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EN B USCA DEL ORIGEN DEL GO TICO: EL VIAJE DE THOMAS PITT POR ESPANA EN 1760 Por MATILDE VMATEO Entre los muchos britdnicos que recorrieron Es- pafia en el siglo XVIII, hay uno cuya visita ha pasado desapercibida en la literatura periegetica y que pre- senta, sin embargo, un gran interes. Se trata de Thomas Pitt, primer Baron Camelford (fig. 1), quien realiz6 un viaje por la Penfnsula lberica en 1760'. Sus impresio- nes quedaron recogidas en un nmanuscrito conservado eni la Biblioteca Britdnica, bajo el titulo de Observa- tions in a Th}ur to Portugal & Spain, 1760, by John Eacrl of Strathmore & Thiomas Pill, Esq. (Mss. Add. 5845, fols. 111-146)2. Este documento cs prictica- mente desconocido en Espafia, aunque no asi en el mundo anglosajoSn y en Portugal3. Lo publicado, no obstante, es poco y limitado a la parte portuguesa. Ademds, pasa por alto algunos de sus m6ritos imds re- levantes, ya que estos s6lo pueden ser evaluados en un exameni de conjunto y dentro de un contexto amplio, tal y como se propone en el presente articulo. Las ob- servaciones de Pitt son extraordinarias por varios mo- fives, pero quizas lo que las ceonvierte en un especimien tinico es la inusual atenci6n prestada a la arquitectura medieval. A este respecto, Pitt no tiene paralelo entre los viajeros que recorrieron Espafia por esos ainos, ya fluesen britanicos, franceses, espafioles o de cuaiquier otra nacionalidad. Si bien es facil caer en la tentacion de interpretar esta singularidad comno el capricho extem- poraneo de un excentrico, no es este el caso. Sus oh- servaciones, lejos de constituir un fen6meno aislado, estaban, por el contrario, en perfecta consonancia con las tendencias de la vanguardia erudita y artistica. Es mnds, constituyen un docuniento excepcional sobre las teorfas al uso mas avanzadas acerca del arte medieval y, muy especialmente, las relativas al origen del g6ti- co. Dentro de este camnpo de referencia, su interes se acrecienta todavia mas por ilustrar un capitulo apenas conocido de la recepci6n del arte medieval hispano en cl pasado, cuando este se convirti6 en foco de atenci6n ante la posibilidad, defendida por muchos, de que Es- pafna hubiese sido la cuna del g6tico. Fue esta una te- sis de gran popularidad en Europa, cuya vigencia se prolongo mds de dos sigios y que, parad0jicamente, apenas ha encontrado eco en nuestro pais, entonces o ahora&. El hecho de que la tesis sea err6nea nio debiera restarle interes, especialmente si la consideramos des- de el punto de vista de la recepci6n artistica, pues no s6lo atrajo una atenci6n considerable sobre el arte me- dieval peninsular, sino que tambien estableci6 nume- rosas pautas para futuras discusiones sobre el mismo. El manuscrito de Pitt se nos presenta, dentro de este proceso, como una prueba decisiva de la vigencia de la teoria del origen espanol del g6tico, como una valiosa fuente de informaci6n acerca de los arquetipos cultu- rales que condicionaban por aquel entonces la histo- riografia artistica, y tambien, inesperadamente, como uni poderoso agente de opinio'n, cuyas repercusiones para la valoraci6n del g6tico en general y del arte me- dieval espaniol en particular, fueron mayores de las que se podrian sospechar en un principio. I,LUSTRE VIAJERO, INUSUAL VIAJE El caracter extraordinario del manuscrito comien- za con su autor y su impecable pedigree, que lo con- vierte en el viajero nids ilustre que visit6 Espana de for- ma privada en el siglo XVfl[I. Nacido en el seno de la aristocracia politica britanica, era cabeza de familia de I . Thomias Pitt, por J. Reyniolds. 1763. (Foto: Cortesia de la Ply- mouth City Art Gallery). 11 --0 00 iit; .;':0f , 1SC .: -' : _-;i ,- . ... :2 } -I _..i .; .,00 ' _;S I-:: I0 9 los Pitt y pariente en primer grado de los Grenville, los Lyttelton y los Temple. apeilidos, todos ellos., bien co- nocidos de la historia britanica. Nada menes que cua- tro parientes cercanos estuvieron a Cargo del gobierno del Estado en scis diferentes ocasiones, e inciuso al propio Thomas se le ileg6 a ofrecer esa posibilidad aunque finaimyrente la rechazase'. Cierto es que so ca- rrera poiftica palideoe a] lado de la de sus tfos y primos, pero aun asi estuvo jalonaia de alias responsabilidades que le granjearon cierta notoriediad. Eni cualkuier caso, ningtn otro viatjero podfa presurn,r -ni elles, ni sUs fa- milias- he haber desempeniado tan destacado papel en ia historia nacioteal. En otro ordeni de cosas, su privile- giada posicidO social deternnindt un bagaje cultural y onos intereses diferentes, q:ue explican, en cierte moldo, el caracter uinico de so viaije. Para emoezar. se trataba de so Gran!d Tour con todo To quoe elo implica de viaje cultural. Fue esta una combinacion pOcO frecuente, pues Espafa, aunque destine popular entre los viajeros britzinicos, no solfa estar incluida en ese tradicional pe- ripie de los jdvenes doe la 6ite brit.nica. La imagen del pais fornentada por la Leyenda Negro cornio el summitirrn del atraso intelectual, poiftice y mnoral, la convertfan en on destino inadecuado para tn viaje euyo prep6sito, a] fin y al cabo, era educativo. S61o la concurrencia de ex- traerdinarias circunstancias podrian lievar a su inclu- si6n. tal y comieo sucedi6 en el caso de Pitt. Como era eostombre entre los jdvenes de so ran- go, Thomas Pitt se dispuso a emprender el Grcanid Touer al finalizar sus estuitos enl la Urniversidad de Cam- bridge. Acababa (IC entrar en posesidn do la conside- rable fortuna faniliar y necesitaba ademas un cafribio de aires. lLos aflos inmediatam-nente anteriores habian censtituido, por confesidn propia. una <<torinenta bru- ta»>>, marcada por hoerribles enfrentamientos con su pa- dre, por lo que <<[su] mente necesitaba reposo, y [so] salud el alivio de un clima suave>>7 . El tradicional iti- nerario del Grand Tour a Italia a traves dcl continente estaba, sin embargo, desaconsejado por varios inoti- ves. Las crntinuas disputas coo so progenitor, un hoen- bre de caracter violento e inestable, habtan sumido a Pitt en un estado de salud demasiahe delicacio para tan largo, inedmnodo y tatigoso viaje. Por otra parte, la Guerra de los Siete Aflos estaba en pleno desarrollo. Atravesar una Europa ceonvulsionada peIr un con1flicto bdlico era no solt arriesgado, sino tanibihn prictica- mente imposible. Los territorios enenmigos que habrfa que cruzar eran numerosos, y la obtenci6n doe salvo- ceonductos para los mismos muy dificil. La aiternativa de navegar hasta Lisboa, y nuevamonte desdle e Le- vante espafnol hasta G6nova. permitma eludir esos ries- gos. En primer lugar porque Portugal, Espana e lItalia perimanecfan al margen de la guerra. Segundo, porque Lisboa, prirnera etapa del Tour. era uino de los destinos favoritos de Ta amistoecracia britanica para las curas de saiutd y, per tanto, un lugar idoneo para que Pitt recu- perase fuerzas. Y per elltimo. porqoe ei viaje en barco y la eliminacion del duro cruce de los Alpes resultaban mas eoinodos y adecuados para su fraigil condicion. Los avatares de la politica y sus conexiones fami- liares proporcionaron a Pitt una ocasion inmejorable de iniciar su Grand 7Tzhr. Por aquel etntonces, Gran Breta- na caminaba por nuevos derroteros do victoria en la Guerm-a de los Siete Anos graooas al l]derazgo de su tie, William Pitt. Durante un enfrentamiento decisivo, los britinicos habian perseguido y atacado a la [Iota fran- cesa en el puerto po9rtugues de Lagos. Este suoeso, ocu- rrido e 17 de agosto de 1759, habfa supuesto una fla- grante violacion de la neutralidad portugaesn. El pars Ilsitano, tradicional aliado de Gran Bretafla, reacciono con' indignacion, por lo que se decidi6 enviar una em- bajada extraoracinaria para apaciguar los dnimnos. Como es de imagi9nar9 no fole d'iffcil para Thomras afiadir so nombre a la lista de acomprpaiantes y pode-r asf iieciar so GCraind Tour. ILa inision cdiplomatica. a cargo de Lord Kiinnoul, tenfa prevista su salida a coomienzos de febre- ro, a bord delt Winidsor y desde Spithead, pero el cial tici epo retrasarfa considerableonentesU partida. Final- mente, el Windsor conseguirfa abandonar el puerto de Plymouth el 28 de febrero de 1760. Pitt tenfa entonices veintidos aflos y le acompafaba en so aventura John Lyon9 Lord Strathniore, joveni arist6crata escoces y amnigo de la universidad'. Su viaje por la Penfnsula Ibe- rica durarfa cerca de nueve meses, de los cuales esto- vieron uEi pco i-ns de dos ens Portugal y el resto en Espafa4 . Pitt y Strathmore Ilegaron a la capital porto- guesa el 7 de marzo, dnde pasarfan un iies y medio descanisando del viaje y farniliarizaindose con so vida cortesa.n.a y monumentos"'. A finales he abril realiza- ron onl periplo de dos