una v ez m á s, al ig ual que m uch os autores anteriorm ente, ex presa el concepto de permanencia que va de la mano de este gran edificio romano. Es como si el edificio surgiera del lugar, pero también estuviera anclado a él . N o se aprecia una b ellez a d e d etalle y d e m aterial, ya que T urner h a simplificado el Coliseo a su forma y elementos básicos. Parece intacto por el lad o norte, sin em b arg o, por los colores tan planos y la pintura tan em pastad a, el lad o en ruinas aú n no es m uy v isib le. R om a collag e 3 5 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Le Colisée, fecha indeterminada Victor- J ean N icolle ( 1 7 5 4 - 1 8 2 6 ) cuerpo arquitectónico Para definirlo en pocas palabras, yo lo llamaría una montaña cir- cular, levantada, esculpida, cincelada por el trabajo del hombre. El lado que mira al Nordeste es el que mejor se conserva. Sólo en sus muros puede estudiarse la sucesión de los arcos, la armoniosa es- cala formada por las columnas, el orden y la gracia de las cornisas, la severa majestad del primer cuerpo y la ligereza del ático que lo corona todo, y que da a mole tan grandiosa el primor y la ligereza de una joya. La gracia, la belleza griega, se han reemplazado con la grandeza, y con la grandeza colosal. El Coliseo tiene todos los caracteres de la arquitectura romana. Mi- rad esa argamasa que parece forjada como la materia granítica en las incandescentes entrañas del planeta. Mirad las bóvedas desco- nocidas de los griegos y admirablemente edificadas en esta tierra del imperio y de la fuerza. Mirad los arcos que el mundo helénico nunca construyó, y que parecen a mis ojos las puertas triunfales por donde penetra en la historia con un nuevo espíritu, una nueva vida. Mirad cómo el romano ha puesto un plinto para que descanse la columna dórica que el griego arrancaba del seno mismo de la tierra como el tronco de un árbol. Mirad esos tres órdenes separados siempre en la arquitectura griega y reunidos aquí en escala ascendente (…) ¿Ha reunido el romano los tres órdenes de arquitectura en sus edificios, como ha reunido los dioses griegos en el Panteón? 10 E m ilio C astelar R om a collag e 3 73 6 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias A trav és d e la d escripción que h ace E m ilio C astelar en sus Recuerdos de Italia, pub licad o en 1 8 7 2 , se encuentra la esencia d e la arquitectura d el C oliseo en la superposición d e los órd enes, en la ord enación d e sus alturas. E n esta v ista el C oliseo se presenta d esd e el sur, su lad o m á s d añ ad o por el tiem po, y perm ite ob serv ar la b ellez a d el ob j eto en ruinas. U no d e los daños más graves que recibió el edificio y que está presente en esta im ag en f ue el d eb id o a los terrem otos acontecid os en 1 3 4 9 en I talia cen- tral y en 1 7 0 3 en la reg ión d e U m b rí a. L a pintura, m á s d etallad a que la anterior, perm ite d if erenciar cad a elemento de la estructura arquitectónica del anfiteatro. El pintor ofrece tod os los elem entos que encontram os en la d escripción d el escritor: las b óv ed as que f orm an las g alerí as, la sucesión d esd e el ex terior d e los ani- llos d e arcad as y las cornisas contra el cielo que m arcan d iv isión d e las al- turas. N icolle tam b ién reconoce el protag onism o d el lad rillo, que conf or- m a la estructura interna d el C oliseo. M uestra los d añ os que el tiem po h a prod ucid o en los arranques d e las b óv ed as, los espacios rotos que d ej an a la v ista esas f á b ricas d e lad rillo que nunca f ueron construid as para v erse com o se v en ah ora, sino para que continuasen f orm and o la estructura d e las b óv ed as entre las arcad as. T am b ién el trav ertino aparece, en los d os anillos ex teriores, con tod a la capacid ad d e ex presar su f unción construc- tiv a, d e m ostrar la perf ección d e sus f á b ricas v istas. L a esencia d e su construcción y d e su arquitectura se encuentra en la m anera que tiene el C oliseo d e perm anecer, en su tenue d ecad encia y los m atices que esa situación prod uce. T am b ién esa es la esencia d e R om a, una ciud ad que m uestra, a trav és d e tod as sus ruinas, las h uellas d e h ab er v iv id o, d e h ab er v isto y sid o v ista d esd e tod as las perspectiv as posib les. umbrales «The walls require little but the “let us alone” policy, for they seem to delay time and the seasons» 1 1 . C om o d ice F enim ore C ooper, en sus E xcur- sions in Italy pub licad o en 1 8 3 8 , los m uros d el C oliseo d em oran el paso del tiempo y las estaciones. Pero, pesar de su estructura sólida, el edificio parece estab lem ente lig ero. H ay en la im ag en un ab and ono rom á ntico, que permite a la luz filtrarse entre las arcadas, entre las bóvedas abiertas y entre las v entanas, ex presand o su traz a elí ptica continua y su estructura com o alg o poroso, lo que contrib uye a ex presar esa lig erez a. A sí es el ex te- rior del edificio, permeable, penetrable; el aire que entra y sale «convierte la arquitectura en una anécdota de vacío» 1 2 . G racias a esta pintura se ob serv a que la arquitectura no es solo un pro- b lem a d e construcción, d e m aterialid ad , sino tam b ién d e presencia f í si- ca. L a elipse d el C oliseo introd uce un ex terior y un interior pero, en una ép oca d ond e tod o estab a en ruinas y d ond e la naturalez a se m etí a entre esas ruinas, los espacios eran m uy inciertos. N o era una situación urb ana consolidada, había una especie de gran indefinición que era algo muy sing ular d el perí od o en el que v iaj ab an nuestros artistas y que se pued e apreciar m uy b ien en esta im ag en. E l pintor sitú a al espectad or en una posición en la que tiene una per- cepción sim ultá nea d e lo que h ay a am b os lad os d el C oliseo. E stand o presente solo en el ex terior, el v isitante pued e conocer perf ectam ente lo que encontrará en el interior. E s interesante en la pintura d e N icolle su v oluntad por d esh acer esa percepción d e la arquitectura com o alg o que d iv id e el d entro y el f uera, d ej and o que sean la naturalez a, el aire y la luz los ag entes que d if um inan esos lí m ites. R om a collag e 4 1 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Inside the Colosseum, 1780 F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 ) L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela el valor de las ruinas E l um b ral es traspasad o y, una v ez en el interior, el v isitante se d em ora entre las ruinas. C om o escrib e L uis M oreno M ansilla en su T esis D octo- ral, Apuntes de viaje al interior del tiempo, «La arquitectura, que a veces es la historia fosilizada, se finge naturaleza en sus ruinas; por eso cuando los arquitectos visitan las ruinas,dudan entre hablar de la arquitectura o de la naturaleza, porque quizá presienten que se adelgaza el espacio entre ellas» 13. E l interior d el C oliseo, d e nuev o, perm ite h ab lar d el estad o d e indefinición de la arquitectura en ruinas. T’entrai enfin dans l’enceinte. Quels contrastes! quel étalage de ruines, et de toutes les portions du monument, et sous toutes les formes, et de chaque siècle, et de toutes les années, pour ainsi dire, portant, les unes, l’empreinte de la main du temps, les autres, l’em- preinte de la main du barbare, celles-ci écroulées hier, celles-là il y a peu de jours, un grand nombre qui vont tomber, et quelques-unes enfin, qui, de moment en moment, tombent: ici c’est un portique qui chancèle, là, un entablement, plus loin, un gradin et cependant, à travers tous ces débris, les lierres, les ronces, la mousse, les plantes les arbustes rampent (...) 