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Revista de Investigación Clínica / Vol. 60, Núm. 4 / Julio-Agosto, 2008 / pp 321-331
Conceptos actuales sobre la
fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática
Aldo Torre*
* Departamento de Gastroenterología. Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán
FORO CLÍNICO
CASO CLÍNICO
Masculino de 64 años con diagnóstico de cirrosis
hepática por virus de hepatitis C establecido hace
cinco años. Acude regularmente a sus consultas de
seguimiento cada seis meses. En su última cita un
mes previo a su ingreso al Servicio de Urgencias
contaba con los siguientes estudios: Endoscopia con
evidencia de dos paquetes variceales grandes sin da-
tos de mal pronóstico, los cuales fueron ligados. Ul-
trasonido hepático sin evidencia de lesiones focales y
con escaso líquido de ascitis. Hemoglobina en 12.3 g/dL,
leucocitos en 4,300 k/dL, plaquetas 100,000 k/dL, so-
dio en 133 mEq/dL, potasio 4.2 mEq/dL, albúmina
3.5 g/dL, aspartato-aminotransferasa 75 UI/L, ala-
nin-aminotransferasa 80 UI/L, gamaglutamil-trans-
peptidasa 123 UI/L, fosfatasa alcalina 99 UI/L, y
tiempo de protrombina de 14 segundos sobre control
de 12 segundos.
Es traído al Servicio de Urgencias por sus fami-
liares debido a que lo encuentran con somnolencia
excesiva e inversión del ciclo sueño vigilia. Al interro-
gatorio dirigido se descarta ingesta de alcohol, uso de
medicamentos psicotrópicos, remedios herbales, mo-
dificaciones dietéticas o infecciones recientes.
A la exploración física presentó presión arterial
media de 70 mmHg, frecuencia cardiaca en 62 lati-
dos por minuto, frecuencia respiratoria 18 por minu-
to y temperatura de 37 ºC. La mucosa oral se
encontró parcialmente hidratada, cardiopulmonar
sin compromiso, con abdomen globoso a expensas de
líquido de ascitis, sin rebote y con peristalsis nor-
mal. En las extremidades era evidente la marcada
hipotrofia y desgaste muscular, con reflejos osteo-
tendinosos aún conservados. A la exploración neu-
rológica se encontró un paciente orientado en perso-
na y lugar, con desorientación en tiempo, sin
compromiso de pares craneales, alteraciones moto-
ras o sensitivas. Asterixis (xx) y rueda dentada posi-
tiva.
Se descartó totalmente cuadro infeccioso y la pa-
racentesis diagnóstica mostró 50 PMN con cultivo
negativo. Dentro de sus laboratorios iniciales sobre-
salió una hemoglobina de 10.1 g/dL, sodio en 130
mEq/lt, creatinina en 1.3 mg/dL, albúmina en 2.9 g/dL,
con sodio urinario de 10 mEq/lt y TP 16/13 se-
gundos. Resto de estudios dentro de parámetros
normales.
Ante dicha situación se inició L-ornitina L-aspar-
tato 3 g VO cada 8 h, espironolactona 50 mg VO
c/24 h, sulfato de cinc 600 mg VO c/24 h y se res-
tringieron los líquidos a 1,200 mL al día. La evolu-
ción fue favorable con normalización del estado
neurológico, decidiendo egreso y seguimiento en la
consulta.
INTRODUCCIÓN
La encefalopatía hepática (EH) es una complica-
ción neuropsiquiátrica potencialmente reversible
que se observa en pacientes con insuficiencia hepáti-
ca (aguda o crónica) y/o derivación portosisté-
mica.1,2 Alrededor de 28% de los pacientes con
insuficiencia hepática crónica o cirrosis desarrolla-
rán EH durante el transcurso de su enfermedad3 y
logran identificarse alteraciones neuropsiquiátricas
subclínicas hasta en 84%.4 Esta alta prevalencia,
aunada a la creciente incidencia de enfermedades he-
Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331322
páticas crónicas (i.e. hepatocarcinoma, esteatosis
hepática no alcohólica) y a la mayor sobrevida aso-
ciada a terapéutica más eficiente, hacen suponer que
la EH pueda llegar a convertirse en un problema fre-
cuente en la práctica clínica y que, por lo tanto,
deba ser del conocimiento de todo médico. En Méxi-
co, un análisis sobre la tendencia de las enfermeda-
des hepáticas ha previsto que hacia el año 2020
existirán ~1.5 millones de casos de hepatopatía cró-
nica que serán susceptibles a padecer EH. El conoci-
miento preciso de los fundamentos fisiopatológicos
de la EH permitirá mejores abordajes preventivos y
terapéuticos.
CLASIFICACIÓN
La EH se clasifica en tres tipos:
1. Tipo A: Cuando sucede en pacientes con insufi-
ciencia hepática aguda.
2. Tipo B: Cuando aparece en pacientes con comuni-
caciones (bypass) porto-sistémicas y sin enferme-
dad hepática.
3. Tipo C: Cuando la EH ocurre en pacientes con ci-
rrosis hepática, independientemente de la presen-
cia de alguna derivación porto-sistémica.5 La tipo
C, que es la más común, incluye a los pacientes
con EH mínima.