semanas coIn el fini de estodiar las antigiiedades de Sintra, Mafra. Bataiha y Alcoba9a. De regreso a 1Lisboa permanecieren en la ciudad U£os dfas antes de em-lpretnder viaje a EspaTa a mediados dceli mes de mayo". El itinerario seguido hasta Madrid fue a tra- ves de Mi6rida y Badajoz y les llevo des seomanas. A partir de ahli resulta extremadamneote diffcil establecer uon calendario preciso de sus actividades. Sabemlos que permEanecirern en Madrid <<uones reses>>, y todo parece indicar que desde alli realizaron diversas excursiones a Aranjuez, El Escerial. Segovia y Toledo. Thomas tenfa un giran inters en visitar Andalucfa, eo Levante y Ca- taluola, mientras que Lord Strathtbiore no estaba dis- puesto a seguir viajanido con Ias altas tetoperaturas ve- raniegas. pOEr I que decidicroin separarse. Asi pues Thonmas continuo su viaje en solitario por Andalucfa, visitando C6rdoba, Sevolla. Cttdiz y Graniacla. De ahf pas6 a Murcia y Valencia. para terminlar su estancia es- paflola en Barcelona, desle donide partirfa por barco ha- cia G6nova a finales de noviembre. En Italia se mantu- vo en ceontacto amistoso con Lord Stramohrlmore, auncoe cada Ullo anduvo por su lade. El repentino fallecimien- to del padre de Thomas. en julio de 176 1, precipith su regreso a Gran Bretafla, retrasado finalniente hasta Las Navidades por pr-oblenmas burocrtficos. Por su parte. Lord Strathm-yore, percLidaonente enarnorado de la co3n- desa de San Vitale, prolongarfa su estancia en Italia lbasti el verano de 1763. JN 1J0IMBRE DE GUSTO Y AVENTAJADO I)ISCIPUL DE LA VANGUARDIA MI1)IEVALISTA Las observaciones conservadas en la Biblioteca Britainica conistituyen el relato mas extenso y porme- ]0 id::~ ~ ~~~ ~ ~ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~. ; 0; IW I I I:0id i:E0V:::iiiaiiiElL;iE#EES2ill EE I^ .i .:I: :: Ii.4 .. I w ::i.:i tiiT:i:: . X. . SStt:0t'S~~~~~~~~~~~~~~. .-"-S' .. ,. ..' ..:. ...... 0 if ;:::::3'cbL9;9b,bi,:*--------- - i. ; ,:::: > SE:E:::!ES:S--ME: a~~~~~~~~U i; izlt5,FzLismfffi.l-~~~~~~~~~~~wL9~ J3l ig0 g 21d. ___ >@ z{>eh>l Lf7s Y!e; ~~~~~~nl; ;5;0 pH ;L | ______ 7.S in o- 4 i ŽA Sii i ___ I D _ ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~0 0 Ztr;, w9: & s t 2,U 4<X 4->k4 b . v b pL 9b t i; -~ ti b °=.-diej W ss¢ 2.Plantza y alzado del Cristo de la Luz en TIoledo, Observationis in a Tour to Pora al and Spaiin in 1760 bv John Earl of Strath- more aad Thomas Pitt, Esq' (BL. Mss -Add. 5845. fol. 137). (Foto: The British Library). norizado del Graned Touri de Pitt. Su contenido, sin embargo. no se ajusta a los cdnones tradicionales del genero. Aspectos obligados tales como la politica, eco- nomia o costumibres aparecen relegados a uni segundo piano, mientras que el arte tiene ina presencia mayor de lo habitual, sobre todo en la parte espafiola. Esta pe- culiaridad delata la temprana condici6n de Pitt comi-o Man of Tasle, que seria posteriormente corroborada a lo largo de su vida por sos pinitos como arquitecto a Lateur, su activo papel en la Societv o Dilet'ntti, o por su genieroso patronazgo del c6lebre arquitecto John Soane2 . El arte fue, sin duda, una de las grandes pa siobis de este polftico britdnico. En sus diferentes em- presas artisticas, Pitt exhibi6 un gusto ecl6ctico que le permitia apreciar tanto las virtudes de la arquitectura ciasica como los encantos del g6tico, si bien la balan- za se inclinaba claramente hacia lo cldsico. Su manus- critlo, no obstante, muestra una inusual prediiccci6n por lo medieval. Hay un gran contraste entre so esca- sa curiosidad por otros estilos, limitada a las obras maestras oficiales (El Escorial, pintura de los Siglos de Oro, restos romatios (le Merida y Segovia), y su avi- cdez, por otro lado, de obras de la Edad Media, la cual le Ilevo a no pasar por alto ninguna que se cruzase en su camino, por muy desconocida que fuese en Gran Bretafia, como en los casos de San Martin de Segovia, Ia sinagoga del Tr ansito v el Cristo de la Luz de 'Toledo (fig. 2), o la desaparecida iglesia visigoda de Medina Si- donia, la cual busc6 en vano. Asimismo, los comernta- rios mas extensos se reservan para los rnonasterios de Batalha y Alcoba>a, las catedrales de Lisboa y 'roledo y, sobre todo, la Alhanmbra y la Mezquita de C0rdoba (figs. 3-8). Sus juicios de valor tambien confirinan su preferencia por lo medieval: mientras califica al Esco- rial de feo y desproporcionado, la iglesia del monaste- rio de Batalha le inspira los mas encendidos elogios. Por filtimo, y significativamente, s6lo los edificios me- dievales aparecen ilustrados en el manuscrito. Esta predilecci6n por lo medieval, casi rayana en la obse- si6n, resulta atM mis liarmativa si tenemos en cuenta so precocidad, dado que se anticip6 considerablemente al furor gotico y <<alhambresco>> que inundaria Gran Bre- tafna en la epoca victoriana. No menos llamativo es tampoco el hecho de que el relato se linite a Espania y Portugal, especialmente si tenemos en cuenta que Pitt pas6 un aflo en Italia, la tierra del arte por exceLencia Un inter6s tan temprano, especifico y exclusivo en la arquitectura medieval de la Peninsula Ib6rica es fran- cainente intrigante y necesita explicaci6n. Por aquel entonces, el gusto por la arquitectura medieval era un fen6meno minoritario. Se limitaba a un estrecho circulo de anticuarios dedicados al estudio de los monumentos nacionales, a unos cuantos literatos a la vanguardia de la sensibilidad romantica, enamorados de lo medieval por sUs connotaciones lugubres y me- lanc6licas, y. finalmente, a la elite WVhiig, La cual habia erigido al gotico como bandera de su ideario polftico'. Lo reducido del fen6meno, sin embargo, no fue 6bice para que Pitt cayese bajo su influencia, ya que su pri- vilegiada posici6n social y cfrcuo de amistades le pon- drian en contacto con las figuras mas destacadas de esos tres grupos durante su juventud. El prestigioso an- ticuario y presidente de la Society of Antiquaries. Char- les Lvttelton, obispo de Carlisle, era su tio '. Duratnte so estancia en Cambridge, Pitt tuvo tambi6n ocasi6n de trabar arnistad con el celebre poeta romarntico Thomas Gray, considerado por sus contempordneos corno <<el hom-bre mrs erudito de Europa>> y uno de los mayores expertos en arquitectura medieval`. Por uiltimo, Pitt, nacido en el seno de una familia Whig, mantuvo una breve pero intensa amistad con otro famoso retono de esa. facci6n politica, su vecino Horace Walpole. Wal- pole, quien por cierto era gran amigo de Gray, foe ono de los promotores mas efectivos del gusto por el g6ti- co en Inglaterra, contando entre sus logros la creaci6n de la nawvela gotica, asi como la promoci6n de una obra cuinbre del primer Gothic Revival, su casa, Strawberry Hi]l'6. A la vista de este circulo social, Pitt se presenta no s6lo coMno on hombre de gusto con veleidades me- dievalistas, sino tambien como un joven y aventajado discipulo de la vanguardia medievalista de su pais, y casi se podria decir, de Europa. iI 3. Arcos y deamnbulatoiio de la nave de La catedral vieja de Lisboa. Obsiervations in a Jour to Portuigal tanid Spain in 1760 by John Farl of Srtrahmore and Thomas Pitt, Esq£ (IBL. Mss. Add. 5845, fol. I 16v). (Fnto: The British Libiary). LA TFORIA DEL ORIGEN HISPANO-ARABE DEL (;6TICO U;no de los principales puntos cie debate en los efrculos medievalistas era el origen dcel g6tico. Desde el Reniacimienito se habian venido proanniendo dife- rentes tesis sabre la procedenciade una arquiteetura que sorprendia -y disgustaba- por su alejamiento de los principios elasicistas. especialmente por sus areos apuntados, su ornamentacion profusa y delicada, y su aparente ausencia de reglas y proporciones. Las cues- tiones que mas intrigaban eran qu6 pueblo habia sido su inventor y eudl podrfa haber sido su modelo. En un primer momnento, su invencidn se atribuyd a los godos, quienes se habrfan inspirado en las cuevas o los bos- ques en los que se erefa solfan practicar sus ritos. El cliheh tradicional de que las goclos habian sido mis destructores que constructores -sugerido por las fuen- tes docurnentales y los restos conservados- pronto lie- v6 a cuestionar la posibilidad de que hubiesen sido ca- paces de inventar tin nuaevo estilo arquitect6nico. Las dudas se incrementaron todavia mas cuando a finales del siglao XVII se empezaron a dar ueneta do que el g6l- tico, t6rmino clue hasta entoances se aplicaba indistin- tamente a toda la arquitectura mnedieval, comprendfa en realidad difererntes estilos. En este sentido, la pri- mera y mas influyente distin-ci6Sni fue la propuesta pOr J. F. Felibien en su Recueil historiin 6le ei ccI vie et des ouvreages des plus celebres arcrhiecies (Parfs, 1687. prefacio), en el que arguifa la existentcia de un g6itico atntiguno (romanico), pesad1o y austero., y un gdtico lito- clernto (g6ticox, mas ligero, ornado y delicado. Seguin la mentalidad de la 6poca, dos estilos tan opuestos no paddian ser creacidn de un mnismo pueblo ni tener un mismaio modelo. Buscando, pues, uno mas adecuado, se ilegd a Ia conclusidn de que este podrfa haber sido la arqUJiteC- tura islinieaa'7. La paternidad de esta tesis se ha veni- do atribuyendo undairnemrnente a Chiristopher Wren. remnontdndoaa a un imiemorAndum suyo redactacda en 1713, en el que proapnfa que el gotico habfa sido ini- tradncido en Europa por los cruzados a imitaci6n de los edificios sarracenios, presurmiblemente los de Tie- rra Sainta". COmo ya he defendido en otras ocasiones5 la originalidad de Wren se limitd al papel propagador de los cruzados y al de la arquitectura sarracena como madela. puies la creencia en la aseendencia irame de" gdtico ya era familiar en los cfrculos literarios v ar- quitectdnicos franceses de finales del siglo XVII. La idea no sdlo estaba alli bastante extendida, sina que la encontramos suscrita por FHnelon en una fecha tan temprana como i679'". Mas interesante atin es que 12 4. Pu rta occidental de la catedral vieja die Lisboa, Obser'ztions in a J'our- to Portutgal anid Spain in 1/760 bv Johni [Earl oif'Strathmnore aria I'homtas Pill, Esq' (1I.. Mss. Add. 5845. fol. 1 16.). (Foto: The British Libr-ary) aparece tambi6n en una versi6n sustancialmente cdife- rente a ia de Wren. Fue 6ste el caso del jesuita R. J. Tournemine. quien propuso que el gdtico habia sido inventado en Espafia al inspirarse los cristianos en la arquitectura islarmica que les rodeaba 2. Esta tesis ha pasado desapercibida a los estudiosos del tema por lo que merece ser comentada con cierto detalle. Hay que advertir, sin einbargo, que adolece de los rasgos tfpi- cos de la mentalidad de su 6poca, evidenciando un en- tendi;niento simplista del arte como reflejo del pueblo que lo crea, asf como una articulaci6n del mundo ba- sada en generalizaciones excesivas. Tournemine argu- y6 que el gotico antigno era obra de los godos, pues :a solidez, pesadez y austeridad que caracterizaban al estilo, reflejaban la robustez fisica y el caracter beli- coso de ese pueblo. Similarmente crey6 ver reflejado en el g6tico roderno al pueblo arabe. ya que su poe- s:a mostraba la misma preferencia por una ornamen- taci6n superflua y delicada que los edificios g6ticos. Tras insistir en el papel de la Espafia medieval como transmisora a Europa de los superiores coniocimienitos de la cultura drabe en otros campos como Ia filosoffa, las matematicas, la medicina o la poesfa, Tournemine concluyv que tambi6n <<[habia sido] por Espania por d6nde el [g6tico nioderino] habfa pasado a Europa>>. Por iuitinmo, recornendaba consultar a aquellos que co- nociesen <las catedrales de Espafia construidas por los rmoros o en sus tiempos, como, por ejemplo, la de Burgos>>2 . Tourniemine no era un arquitecto, ni tanm- poco un anticuario, sino un literato, y resulta diffcil determinar de ddnde derivd la idea de que en E_spana habfa catedrales construidas por los moros, aunque varios factores pudieron haberia sugerido: la coexis- tencia de arquitectos islnmicos v cristianos en la Es- pana medieval, los edificios mudejares, la reutiliza- cion de obras isIamicas con fines cristianos, o) la ambigiuedad de algunas fuentes que remontaban cate- drales a tiempos de los moros. Las teorfas acerca del origen de los romances tambien proporcionaban un modelo teorico obvio para el origen del g6tico. En 1581, el italiano Giamimaria Barbieri habia propuesto que la lirica trovadoresca habia tenido su origen en Espafla por influencia de la poesfa arabe22. Esta tesis encontrarfa un pronto arraigo en Francia, don de fue defendida ya en la primera mnitad del siglo XVII por Saumaise. Su divulgacidn posterior por parte del po- pularfsimo Traite de l'origine des ronians (ParEs, 1670) de P. D. Huet, convertirfan la aseendencia dra- be-espafiola de los romances en una idea bien exten- dida en la Francia de Tournemine''. La procedencia arabe del g6tico, sin embargo, no serfa de dominio com-idn hasta mediados del siglo 13 XVIII, cuando finalmente se putblicaron los escritos de Wren en Parentalia (1750), y la tesis fue incluida on la Encyclope'die (175 1) de Diderot'". Su popularidad por aquel entonces hace preiuponer que tato Pitt coino su circulo debieron de estar farniliarizadJos con ella. Tan- bi6n debieron de estar al tanto del pesible origen es- paffel, pues aunque ni Wren ni la Encyclopddie to mencionaban, la tesis hahia sido publicada en francds pro Cordoenmoy en 1714 y tarnbi6n en ingl6s por Wi- liaEli Warburton en 175725. Varias pruebas documenta- les sugieren que 6se fue ei case. En 1760. Johann HeinEric'h Muintz, un emigrado austriaco residenlte en G(arn Bretafia y amnigo de Horace Walpole y Charles Lyttelton -ambos pertenecientes al circu]o intimio de ainistades de Pitt- public6 unlas Proposals Oi^ publishing hr subscrip?tion ai Course (of Gothic Architecture (Lon- dres. 1760). En ellas, MLintz anunciaba Ia inclusi6n de un cap(tulo dedicado a los mejores ejemplos del g6ti- co, entre los que se encontraban <<aIgunos de los restas inms herreosos y curiosos de fabricas moras, que .oda- 5. Planta de Ia catedial de T'oledo, Observations in a Tour t' Po r- tugat and Spain inz 1760 hr .l0n Earl ot Stradihzore antid Tho- mas Pitl, Esq' B1.. Mss. Add. 5845, foi. 136i. (Foto: I he Bi-- tish Library). via existen en los reinos de Murcia, Valencia, y la ciu- dad de Zaaragoza, en Espafla>>. Significativainente, ninguin otro pafs aparecfa singularizado, sdio Espafna, convertida de frrlia inesperatda en atractivo principal de la producci6n ,g6tica>) europea. El preyecto de Muintz, lan-enltableomntoe, nio tuvo exito, per lo que no podenios coinprobar a que edificios se referfa, aunque las zonas moncionadas sugieren que quizas se rcfirie- ra a fdbricas nmud6jares. Dc ser asi nos encontraifamos ante un excoepcioial y precoz interes por este estile que contrasta coni la ausencia absoluta de informaci6n ir- presa sobre edificios inud6jares en aquella 6poca. De hecho, si Mintz los cenacia era gracias a Lin viaje que habia realizado por Espafla en 1743. no porque hubie- se oade Q lefde sobre k1s mismios. Y no hay duda de que si estos, Li otros edificios imiedievales hispanos. ha- lban despertado en 61 unl intor6s sin precedentes. fue en gran parte debido a la nueva relevancia quo habian ad- quirido por su posioian semninal en el origen del gti- co gracias a la teorfa de la procedencia islfimica. Esta teorfa, pese a eonverti-rse en una de las mas duraderas y populares, no estuve exenta de eriticas. I.os numeroses ataquos y contraataques de los qque fue objeto la convirtieron,cle hechlo, en .una protagonista ineludible del debate sobre el origen del g6tico que cautivarfa a los cireulos mdedievalistas hiasta meidiadeos del sigla XIX. El apasionamiento suscitado por esta cuestidn sdlo es coamprensible si tenoemos en cuenta sus profundias implicaciones. Lo que en realidad es- taba en juego era la esencia y caracteristicas del esti- lo y, por lo tanto, su cenceptualizacion y, en dltima instanicia, sU suS ceptibilidad de rnanipulacidn ideol6- gica? tantc en la historiegraffa como en la practica del Gothic Revival. Mas especfficanenote, el origen arabe plantearfa serios probleonas para la valoraci6en del g6- tico desde una 6ptica romdntica. Si el gdtico tenfa rai- ces arabes e islidmicas, no podrfa ser apropiado coome estilo nacioaial por parte do los paises de la lEuropa oc- cidental, ni sor tanpaoco exaltado como encarnacidn del cristianismo -tal y comao fointarfan posterior- mnente ol nacionalisimeo v la espiritualidad del roeman- ticismo decirrondnico. La transformacicn del gotico en un estlil nacional y cristiano tenfa que pasar por la refutaci6n de su origen drabe. Como espero probar, el mnanuscrito de Pitt desempefi6 uni irnportante y desco- nocicde papel en este proceso. Para clle debemos re- meiontarnos a los afros prececientes al viaje de Pitt. Fue entonces cuandco su mentor Thomias Gray exprese su escepticisino acerca doe a teorfa drabe en una carta fe- chada en 1754". Este documente resulta de gran in- portancia, -pues constituye la instancia documentada reas antigua cn la quoe ull experto se afrevfa a cuestio- nar- la venerada opinidn de Wren, semTibrando asi la se- milla de la discordia entre los tioedievalistas britdlni- cOs. POr aquella epoca, ei arceo apuntado se estaha convirtiendo en la caracterfstica principal del g6ttco y en criterio fundamental para deducir su origen. Con- secuentemente, la nejor forina de establecer el origen arabe del J-6tico era deomlostrandco que los arcos apun- tados habian sido utilizados en edificios islimicos con anterioridad a los g6ticos. El oxamen de los menu- moent6s del Prdxinio Oriente, conocidos s6lo a traves 14 (%,�.s a.. Cak&t.