1 4 C h arles - M ercier D upaty El anfiteatro ofrece varios puntos de vista completamente diferentes. P ara S tend h al, «el más bello es acaso el que se presenta al curioso cuan- do está en la arena donde combatían los gladiadores y ve estas inmensas ruinas elevarse entorno a él» 15. L a g ran m ayorí a d e v iaj eros coincid en al R om a collag e 4 34 2 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias describir el anfiteatro como una gran montaña, y no solo por la magnitud d e sus m uros. P equeñ ez y soled ad eran las sensaciones que les inv ad í an al v erse por prim era v ez en el d ecad ente espacio d e la arena. E ste es uno d e los v alores d e la arquitectura en ruinas, cuand o se ex presa en silencio. M uch os pintores ex prim ieron el C oliseo en el estad o d e d eg rad o con el que contab a en aquella ép oca. T ow ne f ue quien, m á s que cualquier otro, d io cuenta con intensa sensib ilid ad d e la conv iv encia entre arquitec- tura y vegetación dentro del edificio. Sus dibujos del interior ofrecen una nuev a f orm a d e m irar, g racias a la cual el m und o antig uo se conv ierte en naturalez a. E sta ev ocación d e los espacios naturales se prod uce no solo por la v eg etación que inv ad í a las ruinas sino tam b ién por la v isib ilid ad d el paso d el tiem po en las g rad as, b óv ed as y m uros que conf orm ab an la estructura d e C oliseo. E s un trab aj o h um ano que el tiem po y los accid en- tes h an d ef orm ad o y transf orm ad o h asta el punto d e h acerlo natural. E s interesante entend er por qué nuestros v iaj eros coincid en en d ecir que el C oliseo está m ej or con sus g rad as sem id erruid as. N ath aniel H aw - th orne, en su lib ro The Marble Faun, a trav és d e una conv ersación entre dos de sus protagonistas expresa su opinión acerca del estado del edifi - cio: “How delightful this is!” said Hilda; and she sighed for very pleasure. “Yes,” said Kenyon, who sat on the column, at her side. “The Coli- seum is far more delightful, as we enjoy it now, than when eighty thousand persons sat squeezed together, row above row, to see their fellow creatures torn by lions and tigers limb from limb. What a strange thought that the Coliseum was really built for us, and has not come to its best uses till almost two thousand years after it was finished!” 16 N ath aniel H aw th orne L a b ellez a d el ob j eto en ruinas es m uy superior a la b ellez a d el ob - j eto orig inal. T iene m uch o que v er con esa capacid ad d e, com o se h a com entad o, ev ocar esos espacios naturales. S in em b arg o, tam b ién está relacionado con la concepción del espacio arquitectónico. El anfiteatro es m od elo d e espacio ex terior, lo era en su orig en y lo sig ue siend o en la actualid ad . P aseand o por sus ruinas el v isitante consig ue im ag inar cóm o era ese lug ar, es capaz d e recrear uno a uno esos m uros h asta f orm ar la elipse com pleta. E f ectiv am ente se aprecian las estructuras d e las b óv ed as, los espeso- res las pared es, la porosid ad d el anillo ex terior, etc. I ncluso estand o en ruinas el C oliseo tiene un sentid o arquitectónico, un v alor que en otros lug ares d e la ciud ad d e R om a no aparece. E n el m onte P alatino, por ej em - plo, d ond e se situab an las casas d e los em perad ores, o en el F oro R om a- no, solo se ob serv an restos d e ruinas que se ex tiend en a lo larg o d e las colinas o entre ellas, sin que ex ista la posib ilid ad d e conceb ir un espacio arquitectónico com pleto porque no se pued e entrar en ellos. Vistos d esd e arrib a, estos lug ares tienen un sentid o urb aní stico, pero la concepción d e espacio h a d esaparecid o. Su soledad, su belleza sobrecogedora y su desolación absoluta, caen sobre el forastero al instante como un dolor mitigado; puede que jamás en su vida se sienta tan conmovido y abrumado por ninguna otra cosa que no se relacione directamente con sus propios senti- mientos y desgracias. Verlo desmoronarse un poco cada año, los muros y los arcos cubiertos de verde, los corredores abiertos al día, las galerías llenas de maleza, los arbolillos que crecen en el parape- to destrozado y dan fruto (...) Es el espectáculo más impresionan- R om a collag e 4 54 4 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias te, majestuoso, solemne, grandioso, mayestático y triste que pueda imaginarse. Jamás en su apogeo más sanguinario, puede la vista del gigantesco Coliseo, lleno a rebosar de la vida más lozana, haber conmovido un corazón como tiene que conmover el de todo el que lo contempla ahora, en ruinas. ¡Gracias a Dios en ruinas! 17 C h arles D ick ens D ick ens, que v isitó el C oliseo cincuenta añ os d espués d e que el pintor posara su m irad a en la arena, d escrib e con palab ras la im ag en d e T ow ne. E l C oliseo aú n resistí a a pesar d el paso d el tiem po y d e los b á rb aros y continuab a en su d ecad encia m á s b ello que nunca. E n una ép oca d ond e pred om inab a el sentim iento rom á ntico, la ruina representab a la nostal- g ia por ép ocas pasad as, la m elancolí a d e la pér d id a; la v isión d e cóm o alg o tan sólid o pod í a caer y d esm oronarse perm ití a com prend er que lo ú nico que prev alece es el tiem po. M á s v iv am ente que cualquier lib ro, el C oliseo narra la h istoria d e la g rand ez a y d ecad encia d e R om a. P or eso les ag rad ab an tanto las ruinas. S u b ellez a es una b ellez a in- com pleta, por la que el tiem po h a seg uid o su curso; m uestra la realid ad d e una f orm a d if erente, pero b ella al ser naturalez a lo que nuestros v ia- j eros v en. L a m ateria com o ruina es una d e las g rand es f orm as que tiene la arquitectura d e ex presarse y se conv ierte en sinónim o d e eternid ad . el debate de la restauración L leg ad os a este