El término encefalopatía hepática mínima (EHM)
se refiere a los cambios sutiles en la función cogniti-
va, patrones electroencefalográficos, así como a las
alteraciones a nivel de homeostasis de neurotrans-
misores cerebrales, flujo sanguíneo cerebral, meta-
bolismo y equilibrio de los fluidos plasmáticos que se
observan en pacientes con cirrosis, aun cuando no
exista una evidencia clínica de encefalopatía hepáti-
ca (EH). La ausencia clínica de EH es el punto clave
en el diagnóstico de EHM y puede ser determinada
mediante una valoración detallada de la historia del
paciente, así como una valoración completa del esta-
do de conciencia, cognitivo y de la función motora.
Las características neurofisiológicas de la EHM par-
ten de un desorden de la función ejecutiva, particu-
larmente de la función selectiva y velocidad
psicomotora; sin embargo, otras anormalidades tam-
bién pueden observarse.4
PRESENTACIÓN CLÍNICA
La presentación clínica de la EH es diversa e in-
cluye principalmente alteraciones a nivel de la con-
ciencia, comportamiento, funciones cognoscitivas y
de coordinación neuromuscular; que pueden tener
un curso oscilante con exacerbaciones y remisiones
de rápida evolución. Existen cambios sutiles en la
personalidad, comportamiento inusual, inversión
del ciclo sueño-vigilia, disfunción en la memoria,
desorientación y confusión, llegando hasta letargia,
estupor y coma. Los cambios en la personalidad
pueden ser tenues y sólo evidentes a los familiares
o amigos del paciente. En lo referente al deterioro
neuromuscular, lo más característico es un temblor
en aleteo también conocido como asterixis y tam-
bién pueden ocurrir alteraciones en los reflejos de
estiramiento muscular y manifestaciones compati-
bles con daño a la vía extrapiramidal o parkinso-
nianos.1,6,7
FISIOPATOLOGÍA
Hiperamonemia
El papel patogénico del amonio en la EH se ha
consolidado; las evidencias acumuladas se basan en
la concentración de amonio en sangre arterial que
aparece frecuentemente elevada en pacientes con di-
ferentes grados de EH, encontrando en algunos es-
tudios correlación entre los niveles de amonio y
gravedad de la EH.8 Por otro lado, en más de la mi-
tad de los pacientes cirróticos sin EH se encuentra
hiperamonemia, siendo explicadas estas discrepan-
cias por dos motivos:
1. Factores que influyen en la determinación de la
amoniemia como tabaquismo, cifras altas de
GGT, uso de diuréticos, hipopotasemia, pH uri-
nario y pH sanguíneo, junto con el tiempo que
transcurre desde la extracción de la muestra has-
ta la determinación.9
2. Factores que modulan la extracción cerebral de
amonio y su neurotoxicidad (ej. permeabilidad
de la barrera hematoencefálica, tiempo de contac-
to del flujo sanguíneo con la barrera hematoen-
cefálica, saturación de glutamina sintetasa a nivel
astrocitario, edema astrocitario de bajo grado).
El 11-20%10 del amonio circulante pasa al cerebro
a través de la BHE. La concentración de amonio en
el cerebro suele ser el doble que en sangre en contro-
les sanos, mientras que en pacientes con cirrosis, el
cociente amonio cerebral/amonio plasmático está au-
mentado, siendo de aproximadamente cuatro veces
superior el amonio en cerebro.11 El paso del amonio
desde la sangre hasta el cerebro a través de la BHE
depende de:
323Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331
• pH,estando aumentado en situaciones de alcalosis.
• Flujo cerebral, de forma que cuando éste dismi-
nuye se produce un mayor tiempo de contacto y
una mayor difusión.
• Permeabilidad de la BHE.
Por otro lado, en estudios neuropatológicos se ha
detectado la presencia de astrocitosis tipo II (tipo Al-
zheimer), tanto en cerebros de pacientes con EH tipo
C,12 como en cultivos de astrocitos expuestos a amo-
nio.13 Se acepta que la hiperamonemia cerebral indu-
ce cambios estructurales en el astrocito, de forma
que éste adquiere la morfología característica de los
astrocitos Alzheimer tipo II, los cuales se caracteri-
zan por un núcleo pálido, con nucleolo prominente y
cromatina rechazada.
La hiperamonemia está implicada en la sobre-
expresión de genes como la acuaporina IV, en el
aumento en la permeabilidad mitocondrial, sobre-
expresión de los receptores periféricos de benzo-
diacepinas y disminución en la expresión de la
proteína ácida fibrilar glial, elementos todos ellos
implicados en el desarrollo de edema cerebral de
bajo grado (Cuadro 1). Por último, ciertos compo-
nentes de la respuesta inflamatoria sistémica
como factor de necrosis tumoral, IL-6, e IL 1-β
pueden potenciar el efecto neurotóxico del amo-
nio,14 pudiendo también la hiperamonemia inducir
la síntesis de óxido nítrico intraneuronal que, a
su vez, puede bloquear la única vía de detoxifica-
ción del amonio a nivel astrocitario y perpetuar su
efecto tóxico.15
Amoniagénesis
El metabolismo del amonio depende de tres reac-
ciones metabólicas: el ciclo de la urea, que permite
la eliminación del amonio mediante la síntesis de
urea, la síntesis de glutamina por acción de la glu-
tamina sintetasa, y la deaminación de la glutami-
na por la actividad de la glutaminasa intestinal.