�O4j4p� 1 4 �¶itn�pt %4M ��Wg) (?t�W at4�d4A4� Lilt AL�- 4D RUU..�jnu "' �JLiLLJ Z.t tiMit jjX4fl Ii z�m. : :.. : : ::: :: ::Si: :00: :T IG 0 0 00a 00a C. rI f 'A04' 0 4 0 a 04 0 4 e 0 . OC4 : Dj ;foo oo c;k o ol 41eLt t -: 00 0s Ui o 0000000 Ze' 00 @ e 0 0 rtJz@ 0 a 1 oeoO0 ¢ zoe: _ 46 ~~4 oa oa o o.o [ oc4o'otaD::n:: ,Oz43 a a 'AM ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ' 00io ¢2o4 ,00 00; 4. .:^= ; Z0 00 *-W I-E1 ° ; .SOC oO0SeaH A1- . t1 oZCZoctoelo' 9w4 > *w''*'80 '" Z4 0.4 000 41zaoooYo,,,#Sx. .s.S.*u~l00\ ' 0000 tS opedJooO@'C i0oooe4OO0 Li ; r'4t. 0 o 2 :01000; >- wF I -J . I : x :-;oX oo0 0 e0o o a3-O-C * o4$ooo@ I ;St0g0 ; 0f -P o~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~- ao o 0o@o 0 o OOtl o 0 0 -.a w ac O 00oL } 0 ' ''.S 0000., 'f'S;'' S 0'. It 6. Planta de la nsezquita de Cordoba, Observations in a Jour to Portugall and Spain in 1 760 b'c John Earl o,f Strathinore and Thosnas Pitt, Esq' (BL. Mss. Add. 5845. fols. 131v-132). (Foto: The British Library). ole grabados y descripciones, liev6 a Gray a rechazar- los como modelo para el g6tico. Pero quedaba todavia la posibilidad de que 6ste hubiese sido proporcionado por los edificios isi]micos de Espafia. La deficiente informaci6n sobre los mismos le impodeda, sin embar- go, pronunciarse al respecto. Lo avanzado de su edad tampoco le permitfa desplazarse a Espafia para exa- minarlos personalioente, por lo que el interrogante de- berfa de permanecer abierto hasta que alguien lo hi- ciese por 61. Todo parece indicar que ese alguien fue Thomas Pitt. El inter6s de Gray por el viaje de Pitt y su elevada opinion acerca de las dotes de observaci6n de su joven discIpulo, ambos documentados, invitan a especular que le encomendase la misi6n de compro- bar la teorfa en Espana. Entre otras cosas, Gray fue quien propuso ia inusual ruta de su Grand 7our, asi coIlno la compa,fia de Lord Strathmore. Tambi6n se sa- be quo ambos mantuvieron una correspondencia regu- lar durante el viaje y que Gray -por confesion propia- esperaba recabar datos sobre los edificios espafioles a stl regreso2 . El, DICTAMEN DE PITT Las observaciones de Pitt no debieron de defrau- dar a Gray. En ollas, Pitt proporcionaba la informa- cidn obviada por las fuentes impresas y que finalmen- te permitirfa deducir si el gotico tenfa un origen drabe. E1 estudio de los monumentos espafioles habfa sido acomnetido tradicionalmente con una motodologia que privilegiaba las fuentes docuonentales sobre la inspec- ci6n directa. Esas fuentes solfan relegar las fabricas a un segundo plano a favor de la historia del edificio y los objetos de valor que contenfa. En consecuencia, tal y comno (iray habfa deonunciado, resultaba extrermada- mente diffcil hacerse una idea cabal de su aspecto. Las ilustraciones disponibles tampoco reinediaban el pro- blerna, pues eran escasas, generalmente limitadas a vistas lejanas del exterior, v con poca atenci6n al de- talle, especialmente a los arcos. Pitt, por el contrario, convirti6 a las fabricas en su principal objoto de estu- dio, proporcionando descripciones precisas e ilustrdn- dolas con relativa profusi6n. Apliod para ello la me- iS . .............. .WiI todologfa propugnada por Gray y su tio Charles Lyt- telton, la cual, si bien tenia cierta tradicii6n en Gran Bretafia. resultaba revolucionaria para el estudio de los monuroentos espanoles. Siguiendo unas pautas de- rivadas de la zoologia y la botanica, Pitt examin6 las tkibricas directame nte, procediendo a su descripci6n sistemnatizacia como si se tratase de insectos o plantas: 1) dimnensiones y forma de la planta, 2) cantidad y ti- pos de colurmnas, arcos. bdvedas y vanos, y 3) diseflo del aspecto exterior. Para mayor claridad, incluy6 tarmbi6n dibLujos de alzados interiores (fig. 3) y de fa- chadas (fig. 7), detalles de puertas (fig. 4) y arcos (figs. 2, 8 y 9), asi como piantas (figs. 2, 5, 6 y 10). Es m5s, mostrando una vocacion arqueol6oica poco fre- cuente, algunos de los dibujos trataban de recrear la apariencia original medieval, libre de intervenciones de otras epocas (figs. 3, 5 y 10). El objetivo final de sus descripciones era facilitar la catalogaci6n de los edificios para una posterior deducci6n de secuencias. Mas especificamente, Pitt confiaba poder determinar la secuencia evolutiva del arco apuntado en la Penin- sula Ibtrica. S1do asi podria establecer su aparicion tanto en la arquitectura islamica como en la cristiana y. finainmente, dictaininar quien lo habia utilizado pri- mnero. De este iinico dtato dependia la veracidad de la teorfa drabe. Sos reflexiones al respecto quedaron recogidcas en un excursus titulado <<Moorish and Gothic architectu- re»> incluido en la descripci6n de la Alhambra (fols. 142v-143). En cilas, Pitt zanjaba la cuestidn de forma conclayente para sus contenmporaneos al <demiastrar>> cmon los cristianos habfan utilizado el arco apuntado con siglos de antelacidn a los arabes. Esto no solo pro- baba que el g6tico no podia tener como modelo la am- quitectura 6rabe, sino que tamnbi6n invertia la teorfa al sugerir que sU utilizaciGn en los edificios isl6rmicos obedecia a una influencia c.istiana. Resulta sorpren- dente comprobar cdmo Pitt liego a la conclusicn acer- tada de que el gGtico no era de ascendencia arabe coII una arguonentacion tan plagada de e3-rores cotmo la su- ya. So demostracidSn de la precocidad cristiana en el empieo del arco apuntado era falsa y se fundarnentaba en un sistenia de dataci6n falaz y subjetivo. Para de- ter}ninar la aparici6n del arco apuntado en cl arte cris- tiano, Pitt seleccion6 cormo discutible criterio cronol6- gico la fectha de fundacidn de los edificios. Asi pues, seogn ei, Ios mas antiguos eran los de la iglesia de Al- coba,a, cuya fulndaci6n dato, errnoeamente, eni 1 148. En cambio, en el caso de los edificios islamicos. Pitt sustituyo ese criterio cronologico por el todavia mnis discutible fndice del avance dela Reconqoista. El re- sultaldo fuce una secoencia evolutiva del arco en la ar- quitectura arabe bastante disparatada en la que el es- p6cimen mis antiguo era el Cristo de la Luz, de Toledo, ciudad que 61 crey6 habia sido reconquistada en 1076. En su opinion, ese edificio probaba que los arcquitectos islimicos, coni anterioridad a Alcobava, s6- lo habian utilizado arcos de herradura doi medio punto. la Mezquita de Cordoba constituia, parad6jicarnente, el siguiente eslab6n. ya que la ciudad lhabia sido re- conquistada en 1236. Esta fabrica exhibia tanto arcos de medio punto corno otros ligeranme te apuntados, y mlientras los prirneros eran aducidos coma ojemEplo de 1a larga pervivencia dcl arco de mnedio punEto, los se- ,giundos eran despreciados como evidencia porque, se- gin Pitt, todavia estaban muy alejadlos del prototipo g6tico y po0que eran, en cualquier caso, psosteriores a los de Alcobaya. Polr fftirno, :a Alhambra de Granada, reconquistada a finales del siglo XV, proporcionaba los primneros arcos apuntados islamicos semreoantes a los gdfticos, y eran, en su opini6n, prodocto de una in- fluencia cristiana. Todos estos errores, y el heche de que pasaran inadvertidos a SUs conttemlporalneos, &Ivan a duLdar de la imparcialidad de Pitt y de su autdienicia, y a especuoar s1 su verdadera mis.on nio serfa la de en- contrar pruebas para refutar la teoria, y si La teoora no estaba ya conldeniada de ante mnano tanto por Pitt como por sUs amnigos anticuarios. REPERCUS ION La refutaci6n do Pitt tanmbie6 ilustra hasta qu6 ponto el itm.pacto de una argumentaci6n puede ser aje- no a su veracidad, especialmaiente si uno tiene las cre- denciales correctas y dice lo que la gentoe quiere Oar. SU refutacion veniia avalada no solo por so ilustre apeili- do, sino tambidn por sU prestigio corno connoisseur. Johni Soane. por ejernplo, lo llego a equiparar pilblica- onente Conll el c6lebre Lord Burlington29, m. -ientras que Horace Walpole lo fichd por sU s6lido conociniento del g6tiCQ para el Committee of Taste encargado del dilseflo de Strawberry Hill. El reconocimiento de su valfa por parte de tan prominentes figuras del circulo artfistico bri- tanico proporciono una autoridad al manuscrito que contribuye a entender el considerable eco que aicanza. Efectivameente, las observaciones (de Pitt tuvieron mas alcance del que unso podrfa esperar a primoera vista. Aunque dstas no pasaroni nunca por la imprenta, sU di- vulgacion en el pasado foe iniportante y contrasta con so escaso conocimiento actual. Quizas nada prhueba moejor sE popularidad que el hecho de que el manus- critao de la Bibioteca Britanica no sea el origiial, sino una copia de segunda o tercera mano