punto se h ace alusión a una cuestión arquitectónica m uy interesante que tod av í a se d eb ate en la actualid ad . M uch os arqueo- lóg os, arquitectos, restaurad ores interv ienen en las ob ras d e restauración que se llev an a cab o en m onum entos d e tod o el m und o. S in em b arg o, una preg unta que surg e h ab itualm ente es cóm o se d eb e restaurar ese patri- monio sin que éste pierda su identidad. ¿Habría que reconstruir los edifi - cios con la m ism a im ag en que tení an orig inalm ente o d e tal f orm a que se com prend a cóm o le h a af ectad o el transcurso d el tiem po? E l C oliseo aparece com o ej em plo d e un b uen trab aj o d e restauración. E l h ech o d e que se h aya rend id o solo parcialm ente, ad quiriend o un h o- riz onte tan reconocib le, es d eb id o al tipo suelo sob re el que d escansa. E n el anfiteatro, es posible entender lo que el tiempo, los desastres naturales y los b á rb aros h an h ech o. A unque se h a g arantiz ad o su perm anencia res- catand o su f orm a y m ateriales orig inales en los contraf uertes realiz ad os, no se h a b orrado h uella alg una en él d el paso d el tiem po. R om a collag e 4 9 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias A particular of the interior, f ech a ind eterm inad a F ranç ois- M arius G ranet ( 1 7 7 5 - 1 8 4 9 ) Ó leo dinámico y estático, natural y artificial E n ef ecto, para m uch os arquitectos eleg ir entre h ab lar d e arquitectura o h ab lar d e naturalez a cuand o v isitan unas ruinas no es una cuestión f á cil puesto que m uch as v eces son conceptos que se entrecruz an. Para comprender la inmensidad de este monumento y apreciar sus detalles, decido subir a las plantas superiores. Hay que caminar con cuidado, y evitar pisar las partes del suelo que reposan sobre bó- vedas debilitadas por el paso del tiempo. Estas ruinas, donde cre- cen lianas, zarzas y musgo y hasta pequeños jardines, producen un efecto de lo más pintoresco: ofrecen una posición única para los artistas y para todos aquellos que saben entender la naturaleza de las cosas verdaderamente grandes y hermosas. 18 S tend h al H ay constancia d e que un g ran nú m ero d e v iaj eros, d urante los sig los X VI I I y X I X , se sintieron v iv am ente im presionad os por la situación que v iv í a el C oliseo d e ab and ono y d e estar en m anos d e la naturalez a. E sta naturaleza, en forma de densos matorrales de zarzas, vides y flores silves - tres, h ab í a tom ad o posesión d el lug ar y f orm ab a una parte m uy im por- tante de la experiencia dentro del anfiteatro. D urante m uch o tiem po, antes d e su d espoj o en 1 8 7 0 , en la oscurid ad d e las b óv ed as o colg and o d esd e lo alto d e las arcad as, pod í an encontrarse tod o tipo d e plantas que, ad aptad as al clim a y a las estaciones, encontra- ron su hábitat en el anfiteatro. El escritor William Wetmore Story , en su R om a collag e 5 1 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias 5 0 R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Roba di Roma pub licad o en 1 8 6 4 , com enta la g ran v aried ad d e v eg etación que envolvía los restos del anfiteatro: After all the bloodshed, and muerder, and battle, and martyrdom, how peaceful an tranquil it seems. Above us wheel the swallows, that build their “procreant cradles” far up upon the jutting frieze and buttress of the clanging crows, flying blackly along when “night thickens”. There flocks of doves build and breed among the ruins and sail out into the blue deeps. All the benches are drapedwith weeds and grasses, and festooned with creepers and flowers. Many a strange an curious plant may here be seen, peculiar to the place, and these have been recorded in a little volume by Dr. Deakin on the “Flora of the Colosseum”. 19 W illiam W etm ore S tory F ascinad os por la v eg etación que crecí a entre los restos, b otá nicos con una inclinación más científica realizaron catálogos de la flora del Coli- seo. A lg unos d e estos catá log os citab an a m á s d e 4 0 0 especies d if erentes. Los cinco estudios científicos (Panaroli 1643, Sebastiani 1815, Deakin 1855, Fiorini Mazzanti 1874 e Anzalone 1951) 2 0 ind ican el g ran interés que sus- citaba la flora existente en el anfiteatro. E n la pintura d e G ranet se ob serv a el lí m ite sur d el C oliseo que, d eb id o a la caí d a d e la pared ex terior, aparece m á s b aj o que en su orig en. S in em - b arg o, tod av í a es posib le apreciar la estructura sólid a d e b ord e f orm ad a por los enorm es b loques d e trav ertino. C om o escrib e H ippolyte T aine en su Voyage en Italie: «On revient et on regarde. La beauté de l’édifice consis- te dans sa simplicité. Les voûtes sont le cintre le plus naturel et le plus so- lide, avec une bordure unie. L’édifice s’appuie sur luimême, inébranlable» 21. E n la im ag en es interesante señ alar esa percepción sólid a que transm ite R om a collag e 5 35 2 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias turalez a y of recí a su esqueleto d esnud o, sin ning una posib ilid ad d e apre- ciar la b ellez a d e los d etalles. L a alianz a entre la pied ra y la tierra que se h ab í a prod ucid o d urante tantos sig los, y que sug erí a la pertenencia al lug ar, se h ab í a perd id o. R ealm ente no es d e ex trañ ar que d e alg una m anera estos escritores y estos artistas se sintieran conm ov id os y f ascinad os por la ex istencia d e v eg etación entre las ruinas d el C oliseo. U no d e los v alores d e la arqui- tectura es su pertenencia a un lug ar y nuestros v iaj eros, en el interior d el anfiteatro, encontraron esa fusión que debería valorarse entre todo lugar y tod a construcción. De alguna manera, la simbiosis entre la piedra, las flores y las ramas, hacía que no se diferenciasen bien los límites entre lo artificial y lo natu- ral. G ranet log ra transm itir que en los restos d e las b óv ed as que se ab rí an al cielo con un lig ero f ollaj e v erd e se d if um inab a, una v ez m á s, el lí m ite entre arquitectura y naturalez a. la arquitectura f rente a la tex tura y cará cter cam b iante d e la v eg etación. «Et cependant, à travers tous ces débris, les lierres, les ronces, la mousse, les plantes les arbustes rampent, ils s’avancent, ils s’ixsinuent, ils prennent pied dans le ciment; et incessammentils détachent, séparent, pulvérisent ces masses énormes que des siécles avoient formées» 22. D upaty, j unto con T ayne, rev ela una cuestión apreciab le tam b ién en la pintura: si la arqui- tectura representa lo está tico, la v eg etación representa lo d iná m ico d en- tro d e un m ism o espacio. A l cará cter rom á ntico d e las ruinas es ind ud ab le que contrib uí a la co- ex istencia d e la