La fuente principal del amonio es el intestino del-
gado. Inicialmente se aceptaba que la mayor parte
del amonio se producía a partir del desdoblamiento
de productos nitrogenados a través de las bacte-
rias colónicas.16 Actualmente se sabe que el amo-
nio se genera básicamente en el intestino delgado
y es producido a partir de la deaminación de la
glutamina, siendo el colon responsable de 10 a
15% del amonio generado.17 La enzima fundamen-
tal en el desdoblamiento de la glutamina es la glu-
taminasa mitocondrial fosfato-dependiente. Esta
enzima se encuentra elevada cuatro veces en los
pacientes con cirrosis hepática en comparación
con sujetos sanos, situación favorecida por la hi-
perglucagonemia generada principalmente en la
circulación esplácnica y los corto-circuitos porto-
sistémicos,18 correlacionando los niveles enzimáti-
cos con la presencia de encefalopatía hepática
mínima (EHM).19
El amonio producido en el intestino alcanza el hí-
gado por vía portal y es detoxificado mediante el ci-
clo de la urea, cuyas enzimas se localizan en los
hepatocitos periportales. Es la vía metabólica más
eficaz, ya que retira más de 80% del amonio portal y
no consume energía. En caso necesario, el amonio es
metabolizado hacia la síntesis de la glutamina me-
diante la actividad de la glutamina-sintetasa locali-
zada en los hepatocitos pericentrales. En la cirrosis
hepática la capacidad de síntesis de urea disminuye
en forma paralela a la función hepática, situación
ante la cual el músculo juega un papel fundamental
en la detoxificación del amonio, siendo incluso una
vía más eficaz que el hígado, liberando el músculo
poca glutamina, extrayendo la mayor parte del amo-
nio arterial y permaneciendo como reserva de amonio
no tóxico.20
El riñón posee, al igual que el intestino, actividad
glutaminasa, por lo que produce amonio derivado de
la deaminación de la glutamina. En condiciones nor-
males un tercio de este amonio es eliminado por la
orina, mientras que los restantes dos tercios pasan
a la circulación sistémica. En situaciones de hipera-
monemia el cociente se invierte. La amoniagénesis
renal producida básicamente por la deaminación de
la glutamina en el túbulo proximal, depende de la
actividad de glutaminasa, de la concentración de
glutamina en el túbulo proximal y del flujo lumi-
nal.21 Así también, el metabolismo del amonio y la
glutamina a nivel renal parece estar regulado por el
equilibrio ácido-base, flujo renal y niveles plasmáti-
cos de angiotensina II,22 de manera que las altera-
ciones hemodinámicas del síndrome de hipertensión
Cuadro 1. Efectos de la hiperamonemia.
• Disminución en la expresión de la proteína ácida fibrilar glial.
• Aumento en la permeabilidad mitocondrial.
• Sobre-expresión de RPBZ.
• Síntesis de neuroesteroides.
• Modulación del receptor GABA.
• Disminución en la captación glutaminérgica sináptica.
• Incremento en glutamina cerebral.
• Incremento en la síntesis de ON.
• Sobre-expresión de acuaporina IV.
Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331324
portal están implicadas en la amoniagénesis renal y
por ello en la EH (Figura 1).
A nivel cerebral la principal ruta de detoxificación
del amonio es mediante la incorporación de glutama-
to para formar glutamina, reacción catalizada por la
glutamina sintetasa, localizada exclusivamente en
los astrocitos,23 mientras que un pequeño porcentaje
de amonio es metabolizado por vía de la aminación
reductiva del 2-oxoglutarato a glutamato. La acu-
mulación de amonio en el cerebro provoca una serie
de cambios neuroquímicos que son responsables, al
menos en parte, de las alteraciones neuropsiquiátri-
cas presentes en la EH.
Manganeso
El manganeso es un elemento cuyos niveles se in-
crementan en pacientes con cirrosis y derivación por-
tosistémica y está involucrado en la fisiopatología de
la EH. Su depósito en los ganglios basales es respon-
sable de la aparición de una señal hiperintensa en la
fase T1 de la IRM cerebral y se ha asociado al desa-
rrollo de signos extrapiramidales en pacientes con ci-
rrosis hepática. Se sabe que el manganeso afecta la
neurotransmisión al generar alteraciones en el trans-
porte neuronal de glutamato y menor remoción por
los astrocitos,24,25 por lo que, dada su neurotoxicidad,
parece ser también responsable de una parte del es-
pectro de manifestaciones clínicas en la EH.