realizada, doce aofos despues dcl viaje, por William Cole, uno de osas mas respetados eruditos de Cambridge y. que se sepa, sin contactos porsonales con Pitt3'. Hay tarnbidn evi- dencia de qie las observacionles de Pitt fueron pasadas de mano en inano entre tos nmas emincentes medievalis- tas, quo su contenido fue discutido en los circulos eru- ditos, y que su intcr6ss v°z-' de una larga vigencia de mis de un sig£o. En un pri£mer- nnomento, debier-on de scr leidas caOn avidez por T"homllas Gray, Horace Wal- pole y cl arquitecto Richlard Bentley (quieni poseyo urna copia), asi' cono p0r sus tOS, CharLes y George Lyttel- ton3'. La difusidon del manuscrito alcanzo tanlbi6n a personiajes fluera de los circulos anticuarios. como a Edward Clarke, capelilin de la EEmbajada Brit'inica en Madrid y autor de las conocidas Letters concerning the S'panish Nation (Londres, 1763). Ambos coinicidieron en Madrid, donde Pitt aconsej6 a Clarke que acomiie- tiese el estudia de las antigtiedades romanas y goticas. Pitt le dise6 tnambien Un itinerario, le envid parte de sis notas, e hiizo gestionies para que se le enviasen di- 16 7. Fachada oriental de la mnezquita de C6rdoba, Observations in a Tour to Portugal and Spain in 1760 bv Johnt Earl of Strathinore and 7homas Pitt, Esq' (BL. Mss. Add. 5845, fol. 131). (Foto: The British Library). bujos desde varias partes de Espaia32. Los numerosos plagios de Pitt por parte de Clarke -desde la selecci6n y comentario de monumentos, hasta la descripci6n pa- labra por palabra de la corrida de toros- indican que Pitt fue tambien una primordial y desconocida fuente de este clasico de la literatura dieciochesca sobre Es- pania. La diferente formaci6n cultural de Clarke -no pertenecia a la vanguardia medievalista ni era un horn- bre de gusto- le llev6, sin embargo, a ignorar el pro- blem-na del origen del g6tico. El manuscrito de Pitt continu6 cautivando el in- teres de los eruditos durante largo tiempo. Su popula- ridad esta especialmente bien documentada para la de- cada de 1770. Fue entonces copiado por Richard Gough, sucesor de Charles Lyttelton en la presidencia de la Society of Antiquaries. Su opini6n del mismo qued6 recogida en una carta en la que podemos com- probar cuales eran los meritos del mianuscrito a los ojos de los especialistas de la e.poca33. Estos residfan en la informaci6n precisa y abundante proporcionada por las ilustraciones y descripciones de unos monu- mentos desconocidos y que despertaban un gran inte- res por su posible papel en la formaci6n del g6tico. El entusiasrno de Gough fue tal que le paso su copia a otro emninente erudito de Cambridge, Michael Tyson, quien a su vez se la cederfa a su colega, William Co- le. Pocos afios despues lo encontramos tambien men- cionado en un discurso leido ante la Society of Anti- qucaries de Londres3 ". Es lfcito suponer que estas instancias documentadas s6lo constituyan la punta del iceberg de una divulgaci6n que debi6 de ser bastante mayor y que se verfa todavIa mrs incrementada gra- cias a una disposici6n testamentaria de William Cole., por la cual todos sus manuscritos pasarfan a su muer- te a integrar la colecci6n de la biblioteca del Museo Britanico. Una condici6n adicional instrufa que el le- gado permaneciese cerrado al publico durante los pri- meros veinte afios, por lo que, aunque Cole falleci6 en 1782, su copia de las Observations de Pitt no estuvo a disposici6n del p6blico general hasta 1803. Aunque resulta imposible determinar con que frecuencia fue consultado a partir de esa fecha, no deja de ser elo- cuente que se le considerase merecedor de una publi- caci6n resumida en una fecha tan tardia como [864, y en una revista tan paradigmatica del Gothic Revival como The Ecclesiologist3 5. En cualquier caso, la di- vulgaci6n del manuscrito de Pitt en t6rminos cuantita- tivos resulta irrelevante ante la certeza de su alcance extraordinario en terminos cualitativos. Sus audiencias no pudieron ser, en efecto, mns decisivas y variadas, incluyendo desde la vanguardia medievalista formada en torno a Gray en Cambridge, hasta el circulo mds tradicional e institucional de la Society of Antiquaries, pasando por los no menos influyentes viajeros a Es- pafia asi como importantes figuras y vehiculos de opi- ni6n del Gothic Revival. CONCLUSIONES A la vista de todo lo expuesto hasta aquf, hay que replantearse la hasta ahora habitual consideraci6n del manuscrito de Pitt como el simple diario de un viajero con intereses artisticos. En mi opini6n, aunquie pudo comenzar como tal, sus observaciones terminaron con- virti6ndose en un estudio especifico del arte nmedieval peninsular. Asimismo hay que toinar con cautela la au- torfa absoluta de Pitt del manuscrito conservado. Aun- que los comentarios personales del copista Cole apa- recen claramente diferenciados, resulta imposible determinar en que grado pudieron haber alterado el texto original los copistas que le precedieron. Junto con las anotaciones realizadas sobre la marcha del via- je, aparecen interpoladas reflexiones mds amplias, pro- bablemente elaboradas con posterioridad, sin que se pueda establecer ni cudndo fueron redactadas, ni si Pitt 17 8. Seccidn de las arquerfas de la mnezquita de Cdrdoba. Observations in a Tour to Por- tagaEl and Spain in 1760 by John Earl of Stratmhmore and Thomas Pill, Esq' (Bl. Mss. Add. 5845,fol. 134). (Foto: The British Library). fue efectivamente su autor. Por u1timo, el hecho de que C6rdoba, contradiciendo cualquier l6gica del itinera- rio de Pitt. preceda a Toledo en la copia de Cole, pare- ce indicar que quizds se traspapelaron algunas pdginas del texto original. Ninguna de estas incertidoimbres, sin embargo, resta relevancia al manuscrito en tres im- portantes aspectos: por su caracter pionero en el esto- dio y divulgaci6n del arte medieval espafiol, por haber proporcionado, ante los oios de sus contemporaneos, una prueba crucial para la refutaciSn de la teorfa dra- be y por reflejar qu6 elementos polarizaban el interes en los edificios hispanos. A pesar de sus deficiencias, este manuscrito constituye el primter intento de estudio cientifico de la arquitectura medieval espaflola; o por lo menos, no se conoce ninguio previo a 1760 que examinase simultaneamente varias de las construccio- nes mds significativas, en el que se aplicase una .neto- dologia empfrica, y que estuviese ilustrado con aiza- dos y plantas (cuyos originales eran, segun confesion de Cole, moLcho mejores que sus burdas v deformantes copias)6 . Hay que subrayar, adenias, que esas plantas son las mas antiguas de edificios mnedievales espafno- les de las que hay noticia. La precocidad de este estu- dio se hace todavia mas evidente si tenemos en cuenta que habria de transcurrir mads de un siglo antes de que nadie volviese a intentar una empresa similar. Se tra- tarfa nuevamente de un brit6nico, G. E. Street, cuya obra Some Account of Golhic Architecture in Spain ve- rfa la luz en 1865. Hasta entonces, el manuscrito de Pitt se convirti6, por derecho propio, en una importan- te fuente de informaci6n en Gran Bretafia sobre el ar- te medieval espafiol. Por su parte, el impacto de Pitt en la teorfa arabe del gotico fue decisivo, aunqLoe debe ser matizado. Sus conclusiones ejercieron una decisiva influencia donde mas importaba, en el circulc de eroditos de Cambridge, motores indiscutibles de la historiograffa medieval ar- tistica britanica y europea. Significativamente, nadie de ese grupo defendi6 la teorfa arabe despues del viaje de Pitt a Espana. No es tampoco casualidad que la prim-ne- ra refutacidn impresa de la teorfa ocurriese en el estudio sobre la catedral de Ely de James Bentham, publicadc3 bajo la supervision dce Gray en 1771, y considerado co- mo la version ofincil de la historia del gdtico de ese cfr- cu1037. Aunque el nombre de Pitt no aparece menciona- do en las fuentes imnpresas, es dudoso que ei rechazo radical, pionero y altamente decisivo de ese grupo a la tesis drabe hubiese sido posible sin las <<pruebas>> apor- tadas por Pitt. En otras palabras, su refutacidn no fue una nas entre otras, sino que constituy6 un engranaje clave en la maquinaria que desencadenarfa el abandono, total de la teorfa a rafz de la pubhicaci6n de Bentham. Hay que matizar que Bentham no consiguio, pese a to- do, sacar fuera de juego la creencia de que el gutico te- nia un origen arabe, y quizas espafol, al menos no has- ta mediados dcel siglo XIX. La teorfa arabe estaba demasiado arraigada y extendcida como para que las conclusioines de la avanzadilla medievalista tuviesen un efecto inmediato en otros cireulos menos especializa- dos. No era facil, tampoco, desautorizar a Wren, erigi- do ya en figura sagrada. Por otra parte, la tesis de un origen hispano adqtuirfa nueva