Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 LA CIRCULACIÓN DE LAS ELITES DE PARETO: Sociología y Ciencia: Pareto concibe la Sociología como una ciencia de lo absurdo o más precisamente como un ensayo lógico de la irracionalidad de las sociedades. Aspira a que el investigador considere seriamente como otro científico la realidad del objeto que estudia. Por lo tanto, y a esos efectos afirma que no debe interesarle para nada establecer ninguna posibilidad anterior o posterior a dicho objeto, que no debe interesarle tampoco la transformación del mismo, sino su propia naturaleza tal como se presenta empíricamente, vale decir, tal como puede ser identificada. Pero aunque agnóstico en muchas áreas, Pareto no olvida que a la vez es también discípulo directo de Maquiavelo. Piensa que si bien es necesario que una doctrina o un fenómeno deban ser estudiados únicamente de acuerdo al método lógico experimental, no hay obstáculo para que acto seguido se adopte o se rechace la conveniencia de la misma, si el resultado del análisis es favorable o negativo concluye que la Sociología debe ser tan solo ciencia pura y exacta pero de ninguna manera subsidiaria de la política. Esta última según su definición es entonces un sistema imprevisible y contingente de decisiones, por lo tanto, ambiguo y siempre cambiante. Sociedad y gobierno: La teoría de este autor acerca de la sociedad, responde directamente a su pensamiento filosófico en la medida que reconoce al individuo como soberana entidad. La sociedad aparece a sus ojos no como un todo cohesionado e interdependiente sino como una basta función heterogénea que se nutre desde distintos sistema de valores. El individuo juega en ella un rol de suma importancia ya que es él que con sus actos que le confiere perfiles y sombras, quien en definitiva, la determina y la gobiernan. Esto último explica la razón que hace que se opere en el propio accionar de cada grupo social, una mecánica similar a la de la selección natural en la que los más aptos y capaces son los que sobreviven y, por fuerza, los que desempeñan necesariamente el papel de rector (o de referencia al menos) respecto de los que se van lateralizando. Formamos una clase con los que tienen los índices más elevados en la rama que describe su actividad, y asignamos a esta clase el nombre de “elite”. Es obvio que esta teoría la hace extensiva también a los grupos que detentan el poder político, a su juicio: la elite por excelencia. Para ésta, observa, que cuenta únicamente su habilidad para mantenerse en el poder, de ahí que sus cualidades y habilidades deben medirse por la cantidad de tiempo que aciertan en mantenerse, y por el grado de seguridad que logran alcanzar. Por lo tanto, el mérito, de sus miembros y su diferenciación como dirigentes, se basa en la capacidad de hallar los medios correctos para conquistar este fin. Historia, movimiento y circulación de las elites: 2 “La historia es un cementerio de aristocracias”. Con ello no quiere sino destacar el hecho de que el devenir de las sociedades está determinado por una sucesión de minorías privilegiadas, elites que luchan, llegan al poder, lo aprovechan y decaen para ser reemplazadas por otras. Tal es su filosofía de la historia. No hay en ella ni optimismo ni iluminismo, los pueblos no cuentan como entidad decisiva; resultan en cierto modo abstracciones. Y no porque crea que les falta legitimidad moral o derechos sino simplemente porque considera que carecen del instinto individualizado de los grupos minoritarios. Mientras que en las masas reina el anonimato y gobierna el número, en las minorías brillan las individualidades que buscan expresarse, a ejecutividad y movilidad, resulta fácil cambiar de rumbo y tomar siempre nuevas decisiones. Pareto traduce estas dos modalidades en lo que ha llamado “residuo de Instintos de las Combinaciones y residuos de Persistencia de los Conglomerados”. Las elites, explica, promueven el cambio y la masa al consumirlo lo conserva, hasta que viene una nueva elite, o un nuevo cambio de la misma que destruye ese conglomerado y combina nuevamente. Pero cuando la elite se vuelve conservadora y no sabe ceder, cuando pierde su instinto para combinar, comienza a perder su poder y anuncia su irremisible final. Pareto llega a tal profundidad en sus estudios sobre las elites que pudo componer un prototipo de elite ideal para una sociedad. En ella los elementos creativos, así como los elementos que mantienen la estabilidad del sistema, se encontraban en una justa redistribución. Concluye estableciendo que para conservar sana y fuerte una sociedad debe existir una circulación relativamente libre de las elites. Circulación de las elites: Cuando emplea la expresión “equilibrio social” Pareto quiere significar el estado general y la estructura social, en un momento dado, considerada desde un punto de vista dinámico. Es decir, que la expresión se refiere al estado de la sociedad en tanto interviene en el la interacción de las fuerzas que determinan ese estado en un momento dado y que, al mismo tiempo, en virtud de su actividad influyen en el cambio de la estructura. Fuerzas que determinan el equilibrio social: 1. el ambiente físico, el clima, los factores geográficos y otros parecidos dado que se alteran muy lentamente durante los períodos históricos. 