Respuesta inflamatoria sistémica (RIS)
La existencia de respuesta inflamatoria sistémica
provoca un empeoramiento de la EH. La RIS se ca-
Figura 1. Fisiopatología de la
detoxificación del amonio en el
cirrótico.
racteriza por la presencia de al menos dos de los si-
guientes parámetros:26 fiebre (> 38 ºC) o hipoter-
mia (< 36 ºC), taquicardia (> 90 rcm), taquipnea
(> 20 rpm), hipocapnia (< 32 mmHg) o leucocito-
sis (> 12,000). Las citocinas liberadas pueden al-
canzar el cerebro e interactuar con sus receptores
en las células endoteliales o generarse en el propio
astrocito. La interleucina 1β, secretada por los as-
trocitos, provoca un aumento en la liberación de
óxido nítrico, radicales libres y de prostaglandinas,
que son elementos que favorecen la neurotoxicidad
por amonio. Estas citocinas modulan también la
neurotransmisión glutaminérgica, inhibiendo la re-
captura astrocítica de glutamato, impidiendo la de-
toxificación de amonio.27 Por su parte, el FNT
(factor de necrosis tumoral) modifica el flujo san-
guíneo cerebral y, a su vez, puede inducir edema
astrocitario.28
Alteraciones en la neurotransmisión
Las concentraciones elevadas de amonio activan los
receptores GABA A (ácido gaba-aminobutírico) me-
diante un aumento en la afinidad del receptor al
GABA, un incremento de los sitios de unión selectivos
al GABA y agonistas de benzodiacepinas, disminución
de la captación e incremento en la liberación del GABA
por el astrocito y, por último, sobre-regulación de los
receptores periféricos de benzodiacepinas en el astroci-
to, lo cual lleva a un aumento en la síntesis y libera-
ción de agonistas neuroesteroideos del complejo
receptor GABA A, por lo cual directa e indirectamente
el amonio tiene el potencial de incrementar la neuro-
transmisión inhibitoria a través del GABA, manifes-
FISIOPATOLOGÍA
325Torre A.Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331
tando clínicamente deterioros cognitivos y motores en
los estadios iniciales de la EH29 (Figura 2).
Los receptores periféricos de benzodiacepinas
son proteínas hetero-oligoméricas localizadas en la
membrana mitocondrial de las glándulas suprarre-
nales, riñón y astrocito, y su sobre-regulación lleva
a la liberación de neuroesteroides, que a su vez se
unen a sitios en el complejo receptor GABA A dis-
tintos de los sitios de unión de benzodiacepinas y
barbituratos.30
El glutamato, que es el principal neurotransmi-
sor excitatorio, también muestra alteraciones con-
dicionadas por la hiperamonemia. En estados
agudos se presenta una disminución del transporta-
dor GLT-1 de glutamato astrocitario, así como una
menor expresión del transportador GLAST, lo cual
da lugar a un incremento del glutamato extracelu-
lar y sobre-estimulación de la expresión neuronal
de los receptores N-metil-D-aspartato (NMDA). En
la exposición crónica del amonio también se ha
comprobado una reducción de la afinidad por la
captación del glutamato, pero confinada en gran
medida al cerebelo y sin ser resultado de una pérdi-
da de los sitios en el transportador de glutamato,
sino por disfunción astroglial evidente en la EH
crónica31 (Figura 3).
La expresión de MAO-A (monoamino-oxidasa) se
encuentra aumentada en pacientes con EH. Esta en-
zima se localiza en la membrana externa mitocon-
drial de las neuronas monoaminérgicas y es la
encargada de metabolizar la serotonina a 5 hidroxi-
indol acético. Un aumento en su actividad deteriora
la neurotransmisión serotoninérgica, especulando
que esta alteración puede ser la responsable de la al-
teración del ritmo del sueño y de las modificaciones
en la conducta.32
Teoría de los falsos
neurotransmisores y otras neurotoxinas
La hipótesis de los “falsos neurotransmisores”
(octopamina, feniletanolamina), mercaptanos, ácidos
grasos de cadena corta o el GABA producido a nivel
intestinal han ido sumando datos en contra a lo largo
de los últimos años, de forma que no se aceptan en el
momento actual como eventos patogénicos en la EH.
MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO
PARA ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA
El diagnóstico de la encefalopatía evidente es clí-
nico, debiendo siempre descartar causas centrales o
neurológicas que condicionen síndromes semejantes.
Si estos datos son negativos y el paciente persiste
con déficit neurológico entonces el diagnóstico de en-
cefalopatía hepática tipo C es hecho y la clasificación
de West Heaven es utilizada para establecer la gra-
vedad de la misma.
Diagnóstico de la
encefalopatía hepática mínima
El diagnóstico de EHM ha sido un área de inten-
sas investigaciones durante las dos últimas décadas.
Las pruebas diagnósticas empleadas para la detección
de EHM incluyen valoraciones neuropsicológicas y
electroencefalográficas. La alteración más temprana
en el estado mental puede ser detectada por las prue-
bas neuropsicológicas, pero estas pruebas pueden ser
influidas por la edad, educación, antecedentes socio-
culturales y repetición de las pruebas.33-35
Para el diagnóstico, debemos hacer un énfasis en
el examen y búsqueda de cambios sutiles en la vida
Figura 2. Neurotransmisión gabaérgica en la encefalopatía hepática.
