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Evolucion_estereotomia_gotica

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Recibido: 19/12/13 LOPE DE BARRIENTOS. SEMINARIO DE CULTURA, 6
Aceptado: 13/05/14 2013, pp. 61-91
ISSN: 1888-9530
LA EVOLUCIÓN DE LA ESTEREOTOMÍA GÓTICA.
BÓVEDAS SEXPARTITAS DE LA CATEDRAL DE CUENCA
EN RELACIÓN CON OTROS CASOS EUROPEOS
THE EVOLUTION OF GOTHIC STEREOTOMY.
SEXPARTITE VAULTS IN THE CATHEDRAL OF CUENCA
AND ITS COMPARISON WITH OTHER EUROPEAN CASES
ROCÍO MAIRA VIDAL
Universidad Politécnica de Madrid
Resumen: Las bóvedas sexpartitas constituyen uno de los capítulos más interesantes
del gótico europeo. Estas estructuras se utilizaron durante un corto periodo de tiempo.
Las complicaciones inherentes a su construcción podrían explicar su abandono pre-
maturo. Contamos con escasos ejemplos de esta tipología de bóveda en España, que
por el contrario se desarrolló enormemente en Francia. 
En nuestro país estas bóvedas se encuentran principalmente en la cabecera del edifi-
cio. Un caso excepcional son las bóvedas de la Catedral de Cuenca presentes en la
totalidad de su planta de cruz latina. Destaca además en esta catedral la variedad de
tipologías distintas de bóveda sexpartita empleadas para adaptarse a los diferentes
espacios a cubrir, algunas de ellas completamente originales en su concepción. El
análisis de la talla de sus piezas refleja la evolución de la estereotomía medieval que
dio origen a la construcción de las grandes catedrales góticas europeas. La compara-
ción de estas bóvedas con otros ejemplos españoles y franceses, aporta datos intere-
santes sobre el posible origen de sus maestros medievales.
Palabras clave:Historia de la construcción, bóvedas sexpartitas, estereotomía, jarjas,
dovelas, claves, plementería, cimbra, escuadra, monteas, geometría.
Abstract: The sexpartite vaults were one of the most interesting subjects of European
Gothic architecture. As for reasons of its abrupt disappearance, it may have been its
complicated construction process. In Spain there are only a few of these structures,
in contrast to France where there are countless examples.
In Spain this structure was usually used to cover the presbytery and the arms of the
transept. The exception was the sexpartite vaults in the cathedral of Cuenca that cov-
ered the complete latin cross plan. In addition, there are several different typologies
of sexpartite vaults in this building, some of them with an original design. The evo-
lution of medieval stereotomy is reflected at the carving of their pieces. These first
stone works are the origin of the following stereotomy that made possible the con-
struction of great European gothic cathedrals. Their comparison with other Spanish
and French examples could provide new interesting information about the origin of
their masters. 
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Keywords: Construction History, sexpartite vaults, stereotomy, tas-de-charge, vous-
soirs, keystone, severies, stone web, centring, square, full-size design, geometry.
1. EL ORÍGEN DE LAS BÓVEDAS SEXPARTITAS
La bóveda sexpartita aparece en los comienzos del gótico, entre los siglos XII y
XIII. Es una bóveda de planta cuadrada con dos nervios diagonales y un tercero que
la atraviesa en sentido transversal. Se utilizó para cubrir los grandes tramos cuadrados
de las naves centrales. Fue la gran protagonista de los inicios del gótico y podemos
encontrarla en la mayor parte de Europa. Tuvo una vida efímera, tras medio siglo de
existencia desaparecería del gótico europeo. 
Uno de los inconvenientes principales que podría haber contribuido a su desapa-
rición, señalado por Viollet Le Duc1, concierne a sus nervios diagonales. Al ser arcos
de medio punto de gran tamaño, sitúan la altura de la clave a una cota altimétrica im-
portante. Para que las claves de los arcos perpiaños y formeros puedan alcanzar el
mismo nivel es necesario apuntarlos mucho, es decir, que su forma sea muy aguda.
El arquitecto francés indica que la elevación de todas las claves a la misma altura
permitiría por un lado abrir huecos más altos y por otro el paso de los tirantes de las
armaduras por encima de las bóvedas, sin tener que levantar desmesuradamente los
muros laterales. Auguste Choisy2 coincide con las teorías de Viollet Le Duc al rela-
cionar su abandono prematuro con el gran tamaño de sus arcos diagonales de medio
punto que obligaba a recrecer los muros y aumentar la altura y tamaño de las cubiertas
de madera, traduciéndose en un mayor gasto y en serios problemas de estabilidad. 
Al evolucionar hacia los tramos de bóvedas de planta rectangular con simple cruce
de ojivas, la altura de la clave disminuye notablemente pudiendo llegar las de los
demás arcos al mismo nivel. El empuje generado así es de menor envergadura. Estas
podrían ser las causas de su extinción, además de sus diferentes apoyos en planta,
que fragmentan enormemente el espacio, así como la dificultad de construir las cuatro
plementerías laterales3.
Esta tipología de bóveda ha sido escasamente estudiada. Los dibujos de Viollet le
Duc parecen definir el modelo por el que se rigen estas estructuras4. En cambio
hemos podido comprobar que existe una gran variedad de bóvedas sexpartitas, siendo
la Catedral de Cuenca un buen ejemplo de ello5. Estamos convencidos que la cons-
trucción de las bóvedas sexpartitas es un capítulo del gótico internacional que merece
un estudio en mayor profundidad6.
2. CRONOLOGÍA DE LAS BÓVEDAS SEXPARTITAS DE LA CATEDRAL
En septiembre de 1177, Alfonso VIII reconquista la ciudad de Cuenca. En un pri-
mer momento se utiliza la mezquita consagrada como templo cristiano, a esperas de
la construcción de la nueva catedral, que se llevaría a cabo sobre los restos del antiguo
templo musulmán. 
Las obras no comenzaron antes de 1182, emprendiéndose muy probablemente a
partir de 1194, momento en el que se demandan para su construcción contribuciones
anuales a las iglesias de la ciudad y las aldeas del obispado. En este momento Juan
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Figura 1. Bóvedas sexpartitas de la catedral de Cuenca; A la izquierda las del presbiterio, en el centro las
del brazo crucero sur, a la derecha las de la nave central (Fotos de la autora, 2013)
Yáñez es obispo de Cuenca (1182-1197). Todos los indicios apuntan a que en la época
del obispo San Julián (1198-1208) ya estarían en marcha las obras de la catedral7.
Los trabajos debieron iniciarse en su cabecera continuando a buen ritmo con su
sucesor, García Ruiz (1208-1224)8. En todo caso las fechas de construcción de las
bóvedas sexpartitas conquenses son objeto de diferentes interpretaciones. La cabecera
y el transepto, según los datos aportados por Gema Palomo, debieron terminarse hacia
la segunda mitad del siglo XIII, momento en el que comienza la construcción de las
bóvedas de la nave central o nave de los reyes, probablemente hacia 1270. Las partes
altas del transepto delatan la mano de un taller diferente al que realizó la cabecera9.
Francisco Noguera10 data las bóvedas del presbiterio y el ábside junto con el cuerpo
bajo del transepto entre los últimos años del siglo XII y primeros del XIII. El cuerpo
alto del transepto lo sitúa entre los años 1220 y 1224, atribuyendo su construcción al
mismo maestro que después ejecutó las bóvedas sexpartitas del refectorio gótico del
Monasterio de Santa María de Huerta en Soria.
Gema Palomo plantea la posibilidad de que a principios del siglo XIV aún se esté
cerrando el abovedamiento de la nave principal. En cambio Francisco Noguera sitúa
su construcción en la primera mitad del siglo XIII (1220/1224-?), por un maestro di-
ferente de los que participaron en los anteriores abovedamientos, tratándose proba-
blemente de un arquitecto experimentado de origen champañés11. 
Resulta complicado dar una cronología para las bóvedas sexpartitas de la catedral,
sin embargo, el conocimiento constructivo y geométrico que demuestran sus maestros
canteros podría arrojar algo de luz a este complicado asunto.3. TOMA DE DATOS EN LA CATEDRAL. METODOLOGÍA EMPLEADA
En la Catedral de Santa María de Cuenca encontramos en total ocho bóvedas sex-
partitas, dos en el presbiterio, dos en cada brazo del crucero y otras dos sobre el coro
(figura 1). 
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En la toma de datos se ha empleado estación total láser, modelo Leica TCR1105.
La campaña de medición ha producido una nube de 56.822 puntos12. La ventaja que
presenta este aparato frente a otros utensilios de medición como el escáner láser, es
la posibilidad de discriminar puntos durante la toma de datos. Esta metodología per-
mite además la medición de los despieces, tomando dovelas, claves, jarjas y el aparejo
de las superficies de plementería. Por otro lado, el visor del aparato, con un ocular de
42 aumentos, permite observar cada detalle constructivo con nitidez. 
Se han medido las ocho bóvedas sexpartitas de la catedral, aunque cinco de ellas
con más profusión, por presentar características distintas (figura 2).
4. CONOCIMIENTOS DE GEOMETRÍA EN EL GÓTICO. LAS MONTEAS
Para controlar la forma de una bóveda de crucería se requiere poner en práctica
una serie de recursos geométricos. La montea de una bóveda es el dibujo en el que
quedan definidas las curvaturas de todos sus arcos. Este conocimiento se fundamen-
taba en un método de proyección, que permite determinar la elevación de una bóveda
coordinándola con su proyección en planta. Sus orígenes probablemente provienen
de las logias de cantería. Estos conocimientos estaban reservados a unos pocos apren-
dices que se convertirían después en los “maestros canteros” de la obra13. 