v eg etación. E n 1 8 7 0 la d ecisión d e quitar el m anto v eg etal que cubría la mampostería del Coliseo influyó en la pérdida de una parte d e esa v isión rom á ntica, pasand o a una v isión m á s im pulsad a por los nue- vos imperativos de la arqueología científica. Los autores que volvieron o v iaj aron a R om a d espués d e ese añ o com entaron ese trab aj o d e lim piez a que cam b ió notab lem ente la percepción que tení an d el espacio interior del anfiteatro. Es interesante tener conocimiento del efecto que produjo en H enry J am es ese cam b io cuand o, en su v uelta a la ciud ad , relata: La parte superior del lateral del Esquilino parece tan solitario como un risco de los Alpes y al levantar la vista hacia su borde irregular traspasado por el sol y plateado por el cielo azul, uno tiene la mis- ma sensación que si estuviera en un acantilado gris en el que podría anidar un águila. Este carácter toscamente montañoso de la gran ruina es su interés principal; la belleza del detalle se ha desvanecido, sobre todo desde que las flores silvestres que habían crecido tanto fueron arrancadas por el nuevo gobierno. 23 H enry J am es E l escritor pone d e reliev e cóm o la ruina h ab í a v uelto al estad o d e na- R om a collag e 5 7 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Inside the Colosseum, 1780 F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 ) L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela The Arch of Constantin seen from the Colosseum, 1818-1838 L ancelot- T h éo d ore, C om te T urpin d e C rissé ( 1 7 8 2 - 1 8 5 9 ) Ó leo el Coliseo como herramienta visual Le ciel s’est éclairci, et à travers les arcades, tout à l’entour, on voyait des escarpements verts, de hautes ruines panachées de buissons, des fate de colonnes, des arbres, des amas de décombres, un champ de longs roseaux blanchâtres, l’arc de Constantin posé en travers, le plus singulier melange d’abandon et de culture. C’est ce que l’on trouve partout en traversant Rome: des restes de monuments et des morceaux de jardins (…) 24 H ippolyte T aine L as arcad as ex teriores y las g alerí as interiores d el C oliseo eran a m e- nud o ex plotad as por artistas com o f orm as d e encuad re, al tratarse d e un principio d e composición m uy sug erente. N o solo los arcos d el C oliseo enm arcab an los ob j etos d istantes, sino que la estrateg ia pictórica d e luces y sombras que los pintores llevaban a cabo servía para intensificarlos. En estas dos pinturas el enmarque viene dado, en un caso, por el final d e una d e las g alerí as rotas, y en el otro por una d e las arcad as que conf or- m an el C oliseo. H ippolite T aine, en su Voyage en Italie pub licad o en 1 8 6 6 , m enciona m uch os d etalles captad os por las m irad as d e estos d os pinto- res, acercá nd ose a trav és d e las palab ras a su com posición. A m b os artistas parecen com prom etid os a representar los elem entos d e construcción d el C oliseo. E n el prim er caso, T ow ne d etalla los arranques d e las b óv ed as o la d if erencia f uncional entre los arcos d e lad rillo y la m asa d e h orm ig ón que las f orm an. T urpin d e C rissé, por su parte, representa con m uch a po- tencialid ad la pesad ez d e la arquitectura d el C oliseo, a trav és d e la escala R om a collag e 5 95 8 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias d e los b loques d e trav ertino en prim er plano. Sin embargo, también se pone de manifiesto su interés por lo que se queda al otro lado del espacio construido del edificio. Con estos dos ejem- plos se m uestra cóm o los pintores concentran su atención en representar la relación d el C oliseo con su entorno m ed iante ese m arco d ad o por los h uecos d e su f ach ad a elí ptica. S e prod uce una oposición a la v ista d el C oliseo com o ob j eto aislad o estud iad a al principio d el trab aj o; el espacio com pleto se ab re a la ciud ad a trav és d e las arcad as. H asta ah ora se h ab í a v isto com o un elem ento v i- sual, pero lo que es llam ativ o y ponen d e reliev e estas pinturas es que el Coliseo funciona, a su vez, como herramienta visual. El anfiteatro se con- v ierte en un ob j eto interm ed iario d el que m uch os autores se sirv en para presentar una realid ad conocid a, R om a, d e una m anera sorprend ente. E stas pinturas representan el m ism o f rag m ento d e la ciud ad pero, com o d ice T aine cuand o se enf renta a esa m ism a v ista «C’est ce que l’on trouve partout en traversant Rome: des restes de monuments et des mor- ceaux de jardins» 2 5 . E l f rag m ento representad o al f ond o d e las perspec- tiv as h ab la d e R om a. U na v ez m á s, se ob serv a la m ez cla d e tex turas que prod uce la conv iv encia d e arquitectura y naturalez a y que está presente en tod a la ciud ad . E l P alatino, cuyas lad eras b oscosas se v en en estas im á - g enes, es un espacio v erd e entre ruinas, un j ard í n ev ocad or d el pasad o rem oto. E s una colina natural con ruinas naturales, d ond e aparece la ig le- sia d e San Bonaventura j unto a los am plios v estig ios d e los palacios d e los em perad ores. J unto a ella, la suav e tex tura d el d istante Arco di Cons- tantino pone d e reliev e el contraste entre la arquitectura ad intelad a y la arquitectura d e arco. L as v istas que se ab ren a la ciud ad a trav és d el C oliseo of recen collages d e la ciud ad d e R om a. F rag m entos com o este se encuentran en alg unas otras f am osas colinas d e R om a com o el C elio o el E squilino. E n ellas se prod uce una am ab le m ez cla d ond e no solo interv ienen los ob j etos arqui- tectónicos sino tam b ién la propia naturalez a: la antig ü ed ad se v e env uel- ta d e esa f orm a tan sug erente por los á rb oles, las plantas o el cielo. L a arquitectura d el C oliseo estab lece una relación con tod a la ciud ad d e R om a, que no es m á s que antig ü ed ad y naturalez a. S us arcad as, a d i- f erentes alturas, h acia d if erentes d irecciones, se conv ierten en un h ueco para m irar el m und o. R om a collag e 6 3 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Il Colosseo visto dall’alto, 1855 Ippolito Caffi (1809-1866) Ó leo circularidad y estratigrafía ¡Aquel coloso en el que los siglos solo han podido hacer presa por mitad, hendiéndolo como con un inmenso golpe de hoz, subsiste, en toda su majestad, como una puntilla de piedra, con sus centenares de ventanas vacías, que se abren sobre el azul del cielo! Es un mun- do de vestíbulos, escaleras, rellanos, corredores; un mundo en el que uno se pierde entre una soledad y silencio de muerte; en la parte interior, las graderías hendidas, comidas por los vientos, semejan escalones superpuestos e informes de algún antiguo cráter muerto, producen la impresión de un circo natural, tallado en la roca viva indestructible por la fuerza de los elementos. 