Figura 3. Ciclo glutamato-glutamina en encefalopatía hepática.
Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331326
diaria, como una disminución en el nivel de energía,
alteraciones en el ciclo sueño vigilia, deterioro cog-
nitivo, estado de conciencia o de la función motora.
Por lo tanto, en el examen del estado mental, deberá
haber una evaluación cuidadosa del estado de con-
ciencia, atención y capacidad de cooperación con el
examinador, la velocidad con la que las tareas son
completadas y el efecto sobre las actividades de la
vida diaria. El examen neurológico generalmente es
normal, los nervios craneales son normales; sin em-
bargo, la disartria e hipomimia pueden estar presen-
tes. Suele ser necesario el examen minucioso para
observar movimientos anormales como tremor o as-
terixis. Anormalidades sutiles pueden ser evidentes
en el examen motor como son el incremento del tono
muscular, reducción de la velocidad de respuesta
o movimientos alternantes torpes, ataxia e incremento
en los reflejos tendinosos profundos, así como dismi-
nución de los reflejos posturales. Ante la evidencia
de una focalización, se deberá descartar otro diag-
nóstico. Un examen neurológico exhaustivo que
valore la conciencia, la orientación, función cogniti-
va, así como la función motora y sensitiva de forma
conjunta con el conocimiento de los antecedentes del
paciente son necesarios para llegar al diagnóstico
de encefalopatía hepática. Un punto importante es
que deberá establecerse de forma previa la ausen-
cia de enfermedades neurológicas asociadas.
Teniendo en cuenta lo anteriormente comentado,
ahora comprendemos que es necesario el desarrollo
de pruebas neuropsicológicas para el diagnóstico de
EHM. A este respecto se han desarrollado numero-
sos estudios para caracterizar el perfil neuropsicoló-
gico y la prevalencia de déficit cognitivo en pacientes
con cirrosis. Actualmente estas pruebas consisten en
la aplicación de una serie de baterías neuropsiquiá-
tricas cortas con énfasis en la detección de dominios
frecuentemente anormales como la atención y des-
empeño psicomotor. Las pruebas comúnmente em-
pleadas como la TMT (Trail Making Test) parte A y
B, la prueba de símbolos digitales, diseño en bloques
y tiempo de reacción óptimo.34 En el contexto de re-
petir las pruebas un factor a controlar es el aprendi-
zaje de los efectos por parte del paciente.
Otra forma de diagnosticar EHM es mediante prue-
bas computarizadas que valoran diferentes funciones
neuropsicológicas. La mayoría de las pruebas valoran
la velocidad de procesamiento mental (tiempo de reac-
ción) y la exactitud; sin embargo, varios dominios
cognitivos pueden ser evaluados.36 La prueba de luz
oscilante (flicker) es una de estas pruebas, la cual re-
cientemente ha sido propuesta como método para
cuantificar la encefalopatía de bajo grado,37 dada su
capacidad para valorar el grado de vigilia. Las eva-
luaciones iniciales han mostrado correlación entre el
índice dado por la prueba de flicker y la severidad de
la encefalopatía. La capacidad de discriminar la luz
oscilante se encuentra alterada en los pacientes con
cirrosis aun en ausencia de encefalopatía hepática,38
lo anterior puede reflejar cambios en la función reti-
niana, o bien, cambios en el área cortical visual, los
cuales pudieran estar relacionados con la presencia
de encefalopatía hepática mínima; sin embargo, otras
variables confusoras deberán considerarse.
Otras pruebas para el diagnóstico de EHM son el
electroencefalograma y los potenciales evocados
(PE). La electrogénesis neuronal está influida por
un sin número de factores, incluyendo la presencia
de toxinas circulantes, desbalance de electrolitos y
cambios en el sistema metabólico nutricional.39 No
es de sorprender, por lo tanto, que alteraciones en el
electroencefalograma y los PE se detecten en pacien-
tes con cirrosis que no presentan alteraciones clíni-
cas evidentes de encefalopatía hepática, en dichos
pacientes la electroencefalografía puede mostrar di-
fusión fronto-central de actividad α y β2,40 el ritmo
alfa puede estar disminuido en frecuencia y puede
ser inestable y distribuido en ondas aleatorias en el
rango θ sobre ambos hemisferios; raramente anor-
malidades más severas comprenden una disminución
difusa de la actividad electroencefalográfica de base
en el rango δ.41 El análisis EEG espectral ha mostra-
do un incremento en el poder relativo de la actividad
θ o un decremento en la frecuencia media de domi-
nio de las derivaciones posteriores en 15-39% de los
pacientes con cirrosis que no tienen evidencia clínica
de encefalopatía.1 En estos casos, en ausencia de
otras causas de lasalteraciones observadas en el
EEG, se asume que son secundarias a EHM, ya que
éstas se correlacionan fuertemente con los niveles
plasmáticos de amonio y otros marcadores de dis-
función hepática.