actualidad gracias, entre otras cosas, a la divulgacidn en ingles de la tesis de Tournemine, plagiada impunemente por S. Riou en su The Grecian Ordclers ojfArchitecture (Londres, 1768, pp. 9-10). Sus partidarios, ademis, evidenciaron Lona gran pertinacia, reformulando la teorfa a conveniencia con el fin de capear los ataques. De esta forma, se liged a transferir la paternidad del gdtico a los visigodos, o a proponer el gdtico antiguo (rom6nico) como el estilo inventado por los espafioles28. El resultado fue una pro- longada vigencia que puede ser constatada, por ejemplo, en el hecho de que la Encyclopedia Britaiinnica suscri- biese el origen hispano-isl6mico del gdtico en todas sus ediciones desde 1778 hasta 1 848. En otro orden de Co- sas, no deja de sorprenider que se atribuyese a los espa- 18 9. ArECos del castillo de Carrnona, Observations in a 7'our to Portugal antd Spain in 1760 bv John Earl of Strathmnore and Thuomas Pill, Esq' (BL,. Mss. Add. 5845, fol. 138v). (Foto: The British Library). noles la creacion de un estilo tan admirado como el g6- tico, en una Europa plagada de prejuicios contra Espa- fia y que le negaba -seguin la Leyenda Negra- cualquier genio artistico. Y todavia sorprende mas que los espa- fioles. tan acomplejados por ese desprecio europeo, des- conociesen la existencia de esa teorfa2 . Paradojas al margen, la tesis de un origen arabe del g6tico desempe- n6 un papel crucial en el entendimiento del arte medie- val hispano. Ella fue la que primero polariz6 su interes en la problematica relativa al intercambio artistico entre musulmanes y cristianos, una perspectiva que todavfa sigue fascinando a numerosos investigadores actuales. La teorfa de un origen islamico e hispano del g6tico tambien se convirtio en catalizadora de multiples cons- trucciones culturales relativas a la identidad del Occi- dente frente al Oriente, de Espania frente a Europa, del Cristianismo frente al Islam. y de la Edad Media frente a la Antigiiedad. Una vez abandonada la teoria, la dua- lidad de estilos cristianos e islamicos del arte espafiol facilit6 que los prejuicios derivados de esas construc- ciones culturales, y altamente ejercitados durante el en- cendido debate sobre el origen del gdtico, siguieran condicionando el estudio del arte espaniol, tanto por par- te de investigadores nacionales como extranjeros, y con resultados muy diversos. Desde esta perspectiva, el ma- nuscrito de Thomas Pitt merece tambi6n ser rescatado del olvido como preludio del fascinante y controvertido proceso de manipulaci6n ideol6gica que ha caracteriza- do el estudio de la Espania medieval y de su arte. NOTAS La investigaci6n de este articulo ha sido realizada en diver- sos centros de Gran Bretafia y Estados Unidos gracias a la finan- ciaci6n proporcionada por la Xunta de Galicia, la Universidad de- Vigo y el Ministerio de Educaci6n y Cultura. Las fotografias 2 a 10 se reproducen con el permiso del British Museum. I No conozco ningtin estudio sobre viajeros britdnicos por Es- pana que mencione a Thomas Pitt. No aparece en los cldsicos repertorios bibliograficos de A. Farinelli, Viajes por Espacia y Portugal desde la Edad Media hasta el siglo XX. Divago- ciones bibliogrdficas, Roma, 1942, y R. Foulche-Delbosc, Bi- bliographie des voyages en Espagne et Portugal, Paris, 1896; ni en estudios mds recientes tales como los de C. Freixa, Los ingleses y el arte de viaqjar. Unca vision cle las ciudelad'es espa- nolas en el sigko XVIII, Barcelona, 1993; J. Garcia M[ercadal, Viajes de extranjeros por Espaiia y Portuigal, III (Siglo XVIII), Madrid, 1962; A. C. Guerrero, Viajeros brittinicos en la EspaFia del siglo XVIII, Madrid, 1990; B. Krauel Heredia, Via jeros britdnicos en Andalucia. De Christopher Harvey a Richard Ford (1760-1845), Mdlaga. 1986; o el de 1. Robert- son, Los cttriosos impertinentes. Viaqjeros ingleses por Espa- ita desde la accesion de Carlos III hasta 1855, Madrid, 1988. Pitt y Strathmore son tambien ignorados sistematicamnente en el resto de la bibliograffa sobre la literatura perieg6tica a nues- tro pais (v6ase al respecto la bibliografIa incluida en los estu- dios mencionados). 2 Lord Strathmore fue cl compaihero de viaje de Pitt y su men- ci6n en el tftulo es una mera cortesfa, ya que el manuscrito es- ta redactado en primera persona e incluye referencias directas a Lord Strathmore en tercera persona. 3 La unica noticia sobre el viaje de Pitt publicada en Espana se encuentra en Tonia Raquejo, El palacio encantado. La Al- hambra en el arte britunico, Madrid, 1989, p. 17, dlonde se hace una menci6n breve de su pionero interes por la arquitec- tura islamica del surpeninsular. Lo publicado sobre Pitt y su manuscrito sc limita a .J. Frew y C. Wallace, <<Thomas Pitt, Portugal and the Gothic cult of Batalha>>, Burlington Maga- zinie, 1986, pp. 582-584; M. McCarthy, IThe Origints of'the Gothic Revival, New Haven--Londres, 1987, p. 17; Maria Joao Baptista Neto, <<A Arquitectura de Santa Maria de Alcobaca e a discusslo ein torno das origens do G6tico nos finais do se- culo XVIII. Uma descriq5o inedita do mosteiro de 1760>>, Ac- tas do Coloquio Cister, EspaCos, Territorios, Paisagens, Co- l6quio Internacional, 16 a 29 de Juhr7o de 1998 Mosteiro de Aicobaf a, 1, IPPAR-MC, 2000, pp. 271-282, y James Murphy e o restauro do Mosteiro de Santa Maria da Vit6rica no se- 19 culo XIX, Iisboa. 1997 pp. 23-3 1, Mis investigaciones se hian realizalo independientemente de las de esta ultima autora, de cuya obra tuve noticia con posterioridad a mis propias Coll- clusiones. Esta autora me ha comiiunicado que esta preparando una edici6n del nianuscrito de Pitt. 4. El desarro3lo de la teoria de Uln origen espahiol del gdtico enl Grani Bretafia ha sido tratado con cierta extension por Tonia Raquejo, op. cit., pp. 42-49. y en su artfculo <<The 'Arab Cat- hedrals': Moorish Architecture as seen by British Trave- llers>>. Burlington Magazine. C'XXV[II, 1986, pp. 555-563. Vease tambion mni Tesis de Doctarado, Lea vishin hrjitnicnu de;l urte inedieral cristiano en ELspafia (siglos XVIII v XIXj, Universidad de Santiago de Compostela, 1994, pp. 302-395, donde cl tenia aparece desarrollado con mids detalle y, a ve- ces, en desacuerdo con la profesora Raquejo. Coni respecto a su conocieniento en Espafia el tema ha sido tratado por Nie- ves Panadero Peropadre, Los estilos inedieales en la arqui- tectura madrilerica del siglo XIX (1780-1868). Tesis Docto- ral. L7niversidad Compilutense, Madrid, 1992; eadent, <'Teorfas sobre el origen de la arquitectura g6tica en la his- toriograf'fa ilustrada y romintic,a espaniola'>, Anales de His- (aria del Arte, n° 4, Ho-inenaje al Prof. Dr. 1). Jose M' Azed- rate, Madrid, 1994, pp. 2(01-211, y por imf iiismna en Mediev,al Art in the Neoclassical Age oJ Spain: Sources and Ideas of Spanish Criticism of Medieval Art (1759-180)8), Dissertation submiitted in partial f'ulf'ilment of the require- mients for the degree of Master of Arts in Art History and Theory, University of Essex. 1994, p. 49 y ss. 5. Sobre la biografia de Thomas Pitt (1737-1793). veanse sus niemorias manuscritas tituladas Familv Character a?7d Anec- dotes. For the use & enitertainmiiient of ay Soni when he shall be old efnoiugh to draw irom them? either pleaisure or instrurc - tion, fechadas en 1781, 13L. Add. Mss. 69333. V6anse tansbi6n las entradas correspondientes en el Dietionu?rv of National Biographv. Fronm the earliest times to 1900. aed. pOI Sir Leslie Stephen y Sir Sidney Lee (cit. en adelante cormio D.N.I3.)L: The Histor-y of Parliament. Tire I-louse of Conmons 1754-1790, ed. por Sir Lewis Namier y Johnti Brooke, Oxford lJniversity Press, 1964, 111, pp. 269-90; J. Nichols, Illus tratioris of the Li- terarv History of the Eighteenth Certiturv, Jondres. 1831, VI, pp. 67-139. M\s informacion sobre Thomnas y stl falmilia en Sir Tresham l.ever, I7he Houtse of Pitt. A Family Chronicle, Londres, 1947; y Nikolai Tolstoy, The Half-Mad Lord. 'Tho- urias Pitt" 2' Barort Camelford, (177-5-1804), New York, 1978. 6. Aunque la figura de Printier Ministro todavia no existfa, los si- guientes parientes nccuparon cargos equivalentes en las fechas sefialadas: William Pitt. Lord Chatham (1708-1778), tfo pa- terno en priniier grado, descle 1756 a 1761, y de 1766 a 1768: Williamii Pitt el Joven (1759-1806), hijo del anterior, desde 1783 a 1801, y de 1804 a 1806; (George Greniville (1712- 177(0), t£' segundo POr parte inaterna v paternia. de 1763 a 1765; y William WVyndham Greniville (1759-1834), hijo del anterior y yerno, de 1806 a 1807. Jorge Iii ofrecid a Pitt en 1783 el li(lerazgo de la Cdamara de los Comunes y onza Scare- tar/a de Estado. 7. Pitt. Fanrily Character antd Anecdotes, fol. 56. Las traduccio- nes son rnias. 