26 E m ile Z ola M uy pocos pintores h an representad o el espacio d el C oliseo v isto d es- de sus gradas más altas. Caffi logra reproducir esta perspectiva tan in- usual del anfiteatro de una forma muy sugerente. Las ruinas de la pared sur, que por esta parte son m uch o m á s b aj as, perm iten que la m irad a d el espectador llegue más allá de los límites construidos del edificio. Esta vis - ta of rece un am plio panoram a d e R om a, v elad o lig eram ente por una sua- ve neblina. En él se distingue el perfil de la ciudad que, desde la basílica d e Santo Stefano in Rotondo, cruz a el m onte C elio y lleg a h asta la colina d el P alatino, d ond e aparecen las ruinas d e los palacios im periales. U na v ez m á s, se ob serv a el d eseo por parte d el autor d e que la ciud ad aparez ca j unto al C oliseo, y d e que és te se conv ierta en h erram ienta v i- sual. El pintor aprovecha la mitad rota del anfiteatro para dirigir su mira- R om a collag e 6 56 4 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias d a h acia R om a y pone d e reliev e que la b ellez a no está en el C oliseo en sí , sino cuando el edificio se rompe y permite ver la ciudad. E sta d eseab le relación entre la ciud ad y el C oliseo tom a a los h oriz on- tes como protagonistas. El carácter circular y aislado del edificio permite que las v istas a la ciud ad se of rez can en tod as d irecciones, tal y com o d escrib e E m ilio C astelar en sus Recuerdos de Italia: Subí a sus gradas más altas, desde las cuales pude contemplar el campo romano, y a mi frente las lejanas lagunas; a mi derecha los arcos de Tito y Constantino, la pirámide de Sextio y la basílica de San Pablo; a mi izquierda las catacumbas de San Sebastián, la Vía Apia con sus dos hileras de sepulcros; a mi espalda el Palatino, el Foro, la Vía Sacra, el arco de Septimio Severo, el Capitolio; por do- quier los lugares en que circulan como rica savia las ideas, los luga- res llenos de recuerdos (…). 27 E m ilio C astelar E n la im ag en, la representación d e ese «mundo de vestíbulos, escale- ras, rellanos, corredores» que d escrib e E m ile Z ola, j unto con el estud io d e la luz natural, rev ela una especial atención a los d etalles por parte d el pintor. Caffi ofrece la belleza del Coliseo como objeto circular, con sus och enta rad ios construid os. E n el g ran recinto interior, las á reas d e som - b ra se alternan con las solead as; la m itad d e la arena aparece en som b ra y la otra mitad iluminada. Se aprecia cómo la propia forma del edificio contrib uye a v er en él el cará cter circular d e la luz , prod ucién d ose una d iv isión d el ob j eto en d os partes. El anfiteatro, dentro de la ciudad de Roma, es un edificio muy sin- gular. Las casas romanas y demás edificios, en su mayoría, son rectan- g ulares y la circularid ad se reserv a ú nicam ente a las construcciones que representan a la ciud ad : el C oliseo, los m ausoleos d e los em perad ores, el Panteón. Estos edificios señalan los matices de la luz con más intensidad que un edificio rectangular. P intura y d escripción ex traen la id ea d e la construcción d el C oliseo com o una sum a d e d if erentes planos horiz ontales. E sta cond ición estra- tigráfica que tiene el edificio se hace muy evidente en la fachada exterior, d ond e aparecen tres lí neas d e im posta m uy m arcad as, una lí nea d e corni- sa actuand o com o lí m ite contra el cielo y los cuatro órd enes superpuestos en altura. E n realid ad el C oliseo es una superposición, y esa cualid ad está pre- sente en la pintura de Caffi. Las líneas horizontales, tan legibles en la fachada exterior, se hacen evidentes también en el interior del anfiteatro. E n el interior d el C oliseo en tod o m om ento, com o relata H ippolyte T aine en su Voyage en Italie: «les yeux montent, et redescendent, et remontent sur les trois étages de vontes et sur l’énorme mur qui les domine» 28 . L os oj os sub en y b aj an por los tres pisos d e las cuev as y sob re la enorm e pared que los d om ina. E n la im ag en aparece el plano reh und id o d e la arena, los pisos de corredores conformando líneas circulares y, finalmente, el h oriz onte. E sa ú ltim a superposición es posib le, ú nicam ente, g racias a la elección d e d ib uj ar la pared sur, ya que en otras representaciones la pared alta que d om ina el C oliseo actuarí a d e lí m ite v isual. Es interesante observar cómo Caffi, de una manera muy intuitiva, re - presenta d os im portantes cualid ad es arquitectónicas d el C oliseo: su cir- cularid ad y su estratig raf í a. R om a collag e 7 1 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Inside the Colosseum, 1780 F rancis T ow ne ( 1 7 3 9 - 1 8 1 6 ) L á piz , plum a, tinta neg ra y acuarela Colosseum, 1776-1781 J oh n ‘ W arw ick ’ S m ith ( 1 7 4 9 - 1 8 3 1 ) Ó leo espacio interior Empujado por el pánico entré en el inmenso Coliseo, que se alzaba ante mí como una auténtica montaña. Me encontraba en el doble corredor de arquería que, en perfecto estado, como si lo hubieran terminado ayer mismo, ocupa la mitad del edificio; reinaba una os- curidad total y hacía un frío helador. Avancé unos pasos entre los arcos, pero despacio, muy despacio, pues el ruido de mis propios pasos me producía aún más miedo; (...) Me pareció oír el sonido metálico de las armas y retrocedí hasta otra arcada muy distinta, formada esta por arbustos y plantas trepadoras que crecían sobre los altos pilares. 29 H ans C h ristian A nd ersen A l entrar en el C oliseo, se tiene una sensación d e m aciz o controlad o. T od o está lleno d e escaleras y corred ores ab ov ed ad os. S orprend e la pesa- d ez d e su arquitectura, que d a apariencia d e contener ú nicam ente el aire d eb id o a la soled ad d el espacio interior. U na v ez m á s, nuestros v iaj eros d escrib en la sensación d e encontrarse d entro d e una m ontañ a. S in em b arg o, esta sensación, en este caso, no es prod ucid a por la conv iv encia ex istente entre ruinas y v eg etación sino por la calid ad d e esos espacios. E stud iab an los v om itorios y los pasillos com o pued e estud iar el naturalista una m ontañ a ya que, «aquello, más que una obra de construcción, parecía haber sido cavado en las entrañas de una cantera» 30 , com o relata P ed ro A ntonio d e A larcón. R om a collag e 7 3 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias 7 2 R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias S ug erentes eran los corred ores d el C oliseo, m uch o m á s que en la ac- tualidad. Durante los siglos XVIII y XIX en cada visita al anfiteatro