Los potenciales evocados representan la respuesta
eléctrica que aumenta en relación a estímulos (PE
exógenos), o bien, a tareas cognitivas pasivas o acti-
vas (PE endógenos). Los PE visuales por un destello,
respuesta acústica de tallo cerebral, y potenciales
evocados somatosensoriales han sido utilizados en el
estudio de la EHM. En estos pacientes un retraso en
la conducción de estímulos a nivel del tallo cerebral se
ha identificado con la utilización de potenciales evo-
cados auditivos y de la conducción central utilizando
PE somatosensoriales. Sin embargo, estos cambios
no son específicos, ya que condiciones como el consu-
mo de alcohol o la presencia de diabetes42 podrían
condicionar variables confusoras en pacientes con ci-
327Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331
rrosis. Adicionalmente no se ha podido identificar
una relación entre la conducción retardada a nivel de
tallo cerebral y el grado de disfunción hepática o pro-
greso crónico de la enfermedad hepática.
Los PE endógenos, en principio reflejan mejor la
presencia de EHM, ya que reflejan fenómenos cogniti-
vos, más que estímulos de conducción. De los PE en-
dógenos sólo el P300 ha sido estudiado en pacientes
con cirrosis y ausencia de evidencia clínica de encefa-
lopatía. La amplitud de P300 se considera el reflejo de
la cantidad de atención que el paciente dedica a una
tarea; la latencia es considerada el reflejo de la veloci-
dad para la clasificación de estímulos antes que se ha
iniciado un mecanismo de selección de respuesta.
Saxena, et al.43 mostraron que la onda P300, provo-
cada por un paradigma activo, se encontró alterada
en 20 a 80% de los pacientes cirróticos que tenían evi-
dencia clínica de encefalopatía hepática. Ellos tam-
bién demostraron, en un estudio de seguimiento, que
los cambios en la latencia del P300 puede predecir la
ocurrencia de encefalopatía hepática.44
IMAGEN PARA ENCEFALOPATÍA
CLÍNICAMENTE EVIDENTE
Neuroimagen
Los avances en neuroimagen y técnicas de espec-
troscopia continúan abriendo nuevas líneas de in-
vestigación en los mecanismos fisiopatogénicos de la
EH, entre estas pruebas de imagen tenemos las si-
guientes.
Resonancia magnética
El 80% de los pacientes cirróticos muestran hiper-
intensidad bilateral de los ganglios basales en T1,45
siendo el globo pálido la estructura mayormente
comprometida por esta hiperintensidad, un fenóme-
no que ha sido atribuido al depósito de manganeso.
El manganeso es conocido que puede ser neurotóxico
y depende de una eliminación hepatobiliar efectiva
para su eliminación. El manganeso es tóxico para
las neuronas y los astrocitos, particularmente las
neuronas dopaminérgicas, estableciendo que los sig-
nos parkinsonianos en los pacientes cirróticos que
muestran señales de hiperintensidad en globo pálido
son secundarios a disfunción de los ganglios basales
por toxicidad directa del manganeso.45
La valoración del edema cerebral de bajo grado ha
sido descrita mediante la utilización de coeficiente de
transferencia magnética (MTR) y técnicas FLAIR, en-
contrando no sólo edema cerebral a nivel astrocitario,
sino a lo largo del tracto córtico-espinal, lo cual posi-
blemente corresponde a edema perineuronal astrocítico
y con la normalización tiempo dependiente del edema
una vez que el paciente ha sido trasplantado.46
Espectroscopia
En vivo la espectroscopia da importante informa-
ción sobre el metabolismo cerebral. El patrón carac-
terístico de la espectroscopia en los pacientes
cirróticos consiste en reducción de señal atribuida a
mio-inositol y colina, con un incremento en la señal
de la glutamina.47 Esta anormalidad se correlaciona
con la severidad de la EH en los pacientes cirróticos
tratados con TIPS. La glutamina es el producto de
la detoxificación del amonio a nivel cerebral. Conse-
cuentemente, los hallazgos de un incremento impor-
tante de la glutamina cerebral son consistentes con
la exposición cerebral a concentraciones elevadas de
amonio en la insuficiencia hepática crónica. Tanto
la glutamina como el mio-inositol son osmoefectores
en el sistema nervioso central. Ante esto se ha suge-
rido que las alteraciones en la intensidad de señal
en la espectroresonancia representan cambios en la
hidratación celular y volumen celular, pudiendo ex-
plicar un incremento en el contenido de agua cere-
bral de estos pacientes el patrón edematoso
observado en el tracto córtico-espinal mediante MTR
o FLAIR.48
Tomografía por emisión de positrones (PET)
Varios marcadores han sido usados en el estudio
de la EH, la 18F-fluorodesoxiglucosa (en estudios de
metabolismo de la glucosa cerebral), 15 O-H2O (flujo
sanguíneo cerebral), 13 N-NH3 (captación y metabo-
lismo de amonio cerebral), y 11C-ligandos (neuro-re-
ceptores).
Usando fluorodesoxiglucosa se ha demostrado
una disminución de la utilización de la glucosa en
regiones corticales selectivas (cíngulo anterior)
en pacientes cirróticos en EH moderada.49 Esta
estructura cerebral se sabe está implicada en el sis-
tema de atención, en la percepción del estímulo
visual y la respuesta a ese estímulo. No es de sor-
prender, por lo tanto, una correlación importante
entre las zonas del cíngulo anterior con poca capta-
ción de glucosa y los resultados en las pruebas neu-
ropsicológicas (trail making y digit symbol).