La montea se definía a tamaño real en las “salas de trazas”, habilitadas en obra
con sus paredes y suelos enlucidos con yeso14. Allí se tallaban cada una de las dovelas
de los nervios, así como sus claves y jarjas. Los dibujos a escala 1/1 permitían la
comprobación constante de las piezas directamente sobre la montea, minimizando
los errores de ejecución en obra, que de producirse podrían resultar muy costosos.
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Figura 2. Nube de puntos elaborada. Se comprueba que coincide casi perfectamente la planta general de
Vicente Lampérez con el levantamiento topográfico realizado. (Dibujo de la autora)
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5. CLASIFICACIÓN DE LAS BÓVEDAS SEXPARTITAS EUROPEAS SEGÚN LA GEOMETRÍA
DE SUS MONTEAS
Dentro de esta investigación se están estudiando las bóvedas sexpartitas de los di-
ferentes países europeos. Por el momento, el estudio de los casos de mayor relevancia
en Francia y España ya ha arrojado los primeros resultados, permitiéndonos realizar
una primera clasificación según la geometría de sus arcos centrales o de través, es
decir, los que dividen la bóveda en dos mitades simétricas. 
Podemos encontrar dos tipologías diferentes. En la primera el nervio de través es
un arco de medio punto muy peraltado sobre la línea de imposta, del orden de dos
metros y medio. A esta tipología pertenecen las bóvedas de la catedral de Notre Dame
de París (figura 3).
La segunda tipología presenta sus nervios de través como arcos apuntados, lige-
ramente peraltados sobre la línea de imposta, del orden de entre 30 y 45 cm., para
poder alcanzar la altura de la clave central. En esta tipología podemos incluir las bó-
vedas de la catedral de Bourges (figura 4).
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Figura 3. Montea y volumetría de la bóveda sexpartita de la nave principal de la Catedral de Notre Dame
de Paris (dibujos de la autora)15.
Figura 4. Montea y volumetría de la bóveda sexpartita de la nave principal de la Catedral de Bourges
(dibujos de la autora).
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Ambos grupos comparten importantes características geométricas. La principal
es que sus nervios diagonales son siempre arcos de medio punto con sus centros en
la línea de imposta16. 
Las bóvedas que encontramos en Cuenca pertenecen a la segunda tipología, re-
presentada en Francia por la Catedral de Bourges. Aunque también hay dos monteas
que no pueden enmarcarse en ninguna de las dos tipologías definidas. 
6.MONTEAS Y VOLUMETRÍAS DE LAS BÓVEDAS DE LA CATEDRAL DE CUENCA
La catedral de Cuenca es un interesante ejemplo de las múltiples geometrías que
puede adoptar una bóveda sexpartita. A diferencia de las catedrales francesas, donde
se suele emplear la misma tipología de bóveda sexpartita en todo el edificio, en la
catedral conquense hemos observado tres tipos de geometrías diferentes y cuatro vo-
lumetrías distintas17.
Las dos bóvedas del presbiterio y la bóveda Este del coro (figura 5), pertenecen a
la tipología definida en Francia por la Catedral de Bourges, es decir, con sus arcos de
través apuntados y ligeramente peraltados18. 
Sin embargo aun perteneciendo a la misma tipología geométrica, ambas bóvedas
presentan varias diferencias que terminan por generar dos estructuras con volumetría
diferente (figura 6). Las bóvedas del presbiterio son estrictamente planas en ambas
direcciones, es decir, sus rampantes, longitudinal y transversal, son rectos y paralelos
al plano del suelo, ya que las claves de todos los arcos llegan a la misma altura. En
cambio, en la bóveda Este del coro, las claves de los formeros y perpiaños se encuen-
tran más bajas que la altura de la clave central. Sus rampantes son ligeramente des-
cendentes y por tanto su volumetría cambia. 
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Figura 5. Catedral de Cuenca. A la izquierda montea de las bóvedas del presbiterio. A la derecha, montea
de la bóveda Este de la nave (dibujos de la autora).
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Figura 6. Catedral de Cuenca. A la izquierda volumetría de las bóvedas del presbiterio. A la derecha, volu-
metría de la bóveda Este de la nave (dibujos de la autora).
Figura 7. Catedral de Cuenca. bóvedas del crucero. A la izquierda montea. A la derecha, volumetría (dibu-
jos de la autora).
En las bóvedas del crucero (figura 7), los nervios ojivos son arcos muy apuntados,
lo que les permite alcanzar la misma altura en la clave central que en las demás bó-
vedas de la catedral, aproximadamente 20 metros sobre el suelo, aun siendo su planta
mucho más pequeña19. Los perpiaños y arcos de través son también apuntados, al
igual que los formeros. Todas las claves de sus arcos se encuentran más bajas que la
altura de su clave central por lo que sus rampantes son descendentes. Mientras que
el resto de las bóvedas de la catedral tienen una proporción en planta o bien cuadrada,
o bien ligeramente rectangular con proporción 8/720, estas bóvedas presentan propor-
ción sexquitercia, es decir, 4/3. Elie Lambert atribuye este diseño a que los brazos
del crucero son sensiblemente más largos que anchos, por lo que resultaba imposible
realizar una sola bóveda sexpartita para cubrir este espacio21,como en la catedral de
Sigüenza22 (figura 8). Además se podría añadir a esta observación que de haberse eje-
cutado tendría su lado largo en la dirección de los formeros, con proporción sexqui-
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Figura 8. Proporción del brazo crucero Sur de la catedral de Sigüenza (izquierda) y de la catedral de
Cuenca (derecha). (Plantas a la misma escala de las nubes de puntos realizadas; dibujos de la autora).
Figura 9. Catedral de Cuenca, bóveda Oeste de la nave principal. A la izquierda montea. A la derecha, vo-
lumetría (dibujos de la autora).
tercia. El arcode través no sería suficiente para reforzarla, los formeros y ojivos serían
demasiado grandes, siendo la altura de la clave central mayor que en las demás bó-
vedas, a menos que se hicieran rebajados los nervios diagonales, lo que comprome-
tería su estabilidad. El arquitecto podría haber optado por cubrir estos espacios con
dos bóvedas cuatripartitas a cada lado del brazo crucero, que dada la proporción de
cada tramo parece lo más razonable, pero probablemente prefería emplear el mismo
tipo de abovedamiento en toda la planta. 
Aunque las dos bóvedas sexpartitas de la nave principal, situadas sobre el coro,
han sido consideradas históricamente iguales en todos los planos en los que han sido
representadas, la bóveda Oeste tiene una geometría muy particular (figura 9). Sus
nervios diagonales son arcos carpaneles, es decir, arcos rebajados de tres centros. Dos
de ellos se encuentran sobre la línea de imposta y el tercero aproximadamente 3,70
metros por debajo. Sus nervios perpiaños y formeros son arcos apuntados. Las claves
de todos sus arcos llegan más o menos a la misma altura por lo que la bóveda presenta
sus caballetes planos y horizontales en las dos direcciones. 
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7. HIPÓTESIS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA BÓVEDA REBAJADA DE LA NAVE
No hemos encontrado en España ninguna otra bóveda sexpartita con arcos ojivos
carpaneles. Además según su posición en la catedral, su montea debería ser igual a la
de la bóveda Este de la nave, porque el espacio que cubren ambas es el mismo. Se
trata por tanto de un ejemplo excepcional. 
En un primer momento esta geometría podría atribuirse a una deformación estruc-
tural o un error en el replanteo previo. Sin embargo, la posición de los centros de los
arcos carpaneles forma un triángulo equilátero, lo que demuestra la intencionalidad
de esta geometría (ver figura 9). 
La planta, de proporción rectangular, está deformada, probablemente en su intento
de adaptación al solar, quizá debido a la existencia de una construcción previa, como
podría haber sido la mezquita, u otras construcciones de la antigua ciudad musulmana
(ver figura 2). Mientras que la bóveda Este de la nave es cuadrada, la bóveda Oeste
tiene una proporción rectangular 8/7. La consecuencia de alargar la medida de la planta
en sentido longitudinal implica que los arcos diagonales son mayores en tamaño y por
tanto la clave se situaría por encima de la de la bóveda Este de la nave, no por debajo.
Podría pensarse entonces que la geometría de los arcos rebajados es debida a la inten-
ción de igualar la altura de ambas bóvedas pero su clave se encuentra intencionada-
mente casi 1 metro por debajo con respecto a la de la bóveda situada al Este. 
La primera duda que plantea esta cuestión es la razón por la cual el arquitecto de-
cide rebajar notablemente la altura de la clave de esta bóveda. La decisión que toma
es bajarla a la cota mínima posible, que viene definida por la posición de la clave de
los arcos formeros, ya que no podría situarse más baja para evitar plementerías con
pendiente inversa, y tampoco podría variarse la altura del alzado interior de las naves. 
Si analizamos la sección longitudinal de las dos bóvedas de la nave (figura 10)
comprobaremos que la altura que alcanzan los perpiaños de cada bóveda es variable
a cada lado, descendiendo poco a poco para que el cambio de cota entre ambas bó-
vedas pase desapercibido y para evitar en lo posible superficies de plementería visi-
blemente descendentes desde el perpiaño hacia la clave central23. Parece, por tanto,
que el arquitecto quería bajar la altura general del edificio en la zona de los pies de
la catedral. La decisión podría deberse a la conexión de la nave con la fachada prin-
cipal24. Es difícil saberlo ya que la fachada original desapareció en 1902, desmontada
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Figura 10. Catedral de Cuenca, alzado longitudinal de las bóvedas sexpartitas de la nave de los reyes. Ima-
gen de la nube de puntos (dibujo de la autora).