2. los residuos ejercen gran influencia. Pareto descubre que los residuos cambian muy lentamente y que conservan su estabilidad de forma sorprendente en especial dentro de cada grupo social organizado 3. los factores económicos, lo que Pareto llama intereses 4. las derivaciones, también tienen cierta influencia en el equilibrio social aunque Pareto cree que se trata de un factor de menor importancia y que solo ejerce una influencia indirecta en comparación a los otros factores mencionados. Esas creencias no lógicas, mitos y fórmulas ofrecen gran interés sobre todo cuando se las considera como expresiones de los residuos o de los intereses, y por su poder indirecto de reforzar los residuos o alterar el patrón de la circulación de las elites. 3 5. finalmente existen las funciones de lo que Pareto llama Circulación de las elites. Pareto, lo mismo que todos los maquiavelistas se adhiere a la teoría pluralista de la historia. Debemos tener en cuenta este hecho y además el siguiente: que las clases sociales no son enteramente distintas aún en los países en que prevalece el sistema de castas y que en los países civilizados modernos la circulación entre las diversas clases se lleva a cabo con notable rapidez. Consideraremos el problema solo en su relación con el equilibrio social y trataremos de reducir en lo posible el número de grupos y los modos de circulación, poniendo bajo un mismo encabezamiento los fenómenos que de un modo general y hasta cierto punto son similares. Supongamos que en cada una de las ramas de la actividad humana se le diera a cada individuo un instintivo para denotar su capacidad. De esa manera podremos distinguir en la sociedad, cuando menos de una manera aproximada a la elite, o mejor dichos a las elites, de las masas. Además pronto podremos observar que los seres humanos no están distribuidos de manera uniforme en esta escala. En el extremo superior solo hay unos pocos, muchos más en el medio, en tanto que la enorme mayoría está agrupada abajo. La elite siempre es una pequeña minoría. Dentro de la elite podremos distinguir una “elite gobernante” de una “elite no gobernante”. Sostiene Pareto que el carácter de una sociedad es ante todo el carácter de su elite, lo que lleva a cabo esa sociedad es lo que su elite es capaz de llevar a cabo, su historia, si es debidamente comprendida es la historia de su elite (coincide con Mosca). La elite de una sociedad nunca es estática. Su estructura, su composición y la manera en que se relaciona con el resto de la sociedad cambian constantemente. De una manera aún más ostensible la elite cambia cuandomueren sus miembros y son reemplazados por otros. Si cada miembro muerto fuese reemplazado por otro del mismo tipo, la elite, considerada como grupo histórico no sufriría alteración alguna. Lo que influye sobre el desarrollo social no es el simple desplazamiento de los individuos sino el cambio en los tipos de individuos y en las relaciones de los diferentes tipos entre sí y con el resto de la sociedad. Si la selección de los miembros de la elite se hubiese llevado a cabo con entera libertad, de manera que cada individuo hubiera podido sin obstáculo alguno subir tan alto en la escala social como su talento y ambición lo permitiesen, podría presumirse que la elite incluirá en todo momento y en el orden debido únicamente a las personas mejor adaptadas para constituirla. En tales circunstancias la sociedad se conservaría dinámica y fuerte y corregiría automáticamente sus propias debilidades. Empero, un estado de cosas de esta naturaleza nunca se observa en la realidad. Siempre hay obstáculos o trabas que obstaculizan la libre circulación de los individuos hacia arriba o hacia abajo en la escala social. Afecta la composición de la elite de manera que ésta ya no incluye a todas las personas mejor preparadas para gobernar en la sociedad. Se producen debilitamientos, si éstos se acentúan, ese proceso de decadencia será interrumpido bruscamente por una revolución social, esto es, por la instrucción súbita en la elite de numerosos individuos que, debido a los obstáculos que se 4 interponían en su camino, hasta entonces no habían podido alcanzar en nivel social que les correspondía. El más notorio y universal de los obstáculos para lograr la libre circulación