8. Pitt y Strathinaore habian realizado tin viaje previo por LscGO- cia en 1758 (The Correspondence of lThomas Gray, ed. por P. l'oynbee y L.. Whibley, Oxford. 1935, ii, p. 856, nota 2). So- bre Lord Strathutore, vease la entrada de su sniajer. Mar-ia Elea- nor Bowes, en el D.N.B., asf comaio The Yale Eldition of'Hora- ce Walpole's Corresponderrce, ed. por W. S. L-ewis, New Haven, 1937-1983, y otras entradas Cen la Correspondence oj' i'hsoma,as Gra)% 9. La parte mejor dcaumentada es ei viaje hasta Lisboa y la es- tancia en Portugal, dcbido a la abundante correspondencia cooiservada de iieambros de la embajada diph-lamdtica. Veanse. a este respecto, las cartas de Lord KillnolI a Newcastle fe- chadas el 25-2-1760 (BL. Add. Mss. 32902, Neseasfle Pa- pers, fils. 390-391), 19-3-17660 (BL. Adcl. Mss. 32903. fals. 185-1883. 3-5-1760 (BL. Add. Mss. 32905, tols. 252-255!,17- 5-1760 (BL. Add. Mss. 32906, fols. 13(-131): las del secreta- rio de Lord Kinnoul, Philip Francis, en Joseplh Parkes y 11er- iDan Mlerivale, Ment(or, s oft Sir Philp Fraircis, K.C.B., Londres, 1867, 1, pp. 29-47. Veanse asimismo la carta de Tho- mas Pitt al Dr. C. Lyttelton, dcl 24-3-1760 MBL. Mss. Stowe. 754, fol. 58) y las nurnerosas referencias al viOje en la corres- pondencia de Thomas Cray con Warton y Brawn (The Co- rrespondenc e of Thomais Gray. 1i, pp. 659-661), 662-663, 77 I - 773). hlay iirbs inforamnacin sobre el viaje en 'lhe Yake Edition of Horace Waipoles ('raCrrespondenrce, XXI, pp, 364-365, 3 80, 50(1-501, 505, 512, 517, 543, 545, 550 y 558. 10. Pitt, en sus Famiuy characters (fol. 56), fecha err6nearnente su Ilegada a Lisboa en febrero, un fallo de mnenioria compren- sible pues habian transcurrido 31 aios. 11. No esta clara la fecha de la partida de Pitt y Strathmore hacia Espana, va qua cl propio Pitt proporciona (tos feahaas diferen- tes. ci 13 y el 21 de mayo (T, Pitt, Ohservations, fols. 123r y 125r). 12. Hay que agradecer a Michael McCarthy el haber dado a co- nocer las actividades artfsticas de Thornas Pitt. Mtis infornma- ci6n sobre estas, asf como bibliografia com-lplentientaria, pue- den ser consultadas en las etitraclas correspondientes a Thoimas Pitt en H. Colvin, A Biographical Dictionary of British Ar- chitects. 1600-1800, New liaven-Londr-es, Yale University Press, 1995 (3 ead.), pp. 758-759 (nco hay entrada de Pitt en la i' ed. de 1954); y Joanna Vernon, '<Thomas Pitt>>, Dictionars oJ Art, ed. por J. Turner, Nueva York. 1996, XXIV, pp. 893- 894. Otra bibliograffa comnplemientaria no mencioniada eii esas obras es M. McCarthy, <4Eifluenze europee nel primo revival gotico in Inghilterra>>, I Nuisvo Sentire. ANatnra, Arte c Cultur- ria nel'700, ed. por J. Raspi Serra y M. Venturi Ferriolo, Mi- lidn 1989, pp. 47-56; <<Art Educatnon and the Grand3 Tour>-, Art the Ape of Nature: Studies in the Honor oj'H. W. Janson, ad. por M. Barasch y L. F. Sandier, Nueva York, 1981, pp. 486- 491. Pitt manibion estuvo involucrado en el establecimiento de una fdbrica de porcalana en Plymouth, vease al respecto CI. Willis, "fi'he Plymouth Porcelaiii Factory. Letters to Thaonas Pitt, 1766-1769>>, Apollo. n° 1 12, 1980, pp. 377-385, y n" 11 3, 1981, pp. 29-37. 13. La valoraci6n coel g6tico en Gran Bretafia es un tema muy coniplejo y bastante bien estudliado. Tanto la historia de su evolaci6im corTic bibliograffa sobre la r/isna, pueden ser exa- minlados con cierto detalle en ini Tesis dte Doctorado. 14. Charles Lyttelton (1714-1768) era hermano de ia madre de Tlroias. Investigaalor insaciable de la arquitectura medieval inglesa, fue uaio de los mais acerrirmos impulsores del estudio del romilnico coma estilo independiente, asE conio de la aclop- cion de criterios meramente formales derivados de his fabri- cas miismas para stl estudio. Public6 algunos d5e s5ls estudios e.n varios ndracros de Archeologia, y sus maniuscritas sirvie- ron de base para futuras historias de la arquitrctura medieval inglesas.IS. Thomas Gray (1716-1771) debe au famia cotimo poeta a su IElegy in a ('ountisy Churchyard, non clasico (iel romamiticisrno literario ingls. Sus cnocitnientos de arte medieval. asf como su meLodologfa emp/rica, le granjearon un nierecido respeto eiitre sus contemrporaneos. Escribi6 uon cnsayo titalacdo Arc hr- 20 tectura G6tica (1754), aunque su principal contribuci6n tuvo lugar a traves de la amplia correspondencia que mantenfa con otros anticuarios y figuras relevantes de la epoca. 16. Horace Walpole (1717-1797). Hijo menor del conocido polf- tico britanico Sir Robert Walpole. Fue tambien autor de una historia de la arquitectura medieval inglesa (Anecdotes of Pazinting in England, Twickenham, 1762-1770, 1. cap. 5). La amistad entre Pitt y H-I. Walpole se intensific6 cuando Pitt se convirtio en vecino de Walpole en Twickenhamn, donde alqui- 16 una casa a su regreso del Grand Tour a la que jocosamnente denomiiinaba <<Palazzo Pitti>>. La amistad comenz6 a deterio- rarse por diferencias politicas a finales de 1763, debido a un enfrentarniiento entre Walpole y George Grcnville, de cuyo gobierno formnaba parte Thomas Pitt. La coanunicaci6n se in- terrutnpiria indefinidamente entre ambos a mediados de 1764. 17. ILa teoria del origen islarnico del g6tico no ha rnerecido hasta la fecha un estudio independienite, aunque aparece con fre- cuencia inencionada en estudios sobre el origen del g6tico. Di- chos estudios, sin embargo, presentan numerosos errores que han sido corregidos en mi Tesis de Doctorado, pp. 302-395, y mi artIculo oThe Making of the Saracen Style: The Crusa(les and the M:edieval Architecture in the British Inagination of the I 8' and 19'h century,>, 'lhe Crusades: Other Experiences, Alternate interpretations, Binghamton University (en prensa). A ellos pues remito para una informaci6n detallada sobre la teorfa y sto bibliografia y fuentes. Veanse asimismo otras obras mencionadas en supra nota 4. 18. La tesis aparece formulada en un informe sobre la Abadia de Westminster dirigido al Arzobispo de Rochester, redactado en 1713, el cual aparece reproducido en C. Wren, Parentalia: or Memoirs of the Family of the Wrens, Londres, 1750, pp. 297- 298. Vease asimismo la versi6n del hijo de Wren sobre la opi- ni6n de su padre en ibidem, pp. 306-307. Entre los autores que dleiendeni a Wren como creador de esta teoria se encuentran P. Frankl, The Gothic. Literary Sources and Interpretatins th- rough Eight Centusries, Princeton, 1960, p. 365; T. Cocke, oThe Wheel of Fortune: The Appreciation of Gothic since the Middle Ages>>, The Age of Chivalry. Art in Piantagenet En- glanid 1200-1400, ed. por J. Alexander & P. Binsky, ILondres, 1987, p. 184; G. Germ.nrt, The Gothic Revival in Europe and Br-itaini: Sources, Influences and Ideas, ILondres, 1972, p. 40: A. 0. Lovcjoy, <IThe first Gothic Revival and the return to Na- ture.>, Essays itn the History of ldeas, John liopkins lJniver- sity Press, 1948, pp. 137-140; J. Sweetman, 7he Orienttal Ob- session. Islamic Inspiration in British and American Ari and Architecture, J500-1920, Cambridge tLniversity Press, 1988, pp. 57-58; J. Rykwert, The First Moderns, Architects of the Eighteenth Century, Cambridge, Mass.. 1980, p. 222; K. Clark, T'he Gotlhic Revival. A.4 :Essay in the History of 7Tste, Londres, 1983, p. 15. M. McCarthy, M. J. Baptista Neto, T'. Raquejo y N. Panadero Peropadre tamnbi6n comnparten la idea de que la teorfa era originaria de Wren. El unico autor, que yo sepa, que haya reconocido la precocidad francesa de la teorfa es Enrico Crispolti, on la voz <,Exoticisnm. The 1 7 " and 18' centuries>>, en Encyclopedia of World Art, V. p. 307. Mis con- clusioties respecto a la precocidad francesa tuvieron lugar sin el conocimiiiento de la tesis de este autor. 19. Vease el segunclo dialogo en Frangois de Salignac de la Mothe Fenelon, Dialogues sur V'iloquence. Paris, 1718, (Vl ed. Ams- terdam 1717) pp. 156 y ss. Este diailogo aparece fechado err6- neamenbe como posterior a 1713 en la bibliograffa sobre la teo- rfa del origen arabe del g6tico; sin embargo, es muy anterior, de 1679, como ha probado C. Revillout, en 4in probleme de chronologie litteraire et philologique. Date pr6sumnable des 'dia- logues' de FHnelon 'sur l'loquence'>>, Revue des i.angues Ro- manes, XXX:i I, pp. 210-211. FHnelon hizo una segunda men- I(O. Plaanta de la catedral de Segovia, Observations in ar Tour to Portugal and Spaiin in 1760 by Jfohn Earl of Strathmore and Thomals Pitt, Esq' (BL. Mss. Add. 5845, fol. 130). (Foto: The British I.ibrary) ciGn de Ik tesis en su <4.ettre ecrite a i1Academie Franqaise>> (1713) (ibidein, pp. 416-417). Otros autores franceses que se hacen eco de la teorRa son A. C. D'Avilier, Dictionnaire d Ar- chitectuire, Paris. 