podía ob serv arse a v arios ob reros trab aj and o entre los restos; unos se d ed ica- b an a los yacim ientos arqueológ icos d e la arena, m á s allá , otros lim piab an las secciones del edificio que el tiempo y la vegetación atacaban intensa- m ente; se encontrab an ante b óv ed as m uy d esg astad as por el uso y los f enóm enos m eteorológ icos, que pod í an h und irse en cualquier m om ento. L a g ran m ayorí a d e esas b óv ed as, com o representa T ow ne en una d e las pinturas, presentab an un h ueco ab ierto en el tech o, d el que colg ab an ar- bustos y flores. Como las dimensiones del hueco cenital eran reducidas respecto a las d el corred or que ilum inab a, el espacio se v eí a d ram atiz ad o por el ef ecto que tení a en él la luz . Durante un bello atardecer del mes de julio pasado fui a sentarme al Coliseo. El sol poniente derramaba ríos de oro por todas aquellas galerías por las que corría antaño el río de las masas; marcadas sombras surgían al mismo tiempo del hundimiento de los palcos y de los corredores, donde caían sobre el suelo en anchas tiras negras. 31 F ranç ois R ené d e C h ateaub riand C om o d escrib e C h ateaub riand en su Viaje a Italia escrito en 1 8 0 3 , en esos pasad iz os ilum inad os cenitalm ente se creab a un ef ecto m uy inte- resante. E l rayo que entrab a en la penum b ra creab a una tensión d iag o- nal que m uy b ien supieron captar otros pintores com o J oseph W rig h t of D erb y ( Inside the Arcade of the Colosseum, 1 7 7 4 ) o J ean- A ntoine C ons- tantin d ’ A ix (An Arcade in the Colosseum, Rome). piel interior R om a collag e 7 57 4 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias E n el interior d el C oliseo es d ond e m ej or se ob serv a el paso d e tiem po sob re su arm az ón d e pied ra. P rev iam ente se h ab í a estud iad o el paso d el tiempo reflejado en la concepción del espacio a través de las ruinas, pero para apreciar el d esg aste en la piel d e la arquitectura es necesario entrar en el lab erinto d e corred ores. L a tex tura y la b ellez a d el m aterial, ya sea d el suelo cub ierto d e v eg etación o d e los propios elem entos constructi- v os, se conv ierte en contacto v isual y ú til, en la ex presión m á s inm ed iata d e esa arquitectura interior. L as tex turas d el C oliseo v ienen m atiz ad as por las rug osid ad es pro- vocadas por el tiempo y el uso, por la agresión sufrida por el edificio del que conf orm an piel y estructura. A l ig ual que en el C oliseo, R om a entera ex presa en su piel el uso, esa m ez cla d e ef ectos que tanto el tiem po com o los h om b res h an reunid o. El arquitecto que construyó el Coliseo tuvo el valor de ser sencillo. Aquí todo es simplicidad y solidez; por eso las junturas de los in- mensos bloques de piedra, que se ven desde todas partes, toman un carácter impresionante de grandiosidad. El espectador debe esta sensación, que se acentúa más aún en el recuerdo, a la ausencia de todo pequeño ornamento; toda la atención se dedica a la masa de tan magnífico edificio. 32 S tend h al E sa atención, com o d ice S tend h al, es el d esarrollo d el tacto y la v ista en el encuentro con el d etalle. E n el C oliseo se aprecia en esos h uecos en los b loques d e trav ertino y en sus j untas, en la v eg etación que crece entre ellos. E stos d etalles no solo está n preparad os para ser v istos, sino para ser percib id os. L a pied ra que conf orm a el C oliseo, en este caso el trav ertino, está asociad a a la g rav ed ad , a la solid ez d e su arquitectura. E nf rentand o estas d os pinturas d e W arw ick S m ith y d e T ow ne, que bien podrían ser los dos corredores tan distintos a los que se refiere An- d ersen, es posib le ob serv ar d e qué m anera se transf orm a el espacio ar- quitectónico seg ú n tod as las cuestiones tratad as anteriorm ente. L a su- perficie rugosa e irregular del interior del Coliseo, más acertadamente representad a en la prim era pintura, prov oca, al ilum inarse, una serie d e reflexiones que aumentan la densidad y masividad del travertino. Este h ech o, sum ad o al contraste d iag onal d e luz y som b ra, y al paso d el tiem - po más claramente reflejado en sus bóvedas, dota a esta pintura de una ex presiv id ad m uy superior a la seg und a. percepción de la escala U na d e las cuestiones m á s interesantes con las que cuenta el C oliseo es la dificultad para mostrar su escala real. El anfiteatroes más grande de lo que realm ente parece. C om o relata G oeth e en su Viaje a Italia, «cuan- do lo contemplas, todo lo demás te parece pequeño, es tan grande que su imagen no te cabe en el alma; lo recuerdas como si sus proporciones fueran menores y, cuando vuelves de nuevo aparece más grande» 33. E s ne- cesario alg o d e tiem po para ser conscientes d e la inm ensid ad d e C oliseo, «sólo con reparar en las distancias que recorría para pasar de una galería a otra, cortando en zig-zag los círculos concéntricos que mediaban entre la periferia del edificio y la dilatada arena en que tenían lugar los espectá- culos» 3 4 es posib le f orm arse una id ea d e sus colosales d im ensiones. En estas pinturas se aprecia la dificultad de conocer la escala real del edificio. Sin embargo, tanto el tamaño de los bloques de travertino como las v istas d e la g ran pared norte en la prim era im ag en o un f rag m ento cielo y ciud ad en la seg und a, ex presan el d eseo por parte d e los pintores por reflejar de algún modo su escala. R om a collag e 7 9 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias View of the Colosseum by night, 1830-1832 C arl G ustav C arus ( 1 7 8 9 - 1 8 6 9 ) Ó leo costumbre romántica Eran las nueve de la noche; el cielo se había despejado, y la creciente luna tendía su manto de plata sobre la silenciosa ciudad. Una ten- tación irresistible se apoderó de mi alma. ¡Había oído hablar tanto de ello! ¡Lo había soñado tanto! ¡Era el momento tan oportuno! (…) vería el Coliseo al fulgor del astro de las ruinas, turbaría el sosiego de cien generaciones, evocaría sus sombras y sus recuerdos (…) Y heme aquí ya de vuelta. ¡Oh! ¡Lo que he visto! ¡He visto a Roma! ¡A la Roma ideal, a la Roma de la historia, a la Roma de la poesía! 