de las elites lo constituye el principio aristocrático. Como para Mosca, los hijos de los miembros de la elites tienen preferencia sobre otros que pueden mejor capacitados formándose un círculo cerrado que lleva a que se degenere. El porcentaje de las personas débiles e inferiores dentro de la elite aumenta necesariamente en tanto las personas superiores se acumulan fuera de ellas hasta que llega el momento en que la elite es derrotada y destruida. Se desprende de esta consideración que una circulación libre de las elites es uno de los requisitos indispensables para conservar fuerte y sana la sociedad. E inversamente, cuando la elite de la sociedad se convierte en un círculo cerrado o casi cerrado esa sociedad está amenazada ya por la revolución interna o por la destrucción desde el exterior. Teóricamente la entrada a la elite es libre para todos los pretendientes. Pero dado que la circulación nunca se lleva a cabo con entera libertad no se logra conservar una sociedad sana y fuerte a pesar de que los nuevos miembros tengan más o menos facilidad para ingresar en la elite. Subsiste otro problema que se relaciona con los individuos que deben admitirse o excluirse. Hemos notado que según Pareto, los residuos básicos dentro de una sociedad determinada cambian poco y solo lentamente. Sin embargo, el carácter de la sociedad está determinado no solo por los residuos básicos contenidos en toda la población sino también por la distribución de los residuos entre las distintas clases sociales y esta distribución puede cambiar rápidamente. Los individuos caracterizados por los residuos de la clase I son los zorros de Maquiavelo. Viven recurriendo a su ingenio, confían en el fraude, en el engaño y en la astucia. No están muy atados a la familia, a la Iglesia, a la nación y las tradiciones. Viven en el presente sin preocuparse mayormente por el futuro y de muy buena gana aceptan los cambios y son atraídos por la novedad y la aventura. En los asuntos económicos se inclinan hacia la especulación, los cambios y la innovación. En general no les gusta hacer gusto de la fuerza. Tienen genio inventivo y les gusta aprovechar las oportunidades. Los individuos caracterizados por los residuos de la clase II son los leones de Maquiavelo. Son capaces y están dispuestos a emplear la fuerza, confiando más en ella que en el cálculo para resolver sus problemas. Son conservadores, patriotas, leales a la tradición, y están sólidamente ligados a los grupos supraindividuales. Tienen muy en cuenta la prosperidad y el futuro. En los asunto económicos son cautelosos, ortodoxos e inclinados al ahorro. Desconfían de lo nuevo y conceden más importancia al carácter y al cumplimiento del deber que al ingenio. Cuando los residuos de clase II están muy difundidos entre las masas, la combinación social es más fuerte contra enemigos de otro país y al mismo tiempo eleva la cultura y logra mayor prosperidad en el país. En este tipo de combinación (que no dura mucho tiempo) las masas tienen una buena voluntad para soportar penurias físicas y sacrificios (dado su gran fe en un mito o ideología), en la elite se ubican los más capacitados y se manifiesta (la elite) cerrada. La fuerza es empleada por aquellos que desean conservar ciertas uniformidades y por los que desean derrocarlos, la violencia de los uno está en contraste y en conflicto con la violencia de otros. Cuando un miembro apoya el 5 empleo de la fuerza, significa en realidad que aprueba el empleo de la fuerza por la autoridad para reducir a los que no están conformes y por lo tanto si alguien difiere a este empleo lo que en realidad detesta es que dichas autoridades empleen la fuerza para obligar a los disidentes a conformarse. Lo que en realidad está en juego en la disputa son los méritos relativos a la astucia y a los de la fuerza para determinar si, aún en casos excepcionales en útil oponer el ingenio a la violencia. Primero sería necesario demostrar que el empleo de la astucia siempre, sin excepción es preferible al empleo de la fuerza. Las masas nunca pueden revelarse con éxito a menos de contar con una dirección, en parte, siempre constituida por individuos capaces y ambiciosos surgidos de sus propias filas que hasta entonces no hay conseguido figurar en la elite gobernante y, en parte, por miembros disgustados de la elite existente. Si asimila a estos individuos no tiene que temer a la revolución interna. Si ésta se da, encontramos una elite renovada no una nueva ya que la antigua nunca es totalmente eliminada. Aunque las masas son siempre gobernadas y nunca gobiernan, pueden, sin embargo, resultar ganando en el cambio. La teoría de Pareto de la circulación de las elites, es, por lo tanto, una teoría de cambio social, de la revolución, del desarrollo social y de la degeneración.
Compartir