Las mediciones del flujo sanguíneo cerebral usando
15 O-H2O muestran una redistribución del flujo san-
guíneo de las regiones corticales hacia estructuras
como tálamo e hipocampo, resultando en modificacio-
Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331328
nes regionales de la función de los neurotransmiso-
res.50
Por su parte, el metabolismo del amonio usando
13 N-NH3 ha comprobado rangos incrementados de la
captación y metabolismo de amonio cerebral.50 Se ha
demostrado metabolismo de amonio mayor en los pa-
cientes con EH comparado con aquellos que no la
presentan, confirmando también mayor área de su-
perficie de permeabilidad.
Diagnóstico mediante
resonancia magnética y tomografía por
emisión de positrones de EHM
La espectroscopia por resonancia magnética
(ERM) se ha considerado recientemente como una
herramienta diagnóstica de encefalopatía hepática.51
Estudios recientes han investigado cambios en ERM
en la corteza visual, materia blanca occipital, región
parietal y ganglios basales, observándose un incre-
mento substancial de concentraciones de glutamina-
glutamato y una disminución de las concentraciones
de inositol y colina en pacientes con síntomas de en-
cefalopatía hepática.52 Se ha hipotetizado que los
efectos metabólicos (predominantemente la hipera-
monemia), los cuales ocurren de forma repetida du-
rante el curso de la cirrosis hepática, condicionan
una disfunción astroglial, en particular asociada a
la alteración en el metabolismo de glutamato-gluta-
mina. Otros pacientes han demostrado un deterioro
progresivo del desempeño neuropsicológico, aun en
ausencia de aumento de los niveles de amonio. Re-
cientemente se han demostrado diferencias particula-
res entre los patrones metabólicos entre la materia
blanca y gris asociado a déficit visuales y motores en
pacientes con EHM, lo que sugiere que la ERM po-
dría ser considerada de utilidad en el diagnóstico de
EHM.53
La tomografía computada por emisión de fotón úni-
co (SPECT) y tomografía por emisión de positrones
(PET) han mostrado alteraciones en el flujo sanguí-
neo cerebral regional (FSCr) y metabolismo de gluco-
sa en pacientes con cirrosis.54,55 También se han
encontrado diferencias regionales en cuanto a la re-
ducción del FSCr (15% en lóbulo frontal, 12% en ló-
bulo parietal y 10% en los lóbulos temporales y
occipitales). En el caso de EHM una reducción signifi-
cativa seha observado en el FSCr a nivel de los lóbu-
los frontales y parietales. Las porciones de la corteza
en el área premotora y áreas parietales en el área de-
recha de la región del cíngulo bilateral forman un
centro de integración de la atención, capacidades
analíticas y de respuesta que se encuentran afecta-
dos en EHM.56 La organización interna de la región
del cíngulo anterior muestra bandas de células alter-
nantes con conexiones hacia la corteza frontal dor-
solateral en las regiones bifrontales y biparietales,
especialmente en el hemisferio derecho, en pacientes
cirróticos antes de que una alteración cognitiva se
vuelva aparente. Sin embargo, la reducción en FSCr
en la región anterior del giro del cíngulo puede ser
más importante antes de que la disfunción cognitiva
se desarrolle en pacientes con EHM.
Otro estudio mostró que los pacientes con EHM
tienen una reducción en FSCr en los ganglios basa-
les derechos y regiones fronto-temporales bilaterales,57
sugiriendo que el amonio puede ser el responsable de
la disfunción cerebral por un aumento de la per-
meabilidad de la barrera hemato-encefálica al amo-
nio.58,59
Expectativas en México
En el año 2000, las enfermedades hepáticas cróni-
cas eran la quinta causa de muerte en México. Más
importante aún, fueron la segunda causa de muerte
entre gente de 35 y 55 años. La transición epidemio-
lógica de las enfermedades hepáticas crónicas es evi-
dente en México; para el año 2020 se estima habrá
1,498,096 personas con enfermedad hepática crónica
y para el 2050 1,866,61360 y, teniendo en cuenta que
la EH es una complicación de la cirrosis en 25% de
los casos, con tendencia a aumentar a partir de los
10 años del diagnóstico, el entender adecuadamente
la fisiopatología, el conocimiento de las medidas pre-
ventivas y el abordaje terapéutico multifactorial de
la EH será una prioridad encaminada a mejorar la
calidad de vida en los pacientes con cirrosis.