35 P ed ro A ntonio Los edificios también están vivos de noche. La cita de Pedro Antonio d e A larcón, en su De Madrid a Nápoles escrito en 1 8 6 1 , sub raya la pred i- lección rom á ntica por la v ista nocturna d el C oliseo. A trav és sus palab ras, o las de William Wetmore Story, el anfiteatro es transformado de un edi - ficio en ruinas a un espacio en el que héroes antiguos viven, como lo ha- cen los poetas y artistas que recorrieron en la ciud ad d urante sig los. E llos tam b ién h ab itan R om a y son record ad os en en las m entes d e los v iaj eros nocturnos que v isitab an el C oliseo. The place remembers not its ancient horrors, as it sleeps in the full sunlight of an Italian day, but when the shadows of night come on, and the clouds blacken above, and the wind how is through the emp- ty galleries and arches, and the storm comes down over the Colos- seum, the clash of the gladiators may still be heard, the roar of the multitudinous voices crying for blood rise on the gale, and those R om a collag e 8 18 0 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias broken benches are thronged with a fearful audience of ghosts. 36 W illiam W etm ore S tory percepción de los detalles según la luz ¿Cómo transmitir la belleza de un paseo por Roma a la luz del luna a quien no lo haya vivido? Hay que haber estado allí para hacer- se idea de su incomparable hermosura. La gran masa de luces y sombras engulle los detalles, y el ojo sólo es capaz de percibir el conjunto y los aspectos más generales de éste (…) El Coliseo ofrece una vista de una belleza increíble. Por la noche su recinto se cierra; dentro vive un eremita en una capilla y los mendigos ocupan las arruinadas bóvedas. Estos habían encendido una hoguera en suelo llano. Una suave brisa empujaba el humo hacia la arena, cubriendo la parte inferior de las ruinas y destacando los sombríos muros en lo alto. Nos detuvimos junto a la reja y admiramos el fenómeno bajo una luna resplandeciente. El humo se iba deslizando, despacio, a lo largo de las paredes, grietas y aberturas, y la luna lo iluminaba como una niebla. El espectáculo era precioso (…) El sol y la luna, lo mismo que el espíritu humano, tienen aquí una misión muy distinta que en otros lugares, porque aquí se enfrentan a formidables cons- trucciones. 37 G oeth e Carus en esta pintura recoge la belleza fantasmagórica del edificio por la noch e d escrita por G oeth e cincuenta añ os antes. E ste ú ltim o, com o la m ayorí a d e nuestros otros autores, en su Viaje a Italia ex presab a su pref erencia por la ciud ad nocturna. L a v isita a la luz d e la luna al interior d el C oliseo se conv irtió en una ex periencia esencial para los v iaj eros im - preg nad os por el espí ritu rom á ntico d e la ép oca. E se paseo se presentó com o alg o ex clusiv o por el cual v alí a la pena enf rentar los pelig ros d eb id o a las deficientes condiciones en las que se encontraban las bóvedas del anfiteatro. La afirmación sobre la misión de la luna que describe Goethe es re - m arcad a tam b ién por M ad am e d e S taël en Corinne; or, Italy, cuando afir- m a que «The sun of Italy should shine on festivals; but the moon is the light for ruins» 38 . S in em b arg o, esa pref erencia no se prod ucí a ú nicam en- te por las ev ocaciones que, com o ya se h a com entad o, surg í an d urante la v isita. E l encanto que ex tend í a la luna sob re la ciud ad d e R om a era un tem a com entad o por m uch os escritores, ya que la ciud ad resultab a m á s conm ov ed ora que nunca. Y es que las ciud ad es d e noch e tienen poco que v er con las ciud ad es d e d í a: sus ef ectos cam b ian. L a luz que env uelv e la arquitectura no es la m is- ma, ni el contraste que se produce en las superficies de los materiales. Las sensaciones que g enerab a la v isión nocturna d el C oliseo, d ond e la m itad d e la g ig antesca arena estab a inm ersa en una som b ra prof und a m ientras que la otra d orm í a en una penum b ra lum inosa, g enerab a, en el alm a d e los v iaj eros, sensaciones m uy d if erentes respecto a la v isión d iurna. E n el C oliseo a pleno d í a, b añ ad o d e sol, «abruma la inmensa armazón de piedra, las arcadas derruídas, los muros rajados de siglos, horadados de años, labrados del paso incesante de las horas y mutilado el cuerpo vasto y soberbio por bárbaros y barberines» 39 com o relata R ub én D arí o en su Diario de Italia. P or la noch e, sin em b arg o, solo se aprecian esos d etalles allí donde la luna vierte su luz. La revelación de los reflejos elimina el inestim ab le ef ecto d e la oscurid ad por la que «el ojo sólo es capaz de per- cibir el conjunto y los aspectos más generales» 4 0 del edificio. R om a collag e 8 3 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias 8 2 R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Por tanto, la apreciación de la arquitectura se ve modificada según la luz que la env uelv e. L a oscurid ad eng ulle los d etalles, com o se ob serv a en la iz quierd a y en el plano d e f ond o d e la pintura. E n este ú ltim o caso, la pér d id a d e d etalle y la percepción ú nica d el conj unto se v e acentuad a por la lej aní a d e las f orm as. S in em b arg o, C arus pone d e reliev e la im por- tancia de los reflejos sobre la arquitectura del Coliseo. Éstos atenúan las som b ras y perm iten ad iv inar los d etalles en la parte d erech a d e la im ag en. «La luna llena se levantó en el horizonte sereno, tranquilo, y vino a dar con su melancólica luz nuevos toques de poesía a los arcos, a las columnas, a las bóvedas, a las piedras esparcidas, a la desolación de aquel lugar» 41. C om o cuenta E m ilio C astelar en sus Recuerdos de Italia, pued e que la penum b ra d el C oliseo resulte inconv eniente para quienes necesitan v er bien, sin embargo los reflejos que en ella se producen son los que permi- ten ad iv inar los d etalles d e su arquitectura en ruinas. Tiene razón el arquitecto José Laborda Yneva cuando afirma que «Es experta la penumbra de Roma; la ciudad tiene mucha costumbre de sus cosas, noes raro para ella la convivencia con las arquitecturas más suge- rentes del mundo, sabe que los edificios tienen un volumen conjunto que debe verse de día y que resulta improcedente cuando solo se resalta en parte, iluminado en la noche, como si de un artificio escénico se tratara» 42. Roma no necesita resaltar sus arquitecturas con artificio; ninguna ar- quitectura es pensad a y proyectad a para ser ilum inad a así ya que pierd en el interés que tienen cuand o se ilum inan con la luz d e la luna o d e las estrellas. el Capitolio R om a collag e 8 9 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias The Campidoglio, f ech a ind eterm inad a J acques- L ouis D av id ( 1 7 4 8 - 1 8 2 5 ) Grafito y acuarela secuencia visual Bajé por las callejas hasta la escalinata del Capitolio -ese largo plano inclinado, más bien roto a cada dos pasos, que defrauda sin excepciones, creo, a los turistas propensos a los raptos retrospecti- vos-. Ciertamente el Capitolio visto desde este lado no es imponen- te. La colina es tan baja, la ascensión tan escasa, la arquitectura de Miguel Ángel del cuadrángulo de la cima tan mediocre, todo el lugar parece más un montículo que una montaña, que los primeros diez minutos que uno pasa allí la historia de Roma parece haberse colado por una trampilla. 