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tras el hundimiento de la torre del Giraldo25. Su fachada neogótica actual, realizada
según los diseños de Vicente Lampérez y Romea, es completamente nueva.
Según las investigaciones llevadas a cabo por Francisco Noguera, la falta de con-
trarresto de estas bóvedas (en sus tres tramos más orientales) podría indicar que su-
frieron un derrumbe a finales del siglo XV26. De haberse tratado de un derrumbe
global, sería extraña la reconstrucción de la catedral con un tipo de abovedamiento
extinguido hacía dos siglos, que además había dado graves problemas estructurales27,
especialmente si no se reconstruía su sistema de contrarresto28. En este caso quizá se
habría recurrido a otra tipología de bóveda de menor empuje y acorde con la arqui-
tectura de la época. Además durante las mediciones no se han encontrado evidencias
en sus plementerías o dovelas de grandes colapsos en las bóvedas. Sí podrían haberse
producido derrumbes parciales. Prueba de ello podría ser la extraña disposición de
algunos plementos, así como algunas grietas visibles rellenas con mortero, en la bó-
veda Este del coro. Los plementos con mayores irregularidades y peor conservados
se encuentran en las dos plementerías de mayor tamaño y en la superficie de plemen-
tería pequeña de la esquina nororiental de esta bóveda. 
El estado de las plementerías de la bóveda oriental es sin duda peor que el de la
bóveda Oeste de la nave, que no presenta ninguna característica que haga pensar en
una catástrofe de esta magnitud. Esta bóveda parece presentar una única reposición;
la clave central y las dovelas de transición entre ella y los nervios parecen de factura
muy reciente. Se asemejan en su talla y conservación a las de las bóvedas cuatripar-
titas aledañas, reconstruidas por Lampérez, ya que estas dovelas son prácticamente
el doble de grandes que las originales.
8. LA ESTANDARIZACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN
Es muy común en el gótico emplear la misma curvatura para la realización de
todos los nervios de la bóveda, de esta forma todas sus dovelas son iguales así como
las cimbras necesarias en su montaje, lo que facilita enormemente la construcción. 
Las bóvedas sexpartitas de la catedral de Cuenca tienen sus nervios estandarizados,
es decir, emplean la curvatura de sus ojivos para la ejecución de los demás nervios
de la bóveda29. 
En el caso de los nervios centrales o de través, al emplear la curvatura de las dia-
gonales se peraltan ligeramente hasta alcanzar la altura de la clave central30. En el
caso de los arcos perpiaños, se peraltan solo si sus claves llegan a la misma cota que
la clave central, como ocurre en las bóvedas del presbiterio, de rampante horizontal
(ver figura 5 izquierda). Si el rampante de las bóvedas no es horizontal no necesitan
peraltarse, quedando siempre ligeramente por debajo, como ocurre en la bóveda Este
del coro (ver figura 5 derecha).
Los dos casos excepcionales de la catedral, las bóvedas del crucero y la bóveda
Oeste de la nave, presentan también estandarización en sus arcos. En las bóvedas
del crucero todos sus nervios se realizan a partir de la curvatura de los ojivos, que
en este caso son arcos apuntados (ver figura 7). La bóveda rebajada solo presenta
estandarización entre los arcos perpiaños y el arco central, que en este caso no se
peraltan. Los arcos ojivos tienen curvaturas distintas ya que son rebajados de tres
centros (ver figura 9).
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9. CONSTRUCCIÓN DE LAS BÓVEDAS DE LA CATEDRAL: REFLEJO DE LA EVOLUCIÓN
DE LA ESTEREOTOMÍA DURANTE EL SIGLO XIII
9.1. Las jarjas
El proceso de evolución de la estereotomía gótica en España, desarrollado a lo
largo de todo el siglo XIII, ha quedado reflejado en la talla de las piezas de las bóvedas
de la catedral conquense,especialmente en sus jarjas. Podemos observar cómo su
talla va perfeccionándose a medida que avanza la construcción de la catedral. Así te-
nemos las jarjas del presbiterio, de dos piezas de entre 45 y 50 cm de altura cada una,
insuficientes en número ya que la jarja debe terminar en el momento en que se separan
sus nervios, para evitar que las primeras dovelas tengan que recortarse por falta de
espacio (figura 11, izquierda). Este elemento ya muestra cierta complejidad en su
talla, aunque con errores en su ejecución y diseño. Las piezas no llegan a ser com-
pletamente simétricas. Ambas tienen además sus lechos horizontales aunque la última
jarja debería presentar la inclinación adecuada en su cara superior para recibir las do-
velas siguiendo la curvatura de cada arco.
Las jarjas de las bóvedas del crucero están formadas por una sola pieza de 80 cm
de altura, cuyo lecho superior lleva una pequeña inclinación para recibir las dovelas
de cada nervio. Este plano inclinado es aún un gesto tímido, que no termina de resol-
ver el apoyo correctamente (figura 11, derecha). 
Las jarjas de las bóvedas de la nave central (figura 12, izquierda), están formadas
por tres piezas superpuestas, de unos 50 cm cada una. La última de ellas con su lecho
superior con las inclinaciones necesarias para recibir a cada nervio. Estas piezas re-
flejan ya un excelente control de la estereotomía, siendo elementos de una compleji-
dad muy considerable. Su perfección y delicadeza son comparables a las jarjas del
monasterio de Santa María de Huerta, consideradas uno de los mejores ejemplos de
estereotomía gótica (figura 12, derecha). 
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Figura 11. Jarjas de las bóvedas del presbiterio (izquierda) y del crucero (derecha) de la Catedral de
Cuenca, (dibujos y fotografías de la autora).
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Para la talla de las jarjas se necesitan dos plantillas, una de ellas más adelantada
que la otra y una escuadra con el ángulo necesario (figura 13). Cada pieza es recta y
está formada por las molduras de tres de los nervios; el perpiaño y los dos ojivos.
Los formeros están peraltados sobre columnas por lo que no forman parte de las jarjas. 
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Figura 12. Jarjas de las bóvedas del coro de la Catedral de Cuenca (izquierda) y del refectorio gótico del
Monasterio de Santa María de Huerta (derecha), (dibujo y fotografías de la autora).
Figura 13. Talla y montaje de una jarja a escala 1/3 del Monasterio de Santa María de Huerta (Soria) du-
rante la asignatura de Taller de Construcción Gótica31. (Fotografías de la autora).
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En la catedral de Cuenca, los nervios perpiaños y ojivos de las bóvedas sexpartitas
que se unen con los arcos torales no están unidos en piezas de jarja, sino que cada
dovela es independiente respecto de las demás. De esta forma el encuentro funciona
mejor permitiendo el movimiento de las dovelas libremente, al tratarse de varios arcos
superpuestos, algunos de ellos con secciones grandes por lo que no sería conveniente
unir solo algunas de las piezas pequeñas. Por el contrario en las esquinas de las bóvedas
del crucero con los muros hastiales Norte y Sur, existen piezas de jarja. Este encuentro
se resuelve con un único enjarje de aproximadamente 70 cm. de altura, que une las do-
velas del arco perpiaño y el ojivo, siendo el formero independiente (figura 24).
Las jarjas sencillas, es decir, los arranques del arco de través, están formadas por
dovelas superpuestas. No hay piezas de enjarje en esta zona ya que los formeros son
arcos peraltados sobre columnas que comienzan a una altura superior. Esta caracte-
rística es común en la mayoría de las bóvedas sexpartitas32. Las primeras dovelas del
arco central de las dos bóvedas de la nave principal de la catedral de Cuenca tienen
mayor canto, de esta forma quedan trabadas en los muros para conseguir una mejor
unión entre la bóveda y los lienzos laterales33. 
9.2. Las dovelas
Las dovelas en el gótico primitivo suelen tener un tamaño sorprendentemente re-
ducido34. En las bóvedas francesas son, en muchos casos, tan pequeñas que nos re-
cuerdan por su tamaño y proporciones a la construcción de albañilería, a pesar de
estar talladas en piedra. Viollet Le Duc señala que la construcción con piezas peque-
ñas suponía un abaratamiento en el coste, facilidad de colocación a grandes alturas y
mayor elasticidad de la construcción35. 
Al analizar las dovelas de las bóvedas sexpartitas de la Catedral se ha comprobado
que son piezas de aproximadamente 30 cm., rectas, es decir, sin curvatura. Probable-
mente se reciben en su trasdós con pequeñas cuñas que permiten ir curvando cada ner-
vio (figura 14). Su sección varía mucho en tamaño y forma. Las del presbiterio tienen
una sección alargada con el baquetón central redondo (figura 5)36, mientras que las de
la nave tienen una proporción muy cuadrada, de canto reducido, con el baquetón central
acabado en pico (figuras 5 y 9). Las bóvedas del crucero tienen la sección de sus nervios
exageradamente grande en comparación con el tamaño de la bóveda. El baquetón cen-
tral es redondo pero el canto es el doble que el ancho (figura 7).
Atendiendo a la evolución de la estereotomía de estas piezas podemos comprobar
que las bóvedas más pequeñas, las de los brazos cruceros, presentan los nervios de
mayor tamaño. En cambio la bóveda Oeste del coro, la de mayor tamaño, está cons-
truida con la sección de nervios más pequeña. El sistema de construcción gótico se
va afianzando a medida que recorremos la catedral desde la cabecera hasta los pies.
Los maestros canteros van ganando confianza, disminuyendo el tamaño de las piezas
que estaban sobredimensionadas innecesariamente37.