CONCLUSIONES
La encefalopatía hepática es una complicación fre-
cuente del paciente con cirrosis hepática. El enten-
der y profundizar en la fisiopatología de la misma,
así como conocer la diversidad de pruebas diagnósti-
cas nos permitirá un abordaje terapéutico orientado
a la causa condicionante de la encefalopatía hepáti-
ca, debiendo así entender el manejo de la misma
como multifactorial. Por su parte, la EHM es fre-
cuente en pacientes con cirrosis hepática y se puede
observar aun en pacientes con Child A. La progre-
sión a EH sobreagregada es directamente proporcio-
nal al grado de deterioro de la función hepática; sin
embargo, el simple hecho de tener EHM condiciona
una probabilidad mayor de padecer EH en compara-
ción con aquellos pacientes que no la padecen. La
329Torre A. Conceptos actuales sobre fisiopatología y diagnóstico de la encefalopatía hepática. Rev Invest Clin 2008; 60 (4): 321-331
amplia prevalencia de la EHM entre pacientes con
encefalopatía hepática impacta de forma adversa la
calidad de vida de estos pacientes, al mismo tiempo
que condiciona un riesgo para el desarrollo de acti-
vidades que requieren destreza, como es el conducir
vehículos de motor. El tratamiento de la EHM a lar-
go plazo debe ser reservado, en la actualidad, para
aquellos individuos con EHM persistente en donde
no se pueden identificar factores reversibles, espe-
cialmente si se verá impactada la calidad de vida del
paciente.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
1. Dr. Eduardo Carrillo Maravilla (Médico Adscrito
a la Dirección de Medicina, INCMNSZ). Se ha
mencionado que existe poca correlación entre los
niveles de amonio y el grado de encefalopatía. Sin
embargo, debido a las condiciones fisicoquímicas
donde se encuentre, el amonio puede estar en for-
ma de amonio como tal o en forma de amoniaco.
El paciente cirrótico puede cursar con trastornos
ácido-base que pudieran cambiar teóricamente la
proporción de amonio/amoniaco en sangre. ¿Se
puede medir el amoniaco de manera diferencial al
amonio? ¿Existe algún estudio que trate de medir
tanto amonio como amoniaco y los correlacione
con el estado ácido-base del paciente con el nivel
de encefalopatía?
Dr. Aldo Torre Delgadillo (Médico adscrito al De-
partamento de Gastroenterología del INCMNSZ).
La medición de amonio es venosa, con alta varia-
bilidad, no refleja adecuadamente el estado del
paciente, ya que podemos tener amonios elevados
sin encefalopatía hepática y viceversa. Por lo tan-
to, debemos recordar los tres parámetros que in-
terfieren en el paso del amonio al Sistema
Nervioso Central como el pH (mayormente en al-
calosis), flujo cerebral y permeabilidad de la ba-
rrera hematoencefálica, situaciones todas ellas
presentes en mayor proporción conforme avanza
el daño hepático a través de alcalosis respirato-
ria, activación de sistemas vasoconstrictores y
tiempo de contacto con la barrera hematoencefá-
lica respectivamente, situaciones que condicio-
nan la toxicidad del amonio.
2. Dra. Dora Corzo León (Residente de segundo año
de Medicina Interna, INCMNSZ). ¿La rehabilita-
ción en pacientes cirróticos tiene algún efecto so-
bre el que el paciente presente o no mejoría de la
encefalopatía?
Dr. Aldo Torre Delgadillo. Es un área de interés
creciente, dado que sabemos que la detoxificación
del amonio aparte del hígado se lleva a cabo me-
diante la glutamin sintetasa a nivel de músculo,
riñón y astrocito, y de estos el mayor sistema Bu-
ffer es el músculo, por tal motivo muy probable-
mente en pacientes cirróticos estables en un
programa de ejercicio bien llevado puede condicio-
nar cambios interesantes como expresión de novo
de glutamin sintetasa, así como descenso en la ci-
tocinas inflamatorias que perpetúan el daño mus-
cular.
3. Dra. Tamara Sáenz Solís (Residente de cuarto año
de Medicina Interna, INCMNSZ). Ahora que men-
cionaba usted lo de la dieta, que ya no es tan res-
tringida en proteínas, muchos pacientes cuando
llegan a urgencias, nosotros atribuimos frecuente-
mente la encefalopatía hepática a transgresión die-
tética. ¿Qué tanto peso podemos darle nosotros a
la transgresión dietética para poder asociarla al
descontrol que trae en ese momento el paciente?
Dr. Aldo Torre Delgadillo. Siempre que un pa-
ciente cirrótico acude al Servicio de Urgencias
con encefalopatía hepática hay que descartar cau-
sas secundarias de la misma como sangrado, in-
fección, hiponatremia, hipercalemia, ingesta de
medicamentos, deshidratación y, entre ellos, mo-
dificaciones en la dieta, lo cual debe uno interro-
gar tanto al familiar como al mismo paciente
para poder darle un peso a esta situación como
desencadenante de la encefalopatía y verificar si
ha abusado en la ingesta de proteínas animales,
no vegetales que son las que nos permiten au-
mentar la ingesta proteica en los pacientes sin
riesgo.
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Reimpresos:
Dr. Aldo Torre-Delgadillo
Departamento de Gastroenterología
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y
Nutrición Salvador Zubirán
Vasco de Quiroga No. 15, Tlalpan
Col. Sección XVI,
14080, México, D.F.
Correo electrónico: detoal@yahoo.com
Recibido el 19 de septiembre de 2007.
Aceptado el 8 de julio de 2008.

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