43 H enry J am es L a ev aluación crí tica d e H enry J am es d e la arquitectura d el C apitolio f ue escrita con unos d os añ os d e d if erencia d el b oceto d e D av id . L a am - plia escalera, conocid a com o Cordonata, cond uce la v ista h acia la pro- pia plaz a, centrá nd ose en el m onum ento ecuestre d e M arco A urelio. E l Palazzo Senatorio, con su torre central, cierra la com posición al f ond o, m ientras que el Palazzo dei Conservatori y el Palazzo Nuovo definen la plaz a a d erech a y a iz quierd a, respectiv am ente. L as estatuas d e m á rm ol em b ellecen la b alaustrad a h acia la ciud ad y el cam ino rod ad o, la via delle Tre Pile, curv a su cam ino h acia la plaz a. E l ú nico elem ento que aparece en som b ra, la em pinad a escalera que se d irig e a la ig lesia d e Santa Maria in Aracoeli, está situad o en el ex trem o iz quierd o d el d ib uj o. A l usar el recurso d e la som b ra sob re la scalinata dell’Ara Coeli, el autor representa la plaz a com o un m om um ento aislad o en la colina C apitolina. R om a collag e 9 19 0 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias E sta v ista, con el punto d e v ista en el ej e central para d estacar la sim etrí a d el conj unto, era una d e las m uch as que se representaron a partir d el sig lo XVII al darse por finalizada la construcción de la plaza en el siglo XVII. M uch os artistas a lo larg o d e los sig los posteriores se d ed icaron a re- presentar la plaz a al ig ual que lo h iz o J acques- L ouis D av id y a d escrib irla como lo hizo Henry James. Un tema díficil de alcanzar, ya que ni los pin- tores con su m irad a ni los escritores con sus palab ras log raron captar la secuencia v isual pensad a por M ig uel Á ng el, el m ov im iento que acom pa- ñ a a la percepción com pleta d e ese lug ar icónico. secuencia visual L a ascensión a la plaz a d el C apitolio es alg o que se d eb e ex perim en- tar para no perd er el sentid o d el espacio d iseñ ad o por M ig uel Á ng el. A l lleg ar al arranque d e la Cordonata, sig uiend o el ej e v isual, se com prueb a que la escalera, d eb id o a sus lad os d iv erg entes, parece ig ual d e anch a en su parte inf erior que en su parte superior, aunque esta esté m á s lej os; se trata d el prim er ef ecto que pensó el arquitecto para correg ir la percepción d el oj o h um ano. D esd e la parte inf erior d e la escalera la prim era im ag en que se tiene d e la plaz a es la b alaustrad a que m ira a la ciud ad , con las enorm es esculturas colocadas sobre ella. A medida que se asciende, estas figuras escultóricas llegan a ocultar las discontinuidades entre los edificios, dando la sensa- ción, por un instante, de que la plaza está definida por un único edificio en f orm a d e «U ». L a estatua ecuestre d e M arco A urelio v a creciend o con- f orm e el v isitante se acerca y lam irad a continú a h acia la torre d el Palazzo Senatorio. E n la parte superior, la arquitectura d e M ig uel Á ng el rev ela su natura- lez a com plej a y teatral, un ef ecto que se v e acom pañ ad o por el d ib uj o d el pav im ento. E ntonces el cab allo ya está sob re su ped estal, M arco A urelio se encuentra enmarcado sobre el fondo axial del palacio, y los edificios d e los lad os d e la plaz a of recen un nuev o ef ecto: resultan paralelos, sin f ug as. S e trata d el m ism o recurso que aparecí a en las escaleras: el espacio d e la plaz a no es rectang ular, sino trapez oid al con la b ase anch a h acia el f ond o. L a perspectiv a v isual se altera inev itab lem ente. T od o es g eom etrí a y proporción entre las piez as, unas con otras y tod as a la v ez . A lg o que sí aparece en las pinturas y se prod uce al ex perim entar el espacio es el ef ecto esencial d e la torre com o ej e d e sim etrí a. La representación pictórica, estática por definición, puede congelar un m om ento, una d eterm inad a arquitectura, pero, a pesar d e serv irse d e elem entos com o la com posición, la prof und id ad o las luces y las som b ras, en el caso d el C apitolio no consig ue transm itir la cualid ad d iná m ica que M ig uel Á ng el introd uj o en la ex periencia d e su arquitectura. R om a collag e 9 5 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias Veduta del Campidoglio e dell’Aracoeli, f ech a ind eterm inad a G aspar v an W ittel ( 1 6 5 3 - 1 7 3 6 ) P lum a, tinta, acuarela g ris y pintura sepia relaciones espaciales El Capitolio mismo es el trono del museo Capitolino. De la falda de aquel sacro monte, en una plaza rodeada de buenas casas, y con una gran fuente en medio, se ven dos altas y anchas graderías, una a mano izquierda, más alta y elevada empedrada aquí y allí de bajos relieves y de otras piedras antiguas, que conduce a Iglesia de Ara Celi, y otra en medio, más magnífica, más espaciosa, mas cómoda y majestuosa, que lleva a la plaza donde está el museo Capitolino. 44 J uan A nd rés y M orell C on el tiem po, los artistas m ostraron una ev olución a la h ora d e re- presentar el C apitolio. C om enz aron a v erlo no solo com o un m onum ento aislad o en la colina, sino com o parte d el tej id o y d e los recorrid os urb anos que h ací an los v iaj eros en aquella ép oca. A partir d el sig lo X VI I , los v ed utistas realiz aron una ex tensión v isual al contex to urb ano, y em pez aron a incluir en sus perspectiv as tanto la Cordonata com o parte d e la plaz a d esd e la que arranca. U tiliz ab an puntos d e f ug a ex cén tricos respecto al ej e d e sim etrí a d e la plaz a y alarg ab an el campo de visión para encuadrar los alrededores e incluir los edificios con los que lim itab a la plaz a, en concreto la ig lesia d e S anta Maria in Aracoeli, con su escalinata d e acceso. 4 5 Q uisieron encontrar una estrateg ia v isual capaz d e incluir en la im a- g en no solo la f orm a sino la ex periencia d e la secuencia espacial. S e com - prom etieron intensam ente con este entorno arquitectónico, tanto que R om a collag e 9 79 6 Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias R om a collag e Visiones arquitectónicas, pictóricas y literarias esta v ista era uno d e los m otiv os im prescind ib les d el g ran repertorio d e tem as rom anos inh erid os a la trad ición d e la «v ed uta». A l representar la plaz a d e M ig uel Á ng el j unto con la ig lesia d e Santa Maria in Aracoeli se prod uce una situación urb ana m uy interesante. E l pintor d irig e la m irad a d el espectad or h acia una encrucij ad a. L a Cordona- ta se toca con la scalinata y v em os las d os escaleras j untas; su encuentro en
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