La forma de las secciones de las dovelas no parece responder solamente a cues-
tiones estéticas. Es muy importante el espacio necesario para el acopio de material,
ya que la construcción de las bóvedas podría alargarse varios años. Como pudimos
comprobar durante la ejecución de la bóveda sexpartita del Taller de Construcción
Gótica de la Universidad Politécnica de Madrid, la forma de las dovelas facilita su
apilamiento (figura 14). Estas secciones también permiten cimbras dobles, que im-
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piden la colocación de las dovelas fuera de su plano vertical durante el montaje de
los arcos. Esto lo veremos en el apartado correspondiente.
Para tallar las dovelas solo es necesario un bloque de piedra prismático, bien es-
cuadrado, con sus caras paralelas. Sus ángulos rectos se conseguirían tallando la pieza
con la escuadra. Después se termina de darle la forma con ayuda de la platilla con la
sección del nervio (figura 15)38. 
9.3. Las claves
Las claves de la catedral delatan la búsqueda de diferentes formas de talla, que
con mayor o menor fortuna, resuelven su encuentro con los nervios en la zona supe-
rior. El objetivo del cantero es conseguir la continuidad entre ambos elementos cons-
tructivos. 
Estas piezas son monolíticas y se componen de un cilindro central desde el que
parten radialmente los seis brazos que componen los arcos de la bóveda. Los brazos
tienen un desarrollo mínimo, son muy cortos y rectos. Al no tener curvatura se tallan
con la ayuda de una escuadra. La inclinación del trasdós de los brazos de la clave
continúa la curvatura del nervio hasta encontrase con el cilindro central. De esta forma
se garantiza el buen apoyo de la plementería (figura 16).
Analizando las claves de la catedral podemos ver pequeñas diferencias en su talla,
dependiendo de la bóveda en la que se encuentren.
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Figura 14. Colocaciónde las dovelas rectas sobre la cimbra, recibidas con cuñas en su trasdós (izquierda).
Almacenamiento de las dovelas durante la ejecución de la bóveda (derecha). (Fotografías de la autora).
Figura 15. Talla de una dovela (Fotografías de la autora).
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Los brazos de las claves de las bóvedas de la nave (figura 16, derecha) forman un
ángulo recto con el eje del cilindro central. Los lechos que reciben a los nervios son
paralelos al eje del cilindro, es decir, verticales. Por este motivo la última dovela de
cada arco tiene que ser necesariamente trapezoidal en su encuentro con la clave. De
esta forma se resuelve la transición entre la curvatura de los arcos y los brazos rectos
y horizontales de la clave. 
Las claves de las bóvedas del presbiterio son iguales a las anteriores (figura 16,
izquierda), con la única diferencia de tener la inclinación necesaria en la cara de testa
de sus brazos, para recibir las dovelas de cada nervio. Los brazos siguen siendo rectos
pero sus lechos se tallan inclinados. En este caso no son necesarias dovelas trapezoi-
dales de transición entre la clave y los nervios.
En la bóveda Este del presbiterio, todos los lechos de los brazos de la clave se han
tallado con el mismo ángulo. Su inclinación permite una conexión perfecta con los
nervios ojivos. En el caso del arco de través se necesita un ángulo mayor. El maestro
cantero ha simplificado la pieza, considerando el mismo ángulo para todos los brazos,
y ajustando una dovela en forma trapezoidal para realizar la unión de los arcos de
través y la clave (figura 16, izquierda). En la clave de la bóveda Oeste del presbiterio,
utiliza ángulos claramente distintos para los lechos de los brazos que reciben los arcos
de través y los que reciben los ojivos. Su talla es más compleja que la anterior y no
requiere el empleo de dovelas en cuña.
Las claves de las bóvedas del crucero (figura 16, centro) tienen también sus brazos
rectos y sus lechos inclinados para recibir a los nervios, pero sus brazos forman un
ángulo agudo con el eje del cilindro central, para continuar la dirección de los nervios.
Siendo las bóvedas más estrechas y pequeñas de lo normal, no es posible conseguir
una buena concordancia entre la clave y los nervios si los brazos de esta son hori-
zontales. En algunas de estas claves llama especialmente la atención la situación asi-
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Figura 16. Claves de la catedral de Cuenca. A la izquierda las de las bóvedas del presbiterio; en el centro
las del crucero; a la derecha las de la nave (fotografías y dibujos de la autora).
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métrica de los florones centrales de piedra tallada. La proporción tan estrecha en
planta de la bóveda, reduce el espacio entre los nervios en su unión con la clave. Esta
particularidad unida a la pendiente de cada brazo de la clave para conseguir la unión
con los nervios, dificulta bastante su talla. Este podría ser el motivo de la gran asi-
metría y la falta de destreza que presentan algunas de las piezas. 
La talla de las claves se realiza a partir de un prisma, dibujando la planta en el
trasdós. Se tallan las caras inclinadas donde acaban los brazos de la clave, llevando
el ángulo con la escuadra con respecto a la cara superior. Se colocan las plantillas en
las caras inclinadas y se van labrado los nervios y al mismo tiempo el cilindro central
hasta que se van encontrando39 (figura 17).
9.4. Las superficies de plementería
La plementería presenta aparejo mixto, combinando hiladas a la francesa, con el
grosor de sus plementos variable en forma de cuña, y a la inglesa, con hiladas de ple-
mentería de grosor constante. Este sistema permite corregir su dirección poco a poco,
de forma que los plementos sigan los ejes de la bóveda.
Las hiladas de plementería no tienen forma de arco sino que son planas (figura 10
y 18). Forman en su conjunto superficies regladas40. Las superficies de plementería
suelen cerrarse con una hilada superior más estrecha, seguramente a modo de cuña,
que se golpeaba para que entrase a presión en el hueco restante, creando la tensión
necesaria en la superficie para que entrase en funcionamiento.
Respecto a las técnicas adoptadas para su colocación, nos decantamos por la teoría
de Torres Balbás41, contraria a los estudios de Viollet Le Duc y Fitchen. Probable-
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Figura 17. Proceso de talla de una clave (dibujo de la autora).
Figura 18. Imágenes de la nube de puntos. Ejecución de las superficies de plementería por hiladas rectas. A
la izquierda alzado de la bóveda Oeste del presbiterio. A la derecha alzado del brazo crucero Sur. (Dibujos
de la autora).
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mente no se utilizaron grandes cimbras para su montaje. El primer cuarto de plemen-
tería podría colocarse sin ayuda de medios auxiliares. A partir de ahí se podrían em-
plear puntales y tablones de madera para cada hilada42. Esta teoría la hemos puesto
en práctica en la construcción de las plementerías de la bóveda sexpartita realizada
en la asignatura de Taller de Construcción gótica, pudiendo llevar a cabo la tarea con
éxito43 (figura 19).
9.5. Estructuras auxiliares necesarias en su construcción
Las estructuras auxiliares empleadas para la construcción de las bóvedas de la ca-
tedral podían elevar enormemente el coste de la obra (figura 19). Además, una vez
terminada, la mayor parte de la madera se podría reaprovechar solamente para servir
de combustible.
La construcción de una gran catedral podía suponer la tala de un bosque completo
para la fabricación de las cimbras, pero también para la ejecución de algunos oficios
fundamentales para la construcción: la fabricación de las vidrieras y de las piezas
metálicas necesarias (clavos de forja, carpinterías de plomo, fabricación de herra-
mientas), la fabricación de cal, etc. Todos los oficios necesitaban combustible para
producir calor. Todo ello podía suponer la desaparición de los bosques cercanos a la
ciudad, fuente de recursos en el Medioevo (de donde se obtenían buena parte de los
alimentos, como la carne de la caza, ciertas frutas y verduras, e incluso las hierbas
medicinales)44.
Por tanto, el maestro cantero tendrá siempre como tarea la búsqueda de sistemas
estructurales que impliquen un menor gasto en madera45. Para la ejecución de las bó-
vedas se construía una plataforma de trabajo situada a la altura donde terminan las
jarjas. Ahí se realizaba con cal sobre los tablones de madera el diseño de la crucería
de la bóveda. Se volteaban los arcos formeros y los perpiaños, a modo de tirantes
para estabilizar los muros todavía inestables. Se situaba la clave a la altura exacta
sobre un pie derecho y después se disponían las cimbras de los demás nervios. Una
vez hechos, se adintelaba la plementería sobre ellos (figura 20, derecha)46.
Las cimbras que se emplearon en el montaje de los nervios podrían haber sido do-
bles (figura 20, izquierda), ya que la sección de las dovelas permitiría que quedasen
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Figura 19. Bóveda sexpartita construida en el Taller de Construcción Gótica: antes y después de su des-
cimbrado (Fotografías de la autora).
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encajadas dentro de su carril interior, impidiendo así el movimiento fuera de su plano
vertical. De esta forma se conseguiría la ejecución de los nervios completamente rec-
tos, cuestión no exenta de dificultades teniendo en cuenta el enorme tamaño de los
arcos47.
10. COMPARACIÓN CON OTROS EJEMPLOS ESPAÑOLES
10.1. Comparación de las monteas y volumetrías
Se han comparado los datos obtenidos en las bóvedas de la catedral de Cuenca
con otras bóvedas sexpartitas de relevancia en España, como son lasde las catedrales
de Sigüenza48 y Ávila, y las de los monasterios de las Huelgas Reales de Burgos y de
Santa María de Huerta en Soria.
Primero observaremos su geometría para ver cuáles son las monteas que guardan
una mayor relación con las bóvedas conquenses. Las bóvedas del presbiterio y la bó-
veda Este del coro de la catedral, pertenecen a la tipología que presenta el arco central
apuntado. En este mismo grupo se encuentran las bóvedas del monasterio de Santa
María de Huerta49. La volumetría de estas bóvedas es muy parecida a la de la bóveda
Este del coro, con la particularidad de presentar las del cenobio una mayor pendiente
en el rampante trasversal, ya que la cubierta apoya directamente sobre su trasdós. 
