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1 DAVIS: “ESPECIFICANDO EL ESTADO” Las sociedades varían en la naturaleza de la mezcla público – privado: en una sociedad altamente dirigista virtualmente todas las regulaciones sociales estarán sujetas a reglas públicas. La existencia del estado implica la centralización del poder. Organizaciones descentralizadas que pueden parecer tener autoridad sobre sus miembros de manera distinta a la del estado, están sujetas a las reglas estatales. Sin embargo, los estados varían en su grado de centralización: algunos traspasan una considerable facultad regulatoria a autoridades descentralizadas, como los gobiernos locales. Los estados federales genuinos permiten una gran descentralización: de este modo, si bien el poder policial es una función pública, el mismo es ejercido por diversas instituciones locales. Los estados reclaman el monopolio del poder coercitivo, en el sentido de negar a otras asociaciones el derecho de ejercer las funciones de defensa y seguridad. La teoría de la soberanía presupone que en ausencia de un monopolio de poder coercitivo la sociedad caería en el desorden. Sin embargo, los estados no siempre tienen éxito en esta pretensión. La integridad geográfica es el rasgo final del estado moderno: a diferencia de la sociedad tribal, el estado tienen determinados límites. Aunque el marxismo presupone la defunción final del estado, los regímenes comunistas se caracterizan por estados todopoderosos en los cuales las reglas públicas han arrasado con las privadas y el grueso de las decisiones es tomado centralmente. Los socialistas no marxistas, sin embargo, han aceptado, han aceptado en principio el papel del estado y no contemplan su desaparición. Para ellos el estado no es un instrumento de pura coerción, ya que tiene un papel legítimo en la provisión d bienestar y en la administración de la economía. Si bien los liberales clásicos aceptan la necesidad de alguna acción estatal, han puesto el acento principalmente en su papel depredador más que en el productivo. El estado surge cuando un grupo determinado cobra suficiente fuerza como para explotar a los grupos económicamente productivos. Lo que es distintivo de la teoría liberal moderna es que explica plenamente la racionalidad de la acción estatal. Un estado, definido convencionalmente, es necesario a causa del “fracaso del mercado”. Aunque el libre intercambio entre individuos crea mayoría de los bienes y servicios requeridos, hay “bienes públicos” que no se producen espontáneamente. Un bien público es definido en términos de la no existencia de rivalidad en su consumo y la no exclusión. La racionalidad del estado reside en su capacidad de suministrar bienes públicos, no tiene valor más allá de la misma. La dificultad consiste en que los criterios propuestos pueden permitir que la acción estatal se extienda más allá de los límites prescriptos por la filosofía individualista liberal. La economía política intervensionista no ha tenido dificultad para descubrir todo un espectro de factores extremos y fallas del mercado que requieren la acción correctiva del estado. La tendencia ha sido hacia la imposición de bienes colectivos a la sociedad, por ejemplo la expansión de la educación estatal y los servicios de salud y bienestar social, en la creencia de que benefician a la comunidad toda. Los liberales abogan por la vuelta a manos privadas de muchos servicios administrados por el estado y por la elaboración de reglas 2 constitucionales que protejan a los individuos de la acción depredadora del estado. En términos prácticos los conservadores a menudo quieren un estado pequeño. El conservador no hace una distinción analítica entre estado y derecho. El estado no es una agencia que satisface los deseos subjetivos de los individuos de bienes públicos dentro de un marco constitucional, sino que es una entidad orgánica que comprende el derecho, la constitución y la moralidad pública. Se dice que el estado incorpora los fines y propósitos colectivos, por más estrechos que los mismos puedan ser. El estado debe ser un instrumento (en última instancia) de fuerza, dado que sin su autoridad global, la “sociedad civil”, el mundo de los individuos egoístas y acaparadores, sería frágil. Implícita en esto hay una distinción entre la “idea” de un estado y los gobiernos particulares. En la filosofía política conservadora no existen criterios racionales para delimitar la esfera apropiada de la acción estatal; lo que el estado debería hacer depende en gran parte de la tradición de los estados particulares. Su verdadera función, que es mantener la integridad y la unidad del organismo social.
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