1693. y F. Le Conite, <Sommaire historique d'Architecture et des architectes, don't les ouvrages ant Ie plus eclate dans la France>>. en Cabinet des sin gularitez d arcihitec- ture, peinture, sculpture, et gravure, Paris. 1699, 1. 20. La tesis de R. J. Tournensine aparece reproducida en la voz <<Gothique>>, del dicciornario que J. L. de Cordemoy ahadio a la segunda edicidn de su Noveau traite de ioute lVarchitectu- re (Paris, 1714, la ed. 1706). Resulta inmposible datar con pre- cisi6n cuftodo escribi6 Tournemine esta tesis. Lo Cnico que se puedce probar es que Cordemoy la conocia ya en 171(0, pues en esa fecha lo encontramos proponiendo la denomiinaci6n de <<rnoresque>> para la arquitectura g6tica (vease Memoires de Trevoux, 17 1 0, p. 1.258). Sobre Ren&Joseph de Tournomine, vease P. Larousse, Grantd iDictionnaire Uniiversel du XYXe sie- cle, Paris, 1876, XV, p. 365. 2 1. Ambas citas en J. L. do Cordernoy, op. cit., p. 242. 22. Giammaria Barbieri, <<Propagazion della Ritna deogli Arabi agli Spagnoli e a'Provenzafi>>, Delliorigine della poesia ri- mnatta. Opera de Giaminaria Barbieri Modenense, puiblicata ora per ... Girolano Tiraboschi..., M6dena, 1790, pp. 44 y ss. 2] Ia fecha original del manuscrito es de 1581 (J, T. Monroe, Is- lamn and the Arahs in Spanish Scholarship, Leiden, 1970, p. 39). 23. La edicidn que he manejado es la traducci6n inglesa: P. D. Huet, A Treatise of Romances aind their original, Londres, 1672, pp. 10-15, 81-89. La obra de ouet alcanz6 una gran po- pularidad como evideDncia su traduccidn a otros idionias y su mns de una docena de reediciones hasta la segunda mitad del sigio XVIII. 24. J. F, Blondel, <<Architectureo>, on D. Diderot y J. R. d'Alamn- bert, Encyclopddie, oa Dictionnaire raisonneddes sciences, des arts et des metiers... Paris, 1751, 1, p. 617. 25. William Warburton, IThe Works of Alexander Pope, Londres, 1757, 111, pp. 292-293. 26. BL. Add. MS. 6771. P.S.3/9168. Para uLna versid6n impresa vea- so McCarthy, The Origins of the Gothic Revival. pp. 180-182. 27. Carta de Thomas GFray a Thojmas Warton, del 18 dc octubre de 1754, en 7he Letters of Thliomas Gray, including the corres- pondence of Gray atd aMason. ed, por Duncan C. Tovey, Lon- dres, 1900-1909, pp. 251-252. 28. Veanse las cartas de Gray a Warton y Brown en Thle C'or-res- pondence of Thaomas Gray, supra, n. 9. 29. John Seoane, Lectures on Architecture, ed. por Arthur T. Bol- ton, l.ondres, 1929, p. 56. 30. Para mtis inforniaci6n sobre William Cole, vcasG D.)N.B., John Nichols, Illust ratioins of the Literary hfistory of the Eighteenth Century, Lonidres, 1817-58 (vols. IV, V. VI y VII), y Literary Anecd,otes oj the Eighteeinth Century, Londres, 1, 1812, pp. 657-701; Lewis, Yale Ediition of Talpole s Correspondence. I, prefacio. 31. Sobre el seguimiento de Charles Lvttelton de las peripecias de su sobrino en Espanla, v6anse las cartas que le enviaron Thomas Pitt, cl 24-3-1760 (supra n. 6); Williamrs Clarke, el 14-10-1760 (BL. Mss. Stowe 754, fols. 67-68); y Edward Clarke, el 22-2-1761 (ib. fol. 82). La posesi6n de una copia por parte de Richard Bentley aparece nmencionada en el D.,V.B. Georgc Lyttelton rechaz6 el origen espaflol del goti- co por Ia informacidn, scgdn dice, que le habian proporcio- nado (se presume que susobrino) sobre los arcos de los edi- ficios zirabes espahioles (A gentleman tour through Monmnoutshire and Wales in the mionths of Jun1e a nat July, 1774, Londres, 1781, p. 146). 32. Cartas a C'harles Lyttleton, William y Edward Clarke (supra, ais. 6 y 22). 33. Carta de Richard Gough a Michael Tyson del 28 doe narzo (do 1772, Nichols, Literary anecdotes, VIII, p. 588. 34. Edward King, <Observations on Ancient Castles>>, Archeolo- go, 1776, p. 41(0. 35. M. E. C. Walcott, <,Spanish cathedrals in 1760>>, The Ecele- siologist, XXV, 1864, pp. 337-339. 36. Es do laroentar que no se conserven los dibujos originarios de Pitt, cuyas dotes como dibujante fueron elogiadas por Horace Walpole (carta a Mann del 13-4-1762, Yale Edition of Walpo- le's Correspondence, XXII, p. 25). 37. Janmes Benthamii, The hfistory and. Antiquities of the Conven- tual and Cathedral Chuirch at ElY, Cambridge, 1771, p. 37. En el cfroLilo (1e anticuarios de Cambridge se estaban lievan- do a caho nunoerosos esfuerzos para la publicacida de una his- toria de La arquitectura medieval, aunquc s6lo la do Benthamn seria publicacla. James Essex, miembr-o destacado del gru- po, tambi5n rodact6 una historia de la arquitectura g6tica en la que rechazaba el origen arabe (BL Add. Mss. 6771, fols. 41 v 56). 38. Para la tesis do los visigodos ospatioles, vease Warburton, op. cit., y Richard Birown Sacred Architecture, Londres, 1845, pp. 72-74. Para Espafna comrno cuna del romanico, vease 1I. Ha- l1am, Viewt, of the Statte of Europe during the Middle Ages, Londres, 1818, p. 506. 39. L.a aseveraci6n de quie los espafioles no conocfan la tesis del origen espafiol del gotico se aplica fundamiientalnoente al si- gio XVIII, cuyas fuentes he estudiado exhaustivanmente. En ese siglo, varios fiueron los autores que estaban al tanto de la teorfa de ton origen arabe del g6tico, aunque ninguno co- ment6 la posibilidad de que el trasvase estilistico se hlubiese producido en Espafla por irmitacion de la arquitectura moisul- niana pot parte de los arquitoetos cristianos., y quc de ahf hu- biese pasado al resto doe Europa (como defendfan mouclhos eo- ropeos). Mi conocinmiento de las fuentes hispanas del siglo XIX es menor (aunque no deficiente) por lo que mi argu- moiento del desconocimiento de la tesis del origen isliami- co;hispanico se fundamenta mds eon una impresion general que en un estudio exhaustivo. De todas formas, si la tesis fue conocida, debio de sot de formna puntuial, y sin muchas re- percusiones, dada so nula divulgaci6n. 'Jn caso especial lo constittoye J. M. Incln Valdes (Apuntes paraf la historia de la arquitec tura, Y ohservaciones sobre la qie .se distingue on Ila denomninacitin de g6tica, Madrid, 1833, pp. 53-68), quien de manera indirecta parece atribuir la invenci6n del gotico a los espaholes argumnentando que el estilo aparecio Con Espana coIn anterioridad a otros pauses europeos, al tiem- po que detiende ia influencia de Pr6xiimo Oriente en la ge- nCesis del estilo. Sin embargo. su teoria no Ilega a considerar la posibilidad de quo Espafna iO transElmitiese a otros paises, ni que surgiese por imnitaci6n de edificios isldmicos en terri- torio peninsular. Su tesis es una soJUciOn de comnproiniso en- tre la tesis del origen isldrnico con mnodelos en Tierra Santa, y su deseo do rebatir que Espana hobiese aprcndido cl estilo gotico de otros pafses europeos. En su opinion, los ospafno- les coiimeoizaroni a recibir beneficiosas influencias orientales incluso antes do la invasion arabe aracias al comercio con Prdximo Oriente, desdce la poca de los fenicios y prolonga- do por la invasion mosulihnana. asf como por Ia participacidn espanola en las Cruzadas. Para mayor informacion sobre el interes por el g6tico en Es- pana durante los siglos XVIII y XIX, vease mi artfcoi <<Me- dievalisin and Social Reformii at the Academy of San Fer- nando in Spain (1759-1 808)>Ž, Studies in Medievalisin. IX, 1997, pp. 123-147. donde se ilcluve abundante informiacidn hibiiogrmifica sobre el tema. V6annse asimnism-no N. Panadero Peropadre, O0). cit. CEI nota 4; los diversos trabajos de .Mara Angeles Sanchez de Lo6n Ferodaidez, El Arte Medieval v la Real Academnia de San FernandSo, 'resis Doctoral, Universi- dad Compluteonse, Madrid, 1995; eadeta, <<La Edad Media y los discoursos de arqquitectura en la Real Academia tie Bellas Artes de San Fernando»>, Academia, 1996, pp. 169-199: eca- dent, <eLa Academia y la revalorizaci6n do los estilos nedice- vales (1). Significado y estudio de los dibojos preparatorios para grabahdo>, Academia, Mhadrid, 199-7, pp. 30 1-343; Isa- bel Ordieres Diez, Histor-ia (ie la restauraci6n m7onumental en Eapana (1835-1936). Madrid, 1995; igniacio Gonzalez- Varas Ibanez, Restauraticion unomuental en Fspa7ia du7X:rante el sigio XKI, Valladolid, 1996. No he sido capaz. de consul- tar Josc Enrique Garcia Melero, La catedlrales g6tica.s en la Espaia tie lei Itostraci6n: in incidencia del Neoclasicismno en el G(voto, Madrid, 200., aunque presumo que incluye infor- mnacion sobre el teoia. 22 COPYRIGHT INFORMATION TITLE: En Busca del Origen del G%otico: El Viaje de Thomas Pitt por Epaña en 1760 SOURCE: Goya no292 Ja/F 2003 WN: 0300103081002 The magazine publisher is the copyright holder of this article and it is reproduced with permission. Further reproduction of this article in violation of the copyright is prohibited. To contact the publisher: http://www.flg.es Copyright 1982-2003 The H.W. Wilson Company. All rights reserved.
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