Por el contrario, la montea de las bóvedas de la catedral de Sigüenza50, pertenece
al grupo geométrico definido por el arco central de medio punto, como la catedral de
Notre Dame de París. Su geometría no tiene relación con ninguna de las bóvedas de
la catedral de Cuenca (figura 26, izquierda).
Como ya hemos mencionado, las bóvedas del brazo crucero de la catedral de
Cuenca tienen sus nervios diagonales apuntados. El único caso detectado en España,
por el momento, con este tipo de geometría en los ojivos es la bóveda sexpartita de
la iglesia del Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos, aunque sus diagonales
son menos agudas51.
En la bóveda Oeste del coro de la catedral de Cuenca los nervios diagonales son
arcos carpaneles, es decir arcos rebajados de tres centros. Es un caso excepcional que
no hemos encontrado en ninguna otra sexpartita española. La bóveda sexpartita de la
catedral de Ávila es también rebajada, aunque en este caso su geométrica nada tiene
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Figura 20. Cimbra necesaria para la ejecución de una bóveda sexpartita (izquierda). Montaje de la plemen-
tería (derecha). Taller de Construcción Gótica de la UPM. (Fotografías de la autora).
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que ver con Cuenca, ya que son arcos de medio punto con su centro prácticamente
1,45 metros por debajo de la línea de imposta. Es una bóveda gótica concebida a
partir de la geometría propia del románico52, ya que emplea arcos de medio punto en
perpiaños y arco de través, lo que genera la forma rebajada de sus diagonales53, como
ocurría en las bóvedas de arista del románico54. Además en la bóveda abulense, no
están estandarizados los arcos, todos ellos tienen diferente curvatura, lo que implica
cimbras distintas para todos ellos y por tanto un proceso constructivo de mayor com-
plicación (figura 21, derecha). 
Si comparamos la volumetría de las bóvedas tenemos dos tendencias generales.
Por un lado las bóvedas en las que las claves de los arcos llegan todas a la misma al-
tura, es decir, bóvedas de rampantes planos horizontales. En este caso encontramos
las bóvedas del presbiterio y la bóveda Oeste de la nave de la catedral de Cuenca. 
En el caso contrario observamos las bóvedas que tienen al menos uno de sus ram-
pantes descendente. Podemos incluir aquí las bóvedas de la catedral de Sigüenza, las
del Monasterio de Santa María de Huerta, la de la catedral de Ávila y por último las
de los brazos del crucero y la bóveda Este de la nave de la catedral de Cuenca. 
10.2. Comparación de la estereotomía
La estereotomía de las bóvedas estudiadas55 presenta ciertas características cons-
tantes. Las dovelas son pequeñas, rectas y se reciben con cuñas en el trasdós. Sus
secciones son muy parecidas, con un gran baquetón central, con excepción de las de
la catedral de Ávila (figura 22), cuyos nervios se asemejan a los que podemos en-
contrar en muchas bóvedas francesas, como las de la catedral de Notre Dame de
Paris56. 
La talla de las jarjas, sin duda el elemento más complejo de los que forman la bó-
veda, es variable según el caso estudiado. En la catedral de Sigüenza no hay enjarje,
sino dovelas sueltas recortadas convenientemente57. En el caso de la catedral de Ávila,
los recortes son aún más llamativos dando lugar a piezas asimétricas que delatan una
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Figura 21. Montea actual de la bóveda del presbiterio de la catedral de Sigüenza, a la izquierda (una vez
reconstruida por Antonio Labrada después de la Guerra Civil), y a la derecha la montea de la bóveda de la
catedral de Ávila (1172), (dibujos de la autora).
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escasa planificación de su forma final58. En la catedral de Cuenca ya se emplean en-
jarjes, que se van perfeccionando a medida que progresa la construcción del edificio,
tal y como hemos visto en los apartados anteriores. En cambio, las bóvedas del mo-
nasterio de Santa María de Huerta manifiestan una destreza especial en la talla de sus
enormes jarjas de hasta 7 piezas superpuestas, mostrando la mano de un maestro ex-
perimentado. Son unas bóvedas de una calidad excepcional, ejecutadas por un arqui-
tecto excepcional (figura 23). La comparación de la talla de las jarjas puede revelar
datos interesantes sobre el maestro de obras, ya que delata los conocimientos y la
destreza en el diseño de estas estructuras (figura 24).
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Figura 22. Comparación del tamaño y la forma de la sección de las dovelas de las bóvedas sexpartitas es-
pañolas estudiadas hasta el momento, (dibujos de la autora).
Figura 23. Jarjas en esquina. Monasterio de Santa María de Huerta (cuatro piezas superpuestas, 1223-
1225, izq.; foto de la autora), y de la bóveda del crucero Sur de la catedral de Sigüenza (1221-1226, dcha.;
foto años 40 en el crucero Norte: Archivo Archilla), (dibujos de la autora).
Figura 24. Jarjas en esquina de las bóvedas del brazo crucero de la catedral de Cuenca (encuentro con el
muro hastial sur o norte en cada caso ) (dibujo y fotografía de la autora)
Seminario.qxp:Maquetación 1 15/12/14 18:09 Página 80
Por último la talla de las claves, que es similar en todos los casos estudiados60. En
algunos son piezas más esbeltas y con una ejecución muy cuidada, como es el caso
de las del monasterio de Santa María de Huerta. En otros, como en las bóvedas de la
catedral de Sigüenza, las claves son piezas monolíticas más toscas, teniendo sus bra-
zos la mínima extensión posible. En la catedral de Cuenca podemos observar claves
con una talla muy conseguida, como las de las bóvedas del presbiterio y del coro, y
otras con asimetrías y errores de concordancia muy visibles, como en los brazos del
crucero.
11. LOS MAESTROS GÓTICOS DE LA CATEDRAL
Históricamente se han relacionado las bóvedas sexpartitas de la Catedral de
Cuenca con las bóvedas del refectorio gótico del monasterio de Santa María de
Huerta, la del monasterio de las Huelgas Reales de Burgos y las de la catedral de Si-
güenza. Lo cierto es que el análisis de la estereotomía, geometría y construcción de
todas ellas podría aportar datos interesantes para las hipótesis cronológicas de las
obras así como para la búsqueda de los maestros que las construyeron.
Las bóvedas de Santa María de Huerta y la bóveda Este de la nave de la catedral
de Cuenca presentan monteas y volumetrías similares. Ambas pertenecen a la tipolo-
gía definida por el arco central apuntado, al igual que las bóvedas conquenses del
presbiterio. En cambio las bóvedas de la catedral de Sigüenza pertenecen al grupo
definido por la geometría del arco central semicircular peraltado, que presenta una
desventaja con respecto a las monteas empleadas en las bóvedas de Cuenca y Santa
María de Huerta donde es posible estandarizar todos los arcos a partir de la curvatura
del ojivo. En la geometría seguntina siempre habrá un arco que no pueda estandari-
zarse, el nervio de través, por lo que para realizar la bóveda se necesitarán dos tipos
de cimbras en vez de una. Quizá este sea el motivo por el que solo encontramosun
ejemplo con la tipología del arco de través semicircular en nuestro país. El uso de los
arcos apuntados de la otra tipología, ya plenamente góticos, así como sus ventajas
constructivas, podrían indicar la evolución de la geometría hacia la completa estan-
darización de la bóveda.
Del análisis de las jarjas se extraen conclusiones interesantes. Por un lado se ha
relacionado siempre al maestro de las bóvedas del refectorio de Santa María de Huerta
con el que construyó las bóvedas sexpartitas de la Catedral de Sigüenza, debido a la
relación entre ambos lugares durante los siglos XII y XIII61, y además por tratarse de
estructuras góticas que se apoyan sobre fábricas románicas preexistentes, presentando
soluciones parecidas62. En cambio la comparación de los conocimientos constructivos
de los maestros de ambas obras nos remite a dos personas diferentes. El maestro de
Huerta es experimentado y controla a la perfección el sistema constructivo y estruc-
tural. Sus contrafuertes escalonados, cuyos aligeramientos presentan coincidencias
con la colocación de las jarjas63, son una muestra de ello; además de los detalles de
la estereotomía de las bóvedas, como sus enormes enjarjes de siete piezas. Por el con-
trario las bóvedas de Sigüenza no tienen jarjas sino dovelas colocadas unas al lado
de las otras, de forma independiente, y recortadas para encajarse en el espacio nece-
sario64. Este detalle constructivo no está bien resuelto, ya que el jarjamento crea un
sólido empotramiento de los nervios en el muro, favoreciendo la estabilidad de la
obra, por lo que su ejecución es siempre ventajosa65. Además las dovelas de las bó-
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vedas seguntinas tienen secciones con escasa esbeltez. La sección de las dovelas de
las bóvedas de Santa María de Huerta demuestra una calidad espectacular en su talla.
Este dato reafirmaría la tesis de la existencia de dos maestros diferentes en ambas
obras. En todo caso el maestro que participó en la catedral seguntina mostró una des-
treza especial para emplear abovedamientos góticos sobre las fábricas románicas,
adaptando hábilmente ambos sistemas. Las bóvedas de los brazos cruceros de la ca-
tedral de Sigüenza son las más grandes de España, tanto por la luz que cubren, 11,33
metros, como por la altura que alcanzan, aproximadamente 27 metros.
Lo mismo ocurre en la comparación con la catedral de Cuenca, en la que obser-
vamos unos enjarjes que demuestran la mano de un maestro diferente respecto a las
bóvedas seguntinas66.
Francisco Noguera opina que los detalles estilísticos, así como las secciones de
dovelas y ménsulas, delatan que el maestro de Huerta podría haber realizado previa-
mente las bóvedas del crucero de Cuenca67. Es cierto que los detalles formales y de-
corativos las relacionan, aunque estos pueden tratarse de influencias entre obras de
distintos maestros. Las proporciones del crucero de Cuenca son muy extrañas y poco
agraciadas. Además la enorme sección de sus nervios, tratándose de bóvedas tan pe-
queñas, está sobredimensionada. La inseguridad del arquitecto se demuestra también
en los muros de los nervios formeros, ciegos, por lo que los brazos del crucero son
bastante oscuros. La talla de las jarjas y las claves no están aún bien resueltas. En
cambio Santa María de Huerta es un espacio con una armonía especial, gracias a sus
proporciones y a la cantidad de luz que se filtra por sus ventanales. Sus bóvedas tienen
los mejores detalles de estereotomía del protogótico europeo. Las diferencias cons-
tructivas entre ambas obras parecen indicar la mano de dos maestros distintos, aunque
algunos detalles apuntan a que el maestro de las bóvedas conquenses conocía las bó-
vedas de Santa María de Huerta, que sin duda debieron ser uno de los referentes más
importantes del momento.
Las bóvedas de la nave principal de la catedral de Cuenca sí podrían haberse rea-
lizado por el mismo arquitecto que las del Monasterio de Santa María de Huerta. Las
claves presentan la misma solución, brazos rectos y cuñas en su unión con los nervios.
Las jarjas ya delatan un conocimiento similar en estereotomía. La sección de los ner-
vios es diferente pero estilizada, y su tamaño está en proporción al de las bóvedas, lo
que indica seguridad en el sistema constructivo. Francisco Noguera considera que se
trata de dos construcciones prácticamente coetáneas68, mientras que Gema Palomo
sitúa las bóvedas conquenses de la nave a finales del siglo XIII.
12. COMPARACIÓN CON LAS BÓVEDAS SEXPARTITAS FRANCESAS
Como ya hemos visto, las bóvedas de Cuenca que cubren el presbiterio y el primer
tramo al Este de la nave situado sobre el coro, pertenecen a la tipología de la catedral
de Bourges.
Otros muchos ejemplos de bóvedas francesas pertenecen al mismo tipo de geometría,
caracterizada por el arco central apuntado y ligeramente peraltado para alcanzar la altura
de la clave con la curvatura de los ojivos. Contamos aquí las bóvedas sexpartitas de las
catedrales de Laon, Sens y Lyon y la iglesia de Sainte Madeleine de Dijon.
Por otro lado, la bóveda Oeste de la nave, con su geometría de diagonales rebaja-
das, guarda relación con otro caso excepcional en Francia; las bóvedas de la iglesia
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de Sainte Madeleine de Troyes69. En este caso, los arcos ojivos además de ser carpa-
neles están peraltados sobre la línea de imposta del orden de 1,25 metros. A diferencia
de la catedral de Cuenca, su arco de través y sus perpiaños son de medio punto pe-
raltados, aproximadamente 1,75 metros sobre la línea de imposta. Todos sus arcos
están estandarizados, compartiendo la curvatura del tramo inferior del arco carpanel
de los ojivos. Aunque ambas geometrías son muy diferentes entre sí, por el momento
son las dos únicas que hemos encontrado en Europa con arcos rebajados en sus ner-
vios diagonales (figura 25).
Actualmente no podemos señalar ningún ejemplo francés semejante a las bóvedas
del crucero, ni por su proporción en planta, ni por la geometría apuntada de sus ner-
vios diagonales.
13. LA ESTEREOTOMÍA DE VICENTE LAMPÉREZ. COMPARACIÓN ENTRE LAS RECONS-
TRUCCIONES DE LAS CATEDRALES DE CUENCA Y SIGÜENZA
De todos es conocida la restauración que Don Vicente Lampérez y Romea llevó
a cabo a principios del siglo XX en la Catedral de Cuenca, posterior al derrumbe de
la Torre del Giraldo en 1902. Una de sus actuaciones más emblemáticas correspon-
dería al desmontaje de la fachada barroca70, siendo sustituida por una nueva fachada
neogótica desafortunada en diseño y proporciones. Los dos primeros tramos de bó-
vedas cuatripartitas que se levantan a continuación de la fachada principal son tam-
bién obra del arquitecto, y un ejemplo de su conocimiento y control sobre la
estereotomía gótica71. Si nos fijamos en la bóveda cuatripartita situada al Este (a con-
tinuación de la última bóveda sexpartita de la nave), podremos observar que presenta
diferencias notables entre su mitad oriental y occidental, no solo por su estado de
conservación sino también por la ejecución de la talla de sus piezas.
La parte orientada a poniente no se encuentra deteriorada ya que es de factura re-
ciente. El despiece de sus nervios está realizado con dovelas ligeramente curvas, bas-
tante grandes, de una longitud aproximada de 0.55 cm. La mitad Este de la bóveda
está formada por dovelas pequeñas, con aproximadamente 0.30 cm. de longitud, en
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Figura 25. Montea y modelo de la bóveda sexpartita de la iglesia de Sainte Madeleine de Troyes. (Dibujos
de la autora).
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peor estado de conservación. Ambas características nos muestran que la mitad occi-
dental de esta bóveda fuereconstruida por Vicente Lampérez, mientras la otra mitad
aún se mantiene original72. 
La estereotomía de las piezas elaboradas por Lampérez es de gran precisión. Es
curioso comprobar que sus dovelas, de mayor tamaño, son curvas, por lo que ha em-
pleado el baibel en su talla. En cambio las dovelas de la bóveda primitiva son de es-
casa longitud y rectas, talladas con escuadra y no con baibel, probablemente recibidas
con cuñas en el trasdós para formar la curvatura del arco73, siguiendo las técnicas que
hemos observado en las bóvedas sexpartitas de la catedral74.
Lampérez, buen conocedor de la estereotomía gótica, seguramente observó el des-
piece primitivo de los nervios de estas bóvedas aunque optó por el empleo de métodos
de talla propios del gótico más avanzado. La estereotomía de Lampérez nos permite
diferenciar muy bien ambas partes a simple vista, aunque los criterios de restauración
escogidos no responden a la intención de diferenciar entre las partes originales y las
reconstruidas sino a las tendencias violletianas del arquitecto, que se mostraba parti-
dario de la reconstrucción en estilo, llegando a la invención de diseños góticos, como
ocurre en la fachada de este mismo edificio.
Es interesante la comparación de este ejemplo con la reconstrucción de las bóvedas
sexpartitas de la catedral de Sigüenza por Antonio Labrada Chércoles75 en los años
40 del siglo XX76. De las tres bóvedas sexpartitas de la catedral, son nuevas tanto la
bóveda del crucero Norte como la mitad Este de la bóveda del presbiterio77.También
fue reconstruida en su totalidad la bóveda del cimborrio aunque en este caso reali-
zando un diseño nuevo que jamás había existido en la catedral seguntina, siguiendo
el modelo del crucero de la catedral de Laon78. Contrariamente a lo que vemos en
Cuenca, la estereotomía de estas bóvedas responde a los criterios de talla originales,
es decir, pequeñas dovelas cortas y rectas79. Al estudiar la montea de las bóvedas sex-
partitas reconstruidas en comparación con la de la bóveda del crucero sur original,
comprobamos que Labrada no respeta la geometría original de los arcos80 (figura 21
izquierda y figura 26 derecha). Probablemente el arquitecto reconstruye las bóvedas
atendiendo a la cota de la clave central y a la diferencia de altura que tenía ésta res-
pecto de las claves de los demás arcos81. La bóveda original está algo deformada,
tanto en planta, con su clave claramente descentrada, como en altura, con sus nervios
diagonales ligeramente apuntados. Por ello los nervios ojivos de Labrada no son arcos
de medio punto y el nervio de través deja de ser un arco de medio punto peraltado,
transformándose en un arco apuntado bastante peraltado, aunque en menor grado res-
pecto al original. En ambos casos se conservaron las primeras dovelas de cada nervio,
aunque no hasta la altura en la que terminaban los peraltes. Labrada no eleva el peralte
hasta su posición original, casi 2 metros y medio como en el crucero sur, sino que a
partir de estas primeras piezas tiende arcos apuntados. Las monteas presentan una
geometría que nada tiene que ver con la original, de arcos semicirculares muy peral-
tados, sino que se encuentra a mitad de camino entre la tipología del arco de través
apuntado y el semicircular. El resultado es una geometría poco definida, que además
ha perdido la estandarización existente entre los nervios. Estos detalles delatan un
escaso conocimiento de la geometría de las monteas góticas por Antonio Labrada,
que se limitó a copiar la forma de los arcos de la bóveda ya deformada.
Los criterios de restauración empleados en Cuenca y Sigüenza son completamente
distintos. Antonio Labrada, probablemente siguiendo las influencias de Leopoldo To-
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LA EVOLUCIÓN DE LA ESTEREOTOMÍA GÓTICA.
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rres Balbás, primer arquitecto restaurador de la catedral de Sigüenza82, intenta repro-
ducir en lo posible el sistema constructivo original83. Las bóvedas de Lampérez de-
muestran su enorme conocimiento de las técnicas de construcción góticas y su
intención de reconstrucción en estilo, sin respetar las técnicas originales. Por el con-
trario Labrada abandona el criterio “científico-pragmático” de Torres Balbás recons-
truyendo las decoraciones perdidas con motivos decorativos nuevos, extraídos del
diseño de las partes conservadas84. Vicente Lampérez deja sin tallar los capiteles de
las columnas de apoyo de las dos nuevas bóvedas cuatripartitas, lo que permite dife-
renciarlas de las tallas originales. 
14. CONCLUSIONES
La Catedral de Cuenca es uno de los ejemplos de bóvedas sexpartitas más impor-
tantes de nuestro país, por la singularidad de algunas de ellas y por ser el único edi-
ficio en España cuya planta de cruz latina se cubre enteramente con esta tipología.
Dentro de las bóvedas sexpartitas europeas podemos destacar dos tipologías, de-
pendiendo de la geometría que presentan sus arcos de través, cada una de ellas repre-
sentada por una de las catedrales francesas de mayor relevancia. La tipología que
presenta la Catedral de Notre Dame de Paris se caracteriza porque su arco central es
de medio punto muy peraltado, cerca de 2 metros y medio, sobre la línea de imposta.
En esta tipología, suelen encontrarse estandarizados todos sus arcos excepto el de
través. En cambio en la tipología de la catedral de Bourges, este arco central es un
arco apuntado, ligeramente peraltado, alrededor de 0.30 metros. En este caso todos
los arcos, incluido el de través, se encuentran estandarizados. En ambas tipologías
sus nervios diagonales son siempre arcos de medio punto con sus centros en la línea
de imposta.
La catedral de Cuenca presenta tres tipos de sexpartitas distintas según su geome-
tría. Las bóvedas que cubren el presbiterio así como la del tramo Este de la nave prin-
cipal pertenecen al grupo definido por la catedral de Bourges. Tanto las bóvedas que
cubren el crucero como la del tramo occidental de la nave principal, no pueden en-
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Figura 26. Monteas actuales de las dos bóvedas del crucero de la Catedral de Sigüenza. A la izquierda la
montea de la bóveda original, en el crucero Sur. A la derecha, la bóveda del crucero Norte, reconstruida
por Antonio Labrada (dibujos de la autora).
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marcarse en esta clasificación, ya que presentan una geometría de los nervios ojivos
poco usual, apuntada en el primer caso y rebajada en el segundo. 
Las bóvedas conquenses reflejan la evolución de la estereotomía a lo largo del siglo
XIII. Los conocimientos que muestran los distintos maestros aportan una información
muy valiosa, que permite relacionar esta construcción con otras estructuras del mismo
tipo. Las secciones de los nervios así como las jarjas adquieren a medida que se des-
arrolla la estereotomía, una proporción y tamaño acordes con las dimensiones de la
bóveda, así como una mayor sofisticación en su talla a través de la geometría.
Se han comparado los resultados con otras bóvedas sexpartitas españolas, como
las del Monasterio de Santa María de Huerta en Soria y las de la Catedral de Sigüenza,
entre otras. El conocimiento del maestro cantero queda reflejado especialmente en la
talla de sus jarjas, por ser este uno de los elementos de mayor complejidad construc-
tiva. Las jarjas del presbiterio y crucero de Cuenca demuestran un conocimiento de
estereotomía incipiente y aun limitado. Sin embargo el maestro cantero que diseña los
enjarjes de las bóvedas del coro es un arquitecto experimentado. Los enjarjes de las
bóvedas del refectorio gótico del Monasterio de Santa María de Huerta constituyen
uno de los mejores ejemplos de estereotomía de nuestro país. Fueron realizados en la
primera mitad del siglo XIII. El maestro de las sexpartitas del cenobio tiene un cono-
cimiento y control de la geometría muy notables. Por ello sedescarta que se trate del
mismo maestro que construyó el presbiterio o el crucero de la catedral de Cuenca. Las
bóvedas que cubren el presbiterio conquense son probablemente anteriores, y las del
crucero prácticamente coetáneas. La diferencia en la talla es tan grande que se descarta
incluso que se tratase de un mismo maestro cantero que hubiese construido primero
las bóvedas conquenses para realizar posteriormente las bóvedas del monasterio,
siendo ya en ese momento un maestro experimentado. En todo caso la gran similitud
entre ambos estilos si implicaría que el maestro conquense conocía las bóvedas del
cenobio, sin duda célebres en su época, lo que le llevaría a copiar ciertos detalles.
La construcción de las sexpartitas de la catedral de Sigüenza delata la mano de un
maestro cantero menos experimentado, aunque demuestra mayor seguridad que el
que ejecutó las bóvedas conquenses, ya que realizó las estructuras sexpartitas de
mayor tamaño de nuestro país, abriendo grandes ventanales en todo su perímetro. La
diferencia entre los brazos cruceros de ambas catedrales es notable, ya que en Cuenca
los muros laterales son ciegos y los nervios están sobredimensionados a pesar de tra-
tarse de bóvedas mucho más pequeñas. En la catedral de Ávila los nervios no están
estandarizados, teniendo una geometría aun plenamente románica. Las jarjas en este
caso se resuelven como en la catedral seguntina, sin piezas de enjarje, con cortes en
las dovelas aunque su disposición delata una menor planificación que en la catedral
seguntina y por tanto peores resultados. Estas bóvedas son estructuras góticas con
geometrías románicas propias del siglo XII.
Las bóvedas de la nave principal conquense son similares a las de Santa María de
Huerta, lo que se refleja en la talla de sus jarjas y claves, además de en su forma y
geometría, aunque se han considerado tradicionalmente posteriores por su decoración.
Podría tratarse del mismo maestro, o en todo caso un arquitecto que no solo conocía
las bóvedas del cenobio sino que sabía perfectamente cuales eran los conocimientos
necesarios para tallar estos encuentros.
Una de las características más importantes de estas construcciones protogóticas
es la talla con escuadra. Aun no se emplea el baibel para la ejecución de las dovelas,
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por lo que todas las piezas son rectas, sin curvatura. Posteriormente aparecerá el uso
del baibel, y las dovelas de los nervios serán de mayor tamaño, y se tallaran con la
curvatura del arco. Esta herramienta será imprescindible en la cantería tardogótica.
Esta cuestión nos plantea una pregunta interesante; ¿en qué momento se comenzó a
utilizar el baibel en la estereotomía gótica?
Estas estructuras muestran el constante intento de simplificar la construcción al
máximo, realizando todos los nervios de la bóveda a partir de la misma curvatura.
Para ello se peraltan los nervios ligeramente cuando es necesario, empleando la cur-
vatura de los arcos ojivos. 
Por último se han puesto en relación las dos metodologías constructivas y los cri-
terios de restauración llevados a cabo en dos de las reconstrucciones más importantes
realizadas recientemente sobre catedrales góticas; las restauraciones de Don Vicente
Lampérez y Romea en la catedral conquense y las de Antonio Labrada Chércoles en
la catedral de Sigüenza. Ambas experiencias se realizaron a partir de criterios restau-
radores y constructivos distintos.
15. AGRADECIMIENTOS
En primer lugar doy las gracias a D. Antonio Chacón, director del Archivo Cate-
dralicio, que me ha ofrecido la posibilidad de publicar aquí los resultados de mi in-
vestigación.
Mi agradecimiento más sincero al Ilustrísimo Cabildo de Cuenca, y especialmente
a D. Miguel Ángel Albares Albares, por facilitarme en todo momento mi acceso al edi-
ficio y la realización de las mediciones. Del mismo modo, quería agradecer a todo el
personal que trabaja en la Catedral, Javier Triguero, Conchi, José, Ana, su ayuda y pa-
ciencia, ya que los días de medición en la Catedral han sido muchos y muy largos.
Este trabajo forma parte de mi tesis doctoral, actualmente en curso. Por ello quiero
agradecer a mi director de tesis, el arquitecto José Carlos Palacios Gonzalo, su inesti-
mable ayuda en mi conocimiento de las bóvedas de crucería, así como mi participación
como profesora ayudante en el Taller de Construcción Gótica durante el curso académico
2012-2013, asignatura del Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónica
de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica de
Madrid). En este taller he tenido la oportunidad de experimentar el enorme esfuerzo y
la enorme cantidad de conocimientos necesarios para poder llevar a cabo una de las es-
tructuras más increíbles creadas por el ser humano, las bóvedas góticas.
1 VIOLLET-LE-DUC, E., La construcción medieval, Madrid: Instituto Juan de Herrera, 1996, p. 87.
2 CHOISY, A., Histoire de l’Architecture, France: Bibliothèque de l’Image, 1996, p. 237-238. 
3 Se ha experimentado la dificultad que supone la construcción de estas plementerías en el Taller de Construcción
Gótica de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Universidad Politécnica de Madrid.
4 VIOLLET-LE-DUC, E., La construcción …, p. 33-34.
5 MAIRA VIDAL, R., “La Catedral de Cuenca: diferentes tipologías de la bóveda sexpartita”. Actas del Octavo Con-
greso Nacional de Historia de la Construcción. Vol. II, Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2013, p. 591-600.
6 Esta investigación forma parte de mi tesis doctoral titulada “Bóvedas sexpartitas. Los orígenes del gótico.”, actual-
mente en curso. El ámbito de investigación escogido incluye otros países europeos además de España, como son
Francia, Inglaterra, Suiza, Alemania e Italia, entre otros. Próximamente se publicarán las actas del Deuxième Congrès
Francophone d’histoire de la Construction, celebrado en Lyon en enero de 2014, donde hemos podido presentar los
resultados obtenidos de la comparación de las bóvedas sexpartitas españolas y francesas.
LBSC, 6 (2013) pp. 61-91, ISSN: 1888-9530 87
ROCÍO MAIRA VIDAL
LA EVOLUCIÓN DE LA ESTEREOTOMÍA GÓTICA.
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7 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La Catedral de Cuenca en el contexto de las grandes canterías catedralicias Cas-
tellanas en la Baja Edad Media. Tomos I y II, Cuenca: Publicaciones de la Diputación provincial de Cuenca, 2002,
p. 1: 134-160, 2: 220-226.
8 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La Catedral de Cuenca en el contexto de las grandes canterías catedralicias Cas-
tellanas…
9 Ver: MUÑOZ GARCÍA, M., “Interpretación arqueológica de una catedral gótica”, en La Catedral de Santa María
de Cuenca. Tres décadas de intervenciones para su conservación, Madrid: Fundación ACS, 2009, pp. 95-104.
10 NOGUERA CAMPILLO, F., “La Historia no escrita de la Catedral de Cuenca. La construcción (y destrucción) de
su brazo mayor”. Lope de Barrientos, Seminario de Cultura, 4, 2011, pp. 163-202.
11 Este arquitecto, según Francisco Noguera, llegaría a Cuenca coincidiendo con la toma de posesión del obispo Lope.
Este investigador señala que “muchos aspectos de su estilo son arcaicos y demodé para la época”. NOGUERA CAM-
PILLO, F., “La Historia no escrita ...
12 Con el sistema de medición elegido se obtienen levantamientos muy precisos, con un error máximo inapreciable
de 1,9 cm en la unión de los diferentes días de medición.
13 PALACIOS, GONZALO, J.C., La cantería medieval. La construcción de la bóveda gótica española, Madrid: Mu-
nilla-Lería, 2009, p. 97.
14 GÓMEZ MARTÍNEZ, J., El gótico español de la Edad Moderna: bóvedas de crucería, Valladolid: Secretariado
de Publicaciones e Intercambio Científico, Universidad de Valladolid, 1998.
15 Todos los dibujos de esta publicación se han hecho a partir de las mediciones topográficas realizadas. Las monteas
dibujadas son las hipótesis del diseño inicial del arquitecto paraconstruir las bóvedas. Una vez analizados los datos
reales de la medición y teniendo en cuenta las distorsiones de la geometría debidas a las deformaciones de la estruc-
tura, se plantean las hipótesis de diseño y los dibujos. Las mediciones de las bóvedas francesas se han realizado con
fotogrametría. Las catedrales de Bourges y Notre Dame de Paris se han podido constatar además con mediciones re-
alizadas con escáner láser (cortesía de Gaël Hamon; Art Graphique & Patrimoine).
16 Además los perpiaños son arcos apuntados, ligeramente peraltados o no, dependiendo de si alcanzan la altura de
la clave central o quedan más bajos que ésta. Los nervios formeros pueden ser arcos de medio punto o apuntados in-
distintamente, aunque siempre peraltados.
17 Consultar MAIRA VIDAL, R., «La Catedral de Cuenca: diferentes tipologías… En este artículo se publicaron los
resultados de las diferentes geometrías de las bóvedas de la catedral de Cuenca. En esta ocasión se compararon los
datos con el modelo de bóveda sexpartita que dibujó Viollet Le Duc en sus escritos. En el artículo mencionado se
hablaba de cuatro tipos de bóvedas sexpartitas distintas en la catedral, ya que la clasificación tenía en cuenta no solo
la geometría de sus arcos sino también las diferencias en su volumetría. En el presente artículo por el contrario, se
van a clasificar las bóvedas conquenses atendiendo solamente a su geometría, para poder compararlas con los ejem-
plos europeos estudiados, y de esa forma poder incluirlos en la clasificación general que hemos elaborado para estas
bóvedas. Posteriormente se señalarán las diferencias en la volumetría general de cada una de ellas, que dependen no
solo de la geometría de sus arcos, sino también de la altura que alcanzan sus claves, de los rampantes e incluso de la
forma de sus plementerías.
18 Aunque estas bóvedas pertenezcan a la misma tipología, se diferencian entre sí por pequeños detalles en sus mon-
teas, como son sus arcos formeros, de medio punto en las bóvedas del presbiterio y apuntados en la del coro. En
ambos casos los nervios perpiaños son apuntados, en cambio en las bóvedas del presbiterio alcanzan la misma altura
que la clave central, por lo que en este caso están ligeramente peraltados.
19 Las claves de las bóvedas del crucero se encuentran aproximadamente 40 centímetros por encima de la altura que
alcanzan las demás claves de las bóvedas sexpartitas de la catedral. Esta diferencia es despreciable en una construcción
medieval de estas dimensiones.
20 Una vez estudiados varios ejemplos de bóvedas sexpartitas tanto en España como en Francia podemos afirmar que
son bóvedas que cubren tramos cuadrados o ligeramente rectangulares con una proporción de 8/7.
21 LAMBERT, E., El arte gótico en España, Madrid: Editorial Cátedra, 1985, p. 163. 
22 En la Catedral de Sigüenza, los dos brazos del crucero están cubiertos por una sola bóveda sexpartita cada uno. Su
proporción en planta es 8/7, siendo su lado mayor el que corresponde a los arcos formeros.
23 La bóveda Oeste tiene su perpiaño Oeste a la misma altura que la clave. El arco perpiaño Este, que la separa de la
otra bóveda sexpartita de la nave, se encuentra en una posición intermedia, está más alto que la clave pero más bajo
que la altura que alcanza el otro arco perpiaño de la bóveda Este de la nave.
24 Podría deberse a motivos económicos, aunque la bajada de 1 metro en la altura de los muros perimetrales así como
de la propia bóveda no parece ser una cantidad tan considerable. Especialmente si se trata ya de los últimos tramos
abovedados de la catedral.
25 NAVASCUÉS PALACIO, P., “Lampérez y la Catedral de Cuenca”, en La Catedral de Santa María de Cuenca.
Tres décadas de intervenciones para su conservación, Madrid: Fundación ACS, 2009, pp. 85-94.
26 NOGUERA CAMPILLO, F., “La Historia no escrita ...
27 Aunque los pilares de apoyo son distintos en cada tramo, sus diferencias en la nave mayor no corresponden siempre
al empleo de los arcos de través y por tanto a motivos estructurales por el menor empuje en estos puntos, sino a cam-
bios en la propia configuración interior, quizá debidas a los diferentes maestros canteros que pasaron por la catedral.
LBSC, 6 (2013) pp. 61-91, ISSN: 1888-953088
ROCÍO MAIRA VIDAL
LA EVOLUCIÓN DE LA ESTEREOTOMÍA GÓTICA.
Seminario.qxp:Maquetación 1 15/12/14 18:09 Página 88
NOGUERA CAMPILLO, F., “La Historia no escrita ...
28 En la catedral de Ávila el sistema de arriostramiento de la bóveda sexpartita de la cabecera es bastante posterior.
En origen solo tenía contrafuertes, pero no arbotantes, que datan del siglo XV. PRADILLO, M.A., La Catedral de
Ávila: Evolución constructiva y análisis estructural. Tesis inédita. Universidad Politécnica de Madrid: 2011.
29 Las monteas se han realizado a partir del intradós de los arcos. En las bóvedas sexpartitas, las curvaturas de los
nervios formeros son siempre distintas a las demás. También su sección es siempre diferente.
30 La estandarización detectada en las bóvedas sexpartitas se realiza siempre de la misma forma, a partir de la curvatura
de las diagonales peraltando ligeramente los arcos de través y en su caso los perpiaños. En las bóvedas sexpartitas
pertenecientes a la tipología del arco de través de medio punto, todos los arcos están estandarizados, excepto estos
arcos centrales, ya que al encontrarse muy peraltados (más de dos metros) no pueden emplear las curvaturas de los
ojivos. En la tipología del arco de través apuntado, todos los arcos pueden estandarizarse con la curvatura de las dia-
gonales, tan solo sería necesario peraltar ligeramente los nervios de través. 
31 En la asignatura de Taller de Construcción Gótica dirigida por el profesor José Carlos Palacios Gonzalo, en la Es-
cuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica de Madrid) hemos realizado durante el
curso académico 2012-2013 una maqueta a escala 1/3 de las bóvedas sexpartitas del Monasterio de Santa María de
Huerta en Soria. Esta asignatura nos permite tallar y construir la bóveda siguiendo los métodos de construcción me-
dievales para poder enfrentarnos a los retos que supondrían la construcción de este tipo de estructuras. Se trata de
acercarse al conocimiento técnico de los edificios históricos a través del conocimiento empírico, es decir, de su cons-
trucción. Este camino tiene dos vertientes, en primer lugar el de la investigación, convencidos de que solamente a
través de la construcción se puede llegar a un conocimiento profundo de los recursos tecnológicos de los edificios
del pasado y, por otra parte, la pedagógica, es decir la transmisión del conocimiento a las nuevas generaciones de
forma activa. La construcción de esta bóveda sexpartita se realizó con los resultados obtenidos dentro de mi tesis
doctoral a partir del análisis de las mediciones realizadas en el refectorio.
32 Las del monasterio de Santa María de Huerta en Soria constituyen un caso único, ya que los arranques se hacen
con jarjas que unen el arco de través y los dos formeros. La talla de estas piezas es complicada y de gran calidad.
33 Las jarjas de unión de la bóveda sexpartita del presbiterio con la del altar mayor no se ha podido estudiar, ya que
el despiece está oculto por la gruesa capa de yeso perteneciente a las decoraciones barrocas de Ventura Rodríguez.
Las jarjas de unión de la bóveda sexpartita Oeste de la nave principal con la bóveda cuatripartita que hay a continua-
ción se han medido, pudiéndose comprobar que se trata de dos piezas de jarja superpuestas, de entre 45 y 37 cm de
altura, que engloban los dos ojivos y el perpiaño que separa ambas bóvedas.
34 Posteriormente, en el tardogótico, las dovelas son mucho mayores, siendo piezas curvas, talladas con el baibel a
partir de la curvatura de sus nervios.
35 VIOLLET-LE-DUC, E., La construcción medieval…, p. 49.
36 Estas dovelas han sido recubiertas parcialmente con morteros en algunos nervios, perdiendo su sección original,
probablemente para reforzar las zonas más esbeltas. Podría deberse a la presencia de agrietamientos.

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